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LOS JEFES DE CUERDA
a direcci6n técnica de un coro es una responsabili-
dad exclusiva de su director que, sin embargo, puede
compartir en algunos de sus aspectos con los cantores
més preparados musicalmente.
Este planteamiento ha sido y es objeto de muchas
Aiscrepancias, pero podemos asegurar que en algunos
‘cows no hay jefes de cuerda porque, en el fondo, a
muchos directores les cuesta “dejar la bacuta” a otras
personas y reconocer que, en determinadas funciones,
el coro puede prescindir de él. Naturalmente, en mu-
chos conjuntos corales 1a existencia de jefaturas de
cuerda es un Iujo que no pueden permitisse, debido
ah falta de escudios musicales de sus cantores, nece-
satios para ejercer esa misién.
Ta jefacura de cuerda es una labor que se realiza
po: delegacién y de acuerdo con Ia linea de trabajo
impuesta por el director del coro. Su funcién consiste,
fundamentalmente, en ensefiar a un grupo de voces la
entonaci6n y pronunciacién de la parte que les corres-
ponde en cualquier pieza coral. También se puede
considerar como mision del jefe de cuerda el repaso
de piezas ya montadas y cuya necesidad el director
cestime oportuna.
Por todo ello, el jefe de cuerda ha de ser una per-
sona con amplios conocimientos de solfeo, poseer un
129buen sentido del ritmo y entonar con un alto nivel de
afinacién o, en su defecto, tener destreza en el manejo
de cualquier instramento con el que servitse para se-
guir la Linea melédica que se erata de ensefiar.
Es conveniente, aunque no necesario, que quien
jerza como jefe de cuerda tenga el mismo tipo de
vox que el grupo al que ensefia, porque a los cantores
Jes resulta més facil aprender la melodia, imicando
exactamente lo que oyen.
a funcionalidad de una jefacura de cuerda reside,
sobre todo, en su eficacia. El responsable de cada
‘grupo de voces debe ser un fiel transmisor de la idea
interpretativa del director y estar imbuido de ella.
Esto obliga al director y a los jefes de cuerda a rea-
lizat un pormenorizado estudio conjunto de la parti-
cura, analizando todos los aspectos técnicos de la mis-
‘ma, cuya importancia no se deba soslayar en el inicio
del aprendizaje por voces. Con ello se evitard tener
que cortegir cualquier posible defecto de. interpreta-
cin en el ensayo general
Con estas premisas, la responsabilidad de dirigir a
tuna cuetda sélo puede ser encomendada a cantores
que gocen de la absoluta confianza del director, quien,
por tanto, debe elegir a las personas mas apropiadas
para ello, en el supuesto de poder escoger entre va~
Flas. De no ser asi, es preferible que él mismo asuma
esa mision,
Si en el coro hay varios cantores capacitados para
ejercer como jefes de cuerda, el director ha de sopesar
muy detenidamente no s6lo su preparacién musical,
sino sus dotes como ensefiante y su cardcter personal.
1a jefatura de cuerda es comparable a la direccién de
coro en muchos sentidos, y la diferencia mas evidente
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cencre ambas est en sus limites de aplicacién y en los
conocimientos necesarios para practicar una u otra.
Indudablemente, la jefarura de cuerda es una ex-
traordinaria escuela practica para formar a un futuro
director de coro. Aprovechando las facultades técnicas
de un experto cantor cuyas caracteristicas personales
sean idéneas para dirigir a una masa coral, todo di
rector de coro debe porenciar esas cualidades, favor
ciendo la posibilidad de dotar al grupo de un director
adjunto, permitiendo ademas que sus primeras expe
riencias se desarrollen en su propio coro durante al-
gin que otro ensayo general y, con el tiempo, propo
niéndole la diteccién del conjunto en alguna actuacion
piblica,
‘Aun seconociendo que no es un hecho frecuente,
esta forma de proceder honra a cualquier director
cuyos planteamientos filosoficos no estén basados en
el secreto de su saber y en el absolutismo de sus
opiniones
En definitiva, consideramos la jefatura de cuerda
como un elemento importante en el esquema funcio-
ral de cualquier conjunco coral. Quienes la ejercen
estén obligados a seguir puncualmente todas las in
caciones técnicas emanadas del director de coro, tra
tando de llevarlas a la préctica con rigor. Deben, asi
mismo, efectuar un control y seguimiento de todos y
cada uno de los componentes del grupo de voces bajo
su responsabilidad, procurando que el nivel de exi-
zgencia sea compartido por todos y ayudando a quien
lo necesite
La mejor demostracién que un jefe de cuerda pue-
de hacer de sus habilidades se evidencia cuando, du-
ante un ensayo general, el director percibe el sonido
131de un grupo de voces como si fuera una sola, sin
fisuras y discuttiendo acorde con su idea interpretati-
va.
En cuanto a la relacién personal entre los cantores
y sus jefes de cuerda, entendemos que en un coro que
se desenvuelve en un clima colectivo cordial y afec-
‘uoso, el hecho de que parte de la direccién técnica
sea asumida por algunos de sus propios compatieros
se debe valorar como algo natural y no ha de desper-
tar ninggin tipo de suspicacias. Han de ayudarles en
su labor y mostrarles el mismo respeto y considera~
ién que merece su propio director. Esa actitud sera
tun buen sintoma del perfecto estado de salud del coro.
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