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Resumen: La Creación no es un Mito

LA CREACION NO ES UN MITO
Domenico E. Ravalico

Resumen (parcial): Hno. Lic. Alexandre José Rocha de Hollanda Cavalcanti


Traducción al castellano: Christian Sifuentes Silva
INTRODUCCIÓN
Afirman los ateos que “El progreso de la ciencia liquidará definitivamente la fe religiosa [...]
Los descubrimientos científicos entran por la puerta cuando la fe religiosa sale por la ventana”. Sin
embargo, todas las conquistas de la ciencia demuestran lo contrario. Examinemos.
La ciencia descubrió que el cuerpo humano es programado y, por tanto, grabado en códigos
o cintas. Descubrió que cada uno de nosotros se autoconstruye en el seno materno con la
programación grabada en esta cinta. Esto significa que sin un proyecto inicial, concebido antes de la
aparición del hombre en la Tierra, es imposible nuestra existencia.
Si oímos la voz de un cantante o la de una orquestra, que están grabadas, ellos no están
presentes, pero lo que oímos es sólo su voz o el sonido de sus instrumentos. La cinta magnética que
los retiene perfectamente es muy delgada y está enrollada en una bobina para funcionar en el
reproductor de cintas1. Lo mismo sucede con la TV.
Aquella cinta, capaz de convertir la materia inerte en una inmensa gama de seres vivos, es
indicada con la sigla internacional ADN. Existe una única cadena de ADN para todos los seres
vivos, y la grabación es efectuada de la misma manera para todos. Se graba en discos o en cintas
cualquier voz o sonido. Igualmente sucede con la grabación de la vida, la cinta es la misma y
también el “alfabeto” es idéntico, varía sólo la programación.
La clasificación de los seres vivos cubre cerca de un millón de especies de animales y
350.000 especies vegetales. Existe un proyecto y una programación para cada uno de ellos. La
cadena ADN es inmensamente fina. No es visible al microscopio. Fue posible verlo mediante una
técnica nueva, la difracción de los rayos X. Su espesura es de apenas dos millonésimos de
milímetros, igual a diez átomos. Es también inmensamente larga la cadena de un microbio es en
promedio mil veces más grande que el propio microbio.
¿De quién deriva ese proyecto, esa programación, esa grabación, en cadena biogenética?
Evidentemente, solo puede venir de alguien que está por encima de la materia y existe ante del
surgimiento de la primera forma de vida sobre la Tierra: solamente de Dios Creador.
LAS CÉLULAS
Los seres vivos son formados por células, como la materia es formada de átomos.
Toda célula deriva de otra célula, jamás una célula se forma espontáneamente. La vida
deriva siempre de otra vida. Cuando nacemos, nuestro cuerpo era constituido de 2.300 billones de
células vivas. En el hombre adulto, esas células son no inferiores a 60 trillones.
Toda la programación de autoconstrucción y funcionamiento del ser humano existe en la
cadena de ADN presente en cada una de aquellos 60 trillones de células, una por una. Cuarenta y
seis cadenas multiplicadas por 60 trillones, por cada hombre…
UNA POBLACIÓN DE CÉLULAS
Debemos respirar sin parar a fin de inhalar el oxígeno necesario para esa inmensa población
de células vivas, correspondiente al número de habitantes de 20.000 planetas Tierra.
La organización de la distribución “a domicilio” de las células es perfecta. Se basa en una
inmensa red de microscópicos de vasos sanguíneos, los capilares. Si los capilares fuesen unidos en
línea uno al otro, tendríamos la longitud de 95.000 kilómetros, suficientemente para dar dos vueltas
a la Tierra y sobrarían todavía 15.000 kilómetros.

1
El libro fue escrito en la década de 70, época en que era común el uso de cintas magnéticas para grabación de músicas.
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ACTIVIDADES AUTOMATIZADAS
A pesar de ser tan numerosas, todas funcionan y realizan algún trabajo útil. Las células del
hígado, por ejemplo, son laboratorios químicos atareadísimos. Algunas se ocupan de aquel litro de
bilis por día para la digestión. Otras se preocupan en reconocer y destruir todas las toxinas y
microorganismos nocivos que consumimos en la alimentación.
Otras células por el contrario, son encargadas de “producir” proteínas. Ya que nuestro
cuerpo fabrica sus propias proteínas. Por eso, el organismo destruye todo lo que ingerimos y utiliza
los componentes para preparar las otras que le son necesarias.
¿Pero, cómo cada célula sabe precisamente lo que debe hacer?
Todo el trabajo es realizado bajo un proyecto preexistente, determinado de antemano siendo,
por tanto, programado y grabado en las cadenas de ADN.
FUNCIONAMIENTO DE LAS CÉLULAS
Para dar un punto de apoyo a nuestra imaginación, podemos comparar una célula viva a una
fabrica completamente automatizada y, por tanto, capaz de funcionar sin ninguna intervención
exterior.
El principio de la cibernética es simple: funcionando, la maquina o un aparato emite una
señal eléctrica. En cuanto todo corre bien, esa señal siempre la misma. Terminando el trabajo o
haciéndose necesario otro material o, todavía, verificándose algún desperfecto, la señal sufre
alteración, iniciando el proceso de solución de la dificultad y retorno al funcionamiento normal.
Una fabrica así proyectada, despreciando los pormenores, sería enteramente automatizada y
debería funcionar normalmente. No seria posible proyectarla de otra manera. Programación,
grabación en cinta magnética, señales eléctricas, comando de operaciones y controles electrónicos
serían la base de esa hipotética fabrica.
EL PIONEER – 10
Otro ejemplo de proyecto programado y grabado en cintas es el de las sondas
interplanetarias. Por ejemplo el Pioneer – 10, proyectado para lanzarse al espacio abierto llevando
un mensaje a algún ser inteligente que pueda venir a existir en el universo, recorriendo una ruta
cósmica como se estuviera sobre carriles, con extremada precisión. ¿Cómo se auto-orienta?
Por muchos meses, sin descanso, un grupo de científicos de la NASA confirió cifras e hizo
cálculos para programar la ruta cósmica de la Pionner – 10. Está determinada para una duración de
12 años, con velocidad media de 120.000 km/h. prosigue en ruta establecida gracias a la
programación previamente trazada.
También la primera célula, que dio inicio a nuestro cuerpo, se auto guía de manera
semejante. También ella se sirvió de una programación establecida previamente, gravada en
códigos, en cadenas de ADN.
Nuestro cuerpo recién nacido, desde el primer instante en que vio la luz, sigue
rigurosamente un itinerario preestablecido y auto-controlado.
LA CIENCIA NOS MUESTRA LOS PRODIGIOS DE LA NATURALEZA
Un submarino atómico o una instalación telefónica global, es muy poca cosa delante de una
ameba y casi nada frente a un organismo pluricelular como un hilo de hierba. Los científicos
llegaron a estas sorprendentes conclusiones después del adviento del súper microscopio electrónico.
Con ese instrumento, una célula viva se vuelve del tamaño de una vaca y una hoja asume las
dimensiones de una ciudad.
Volvamos a las células.
Por tan maravillosas que sean, las cadenas del ADN si estuvieran solas de nada servirían,
serían iguales a paquetes de diseños técnicos tirados en la arena del desierto. ¿Podría la Creación
disponer enteramente de un proyecto de antemano, grabarlos en cintas adecuadas, para después no
interesarse absolutamente de todo el resto?

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Es por eso que las células vivas son fábricas totalmente automatizadas funcionando con
ingenieros, técnicos y operarios también automatizados. Funciona con robots… Estos robots son
designados con la sigla internacional RNA (o ARN). Son ellos iguales en todos los seres vivos y
generados por la propia cadena ADN.
LOS “ROBOTS” ARN
Cuando se hace necesario, por ejemplo, construir una proteína ¿qué hace la célula? Parte de
un “proyecto de construcción” grabado en una de las cadenas ADN que indica como deben ser
fabricadas. La célula genera un RNA técnico, una especie de “jefe de sección”, trayendo la marca
de un “proyecto de construcción” presente en las cadenas del ADN. Una estrategia peculiar permite
que no sea confundido con el propio ADN… todo está cuidadosamente previsto.
Este RNA “técnico” es indicado con la sigla internacional Messenger RNA, o m-RNA.
El m-RNA alcanza el lugar designado. Se aloja en la pared del Retículo Endoplasmático2
(ER) e inmediatamente se desdobla en toda su longitud. Los Robots-operarios se agrupan
inmediatamente. Primera cosa a hacer: irse al “almacén” y coger las primeras partes de los
componentes.
Los robots encargados del transporte son los transfer-ARN o t-ARN.
Otros robots deben juntar las partes compuestas y soldarlas, de suerte a formar un conjunto
único. Son los ribosomial-ARN o r-ARN.
La pared donde está el m-ARN se encarga de colocar en el carril un vehículo con tres
asientos. ¡No es una fábula! El “centro directivo” no produce solamente todos los operarios
necesarios, sino que prepara también carros adecuados para los trabajadores.
Los carros son designados por el término RIBOSOMAS. Consisten de dos partes: una
motora, que está en contacto con el carril y otra que funciona como una cabina para los tres t-ARN.
Los ribosomas son un promedio de una decena de millares.
Comienza la producción de la proteína. Existe un t-ARN para cada componente de la
proteína. El t-ARN entra en el ribosoma y toma su lugar. Sostiene el componente fuera del
ribosoma. Entra inmediatamente un segundo t-ARN. Interviene inmediatamente un r-ARN que une
los dos componentes. Para hacer la unión además de las enzimas3 (peptidil transferasa), es
necesario energía, ésta es utilizada por el r-ARN. La energía orgánica está almacenada en un
contenedor adecuado: la molécula de ATP. En cuanto se efectúa la unión de los dos componentes,
entra en el ribosoma el tercero t-ARN con el tercer componente necesario. Después que la unión es
terminada, el primero t-ARN está libre, sale del ribosoma e va al almacén en busca de otra carga.
En ese mismo momento, el ribosoma se pone en movimiento. Avanza un paso en el carril de
la cadena de montaje. Esa parte de la proteína es llamada cadena peptídica. En la célula viva, el
tiempo es medido en microsegundos. Para ganar tiempo, la célula se encarga de colocar en el carril
del m-ARN, cuatro, cinco o más ribosomas en intervalos regulares, de modo a obtener más cadenas
peptídicas simultáneamente. Al final de todo, las activísimas membranas están sujetas al desgaste y
deben ser sustituidas. Los grupos de ARN apósitos son encargados de la demolición inmediata de
todo lo que en la fábrica es puesto fuera de uso. También el m-ARN que trajo al Retículo
Endoplasmático el proyecto de nuestra proteína fue inmediatamente demolido, para que su
presencia no cause confusión.


2
El retículo endoplasmático tiene apariencia de una red interconectada de sistema endomembranoso (tubos aplanados y
sáculos comunicados entre sí) que intervienen en funciones relacionadas con la síntesis proteica, metabolismo de lípidos
y algunos esteroides, así como el transporte intracelular. Se encuentra en la célula animal y vegetal.
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Moléculas formada principalmente por proteínas que producen las células vivas y que actúan como catalizadores y
reguladores en los procesos químicos del organismo.
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ORGANIZERS
Cuando se hace la “construcción” a ser hecha es demasiado complicada, los robots-ARN no
son suficientes. Entran en actividades lo ingenieros del ADN, los organizers, que proporcionan el
montaje de células especializadas, de suerte a obtener órganos perfectamente funcionales.
No sabemos todavía lo que sean los organizers y como actúan. Indudablemente son
dirigidos por las cadenas ADN, puesto que en ellas está grabada toda la programación.
FUNCIONAMOS CON LA ENERGÍA DE LA LUZ
Todo es puesto a funcionar con la energía apropiada. ¿Qué le da energía? Es el sol que da
energía a toda la vida en la Tierra. Las plantas captan la energía contenida en los rayos solares,
insertados en contenedores apropiados: la molécula de azúcar glucósido. Es la “gasolina” de los
seres vivos.
¿Cuál es el proceso para colocar la energía solar en un contenedor?
Los plastidios4 de clorofila de las hojas son accesorios capaces de ejecutar ese prodigio.
Expuestos a la luz, escinden las moléculas de agua en sus dos componentes básicos: dos átomos de
hidrógenos y uno de oxigeno (H2O). Energizados, los átomos formarán el azúcar glucósido,
juntamente con el anhídrido carbónico previamente tomado del aire.
La energía de la luz es, por tanto, convertida en energía electrónica. Esa electrónica del que
tanto nos enorgullecemos actualmente, fue utilizada por los seres vivos desde que comenzaron a
existir en la Tierra, desde hace 2,2 billones de años hasta hoy.
Con esa energía las plantas funcionan. A nosotros nos llega juntamente con los farináceos y
en mayor o menor cantidad, en todos los otros alimentos. La energía orgánica es acondicionada en
reservorios adecuados: la molécula de ATP. Para convertir la energía electrónica en energía vital
del ATP son necesarias “centrales eléctricas” llamadas mitocondrias.
Analizadas en el microscopio electrónico, las mitocondrias parecen increíblemente
complejas. Abren la molécula de glucósido, utilizando el oxígeno que tomamos del aire al respirar.
TODOS LOS SERES VIVOS SON PROGRAMADOS EN CÓDIGO
El código de la vida, contenido en el ADN es compuesto apenas de cuatro señales.
Con esas cuatro señales es transcrita y grabada toda la programación de un ser humano o de
cualquier ser vivo. Ellos son: adenina, guanina, citosina y timina.
Alrededor de 1950, Carl Linus Pauling describió las cadenas de ADN. Para “funcionar”,
ellas deben poseer determinada forma, deben ser dobladas o enrolladas en la manera de una hélice.
La forma mas común es la de hilo de lana enrollada en un carrete, el cual, sin embargo, no existen.
Frecuentemente, una proteína consiste en más de un enrollado, dispuestos en estructura espacial.
Las cadenas de ADN son, en realidad, un par de filamentos paralelos. Entre uno y otro se
encuentra un par de substancias-señal.
EL ADN SE DUPLICA AUTOMÁTICAMENTE
Las cadenas de ADN se duplican fácilmente y de modo perfectamente exacto. Siendo
formada de un par de filamentos, cada cadena se puede abrir como un cierre. Se forman así dos
semi-cadenas, las cuales suministran la construcción de la parte que falta, completándose así la
duplicación: en lugar de una cadena, hay dos. ¡Es otro portento de la naturaleza!
En cada ADN son colocadas las señales en código, de cierto modo como si fueron escalones.
Cada escalón es formado por dos señales, en lugar de uno solo que bastaría si la cadena nunca
tuviera que duplicarse.


4
Los plastos, plástidos o plastidios, son orgánulos celulares eucarióticos, propios de las plantas y algas. Su función
principal es la producción y almacenamiento de importantes compuestos químicos usados por la célula. Así, juegan un
papel importante en procesos como la fotosíntesis, la síntesis de lípidos y aminoácidos, determinando el color de frutas
y flores, entre otras funciones.
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La cadena de ADN es de cierta forma semejante a las proteínas, pero, en cuanto esas son
formadas de largas cadenas de aminoácidos, el ADN es formado por larguísimas sucesiones de
nucleótidos o mejor por dobles series de nucleótidos, puesto que son dos filamentos, cada cual con
su propio alineamiento de señales de código.
EL TAMAÑO CÓSMICO DEL ADN
¿Cuánto mide la cadena del ADN?
Es subdividida en 46 segmentos. El cumplimiento total es de un metro y setenta centímetros.
La midió el Dr. Niremberg.
El cumplimiento del total del ADN de un hombre resulta de 1,70 m x 60 trillones (de
células). Resultado: 102 trillones de metros o 102 billones de kilómetros. Sin embargo, ella es
inmensamente fina: su espesura es de 2 millonésimos de milímetros, igual a 10 átomos.
Si consideramos la longitud de la orbita de la luna alrededor de la Tierra, no podemos dejar
de sonreír, pues es de “apenas” 2 millones y 400 mil kilómetros.
Entre el Sol y la Tierra solo hubiera lugar para desplegar un cortísimo segmento de nuestro
ADN. Una pequeña parte de apenas 150 millones de kilómetros.
Júpiter se encuentra a 775 millones de kilómetros. El “Planeta del Anillo” está a un billón y
430 millones de kilómetros. Realmente despreciable...
Urano se halla a 2 billones y 842 millones de kilómetros. Mirado desde Urano, el Sol
pareciera una lenteja.
Mucho más allá esta Neptuno, a 4 billones y medio de kilómetros. Para aquel planeta, el Sol
es apenas una pequeña estrella. Pero para nuestro ADN, aquella distancia es muy poca. ¡Todo lo
que necesita es un salto!
Plutón señala los confines del Sistema Solar. Está a poco menos de 6 billones de kilómetros.
Nuestro ADN podría extenderse sobre su órbita intensamente elíptica, dejando pendiente un
inmenso segmento. Podría también despreciar aquella “pequeña” orbita e ir mucho más lejos;
pudiera circunscribir el Sistema Solar con un círculo de 16,2 billones de kilómetros de radio.
LA HUMANIDAD EN LA CABEZA DE UN ALFILER
“La cadena (de ADN) de toda la población de la Tierra acondicionada en la cabeza de un
alfiler”, afirman Ariel Loewi y Philip Sienkevitz, científicos norteamericanos.
Eso solo es posible porque ella es inconcebiblemente delgada (2 millonésimos de
milímetros).
La cadena de ADN contenida en cada una de las células humanas pesa 3 milbillonésimos de
gramo, no obstante sus 102 billones de kilómetros de largo. El peso total del ADN de un hombre
que pesa 180 gramos.
Ella es increíblemente larga. Puede circunscribir 2,7 veces el Sistema Solar y al mismo
tiempo, enrollarse como un hilo en una bobina y caber en la palma de la mano.
LOS GENES DE CADA UNO DE NOSOTROS
Mil grandes volúmenes de mil páginas cada uno no serían suficientes para contener las
informaciones contenidas en aquel metro y setenta centímetros de cintas de ADN.
¿Prueba?
Cada pagina de un libro tiene en promedio 58 líneas con unos 100 caracteres tipográficos
por línea. Cada contiene así un promedio de 5.800 caracteres. Cada volumen tendría entonces 5
millones y 800 mil caracteres.
Ahora bien, nuestro ADN, según el cálculo hecho por el Dr. Vogel de Heidelberg, contiene
13 millones de genes.
Cada gen correspondería a “un capitulo” del volumen. Cada uno de ellos consiste en un
mensaje muy bien definido. Las señales en código contenidos en cada gen son, en promedio, apenas

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450. Cada señal corresponde a un carácter tipográfico. Por tanto, 13 millones multiplicados por 450
daría exactamente: 5 billones y 850 millones de caracteres.
Pero la cadena de ADN es doble, ¡pues es formada de dos filamentos!
El número de señales no es, por tanto, de 5 billones y 850 millones, pero sí de 11 billones y
700 millones. Aquellos volúmenes tendrían que ser de 2.000 paginas cada uno, o deberían ser dos
mil volúmenes. El papel de cada página sería formado por largas cadenas de azúcar-fosfato-azúcar-
fosfato. Como se ve, el ADN proporciona todo lo necesario para que haya los caracteres y también
el “papel”.
¡Experimentemos ahora, si es posible, sustituir la obra de Dios Creador por el trabajo al azar
el ciego!
TODAVÍA UN PRODIGIO
Otro hecho sorprendente: la cinta de ADN es inmensamente delgada, como dijimos. Sería
suficiente una causa mínima para determinar su interrupción. Un rayo de luz ultravioleta la hace
enredarse. Un rayo X es suficiente para desarreglarla completamente.
¿Qué sucede cuando una cadena de ADN sufre cualquier ruptura?
Toda cadena de ADN posee un dispositivo automático capaz de ejecutar una reparación
rápida y precisa. Después de verificado algún desperfecto, ese dispositivo entra en acción, desplaza
la cadena en los dos sentidos, como dos anillos en un bastón y efectúa la reparación necesaria.
Si la cadena ADN se rompe, es reparada inmediatamente, si se enreda es extendida
nuevamente volviendo a la normalidad.
¿DE DÓNDE LLEGARON?
¿De dónde llegó toda esa organización?
¿De dónde vino ese proyecto, esas informaciones, ese programa sumamente complejo?
¿De dónde vino ese código?
¿De dónde llegaron los ARN?
¿Es posible afirmar, honestamente, que todo ha derivado de la simple aproximación de
moléculas con cuatro o cinco átomos cada una, bajo la acción energética de los rayos solares?
¿Es posible demostrar que esa obra de inteligencia sobrehumana es debida a la no
inteligencia e idiotez del ciego?
LA PRIMERA PROTEINA
Indagar sobre la manera podría haberse formado, al azar, la primera plantita marina es
tiempo perdido. Es demasiado complejo. Nos limitemos a considerar cómo se podría haber formado
sólo una de sus proteínas.
Las proteínas son numerosísimas, pero todas son constituidas de los mismos componentes.
Más allá de eso, esos componentes son pocss, son apenas veinte. Se trata, en último análisis de
formar un “collar” enfilando una a una las “perlas” en determinado orden. Esas “perlas” tienen un
nombre curioso: se llaman aminoácidos.
El hecho de que los aminoácidos son apenas veinte tipos diversos, no nos debe causar
preocupación, ¡pensemos en los millares de libros de una biblioteca y en las dos decenas de letras
del alfabeto!
El número de combinaciones posibles de aminoácidos para formar las proteínas es
correspondiente a 2.400.000.000.000.000.000, de ahí que cada ser vivo puede tener sus propias
proteínas, diferente de todos los demás seres. Por esta razón nuestro cuerpo destruye todas ellas
durante la digestión y utiliza los aminoácidos resultantes para producir sus propias proteínas,
conforme a los proyectos contenidos en su ADN individual.
Volvamos a aquella proteína que al azar ha decidido “crear”...

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No olvidemos que una proteína puede ser pequeña, con algunas centenas de aminoácidos, o
mediana, con algunos millares, o también grande, con algunas decenas de millares de aminoácidos.
¿Y la nuestra? Supongamos que contenga 539 aminoácidos: la hemoglobina. La utilidad de esta
elección se debe a la posibilidad de dispensar varios cálculos, pues ya lo hizo el joven científico
Max Perutz.
El factor (número de probabilidades) de 539 ya fue calculado. Es dado por el número 4x
619
10 . Admitamos que el azar no sabe nada acerca de proteínas a ser creadas. La unión, a ciegas, sin
uso de la razón, de los aminoácidos lleva a formación de innúmeras proteínas de las más variadas
dimensiones. ¿Como coger entre las muchas, aquella necesaria, con 539 aminoácidos, dispuestos
exactamente según una secuencia precisa?
Vamos conceder dos importante ventajas al trabajo ciego del azar.
Primero: imaginar el océano abarrotado de aminoácidos de todos los veinte tipos existentes.
Segundo: asumir que se unan en cadenas todas iguales, con 539 aminoácidos, sin ni siquiera
una más larga o mas corta.
Supongamos todavía, que se consiguiese conectar un millón de proteínas por segundo en
cada centímetro cubico del océano.
Falta todavía un dato… ¿Cuántos serían esos centímetros cúbicos de agua en el océano
primigenio? Pongamos a su disposición una cantidad cósmica agua: 10150 cm3 de agua.
Debería ser fácil producir la proteína necesaria, pues el océano esta abarrotado de
aminoácidos y se trata de un océano inmenso; además, todas las proteínas forman en cadenas de
539 aminoácidos cada una, en la fantástica velocidad de un millón por segundo, en cada uno de
aquellos 10150 cm3 de agua.
El resultado es lo siguiente: después de 300 billones de años, se habrían formado sólo 10179
proteínas. Ahora 10179 es un número completamente insignificante comparado con el total de las
combinaciones posibles de 539 aminoácidos, que es 4 x 10619. Para tener una idea de que sea ese
número, imaginemos que ¡la luz se desplace “apenas” 1018 cm en un año!
La edad del Universo es calculada entre 10 a 12 billones de años. La evolución química
(paso de la materia sin vida para la existencia de la vida) no puede superar un billón de años.
¿QUÉ HACER?
¿Aumentar la masa de agua disponible al azar ciego?
No está en nuestro poder. La que fue colocada a su disposición no cabria incluso en el
Universo. ¿Prueba?
El volumen del universo es estimado en 1027 x 1027 x 1027 = 1081
El agua llenaría, por tanto, un número incontable de Universos. ¿Podemos, honestamente,
aumentarla todavía?
¿Aumentar la velocidad de producción de proteínas? Ya imaginamos se formasen un millón
de cadenas por segundo. ¡No!, no es posible. ¿Qué hacer?
Podríamos limitar el trabajo del azar a mitad de las proteínas exigidas.
La mitad de 4 x 10619 es 2 x 10619. ¿Mejora algo?
La Tierra es formada por un número ilimitado de átomos. Esos átomos son acerca de 1050.
Muchas fueron las dudas. Pero ese número es insignificante se comparado a los átomos necesarios
para preparar aquella espantosa masa de proteínas, que siendo formadas de 539 aminoácidos, cada
una de ellas exige, a groso modo, 10.000 átomos.
Con la producción de proteína que imaginamos, la Tierra estaría volatilizada muy
rápidamente. Más… los átomos de todo el Sistema Solar serían una cantidad insignificante para los
necesario. Poca cosa seria, también, los contenidos en un billón de estrellas. Por tanto, nada a hacer.

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Una sola proteína, sin embargo, sería absolutamente insuficiente. Sabemos cuantas proteínas
son necesarias para una célula, cuántos billones para una pequeña planta.
¡Podemos concluir con toda seguridad que la evolución química de la vida, confiada al
azar, es una quimera!
¡UN INSTANTE: LO PODEMOS AYUDAR! Ofrezcamos al azar una cuarta ventaja:
Imaginemos que para esa plantita original bastan mini proteínas.
Supongamos que esas mini proteínas sean formadas con apenas 30 aminoácidos. No existen
tan pequeñas en la naturaleza… pero tengamos pena de él… ¡es un pobre ciego!
Después de mil millones de años, todas las proteínas estarían listas, se necesitaría solamente
colocarlas en orden, juntas, de acuerdo con lo que exige el proyecto constructivo de aquel
organismo vegetal.
Existe, sin embargo, una dificultad: ya no existen mares y océanos. Los átomos de toda el
agua y los de todas las sustancias en ellas contenidas harían sido utilizados para formar la inmensa
masa de todas las mini proteínas correspondientes a las más variadas combinaciones de aquellos 30
aminoácidos. Esa masa cubriría literalmente toda la superficie del globo terráqueo y formaría una
capa de 10 metros de altura.
¿Dónde se encontrarían las proteínas ciertas, dispersadas en la inmensa masa de cadenas
diferentes de las necesarias?
¿Qué hacer para descubrirlas? Y… ¿como reunirlas en un único punto para que el azar ciego
pueda construir con ellas la plantita primigenia?
Además, ¿para que serviría? La Tierra ya no estaría en condiciones de hospedar la primera
tentativa del ser vivo.
Pero… ¡seamos optimistas! Supongamos que el trabajo esté concluido, las cadenas de
aminoácidos estén listas, sin ningún error. Echemos esas proteínas semi-acabadas en un punto
cualquiera del océano primordial. ¿Qué sucede?
¡Las cadenas de aminoácidos se disuelven en el agua!
Existe naturalmente una razón: las células de todos los seres vivos — todos sin excepción —
desde el microbio al hombre, fabrican sus proteínas ligando aminoácidos, sin embargo, después de
unirlos, lo soldamos. Para eso es necesaria la intervención de una energía, la cantidad contenida en
una molécula de ATP, juntamente con la enzima peptidil transferasa. Pero las moléculas de ATP
sólo son producidas por células vivas… Que todavía no existían. ¡Cómo prepararía el azar ciego
aquella proteína del desafío?
En 300 billones de años no se habría formado ni siquiera una de las 10179 proteínas
presupuestadas. Los aminoácidos se habrían unido y desunido continuamente, sin ningún resultado.
Todo eso sin contar con la ya referida falta de enzima peptidil transferasa.
¡Pretender que el azar consiga realizar un trabajo así es realmente injusto, considerando
todas esas dificultades!
Nuestro cuerpo, sin embargo, fabrica trillones de proteínas en cada hora de nuestra
existencia. Emplea una técnica predispuesta con extremada exactitud, una técnica universal,
utilizada indistintamente por todos los seres vivos, desde el girasol al ser humano.
Pensar que en la base de la vida no haya una organización productiva adecuadamente
predispuesta, programada y grabada en cadenas ADN seria cosa de simplones, para decir poco.

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