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Los animales en el cine de Howard Hawks

EL BESTIARIO DE HOWARD

Lic. Adriana Scaglione


Universidad de Buenos Aires
adriscaglione@yahoo.com.ar

- Además, él no me trata como un animal, sino como a una mujer.


- Cómo una mujer, ¿eh?
- Y, ¿qué eras tú para mí, un búfalo acuático?
Ayuno de amor (His girl friday, 1940)

- Ese rinoceronte no sabe hacia dónde va.


- Debe de ser una hembra.
¡Hatari! (Hatari!, 1962)

Tengo un leopardo y no sé qué hacer con él.


La adorable revoltosa (Bringing up baby, 1938)

El cineasta norteamericano Howard Hawks fue definido con precisión por el crítico David
Boxwell como “esencialmente cómico mas que trágico, existencial mas que religioso e
irreverente mas que sentimental”1. Su extensa filmografía, compuesta por más de cuarenta
películas, se pasea por una amplitud de géneros, que se extienden desde el western con
películas como El Dorado (El Dorado, 1967), Río Bravo (Río Bravo, 1959), Río Rojo (Red
river, 1948), hasta el cine negro con El sueño eterno (The big sleep, 1946), Tener y no tener
(To have or have not, 1944), sin olvidar las excursiones por el cine de aventuras como
¡Hatari! (Hatari!, 1962), y pasando largas temporadas de verano en el terreno de la
comedia: La adorable revoltosa (Bringing up, baby, 1938), La novia era él (I was a male
war bride, 1949), El deporte favorito del hombre (Man´s favorite sport?, 1963), Ayuno de
amor (His girl friday, 1940) o La comedia de la vida (Twentieth Century, 1934).

Más allá de pertenecer a distintos géneros, esos filmes gozan de un cierto aire de familia:
una cálida y cómplice ironía los emparenta así como la forma de incorporar a la mujer en un
mundo de hombres a partir de ciertos rituales de iniciación, la importancia de la acción
colectiva frente a lo individual, y la ingeniosa presencia del universo animal mediando entre
lo masculino y lo femenino. Este último aspecto quizás haya pasado más inadvertido, pero lo
cierto es muchas de las películas de Howard Hawks no sólo incluyen en el lenguaje de los
personajes la simbología animal, sino que están habitadas por un verdadero zoológico.
Algunos de los integrantes de este bestiario hawksiano son: los leopardos, personajes
secundarios en Hatari, pero protagonistas principales en La adorable revoltosa junto a un
perro y a un brontosaurio; los osos, presentes en compañía de los peces, en El deporte
1
Boxwell, David: “Howard Hawks”, en www.sensesofcinema.com
favorito del hombre, y por supuesto en Hatari al lado de otros representantes típicos de la
sabana africana; una familia de elefantes que acompaña noche y día a la protagonista
femenina de ¡Hatari! mientras un equipo de hombres intenta cazar desesperadamente
algunos rinocerontes para vender a los zoológicos.

Ahora bien, la aparición de animales en esos filmes no parece ser por completo azarosa,
antes bien su presencia parece ser una condición indispensable para el desarrollo de la
historia y de un final esperanzador. Los cuentos de hadas, fábulas y leyendas protagonizados
por animales existen en todas las épocas y en todas las culturas, y precisamente su
abundancia nos demuestra el lugar primordial que ocupan el instinto y las emociones en
todas las sociedades. Algunas transformaciones en las personajes o ciertas tareas desafiantes
son más fáciles de llevar a cabo con la ayuda de los animales, y prestando atención a cierta
sabiduría que son capaces de transmitir por su permanente contacto con las fuerzas de la
naturaleza. De acuerdo con Jung, los animales representan nuestro lado psíquico
inconsciente, y por eso “cuando la razón resulta ineficaz, cuando no hay tiempo para pensar
y la reacción debe ser inmediata, tienen un poder casi mágico en su habilidad para guiar al
héroe o a la heroína por el sendero adecuado” 2.

LA ADORABLE REVOLTOSA
Un arqueólogo (Cary Grant) a punto de casarse con su aburrida asistente conoce a una
mujer desenfadada (Katherine Hepburn). Mientras él recibe por correo la clavícula
intercostal que le falta para completar el armado de un brontosaurio, que se exhibe en el
museo de ciencias naturales donde trabaja; ella recibe un leopardo que sólo se calma
escuchando la melodía I can´t bring you anuthing but love, Baby. Es interesante cómo toda
la historia se desata cuando ella recibe al leopardo domesticado y al no saber qué hacer con
él, recurre a la ayuda de Cary Grant. El leopardo es un felino que pertenece a la misma
familia que los gatos, pero con una fuerza superior y también más salvaje. De acuerdo con la
mitología, el gato posee una cualidad de médium entre los dos polos opuestos, entre el bien
y el mal, entre lo conciente y el inconsciente3.

Cary Grant y Katherine Hepburn representan a los opuestos no solamente en el aspecto


masculino y femenino, sino porque ambos necesitan incorporar en sus vidas lo que el otro
tiene, y ahí es donde el leopardo les sirve de guía y el perro colabora con ellos. Él necesita
incluir una dimensión más instintiva, creativa y lúdica en su vida, la cual perdería para
siempre si se casara efectivamente con su secretaria. Paralelamente, ella precisa añadir una
buena dosis de racionalidad entre tanta fantasía. El incorporar la cualidad opuesta les
permitirá a cada uno de ellos, y a los dos en conjunto, ser capaces no sólo de generar nuevos
proyectos, sino también de concluirlos exitosamente. En este caso, será la clavícula
intercostal, perdida y luego encontrada (la que según la leyenda cristiana, Dios extrae del
hombre para crear a la mujer), lo que les permitirá terminar de armar el brontosaurio.

EL DEPORTE FAVORITO DEL HOMBRE


2
Cooper, J.C.: Cuentos de hadas, p. 146.
3
Von Franz, M.L.: La gata. Un cuento de redención femenina, p. 82.
Él (Rock Hudson) es un reconocido experto en la pesca, trabaja en una tienda de artículos
para pescar, e incluso ha escrito un libro sobre dicho deporte, que se ha convertido con el
tiempo, en un manual indispensable para cualquier aficionado. También, está a punto de
casarse con su novia y lleva una vida aparentemente muy equilibrada, tal vez tediosa, hasta
que conoce a una publicista (Paula Prentiss) que le insiste para que participe de un concurso
de pesca. Aunque si se presentara al concurso se descubriría la verdad: nunca ha tocado un
sólo pez en su vida, y no tiene ninguna idea de cómo pescar. El protagonista, quien debe
demostrar sus habilidades con la caña a fin de poder salvar su empleo, paradójicamente y de
casualidad, consigue atrapar peces cada vez más grandes, incluso sostiene: “uno se suicidó,
otro me pescó a mí, y otro me ayudó a pescarlo un oso”.

Hasta aquí, la película en cuanto a argumento y puesta en escena es muy similar a La


adorable revoltosa, si bien casi tres décadas las separan. Nuevamente, aparecen los animales
como colaboradores, el oso que lo ayuda a pescar es un ejemplo de eso, y el retorno a la
naturaleza que le permite el concurso, rodeado de árboles, animales y el lago, le ayuda a
Rock Hudson a encontrarse con su costado más instintivo y a esperar que algunos cambios
se produzcan en su vida y le devuelvan la capacidad de asombro, perdida entre tanta rutina.
De hecho, todo lo que se relaciona con el agua tiene que ver con el inconsciente, y la
inspiración que éste pueda brindarnos. Por otra parte, la simbología animal también relaciona
a la pesca con la abundancia y la sabiduría, probablemente, porque nos enseña las artes de la
perseverancia y la paciencia para conseguir nuestros propósitos.

¡HATARI!
John Wayne es el jefe de un grupo de cazadores integrado por cuatro hombres y una mujer,
quienes están asentados en Tanganika y capturan animales para venderlos a zoológicos. La
aparición de una joven y bella fotógrafa (Elsa Martinelli) alterará el equilibrio del grupo, y
por supuesto, de John Wayne. Tan pronto como la fotógrafa se descubre a sí misma
enamorada de John Wayne, decide demostrarle a él, y también a sí misma, que puede ser
capaz de vivir en tierras africanas, rodeada de animales salvajes, y de una naturaleza sin
domesticar. Para ello, adopta primero a un elefante, que se convertirán con el tiempo, en dos
y en tres. Con ellos, descubre sus habilidades maternales, la capacidad de cuidar de ellos,
alimentarlos y bañarlos diariamente. Al mismo tiempo, la ampliación de la familia de
elefantes no deja de ser una reflexión sobre su propia posibilidad de armar una pareja con
John Wayne, que derive con el tiempo en una familia.

Asimismo, el tema central de la película es la caza, lo que ella significa y sus implicaciones,
también en el terreno sexual. Según la psicoanalista suiza Verena Kast, “en el
comportamiento del cazador se combinan la agresión y la sexualidad. La agresión entre los
hombres se dirige hacia el animal y, durante el acecho, el cazador debe renunciar a cualquier
satisfacción sexual, porque necesita emplear todas sus fuerzas en la cacería” 4. Esa es la
razón, por la cual todo el filme está impregnado de un gran tensión sexual, que no se libera
sino hacia el final, cuando tanto la pareja principal como la secundaria pueden formarse.
Mientras tanto, las relaciones entre ellos con los animales nos anticiparán los rumbos que
tomarán los destinos sentimentales de los personajes.

4
Kast, Verena: La ondina del estanque, p. 57.
Finalmente, una buena cantidad de la ironía y el humor que contaminan las películas de
Howard Hawks proviene, sin ninguna duda, de la presencia de esos animales sueltos que
andan por ahí, y que protagonizan junto con los hombres ridículas actividades. Si los
animales simbolizan lo primitivo, aquel resto que permanece fuera de la cultura, y que por
esa razón nos provoca risa, en estas películas adquieren un costado amable, de cooperación
con los hombres, de protectores y guardianes, de guías en territorios peligrosos, “una
renovación en las fuentes de la vida”5. Son los encargados de ayudar al hombre en los
senderos inconscientes, fantasiosos, lúdicos y creativos, y ellos mismos son portadores de
esas cualidades. Más tarde, llegarán otros filmes como Los pájaros, de Hitchcock (The bird,
1963), y Tiburón, de Spielberg (Jaws, 1975), y ellas nos ofrecerán la sombra del mundo
animal, el lado más salvaje y peligroso, el lado destructivo y devorador. Pero, también nos
recordarán la necesidad de recurrir a los rituales de iniciación y a los mediadores para
adentrarnos en lo desconocido.

BIBLIOGRAFÍA
Cirlot, Juan Eduardo: Diccionario de símbolos. Círculo de lectores, Madrid, 1998.
Cooper, J.C.: Cuentos de hadas. Alegorías de los mundos internos. Sirio, Barcelona, 2004.
Fontana, David: El lenguaje de los símbolos. Blume, Barcelona, 2003.
Kast, Verena: La ondina del estanque. Un cuento de hadas erótico. Paidós, Barcelona,
2001.
Mc Bride, Joseph: Hawks según Hawks. Akal, Madrid,1988.
Von Franz, M.L.: La gata. Un cuento de redención femenina. Paidós, Barcelona, 2002.

5
Cirlot, Juan Eduardo: Diccionario de símbolos, p. 85.

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