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En la práctica existen numerosas fuentes posibles de incertidumbre en una medición, entre ellas:

a) Definición incompleta del mensurado;


b) Realización imperfecta de la definición del mensurado;
c) Muestra no representativa del mensurado, la muestra analizada puede no representar al
mensurado definido;
d) Conocimiento incompleto de los efectos de las condiciones ambientales sobre la medición,
o medición imperfecta de dichas condiciones ambientales;
e) Lectura sesgada de instrumentos analógicos, por parte del técnico;
f) Resolución finita del instrumento de medida o umbral de discriminación; valores inexactos
de los patrones de medida o de los materiales de referencia;
g) Valores inexactos de constantes y otros parámetros tomados de fuentes externas y
utilizados en el algoritmo de tratamiento de los datos;
h) Aproximaciones e hipótesis establecidas en el método y en el procedimiento de medida;
i) Variaciones en las observaciones repetidas del mensurado, en condiciones aparentemente
idénticas.

Los principios generales para establecer la incertidumbre son los siguientes:

1. Se asume que cualquier error sistemático se elimina, se corrige o se ignora.


2. Se evalúan los errores aleatorios que influyen sobre el resultado.
3. Se establece un intervalo en el cual se encuentra el valor verdadero de la magnitud medida
para un determinado nivel de confianza.

Este proceso puede ser relativamente sencillo o extremadamente complejo dependiendo de la


aproximación escogida; en cualquier caso, el grado de dificultad en la estimación de la
incertidumbre debería ser proporcional al grado de exactitud que se requiere en el laboratorio
clínico, que es sustancialmente diferente al de un laboratorio de calibración y ensayo.

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