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La conducción del Perú en la reconfiguración del orden mundial

Por Elizabeth Ego Aguirre Luján

En el inminente proceso de reordenamiento mundial, es fundamental para el Perú


procurar mantener su autonomía, su seguridad y maximizar sus beneficios. Es
indispensable defender el respeto al derecho internacional como garante de nuestra
propia autonomía. Asimismo, debemos seguir profundizando las relaciones con
nuestros vecinos limítrofes, lo que es esencial para nuestra seguridad nacional, a
través de la cooperación y de los gabinetes binacionales, así como de las iniciativas de
integración regional como la Alianza del Pacífico y la Comunidad Andina. El Perú debe
tener una aproximación inteligente hacia las potencias dominantes como refería Carlos
García Bedoya, procurando maximizar sus beneficios, pero sin comprometerse
demasiado y sin despertar la desconfianza [generando confianza] del país del norte,
evitando tomar partido (en lo posible). El Foro de Cooperación Económica Asia-Pacifico
(APEC) es un buen espacio para acercarnos a China y otras potencias asiáticas con
miras a incorporar futuros socios comerciales y aliados políticos en los espacios
multilaterales.
La guerra comercial entre China y Estados Unidos es síntoma del cambio inminente:
Tucidides ya lo explicaba en su libro “Guerra del Peloponeso”. Sin embargo, esta disputa
trasciende lo económico y evidencia cambios más profundos en el orden internacional,
relativos a sus bases y principios. Huntington lo llamaría “choque de civilizaciones”. Hoy,
los valores que profesa Estados Unidos, tradicionalmente wilsoniano, democrático y
liberal, pasan por proteccionismos arancelarios, chantaje económico, violación del
derecho internacional y retirada unilateral de acuerdos internacionales, como sucedió
con el Acuerdo de París, el pacto nuclear con Irán, entre otros, ello debilita la estructura
actual. Al mismo tiempo, China aboga por el consenso, el multilateralismo y el respeto
al derecho internacional, con una política interna que prioriza la cooperación sobre el
individualismo. En este contexto de disputa, el Perú debe reafirmarse en la defensa de
los valores democráticos y la institucionalidad, garantes de nuestra propia autonomía y
democracia.

En ese orden de ideas, es razonable considerar que la profundización de nuestros lazos


con los países limítrofes sea una garantía para nuestra seguridad nacional. Los gabinetes
binacionales a través de la diplomacia directa apuntalan ese derrotero como
instrumento para generar confianza. La cooperación en temas convergentes como la
defensa de la amazonia a través de la Organización del Tratado de Cooperación
Amazónica – OTCA, la lucha contra el narcotráfico, el desarrollo de las zonas fronterizas,
entre otros, son buenos ejemplos de ello. Asimismo, la Alianza del Pacífico tiene la doble
función de cohesionarnos interestatalmente y dotarnos de mayor presencia en el
escenario mundial para atraer inversiones y negociar con base en nuestros intereses
amparados en el derecho internacional.
Finalmente, como ocurrió durante la guerra fría, las grandes potencias suelen disputarse
zonas de influencia. En ese sentido podemos ser beneficiados si mantenemos una
postura de apertura equilibrada y razonable con todos. Ello también nos da un espacio,
junto a los demás países en similares condiciones para encontrar puntos en común y
afianzar nuestras relaciones. Nuestra participación en el foro de cooperación económica
Asia – Pacifico, nos permite profundizar vínculos con China a la vez que permanecen
intactos nuestros lazos con Estados Unidos, así como abrir nuevos campos de
participación Sur – Sur. También contribuye el recientemente firmado tratado de
cooperación Perú - ASEAN.

En suma, las alianzas tradicionales y los bloques que le han dado estabilidad al sistema
internacional – a decir de Henry Kissinger, la OTAN y la UE – están reconfigurándose a la
vez que la alianza sino-soviética cobra relevancia, mientras que Estados Unidos apuesta
por un supuesto neo aislacionismo estratégico. Al mismo tiempo que en el mundo
aumentan los problemas de escala global como la migración, el terrorismo, el
narcotráfico, la nuclearización y la falta de alimentos y agua en el futuro cercano,
recursos con los cuales nuestra región y nuestro país cuenta en abundancia. La forma
para afrontar los retos actuales y futuros incluyen la cooperación a nivel hemisférico
(APEC, ASEAN) regional (OEA), y subregional (CAN y AP) con el objetivo de profundizar
los lazos con nuestros socios y ganar confianza para poder negociar los intereses del
Perú en cualquier escenario.

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