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Pacicor ) Brees ren 20/3 _ 20. La revolucién del acceso lo que hace al mercado de los medios, esta evolucién puede describirse asf: el hecho de que dos individuos, hoy, mismo diario o la misma revista, escuchen la misma radio 0 miren regularmente los mismos programas de tele~ mn, nos dice mucho menos sobre otras atributos de esos mismos individuos, que hace veinte o treinta afios; dicho de otra manera: tienen muchas menos cosas en comin que podamos mediry de las que podamos formular una teoria, Porque un nivel de incertidumbre munca es “en si”; se define siem: pre respecto de observaciones especificas: no es que haya un creciente desorden, sino que nuestras variables estin funcio- nando mal. Las égicas del vinculo social ya no estén donde nos habjamos acostumbrado a buscarlas, a cantidad de discursos producidos en los tiltimos diez, sobre el fenémeno Internet es, con toda probabilidad, ilivectamente proporcional al niimero de archivos acumu- durante ese mismo perfodo, en los miles de servido- que a través del planeta constituyen la infraestructura ilel ciberespacio. La magnitud y la velocidad del proceso cuso genera la impresion de que nunca antes el su to de un dispositivo técnico de comunicacién habia I de nuestros viejos Estados-naciones, resonando amente a nivel global. Como vimos, la acelera- (0n lel tiempo hist6rico ha sido una constante de la histo- 1 de la mediatizacién; en todo caso, no debe impedirnos de identificar la especificidad cualitativa de lo que wnriendo. La complejidad de la situacién y la falta jancia hist6rica no incitan, precisamente, a proponer caci6n mas, pero el lector concordara en que, | contexto del presente libro, el desafio es inevitable. i ar necesitamos un minimo acuerdo sobre de “red”. Gonviene distinguir el concepto en 1s materializaciones. Desde el punto de vista \ ideas, el concepto de red remonta a los pensamiento geométrico, Su materializacién icn mas importante es el propio cerebro, que estruc- eh del sapiens ha habido muchas materializaciones reticulares. ‘Una de las mas importantes fue, durante la Segunda Revo- hucién Industrial, la infraestructura del transporte, a la que haremos referencia en la tercera parte de este libro, Entre las mds recientes se cuentan las redes producidas por los ingenieros en telecomunicaciones. Daniel Parrochia, fildsofo de la ciencia y de la técnica, ha formulado una excelente sintesis del estatuto actual del concepto de “red”: Las nociones de grifico y de redes proporcionan enormes ser fcios a las sociedades modernas, confrontadas @ graves pro- blemas. [...] El advenimiento de la geometria fractal, el des miento de la invariancia de escala, la fisica de la turbu- lencia y de los cambios de estado han reyelado recientemente 1 interés de estudiar la dinamica de las redes moleculares, y también los fenémenos de difusion y de infiltracién en una red, El resultado es que fendmenos tan diferentes como las transiciones de fase, los terremotos, la propagacién de un incendio de busque, la conformacién de los polimeros, el ritmo cardiaco, la difusi6n y el crecimiento de interfaces, son susceptibles de ucliaclos con Ios mismos modelos, que a su yez pueden servir de paradigmas para la comprensién de Jo que pasa entre los individuos en una sociedad a diferentes escalas [...]. Llegamos asf a pensar la emergencia de formas nuevas ¢ inesperadas en términos de dinamismo reticular. A Jo largo de la historia de las ciencias y las técnicas, se ha hecho rogresivamente claro el cavicler profiendamente reticular de la mayo ria de las onganizaciones naturales y sociales (Parrochia, 201 el subrayado es mio) Desde este punto de vista, en lo que hace a Internet como dispositivo, su especificidad no esta expresada en la ailtima doble ve (Web) sino en las dos primeras (World Wide). EI emergente es, entonces, ¢l alcance, el campo de aplicaci6n, y no el concepto. Si nos focalizamos en la red) como configuracién de trayectorias, Hegamos a la incv! ble nocién de “hipertexto”, que no me parece muy dife rente del concepto de “intertextualidad” propuesto por lit semiologia unas dos décadas antes dle Int Deste pertextuatidad es th del Q78 — dindmica histérica de los textos desde el surgimiento de la escritura. Dada la magnitud cuantitativa de ese alcance, resultado de la automatizaci6n, y la consiguiente compleji- dad, inmediatamente se vuelve crucial el tema de La inteli- gencia de las trayectorias. En este sentido, hasta el momento cl lider indiscutido es Google. En una primera aproximacién, lo que esta producien- do la Red es una transformacidn profunda de la relacién, de los actores individuales (que en la tercera parte defi- iremos como “sistemas socioindividuales”) con los fend- \enos mediaticos. Las tres dimensiones de la semiosis ya sstaban integradas al proceso de la mediatizaci6n antes del surgimiento de la Red. E] protocolo Internet ha permitido troducir los resultados discursivos de las operaciones cog- jitivas de la primeridad, la secundariedad y la terceridad 1n el ciberespacio, a través de la digitalizacién de todos los roductos mediaticos existentes hasta el momento. Esto © nos dice nada, por supuesto, acerca de las eventuales ansformaciones que el dispositive Internet pueda inducir las practicas de los mas diversos sectores de la actividad social, materializadas en esas tres dimensiones: cnorme po de investigacién que apenas comienza a explorarse. ‘Aunque puede decirse que Internet es un sistema exper- \ escala planetaria, no creo que tenga mayor interés (al nenos hasta nuevo aviso) la metéfora neuronal: las carac- teristicas operatorias de la Red estén todavia muy lejos de parecerse en algo al funcionamiento cerebral, Como se la polémica sobre estos temas es enorme y todavia os muy lejos de ver el fin de las disputas sobre Ia Inte- of Books, James Gleick 10s sobre Ia corporacion Google y st n Lewy, nthe Plex: How Google Thinks, Works and Shapes our s, Pin Feeling Lucky: The Confessions of Google Employee athan, The Globalization of Bvergthing (and Why ‘e Ita Brodsky, Search and Destroy: Why You al. Personalmente, me inclino por el punto Sc socidlogos como Harry Collins, que piensan que Tineal de los sistemas expertos es aplicable a cier- sc tinos de comportamicntos humanos y nO @ OTs (Coll ss y Kusch, 1998; Collins, 2000)? ‘Ahora bien, més alld de la disputa acerca del eventual somorfismo entre redes computacionales y redes newton Tes, hoy lo interesante es, obviamente, el fen6mene de los Mfllones de cerebros (biologicos) conectados a Interne® $0 dlvidar que est conectividad esta fatalmente constrefiida y imitada por las diferencias cualitativas (insoslayables, me parece, por Io menos hasta el momento) entre la Red y el cerebro. ‘En quanto a la estabilizacion de los sos de la Red, las tres dimensiones de la semiosis estan ya plenamente #°N® ree podemos identificar como perteneciendo a la dimen: Sida de la primeridad todos los usos “de buisqueda”, © decir, a navegactén a través de To que seria, al kimite, 1a totalidad, die tos contenidos de la cultura humana, que a su vez Pus tien ser predominantemente primeros (brisqueda de una experiencia estética musical, visual © literaria, por ejem- plo), segundos (biisqueda de una informacion factual, de ‘aate") 0 terceros (busqueda de principios normativos aplicables a comportamientos, como una recess de cocina aP'{itinerario urbano que necesito recorrer para llegar a Wo) Geterminado lugar). En los usos “relacionales”, que s¢ confic guran en las liamadas “redes sociales", predomina la dimen: erga de 1a sccundariedad, csto es, el contacto, 1a reacci6n tn contigaidad metonimica de las relaciones interpersonily tes, ¥ estd, en fin, Ia terceridad de la aplicaci6n de normilt especificas destinadas a producir un cierto resultado (coma por cjemplo, las maltiples operaciones bancari Fido todas virtualizadas, o las transacciones comer En estos usos coexisten, como puede verse, oper {que activan dispostivos de la mediatizaciOn escritt J/o sonora, ¥ operaciones que no pueden se mediaticas, en la medida en que no satisfacen el principio del acceso plural a determinadas superficies discursivas (jen principio, al menos, se busca evitar el acceso plural a mis operaciones bancarias!). El usuario controla, en buena medida, el pasaje de ciertos contenidos del orden privado al espacio piiblico mediatizado. Desde el punto de vista de la historia de la mediatiza- cidn, lo que nos interesa es que la WWW comporta una muta- ‘cién en las condiciones de acceso de los actores individuales a la discursividad medidtica, produciendo transformaciones inéditas en las condiciones de circwlacién. Esta mutacin tiene miltiples consecuencias y afecta progresivamente, a través de bucles retroactivos, muchos otros aspectos de las sociedades mediatizadas. Una de esas consecuencias es la transformacién de los mecanismos de creacién de valor en el mercado de los medios. En el caso de los medios més clasicos, portadores de escritura, la digi: talizacién altera profundamente las condiciones de circu- lacién. En el caso de los medios audiovisuales, la crisis del broadcasting modifica, de manera probablemente definitiva, los procesos de creacién de valor: Esos tres grandes tipos de usos ya estabilizados, plan- tcan, respectivamente, tres cuestiones cruciales, profunda- mente politicas: el acceso al conocimiento y a la cultura, la relacidn con el Otro y el vinculo del actor social con las stituciones. Por un lado, la Red pone en el centro de la escena el nenso tema de la relacién de los actores individuales con conjunto del saber humano. Simpatizo particularmente 1 el punto de vista de Robert Darnton (1996), segtin el Al todas las sociedades, cada una a su manera, han sido «lades de la informaci6n, pero creo que se puede afir- mo tiempo y sin contradiccién, que la Red plan- oblema de una manera nueva. Por otro lado, las iales reactivan sin cesar la pregunta sobre el vinculo imensiones de Ia semiosis: afectiva, factual n, ka capacidad de operar sobre meca- ' tipos vuelve crucial icitada a través de por lo tanto, la cuesti6n de su legitimidad unto miembro de la sociedad en la que Esas son las tres grandes dimensiones de Internet, y el Interpretante es, en los tres casos, necesariamente politi- spositivo de la Red permite alos usuarios producir contenidos, y teniendo en cuenta, ademés, que por primera vez los usuarios tienen el control de un switch entre lo privado y lo piiblico, podemos empe- var a hacernos una idea de la complejidad y la profundis dad de los cambios en curso. Los procesos de la cireulacién son el nuevo gran campo de batalla, y esa guerra apenas ha’ ‘comenzado, ‘Al respecto, y pese @ la insistencia de la autora en uti zax nociones globales e imprecisas como “la vida digital”, “sociedad de la informacin”, “la buena sociedad” 0 “la Edad Internet”, el tiltimo libro de Robin Mansell, Zmagininy the Internet, Communication, Innovation and Governance Ima: ginar Internet. Comunicacién, innovacion y gobierno| (Mansell, 2012) es, a mi juicio, interesante.‘ Mansell se coloca si ambigiiedad en una posici6n de observacién politica. Las visiones de la sociedad de la informacién que prevalece! derivan en parte de diferentes maneras de comprender © rizar el cambio en la sociedad; en el caso de la vision dom nante, esta resulta de la pretensin segrin Ia cual el mod apropiado de estudiar la dindmica del cambio ¢s no compra meterse con una posicién normativa con respecto valor [uJ La relacion entre el sistema de comunicacién y nuest capacidad para estar en el mundo €s claramente importan| para la vida de las personas en todas partes. Es por ello q tuna posicién que deja de lado lo que implican k ‘enfrentadas sobre la sociedad de Ia informacién seria inapr piada para mi investigacién (Mansell, 2012: 6) La revoluci6n del acceso, producida por la emergen de la Red, ha perturbado profundamente todos los aspec del mercado tradicional de los medios. Fs conve bign en este caso, distinguir lo més cuidadosamente pos ble los procesos que tienen lugar en uno y otro polo de la circulaci6n, es decir, en la produccién y en la recepeién (0 reconocimiento).’ Mansell lo hace al referirse a lo que ocu- : “detras de la pantalla”, por un lado, y “frente a la panta- ", por el otro, Esta claro que lo que sucede “detras de la nncalla” es en su mayor parte invisible y desconocido para ternauta; en verdad, los procesos de produccién del jonamiento de la Red son hoy extremadamente com- os y, en buena medida, confusos, tanto para los especia- \s como para los propios actores que se enfrentan en los wvos mercados potenciales del ciberespacio. Segtin Mansell, para comprender lo que esta pasando letras de la pantalla” es necesario tomar en cuenta lo que tora llama las dos grandes “paradojas” de la “sociedad ;nformaci6n” en la “era Internet in primer lugar, la paradoja de la escasee de la informacién. stos para producir inicialmente la informacién son s, mientras que los costos para reproducirla son practi- nte nulos, De ahi la contradiccién permanente entre s perspectivas que se nutren de lo que Mansell lama ces “imaginarios sociales”: la perspectiva que encar- lucha por la defensa de los derechos de la propiedad wal, y aquella segiin Ia cual la informaci6n debe cir jera busca faci- to, a la optimizacién de los negocios en la Red; la jjunda busca liberar al ciberespacio de la légica mercan- 1dictoriamente, ambas se postulan como garantia jidad, la diversidad y el desarrollo de Internet. ble que todos los bits digitales ependien- La segunda es la paradoja de la complejidad, cuya dindmi« ca opera también entre dos perspectivas contradictorias, Por un lado, la que sostiene que el caracter benéfico de la complejidad emergente en Ia “sociedad de la informacién" consiste en que vamos hacia una autonomizacién de los sis: temas, intrinsecamente cada vez més inteligentes y autor: ganizantes, y a la pérdida del control humano. Por otro lado, la perspectiva segtin la cual el caracter positivo de la complejidad emergente se traducira en un mayor control a través de la programaci6n, en el contexto de un sistema descentralizado. No estoy seguro de que se trate de sentido que le dan a este término autores como Bateson y Luhmann, a quienes, sin embargo, Mansell discute y comenta en su libro. Yo las consideraria mas bien como contradicciones que atraviesan las practicas sociales “detras de la pantalla’, es decir, contradicciones que forman parte de las condiciones de produccién de la Red. Sea como) fuere, veamos qué pasa si articulamos estas dos contradice ciones con las dos posiciones de la circulacién (produccién y reconocimiento) y con Ias tres dimensiones de la semiosis tal como operan en la Red. ‘Tomemos la contradicciGn relativa a la (experiencias estéticas, musicales, visuales, literarias), das (btisqueda de datos, de contenidos, de conoci- nto) © terceras (busqueda de rutinas, procedimientos, ). El problema de la produccién y difusién de cono- icntos es un viejo tema de Ia historia de la ciencia y va ho més alli de Internet; la Red simplemente replantea, vez mas, la cuestién de quién paga los altos costos de nduccién. Tradicionalmente, en las sociedades de la lernidad se tendio a considerar que la produccién de ycimientos es un bien piiblico, y que los intercambios ifusion, de ensefianza, de transferencia de tecnologia) contexto de las instituciones universitarias, no debe lecer simplemente a la l6gica comercial, a pesar de que jichas y conflictos alrededor de las patentes, por ejem- muestran bien las contradicciones que operan tam- 1 en ese dmbito. En cuanto a la difusién de esos cono- ‘ntos hacia el piiblico en general, queda muy clara la rtancia de la mutacin de las condiciones de acceso tenidos de conocimiento ya no son un clemento de la oferta rigurosamente dosificada por las institu: 5 mediticas, sino una dimensién de la demanda, de craciones de brisqueda de los “consumidores", en ‘ectorias de navegacion por Internet. La perspecti- una difusién libre aparece tanto “detras de la panta- mo “frente a la pantalla”, es decir, como ideologia ninante tanto de muchos operadores cuanto de los uutas, Wikipedia es el mejor ejemplo posible de la macién de lo que durante mucho tiempo fue, bajo del cédice, la “enciclopedia” —dispositivo comer- ‘acion de valor con los contenidos de la ciencia— roceso de construccién cooperativa que rechaza la mercial. santo a la contradicci6n relativa a la complejidad : los sistemas y a su control, la cuestiGn crue ana buena teoria de los procesos cognitivos, ver nos lleva a ta discusién fundamental sobre Ia ex de infor in. La produccién de la escasez es uno de los principio econdmicos bisicos del capitalismo moderno, Aqui nos interesan los discursos como productos, y resulta claro qui las nociones de “informacién” y de “sociedad de la infor macién” son demasiado vagas como para permitirnos cl rificar la contradicci6n. Vimos que en la dimensién de i primeridad, del lado del reconocimiento (comportamien: tos de “biisqueda”), se plantea la cuestién del acceso al saber humano y a la cultura bajo todas sus formas. Ahor bien, la produccién de la escasez tiene caracterfsticas muy distintas segtin se trate de la oferta de primeridades prim miento. El principio de la neutralidad de segunda perspectiva, y muchos especl hoy se encuentra amenazado. pretende [strong Al 284 gab ‘no que Mansell Tama de la “complejidad emergen- podria producir una autonomizacién creciente de >s sistemas informaiticos contenidos en la Red, una pérdi- cla del control humano de esos sistemas autoorganizantes y, en tiltima instancia ~quién sabe-, el surgimicnto de la Sin. gularidad, esa maquina ms inteligente que el hombre que, como lo recuerda Mansell, ha alimentado tantas obras de Giencia ficci6n, pero también el discurso utépico de algu- nos especialistas. Si en cambio, como lo creia Peirce, las ‘operaciones cognitivas que definen las tres dimensiones de la semiosis (y por lo tanto, de la cognicién humana) estan intimamente articuladas pero son reciprocamente irreduc- Libles, esto significa que los sistemas socioindividuales son agentes de operaciones que el sistema social de produccién de la Red, por mds autoorganizante que sea en su persistencia, no Puede, por definicion, efectuar: de esas operaciones, solo tiene acceso a los productos, que puede digitalizar sin proble- ‘mas, es decir, linealizar. La modelizacion de los tipos de cono- cimiento humano es, aqui, fundamental, Por ejemplo, Man- sell (2012: 58 y ss.) menciona algunos de los trabajos sobre el conocimiento ticito, pero sin reconocer la importancia capital que tiene la cuestién de los tipos de conocimiento en el contexto de una discusin sobre los alcances de la complejidad de los dispositivos informaticos de la Red.” La “paradoja” de Mansell relativa a la cuestién del con- trol o no control de la “complejidad emergente” de la Red debe pues ser redefinida en términos de los tipos de opera- ciones cognitivas que intervienen en la produccién de esa complejidad, y de la distribucién de esos tipos “detras de” 0 “frente a la pantalla. Detris de la pantalla” nos encontramos con una mul titud de colectivos: las corporaciones que se disputan el liderazgo en los distintos sectores del mercado potencial de Internet; las agencias de Ios gobiernos que buscan el 7. Para una reciente propuesta teérica sobre el tema, véase Collins (2010). Harry Collins s¢ ha interesado particularmente en la corporel: dad de los actores individuales, y en la consecuente importa de lo que llama “el conocis nto encarnado” (Collins, 2000), 286 amino para intervenir en el flujo de la Red, al menos con respecto a problemas graves como la pornografia infantil; jumerosos organismos internacionales que intentan confi- jurar foros donde pueda discutirse alguna agenda y nego- iar algdin acuerdo, y centenares de ONG que polemizan, \lvierten, difunden proclamas e inician procesos judicia Mansell presenta tna descripeién muy minuciosa de las rracticas de estos actores colectivos en produccién, subra- \do las miiltiples contradicciones y ambigtiedades que los amizan, lo que constituye uno de los méritos de su libro. “Frente a la pantalla” tenemos a la inmensa poblacion de los internautas, profundamente heterogénea en razon de su amaiio y de su dispersion planetaria, Los actores colectivos qque estén “detrds” someten a esa poblaci6n aun escrutinio permanente, intentando recortar colectivos que puedan transformar en instrumentos de sus objetivos ideolégico profesionales, politicos, comerciales. Mas alla de las dife- reneias en cuanto a la magnitud se podrfa pensar que, en la historia de la mediatizacién, semejante situacién no es nueva, Salvo que la libertad de eleccién y de iniciativa no han sido munca, en reconocimiento, tan grandes, y que los receptores tienen en sus manos, por primera vez, los dispo- sitivos técnicos para ejercitarlas. 2a?

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