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Nombre: Rodrigo Monje

Cátedra: Teoría Sociológica VI

Docente: Eduardo Lawrence

Formaciones sociales y estructuras de poder en América


Latina

Jorge Graciarena y Rolando Franco

Sobre los autores: Jorge Graciarena nació el 17/08/1922. Doctor en Ciencias


Económicas y Sociólogo. Realizó estudios posdoctorales en la London School of
Economics en Londres (Inglaterra). Formó parte del grupo que fundó en 1957 la
carrera de Sociología en la Universidad de Buenos Aires junto a Gino Germani y
José Luis Romero. Particularmente, fue el Redactor del Programa de Estudios. En
1966 trabajó como funcionario de la UNESCO en Bogotá, Montevideo y Río de
Janeiro. Luego, integró la división de Desarrollo Social de la Comisión Económica
para América Latina (CEPAL) en Santiago de Chile, en el marco del Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo. Publicó importantes obras académicas de
economía y sociología, entre los que se destacan, Antología: De la sociedad
tradicional a la sociedad de masas, con G. Germani (1964), Poder y clases sociales
en el desarrollo de América Latina (1967), Entre realidad y utopía: la dialéctica de
las ciencias sociales latinoamericanas (1978) y Estudios de Posgrado en Ciencias
Sociales (1982).

Rolando Franco, de origen uruguayo, es profesor investigador de la Sede de


FLACSO Chile. Fue director de la División de Desarrollo Social de la CEPAL por
más de una década, desarrollando investigaciones en diversas temáticas,
especialmente políticas sociales, equidad y pobreza en América latina. A su haber
vale destacar la publicación de unos treinta libros y numerosos artículos científicos
Cambios Políticos Latinoamericanos de los años sesenta y sus
repercusiones en las ciencias sociales

En el contexto de la época, según el autor comienzan a surgir interrogantes acerca


del desarrollo de américa latina a partir de acontecimientos políticos que limitan a
los modelos de desarrollo que empiezan a surgir en el continente, específicamente
los modelos de sustitución de importaciones (ISI). Se pensaba que con los
anteriores conflictos bélicos y las continuas crisis económicas, podrían permitir
mayor avance en la industrialización de varios países, pero en vez de esto el
capitalismo central pudo recobrar su dinamismo en el mercado internacional. La
revolución cubana y la invasión a Santo domingo fueron hechos claves para una
reorientación en donde se destacan dos posiciones políticas que estuvieron
presentes en américa latina:

● El desarrollo se concibe como un proceso gradual, donde un dinámico sector


moderno, podría reemplazar paulatinamente las formas tradicionales.
● En américa es necesaria una revolución burguesa similar a la de Francia que
tiene como principal objetivo acabar con la tradición feudal de la época

Desde esta perspectiva el autor plantea que estas posiciones eran bastantes
similares en sus objetivos y que tanto las perspectivas de los cientificistas y
militantes de la izquierda tradicional tienen como fin acabar con los rasgos
notoriamente feudales en américa latina. Sin embargo los críticos a estos
planteamientos proponen que las burguesías nacionales no tienen intereses
contradictorios con la oligarquía tradicional, en definitiva no hay una verdadera lucha
contra el status.

Los Críticos plantean que para un análisis de los acontecimientos y fenómenos en


américa latina, no pueden explicarse mediante sólo factores económicos y tampoco
se trata de reemplazar las explicaciones económicas por interpretaciones
sociológicas ya que estas carecerán de sentido.
En este sentido se plantea que para un análisis del acontecer latinoamericano, se
debe disponer de conceptos y teorías elaboradas desde la misma periferia ya que
estos deben estar históricamente condicionados. El desarrollo de teorías
sociológicas en américa latina están basadas en conceptos y marcos teóricos
utilizados en Europa y Norteamérica, desde esta perspectiva el estudio de la
situación latinoamericana carece de precisión necesaria.

La concepción del sistema internacional y la dependencia

Dentro del sistema capitalista mundial, las sociedades nacionales cumplen distintos
roles y funciones, por una parte están los países desarrollados y los
subdesarrollados. Esta concepción habría comenzado desde la expansión
capitalista de Europa donde alcanzó una dimensión planetaria, desde esta
perspectiva el subdesarrollo se produce en la integración de estos países a la
expansión capitalista, donde a partir de una gran diferenciación económica y un
menor sistema productivo de estos países, ocupan una posición determinada
(dependencia) en el sistema capitalista mundial. Los países desarrollados pudieron
surgir ya que pudieron disponer de los países subdesarrollados a través de la
explotación. La formación de ambos no tiene que ver con una carrera de quien
ocupa la más alta posición, si no que se diferencian por su sistema productivo y de
distribución acorde al mercado internacional.

El consenso de los críticos es que la dependencia es una característica común en


las formaciones sociales de Latinoamérica y es el tema más importante y notorio en
el desarrollo sociológico del continente.

La perspectiva crítica ha ido tomando cada vez mayor importancia, la cual afirma
que existe una dinámica de capitalismo dependiente, el estancamiento de américa
se deben a los obstáculos estructurales del desarrollo capitalista. La
industrialización dependiente crece bajo el alero del control del capital monopólico
internacional. Si bien existen parámetros básicos en el sistema capitalista general,
existen políticas alternativas que son adoptadas según sus intereses de los grupos
dominantes.

Los diferentes enfoques sobre las preocupaciones para las políticas alternativas
derivan básicamente en el énfasis a los aspectos estructurales y políticos además
de las relaciones entre la sociedad civil y la sociedad política. Por lo tanto en cada
región o país se plantean distintos intereses y diversas visiones del futuro político
para los países latinoamericanos:

La dinámica burguesa y apariencia democrática

Las experiencias democráticas representativas en américa latina eran consideradas


como encubrimiento de la dominación de la burguesía, es este sentido la izquierda
aspiraba a una nueva democracia, ya no formal, si no que sustantiva tal como se
lleva a la práctica en la experiencia cubana. Según Cardoso la razón de esta
posición se debe a una generación crítica que al llegar a su madurez intelectual
pudieron visualizar los problemas de la organización política, derechos civiles y de
participación lo que conducía principalmente a la miseria en Latinoamérica.

Una digresión sobre nuevos agentes de cambio

En este caso no se trata de poner en poner en manifiesto las condiciones que


permitan una real democracia representativa, si no que existe una tentativa de
apurar la revolución e identificar quienes son los agentes que impulsarán este
proyecto. Desde la perspectiva marxista el proletariado ha sido el agente clásico de
cambio, lo que según el autor debe reformularse en américa latina ya que en
muchos casos según la izquierda más radical, planeta que el proletario constituye
una categoría privilegiada, cuyos intereses coinciden con los de los capitalistas, esto
se ejemplifica con el caso brasileño, en donde el obrero y el “nuevo Brasil
conquistador” se unen para adueñarse de los centros industriales del “Brasil
tradicional”. Por ende el proletario ya no puede ser visto como el agente de cambio
en américa latina.

Autores latinoamericanos se vincula ideológicamente a la idea de la revolución


cubana y el potencial del campesinado. A partir de esto se plantean dos posiciones
opuestas respecto al campesino. Por una parte autores como Robert Redfield,
sostenía que el campesino siempre ha sido una fuerza conservadora y un agente
limitante al cambio revolucionario. Por otro lado desde la perspectiva de Franz
Fanon se sostiene que en los países coloniales sólo el campesino es revolucionario.
Él no tiene nada que perder y todo que ganar, es el campesino quien descubre
rápidamente que sólo la violencia paga.

La perspectiva de Fanon ha tomado mayor repercusión debido al triunfo campesino


en la revolución cubana. La izquierda más radical captó la importancia de tales
grupos marginales como nuevo agente de cambio.

Los estructuralistas

Desde la explicación de la base económica en el sistema capitalista, como hemos


visto anteriormente los países dependientes en su estructura económica son
concebidos como el mero reflejo del funcionamiento del sistema, donde américa
latina transcurre en un capitalismo dependiente y excluyente que puede generar
inestabilidad y desequilibrio estructural del sistema global. Consecuentemente
puede convertirse en una amenaza política para el régimen debido a la condición
de subordinación y a la presión de consumo de las masas que no pueden ser
absorbidas además de la presión normal de los que ya están incorporados en el
sistema. Esto exige por parte de la clase dominante recurrir a la política de fuerza
para garantizar el equilibrio del sistema. En este sentido según Dos Santos américa
latina puede resumirse en dos alternativas políticas: socialismo o fascismo,
cualquiera de estas formas, a la larga, se identificarán con el capitalismo.

Los que destacan la autonomía relativa de lo político

En esta perspectiva se plantea que las coyunturas políticas deben considerarse


como un campo operativo en el cual pueden producirse cambios en la base
económica donde puede producirse un proceso de transformaciones estructurales.
Esto no implica desconocer la problemática de la dependencia. Los niveles políticos
siempre pasan por la lucha entre grupos y clases sociales, ya que estas desean
transformar o preservar el sistema con el fin de alcanzar una posición hegemónica
relativa y con esto lograr “posibilidades estructurales”. Para alcanzar esta
denominación con el fin de proteger los intereses propios, es necesario que se
constituyan fuerzas sociales mediante alianzas con otros grupos sociales. Estas
alianzas son inestables, debido a que los grupos que componen una alianza están
en desigualdad de fuerzas, por ende existe una pugna interna lo que produce
cambios en los objetivos y por tanto una redefinición de los sistemas sociales y la
reagrupación de sectores sociales.

Puede decirse que para el cambio social el impulso está dado por la interacción
entre agentes sociales (grupos y clases) que luchan entre sí para imponer sobre los
demás la forma de dominación que le es más propia.

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