Está en la página 1de 3
3 LOS JEFES DE CUERDA a direcci6n técnica de un coro es una responsabili- dad exclusiva de su director que, sin embargo, puede compartir en algunos de sus aspectos con los cantores més preparados musicalmente. Este planteamiento ha sido y es objeto de muchas Aiscrepancias, pero podemos asegurar que en algunos ‘cows no hay jefes de cuerda porque, en el fondo, a muchos directores les cuesta “dejar la bacuta” a otras personas y reconocer que, en determinadas funciones, el coro puede prescindir de él. Naturalmente, en mu- chos conjuntos corales 1a existencia de jefaturas de cuerda es un Iujo que no pueden permitisse, debido ah falta de escudios musicales de sus cantores, nece- satios para ejercer esa misién. Ta jefacura de cuerda es una labor que se realiza po: delegacién y de acuerdo con Ia linea de trabajo impuesta por el director del coro. Su funcién consiste, fundamentalmente, en ensefiar a un grupo de voces la entonaci6n y pronunciacién de la parte que les corres- ponde en cualquier pieza coral. También se puede considerar como mision del jefe de cuerda el repaso de piezas ya montadas y cuya necesidad el director cestime oportuna. Por todo ello, el jefe de cuerda ha de ser una per- sona con amplios conocimientos de solfeo, poseer un 129 buen sentido del ritmo y entonar con un alto nivel de afinacién o, en su defecto, tener destreza en el manejo de cualquier instramento con el que servitse para se- guir la Linea melédica que se erata de ensefiar. Es conveniente, aunque no necesario, que quien jerza como jefe de cuerda tenga el mismo tipo de vox que el grupo al que ensefia, porque a los cantores Jes resulta més facil aprender la melodia, imicando exactamente lo que oyen. a funcionalidad de una jefacura de cuerda reside, sobre todo, en su eficacia. El responsable de cada ‘grupo de voces debe ser un fiel transmisor de la idea interpretativa del director y estar imbuido de ella. Esto obliga al director y a los jefes de cuerda a rea- lizat un pormenorizado estudio conjunto de la parti- cura, analizando todos los aspectos técnicos de la mis- ‘ma, cuya importancia no se deba soslayar en el inicio del aprendizaje por voces. Con ello se evitard tener que cortegir cualquier posible defecto de. interpreta- cin en el ensayo general Con estas premisas, la responsabilidad de dirigir a tuna cuetda sélo puede ser encomendada a cantores que gocen de la absoluta confianza del director, quien, por tanto, debe elegir a las personas mas apropiadas para ello, en el supuesto de poder escoger entre va~ Flas. De no ser asi, es preferible que él mismo asuma esa mision, Si en el coro hay varios cantores capacitados para ejercer como jefes de cuerda, el director ha de sopesar muy detenidamente no s6lo su preparacién musical, sino sus dotes como ensefiante y su cardcter personal. 1a jefatura de cuerda es comparable a la direccién de coro en muchos sentidos, y la diferencia mas evidente 130 cencre ambas est en sus limites de aplicacién y en los conocimientos necesarios para practicar una u otra. Indudablemente, la jefarura de cuerda es una ex- traordinaria escuela practica para formar a un futuro director de coro. Aprovechando las facultades técnicas de un experto cantor cuyas caracteristicas personales sean idéneas para dirigir a una masa coral, todo di rector de coro debe porenciar esas cualidades, favor ciendo la posibilidad de dotar al grupo de un director adjunto, permitiendo ademas que sus primeras expe riencias se desarrollen en su propio coro durante al- gin que otro ensayo general y, con el tiempo, propo niéndole la diteccién del conjunto en alguna actuacion piblica, ‘Aun seconociendo que no es un hecho frecuente, esta forma de proceder honra a cualquier director cuyos planteamientos filosoficos no estén basados en el secreto de su saber y en el absolutismo de sus opiniones En definitiva, consideramos la jefatura de cuerda como un elemento importante en el esquema funcio- ral de cualquier conjunco coral. Quienes la ejercen estén obligados a seguir puncualmente todas las in caciones técnicas emanadas del director de coro, tra tando de llevarlas a la préctica con rigor. Deben, asi mismo, efectuar un control y seguimiento de todos y cada uno de los componentes del grupo de voces bajo su responsabilidad, procurando que el nivel de exi- zgencia sea compartido por todos y ayudando a quien lo necesite La mejor demostracién que un jefe de cuerda pue- de hacer de sus habilidades se evidencia cuando, du- ante un ensayo general, el director percibe el sonido 131 de un grupo de voces como si fuera una sola, sin fisuras y discuttiendo acorde con su idea interpretati- va. En cuanto a la relacién personal entre los cantores y sus jefes de cuerda, entendemos que en un coro que se desenvuelve en un clima colectivo cordial y afec- ‘uoso, el hecho de que parte de la direccién técnica sea asumida por algunos de sus propios compatieros se debe valorar como algo natural y no ha de desper- tar ninggin tipo de suspicacias. Han de ayudarles en su labor y mostrarles el mismo respeto y considera~ ién que merece su propio director. Esa actitud sera tun buen sintoma del perfecto estado de salud del coro. 132

También podría gustarte