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KANT

ANTROPOLOGÍA KANTIANA Y OTRAS COSAS


I. Ilustración como “sueño antropológico”. Ilustración como
actitud (Adorno y Hockheimer):

∙ ¿En qué consiste nuestra actualidad? ¿Cuál es el campo hoy de experiencias


posibles?

- No se trata de una analítica de la verdad, sino de lo que podría llamarse una


ontología del presente, una ontología de nosotros mismos.

∙Filosofía de la historia: superación de la magia

-El mundo de la magia contenía aún diferencias, cuyos rasgos han desaparecido
incluso en la formalingüística. Las múltiples afinidades entre lo que existe son
anuladas por la relación única entre el sujeto que da sentido y el objeto privado
de éste, entre el significado racional y el portador accidental de dicho
significado, En la fase mágica, sueño e imagen no eran considerados sólo como
un signo de la cosa, sino que estaban unidos a ella por la semejanza o por el
hombre. No se trata de una relación de intencionalidad, sino de afinidad. La
magia, como la ciencia, busca fines, pero los persigue mediante la mimesis y no
a través de una creciente separación del objeto. La magia no se fundamenta en
modo alguno en "la omnipotencia del pensamiento", que el primitivo se atribuía
al igual que el neurótico; no puede existir "supervaloración de los procesos
psíquicos en relación con la realidad" allí donde pensamiento y realidad no se
hallan radicalmente separados. Así como los mitos cumplen ya una obra
iluminista, del mismo modo el iluminismo se hunde a cada paso más
profundamente en la mitología. Recibe la materia de los mitos para destruirlos
y, como juez, incurre a su vez en el encantamiento mítico.

∙Concepto de mímesis (magia) frente a la distancia frente al objeto (ciencias):

MÍMESIS
-En la palabra de los poetas hallamos muchas veces un elemento de oscuridad
y de vaguedad, que puede repugnar, acaso, a ciertos espíritus excesivamente
dogmáticos. Y hay que pensar aquí que por poetas no entendemos solamente a
quienes escriben poesía. Platón o Bacon son también poetas. ¿En qué consiste
la expresión poética? Se señala, en primer lugar, por un ir «más allá de las
palabras». Y esto es lo que entendemos por trascendencia. Una experiencia
verdaderamente poética rompe los límites de las formaciones verbales y alcanza,
más allá de ellas, el absoluto de lo concreto. No en vano es difícil traducir la

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expresión poética a otros lenguajes, ya sea traducción de una lengua a otra, ya
sea traducción de un lenguaje poético a otro. Cada obra poética es una
constelación concreta, referente a constelaciones concretas reales.

Si ahora tratamos de determinar en qué consiste esta concreción del poeta o del
metafísico, tendremos que examinar, modificándola, una noción muy vieja: la
de la mimesis. Porque el arte es, en efecto, una imitación, pero una imitación
renovadora. Considerando el caso del pintor. Cézanne se colocaba frente al
paisaje marsellés y copiaba. Pero ¡qué diferencia entre la copia y lo copiado! Lo
que pintaba Cézanne era su constelación concreta, y en esta constelación
concreta había tres momentos: el objeto «imitado», el sujeto «irritante», y el
lienzo, nueva concreción. Todo un concretarse dinámico en la obra del pintor.

De ahí que la palabra mimesis, por sí misma, no tenga ya valor. Solamente


significa algo, si imitación quiere decir imitación integradora. Lo que el artista
hace es precisamente integrar dentro de un marco nuevo ciertas cualidades
reales –o imaginarias, que también son reales– dentro de una nueva concreción.
Así la labor del artista es la más concreta: integra en una concreción nueva una
serie de concreciones reales y en esta integración renovadora consiste,
precisamente, su trascendencia.

El artista, el poeta, el metafísico trabajan con tres elementos básicos: el hecho


concreto, la integración del hecho concreto, la integración de este hecho
concreto trascendiendo los límites materiales de la palabra o del utensilio.

DISTANCIA FRENTE AL OBJETO

-Los objetos culturales tienen una existencia específica. Para la interpretación


de un objeto cultural como para el de una familia o agrupación de objetos
culturales, proponemos estos tres momentos estereotómicos fundamentales:

Diacrónico→
Por el primer momento es permitido al sujeto examinar el objeto cultural a
través del tiempo. Lo estudia en su génesis, desarrollo, desenvolvimiento,
historia, devenir.

Sincrónico →

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El sujeto examina varios entes culturales que se dan a un mismo tiempo, que
son coetáneos, que coexisten. Registra las relaciones mutuas y recíprocas que
les asisten.

Pancrónico →
Mediante la comprensión, como orden de conocimiento, el sujeto aprehende la
totalidad de un objeto cultural, de una cultura, o de una concepción de mundo,
en su particularidad, en su síntesis conceptual.

∙Sustituiblidad. Apariencias y conversión en ejemplar:

-La fenomenología se pretende ciencia rigurosa de la aparición como tal, por


esto se plantea la pregunta: ¿qué es el hecho de aparecer?

Es lo contrario de una disciplina de las apariencias. Aparición, ¿a qué remite?


La apariencia es algo que remite a la esencia en una relación de disyunción, en
una relación disyuntiva, o bien es de la apariencia, o bien es de la esencia. La
aparición es muy diferente, es algo que remite a las condiciones de lo que
aparece. Literalmente ha cambiado completamente el paisaje conceptual, el
problema ya no es en absoluto el mismo, el problema ha devenido
fenomenológico. Kant va a sustituir la pareja disyuntiva apariencia/esencia por
la pareja conjuntiva, lo que aparece/condiciones de la aparición. Ahí todo es
nuevo.

Para volver las cosas un poco más modernas, yo diría que Kant es el primero
que sustituye la pareja disyuntiva apariencia/esencia por la pareja conjuntiva
aparición/sentido, sentido de la aparición, significación de la aparición. Ya no
tiene la esencia detrás de la apariencia, tiene el sentido o el no sentido de lo que
aparece. Concédanme que justamente lo que digo es muy verbal, es una
atmósfera de pensamiento radicalmente nueva, al punto que puedo decir que en
este aspecto todos somos kantianos.

∙Verdad como pensamiento ordenador. Primacía del concepto:

-La distancia del pensamiento respecto a la tarea de ordenar lo que es, la salida
del círculo predestinado de la realidad, significa -para el espíritu científico-
locura y autodestrucción, tal como lo era para el mago primitivo la salida del
círculo mágico que ha trazado para el exorcismo; y en ambos casos se toman las
disposiciones necesarias para que la violación del tabú tenga incluso en la

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realidad consecuencias dañosas para el sacrílego. El dominio de la naturaleza
traza el círculo en el que la crítica a la razón pura ha encerrado el pensamiento.
Kant unió la tesis de su fatigoso e incesante progreso hasta el infinito con la
insistencia inflexible sobre su insuficiencia y eterna limitación. La respuesta que
ha dado es el veredicto de un oráculo.
No hay ser en el mundo que no pueda ser penetrado por la ciencia, pero aquello
que puede ser penetrado por la ciencia no es el ser. De tal suerte, según Kant, el
juicio filosófico mira a lo nuevo, pero no conoce nunca nada nuevo, puesto que
repite siempre sólo aquello que la razón ha puesto ya en el objeto. Pero a este
pensamiento, protegido y garantizado -en los diversos departamentos de la
ciencia- por los sueños de un visionario, le es presentada luego la cuenta: el
dominio universal sobre la naturaleza se retuerce contra el mismo sujeto
pensante, del cual no queda más que ese mismo, eternamente igual "yo pienso"
que debe poder acompañar todas mis representaciones. Sujeto y objeto se anulan
entre sí.

II. ANTROPOLOGÍA COMO FILOSOFÍA PRIMERA (KANT)

∙ ¿Qué puedo conocer?

∙ ¿Qué puedo hacer?

∙ ¿Qué me cabe esperar?

∙ ¿Qué es el hombre?

-A la primera pregunta responde la Metafísica; a la segunda, la Moral; a la tercera la


Religión, y a la cuarta, la Antropología. Pero, en el fondo, se podría considerar todo ello
como perteneciente a la Antropología, pues la tres primeras preguntas se refieren a la
última.

Por lo tanto la Antropología es la filosofía primera:

-El primer dictado de todos los deberes para consigo mismo es el de examinarse y conocerse
a uno mismo, no conforme a tu perfección física, sino de acuerdo con tu perfección moral;
el indagar si las relaciones entre tu deber y tu corazón son bunas o malas, si las fuentes de
tus acciones vienen siendo las convenientes o no. El autoconocimiento moral, que requiere
la difícil tarea de sondear las profundidades del corazón, es el comienzo de toda sabiduría
humana. Solo el descenso a los infiernos del conocimiento propio desbroza nuestro camino
hacia la divinación.

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-En la antropología escolástica se indagan las causas de la naturaleza humana. En la
pragmática me limito a estudiar su estructura y a tratar de encontrar aplicaciones a mi
estudio. La antropología se denomina pragmática cuando no se orienta a la erudición, sino
a la prudencia.

∙Establecimiento de condiciones de posibilidad del saber: Teoría kantiana del


conocimiento

Kant desarrolla su epistemología (teoría del conocimiento) principalmente en su Crítica de


la Razón Pura (1781) El punto de partida tiene que ver con el callejón sin salida en el que
habían desembocado las teorías racionalistas y empiristas. En efecto, para los racionalistas
el ser humano tenía ideas innatas (alma, mundo, Dios) que, presentes desde el nacimiento,
no proceden de la experiencia y permiten conocer realidades que están más allá de cualquier
posible experiencia. Además, la Razón era, para ellos, autónoma y autosuficiente, como
fuente de todo conocimiento, y las matemáticas el ideal de ciencia. Para los empiristas, en
cambio, el origen y el límite de todo conocimiento es la experiencia. Los sentidos son
superiores a la razón y en ellos hemos de confiar principalmente. El empirismo radical de
Hume, con su crítica de la causalidad y su ataque a la metafísica tradicional, había
desembocado en un fenomenismo (solo conocemos fenómenos y representaciones mentales
de las cosas, pero nunca las cosas en sí mismas) y en un escepticismo (alma, mundo y Dios
no son, en último término, sino “ficciones de la imaginación”) igualmente radicales (habría
que arrojar a las llamas cualquier tratado que no tratase de números o de hechos de
experiencia) Además, su modelo inductivista ponía a la física experimental como ciencia
ideal, pero dejaba abierta la herida de la imposibilidad de garantizar un conocimiento
seguro, universal y necesario. La posición de Kant, que se puede decir sintética entre ambas
corrientes, acepta de entrada que todo conocimiento comienza con /desde la experiencia,
como los empiristas. Pero, a diferencia de ellos, piensa que no todo conocimiento procede
de la experiencia, ya que el conocimiento es una composición entre lo que recibimos de la
experiencia (lo “dado por el objeto”) y lo que nosotros producimos espontáneamente al
recibir las impresiones sensoriales (lo “puesto por el sujeto”) A lo largo de la obra Kant
intenta responder a la pregunta: “¿qué puedo saber?”. Pues bien, si saber es adquirir un
conocimiento verdadero y universal, se trata de descubrir en qué condiciones se pueden dar
juicios que aumenten nuestro conocimiento (sintéticos) y que, a la vez, sean necesarios y
universales (a priori). El juicio científico es, así, el juicio sintético (aquel cuyo predicado
no está incluido en el sujeto y que, a diferencia del analítico, aumenta nuestro
conocimiento) y a priori (universal y necesario y, a diferencia del juicio a posteriori,
independiente de la experiencia) ¿Cómo son posibles tales juicios. Kant investiga esto en
tres momentos que se corresponden con las distintas facultades del conocimiento: la
sensibilidad (Estética transcendental), el entendimiento (Analítica transcendental) y la
razón (Dialéctica transcendental).

-La sensibilidad es la primera facultad del conocimiento (nuestro conocimiento comienza


por los sentidos) Se la puede definir como la capacidad para recibir representaciones al ser
afectados nuestros sentidos por los objetos del mundo. Existen dos modos de sensibilidad
que se corresponden con los sentidos externo (que nos permite representar objetos en el

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espacio) e interno (que nos permite intuir el tiempo en nuestros estados psíquicos) Así,
nosotros recibimos una materia empírica, que es el caos de sensaciones y le damos una
forma de acuerdo con nuestras estructuras a priori (espacio y tiempo) Eso nos permite
conocer los fenómenos (el noúmeno, la esencia o cosa en sí son incognoscibles) Kant
concluye esta parte de su investigación concediendo a las matemáticas el estatuto pleno de
ciencia. En ellas, en efecto, son posibles los juicios sintéticos y a priori (gracias a las formas
a priori de la sensibilidad: espacio – geometría y tiempo – aritmética), como 5 + 2 = 7 o
“en todo triángulo rectángulo el cuadrado de la hipotenusa…”

-El entendimiento, por su parte, es la facultad de pensar los objetos percibidos (fenómenos)
y de elaborar juicios. Eso es posible una vez más sin conjugamos la materia empírica (las
intuiciones sensibles) con las categorías a priori del entendimiento. El conocimiento será
una síntesis entre concepto e intuición, en sentido amplio. Un concepto solo será válido si
es posible la percepción del objeto al que se refiere (ej.: la percepción de la mesa para el
concepto “mesa”) Y, al revés, una intuición sensible solo es conocimiento si disponemos
del concepto adecuado para pensarla (la noción o idea de mesa) Es lo que Kant expresa en
una frase célebre suya: “los pensamientos sin contenido son vacíos; las intuiciones sin
conceptos son ciegas”. Kant recurre a la lógica para la deducción transcendental de las
categorías y elabora la siguiente tabla, en la que desde cuatro puntos de vista distintos, se
distinguen 12 categorías con sus correspondientes juicios:

- Cantidad→
Según la cantidad, toda aprehensión unitaria de una diversidad de apetencias se
concreta en:
a) por medio de la categoría de «unidad»: un principio de acción cuya validez
atañe a un sujeto (máxima).

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b) conforme a la categoría de «diversidad»: un principio de acción que vale
para una diversidad de individuos (mandato), bajo la presuposición de un
determinado fin en cuanto objeto común a los intereses de esa diversidad.
c) según la categoría de «totalidad»: un principio de determinación que es
objetiva y subjetivamente válido (a priori), esto es, que vincula el arbitrio de
todo sujeto posible y que, por tanto, detenta el rango de ley.

- Cualidad→
a) Por medio de la categoría de «realidad»: un principio de determinación de
nuestro arbitrio que prescribe una acción que es susceptible de llevarse a cabo,
tiene realidad objetiva práctica.
b) Conforme a la categoría de «negación»: un principio de determinación de
nuestro arbitrio que prescribe una acción que es objeto de omisión.
c) Según la categoría de «limitación»: un principio de determinación que debe
considerarse una excepción en colisión con otra posible regla de acción; así, por
ejemplo, puede ser una regla de mi actuar no saltarme ningún semáforo en rojo,
si bien esta regla puede ser objeto de una excepción si mediante su infracción
evito un accidente.

- Relación→
a) por medio de la categoría de «substancia» pensamos la relación entre todo
posible principio subjetivo de determinación de nuestro arbitrio con la
«personalidad» en cuanto núcleo de la dimensión inteligible del ser racional
finito, esto es, la capacidad para aceptar o rechazar en todo momento un
determinado estímulo como fundamento de determinación de nuestra acción.
b) conforme a la categoría de «causalidad», puede afirmarse que la
adopción/rechazo de un determinado estímulo como principio de
determinación se explica parcialmente a partir del «estado» de la propia
persona, donde por estado cabe entender el contexto (físico, moral, estado
de in/felicidad) que enmarca toda posible acción de un sujeto; asimismo,
toda acción tiene un efecto en el estado de la propia persona.
c) de acuerdo con la categoría de «comunidad» o «acción recíproca», cabe
aseverar que toda acción que resulta de la adopción de un determinado
principio subjetivo de determinación de nuestro arbitrio, en la medida en
que se traduce en ciertos efectos en el mundo sensible, ejerce su influencia
en el estado de otras personas, un influjo que se traduce en la posible
transformación del estado (físico, moral, de felicidad) de las mismas; en el
mundo sensible se da pues una comunidad de acción, esto es, la recíproca
relación de los distintos seres racionales finitos por medio de la acción.

- Modalidad→

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a) de acuerdo con la categoría de «posibilidad»: aquella máxima cuya
universalización no implica contradicción determina el ámbito de lo
«permitido»—o, en caso contrario, de lo «no permitido».
b) de acuerdo con la categoría de «existencia»: las categorías de «deber» y
«contrario al deber» señalan la relación de la máxima con una ley que existe o
tiene una realidad efectiva en nuestra razón. Es decir: este par de categorías no
señalan de manera exclusiva la relación de una máxima con la ley moral, sino
que en ella se incluyen también reglas o leyes que pueden regular las relaciones
de un determinado grupo (como, por ejemplo, médicos, profesores, arquitectos).
c) conforme a la categoría de «necesidad», nos encontramos con aquellos
conceptos prácticos elementales que determinan la validez moral de una
máxima si y sólo si la relación del principio de nuestra acción con la ley moral
se nos presenta como necesaria.

Kant dice que el juicio transcendental es lo que permite al entendimiento encontrar la


categoría adecuada que tiene que aplicar en cada caso / momento y concluye que, como las
matemáticas, las ciencias naturales son posibles como tales ciencias, ya que una vez más
los objetos se rigen de acuerdo con nuestro conocimiento.

En cambio, como veremos, la razón lo tiene más difícil. Facultad suprema del conocimiento
y fin suyo, la razón se encarga de unificar todos los conocimientos del entendimiento a
partir de ideas que son también conceptos a priori. Tales ideas de la razón son las conocidas
de la metafísica tradicional: alma (que unifica los conocimientos de la experiencia interna),
mundo (que unifica los conocimientos de la experiencia externa) y Dios (que reduce los
conjuntos de conocimientos anteriores a uno) Pero justamente ahí tropezamos con una
grave dificultad. Tales ideas son puros noúmenos, ideas puras que no se nos presentan en
la experiencia cotidiana. Y es que, cada vez que pretendemos un conocimiento de las
mismas, algo se nos escapa. Acabamos en paralogismos (falsedades, falacias, engaños), si
pretendemos conocer el alma (no sabemos nada de ella: ni si es sustancia, ni si es simple o
no, ni si existe numéricamente una e idéntica a sí misma en el tiempo –es decir, si hay algo
así como la “personalidad”- y tampoco si se encuentra en relación con otros objetos en el
espacio / tiempo) Nos encontramos con antinomias si pretendemos desentrañar los secretos
del mundo (no sabemos si tuvo comienzo en el tiempo y limites en el espacio, si existe solo
lo simple o lo compuesto, si la ley de causalidad es ley fundamental de la Naturaleza y
menos aún si le pertenece como causa suya un ser necesario) Y nos encontramos también
con la imposibilidad de demostrar racionalmente la existencia de Dios. Todos los
argumentos esgrimidos hasta la fecha son ineficaces o contienen errores: el ontológico,
porque pretende que la existencia añade una perfección a la esencia; las vías tomistas,
porque se basan en la causalidad, y no podemos saber si es un principio válido, como ya
apuntamos; y el argumento del diseño porque establece una analogía no válida, da un salto
ilegítimo.

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Así que Kant se mostrará tajante al respecto: la metafísica (la filosofía) no es una ciencia
ni podrá nunca serlo, ya que es imposible conocer las cosas en sí mismas (los noúmenos) y
no poseemos ninguna intuición de sus objetos (alma, mundo y Dios), como acabamos de
ver. La experiencia sensible es así el límite de todo conocimiento posible. Sin embargo,
Kant se aparta una vez más del escepticismo humeano. Aunque la metafísica sea
“imposible”, eso no quiere decir que no sea legítima: primero, porque es inevitable como
“tendencia natural” (el ser humano siempre aspira a saber más, a ir más allá de las
apariencias, a conocer el todo) Y, en segundo lugar, por su importante función “reguladora”,
al señalar los límites que no se deben traspasar (lo que, entre otras cosas, permite delimitar
y distinguir entre lo que es ciencia y lo que no lo es) y al servir como estímulo para que la
investigación no se detenga nunca.

∙Antropología kantiana → adjunto PDF explicándolo TODO

∙Concepto de Noúmeno:

-No puede ser objeto de intuición sensible, pero sí intelectual Existencia más allá de la
representación que se haga de ella “Si entendemos por noúmeno una cosa, en la medida en
que no es objeto de nuestra intuición sensible, pues hacemos abstracción de nuestro modo
de intuición de ella; entonces esto es un noúmeno en sentido negativo. Pero si entendemos
por tal un objeto de una intuición no sensible, entonces suponemos una particular especie
de intuición, a saber; la intelectual, que no es, empero, la nuestra, y de la cual no podemos
entender ni siquiera la posibilidad; y eso sería el noúmeno en significado positivo”

∙Problema de la libertad:

1) Definición de libertad

-Capacidad de los seres racionales para determinarse a obrar según leyes de otra índole que
las naturales, esto es, según leyes que son dadas por su propia razón; libertad equivale a
autonomía de la voluntad.

La razón teórica no puede demostrar la existencia de la libertad pues solo es capaz de


alcanzar el mundo de los fenómenos, mundo en el que todo está sometido a la ley de
causalidad, y por lo tanto en el que todo ocurre por necesidad natural. Sin embargo, desde

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la perspectiva de la razón práctica, y si queremos entender la experiencia moral, cabe la
defensa de la existencia de la libertad: si en sus acciones las personas están determinadas
por causas naturales, es decir si carecen de libertad, no podemos atribuirles responsabilidad,
ni es posible la conducta moral.

-La Moral, en cuanto que está fundada sobre el concepto del hombre como un ser libre que
por el hecho mismo de ser libre se liga él mismo por su Razón a leyes incondicionadas, no
necesita ni de la idea de otro ser por encima del hombre para conocer el deber propio, ni de
otro motivo impulsor que la ley misma para observarlo. Al menos es propia culpa del
hombre si en él se encuentra una necesidad semejante, a la que además no se puede poner
remedio mediante ninguna otra cosa; porque lo que no procede de él mismo y de su libertad
no da ninguna reparación para la deficiencia de su moralidad.— Así pues, la Moral por
causa de ella misma (tanto objetivamente, por lo que toca al querer, como subjetivamente,
por lo que toca al poder) no necesita en modo alguno de la Religión, sino que se basta a sí
misma en virtud de la Razón pura práctica.— En efecto, puesto que sus leyes obligan por
la— como condición suprema (incondicionada ella misma) de todos los fines— , la Moral
no necesita de ningún fundamento material de determinación del libre albedrío, esto es: de
ningún fin, ni para reconocer qué es debido, ni para empujar a que ese deber se cumpla;
sino que puede y debe, cuando se trata del deber, hacer abstracción de todos los fines. Así,
por ejemplo, para saber si yo debo (o también si puedo) ser veraz ante la justicia en mi
testimonio o ser leal en caso de que me sea pedido un bien ajeno confiado a mí, no es
necesaria la búsqueda de un fin que yo pudiese tal vez conseguir con mi declaración, pues
es igual que sea de un tipo o de otro; antes bien aquel que, siéndole pedida legítimamente
su declaración, aún encuentra necesario buscar algún fin, es ya en eso un indigno.

2) Dualismo estructural: intento kantiano de resolver el problema mente-cuerpo

- La percepción externa (los cinco sentidos) nos muestran los cuerpos, y el sentido o
percepción interna nos muestra el yo como ser pensante, nos muestra la realidad psíquica.
La psicología filosófica racionalista creyó posible alcanzar el conocimiento del alma
entendida como el sujeto o responsable último de dicha vida psíquica: a partir del concepto
“yo pensante” dedujo las características tradicionales del alma: inmaterialidad,
incorruptibilidad, identidad o personalidad y espiritualidad (que es la suma de las tres
propiedades). Aunque no negó la existencia del alma y de sus propiedades, Kant consideró
imposible su conocimiento y mostró que esta psicología racional utiliza argumentaciones
engañosas o paralogismos. De lo psíquico sólo es posible y legítima la psicología empírica
o conocimiento no del alma sino de las leyes naturales que determinan los procesos y
modificaciones de nuestra vida psíquica empírica (la que se ofrece a la percepción interna).

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