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Introducción

Esta entrada presenta los libros clasificados, según el canon de la


Vulgata, como “Históricos”. Tal denominación, sin embargo, es anterior
y deriva de la Septuaginta (LXX), es decir, de la versión griega de la
Biblia Hebrea. En ella, además de tener un canon diferente, los libros de
Josué, Jueces, Samuel y Reyes, son denominados “Profetas Anteriores”
(Nevî’îm ri’šōnîm).

Los libros de Rut, Ester, Esdras, Nehemías y 1-2 Crónicas, en la Biblia


Hebrea, pertenecen al bloque de los “Escritos” (Ketubim). Rut y Ester
reciben todavía una consideración posterior dentro de ese bloque, pues
integran, al lado de Cántico de los Cantares, Lamentaciones y
Eclesiastés, un conjunto de cinco rollos denominado de meguilot. Estos
libros se leen en las fiestas litúrgicas. Cántico de los Cantares, en la
fiesta de Pascua; Rut, en la fiesta de Pentecostés; Lamentaciones, en el
recuerdo de la destrucción del templo de Jerusalén; Eclesiastés, en la
fiesta de las Carpas; y Ester, en la fiesta de los Purim.

Los libros de Tobías, Judit y Macabeos, deuterocanónicos para católicos


y apócrifos para protestantes, no fueron incluidos en el canon hebreo de
las Escrituras por cuatro motivos principales: a) no fueron escritos o
conservados en lengua sagrada: el hebreo; b) no fueron escritos en la
Tierra Prometida: Palestina; c) no fueron escritos antes de la reforma
socio religiosa emprendida por Nehemías y Esdras; d) no fueron
considerados en pleno acuerdo con la Torá.

En lo que concierne al orden de los cánones, un caso particular se


refiere al libro de Rut y a los libros de Esdras, Nehemías y 1-2 Crónicas.
En el primer caso, el libro de Rut, aparece colocado entre Jueces y
Samuel en el canon griego, posición que se sigue en los demás cánones,
excepto, como se ha visto anteriormente, en el canon hebreo, y sirvió
para evidenciar el hambre, como uno de los principales problemas la
época de los jueces; así como para reconocer la posibilidad de que una
familia deje la tierra prometida, recién conquistada según la narrativa, e
inmigrar más allá del Jordán, en este caso, a Moab, para sobrevivir. Se
puede pensar en una forma de un “nuevo éxodo” o en una “diáspora
pre-monárquica”. Por encima de todo esto, el libro de Rut sirvió de
transición y anticipación en la narrativa (prolepsis) para hablar de una
ancestral no israelí para el futuro rey David, que entrará en escena en el
libro de Samuel (Rt 4,17.21). La ciudad de Belén, de la que proviene el
futuro rey David, también, recibió evidencia en el libro de Rut.

En el segundo caso, el canon hebreo se concluye con 2 Crónicas. El


último acontecimiento narrado en este libro es una mirada de esperanza
al futuro del antiguo Israel, basado en la profecía de Jeremías (Jr 25,11-
12, 29,10, 2Cr 36,21), según la cual Ciro, rey de los persas, ordenó la
reconstrucción del templo de Jerusalén y la repatriación de los judíos
que habían sido exiliados con ocasión de la conquista babilónica. Con el
anuncio de la reconstrucción del templo de Jerusalén, el cronista
acentúa el papel del culto como la principal institución davídica capaz de
reedificar, solidificar y devolver la identidad del pueblo elegido.

En los estudios bíblicos, a partir del siglo XIX, los libros de Josué,
Jueces, Samuel y Reyes pasaron a ser clasificados como pertenecientes
a la Obra Deuteronomista de Historia. Esta clasificación se remonta a
Martin Noth que observó en estos libros muchos puntos de contacto con
el libro del Deuteronomio (vocabulario, lenguaje, estilo, motivos,
teología, etc.). Noth creía que los libros Deuteronomio, Josué, Jueces,
Samuel y Reyes serían obras de un solo autor, que trabajó durante el
exilio en Babilonia, a fin de elucidar la historia del pueblo desde las
vísperas de la conquista, con el testamento de Moisés, hasta la
destrucción de Jerusalén y el consiguiente exilio. Con ello, tal autor
intentó evidenciar, teológicamente, que la pérdida de la tierra prometida
se debió no a la debilidad de Dios, sino a la infidelidad de los liderazgos
y del pueblo a la Torá.

Esta hipótesis ha ganado muchos adeptos, pero en las últimas cuatro


décadas viene perdiendo su fuerza. En las investigaciones actuales, la
concepción ya no es aceptada en los moldes de M. Noth. Es posible
continuar usando la denominación Obra Deuteronomista para el bloque
Js-Rs, pero teniendo en cuenta que el proceso de formación de estos
libros es complejo y abarca un arco temporal acorde con los tiempos del
rey Josías, el período del exilio, el post-exilio y en ese, un papel
fundamental se atribuye al período persa (RÖMER, 2008, p.21-50).

Otro bloque que, aparentemente, aparece bien cohesionado comprende


los libros de 1-2 Crónicas, Esdras y Nehemías, denominado
comúnmente de Obra del Cronista. Este conjunto habría tenido origen
en los círculos sacerdotales que comenzaron a elaborar una propuesta
teológica en forma de literatura a partir del siglo IV aC, y trató de dar
una interpretación diferente de la Obra Deuteronomista en cuanto a la
pérdida de la tierra y el consiguiente exilio en Babilonia.

La historia del pueblo elegido es la manifestación de los designios y del


plan de Dios. Todo está en sus manos. En 1-2 Crónicas, esta historia es
narrada según un arco temporal muy amplio, que va de la creación del
mundo, pasa por la elección de Israel, prosigue en el período de la
monarquía, con gran énfasis sobre el rey David, hasta la conquista de
Babilonia por Ciro, rey de los persas, que dio amnistía a los exiliados y
decretó la reconstrucción del templo de Jerusalén. En cierto modo, los
libros de Esdras y Nehemías continúan la historia del punto abierto
dejado al final de 2 Crónicas, conduciéndola al momento de la
refundación del pueblo de Dios y de la ciudad de Jerusalén a través de
una profunda reforma socio-religiosa: el judaísmo basado en la ” Torá.

Los libros de Tobías, Judit y Ester no forman un bloque específico, como


los anteriores, sino que pertenecen al género literario denominado
historia edificante. Los acontecimientos narrados están situados en el
período persa (siglos VI-IV aC) y permiten percibir los dolores y
dificultades que enfrentaron a los judíos piadosos que continuaron en la
diáspora (Tobías y Ester). El ideal socio-religioso deseado con la
fundación del judaísmo fue ejemplificado no por judíos piadosos que
vivían en Judá-Jerusalén, sino en la diáspora. Esta afirmación encuentra
fundamentación en el hecho de que los grandes reformadores, Esdras y
Nehemías, son judíos piadosos que vinieron de la diáspora para
restaurar las costumbres en Judá-Jerusalén. Además, hay otro factor de
gran relevancia: la Torá. Según la perspectiva bíblica, la Torá aparece
como obra realizada durante el período en que los hijos de Israel
estuvieron en el desierto. La alianza renovada en Moab por Moisés,
antes de su muerte, permite decir que, si fuera violada, podría ser
renovada, independientemente de que el pueblo elegido esté o no en la
tierra prometida.

En el caso particular del libro de Judit, la datación puede aproximarse a


la época de la elaboración de 1-2 Macabeos, es decir, al siglo II aC.
Tobías, Judit y Ester narran cómo los judíos piadosos enfrentaron a los
enemigos de la fe en el único Dios, usando la astucia, la violencia y
hasta el enfrentamiento bélico para liberar al pueblo y salvaguardar las
costumbres según las leyes, los decretos y los mandamientos
contenidos en la Torá. Desde este punto de vista, se puede admitir que
los libros de Tobías, Judit y Ester se encuentran en estrecha relación con
la Torá.

Los libros históricos narran la historia del pueblo de Israel. Se basan en


crónicas o anales históricos, pero no dan una visión científica de la
historia, sino una perspectiva de fe. Es una historia sagrada en la que
los historiadores son teólogos que descubren la presencia salvadora de
Dios en el acontecer diario.

La revelación bíblica es esencialmente histórica; la fe de los israelitas no


es un catálogo de dogmas y doctrinas abstractas, sino el acercamiento
de Dios a las personas en el seno de la historia. Por ello los libros
históricos son los más numerosos del Antiguo Testamento. Se pueden
distinguir cuatro grupos, los dos primeros con un enfoque teológico muy
claro:

* Historia deuteronómica: Josué, Jueces, 1 y 2 Samuel y 1 y 2 Reyes.


Se le llama así porque de estos libros salió el Deuteronomio. Son un
canto a la justicia de Dios y un llamado a la conversión y a la esperanza,
escritos desde la perspectiva del exilio (s. VI a.C.), cuando Jerusalén y
el templo estaban destruidos y la tierra prometida invadida. Enfatizan la
alianza con Dios, señalan la infidelidad del pueblo como razón del
destierro y de la caída de la monarquía, y presentan a Dios siempre fiel
a su pueblo.

Josué y Jueces narran el establecimiento de los israelitas en la tierra


prometida. 1 y 2 Samuel, y 1 y 2 Reyes, relatan la instauración del reino
bajo el poder de David y su división en el reino del Norte (Israel) y el
reino de Sur (Judá); presentan a varios reyes y profetas en cada reino,
hasta la caída de Jerusalén (587 a.C.).

El libro de Jueces presenta la historia en etapas: (1) propuesta de amor


de Dios; (2) infidelidad y pecado de la gente; (3) justo castigo de Dios;
(4) arrepentimiento del pueblo y clamor por la ayuda divina; (5) perdón
y misericordia de Dios; (6) tiempo de estabilidad; y (7) de nuevo
infidelidad y pecado, reiniciándose el ciclo.

* Historia cronística: 1 y 2 Crónicas, Esdras y Nehemías. Estos libros no


son sólo una recopilación de archivos y tradiciones, sino que revisan la
historia para legitimar los oficios para el culto instituidos por David.
1 y 2 Crónicas presentan una historia paralela a la deuteronómica,
narrándola desde Adán hasta el restablecimiento de Israel, después del
exilio. Repiten algunos relatos y añaden otros, matizando las tensiones
para animar a los reconstructores. Subrayan la infidelidad al culto en el
templo en lugar de a la alianza en el Sinaí, y muestran un deseo
creciente de la venida del Mesías. Esdras y Nehemías describen el
regreso del exilio y la reconstrucción de la nación (s. IV a.C.).

* Historia de los Macabeos: 1 y 2 Macabeos. Son dos versiones


diferentes de la resistencia judía y la rebelión macabea ante la
dominación griega y la imposición de la cultura helenista, en el segundo
siglo a. C.

* Historias ejemplares: Tobías, Judit, Ester y Rut. Los cuatro libros se


inspiran en relatos patriarcales y narran episodios concretos, en lugar de
un transcurrir histórico. Son ficciones literarias cuyo fin es enseñar,
exhortar y fortalecer la fe del pueblo en tiempos difíciles. Sus contextos
histórico-geográficos y su cronología son tratados con gran libertad.

Cuando leas los libros históricos, recuerda que sus autores están muy
lejos de entender a Dios como lo reveló Jesús, siglos más tarde. Para los
cristianos es importante conocer estos libros porque son revelación de
Dios, como Jesús mismo lo reconoció, y porque la luz del Antiguo
Testamento nos ayuda a comprender el Nuevo Testamento.

Introducción al libro de Josué.


NOMBRE DEL LIBRO

El nombre se origina del sucesor de Moisés y personaje principal del


libro.

Su nombre (BDB 221) se forma de dos términos hebreos:

YHWH (J más una vocal)

Salvación (Oseas)
Es exactamente el mismo nombre hebreo (cf. Hechos 7:45) de Jesús
(Mateo 1:21)

CANONIZACIÓN -Josué es el primer libro de la sección del canon


hebreo conocido como «profetas». Esta sección se divide en dos partes:

Profetas anteriores que incluyen Josué-Reyes (excepto Rut)

Profetas posteriores que incluyen Isaías-Malaquías (excepto Daniel y


Lamentaciones)

GÉNERO

Estos libros históricos continúan la historia del pueblo de Dios que


comenzó en Génesis. No es una historia cronológica occidental, sino una
historia teológica selectiva. Esto no trata de implicar que no sea cierta ni
exacta, sino quiere decir que ha seleccionado algunos acontecimientos
para enseñar verdades teológicas acerca de Dios, el hombre, el pecado,
la salvación, etc. En este sentido, es similar a los Evangelios y a Hechos
del Nuevo Testamento.

La historia para los judíos no era cíclica, como la de sus vecinos, que se
basaba en los ciclos de la naturaleza, sino que era «teológica». Tenía
una meta, un propósito. Dios se dirigía hacia una meta predeterminada,
es decir, la redención de un mundo caído.

AUTORÍA

El libro en sí es anónimo.

El autor tradicional es el personaje principal del libro

Su nombre originalmente era Oseas («salvación»), Números 13:8

Moisés le cambio de nombre a Josué («YHWH» y «salvación»), Números


13:16; Deuteronomio 32:44

Por alguna razón desconocida, su nombre se escribe de cuatro maneras


distintas en hebreo:
Yeshoshu'a, (común) Josué 1

Yehoshu'a, Deuteronomio 3:21

Hoshe'a, Deuteronomio 32:44

Yeshu'a, Nehemías 8:17

Baba Bathra 14b (un libro del Talmud) dice que Josué escribió el libro,
excepto el relato de su muerte que fue registrado por Eleazar, el
sacerdote (24:29-30). El hijo de Eleazar, Finees (Números 25:7-13;
31:6-8; Josué 22:10-34), escribió la porción del libro que registra la
muerte de Eleazar (24:31-33).

Josué el hombre:

Nació en esclavitud en Egipto

Uno de los doce espías (de la tribu de Efraín, cf. 19:50; 24:30; 1 Josué
22:10-34, solo él y Caleb llevaron un reporte de fe (Números 14:26-34).

Ayudante fiel de Moisés a lo largo de toda la experiencia del Éxodo. El


único que subió al Monte Sinaí con Moisés (la mitad del camino -
Números 14:26-34).

Comandante del ejército israelí (Números 14:26-34).

Fue nombrado sucesor de Moisés en Números 27:15-23; Deuteronomio


3:18-22; 31:1-8

Dirigió la conquista de Canaán, como sucesor de Moisés (Deuteronomio


31:23).

Algunas evidencias de la autoría contemporánea (inmediatamente


después de la época de Josué):

El libro afirma que Josué sabía escribir (cf. 8:32; 24:26)

Es obviamente un material con testigos presenciales

Deuteronomio 31:23 (variante de manuscritos)

«Josué los circuncidó» (5:7-8)

El encuentro privado de Josué con el Ángel de Jehová (5:13-15)


«y habitó ella (Rahab) entre los israelitas hasta hoy» (6:25). Este no es
un editor posterior sino un testigo presencial contemporáneo.

Él usó algunas fuentes escritas

El libro de Jaser, (10:13, cf. 2 Deuteronomio 31:23) que eran poemas


de Israel.

«En un libro», 18:9

El listado exacto de los nombres de ciudades antiguas encaja con un


autor contemporáneo, con editor(es) posterior(es).

A Jerusalén se le llama Jebús (15:8, 63; 18:16, 28)

A Hebrón se le llama Quiriat-arba (14:15; 15:13-14)

A Quiriat-jearim se le llama Baala (15:9, 10)

Se dice que Sidón es la ciudad fenicia más importante, no Tiro (11:8;


13:6; 19:28), que posteriormente se convirtió en la ciudad principal.

Josué, al igual que el Pentateuco, tiene algunas adiciones editoriales:

La muerte de Josué

La posterior conquista de Hebrón (14:6-15, 15:13-14)

La posterior conquista de Debir (15:14, 49)

La migración de Dan al norte (19:47)

La frase «hasta hoy» aparece muchas veces, lo cual demuestra una


edición posterior (4:9; 5:9; 6:25; 7:26 [dos veces]; 8:28-29;
9:27;10:27; 13:13; 14:14; 15:63; 16:10; 22:3).

Erudición Moderna

Observe las similitudes entre el Pentateuco y Josué (teoría del


Hexateuco)

Estilo

Vocabulario
La Hipótesis Documentaria de J, E, D, P, considera que el libro fue
escrito en un período largo de tiempo por un proceso editorial.

La fuente J escribió las partes del capítulo 1-12, que se enfoca en las
batallas individuales (950-850 a.C.)

La fuente E escribió las partes del capítulo 1-12 que se enfocan en las
batallas individuales (750 a.C.).

Una combinación de J y E ocurrió alrededor de 650 a.C. en la que la


mayoría de J fue excluida.

El libro fue reeditado por el sacerdote/profeta de la época de Josías que


escribió Deuteronomio. A esta persona o grupo se le llama Lafuente
Deuteronómica. Esta fuente también escribió el libro de Deuteronomio
para fortalecer la reforma de Josías en 621 a.C. al enfocarse en
Jerusalén como el único santuario verdadero.

La fuente P era un grupo de sacerdotes que escribieron los capítulos 13-


21 en el período de 400 a.C.

Aún se hicieron más supuestas adiciones en el tercer siglo a.C.

¡Observe las presuposiciones de la teoría! Observe cómo corta el texto


de su contexto histórico y autor contemporáneo. La rechazo como un
intento de analizar textos antiguos a la luz de teorías literarias
modernas. Sin embargo, hay que afirmar que:

El libro es anónimo.

La muerte de Josué, como la de Moisés, se registra en el libro.

Ha habido un poco de edición continua en los libros del AT.

Aceptamos como inspirado el proceso de formación que produjo el AT.

La evidencia en contra un Hexateuco (Génesis - Josué).

En la tradición judía hay una clara distinción entre los cinco libros de
Moisés (el Pentateuco) y Josué, que inicia la sección de «los profetas»
del canon hebreo:

Ben Sira, el autor de Eclesiástico, escrito alrededor de 185 a.C. hace una
distinción, 48:22-45:12.
Flavio Josefo en su libro Contra Apión 1:7ss hace una distinción.

La nota de escriba de conclusión del Texto Masorético (TM) del


Pentateuco hace una distinción.

Las lecturas bíblicas semanales de la Sinagoga llamadas «el Haftarot»


hacen una distinción.

Evidencia Interna (Young, p. 158).

Hay un uso especial del pronombre personal en Josué que no hay en el


Pentateuco.

El título de Dios, «el Dios de Israel», aparece en Josué 14 veces, pero


nunca en el Pentateuco. Tenemos que admitir que hay mucho que no
sabemos acerca de la formación de estos libros del AT a su condición
actual.

FUENTES PARA CORROBORAR EL CONTEXTO HISTÓRICO

La arqueología ha demostrado que la mayoría de las grandes ciudades


amuralladas de Canaán fueron destruidas y rápidamente reconstruidas
alrededor de 1250 a.C.

Hazor

Laquis

Bet-el

Debir (anteriormente llamada Quiriat-sefer, 15:15).

La arqueología no ha podido confirmar ni rechazar el relato bíblico de la


caída de Jericó. Esto es porque el lugar está una condición muy mala.

Clima/ubicación

Construcciones posteriores en lugares antiguos que utilizan materiales


más antiguos

Incertidumbre en cuanto a las fechas de las capas

La arqueología ha encontrado un altar en el Monte Ebal que podría estar


relacionado con Josué 8:30-31 (Deuteronomio 27:2-9). Es muy similar a
una descripción que se encuentra en la Mishna (Talmud).
Los textos de Ras Shamra que se encontraron en Ugarit dejan ver la
vida y religión cananea de los años 1400 a.C.

1. Su adoración era de naturaleza politeísta (culto a la fertilidad).

El era la deidad principal.

La consorte de El era Asera (posteriormente es la consorte de Ba'al).

Su hijo era Ba'al (Hadad), el dios de la tormenta.

Ba'al se convirtió en el «dios alto» del panteón cananeo. Anat era su


consorte.

Sus ceremonias eran similares a las de Isis y Osiris de Egipto.

La adoración a Ba'al se enfocaba en los «lugares altos» locales, o


plataformas de piedra (prostitución ritual).

A Ba'al se le simbolizaba con una columna de piedra elevada (símbolo


fálico), en tanto que a Asera o Astartese le simbolizaba con un una
estaca de madera tallada, o árbol vivo, que era símbolo del «árbol de
vida».

La arqueología ha confirmado que los grandes imperios de la región


(Anatolia, Egipto o Mesopotamia) no pudieron ejercer influencia en
Palestina durante este período conocido como la Edad de Bronce Tardía
(1550-1200 a.C.).

El listado exacto de los nombres de las antiguas ciudades encaja con un


autor contemporáneo, no con editor(es) posterior(es).

A Jerusalén se le llama Jebús (15:8; 18:16, 28)

A Hebrón se le llama Quiriat-arba (14:15; 15:13, 54: 20:7; 21:11)

A Quiriat-jearim se le llama Baala (15:9, 10)

Se hace referencia a Sidón como la ciudad fenicia más importante y no


Tiro (11:8; 19:28), que posteriormente se convirtió en la ciudad
principal.

El patrón de los Tratados Hititas del Segundo Milenio a.C.


Los Tratados Hititas del segundo milenio a.C. nos ofrecen un paralelo
antiguo, históricamente contemporáneo con la estructura de
Deuteronomio (así como Éxodo - Levítico y Josué 24). Este patrón de
tratado cambió en el primer milenio a.C. Esto nos da evidencia de la
historicidad de Deuteronomio. Para una lectura adicional en esta área,
véase G. E. MendenhallLaw and Covenants in Israel and the Ancient
Near East.

El Tratado Hitita del Segundo Milenio a.C. y sus paralelos con


Deuteronomio

Preámbulo (Deuteronomio 1:1-5, introducción del orador, YHWH)

Revisión de los hechos pasados del Rey (Deuteronomio 1:6-4:49, los


hechos pasados de Dios por Israel)

Términos del tratado (Deuteronomio 5-26)

Generales (Deuteronomio 5-11)

Específicos (Deuteronomio 12-26)

Resultados del tratado (Deuteronomio 27-29)

Beneficios (Deuteronomio 28)

Consecuencias (Deuteronomio 27)

Testigo de Dios (Deuteronomio 30:19; 31:19, también 32, el hijo de


Moisés es el testigo)

Una copia en el templo de Dios

Una copia con el vasallo para que se lea cada año

La singularidad de los Tratados Hititas ante los posteriores tratados


asirios y sirios la revisión histórica de los hechos pasados del rey la
sección de maldiciones se pronunciaba de último

El Patrón de los Tratados Hititas del Segundo Milenio y Sus Paralelos en


Josué:

Identificación del Rey (24:2)

Narrativa de los grandes hechos del Rey (24:2-13)


Obligaciones del pacto (24:14, 23)

Instrucciones de depositar el tratado en el santuario (24:25-26)

Se invocaba como testigos a las deidades de las partes involucradas


(24:22)

Bendición por fidelidad; maldiciones por violación (24:20)

UNIDADES LITERARIAS (contexto)

Los movimientos geográficos también forman un bosquejo del libro.

En los Llanos de Moab, 1-2

Al atravesar el Río Jordán hacia Gilgal, cerca de Jericó, 3-4

El operativo militar del centro de Canaán, 5:1-10:15

El operativo militar del sur de Canaán, 10:16-43

El operativo militar del norte de Canaán, 11:1-23

La división geográfica de la tierra entre las tribus, 13-21

Un bosquejo breve

La conquista de Canaán, 1-12

La división de la Tierra Prometida entre las tribus, 13-21

Las palabras finales de Josué y su muerte, 22-24

VERDADES PRINCIPALES

Demuestra la fidelidad de Dios a su promesa a Abraham (Génesis 12:1-


3) en cuanto a la tierra (Génesis 15:16).

Continúa la historia que comenzó en Génesis y la lleva a un nuevo


período. Durante esta época, las asociaciones tribales fueron el factor
unificador fundamental.

El concepto de «Guerra Santa» a nosotros nos parece muy cruel, pero


Dios advirtió a los israelitas en contra del pecado de los cananeos. Así
como Dios los sacó de la tierra por sus pecados (cf. Génesis
15:16; Deuteronomio 9:5), así también, él sacará a los judíos por los
mismos pecados (el Exilio, por parte de Asiria y Babilonia).

Este libro recibe el nombre de su protagonista principal: Josué, hijo de


Nun, de la tribu de Efraín, presentado como ayudante y sucesor del gran
líder Moisés (cf. Ex 24,13, 33,11, Nm 11,28) en la conducción del
pueblo a la tierra prometida (cf. Nm 27,18-23, Dt 1,38, 3,28, 31,3.7.23,
34,9). El nombre Josué significa “el Señor salva” o “el Señor es
salvación”.

Fue Josué, según la narración bíblica, quien hizo que el pueblo pasara el
río Jordán, condujo las batallas de la conquista, distribuyó el territorio
entre las tribus y, antes de morir, renovó la alianza, recordando al
pueblo las consecuencias nefastas que habría en el caso de que las
futuras generaciones fueran infieles. Con eso, surge, fácilmente, la
estructura del libro: a) un discurso que introduce a Josué como nuevo
líder del pueblo. Dios le asegura su asistencia de la misma manera en
que estuvo con Moisés (Jos 1); b) narrativa de la ocupación de la tierra
de forma bélica, precedida por dos preámbulos: una nueva circuncisión
y la exploración de Jericó por espías (Jos 2,1-12,24); c) narrativa de la
división del territorio (Jos 13,1-22,34); d) un discurso final en el que
ocurre la renovación de la alianza (Jos 23,1-24,33).

La conquista de la tierra y su división son los dos pilares del libro de


Josué, pues la salida de Egipto alcanzó su objetivo: entrar y tomar
posesión de la tierra prometida. Los hechos narrados demuestran, sobre
todo, que Dios permaneció fiel a las promesas que había hecho a los
patriarcas y a Moisés. Con la entrada, la toma de posesión y la división
de la tierra entre las tribus, un nuevo período en la historia de los
libertos de Egipto comenzó, pues, al lado de la ley ya recibida en el
Sinaí, en el libro del Éxodo, y renovada en las estepas Moab, en el libro
del Deuteronomio, fueron lanzadas las bases del futuro del pueblo como
nación. Sucedió el paso del régimen seminómada, vivido durante el
tiempo del desierto, al régimen de vida sedentaria, es decir, de una
cultura eminentemente pastoril a una cultura agraria y urbana.

La perspectiva teológica más marcada del libro recae sobre la figura de


Josué como un siervo exitoso en sus empresas porque fue obediente a
la Torá. Josué representa el tiempo de la formación del piadoso judío
que aprende en la dureza de la existencia, en ese caso el tiempo del
desierto, a ser fiel a Dios por el servicio. La generación comandada por
Josué puede ser declarada ejemplar (cf. Jue 2,10), salvo el incidente
que se produjo con la violación del anatema (cf. Jos 7,1-26) y las
dificultades para la conquista de Hai (cf. Jos 8,1-29). El vínculo de Josué
con Moisés tiene una función pedagógica, pues el discípulo de la ley
logró seguir los pasos y las orientaciones del maestro de la ley. Desde el
punto de vista religioso, el principal elemento teológico del libro se
refiere a la fidelidad a Dios a través de la obediencia a la Torá. Josué
figura como ejemplo de ello y sus hazañas victoriosas son narradas
como prueba de que Dios recompensa al justo por ser fiel a su voluntad.
Esta perspectiva aparece, de forma clara, al final del libro, pues el foco
central recae sobre el empeño de las tribus que se comprometen a
mantenerse fieles a la alianza, sabedores de que toda transgresión será
debidamente castigada por Dios.

MÉTODO HISTÓRICO

¿CUÁL ES EL TRASFONDO HISTÓRICO DEL LIBRO? Jueces narra la


historia de Israel desde la muerte de Josué hasta el tiempo de Samuel.
Este periodo, durante el cual el pueblo desobedeció y se alejó de Dios
repetidamente, lo cual se convirtió en uno de los tiempos más oscuros
de su historia. Cuando ellos se arrepentían de sus pecados y se volvían
a Dios, Él levantaba líderes, llamados jueces, quienes los libraban de sus
enemigos.

- El periodo de los jueces marca el principio de la edad de hierro.


Israelitas vivieron pobres y en opresión por causa de rechazar a Dios y
sus principios, mezclando la verdad con idolatría, toda una corrupción.
Rechazaron a Dios, por humanismo, sincretismo, una corrupción total,
como consecuencia o maldición por su pecado. Esto Dios se lo dijo a
Moisés antes; no obedecieron en echar de la tierra prometida, a sus
enemigos

El escenario de este libro se desarrolla en una época difícil para Israel


donde la decadencia, la apostasía y el pecado alejaban al pueblo de
Dios. El Señor levantó jueces para superar dichas crisis. En este
contexto de declinación surgen los jueces como libertadores. Un total de
doce jueces, y Debora, gobiernan más de 300 turbulentos y sombríos
años de la historia de Israel. Jueces finaliza con la instalación del
santuario en Dan, el desorden abominable de la nación y el deterioro
político.

Jueces
ÉTODO CRÍTICO

1) ¿QUIÉN ESCRIBIÓ EL LIBRO? Samuel

2) ¿CUÁNDO FUE ESCRITO? 1050 a 1004 a.C.

3) ¿A QUIÉN FUE ESCRITO? A Israel / Futuras generaciones / Nosotros

4) ¿DE DÓNDE FUE ESCRITO? Jerusalén

MÉTODO HISTÓRICO

¿CUÁL ES EL TRASFONDO HISTÓRICO DEL LIBRO? Jueces narra la


historia de Israel desde la muerte de Josué hasta el tiempo de Samuel.
Este periodo, durante el cual el pueblo desobedeció y se alejó de Dios
repetidamente, lo cual se convirtió en uno de los tiempos más oscuros
de su historia. Cuando ellos se arrepentían de sus pecados y se volvían
a Dios, Él levantaba líderes, llamados jueces, quienes los libraban de sus
enemigos.

- El periodo de los jueces marca el principio de la edad de hierro.


Israelitas vivieron pobres y en opresión por causa de rechazar a Dios y
sus principios, mezclando la verdad con idolatría, toda una corrupción.
Rechazaron a Dios, por humanismo, sincretismo, una corrupción total,
como consecuencia o maldición por su pecado. Esto Dios se lo dijo a
Moisés antes; no obedecieron en echar de la tierra prometida, a sus
enemigos

El escenario de este libro se desarrolla en una época difícil para Israel


donde la decadencia, la apostasía y el pecado alejaban al pueblo de
Dios. El Señor levantó jueces para superar dichas crisis. En este
contexto de declinación surgen los jueces como libertadores. Un total de
doce jueces, y Debora, gobiernan más de 300 turbulentos y sombríos
años de la historia de Israel. Jueces finaliza con la instalación del
santuario en Dan, el desorden abominable de la nación y el deterioro
político.

MÉTODO LITERARIO

1) ¿QUE GENERO DE LITERATURA ES EL LIBRO? Narrativo Histórico

MÉTODO PANORÁMICO

1) ¿CUÁL ES LA IDEA PRINCIPAL DEL LIBRO? El mostrar el ciclo del


pecado: Pecado, sufrimiento, clamor, salvación, pecado peor. 2:11,12 /
2:14 / 3:9 / 12:16 / 2:19. Todo por no tener un arrepentimiento
verdadero, emocional en vez de ser sincero

2) ¿CUÁL FUE LA RAZÓN PRINCIPAL POR LA CUAL SE ESCRIBIÓ ESTE


LIBRO? Escrito como ejemplo y advertencia a las generaciones futuras,
de la gravedad de la desobediencia a Dios: pecado.

PALABRAS CLAVE EN JUECES (RV1960) los hijos de Israel hicieron lo


malo, vendió, entregó (sirvieron, adoraron), clamaron los hijos de
Israel, Jehová levantó un libertador (o Jueces) juez, (jueces).

TEMAS: Apostasía, opresión, arrepentimiento y restauración.

COBERTURA HISTÓRICA: Desde la muerte de Josué hasta el principio


de la monarquía.
ÉNFASIS: Los significantes resultados de la conquista; el constante
rescate de su pueblo por Dios, a pesar del habitual fracaso de ellos de
guardar el pacto con él; las condiciones desesperadas y la decadencia
en espiral descendente durante este período; la necesidad de un buen
rey.

CARACTERÍSTICAS PARTICULARES: Registra la primera guerra civil


de Israel.

TÍTULO: El libro lleva el nombre que es apropiado de "Jueces", el cual


se refiere a líderes que Dios le dio a su pueblo para la preservación en
contra de sus enemigos (2:16-19). El título hebreo quiere decir
"libertadores" o "salvadores", como también jueces (cp. Dt 16:18;
17:19; 19:17). Doce de estos jueces se levantaron antes de Samuel;
después Elí y Samuel elevaron la cuenta a catorce. Dios mismo es el
Juez más alto (11:27). Jueces cubre unos trescientos cincuenta años
desde la conquista de Josué (ca. 1398 a.C.) hasta que Elí y Samuel
juzgaron antes del establecimiento de la monarquía (ca. 1043 a.C.)

Estructura de Jueces

Título: “Israel dejando a Jehová”

Versículo Clave: 2:16,17

“Y Jehová levantó jueces que los librasen de mano de los que les
despojaban; pero tampoco oyeron a sus jueces, sino que fueron tras
dioses ajenos a los cuales adoraron; se apartaron pronto del camino en
que anduvieron sus padres obedeciendo a los mandamientos de Jehová;
ellos no hicieron así”

1:1 Conquistas a Cananeos CONQUISTA

2:1 Ángel y prueba a Israel DE ISRAEL


3:7 Otoniel libertad a Israel 1 JUEZ

3:12 Aod y Samgar AOD

4:1 Débora y Barac DEBORA Y TRIBUS

5:1 Cántico de Débora y Barac BARAC

6:1 Llamamiento de Gedeón DESOBEDECEN

7:1 Gedeón derrota Madianitas GEDEÓN

8:1 Gedeón captura reyes


de Madián

8:33 Reinado de Abimelec ABIMELEC

10:6 Jefté libertad de los JEFTÉ


Amonitas

13:1 Nacimiento de Sansón

14:1 Sansón y mujer filistea SANSÓN

16:1 Sansón y Dalila

17:1 Micaía MICAÍA GUERRA

19:1 El levita y concubina GUERRA ENTRE

20:1 Guerra contra Benjamín CONTRA TRIBUS


21:1 Mujeres para los Benjamitas BENJAMÍN

Contexto Histórico de Jueces

Jueces es una trágica continuación al libro de Josué. En Josué, el pueblo


fue obediente a Dios al conquistar la tierra. En Jueces, fue
desobediente, idólatra y frecuentemente fue derrotado. Jueces 1:1-3:6
se enfoca en los últimos días del libro de Josué. Jueces 2:6-9 da un
repaso de la muerte de Josué. El relato describe siete ciclos distintos de
la desviación de Israel del Señor, comenzando desde antes de la muerte
de Josué y más adelante llegando a la apostasía. Cinco razones básicas
con evidentes, que dan lugar a estos ciclos de declive moral y espiritual
de Israel: 1) desobediencia al no echar a los cananeos de la tierra
(1:19, 21, 35); 2) idolatría (2:12); 3) matrimonios con cananeos impíos
(3:5-6); 4) no obedecer a los jueces (2:17); y 5) dejar a Dios después
de la muerte de los jueces (2:19).

Una secuencia de cuatro partes se repitió varias veces en esta fase de la


historia israelita: 1) Israel dejó a Dios; 2) Dios los disciplinó al permitir
que fueran derrotados y subyugados por otros pueblos; 3) Israel ruega
por su liberación; 4) Dios levantaba "jueces", fueran civiles o en algunas
ocasiones héroes militares, que guiaban a Israel en la victoria en contra
de sus opresores. Catorce jueces se levantaron, seis de ellos jueces
militares (Otoniel, Aod, Débora, Gedeón, Jefté y Sansón). Dos hombres
tuvieron una importancia especial en liderazgo espiritual y así hicieron
un contraste: 1) Elí, juez y sumo sacerdote (no un buen ejemplo); y 2)
Samuel, juez, sacerdote y profeta (un buen ejemplo).

Autor y fecha

Ningún autor se menciona en el libro, pero el Talmud judío identifica a


Samuel, quien fue un profeta clave que vivió durante el tiempo en el
que se llevaron a cabo estos acontecimientos, y probablemente pudo
haber resumido la época (1 S 10:25). El tiempo fue antes de la captura
de Jerusalén por parte de David 1004 a.C. (2 S 5:6, 7) debido a que los
jebuseos aún controlaban el lugar (Jue 1:21). Además el escritor se
enfoca en una etapa en la que todavía no había rey en Israel (17:6;
18:1; 2:25). Debido a que Saúl comenzó se reinado alrededor del 1043
a.C., poco después de que su reinado comenzara es probable que se
escribiera Jueces.

El Período de los Jueces

En hebreo, este libro se llama šōpeṭîm, un participio plural masculino


absoluto (“los que juzgan”), derivado del verbo šāpaṭ, que significa
“juzgar”, en el sentido de establecer el derecho y la justicia, es decir:
mantener al pueblo en la sociedad fidelidad al Dios de la alianza. En
griego, es llamado Krítaí (“Jueces”). El título Jueces representa el
reconocimiento dado a los jefes del pueblo tras la muerte de Josué (cf.
Jue 2,16). Además, en el propio libro los jueces son llamados
“salvadores” (cf. Jue 2,16.18, 3,9.15.31, 7,7, 10,1), porque, como
líderes, actuaron en diversas situaciones de litigio, principalmente frente
a los enemigos circundantes. Fueron sucitados por Dios para librar al
pueblo de alguna amenaza externa, trayendo la paz (Jue 3,9; 4,6;
6,64). Se puede decir que sobre estos líderes recaen tres características
principales: a) fueron escogidos por Dios; b) recibieron un carisma
especial; c) tenían una fuerza particular de Dios en función de la misión
salvífica (combate a los enemigos).

La estructura del libro es fácilmente percibida: a) introducción: Jue 1,1-


3,6, conteniendo una recapitulación de la ocupación de Canaán (Jue 1,1-
2,5) y presentación esquemática de la perspectiva teológica del libro
(Jue 2, 6-3,6); b) cuerpo: Jue 3,7-16,31, conteniendo las narrativas de
las hazañas de los jueces; c) dos apéndices: Jue 17,1-18,31, que
presenta la idolatría de Dan, y Jue 19,1-21,15, que presenta el crimen
de los benjaminitas y la guerra de las tribus contra Benjamín.

El libro de los Jueces, por un lado, parece continuar la secuencia del


libro de Josué. Por otro lado, sin embargo, el foco del libro sigue siendo
la conquista de la tierra y el asentamiento de las tribus. Este
asentamiento prepara una nueva y gran etapa de la historia del antiguo
Israel en la tierra: la institución de la monarquía (Jue 17,6, 18,1, 19,1,
21,25), que tendrá lugar en el libro de Samuel, con la unción de Saúl.
Los jueces representan entonces una institución política intermedia
entre el régimen tribal y el régimen monárquico, preparando el terreno
para el surgimiento del carisma profético.
El libro tiene una profunda teología de la historia religiosa del pueblo
elegido: si ha sido víctima de sus enemigos, la causa debe ser buscada
en su infidelidad; si Dios lo liberó por la misión de un juez, se dio por
pura misericordia, pues desde los tiempos de Egipto continuó oyendo
sus gritos y gemidos de aflicción.

El principal objetivo del libro es mostrar el castigo divino como


consecuencia del pecado y la conversión como camino que conduce a la
salvación (Jue 2,11-8). Jue 2,6-3,6 permite visualizar el objetivo
principal del libro: pecado de apostasía (Jue 2,11; 3,7-12); la entrega a
los enemigos (Jue 2,14; 3,8.12); clamor a Dios (Jue 2,15; 3,9.15); el
envío del juez (Jue 2,16; 3,9.15); liberación de los enemigos y tiempo
de paz, por 20, 40, 80 años (Jue 3,11.30). Este objetivo aparece
ejemplificado en las narrativas de los jueces: seis son más detalladas,
denominadas Jueces Mayores y seis más breves, denominados Jueces
Menores. Así se alcanzó el número doce, simbolizando a las doce tribus
de Israel.

Jueces Mayores Jueces Menores

Otoniel Jue 3,7-11 Samgar Jue 3,31 (5,6)

Aod Jue 3,12-30 Tola Jue 10,1-2

Barac/Débora Jue 4,1-24; 5,1-31 Jair Jue 10, 3-5

Gedeón Jue 6,1–8,35 Ibzán Jue 12,8-10

Jefté Jue 10,6–12,7 Elón Jue 12,11-12

Sansón Jue 13,1–16,31 Abdón Jue 12,13-15

El esquema pecado, castigo y liberación se repite en la historia de los


Jueces Mayores. La tradición talmúdica atribuyó la autoría del libro de
los Jueces a Samuel. La crítica moderna, sin embargo, muestra que
existe un largo proceso de colección de las tradiciones, redacciones y
composiciones deuteronómico-deuteronomista hechas antes y durante el
exilio en Babilonia, y añadidos posteriores al exilio. No es posible decir si
las tradiciones orales estarían basadas en auténticas memorias sobre los
héroes locales y los conflictos que existieron durante el período de los
asentamientos. Estas memorias fueron conservadas y transmitidas de
forma poética (Jue 5), fábula (Jue 9,8-15) o en narrativas populares.

En los últimos veinte años, fuertes ataques se han hecho a la


autenticidad de los hechos narrados, debido a los recientes
descubrimientos arqueológicos hechos por Israel Finkelstein, en diversos
lugares: Meguido, Hazor y Guézer. El cuadro histórico descrito en el libro
poco o nada tiene que ver con los resultados obtenidos por la
arqueología en la región montañosa durante el período del Hierro I
(1150-900 aC). Se cree que en la base del surgimiento del Israel pre-
monárquico estuvieron transformaciones sociales muy complejas entre
los pueblos que habitaban el territorio (pastores, nómadas, agricultores)
y no los conceptos teológicos tardíos de pecado y redención. En el libro,
entonces, ese contacto del grupo que atravesó el Jordán bajo el mando
de Josué con los pueblos cananeos sobresale en el período de los jueces
(1200 – 1040 a. C.) por el predominio de los aspectos teológico-
religiosos bajo ropaje histórico.

Retos de Interpretación

Los retos más interesantes son:

Cómo ver los actos violentos de los hombres en contra de los enemigos
o compatriotas, con la aprobación o sin la aprobación de Dios.

El uso de Dios de líderes quienes en algunas ocasiones hacen su


voluntad y en otras sigue su propio impulso pecaminoso (Gedeón, Jefté,
Sansón)

Cómo ver el voto de Jefté y la ofrenda de su hija (11:3-40)

Cómo resolver la voluntad soberana de Dios con su obra providencial a


pesar del pecado (cp.14:4)

La cronología de los varios jueces en diferentes sectores de la tierra da


lugar a preguntas de cuánto tiempo pasó y cómo los totales de tiempo
pueden encajar en el período total desde el éxodo (ca. 1445 a.C.) hasta
el cuarto año de Salomón, 967-966 a.C., el cual se dice ser de
cuatrocientos ochenta años (1 R 6:1; Jue. 11:26). Una explicación
razonable es que las liberaciones y años de reposo bajo los jueces en
distintas partes incluían períodos de tiempo que empalmaban, de tal
manera que algunos de ellos no siguieron de forma consecutiva, sino
más bien al mismo tiempo durante los cuatrocientos ochenta años. La
estimación de Pablo de "como por cuatrocientos cincuenta años" en
Hechos 13:20 es una aproximación.

Temas históricos y teológicos

Jueces es temático en lugar de cronológico. Entre sus temas principales


encontramos el poder de Dios y la misericordia de pacto mostrada en la
liberación de los israelitas de las consecuencias de sus fracasos, los
cuales sufrieron por causa de su pecado (2:18-19; 21:25). En siete
períodos de pecado a salvación, Dios compasivamente libró a su pueblo
en todas las áreas geográficas de heredades pertenecientes a las tribus,
las cuales Él había dado antes través de Josué (Jos 13-22). La
apostasía cubría toda la tierra, como se indica por el hecho de que cada
área está específicamente definida: sur (3:7-31); norte (4:-5:31);
central (6:1-12:15); y occidental (13:1-16:31). S poder para rescatar
fielmente brilla a la luz del oscuro trasfondo de terrible concesión
humana y algunas veces giros horribles de pecado, como el resumen
final (Jue 17-21). El último versículo (21:25) resume el relato: "En estos
días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía"

Vista Panorámica de Jueces

La Biblia hebrea, como también todas las versiones antiguas, llaman a


este libro “Jueces.” En la cultura hebrea, un “juez” no sólo era una
figura judicial sino también un líder en muchas otras áreas, inclusive en
el ejército y en puestos administrativos; por tanto, un término más
descriptivo para el libro sería “libertadores” o “salvadores.” En este libro
se encuentran algunos de los acontecimientos más emocionantes y
dramáticos de las Escrituras.

El período histórico de los jueces se extiende desde Josué y los ancianos


hasta el reinado de Saúl. Después de la muerte de Josué (1390 a.C.) los
ancianos continuaron gobernando por cerca de 15 años, lo que da la
fecha de alrededor del año 1375 a.C. como el principio del período de
los jueces. Puesto que Saúl llegó a ser rey el año 1050 a.C., esto da un
período no mayor de 325 años de administración bajo los jueces.
Los detalles que fueron escogidos para ser incluidos en este libro
demuestran una filosofía específica de ese período histórico, que puede
resumirse en cuatro etapas: 1) Pecado. Este se describe en palabras
tales como: “Y los hijos de Israel hicieron lo que era malo a la vista del
Señor.” 2) Esclavitud. La Biblia dice acerca del Señor, que “El los
entregó en las manos de… [Tal enemigo].” A menudo la esclavitud se
define aún más: “y los hijos de Israel sirvieron a… [El nombre del
enemigo] por…años” y se dice el número de años. 3) Súplica. “Y cuando
los hijos de Israel clamaron al Señor,…” Esta etapa a menudo es
ampliada y explicada. 4) Liberación. Esto se refiere sólo a la liberación
política y militar. Esta etapa describe el llamamiento de un juez para
que libere al pueblo: “El Señor levantó un libertador para ellos” y luego
se da el nombre del libertador.

Después de la introducción (1:1–3:6), la parte principal del libro


presenta trece jueces, de los cuales seis (o siete si Débora y Barac se
cuentan separadamente) son los más importantes y otros seis son
secundarios (3:7–16:31). Los jueces importantes se listan en el cuadro
siguiente

Los siete jueces secundarios están intercalados entre ellos, y son:


Samgar, el juez de la aguijada (entre Aod y Débora); Tola, juez de
Isacar (entre Gedeón y Jefté); Jair, juez de Galaad (después de Tola,
entre Gedeón y Jefté); Ibzán, juez de Belén (entre Jefté y Sansón);
Elón, juez de Zabulón (después de Ibzán, entre Jefté y Sansón); Abdón,
juez familiar (después de Elón, entre Jefté y Sansón).

El libro de los Jueces concluye con dos narrativas que demuestra la


inmoralidad de esos tiempos (17:1–21:25). La primera, implica la
migración de los hijos de Dan y Micaía y sus ídolos (17:1–18:31). La
segunda, habla de la casi total destrucción de la tribu de Benjamín por
las otras tribus israelitas y del intento de encontrar esposas para los 600
benjamitas que fueron perdonados (19:1–21:25).

Debido a que no había rey [un líder espiritual fuerte] cada uno hacía lo
que era correcto a sus propios ojos (17:6; 18:1; 19:1; 21:25). La
lección que el libro de los Jueces tiene para los cristianos de la
actualidad es que una saludable responsabilidad en la vida personal
ayuda a mantenerse correctamente en la senda espiritual.
Referencias Proféticas

El anuncio a la madre de Sansón de que ella daría a luz a un hijo que


guiaría a Israel, es una figura de la anunciación a María sobre el
nacimiento del Mesías. Dios envió a Su Ángel a ambas mujeres y les dijo
que ellas “concebirían y darían a luz a un hijo” (Lucas 13:3; Lucas 1:31)
quien guiaría al pueblo de Dios.

La compasiva liberación de Dios a Su pueblo, a pesar de su pecado y de


haberlo rechazado, presenta una ilustración de Cristo en la cruz. Jesús
murió para liberar a Su pueblo – a todo aquel que cree en Él – de sus
pecados. Aunque la mayor parte de los que lo siguieron durante Su
ministerio, eventualmente se alejarían y lo rechazarían, Él aún
permaneció fiel a Su promesa y fue a la cruz a morir por nosotros.

Importancia en la Biblia

Jueces señala el problema de Israel cuando no tenía rey. Pero el


establecimiento de un reino no los llevó a un estado de perfección. Solo
cuando David ascendió al trono pudo Israel soltarse de sus trágicos
ciclos de desesperación y deterioro. David, el escogido de Dios, fue tipo
del Rey que un día llegaría: Jesucristo.

Jueces habla también de la necesidad de un libertador o salvador. La


liberación que lograban aquellos jueces humanos era siempre temporal,
parcial e imperfecta. El libro apunta a Jesucristo, el eterno gran Juez
(Sal 110.6), Rey y Salvador de su pueblo.

Carácter de Dios en Jueces

Dios es justo: 5:11

Dios se aíra: 9:56

Cristo en Jueces

El libro de Jueces sigue al pueblo de Israel a lo largo de siete períodos


de completa rebeldía contra Dios. Durante cada uno de esos períodos
surgen jueces específicos, como libertadores y salvadores del pueblo
que ha caído. Esos jueces ilustran a Cristo como definitivo Salvador y
Rey de su pueblo (Lc 2:11; Jn 4:42; Mr 15:2).

I SAMUEL: Introducción

Hay dos libros bíblicos que llevan el nombre de "Samuel", en honor del
profeta con que comienza la narrativa. En hebreo, se les conoce
como: Shmuel Alef (Samuel A) y Shmuel Bet (Samuel B). Estos dos
libros siguen la historia cronológica del pueblo de Dios que viene desde
Génesis hasta Jueces.

Según la tradición hebrea, los libros de Samuel son incluidos entre los
libros proféticos (heb. Neviim), al igual que Josué y Jueces. Aunque son
libros históricos, el propósito principal no es sólo dar un vistazo al
pasado sino proyectar las lecciones al futuro, porque la historia se puede
repetir. El apóstol Pablo habla de esto, diciendo que la historia de Israel
anotada en la Biblia fue escrita para enseñar a las siguientes
generaciones lecciones importantes sobre la vida espiritual.

Tema.
El primer libro de Samuel registra y relata la transición, algo repentina,
de siglos de teocracia pura -que se ejercía mediante profetas y jueces- a
la condición de reino. El relato del reinado de Saúl revela algunos de los
problemas que acompañaron el establecimiento del reino y explica por
qué la casa de David reemplazó a la de Saúl. El segundo libro de Samuel
trata del glorioso reinado de David, 450 primeramente en Hebrón y
luego en Jerusalén, y concluye con su compra de la era de Arauna, en la
cual más tarde fue levantado el templo por Salomón. El relato de los
últimos años de David y su muerte aparece en los primeros capítulos de
1 Reyes.

Autor: El autor es anónimo. Sabemos que Samuel escribió un libro (1


Samuel 10:25), y es muy probable que él también escribiera parte de
este libro. Otros posibles colaboradores de 1 Samuel son los
profetas/historiadores Natán y Gad (1 Crónicas 29:29).

En contraste con el Pentateuco, en el cual se declara específicamente,


respecto de ciertas porciones, que fueron escritas por Moisés, los libros
de Samuel no contienen información alguna en cuanto a quien pudo
haber sido el autor, o los autores. De acuerdo con la traducción judía,
los primeros 24 capítulos de 1 Samuel fueron escritos por Samuel, y el
resto de 1 Samuel, junto con 2 Samuel, por Natán y Gad (ver 1 Crón.
29: 29). Cuando el libro fue dividido -en el texto hebreo y en la mayoría
de las traducciones- el nombre original, Samuel, se aplicó a ambas
partes, aunque su nombre no se menciona ni una sola vez en la
segunda parte. La muerte de Samuel se registra en 1 Sam. 25: 1, y su
nombre, en estos dos libros, aparece por última vez en 1 Sam. 28: 20.

En vista de que David se destaca en la segunda parte, su nombre podría


ser un título más apropiado para 2 Samuel. Es obvio que es errónea la
declaración del 448 Talmud de que Samuel escribió todo lo que ahora
lleva su nombre, porque todos 2 Samuel -como también la última parte
de 1 Samuel- registran la historia de Israel después de su muerte.
Algunos eruditos bíblicos han señalado 1 Sam. 27: 6 como una prueba
de que los libros de Samuel datan del tiempo de la división del reino.
Pero si las dos partes de Samuel fueron escritas en tiempos diferentes
por distintos autores, ¿por qué se publicaron originalmente como una
sola entidad? Sin embargo, si representan la obra continua de un autor,
éste debe haber escrito después de la muerte de Saúl (2 Sam. 21: 1-14)
y de David (ver 2 Sam. 23: 1). Parece muy razonable concluir que 1 y 2
Samuel son obras de varios autores, y que son una colección de
narraciones, cada una completa en sí misma. Cada autor escribió por
inspiración, y todas las partes fueron finalmente reunidas como un todo
bajo la dirección del Espíritu Santo.
Fecha de su Escritura: Originalmente, los libros 1 y 2 Samuel eran un
solo libro. Los traductores de la Septuaginta los separaron, y nosotros
hemos conservado desde entonces esta división. Los eventos de 1
Samuel abarcan aproximadamente 100 años, desde el 1100 a.C., hasta
el 1000 a.C. Los eventos de 2 Samuel cubren otros 40 años. La fecha de
su escritura entonces, seria en algún período posterior al 960 a.C.

Título.
Los dos libros conocidos hoy como 1 y 2 de Samuel aparecen como un
solo volumen en todos los manuscritos hebreos preparados antes de
1517. No fue hasta la traducción del AT al griego, alrededor del siglo III
AC, cuando el libro fue dividido por primera vez en dos partes. En esa
traducción, la LXX, esas dos partes aparecían como” “Primero de los
Reinos” y “Segundo de los Reinos”; los libros que ahora conocemos
como 1 y 2 Reyes aparecían como “Tercero de los Reinos” y “Cuarto de
los Reinos”. La Vulgata latina de Jerónimo, del siglo IV DC, es la primera
que presenta los títulos de “Reyes” ” en lugar de “Reinos”. Fue varios
siglos después de Cristo cuando los masoretas notaron que la
declaración de 1 Sam. 28: 24 estaba en el centro del libro en el texto
hebreo. En realidad, las Biblias hebreas conservaron la forma original
hasta la edición impresa hecha por Daniel Bomberg en Venecia, en
1517.

Debido a que la vida y el ministerio de Samuel dominan la primera


mitad del libro, a éste originalmente se le dio su nombre. Este título fue
apropiado en vista del importante papel que Samuel desempeñó como el
último de los jueces, por ser uno de los mayores profetas, el fundador
de las escuelas de los profetas (ver 1 Sam. 10: 25). Por lo tanto, en
esencia, el nombre Samuel designa contenido más bien que paternidad
literaria.

Marco histórico.
El libro de 1 Samuel abarca el período de transición desde los jueces
hasta el reino un Autor.
En contraste con el Pentateuco, en el cual se declara específicamente,
respecto de ciertas porciones, que fueron escritas por Moisés, los libros
de Samuel no contienen información alguna en cuanto a quien pudo
haber sido el autor, o los autores. De acuerdo con la traducción judía,
los primeros 24 capítulos de 1 Samuel fueron escritos por Samuel, y el
resto de 1 Samuel, junto con 2 Samuel, por Natán y Gad (ver 1 Crón.
29: 29). Cuando el libro fue dividido -en el texto hebreo y en la mayoría
de las traducciones- el nombre original, Samuel, se aplicó a ambas
partes, aunque su nombre no se menciona ni una sola vez en la
segunda parte. La muerte de Samuel se registra en 1 Sam. 25: 1, y su
nombre, en estos dos libros, aparece por última vez en 1 Sam. 28: 20.

En vista de que David se destaca en la segunda parte, su nombre podría


ser un título más apropiado para 2 Samuel. Es obvio que es errónea la
declaración del 448 Talmud de que Samuel escribió todo lo que ahora
lleva su nombre, porque todos 2 Samuel -como también la última parte
de 1 Samuel- registran la historia de Israel después de su muerte.
Algunos eruditos bíblicos han señalado 1 Sam. 27: 6 como una prueba
de que los libros de Samuel datan del tiempo de la división del reino.
Pero si las dos partes de Samuel fueron escritas en tiempos diferentes
por distintos autores, ¿por qué se publicaron originalmente como una
sola entidad? Sin embargo, si representan la obra continua de un autor,
éste debe haber escrito después de la muerte de Saúl (2 Sam. 21: 1-14)
y de David (ver 2 Sam. 23: 1). Parece muy razonable concluir que 1 y 2
Samuel son obras de varios autores, y que son una colección de
narraciones, cada una completa en sí misma. Cada autor escribió por
inspiración, y todas las partes fueron finalmente reunidas como un todo
bajo la dirección del Espíritu Santo.

Ido de Israel, e incluye al último juez, Samuel, y al primer rey, Saúl. El


segundo libro de Samuel trata exclusivamente del reinado de David. Por
lo tanto, 1 Samuel abarca casi un siglo, desde alrededor de 1100 hasta
1011 AC; y 2 Samuel, 40 años, o sea desde 1011 hasta 971 AC.

El período de 1200 a 900 AC fue de desasosiego nacional y controversia


política. Se puso poco empeño en el mundo antiguo por registrar y
conservar relatos escritos de los sucesos de ese tiempo. Los
historiadores antiguos tales como Heródoto, Beroto, Josefo y más tarde
Eusebio, se vieron en la necesidad de basarse mayormente en relatos
folklóricos de los sucesos ocurridos en el mundo durante esa época. Por
esta razón es preciso cotejar sus declaraciones con los descubrimientos
arqueológicos modernos, que proporcionan mucha información no
disponible anteriormente. Hay material nuevo que constantemente va
apareciendo y que aumentan nuestro conocimiento del período durante
el cual ocurrieron los acontecimientos de 1 y 2 Samuel.

Este período de desasosiego, agitación y transición se inició con las


migraciones de los pueblos del mar que, directa o indirectamente,
afectaron a todo el antiguo Oriente. Durante el período abarcado por 1 y
2 Samuel gobernaron a Egipto los reyes sacerdotes de la XX dinastía
(ver pág. 28) y los gobernantes seculares de la XXI dinastía, cuyos
reinados se caracterizaron por debilidad, decadencia y desunión
nacionales. Durante la mayor parte de este período Asiria fue también
sumamente débil. En Babilonia las condiciones eran muy similares a las
de Egipto y Asiria: la debilidad interna y las invasiones del exterior
estaban a la orden del día. La influencia política de Egipto y de Siria
desapareció en tales circunstancias de Palestina. Las migraciones de los
pueblos de mar y de los arameos se añadieron a las dificultades
internas, y mantuvieron la situación política internacional en todo el
antiguo Oriente en un estado de agitación durante casi dos siglos.
Como resultado, los primeros reyes de Israel estuvieron
comparativamente libres para consolidar su dominio sobre la tierra
prometida y las regiones circundantes, sin la interferencia de sus
anteriormente fuertes vecinos del norte y del sur. Sus únicos enemigos
eran las naciones de la región de Palestina, tales como los filisteos,
amalecitas, edomitas, madianitas y amonitas. La resistencia de estas
tribus vecinas fue vencida gradualmente, y la mayoría de ellas se
sometió al dominio israelita. David y Salomón rigieron finalmente
extensas regiones que habían pertenecido anteriormente al imperio
egipcio y a las naciones de Mesopotamia.

Cuando Israel entró en Canaán, el Señor le ordenó que asignase


ciudades a los levitas en todas las diferentes tribus. Así podría instruirse
a todo el pueblo en los caminos de la justicia. Pero los israelitas parecen
haber prestado poca o ninguna atención a la orden. En realidad, ni
siquiera echaron a los cananeos, sino que vivieron entre ellos (Juec. 1:
21, 27, 29-33). Después de pocos años, los levitas -que no habían
recibido una heredad específica- se hallaron sin empleo. Hasta Jonatán,
el nieto de Moisés (ver com. Juec. 18: 30), visitó la casa de Micaía el
efraimita “donde moraba” y pudo “encontrar lugar” (Juec. 17: 5), y llegó
a ser sacerdote para la “casa de dioses” de Micaía (Juec. 17: 5).
Finalmente robó las imágenes de la casa de Micaía y se fue con los
migratorios descendientes de Dan para ser su sacerdote (ver Juec. 18).
De esa manera, en un tiempo cuando “cada uno hacía lo que bien le
parecía”, Israel violó el plan de Dios de que los levitas instruyesen al
pueblo en sus caminos, y pronto cayó en los hábitos de ignorancia y
superstición de los paganos que lo rodeaban. Seis veces durante el
período de los jueces Dios procuró despertar a su pueblo respecto del
error de su camino, al permitir que fuese subyugado por las naciones
circunvecinas. Pero poco después de cada liberación de la servidumbre,
volvía a caer en la indiferencia y la idolatría.

Aunque creció en ese ambiente, Samuel prefirió repudiar los males de


ese tiempo y dedicarse a la corrección de esas tendencias. Su plan para
realizar esto giró en torno del establecimiento de las así llamadas
“escuelas de los profetas”. Una de éstas estaba en Ramá, su hogar
ancestral (1 Sam. 19: 19-24), y otras fueron establecidas más tarde en
Gilgal (2 Rey. 4: 38), Bet-el (2 Rey. 2: 3) y Jericó (2 Rey. 2: 15-22). Allí
los jóvenes estudiaban los principios de la lectura, la escritura, la
música, la ley y la historia sagrada. Se ocupaban en diversos oficios, a
fin de que, tanto como fuese posible, aprendiesen a sostenerse a sí
mismos. La expresión “escuelas de los profetas” no aparece en el AT,
pero los jóvenes que allí estudiaban eran llamados “hijos de los
profetas”. Se dedicaban al servicio de Dios y algunos de ellos eran
empleados como consejeros del rey.

Hacia el fin de su vida Samuel -con desagrado de su parte- fue llamado


a ser el instrumento para establecer la monarquía. Después de tratar el
asunto con el pueblo, escribió un libro sobre “las leyes del reino” y lo
guardó delante del Señor (1 Sam. 10: 25). Esto no fue probablemente
de valor alguno para Saúl, de quien se cree que no sabía leer. Samuel
animó a Saúl asegurándole la presencia permanente de Dios, pero éste
rechazó pronto el consejo inspirado de Samuel, se rodeó de una fuerte
guardia y se convirtió rápidamente en un monarca absoluto.

Después del rechazo de Saúl, Samuel fue llamado a escoger y preparar


un hombre conforme al corazón de Dios (1 Sam. 13: 14), uno que no se
pusiese por encima de la ley, sino que obedeciese a Dios. La preparación
de David, como la de Cristo, fue llevada a cabo frente a los celos y el
odio. Aunque David cayó a veces en la transgresión de la ley que
veneraba y defendía, siempre se humilló ante esa ley que consideraba
suprema. Como resultado de la cooperación de David con los principios
establecidos por Dios mediante Moisés y Samuel, Israel gradualmente
sometió a todos sus enemigos, y los límites de la nación se extendieron
hacia el norte, prácticamente hasta el Eufrates, y hacia el sur hasta la
frontera de Egipto. Dios pudo bendecir a Israel que, como resultado,
disfrutó de una época de prosperidad y gloria nacionales que continuó a
través del reinado de Salomón, y que desde entonces nunca ha sido
igualada.

Propósito de la Escritura: Primera de Samuel registra la historia de


Israel en la tierra de Canaán, durante la transición de ser gobernados
por jueces a convertirse en una nación unificada bajo el gobierno de
reyes. Samuel emerge como el último juez, y él unge a los dos primeros
reyes, Saúl y David.

Versículos Clave: (1 Samuel 8:6-7): “Pero no agradó a Samuel esta


palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a
Jehová. Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te
digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado,
para que no reine sobre ellos”.

(1 Samuel 13:13-14): Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has


hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había
ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel
para siempre. Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha
buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado
para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo
que Jehová te mandó”.

(1 Samuel 15:22-23): “Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los


holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de
Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el
prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de
adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por
cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado
para que no seas rey”.

Breve Resumen: El libro de 1 Samuel puede ser claramente dividido en


dos secciones: la vida de Samuel (capítulos 1-12) y la vida de Saúl
(capítulos 13-31).

El libro comienza con el milagroso nacimiento de Samuel en respuesta a


la ferviente oración de su madre. Cuando niño, Samuel vivió y sirvió en
el templo. Dios lo eligió como profeta (3:19-21), y la primera profecía
del niño fue un juicio sobre los sacerdotes corruptos.

Los israelitas van a la guerra con sus eternos enemigos, los filisteos. Los
filisteos capturan el arca del pacto y se adueñan de ella temporalmente,
pero cuando el Señor envía Su juicio, los filisteos regresan el arca.
Samuel llama a Israel al arrepentimiento (7:3-6) y luego a la victoria
sobre los filisteos.

El pueblo de Israel, queriendo ser como las otras naciones, desea un


rey. Samuel se disgusta por sus demandas, pero el Señor le dice que no
es el liderazgo de Samuel el que están rechazando, sino el Suyo.
Después de advertirle a la gente lo que significaría tener un rey, Samuel
unge a un benjamita llamado Saúl, quien es coronado en Mizpa (10:17-
25).

Saúl disfruta del éxito inicial, derrotando a los amonitas en batalla


(capítulo 11); pero entonces él comete una serie de errores.
Obstinadamente, él ofrece un sacrificio (capítulo 13), hace un
inconsciente voto a expensas de su hijo Jonatán (capítulo 14), y
desobedece las órdenes directas del Señor (capítulo 15). Como
resultado de la rebelión de Saúl, Dios elige a otro para que tome su
lugar. Mientras tanto, Dios retira la bendición de Saúl y un espíritu
maligno comienza a atormentarlo, llevándolo hacia la locura (16:14).

Samuel viaja a Belén para ungir a un joven llamado David como el


siguiente rey (capítulo 16). Más tarde, David tiene su famosa
confrontación con Goliat el filisteo, y se convierte en un héroe nacional
(capítulo 17). David sirve en la corte de Saúl, casándose con su hija y
entablando amistad con su hijo Jonatán. Saúl comienza a desarrollar un
creciente sentimiento de celos por el éxito y la popularidad de David, e
intenta matarlo. David huye, y así se inicia un extraordinario período de
aventuras, intrigas y romance. Con ayuda sobrenatural,
consistentemente David apenas logra evadir la encarnizada persecución
de Saúl (capítulos 19-26). A través de todo esto, David mantiene su
integridad y su amistad con Jonatán.

Cerca del final del libro, Samuel ha muerto, y Saúl es un hombre


perdido. En la víspera de una batalla con Filistea, Saulo busca
respuestas. Habiendo rechazado a Dios, no encuentra ayuda del cielo, y
en cambio busca el consejo de un médium. Durante la sesión de
espiritismo, el espíritu de Samuel se levanta de entre los muertos para
dar una última profecía: Saúl moriría en batalla al día siguiente. La
profecía se cumple; los tres hijos de Saúl, incluido Jonatán, caen en
batalla, y Saúl se suicida.

Referencias Proféticas: La oración de Ana en 1 Samuel 2:1-10 hace


varias referencias proféticas de Cristo. Ella ensalza a Dios como su Roca
(v.2), y sabemos por lo que nos dice el evangelio, que Jesús es la Roca
sobre la que debemos construir nuestras casas espirituales. Pablo se
refiere a Jesús como la “piedra de tropiezo” para los judíos (Romanos
9:33). Cristo es llamado la “Roca espiritual” que proveyó la bebida
espiritual de los israelitas en el desierto, al igual que Él provee el “agua
viva” para nuestras almas (1 Corintios 10:4; Juan 4:10). La oración de
Ana también hace referencia al Señor que juzgará los confines de la
tierra (2:10), mientras que Mateo 25:31-32 se refiere a Jesús como el
Hijo del Hombre quien vendrá en gloria a juzgar a todos.

Aplicación Práctica: La trágica historia de Saúl es un estudio sobre la


oportunidad desperdiciada. Aquí estaba un hombre que lo tenía todo –
honor, autoridad, riquezas, buena apariencia, y más. Sin embargo,
murió en la desesperación, aterrado por sus enemigos y sabiendo que le
había fallado a su nación, a su familia, y a su Dios.

Saúl cometió el error de pensar que podía complacer a Dios a través de


la desobediencia. Como muchos en la actualidad, él creyó que un motivo
razonable compensaría un mal comportamiento. Tal vez el poder se le
subió a la cabeza, y comenzó a creer que él estaba por sobre las reglas.
De alguna manera, él desarrolló una baja opinión de los mandatos de
Dios y una alta opinión de él mismo. Aún cuando fue confrontado con su
mal comportamiento, él intentó vindicarse a sí mismo, y fue entonces
cuando Dios lo rechazó (15:16-28).

El problema de Saúl es uno que todos enfrentamos – un problema del


corazón. La obediencia a la voluntad de Dios es absolutamente
necesaria para el éxito, y si movidos por el orgullo nos rebelamos contra
Él, nos exponemos a la pérdida.

Por otra parte, David parecía no ser mucho al principio. Aún Samuel
estuvo tentado a ignorarlo (16:6-7). Pero Dios ve el corazón y Él vio en
David a un hombre conforme a Su corazón (13:14). La humildad e
integridad de David, junto con su celo por el Señor y su compromiso con
la oración, establecen un buen ejemplo para todos nosotros.

Libro de 2 de Samuel

Autor: El libro de 2 de Samuel no identifica a su autor. No pudo haber


sido el profeta Samuel, puesto que él murió en 1 de Samuel. Los
posibles escritores incluyen a Natán y Gad (ver 1 de Crónicas 29:29).
Fecha de su Escritura: Originalmente los libros de 1 y 2 de Samuel
eran un solo libro. Los traductores de la Septuaginta los separaron, y
nosotros hemos mantenido esa separación desde entonces. Los eventos
de 1 de Samuel abarcan aproximadamente 100 años, del 1100 a.C. a
1000 a.C. Los eventos de 2 de Samuel cubren otros 40 años. Entonces,
la fecha de su escritura sería en algún tiempo posterior al 960 a.C.

Propósito de la Escritura: 2 Samuel es el registro del reinado del rey


David. Este libro coloca al Pacto Davídico en su contexto histórico.

Versículos Clave: 2 Samuel 7:16 “Y será afirmada tu casa y tu reino


para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable
eternamente”.

2 Samuel 19:4 “Mas el rey, cubierto el rostro, clamaba en alta voz: ¡Hijo
mío Absalón, Absalón, hijo mío, hijo mío!”.

2 Samuel 22:2-4 “Dijo: Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi


libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y el fuerte
de mi salvación, mi alto refugio; Salvador mío; de violencia me libraste.
Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mis
enemigos”.

Breve Resumen: El libro de 2 Samuel puede ser dividido en dos


secciones principales – Los triunfos de David (capítulos 1-10), y los
problemas de David (capítulos 11-20). Esta última parte del libro
(capítulos 21-24) es un apéndice no cronológico que contiene detalles
posteriores del reinado de David.

El libro comienza con David recibiendo las noticias de la muerte de Saúl


y sus hijos. Él proclama un tiempo de duelo. Poco después, David es
coronado rey sobre Judá, mientras que Is-boset, uno de los hijos
sobrevivientes de Saúl, es coronado rey sobre Israel (capítulo 2). Una
guerra civil sigue, pero Is-boset es asesinado, y los israelitas le piden a
David que reine sobre ellos también (capítulos 4-5).

David muda la capital del país de Hebrón a Jerusalén y más tarde


transporta el Arca del Pacto (capítulos 5-6). El plan de David de
construir un templo en Jerusalén es vetado por Dios, quien entonces le
promete a David las siguientes cosas: 1) David tendría un hijo que
gobernaría después de él; 2) El hijo de David construiría el templo; 3) El
trono ocupado por el linaje de David sería establecido para siempre; y
4) Dios jamás apartaría Su misericordia de la casa de David (2 Samuel
7:4-16).

David conduce a Israel a la victoria sobre muchas naciones enemigas,


las cuales se les rindieron. Él también muestra su bondad con la familia
de Jonatán al aceptar y retribuir a Mefi-boset, el hijo lisiado de Jonatán
(capítulos 8-10).

Entonces David cae. Él codicia a una hermosa mujer llamada Betsabé,


comete adulterio con ella, y luego manda matar a su esposo (capítulo
11). Cuando Natán el profeta confronta a David con su pecado, David lo
confiesa, y Dios en Su gracia lo perdona. Sin embargo, el Señor le dice a
David que los problemas surgirían desde dentro de su propia casa.

El problema viene cuando el hijo primogénito de David, Amnón, viola a


su media hermana, Tamar. En represalia, Absalón el hermano de Tamar,
mata a Amnón. Absalón entonces huye de Jerusalén en vez de enfrentar
la ira de su padre. Más tarde, Absalón encabeza una revuelta contra
David, y algunos de los colaboradores más allegados a David, se unen a
la rebelión (capítulos 15-16). David es forzado a salir de Jerusalén, y
Absalón se establece él mismo como rey por corto tiempo. Sin embargo,
el usurpador es derrocado, y –contra los deseos de David—es asesinado.
David llora a su hijo muerto.

Un clima generalizado de desasosiego impregna el resto del reinado de


David. Los hombres de Israel amenazan con separarse de Judá, y David
debe detener otra insurrección (capítulo 20).

El apéndice del libro incluye información concerniente a tres años de


hambre en la tierra (capítulo 21), una canción de David (capítulo 22),
un registro de las hazañas de los guerreros más valientes de David
(capítulo 23), y el pecaminoso censo de David y la consiguiente plaga
(capítulo 24).
Referencias Proféticas: El Señor Jesucristo se ve principalmente en dos
partes de 2 Samuel. Primero, en el Pacto Davídico como se indica en 2
Samuel 7:16: “Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante
de tu rostro, y tu trono será estable eternamente”. Y reiterado en Lucas
1:32-33 en las palabras del ángel que apareció a María para anunciarle
el nacimiento de Jesús: “Este será grande, y será llamado Hijo del
Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará
sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”. Cristo es
el cumplimiento del Pacto Davídico: Él es el Hijo de Dios en la línea de
David quien reinará para siempre.

Segundo, Jesús es visto en la canción de David al final de su vida (2


Samuel 22:2-51). Él canta de su roca, fortaleza y libertador, su refugio
y salvador. Jesús es nuestra Roca (1 Corintios 10:4; 1 Pedro 2:7-9), el
Libertador de Israel (Romanos 11:25-27), el fortísimo consuelo de “los
que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de
nosotros” (Hebreos 6:18), y nuestro único Salvador (Lucas 2:11; 2
Timoteo 1:10).

Aplicación Práctica: Cualquiera puede caer. Aún un hombre como


David, quien realmente deseaba seguir a Dios y quien fue ricamente
bendecido por Dios, fue susceptible a la tentación. El pecado de David
con Betsabé debe ser una advertencia a todos nosotros para guardar
nuestro corazón, nuestros ojos, y nuestra mente. El orgullo sobre la
madurez espiritual y nuestra habilidad para resistir la tentación en
nuestra propia fuerza, es el primer paso hacia la caída (1 Corintios
10:12).

Dios es clemente para perdonar aún los pecados más atroces cuando
verdaderamente nos arrepentimos. Sin embargo, el sanar la herida
causada por el pecado no siempre borra la cicatriz. El pecado tiene
consecuencias naturales, y aún después de que él fue perdonado, David
segó lo que había sembrado. Su hijo nacido de la unión ilícita con la
esposa de otro hombre, le fue arrebatado (2 Samuel 12:14-24) y David
sufrió la miseria de una ruptura en su amada relación con su Padre
celestial (Salmos 32 y 51). ¡Cuánto mejor es evitar pecar en primer
lugar, en vez de tener que buscar después el perdón!
En la Biblia Hebrea, estos dos libros eran un solo rollo. La división en
dos libros apareció en los LXX, la Vulgata siguió y sólo entre los siglos
XV-XVI dC tal división pasó a la Biblia Hebrea. El arco temporal
abarcado por 1-2 Samuel es muy amplio: va desde el nacimiento de
Samuel hasta prácticamente la muerte del rey David (1070 – 970 a. C.).

Tres puntos son centrales: el fin del período de los jueces, las
instituciones del profetismo y de la monarquía, con la unificación de las
tribus bajo el reinado de David. Samuel fue el primer profeta por
institución (cf. 1Sm 3,19-21) y fue la figura de la gran transición entre
el final del período de los jueces y el inicio de la monarquía. En la
dinámica de estos tres puntos se contempla fácilmente la estructura de
1-2 Samuel: a) nacimiento de Samuel (1Sm 1-3); b) el arca de la
alianza y su pérdida para los filisteos (1Sm 4-7); c) Samuel unge Saúl
como rey, que a su vez es rechazado por Dios (1Sam 8-15); d) Saúl y
David, persecución de éste y muerte de aquél (1Sam 16-31); e) efectos
de la muerte de Saúl (2Sm 1); f) David es elegido rey, reina sobre
Hebrón y conquista Jerusalén (2Sm 2-8); g) disputas sobre la sucesión
al trono (2Sm 9-20); h) suplementos (2Sm 21-24).

Otra forma de división más simple de 1-2 Samuel se basa en los


personajes centrales: Samuel (1Sm 1-7); Samuel y Saúl (1Sm 8-15);
Saúl y David (1Sm 16-2Sm 1); David (2Sm 2-20); y suplementos (2Sm
21-24).

En la base de 1-2 Samuel se encuentran materiales antiguos


procedentes de las tradiciones sobre Samuel, Saúl, David y el arca de la
alianza. Estos, inicialmente, tuvieron orígenes locales, pero fueron
reunidos y elaborados bajo la óptica teológica deuteronómico-
deuteronomista, a fin de dar respuestas a diversas cuestiones sobre los
inicios de la monarquía y los rumbos que el antiguo Israel tomó por el
cambio en la forma de gobierno. Se nota que las tradiciones con las que
1-2 Samuel fue formado quieren demostrar las implicaciones y la
interacción entre el profetismo y la monarquía, como dos fuerzas que
ayudaron a comprender la supervivencia de Israel como nación y su
auto comprensión como pueblo de Dios .

En 1-2 Samuel se notan duplicados e incompatibilidades: dos tradiciones


atestiguan la entrada de David en la corte de Saúl. En la primera, David
fue llamado como músico de Saúl y sólo después fue puesto como
escudero del rey (cf. 1Sm 16,14-23), pasando a acompañar a Saúl en el
combate a los filisteos, por el cual se distinguió en la lucha contra Goliat
(cf. 1Sm 17,1-11). En la segunda, David es un simple pastor,
desconocido de Saúl y que, a petición del padre Isaí, va al campo de
batalla para conocer las noticias de sus hermanos. En ese momento,
lucha, vence a Goliat y pasa al servicio de Saúl (cf. 1Sm 17,12-30,
17,55-18,2). Por dos veces, Saúl intenta matar a David (cf. 1 Samuel
18,10-11, 19,8-10). Dos textos narran la popularidad de David (cf. 1Sm
18,12-16; 18,25-30); su fuga (cf. 1Sm 19,10-17 y 20,1-21,1) y la
muerte de Saúl (cf. 1Sm 31,1-6 y 2Sm 1,1-16). Algunas “fuentes” son
citadas y usadas en la formación de 1-2 Samuel (cf. 2Sm 1,18, cf. 1Cr
29,29-30, 27,24).

Hay tres posturas sobre la monarquía: a) antimonárquica, por la cual


Dios rechaza la monarquía (cf. 1Sm 8,1-22; 10,17-25); b) pro-
monárquica, por la cual Dios revela sus intenciones a Samuel (cf. 1Sm
9,1-10,16); c) neutral, por la cual la monarquía es dada a Saúl por sus
méritos de bravura (cf. 1Sam 11,1-15).

A pesar de que el género narrativo prevalece en 1-2 Samuel, existen


algunas composiciones poéticas: el cántico de Ana (cf. 1Sm 2,1-10); la
elegía de David a Saúl y Jonatán (cf. 2Sm 1,17-27); el himno de acción
de gracias de David (cf. 2Sm 22,2-51 paralelo al Sal 18) y las últimas
palabras de David (cf. 2Sm 23,1-7).

En 1-2 Samuel, el tema de la alianza es importante. Dios hizo una


alianza con David, pautada en la Ley y en la promesa de estabilidad de
la casa y del reino davídico, por lo cual surge el tema del mesianismo
real (2Sam 7,1-17). Los filisteos figuran como principal enemigo y, así,
queda establecido el vínculo con el libro de los Jueces, en particular los
capítulos que se refieren a las narrativas sobre Sansón (Jc 13-16). El
ciclo narrativo sobre David tiene su preanuncio en el libro de Rut. Las
figuras de Saúl y David son antagonizadas en torno a la figura de
Samuel. Correspondió al pueblo elegido y, dentro del mismo, a los
elegidos para el bien del pueblo, no abrogar para sí poder, títulos o
derecho a la realeza. Desde el punto de vista teológico, 1-2 Samuel
apunta a las condiciones del reinado de Dios con su pueblo. La iniciativa,
que parecía originarse en el deseo del pueblo, por la lógica interna
partió del propio Dios.
I de reyes
MÉTODO CRÍTICO

1) ¿QUIÉN ESCRIBIÓ EL LIBRO? Jeremías?

2) ¿CUÁNDO FUE ESCRITO? Anterior a la destrucción del templo 586


a.C.

3) ¿A QUIÉN FUE ESCRITO? Israel / Universal

4) ¿DE DÓNDE FUE ESCRITO? Israel

Autor: El libro de 1 de Reyes no especifica el nombre de su autor. La


tradición es que fue escrito por el profeta Jeremías.

Fecha de su Escritura: El Libro de 1 de Reyes fue escrito


probablemente entre el 560 y 540 a.C.

MÉTODO HISTÓRICO

1) ¿CUÁL ES EL TRASFONDO HISTÓRICO DEL LIBRO? En el Antiguo


Testamento hebreo, los dos libros de Reyes eran uno solo. Fue dividido
por los traductores de la Septuaginta. Este relato abarca, en general: 1,
el reino de Salmón; 2, la división del reino y la historia paralela de los
dos reinos; 3, la historia posterior de Judá hasta el cautiverio. 1 Reyes
comienza con la nación en su apogeo. 2 Reyes termina con la nación en
ruinas. Los dos libros abarcan unos 400 años, más o menos de 1000-
600 a.C.

Estos dos libros, también unidos en uno solo en la Biblia hebrea,


continúa la historia del pueblo de Israel desde la coronación de
Salomón, el hijo de David, como rey hasta la deportación del pueblo en
el cautiverio. Se registra aquí la muerte de David, el reinado de
Salomón, y la revuelta de Jeroboam y sus diez tribus durante el reinado
de Jeroboam, el hijo de Salmón. Desde esta época en adelante, la
narración combina las historias de los dos reinos hasta el cautiverio de
ambos.

MÉTODO LITERARIO

1) ¿QUÉ GÉNERO DE LITERATURA ES EL LIBRO? Narrativo / Histórico /


Cronológico.

MÉTODO PANORÁMICO

1) ¿CUÁL ES LA IDEA PRINCIPAL DEL LIBRO? Los libros 1 y 2 Reyes


eran originalmente uno.

2) ¿CUÁL FUE LA RAZÓN PRINCIPAL POR LA CUAL SE ESCRIBIÓ ESTE


LIBRO? Hacer un contraste entre las vidas de aquello que vivieron para
Dios y aquellos que rechazaron hacerlo a lo largo de la historia de los
reyes de Israel y Judá.

PALABRAS CLAVE EN 1 REYES (RV1960) Capítulos 1-11: palabra de


Jehová, corazón, orar (clamar, rogar, suplicar), pacto, sabiduría (sabio),
mandar (mandamientos, estatutos), promesas (prometer), lugares
altos, casa (cuando se refiere a la casa de Dios, el lugar donde el pueblo
lo adoraba) y pecado (pecar). Capítulos 12-22: (agrega estas a las
anteriores) Israel, según, conforme.

TEMAS: El Templo, el reino y el pacto, el surgimiento de los profetas.

COBERTURA HISTÓRICA: Desde la muerte de David (970 a.C.) hasta


el exilio de Judá en el siglo VI (586 A.C.).

ÉNFASIS: La evaluación de la monarquía sobre la base de la lealtad al


pacto; las fatídicas consecuencias nacionales de deslealtad a Jehová,
que resultaron finalmente en la expulsión de la tierra; el cisma y las
guerras civiles entre norte y el sur; el surgimiento de grandes potencias
que, bajo la dirección de Dios, subyugaron a Israel y a Judá; el papel de
los profetas que hablan por Dios en la vida nacional de Israel.

CARACTERÍSTICAS PARTICULARES: Los libros 1 y 2 Reyes era


originalmente uno.
TÍTULO: Primero y Segundo de Reyes eran originalmente un libro
llamado en el texto hebreo "Reyes", de la primera palabra en el 1:1. La
traducción griega del AT, la Septuaginta (LXX), dividió el libro en dos, y
esto fue seguido por la versión de la Vulgata latina (Vg.) y las
traducciones en castellano. La división fue por la conveniencia de copiar
este libro extenso en pergaminos y códices y no se basó en
características de contenido. Las Biblia hebreas modernas titulan los
libros "Reyes A y "Reyes B". La LXX y la Vg. relacionaron a Reyes con
los libros de Samuel y por esto los títulos en la LXX son "Los libros
tercero y cuarto de los Reinos" y en la Vg. "Tercero y cuarto de Reyes".
Los libros de 1 y 2 Samuel y 1 y 2 Reyes combinados son una crónica de
la historia entera del reinado de Judá e Israel desde Saúl hasta
Sedequías. Primero y Segundo de Crónicas proveen únicamente la
historia de la monarquía de Judá.

Propósito de la Escritura: Este libro es la secuela de 1 y 2 de Samuel


y comienza por seguir la secuencia del surgimiento del reinado de
Salomón después de la muerte de David. La historia comienza con un
reino unido, pero termina con una nación dividida en 2 reinos, conocidos
como Judá e Israel. 1 y 2 Reyes se combinan en un solo libro en la
Biblia Hebrea.

Versículos Clave: 1 Reyes 1:30 “que como yo te he jurado por Jehová


Dios de Israel, diciendo: Tu hijo Salomón reinará después de mí, y él se
sentará en mi trono en lugar mío; que así lo haré hoy”.

1 Reyes 9:3 “Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has


hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado,
para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y
mi corazón todos los días”.

1 Reyes 12:16 “Cuando todo el pueblo vio que el rey no les había oído,
le respondió estas palabras, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con
David? No tenemos heredad en el hijo de Isaí. ¡Israel, a tus tiendas!
¡Provee ahora en tu casa, David! Entonces Israel se fue a sus tiendas”.

1 Reyes 12:28 “Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de


oro, y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus
dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto”.

1 Reyes 17:1 “Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de


Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia
estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra”.

Breve Resumen: El Libro de 1 de Reyes comienza con Salomón y


termina con Elías. La diferencia entre los dos les da una idea de lo que
sucede en medio. Salomón nació después de un escándalo en el palacio
entre David y Betsabé. Como su padre, él tenía una debilidad por las
mujeres que lo llevaría al fracaso. Salomón lo hizo bien al principio,
orando por sabiduría y construyendo un templo a Dios que le tomó siete
años. Pero luego pasó 13 años construyendo un palacio para él mismo.
Su acumulación de muchas esposas lo condujo a adorar a sus ídolos y
alejarlo de Dios. Después de la muerte de Salomón, Israel fue
gobernado por una serie de reyes, muchos de los cuales fueron impíos e
idólatras. Esto, como consecuencia, alejó a la nación de Dios y ni aún la
predicación de Elías pudo traerlos de regreso a Él. Entre los reyes más
malvados estaban Acab y su reina Jezabel, quienes llevaron la adoración
a Baal a una nueva dimensión en Israel. Elías trató de llevar a los
israelitas de regreso a la adoración de Jehová, aún desafiando a los
sacerdotes idólatras de Baal a confrontarse con Dios en el Monte
Carmelo. Desde luego Dios ganó. Esto hizo que la reina Jezabel se
enojara tanto (por decir poco), que ordenó la muerte de Elías, quien
huyó y se escondió en el desierto. Deprimido y exhausto, le dijo a Dios:
“Déjame morir”. Pero Dios le envió comida y ánimo al profeta y le habló
en un “suave murmullo”, y en el proceso salvó su vida para la obra aún
por hacer.

Referencias Proféticas: El templo de Jerusalén, donde el Espíritu de


Dios habitaría en el lugar Santísimo, prefigura a los creyentes en Cristo
en los cuales reside el Espíritu Santo desde el momento de nuestra
salvación. Al igual que los israelitas que habían abandonado la idolatría,
así también debemos apartarnos de cualquier cosa que nos separe de
Dios. Somos Su pueblo, el templo mismo del Dios vivo. 2 Corintios
6:16 nos dice, “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?
Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:
Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo”.
El profeta Elías fue el precursor de Cristo y los Apóstoles del Nuevo
Testamento. Dios le permitió a Elías hacer cosas milagrosas a fin de
probar que él realmente era un hombre de Dios. Él resucitó de la muerte
al hijo de la viuda de Sarepta, haciendo que ella exclamara – “Ahora
conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra de Jehová es
verdad en tu boca”. De la misma manera, son evidentes en el Nuevo
Testamento los hombres de Dios que hablaron Sus palabras a través de
Su poder. Jesús no solo levantó a Lázaro de entre los muertos, sino que
también resucitó al hijo de la viuda de Naín (Lucas 7:14-15) y a la hija
de Jairo (Lucas 8:52-56). El apóstol Pedro resucitó a Dorcas (Hechos
9:40) y Pablo resucitó a Eutico (Hechos 20:9-12).

Aplicación Práctica: El Libro de 1 Reyes tiene muchas lecciones para


los creyentes. Vemos una advertencia acerca de las compañías que
debemos mantener y especialmente en lo relativo a las estrechas
relaciones y el matrimonio. Los reyes de Israel quienes, como Salomón,
se casaron con mujeres extranjeras, se expusieron a sí mismos y a la
gente que gobernaban a la maldad. Como creyentes en Cristo, debemos
ser muy cuidadosos acerca de a quién elegimos como amigos, socios de
negocios, y cónyuges. “No erréis; las malas conversaciones corrompen
las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33).

La experiencia de Elías en el desierto también nos enseña una valiosa


lección. Después de su increíble victoria sobre los 450 profetas de Baal
en el Monte Carmelo, el gozo se tornó en sufrimiento cuando fue
perseguido por Jezabel y tuvo que huir para salvar su vida. Tales
experiencias - “en lo alto de la montaña” - son con frecuencia seguidas
por la decepción, la depresión y el desaliento que puede venir después.
Debemos mantenernos en guardia para este tipo de experiencias en la
vida cristiana. Pero nuestro Dios es fiel y jamás nos dejará ni nos
desamparará. El quieto y suave murmullo que animó a Elías nos
animará a nosotros también.

II de reyes
Estructura de 1 y 2 de Reyes

Título: “Profetas amonestando Reyes”


Autor: El libro de 2 de Reyes no nombra a su autor. La tradición es que
el profeta Jeremías fue el autor de 1 y 2 de Reyes.

Fecha de su Escritura: El Libro de 2 de Reyes, así como 1 de Reyes,


fueron escritos probablemente entre el 560 y el 540 a.C.

Propósito de la Escritura: El Libro de 2 de Reyes es una secuencia del


Libro de 1 de Reyes. Continúa la historia de los reyes sobre el reino
dividido (Israel y Judá). El Libro de 2 de Reyes concluye con el
derrocamiento y deportación final del pueblo de Israel y Judá a Asiria y
Babilonia respectivamente.

Versículos Clave: 2 Reyes 17:7-8 “Porque los hijos de Israel pecaron


contra Jehová su Dios, que los sacó de tierra de Egipto, de bajo la mano
de Faraón rey de Egipto, y temieron a dioses ajenos, y anduvieron en
los estatutos de las naciones que Jehová había lanzado de delante de los
hijos de Israel, y en los estatutos que hicieron los reyes de Israel”.

2 Reyes 22:1ª-2 “Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años, y


reinó en Jerusalén treinta y un años. E hizo lo recto ante los ojos de
Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a
derecha ni a izquierda”.

2 Reyes 24:2 “Pero Jehová envió contra Joacim tropas de caldeos,


tropas de sirios, tropas de moabitas y tropas de amonitas, los cuales
envió contra Judá para que la destruyesen, conforme a la palabra de
Jehová que había hablado por sus siervos los profetas”.

2 Reyes 8:19 “Con todo eso, Jehová no quiso destruir a Judá, por amor
a David su siervo, porque había prometido darle lámpara a él y a sus
hijos perpetuamente”.

Breve Resumen: Segunda de Reyes describe la caída del reino


dividido. Los profetas continuaban advirtiendo al pueblo que el juicio de
Dios está por llegar, pero ellos no se arrepentían. El reino de Israel es
repetidamente gobernado por reyes impíos, y aunque unos pocos de los
reyes de Judá son buenos, la mayoría de ellos alejan al pueblo de la
adoración a Jehová. Estos pocos buenos gobernantes, junto con Elías y
otros profetas, no pueden frenar la decadencia de la nación. El reino del
norte de Israel es eventualmente destruido por los asirios, y
aproximadamente 136 años después, el Reino del Sur de Judá es
destruido por los babilonios.

Hay tres temas prominentes presentes en el Libro de 2 de Reyes.


Primero, el Señor juzgará a Su pueblo cuando ellos desobedezcan y le
den la espalda. La infidelidad de los israelitas se reflejaba en la maldad
de la idolatría de los reyes, y como resultado, Dios ejercita Su justa ira
contra su rebelión. Segundo, la palabra de los verdaderos profetas de
Dios siempre se cumple. Puesto que el Señor siempre guarda Su
palabra, también las palabras de Sus profetas son siempre verdaderas.
Tercero, el Señor es fiel. Él recordó Su promesa hecha a David (2
Samuel 7:10-13) y, a pesar de la desobediencia del pueblo y de los
reyes malvados que los gobernaban, el Señor no exterminó a la familia
de David.

Referencias Proféticas: Jesús utilizó las historias de la viuda de Sarepta


de 1 de Reyes y de Naamán en 2 de Reyes, para ilustrar la gran verdad
de la compasión de Dios hacia aquellos a quienes los judíos
consideraban indignos de la gracia de Dios – los pobres, los débiles, los
oprimidos, los cobradores de impuestos, los samaritanos, y los gentiles.
Al citar los ejemplos de la viuda pobre y de un leproso, Jesús se mostró
a Sí Mismo como el Gran Médico, quien sana y ministra a aquellos en
gran necesidad de la divina gracia soberana. Esta misma verdad fue la
base del misterio del cuerpo de Cristo, Su Iglesia, la cual procedería de
todos los niveles sociales, hombres y mujeres, ricos y pobres, judíos y
gentiles (Efesios 3:1-6).

Muchos de los milagros de Elías prefiguraron los de Jesús mismo. Elías


resucitó al hijo de la mujer sunamita (2 Reyes 4:34-35), sanó la lepra
de Naamán (2 Reyes 5:1-19), y multiplicó los panes para alimentar a
cien hombres y aún sobró (2 Reyes 4:42-44).

Aplicación Práctica: Dios aborrece el pecado y Él no permitirá que


continúe indefinidamente. Si nosotros le pertenecemos a Él, podemos
esperar Su disciplina cuando le desobedecemos. Un Padre amoroso
corrige a Sus hijos para su beneficio y para probar que ellos realmente
le pertenecen. Dios utiliza a veces a los incrédulos para traer corrección
a Su pueblo, y Él nos envía advertencias antes de aplicar Sus juicios.
Como cristianos, tenemos Su Palabra para guiarnos y advertirnos
cuando nos desviamos de Su camino. Al igual que los profetas de la
antigüedad, Su Palabra es confiable y siempre habla la verdad. La
fidelidad de Dios para con Su pueblo jamás fallará, aún cuando nosotros
lo hagamos.

Las historias de la viuda y del leproso son ejemplos para nosotros con
respecto al Cuerpo de Cristo. Así como Elías tuvo misericordia de
aquellos procedentes de los niveles más bajos de la sociedad, nosotros
debemos darles la bienvenida a todos los que pertenecen a Cristo en
nuestras iglesias. Dios no hace “acepción de personas” (Hechos 10:34)
ni tampoco debemos hacerlo nosotros.

1:1 David proclama a Salomón

2:1 Muerte David reino Salomón

3:1 Salmón y hija de faraón Sabiduría

5:1 Salmón, Hiaan templo

7:1 Edificios de Salomón SALOMÓN

8:1 Arca al templo

9:1 Pacto Dios Salomón

10:1 Reina de Saba

11:1 Apostasía y muerte de Salomón

12:1 Rebelión Israel Jeroboam

13:1 Profecía a Jeroboam

15:1 Abian, Asa, Nadab

15:33 Baasa, Ela, Zimri, Omri, Acam


17:1 Elías sequía

18:1 Elías y profetas de Baal

19:1 Elías llama a Elíseo

20:1 Acab derrota Sirios REYES

21:1 Acab viña Nabot DE

22:1 Micaías profetiza Acab Josafat Ocozías ISRAEL

1:1 Muerte de Ocozías Y

2:1 Elíseo sucede Elías DE

3:1 Joram , Moab JUDÁ

4:1 Elíseo viuda y sunamita

5:1 Elíseo y Naamán

6:1 Elíseo Sirios Samaria

8:1 Hazael, Joram, Ocozias

9:1 Jehú, muerte Jezabel

10:1 Jehú, Acab, Baal

11:1 Atalia, Joas

13:1 Joacaz, Joas, muerte Elíseo

14:1 Amasias, Jeroboam II

15:1 Azarias

15:8 Zacarías, Salud, Manahen

15:32 Jotan, Acaz

17:1 Caída Samaria, cautiverio Israel

18:1 Ezequías, caída Samaria, Senaquerib


19:1 Judá librado de Senaquerib CAÍDA

20:1 Enfermedad Ezequías muerte Y

21:1 Manases, Amon CAUTIVERIO

22:1 Josías reformas

23:36 Joacim, Joaquim, Sedequías

25:1 Caída Jerusalén, cautiverio Judá

Contexto Histórico de Reyes

Una distinción debe ser hecha entre el contexto de las fuentes de los
libros y el del autor de de los libros. El material de las fuentes fue
escrito por participantes y testigos oculares de los acontecimientos. Fue
una información relevante, la cual era históricamente precisa con
respecto a los hijos de Israel, desde la muerte de David y la subida al
trono de Salomón (971 a.C.) a la destrucción del templo y Jerusalén por
los babilonios (586 a.C.). De esta manera, Reyes rastrea las historias de
dos conjuntos de reyes y dos naciones de personas desobedientes,
Israel y Judá, y ambas estaban volviéndose más y más indiferentes a la
ley de Dios y sus profetas e iba camino a la cautividad.

El libro de Reyes no solo es historia precisa, sino historia interpretada. El


autor, un exiliado en Babilonia, deseaba comunicar las lecciones de la
historia de Israel a los exiliados. Específicamente, él le enseñó a la
comunidad en el exilio la razón por la que el juicio del Señor había
venido. El escritor estableció al principio de su narración que el Señor
requería obediencia por parte de los reyes a la ley mosaica, si su reino
iba a recibir su bendición; la desobediencia traería el exilio (1 R 9:3-9).
La triste realidad que la historia reveló fue que todos los reyes de Israel
y la mayoría de los reyes de Judá hicieron "lo malo ante los ojos de
Jehová". Estos reyes eran apóstatas, que guiaron a su pueblo al pecado
al no confrontar la idolatría, sino al apoyarla. Debido al fracaso de los
reyes, el Señor envió a sus profetas para confrontar tanto a los
monarcas como al pueblo con su pecado y su necesidad de regresar a
Él. Debido a que el mensaje de los profetas fue rechazado, los profetas
predijeron que la (s) nación (es) serían llevadas al exilio (2 R 17:13-23;
21:10-15). Al igual que toda profecía pronunciada por los profetas en
Reyes, esta palabra del Señor se cumplió (2 R 17:5, 6; 25:1-11). Por lo
tanto, Reyes interpretó la experiencia de exilio del pueblo y les ayudó a
reconocer por que habían sufrido el castigo de Dios por la idolatría.
También explicó que así como Dios había mostrado misericordia a Acab
(1 R 22:27-29) y a Joaquín (2 R 25:27-30), así también estaba
dispuesto a mostrarles misericordia.

El contexto geográfico predominante de Reyes es la tierra de Israel


desde Dan hasta Beerseba (1 R 4:25), incluso el Tras Jordán. Cuatro
naciones invasoras jugaron un papel dominante en la vida de Israel y
Judá desde el 971 al 561 a.C. En el décimo siglo a.C., Egipto impactó la
historia de Israel durante los reinados de Salomón y Roboam (1 R 3:1;
1:14-22, 40; 12:2; 14:25-27). Siria (Aram) presentó una gran amenaza
para la seguridad de Israel durante el siglo noveno a.C. 890-800 a.C. (1
R 15:9-22; 20:1-34; 22:1-4, 29-40; 2 R 6:8-7:20; 8:7-15; 10:32, 33;
12; 17-18; 13:22-25). Los años desde 800-750 a.C. fueron medio siglo
de paz y prosperidad para Israel y Judá, porque Asiria neutralizó al sur.
Esto cambió durante el reinado de Tiglat-pilneser III (2 R 15:19, 20,
29). Desde la mitad del siglo octavo hasta la última parte del siglo
séptimo a.C., Asiria aterró a Palestina, conquistando finalmente y
destruyendo a Israel (reino del norte) en el 722 a.C. (2 R 17:4-6) y sitió
a Jerusalén en el 701 a.C. (2 R 18:17-19:37). Desde el 612 hasta el 539
a.C., Babilonia fue la potencia dominante en el mundo antiguo. Babilonia
invadió a Judá (el reino del sur) tres veces, con las destrucción de
Jerusalén y del templo ocurriendo en el 586 a.C. durante ese tercer
ataque (2 R 24:1-25:21).

1-2 Reyes, también como en el caso de 1-2 Samuel, formaba un solo


rollo en la Biblia Hebrea, llamado Melākîm. La división apareció en la
LXX (βασιλέων τρίτη-τετάρτη: 3º y 4º Reinos) y fue seguida por la
Vulgata (Liber regum tertius, quartus). Sólo entre los siglos XV-XVI dC,
la división en dos libros fue adoptada en la Biblia Hebrea. Así, 1-2
Samuel era 1-2 libros de los Reinos y 1-2 Reyes, 3-4 libros de los
Reinos. El arco temporal cubierto por 1-2 Reyes es mucho mayor que 1-
2 Samuel: va desde la muerte de David, con la consiguiente
entronización de Salomón, hasta la amnistía dada por Evil Merodak al
rey Yehoākîn (970-562 aC).
1-2 Reyes puede dividirse en tres partes: la historia de Salomón y su
reinado, que comienza en el contexto de la muerte de David (1Re 1-11);
la historia de la monarquía dividida: Reino del Norte (Israel), hasta la
destrucción de Samaria, su capital, ocurrida en 722/21 aC (1Re 12-2Re
17), y el Reino del Sur (Judá), hasta la destrucción de Jerusalén, su
capital, ocurrida en 587/6 (2Re 18-25). De 1Re 12 a 2Re 17, la historia
corre paralela entre los dos reinos. 2 Re 18-25 se ocupa solamente del
Reino del Sur. Los reyes de Judá se presentan en tres categorías:
malos, porque idólatras: Abdias (cf. 1Re 15,3.6), Acaz (cf. 2Re 16,2-4),
, Manasés (cf.2Rs 21,2-9), Joacaz (2Re 23,32); buenos porque no
siendo idólatras, permitieron el culto en los lugares altos: Asa (cf. 1Re
15,11-13), Josafat (cf. 1Re 22,43-49), Joás (cf.2Rs 12,2b-3) , Amasias
(cf.2Rs 14,4), Azarías (2Re 15,3s), Jotán (2Re 15,34); y óptimos,
porque, además de no haber sido idólatras, combatieron la idolatría y
sus focos: Ezequías (cf.2Rs 18,3-5) y su bisnieto Josías (cf.2Rs 22,2;
23,25).

La metodología utilizada para presentar cada uno de los monarcas sigue


un esquema: entronización, duración del reinado, edad del rey, un juicio
sobre la conducta, descripción de la muerte, sepultura y su sucesor.
Cada rey que sube al trono, sea del norte o del sur, es descrito en
sincronía con el que ya está en el trono, sea del norte, sea del sur. Los
reyes de Judá recibieron un trato diferenciado en relación a los reyes de
Israel. La redacción fue hecha en Judá, por autores de la corriente
deuteronómica-deuteronomista, dato que explica la razón de ese
tratamiento diferenciado. El elemento central es el juicio que recae
sobre el comportamiento religioso de cada rey en cuanto a sus
relaciones con Dios, las otras divinidades, el culto y la alianza. En el
caso de los reyes de Israel, el parámetro tomado fue el idólatra
Jeroboam. En el caso de los reyes de Judá, el parámetro tomado fue el
amado y fiel David.

Algunos reyes recibieron tratamiento más diferenciado, mientras que de


otros se dieron sólo algunas noticias. El autor deseó mostrar si el rey fue
fiel o infiel a Dios y cuáles las consecuencias directas de sus actitudes.
En ese sentido, 1-2 Reyes atestigua una “historia de la salvación” en
curso, en la cual los planes salvíficos de Dios se estaban concretando:
como bendiciones para los fieles y como maldición para los infieles, base
de la teología de la retribución. El parámetro es la alianza y, en relación
con ella, el reino de Judá, es decir, de los descendientes de David, se
convirtió en depositario de las promesas mesiánicas (2Sam 7,1-17).

Digno de nota, además de la atención dada a los reyes, es la atención


concedida a los profetas: Elías (1Re 17-19.21, 2Rs 1); Eliseo (2Re 2-
13); Isaías (2Re 19,5-20,19). Además de éstos, muchos otros son
citados (1Re 13,18, 20,13, 22,8). El término “profeta”, en el singular o
plural, ocurre 83 veces en 1-2 Reyes. Se puede afirmar que estos dos
libros sirven de contexto socio-religioso para presentar la actuación de
los profetas preexílicos: Oseas, Amós, Isaías, Miqueas, Sofonías,
Jeremías. Reside, en esta dinámica profética, la certeza de que Dios
actuó en la historia de modo particular por palabras y acciones conexas
entre sí, realizadas por los profetas que envió. Por medio de ellos,
exhortando y amenazando, se reveló la fidelidad y la infidelidad de los
liderazgos y del pueblo en general a la alianza. En confrontación con la
monarquía, la presencia y actuación de profetas en 1-2 Reyes
atestiguaban que la Palabra de Dios era más potente que cualquier
maniobra política.

Algunas “fuentes” fueron indicadas en 1-2 Reyes. Por ejemplo: “el libro
de los hechos de Salomón” (1Re 11,41); “El libro de los anales de los
reyes de Israel” (1Rs 14,19); “El libro de los anales de los reyes de
Judá” (1Rs 14,29). De entre todos estos libros, hay uno en particular, el
libro de la Ley, que había sido encontrado en el templo de Jerusalén,
durante los trabajos de restauración promovidos por el piadoso rey
Josías (2Rey 22,8). Por estas indicaciones, se puede decir que 1-2 Reyes
tuvo su origen en el período preexílicos, continuó siendo ampliado
durante el exilio (2Re 25,25-30) y alcanzó su forma final durante el
período persa.

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