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|.” PROVINCIA DE BUENOS AIRES . DIRECCION GENERAL DE CULTURA Y EDUCACION | DIRECCION DE EDUCACION ARTISTICA | Conservatorio de Musica "Julian Aguirre” 2) | Lomas de Zamora ‘Av. H. Yrigoyen 7652, (1828) Banfield. Tel: 4242-4879 E-mail Sitio Web: www.consaguirre.com.ar CARRERAS: PROFESORADO EN MUSICA ORIENTACION INSTRUMENTO, ORIENTACION. EN DIRECCION CORAL, ORIENTACION COMPOSICION, ORIENTACION CANTO. TECNICATURAS DE CANTANTE SUPERIOR, DIRECTOR DE COROS, INSTRUMENTISTA SUPERIOR PLAN RESOLUCION: 13.234/99 y 13.296/99 ESPACIO: DE LA ORIENTAGION ‘AREA: DEL LENGUAJE-RECEPCION ASIGNATURA: HISTORIA DE LA MUSICA ARGENTINA Y LATINOAMERICANA CURSO: IV CANTIDAD DE HORAS RELOJ SEMANALES: 2 (dos) PROFESORIES : SILVINA ETHEL SHIFMAN CICLO LECTIVO: 2008 Expectativas de loqro Se espera que al finalizar el curse los alumnos puedan * Identificar los distintos periodos histéricos de la musica argentina, de acuerdo a tas caracteristicas sociales y culturales de cada uno. + Ubicar cronolégicamente a los principales creadores argentinos _y__latinoamericanos, estableciendo similitudes y diferencias en cuanto a sus preferencias estilisticas. + Establecer comparaciones entre la obra de los compositores argentinos y latinoamericanos, y sus contemporaneos europeos, atendiendo a las influencias que luvieron las distintas escuelas del viejo continente en América. + Analizar la relacion de los compositores argentinos y latinoamericanos con el material musical aborigen y folkiérico de sus respectivos paises, a través de los distintos procesos de estilizacion que ulilizaron para plasmarlos en su obra, + Valorar y difundir el patrimonio musical argentino, como resultado de un conocimiento mas profundo del mismo * Adoptar_ una actiud de interés hacia tas nuevas este! latinoamericanas, cas musicales argentinasy Contenidos Unidad 1 La musica en Argentina en la época colonial. Siglo XVI: Primeros misicos ministriles espafioles. Siglo XVII: La penetracién musical pracedente del Peri. La actividad musical en Humanuaca, Siglo XVI: El “status social” de! musico en la Argentina colonial, El negro, esclavo y miisico. Los misicos Profesionales, semiprofesionales y libres. El indio guarani, misico culto. El misico militar. El clero y la musica, La Compaiia de Jesus. Segunda mitad det S. XVIII: El “Teatro de Operas y Comedias" y los rimeros empresarios teatrales en Bs. As, E! “Teatro de la Ranchoria' Unidad 2: La actividad musical desde 1800 a 1852. El Teatro Coliseo. El espafiol José Antonio Picasarri £3 Revolucion de Mayo y las marchas patriéticas. Blas Parera y el Himno Nacional Argentino, La Sociedad de! Buen Gusto en e! Teatro y las primeras formaciones orquestales, Gonsolidacién de las primeras especies folkldricas: Huella, Cuando, Cielito. El espiritu nacionalista del romanticismo europeo y su influencia en el ser argentino. Primeros generos musicales: danza de salon Bee an Y canciones con piano. Los precursores: Amancio Alcorta, Juan Pedro Esnaola y Juan paulista Albevd, La Sociedad Filarménica de 1823 y su difusién del reperterio sinfoniea europea. Lex Gfademias de musica. Mariano Rosquollas y la difusiOn del repertorio operstico europeo, El Teatro do la fictoria, Morilio. Emilio Dublanc, Hilda Dianda, Carlos Guastavino, Alberto Ginastera, La Generacién det ‘50 (nacidos en la década del '20): Rodolfo Arizaga. Silvano Picchi. Roberto Caamaio, Pompeyo Camps. Francisco Kropfl. Virtti Maragno. Eduardo Tejeda. Irma Uteaga. Astor Piazzolla La Generacién del 60 (nacidos en la década del 30): Gerardo Gandini. Juan Carlos Zorzi. Mauricio Kagel, Amanda Guerrefto, Salvador Ranieri ; Las Generaciones nacidas desde la década del ‘40. Diversos compositores y tendencias artisticas, Unidad 6: La misica on América Latina, Evolucion de la misica cultalatinoamericana desde el Sigio XVI al XVIIl. Principales centros: México, Lima, Mina Gerais, La mezcla de elementos curopeos, nativos y africanos, Misica usada en dos sentides: religion y diversion. Aparicién de formas relacionadas a las necesidades catequisticas: oratorio y canto gregoriano. Surgimiento del arte popular lalinoamericano, Las danzas europeas y la influencia del arte de los salones en la creacion del pueblo. La actividad en el S. XVill, Desarrollo sociaeconémico de América Latina, Primeras orquestas, primoros teatros de épera, primeros autores latinoamericanos, Agremiaciones religiosas ligadas a la musica Unidad 7: La actividad musical en el S. XIX. La emancipacién de las diferentes nacionalidades tatinoamericanas y el nacimiento de ta cancién patriética. Los Aires Nacionales, La composicién sacra y 8u parentesco con la produccién europea de la época. La corriente inmigratoria europea y las Academiay de Musica, La épera como principal espectculo de muisica culla y el crecimiento de la actividad de camara y orquestal, Compositores de fa 2da mitas del S. XIK: su actividad creadora y como Grganizadores del sistema de educacién musical, sociedades de conciertos, agrupaciones orquestales Tendencias nacionalistas, Yaldad 8: Principales compositores del S. XX. MEXICO: Manuel Ponce. Carlos Chavez. Silvestre Revueltas. Juan Pablo Moncayo. Blas Galindo. Rodolfo Halffier, Manuel Enriquez. Mario Lavista BRASIL: Holtor Villa-Lobos. Francisco Mignone. Camargo Guarneri, José Siquiera, Claudio Santora Osvaldo Lacerda. Eunice Katunda, Sergio Vaconcellos Correa, OTROS PAISES de Am. Latina: Principales compositares y tendencias Bibliografia + APPLEBY, DAVID P. (1982) La musica de Brasil, México, Fondo de Cultura Econémica + ARETZ, ISABEL (complladora) (1977) América Latina en su misica. UNESCO. Sigho XX! Editores + ARIZAGA, RODOLFO (1872) Enciclopedia de la musica argentina Buenos Aires, Fondo Nacional de las Artes, * GARCIA MORILLO, ROBERTO (1984) Estudios sobre misica argentina Buenos Aires. Ediciones Culturales Argentinas. 1 GESUALDO, VICENTE (1988) La Musica Argentina Buenos Aires, Editorial Stella + MALMSTROM, DAN (1974) introduccién a la misica mexicana del siglo XX . México. Fondo de Cultura Econémica * MARIOS AUTORES (Curt Lange, Francisco. Jiménez, Alberto Emilio. Sala, Juan Andrés. Giacobbe, Francisco) Historia General del Arte en la Argentina Buenos Aires Academia Nacional de Bellas Artes * SLONIMSKY, NICOLAS (1945) Panorama de la miisica latinoamericana, Discografis asic talA SONORO DE LA MUSICA POPULAR ARGENTINA. (Instituto Nacional de ") Especies fotkléricas de fines del S. XVIII y principios del S. XIX Baulsta Alera * PANORAMA DE LA MUSICA ARGENTINA Selo Cosentino) Varios volimenes que incuyen composites desde 1880 hasta actualiiog + ARGENTUM. ‘CD preparado por la ASOCIACION ARGENTINA DE COMPOSITORES con obras de algunos Aguirre, Zorzi y otros (repertorio para violin y piano) + MUSICA DE CAMARA Vol. 1 (CD dela Acociacon Argentina ce Composites) cn obn Grisolia, Urteaga y otros) os ete + SOMPOSITORES LATINOAMERICANOS (SelloTacape) Vol 1 y 2 Mésk autores lalinosmnevioanes & ape) Vol 1 y 2, Musica para piano de varios * OBRAS ORQUESTALES DE VILLA-LOBos, REVUELTAS, MONCAYO Y OTROS sL -v9 onb ‘oaupaoy ropearosqo jo waxed oIgs on favoydxo op 119 p squniseq vyNses ‘uOTUNIS ws ap SoAKyou SO] aULLF OP ‘gus0o ap Opmyso 9x9 ap spnbsod sol ARURAgUASEP ap ALLA], jengiaidso-ugiovyzoduy ap ojnayyaw xambyeno “pepryory sour splaw [edly uoo equosqe enb “oyns osoI0u—s of 10st o TOME UoD wIfoLzEsap aS A 9901 oyuoWoUt [op seII09) supeUEseRUIND £ suDET ‘egnyosqe ise wR, s ‘poring oyToUte| -e[ eys9 vyuesard os ‘oduiayy oursyur [2 020g VIar wI9Jso Y| ap OxjUDP ugTaedord us ap A Bago Us ap ooasujaquy Jo[va jap uasawar [e ‘ses sns 0 son} soy od sujedque 0 sojsadse avsedns ja ‘oarefqo ss xopod [2 aoartg “[ROISNUL v{ ‘Oyu, | sod 4 jeangin uapso semnbjend ap «1 ¥ -uigquoa 0 opesed [ep vas “peplanja” ¥[ ap asrednoo [a upp ys So sossorx ap UAT A [IFIP auoUTMaTLd vosw, VNELNADYV VIC TVDISAW VNVUONVd T omnayav para el mismo precioso y ica, pues la e un pasado, tal vez no muy glorioso us vaiv n un_corréspondiente ianera armoniosa y ordenada (como mos, erosiones, invasiones ¥ retro- ste. que producen la vecindad 0 simul- correspondientes a muy diferentes eta- ‘sma manera en el estado actual de icales de muy diver- mnismos diversos, tanto por eadores como por las de sus compositores noveles, que haeen ahora habiendo sobrepasado apenas la vein- »s con autores que no sélo tienen ¥1 fsica argentina, sino que sus lozania que habla en favor idad, al margen de Verdad es que éste es un fe se presenta en todas las latitudes, en la que lenta y ar los albores de por supuesto), al etenimiento sobre los problemas estéti- rgentinos, de aquellos en que: parecen ‘0 de sus respectivas idiosinerasias) ‘cia, en un ambiente como el nuestro, Para nosotros, la historia de la miisiea argentina abar- ca varias etapas, bastante bien diferenciadas por sus téni- ‘cas respectivas, que, partiendo de una especie de prehistoria (anterior a la Tndependeneia y const cir bajo la denominacién de Espafia) se protonga hasta nuestros dias, hasta la pigina terminada », pues se trata de ias, sobre todo en los se observa un antagonismo ndo entre dos tendencias generales: la. universalista y jonalista, con todos sus m: itu de un mismo ereador. A estas dos tendencias generales —y ya como un fenémeno més tipico de los paises pertenecientes al Nuevo Mundo— se. podria sumar una tercera, una especie de 1 i 1, por asi decir, proveniente de la ascendencia racial- europea de los compositores argentinos (en primer término la es- pafiola, pero también perceptibles la italiana, la francesa y Ia de otras naciones) y que puede reflejarse en algunas caracteristicas 0 aspectos de su produceién. Por otra parte, y a diferencia de otros s, la ausencia de figuras “fey primer plano, de grandes genios de la miisiea, ha sido bablemente bené © poderosa, perdiéndose de este modo en part caracteriza a nuestro lenguaje ica en muestra pa- tria, Luis Maria Herndndez expresa lo siguiente: “Ya se Buenos 108 la Argentina, ha sido un pais miisico. Sus primeras manifestaciones fueron las de los pa- Ww 6r “uvoje ajuowprdya onb ‘ezadg ap sepesoduioy se] uoreonay os fesxeziundi0 w. vquzuamios sted [a opumna £ ‘viouapuadap “UL By tod seirens sey supeziremy za wun ‘ezgy WOR, “soajo & outuny ‘Tarres “oqsE2y Jo ua weIeNy JOACUE TOD ey “ou wouy as ‘oquoysisiod syur ‘euosIpur ojtemele ‘a 28 Suvodured eubz Yue opoy sagan ‘rUwdureD Ht one sexyuarur ‘woody tap sosoyuowasoa soytq s04}0 £ spnurur mg|es ap sea opr wqeY as sox njOAdyy TI 9p saxoqye Soy ua “woody ung wiqures NODENGTS wy - “Sopttos soy ap aH [e TURD wBIE, ws 8p soquoTHs souoFonqEAUOD sv] ‘xRUIyD ap woISNuE op sou rowers SeLAWA £ doflme vf ua vexyy Us £ ‘0 qos BOW vy wys9 so !eIsaf Exo ond fod 10}1soduoo & ys TSM £ “ETAT 8p aed e ‘eqopi99 wo wIDuOsoId w OLIqne “sop uyIEysaKY ome] ofensnm osoqgoIsNUE [9 oypNU ADT do0x0 oMURILLIq tos wuN uo ‘soy>Ip ayuoMrerd raid op asiviquy opand ou wALpoy, “ottesoUd [a 1 UT [9 axquo opus ‘samy souoNg & wqOpAy;, ‘uyumnony, ‘uorounsy ‘svornsor souoistut sey ap soquezvnlt “souoponpox et uo "yaodex ooeuay wig tls ‘0x90 SOY] tar S0I1¥ SO] oD SeURTASLID seULAyDOP SEL Op UOKOTD Ixe Uf opuvusey(e “Sompur so, w wqezinboywo “ulporK ns ap MOS “OasToueT UNg ORI UIs ovaTEte Sore exyugt “ednoo sou anb omeyd jo ua aquounroseur zesox03uY open ou sexqwou sono ‘sooej.ysne < sounuio[e ‘sozins ‘sosaoumrg ‘SOUUITEYE UpIqUIM OUIS ‘soqouNNIso 019 eA JS SOUIBDOUOD "ows upsiaawo ns avingose £ aepItiocy & soua8ypuy so] waud o1paus owios sopruos so ap 9130 > uEqR: RES IT st cOxBOVS Sof ap uAqO A wiOvAs rod oquaupdioulsd ‘souoLFex SuJs9 Wa [wOISMiN.ojUBIUITAOUT Tap sor sow} TAX of “8 Ue UX, “Buoy owzoy ound tod 049 ‘anb ‘wood9 wrour 389 oyadsy H99p SouLpod onb of sa ovod Anpy ‘oauador9y— aqueyseq oduivo un ua trosonu os anb ‘sa Sef tyed opemde un souorey omy Fiquepuey % ap ormmuopard Ja 0 ‘9g jap upgvaou0R u LopHios- PP opuER jo 0 “Og Jap UptoEIOUEH vy {(ololND oyoMe_ Hes [Pp fe waquied vunyn amb, j2.24qos 4 ei9[oua ab) psonsoeu sosowtsd so]: (oqoumpoulteoade ‘oss rysvy feuowe upiovzrusio v{ apsop) so1osinaaud Sof foorurdsty opoyied :saquomats sx pO} ONDIp ty as ou “peprarjatqo [ey0} wun ap & sean anb souorsnjoues wv ze89(1 opuarpdwy ‘sezo{dutoo 108 Uap, OW OGINE ap soxuaUIa[a So] syUApE and opEp ‘oy sedwjo st] ap sourednoo [e yrooaandesap vanqeiouat ‘supaqo souozes tog “sopyiouasapip sym soro,oeI0 oraint oxysonu v anb 0 ‘sopvoujsap syux sootsni so, Te wayyy ou tavd & sosquou soundje aqua souau 0 “IMO ap o8serx w Une ‘sosvo souNg|e uD souopuD -sunoz19 ‘sudeye svsiearp se[ ¥ euameatseons souto.rsi04 Sou ‘uprjsodxo ej ua peprayjo £ pepipowoo aoseut wavy .Sopadse sts sopoy ua ‘0320 ‘anb & 26pa00u09 wang! un £9 ouayz04 -ond as soywoutour soyda a 4 ‘seIp s0x}501 UB upoeIOUes Bp opuaRTUsyay opr vy as eq “seqwasa4d so] sopo} -uir ‘soxopexed oysan ‘soauoqUO ap qnId [e we EpNzaAU0D HL UP A -aavpe [9 ayuoujUasoerd ‘ojawns}s afezipuade je we seyseismjue sopeuororre uvsa cord. ap seyouiod seiurey. set op svutu sey —eyemeioedss ware} ap— soquejnoofa ad; los. autores preferidos' eran Ros- » Sevilla fue la primera dpera repre- ‘al en la Argentina), Bellini y Mo- influeneias (pudiéndose afiadir qui- sufrieron los primeros compositores @ dichos, que en realidad no pasaban tados, sobresaliendo generalmente. en siempre la politica. No realizaron el al poeta Esteban Heheverria (ni era ‘ hacerlo) de returrir para sus obras “o popular. Pertenecen a esta etapa, 6stomo Lafinur, uno de los potas dé do Guzman, fundador de una verda- » en Mendoza; Amancio’ Aleorta, de aan Pedro Esnaola, algo mas mozar- os trozos para piano, melodias vo- nbiciosas, y Juan Bautista Alberdi, el Bases, que sobresalié como estadista, cales breves, y también critico y teé- a miisica de esta época se ha perdido. das més tarde, y junto a obras de alianizante, van apareciendo las. pri- tilizacién del material folklérico: ai- »ara piano, de pretensiones modestas} ortos parcialés, son desde Inego obris ‘sin mayor trascendencia, Alterman rienecientes entre otros a Ignacio Al- s chispeantes, enas de gracia y son- sdiados de siglo nace Francisco, Har- ia influencias italianas ‘en ‘el juguete 2, considerada durante mucho tiempo compuesta por un misico argentino, je son’ ajenos a nuestra idiosinera- loga filiacién ofrecen sus produccio- 2s, ‘Mas interés, por lo menos ‘histé- nbio sus piezas criollas para’ piano, la miisiea de corte nacionalista. De- bemos sefialar asimismo algunos intentos atrayentes de Luis José Bernasconi y Zenén Rolén. Un cambio de panorama tenemos con la aparicién de los primeros compositores argentinos que pueden éonsidérarse estrietamente como maestros, hayan’ ejercido 0 no la pro- én de miisicos. No se trata ya de un mero pasatiempo, adorno de salén, sino de una vocacién més sélida y un es. fuerzo més sostenido. Al mismo tiempo existe no sélo in. tuicin y buen gusto, sino concieneia artistica-y sentida de artesania, La posicién estética oscila, a grandes .rasgos, ‘entacién nacionalista cada vez mis acusada, en el campo m1 sus principales representantes Alberto iams y Julidn Aguirre, sobre los que nos ocuparemos mas detenidamente en sus respectivos capitulos. El prime. ro es el autor de una pagina para piano, El rancho abando- nado (1890) considerada por muchos como la primera ten- tativa de valor artistico de estilizacién del material folklé- rico nacional, que forma un agudo contraste con la produc- cin equivalente de Aguirre, escrita también a fines de la centuria; dicho contraste se explica con facilidad tanto por su formacién téeniea como por su origen étnico. En el terreno operistico persiste el italianismo, que cu- riosamente se utiliza a veces eomo procedimiento para eo- mentar asuntos de indole nacionalista 0 por lo menos ame rieanista, con un resultado bastante hibrido, Podemos citar aqui a los hermanos Arturo y Pablo Beruti.” A pesar de sus esfuerzos ‘y de su tenacidad como compositor, la labor del primero no ha tenido mayor repercusién en nuestro ambien- te artistico. Sin embargo su obra, en la que aparecen evo- cados circunstancislmente el gaucho Juan Moreira, el mundo ineaico, la gests de San Martin y la época de Rosas, ostenta un innegable interés historico, Hacia esa época se precisa también, como hemos’ dicho, el sainete criollo, género menor. de tipo costumbrista, evi. dentemente derivado de la zarzuela espaiiola, y: sobre cuyas caracteristicas nos referiremos luego mas detenidamente, al 21 &% PP oonsyze oquarwurajoauasep [9 wo pupmEyA ap LOK Wn Ss PEPISIaAIp rtustUr vjsa odad IsvILOaIpeazUOD BISeH ‘SOLOIST seprrea nur uos seipuapuoy sm] pepITENyaY YL bana oxouos oyuauie(a [e apuarpuoidsaatoy el UDI ord ‘ousqiod azop{ioy jap uoHwSS vj astrUTUIOUEp ‘euspod anb wayund ua ‘sodyy soy azaztp sus uO “ESIALRU woporUaIIO YL FuOUIUAAAE oproaro]y vy isvipamsOT sud & saouvu sostaarp sod oysandns 10d opuused ‘omsTuoswoop -op [9 A owsioEstooat Jo a4qKa EIIOs0 voIsHUZ Ns seIOUOpUE} ouog “jworsner opunur ja uquseatsye oyuowoM as0 ua anb PLP Yl 8p OpHuas sofew £ ‘o[Lys9 op £ wunz0y ap sUUA;GOXT ye UoONpord ns we asopuyyuasord ‘seatwr op PYG -ure soseur ‘Sosa soxofow so| ua ‘odwion owsjur [te vieAes ‘eonuywos edeya vL ap uoroezadns wun v[ouas anb “OK}RISe oIsod Ng ‘puprpowon w2919 Uo vySey A PUPIL woo LOqRy nS analvau woxoIpnd “eysonbzo ap soxoyporip souoNq ‘OSt |S opesoi[ ‘€ smsqueum.aysuy souanq roquisasdy vfeqteA von luo9 uormuoo O11 BI “eKoUNR|RojoUOI oprpadard WELTY say anb sooisnut soy 1od seprzireaye souorsisod se] op axdurars Jsvo WOBAWUL [Y PEPIATOE NS opuarsjoauasep ‘uooTADLITy “ID [P UoIeAN;ASUOD GET lo OUIOD Ise sy “aEMaE MOITZ -uottios and we oquowoW [9 uo ayuRreduN wsI[eIOLFO worOUND “18 Uv aquady oyuEdIsUEZUE puyLyoE vUN o}diouEd uN 9psep worejdope “,o19uH,, [ap Opl9s Spur opRues uN uo ‘o7ttoUL 1094 sopedinbs woiq 4 ‘nuIAvILE, opreNps_ CULE! 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Es asi como el ballet ha pre+ el poema sinfdnico y la mtisica jente el paso a las obras formales, neierto o la obertura, y mis reciente- 8, y los ensayos de tipo ariadas combinaciones instru pianisticas y las melodi ) que resulta mis bien extrafio, dadas ies de realizaeién, es bastante nutrida coral ‘Una buena parte de las nuevas promociones est vineu- lada directa 0 indirectamente a los institutos oficiales de ensefianza, como los conservatories Nacional y Municipal; por otra parte, en muchos de los compositores mas jvenes se manifiesta —lo que desde luego constituye un fenémeno general de nuestra época— una decidida inclinacién hacia las formas y estilos mas radicales y vanguardistas de crea- cidn musical. Algunos de ellos, llevados por un entusiasmo que en ocasiones se convierte en posieién dogmitica, se en- cuentran empefiados en una riesgosa carrera armamentista- musical, que no siempre pareceria responder a su mas in- {ima naturaleza, Pero Jo realmente curioso es la reaccién que se advierte en la generacién ms joven frente a esos fexeesos, ¥ su. complacencia en mantenerse en una posicién mesurada, més acorde con las posibilidades implicitas de una mas sana tradicién artistica. Simple efecto de oscilacién pendular, podria acotarse. Estos son, a grandes rasgos y dentro de nuestro sentir, el panorama actual y Ja trayeetoria de la misica argentina, que pueden diferir en detalle con otras apreciaciones ana- logas, pero no, creemos, en sus lineas generales. La escuela musical argentina ha alcanzado ya, en sus mejores repre- sentantes, un alto grado de preparacién técnica; las corrien- tes sonoras actuales son bien conocidas (suponemos que no ceultan secretos fundamentales para nosotros) y estiin bas- tante bien asimiladas, manifestindose un progreso en el indice medio de la cultura musical entre los compositores de las diferentes generaciones. ‘Todavia no puede hablarse de un caricter definido, de un sello distintivo en nuestra escuela musical, como es 16- gico, al pertenecer a un pais joven, que apenas cuenta con poco mas de un siglo y medio de existencia libre, aunque se tienda a ello, cada vez de manera més conseiente y licida. La fisonomfa de una escuela musical —la fisonomia de un pais— no se puede fijar por generacién esponténea; exige una elaboracién, una maduracién lenta y progresiva en su desarrollo, para dar el fruto en sazén, Es por eso que ain 25 te uuaqUVME os eUBIOUNd as9 OYUHSqO ON “eIUOIOD EI ap sod “WOH we opronpord “soLLo|U oyUETUAOUE Jap vaIFOL vrOUaND “esto ‘opeLTeA & oanow jeofsnu vurezouNd un uod soumE “wooo som BYoUspusdapUT > Upfon[oADy v{ ap esods eT Ug UOHEN vl opusoausye vy anb sapnystotA svj sepoy woo ‘oxq, vrousysixe vxysanu ap osino [9 ua Uprduna vEo}eKeIy A ‘suysqIw souysonu rod osdy] esa ua epuattver soqul el ep eouereq ap ajoadse wun sooalqeysa £ syaye viovy BSA ¥I Aeafoa opyrdoade ope} of 0d souretap\stog “[wuolotE waIs “NUE B| 9p O1yEpA [2 OBoN| opuRqUTAaT any 98 oytELNe}UE] amb J aaqos oquaiurs jo uasnyyysuo9 aMb osd "ZA Te} “SOI|ToUDS & saprmamy aqueyseq sozuoyuos ep ‘warsnur vaysone ap sud -vyo stiawlid se] v epeofo vun avypa ja ‘wURUERIY ty UE [es -[SnUt epIA yf ap LNEUL ¥s0d9 VI aaqos LOY souRtaTaT 9p. opr % ‘ome oxsanu ¥ ‘eunrodo wyNSey “souR so ap 491109 9 Uo O8on] asopuylfozresap UBL nb soy ‘soaySHIE A saqeangino soyodse sosraaip soxysanu ap worourorur % azq, -os oLmuewos |p wand eouadeger wun ‘wIoTUL oytnd wn aI -Hsuo9 wopand soaistoop soyuarusoquooR sosa anb oyu} op aod evazed soy "pupreuosiad ns ojuoureuryeined opuorarsep egy xeqTur & coys[od uspzo ap seALMUAAYR & souorsnatoD swso.0UmU op sgav4y ¥ aub ‘seuvairourRoundsty sworqndes sep jovztUEBIO A UoIOwULIO ap AeUD[NqANy Uy “edEIO eT We woxopran90 ‘eYouapuadapuy vf osu op UpIaNJoAayY vy “Sted oxjsant ap eI10}S1y YL ua so[muauNpUNy sorpostds soqy SVIONSGNGI, A SVD "IVNOIOWN VOISAW VT MG SOZNATNOD SOT Ur o1navg “oursyi 0} ous ‘ourpoa fo aedavous epond as ou 0489 op K -vUls| wy ¥ sojuooYUL soBser soy HOD “eIoNEASGNS wOLyD;M el “PepHL sBuosied widoad vj aruyop & atrquosop aeanaord & ‘,oxquapu BUY, IusIUE Jaqes ua oULOD ‘OU Oo ,.S09!}OX9,, S0IS9. was ‘sojpour aujdoo Jo amyraa op aUyer; uo Oyu} Uoprsed oUNUD “aw optsmut [p avzvau| gop and wualgard fap eed et “owwipouuy spur z0A pve soumapisuoo anb omy un ua vpryduma sos yxoqop vou, Usyf “oVwIpaurUT seuL oyuOTUNpUAL A “tOIONZIIEaL vIUAT aquounmqord & [ory srw op ‘oussyeao] 4 oustibsoro,UIE Bp vdeo vj osed op avsedns opipod wxey onb & wszoatun o8uer un oduiery oust je souxsje anb wurwasae ajuaur sonugyne vas onb voisnur eun ap eurolqord Jo “opeaqueyd oprpuayaid--ey as onb ua sosea so, ua ‘oyjonsor wy as OW 7 ee ea eh Sa eto en once naves, oan c = casa de juegos. En ervian b bidas y habia miusicos por neche, yentre ellos ide 16 Buenos Aires ya citado Sebastian de Sa- Bartolomé de M Languedoc y su 8s Leone Pancaldo lle- santa Maria’ a Buenos Tabernas y casas de juegi musica en Buenos Aires ( aujua g92}S9p 9s spear ap BIUBEEWOD £7 ‘eoisnu &] A SeyNsel SO7 sZ991 ue ua opes.oye any anbjona un 10d peu! ued ‘upuinony jap sorput die Udo SBjouazuzYo, esi 9 ZaribsguoR 20u) 08} saw Kol VaIINEOUY 1G FOS TT ee CQ CC Cac VICENTE GESUALDO LAMUSICA EN LA ARGENTINA Fa 2» encole cantarytocarpermanecianhasts _prender viaje de retarno, Mas no neta, 10 ejecutantes de tagote, 8 scant cybndole cantar yocmevigsy como est volver a su cara Reduccién de San Ignacio, feos pues en 1609, de paso por Buenos A muerte lo sorprendia ala edad de cincu y dos aos. 'No han quedado manuscritos del Bien preparado para podria de~ nominarse “prédica mu Indias el Hermano Bers Compania de Jesus a fos. Ge edad, su ardiente deseo de conv al ser dest porque en la época de est uropeo en que transi estudio de la musica y el de y excelencia se "de ato di del siguiente pi | carta de enero de Generai de ia Co 10 Hermano, que le vaya tice en la del 4 de agosto de tan ocupado en esa Re nla que goz6 de gr Feputacibn como musica EI Pac Lorn. ice en sus eseritos que la musica... Dio gran solemnidad a las fies. tasrel con no pequeao pl nacido) bm espafioles como de los indigenas... Obras, porque algo fal gand tantas almas parala legado hast gear era que se hagen c : eat ue go compren las cuerdas de laud is yorosuraré que se anvien con es pnw bodilayoagedogle "el gran musico jesuita é tut habia’ Reside en Cordoba dei 7i7 1126 consaprado sucerdoie po: "0. _, Enel afo 1717 arribala Suenos mas cestacade de este = Suelo americana, }686-1728), nacico en Prato, cfaquelasct tudios realizades por populares que eran solicitedas desce el ‘Seynsel soaienu SOnO, S01 uoo eouewe anb eijsnbe ap -senu |9 ous 91 “Sjuebio ugroipen exerooie eye ‘ou10 UpSUIN “ob ar asap eurae de ebionu ey 2p osorpmse web cio 010 A Biepye9 (wIS29 Menbeseg (2 ne wo Zoperge')20uuRS gsr essed sosofaw se, fod (10g Tsou Vina VOT YT 08 Gawnssa sins Cee Ge ic (at UGGECE EGC Gace LAMUSICA EN LA ARGENTINA imer teatro de Buenos Aires f EI Padre Paucke realiza un ——————— concierto en el Real Fuerte | (1755) Pedro. Aguiar, Operas y sda, se los condujo en Fuerte, conde yo estuve pre- enia recepcién, Ent arecié en un bslcén ‘acababa de saca Cuando llegé el Padre Paucke a Buenos Aires con gus indios misicos, ya habia en el s veces y of el violin @ un cacique" 151 +) 35 Histona Geurral del Arte en | Agewhna -| a . ( Francisco Curt Lange) Ms t ( q ) R Epoca Colonial (desde 5. XU A & a hk ‘a a . ta la aparicion de las primeras obras organics, ee On Is RODUCCION que vieron la luz desde 1930 en adelante AK No faltaron autores inelinados a mayniticar L. Bi conocimiento de Ia actividad musical du- el gjercicio musical durante el periudy culoniat L sate el perfodo colonial argentino permanecié argentino, basindose, al «lesconocerlo, er ty L serante mucho tiempo en tinieblas, Loshom- descollante actividad que la Argentina acusa en 1. bees del siglo xix, entregados por entero ala ¢l presente. Olvidan o desconacen yl no hit i. diltision de las expresiones europeas de su L_ fempo la masica de salén y la operistica— 0 I> inelinados a un tanteo nacionalisty basado on formas y estilos de su €poca, no revelaron in- 1 quietud alguna por el pasado. Queda en su 1. favor el haber construido la plataforma sobre la i. eval fa Argentina pudo convertirse en la nacién [. latiaoamericana mas desarrollada en ensenan- i. ™ creacion, interpretacién y consumo musica- {es, y en su contra, el haber facilitado la pérdida |_ total del patrimonio artistico musical, manuscri- fe impreso, que podia haber demostrado > fehacientemence ¢l grado de interés por el de- 1. estlo musical, la procedencia de obras y el | pralo individual o cglective durante los tres si- gles de administracion hispanica que ésta pro- [vee sur dominios mas distantes, Be un perfodo de tres siglos, sobresalieron #6, Como hechos notorios, revelados por iuHoriadores, la trascendencia nada comin da- 43 pox la Compaiiia de Jess al ejercicic de la wrlaica en los pueblos de Misiones yen sus cole- S, fodo operistico introducido en ‘sents Aires después de la Independencia en y berana la Nacién Argentina, Con + histéricos, y la incursién en aconte- shes musicales y figuras relevantes del pe- mnisical reciente —a su vez, insuficiente- gacos—, tavieron que conformar- doy el alumnado argentinos has- bo nexos entre la actividad musical de lus siglos xvi a xvitt y la del siglo pasado, dado que ambos perfodos se hallan separados por aconteciatic tos politicos, econdmicos, sociales y filosdticas, sefialando etapas divididas por agudos contras tes: al absolutismo siguid el liberalisino, y al pre dominio de la musica religiosa, ja profana. So- bre las cenizas de una se levants.la otra, sin alimentarse de aquéllas. Hay que recordar, asimismo, la pauperrina situacion material que prevalecié durante miu chos afios en la capital dos veces Funiacla, ex rente de recursos materiales, poblada por redu- cido mimero de habitantes, y constituida por edificios publics y moradas particulayes ruci mnentarias, que de manera alguna podian repre sentar a la Espafia de los sigios xvi y xvi, nia kis florecientes capitales de algunos Virveinatos La Argentina y Chile figuran en las postrime- rias del corolario de conquistas de Espatia en el Nuevo Mundo, Cotnplementarias como fue ron, NO Aportaron a las ya existentes —algunas, de recursos espléndides— sino capitanias de notoria pobreza, en la que faltaron durante mt cho tiempo los elementos mas indispeusables para que un relativo bienestar de una sovied:ul en cierne permitiese desenvolve mente hacia las artes En lo que respecta a la Muy: Leal Cinclacl ale la Santisima Trinidad Puerto de Sama Maria ele se saluitable- aterm teeeimnenecieaabeneonaneaala! Hucnos Aires, poscemos un testimonio del pa dhe nnisico Anton Sepp, personalidad de la mayor importancia en el desarrollo espiritual y itisticn de kas Reducciones de Lndios. 1691 a Buen Memorias que ésta constaba sélo d Llega- do ew Aires, nos relata en sus e dos calles, abiertas cn enerucijada Una situacion notoriamente inferior Hegé a prevalecer en Montevideo, fundada cuarenta anos nis tarde —y que no puede ser desglosa- da del territorio colonial argentino—, donde las viviendas eran sin excepcién de cuero. Sera Kieil imaginarse, sobre el filo de ese siglo agoni- zante, la situacién econémica, social y urbanist- ca imperante en el hinterland, aun incluyendo a Cardoba. EL desenvolvimiento que trajo a la Capital de ka Gobernacién un mejor bienestar material y social, s6lo vino a beneficiarla arqui- tecténica, cultural y musicalmente bien entrada la segue mitid del siglo xvi, Hasta esta altu- ra, Cordoba habia asumido justificadamente la funcion de capital material y espititual del pa Si trazamos una linea recta entre Buenos Ai- res y Mendoza, dividimes el territorio en dos sectores, cle los cuales el surefo se hallaba ocu- pado por tribus salvajes, cuyos malones Hega- causr pinivo y efectos tragicos hasta me- Solo lo que se hallaba si- : esta linea imaginaria pertene cia a una vegién parcialmente pacificada, si ex diados cel siglo XIX. tuado al norte di Cluimos los episodios sangrientos protagoni dos por los indios del Chaco —tol dies sy moco- . y las huestes calchaquies, que en un tiempo comandaba el falso inca Bohérquez. lin esta region, ka paz sélo legd a establecerse ade 1750. La dingonal que conducia desde Buenos Ai- iscpnesciiiaunabibecit Sickmasseicte suis tate onca res hasta Lima —via de fundamental im cia para las comunicaciones durante todo el p2} riodo colonial— podrta modificar nuestra as veracion sobre el tardig desenvolvimiento ar") tico musical de la Capital y de las poblacioned del Interior, si aplicdramos este temperar a la regién lindera con el Ako Perd, ka actua} Bolivia, region cle las mas ricas de las posesione: éspanolas de ultramar, donde la actividad musi cal alcanz6 un extraordinario desenvolvimien to, que en nada tenia que envidiar a la que po dia ostentar la Madre Patria en sus catedrte de mayor rango y tradicién. Por la misma ley de la demanda y la oferia, inclusive por natural imitaci6n, las regiones gentinas préximas a Potosi y a La Plata —imé tarde, Chuquisaca, y al presente, Sucre—debe| rian haber recibiclo beneficios directos ce es situacion de privilegiada vecindlad, haciendo poner. que en periodos anteriores a la seu. mitad del siglo xvii, su vida musical podria hu ber sido mas rica que Ja de Buenos Aires. 3 poseemos documentacion alguna que lo com pruebe, salvo cierta actividad musical sorprea dente en la pequesia Humabuaca, pueblo d indios de la quebrada del mi bo, desde luego, introduccién de variados 0! tos de culto, pero supuesta vez mis débil, a medida ¢ tancia entre las fuentes de suministre y Jujuy Salta, Tucumdn, Santiago del Estero, Cordobs] anta Fe y Buenos Aires. Debide a los ingr sos en extremo magros, tampoco:se contalya co los recursos eri metalic para efectuar transac nente en forma aumentara la dig ciones de importancit No existe informacion salt na musicalmente mejor; de los 6rganos instala- dos com inmensos sacrificios; de sus reparacto- nes en el correr del tiempo, y de su presencia breve © prolongada ante la comunidad de creyentes; dle orgineros y organistas; de fundi- dlores de campanas, el inswumento sonore por excelencia que urarcaba el ritmo de una colecti- vidad; cle procesiones acompaiiadas por mitsica y danzas. Y de otros aspectos fundamentales del aparato musical culio, tanto més, porque la documentaciés de los cabildos civiles también fue victima de depredaciones de toda especie Ademas, no lia sido slo la renovacién de las iglesias del clero secular y regular la que con- dujo a la pérdida de valiosisima documenta- Gién. Fuerou varias tas ciudades que al poco tiempo de fundadas debieron ser trasladadas de lugar, sea por ln presencia de tribus agresi- Yas, 0 por inconyenientes impuestos por la na- ‘turaleza: inundaciones, terremotos, re insalubres, jones De ello nos hablan las historias co- rrespondientes a Salta, Santiago del Estero, nta Ke, la propia Cordoba, los primeros tiem- pos de Buenos Aires, el te remoto de Mendoza ant Juan en el presen- pérdida de preciosos documentos el incendio de la Curia Metropoli- tana, de San Francisco, de Santo Domingo y de otros templos de Buenos Aires, provocados en 1955, enel siglo pasiuto, y el de te. También se suma a De la historia cle couventos e iglesias del clero regular camibién pueden extraerse referencias sobre accidentes y alteraciones en su dificil exis- tencia. Merceditios, dominicos y jesuitas pa- decieron coullictos graves, que culminaron al tetirarse de varias ciudadles kas eos primeras 6r- denes, y respecio de la Compaiia de jestis, con let alter de le Vinge vn a cateditd dle Cordoba, su expulsion en 1767, Estos traslades y la re pulsion infligievon daitos irreparab) los archivos, ocasionando la dispersion, meria i © pérdica total de valiosisimos documentos, a: tes que historiadores competentes realizar un trabajo exhaustive de investigacin, adiesen f twafamiento cle los Jesttita sélo restaron de las reclucciones en fa Mesoye tamia argentina y al este del rio Uruguay las ruinas del otrora esplendoroso templo de San. 4 solfa. Se sabe que la Compania de estis udquiria en Europa, a través de sus procu- ‘aclores, les elementos que no podian ser cons- 0 elavorados en sus pueblos de Misione © 3 compras se centralizaban en Espafia y en tla, Y su portentoso comercio en yerba, “5 y esclavos representaba transacciones en seero, dado que los Jesuitas habfan legado 7 tipidamente al establecimiento de fuentes pias de produccién, Partiendo del hecho de que la musica religio- gredominaba notoriamente sobre las demas .cifestaciones de sus congéneres cultas a lo £2 de todo el perfodo colonial argentino, se- Justificado pensar en la existencia de una eenderable cantidad de obras que atestiguasen + seflejo, aunque débil, de la asombrosa activi- see desarrollada en lo que es hoy territorio de n boliviana. Sin embargo, ha sido ca: ‘istica de las edificaciones religiosas del pe- > colonial argentino, tanto en Buenos Aires el Interior,-lo endeble y primitive de eucturas. Construidas al principio de £5252, sufrieron modificaciones y ampliacio- 0, demoliciones, para dar lugar, a me- eefan las poblaciones, a edificios mas © 7 s6lidos, que a su vez fueron nueva- metidos a reforma y embelleci gaificante el mimero de iglesias argen- #2 conservan algunos de sus rasgos pri- yendo los primeros materiales em- bra. Sobresalen la iglesia del ‘or de la Compaiiia en Cordoba y s estancias. En el correr del sigla ya por segunda vez demolidos, se 4 otros de mayor solidez y ampli- tud, para sufrir en el siglo xix nuevas modifies ciones y ornamentaciones que respondicron al afin de renovacién y modernizacién de ta épo- ca, como lo comprueban las eatedrales de_|ujuy, Salta, Tucumdn, Cordoba, Santiago del Estero ¥ Rosario, y muchas iglesias conventuales. En el trascurso de estas reedificaciones, pocos li- bros de ingresos y gastos, inventirios, visitas, etcétera, fueron conservados. Puede decirse due es escasisima la documentacion fragmenta ria que se conserva del siglo xvii y dle fa primera mitad del siglo xvii. Una pérdida aun mayor se produce Cofradias de Legos, donde nist en las tos libros de admi- acién pasaron con cadit renovacién de au toridades a otra manos, siempre particulares, sabiéndose que fueron precisaimente estas orga nizaciones religiosas las que unis contribuyeron en la ornamentacidn y en las festivirlades de los templos. ¥en un grado mucho mayor atin se perdieron partituras y partes, cuya tenencia era manejada por el encargado del servicio musical, yen las catedrales —hablamos siempre del pe- viedo colonial, y por tanto, de las de Buenos Aires y de Cérdoba—, por los maestros de eapi« la, que s6lo en raros casos existieron, Cada uno imponfa sus gustos, desdeniando materiales acumulados por los antecesores, tos papeles sucumbieron a la accién del tempo oa la incineracién dispucsta ex profeso. De esta manera hemos quedado privados del conocimiento de las caracteristicas de la activie dad musical; del repertorio empleado; de los cantores ¢ instrumentistas que actuaban en ser- vicios regulares y extraordinatios, religiosos y_ profanos} de la condicién social de esta grey anénima que sirvié de abono para una Argenti- Ignacio Guazsi, el primero y mayor de los pue- blos de indios formados, y del sector cedido al Brasil, os sete Powas das iMissses, cuyos ornamen- tes fueron trasladados a Porto Alegre al comen- zar el siglo x1x 1a tinica comunidad religiosa que se mantu- ‘vo inalterablemente en el sitio escogido para propagar la fe y servir a la comunidad, fue la Orden Serafica de San Francisco; pero con ex- cepci6n de la iglesia de Santa Fe, restaurada ace unos decenios, nada queda de sus antiguas ‘edificaciones, reformadas al correr de los siglos, tanto en Santiago del Estero, Catamarea, La Xgja, Jujuy, Salta y Cordoba, como en Mendo- 2. Ni una sola pagina de musica de los siglos 1 Wta xvuit ha sobrevivido en sus espesos muroe L. Cuando trabajé en el archivo de San Francisco LHe La Rioja, los Padves confesaron haber que. fo musica muy vigia que se hallaba en una 2 petaca archivo musical que pudimos rescatar de rancisco de Tycuman, cubierto por un es- ¢ manto de polvo y hollin, abandonado so- §na escalnata que conduce ala torre, perte- \. Beeia en su integridad al siglo xix; es decir. al sro de la Gran Misa, de imponente instru- ina melodica afectada por la profu- a italiana y la zarzuela espanola “nicos documentos introducidos durante 11 en la Argentina colonial, proceden- talia y que consisten en dos partituras de 9 valor artistico, pertenecen a nuestro ar. nal, y fueron adquiridos de manos en Santiago del Estero el aio 1934. 2 finalizar, agreguemos que la catedral de Aires se derrumbé en 1752; San Igna- Hicado en 1729; Ia iglesia del con- 2 la op 255 vento de Nuestra Sera de ka Merced se inau: gurd en 1750; la de Sau Francisco, eu 1764, mientras que la de Santo Domingo fue benleei claen 1751 y concluida en (779, si bien le fal ban la fachada y la torre, Queda de esta mane. confirmado que una cieita estabililad, segui a.de.un firme progreso, se produjo a partir de. Ja segunda mitad del siglo xvit, aunque pote mos estar seguros de que los servicios de nnisiea Solo se pudieron consolidar en nny pucas igle- Sias, de esos afos en adelante, puesto que la mayorfa, inclusive la catedral de Cordoba, se- gufan luchando con los mismos problemas ori- ginados por la falta de recursos y la consiguien. te ausencia de musicos competentes. Hubo durante muchos arios cieria propeu- ston a adjudicar exclusivamente a la ( ‘onipania de Jestis una actividad musical descollante, des. Conociéndose que la ensefianza de la miisica culta, realizada en forma sistematica, uu se cir- cunscribié a los pueblos de Misiones y a las unis dotadas de sus colectividades de indios; es de- ar, en sitios muy distantes de las ciudacles y mantenidos deliberadamente aislados de toda injerencia de espaitoles y criollos, que siempre intentaban alterar la paz platénica y los fines de instruccién espiritual y manual de sus habitan tes, trazados con mano firme por los Padres Hubo, asimismo, una profunda diferencia en cantidad y calidad entre los conjunios que ac. tuaban en esas reducciones, y tos que habian sido creados, en ntimero bastante menor, en los colegios de la Compaifa, en el Mayor de Corde, ba, y en los de Buenos Aires y de Santa Fe, para hombrar los mas importantes y dejar a un hielo Sus residencias, que contban apenas unu o dos esclavos musicos, aunque hayan sido dotudes iempre de brganos procedentes de los talleres le las reducciones. ¥ si bien los apologistas de 1 Compara atribuyen también a la musica del ‘olegio Mayor de Gérdoba cualidades que la olocaban por encima de manifestaciones simi- wes —al menos, en esta ciudad—, no puede Iwidarse que los cantores e instrumentistas fue. m sin excepcidn esclavos, instruidos en uno o it fin de aprovechar mas ventajo- trios oficios, mente, inter murals, los servicios que esta gen- dle tex oscuira debia prestar a la comunidad Nigiosa. Ravisima fue la declicacin exclusiva cjercicio musical, ‘Aun adjudicando cierto fundamento a las Iemuciones de la superioridad musical jesuiti- —hechas deste. fuera, y sin el indispensable hocintiento de la complejidad estructural de # Onlen—, lt actividad musical en la Argen- # no se circunscribfa sélo a la Compaiiia de itls, sino que se extendia a todas las demas blaciones de un vastisimo territo los cleros secular y regular aplos, los jovenes esclavos que mostraban po- « coniliciones para el ejercicio de la misica, ‘lestinados a su servicio, si bien se sabe que “uaban en ti mayorfa de los casos de ofdo, sin er recibide siquiera | , a través En todos los lt ensenianza minima Por notacién. Dejemos stancia, ademas, de que por insuficiente que 4 sido el servicio musical, buena parte del ® tenia plena conciencia del beneficio que la Gicipacion de la masica significaba en los ‘tos religiosos, y también en la vida ‘ada, como elemento de educacién y eleva. espiritual, ® puchlos ans distantes —ante todo, en la 6m precordillerana, a to largo de los An- @ cantar y tocar des—, cantores ¢ instrumentistas solian ser ionados, cuya ocupacién correspondia a Oficios habituales. herreros, carpinteros, all les, sastres... Bien pueden haber sido alg de estos pobladores, profesioz‘ales dé nudimen- taria formacién, dotados de buena volunta Pero imposibilitados de vivir sélo de este arte, 9 de perfeccionarse en su técnica, por la carene de profesionales auténticos 0 de miisica La pobreea de cacia medio, tampoco permicia, contratar a miisicos de mayor categoria." Nin. guno de ellos abandonaria su Jabor lucrativa ex medios musicales mas elevados, para iniciar un fargo peregrinaje que le resultaria muy pronto funesto. Ni las autoridades civiles ni lay eel Siisticas se hallaban en concliciones de estipular rubros con fines de mejorar los servicios de moi. sica, y menos atin para soportar erogaciones dignas de un maestro de capilla y de tode un aparato musical constituido por trumentistas, Podriamos suponer escuclas de nitores € ing que.el habito de contar Son esclavos misicos que resulcaban baratos a un convento o una iglesia matriz, se habria viel, 9. costumbre 0 abandono; pero el fondo del Problema residia siempre en la carencia de re- Eursos, Las quejas amargas de los obispos en Sis memoriales fueron tan ciertas con respecto a la pobreza reinante, como ha sido sistenritics In obstinada resistencia de los Padves » ser en viados a sitios distantes y aislados en la Pampa, 'a region cordobesa y la precordillera andin, Respecto de la actividad musical en las iu: des situadlas a lo largo de los Andes, fundadas én buena parte por adelantados y capitanes Provenientes de Chile, aparte la dependencis eclesiastica de acuella region, los nexos comer- -Giales y sociales tuvieron que ser mas estrechos entre Mendoza, San Juan y otros puntos, y la capital chilena, pesar de la mole pétrea que separa a esas poblaciones. En vista de que Santiago luchaba con problemas econémicos si- milares, y aun cuando su catedral Fue mejor servida en musica que la de Buenos Aires, debi- 6 a algunos surninistros humanos y niateriales rocedentes del Peri; ningtin reflejo de este o de cosas pass a beneficiar a Mendoza, Juan, La Rioja y Catamarea: estas tiltimas, sitmndas completamente fuera dle la ruta de co. inunicacién que pasaba por Santiago del Estero y por Tucumén. Un exacto reflejo del desamparo en que se desenvolvia La Rioja trasunta claramente de la carta que envid el padre Juan Ondicola al padre Joseph Angulo en 1763, recordando la respues- ta negative remitida por éste, al decir que ni sun cimo obispo le agradaria ir a ese destie- tro" En 1770, fray Joseph Martinez, comisa- rie visitador de la Orden de San Tancisco, comprobé que la iglesia amenazaba derrumbar. se, con peligro de muerte para los feligreses, y © por la cual ordené su inmediata recons- En 1824, el convento de Santo Do- go no tenia mis de cinco celdas, “el techo de lentamente por medio de limosnas y la cesion el imporie d fe los Fletes por propietarios y rrietos, dedicados al trasporte de mercaderias ntre Jujuy y Potosf, Una vez instalado el ins- tumento, que debe de haber sido de dimensio- es menores, 5: present6 a los donadores y al arroco el problema de hallar un organista, re- 2lviénelase comprar un monocordio, cuyo cos- vascendid «35 pesos, con el fin de que apren- diese misica la persona seleccionada para a der el instrumento. Se repite aqui una sitsa-_ cién que ha sido caracteristica en el interior ar- gentino: realizado el enorme esfuerzo colective para adquirir un érgano, se presentaba luego ef grave problema de contar con un titular que lo atendiese. En ese perfodo, el servicio musical debe de haber sido muy deficiente o nulo, por lo cual se. resolvi6 traer un cantor desele Jujuy para ayu- dar en la celebracion de una festividad religio- Sa, por no haver en este pueblo miisica, Al poco tiempo se operé una sensible mejora, _ comprandose un terno.de chirimias: bajén, ti. ple, tenor y contralto; luego, un fagot y tres Mautas: tiple, tenor y bajo, con un costo de 150. pesos. Queda fuera de duda que esta adquisicion también se Ilevé a cabo en Potosi. En 1715 se menciona en los papeles de la Cofradia de San- ta Barbara un maestro de capill: ia y un bajonero, yen 1719 se habla del sustento de los muchachos de escuela, a cargo del primero, ensenando tam- bién primeras letras. En 1679 figura en el In- ventario de la Cofradia de la Virgen de Copaca- bana un Manual viejo mexicano, prueba del reco- rrido de estas ediciones hechas en el pais azteca por Jobanis Pauli o Pedro Ocharte, su yer- no. En 1690 es citada un arpa, y al mismo iempo un niimero considerable de cantores in- dios. En 1743 se menciona a Calisto Colchi, maestro del irgno. La adquisicion de cuerdas y massos de papel, ast como la permanente preocupacién de la parro- quia de mejorar el culto en las iglesias de Gua- calera, Uquia, Tilcara, Purmamarca, Tumbaya, Atuya y otros pueblos, comprueban que la acti. pte, iin tf en ey the fa ps 7 AEBS PGs oui eh he 3 © Din big dair : Pf ciel rat diene Gs 7 anys) pilates abate ca! aban of Bgntine nu esiee | : Desa dinoiee tite tes a Ytabier hapa. 28 fn Page de at Date gay AT es (Linas ge "gat et cease they geil etn i SS TY cent Aire Y poi insyuel mimes | & eked Vonks Lite nee he : Zea aulime A Gqge cha ee Logan Mb Gongs vi, ee v de Elreciones, lagrasos y Gastas, de ka igheste H Humabncaca (pci, de fry Vidadl eclestistica habia llegado a su apogeo en ht primera mitad del siglo xvut La calidad porque en los asientos de la Cofrradia del Suntisino Sacramento de la Matriz de Jujuy se +) dej6 constancia de su.cooperacién, con fecha 7 de junio de 1 Fara comprender la importaneia del esfuerzo ¥ majoras la musica realizado por la pobla- 26l cidn de Humahuaca, sera convenieme reconlar la dimensién territorial del Tucan, y el as- pecto demogriffico cde sus ciudacles. laba que la poblacién espafiola de este inmenso territorio era en 1607 de unos 700 hombres Se ealeu- entre vecinos y moradores y mercaderes, segin el gobernador Alonso de Ribera; y agregadas las familias, el célculo aleanzaria a unas 2.000 al mas de blancos El padre Diego de Torres estind er. 1408 on una cifra inferior a ciento las casas de propic dad espaiiola en Cordoba; y el obispo ‘Frejo, al referirse en 1610 a los conventos de su didees dice que los “Domtinicos, Franciscanos, Merce. darios y Jesuitas tenfan ef que mits seis-0 siete y el que menos dos o tres Padres Jujuy tenia iglesia, pero no religiosos, pur no podellos sustentar Concolorcorvo estimé en 1773 que la ciudad de Tucuman se hallaba reducida a cinco eva dras; “pero no esta poblada a correspondentia La parroquia, o Matriz, esté adornada como ca- sa rural y los conventos de San Franciseu y San to Domingo mucho menos..." Luego couside- ro de igual extensin a Jujuy, al compararta con Tucuman. (Qué decir, entonces, de La Rioja, que distaba ochenta leguas del camino pasajero de Buenos Aires al Peri! Se comprenderé, por ende, que la magra po- blacién de religiosos, luchando con mil dificul- tades, carecfa de los recursos mas element para un buen servicio de miisica. Merece, por fanto, adimiracion el esfuerzo de la poblacién indigena de Humabuaca, dado que toda mejora del servicio musical fue cubierta por sus Cofrae dias. Sia partir de 1775 se advierte a través de sus libros una decadencia en Ia aetividad niusi-

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