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.

l udwig feuerbach
~
tesis provisionales
para la reforma
de la filosofía.
~
! principios de la
1

i
filosofía del futuro
ºl5
edici6n a cczrgo de eduardo subtrats rúggeberg

las ediciones liberales


edit oria l labor s. a.
b a rcclona
Prólogo y traducción de Eduardo Subirats Rüggeberg.
Diseño de la cubierta de Mercedes Azúa. prólogo
ISBN 84 - 335-9822-8
Depósito legal: B. 11.508-1976
© by Editorial Labor, S . A ., 1976.
Calabria, 235. Barcelona-1,.
Reservados todos los derechos.
Compuesto e impreso por TipograHn Emporium, S. A.
Ferlandina, 9-11. Barcelonn-1
LA FILOSOFfA Y LA CARNE

\
1
1
1
.1

Un motivo parece alentar sobre todo el pa thos


antiteol6gico y antiespeculativo de Feuerbach: l.1
confrontaci6n con una filosofía d escarnada, con
un cogito sin cuerpo ni sexo, sin pasi6n ni do lor,
tan reseco y carente de vida como la misma ico-
nología cristian a de cuyo espíritu proviene. Pen-
sar ha sido, para la filosofía alemana, el acto su-
premo d e desencarnarse a sí misma y al mundo
-pien sa Feuerbach. Es en este desen canto del
cuerpo y la sensualidad, en este momento de «de-
silusión decisiva y universal», que comi'enza su fi -
losofía. M ejor aun, de é l parte la exigencia feu er-
bachiana d e una «filosofía hecha carne».
La filosofía, escribe, niega «lo natw·al, material,
se nsible. .. lo mismo que la teología niega l a na-
turaleza emponzoñada por el pecado 01·iginal». En
las tesis de Peuerbach reaparecen estos pasajes en
los que se vuelve a l a vez contra el rechazo idea-
lista de lo material y sen sible, y la perversión cris-
riana de la sensualidad. Lo empírico, fuen te d e toda

VII
, también e1 origen · del mal para . parte, Ja determinación d e és te, el sistema de la
heteronom1a, es . de la razón que se engen moral, de la sociedad y fa historia, aparece desde
Kant, y sólo los :e~:~sdsar acceso al Bien supre~o l:t perspectiva de la critica del cristianismo d<!
a sus espaldas Peuerbach como la versión desacralizada de la de-
· · ·P o sustcn ta sobre su de¡z_radacion ~
q ue el cr1stiarus~d 0 BaJO este o
d ble aspecto sin embar-
' .
terminación teológica de Dios. La moral cristiana
como peca · b h no puede orillar en un contrae con ello un compromiso con la produc-
g Q la crí.tica de Fe~e.r ac . escolástico. Es cierto ción burguesa e n el seno mismo de la filosofía
' · i·1sroo do."'
materia o roa uco nl
l co metido de Feuerb ach idealista. A sí, en Kant, por ejemplo, para el que
· t mológ1camente e 1
que ep1s e . 6 de todo aquel1o que -ª el sistema de las relaciones intersubjetivas es una
se limita a la asunci, n había expulsado de algún imngcn, una copia del Reino de Dios, maqcillada
constitución de la. radz on arc·1ci6n O si se prefiere, nor las adherencias de lo se nsible de las que el
ropia en1 ' . E d 1
mo el? d e ,su P F uerbach conf iere, ·\.in amenta - h om bre, a pesar de todo, no puede librarse. Así
la filosoha de e . temoló('rico a lq que la ra- tambi é n en Hegel que, bajo una perspectiva equi-
ment~, un_ estatutoíaep~esterrado como condición va lente, celebra en el trabajo del esclavo la conci-
zón idealista hab limiento. Así se rebajaba lo par- liación del desgarramiento cristiano y el espíritu
misma d e su curo~ . , ' t lo universal, el deseo en bmgués de empresa.
. u1 su opos1c1on , . , · La crítica epistemológica y antiteo16gica de
ttc a: ~n la autoconciencia, el intercs prop10
benef1c10 _d~ d . dividual se sacri(icaba en aras Pcucrbach se vuelca, en definitiva , contra la de-
de la fehc1da m estandarizado de la razón, o pravación cristiana de la carne que la filosofía
del interés general ,Y. se supcdi taba a lo incon- a leman,1 había incorporado a la moral del trabajo
lo diferente y emp1rico y al interés histórico de Ja razón. Feuerbach cues-
.
di c1ona do y absoluto. 1 .· 1 iona con ello el interés especulativo de ]a razón
, · .
ep1stemo lóg.lC'l• se rest.me en a ex•-
Esta cnuca f"l offo adopte como pun- y su interés práctico, el reino del trabajo y el rei-
. d e la nueva l os d l
gencia e qu r en nosotros distinto e no de la intersubjetividad; lo que quiere decir
to de part1~~ «e6sf~e se a.b solutamente anties·colás- que pone e n entredicho e l sistema de la cultura
pensar, a ntifilos , lCO ' tra ·la filoso(ía», es oec1r, i ·
e1 mi co mo había sido determinado por el idea lismo.
tíco» , «lo_que estd ~º;minRdo la inmediatez de la HI conccp lo de «naturaleza», o m•.ls bien las an-
hombte fm1to ~ e_ e mbarg~ e n el suelo intelec- Lí tcsis de naturaleza y conciencia, naturaleza y
vida, el deseo. ' s1i: ~dicació~ d e Ja pasión y de cu l Lu ra , materia y forma, sujeto y o bj c Lo, tiene en
l lemán esta re1v 'l cslc contexto una importa ncin ccntraJ. Toda la
tua . a '.bl d e la naturaleza y e 1 cuerpo,, s'? o
la vida sens: . e,d. ente un sentido polemtco c rítica de F e ucrbach remtte a e llas y fas disuelve
adquinr lrectam ., .
podí a . a a la pura diroens1on eptste- y asienta sobre un nuevo fondo, las absuelve del
e histórico que escap , rígid o ar>risionamiento en que hnbían sido ence-
rnológica. . b sensible sobre la inmedia- rrnd.1s hajo el racionalismo ideali s ta.
. lenc1a so re 1o
La vio ' 1 Con la crítica del empirismo, en efecto, éste
.d l deseo que jalona e ascenso
tez de la vi ª Y el . ~s también la violencia hnbí.1 recusado también s u determinación de la cul-
d la razón especu auva, ' ,
e . ce el orden universal de la ec~nomal1a po- tura como sistema intcgrn<lo a la naturaleza. Si
que eJer . medida la ley univers que la cu ltura rem itía, para Tlumc, a !ns necesidades
, . En esta misma l
11uca. .d r o alemán consútuye n reprc- de.: la natu raleza humana, en Kant sólo se erige
postula. , el fil1 ea, ism
e b '
ca del orden urgues . o
p r on-a. <:nntr.1 e lla s. Es un entendimiento s in pasión,
sentac1on oso t
IX
VIII
los. La naturaleza asaltaría a la autoconciencia des-
luego inapetente, y formal el que rige su produc- b~ra tan do su dialéc tica; el deseo es tremecería los
ción; 1a sola razón instaurada en y por sus pro- pil ares de !a cul,tura. Nos. hallaríamos, en fin , frep-
pios intereses determina asimismo sus fines. En te a una filosc:fia i:aturahsta de signo impugnador
la misma revolución kantiana de la oposición del Y ~u_,n revolucionario. A esa interpretación contri-
sujeto y el objeto se trad11ce la miseria de su de- . buina, en efecto, . una crítica del «naturalismo»
terminación de la culturfü Bajo la cosa en sí la que ~on su celo esclarecedor ha acabado por con-
naturaleza enmudece como mera materia muerta, fund_ir concepto~, en la medida en que da por en-
ínca;paz de «sonreír con un resplandor poético y te~d1do, natur~hsta y anhistóricamente, un pensa-
sensual a todo hombre», como escribiera Mane miento na~urahs ta natural a todos los tiempos, si
Ella no es sino en la medida en que se somete a
la legislación del entendimiento, al trabajo de la
cultura. Y así como a lo material se l e usurpa
su aliento vital, así también al alma k arrebatará su
pasión la razón moral. El sistema · de la cultura
·
l no a la misma natura]eza humana 1
E . .
/ imp~::isable e.n Feuerbach una esquemática
c~n ronta~1on de naturaleza y cultura. D el mismo
modo s:na. erróneo atribuirla a una crítica que, di-
recta. o mdirectamente, remite al sensualismo feuer-
oscila en Kant entre una naturaleza muerta y bachtano? ya ,s~a. l a perspectiva cultural implícita
una fría subjetividad amordazada. Tan1poco Hegel en e:l ps1coanalis1s o el análisis de la racionalidad
reconoce en la naturaleza más que la pura resis- t~cruca de los au_tores de Dialéctica de la ilttstra-
tencia a la actividad del concepto, ni en la vida ~-6n. El s~n~ualismo feuerbachiano supo ne m ás
sensible y el deseo más que la oscura carga que :~n la ~en11~16n d e la cultura a la naturaleza que
lastra el trabajo de la razón . La cultura es en la so o el idealismo h abía hipostasiado como f~ntas­
·fenomenología hegeliana, y con mayor univocidad ma, com?f. l~ sombra del concepto. La cultura co-
que en Kant, el doble esfuerzo penoso del traba- fmo «artl · 1c10» " d eter·mina . d a como puro sis . tema
jo del esclavo contra la opacidad de la cosa Y la 1 orm~l, y sólo ella, segrega el mito de una natura-
vanidad del deseo. l eza rnculta. Y ello es tan cierto con respecto al
La crisis d e la filosofía alemana y no en últi- doncepto especulativo de cultura como de la socie-
ma instancia la de la cultura burguesa, se pone d e a~ _h~rguesa que él abona. No en vano es el m·ls
manifiesto primeramente en la rehabilitación de art1fic1~l d_e, los artificios culturales, los medios de
la sensualidad y el deseo del hombre finito y real com1:rn~ac1on de ~.asa~, quien propaga hoy pro a-
(Feuerbach), la individualidad y la autorrevelación gandí l stica Y publicttanamente el mito de una ·~a-
d e sí (Stirner) y el trabajo concreto e n su forma so- tura. eza.dpura , .como í n f ormac1on
. , meta i·mgtiísttca
. . y
cial dada (Marx). Ello no debe sugerir, por lo que a 1 f in, 1 eolocr1ca. '
se refiere a F euerbach , la idea de una contraposi- El ·
m it ~ _de. u-?ª. naturaleza redentora es más
1
b
b"
ción esque mática y rígida contra la razón especu- ien e 1 a 1b1 h1s tonco de una naturaleza de¡Jrava
lativa de todo lo que el sujeto absoluto había su- d a en el seno d e un sis · tema a b stracto y formal
' -
jetado y sometido - reproche que puede hacerse · d e F1a cu 1btura·' es su co mpensac1on
s· · , y su correlato
al Único stirneriano. Hecho remarcable por cuanto 1 euerd ach d ela ta en es ta naturaleza negada eÍ
el sensualismo d e Feuerbach puede evocar un na- secreto e su desencanto, de la d esilusión de la
turalismo metafísico o incluso místico. Parece
CLÉMEN1.' R OSSET, La anti-natttraleza, Taurus . Ma-
1. 1974.
drid
que la naturaleza, degradada por los sueños de
la razón, se oponga en Feuerbach contra sus vue-
XI
X
llo tiene, e n primer lugar, Se puede, e n efecto, sosten er la tesis de un_a
razón Y. su p:~gres~,h~stórico. P ositivamente, esta identidad fundamental de la sen sualidad emanci-
un sentido cnuco 1 formulación de la «gran pada inherente al materialismo sensualista de
. uelve en a re 1
críttca se res

fºl f' . la relación entre e su-
de la 1 oso ia. d 1 .d F e uerbach y la praxis eman cipado_ra d e M arx. S~l­
cuestt o» . Plantearla e n el seno e ª. v~ a, ta a Ja vista, sin embargo, el precio que el estudio
jeto y el ob¡eto. n el m arco del conocmuen- de Schmidt paga por e lla : la limitación del con-
anuncia Feuerbach, n~ de de la sen sibilidad desen- cepto de praxis a las primeras obra~ . d~ Marx, es-
to. El punto de pa1t : y no sólo como e ntendi- pccial mente los Manuscritos. La leg1t1ro1dad d e se-
traña al Yo como l~tme~t~ al cogito d e un sujeto me jante limitación no está, ni mud-io m e nos, al
. to -no se
roten .
bién pasión, el o b'¡e t o es ast- :unparo d e toda objeción. Si se acuerda que uno
lógico. E l Yo es taro y así ta mbién la forma- de los momentos característicos de la crítica mate-
mismo vida y torroentob.. como ¡'u ego de artificio rialis ta d e l a filosofía alemana d e I"euerbach y so-
. d l ltura ·s e a re
c16n e ª ~ d l deseo y como forma que pro- bre todo de M arx , es la atribució n de un estatu to -
c on la roatena eone nt. 'a l'tc na, - la' vida del ab- ep istc1nológico a la praxis real e histórica, el e s-
longa -no se p tatu to epistemológico y teórico general d el marxis-
jeto. . ue F euerbach a rroja sobre mo debe buscarse, en consecuencia, en la historia
Esta perspectlv~ d también Ja mención de la práctica de esta praxis. Tal fu e una de las premi-
la ,c~ltura hace obt~ª ~lé~ica s~scitada _desde los sas, y no por cierto la m ás inapreciable, del mar-
cnuca ~e Ma~e
años vemte e
umt
sensual idad emanctpada y la
que esta confro ntación alude
x ismo critico de Luckács o Korsch. D esde este pun-
1 to de vista el problema de la praxis man<lana se
lucha de clases, ª ª h a qucdac.lo ni mucho me- v uelve más cspjnoso. Parece existir una susta ncial
entre otrá·s cosas
R '~no aquí e l crucliLO tra b a¡o
L ' . sob re
diferencia entre la praxis «sensualízada », o <<natu-
nos, cerrada. All~:d Schmidt 2 es d o ble mente i~­ ralizada» , por u sar un término caro a F euerbach,
Feuerbach de ól . ,, Ltnn vez más la actuah- de los Manuscritos de 1844, y la praxis histórica-
no s o av1v" , ' ' .
teresante: bl . 0 que también muestra m - mente dada de la lucha de cla ses que más bien se
dad del pro ema,r s1i:tcs Uno d e los propósitos determin a concretamente en la producción econó-
directamente sus uni ·ía e l ensayo d e Schm idt mica y se define como trabajo, como producción y
má·s importante~ qu e ;~1n ~¡ nu id ad una esp ecie d e activMad con troladora. Este conflicto es funda.men-
l de mostrar una . ' . d ]
es e '6 entre la cmanc1pac1 6 n e a sen- tal asimismo para la cons titu ción de la T eoría crÍ·
compenetral~ ~~1b' etividad mate rial d e F euerbad> tica de Frankfurt y no e n última instancia ha ali-
sualidad Y .l
ción roarxiana
e.le praxis y el proyecto teo-
. 11
m entado s u tan impugnado di s tanciamiento de
1
y a no . Qtie este propósito se eve una praxis que, al menos por se r reciente, goza del
. del comunismo. l
rJco . un suelo intelcctua muy cercano a título de actualidad. Pues, ¿se agota esa crítica
a térm~o e.?. e o 'larticular, a Marcuse, d~~e d e l sistema de la cultura en y por la pasión, la
la T eoria crit~caby, en rcl sc ntic.lo de una dilatac1on sensibilidad y el dolor, en ]a dimensión emancipa-
entenders~~i~rn~~~a, que tampoco la Escuela d e d o ra atribuida al trabajo?
de esta P h d que e n el de un puro dato
Frankfurt a cerra o,
E o uARDO SuBIRATs RüGGE BERG
d e filiación intelectual.
L c1 sensualidad t.•11w11cipada, Tau-
z. ALFRED ScKMIDT,
rus. Madrid 1975.
XIII
XII
NOTA A LA EDICIÓN

Las Tesis provisionales para la reforma de la


filosofía, escritas en 1842, estaban destinadas a
los D eutsche ] ahrbücher, de Ruge , la continuadora
de l os Halle' séhen Jahrbücher. La rprohibición
de aquella revista en 1843 impidió la publicación de
las tesis de Feuerbach, que fueron publicada_s en
Suiza en forma de libro.
Escritos un año más tarde (1843), los Principios
de la filosofía del futuro no conocieron mejor suer-
te cerca de la cen sura a lemana y se editaron asi-
mismo en el exilio.
La versión de ambas obras se ha basado en las
obras completas de Feuerbach editadas por Jodl
(From.rnann Verlag, Stuttgart-Bad Cannstatt 1959,
t. II).

I• XV
tesis provisionales
para la reforrna
de
'
la filosofía
\ \1
1
1

2
'~-

l 1
1

E l secreto de la teología es la antropología, pe-


ro el secreto de la filosofía especulativa es la teo-
logía - la teología especulativa- que se distingue
de l a teología común en que traspone a lo aquend e
.. la esencia divin a, es decir, actualiza, determina
y realiza la esencia divina que és ta, por miedo e
incomprensión, transfiere a l a esencia divina dis-
tanciada a l o allende.

Spín oza es el verdadero fundador de la filosofía


especulativa moderna; Schelling, su rehabilitador
y Hegel , su culminador.

El «panteísmo» es ht consecuencia necesaria de


la teolo~ía (o del teísmo) -la teología consecuen-
te; el «ateísmo» es la consecuencia necesaria del
«panteísmo»- el panteísmo consecuent e. 'l\·

* Estas designaciones teológicas no se utilizan aquí


sino en el sentido de apodos triviales.

3
.
scntaci6 n si n realidad. Pero la propOSJCJ
. . 6 n d e S p1-
.
El crisuanismo es la contradicción del politeís- noza, Ja m ateria es un atributo de 1 .
· a sustancia n o
mo y el monoteísmo. expresa. sm~ 9ue 1a ma teria es entidad (Wesenheit)
sustanoal
d H l divina·' d el mismo mod o, l ª propos1c16n..
El panteísmo es el monoteístno con el predicado Jae ese~~~ª :li~i::.presa si no que la concien cia es
del politeísmo: es decir, el panteísmo convierte
los seres -J: independic nLes del politeísmo en pre-
dicados, en atribu tos del set: uno y autó nomo. A sí, El, m étodo de la crítica reformadora de la fi
Spin oza convirtió el pensar com o conjunto d e las losofia especulativa . en general no se d.1sttngue . d el-
111 1
cosas pensantes, y Ja materia, como conjunto d e cmp 1eac lo en
. ·. l .1a filosofía
. de la ,.nz"" i·gt.6n. · B asta con
la s cosas extensas, e n atributos d e la su s tancia, es-
to es, de Dios. Dios cs una coso. pen sante: Dios es · e predicado en su¡"cto
convct. ttt · y a é"s te, en t anto

una cosa exten sa.


que
d · Ju¡eto,¡ en objeto
. (O · y prmczpzo
b¡"ekt ) . . . --es
ectr, so amente invertir la filosofía es 1 .
para obte
' '
1 d d pecu auva,
ne r a ver a manifies ta, pura y desnuda.
La filosofía d e l a identidad únicamente se dis-
tinguía de la filosofía spinozista en que animó la
cosa muerta y pasiva de la sus tancia con el espí- El «ateísmo» es el «pan teísmo» invertido.
ritu del idealismo. En particular Hegel hizo de
la autoacúvidad, de la fuerza d e autodiferencia-
ción, de la autoconciencia, atributos de la sus- d EJ pnnteís rno es Ja negacr.6 n d e la teología des-
tancia . La paradójica proposición de Hegel: «La e el punto de vista de la teología.
conciencia de Dios es la autoconciencia de Dios»,
reposa e n el mismo fundame n to que la paradó jica
proposición de Spinm~a: «L a ext ensió n o ma tet:ia Así como en Spinoza (Et ica I . d
11
es un atributo d e la sus tancia», y no tiene otrs prop. 10) el atrfüuto o predica.do dpaltte,
es h s 'L · .
ef.?·
e a SL1stancia
sentido que el s iguiente: l a au toconciencia es un ' ¡« uís ndncta misma, así también en Heo-el el
atributo de la s usta ncia o de Dios; Dios es Yo . es eltccrc..o. e lo. absoluto , d e l s ujeto
prec. . º ,
e n general
La conciencia que el teísta atribuye, a diferencia s117eto mzsmo Se , n H 1 ,
ser esencia · gu ege ' lo absoluto es
de la conciencia real, a Dios, sólo es una repre- ro'¡ b < j concepto ( espíritu, autoco nciencia). P e-
n so uto pensado únicamente en tanto que
* El concepto de W esen comprend e en F euerbach tan- ser qno es otro q u e e J ser, 1o absolulo, en la medida
en
to el ser existente, que en otros lugares denomina Sein, uc es pensado bajo ést 0
ción o cateao , ª 1
aque la determina-
como a la esencia o verdad interna de este ser. Se trata t"' na se agota enteramente en esta
~~~O~La ca~
, '
más bien de una ambigüedad delibe rada que de una in-
consistencia terminológica. El té rmino alemán W esen la 1od determinación, de rnod que dejando
permite por cuanto comprende :tmbas ace pciones, la clel e a o. es un mero nomb P .
~cr tanto como Ja d e esencia. No cxiscicnclo e n castelJano un do de esto ¡ absol
, 0 , uto su
b re. ero, prcsc111dien-
yace l d ,
concepto que abarque o. un tiempo ambos sigoiúcados se to y e l d d o avrn como su¡·e-
ha traducido aquí Wese11 indistin uuncnte corno «esencia» o ,
RbsoJ t
ver a ero s Ujeto,
· .
en Vlrlllcl del CUaJ lo
como «ser» según f ucrn su sc:n l iJo e n el con tcxro de: cada u o no es u n mero nombre, s ino algo, la de-
proposición. (N. del T.)
5
4
\
in emb argo , el De la misma manera que la teología escinde y
t erm inación, sigue conserv~do , s aliena al hombre, p ara identificar después con él
significado d e un me~o predicado, exactamente co-
la esencia alienada, así también Hegel multiplica
mo el atributo en Spmoza. y disgrega la esencia simple de la naturaleza y del
hombre, idéntica consigo mismaJ para mediatizar
Lo absoluto o in finito de la. filosofía es~cula· después por la violencia lo que con violencia ha
tiva no es, considerado psicológicamente, mas q~e sido separado.
lo no de terminado, lo in definido - l a abst racc1<?n
de todo lo d e termi nado pu es to como un ~er ~~­
tin to de est a ab s t racción, al tiem po ~ue 1denu~1- La metafísica o l ógica sólo es una ciencia real
111 cado nuevamente con ella; pero , con s1_de rado h1s- e inmanente cuando n o se separa de l llamado es-
1
t6ricamente, n o es difere nte del , a_nugu o s~r. o pírft u subje tivo. ~a ~ etafísica es In psicología eso-
\ no-ser (U nwesen) teológico metah~1co, no-fm1to, térica. i Qué arb1trar1edad, qué barbaridad consi-
~
no-h umano, n o-m aterial, no-determ1nado, n o-con- derar _J a . cualidad para sí y la sensibilidad para
clidonado- l a nada an terior al mundo puesta co- sí, escind 1éndolas en dos ciencias especiales, como si
la cualidad fuera algo sin la sensibilidad y la sen-
mo acto.
sibilidad algo sin la cualidad!
.. -
La lógica hegeliana es la teología verti?a a l~
esente la teología hecha lógica. As1 El espíritu absoluto d e Hegel no es otro que el
raz6 n Y el Pr ' , z
como el ser divino de la teologta_ es e con¡un. o
· t espíritu abstracto, separado de sí mismo, el llama-
·d l abstracto de todas las realidades, es dec1r, do espíritu finito, del mismo modo que e l ser in-
de todas las dete rminaciones y f zmtu
t ea o · · d es, as1' t am- finito de la teología no es otro que e l ser f inito
.é 1 lógica Todo lo terrenal se e n cuentra d e abstracto.
bl n a · , , b. ' t d
nuevo en el cielo <l e la teologia; as t t aro ien , o o
lo que se encuent ra en la natura~eza ~e. encuen-
t ra de nuevo en el cielo ele la_ l6gtc'! 4zvina : cu a- Segú n Hegel , el esp1ntu absolu 10 se revela o se
Jjdad, cantidad , medida, esencia, qu1m 1:;mo, meca- realiza e n el arte, l a rel igjó 11 y In filosofía. En ale-
nismo, o rganismo. En la teología todo lo tenemos mán esto significa: el espíritu del arte, de la reli-
por par tida doble: una abstracta, la ~tra concre- gión y de la filoso f ía es el espíritu absolut o. Pero
ta; todo es doble en la filosofía hege}1ana: como
el a~te. y la religjón no pueden separarse de los
objeto de Ja lógica y luego, una vez mas, come; ?b-
jeto de la Eilosofía de la naturaleza y del espmtu. scnt1m1entos, de la fanta sía y de la intuición hu-
manas, ni la filosofía puede separa rse del pensar:
en su ma, no puede separarse e l espíritu absoluto
La esencia de la tcologfo es la esencia t rascen- del espíritu subjetivo o esencia del hombre sin
dente del hornbre puesta (ucra del hombre; la volver a restablecer el viejo punto clc vi s ta de la
esencia de la lógica de licgcl es el pensar tras- teología, sin restablecer de nuevo el espíritu ab-
cendente, el pensar del hombre puesto fuera del so luLo en tanLo que otro cspfriLU, dis tinto de la
esencia h11mana, es decir, s in reflejárnoslo como
hombre.

I· 6 7
r
E l arte es la prueba evidente d e que el espíritu
un espectro de nosotros mismos, pero existen te abso luto es el llamado espíritu fini to es d ecir el es-
fuera de nosotros. píritu subjetivo, y, por consiguient~, no pu~de n i
debe separa rse de él. E l arte emana <lel sen timiento
de que la vida e n el aquen de es la verd adera
El «espíritu absolu to» es el «espíritu fallecido» vida,. de que lo finito es lo infinito; emana del
de la teología q ue todavía mero dea como un es- entusiasmo por un ser determinado, real , en tan-
pectro en l a filosofía hegelian a . to que el ser supremo, en tanlo que el ser divino.
E_t ~nonotcísmo ?;istian_o no tiene en sí ningún prin-
Ctf?lO de formacion artzstccr y cientí/ca. Sólo el poli-
La teología es una creencia en espectros . Pero teismo, e l llamad o culto de los íd olos, es l a fu ente
1¡111 si. la teología común alberga su s espectros en la de l arte y de l a cien cia. L os g riegos sólo se eleva-
' 1
•I' 1 imaginación sensible , la teología especulativa los ro n h n.s ta el pun to cul minan te d e las artes p lás ticas
1 guarda en la abstracción no-sensibl e . porq ~1~ para ellos Ja figura huma na sign ificab a in-
cr:n~tcional e i:r~n_zisiblemente la (ig u ra suprem a, la
f1gu1 a d': Ja d1vm1d.ad. L os cristianos sólo llegaron
Abstraer significa poner l a esen cia de la 11ati1- a _1.a ~oesia cuando negaron prácticamente ta teología
raleza f uera d e la naturaleza, l a esencia del pe n- c11st1ana y adoraron al ser /eme11ino como ser divi-
sar fu era d el acto de pensar. L a Hlosofía h egeliana no. Como artistas y poetas, los cristia nos se con tra-
h a enajenad o al hombre de sí mismo en la medida decían con la esencia de su religión tal como la
en q ue todo su sistema reposa e n estos accos de representaban, tal . co~o ella era ob¡eto ( Gegens-
abstracción . Ella identifica d e n uevo, ciertame n te, 1.and) de su c~n~~enc1a. Petrarca se arrepintió a
lo que separ a, mas sólo d e una m anera a su v ez c~u~a. de la relig1on de las poesías e n q u e h abía
separable, med iat a. L a filosofía ca rece d e u nidad divin izado a su L aura. ¿Por qué, al con t rario d e
inmed iata, de certeza in.mediat a, d e ve rdad inme· los paga nos, los cristia nos carecen de obras d e ar-
te adecuadas a sus representaciones religiosas?
d iata. ¿P or q.ué carecen de u n a imagen de Cds to q ue
J.e~ ~atLsfaga plen am ente? Porque el arte d e los
La iden tificación inmediat a, transpare nte y ve- cr_1s t!anos su cumbe fre n te a la perniciosa contra-
raz de la esencia de l ho mbre, sus traída al h ombre ~tccz6n e n Lre su conciencia y l a verdad. L a esen-
a través de la ab stracción , con el h o mbre mismo, c1 a de Ja re_ligión cristiana es, en verdad, la esencia
no puede d erivarse por vía positiva d e la f ilosc: h.umann, mientras que, en la conciencia de los cris-
fía hegeliana; por el contrario, sólo pu ede den- wrnos, es otra esencia no-humana. Cristo debe ser
varse de ella como la negación d e l a filosofía he- hombre y, a su vez, ser no-hombre: es una anfi-
geliana; y, e n general, sólo puede concebirse, sólo bología. El arte, sjn embargo, s6lo puede represen-
puede comprenderse, si es concebid a como la ne- tar la verdad, lo inequívoco.
gación tot al de la filosofía especulativa, aunque
ella sea la verdad de la misma . Es cierto que todo
La conciencia resue lta, hecha carne y sangre.
entra en l a filosoffa hegeliana, pero siempre entra
de que lo humano es Jo d ivi no , de que lo fin ito e~
a su vez junto con su negación, con su contrario.
9
8
r

La ~íl?sofía absoluta s61o formula Ja verd ad


lo infinito, es la fuente de una poesía y un arte ?ef 1~ fmó1tlo d e manera indirecta e invertida Si lo
nuevos que superarán en energía, profundidad m
d rn1 tod s o es'. _sólo
J
posee verdad Y reatr·da d. cuan-
y ardor a todos sus predecesores. La creencia en o es . eft.e~mmaao, es decir, cuando no es puesto
como 1 •
el más allá es una creencia absolutamente apoéti- . . n iruto, s100 como finito,
ca. El dolor es la fuente de la poesía. Sólo el que /mrto es, en verdad, lo infinito. en este caso lo
siente la pérdida de un ser finito como una pé r-
dida infinita posee la fuerza y el ardor líricos. El
sólo estímulo doloroso del recuerdo de lo que ya La tarea de la verdadera filosofía no consiste!
no es es el primer artista, el primer idealista, en en reconocer lo infinito como finito .
conoc . ¡ f. · , smo en re-
. . .cr o mito como lo no finito como 1 .
~~1~~; inffni~~rª!ufªJlabr~sf,_ ~n no p~ner lo Bn~~~
1 'il el ho mbre. La c reencia en el más allá, sin embar-
go, convierte cada do lor en apariencia, en falsedad .
' 0 rn mito en lo finito.
0

La filosofía que infiere lo finito de lo infinito, E l comienzo de la filosoffa no es Dios no e


lo determinado de lo indcLcrminado, nunca llega l_o absoluto, no ~s el ser como predicado ci~ lo ab~
a una verdadera posición de lo finito y determi- so 1u to .º.de* la idea --el comienzo de la filosofía
nado. Lo finito se infiere de lo infinito, es decir: es Jo frnito , lo determinado, lo real. Lo infinito
lo infinito, lo inde terminado, es determinado; se no puede pensarse de ningún modo sin lo finito
admite que lo infinito sin determinación, es decir, ¿Se puede !?ensar la cualidad, definirla , sin ensa;
sin finitud, e s nada; se pone lo finito como la en· una cualidad determin. ada? Por co ns1gu1ente
. . p 10
realidad de lo infinito. Mas el negativo no-ser primero no es lo mdete rminado s ino Jo d e te;mi
(Unwesen) de lo absoluto sigue subyacente y la ni ado: l~dueds la culalidad determinada no es otra qu~
finitud puesta siempre será, por consiguiente, su- dea cua 1 a
Ja cualidad · a l a cua l"cl
rear~al. t a
d pensada le prece-
primida de n uevo. Lo finito es la negación de lo
in finito y 1o in/inito, n su vez, es la negación de
lo f inito·. La filoso Ha de lo .absoluto es una con- , El or i ~cn y el curso sub¡etivos de la filosofía
tradicción. son también su curso y su origen objetivos A
tes de pensar la cualidad , se siente Ja cuaJidad l:..í
pe nsar Je precede el padecer. ·
Así como en la teología la v erdad, la realidad
de Dios, e s el hombre - pues todos los predica- * Ut ilizo siempre la p al b r .
dos que realizan G Dios en tanto Dios y convier-
tid od d e _Ja filosofía «absoluta: r;a r~nj~ºcuca~
to e vis ea de l o absoluto 1' l
di ~nícol sen-
' es e e pun-
te n a Dios e n un ser real , co m o pode r , sabiduria, ararece como lo irrea:I 1 ' o 1rea ' lo realmente efectivo
irreal, Jo indeterminado' o nu o, toda vc7. q ue tie ne lo
b o ndad, amo r, inclu so infinitud y personalidad , poi otra d ' p o r lo real, aunque a su vez .,
que tienen como condició n la diferencia .respecto fini to , '10 P~¿ f sd e el punto de visltt de la n adrdad,' :~
cl:cción que a,. e apare7:ca como lo real - u na contra-
de lo finito, sólo son pues tos en y con el hom- rrnnn de SchdJ~~ece p~~tlcul:t rment<: e n la filosofía tem-
bre- , así tambié n en la filosofía esp eculativa lo gd iann. g, pe que tamb1 ~11 subyace en Ja h e-
finito es la verdad de lo in/ init o.
11
10
(
·1

L . finito es la verdadera esencia de lo finito La filosofía es el conocimiento de lo que es.


f~n · t verdadero. La especulación verdader~
l 0
Pensar y conocer las cosas y seres tal como ellos
~fUos~aº no es sino la empiria verdadera y uni- son --ésta es la ley suprema y Ja más elevada
versal. tarea de Ja filosofía.

Lo infinito de la religión y de la fil<:s?H.l no


es ni ha sido nunca algo distinto de un finito, ~e­ Lo que es tal como es - luego lo verdadero
terroinado, cualquiera, pero mixtificado, es decir, verdaderamente expresado parece superficial; lo
11 ' . . determinado con el postulado de que es tal como no es- luego lo verdadero expre-
1 ,, un f tntto, un
. ·t
,
y no-determinado. La
fil E'
oso ia es- sado falsa e invertidamente, parece profundo.
\"t!' ser no-f m1 o 1
ecul ativa ha cometido el mism:' e~ror que a teo-
1

1
¡.11
1 1

\ 1
11 fo ía: ha converúdo las determ1nac1ones ~e la rea-
HJad o finitud, sólo a través de la negaci6n de l a
La veracidad, la sencitlez y la exactitud son los
1 • 1 signos formales de la filosofía real.
determinación por la que ellas son ..to .q1:'e son, en
1' ' "' determinaciones, predicados de lo rnhmto.
El ser con el que comienza la filosofía no puede
La honestidad y la honradez son provechos:i.s separarse d e la conciencia, ni Ja conciencia pue-
para todas las cosas, y también lo son para la fi- de separarse del ser. Así corno Ja realidad de la
losofía. P ero la filosofía sólo es honesta. Y ~o~r~­ se nsació n es la cualidad, e inversame~te, la sensa-
da si admite la finitud de su especulauva 10~101- ción es la realidad de la cualidad, así también el
tud· si admite por consiguiente, que, por eJem- se r es fo realidad de la concie ncia, al tiempo que,
plo' el secreto de la naturaleza en Dios no es otro inversamente, la conciencia es Ja realidad del ser
qu~ el secreto de la naturaleza humana, que ~a - sólo la co nciencia es el ser real. Únicamente la
noche que pone en Dios. pa:a engend~ar a partt r concien c ia es la unidad real del espíritu y la na-
de ella la luz de la conciencia no es smo su ?ro- tural eza.
.pio sentimiento oscuro e instinti.vo de la realidad
y necesidad absoluta d e la matena.
Tod:'ls las determinaciones, formas, categorías o
como quiera que se las llame, que la filosofía es-
El camino de la Eilosofía especulativa de lo ª.b">- peculativa ha sustraído de Jo absoluto y repudia-
tracto a lo concreto, de lo ideal a lo real, ~a s ido clo al dominio de lo finito, de lo empírico, contie-
hasta ahora un camino invertido. Por es~a ."1ª n~n­ nen precisam ente Ja v erdadera esencia de lo finito,
ca se llega a la realidad verda~era~ , ob¡etwa, smo el verdadero infinito, los verdaderos y últimos
• un'·t caroentc ·1 la realiz.acion de sus pro- misterios de la filosofía.
stempre y ' d
pías abstracciones, y, justame nte a causa e es_;~,
nunca se llega a la verdadera libertad del esp1n-
tu. pues sólo la intuición de las cosas y seres en Espacio y tiempo son las formas d e existencia
su' realidad objetiva hace libre al hombre Y l~ ab- d e Lodo ser. Sólo es existencia la existencia en
suelve de todos los prejuicios. El paso ?e lo, 1~eal el espacio y el tiempo. L a negación d el espacio y el
a Jo real sólo tiene cabida en la ftlosoha practica. Lic mpo siempre es la sola negación de sus límites,

12 13
r
Donde no hay límite, ni tiempo, ni necesidad,
no la de su ser. Una sensación intemporal, una tampoco hay cualidad, ni energía, ni espíritu, ni
voluntad intemporal, un ser intemporal, son ab- ardor, ni amor. Sólo el ser necesitado (notleidend)
surdos. Quien carece de tiempo en gener al, carece es el ser necesaria (notwendig). La existencia ca-
también de tiempo y apremio para querer o para rente de necesidades es una existencia superflua.
pensar. Lo que está libre de necesidades en general, tam-
poco tiene necesidad de existen cia. Lo mismo da
La negación del espacio y el tiempo en la m;- si es como sí no es -tanto para sí m ismo, como
tafísica, en el ser de las cosas, conduce a la_s mas para otro. Un ser inneccsitado es un ser infunda-
perniciosas consecuencias prácticas. Sólo q men ~e do. Só lo lo que puede padecer m e1·ece existir.
coloca 1 dondequiera que esté, en el punto d e v1s- Sólo el ser lleno d e dolor es ser divino: un ser
¡111,
11+ 1 La del tiempo y el espacio, t iene también tacto Y sin padecimiento ~s un ser sin ser. Un ser sin
entendimiento práctico en la vida. Un pt.~e?l'? que padecimiento no es dis ti11to de un ser sin sensi-
excluya el tiempo de su metafísi~a y d1vLOJcc l a bilidad, sin mat eria.
' ' existencia eterna, es decir, abstracta, separada del
tiempo, también excluye. por consi_gu~e1?-te, d~ ~u
política al tiempo y diviniza el pnnc1p10 antih1s- Una filosofía que no tenga en sí ningún prin-
1órico de la estabilidad, antagónico al derecho Y cipio pasivo, una filosofía que especule sobre la
a la razón. existencia atemporal, sobre el ser-ahí carente de
duración, sobre la cualiuad sin sensación, sobre el
La filosofía espccu1ativ t ha convertido el des~­ ser sin ser, sobre la vida carente de vida, de car-
rrollo separado del tiempo en una forma, un atri- ne y de sangre -una filosofía se mejante como, en
bum, de lo absoluto. Esta separación entre el d es- general, la filosofía de lo absoluto, es necesaria-
arrollo y el tiempo constituye una pieza maestra ' mente contraria, en t~nto que filosofía absoluta-
de la arbitrariedad especulativa y un a p~eba con- men te unilateral, a la empiria. Spinoza convirtió,
cluyente de que los fil ósofos c srecul ativos h an he- en cfccLo, la materia en un atúbuto <le la sustan-
cho con su absoluto precisa rncnte lo mismo que cia, _111as no en un principio de padecimiento, y
los teólogos han hecho con. su Dios, que posee precrsamcnte porque la materia no padece, por ser
todos los afectos del hombre, pero sin af ectos, única, indivisible e inffoita, tiene las mismas de-
ama sin amor, se enardece sin ardor . D esarrollo te~·minaciones que su atributo opuesto, el pensa-
sin tiempo significa tanto como desarrollo sin desa- miento, en suma, porque clla es una materia, abs-
rrollo. La proposición: el ser absoluto se desarro- tracta, una materia, sin materia, del mismo modo
lla a partir de sí mismo, sólo es una proposí~ión que e l ser de la Lógica de Hegel es el ser de la
verdadera y racional inviniéndola. Debe decirse, naturaleza y el hombre, pero sin ser, sin natura-
por consiguiente: sólo un ser que se desarrolla, le:w, sin hombre.
que se despliega en el tiemp , es un ser absoluto,
es decir, verdadero, real.
El filósofo tiene que incorporar al texto de la
Espacio y tic;:mpo son lns formas de revelación filosofía lo que en el hombre no fi losofa, lo que
del infinito real.
15
r ;.r:JI' ;
1

n (' se opone
ma's bien está contra la 1 oso ~a, .
al pen-
lo que en Como la filosofía, así el filósofo, e inversamen-
r cons1gu1ente,
samien to abstracto; po S 'lo así la filoso- te: las cualidades del filósofo, las co11diciones sub-
b . do a mera nota. o jetivas y l os elementos d e la filosofía son también
Hegel es re ªJ.ª, o der universal, acontra-
[ía se convertua en u . po ble La filosofía no sus condiciones y elementos objetivos. E l fiJósofo
. . ¡ table e irrevoca
dictorio, zrre u
·
. o misma sino con su verdadero, idéntico a Ja vida y el hombre, ha
tiene que comenzar ~onsÍ~a Este s~r distinto en de ser de estüpe galo-germánica. ¡No os atemori-
antítesis, c?º. la 1¿Jilos~s~r· afilosóEico, absoluta- ceis, castos alemanes, ante esta mezcla! Ya e n el
nosotros ~sunt~ . pe •principio del sensua- año 1 716, las Acta Philosophorum formularon es-
men te anttescolastico, es e1 ta idea. «Si comparamos los alemanes con los fran-
lismo. ceses, estos últimos tienen -ciertarncnte más ágil
el ingeni o, pero aquéllos son m ás sólidos, y po-
Los instrumentos, osf 6
l
rg;. •mos esenciales de la
d e la actividad, de
di:ía decirse con razón que el temperame nto galo-
germánico es el más idóneo para la filosofía , o
filosofía son la [ªb.ezt' . t~~n ~ctafísica, y el cora-
1.
l a libertad, d el a
zón fuente d e pa ccl~m
:t ~ru iento de l a finitud,. de la
' formulado teórica-
que u n niño que tuviera un fra ncés por padre y
una madre alemana tendría que .adquirir -caete-
, .d d d 1 sensua ismo - o ris paribus- un buen ingenio filosófi co.» .Nfoy
neces1 a , e . intuición; pues, el p ens.ar cierto; sólo que deberíamos hacer francesa a la
mente: pensarmento .~ . d e la cabeza; y la m-
es la necesidad (Bedurfms) ·¿ d del corazón. El madre y alemán al padre. El corazón -el princi-
. ., tido la necesi a .
tuzczon, e1 sen . .' . de la escuela, del ststema; pio femenino, el sentido de lo finito, la sede del
pensar es el pnnc1p1<:> . . de la vida. En la in- maletialis mo, es f rancófilo ; Ja cabeza - el princi-
. . ., el prmctpto l pio masculino, la sede del idealismo-- es germa-
la mtmc1on es . d 1 objeto; en e pen-
tuición soy detemd1ma o . por le objeto· en. el pensar 116/ilo. El corazón revoluciona, Ja cabeza reforma;
sar soy yo quien ~ter'?J~~u ~o no ; 0 Sólo d esde la cabeza pone las cosas en s u sitio, el corazón las
yo soy Y?J en la mtLUCt ºdesd e el s~r-determina­ pone en movimient o . Pero sólo donde h ay movi-
la negaczon ~el 'P~n~d~, la pasión, d esde la foen- miento, efervescencia , pas ión , sa ng re, sen s ibilidad,
do por el objeto, es ·¿ d se engendra el hny también espíritu. Sólo el esprit ele Leibniz, su
11
d od d seo y ncccsJ a , ,
te e .t o erdadero y o b'JCttv · 0 , Ja filosofia ver- principio sanguíneo, materiaJi sta-icl ealista, fue lo
pensam1ent~ v~ ' L . . 'to' t:l proporciona la ese n- que pud o arrancar por prime1·a vez a los aleman es
d ade.ra y º.bJetlva . a 'démtulc
üca con la exist encia; e
. l
1 11 de su pedantería y escolasticismo filosóficos .
cia inmediatamente • esencia mediatizada
1
pensami~n to p_ro~?rc10~: laª separación, de la exi~-
p or la d1ferenctact0n, P l d d la existencia
. · ien te só o on e Hasta ahora la frlosofía ha considerado el co-
tenc1a. Por cons1gu . Í . tuición con e l pensa- razón como bastión d e la teología. Pero preósa-
se une con la esencta, a lDl . ºd d el princi-
. 1 asividad con ª acuvi ª ' . mente el corazón es el principio más anLiLeológico,
m.lento, a P, . foco del sensualtsmo Y y el más incrédulo y ateo, en el sentido de Ja teo-
pío antiescoJasuco Y sa_ngu l · pasibilidad es-
del materialismo fran~c.s con a lID , 1 allí hay logía, que exis te en el hombre . Pues el corazón
, .
co1astica de la' metafts1ca ale mana, so o no cree más que en sí mismo, en la reaü dacl irre-
vida y verdad. duclible, divina y absoluta de su ser . Pero la ca-

16 17
beza, que no comprende al corazón, transforma carece de intu ición; Schelling carece de la fue rza
(puesto que separar, distinguir entre sujeto y ob- del pensamiento y la determinación. Schelling sólo
jeto, es su cometido) la esencia del corazón en una es pensador en lo general y en cuan to llega a las
esencia, distinta, objetiva, exterior al corazón. Es cosas en su particularidad y determinación cae en
cierto que para el corazón el otro ser constituye el sonambulismo de la imaginación. El ra~ionalis­
una necesidad (Bedürfnis), pero sólo un ser tal que mo de Schelling es sólo apariencia, su irracionalis-
sea igual y no distinto del corazón, que no con- mo, verdad. Hegel tan sólo proporciona una exis-
tradiga el corazón. La teología niega la verdad del tei:iei~ '? ~na :ealidad abstractas, contrapuestas al
corazón, la verdad del af ecto religioso. E l afecto pr1nc1p10 ~rrac1~nal; Schelling tan solo proporcio-
religioso, el corazón, dice, por ejemplo: «Dios no na ~na ex1stenc1a y u n a realidad místicas e imagi-
padece», es d ecir, el corazón niega la diferencia narias, contrapuestas al principio racional. Hegel
enne Dios y el h ombre allí donde la teología la compensa l a fal ta d e realismo con palabras rudas
sostiene. Schellin~, cc::m pal abras bellas. Hegel expresa l~
extraor?in~r10 en términos ordinarios, Schelli ng,
El teísmo reposa en la escisión entre la cabeza lo o_rdmar10 en términos extraordinarios. Hegel
y el corazón; el panteísmo es la supresión de es- c<?nvterte las cosas en meros pensamientos, Sche-
ta escisión en el seno mismo de la escisión - pues lling, los meros pensamientos -la aseidad de Dios
sólo hace inmanente al ser divino en tanto que por ejemplo-- en cosas. Hegel confunde a las ca~
trascendente; el antropoteísmo es esta misma su- bezas que ~iensan, 'Schelling, a las que no piensan.
presión sin escisión. El antropoteísmo es el corazón IIegc_l convierte e-? razón a la sinrazón, Schelling,
convertido en entendimiento; só lo le dice razo- a_ la inversa, conv1erte la razón en sinrazón . Sche-
nablcmen te a la cabeza lo que el corazón le cuen- lling es Ja fil?sofí~ real en sueños, Ilegcl, en con-
ta a su manera. La religión sólo es afecto, senti- ceptos. Schelling ruega el pensamiento abstracto en
miento, corazón, amor, es decir, negac ión, disolu- Ja fantasía, Hegel lo niega en el pensamiento abs-
ción de Dios en el hombre. Por eso la nueva Hlo - tractc:. ~Lltonegación del pensamiento negativo
sof ía, en tanto qu e negación de la teología, fa cual cu lmm~c1ón d e l a vieja filosofía, Hegel es tambié~
niega Ja verdad del afecto rel igioso, es Ja posición el comienzo negativo de la .nueva filosofía· Séhe-
ele la religión. El antropoteísmo es la religión au- ll_ing es la vieja filosofía con la pretensión,' ta ilu-
toconsciente, Ja religión que se cornprende a sí mis- sión, de ser l a n ueva filosofía real.
ma. La teología, por el contrario, niega a la reli-
gión bajo la apariencia de ponerla.
L~ ~ilosofía hegeliana es la supresión de la con-
trad 1cc1ón entre el pensar y el ser, tal como la ha
Schelling y Hegel son antitéticos. Hegel repre- formulado en especial Kant; pero, téngase bien
senta el principio masculino de la independencia, en cuen ta , la supresión de esca contradicción sólo
<le la autoactividad, en suma, el principio idealis- en et seno de la contraclicci6n - en el seno de
rn; Schelling, el principio femenino de la recepti- un elernento, en el seno del pensar. El pensamien-
vidad, d e la pasividad -primero acogió a Fichte, to . es, para Hegel, el ser --el pensamiento es el
después a Platón y a Spinoza, y por último a ] . BOh- su¡cto, el ser es el predicado. La lógica es el pen-
me- , en s uma, el principio materia lista. Hegel sar en el elemento del pensar o el pensa miento

18 19
que se piensa a sí mismo - el pensamiento como cerse hegelia nos de derecho para poder combatir
su;eto sin predicado o el pensamiento que es su- e l «ateísmo» .
;eto al tiempo que predicado de sí tnismo. Pero el
pensar en el elemento del pensar sigue siendo abs-
tracto; d e ahí que se rea lice, se aliene. Este pen- La verdadera relación entre el pensar y el ser
samiento realizado, alienado, es la naturaleza, lo es únicameqte Ja siguiente: el ser es sujeto, el pen-
real en general, el ser. Pero, ¿qué es lo real ver- sar es predicado. El pensar procede d el ser, mas
dadero en esto real? El p ensamiento - el cual se no el ser deJ pensar. Ser es por sí y a través de
vuelve a sustraer inmediatamente del predicado de sí -ser sólo es dado a través del ser- ser tiene
La realidad para poner su ausencia de predicado su ft.:!ndamento en sí mismo, pues sólo ser es sen-
como su verdadera esencia. Pero, precisamente por tid o, razón y necesidad, en resumen, es todo en
ello, Hegel oo llegó al ser en tanto que ser, al tod? -se es, p ues no-ser es no-ser (Nichtsein), es
ser Ubre, independie n te y dichoso e n sí m[smo. decir, nada, lo carente de se ntido.
Hegel pensó Los objetos como predicados el.el pen-
sa miento que se piensa a sí: mismo. La contradic-
ción, ya admitida entre la religión existente y Ja La esencia del ser en tanto que ser es In esen-
religión pensada, en la filosofía de Ja re ügión de cia de la naturaleza. La génes is temporal afecta
H egel, procede únicamente de que también aquí, Lan solo a las figuras y no a la esencia ele la na-
lo mismo que en otros lugares, se convierte el turaleza.
pensamiento en sujeto, y el objeto, es decir, la
religión , en un m~ro predicado del pensamiento.
El ser sólo se deriva del pensar allí donde se
Quien no abandona la filosofía hegeliana, tam- desgarra la verdadera unidad del pensar y el ser
poco abandona la teología. La d octri na hegeliana, allí donde primero se Je sustrae al ser s u alma s~
según la cual la n aturaleza, Ja realic.Jad, es puesta esencia, a través de la abstracción , para cncon,trar
por la idea, no es más que la expresión racional en segu ndo lugar en Ja esencia sustraída al ser el
de la doctrina teológica según la c ua l la natura- sentido y el fundamento de este ser para sí vacío;
leza es creada por Dios, el ser mater ial po r un ser d e la mi s ma manera se deriva y tiene que derivar-
inmaterial, es decir, abstracto. A l fina l de Ja ló- se el mundo a partir de Dios a1H donde Ja esencia
gica Ja idea llega incluso a una «determinación», d el munc.Jo se separa arbitrariamente del mundo.
para documentar con s u propio puño y letra su
descendencia del cielo teológico. Íu;cn especula con arreglo a un principio real
especial como Jos llamados filósofos positivos:
La filo sofía hegeliana es el ltltimo refugio, el
último pilar racional de la teología. Si antaño los Es como un animal en un árido eria l
teólogos catól icos se hicieron aristotélicos de hecho guiado en círculo por un mal espíritu,
para poder combatir el protestantismo, en la ac- rnientrns n su alrededor se extk: nclen bellos y
tualidad los teólogos protesta n tes tienen que ha- [verdes prados.

20 21
~a nueva filosofía se ha declarado ya, tanto n e-
Estos b ellos y verdes prados son l a naturale- gativa como positivamente como filosofía de la
za y el hombre, pues ambos se pertenecen. ¡Con- r.e~igión. Basta convertir las'conclusiones de su aná-
témplese la naturaleza ! ¡Contémplese al hombre! J1.s1~ e n premisa~, para reconocer en éstas los prin-
¡Ahí están a la vista los misterios de la filosofía! 'c1p1os de una filosofía positiva. Pero la nueva fi-
l<:?so~fa no pretende h alagar al público. Segura de
La n aturaleza es la esencia no d istinta d e la s1 m.1sma, d esprecia ~l parecer Jo~lla es; pero
existencia; el hombre, la esencia que se d istingue P.recisamen~e e n razón a nuestra época, que con-
de la existencia. La esencia que no se distingue es sidera los mtereses esenciales de Ja apariencia co-
el fundamento de la esencia que di stingue -por mo la esencia, la ilusión como l a realidad, el nom-
tanto, l a naturaleza es el fundamento d el hombre. bre como l~ cosa, ella tien e qu e ser lo que ella
no es. i As1 se complementan los opuestos ! Allí
,.,'\ donde la n,ada se_ ,tiene por trlgo y la mentira por
La nueva filosofía , la única filosofía posltlva, verdad, alh tamb1en, en consecuencia, se debe te-
es la negación de toda filosof ía de escttela, y, pe- ne: el algo por nada y l a verdad por mentira. Y
se a contener en sí misma Ja verdad <le Ja misma, alh donde se lleva a cab o l a tentativa - tentativa
es la negación de la filosofía como cualidad abs- ridkula precisamente en el momento en que la fi-
tracta, especial, es decir, escolástica; ella no tiene losofía es co ncebid a en un acto de autodesilusión
ni contraseña ni lenguaje especial; ni nombre es- decisiva y universal- hasta ahora insólita de fun-
pecial, n i principio especial; ella es eJ mismo hom- d~r una filosofía únicamente en el favor y la opi-
bre pensante -el hombre que es y se sabe la m6n del público y los peri6dicos, alH también tie-
esencia autoconsciente de la naturaleza, la esencia ne que intentarse refutar hones ta y cristianamente
de la historia, la esencia de los Estados, la esen- la~ obras filosóficas, meramente difamándolas pú-
cia de Ja religión- el hobre que es y se sab e co-
blicamente en las columnas del Allgemeinen Zei-
mo l a identidad real (no imaginaria), absoluta, de
t~mg d e Augsburgo. ¡Qué dignas y morales son las
todos los principios y contradicciones, de todas
las cualidades activas y pasivas, espirituales y sen- c ircu nstancias públicas e n Alemania!
sibles, políticas y sociales - el hombre que se sa-
be como el ser panteísta, que los f ilósofos espe-
cula tivos o mejor dicho, los teólogos, sep:iraban ) Un princ1p10 nuevo siempre se pr·esenta bajo un
del hombre, objetivándolo como un ser abstracto , . nuevo hombre; es decir eleva un h ombre d e b ajo
no es sino un propia esencia, indeterminada, ma!' Y atr.asado rai:go a l a dignidad de principado- lo
susceptible de infinitas determinaciones. convJerte en signo d e lo supremo. Si el nombre de
I~ nu eva filosofía , el nombre « hombre», se ver-
t~era por autoconciencia, se expondría la nueva
La nueva filosofía es la negación tanto del racio- f1loso~fa en el sentido de la vieja, se la remitiría
nalismo cuanto del misticismo; tanto del panteís- al antiguo punto de vista; pues Ja autoconcien cia
mo cuanto del personalismo; tanto del ateísmo de la vieja filosofía, en tanto que separada del
cua nto del teísmo; ella es la unidad d e todas esta:; hombre, es una akstracci6n sin realidad. El hom-
verdades antitéticas, en tanto guc verdad absolu-
bre es la au toconcienci a.
tamente independ ieóte y transparent e.
23
22
Con arreglo a la lengua, el nombre «hombre» del hombre, sólo que en otro sen tido, sólo que
es u n nombre particular, pero con arreglo a la ver- bajo otra cualidad .
dad es el nombre de todos los n ombres. Corres-
ponde al hombre el predicado polinómico. Todo
Jo que el hombre nombra y enuncia , expresa siem- T oda especulación sobre el d erecho, la volutad,
pre su propia esencia. El lengu aje constituye por ... la libertad, la persona lidad, sin el hombre, fuera
esta razón el criterio del grado, bajo o elevado, d e o incluso por encima del hombre, es una especu-
Ja formación de la humanidad . El nombre de Dios lación sin unidad, sin necesidad, sin sustancia,
sólo es el nombre de aquello que para el h o mbre sin f undamento, sin realidad. E l hombre es la exis-
constituye la fu erza suprema, la esencia suprema, tencia de la libertad, la existencia de la persona-
es decir, el sentimiento y el pensamiento supremos. lidad, la existencia del de recho. Só lo el h ombre
es el fu ndamento y la base del Yo fich teano, el
fun damento y la base de la mónada leibnizia na,
Por lo general, el nombre «hombre» sólo sig- el fundamento y la base de l o absoluto.
nifica e l homb re con sus necesidades, sen sadones
y convicciones -el hombre como persona, a di-
ferencia del espíritu y de tod as su s cualidades pú- Todas las ciencias tienen que fundarse e n la na-
blicas generales - a diferencia, por e je m plo, del turaleza . Una teoría, mientras no haya encontrado
a rtista, del pensador, del escritor, d el juez, como su base 11c1tural, sólo es una hipótesis. Ello tiene
si ser pensador, artis ta, juez, e tc., no f uera una u na vigencia particular con respecto n la teoría d e
propiedad caract erística, esencial, del hombre, co- la libenad. Únicamente la nueva filosofía podrá
mo si en el arte, en la ciencia, etc., el hombre es- naturalizar la libertad que h asta ahora era una hi-
tuviera fuera d e sí. La filosofía especul a tiva ha pótesis antinatural y supranatural.
fij ado teóricamente esta separación del h o mbre d e
las cualidades esenciales del hombre, divinizando
con ello como ser es independientes a c ualidades L91 fil osofía tiene que unirse nu evamente co n las
p uramente abstractas. A sí , por e jemplo, en el D e- ciencias naturales y las ciencias na tura les co n la
recho natural de Hegel se dice (párra fo 1 90 ): «En filo sofía. Es ta unió n fond nda en una necesid ad
el d e recho, el o bje to es la persona; desde el p unto (Bediir/nis) mu tua, en u na necesidad (Notwendig-
de vis ta moral, lo es el sujeto; en fa fami lia, lo keit) in terna, será m ás <luradera, más afortunada
es e l miembro familiar; e n la sociedad dvjl , lo es y fecu nda que el maridaje que hasta ahora ha rei-
el ciudadano en general (en tanto que bourgeois), nado entre la f ilosofía y la teología.
y aquí, d esde el punto de vista de las necesida-
des (Bedürfnisse ), el concreto d e la represen ta-
ción denominada hombre : es, por ta nto, sólo aquí El hombre es la esencia del Estado. El Estado
y propiamente aqu í: que en tra en cuestión el hom- es la totalidad realizada, d esarrollada y explicitada
bre en este senti do». E n este sentido: por consi- de la esencia humana. En el Estado se realizan
gtai ente, cua ndo se habla del ci udada no, del su- las cual idades o actividades esenci ales del hombre
jeto, del miembro d e la familia, d e la persona, n o e n estamentos particulares; pero son reducida s de
se trata, en verdad , sino de uno y el m ismo ser nuevo a la ide ntidad de la persona en e l jefe del

)· 24 25
Estado. E l jefe del Estado tiene que r epresentar
a todos los estamentos sin distinción; ante él , to- principios de la
dos son necesarios por igual e igualmente legíti-
mos. El jefe del Estado es el represent ante del
hombre universal .
filosofía del futuro
La religión cristiana ha unido el nombre del
hombre y el nombre de Dios en el nombre del hom-
bre-Dios, y, por consiguiente, ha elevado el nombre
del hombre a atributo del ser supremo. L a nue-
va filosofía ha convertido, de acuerdo con la
verdad , este atributo en sustancia y el pred icado,
en sujeto - la nueva filosofía es l a idea realiza-
da- la verdad del cristianismo.' Más justamente
al contener en sí la esencia del cristianismo re-
nuncia al nombre d el cristianismo. El cristianismo
ha enunciado la verdnd sólo en contradicci6n con
la verdad. La verdad no contradictoria, pura y no
falsificada, es una v erdad nueva -un acto nuevo
y autónomo de la humanidad.

)> 26
PREPACIO DE LA . PRIMERA EDICIÓN

11 ••• 1

1 1 ¡",1

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1

't .

Es tos P rincip ios cons tituyen Ja con t inuacion y


el <lesa rrollo d e los fundam e n tos d e m is T e sis pa-
ra la ref orma d e la f ilosof ía que la ilimitada arbi-
tra riedad de la ce ns ura a lemana co ndenó al exi-
lio. El manu scrito primili vo es taba previ sto como
un lib ro ex tenso. P e ro, al comenza r Ja re dacción
d efinitiv a se apoderó d e mf e l espíritu de la · cen-
sura a lem ana, la cual - sin guc me pueda explicar
el có mo~ intervino con bruta les tachaduras. To-
e.lo Jo que esta indiscr e ta ccn surn dejó en pie se
reduce a es tos pocos pliegos .
L os titulé Principios d e la f iloso/ fa del futuro
porque la é poca ac tual e n general , es te período de
as tu ws il usiones y re pugn a ntes prejuicios, es inca-
paz de as imilar y m e n os a ún de apreciar, p recisa-
mente p o r s u simpleza, las senci llas verdades d e
las que se extr aen es tos P rincipios.
L a fil osofía del futuro t iene por m isió n condu-
cir a la filosofía d el rei no de la s «a lmas dcsapare-
cic.las» al re ino de las almas enea rn ad as y vivas;

29
.. 1Pi'

de hacerla descender de la beatitud del pensamien-


to divino, carente de necesidades, a la miseria
humana. Para este fin sólo .requiere un entendi-
miento humano y un lenguaje humano. Y, sin
embargo, pensar, hablar y actuar de manera pura
y verdaderamente humana es algo que le está re-
servado exclusivamente a las generaciones venide-
ras . En el momento presente todavía no se puede
I' •
1
exponer al hombre, sino que se trata más bien
de arrancarlo d el lodazal en que está sumergi-
l¡\1\} do . El fruto d e este limpio y aspero cometido son
1 11 ~·
1'·, estos Principios. Su tarea consisti6 en inferir la
necesidad de la filosofía del h ombre, es d ecir, de
la antropología, a partir de la filo sofía de lo ab-
1 ·'
soluto, o sea, de la teología, y en' fundar sobre la
crítica d e la filosofía divina la crítica de la filo-
sofía humana. Por esa razón, ellos suponen, para
que puedan ser apreciados, un conocimiento pre-
ciso de la filosofía de la época moderna.
Las consecuencias de estos Principios no se ha-
1
rán esperar.
Bruckberg, 9 de julio de 1843 l h de .la época mod erna fu e Ja realiza-
'6La misión
c~ n y ~ u~~zación de Dios -la tran sforma-
ción y cUsoluc1on d e la teología en antropología .

La manera religiosa o práctica de esta h .


zac'ó f 1 . uman1-
I n m~ e protestantismo. El Dios que es hom-
el Dios
b re,Dios
el · e nsto
d 1 humano ' e.s d ecir, · -sólo él es
e protestantismo. El protestantjsmo ya
n~ se preocupa, como el catolicismo de lo que
D
Stros es en si' mismo,· ·
sino ' de lo que
únicamente
es para el hombre· de ahí
como a él
templarf~a.,, nrguna tend~ncia
· ' que ya no tenga
especulativa o
e . procestant1smo ya no es teolo ,
con~
--en 1o esencial, no es más . , gia
decir, antropología religiosa. que crzstologz.a, es

31
30
3 reposa la elevada signi/icación hist6rica de la fi-
losofía especulat iva.
El protestantismo, sin embargo,. sólo negaba ,ª· La prueb a de q ue el ser divino es el ser d e la
Dios en sí o a Dios en tan.to Dios -pues so- razón o inteligencia reside en que las determina-
lo Dios en sí es propiamente Dios- , .sólo lo nbe~a~a ciones o atributos d e Dios -en la medida, claro
.
prácticamente; te6 ricamen
· te lo dejaba su s1sur.
d está, de que éstos sean racionales o espirttuales-
"tl es· pero no en cambio para el hombre, es del 00 son determinaciones de la sensibilidad o d e l a
cir para el hombre religioso -Él es . un ser e imaginación, sino atributos de la raz6n.
11 : allá un ser que sólo allá en el cielo se con- «Dios es el ser infinito, el ser carente de limi-
~~~irá e~ un objeto (Gegenstand) para el hombr~. taciones.» P ero lo q ue n o es linde n i límite de
Pero lo allende la religión se halla aquen_de la fi- D ios, tampoco es límite de la razón . Allt dónd e ,
losofía; lo q ue para ~qucl~a no es u n o bJe.to (G e- por ejempl o, D ios es u n ser q ue excede de los lí-
genstand) cons tituye precisamente el o bj eto de. mites d e la sen sibilidad allí, lo es también Ja razón.
és ta . Quien no pueda pensar otra existen cia que la sen-
sible, quien, por consiguiente, posea una razón
4 limitada por la sensibilidad, también posee, preci-
samente por esto, un Dios limitado por la sen-
L a elaboración y disolució n racional y t eorética
sibilidad. La razón que conciba a Dios como u n
del Dios inobjetivo del más allá, de la religión, es ser ilimitado, sólo concibe en Dios su propia ili-
la filosofía especulativa. mitación . Lo que para la razón es cJ ser divino
es también su verdadero ser racional -es decir,
5
el. ser que corresponde plenamente a la razón y
i...a esencia de la fil osofía espec~lativa no es º.rra en esta misma medida le satisface. P ero aquello en
ue la esencia racionalizada, realizada J' act ttaliz~­
t. lo q ue se satisface un ser no es s ino su ser
Ja de D ios. La filosofía espe~ulativa es la teolog 1a objetivo ( gegenstandlich ). /Quien encuentra satis-
verdadera, consecuente y racional. facción en un poeta es también una n a LuraJeza poé-
tica, q uien l a halla en un filósofo es asimismo una
6 naturaleza filosófica, y el serlo sólo se convierte
Dios en ta n to que Dios --en tanto que ser e~­ en objeto ( Gegenstand) para él mismo y para los
piritual o abstracto, o sea, no. h:imano, no sensi- otros en es ta satisfacció~La ra:ló n, «sin embargo,
b le únicame nte accesible y ob¡etwo para la razón no se detiene en las cosas sensibJes y finitas; ella
0
la inteligencia, no es otro que el ser d e la razón tan sólo se satisface en el ser infinito» - lueoo
misma, el cual, sin embargo, es reP,resenta~o me- sólo en este ser se nos revela la esencia de la
diante la irnaginaci6n por la teologta co"!un o el razón.
teísmo como tm ser distinto e independien te: Es «Dios es el ser neceseario.» Pero esta su nece-
por ello una necesidad interna. y sagrada e~ zde.n- sidad reposa en que Él es un ser racional, inte-
ti/icar definitivamen te la esencia ~e la. razon dis- ligente. El mundo, Ja materia, no tienen en sí
tinguida por la razón con esta razon m~sma , el re- mismas el fundamento de su ser y de su ser así;
conocer, por tanto, realizar y actualizar el. se r le es completamente indile.rente ser o JlO ser, ser
divino como el ser de la razón. En esta neces1dnd

4
33
l· 32
a* Por consiguiente, pre- no necesita de ningún otro ser para su existencia
así o ser de o~a ma~er e:n tanto que causa, otro y en consecuencia, es por y a través de sí mis-
supone oecesar1ame~~t~ligente, autoconsciente, que . 1~o. » Pero tampoco esta determinación abstracta
ser, a saber, un ser f Pues si a este ser se_ le y metafísica tiene sentido y realidad sino como de-
actúe según causas Y. mes. de nuevo la cuesu6n finición del ser del entendimiento, y no sólo ex-
sustrae la inteligenCLa~sida1edel ser primero . y su- presa que Dios es un ser pensante, inteligente,
de su causa. La nec . . te en la .pre1msa de 0 , a la inversa, que sólo el ser pensante es el ser
r cons1gu1en ,
premo reposa , po . . el ser primero Y su- divino; pues sólo un se1· divino necesita para su
que sólo el entendtm~ento v~~dadet·o. Así como, en existencia otras cosas fuera de sí. El aire lo nece-
1 1 "
premo, el ser neces~rio. y m e ta(ísicas u ontoteo- sito par-a respirar, el agua para bcbet, la luz para
general, las deter~1.nac~~~·d~d y realidad cuando se
1
,, 11
11\.1
ver, Jas sus tancias vegetales y animales para co-
'\1 11 1 1 lógicas sólo adquieren. . es psicológicas o más mer; pero n o necesito nada, al menos inmed iata-
111 1
las remonta a determmact0n
. , también la neces1·¿ad d e1 mente, para pensar. A un ser que respire no lo
1. ··1', bien antropológicas, as1 fí . o la ontoteología. puedo pensar sin aire, a uno que vea no lo pue-
. la vkja meta s1ca · d <l
' •'
ser divino en . ntendüniento, ver a y do pensar sin luz, pero al ser pensante lo puedo
... sólo adquiere senudo .Y e. ón psicológica o antro-
realidad, en la_ detcrm~~~~l que ser .inteligente. El
pensar aisladamente para sí. El ser que respira se
remite necesariamente a un ser exterior a él, y su
\ pológica d~ Dios en e~ ue tiene que pensarse ·~e­ objeto ( Gegenstand) esencial, en virtud del cual
ser necesario es el s '! ndicionalmente, es ID· es lo que es, está fuera de él; pero el ser pen-
.
csariamente, afirmarse . meo
ble o irrecusable; pero sante se remite a sí mismo, es su propio objeto (Ge-
condicionalmente ionega nte En el ser nece- genstand), tiene su ser en sí rnjsmo, es Jo que es
sólc;> como un ser ªi:ur:tnp~~f~ p;ueba y muestra por sí mismo.
sar10, por tanto! lid d
. s1dad y rea a . . l
su propia nece incondicionado, universa 7
<.<Dios es el ser 11 " inmutable, eter-
"Dios no es esto o ague: o -d. . alidad la in- Lo que en el teísmo es objeto ( Objekt), en la
- . l » Pero la incon ic1on . ' filosofía especulativa es sujeto; Jo que en aquél
no o zntempora . . d d la universa-lid ad' son
'¡, mutabilid~d., la ctei~n~ : 1 juicio de la teología mc- es el ser únicamente pensado, l·epresentado, de la
también, Ln~luso sdgul erd ades de la razón o le- 1·az6n, en la filosofía especula ti va es el ser pensan-
tafísica, atributos e a: ~onsiguiente, atributos ?e te de la razón misma.
El teísta se representa a Dios como un ser per-
yes de la :az6n Y, po . , son estas verdades ID·
la razón m1s"?'a; PJes, 1~~indicionadas, siempre y sonal existente fu era de la raz6n, fuera del hom-
mutables,. uruv,el~d esd la razón, sino expresiones bre en general -piensa en tanto que sujeto sobre
por doquter va 1 as, e Dios en tanto que objeto. Concibe a Dios co-
del ser. de laelrazón? .
ser independiente y autonom 0
, qut mo un ser, es decir, de acuerdo con su represen-
«D ws es Lación, como un ser espiritual, no-sensible, pero
. . uc aquí como en t0dos lO! de acuerdo con su existencia, es decir, con la ver-
* Ni que decir yenc q ob' ct0; hist6ricos Y los ~~ dad, lo concibe como un ser sensible; pues la ca-
parágrafos qucbf°nc.1ern:~m~nto Jcn mi propio sei:itido, stnc racterística esencial de una existencia objetiva, de
arrollan, no ha o ni ar cliente objeto es decir, en esu
en el
sentido del correspon
l .
' una existencia exterior al pensamiento o la repre-
caso, en el de teismo.

~.
35
34
.ón es la sensibilidad. El teísta clis cíngue a de párra fos de una dogm~tica cristiana que tratara
sen tªCl , . d. · d el ser de Di os. ¿ Q ué colegiría este ser de dichos
Dios d e sí mismo de la m isma maner~ que LStln-
gue de sí mismo las cosas y ,seres s~ns1b~es en t~­ párrafos? ¿Acaso Ja existencia de un Dios en el
t que existentees fuera d e él; en s mtes1s, concibe sentido de Ja dogmática cristiana? ;No ! Única-
aº Dios desde el punto de v_ista de la s~nsibilid_ad: m eate ded uciría de ello que también en la Tierra
El teólogo especulativo o filósofo con.c1be a DLOs, h ay seres pensantes; en las definiciones de los te-
por el contrario, desde el punto de_ vtSta d el. pen- r rícolas de su Dios no veda más que las deficio-
sar; por consiguiente, entre él y D.1os no se mter- nes d e su propio ser *; así, por ejemplo, en la d e-
ponc la perturbadora r epresentación de un ser finición: D ios es un espíritu, só lo vería la prueba
sensible; de e sta manera identifica sir>; ~bstáculo y la expresión de su propio espíritu; en suma, a
el ser obje tivo, pensado, con el ser sub¡etwo, peo- - partir d el ser y de los atrLbutos del objeto (Ob-
san te. . .
' jekt) in feriría el ser y atributos del suje to. Y con
La necesidad interna d e que DLos, de ob¡eto toda razón; pues la d is ti nción e ntre Jo que el ob-
del h ombre, se ,conyierta en sujeto, en yo pensan- jeto (Gegenstand ) inmed iata y sensible me nte da-
te se d esp rende, a partir d e lo que se acaba de para el hombre no es válida para este objeto ( Ob-
d~sa rrollar de la siguiente manera: Dios es obje- tekt ). Esta distinción sólo es legÍlim a e n un ob-
(Gegensta~d) dichos animales se dis tinguen esen- Jeto (Gegenstand ) inmediata y sensiblemente da-
no del animal. Pero lo .que un ser es sólo puede do y, precisamente por e llo, dado también para
reconocerse a partir d e su objeto ( Gegenstand); otros seres •además del hombre. La luz no se da
el objeto (Gegenstand) al que se refiere n ecesaria: ú:1}camente pa.ra el hombre, sino que afecta tarn-
m en te un ser no es o tro que su ser manifiesto b1en a los ammales, a los vegetales e j nduso a
(offenbar). Así, el objeto de los animales he.rbí- las materias inorgánicas: es un ser universal . Pa-
voros es la plan ta; p e ro -a través de este objeto ra percibir lo que es la luz no sólo observamos,
(Gegenstand) dichos animales s~ d istingu en, esen- por este motivo, las impres io nes y efec tos que
cia lmente de los otros, los anim ales carn1voros. ejerce sobre nosotros, s:no también los que ejer-
Del mi smo modo, el objeto de l ojo es la luz, y ce iObte otros seres distintos de nosotros. De ahí
no el sonido, ni el olor. En el objeto ( Gegenstand) que e n este caso la cüstinción e nt re el objeto (Ge-
del ojo se manifiesta, sin embargo, su se L-. Por genstand ) en sí mismo y el o bj eto (Gegenstand)
ello viene a ser indistinto el 110 ver que el c arecer para nosotros, y particularmente, entre el objeto
de ojos. Por ~so también, en la vida sólo d esig- ( Gegenstand) en la realidad y el o bj eto ( Gegens-
namos las cosas y Jos seres con arreglo a su s ob- tand) en nuestro pensar y nuestra represe nt·a ción ,
jetos ( Gegenstand). E~ ojo es el «Órga no de. la está objetiva y necesariamente fundada. P ero Dios
luz». Quien labra la uerra es un labrador; quien únicamente es un obje to (Gegensta11d) del hombre.
hace d e la caza el objeto (Objekt) de s u actividad Los animales y las estrellas veneran a Dios sólo
es un cazador; quien pesca peces es un pescador, en la mente del hombre. Por consiguiente, perte-
etcétera. Si, por consiguiente, Dios es un o bjeto nece. a Ja mism~ ese ncia de Dios el no ser objeto
( Gegenstand) - y lo es necesaria y esencialmen- de ninguna otra esencia que e l hombre el ser un
te--, en el ser de este objeto, sólo se exp.resa el objeto (Gegenstand) específicamente humano, el
propio ser del ho mbre . Imaginate que ~n ser pen-
sante de un planeta o de un cometa viera un par De los Lerrícolas. (N. d el T .)

36 37
ser el misterio del hombre. Pero si Dios es un él, se ama y se p iensa al tiempo que ama y pien-
objeto (Gegenstand) úrucamente del h ombre, ¿qué sa a otros seres. En resumen, el hombre convier-
se nos manifiesta en el ser de Dios? Nada que no te sus pensamientos e incluso sus afectos en pen-
sea el ser del hombre. Quien tiene por objeto (Ge- samientos y afecto de D ios; convierte su esencia
genstand) al ser supremo, es, él mismo, el ser y su punto de vista en la esencia y punto de vista
supremo. Cuanto más sea el hombre objeto (Ge- de Dios. La teología especulativa, sin embargo,
gensta11d ) de los animales, tanto más elevados, tan- invierte este nexo. En la teología común, Dios es,
to más próximos estarán éstos del hombre. \ Un pot esta 1·azón, una contradicci6n consigo mismo;
animal cuyo objeto (Gegenstand) fuera el hombre pues Él debe ser un ser no-humano, sobre-huma-
en tanto hombre, el ser humano propiamente di- no, y, no obstante, con arreglo a todas sus deter-
cho, no sería ya un animal, sino también hombre. m inaciones, es, .en verdad, un ·ser humano. En la
Sólo seres iguales son objetos ( Gegenstand) recí- teología especulativa o filosofía, por. el contra rio,
procamente, a saber, t al como ellos son en sí. Dios es una contradicción con el hombre: É l debe
''·
Con todo, la identidad del ser divino y humano
es propia también de la conciencia del teísmo. Pe-
ser el ser del hombre - - 0 al menos de l a ra-
zón-, y, no obstante, es un ser no-humano, so- ..
..
ro, como el teísmo, a pesar de poner e1 ser d e bre-humano, es decir, un ser abstracto . E l Dios
Dios en el espíritu, lo representa a su vez, si n sobre-humano no es, en J.a teología común, más
embargo, como un ser sensible exterior al hom- que: una ed~ficante fórmula retórica, una represen-
bre, esta identidad no es para él objeto (Gegens- tación, un Juguere de la fantasía; en ]a filosofía
tand) sino como identidad sensible, como seme;anza especulativa es, por el contrario, verdad, amarga
o parentesco. El parentesco expresa Jo mismo que veracidad. La violenta contradicción en que ha
la identidad; pero, a su vez, se vincula a ella la incurrrido la filosofía especulativa sólo tiene su
representación sensible de que los seres emparen- fundamento en que ha convertido a Dios, que en
tados son autónomos, es decir, seres sensibles que el tefsmo sólo es un ser de Ja fantasía, un ser
existen separadamente. lejano, indeterminado y nebuloso, en un ser ac-
tual y determinado, con lo que ha roto el hechizo
8 ilusol"io que posee un se1· alejado en Jos vahos
La teología común convierte el punto de vista
azulados de la representación. Así, l os teístas se
c ncol<:r~zaron porque la lógica, según Hegel, era la ..
del hombre en el punto de vfrta de Dios; Jn teo- cxpos1ción de Dios en su ser eterno y preterre- .•
logía especulativa, por el contrario, convierte el nal r· no obstante, por ejemplo, en la teoría de la
punto de vista ele Dios en el punto de vista del ~antidad, trataba sobre las magnitudes extensas e
hombre o, más bien, del pensador. intensas, las fracciones y las potenóas, las rela-
Para la teología común, Dios es objeto ( Ob- ciones de medjda, etc. ¿C6mo, exclamaron con ira,
jekt ), n saber, del mismo modo, precisamente, que e s te Dios ha de ser nuestro D ios? Y sin embargo:
cua lq uier orro objeto (Objekt) sensible; pero, al ¿Qué es Él sino el Dios sustraído de las tinie-
,1 mismo tiempo, Él es una vez más sujeto, a saber, blas de la representación indeterminada y expues-
sujeto en el mismo sentido que el sujeto humano: to a Ja luz del pensamiento determinante ? ¿Qué
Dios engendra cosas fuera de si, se relaciona con- es sino el Dios del teísmo tomado, por así de-
sigo mismo y con otros seres existentes fuera de cirlo, literalmente, el Dios que ha ordenado y crea-

38 39
do todo según med id a, número y peso? Si Dios científica o teorética, pero no práctica. El comien-
ha ordenado y creado todo según medida y nú- zo de 1a filosofía cartesiana, la abstracción de la
mero, es decir, que la medida y el número, antes sensibilidad , de Ja materia, es también el comie:1-
de hacerse realidad en las cosas extradivinas, ya· zo de la filosofía especulativa moderna. Pero D es··
estaban comprendidos e n el enLeodimiento de cartes y Leibniz sólo consideraban esla abstrac-
D ios y, por consiguiente, en su ser - pues entre ción como una condición subjetiva para conocer
el e n tendimiento de Dios y su ser no existe nin- el inmaterial ser divino; representaban la inma-
guna diferencia- , y todavía están comprendidos terialidad de Dios como un atribulo objetivo,
hoy, ¿no pertenecen entonces las matemáticas a independiente de la abstracción y del pensamien-
los misterios de la teología? P ero, claro está, u n to; se hallaban todavía en el punto d e v ista del
ser tiene un semb lan te completamente distin to en teísmo, convertían al ser inmaterial solamente en
la imaginació n y la r epresentación, que en l a ver - objeto ( Objekt), pero no en sujeto, en principio
dad y e n la realidad ; no tie ne n ada de extraño activo, en esencia real de la filosofía mis ma . Con
que para aquellos q ue se rigen por I ~ semblanza, todo, también en Descartes y en Leibniz, Dios es
por la apariencia, uno y el mismo ser apa"rezca e l principio de la filosofía; pero sólo como un ob-
como dos seres en teramente distintos. jeto ( Objekt) distinto del pensar - y , por ello,
sólo como principio en general, sólo en la repre-
9 sentación, y no de hecho y e n vcr<lad. Dios es
únicamente la causa primera y universal de la ma-
Los atributos o predicados esenciales del ser di- teria, del movimiento y de la actividad; pero los
vino son los atributos o predicados esenciales de movimientos y actividades particulares, las cosas
la filosofía especulativa. materiales reales y determinadas, se considernn y
reconocen en tanto que independientes de Dios .
10 Leibniz y Descartes sólo son idealistas en Jo uni-
Dios es espíritu puro, ser puro, actividad pu ra versal; e n lo particular, en cambio, son materia-
-actus purus-, sí~ pasiones, sin determinaciones lisLas. SóJo Dios es el idealista consecuente, inte-
exteriores, sin sensibilidad, sin materfa. La filo- gra l, verdadero: pues sólo Él se representa todas
sofía especu la tiva es este espiritu puro, esta acti- las cosas sin oscuridad, es decir, e n el sent ido de
vidad pura, realizados como acto del pensar -es Ja Wo soHa d e Leibniz, sin· los senLic.los y• la ima-
el ser absoluto en t anto que pensar absoluto . ginación. É l es enten dimiento puro, o sea, enten-
Así como anteriormente 1a abstracción de todo dimiento separado de toda sensi bilidad y materia-
lo sensible y material era la condición n ecesaria lidad; por eso, todas las cosas materiales son para
de la teología , así también lo era de la filosofía Él puros seres del entendimiento, puros pensa-
especulativa; con la sola diferencia de que la abs- mientos; para Él no existe absoluLnmente ninguna
tracción es una abstracción a su vez sensible, por materia, pues ésta tan sólo reposa en representa-
cuanto s u objeto, aun cuando alcanzado a través ciones oscuras, o sea, sensibles. Pero tambié n el
de la abstracción, se volvía a representar de nue- hombre tiene en sí, para Leibniz, una buena parte
vo como un ser sensible, mientras que la abstrac- del idealismo -¿cómo sería posible, de lo con-
ción de la filosofía especulativa es una abstracción trario, represen tarse un ser inmaterial sin tener up a
espiritual, pensada, sólo tiene una sigpificación facultad inmaterial, y, por consiguiente, sin repre-

40 41
r
sentaciones inmateriales?- pues, además de los idea se convirtió en la filosofía posterior en ver-
sen ti dos y la imaginación, tiene en tcndim ien to, y dad y realidad. El idealismo absoluto no es sino
el entendimiento, por cuanto es un ser pensante, el ent endimiento divino del teísmo leibniziano rea-
es precisamente inmaterial, puro; sólo que el en- lizado, el entendimiento puro llevado a cabo sis-
tendimiento del hombre no es tan puro, no es temáticamente, en entendimiento que d espoja a
puro en la ilimitación y extensión del entendi - todas l as cosas de su sensibilidad, convirtiéndolas
miento divino o del ser divino. El hombre y, res- e n puros seres del entendimiento no ab!ctadas
p ectivamente, este hombre, Leibniz, es, por con- por nnda extrao, que sólo se ocupan de sí mismos
siguiente, un idealista parcial, un idealista a medias, en tanto que ser de los seres.
y sólo Dios es un idealista integral, sólo Él es
el «consumado sabio universal» , como también 11
lo de nominó explícitamente Wolff; es decir, Dios Dios es una esencia pensante; pero los objetos
es la idea, del idealismo absoluto de la posterior ( Gegemtand) que piensa, que concibe en sí al
filosofía especulativa consumada y realizada has- ig ual que su entendimiento, no difieren de su e~en­ ..
ta lo singular. Pues, ¿qué es el entendimieiHo, cia, d e su er te que al p ensar las cosas só lo se pien-
qué es en general el ser de Dios ? N o es otro que sa a sí mismo y, por tanto, sigue e n ininterrum-
e l entendimiento, el ser del ho mbre, separado de pida unidad consigo mismo. Esta unidad de lo
Jas d e terminaciones que, en una época d eterminada, pens(fn/e y lo pensado constituye, empero. el se-
son limitaciones del hombre, ya sea n reales o s u- cret o del pensamiento especulativo.
puestas. Quien no tiene un entendimiento escindido A sí, por ejemplo, e n Ja lógica de Hegel, los
de sus sentidos, quien no considera a sus sentidos obje tos (Gegenstand) del pensamiento no son dis-
como limitaciones, éste tampoco se representa un tintos de la esencia del pensar. El pensar se halla ,.
entendimiento sin sentidos como el entendimiento aq':-1í en ininterrumpida unidad con sigo mismo; los
supremo. y verdadero. Pero, ¿qué es la idea d e una objetos (Gegenstand) del mis mo sólo sori determi-
cosa sino su esencia, purificada de las limitaciones n aciones del pensar, se ab sorben puramente en el
y osc uridades de que adolece en la reaUdad, en la pen sam iento, nada tienen para sí g uc perma nezca
qué está e n rel ación con otras cosas? Así, el Jími- fue ra_ del pensa ~iento. Pero lo que cons ti tuye Ja
t~ del entendimiento hum ano reside, según Leib- esen cia de la lógica, es también la esencia de Dios.
niz, e n que está afectado por el materialismo es
Dios e~ una c..:sencia espiritual , a bs tracta; pero, a
decir, por representacion es oscuras; estas repre-
su vez, es la esencia de las esen cias que abarca
sentaciones oscuras proceden a su vez únicamente
e n sí todas las esencias y, a saber, e n unidad con
de que el ser humano está e n relación con otros
seres, con el mundo en general. Pero esta vincu- esta s u esencia abstracta. Pero, ¿qué son las esen-
lació n no pertenece al ser del e ntendimie nto; m ás cias jdénticas a ,una esencia abstracta, espiritual?
bien se contradice con él, pues, en sí., es decir, Son, a su vez, esencias abstractas - pensamientos.
en Ja idea, es un ser inmaterial, esto es, un ser Las cosas, en D ios, no son como son fuera de
que es para sí. mismo, un ser aislado. Y esta idea , Dios; por el contrario, son tan d istintas de l as
este entendimiento depurado de tocfos las repre- cosas reales, como distintas son las cosas en tan-
sentaciones materialistas es precisamente el enten- to que objeto (Gegenstancl) de la lógica, de las
dim iento divino. Pero Jo que en Leibniz sólo era cosa s en tan to que objeto ( Gegenstand ) de la

42 43
intuición real. ¿A qué se reduce, pues, la di.te_ren- El ceísmo, sin embargo, : no sólo transfiere a
cia entre el pensamiento divino y el metafísico? Dios el saber especulativo, sino tambén el saber
Sólo a una diferencia de la imaginación, a la sola sensible, empírico y , concretamente, e n su ple-
diferencia entre el pensar representado y el pen- nitud suprema. Y de la misma manera que el sa-
sar real. ber preterrenal y preobjetivo de Dios halló _su
realización su verdad y realidad en e l saber aprio-
12 rístico de la filosofía especulativa, así también el
saber sensible d e Dios sólo las ha encontrado en
La diferencia entre el saber o el pe nsar de
Jas ciencias empíricas de la época moderna. E l sa-
Dios en tanto que imagen original (Urbild) que
ber sensible más pleno, es decir, el saber sensible
pret;;de y crea a las cosas, y el .pen~amiento f:u-
divino no es, en efecto, sino el más sensible d e
mano que sigue a las cosas como copta (Nachbtld)
los saberes el saber de las mayores minucias y de
. de ellas, no es otra qu e la diferencia e ntre el sa-
las .singula;idades más imperceptibles - «Dios e_s '·
ber apriorístico o especu lativo y el saber aposte-
po.r ell o omnisciente», dice santo Tomás de Aqu1-
rirístico o empírico. ·
. no, «porque sabe de las cosas más singulares»- el
El teísmo se representa a Dios como una esen-
saber que no agrupa indiscretamente en tm mechón
cia que, si bien pensante o espiritual, es, a su
todos Jos cabellos de la .piel humana, sino que los
vez sensible. Por esta razón vincula con el pen- cuenta y conoce uno por uno. Pero este saber di-
sar' y la voluntad de Dios efectos inmediatamente
vino que en la teología no es más que una repre-
S e11sibles, materiales -efectos que se contraclicen
\
sentación,, una fantasía, se convirtió en un saber
con la esencia del pensar y la voluntad, y que no racional y real en el saber telescópico y m icrosc6-
expresan más que el poder de la naturaleza. Un pico de la ciencia natural. Ella contó las estrellas
efecto material semejante -que, en consecuencia, del firmamento, los huevos de los cuerpos de los
es la mera expresión de un poder sensible- es
peces y Jas mariposas, los topitos de las alas de
ante todo la a·eación o producción d el mundo los insectos , a fin de distinguirlos emre sí; sólo
real, material. La teología especulativa en cambio
en Ja oruga del bombicílido del sauce ha probado
Lransforma este acto sensibte que con Lradicc la
anatómicamente la exis tencia de 288 músculos en
esencia del pensar en un acto lógico o teorético,
la cabeza, de 1.647 en el cu erpo, y en el estóma-
transforma fo .producción material del objeto (Ge- go y l os intestinos otros 2 .186. ¿Qué más puede "
genstand) en el engendramiento especu lativo a par- pedirse? Ahí tenemos, por esa .razón, un ejemplo
tir del concepto. En el teísmo, e l mundo ec:; u n palmario de la verdad de que la representación
producto temporal de Dios -el mundo existe ha- humana de Dios es la representación del indivi-
ce algunos milenios y, antes de ser, sólo e ra Dios;

~-
duo humano de su género, de que Dios como, con-
en la teología especulativa, por el contrario, e l junto de todas las realidades y plenitudes no es
mundo o la naturaleza sólo son posteriores a Dios . sino el conjunto, sintetizado a modo de compen-
en cuanto su rango y significación: el acciJente dio para el uso del limitado individuo, d e los atri-
ti presupone la sustancia, la naturaleza presupone butos genéricos repartidos entre los h ombres que
la lógica; pero según el concepto, no segú n la se han ido realizando a lo largo de l curso de la
existencia sensible y, por consiguienLc, no según historia. En su extensión cuantitadva, e l dominio
el tiempo. de las ciencias de la naturaleza es completamente
inconmensurable e inabarcable para el individuo. humano en tanto que limitado, mientras que si
¿Quién es capaz de contar al mismo tiempo las quisiera apropiarse realmente de este saber, no
estrellas del firmamento, y los músculos y nervios llegaría, ni ahora ni nunca, a un término del mis-
del cuerpo de la oruga? Lyonet perdió la vista mo. Se puede pensar, por ejemplo, en una cien-
en aras de Ja anatomía de la oruga. ¿Quién pue- cia, as(, la historia, y dividir en el pensamíento
de observar a la vez las diferencias entre las ci- la historia universal en la historia de Jos países
mas y abismos de la Luna y las diferencias entre en particular, la de éstos, a su vez, en la lústoria
los incontables ammonites y terebrátulas? Pero lo de cada una de las provincias, éstas, en fin, en
••.1
que no sabe ni puede el hombre indivjdualmente, las crónicas de cada ciudad, y las crónicas de Lis
lo saben y pueden los hombres en su conjunto. ciudades en historias familiares, en biografías.
. Así pues, el saber divino, que conoce a la vez ¿Cómo podría llegar un solo individuo a aquel
todas las singularidades, tie~e su rea lidad en el punto en que pudiera exclamar: aquí he llegado
al término del saber histórico de :la humanidad?
....
saber del género. • 1

Como con la omnisciencia divina, así también J?e idéntica manera, en la imaginación, la dura-
sucede con la omnipresencia divina, la cual se ha ción de nuestra vida, tanto el tiempo pasado como
realizado igualmente en el hombre. Mientras un el futuro posible, y aun cuando pudiéramos pro-
hombre anota lo que acaece en la Luna o Urano, longar ampliamente a éste último, aparece como
otro observa lo que sucede en Venus o en Jas vís- extraordinariamente breve, por lo que en los mo-
ceras de la oruga o en cualquier otro lugar en el mentos en que tenemos esta imaginación nos sen-
que hasta ahora no había pentrado, bajo la hege- timos impulsados a completar esa efímera bre-
monía del Dios omnisciente y omnipresente, nin- vedad en nuestra representación con una v'°ida
gún ojo humano. E inclu so, mientras el hombre inabarcable, infinita, después de la muerte. Pe-
observa a esta estrella desde Europa, la observa ro ¡cuán larga es en la realidad la duración de un
también y al mismo tiempo desde América. Lo solo día, o incluso una sola hora! ¿De qué pro-
que resulta absolutamente imposible para un solo cede esta diferencia? De que el tiempo represen-
hombre, es posible para dos. Mas Dios est<1, sin tado es un tiempo vacío, es, pues, nada entre
embargo, en todos los lugares a la vez y lo cono- un punto jnicial y un punto final de nuestro cál-
ce todo, todo a la vez y sin di s tinción. Cierta- culo; pero el tiempo real de la vida es el ·tiempo
mente, pero debe señalarse que esta omnisciencia lleno, en que, en medio del ahoi-a y del después,
y omnipresencia existen meramente en la repre- se encuentran montañas de dificultades de toda
sentación, en la imaginación y, por consiguiente, clase.
no debe omitirse la ya mencionada e importante
distinción entre la cosa únicamente imaginada y la 13
cosa real. En la imaginación se puede abarcar,
evidentemente, de una sola ojeada los 4.059 mús- La absoluta ausencia de premisas -el comienzo
culos de una oruga; en la realidad, empero, en la de la filosofía especulativa- no es sino la ausencia
que estos músculos están separados unos de oLros, de premisas y de comienzo, la aseidad de la esencia
sólo se pueden observar uno tras otro. Del mis- divina. La teología distingue entre las propieda-
mo modo, el limitado individuo puede represen- d es activas y pasivas de Dios. La filosofía, sin em-
tarse en su imaginación la extensión del saber bargo, transforma también la s propiedades pasivas

46 47
· a toda la esencia de Dios en actividad, uegación de Dios; es t eísmo, al tiempo que ateís-
en activas - . b 'é 1
pero acuv1 ad humana · Ello rige tam i n para e
. ' d mo: pues Dios sólo es Dios -Dios en el sentido de
ste párrafo La filosofía no presupone la teología- en tanto se r epresente como una
P redica d o de e no significa . ·. .
m á s que.. e 11a h ace esencia autónoma y distinta de .l a esencia del hom-
d 1 0 al
na a - ' ón cu de todos los objetos · ( Ob1e · k ) ·
a b stracc1 d di t· mme- ·d bre y de la naturaleza. El teísmo que, en tanto
.
d iata, d ecir sensib lemen te da os, stmgUJ os posición d e Dios es, a la vez, negación de Dios,
es • íntesis hace a b stracc1·6n d e tod o
d e1 pe nsar, e n S ' . d . o, inversamente, e n tanto negación de Dios todavía
traerse srn cesar e pensar, con- es, al mismo tiempo, afirmación del mismo, es pan-
1o que pu ede abs · d d b' ·
· · d este acto de abstracc16n e to a o JeU- teísmo. El teísmo propiamen te dicho o teológico,
v1rue11 o l · d '
vidad (Gegenstandlichk~it) en e comienzo . e s1 empero, no es otro que el panteísmo imaginario,
· Qué otra es sm embargo, l a esencia ab- y éste no es otro que el real y verdadero teísmo.
m1sma. ¿ ' ¿ d ·
· no la esencia a la que na a p rece e, para
1 Lo que distingue al teísmo d el panteísmo es úni-
so1u t a, S , d d E d ll .
Ja que ninguna cosa e sta ª, a uc ra e e a n1 camente la imaginación, la represen lación de Dios
es necesaria, la esencia sustra1da de. t<;>dos los.. oh- como una esencia personal. Todas las d etermina-
. (Ob 'ekt) de todas l as cosas distintas e m se- ciones de Dios - y Dios es necesariamente de-
Jearables
lOS I '
d e ella, la esencia, .
en r·in, que s 61o se terminado, pues de lo contrario es nada , ni si-
p ·
conv1erte en ob1'eto (Gegenstand) . para · los hom- d quiera el objeto (Ob¡ekt) de una representación-
de la abstracción prcc1samente e son d etermi naciones de la realidad, ya sea de la na-
b res a t r avés l D' li
estas mis · mas cosas? Aquello de o, que . 1os. es . - turaleza, ya sea del hombre, o de ambos a la
b re es d e lo q ue debes liberarte tu mismo . s1 .quie- ve.', es decir, son determinaciones panteístas; pues
res alcanzar a D ios, y te haces, por cons 1gutent~, lo ¡ue no distingue a D ios de la esencia de la na-
rea Jmen t e libre cuando tú . te lo representas . en ti. turaleza o d el hombre es panteísmo. Dios, por
Si, en consecuencia, concibe i Dios como . una consiguien te, sólo difiere del mundo, del conjunto
ese ncia · sin premisas d e cualquier , . otra esencia . . u de la n aturaleza y la humanidad, por su persona-
objeto (Obiekt) entonces ere_s tu mlS[~10 quien ~1en- lidad y existencia, mas n o por sus determin~cio­
· la premisa de un obj eto (Ob¡ekt)
sas . sm . exterior; n es o esencia: es d ecir, únicamente es representa-
]a propi edad que transfier es a Dtos es una pro- da como otra esencia, pero en v erdad no es otra
piedad de tu pensar. Sólo e n el actuar del ho_mbre esencia. El teísmo es la contradicción entre apa-
se encuentra lo que constituye el ser de Dios o riencia y esencia, entre representación y v erdad; el
lo que se representa como tal. _¿ Qué es el Yo de panteísmo es la unidad de ambos --el panteísmo
.Pichtc el cual dice: «Yo soy s1mplemcnte porque es l a verdad d esnuda del teísmo. Cabalmente com-
, ' que es el pen samiento puro, caren te de pre~didas, consideradas seriamente, ejecu tadas y
yo soy», · l · realtzadas, todas las representaciones d el teísmo
premisas, de Hegel, sino la esencia act ua , actwa
· . conducen necesariamente al panteísmo. El panteís-
y pensan te del hombre transformad a. en la esencia mo es el teísmo consecuente. El teísmo concibe a
divina de la vieja teología y metafísica? Dios como la causa original y, más concretamente,
como una causa viva y personal, como el creador
14
del mundo: Dios ha producido el mundo por su
La filosofía especulativa, como realizació:1 d e voluntad. Pero la voluntad n o es suficien le. Allí:
Dios, es l a posición, al tiempo que ta superación o donde hay voluntad, debe haber también en tendi-

48 5 49
miento: lo que se pretende es un asunto del en- decir,. sólo ~on i~eal o más bien imaginariamente
tendimiento. Sin entendimiento no hay objeto (Ge- e? Dios, existen. a la vez fuera de la repi·esenta-
genstand). Las cosas produddas por Dios eran por c1ón:. fu:ra de Dios. Pero no tenemos ninguna co-
esa razón antes de su producción en Dios, obje- sa, ru1?gu.r; mu?do, fuera ~de Dios, taro poco tene-
tos ( Obj;k.t ) de su entendimiento, esencias del mos run~ ?ios fuera del mu11do - no tenemos
entendimiento. E l entendimiento de Dios, se dice una esencia ideal, representada, sino una esencia
en la teología, es el conjunto de todas las cosas real; . ten~mos, por consiguiente, y en w1a palabra,
y esencias. ¿De dónde habrían surgido sino de la
el spmoz1smo, el panteísmo.
nada? Y es indistinto que te representes esta nada . El teísmo se .representa .a Dios como una esen- ...
en tu imaginación en tanto que autónoma o la cia :J?uramente inmaterial. Sin embargo, detenninar
transfieras a Dios. Pero Dlos contiene o es todo a Dios en ~anta que inmaterial no significa más
únicamente de un modo ideal> en el modo de la que determinar la materia como una cosa vana
representación. Este panteísmo ideal conduce, pues, com? un no-ser (Unwesen); pues sólo Dios es }~ '••
• 1

necesariamente al pan.teísmo real o auténtico,, ya medida de lo real, sólo Dios es ser, verdad, esencia;
que el entendimiento de Dios no está lejos de su sólo es lo que es válido por Dios y en Dios· lo
esencia, y su esencia no está lejos de la realidad que es. negado .por Dios no es. Inferir la ma~eria
de Dios. Cómo sería posible la separación entre a partir de Dios no significa, por consiguiente,
el entendimiento y la esencia, entre la esenda y la mas que. pretender fundar su .ser en su no-ser·
realidad o .e xistencia de Dios? Si las cosas están pues la mferencia es el i·esultado de un f~nd;­
en el entendimiento de Dios , ¿cómo podrían estar ment~, de una fundamentación. Dios h a hecho la
fuera de su esencia? Si son consecuencia de su matena. Mas, ¿cómo, por qué, a partir de qué?
entendimiento, ¿cómo no van a ser consecuenda Respecto,ª esto, el t~ísmo no da ninguna respues-
de s u esencia? Y .si en Dios su esencia es irune- ta. _Para ~l, la materia es una exis tencia puramen-
diatamente idéntica a su realidad, es decir, si la te mexpl:cable> es decir, ella es el límite> el fin de
existencia de Dios no se deja separar de su con- la t7olo~1a, el lugar en que ésta fracasa, lo mismo
cepto, ¿cómo podría separarse en el concepto de en ~ ".ida que en ~ p~nsamiento. ¿Cómo, por
las cosas de Dios el concepto de la cosa y la cosa cons1gwe?te, puedo 10fenr el fin, la negación de
real? ¿Cómo puede tener lugar en Dios, po.r con- l~ _teolog1a, s:n ~1egarla? ¿Cómo buscar un prin-
siguiente, la distinción que sólo constituye la na- c1p10 ~e ~xplicación, w1a aclaración, allí donde su
turaleza del entendimiento finito y no-divino, la dis- ent~ndimiento claudica? ¿Cómo a partir de la ne-
tinción entre l a cosa en la representación y l a gaa6~ de la materia o del mundo negación ue
cosa fuera de la representación? Sin embargo, si constituye la _e~~ncia de la teología,' cómo a pa;tir
no tenemos ya ninguna cosa fuera del entendimien- de la propos1c1on: la ma tetia no es puedo d
e~-
1

to de Dios, ello quiere decir consecuentemente prender la afü-mación de la ma teúa l a p .


ción. lJ úl . , ropos1-
que tampoco tenemos ninguna fuera de su esencia . e ~ es, y esto tuno a pesar del Dios de
y, por último, ninguna tampoco fuera de su exis- la teo!o~ia? ¿De qué otro modo sino mediante pu-
tencia -todas las cosas son en Dios, y ello de ras. f1cc1ones? :"Las _c osas m~teriales sólo pueden
hecho y en verdad, no sólo en la representación; derivarse de D1~s si Dios mismo es determinado
pues, dónde sólo son en la representación- tan- como una esencia . materialista. Sólo así, de causa
to en la de Dios, cuan to en la del hombre - es sólo representada, imaginada, D io s ·s e convierte en

50 51
causa real del mundo. Quien no se avergüenza de espíritu y el corazón únicamente en lo material,
hacer zapatos, que tampoco se avergüence de ~er en lo sensible, niega di!' hecho la realidad de lo
zapatero, ni de llamarse así. Hans Sachs era cier- suprasensible, pues, para el hombre al menos, só-
tamente zapatero, al tiempo que poeta. Mas s,us lo es real lo que es objeto (Ob¡ekt) de una activi-
zapatos eran obra de sus manos y sus poesias dad real y efectiva. «Aquello que no sé, me deja
o bra de su cabeza. A tal efecto, tal causa. La ma- indiferente». El aserto de que nada puede saberse
teria sin embargo, no es Dios, más bien es lo de lo suprasensible no es más que una evasiva.
finit~ lo no-divino, lo que niega a Dios -los De Dios y las cosas divinas tan sólo no se sabe
incondicionales venerado.res y partidarios de la ma- nada cuando no quiere saberse de ellas. ¡Cuánto
teria son ateos. El panteísmo une por esta razón se sabía de Dios, de las demonios y los ángeles,
el ateísmo con el teísmo - \me la negación de mientras estos seres suprasensibles fueron objeto
Dios con Djos: Dios es un ser material o, en el ( Gegenstand) de una verdadera fe! Para aquello ·
lenguaje de Spinoza, un ser extenso. por Jo que uno se interesa tambi~n se es capaz.
Los místicos y escolásticos de la Edad Media no
15 tuvieron dotes ni habilidades para las ciencias de
la naturaleza, únicamente porque no les movía el
El panteísmo es el ateísmo teológico, el mate- menor interés por ella. Allí dónde no falta el sen-
rialismo teológico, la negación de la teología, pe- tido, tampoco se carece de los sentidos, de los
ro, a su vez, desde el punto de vista de la teolo- órganos. Aquello a lo que se abre el corazón no
gía; pues convierte la materia, la negación. de p~os, constituye rungún secreto para el entendimiento.
en un predicado o atributo de la esencia dzvtna. Así también, en la época moderna, la humanidad
Sin embargo, quien convierte la maLeria en atri- ha perdido los órganos para el mundo suprasen-
buto de Dios, declara la materia como una esen- sible y sus misterios por l~ sola razón de que,
cia divina. La realización de Dios tiene en general con la fe en ellos, ha perdido también el sentido
como premisa la divinidad de lo real esto es, para e llos; porque su tendencia esencial ha sido
,. la verdad y esencialidad de lo real. La divinización anticristiana, antiteológica, es decir, una tenden-
de lo real, de lo materialmente existente -el ma- cia antropológica, cósmica, realista, maLer.ialista.*
JI
terialismo, el empirismo, el reali smo, el humanis- Por ello ácertó Spinoza con su paradójica propo-
mo--, Ja negación de la teología es, sin embargo, sición : Dios es un ser extenso, esto es, material.
Ja esencia de la época moderna elevada a esencia Él encontró la expresión filosófica verdadera, al
divina, a principio filos6/ico-.religioso. roen.os para su tiempo, relativa a la tendencia ma-
El empirismo o realismo, bajo el cual se com- teriaUsta de la época moderna; la legi timó y la
prenden aquí las llamadas ciencias reales en gene- sancionó: Dios mismo es materialista. La filosofía
ral y, en particular, las ciencias de la naturaleza, de Spinoza era religión; él mismo era un carác-
niega a la teologfa, pero no teoréúca, sino prác- ter. En él, el materialismo no se contradecía, co-
ticamente - mediante el acto, en la medida en mo en tantos otros, con la representación de un
que el realista convierte en cometido esencial de
su vida, en ob¡eto (Gegenstand) esencial de su * Aquí, en esta obra, las diferencias entre materialis-
actividad, lo que es negación de Dios o, al me- mo, empirismo, realismo, humanismo, carecen naturalmcn·
nos, lo que no es Dios. Mas quien concentra el te de validez.
Dios inmaterial, antimateriaJ, que, consecuente- toy solo con mi dolor -Dios ya no es tá ahí
mente, convierte las solas tendencias y cometidos como consuelo.~ Si Dios es la negación de todo lo
mu imaterialistas, celestes, de Jos hombres en de- finito, en tal caso, consecuentemente, lo finito
ber ; pues .Dios no es sino la imagen original y el también es Ja n egación de Dios . Sólo si Dios pien-
modelo del hombre: como es Dios y lo que Él sa e n mí -así colige el religioso--- tengo razón y
es, así y esto es lo que d ebe ser el h ombre, así y causa para pensar en Él; sólo e n su ser-para-mí
esto qttiere ser o tiene al m e nos esperanza de ser reposa el fundamento de mi ser-para-ÉL Por ello,
e l hombre. P ero sólo allí donde la teoría n o des- para el empirismo, Ja esencia teológica no es en
miente la praxis , ni la praxis Ja teoría, hay carác- verdad más que nada, es decir, nada real; pero ..
t.er, verdad y religión. Spinoza es el Moisés de los é l transfiere es te no-ser no en el objeto ( Gegens-
lib.r.e pensadores y m a teriaJistas. tand), sino en sí mismo, en su saber. No ·le n iega
a Dios el ser, es d ecir, el ser muerto e in d iferen -
16 te; pero le niega el ser que se mucs tm como ser,
el ser eficaz, el ser susceptible de sentir.se, el ser
El panteísmo es la negación de la teología teó- que afecta a la vida. Afirma a Dios , pero niega
rica, el empirismo, la negación de 1a teología prác- todas las consecuencias necesariamente ligadas a
tica --el panteísmo niega el principio, el empiris- esta afirm ación . Rechaza la teologfo, la abandona;
mo niega las consecuencias d e ta teología. m as n o por razones teoréticas, si no por .repug nan-
El panteísmo convierte a D ios en una esen cia cia, por aversión a los obj etos ( Gegenstand) de la
actual, real, material; el e mpirismo, al que tam- teología, es decir, por un sentimie n to oscuro de
b ién pertenece el racionalismo, lo convierte en su irrealidad . La teología es nada, piensa el em-
una esencia ausente, lejana, irrcaJ, negati va. El pirista en su f-uero interno; pero añad e a ello:
empiris mo no niega a Dios la existencia , pero sí para mí, en otras palabras, su juicio es subj etivo,
toch1s las d eterminaciones positivas, p ues su con- patológico; pues no sólo no tiene la libertad, si-
tenido sólo es finito, empírico, mientras que, se- no tampoco las ganas ni la mi sión de hacer com-
gú n é l, lo in finito no es objeto (Gegenstand) para parece r a los objetos (Gegenstand) d e la teologfa
el hombre. Pero cuantas m ~ts d ete rminacio nes nie- ante el foro de Ja razón. É s ta es la mi sión de la
guen a lln sor, t anto más lo pongo fu era de su filo sofía. La tarea d e l a filosofía moderna no es
relació n conmigo, tanto menos poder e influencia otra, po r consiguiente, que fo de elevar el ju icio
le otorgo sobre mí, tanto más libre me h ago d e patológico del empirismo d e q ue nada tiene que
é l. Cuantas más propiedades tenga yo, tanto m ás ver con la teología, a un juicio t eorético, objetivo
seré yo también para Jos otros, tanto mayor será -que la de transformar Ja negación indirecta, in-
asim ismo Ja amplitud de mis acciones, d e mi in- consciente, negativa, de l a teología e n una nega-
fluencia. Y cuanto más uno es, tanto más se sabe ción directa, positiva, consciente. ¡Qué ridículo re-
también de él. Cada negación de una propiedad de sulta pues pretender la supresión del «ateísmo»
D ios es, por eso mismo, un ateísmo parcial, ~ma de la filosofía, sin suprimir a su vez el ateísmo de
esfera del ateísmo. En la medida en que le :;us- la empiria! (Qué ridículo perseguir la n egación
traigo a D ios una propiedad, le sustraigo también teorética del cristianismo y al mismo tie mpo dej ar
el ser. ISi, por ejemplo, Ja compasión y Ja miseri- en pie, sin embargo, la s negaciones fácticas del
cordia no son propie_dades de Dios, en tal caso es- ct:istianismo que bullen en la época moderna! ¡Y
54 55
é ºdkulo es presumir que, con fa conciencia, jeto para los sentidos, sjno únicamente para el
qu d rt1• r con el .síntoma del mal, también se su- entendimiento; mas precisamente por eso, la esen-
esrimirá 1
ec 'al mismo tiempo su causa.1 i Q u é ri·dícu.º' cia del sujeto percibiente, del hombre, tampoco
prea tm ente'. Y ' sin embargo ' ¡qué llena .está Ja his- es, según Descartes, los sentidos, sino el ente-?-
· de seme¡·antes ridiculeces! Se reptten en to- dimiento. Sólo a la esencia le es dada la esencia
torrn ¿· · od
das las épocas críticas. Nada extraor rnario: ~ o como objeto (Objekt). Según Platón, la opinión
se permite en el pasado, _se reconoce la neces~dad sólo tiene por objeto las cosas insubsis tentes, y
de Jos cambios y revoluciones que han acaecido: por e llo mismo sólo es el saber jnsubsistente, mu-
per O q ue se apliquen al caso
. presente, cont:-a
¡ ello table -justamente mera opinión. La esencia de
se resiste siempre con pies y manos; a presen- la música es, para el músico, la sup1·ema esencia
te se ]e convierte siempre,. ya sea por estrechez. de y el oído por esto mismo, el órgano supremo; pre-
miras, ya sea por comodidad, en una excepl:LÓ'1 fiere perder la vista que el oído; el investigador
de la regla . natui-a l, por el contrario, p1·efiere perder el oído
que la vista, pues su esencia objetiva es la luz.
17 Si divinizo el sonido, divinizo también el oído. Y
si, por consiguiente, digo, como el panteísta : la
La elevación de la materia a entidad_ divin1 es divinidad o, lo que quiere decir lo mismo, la esen-
a su vez e inmediatamente Ja elevación de la cia absoluta, la verdad y la realidad absolutas, só-
razón a entidad divina. Lo que el teísta niega a lo es para la razón, sólo es objeto ( Gegenstand) pa-
Dios por necesidad ~mocional '! ·por su anJ1elo de ra la razón, declaro a Dios como una cosa de la
ilimitada dicha, lo afuma de Dios el pante1sta por razón o una ~sencia racional, y con ello, indirec-
necesidad racional. La materia es un objeto esen- ta mente, tan sólo expreso la verdad y la realidad
cial para la razón. Si no hubiera materia la ra7Ón absolutas de la razón. De ahí la necesidad de que
carecería de impulso y d e mater ·,rl para pensar, ca- Ja razón vuelva a sí misma, que invierta este au-
recería de contenido. No puede abandonarse la ma- torrcconocimiento invertido, se enuncie directa-
teria sin abandonar también la raz6~1; no se la m ente como Ja verdad absoluta, se convierta a sí
puede reconocer, sin rec01:oce~ también la razón. misma inmediatamente, sin la mediación de un ob-
Los materialistas son r acion alistas. Pero el pan- jeto ( Objekt ), en Ja verdad absoluta. El panteísta
,¡'_.
tdsmo ·sólo afinna indirectamente Ja ~azón como cUcc lo mismo que el idealista, sólo que aquél
una entidad divina -sólo en la med ida en que enuncin más objetiva y realistamcnlc, lo que
·• convierte a Dios, de una esencia de la imaginación, aquél formula más subjetiva e idcalistarnente.
corno lo es en tanto que esencia personal en el Aquél tiene su idealismo en el objeto ( Gegens-
teísmo, en una esencia racional; Ja apoteosis di- tand) - nada es fu era de la sustancia, fuera d e
recta de la razón es el idealismo. El panteísmo D ios, todas las cosas son únicamente d etermina-
lleva necesariamente al idealismo. El jdealismo se ciones de Dios. Éste, el idealista, tiene su pan-
conduce respecto del panteísmo exactaroen te jgual teísmo en el Y o -nada es fuera d el Y o , todas
que éste respecto del teísm~. . las cosas sólo son como objetos (Objekt) del Yo.
Como el objeto, así también el sujeto. Para Des- El idealismo, sin embargo, es la verdad d e l pan-
cartes, Ja esencia de las cosas corpóreas, la esencia teísmo; pues Dios o la sustancia úrucamente es
de los cuerpos en tanto que sustancias no son ob- objeto (Objekt) de la razón , del Yo, de la esen-

56 57
da pensante. Si no creo, si no pienso absoluta- más , una vaga representación. Si, pues, realizarnos
mente en ningún Dios, tampoco tengo un Dios; esta representación, si llevamos a cabo práctica-
Él es para, mí sólo a través de mí, para l a razón mente Jo que en el teísmo, por así d ecirlo, sólo
sólo a través de la razón; --el a priori, el ser pri- es teoría, entonces tendremos al mundo en tanto
mero, no es el ser pensado, sino el ser pensante; que producto del Yo (Fichte), o -al menos tal
no es el objeto, sino el sujeto. Con la misma ne- como se nos aparece, tal como lo intuimos- como
cesidad con que la ciencia de la naturaleza se re- una obra o un producto de n u estra intuición, d e
monta de la luz al ojo, se remonta la filosofía de nuestro entendimiento (Kant). «La naturaleza se
los objetos ( G egenstand) del pensar a 1: Y o pien- d eriva, e n general, de las leyes de la pos.ibili d ad de
so. ¿Qué es la luz como ser que ilumina y difun- In percepción.» «El entendimiento no crea sus le-
d e claridad, como objeto ( Objekt) de la óp tica, sin yes (a pr~ori) a partir de la natutaleza, sino que
el o jo? Nada. Has ta aquí llegan la s ciencias d e la l as prescl'Jbe a ésta.» El ide alis mo kantiano en el
·na tu rn leza. Pero, ¿qué es - sigue preguntando cual l.as cosas se rigen según el entendimiento y
Ja fi losofía- el ojo sin Ja conciencia? I gualmen te no ~l c:nten~iento se~n ~as cosas, n o es, p or
n ad a - ver sin conciencia o no ver son la misma c?ns1guient~, smo la realización de l a representa-
cosa. Sólo Ja conciencia del ver es la realidad d el ción teológica del entencUmiento divino, e] cua1
ver o el ver real. ¿P ero, por qué crees que existe no es ~eterminado por las cosas sino que, por el
algo fuera de ti? Porque ves, oyes o sientes algo. contrario, las determina. ¡Qué necedad, pues,
Luego este algo sólo es algo real, un objeto real, en reconocer como verdad divina el idea lismo del cie-
tan to que objeto de la conciencia - por con siguien- lo, es dc-cir,. el idealismo de la imagi nación, y re-
te la conciencia es la realidad absoluta, la medida de chazar al mismo tiempo el idealismo de la tierra
toda existencia. Todo lo que es sólo es como exis- es decir, el idealismo de Ja razón , como un erro;
tente (seiend) para la conciencia en tanto que cons- humano! ¿Negáfa el idealis mo? ¡Sea! ¡Pero en-
ciente; pues conciencia es únicame nte se r. A sí se tonces, negad también a D ios! Dios no es más
rea liza en el id ealismo la esencia de la teología; que el inv~ntor d el idealismo. ¡Si no queréis las
así se realiza en el Yo, e n la conciencia, Ja esen - ~ons:cucncias, abandonad también el principio ! El
cia de Dios. Sin Dios n ada puede ser, n ada p uede 1dc~b smo no es más que el teísmo racional o racio-
r c nsiu se; esto significa, en el sentido d e l id ca- ~ a}1z? do. ~er? el idealismo k a ntiano tod::ivía ' es un
Jismo: tooo es ,s olamente en tanto que objeto (G e- 1C~ea l1smo l1m1~a?o -el idealismo desde el punto de
genstcmd) de la conciencia , ya sea real o posible; vista. d el empirismo. P ara el emp iri smo, en conso- ..
ser significa ser objeto (Gegenstand) y presupone, nancia con las explicaciones desarrolladas en Jo que
por consigtúen te, concienc ia. Las cosas, e J mundo ant_ecede, Dios no es más que un ser en Ja represen-
en general, son una obra, un producto del ser tación , en J? teoría -teoría en el sentido usual, en
absoluto, d e Dios; pero este ser absoluto es un eJ mal sentido-- pero no de h echo, ni en verdad ;
Yo, un ser consciente, pensante - ror ons iguien- es uno cosa en sí, pero ya no una cosa para él ; ,.,
te, como Descartes dice acertadamente desde el pues para é l sólo son c<?sas las cosas empíricas,
punto de vista del teísmo, el mundo es un ens las cosas reales. La materia es Ja única materia de
rationis divirrae, u n a cosa pensada, un espectro
de la mente de Dios. Pero en el teísmo, e n la teo-
k
logía, esta misma cosa pensada s6Jo es, una vez Pnrn el empirismo. (N. del T.)

58 59
su pensar -ya no tiene materiales para Dios;
Dios es, pero es para nosotro_s una t~bula ra~a, dividuo, distinguido del Yo empírico. Fuera del
un ser vado, un mero pensamiento. Dios -Dios Yo no h ay ningún Dios: «Nuestra 'religión es la
tal como lo representamos y pensamos- es nues- razón». P ero el idealismo de Fichte sólo es la ne-
tro Yo nuestro entendimiento, nuestra esencia; gación y r ealización del teísmo abstracto y formal,
pero es~e D ios es solamen te u na apariencia f eno- del monoteísmo; no lo es del teísmo r eligioso,
ménica (Erscheinung) de nosotros para nosotros, formal y lleno, d el teísmo cuya r ealización no es
no Dios en sí. Kant es el idealismo fijado todav$a sino el idealismo «absolúto», el idealismo h egelia-
al teísmo. A m enudo sucede que n os hemos libera- no. En .otras palabras: Fichte h a realizado el Dios
do tiempo atrás de una cosa, una doctrina, una del panteísmo sólo en tanto que ser pensante, pe-
idea, pero nos hemos liberado de h echo y no toda- ro no en tanto que ser extenso, material. Fichte
vía en la cabeza; ella ya no es ve rdad en nuestro es el idealismo teís ta, Hegel es el idealismo pan-
ser - acaso no lo fuera nunca- y, si n embargo, no teísta.f
...
e.leja d e ser una verdad teórica, ·e s decÍr, un límite
de nues tra mente. En la medida en que aprende las 18
cosas desde lo más profundo, la cabeza es también
Ja que m ás tarda en liberarse. La libertad teórica, La .f~osoffa moderna ha realizado y superado el
es al menos respecto de much as cosas , la última li- ser divino separado y distinguido de la sensibili-
bdrtad. Cuántos hay que son republicanos de cora- d ad, del mundo, del hombre -pero sólo e n el
zón, por convicción, pero en su mente no pued en pensar, en la razón y, más exactamen te en una
rebasar la monarquía; su corazón republicano su- raz.6n asimismo separada y distinguida d~ la sen-
cumbe a las objeciones y dificultades que le pone el sibilidad, del mundo, del hombre. Eso quiere de-
entendjmiento. Así sucede tambi én con el teísmo d e ci~ .q:ie la filosofía moderna sólo ha probado la
Kant. Kant ha realizad o y negado ln teología en la d1vm1dad del entendimiento -sólo ha reconocido
moral, al ser divino en la voluntad. La voluntad es en efecto, el entendimiento abstracto como lo d/
para Kant el ser verdadero, original, incondiciona- vino, como ser (Wesen) absoluto. La definición
do, que comienza a partir d e sí mi s mo. Kant reivin- d e D escartes de sí mismo como Epíritu: mi ser
dica, pues, de h echo los predicados de la divinidad cc:n.si.ste únicamente en que yo pienso -es la d e- ·
para la voluntad; su teísmo s6Jo tiene poe es t a ra- ft'!tct6n de la filosofía moderna de sí misma. La
zón la significación d e un limite teorético. 1E l Kant m1sma voluntad del idealismo kantianp y fichteano
liberado del límite d el teísmo es Pichte - el «me- es un puro_ ser del entendimiento, y la intuición
sfas de la razón especulativa.>>. Fichte es el idea- que Schelling, en oposición a Fichtc vinculó al
lismo kantiano pero desde el punto de vista del entendimiento, sólo es fantasía y nin~trna verdad ,
idealismo. Sólo desde el punto de vista empírico Y por tanto no entra en consideración.
hay, para Fichte, un D ios distinto de nosotros, La filosofía .moderna ha partido de la teología
existente fuera de nosotros; pero en verdad, d es- --ella no es smo la t~ología disuelta y tran sfor-
de el punto de vista del idealismo, la cosa en sí, 1 mada en filosofía. La esencia abstracta y trascen-
Dios - Dios es la cosa propiameo te en sí- sólo dente, de Dios sólo pccl.ía, pues, realizarse y supe-
es el Yo en sí, es decir, e l Yo distinguido del in- rarse 'de una manera abstracta y trascendente. Para
poder convertir a Dios en razón, l a razón mis-
60
61
ma tenía que adoptar la condición de la abstrac- 20
ta esencia divina. Los sentidos, dice Descartes, Atendiendo a su punto de partida hi stórico, la
no proporcionan ninguna realidad verdadera, nin- filosofía moderna tiene la misma misión y lugar
guna esencia, ninguna certidumbre -sólo el en- respecto a la filosofía anterior que la d e ésta r es-
tendimiento sustraído a los sentidos proporciona pecto a la teología. La filosofía moderna es la rea-
la verdad. ¿De dónde proviene esta escisión entre lizaci611 de la filosofía hegeliana, de la filosofía
el entendimiento y los sentidos? No proviene más anterior en general - pero una realización que, a
que de la teología. D ios no es un ser sensible, su vez, es la negación, más exactamente, la nega-
más bien es la negación de todas Jas determinacio- ción sin contradicción de la misma.
nes de la sen sibilidad, sólo es reconocido a través
d e la abstracción de las mismas; sin embargo, él es 21
Dios, es d ecir, el más verdadero, real y cierto de
todos los seres. ¿Cómo entonces se va a revelar La cont radicción de la filosofía moderna y del
la verdad a los sentidos - los sen tidos, q ue son pantcfsmo en par~icular, a saber, que es la nega-
ateos d e nacimiento? D ios es el ser cuya exis ten- ción de la teología desde el punto de vista de la
cia no puede separarse de la esencia, del concep- teología o la n egación de la teología que es, a su
to, ni puede pensarse de otro modo que en tanto vez, teología: esta contradicción caracteriza en par-
existente. Descartes transforma este ser objetivo en ticular a la / ilosofía hegeliana.
un ser subjetivo, convierte el argumen to ontoló- En la fiJosofía moderna, así como en la hege-
gico en el argumento psicológico; convierte el liana, sólo el ser inmaterial, el ser como puro ob-
«Dios es pensable, luego existe» en el «pienso, jeto ( Objekt) del entendimiento, es el ser verda-
luego existo». Así como en Dios no puede sepa- dero, absoluto --Dios. Incluso Ja materia, que
rarse el ser del ser-pensado (Gedochtwerden), así Spinoza convierte en atributo de la sustancia di-
tampoco en mí --en tanto que espíritu y, por tan- vina, es una cosa metafísica, · un puro ser del en-
to, como mi ser- puede separarse el ser del pen- te ndimiento ; pues se l e ha sus Lrafdo Ja determi-
sar; y lo mismo que en Aquél, también en mi es- nació n esencial de la materia que constituye su
ta inseparabilidad constituye e l ser. Un ser que diferencia con respecto al enten dimicn Lo, a Ja ac-
s6lo es - independientemente de que ·sea en sí o tividad pcn.sance, a sab er, el ser un ser sufriente.
para mí- en tanto que pensado, en tanto que ob- Pero H egel se distingue de fa filosofía anterior
je to (Gegenstand) de la abstracción de toda sensi- en que determina de manera distinta la relación
bilidad, únicamente se realiza y subjetiviza 11ece- entre el ser material , sensible, y el inmaterial. Los
sariamen re en un ser q ue s6lo es también en tanto filósofos y teólogos anteriores conci bieron el ser
que pensante, cuya entidad s6lo es el pensamiento verdadero, el ser divino, como un ser separado y li-
abstracto. ~crado Je la naturaleza, como un ser separado y
J1bcrado en sí de la -sensibilidad o materia· tan
19 s6lo _se transferían a ~! mismos el esfuerzo' y el
La culminaci6n de la filosofía moderna es la trabajo de la abstracc1on, de Ja liberación d e lo
filosofía hegeliana. La necesidad hist6rica y la le- sensible, para alcanzar lo que en sí mismo es libre
gitimación de la filosofía moderna se basa por de e llos. En este ser libre d epositaban la beatitud
ello fundamentalmen te en l a crítica ele Hegel. del ser, e n es te hacerse libre ponían la virtud del

62 63
ser humano. Hegel, por d contrario! ~dondi~if es- que esté o no unido a mí. La materia sigue en
ta actividad subjetiva en la autoa:cnv1 a e <Ser contradicción con el ser presupuesto por la filo-
. · Dios mismo tiene que someterse a este sofía como el verdadero ser.
d 1vmo. h .
b · lo mismo q ue los éroes paganos tiene La materia es puesta, en efecto, en Dios, es de-
tra ajo, . d di . "d d Sól ,
que conquistar con la virtu su vm1 a . o a~1, cir, en tanto que Dios, y poner fo materia en tanto
l libertad de lo absoluto respecto de la materia, que Dios es como decir: -no hay Dios; equi-
ª
que,
por lo demás sólo es un presupuesto, una
, . "6 d d
vale, pues, a la supresión de la teología, a , reco-
representación, se convierte en accL_ n y ver a . nocer la verdad del materialismo. Pe.ro, a su vez,
Mas esta autoliheración d.e l a ~ateria sólo puede se sigue presuponiendo la verdad del ser de la teolo-
onerse en Dios si al mismo t1ero po se pone la gía. Por tanto, el ateísmo, la negación de la teo-
~atería en el. Pero, ¿cómo puede po~crse. la ma- logía, es negado de nuevo, es decir, la teología es
teria en É l? Sólo en virtud d~ que EL .:rn1~m~ la repuesta por Ja filosofía. D ios sólo es Dios en la
ponga. Pero en Dios sólo es DJ.os. ~or cons tgu1en- medida en que supera, niega la matetia, la nega-
te sólo en la medida ·en <J_Ue Él mzsmo se p_opga clón de Dios. Y iSólo la negación de la negación
cdmo materia, como no-Dios, como su alt:ridad. és, para Hegel, la posición verdadera. Al final,
La materia no es, de este modo, un centran~ _q ue por consiguiente, nos encontramos una vez más en
· mprensiblemente preceda al Yo, al csp1ntu: el punto de donde habíamos partido al principio
inco , d 1 , . Co ll 1 - en el regazo de Ja teología cristiana. De esta
ella es la autoalienacion e, ~spir1tu. ~ e. o, a
materia misma adquiere espirJtu y entendimtento; suerte, en el principio supremo de la filosofía he
incorporada al ser absoluto como un momento geliana ya tenemos el principio y el resultado dt·
~: la vida, de la formación y el 1 '-.'lrrollo del su filo sofía -de la religión, según la cual La fi-
mismo. A su vez, empero, es pu · nuevo loc;ofía no su!"rime los 10·:m is de f,
como un ser nulo, no-verdadero , t med1c...cl e.n no 9ue sola~em .... 1 ~ resr;bl<.!LC, los m-..:J~~~;~, --.t
que sólo ~l se~ (Wesedn) ~ue se pbrodduce a partu partir de la nega1....h.. i del racionalismo. El misterio
de esta altenac1ón, es ecrr, qu~ a an ona 1a ma- de la dialéctica hegeliana reside en úJ timo análisis
teria, Ja ·sensibilidad, es recon?c1do como ~l ser en en que niega la teología a través de la filosofía, ·
lenitud en su forma y figura verdaderas. Lo parn negar l uego una vez más Ja filosofía a través
su P . , l "b] 1 .d e la teología. E l comienzc;> y el fin lo constituye
natural, material, sensible - .o sc~1sJ. e no en e
sentido común, moral, sino metafiscto- es _tam- Ja teología; en medio se halla la filosofía en tanto
bién aquí, pues, lo que ha de negarse, lo m:_smo que. negación de la primera posición; pero la ·ne-
que la teología niega la natur?leza emponz<:nada gac16n de la negación es la teología. Primero -;e
por el pecado original. E llo es m~~rporado, cierta- echa todo abajo, luego se colocá todo en su anti-
mente, a la razón, al Yo, al esptntu ; pero es lo ~º lugar, ~o~o en Descartes. La filosofía hege-
no-racional en la razón, el no-Yo en el Yo, el ne- l!aoa es la ultuna gran tentativa de restablecer 'ª
gativo del mismo: del mismo modo que en Sche- través de la filosofía el perdido, sucumbido cristia-
lling la naturaleza en Dios es lo no-divino en Dios, nismo, y precisamente, como sucede en general en
está 'en Él fuera de Él; lo mismo que, en la filoso- la. é~o~a moderna, identificando la negaá6n del
fía cartesiana, el cuerpo, aunque unido a mí, al es- cnst~anism? con el cristianismo mismo. La muy
píritu, está fuera de mí, no me per~cn ~ce, no prec,i1~ada 1dentidad especulativa del espíritu y la
pertenece a mi ser, por lo que r esulta rnd1ferente materia, de lo infinito y lo finito, de lo divino y

64 6 65
Jo humano no es más que la funesta contradicción que la representación d e estos seres que subyacen
de la época moderna - la -identidad de la fe y a los fenómen os y, por lo tanto, son meros seres
la incredulidad, de la teología y la filosofía, de la del entendimiento, no sólo es admisible, sino tam-
religión y el ateísmo, del cris tianismo ~ el paga- bien inevitable». Los objetos ( Gegenstand) de los
nismo en su cima más elevada, en la cima de la sentidos, de la percepción, son, pues, para el en-
metafÍsica. En Hegel, esta contradicción sólo se tendimiento, puro fenómeno, ninguna verdad; no
oculta a la mirada, se oscurece, porque conviert_e satisfacen , por tanto, al entenclimiento, es decir,
la negación de Dios, el -ateísmo, en una determt- no corresponden a su esencia. Consecuentemente,
nación objetiva de Dios -Dios es determinado el entendimiento no está limitado de ningún mo-
como un proceso y el ateísmo, como un momento do en su esencia por la sensibilidad; de lo con-
de es'te proceso. Pero, ni la fo restablecida a par- trario no consideraría las cosas sensibles como fe-
tir de la incredulidad es verdadera, pues siempre nómenos, sino como Ja pum verdad. Lo que no
será una fe ligada a su contrario , ni e l Dios resta- me satJsface, tampoco me limita .ni res tringe. ¡Y
blecido a partir de ·su negación es un Dios ':'er~a­ si n embargo, los seres del entendimiento no deben
dero, sino m ás bien un Dios que se contradice ser objetos (Objekt) reales para el entendimiento!
consigo mismo, un Dios ateo. La filosofía kantiana es la contradicción de sujeto
y objeto, de esencia y existencia, de pensamiento y
22 ser. La esencia corresponde aquí al entendimien-
to, la existencia a los sentidos. La existencia sin
Así como la esencia divina ne es otra que la esencia es mero fenómeno -son Jas cosas sensi-
esencia humana liberada de la limitación <le la na- bles- la esencia sin existencia es mero pensarnien-
turaleza, así también la esencia del idealismo ab- to -son los seres del entendimiento, los nou-
soluto no es otra que la esencia del idealismo m~na; . ellos son pensados, pero carecen de
sub¡etivo liberada de la limitació11, precisamente existencrn -al menos de existencia para nosotros-
racional, de la subjetividad, es decir, de la sensibi- <le objetividad (Objektivitat); son las cosas en
lidad u objetalidad ( Gegenstiindlichkeit) en general. sí, las cosas verdaderas; pero no son cosas rea--
De abi que la filosofía hegeliana pueda derivarse les y, po~ ~onsiguiente, tampoco son cosas para
inmediatamente del idea li smo kantiano y fi ch- el cntendtmtento, es d eci1·, no son cosas determi-
te~mo. nables 1:1j ~ognoscibles por el en tendimiento. ¡Qué
Kant dice: «Si, como corresponde, considera- contra<:11cc16n separar la verdad de la realidad y
mos los objetos de los sentidos como meros fe- la real1?a~ de la verdad! Pero s i suprimirnos esta
n6menos, con ello admitimos al m is mo tiempo contrad1cct6n tendremos Ja filosofía de la identi-
que a ellos les subyace la cosa en sí misma, por dad en que los objetos (Objekt) del entendimien-
mucho que no conozcamos c6mo está constituida to, las co_s,as pensadas, en tanto que verdaderas,
en sí, sino únicamente su apariencia fenoménica, s~i: tambten reales; en que la esencia y la con-
es decir, el modo e n que nuestros sentidos son dtc16n del objeto ( Objekt) del entcnc.limicnto co-
afectados por este algo desconocido. El entendi- rresponde n a la esencia y a la condición del cn-
miento pues, precisamente porque aprehende los tend~e~to_ o sujeto; en que, por tanto, el sujeto
fenómenos, ndmite también la existencia ele cosas no. esta limitado ni condicionado por una materia
en sí mismas y, en esta medida, po<lemos decir existente f ucra de él que comra<liga su esencia.

66 67
. ue no tiene ninguna cosa fuera y acceder así al punto de vista que yo exijo tiene
P ero., el ~¿e~~n;ecuencia, ya no tiene. n.inguna li- que abstraerse d el pensar. Para aquel que efectúa
d~ s1 .óy, "1 no es más sujeto «fmito» -ya la abstracción, la razón deja inmediatamente de
m1taci n en e' b . t (Ob
es el Yo al que se con trapone un o }e o - ser algo subjetivo, como la mayoría se la represen-
no l absoluto cuya exprestón teoló- ta; y tampoco ella misma puede pensarse ya como
1.ekt)--
.
es e ser
' uJ
' E .
s la palabra Dios. s, ciertamente algo objetivo, pues to que algo objetivo o pensado
g1ca o pop ~r e · y que e n el idealis- sólo es posible en oposición -a algo pensante, del
el mismo sujeto, e1 mismo 0 y
b. . pero sin limitaciones; el o que que aquí se abstrae por entero; así pues, a t ravés
roo su.U Jet1:"0 -ya no parece ser Yo, ser subjetivo de aquella abstracci6n, ella se convierte en el ver-
por e o mismo 11 y
y que, por. l a misma razón ' ya no se ama o. dadero en sí, el cual recae precisamente en el
punto de indiferencia de lo subjetivo y lo obje-
23 tivo.» Hasta aquí Schelling. Y lo mismo encon-
tramos en Hegel. El pensar despojado de su de-
La filosofía h egeliana es el jdealis.m o .inv ertido, terminación en la cual pensar es actividad de la
ló . así como la filosofía spmoz.zsta es el subjetividad es la esencia de la lógica hegeliana.
teo g~ct~' o t eológico Ella ha puesto Ja esencia
materia zsm · h d d 1y 1 La tercera parte de la Lógica es e incluso se ti-
del Yo fu era del y o, la a segrega o .e o, a tula explícita.mente, lógica subjetiva, y, no obstan-
ha objetivado como sustancia, como .D1?s ; pe_ro te, las formas de la -subjetividad que constituyen
con ello, una vez más -y, por cdnslgud?-t.e,_dnd su objeto ( Gegenstan:d) no deben ser subjetivas.
directa, inversamente- ~a elxpre~a o a tvltnr a El concepto, el juicio, la conclusión, incluso las
d l y 0 que ella convertia, o mismo que a ma- mismas formas particulares de las conclusiones y
e· Sp.tnoza en un at ributo o forma de la sus-
terrn en '
d Dios es la autoconciencia de zos. s ec1r,
·
tancia divina: la conciencia que t~eneEe d º'!1
0
t h b
cl 1
los juicios, como el juicio problemático y -asertó-
d co, no son de ningún modo conceptos, juicios y
conclusiones de nosotros mismos, sino formas ob-
s~r pertenece a Dios, e! saber al hombre. Mas, d e jetivas, existentes en y para sí, formas absolutas.
hecho, la esencia de Dios, .para Heglcl, no es _ot~a Es así como la filosofía absoluta enajena (en-
la esencia del pensamiento, o e pensamten o taussern) y aliena ( entfremden) al hombre su pro-
(//,;traído del Y o, del pensad?r. La filosofía hege- pia esencia, de su propia actividad. De ahí la vio-

Jtana, r1or· tanto , ha convertido
1A d .el pensar,
. o sea
d lencia y Ja tortura que e lla ejerce sobre nuestro
el ser subjetivo, pero pensa o s m suj e to, es .e· cspú-itu. Lo que es nuestro no d ebemos pensarlo
· el ser subj.etivo representado como un ser dzs- como nues tro, debemos abstraer la d e terminación
ctr, d. . b l
t · to de éste en el ser zvtno, a so uto. por l a que algo es lo que es, es d ecir, debemos
inD ahí qde el misterio de la filosofía «absolu- pensarlo sin sentido, debemos asumirlo en el sin-
ta» :ea también el misterio d.e 1~ teología. Así sentido (Unsinn) de lo absoluto. Sinsentido es la
como ésta convierte las determJ.nactones del hom- esencia suprema d e la teología -de la común tan-
bre en determinaciones divioas, que ella usurpa to como de la especulativa.
al 15e r determinado por el que ellas so? lo qu_e Lo que H egel observa reprobatoriamcnte a pro-
de la misma manera procede también la h - pósito de Ja filosofía de Fichte, a saber que cada
son, 1 d b .
losofía absolut3. «El pensar de a razón e e atri- cual cree tener el Yo en sí mismo, se recuerda a
buirse a cada uno; para pensarla como absoluta sí y, n o obstante, no encuentra en sí al Yo, puede

68 69
decirie también de la filosofía especulativa en ge- pe.ro ella tiene que ligarse a la naniraleza determi-
neral. E lla considera a casi todas las cosas en un nada de las cosas, cuyos -signos son los nombres.
sentido en que estas cosas ya no se reconocen. Y
el origen de esta desdicha es precisamente la teo- 24
Jogía. El .ser divino, absoluto, tiene que distinguir-
se de los seres finitos, esto es, reales. Pero no La identidad de pensar y ser, cuesti6n central
tenemos otras determinaciones para lo absoluto de la filosofía de la identidad, no es sino la con-
que, precisamente, las determinaciones de las cosas secuencia necesaria y la prolongación del concep-
reales, ya sean naturales, ya sean humanas. Mas, to de DLos e n tanto que ente (Wesen) cuyo co n-
¿c6mo estas determinaciones se convierten en de- cepto o esencia contiene e l ser (Sein . ) La filosofía
termi naciones de lo ab soluto? Únicamente en la especula tiva tan s6lo ha generalizado tan sólo ha
medid a en que .se las con cibe en un sentido dis- convertido en una propiedad del p~nsar, lo que
tinto de su sentido real, es decir, s6lo porque se la teoJogfa convertía en una propiedad exclusiva
del concepto de Dios. La identidad del pen sar y
..
las concibe en un sentido enteramente invertido.
En lo absoluto está todo lo que está también en el. ~e1: s6lo es por ese motivo, la expresión de la
lo finito; pero todo, en lo absoluto, es completa- dtvmrdad de la razón - la expresión de que e l
mente distinto de aquí; allí r igen leyes comple- pensar o la razón es el ser absoluto, el conjunto
tamente diferentes de las que rigen entre noso- I de toda verdad y realidad, de que no exista nin-
Lros; la razón y la sabiduría son allí lo que entre gi:11a oposici6n de la razón , de que la razón más
nosotros es un puro sinsentido. De ahí la ilimi- bien es Todo, de la misma manera que en Ja teo-
tada arbitrariedad de Ja especulación que usa del l<;>gía estricta Dios es Todo, esto es, todo lo esen-
nombre de una cosa sin aceptar .por ello la va: c1~l .Y verdaderamente existente. Pero un ser no
Jidez del concepto que a este nombre está ligado. d1stmto del pensar, un ser que sólo es un predi-
La especulación se disculpa de esta arbitrarie- cado o una determinación de Ja razón, sólo es
dad diciendo que elige para sus conceptos térmi- un ser pensado, abstracto, pero en verdad no es un
nos d e Ja .lengua a los que la «conciencia com{m» ser. !--a . identid:1d d e J?ensa~ y ser no expresa , por
vÜJCL1la representaciones que tendrían una remo- co?-s1gwente, sino la identidad del f'ensar consigo
ta semblanza con dichos concep tos; ella echa ]a mismo. Es decir, el pensamiento absoluto no se
cu lpa, pues, al lenguaje. Y, sin embargo, la culpa abanc!ona a sí mis~o, no. sale fu era de sí para
reside en Ja cosa, en el principio mismo de la es- J~ega.1: al ser. Ser sigue siendo un más alJ á. La
peculación. La contradicción entre cl nombre y la f 1losoffa absoluta, ciertamenLe, ha convertido el
cosa, entre Ja representación y cl concepto, no es a~lende de la teología en el aquende, pero al pre-
otra que la vieja contradicción teológica entre las cio de co nvertir el aquende del mundo real en
deLerminaciones del ser divino y el ser humano, de- allende.
terminaciones que respecto al hombre se con- El pensar de la filosofía especulativa absoluta
ciben en su propio y real sentido, pero respecto determina al ser, a diferencia d e sí mismo como
a Dios sólo se consideran en un sentido simbó- actividad mediadora en tanto que lo inmediato no
lico o analógico. En cualquier caso, Ja fiJosoHa no mediado. Para e l pensamiento - o cuando m~nos
debe volverse hacia las represenLaciones que el para el pensamiento con el que tenemos que ver
uso o e l abuso comunes vincula a un nombre · nhora- e l se r no es sino é l mismo. El pens'amien-
'
70 71
to pone al ser frente a sí mism.o, pero c;n el ~eno fini tiva del ser de un objeto, entonces ya no
ísmo con lo que suprime así 1nmediata- puedo pedir consejo únicamente a mí mismo,
d e sÍ m
mente y sin , dificultad 1a opos1c1
. '6 n d ~ 1 ser y e1 sino que tengo que escuchar testigos distintos de
pensar,. pues el ser
. como opuesto del pensar . en mí. Estos tes tigos distintos de mí en tanto que
el pensamiento mismo no e,s, a su v~z, sin? pen- pensante son los sentidos. Ser ese aJgo en lo que no
sar. Cuando, el ser no es mas q~e lo mm<:dtato, .Y participo Yo s61o, sino también los otros, y,
la inmediatez por sí sola constituye su diferen.c;a sobre todo, también el objeto mismo. Ser signi-
respecto del pensar, es fácil dprobardque t~mb~ en
al pensamiento le corrcspon e 1a eterromact n 6 fica ser su;eto, quiere decir ser para sí. Y no es
verdaderamente lo mismo ser yo sujeto o ser s6lo
de la inmediatez y, por _tanto, el se~. Cuando es objeto, ser un ser para mí m ismo, o ·s 61o un ser
era determinación del pensamtento la que pai-a otro ser, o sea sólo un pensamiento. Si soy
un a m 6 d d..
constituye la esencia del ser, ¿c roo pue e 1stm- un mero objeto de la representación y, en conse-
guirse el ser del pensar? cuencia, ya no soy yo mismo, como acon tece al
hombre después de la muerte, en tal caso tengo
. 25 que admitirlo todo; en tal caso el otro podrá for-
Probar que algo es sólo tiene el sentido de que jarse una imagen de mí que será una auténtica
es te algo no es solamente pensado. Esta prueba, carfratura, sin que por ello pueda yo protestar.
sin embargo, no puede engend.:arse a partir del Pero s i yo todavía soy realmente puedo hacer cruz
pensamiento mismo. Si ~ un obJe~o del pens.ar .se Y raya, puedo hacerle sentir y probar que entre
Je debe atribuir el ser, tiene también que atnbwr- yo, tal como soy en su representación, y yo ral
se al pensamiento mismo algo distinto d~l pensar. com o soy en la realidad, o sea entre yo e n tanto
El ejemplo que eligió Kant e n l~ críuc.a de la que objeto ~uyo y yo en tanto que sujeto, existe
prueba ontológica para n .trar la diferencia e ntre una diferencia tan grande como el firmamento.
el pensar y el ser, y que Hegel ridiculizó, sobre lfn el l?ensamiento yo_ soy sujeto absoluto; no otor-
Ja diferencia entre cien Thalers en la representa- go validez a Todo stno como objeto o predica<l 1
ción y cien Thalers en la realidad, es, en lo esen- mío, del pensante; en él soy intolernnte. En h
cial, completamente exacto. Pues. a unos Thalers actividad sensible, en cambio, soy liberal; permi-
los tengo tan sólo en la cabeza~ mientras que a los .to que el objeto sea lo que yo mismo soy - s u-
jeto, sci- real que actúa por sí mismo. Sólo los I
otros los tengo en el bolsillo; aquellos sólo
existen para mí, éstos, en cambio, también para sentidos, sólo la intuición, me dan algo en tanto
que sujeto.
los otros -pueden sentirse y ser vistos; y sólo
existe Jo que es, a la vez, para mi y para los ou·os,
sólo aquello en lo que acordamos yo y el otro, lo
26
que no sólo es mío sino general. Un ser únicamente pensante y, además, abstrac-
En el pensamiento como tal me haUo en iden- tamente, no tiene ninguna representación del ser,
tidad conmigo mismo, soy señor absoluto; nada de la existencia, de la realidad. El ser es el Hmite
se contradice allí conmigo; allí soy juez y parte d el pensar; el ser en cuanto ser no es el objeto
al mismo tiempo, y no hay, en consecuencia, nin- de la f iLosofía o al menos no lo es de la absoluta
guna distinci6n crítica entre el objeto y mis pen- Y. ~bstrac_ta .. La misma filosofía especulativa ma-
samientos sobre él. P ero cuando se trata, en de- mf1esta indirectamen te es te n exo en Ja medida

72 73
en que para ella el ser es idéntico al no-ser -la En una metafísica de la escuela de Wolf se di-
nada es. Pero nada no es ob¡eto (Gegenstand) del ce, por ejemplo, que Dios, el mundo, el hombre,
pensar. Ja mesa, el libro, etc., coinciden entre sí en que
El ser, en cuanto ob;eto (Ob¡ekt) del pensar es- son. Y Christ. Thoomasius dice: «El ser es por
peculativo, es lo simplemente inmediato, esto es, d oquier el mismo. La esencia es tan múltiple co-
indeterminado; por consiguiente, nada hay en él mo las cosas». Este ser por doquier igual, indis-
para distinguir, nada hay para pensar. P ero el tinto y carente de contenido es también el ser
pensar especulativo es para sí mi smo la medida de la lógica hegeliana. El mismo Hegel señala
de toda rea lidad; sólo declara como algo aquello que la polémica contra la identidad del ser y nada
que entretiene su actividad, 10 que tiene materia no procede sino de suponer en el ser un con te-
para pensar. E l ser, por consiguiente, es para el n ido determinado. Pero precisamente la concien-
pensamien to abstracto -puesto que es l a nada cia del ser está siempre y n ecesariamen te ligada a
del pensamiento, es decir, nada para el pensar, lo un co n tenido d eterminado. Si hago abstracción del
carente de pensamiento-- en y para sí mi smo 11a- contenido d el ser y, precisamente, de todo conte-
da. Y precisamente por ello, tambié n e l ser, tal nido , pues Todo es contenido del ser, no me
como lo introduce en su dominio la filosofía es- queda sin lugar a dudas nada, excepto el pensa-
peculativa y como reivindica su concepto, es un miento de nada. Y cuando Hegel reprocha en con-
puro espectro que se contradice absoluta1ffC:: nte secuencia a la conciencia comú n que atribuya algo
con el ser real y con lo que el hombre compren- que no pertenece al ser, al ser en cuanto objeto
d e bajo ser. Por ser entiende el hombre, con arre- de Ja lógica, este reproche más bien cabe hacér-
glo a la cosa y la razón, el ser ahí (Dasein), el selo a él, en la medida en que atribuye una abs-
ser para sí (Fürsichsein), la realidad (Realitat), la tracción carente de fundamento a lo que la con-
existencia (Existen-z), la 'realidad efectiva (Wir- cí~ncia humana entiende legídma y racionalmente
klichkeit), la ob;etividad ( Ob¡ektivitat ). Todas es- por ser . El ser no es un concepto [!.Cneral que
tas determi naciones o nombres expresan una y la pueda segregarse de las cosas. Es uno con lo q ue es.
misma cosa, sólo que d esde diferentes puntos de Sólo es pensable mediatamente -sólo es pen-
vista. Ser e n pensamientos, se r sin objetividnd, sin sable a través de los predicados que fundamentan.
rea lidad efectiva sin ser para sí , es, por supL1 es to la esencia de un.a cosa. El ser es la posición d e l a
nada; pero en esta nada s6lo expreso la ncrdidad esencia. Lo que es mi esencia, es también mi ser.
de mi abstracción. El pez está en el agua, pero tú no puedes sepa-
.r ar su esencia d e este ser. EJ mismo le nguaje ya
27 identifica el ser y la esencia. Sólo e n Ja vida hu-
mana, así como en los casos anormales y desdi-
El ser de la lógica hegeliana es el ser de fa chados, se separan el ser de la esencia ---.sucede
vieja m etafísica que se enuncia indistintamente d e ·que allí donde se tiene el ser no se tiene también
todas las cosas, pues, según e lla, todas las cosas la esencia, pero precisamente a causa de esta esci-
coinciden en que ellas son. Este ser indistinto es, sión no se está verdaderamente con el alma don-
sj n embargo, un pensamiento abstracto, un pensa- de se csrá realmente, con el cuerpo. Únicamente
miento sin realidad. El ser es tan diferente como allí donJc está tu corazón eres también Tú. Pero
las cosas que son. todos los seres --exceptuando los casos antina-

74 75 1
turales- están y son de buen grado allí donde
están y aquello que son, en otras palabras, su Al comienzo de la fenomenología nos encon-
esencia no está separada de su ser, ni su ser está tramos únicamente con la contradicción entre la
pala~ra, que es general , y la cosa, que siempre es
separado de su esencia. Y Tú, por consiguiente,
no puedes fijar para sí el ser como algo simple- partJcu1ar. Y el pensamiento que solamente repo-
mente idéntico, a diferencia de la diversidad de sa sobre la palabra no rebasa esta contradicción.
la esencia. Tras la sustracción de todas las cuali- Pero nsí como la palabra no es la cosa, así tam-
dades esenciales de las cosas, el ser no es más que poco el ser enunciado o pensado es el ser real. Si
tu representaci6n del ser -un ser construido, idea-
se objeta que en Hegel no se plantea la cuestión
do, un ser sin la esencia del ser. del ser desde el punto de vista práctico, sino úni-
camente desde el punto de vista teorético, debe
28 responderse que aquel punto de vista es aquí en-
t~ra1?Jen te pertinente. La pregunta por el ser es
La filosofía hegeliana no ha rebasqdo la con- precisamente una pregunta práctica, una pregunta
tradicción entre el pensar y el ser. El ser con el en que está comprometido nuestro ser una pre
que comienza la fenomenología no es nada menos gunta de vida o muerte. Y si nos atedemos a l;
que el ser con el que empieza la lógica, en la legitimidad de nuestro ser, no dejaremos que él
contradicción más directa con el ser real. nos sea arrebatado por la lógica. También debe
En la fenomenología, esta contradicción se po- s~r reconocido por la lógica a menos que se obs-
ne de relieve en Ja forma del «esto» y de lo «gene- llne e n contradecirse con el ser real. Por lo de-
ral»; pues lo singular pertenece al ser, y lo ge- más,. incluso el punto de vista práctico --el punto
neral al pensar. Pero en la fenomenología, «es- d e vista del comer y el beber- es invocado por
to» y «esto» convergen indistintamente para el Ja fenomenología para refutar la verdad del ser
pensamiento; y, sin embargo, qué poderosa es la sensible, e~to _es, d~l ser singular. Aquí tampoco
diferencia entre el «esto» en cuanto objeto del d:bo_ yo m1 ,e~1stencia, ahora y siempre, al pan lin-
pensar abstracto, y el mismo «esto» en cuanto ob- ~~st1co o log1co -al pan en sí- sino siempre y
jeto de la realidad. Esta mujer, por ejemplo, es un1carnentc a este pan, al pan «indecible». El ser,
mi mujer; esta casa es nú casa, por mucho que fundado en multitu~ de indecibilidades semejan-
cada cual diga de su casa y de su mujer, al igual tes~ es ~or ello él mismo algo indecible. Más aun,
que yo: esta casa, esta mujer. La indiferencia lo ii:dec1ble. Sólo allí donde terminan las palabras
e .indistinción del «esto» lógico las interrumpe y oom1cnza la. vida, sólo allí se revela el misterio
suprjme aquí el sentido del derecho. Si al «esto» ?el ser . .S.i, en consecuencia, la indecibilidad es
lógico Je otorgáramos validez en el derecho natu- i~razo nabilid~d_, entonces toda existencia, . ya qu~
~1empre es w;i1camente esta existencia, es también
ral accederíamos directamente a la comunidad de
urazón. Y, sm embargo, no lo es. La existencia
los bienes y de las mujeres, en donde no existe aun s!endo indecible, tiene para sí misma sentid¿
diferencia alguna entre aquél y éste, y en que y razon.
cada cual tiene a cada una - o más bien precisa-
mente a Ja supresión de todo derecho; pues el 29
derecho únicamente reposa sobre la realidad de la
diferencia entre éste y aquél. El pensar que se «extiende» «a su otro» -lo
«otro del pensar» es, sin embargo, el ser- es el
76
77
pensar que rebasa su límite natural. El pensar s~ políticos, zoólogos, en suma antropólogos ; y no
extiende a su contrario quiere decir: el pensar rei- eran teólogos o al m enos sólo teólogos e n parte
vindica para -sí lo que no pertenece al pensar, sino - y precisa mente por ello, sólo en parte, eran an-
al ser. Al ser, sin embargo, le pertenece la singu- tropólogos, sólo lo era n limitada, defectuosamen-
laridad, la individualidad, y al pensamiento la ge- - te . Para los neoplatónicos, poi· el contrario, la ma-
neralidad. E l pensar pues, reivi11dica, para sí la teria, el mundo material, real, ya no es ninguna
singularidad -convierte la negación de la genera- instancia, ning una realidad . La patria, la familia,
lidad la forma esencial de la sensibilidad , la sin- l9s lazos y bienes mundanos en general, que l a
'
gularidad, en un momento d el pensar. De esta filosofía peripatérica consideraba como la dich a
suerte el pensar «abstracto» o el concepto que del ho mbre - todo ello es nada para el sa bio neo-
tiene el ser fuera de sí, se convierte en concepto pla t?nico. Incluso la muerte es para él m ejor que
«concreto». la vicb corporal; no con sidera d cuerpo como per-
¿Cómo llega el h ombre, sin embargo, a es ta ex- le necicnte a s u esencia; desp laza la dich a única-
tensión del p ensar al dominio del ser? A través mente ~tl alma separ ándose d e todas Jas cosas .cor-
de Ja teología. En Dios el ser está unido inmedia- porales, en suma, de las cosas exteriores. Mas ,
tamente con la esencia o concepto, la singularidad, cua ndo el h om bre no tiene ya nada fuera de sí,
la forma de exis tencia , con la gen eralidad. E\ busca y encuentra Todo en sí, pone en el lugar
«concepto concreto» es D ios transformado en con- cJel mundo real el mundo imaginario, inteligible,
cepto. P ero, ¿cómo llega e l hombre d esde el pen- en el cual hay tod o lo que existe en el mu ndo
sar «a bstracto» al pensar «con creto» o absoluto? real, pero de una manera abstracta, representada.
¿Cómo llega de la Uosofta a la teología? La mis- Inc! uso la materia se encuentra, para Jos neopla-
ma hi storia da la r espuesta a esta cuestión en e l Lónicos, en el mundo inma te rial, por m:ls que allí
tránsito d e la antigua filosofía paga na a Ja llamada sólo sea una mate ria ideal, pensada, imaginari'<l.
filosofía n eoplatónica; pues la filosofía n eoplató- Y cuan,do :I hombre no tiene ya n ingún ser fu e-
nica sólo se distingue d e la filosofía anti gua por ra d e st mismo, se pone entonces en pensamientos
I ser teo logía, mientras, que aquélla sólo es filoso- un ser que, en cu anto ser det pensamiento, tiene
fía. La filosofía antigua tenía como pr in cipio la empero ~ su vez Las propiedades de un ser real ,
razón , la «idea»; pero «Ja idea no ha -sido es- un seJ· q_ne en cuanto ser no-sensible es, a su vez,
tablecida por Platón y Aris tóteles como lo que ser se11s1bte, y en cuanto objeto ( O b jekt) teoréti-
contiene a Todo». La filosofía antigua dejaba s ub- co_ es, a su . vez, u n objeto práctico . .Es te ser es
sistir algo fuera del pensar - un residuo que no Dios - el b1en sup1-emo d e los n eoplatónico,s. Só-
era absorbido por el pensar. La imagen de este
1 J? e n el ser se s_atis face el hombre. D e ahí que sus-
sc1· fu era del p ensar es Ja materia - el sustrato 1 tllu_ya fo ca re~crn del ser real con un ser ideal, es
de la realidad. En la materia la razón en contraba
su lir11ite. La filosofía antigua vivía aún en la di- l dc:c~r, qu e atribuya ahora el ser de Ja realidad sa-
crrf t~ada o perdid a a sus represen taciones o pen-

!
ferencia en lre el pensar y el ser; en ella, el pen- sam1 e n tos - la representación ya no es para él
sar, el espíritu, la idea, no eran todavía Ja reali- represcn_tación, sino el objeto (Gegenstand) mis-
dad que Todo lo abarca, esco es, Ja realidad única, m ~; la imagen no es ya una imagen, s ino la cosa
exclusiva, la realidad absoluta. Los fil ósofos anti- 1 n:1s ma ; el pensamiento,_ l a idea, es reaLidad. Pre-
guos todavía ex~m sabios universales - fisiólogos, CLsa mcnle porq ue ya no se comporla como suj e to

78 ,.. e A cct~1 ~~\..


..:~ ~ g., uo 1 ¡;, ', 7_9,
u. !i. P.• f, .•
en relación al mundo real en tanto que su objeto, do en un predicado del pensamiento, el ser en una
sus representaciones se convierten para él en ob- mera determinación del pensamiento; pues la pro-
jetos ( Objekt), en seres, en espíritus y dioses. posicÍón: el concepto es concreto, es idéntico a la
Cuanto má,s abstracto sea él, cuanto más negati~ proposición: el ser es una determinación del pen-
vo sea con respecto a lo sensible real, tanto más sar. Lo que en los neoplatónicos es representación,
sensible es él precisamente en lo abstracto. Dios, fantasía, Hegel lo ha transformado únicamente en
lo Uno -el objeto ( Objekt) y ser supremos de conceptos, lo ha racionalizado. Hegel no e.s ·«el
la abstracción de' toda multiplicidad y de toda Aristóteles alemán o cristiano» sino el Proclo ale-
Ir
dife rencia, es decir, de la sensibilidad- es reco- mán. La «filosofía absoluta» es la filosofía ale-
nocido por contacto, por presencia inmediata. Lo jandrina renovada. Según expresa determinación
supremo, lo Uno es conocido, sí, al igual que lo de Hegel, la filosofía absoluta no es la aristotéli-
más bajo, la materia, a través del no-saber, de la ca, ni la antigua filosofía pagana en general, sino
insapiencia. Eso quiere decii: que sólo el ·ser pen- la filosofía alejandrina -la filosofía cristiana, pe-
1 ' sado, abstracto, el ser no-sensible, suprasensible, . ro entremezclada todavía con ingredientes paga-
~,~
es, a su vez, un ser 1·ealmente existente, un ser nos-, aunque todavía en el elemento de la abs-
l!-lfl• sensible. tracción de la autoconciencia.
[' Allí donde el hombre · .se d esencarna, allí don-
de niega el cuerpo, este obst.áculo racional de la
Debe observar.se a-µn que la teología n eoplató-
n,ica muestra con particular claridad que así como
subjetividad, allí también cae en una praxis fan- el objeto, así también el sujeto, y a la inversa ;
tástica y trascendente, relacionándose con encarna- · que, en consecuencia, d objeto ( Objekt) de la
d as apariciones divinas y espirituales y, por tanto, teología no es sino la esencia objetivada del su-
suprimiendo prácticamente la diferencia entre la jeto , del hombre. Dios es, para los neoplatónicos,
imaginación y la intuición; y así también se pier- la potencia suprema, lo simple, lo Uno, lo pura-
de t eoréticamente la diferencia entre el pensar y mente indeterminado e indistinto -no es un ser,
el ser, entre lo subjetvo y lo objetivo, entre lo sino que está por encima d el ser, pues el ser to-
sensible .y lo no-sensible, allí donde la materia ya davía está determinado po'r cuanto es ser; no es
no es una realidad para él ni, por consiguiente, concepto ni entendimiento, sino que está por en-
tampoco un límite para la razón pensante, allí cima del entendimiento, pues también el enten-
donde la razón, el ser intelectual, el ser de la sub- dimiento está determinado por cuanto es entendi-
jetividad en general, en esta su ilimitación, es el ser miento; y donde hay entendimiento hay distinción,
único y absoluto para él. Todo lo niega el pensar, hay escisión entre lo pensante y lo pensado,
1: mas sólo para poner Todo en él. Y a no tiene nin- la cual, consecuentemente, no puede caber en lo
\' '
'' gún límite en algo exterior a él, pero por este sencillamente simple. Pero lo que el ·s er supremo
mismo motivo se sale él mismo de su límite in- e~ objeti"'.'an:ente, también lo es, para el neoplató-
manente, d e su límite natural. De esta suerte la nico, subjetivamente; lo que el pone en el objeto
razón, la idea, se hace concreta, esto es, lo que ( Gegenstand), en Dios en tanto que ser, eso mfs-
debe dar la intuición es atribuido al pensar, y lo mo lo pone eh sí como actividad, como aspira-
que es la función, la cosa de los sentidos, d el sen- ción. No ser ya diferencia, ni entendimiento, ni
timiento, de la vida, se convie!'te en una función, ,sí mismo, es y significa ser Dios. Pero fo que Dios
una cosa del pensar. A sí, lo concreto es convertí- ·es, es también aquello a lo que el neoplatónico

80 81
7

~
'.\
··~.
aspira devenir --es la meta de su actividad, es ménte por eso, el hombre real se convirtió e nton-
dejar «de ser sí mismo, dejar de ser razón, d e jar ces en un mero abstractum sin carne y sin sangre,
de ser entendimiento». El éx tasis y el arrobamien- en u na figura alegórica de la esencia divina. Plo-
to es para el neoplatónico el supremo estado psi- tino, al menos, según cuenta su biógrafo, se aver-
cológico del hombre. E ste estado, objetivado co- gonzaba de tener. cuerpo.
mo esencia, es la esencia divina. D e esta s uerte ,
Dios únicamente e mana del h ombre, mas no es el 30
hombre quien, a la inversa, emana de Dios, al me-
c ;11 n os odginalmente. Esto se manifiesta con especial La d eterminación según la cual sólo el concep-
"""
• ' 11JI
~~
claridad en la determinación d e Dios, asimismo pro-
cedente d e los n eoplatónicos, como una esencia
to «concreto», aquel que es por tado r e n s í mis-
mo d e Ja n aturaleza de lo real, es el concepto ver-
.
~I

..1 .' ,··.. ",¡ i nnccesitada, coro.o u n a esenda dichosa. Pues , dadero, expresa el reconocimiento d e la verdad
¿dónde sino en Jos dolores y n ecesidades del hom- d e lo concreto o realidad. Pero, e n la m edida en 1 1

bre encuentra su fundamento y su origen es ta esen- que a su vez se presupone de antemano el con-
cia carente de dolor y de n ecesidades? Con Ia cepto, esto es, el ser~ del pensar, como ser absolu-
indigencia d e la n ecesidad y el dolor, desaparece to, el único ser verdadero, en esta medida, pues,
l' " asimismo la representación y el sentimiento d e la lo i·cal o realmente efectivo sólo puede reconocer-
dicha. Sólo en su oposición a la desdicha es la di- se de una manera indirecta, sólo como el adjec-
cha una realidad. Sólo en la miseria human a e n- tivum esencial y necesario del concepto. IIegel es
cuenLra Dios su lugar de nacimienlo. Solamente realista, pero un realista puramente idealista o
del hombre adopta Dios todas sus determfoacio- más bien un realista abstracto -realista e n la
ncs - Dios es lo que el hombre quiere ser- s u abstracci6n de toda realidad. Hegel niega e l pen-
propia esencia, s u propia meta, representada como sar, a saber, el pensar abstracto; pero lo niega
esencia real. En esto reside también la dife re ncia de nuevo en el pensar abstracto mismo, d e m odo
entre los n eoplatónicos y los estoicos, los epicú- que la n egación d e la abstracción es, a su vez,
reos y los escépticos. La ausen cia de pasiones, una absL racción. Para él , sólo «lo que es» con sti-
.11· 1
la dicha, Ja ausencia de necesidades, Ja Jibertad, la tuye el o bj e to de la filosofía; pero es te «es», no
1J1,... 1
independencia, fueron también la meta de estos es, a su vez, más q ue m1 «es» abstracto, pensado.
filósofos, pero sólo en tanto que viHudes hwna- Hegel es un pensad or que se rebasa en el pensar
nas; es decir, en ello subyacía aún el h ombre con- - quiere aprehende r la· cosa misma, m as en el
creto, el hombre real, en tanto que la verdad; l a pensamiento de l a cosa; quiere estar fuera del
libertad y la dicha debían atribuirse a este sujeto pensar, pero c;n el seno del pensamiento mismo
como predicado. En los neoplatónicos, sin embar- -de abí las dificultades para comprender e l con-
go, a pesar d e que para ellos la virtud pagana cepto «concreto».
todavía era l a verdad -de ahí su diferencia con
respecto a la teología cristiana, Ja cual traspuso la 31
d icha, Ja perfección y la semblanza con D ios del Reconoce r la luz de la realidad en la oscuridad
h ombre a l más allá -, este predicado se convir- de la abstracci6n es una contradicción -es la afir-
tió en sujeto, un adjectivum del hombre .se con- mación de lo .rea l en el seno mismo de su n ega-
virtió en sustantivo, en esen cia real. P ero precisa- ción. La nueva filosofía, Ja cual "º piensa lo con-
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creto de una manera abstracta, sino concreta, que es, o : . como pensamiento realizado tiene que ser
reconoce lo real en su realidad, es decir de una algo dist into que en tanto que pensamiento no rea-
manera adecuada a la esencia de lo real, como l? lizado, es d ecir, como mero pensamiento - no
verdad ero y lo eleva a principio y objeto de Ja fi- sólo objeto del p.e n sar, sino también del no-pen-
losofía, esta filósofía es por ello la verdad de la sar. Que el pensamiento se realiza quiere decir
h egeliana, la verdad de la filosofía 1noderna en que el pensamiento se niega, deja d e ser mero
general. pensamiento. P ero, ¿qu é es entonces este no-pen-
r- ·il La necesidad histórica o la génesis de la nue- sar, este algo dis tinto del p ensar? Lo sensible.
'-1~ va filosoHa a partir de la vieja es aproximada- Que el p ensamiento se rea-liza quiere d ecir, según
, .. . re
...,.j mente la siguiente. El concepto concreto, la idea, es.to, que se convierte en objeto de los sentidos .
.t"'4&. . '
U!
es, por lo pronto, según Hegel, sólo abs tracto, L a realidad de la idea es, pues, la sensibilidad,
únicamente existe en el elemento d el pensar - el pero la r ealidad es la verdad de la idea -es d e-
Dios racionalizado de la teología antes ele la crea- cir, sólo la sensibilidad es la verdad de la misma. ''
ción ·del mundo. Pero así como Dios se exterío-. No obstanLe, la sen sibilidad no es de este modo
.. ri:ta se revela , se hace mundo, se realiza , así tam-
bié~ se rea liza la idea: H egel es la historia d e la
más que predicado, mientras que la idea o el pen-
samiento lo convertimos en sujeto. ¿Por qu é e n-
..'
teología convertida en un proceso 16gko. Pero en tonces se sensibiliza l a idea? ¿Por qué no es e ll:1
cuanto llegamos, con la realización de la idea, al verdadera s i no es realJ es decir, si no es sensi-
reino del realismo, la verdad d e la idea es que ble? ¿No se hace d epender con ello su verdad d e
ella es real, que ella existe, y e ncontramos, pues, la sensibilid ad? ¿No se confiere significación y
en la exist encia el criterio de la verdad: sólo lo valor a lo sen sible para sí mismo, independiente-
guc ese real es verdadero. Únicamente cabe pre- mente de que lo sensible sea Ja realidad de la
guntarse: ¿qué es real? ¿Lo solamente P,ensado? idea? ¿Si la sensibilidad no es nada para sí mis-
¿Lo que ú nicamente es objeto del pensar, del en- ma, ¿para qué necesita de la idea ? Si sólo la idea
tendimienLO? De ser así, sin embargo, no saldría- confiere valor y contenido a la sensibi lid ad , esta
<ti!:'' mos de la idea in abstracto. Objeto d cJ pensar lo no es entonces más que un rpuro lujo, pura vani-
)~1 ii+
es también la idea platónica; o bjeto interior lo es dad - no ci:; más que una ilusión que se imag i.na
'~.. ,¡"
t'ambién el más allá celeste - objeto de la fe, el pensamiento. Y, sin. embargo, no es asf: Al p en-
,¡J.11•1' d e la representación. Si la realidad del pensamien- samiento únicamente se l e pone la exigencia de
~·· j
to es la realidad e n tanto qu e pensada, entonces rea1izarse, d e sen sibilizarse, p orque inconsciente-
la realidad d el pensamiento sólo es, :i su ve"¿; y . mente se presupone que la r ealidad, la sensibili-
de nuevo, el pensamiento, y permanecemos perma- dad independiente d eJ pensamiento es la verdad
nentemente en Ja identidad del pensamiento con- <le l pe nsamie nto. El pensamiento se garantiza a tra-
sigo mismo, en el idealismo- un idealismo que vés d e la sensibiJidad; ¿cómo sería esto posible
sólo se distingue del ideaJismo subje tivo porque si inco1Hcienlemente no se la considerarn como b
comprende todo el contenido de la r ealidad y lo verdad? No obs tante, puesto que consciente mente
convierte en una de terminación del pensamiento. se parte de la verdad d el pensamiento, la verdad
Si, por co nsiguiente, se considera con auténtica se- de ~a sensibil idad sólo se expresara subsigu iente-
riedad Ja realidad del pensamiento o de la idea, mente, y la sen sibilidad se convie rte tan solo en
se le debe añadir algo distinto de lo que él mismo un at1-ibuto de la idea. Es to es, sin embargo, una

84 85
•contradicción· pues ella sólo es a tribu to y, no Característica de l a anterior filosofía abstracta
obstante, sól~ ella confiere verd ad :il pensamiento, es la pregunta: ¿Cómo pueden influenciarse, & -
es, pues, al mismo tiem po l a .cuesti?n fundame~tal tintos seres autónomos, sustancias, como por ejem-
y la cuestión secundaria, al m_is~o tiempo escn~ia y plo, e l cuerpo sobre el alma, sobre el Yo? Esta
accidente. De esta con tradicción no nos libra- cuestión, sin embargo, era irresoluble para ella,
mos sino cuando convertimos lo real, lo se nsibJe , toda vez que hace abstracción de la sensibilidad; to-
en su;eto de sí mismo; cuando le otorgamos una da vez que las sustancias que tenían que in-
significación absolutamen te au tónoma, divina, pri- fluenciarse recíprocamente, no eran más que seres
maria, y no solamente derivada de la idea. abstractos, puros seres del entendimiento. E l mis-
terio de la influencia recíproca sólo lo resuelve la
32 sensibil idad. Sólo los seres sensibles actúan unos
sobre o t ros. Yo soy Yo - para mí- y a su vez
Lo real en su realidad o en tan to que realidad Tú - para otros. Pero so lamen le lo soy como
.:
es lo real en tanto que ob¡eto de los sentidos, es ·Ser sensible. El entendimiento abstracto, sin em-
lo sensible. Verdad, realidad, sensibilidad, son bargo, aisla este ser para sí: en tanto que sustan-
idén t icos. Sólo un ser sensibJe es un ser verdade- cia, átomo, Yo, D ios -de ahí que sólo pueda
ro, un ser real. Sólo a través de los sentidos se unirJo arbitrariamente con el se r para otros; pues
da un objeto ( Gegenstand) en et verdadero sentido la necesidad de esta unión reside únicamente c.n Ja
- no se da a través del pensar para sí. El objeto
sensibilidad, de Ja cual, empero, él hace abs-
dado el pensar u objeto idéntico no es más que tracción. Lo que yo pienso sin sen s ibi lidad, Jo pien-
pensamiento. so tambi én carenLe y fuera de toda unión. ¿Cómo
Un objcLo (Objekt), un objeto real, sólo me es puedo pensar entonces lo no-unido al mis mo tiem-
dado, pues, allí donde me es dado un ser que po como unido?
actúa sobre mí, allí donde mi autc acúvidad -si
parto del punto de vista del pensar- encuentra 33
. ~
su límite en la actividad de otro ser - all í donde
·"'* encuentra su resistencia . Origin a]mente, el concep-
to del objeto (Objekt ) n o es otro q ue el concepto
La nueva filosofía con templa y considera el ser
tal como es para noso tros no s6to como perrsante,
de otro Yo -así el h omb re en su niñez concibe sino como ser realmente existente - el ser, pues,
todas las cosas como seres espon táneos, arbitra- como objeto (Objekt) del ser- como objeto (Ob-
rios-, y de alú que el concepto de objeto, e n ge- jekt) de sí mismo. El ser en tanto que objeto
neral, esté med iatizad o por el concepto del Tú, (Gegenstand) del ser - y solamente este ser es
del Yo objetivo. No es al Yo, sino al no-Yo en ser, y sólo él merece el nombre de ser- es el
mí, para u sar el Jenguaje de Fichte, que le es da- ser de los sentidos, de la intuición, d el sentimien-
do un objeto (Objekt) esto es , otro Yo; pues to, del cunor. El ser es, pues, un misterio de la
sólo allí d onde Yo soy transformado en un Tú , inLuición , d el sentimiento, del :imor.
allí donde sufro, emerge la representación de una Sólo en e l sentinúento, sólo e n el amor, tiene
actividad existente fuera de mi, es decir, de el «esto» -esta persona, esta cosa-, es decir,
una objcLividad. Pero sólo a través de los sentidos lo individual , valor absoluto; sólo en ellos lo f i-
es el Yo no-Yo. nito es Jo' infinito : en ello y sólo en ello reside l a

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infinita profundidad, divinidad y verdad del amor. filosofía trascendente, srno una significación on-
Sólo en el amor en el Dios que cuenta cada uno dt! tológica, metafísica: en los sentimientos, incluso
los pelos de la piel es verdad y realidad. El mis- en los sentimientos cotidianos, se albergan las ver-
mo D ios cristiano no es más que una abstracción dades más profundá·s y elevadas. Así, el amor es
del amor humano, no es más que una im::tgen de la verdadera prueba ontol6gica de la existencia de
este amor. P ero precisamente porque «esto» sólo un objeto ( Gegenstand) fuera de nuestra cabeza
tiene valor absoluto en el amor, tan solo se re- - y no exfate otra prueba del ser que no sea el
vela también en él, y no en el pensar abstracto, amor, el sentimiento en general. Sólo es aquello
x::f
......,. el misterio del ser. El amor es pasión, y sólo la cuyo ser te proporciona dicha y cuyo no-ser te de-
pasión es el signo distintivo de la existencia. Sólo para dolor. La diferencia entre el objeto y el su-
' li

..
... ,.¡
lo que -ya sea real, .ya posible- es ob;eto ( Ob- Jeto, entre el ser y el no-ser, es tanto una dife-
jekt) de la pasión, es. El pensamiento abstracto rencia dichosa, cuanto dolorosa.
carente de sentimiento y de pasión suprime Ja
diferencia entre el ser y el no-ser, mas para . el 34
amor esta diferencia que se ·disuelve en el pensa-
miento es una realidad. Amar no quiere decir m ás La nueva filosofía reposa en la verdad del
que apercibirse de esta diferencia. A quien nada amor, en la verdad del sentimiento. En el amor
ama -cualquiera que sea el objeto-- le resulta en el sentimiento en general, cada hombre t·eco~
completamente indiferente que algo sea o no sea. 110.ce la verdad de la nueva filosofía. Con respecto

Pero así como el ser sólo se me da diferente del a su misma base, la nueva filosofía no es sino
no-ser a ti·avés del sentimiento en genera], así la esencia del sentimiento elevada a la conciencia
también sólo se me da un objeto (Ob;ekt) como - ella sólo afirma en y a través de la raz6n Lo
diferente de mí a través de ellos. El dolor es una que todo hombre- el hombre real -reconoce en
fuerte protesta contra la identificación de l o sub- el coraz ón. Ella es el corazón transportado al en-
jetivo y lo objetivo. El dolor del amor consiste tendimiento. El corazón no quiere objetos (Ge-
en que 1to está en la realidad lo que está en fo f.enstand) ni seres ab s tractos, meta físicos o teoló-
representación. Lo subjetivo es aquí lo o bj et ivo , g icos -quiere objetos y seres reales, sensibles.
Ja representación, es el objeto (Gegenstand ); pero
esto precisamente es lo que no debe ser, esto es una 35
contradicción, una falsedad, una descücha --de ahí
Ja demanda de establecer una relación ve1·dadera Si la vieja filosofía deda: lo que no es pensado,
en que lo subjetivo y lo objetivo no sea idéntico. no es; la nueva filosofía, por el contrario, dice:
El mismo dolor animal manifiesta con suficiente lo que no es amado ni puede ser amado, no es.
claridad esta diferencia. El dolor del hambre sólo Pero lo que no puede ser amado, tampoco puede
consiste en que no hay nada objetivo en e l estó- ser adorado. Sólo lo que puede ser objeto ( Objekt)
mago, en que el estómago es objeto de sí mismo, d e la religión, es objeto de la filosofía.
en que sus paredes vacías se rozan entre sí , en lu- Pero no sólo obje tiva, s ino también subj c tiva-
gar de rozar un material. Los sentimientos hu- mc n te es el amor el criterio del ser --e l ri terio
manos no poseen por ello una significación em- de la verdad y la realidad. Donde no hay mnor,
pírica, antropológica, en el sentido de la vieja 110 hay tam.poco verdad. Y sólo es algo lo que algo

88 89
ama -no ser y no amar son idénticos. Cuanto sador, lo pensante está infinitamente más pr6xi-
más uno es, tanto más ama, y a la inversa. mo, más presente y es más cierto que lo pensado.
Dudable es la existencia de D ios, dudable es, en
36 general, lo que yo pienso; es indudable, en cam-
bio, que yo soy, yo, es d ecir, el que piensa, el
Si el punto de partida de la vie1a f ilosofia era que duda. Pero la autoconciencia de la filosofía
la proposición: Y o soy un ser abstracto, un se~ moderna sólo es, una vez más, un ser pensado,
únicamente pensante, el cuerpo no pertenece a mz mediado a través de la abstracci6n y, por consi-
ser· la nueva filosoffa comienza, por el contrario, guiente, un ser susceptible de duda. Indudable,
co~ la proposición: Y o soy un ser real, un ser inmediatamente cierto lo es tan sólo lo que es
sensible; más aún, incluso el cuerpo en su tota- objeto ( Objekt ), de los sentidos, de la intuici6n,
lidad es mi Yo, es mi ser mismo. De ahí que el del sentimiento.
viejo filósofo pensar.a en contradicci6n y disención
1

continuas con los sentidos, a fin de li brarse de las 38


representaciones sensibles, a fin de no mancillar
los conceptos abstractos; el nuevo filósofo, por S61o es verdadero y divino lo que no n ecesita
el contrario, piensa en consonancia y armonía con de ninguna prueba, lo que es cierto inmediata-
los senúdos. La vieja filosofía concedía en la ver- mente por sí mismo, lo que se manifiesta y se .
dad de la sensibilidad -incluso en el conceP.tO sostietre inmediatamente por sí mismo, lo que sus-
de Dios que concibe el ser en ,sí mismo; pues cita inmediatamente la afirmación de que es - lo
este ser, sin embargo, debía ser a su vez un ser simplemente decidido, simplemente indudable,
distinto del ser pensado, un ser exterior al espí- lo que es claro como la luz del sol . Pero sólo es
ritu exterior al pensar, un ser realmente objetivo, cla ro como la luz del sol lo sensible; únicamente ·
esto es, un ser sensible -pero sólo lo admitía allí donde comienza la sensibilidad se acaba toda
solapadamente, sólo conceptualmente, sólo incons- duda y todo litigio. El misterio del saber mme-
cientemente y contra su voluntad, sólo porque t e- diato es la sensibilidad.
nía que hacerlo así ; la nueva filosofía, p or el T ocio está mediado, sostiene la fi loso fía hege-
contrario, recon oce la verdad de la se11sibilid ad liana. Pero sólo es verdadero algo cuando ya no
con alegría, con conciencia: ella es fa filosofía sin- es mediado, s ino inmediato. Las épocas históricas
ceramente sensible. só lo surgen por eso allí donde lo que preceden-
temcn te no era más que pensado, rnecliado, se
37 convierle en o bjeto (Objekt) d e la certeza inme-
La filosofía moderna buscaba algo inmediata- diata, sensible -se convierte en verdad lo que
mente cierto. Recusó en consecuencia el pensamien- a ntes no era más que pensamiento. Es propio de
to de la cscolástka, carente de fundam ento y d e la escolás ti ca hacer d e la mediación una n ecesidad
base, y fundó la filosofía en la autoconciencia, es , divina y una propiedad esencial de la verdad. Su
decir, puso en d lugar del ser únicamente pensa- necesidad es solamente condicionada; clJa única-
do, en el lugar de Dios, del ser supremo y último men tc es necesaria allí donde Lodavía subyace una
<le toda filosofía escolástica - al ser pensante, al falsa premisa; d onde se prcscnm ~una verdad,
Yo, al espíritu autoconsciente; pues, para el pen- una d octr ina, en contradicción co n una doctdna

90 91
que es considerada como verdadera, que es respe- sino también el ser verdadero y divino -los sen-
tada. La verdad que se media así misma es la ver- tidos son el órgano de lo absoluto. El arte «pre-
dad todavía atada a su antítesis. Se comienza con la senta la verdad en lo sensible» -es decir, conce-
antítesis, mas después se la suprime. Pero si ella bido y expresado correctamente: el arte presenta
es algo que debe ser suprimido, negado, ¿por qué la verdad de lo sensible.
debo comenzar con ella y no, en cambio, directa-
mente con su negación? Un ejemplo. Dios, en tan- 40
to que D ios, es un ser abstracto; Él se particula-
riza, se determina, se realiza en mundo, e n Lo tnismo que en el arte sucede también en la
hombre; sólo así es concreto, sólo así está negado religión. La intuición sensible, y no la representa-
el ser abstracto. ¿Por qué no, pues, comenzar d i- ción, es la esencia de la religión cristiana -la for-
rectamente con lo concreto? ¿Por q ué lo ciert o ma, el órgano del ser supremo, del ser divino.
y probado por sí mismo- n o ha de •Ser superior que Pero si se con s idera la i ntukión sensible como el
lo cierto a: través de l a nadid acl de su contrµrio? 61·gano d el ser divino, d el ser verdadero, se ex-
¿Quien , pues, puede elevar la mediación a necesi- presa cqn ello y se reconoce al ser divino como
dad, a ley de Ja verdad? Sólo el que todavía es tm ser sensible, y al ser sensible como el ser di-
prisionero de lo que hay que negar, el que toda- vino; pues así como es el sujeto, así también es
vía lucha y litigia consigo mismo, todavía no está el objeto ( Objekt).
perfectavrente conforme consigo mismo : en su- «Y el verbo se hizo carne y habitó entre no-
ma, sólo aquel para el cual una verdad no es más so tros, y vimos su g!oria». Sólo para la posreri-
que talento, el cometido de una facuhad particular, d2d el objeto de la religión cris tiana es un ob-
aunque eminente, y no genio, es decir, e l come- jeto d e la representación y la fantasía; pero la
tido de todo el hombre. El genio es el saber in- intuición original se restablece de nuevo. En el
mediato, e l saber sensible. Lo que el talento úni- ciclo, Cristo, Dios, es objeto de la intuició n in-
camente tiene en la cabeza, el genio lo l leva en la mediata, sensible; de un objeto (Gegenstand) de
la representación, del pensamiento y, por consi-
carne y en la sangre; es decir, Jo que para e l t a-
guicn te, de un ser espiritual, se conviei-tc allí en
len to todavía es un objeto (Objekt) del pensar, lo que es para noso tros : w1 ser sensible, suscep-
para el .genio es un objeto de los sentidos. tible de sentirse y de verse. Y es-ta in tuición -así
\ el comienzo, así también el final- es, por consi-
39
g uiente, la esencia del cristianismo. La fHosofía
La vieja filosofía absoluta ha desplazado Jos especulativa ha concebido y representado por este
sentidos al dominio de la apariencia, d e la fi- motivo el arte y la religión no a la luz verdadera,
nitud; y, sin embargo, en contradicción co n ello, ha a la luz de la realidad, sino en el crepúsculo de
determinado Jo absoluto, lo divino, corno el ob- la reflexión, en la medida en que, en consonancia
jeto (Gegenstand) del arte. Pero el objeto del arte con su principio, que es la abstracción de la sen-
es - mediatamente en el arte literario, inmediata- s ibilidad, degradaba la sensibilidad a una sola de-
mente en el arte pictórico-- objeto de la vista, terminación formal de la misma: el arte es Dios
del oído, del sentimieuto. Así pues, no sólo lo e n la d e terminación formal de la in tuición sensi-
finito, lo fenoménico, es objeto de los sentidos, ble, la re ligión es Dios en la de la representación .

92 93
, .
Pero lo que en la reflexión sólo aparece como tomista o del qwm1co, sino con los ojos del filó-
forma, en la verdad es precisamente el ser. Allí sofo. Con razón infiere también el empirismo d
donde Dios aparece y es adorado en el fuego, se origen de nuestras ideas a partir de los sentidos;
adora en verdad el fuego en tanto que Dios. E l sólo que él olvida que. el objeto sensible más im-
Dios en el fuego no es otro que la esencia que portante y esencial del hombre es el hombre mir-
sorprende al hombre por sus efectos y propieda- mo; que sólo en Ja mirada del hombre e n el h om-
des -del fuego; el D ios e n el hombre n o es otro bre mismo se enciende la l uz de la conciencia y
que la esencia del h ombre. Y de la misma manera, del entendimiento. D e ahí que el idealismo tenga
lo que el arte presenta b ajo la forma <le sensibi- razón cuando busca en el hombre el origen de
lidad no es sino l a propia esencia de la sensibili- Jas ideas ; y no la · tenga, sin embargo, cuando
dad, inseparable d e esta forma. preten de derivarlas del h omb re a islado, fijado co-
mo sex existen te p ar a sí , como alm a, en una sol a
41 palabra: cuando pretende d edvarlas d el Yo sin u n
Tú sensib lemen te dado. Sólo de la com unicación.
No sólo las cosas «exteriores» cons tituyen el únicamente de la conversación de l hombre con el
objeto ( Gegenstand ) de los sentidos. E l hombre hombre, surgen las ideas. No es por sí solo, sino
sólo se da a sí mismo a t ravés de lo sent idos -él en la relación mutua que se accede a los concep
es objeto (Gegenstand) para sí mismo en tan to q u e tos , a la razón en general. Se necesirnn dos hom-
objeto de los sentidos (Sinnesob¡ekt). La identi- bres para la generación del hombre - tanto la
dad del suieto y el objeto, que en la autoconcien- espiritual como la física: la comunidad del hombre
cia no es más que una idea abstracta, sólo es ver- con el hombre es el primer principio y criterio
dad y realidad en la intuición sensible del hombre de fo verdad y la universalidad. La misma certe-
por el hombre. za de la exis tencia de otras cosas fuera de mí es-
No sólo sentimos las pied ras y Ja madera, no tá mediada para mí por la certeza de la ex istencia
sólo la carne y el hueso; también sentimos senti- de otro hombre fuera de mí. De lo que yo veo
mientos al estrech ar l a mano o al rozar los l a- solo, dudo; ú nicamen te cuando otro también lo
bios de un set· sen sitivo; por nues tro o ídos n o ve, es ello cierto .
sólo perc.ibimos el murmull o del agua y el su su rro
de las ho jas, ,s ino tam bién la voz espirit ual del 42
amor y la sabiduría ; no sólo vemos superficies
cspecuJarcs y espectros de colores, sino que tam- Las diferencias entre el ser y la apariencia, cau-
bién miramos la mirada del hombre. No só lo, pues, sa y efecto, sustancia y accidente, necesario y con-
lo exterior, sino tamb ién Jo interior, no sólo la tingente, especulativo y empírico, no fundan dos
carne, 'Sino también el espíritu, no sólo la cosa, reinos o mundos -un mundo suprasensible al
sino también el Yo constituye el objeto ( Gegens- que pertenece e l ser y otro mundo sensible al que
ta"d) de los sentidos. Todo es, por eso, sensible- pertenece Ja apariencia, sino que estas di/erencias
mente perceptible, aun cuando no inmediatamen- coinciden en el ámbito de la sensibilidad misma.
te, s ino mediatamente; aun cuando no con los Un ejemplo procedente de las ciencias natura-
sentidos vulgares, burdos, si no co n los sentidos les. En el sistema botánico de Linneo, las prime-
cultivados; aun cuando no con los ojos deJ ana- ras ch.ses se determinan con arreglo al número

94 95
••

de los estambres. Pero ya en l~ undécima clase, ina:lto, subjetivo, está m.ás cerca de la represen-
en la que existen de doce a veinte estambres, y tacr6n que de la intuición; pues en Ja intuición
con mayor razón en la clase d; lo~ veinte estam~res se ve arra~cado de sí mismo, mientras que en la
múltiples y en la cla~e poliandrica, la ~etermma­ representac1ón permanece dentro de sí. Pero, lo
ción numérica es indiferente; a e~te mvel ya º? m1srn_o que sucede con la representación, sucede
se cuenta. Aquí tenemos a la visea, por cons1- también con el pensamiento. Los hombres se ocu-
ouiente en uno y el mismo dominio, la diferen- P?~ antes y por más tiempo de las cosas celestes,
~ia ent;e la multiplicidad determinada y la inde- divmas, que de las terrenas, humanas, es decir,
terminada, entre la necesaria y la indistinta, entre se º.cupan antes y por más tiempo de las cosas
la racional y la irracional. No necesitamc;>s, pues, ve:t~das al pensamiento, que de las cosas en el
rebasar ta. sensibilidad para llegar al límite de lo original, en su idioma original. Sólo en Los tiem-
solamente sensible, de lo ú nicamente empírico, en pos modern~s la humanidad ha vuelto, como otro-
el sentido de ta filosofía absolutcl; ·sólo es pre- tr~ en Grecia tl"as la antesala del onfrico mundo
" ciso que "º separemos el enten4imiento d e los on~n~al, a la intuición sensible, es decir, verídica,
sentidos para hallar lo suprasensible, esto es, el ob¡etzva, de lo sensible, esto es de lo real· y
espíritu y la razón , en lo sensible. s6~o en virtud de ello ha vuelt~ de nuevo ~ sí
mzsma; pues. un .hon;ibre que sólo se entregue a
. 43 seres de la 1magtnac1ón o del p ensamien to abs-
" Lo sensible no es lo inmediato en el sentido
tracto,, ne;> es, él mismo, más que un ser abstracto
Y fantasuco, pero no un ser real y auténticamen-
de Ja fiJosofía especulativa, c ..., el sentido <le que
te hun Jn~. La realidad del hombre sólo depende
es lo profano, lo que se halla 1l alcance de la ma- de l~ realidad de su objeto ( Gegenstand). Si Ttí
... 110, lo que carece de pensam, lo que '' ': d e no tzenes nada, Tú no eres nada .
suyo evidente. La intuición <;Cns. ·. inmeJiata es
...,,,. más bien posterior a la representació n y la fan - 44
... tasía . Lll primera intuición del hombre no es sino
.¡ fo intuición de la representación y la /antasí.a . La EL e~pacio· y el tiempo no son meras formas fe-
tarea de la fiJosofía, de la ciencia en gcncrnJ, no noménrcas -son condiciones del ser, formas de la
co nsiste por eso en apartarse de fo cosas sensibles, razón, le1es d~l ser lo. mismo que del pensar.
esto es, reales, sino en llegar a ellas - no consis te La e~tstencta. (Dasein) es. el primer ser, el pri-
en transformar los objetos ( Gegenstand) en pensa- mer ser-deter~1nado. (Bestzmmtsein ). Estoy aquí
mientos y representaciones, sino en poner a la -tal es el primer signo de un ser real vivo El
vista, es deci.r, hacer objetivo (gegenstandlich) Jo dedo índice es el jndicador que seña la de la ~ada
que para el ojo común no es visible. al se_.r. Aquí es el primer límite, la primera fisura.
Al comienzo los hombres sólo ven las cosas tal Aqu1 estoy yo, allí estás tú; estamos el uno fuera
como aparecen a él, no tal como ellas son; no del otro; de ahí que ambos podamos ser sin roe-
ven en las cosas las cosas mismas, sino sólo sus nos~bo ?~l uno o del otro; para ambos hay es-
ideas sobre ellas; introducen su propia esencia pacio sui1aente. El Sol no está donde se encuentra
en ellas, no distinguen entre el objeto (G1:gens- Mer~urio, Mercurio no ocupa el Jugar de Venus,
tand) y la representación de este objeto. El hombre el OJO no está en el lugar de la o.reja, cte. Allí

96 8
donde no hay espacio, tampoco Liene cabida sis- lugar. Del espacio como, en general, de la natu-
tema alguno. La determinación espacial es la pri- raleza, Hegel sólo da una determinación, negativo .
mera determinación racional en que reposa toda Únicamente el ser-aquí es positivo. Yo no estoy
determinación ulterior. Con la distribución en dis- allí, pues estoy aquí -este no-estar-aill es, por
tintos lugares -pues con el espacio se es~ablecen consiguiente, la sola consecuencia del ser-aquí po-
inmediatamente diferentes lugares- comlenza la sitivo, expresivo. El que el aquí no sea allí, el que
nanualeza organizadora. Sólo en el espacio se uno este fuera del otro, sólo es un límite para tu
orienta la razón. ¿Dónde estoy? es la pregunta de representación, mas no un límite en sí. Es un es-
la conciencia que despierta, la primera cuestión tar fuera del otro que debe ser, que no contradi-
de la sabiduría de la vida. La limitación en el es- ce, sino que corresponde a la razón. Este estar fue-
pacio y el tiempo es la primera virtud, la dife- ra del otro es, sin embargo, para I-Iegel, una deter-
rencia de lugar ·es la primera diferencia de lo ade- minación negativt'a, pues es el estar fuera del otro
cuado e inadecuado que enseñamos al niño, al de aquello que no debe estar fuera del otro -por-
:hombre en estado bruto. Para el hombre en esta- que el concepto lógico, en tanto que la identidad
do bruto, el lugar es indiferente; todo lo hará en absoluta consigo mismo, es considerado como ver-
cualquier lugar, 'Sin diferencia; lo mismo sucede dad- y el , espacio es incluso Ja negación de la
con el loco. De alú que los locos vuelvan a la idea, de la razón, a la que sólo se puede llevar de
razón cuando se ligan nuevamente al espacio y nuevo la razón en la medida en que esta negación
al tiempo. Colocar lo distinto en lugares diferen- sea negada. Pero dejando aparte que el espacio
tes, disd ngui.r espacialmente lo cualitativamente es la negación de la razón -en e l espacio más
distinto, es la condición de toda economía , incluso bien se hace "Si tio para La idea, para la razón; el
de la espiritual. No poner en el texto lo que co- espacio es Ja primera esfera de la razón. Donde
rresponde a la nota, no colocar en el comienzo lo no hay una separación espacial, no hay tampoco
que sólo pertenece al final, en una palabra, la separación lógica. O inversamente: si, como He-
distinción y delimitación espaciales pertenecen gel, pasamos de la lógica al espacio -donde no
tambié n a fa 1s abiduría del escri Lor. hay cli(crencia, no hay tampoco espacio. Las di-
En todo caso siempre se trata aquí d e un lugar ferencias en el pensar tienen que realizarse como
dete rminado; pero tampoco se pone agu( en cues- lo diferente; pero lo diferente se separa espacial-
tión. otra cosa que la determinación de lugar. Y mente en tre sí. Sólo la separación espacial es, por
no puedo separar el lugar del espacio cuando quie- ello, la verdad de las diferencias lógicas. Pero lo
ro aprehender el espacio en su realidad. Sólo a que está separado, no puede pensarse sino por
través del d6rrde surge en mí el concepto de es- separado. El pensar real es el pensar en el espa-
pacio. ¿D6nde? es general y válido para todo lu- cio y el tiempo. La negación del espacio y el
gar si n distinción y, sin embargo, el dónde es tiempo (duración) cae siempre en el seno del es-
determinado. Con este d6nde se establece simul- pacio y e l tiempo mismos. No queremos ahorrar
táneamente aquel dónde, con la d eterminación del espacio y tiemJ?o, sino para ganar espacio y tiempo.
lugar se establece también Ja universalidad del es-
pacio; pero precisamente por eso, el concepto uni- 45
versal de espacio sólo es un concepto real, un con- Las cosas no d eben pensarse de otro modo que
cepto concreto, en unión con la determinación de aquél en gue se p resentan en la realidad. Lo que en

98 99
la realidad está separado, t úmpoco debe ser idén- luego otra determinación, una d eterm inación in-
tico en el pensamiento. Eximir al pensar, a la idea. cluso opuesta a aquella. Sólo allí donde una re
-al mundo intelectual en los n eoplatónicos- de presentación reprime a la otra, d onde un senti-
las leyes d e la realidad, es el privilegio de la arbi- miento reprime al otro, donde no se alcanza
t rariedad t eológica. Las leyes de la realid ad son ninguna decisión, nl ninguna determinación per-
también las l eyes del pensar. sis tenLe, donde el alma se h alla en permanente
cambio de estados contrapuestos, sólo allí se en-
46 cue ntra en el tormento infernal de la contradic-
ción. P ero si al mismo tiempo conciliara las d e-
La unidad inmediata de dete1·minaciones opues- ter;minacio n es antitéticas, éstas se neutralizarían, se
tas só lo es posible y sólo es válida en la abstrac- obstaculizarían, al igual que los opuestos del pro-
ción . En la realidad, los opuestos siempre están ceso qllími~ que, existiendo a 1.Ul mismo tiem ·
ligados únicamente por un término medi.ador. Es- po, pierden su diferencia en un producto neutral.
te término m ediador es el objeto ( Gegenstand ). Mas precisamente en ello reside el dolor de la
e l sujeto de las oposiciones. con.tradicción, a saber, que ahora qlliero y soy con
D e ahí que nada sea más fácil que m ostrar Ja pas ión lo que en el instante siguiente no qui·:: .. o
unidad de predicados contrapuestos; no hace fal- ni soy con la mis ma energía, que la posición v b
ta más que abstraerlos del objeto o del sujeto d e negación se siguen mutuamente y, sin embArgo,
los mismos. Con el objeto desaparece el límite ambas anLítesis me afectan con toda su dere::min:'l-
entre los opuestos; y puesto que así pierJe:1 su ción y su agudeza, p ero cada una de ellas con ex-
fundamento y sostén, coinciden inmediatamen te clusión de la otra.
e ntre sí. Si, por ejemplo, considero al ser como
tal, si hago a bstracción de toda detcrminnciór., 48
que es, o btendré naturalmente la identidad del ser
y la nada. La diferencia, el límite entre el ser y En c.l pensamiento lo real no puede represen-
la nada es únicamente la determinación. Si. dejo tt~rse en nlimerc:s enteros, sino única mente e n frac-
de lado lo que es, ¿qué es entonces, es mero «es» ? ctones. Esta d1ferc:tncia es una difere ncia normal
J?cro lo que es válido para esta antfLesis y su -c U~ reposa e~ la ?aturnleza del p en sat, cuya
identidad, lo es también para Ja identi dad de los csen cta es Ja Llmversalidad, a difere nda de la rea-
restantes opuestos en la filosofía esp~ulativa. ]idad, cuya esencia es la particularidad. Pero sólo
puede impedirse que esta diferencia conduzca a
47 una contradicción form al entre Jo pen sado y lo
rea l p o rq ue el pen sar no se desarrolla en línea
El m edio para conciliar d eterminaciones anti-
recta, en identidad, sino que se interrt11npe por
téticas o contradictorias de una manera conforme
.1 la realidad e n uno y el mismo ser únicamente
la intuición sensible. Únicamente e l pensar que se
es -el tiempo.
d et ermina y rectifica a través de la intuición sen-
Así sucede al menos en los seres vivos. Sólo sible es un pe nsar real, u n pensar objetivo -el
nsí se presenta en el hombre la contradicci6n, por pe nsar de la verdad objetiva.
ejemplo, d e que ahora me llena y domina esta de- Lo más importante es reconocer que el pensar
terminación -este sentimiento, este propósito-. absoluto, es d ecir, el pensar aislado y separad o de

100 101
la sensibilidad, no rebasa la identidad / ormal -no a la inversa, sólo el pensar ampliado y abierto a
rebasa la identidad del pertsar consigo mismo; través de Ja intuición es el pensar verdadero, el
pues aunque el pensar o el conc~pt~ sea dct~n;1~­ pensar conforme a la esencia de la realidad. El
nado como la unidad de deterromac1ones ant1teu- .pensahlicnto continuo, idéntico consigo mismo, de-
cas, estas determinaciones no son, a su vez, sino Ja, e? contradicción con la realidad, que el mun-
abstracciones, determinaciones del pensamiento ao gire .en trono a su centro; pero el pensar in-
-es decir, de nuevo, identidades del pensar consi- t errumpido .po~ la observación de la irregularidad
go mismo, únicamente múltiples de la identidad, de este mov1m1ento, es decir, interrumpido por la
de la que se ha partido como de la verdad abso- anomalía de la intuición, convierte conforme <l

' luta. Lo otro que se contrapone a la idea,· en la verdad este círculo en una elipse. E l círculo es

l~
tanto que puesto por ella, no se distingue verda-
deramente, realiter, de ella, no está libre de Ja
idea, sino a ]o sumo pro f orma, aparentemen te,
para dar muestras de su liberalidad; pues este
otro que Ja idea, no es, a ·su vez, más que ideo,
verdad este círculo en una elipse. El círculo es
el sfmbolo, el blasón de la filosofía especulativa,
d~l pensa~ que sólo l'eposa en sí mismo - y rnm-
b!én l a frlos,o fía de Hegel es, como se sabe, un
circu lo de c!rculos; aunque por lo que a los pla-
sólo que no todavía bajo la forma de la idea, es netas se refiere y determinado a ello únicamente
decir, tod avía no puesto, no realizado como idea. por la empiria declare la órbita circular como «la
A s í pues, el pensar por sí mismo no llega a una trayectoria de un movimiento irregular»- la elip-
diferencia positiva ni a una oposición respecto de se, J?Or el contrario, es el símbolo, el emblema de
sí, y precisamente por ello n.o tiene otro criterio ~a f1_J~sofía sensible, del pensar que reposa en la
de la verdad que el que algo no contradiga la idea, mtuzct6n.
no contradiga eJ pensar --es decir, tan sólo un
criterio formal, subjetivo, el cual no decide sobre 49
si la verdad pensada es también una verdad real.
•·>!"' El criterio que decide sobre esto último es única- . l:as determinaciones que proporcionan el cono-
... mente la intuición. Siempre debe de escucharse al c1m1en t_o real siempre son únicamente aquellas que
•f' 4etcrmL.na el objeto (Gegenstand) a través del ob-
enemigo. Y precisamente la intuición sensible es
el partido contrincante del pensar. La intuición ¡e!°. mzsrno -sm determinaciones propias, indi-
:~ aprehende las cosas en un senüdo ctmplio, el .pen- d1v:duales- y º? son, por cons igu[cnre, determi-
11ac1on~, ~enerales como las determinaciones l6gi-
1
samiento en el más estricto de Jos sentidos; la
intuic ión d e ja las cosas en su libertad más ilimi- co-:neta/is1cas, las cual es no determin an ningtÍ1t
tada, el pensamiento les impone leyes que a me- ob¡eto ( Gege11stand) toda vez que se extienden
nudo son desp6tícas; la intuición ilumina la cabe- a todos los objetos sin distinción .
za, pero no determina ni decide nada; el pensar De ahí que H egel haya convertido con LOda ra-
determina, pero también ef!Zbota a menudo la ca- zón las determinaciones lógico-metafísicas de c.le-
beza; la intuición carece para sí de principios, el terminaciones de objetos en determinaciones au-
pensar carece para sí de vida; la regla es la meta tónomas. - autodeterminaciones del concepto; que,
del pensar, la excepción de la .regla es Ja meta de de predicado~ que er1rn en la vieja m e rafls ica , Jos
la intuición. Y así como sólo la intuición dete r- ha~a convertido en sujetos y, con ello , hnya con-
minada por el pensar es verdadera, así también, ferido a la metafísica o Ja lógica el s ignificado del

102 103
saber autosuficiente, divino. Y, sin embargo, es 51
contradictorio que estas sombras lógico-metafísicas, La unidad d el pensar y el ser sólo tiene sentido
al igual que en la vieja metafísica, se conviertan lue- y verdad cuando se concibe el hombre como fun-
go, una vez más, en las ciencias concretas, en de- damento, como sujeto de esta unidad. Sólo un
terminaciones de las cosas reales, lo que natural- ser real reconoce cosas reales; sólo donde el pen-
mente sólo es posible en la medida en que a las sar no es sujeto para sí mismo, sino predicado de
determinaciones lógico-metafísicas se unan deter- un ser real, sólo allí el pensamiento tampoco está
minadoJ'}es concretas engendradas a partir del ob- preparado del ser. De .ahí que la unidad del pen-
jeto mismo y, por consiguiente, adecuadas; o bien sar Y el ser no sea una unidad formal, de suerte
en la medida en que se reduzca el objeto a deter- que al pensar en y para sí le correspondiera el
ser cor:io una determinación; eHa sólo depende
minaciones completamente abstractas, en que aquél
del ob¡eto ( Gegenstand), del contenido del pensar.
ya no puede reconocerse. . De aquí t~esulta el siguiente imperativo categó-
rico. No quieras ser filó sofo a diferencia de ser
50 homibre; '?º seas otra cosa que un hombre pensan-
te; no pienses como pensador, es d ecir, en una
Lo real en su realidad y totalidad, el obieto facultad desgarrada d e la totalidad de la esencia
(Gegenstand) de la nueva filosofía, únicamente es real del hor.nbre y aislada para sí misma; piensa
objeto también para un ser real y completo. La con;o ser vivo y real, como aquel que, como Tú,
nueva filosoffa tiene por ello como principio epis- esta a la merced de las vivificadoras y refrescan-
temológico, como suieto, no el Yo, no el espíritu tes ?las del mar del universo; piensa en Ja exis-
absol11to, esto es, abstracto, en una palabra, no tencia, en el mundo, como uno de sus miembros,
la razón por sí sola, sino et ser real y total del Y no pienses en el vacío de la abstracción como
hombre. La realidad, el sujeto de la razón sólo una mónada aislada, como un m o narca absoluto
es el hombre. Sólo el hombre piensa, no el Yo, como un Dios impasible y ext ramundano - y en~
no la razón. La nueva filosofía no se funda, pues, tonccs podrás asegurar te de que tus pensamientos
e n la divlnidad, es decir, en la verdad de fa razón son unidades de ser y pensar·. ¿Cómo no podría
sólo para sí misma, sino que se fonda eh Ja di- apreh ender cosas y seres r eales el pensar, en cuan-
vinidad, esto es, en la verdad de la totalidad del to actividad de un se1- real? Sólo cunndo se se-
hombre. En otras palabras, ella se fonda por su- para el pensar de la esencia del h ombre c oando
puesto en la razón, pero en la razón cuya esencia aquel se fija para ·sí mismo, s<?lo entonc;s surgen
es Ja esencia humana; por consiguiente, no en una las cuestiones penibles, estériles e irresolubles d es-
razón carente de esencia, de color y de nombre, de este p~mto de vista: ¿Cómo llega el pensar al
sino en una razón embebida de la sangre del ho,-n- ser, al objeto (Objekt)? Pues, fijado para si mis-
bre. De ahí que donde la vieja filosofía decía: mo, esto es, puesto fuera del hombre, el pensar
sólo lo racional es lo verdadero y real, Ja nueva se halla fuera de toda unión y de todo nexo con
filosofía diga, por el contrario: sólo lo humano es ~l mundo. Sólo te elevas al objeto ( Ob¡ekt) reba-
lo verdadero y lo real; pues sólo lo humano es lo Ján~otc para ello a objeto, siendo Tú mismo ob-
racional; el hombre es la medida de ta razón. \ jeto para otro. Tú sólo piensas porque tus pen-

105
1 samientos mis mos pueden ser pensados, y és tos el concepto, eso tiene todavía su antítesis en el
sólo son verdaderos ·S Í pasan la prueba de Ja ob- coraz6n; la nueva filosofía, por el contrario, ya
jetividad, si asimismo los reconoce otro Juera de no puede experimentar una recidiva: lo que ha
Ti, para el que ellos son objeto ( Objekt). Tú sólo muerto a la vez en cuerpo y alma sólo puede rea-
ves en la medida e n que tú mismo eres un ser parecer como espectro.
visible; sólo sientes, en la medida en que eres
un ser su sceptible de ser sentido. Sólo está .abier- 53
to el mundo para la cabeza ab ierta, y las ú nicas ---
aberturas de la cabeza_ son los sentidos. Mas el El hombre 110 se distingue de ningún modo del
pensamiento aislado para sí y e11cerrado en si mis- animal solament e por el pensar. Todo su ser cons-
mo, el pensamiento carente de sentidos, carente tituye más. bien su diferencia con respecto al ani-
d el hombre, el ¡pensamiento exterior al hombre, mal. Ciertamente, quien no pie n sa, no es h o mbre;
es sujeto absolut o, que no puede ni debe ser ob- mas no porque el pensar sea la causa del ser , si-
je to para otro, mas, precisamente po r ello, e in- no únicamente porque es un efecto y una parti-
cluso a pesar de todos los esfuerzos, no encuentra cularidad necesaria del ser humano.
ni ahora ni nunca una transici6n al objeto ( Ob- D e ahí que tampoco aquí tengamos n ecesi dad
de rebasar el dominio de la sensibiJidad para re-
¡ekt), al ser ; de la misma manera que una cabeza
que esté separada d el tro nco tampoco encuentra conocer al h ombre como ser que está por e ncima
una transición par a la apropiación de un objeto de los animales . El hombre no es un ser partiet.1-
(Gegensttp1d), pues le fal tan los medios, los órga- Iar, como lo es el animal, sino un ser tmiversai
nos de aprehensión . y, por e llo, no es un ser limitado y no-libre, sino
un ser ilimitado y libre; pues universalidad, ili-
52
mitaci6n y libertad son inseparables. Y esta li-
bertad no existe, por ejemplo, en una facultad par-
La nueva filosofía es la completa, absoluta y ticufar, en la voluntad, del mismo m ocJo que esta
acontradictoria disolución de la t eologfa en la an- u1úversalida<l no reside en una foculta<l particular
tropolo gia; pues ella es la disolución de la misma de fo capacidad de pensar, en l a razón -esta
no sóJo e n la razón, como la vieja filosofía sino libertad y esta universalidad se exLiendcn a todo
tambié n en e l corazón, en suma, en la esen~ia to- s.u ser. Los sent idos de los animn lcs son, cierta-
tal y real del hombre. En este sentido, e lla no es mén.tc, más agudos que los del h ombre, pero sólo
m ás que el resultado necesario d.e la vieja filo- e n relación con determinadas cosas que están e n
sofía - pues Jo q ue se disuelve e n el entendimien- necesaria conexión con las necesidades de los ani-
to también tiene que disolverse f inalmente en la males, y son más agudos precisamente e n virtud
vida, en e l coraz6n, en la sangre del hombre- , de es ta d eter minación, de esta delimitación exclu-
pero, a su vez, e lla sólo es la verdad de Ja misma, siva a algo determinado. El hombre no tiene eí
olfato de un perro de caza, ni el d e un cuervo;
a saber, en tanto que una verdad nueva, aut6no-
pero ello es así únicamente porque su o lfato es
ma; pues sólo la verdad convertida en carne y un sentido que comprende toda clase de olores
san gre es verdad. La vieja filosofía retrocedió de siendo así lm sentido más libre e indiferente res~
nuevo y necesariamente a la teología : Jo que sólo pecto de olores particu.lares. Allí donde, empcrc,
se suprime en el entendimiento, únicamente , e n u n se ntido se eleva por encima de los límites d e:

106 107
la .p articularidad y su depen~en_c~a de la necesi?a~, bre s6lo lo es aquel que tiene sentido estético o
allí también se eleva a un s1gmficado y una d1g01- artÍstico, religioso o moral, filosófico o científico
dad autónomas y teoréticas: el sentido universal -sólo es hombre, en general, aquel que no exclu-
es entendimiento, Ja sensibilidad universal es es- ye de sí nada que sea esencialmente humano. Ha-
piritualidad. Incluso los sentidos inferiores, el ol- mo sum, humani nihil a me alienum puto- esta
fato y e l gusto, se elevan en el hombre a ac tos proposición, considerada en su significado más uni-
espirituales, a actos científicos. El olor y el sabor versal y supremo, es el lema del nuevo f ilósofo.
de las cosas son objetos ( Gegenstand) de las cien-
cias naturales. Incluso el estómago del homb re, a 56
pesar del menosprecio con que lo consideramos,
no es un ser animal, sino humano, pues es un ser La filosofía absoluta de la identidad ha inver-
universal no limitado a determinadas clases de ali- tido completamente el punto de vista de la ver-
mentos. Pr·ecisamente en virtud ele esto es libre dad. Et punto de vista natural del hombre, el
el hombre de la furia voraz con que e1 animal se punto de vis ta de la distinción entre el Y o y
lanza sobre su presa. Déjale al hombre su cabeza, · el Tú, entre el sujeto y el objeto, es el punto de
pero ponle el estómago de un león o de un caba- vista verdadero y absoluto y, en consecuencia, es
llo -sin duda, dejará de ser un hombre. Un es- también el punto de vista de la filosofía.
tómago limitado sólo se aviene con un sentido
li mirado, esto es, animal. La rel ación moral y ra- 57
zonable dd hombre con el estómago reside, pues, La unidad, con/orme a la verdad, de la cabeza
también en el sólo hecho de tratarlo como un ser y el coraz61t no reside en la extincjón u oculta-
humano, y no como un ser animal. Quien consi- miento de su diferencia, sino más bien en que el
dera que la humaoidad termina en el es tómago y objeto ( Gegenstand) esencial del corazón sea tam-
rebaja el estómago a la clase de Jos animales, tam- bién el objeto esencial de la cabeza -es decir,
bién autoriza al ~o;mbre a la bestialidad en d con si~te únicamente en la identidad del objeto
comer. ( Gegenstand). La nueva filosofía, que convierte el
objeto esencial y supremo del corazón, el hombre,
54 en el objeto esen cial y supremo del e ntendimien-
La nueva filosofía convierte al hombre, com- to, Cunda por e llo una unidad racional de la ca-
prendida la naturaleza, en tanto que base del h om- beza y el corazón, dd pensar y la vida.
bre, en el objeto único, universal y supremo· de
Ja filosofía - y, por consiguiente, convierte Ja an-
' 58
tropología, comprendida la fisiología, en cie ncia La verdad no existe en el pensar, no existe en
universal. el saber para sí. La verdad es únicamente la tota-
lidad d e la vida y de la esencia humanas.
55
Arte, religión, filosofía o ciencia no son más 59
que fenómenos o revelaciones de Ja verdad era esen- El hombre particular para sí no tiene la esen-
cia humana. Hombre, perfecto y verdadero hom- cia del hombre ni en sí como ser moral, ni en s1

108 109
\

como ser pensante. La esencia del hombre reside res esencialmente iguales. El princ1p10 supremo y
únicamente en la comunidad, en la unidad del último de la filosofía es, por eso mismo, la uni-
hombre con el hombre -una unidad que, empe- dad del hombre con el hombre. Todas las rela-
ro, no reposa sino en la realidad de la diferencia ciones esenciales - los principios de las diferentes
entre el Yo y el Tú. ciencias- no son más que diferentes especies y
maneras de esta unidad.
60
La soledad es finitud y limitación; la comuni-
64
dad es lib ertad e infinitud. El hombre para .l'Í L a VJCJa filosofía p osee 'Una doble verdad, la
es hombre (en el sentido u sual); el hombre con d verdad para sí misma que no se preocupa por el
h o mbre la unidad d el Y o y el Tú- es Dios. homb1.-e - ta filosofía- y . la verdad para el hom-
bre - la religión. La nueva filosofía, por el con-
61 trario, e n tanto que filosofía d el hombre, es tam-
bié n y esencialmente la filoso fía para el hombre
El filósofo absoluto, a imagen de L'état c'est -sin que por ello perjudique Ja dignidad y la au-
moi del monarca absoluto y de l'étre c'est moi d el tonomía de la teoría, incluso en la más .íntima con-
Dios absoluto, decía o al menos pensaba - de sí sonancia con Ja misma, ella posee esencialmente
en tanto que pensador, no en tanto que h om·
una tendencia práctica, a saber, práctica en el sen-
bre--: la v érité c'est moi. El filósofo humano di· tido más elevado; ella se presenta en el lugar de
ce, por el contrario: también en el p ensar, tam-
la religión, e ll a posee en sí misma la esencia de la
bién como /il6sofo, soy hombre entre los hombres . religión , ella misma es en verdad religión .
62
65
La verdadera dialéctica no es ttn monólogo d el
Hasta ahora , l as tentativas de .reformar La filo-
pensador solitario consigo mismo, sino un diálogo
sofía sólo se h an distingt.údo e n mayor o menor
entre el Yo y el Tú. grado d e la vieja filosofía en cuanto a Ja especie,
t: 63
no en cuanto al género. La condición más indis-
pensable d e una fil osofía realmente nueva, es d e-
La Trinidad era el misterio supremo, la cues- cir, de un a filosofía autónoma que responda a la
tión central de la filosofía y la religiót'f- absolutas. necesidad del hombre y de futuro, reside en que
Pero el mi sterio de éstas, como se d emostró his-- se distinga de la vieja filosofía en cuanto a su
tórica y filosóficamente e.n La esencia del cristia- esencia.
nismo, es el mis terio de la vida comunitaria, d e
la vida social --el misterio de la necesidad d el
Tt; para el Y o- la verdad de que ningún ser, ya
sea o se d enomine hombre o Dios, espíritu o Yo,
que sólo sea para sí mismo no es un ser v erdade-
ro, completo, absoluto, que la v erdad y perfección,
en fin, no es m ás que la unión, la unidad de se-

110 111
fNDICE

PRÓLOGO

La filosofía y la carne . . . V II

Nota a ln edición . . . XV

'fES I S PROV LSIONALES PARA LA l{E F OH.MA D'E


LA T1 LLO!:i0flÍA . . . 1

PRINCIPIOS DE LA FILOSOPCA DEL PUTURO 27

11 3
r 1
próximos títulos de

colección maldoror

, 1

HIS.' I'ORIA ~E UNA BARRICA. ] onathan Swift.

PADRE E HIJO. Edmund Gosse.

EDAD DE HOMBRE. Michel L eiris.

LAS MEDITACIONES DEL PASEANTE SOLITARIO .


J. ]. Rousseau.

LA ESTÉT I CA DEL PESIMISMO. Shopenhauer.


LAOCOONTE. L essing.

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