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CÓMO MANEJAR UNA CRISIS.


(Primera Parte)

Preámbulo:
Abordaremos el tema de la crisis en dos partes. En esta primera parte desarrollamos
brevemente 1) el Concepto de la Crisis, 2) la Crisis Existencial y la Crisis Neurótica, y 3) La
Crisis Neurótica y/o Trastornos Neuróticos. En este artículo conceptualizamos qué es una crisis
desde su propia etimología y significado a partir de algunos escenarios que pueden
desencadenar en crisis, exponemos brevemente los escenarios de amenazas que conllevan
hacia una crisis, haremos un breve análisis de la crisis existencial y la crisis neurótica, a través
de la presentación de los trastornos de ansiedad, somatomorfos, disociativos, facticios y de
simulación.

1. Concepto de Crisis.
Crisis es un cambio negativo, una situación complicada, difícil e inestable durante un proceso
determinado. En algunos casos también hace referencia a una situación de carencia y/o
escasez o limitación de algo. La palabra crisis se deriva del griego  (crisis) que significa:
“separación”, “distinción”, “elección”, “discernimiento”, “disputa”, “decisión”, “juicio”,
“resolución”, “sentencia”.
La forma en plural de la palabra crisis no varía. Podemos decir, por ejemplo, “Juan tuvo una
crisis nerviosa”, como también “Juan ha tenido varias crisis nerviosas”. Una crisis puede
tener varios rostros, ejemplo: crisis política, crisis social, crisis económica, crisis espiritual,
crisis psicológica y emocional.
Una crisis es un cambio brusco sobre algún aspecto. Cuando algo transcurre con normalidad y
sin alteraciones, se habla de estabilidad. Y cuando una situación estable incorpora un cambio
significativo de índole negativo, se dice que hay una crisis.
La idea de crisis es aplicable a cualquier contexto humano en el cual suceda algo imprevisto,
negativo o grave. Cuando surge el elemento o factor novedoso, se interrumpe el equilibrio y se
produce, en consecuencia, la mencionada crisis. En el Mandarín, idioma que se habla en China,
la palabra crisis se traduce como 危机 (Wei Ji). En Mandarín esta palabra está formada por
dos caracteres. El primero es 危 (Wei), que significa Peligro y el segundo es 机 (Ji), que
significa Oportunidad.
Así que, el término CRISIS tiene dos lados: Peligro + Oportunidad. Tanto el terapeuta como
el consejero y acompañante, de manera inmediata debe capitalizar el estado emocional del
acompañado, a fin de descubrir cuáles son los peligros que ha generado la crisis, pero
también visualizar con toda claridad cuáles son las oportunidades o salidas que presenta la
crisis. Lo importante es que la crisis misma presenta los dos escenarios. Con un poco de
habilidad terapéutica y disciplina de observación y comunicación por parte del acompañante,
puede orientar, guiar y animar al acompañado a salir del peligro y utilizar la oportunidad de
salida.
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Una crisis puede llegar repentinamente a la vida de una persona. Se trata de aquellas que
pueden ocurrir en cualquier momento de la vida como consecuencia de situaciones
imprevisibles y en circunstancias especiales.
Algunos ejemplos de situaciones críticas que pueden generar crisis como respuesta a las
mismas son:
 un serio accidente,
 pérdida inesperada de un ser querido,
 divorcio,
 enfermedad grave o terminal,
 embarazo no deseado,
 pérdida de empleo o de bienes,
 desastre natural,
 un incendio,
 ser víctima de un asalto o robo,
 una violación sexual a una hija o familiar muy cercano,
 terrorismo, guerra, etc.
En otras palabras, las experiencias de crisis se definen como tales por el estrés extraordinario
y la desestabilización que generan, y no por las situaciones críticas en sí. Una misma
situación crítica puede generan una crisis para ciertas personas pero no para otras, como se
sugiere en el cuadro siguiente.
De la Amenaza a la Crisis:
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Sabemos que las crisis son parte de la experiencia humana en cualquier cultura y, como
tales, no representan enfermedad. Al contrario, son la manera normal en que, como personas
y familias, reaccionamos antes las amenazas internas y externas que caracterizan a las
situaciones críticas y traumáticas que nos toca vivir. Son estados temporales de trastorno,
desorientación y desorganización con dos características principales:
1) La incapacidad de la persona y la familia para resolver la situación o desafío presentado
utilizando los recursos, métodos y estrategias con que contamos habitualmente.
2) El potencial para generar desenlaces positivos, o sea, oportunidades de crecimiento, incluso
en medio del sufrimiento, o negativos, o sea, peligros de desestabilización seria y aun de
desequilibrio emocional y espiritual en la persona y la familia.

2. La Crisis Existencial y Crisis Neurótica.


En psicología clínica las crisis existenciales, o también llamadas crisis evolutivas por el
psicoanalista Erik Erikson (1902-1994), son aquellas por las que pasan todos los individuos en
su vida y constituyen una parte importante de la evolución o crecimiento personal. Esto porque
no hay que perder de vista que la crisis misma presenta un lado de oportunidad para sacarle
provecho a la crisis misma.
La crisis existencial es contraria a la crisis neurótica. La crisis existencial se manifiesta con
sentimientos intensos de malestar psicológico debido a que el individuo comienza a
cuestionarse las razones de su propia existencia. También puede decirse que la crisis
existencial es, básicamente, una crisis de identidad. En cambio, la crisis neurótica, es un
estado patológico que ha alterado el sistema nervioso central, el pensamiento racional y la
lógica del tiempo, espacio y persona.
Las crisis existenciales se enmarcan dentro de la Teoría de la crisis definida por la escuela de
psicoanálisis. El psicoanalista Sigmund Freud (1856-1939), al establecer situaciones en la cual
existe una relación entre las manifestaciones físicas con la biografía emocional del individuo,
abre el debate sobre los períodos donde es más propenso a la formulación de preguntas,
dudas y problemas sobre la existencia humana.

Crisis Existencial: cuando el ser humano no le encuentra sentido a la vida.


La crisis existencial es uno de esos fenómenos problemáticos que parecen no estar
relacionados con las condiciones materiales que nos toca vivir. Puede aparecer en cualquier
momento de la vida, afecta también a personas con amplios recursos económicos e incluso
pueden experimentarla mujeres y hombres aparentemente exitosos y con buena imagen social.
Puede tenerse todo lo que la civilización occidental considera como metas fundamentales de la
vida humana, como riqueza, amor y conocimiento, pero la crisis existencial seguirá estando ahí,
implacable.
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Cuando los antiguos esquemas mentales ya no sirven, la persona que sufre una crisis
existencial siente que no sabe el camino que debe seguir en la vida, ni puede visualizar las
metas que ha de perseguir para alcanzar la autorrealización personal. Esto puede resultar
mentalmente muy agotador y puede provocar trastornos psicológicos si no se resuelve la
situación de manera correcta. Por el contrario, si el individuo supera esta etapa de la vida,
percibe que ha crecido como ser humano y que ahora es otra persona más fuerte y más
preparada para afrontar las dificultades que se pueden presentar en el día a día.
La crisis existencial se manifiesta con sentimientos intensos de malestar psicológico debido a
que el individuo comienza a cuestionarse las razones de su propia existencia. También
puede decirse que la crisis existencial es, básicamente, una crisis de identidad. Ocurre cuando
todo aquello que pensábamos que estaba bajo control, deja de estarlo.
Nuestra cosmovisión se nubla de forma inesperada, y nuestra visión de la vida necesita
actualizarse porque está caduca. Entonces nos preguntamos: ¿qué hago yo aquí? o ¿cuál es
el sentido de mi vida? Algo que hasta el momento parecíamos tener muy claro.
Casi sin darnos cuenta, un nuevo amanecer nos envuelve, y hemos de salir de la zona de
confort para enfrentar la nueva realidad. Las crisis existenciales nos llevan a la autorreflexión,
y nos supone un costo emocional porque los recursos con los que siempre habíamos contado
ya no sirven. Durante este periodo de introspección nos cuestionamos aspectos de la vida que
hasta el momento no nos preocupaban demasiado.
Cuando sentimos que no tenemos los recursos suficientes para salir de este vacío existencial,
la ansiedad no nos deja dormir hasta que encontremos la respuesta, es decir, hasta que
encontramos una solución que nos haga recuperar la paz interior, y que nos ayude a
visualizar de nuevo el camino a seguir. Este camino a seguir se refiere a recuperar la propia
identidad y el compromiso con uno mismo. Se trata de encontrar de nuevo el sentido a nuestra
vida, mejorando y estabilizando la autoestima personal.
Consecuencias de la Crisis Existencial.
La crisis existencial puede provocar un cambio radical en nuestra vida, pues puede ser
oportunidad para reinventarse y para plantearse nuevos objetivos. Pero cuando la persona
que sufre una crisis existencial entra en una espiral negativa en la que piensa que no tiene los
recursos suficientes para superarla, puede acabar sufriendo una depresión grave o puede
caer en Crisis Neurótica.
No todo el mundo vive las crisis de igual manera: unos pueden vivirla durante unas semanas,
otros unos meses y otros unos años. Las crisis existenciales largas e intensas suelen requerir
ayuda profesional por parte de un Psicólogo/a especializado en salud mental. Cuando la crisis
por la propia existencia se resuelve de manera satisfactoria, uno siente que ha vuelto a
conectar consigo mismo y reestructura su forma de pensar. A su vez, puede cambiar viejos
hábitos disfuncionales por algunos más adaptativos, y puede llegar de nuevo al bienestar.
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3. Crisis Neurótica y/o Trastornos Neuróticos.


Cuando la persona que sufre una crisis existencial desarrolla una imagen negativa de sí
misma, del mundo y del futuro, y se recrea en sus creencias irracionales sobre la vida; o
cuando tiene una baja autoestima o una falta de confianza en sus propios recursos,
puede llegar a la desesperanza, la indefensión aprendida, la depresión mayor e, incluso,
al suicidio. Cuando pasa esto, significa que la persona ha pasado de una crisis existencial a
una crisis neurótica.
Dentro de los trastornos neuróticos encontramos varios tipos; los cuales explicamos a
continuación.
Los trastornos de ansiedad:
La ansiedad es muy conocida, y por desgracia, la sufre gran parte de la sociedad. El grupo más
frecuente que suele sufrirlo son las mujeres jóvenes con edades comprendidas entre los 20 y
30 años. Dentro de los trastornos de ansiedad, lo más conocidos son:
 Trastorno por angustia: son crisis de angustia recurrentes y alcanzan su máximo a los 10
minutos y por regla general duran menos de una hora, dejando al paciente con un cansancio
extremo.
 Trastornos fóbicos: Las fobias son temores persistentes a un objeto y/o actividad. Se
puede dar el caso de fobias a estímulos externos y de fobias a estímulos internos. Algunas
de las fobias más conocidas son: agorafobia, fobia social, fobias a animales.
 Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC): Son obsesiones que producen las personas
acerca de un malestar general. Algunas de las más significativas son: Obsesión de
contaminación con compulsiones de lavado (trauma de pulcritud) y Obsesión de duda con
compulsiones de comprobación. Muchas personas padecen de trastorno obsesivo
compulsivo de la personalidad llamado Borderline, o bien, Trastorno Límite de la
Personalidad (TLP), que se caracterizada por la dificultad en la regulación de las emociones.
Esta dificultad provoca cambios acusados en el estado de ánimo, impulsividad e
inestabilidad, problemas de autoimagen, y relaciones interpersonales inestables, este tipo
de trastorno se asocia bastante con el trastorno distímico.
 Trastorno por estrés postraumático: Es un trastorno que se produce por una situación
más allá de lo habitual en una persona, como pueden ser accidentes, catástrofes naturales.
De normal da comienzo tras el suceso. Durante el primer mes se califica como trastorno por
estrés agudo y si pasa del mes se le empieza a denominar postraumático.
 Trastorno por ansiedad generalizada: Trastorno muy habitual que suele ser crónico. El
paciente se encuentra en situación de ansiedad y preocupación crónica cosa que hace que
se encuentre con malestar general y con problemas sociales y/o laborales.
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Los trastornos somatomorfos:


Son trastornos cuya principal queja proviene de un síntoma en concreto. Podemos diferenciar
los siguientes tipos:
 Trastorno por somatización: Conocido también como síndrome de Briquet y es una de las
formas de histeria más conocidas.
 Trastorno por dolor: Es similar al anterior pero su queja procede únicamente del dolor.
 Trastorno hipocondríaco: Es el miedo a padecer una enfermedad grave.
 Trastorno dismórfico: Parecido a la hipocondría pero su máximo preocupación es una
característica o defecto físico prácticamente inexistente (por ejemplo: el mal olor corporal).
 Trastorno conversivo: Se caracteriza por tener presencia de signos que afectan a
funciones motoras y sensoriales.
Los trastornos disociativos:
Se caracterizan principalmente por una pérdida del sentido unitario de la conciencia. Los más
conocidos son:
 Trastorno por amnesia disociativa: El paciente es incapaz de recordar información
personal importante de su vida y hechos.
 Trastorno por fuga disociativa: Mezcla una alteración de la conducta con amnesia del
pasado del paciente en situaciones estresantes.
 Trastorno de identidad disociativa: Más conocido como personalidad múltiple, este
trastorno se caracteriza porque en el paciente coexisten varias personalidades.
 Trastorno por despersonalización: En él, el paciente se siente separado de su cuerpo y
de su mente.

Los trastornos facticios y simulación.


Su principal característica es que el paciente se inventa síntomas o se produce síntomas de
enfermedad de forma voluntaria. Dentro de estos trastornos destacamos dos:
 Trastorno facticio: Son personas que tienen la necesidad de sentirse enfermos y de estar
cuidados por otras personas. La forma más grave es el llamado síndrome de Münchausen.
 Simulación: La persona tiene un interés, ya sea económico o legal, en ser un enfermo, con
lo que se lo provoca.

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