Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
P. A. S. L A P I S L Á Z U L I
Prologo Capitulo 15
Capitulo 1 Capitulo 16
Capitulo 2 Capitulo 17
Capitulo 3 Capitulo 18
Capitulo 4 Capitulo 19
Capitulo 5 Capitulo 20
Capitulo 6 Capitulo 21
Capitulo 7 Capitulo 22
Capitulo 8 Capitulo 23
Capitulo 9 Capitulo 24
Capitulo 10 Capitulo 25
Capitulo 11 Capitulo 26
Capitulo 12 Capitulo 27
Al pasar por delante de una mamá, cuyo niño pequeño está llorando
y temblando de miedo, me escabullo por la parte de atrás de la carpa. Me
muero por un cigarro. Todavía puedo escuchar la tonta música de
carnaval y las risas mientras la multitud responde a cualquier estupidez
que esté ocurriendo dentro del recinto.
Mirando hacia arriba veo a una chica con una malla de lentejuelas,
que no deja nada a mi imaginación, mirando a su alrededor mientras abre
la puerta del remolque del payaso. Sé que no debería estar mirando, pero
su cuerpo apretado y sus piernas musculosas tienen mi polla dura, y sólo
quiero echar un pequeño vistazo.
Grita por más, pero su voz está amortiguada por la forma en que su
cabeza está inmovilizada en la almohada y sus manos sujetan las grises
sábanas. Nunca había mirado la polla de un hombre antes, Dios, es
enorme comparada con la mía. La agarra en sus manos y la hace rodar en
la cama, sus caras están manchadas y la de ella contiene lágrimas.
Sujetándola por el pelo, que ahora está revuelto y despeinado, se pone
sobre su pecho, con los pantalones abiertos en la bragueta, que está
expuesta al rostro de ella. Me ruborizo de un rojo intenso cuando él le
pone la polla en la cara y ella gira la cabeza hacia mí. Sé que en cuanto me
ve sus ojos se abren un poco, pero no puedo moverme, estoy arraigado en
este momento de lujuria y mi cuerpo está ardiendo por su conexión.
Cuando pone su boca sobre ella casi quiero vomitar, pero eso me
pone aún más caliente. El maquillaje blanco y negro de su cara se pega a
su piel y ella se retuerce contra él buscando algo más. Una parte de su
cara se limpia sobre ella y ahora casi puedo verla, su saliva haciendo que
su piel se ilumine de la misma manera en que sus ojos brillan, y eso me
hipnotiza. Me muevo un poco para poder ver su cara de nuevo y me mira,
sabe que estoy observando, debería huir, pero no quiero.
Cuando vuelvo a mirar, veo que mete su polla dentro de ella, como
en la clase de salud, solo que real, y no tiene condón cuando entra en su
interior. Todo su cuerpo se inclina para encontrarse con él y me sorprende
que todo se ajuste en su interior. Me pregunto si le duele. Ella no está
actuando como si fuera así, de hecho, nunca he visto el rostro de alguien
de esta manera, la felicidad pura se apodera de su cara. Sus ojos tristes se
mueven mientras su cuerpo se estremece debajo de él y observo como saca
la polla, que está resbaladiza y mojada, disparando su semen sobre sus
bonitos pechos con una sonrisa maliciosa en su triste y medio maquillado
rostro, y entonces también eyaculo con la erótica imagen que tengo delante
de mí, vaciándome en mis vaqueros y en mis manos, pero me importa un
carajo.
Presente
Ese fue el día que cambió. Volví todos los días hasta que el circo se
fue y vi cómo el payaso se follaba a la hermosa chica con ojos tristes. Ella
sabía que estaba observando y nunca dijo una palabra, pero a menudo
nuestras miradas se bloqueaban y era como si me estuviera hablando de
esa forma.
Ojalá hubiese sido ese payaso todos los días, por muchos años.
Todavía quería ser él, con sus músculos abultados, su rostro maquillado y
su polla varonil. Soñaba con ser yo quien la tocara, para hacer que su
cuerpo se inclinara y sus ojos lloraran. Estaba celoso.
La sombra de sus ojos tiene brillo, sus labios son rojos y su cara
pálida, casi perfecta. Sonrío, pero mi rostro se mantiene triste por el
maquillaje que hay en él, precisamente porque la acción es una
contradicción. La melodía exacta del circo suena suavemente, llenando mis
oídos con el ruido y el placer que deseo recibir en esta noche.
Las noches de circo son para lo que vivo ahora, estos momentos en
los que puedo ser un payaso, donde soy como él. Me tomo mi tiempo para
disfrutar de la forma en que su cuerpo responde a mi placer, combinado
con el miedo distintivo del disfraz de payaso. La gente tiene miedo de los
payasos, gracias Stephen King por dificultarme las cosas.
—Claro, cerraré con llave. También me voy a ir. Necesito café y esta
cosa me odia —responde, golpeando con el puño la parte superior de la
máquina.
Nos reímos y veo a la chica que está detrás de ella, quieta, bajo la
lluvia. Su cabeza está inclinada hacia abajo, pero sus ojos miran hacia
arriba por debajo de sus pestañas con un poco de timidez. Tiene el pelo
corto, de color rojo con un corte en forma de hada 4 , está mojado y
desordenado, su cara tiene un piercing, sus bonitos ojos se pierden bajo
un maquillaje atrevido y sus dientes blancos se ven a través de una
sonrisa pícara y recatada.
4 Corte en forma de hada: Es un corte con un flequillo largo hacia un costado con sus
lados y parte de atrás cortó.
—Hola, Imogene, soy Sivan. —Extiendo una mano para estrechar la
suya, y mi hermana me da una mirada para que ni siquiera piense en ello,
mientras le sonrío.
—Teatro y danza. No podía elegir uno, así que opte por los dos. Sam
ha estado actuando conmigo en un espectáculo cada semana, es muy
buena —responde tímidamente.
Cuando veo por el rabillo del ojo que Sam le aprieta suavemente la
mano a Imogene después de que mamá hablara de su familia, e
intercambiaran una mirada, me pregunto si son algo más que amigas.
¿Imogene preguntó por Gavin porque son amantes? Mi mente hace flashes
de la imagen de ellas juntas e inmediatamente quiero borrarla, es mi
hermana.
Ahí está.
Allá vamos.
Los secretos hacen que las relaciones, incluso las de amistad, sean
difíciles, porque no podemos ser nosotros mismos. Vierto café en mi taza
favorita, sosteniéndola para que caliente mis frías manos.
La cosa es que ningún hombre podría ver esto sin tener una
erección. Somos de esa manera. Mi polla se frota contra el satén de mis
pantalones mientras reacciona a las imágenes y sonidos que tengo delante.
5 AAA: La expresión hace referencia a los diferentes tipos de protocolos que ofrecen
diferentes servicios, autenticación, autorización y contabilización.
Antes de que pueda marcar, me llama. Mi hermana odia llamar,
sobrevive sólo con mensajes de texto. —Ya voy, Sam, envíame la ubicación
y me pondré algo de ropa.
—Te llevaré. Date prisa, puedes pedir una grúa en el camino. —Me
mira, e incluso a través de sus lágrimas, veo el destello de Gané,
agarrando las bolsas y toda la basura al azar que guarda en su auto, las
mete en mi asiento trasero.
6
Puff The Magic Dragon: Es una canción que habla de un dragón domesticado.
estudiantes están libres, sólo nosotros, los trabajadores que tenemos
nuestros propios negocios que dirigir, tenemos que estar al amanecer con
el trasero arriba. Esperemos que sea un día seco y podamos hacer algo de
trabajo.
—¿Hablas en serio? —La miro—. ¡No voy a dejarte aquí! —Cierro las
puertas del auto para demostrar algo, y porque tengo miedo.
—Ya verás.
Hago girar mi asiento para mirar la pared donde están las bebidas y
una mujer casi en topless se me acerca. Cuando observo el maquillaje
brillante en sus párpados y luego miro hacia abajo, veo que los bordes de
su inexistente parte superior están cubiertos de lentejuelas, entonces mi
garganta se seca como si acabara de tragarme una gran cantidad de
suciedad por la boca. He estado en clubes de striptease y bares de
caballeros, pero nunca en un lugar como éste. Ella es muy bonita, con
cabello oscuro que se desliza hacia atrás en una suave cola de caballo y
que brilla con las luces del bar.
—Oh, ¿en serio? ¿Está con las chicas de la casa o con el Cirque? —
Su voz chispeante la hace aún más bonita, mientras le sirve un Martini al
hombre que está a unos cuantos asientos.
8Aro de Lyra: Es un aro que utiliza una persona para realizar diferentes trucos de
acrobacia.
centro del escenario, y desde dos trapecios de seda en cada lado se
balancean dos chicas. Están vestidas con mallas a rayas blancas y negras,
con camisas de lentejuelas, dando vueltas hacia abajo como si estuviesen
fuera de control, deteniéndose a unos centímetros del suelo. La multitud
jadea, mientras yo me ahogo con mi propio aliento.
—Ugh, Sam. No puedo mirar. —Me cubro los ojos y apoyo los codos
sobre el mostrador.
Miro por encima de mi hombro, oh Dios, ¿por qué miré? ¿Por qué?
—Te dije que se calentaría. —Mi vaso está lleno sin que yo mire a la
mujer del bar. Un rubor caliente sube por mi cuello y mi polla reacciona
ante el brillo y el destello de su disfraz bajo las luces.
—Todavía tienes que volver a casa, idiota. —Me golpea el pecho, pero
no puedo sentirlo a través de la chaqueta.
Las imágenes viciosas que puedo ver a través del sucio vidrio me
cautivan, excitan y hacen que mi piel se llene de lujuria. Sus ojos están
cubiertos de purpurina azul y hoy, su cabello está recogido en la parte
superior de su cabeza con unas plumas que hacen juego con sus brillantes
ojos.
Las gotas de sudor en su piel y esos labios rojos escarlata se separan
ligeramente cuando gime y llora por más. Pequeños susurros y siseos hacen
que mi piel se estremezca y la sangre se me acumule en la polla. Sus ojos se
vuelven hacia atrás sólo un poco mientras él tiene dos dedos dentro de ella,
empujando y forzando hacia dentro y hacia fuera. Sólo puedo imaginar lo
que siente mientras mi mano estrecha mi polla un poco más fuerte.
Quiero sentirme un poco enfermo, pero aun así mi polla se pone dura
al ver cómo le folla el trasero hasta que sangra y su semen se filtra cuando
termina.
Imogene está triste, con los ojos llorosos, pero no sale ninguna lágrima
y yace allí mirándome, con mi propio cuerpo liberándose sobre la hierba que
está debajo de mí, saliendo a borbotones por todas partes, sintiéndome muy
excitado por lo que he visto.
Se pone roja, incluso con esta luz puedo verla sonrojarse y tratar de
no sonreír de oreja a oreja. —Es complicado. Así que no, todavía me
gustan los chicos, pero ella ayuda —responde, mientras abro la puerta
trasera del Toyota Corolla y me agacho para entrar.
Cuando dejo que me queme la piel, ésta me arde, pero espero que mi
cuerpo se adapte. Mientras mis pies fríos y dolorosos se calientan
lentamente, por haber permanecido con los zapatos mojados toda la
noche, levanto mi rostro ante el rocío del agua.
Eso es lo que me pasa aquí dentro, cobro vida. Siento cosas que no
puedo experimentar en ningún otro lugar. Es como si mis pulmones sólo
se llenaran de aire cuando estoy ahí dentro, cuando mi rostro está blanco
y me transformo en él. Me pregunto si es quien soy en realidad, si debí
haber huido al jodido circo hace años.
—Es una animadora, imbécil —responde Rob, y la risa flota por toda
la habitación—. Pero aún podemos conseguir emborracharlo. ¿No, Cap?
Permíteme que esté equivocado. ¡Por favor, que ni siquiera esté aquí!
Quizá eso sea bueno. Puedo sorprenderla y hablar con ella. Me digo
eso a mí mismo, pero realmente quiero ver a Imogene de nuevo en ese aro.
Deseo ver su rostro brillar y esos ojos mientras se mueve y contorsiona en
el escenario. —Sé dónde estará más tarde. Podemos ir a esperarla allí,
tomar un trago y calmarnos. ¿De acuerdo? —Arranco en dirección al sucio
estacionamiento, sintiendo como suspira en voz alta y diciendo algo que no
me interesa oír.
—Entonces haz algo al respecto, sea lo que sea esto entre ustedes
dos. No sé qué hizo a quién y no me importa. Pero si la amas, arréglalo,
Gavin. Para que conste, ahora tiene novia, así que puede que estés
jugando para el equipo equivocado —Su rostro cae un poco y cierra los
puños—. También tienes un hijo en camino con una mujer que odias.
—Me estoy volviendo loco, sólo para que conste —dice Gavin en voz
baja mientras una camarera camina a su lado con muy poca ropa. Está
cubierta, pero mostrando suficiente.
Todas las mujeres están vestidas con buen gusto, pero son sexys al
mismo tiempo. Nos sentamos y bebemos, observando también unos
cuantos actos en el escenario mientras mi expectativa por el Cirque
aumenta. Mis palmas están sudadas y la habitación está calurosa. Me
quito el pelo largo del rostro y trato de examinar a la multitud. Todos son
hombres. Excepto el personal y las artistas, hoy sólo hay hombres. No
recuerdo si anoche era igual, no revisé, sólo me fijé en ella.
—No lo sé. Necesito hablar con ella, pero algo me dice que no quiere
hablar conmigo en este momento.
—¿Entonces por qué estamos aquí? —pregunta, como si no tuviera
sentido estar aquí. Sé que Sam no me hablará esta noche, por supuesto
que no con él aquí, pero necesito volver a vigilar a Imogene. Necesito verla
para poder ir a casa y soñar con ella.
Los últimos dos días han sido un desastre y necesito dormir, pero no
puedo porque la novia de mi hermana está dentro de mi cabeza. En mis
poros. Haciendo que mi frágil mente se desmorone, y no tengo defensa
contra ello.
—Mi casa está más cerca, puedes quedarte allí. —le digo mientras
subimos a su auto y ponemos la calefacción a tope.
—Es hermosa.
Llévatela lejos.
Róbala.
Róbala.
La resaca de ayer no tiene nada que ver con despertar con el rostro
plantado en el suelo de la sala de estar, en un charco de tu propio vómito,
con el recuerdo vívido de tu hermana bailando desnuda delante de todos
los chicos del club de rugby.
Róbala.
—No puedes hacer nada, es una mujer adulta. Tal vez necesite
ayuda —dice mientras mira su móvil. Me sorprende que siga encendido y
recuerdo que lo enchufó al auto de camino a casa—. Tengo un millón de
mensajes de los chicos, todos quieren un pedazo de tu sexy hermana —Mi
sangre se calienta instantáneamente en mis venas. La miraron. Vieron a
mi hermana así, expuesta y desnuda. Joder, va a ser un día infernal otra
vez—. Sivan, los mataré.
Los dos lo haremos. —No voy a ir al gimnasio esta tarde. Si los veo
no voy a parar. Necesito la semana para calmarme y hablar con
Samantha.
Sol, gracias, joder, los últimos días han sido sombríos. El solo hecho
de ver esos brillantes rayos me da esperanza de que tal vez las cosas
mejoren. Al menos podemos volver al trabajo e intentar ponernos al día por
las malas condiciones climáticas. Le pongo mi taza junto a la suya y me
sirve.
—No puedo estar aquí para ver eso. —Cree que es gracioso, la
sonrisa en su rostro suplicando ser golpeado—. Además, necesito ir a
dormir e intentar olvidar lo que pasó anoche. ¿Qué es ese lugar?
Róbala.
—Hola. —No puedo decir más palabras, sus ojos me las ha quitado.
—Hola. —Me pone las llaves del auto en el rostro—. Traje tu auto de
vuelta, Sam está un poco confundida hoy.
Doy un paso atrás, haciendo un gesto para que ella entre. —¿Está
bien?
—Sí, por favor. —Está sonriendo de nuevo y sus ojos están mirando
a los grandes árboles de mi patio trasero—. Sam estará bien. Sólo está
ocupándose de unos negocios. —Asiento y la dejo allí para poder hacer
café.
Róbala.
Es perfecta. Róbala.
¡Alto!
—Sam cree que son pareja, Imogene. —Necesito decir algo antes de
explotar, o detenerme y besarla nuevamente.
—Lo sé.
Róbala.
—Vivimos una frente a la otra y actuamos juntas. A veces hay
química y follamos, Sam ve más de lo que en realidad es. Tu estúpido
amigo la lastimó y ahora es pegajosa y necesitada. No soy su novia.
Prefiero a los hombres, si somos honestos. —Aparta la vista hacia la
ventana lateral, con sus dedos enroscados alrededor de la taza, los mismos
que tiraban de mi cabello mientras me besaba. Mientras nos besamos. Me
toco la boca pensando en ello.
—¿Me estás usando para terminar con Sam? Porque si es así, eso es
jodidamente malvado. —De repente me siento usado y me erizo.
¡Cómo se atreve!
—No hay nada que terminar, Sivan. Samantha sabe que no somos
pareja. Ella elige darle a nuestra amistad más peso del que realmente
tiene. No estoy enamorada de Sam, nunca lo estaré —Resopla un poco,
como si estuviera irritada por eso—. Tu hermana está enamorada de la
idea de “nosotras”, pero yo soy una mala idea, Sivan. De todos modos todo
esto es irrelevante porque me marcharé en cuatro meses. Tan pronto como
nos graduemos, me iré.
—Fue una mala idea. Sam saldrá lastimada otra vez y no quiero ser
yo quien lo haga, Imogene. —Me estoy irritando ahora. Esta chica me ha
jodido la cabeza por completo y siento como estoy atrapado en una
burbuja con ella, una de la cual nunca escaparé. El auto me confina, y
desearía poder salir de él.
—No puedes salvarla de todo, ¿sabes? Deberías dejar de intentarlo,
ella es una chica grande. —A medida que salen sus palabras el GPS me
indica que llegamos a nuestro destino, gracias, joder. Me detengo
demasiado rápido, sacudiéndonos a los dos hacia adelante.
Sus palabras abren una vieja herida. Debería ser capaz de salvar a
Sam de todo; debería haberla salvado muchas veces. —No puedo… —Antes
de que pueda decir algo más me besa de nuevo.
Tal vez algún día mi circo estará completo, en esa tierra que compré
en la costa. Teníamos grandes planes para construir allí, pero el consejo y
sus reglas de zonificación no compartían nuestra visión, así que tengo un
gran pedazo de tierra en la que no puedo construir ninguna estructura
permanente.
Por una vez, la molesta voz en mi cabeza está diciendo una verdad
que estoy empezando a aceptar y entender. Mi teléfono suena con un
mensaje de texto entrante, y en realidad gruño ante la perspectiva de más
mensajes sobre mi hermana de mis compañeros de equipo, o peor aún, de
ella.
Nada.
Nada.
Quiero golpearte y chocar tu mano al mismo tiempo. Lo que sea que hayas
hecho fue lo suficientemente malo como para que ella viniera a mí. Debes haberla
JODIDO a lo grande.
JÓDETE Gav.
Tiro del gancho y dejo caer el trapecio estático, el sonido que pasa a
nuestro lado es todo lo que puedo oír.
No hace falta que lo haga, pero necesita caer para que alguien
pueda salvarla cuando eso suceda. La cosa es que un día nadie estará allí
y ella golpeará el suelo con fuerza, se hará añicos, se romperá, y una vez
que pase, ya no se podrá salvar, sólo se reparará el daño.
Secretos.
La conexión fuera del escenario nos hizo actuar mejor juntas cuando
las luces se encendían sobre nosotros. Ella no será la primera, ni la última
artista con la que trabajaré, que necesita de ese estímulo.
Necesito ser la mejor, y hay veces que eso significa follar al que te
ayuda. El jefe está enfadado por la ausencia de Sam y se desquita con el
resto de nosotros.
—Tienes que venir con nosotros cariño, es contra la ley que un niño
sea criado así.
Quiero ser flexible como ella para poder brillar cuando las luces se
encienden sobre mí; tengo que ser útil para quedarme en el circo. El payaso
me dijo que, si no soy, me sacarán de aquí. Intentaba ser de utilidad. Él
hace que todos seamos de provecho, y soy buena haciendo lo que el payaso
me pide.
—Soy especial —le grito a la señora que ahora me tira del brazo,
haciéndome daño—. ¡Soy especial, tengo magia de circo! ¡Déjame ir! —Me
pongo a llorar y gritar, tratando de quitármela de encima para que pueda
volver a la caravana donde está mamá.
Finalmente me libero y corro, dejando atrás mis zapatos, con los pies
descalzos resbalando sobre el césped mojado mientras me lanzo de vuelta
hacia mi vida, mi hogar y mi madre. Está llorando en el pecho del payaso,
solloza y señala a un hombre que está parado junto a un coche negro al lado
de la puerta. —Sabía que haría esto, que me encontraría.
Actuar.
La noche terminó conmigo sintiéndome insatisfecho y casi
contaminado. No había recibido el subidón que necesitaba, como si ella no
fuera la indicada.
Pero mi mente está llena del sabor del beso de Imogene, la sensación
de su cabello entre mis dedos y la noción de vacío cuando me convertí en
mi payaso y no era ella en el columpio desde el techo. El vacío que está
creciendo en mí ya no puede ser llenado por la metamorfosis en el otro yo.
El payaso con la cara triste ya no es suficiente, y tengo miedo de lo que eso
significa para mí.
Róbala.
Evito a la linda camarera, busco una mesa y ya que el lugar está tan
vacío encuentro una cerca del frente. La pequeña lámpara en el centro
tiene una franja de cuentas alrededor que brillan con un patrón sobre la
mesa.
No puedo verla, pero mis manos pueden sentir los bordes ásperos de
la tela de lentejuelas que cubre su cuerpo. Agarro su cuerpo en mis
manos, tirando de ella con fuerza contra mí. Esto se siente mal. No tengo
mi fachada puesta.
Mis ojos se adaptan a la oscuridad, o quizá hay más luz, pero puedo
ver su cabello rojo y el brillo de pequeños pedazos de brillantina que han
caído sobre sus mejillas. Exhala, retrocede un poco y quita mi mano de su
cintura. Sosteniéndola en la suya me empuja hacia la grieta iluminada de
una puerta.
Siento los callos en sus manos por la Lyra mientras mantiene su
palma contra la mía. —¿Qué estamos haciendo, Imogene?
Hay una luz tenue que brilla desde el baño adjunto e Imogene me
empuja sobre una silla. Golpeo mi codo en el reposabrazos, y este se
estremece.
Sus caderas chocan contra las mías y espero que no pueda notar el
hecho de que mi polla no está dura. La hebilla de mi cinturón se engancha
en la tela de su disfraz y escucho el tirón cuando los hilos se rompen.
Aprieto el agarre que tengo en sus caderas manteniéndola quieta, justo
alejada de mí, para que mi falta de entusiasmo no sea obvia mientras
cierro los ojos, y trato de vivir el momento mientras nos besamos y nos
acariciamos como adolescentes en celo.
¿Por qué se fue? Parecía estar en eso, parecía estar bien con
nosotros.
—Tierra a Imogene.
—No te ves bien. Lo vi irse, ¿qué pasa? Nunca traes chicos detrás del
escenario, esta es tu iglesia.
Hay una razón por la que confío en él con las espadas, tiene sangre
de circo. Eso y experiencia. Esta no es la primera vez que caminamos
juntos a casa, pero es la primera vez que me habla.
Una oración simple que resume toda la inquietud que hay en mí tan
claramente. No debería, porque estoy jugando un juego. El juego es
destruir a Samantha, no sentir a Sivan.
—No debería —Tan simple, pero tan desastroso—. Pero tengo este
sentimiento sobre él y no puedo explicarlo. —Trato de encontrar una
palabra para la conexión, el zumbido o lo que sea.
—Lo tiene en él. Podía verlo en sus ojos mientras miraba. Es como
nosotros, Imogene. Un cirquero. Sabes que siempre podemos identificar a
la gente del circo. Como Sam, ella no es circo —Tenía que decir Sam. Me
trago la verdad. Ella no pertenece al circo, está buscando una emoción
barata—. Tú y yo, está en nosotros, como Wesley. Somos especiales.
Diferentes —Se detiene un poco y me mira ahora. Esta es la conversación
más larga que he tenido con él, no creo que hayamos tenido una
conversación personal antes—. Ese tipo es como nosotros. Puede que esté
ocultando eso y otros secretos, pero es como nosotros.
Me doblo para que mis pies descansen junto a mis oídos y empiezo a
contar hasta cien. He hecho esto desde que era una niña con mi madre,
antes de acostarnos hacíamos los ocho ejercicios y luego subíamos a la
caja durante veinte minutos. Me levanto, sacudo los brazos y las piernas,
abro la tapa de la caja y me giro para retorcerme dentro.
Caer es malo, pero él me empujó y yo me caí, así que tuvo que darme
una lección. No caigas, no caigas, no caigas, no caigas…
Tomo otro pincel limpio y abro el bote del profundo y oscuro color
rojo sangre que uso para pintarme la nariz. El alto brillo de la pintura que
encargué en Francia es perfecto.
Queda una cosa, ese detalle que lo hizo tan intimidante y me atrajo
hacia él ese primer día. Su boca triste, mi boca triste.
Yo soy yo.
La cosa es que no importa qué tan malos sean los recuerdos, los
buenos siempre están ahí, y me aferro a ellos junto con la esperanza de
que algún día pueda encontrar a mi madre.
11Split: Posición física en la cual las piernas están alineadas (son colineales) una con la
otra y están extendidas en direcciones opuestas formando entre ellas un ángulo de 180º o
incluso más. (N de T).
Puedo ver que está enojada. Ella y Genny estarán lanzando fuego y
luego realizarán una acrobacia aérea juntas, pero no se presentará
conmigo por un período. La jefa la castigará por algún tiempo, así es como
funciona.
Me caí.
A la mierda, me caí.
No hasta el final, pero me caí. Desciendo al suelo y saco la espada,
mi pulso retumbaba en mis sienes y la adrenalina de lo mal que podría
haber terminado hace que me cueste respirar.
—La jefa quiere verte cuando hayas terminado. —Su voz está
mezclada con una ira viciosa.
Jodidas gracias.
Las distracciones son demasiado peligrosas para mí, tal vez debería
dejarlo solo. No quiero, y no estoy segura de poder hacerlo.
Cuarenta.
Treinta.
Muevo los dedos de los pies, y los alfileres y agujas que siento son tan
fuertes que parece que mis pies se están incendiando.
Veinte.
Diez.
Aire.
Oigo que mi teléfono suena con un mensaje desde el exterior, así que
abro la tapa lentamente y miro hacia la ventana.
El teléfono de la jodida oficina no deja de sonar esta mañana y todos
quieren algo de mí hoy. Dormí una hora, me palpita la cabeza y estoy
distraído y nervioso.
—Curry.
Él podría tener un punto pero todavía no estoy listo para hablar con
mi hermana, y ella claramente no quiere verme o hablar conmigo tampoco.
—Pregúntale. Si ella dice que sí, está bien para mí. —Continúo
comiendo mi almuerzo.
—No podía soportar más de las miradas raras —Lo miro, mi cara a
la altura de su entrepierna mientras se quita la toalla—. ¡Maldición Gav,
de verdad! —Me alejo y giro la cabeza para no ver su pubis.
Estoy en casa.
Introducir la pequeña llave en el agujero del remolque, con solo las
tenues luces oscilantes de la carpa, es difícil. Tomo una nota mental de
que necesitaré traer a alguien aquí para que conecte mejores sistemas
eléctricos e iluminación. Tenía instalados dos urinarios cuando se levantó
la carpa.
Esto es lo que quería desde que estuve en primera fila ese verano.
Ese circo me hizo querer todo esto, y finalmente estoy logrando ese sueño.
De nada, cabrón.
Repito esto una y otra vez hasta que recuerdo que soy él, no yo; y
que puedo hacer esto.
Me gustó besarte.
Miro la burbuja verde con las palabras en ella hasta que veo los dos
pequeños ticks que me notifican que lo ha leído.
Lo sé ;)
Me gustas, Imogene.
Lo haré.
Un grito escapa de mis labios pintados mientras cubro mis ojos con
las manos. La teatral pintura se ensucia y se mezcla, extendiéndose,
sangrando en una imagen sucia que se ve como él después de que
terminaron.
Por ahora.
Sus ojos lo delatan, algo está sucediendo con ellos, lo sé. —Está
bien. —Me encojo de hombros, empujando mi taza vacía en el viejo
fregadero.
—Está bien, joder, solo te estaba molestando, Sivan. Estoy feliz por
ti. —Solo porque saliste con mi hermana y quieres follártela.
Sivan,
Sr. R. Masters
—Tengo que ir a ver a Miriam, hay papeles que debo que firmar. —
Oigo un quiebre en su voz, una tristeza. Miriam es una perra, no ha hecho
más que lastimarlo desde el primer día.
Tal vez esta no sea la mejor idea que he tenido pero ya estoy a mitad
de camino y podré terminar de una vez, si no dejará de llamar y aparecerá
de visita.
—No tomo té, mamá. —Tengo que recordarla, mientras mete una
bolsita de té en una taza.
—Es más que una amiga para Sam —dice mi muy perceptiva madre.
—Algo así, mamá. No fui tras ella. Lo juro por Dios, me besó y fue...
—Mamá me sonríe, y siento que esto podría estar bien—. Fue jodidamente
espectacular.
Fue amable, no estaba seguro de que fuera una buena idea, pero
Gavin quería. —Sí, estábamos pensando en eso —Me encojo de hombros y
termino mi café. Raspando mi silla hacia atrás me levanto y pongo mi taza
en el lavavajillas. Mamá me pasa la suya desde su asiento en la mesa—.
Gracias. Necesitaba ese té.
—Es un placer. Es bueno saber que todavía me necesitas para algo.
Saco mis llaves del bolsillo y ella se levanta. —Gracias por visitar a
tu vieja madre. —Recibo un beso en la mejilla antes de caminar hacia la
puerta principal.
—No esta noche —contesto cuando ella vuelve a pararse frente a mí.
Silencio.
Bueno, lo intenté.
—Oye.
—No te estoy haciendo nada a ti, Sam, estoy llevando a una chica
que me gusta a mi juego de hoy —La miro allí de pie, arrugando la cara,
preparándose para lanzar una rabieta—. Necesitas crecer, Sam. He
terminado de salvarte, cuidarte y ponerte en primer lugar. No puedo
salvarte. Siento que papá fuera un imbécil y te lastimara, pero no puedo
arreglarlo, y no estoy intentando nada…
—Esto se siente muchísimo como una cita, Sivan. ¿Lo es? —Me está
tomando el pelo. Su pequeña sonrisa diabólica y sus ojos ansiosos se
burlan de algo oscuro en mí, y quiero agarrarla por el cuello y mostrarle
por qué no salgo.
Está en mi coche.
Cuando finalmente salen disparados del campo supongo que son los
ganadores por los golpes en la espalda y los choques de cinco que siguen,
me saluda y señala el vestuario. Asiento y espero a que las hordas se
vayan para poder bajar sin arriesgarme a ser pisoteada como Mufasa en El
Rey León.
Cuando miro hacia arriba veo a dos hombres que vienen hacia mí.
Reconozco la parte superior de la zanahoria como Gavin, pero Sivan no
está con él. Empiezo a morderme las uñas a medida que se acercan. Estoy
sola, me dejó aquí para que los jodidos leones se alimentaran. Leones.
Gavin tiene una sonrisa desagradable en su rostro, me incomoda.
Sé un poco de lo que pasó entre él y Sam, lo suficiente como para
saber que tiene una racha desagradable. Es un hombre calculador. No
confío en él, ni siquiera un poco, y su verdadera naturaleza se muestra en
la sonrisa de su rostro cuando se acerca a mí. Él es el depredador, yo soy
la presa. Trago saliva y trato de detener el conteo en mi cabeza, la retirada
de la realidad mientras el miedo me agarra por la garganta y me
estrangula.
Sacudo la cabeza. No, quería verlo, todo de él. —Quería saber todo
sobre ti.
Mis manos están sobre sus hombros y las deslizo hacia abajo,
empujándome un poco lejos de él; su posesivo agarre en mi trasero me
impide llegar lejos. Las crestas de cada músculo debajo de la camisa de
vestir azul son duras mientras arrastro mis manos sobre ellas.
Mi corazón dice que sí, mi payaso dice que nunca lo amará y que me
lastimaré.
Después de cerrar el remolque regreso a mi coche. La radio
reproduce la extraña música de Imogene, no es lo que me gusta, pero me
hace sentir más cerca de ella. Voy a perseguir a esta mujer al otro lado del
mundo, y sin duda estoy enamorado de ella. Me despierto queriendo estar
con ella, me voy a la cama deseando que esté conmigo, pero mi secreto
mantiene una distancia entre nosotros.
Cuando dejo de besarla se limpia las lágrimas, pero más ruedan por
sus suaves mejillas, pequeños ríos de ellas cayendo por su cara, formando
charcos en su camisa. Los beso, mis labios deteniendo las pequeñas líneas
fluidas de emoción salada. Cierro su puerta. Cuando miro hacia la casa
Sam todavía nos está mirando, amargada y enojada.
Mi hermana se ha destruido y quiere llevarnos a todos los demás con
ella. Mi hermana tiene problemas muy reales. Durante años los dejé a un
lado, hice todo lo posible para salvarla, pero esta vez me estoy salvando de
ella.
Qué mejor lugar para hablar con ella. Puedo decir que conozco al
tipo que lo posee a través del trabajo. No es una mentira, pero tampoco
toda la verdad. Sus ojos hinchados se iluminan un poco y alcanzo su
mano, colocándola en mi muslo.
—Dijiste que amas el circo, es lo único que realmente has dicho que
amas. Pensé que te gustaría —Detengo el coche en el parche sombreado
que limpié detrás del remolque—. No me dices nada, Imogene, nada que
signifique nada de todos modos. Quiero saber todo acerca de ti.
Correrás, o te la llevarás.
—No deberías amarme, Sivan. Soy difícil de amar —Cierra los ojos,
sin mirarme, así no puedo ver lo que siente—. Tengo secretos. Sé que tú
también —Se está escondiendo de mí. Sabía que lo hacía, pero cuando la
oigo decirlo, me duele. Lo quiero todo de ella—. Quiero saber tus secretos
para poder contarte los míos.
Sacudo la cabeza, pero ella no puede verlo con los ojos aún cerrados.
—Mis secretos te asustarían, y luego tendría que perseguirte. No me
preguntes, no quieres que mis secretos sucios te sigan, Imogene. Miro
hacia otro lado, más allá de la tienda hacia el océano.
—Quiero quedarme por ti, Sivan, pero no puedo. Así que, por favor,
ven conmigo. —Sus manos están unidas detrás de mi cuello y puedo sentir
su cuerpo contra el mío.
Sivan me hizo sentir preciosa, como si fuera algo tan especial que no
podría llevarlo más lejos. Cuando Cirque se mudó a su próximo lugar de
exhibición anuncié mi traslado y me retiré. La jefa me permite entrenar y
practicar con ellos pero no he actuado en semanas. Lo extraño mucho,
pero Sam, Sam me dejó caer.
No, ella jodidamente me tiró a propósito. Se está desmoronando y me
culpa. La robé a su salvador, la rompí el corazón y para ella soy el
enemigo. Corrió hacia Gavin. Desearía tener las agallas para decirle a
Sivan cómo es esa relación, la razón por la que falló una vez antes, pero no
quiero perderlo. No lo haré, no por ella.
Fue una idea estúpida empezar con esto, nació de mis celos por la
forma en que estaba allí para Sam, y ahora es exactamente eso para mí.
—¿Por qué me estás haciendo esto? —ruego por una respuesta ante el
dolor que me abrasa todo el cuerpo. Los pulmones arden, mis senos se
sienten como si sangraran y todavía hay agua en mi oído izquierdo,
haciendo que el mundo suene como si todavía me estuviera ahogando.
—¿Me amas, niña? ¡¿Eso es lo que crees que es esto?! —Su pintura
facial está manchada y mezclada en un desastre.
Está oscuro dentro, las rayas pueden ser de un color diferente, pero
este es mi templo, mi lugar sagrado, mi hogar.
Respiro el olor. Me siento acomodada, y mi miedo es reemplazado
por la nostalgia y el aguijón amargo de la pérdida. Con los ojos cerrados
me paro en el medio, este es rojo, el mío era azul. Cuando llegamos me
desplomo; el miedo y la felicidad chocan en una tormenta emocional para
la que no estaba preparada. Agrega la declaración de amor de Sivan y
perdí todo el control.
—¿Por qué Sivan? —grito ahora, mi voz más alta debido a la acústica
en la tienda—. ¡Por qué!
—¿Por qué? ¿Quieres saber por qué, Imogene? —suena enojado, sus
palabras retorciéndose con ira—. ¿Por qué te amo? ¿Por qué no he tenido
sexo contigo? ¿Por qué no te he usado y me he ido? ¿Por qué te seguiría
por todo el mundo?
Sus manos están entretejidas con sus dedos índices juntos, como la
iglesia y la rima que jugamos de niños. Se los pasa por la nariz, de modo
que descansan sobre su frente mientras apoya los codos sobre las
rodillas—. ¿Por qué Imogene? Déjame preguntarte por qué, ¿por qué me
besaste?
—Dime y te diré por qué, porque ahora mismo estoy listo para
alejarme, Imogene.
Debería dejarlo ir. Sé que no valgo la pena, se merece más que yo. —
Lo hice para lastimar a tu hermana, para mostrarle que yo no era la
indicada para ella. Quería destrozar su pequeña vida perfecta porque
estaba celosa —Se siente extrañamente liberador admitirlo en voz alta—.
No lamento haberlo hecho, solo lamento la razón por la que lo hice.
Se pone de pie y comienza a caminar por el banco. Todo ello tiembla
con los pesados pasos que da. —Te amo porque te veo. No te follé y me fui
porque no eres una puta. Si quisiera una puta, pagaría por una.
—Te seguiría por todo el mundo sin follarte primero porque siento
algo más que eso por ti, y sé que cuando tengamos sexo cambiará todo.
Hace eso. Entonces mi Imogene, mi razón es porque te amo, joder. Y no
necesito una razón para amarte, solo lo hago.
Quiero correr, pero mis pies están pegados al gran punto donde
estoy parado.
Ahora, parado sobre mí, aquí en esta tienda, le creo. —Lo sé. —Y de
alguna manera lo hago, pero eso es lo que más me asusta.
Mi boca prueba cada parte de ella que está expuesta a mí. Sabe a
algodón de azúcar y cierro los ojos, permitiendo que mis manos memoricen
cada curva para poder verla en mis sueños nuevamente.
Sus brazos se rinden y ella se aleja de mí, lejos de mis manos y boca,
y quiero que vuelva. Está hurgando con el botón de sus pantalones y el
sonido de los dientes de la cremallera cuando se separan es música para
mis oídos.
Falta la música.
Descanso mis manos sobre sus hombros mientras los desliza por
mis piernas, y cuando están en mis tobillos salgo de ellos, un paso más
cerca de ella.
Sus dos manos han caído para descansar sobre sus piernas. Al
mirarla a los ojos estos se han quedado en blanco, Imogene es solo un
caparazón. Conozco esa mirada, la he visto antes, por el agujero del cristal
de su ventana. Eso solo mejora esto mucho más, como si lo hubiera tenido
en mi cabeza durante mucho tiempo.
Cuando veo que sus ojos cobran vida nuevamente, rasga mi pecho,
dejando un dolor tan profundo que me quema el alma. Ella cobró vida por
él. Celosamente veo como él reemplaza sus dedos con su boca y sus gritos
llenan el pequeño remolque.
Lo único es que Imogene piensa que soy yo, y no lo soy. Este soy yo,
sentado aquí mirando, incapaz de actuar.
Moviéndose alrededor, el sonido y el repentino aire frío en mi piel me
despiertan. Imogene está sentada en la pequeña silla en la esquina,
envuelta en las sombras, solo una pequeña luz de color brillando en su
rostro. Me quedo quieto y veo como se levanta y comienza a estirarse y
contar.
—He hecho lo mismo todas las noches desde que pude caminar. Si
no entro en la caja no puedo dormir, tengo que hacerlo. Si no lo hacía bien
cuando era más joven me metía en problemas. Mi padre una vez me quitó
la caja como castigo y me volví loca. No dormí durante cuatro días
seguidos —Sus ojos brillan de tristeza mientras habla de su pasado—. Lo
odiaba, ahora sé que estaba tratando de ayudarme, pero me hizo daño.
Obsesión.
Él tenía una llave, entonces ellos deben saber que estaba allí; él era
tan relajado y caminaba libremente por el lugar como si perteneciera allí.
Sé que la caja era mía, tenía mis marcas dentro de la tapa, justo como las
que están debajo de mi cama. Cuando estaba aprendiendo a doblarme y
encajar dentro de las cajas así era como iba a contar. Ahora ese tiempo
está arraigado en mí y no necesito las marcas, pero ellas me tranquilizan
cuando estoy teniendo un mal día.
En los días que creo verlo, esos días me ayuda contarlas. Las luces y
la manera en que se instalaron las cajas era la misma, la única diferencia
era que las cuerdas de la tienda de campaña eran de diferente color. Todo
el lugar era demasiado parecido al de mi pasado como para que sea una
coincidencia, tengo miedo de que su amigo sea el que mira a través de mi
ventana en la noche.
—Imogene, esa no es una buena idea. Lo sabes ¿Es como los otros?
Por favor dime que no es como los demás ¿Le pediste que fuera contigo?
Sacudiendo mi cabeza, limpio mi rostro con mi manga. —No, me
pregunto si podía venir. Él no es como los otros, juro que no lo he
perseguido, mentido ni manipulado. Nada, papá, lo juro. Le gusto, de
verdad le gusto. —Es la verdad, no lo perseguí. Yo lo empecé, sí, con malas
intenciones, sí, pero fue él quien me invitó a salir. Aún espero que vuelva a
casa, no lo he perseguido ni una vez. No es una obsesión, esto es diferente.
—Solo déjalo papá, dudo que quiera venir conmigo. —No quiero que
hable con Sivan, nunca—. ¿Me dirás donde está ella? —Lo intente, siempre
lo intento.
—Adiós, papá.
¿Por qué me llevó con él? Yo era feliz, no sabía nada más, así era
feliz. El mundo real estaba lleno de cosas que no quería saber.
Está bien. Te dije como me siento, Imogene. Quiero ir contigo, pero solo si tú
me quieres allí contigo.
Tus secretos son tus secretos, Imogene, como los míos me pertenecen. No
me importan, pero te amo. Que, te subes a una caja antes de acostarte, yo también
hago cosas que no quiero que veas. Te amaré con tus secretos y tus problemas.
Lo olvidaste, ¿verdad?
Sin ningún saludo, como siempre. —No lo sé. Creo que sí, ella
estaba muy poco interesada al respecto.
—Quiero los detalles. Por eso llamaba, oh y perdí mis llaves así que
necesito que abras el lunes. Pero, mayormente quiero detalles. —Actúa
como si tuviera catorce y nunca hubiera tenido sexo.
Está bien. Te extraño, ¿necesitas que te repita que te amo? ¿En qué andas
pensando? Porque yo no necesito pensarlo, Imogene. Lo sé.
Pudo haber sido rudo, pero he tenido un día horrible y que necesite
tiempo para pensar apesta cuando lo único que necesito es a ella todo el
tiempo. Róbala, así no podrá apartarte más. Mi payaso habla de nuevo, su
voz se vuelve cada vez más fuerte. Lo ignoro, pero aún sigue allí. No se
callará por ahora, lo sé.
Necesito ser él, esta noche. Necesito sentir lo que me robo la otra
noche con Imogene. Ella me confirma que estará allí cuando llegue a casa
para la cena. Yo también necesito pensar.
Sivan, por favor no te enojes. Lo viste aquella noche, tengo varias cosas en
mi vida y si voy a compartirlas con alguien necesito estar segura.
Betty se fue bajo el manto de la oscuridad justo antes del amanecer,
me limpié y dormí. Los últimos dos días finalmente me alcanzan. Me sentí
mejor después de pintarme la cara, me sentí completo, como si la división
en mí estuviera cosida y podría simplemente ser. Eso nunca dura, tan
pronto como limpio mi cara y me veo nuevamente, me avergüenzo. Acabo
de tener sexo con una mujer que no es mi novia. No es la primera vez, pero
antes de que Imogene y yo tuviéramos sexo, esto no se sentía incorrecto.
Ahora esta tan mal que me duele el hecho de pensar en ello. Ella me
dejaría si supiera, cualquiera de esas veces.
He estado en la caja tres veces, he corrido hasta que mis pies laten,
he hecho estiramientos y contado y tratado todo lo que normalmente me
hace enfocarme, y nada ha calmado mi corazón o detenido el tren de
cargas corriendo por mi mente. Intente con las espadas, arrodillándome al
centro del suelo de mi habitación, la empuje hacia abajo por mi garganta,
lentamente, cuidadosamente, todo el camino. Cerré mis ojos con ella en mi
garganta, de la manera que lo había hecho por años, pero cuando cierro
mis ojos lo veo a él, la manera que cambian mientras el frota su polla
hacia abajo por mi garganta. Mis ojos se abren y no puedo hablar, retiro la
espada lo suficientemente rápido para evitar la arcada que viene, mi
garganta se tensa alrededor de la hoja y entro en pánico, esperando que no
haya hecho ningún daño mientras otra arcada se apodera de mi de nuevo,
retirando la espada entera hacia afuera.
—Tengo que enseñarte algo, por favor. —Su voz tiembla con
desesperación y suplica. Destrabo la puerta y la abro, tan tentada como
estoy de lanzarla en su cara, algo está mal con ella.
—Pasa, Sam. —Abro la puerta para que pueda pasar a mi casa, ella
ha estado aquí muchas veces. Sabe sobre la caja, mi infancia y quizás un
poco sobre el payaso.
—En la cocina, cargándose, ¿por qué? ¿Qué está mal Sam? Estas
actuando raro, incluso para mí.
La cierro de nuevo.
¿Por qué estaba tan atraída por él y sus oscuros ojos que sabía que
escondía secretos, nunca podría haber soñado que esto era todo? ¿Quién
se disfraza de payaso? De ese payaso, ese payaso en particular, ¿cómo lo
supo? Mi mente no se detiene y me meto compulsivamente dentro de mi
caja, quedándome todo el tiempo que puedo, luego rompo la tapa y respiro
antes de cerrarla de nuevo. He hecho esto por mucho tiempo.
Cuando la luz del sol entra por las cortinas y ya no puedo quedarme
en la cama, me levanto. Lo mantengo todo cerrado y encerrado, el miedo
tiene sus garras hundidas en mí ahora y no abriré ni saldré hasta mi vuelo
a Las Vegas.
Los sonidos de discusiones y arrastrar los pies, el sabor metálico de
la sangre en mi lengua y el dolor distintivo en mi mandíbula y mi cara.
Empiezo a salir de mi breve inconsciencia. Gavin, estaba lo
suficientemente enojado como para golpearme, Imogene lo sabe, no quiere
volver a verme. No puedo no verla, necesito verla.
Ella es mía.
La he perdido.
No me rindo. Mi alboroto llama la atención de los vecinos y los
peatones, mi capitán se para al lado de mi carro, sus brazos doblados y
sacudiendo la cabeza, cuando colapso en el piso, mi cabeza contra la
puerta, desesperado por estar cerca de ella incluso si es con una barrera
de madera entre nosotros. Me desmorono en un montón en el suelo con la
cara destrozada. Me pierdo y encuentro que todo lo que queda es él. La
razón por la que lo perdí todo. Mi payaso.
Dentro de mí mismo.
Al menos has aceptado que eres yo, chico, ahora solo tienes que
robarla de vuelta.
Una vez que el aire sopla alrededor en la tarde, el olor salado se pega
a mi piel y cuando lamo mis labios lo puedo saborear. Mi boca está seca y
todo lo que tengo para beber son unas cuantas cervezas calientes en una
vieja nevera de acampar. Es primitivo aquí afuera, simple, real y honesto.
En mi soledad acepto que siempre he estado aquí, mi corazón siempre ha
estado aquí. Había sido robado por este circo hace tantos años y solo
ahora estoy volviendo. El dolor que vivía en mí por tanto tiempo está
siendo apaciguado por la aceptación, pero la agonía me golpea el pecho
donde mi corazón roto esta colgando por la vida. Y la esperanza.
Está bien, solo una despedida, Sivan. Necesito estar en el aeropuerto a las
5:00 mañana en la tarde. Solo una despedida. Más nada.
Mi abuelo, que era un idiota, dejó el circo por otro “mundo del
espectáculo” y se fue al teatro y a los bares de espectáculos. Bares como
los lugares donde el Cirque actúa ahora. Creó un pequeño imperio de
entretenimiento e hizo el dinero que nunca pudo con un circo. El negocio
familiar es ahora de mi padre y él lo odia, el trabajo lo enfurece más y más
con cada año que pasa. Cuando me trajo ese día, había un brillo en esos
ojos negros y oscuros, pero ahora han sido entorpecidos y su magia se ha
ido. Su alma fue vendida con ese circo, es un maestro de ceremonias sin
anillo. Se aferra a tantos secretos y verdades que quiero saber, que podría
darme un cierre, pero eso lo lastimaría y le recordaría ese brillo en sus
ojos, así que no lo hará.
En cambio deja un desorden, que mi magia se desvanece
lentamente, poco a poco la estoy perdiendo. Este nuevo trabajo me
ayudará a mantener lo poco que me queda.
Hoy es el día. Me voy hoy mismo y voy a ver a Sivan. Diciendo adiós.
¡Que se joda!
No. Quiero despedirme para que mi corazón pueda curar la herida que le
cortaste.
Coloco mis cosas en la puerta principal y espero a que venga, tal vez
aún pueda hacer que cambie de opinión.
Es asombroso lo que se puede comprar en Internet hoy en día, todo
un circo, una esposa, una puta, drogas de todo tipo para hacer todas las
cosas horribles.
—Adiós, Sivan.
—Adiós, Imogene. Te amo, por favor recuerda que, pase lo que pase,
te amo.
Desengaño, lees sobre ello y suena tan tonto, pero cuando lo sientas
lo sabrás. El dolor paralizante que arraiga dentro de ti donde una persona
una vez alivió el dolor, lo infesta, hace un hogar, y nunca te deja.
Mi corazón está roto. Mi amor se ha ido, y todo lo que queda soy yo,
el payaso.
Disfruta la interrupción.
La autora Ashleigh Giannoccaro
escribe romance oscuro y tenebroso y
horror erótico, auto-editada por elección,
escribe las historias que otros no se
atreven. Actualmente reside en
Johannesburgo, Sudáfrica, con su
esposo y sus dos hijas. Ashleigh disfruta
escribiendo historias que hacen que te
enamores de los que no son amados y
que te dejen haciendo preguntas.
Cuando no está escribiendo se la puede
encontrar con su Kindle en un lugar
soleado leyendo, o viajando con su
familia.