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306 ENTRENAMIENTO TOTAL

Anexo miento deportivo en muchas modalidades. Los diferentes


músculos del abdomen y de la espalda desempeñan un pa-
Indicaciones prácticas, de base anatómica, para la realización pel decisivo para recuperar y mantener el equilibrio del
de un entrenamiento complementario sobre el ejemplo del tronco. En las zonas anterior y lateral del tronco esta tarea
entrenamiento de la musculatura del tronco corresponde a los músculos rectos, oblicuos y transversos
Como acabamos de mencionar, los movimientos rápi- del abdomen (v. figs. 215 y 216), y en la zona de la espalda
dos del tronco tienen una gran importancia para el rendi- sobre todo a los extensores de la espalda (v. fig. 217).

a b c d

Figura 215. Vista general de los músculos más importantes del abdomen: a) recto del abdomen; b) oblicuo externo; c) oblicuo interno, y d)
músculo transverso del abdomen (de Weineck, 1994, 92 ss.).

a b

Figura 216. Representación esquemática del cinturón transversal y Figura 217. Extensor de la espalda (erector de la columna) (a) y su
oblicuo de la pared abdominal y de su unidad funcional. interacción funcional con la musculatura abdominal (b).
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La figura 216 muestra la unidad funcional de los dife-


rentes músculos del abdomen; la figura 217 permite obser- a b
var la interacción de la musculatura del abdomen y de la
espalda.
Mientras que los músculos abdominales y extensores
de la cadera enderezan la pelvis, la musculatura de la zona
lumbar de la espalda y los flexores de la cadera llevan la
pelvis hacia delante. La posición de la pelvis –y por tanto
de la columna vertebral– óptima para la función deportiva
necesita una relación equilibrada de fuerzas entre los mús-
culos que se insertan en la pelvis.
Como podemos ver en la figura 218 sobre el ejemplo
de un jugador de fútbol, esta situación dista mucho de ser
la habitual.
El entrenamiento orientado a la carrera, el salto y el
disparo fortalece sobre todo los músculos flexores de la ca-
dera. En paralelo a este proceso se produce un acortamien-
to de la musculatura extensora de la espalda en su parte in-
ferior, con el resultado de una inclinación de la pelvis
hacia delante y la consiguiente acentuación de la hiperlor-
dosis lumbar.
Como muestra la figura 289 (v. pág. 367), la carrera y el
esprint apenas activan la musculatura del abdomen, al
contrario de lo que ocurre con la musculatura de la espal-
da. La falta de desarrollo de la musculatura abdominal no
permite, pues, el enderezamiento de la pelvis y la compen-
sación de la hiperlordosis en la zona lumbar, máxime
cuando los músculos de la región glútea, responsables
también del enderezamiento de la pelvis, presentan una
tendencia al debilitamiento.

Hemos de procurar, por tanto, un entrenamiento sufi- Figura 218. Alteración de la estática de la columna vertebral y de la
ciente de la musculatura abdominal con el fin de preve- pelvis debido a los desequilibrios musculares, sobre el ejemplo de un
nir la hiperlordosis, el dolor de espalda asociado a ésta y jugador de fútbol (de Knebel/Herbeck/Hamsen, 1988, 15). a) Unos
flexores de la cadera fuertes (discurriendo por el interior de la pelvis,
una serie de lesiones debidas a acortamientos e hiperto-
la estructura de las fibras está representada de forma esquemática,
nías musculares. con trazo discontinuo), asociados a los extensores de la articulación
de la rodilla, inclinan la pelvis hacia delante. Como compensación, la
musculatura de la espalda adopta una longitud diferente. Se acorta
El fortalecimiento de los músculos abdominales debe- progresivamente y apoya la inclinación de la pelvis. b) Algunos ejer-
ría ir siempre precedido del estiramiento y la relajación de cicios gimnásticos seleccionados pueden impedir o compensar el de-
los músculos acortados de la espalda y de los músculos fle- sequilibrio:
xores de la cadera. 1. Ejercicios de estiramiento para los flexores de la cadera (psoas
ilíaco).
Ejercicios para fortalecer la musculatura del abdomen 2. Ejercicios de estiramiento para los extensores de la espalda (erec-
tor de la columna, parte lumbar).
3. Ejercicios de fortalecimiento para los músculos abdominales rectos
El problema específico del entrenamiento de la muscula- (recto del abdomen).
tura del tronco, sobre todo del abdomen, consiste en que 4. Ejercicios de fortalecimiento para los flexores de la articulación de
los “ejercicios de abdominales” habituales suelen cargar la rodilla (músculos isquiotibiales).
y fortalecer en mayor medida grupos musculares distin- 5. Ejercicios de fortalecimiento para la musculatura de la región glú-
tea (glúteo mayor) (dirección de la flecha = dirección de la tracción
tos de los que se pretende entrenar, sobre todo los ya
de los músculos).
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En los deportistas bien entrenados puede y debe utilizar-


mencionados flexores de la cadera, con fuerte tendencia
se las formas de entrenamiento explosivas, pues los movi-
al acortamiento. De esta forma se genera involuntaria-
mientos de fuerza rápida del tronco son determinantes en
mente un desequilibrio muscular progresivo y se empe-
múltiples sentidos para el rendimiento en competición.
ora la situación de la pelvis y de la columna vertebral.
En deportistas con hiperlordosis consolidada (de naci-
Por ello, el criterio de elección para los ejercicios de la
miento o debida a entrenamiento) no sólo se debería reali-
musculatura abdominal debe ser la eficacia con la que se
zar una elección cuidadosa de los ejercicios (v. pág. 310
fortalece realmente el grupo muscular deseado y no los
s.), sino también renunciar a “ejercicios mixtos” dinámi-
músculos “equivocados”.
cos de mucho volumen, por ejemplo, la “navaja”, pues con
ellos se entrenan en mayor medida los flexores de la cade-
El registro del modelo de activación muscular con la ra, de contracción rápida, y menos los músculos abdomi-
ayuda de un electromiograma (EMG) puede aportar una nales, de contracción lenta, favoreciendo así un nuevo in-
ayuda valiosa para la configuración de un programa de cremento de la lordosis lumbar.
ejercicios apropiados. Antes de describir diferentes ejercicios para la muscu-
latura abdominal, hemos de señalar la posibilidad de que,
existiendo desequilibrios musculares debidos a la altera-
Otro problema relativo al entrenamiento de los múscu- ción de los estereotipos motores automatizados, los ejer-
los abdominales consiste en que en ellos predominan las cicios convencionales para fortalecer determinados grupos
fibras musculares de contracción lenta. Por tanto, todos musculares produzcan un efecto de entrenamiento com-
los ejercicios de ejecución explosiva (v. pág. 309) supo- pletamente diferente, esto es, que no entrenen los múscu-
nen –sobre todo para los jóvenes y los deportistas con los que normalmente entrenarían, sino otros cuyo fortale-
musculatura abdominal poco desarrollada– una carga cimiento no interesa en absoluto, como, por ejemplo, los
“antifuncional”, que no se corresponde con el modelo grupos musculares ya acortados y fuertemente desarrolla-
de actividad propio. dos. Como ejemplo podemos mencionar el ejercicio de
Conclusión. En el entrenamiento de principiantes se de- “descenso de las piernas en decúbito supino desde la verti-
be trabajar los músculos abdominales sin pesos suple- cal”, muy frecuente en el entrenamiento de los músculos
mentarios y con ritmo de movimiento lento. Conviene abdominales (cf. fig. 219).
evitar un entrenamiento paralelo de músculos ya acorta- Si el compañero da un impulso a las piernas en la direc-
dos. ción del suelo, el momento de la aproximación de las pier-
nas al suelo intensificará la hiperlordosis en deportistas
con musculatura abdominal débil, sobre todo en la edad
a juvenil: los músculos abdominales no son capaces de man-
tener la pelvis recta; la fuerza excéntrica de los flexores de
la cadera inclina la pelvis hacia delante y provoca el desfa-
vorable efecto de la hiperlordosis en el ámbito de las vérte-
bras lumbares (fig. 220).
Este ejercicio sobreestira además, involuntariamente,
Correcto Incorrecto la musculatura abdominal ya de por sí débil y sobreestira-
b da. Así pues, resulta apropiado para fortalecer los flexores
de la cadera en un sujeto con la musculatura abdominal
bien entrenada, pero no en un “principiante de la muscu-
latura abdominal”, pues no consigue el doble objetivo de
“entrenar los flexores de la cadera y fortalecer la muscula-
tura abdominal, y puede producir además lumbalgia (por
el acortamiento de los músculos extensores de la espalda
en la zona de las vértebras lumbares).
Como muestra la figura 219, este ejercicio se sigue rea-
lizando con la “ayuda” del compañero: éste lanza con
fuerza las piernas hacia abajo, en una realización que
consideramos “de nula funcionalidad” para los músculos
Figura 219. Entrenamiento de los flexores de la cadera (y de la mus-
abdominales de contracción lenta, sobre todo en los prin-
culatura abdominal) en realización correcta y errónea (a) y como ejer-
cicio por parejas (b) (cf. Schmidt,1988, 103). cipiantes.
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Flexores de la cadera

Recto del abdomen

Figura 220. La sobrecarga de la muscu-


latura abdominal, recta y oblicua (rec-
tos y oblicuos del abdomen), producida
con el descenso de las piernas, origina
una inclinación creciente de la pelvis
Músculo oblicuo externo,
hacia delante (flecha 1), seguida por
fibras laterales
una acentuación de la lordosis lumbar
(flecha 2).

Si durante la realización del ejercicio se mantiene una


lordosis lumbar provocada por la debilidad de los múscu-
los abdominales –que no pueden fijar la posición de la pel- Flexores
de la cadera
vis–, las actividades musculares registradas tienen lugar
sobre todo en los músculos extensores profundos de la es-
palda en su zona lumbar. En cambio, la actividad muscular
(potenciales de acción) en la musculatura abdominal es Músculos
escasa, así que en lugar de fortalecerse ésta se produce un abdominales
creciente acortamiento de los músculos extensores de la
espalda. Por ello, al entrenar la musculatura abdominal
con las piernas extendidas, se debe impedir que las piernas
de un deportista con musculatura abdominal débil des-
ciendan más allá del punto en el que las vértebras lumba-
Músculos
res pierden el contacto con el suelo (cf. fig. 219). abdominales

Flexores
Para el entrenamiento de la musculatura abdominal de la cadera

conviene advertir también que los ejercicios de abdomi-


nales “típicos” sólo cargan los músculos de forma ópti-
ma en ángulos determinados. En estos ejercicios, el tra-
bajo principal suele recaer en los flexores de la cadera
(psoas ilíaco, recto femoral, tensor de la fascia lata), aun-
que el objetivo propiamente dicho debería ser los mús-
culos abdominales (fig. 221). Figura 221. Ángulos de flexión de la cadera en los cuales los múscu-
los abdominales aportan el trabajo decisivo.

1. Entrenamiento de los músculos rectos del abdomen Por una parte, fortalece la musculatura abdominal que
la carrera no entrena suficientemente, y por otra, evita el
Recomendamos los siguientes ejercicios para el fortale-
trabajo paralelo de los flexores de la cadera, ya acortados
cimiento aislado de los músculos rectos del abdomen:
en muchos deportistas (v. fig. 223).
La figura 223 muestra claramente que con las piernas
• Elevación del tronco (fig. 222)
extendidas no sólo se produce una mayor activación de
Caracterización del ejercicio. Este ejercicio de abdomi- los rectos del abdomen –un objetivo deseado–, sino tam-
nales aislado se considera uno de los más importantes en bién un trabajo paralelo, no deseado por muchas razones,
el entrenamiento complementario de la fuerza para la ma- de los dos flexores de la cadera más importantes (recto fe-
yoría de las modalidades. moral y psoas ilíaco). La flexión de la articulación de la
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cadera reduce las posibilidades de trabajo de los flexores pues los músculos abdominales sólo se entrenan en bue-
de la cadera (los músculos acortados, no estirados previa- nas condiciones si la sínfisis pubiana (inserción) se aproxi-
mente, desarrollan menos fuerza) o desactiva estos mús- ma suficientemente al arco costal (arranque del músculo
culos (el glúteo se activa mediante presión del talón sobre recto del abdomen, cf. fig. 217).
la superficie de apoyo y los flexores de la cadera, sobre to- Este ejercicio resulta también muy apropiado para de-
do el psoas ilíaco, se relajan de forma refleja). Este ejer- portistas con problemas de espalda o desequilibrios mus-
cicio es apropiado también para deportistas con hiperlor- culares. Su inconveniente radica en la escasa amplitud del
dosis habitual. Se optimiza el ejercicio apoyando las movimiento.
piernas sobre un cajón de plinto, pues de esta forma los
flexores de la cadera quedan excluidos casi por completo b) En decúbito supino, elevar la pelvis acuclillando las piernas
del movimiento de flexión del tronco (fig. 224). con ayuda de un compañero (fig. 226)
Hacer el ejercicio precedente con ayuda del compañero
• Flexión del tronco hacia delante en la máquina supone una forma de ejecución aún más intensa, incre-
de fuerza (fig. 225) mentando la amplitud del movimiento.
El fortalecimiento aislado de los músculos abdomina- Los ejercicios de la musculatura abdominal mostrados
les que hemos mostrado en los ejercicios anteriores puede hasta ahora deberían practicarse, dependiendo del estado
practicarse también en la máquina de fuerza. También de rendimiento, en de una a tres series con 6-15 repeticio-
aquí se puede excluir del movimiento a los flexores de la nes cada una.
cadera (fig. 224). Si se realizan además acompañados de un giro de tron-
co o de pelvis, se trabajan de forma paralela los músculos
• Flexión del tronco acuclillando las piernas (levantando la abdominales, tanto los rectos como los oblicuos (internos
pelvis) con o sin ayuda de compañero y externos).
Los deportistas bien entrenados pueden intensificar to-
a) En decúbito supino, levantar la pelvis acuclillando las piernas dos los ejercicios con la incorporación de pesos (p. ej., sa-
En esta forma de ejecutar el ejercicio es importante que co de arena, disco de haltera, etc.).
la pelvis se levante del suelo y se “enrolle” (cf. fig. 221),

Recto del abdomen Recto femoral

Pectoral mayor Psoas ilíaco

Dorsal ancho Músculos isquiotibiales

Extensores de la espalda Glúteo mayor

Figura 222. Elevación del tronco (flexión del tronco hacia delante). Actividad EMG de los principales grupos musculares participantes, con la
cadera y las rodillas flexionadas (modificado de Kunz/Unold, 1988, 53).
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ENTRENAMIENTO DE LAS PRINCIPALES CAPACIDADES MOTORAS 311

Recto femoral, parte media Recto del abdomen

Recto femoral, parte superior Extensores de la espalda

Músculos isquiotibiales Psoas ilíaco

Aductor del muslo Glúteo mayor

Figura 223. Flexión del tronco hacia delante en la tabla inclinada. Actividad EMG de los principales grupos musculares participantes: recto del
abdomen; recto femoral, arriba; psoas ilíaco con las rodillas extendidas (modificado de Kunz/Unold, 1988, 43).

Figura 224. Elevación del tronco con presión simultánea de los talo-
nes sobre el cajón del plinto como ejercicio de abdominales aislado
sin actividad paralela de los flexores de la cadera.

Figura 225. Flexión del tronco hacia delante en la máquina de fuerza.


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2. Entrenamiento de los músculos oblicuos del abdomen


Para el trabajo de estos músculos (oblicuos externo e
interno del abdomen) proponemos los siguientes ejer-
cicios:

• Flexión con giro del tronco hacia delante (con las piernas en
ángulo) (fig. 227)
Con los brazos extendidos, se desplazan las manos en-
trecruzadas pasando a derecha e izquierda alternativamen-
Figura 226. Elevación de la pelvis con ayuda del compañero. te junto a las rodillas, que al mismo tiempo se acercan al
tronco en sentido contralateral, mientras se levanta y se gi-
ra el tronco. El ritmo del movimiento es lento, el número
de repeticiones por cada serie se sitúa entre 6 y 15.

• Limpiaparabrisas (fig. 228)


El ejercicio se puede efectuar en solitario (extendiendo
las manos hacia los lados o fijándolas en la espaldera) o
con ayuda del compañero. Como muestra la figura 228,
esta forma de entrenamiento es un ejercicio de fuerza mul-
tilateral, que activa todos los músculos participantes en el
giro del tronco. El interés primordial se centra en el forta-
Figura 227. Flexión con giro del tronco hacia delante. lecimiento de los músculos oblicuos del abdomen. El ejer-
cicio se puede intensificar utilizando pesos adicionales

Recto femoral Tensor de la fascia lata

Músculos isquiotibiales Oblicuo del abdomen

Psoas ilíaco Glúteo mayor

Aductor del muslo

Figura 228. “Limpiaparabrisas”. Actividad EMG de los principales grupos musculares participantes (modificado de Kunz/Unold, 1988, 43).
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ENTRENAMIENTO DE LAS PRINCIPALES CAPACIDADES MOTORAS 313

Músculos
abdominales

Rectos Oblicuos Transversos

Movimiento Movimiento Movimiento Movimiento Movimiento Movimiento


de tronco de piernas de tronco de piernas de pelvis de tronco

Figura 229. Resumen de las diferentes posibilidades de fortalecimiento amplio de la musculatura abdominal.

(balones de diferente peso entre los pies, manguitos lastra- 230 muestra que los músculos abdominales se pueden en-
dos). El trabajo máximo de los músculos participantes tie- trenar de forma dinámica y/o estática. El trabajo óptimo al-
ne lugar con una flexión de cadera de 90°. terna ambos métodos (cf. Cometti, 1988b, 242).
La figura 229 presenta un resumen de las diferentes posi-
bilidades de trabajo de la musculatura abdominal. Se puede Ejercicios para fortalecer los músculos extensores
ver que los diferentes grupos musculares se desarrollan de de la espalda
forma óptima con tres formas de ejercicio principales, a sa-
ber: ejercicios de flexión de cadera, ejercicios con giro de
tronco y ejercicios con un componente de carga lateral. Los movimientos rápidos del tronco y su equilibrado
Dado que el deportista se mueve en todos los planos constante sólo se pueden efectuar a través de una inte-
con la ayuda de los músculos abdominales (en colabora- racción compleja de todos los músculos del tronco y de
ción con los músculos de la espalda, entre otros), interesa la pelvis. Para ello, una musculatura abdominal bien de-
fortalecer plenamente este grupo muscular, a menudo sarrollada, acompañada de unos músculos de la espalda
muy descuidado o entrenado de forma errónea. La figura y extensores de la cadera mal entrenados, es tan ineficaz

Estático

Forma
de
trabajo

Dinámico

Figura 230. Forma de trabajo dinámi-


co y estático para mejorar la fuerza de
los músculos abdominales.
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glúteo mayor. Los músculos profundos de la espalda


como unos músculos de la espalda y extensores de la ca-
muestran, al igual que los músculos de la cara posterior
dera vigorosos acompañados de una musculatura abdo-
del muslo, potenciales de acción reducidos. Con un debili-
minal poco desarrollada. Todos los grupos musculares
tamiento ligero de la musculatura glútea (nivel 4) se apro-
participan en igual medida, con una colaboración ópti-
ximan los potenciales de acción de todos los músculos
ma, en los movimientos del tronco y en el mantenimien-
mencionados. Si el debilitamiento de la musculatura glú-
to de una posición adecuada de la columna vertebral.
tea es pronunciado (nivel 3), la actividad muscular máxi-

• Elevar el tronco y los hombros hacia atrás (fig. 231)


Al apoyar el tronco sobre el plinto se produce una des-
carga de los extensores de la espalda a nivel lumbar, esto
es, en la parte de la musculatura de la espalda que en los
deportistas suele tender al acortamiento, y por tanto a la
hiperlordosis. Además de los músculos profundos exten-
sores de la cadera, se entrenan el trapecio y los distintos
músculos dorsales de la escápula.
La extensión del tronco en postura de rodillas (fig.
232) es un ejercicio muy sencillo, pero muy eficaz para
fortalecer los músculos extensores de la espalda. Con este
ejercicio se entrenan además el trapecio y el glúteo mayor.
Importante. La extensión del tronco no debe llevarse Figura 232. Extensión del tronco en postura de rodillas.
hasta el sobreestiramiento de la cadera con formación de
hiperlordosis. El ejercicio sirve para trabajar la resistencia Nivel 5 Nivel 4 Nivel 3
de la fuerza; el ritmo de ejecución debería ser lento y el nú-
mero de repeticiones situarse entre 16 y 25.
El entrenamiento de la musculatura de la espalda es
siempre problemático cuando ésta se encuentra acortada o
debilitada, o cuando existen restricciones funcionales en M. glúteo mayor
otros grupos musculares que actúan sobre la extensión de
la cadera. Dependiendo del estado funcional de los glúte-
os, sobre todo del glúteo mayor, un ejercicio completa-
mente “normal” para fortalecer los músculos de la espalda
–como, por ejemplo, “doblarse hacia arriba y hacia atrás
M. erector de la columna
desde el decúbito prono”– puede ver su efecto de entrena-
miento limitado en buena medida o anulado completa-
mente en relación con el objetivo planteado. La figura 233
muestra la actividad muscular de los grupos musculares
participantes en diferentes estados funcionales.
Si el estado funcional de la musculatura glútea es ópti- M. bíceps femoral
mo, predomina, según Schmidt (1988, 270), la función del

M. semitendinoso

5 mV
1s

Figura 233. Potenciales de acción musculares de los glúteos (y de


otros grupos musculares) en diferentes estados funcionales. Nivel 5 =
estado funcional óptimo. Nivel 4 = función ligeramente debilitada.
Figura 231. Elevación del tronco y de los hombros hacia atrás, en el Nivel 3 = función muy debilitada (de Wittekopf/Wulf, citado en Sch-
plinto. midt, 1988, 270).
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ENTRENAMIENTO DE LAS PRINCIPALES CAPACIDADES MOTORAS 317

Figura 234. Ejercicios isométricos para la estabilización de todo el cuerpo. a) Apoyo sobre los antebrazos y los pies (o las rodillas); b) Idéntico
al anterior, pero dificultado mediante elevación de la pierna izquierda o derecha alternativamente (para deportistas avanzados); c) Plancha la-
teral con apoyo sobre el antebrazo (o la mano); d) Idéntico al anterior, pero dificultado por la elevación de la pierna superior (para deportistas
avanzados; atención: cambio de lado); e) Plancha boca arriba con apoyo sobre los antebrazos y talones; f) Idéntico al anterior, pero facilitado
mediante flexión de piernas (para principiantes); g) Idéntico al anterior, pero con una sola pierna flexionada y presionando con ambas manos
contra la rodilla de la pierna flexionada; h) Idéntico a “e”, pero dificultado por la elevación de la pierna extendida, derecha e izquierda alterna-
tivamente (para deportistas avanzados).
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ma se observa en el músculo profundo de la espalda. Los sometida a carga intensa durante los saltos; esta elevación
músculos glúteos y los músculos isquiotibiales presentan del tono muscular es importante para proteger la columna
niveles de actividad escasos. vertebral y adoptar una posición correcta de la pelvis.
Así pues, si la lordosis lumbar es acentuada, no se con-
sigue el objetivo previsto de fortalecer la musculatura glú-
tea, y sí un efecto que se debe evitar a toda costa: un nuevo Planificación y periodización del entrenamiento
acortamiento de la musculatura profunda extensora de la de la fuerza
espalda (erector de la columna), con el consiguiente au-
mento de la lordosis lumbar. Principios generales de la planificación y la periodización
Algunos ejercicios estáticos sencillos han demostrado del entrenamiento de la fuerza
una eficacia especial como ejercicios de todo el cuerpo,
que involucran a toda la musculatura del tronco, esto es, En correspondencia con las categorías de la periodiza-
tanto de la espalda como del abdomen; en efecto, pueden ción general del entrenamiento, en el ámbito de la fuerza,
introducirse sin problemas en la secuencia de ejercicios en la subdivisión –enfocada hacia diversos objetivos– distin-
el marco de cualquier entrenamiento específico de una gue entre pretemporada, período de competición y perío-
modalidad (cf. fig. 234). do de transición.
En cuanto a la práctica de los ejercicios, conviene evitar La planificación del entrenamiento establece para cada
algunos errores típicos “de principiantes”: uno de estos períodos unos objetivos, métodos y conteni-
dos definidos, que –en mutua interacción– deberían llevar
1. En los ejercicios a y b de la figura 234 se debe vigilar en último término al rendimiento máximo individual, al
que la nuca se encuentre extendida (esto es, ausen- mantenimiento de la forma deportiva y a su pérdida con-
cia de lordosis cervical, la cabeza como prolongación trolada en el sentido de una fase de regeneración.
de la columna vertebral) y que la tensión sea máxima Para obtener resultados óptimos en los diferentes tipos
en el ámbito de la musculatura de abdomen, espalda de entrenamiento de la fuerza, la práctica deportiva ha es-
y glúteos (esto es, sin lordosis lumbar). tablecido como necesarios los siguientes períodos (cf. Eh-
2. En los ejercicios c y d vigilamos nuevamente que la lenz/Grosser/Zimmermann, 1983, 128; v. tabla 46):
espalda se encuentre recta (esto es, que no haya ten-
sión en los flexores). El pie de apoyo debe reposar 1. Entrenamiento de la fuerza máxima: 7-13 semanas,
sobre el talón y sobre toda su cara externa. de ellas:
3. En los ejercicios e, f, g y h –que sirven no sólo para a) entrenamiento de musculación: 4-8 semanas;
estabilizar el tronco en general, sino también para b) entrenamiento intramuscular: 3-5 semanas.
fortalecer los músculos isquiotibiales, normalmente 2. Entrenamiento de la fuerza rápida (sobre todo entre-
acortados y debilitados– controlamos una vez más namiento intermuscular, técnico): unas 3 semanas.
que se mantenga una buena tensión corporal, sin
aflojar (cf. Kremer, 1992, 91/92).
Los períodos más cortos de aplicación del entrenamiento
Este tipo de programa de estabilización de todo el de musculación no producen el efecto de adaptación de-
cuerpo ha demostrado su eficacia sobre todo en relación seado, y en el trabajo de la coordinación intramuscular
con un entrenamiento de la fuerza de salto específico de la son insuficientes para agotar el potencial muscular me-
modalidad. jorado por el entrenamiento de musculación.
Como muestran los estudios de Kremer (1992, 79), Con tiempos más largos, el esfuerzo de entrenamiento no
efectuados en el ámbito del voleibol, estos ejercicios de guarda relación con los resultados de adaptación conse-
tensión de todo el cuerpo mejoran considerablemente el guidos por añadidura.
comportamiento de salto y contribuyen de forma decisiva
a prevenir el síndrome de la lumbalgia, muy frecuente en
esta modalidad, y también en otros juegos deportivos don- Este ciclo de periodización de 20 semanas (tabla 46) se
de el salto reviste cierta importancia, como, por ejemplo, puede recorrer, dependiendo de la modalidad, una vez (p.
baloncesto, balonmano o también fútbol. ej., en atletismo), hablamos entonces de modalidades de
Antes de trabajar la fuerza de salto en la forma específica un solo pico, o dos veces (p. ej., en halterofilia), llamadas
de la modalidad, la realización de un programa de estabiliza- entonces modalidades de dos picos (cf. también pág. 62).
ción de todo el cuerpo (v. pág. 317) ha demostrado su efica- En el entrenamiento plurianual, el ciclo de 20 semanas
cia para elevar el tono de la musculatura de sustentación, constituye la base de cada programa anual (tabla 46).

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