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Nº3 - Abril de 2016 | revista on-line gratuita www.egiptologia20.

es

Estela poética de
Tutmosis III

La batalla de Qadesh

El templo de Luxor,
‘‘el harén meridional’’
del dios Amón

La momia del Museo


de Historia Natural
de Perpiñan

LA PINTURA MURAL DEL


EGIPTO FARAÓNICO
Egiptología 2.0 | 1
Editorial
Os presentamos el número 3 de la Revista Egip-
tología 2.0, con una imagen renovada y nuevos
contenidos que esperamos sean de vuestro
Dirección agrado, siendo nuestra principal intención, con-
Moisés González Sucías tinuar divulgando la historia y el arte de la anti-
moibcn@hotmail.com gua civilización faraónica.
Edición
Moisés González Sucías (Barcelona). Abrimos este tercer número con un completo
artículo sobre la pintura en el antiguo Egipto.
Diseño gráfico y maquetación
David Claros Lozano
Con el fin de adentrarse en el fascinante tema
Jordi Romera Sevillano de la pintura mural egipcia, en este artículo en-
contrareis algunos de los aspectos más signifi-
Documentación
Sara López Caiz
cativos sobre los materiales y técnicas de ma-
nufactura que utilizaron los artistas del antiguo
Colaboradores país del Nilo para crear las obras pictóricas que
Sandra Pajares Sotillo
en nuestros días aún nos maravillan.
Bartomeu Egea Resino
María Isabel Cubas Contreras
Laura Huertas López En nuestra sección de entrevistas contamos
Marian Romero Gil con Mercedes González, directora del Instituto
Heródoto de Halicarnaso
Lucia Inés Merino de Estudios Científicos en momias.
Gerardo P. Taber
Aroa Velasco Viajaremos al Templo de Luxor, situado en la
ISSN: 2444-6254 orilla este del río Nilo, conocido por los antiguos
egipcios como Ipet-Reshut, “el harén meridio-
www.egiptologia20.es nal” del dios Amón.
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Hablaremos además de la estela poética de
Egiptología 2.0 es una marca registrada. Tutmosis III, Conoceremos los entresijos de
Todos los derechos reservados. Esta pu-
blicación no puede ser reproducida ni to-
la Batalla de Qadesh, entenderemos el signi-
tal ni parcialmente ni registrada o tramita- ficado de la maternidad en el antiguo Egipto,
da en ninguna forma ni por ningún medio abordaremos el significado del ojo de Horus, os
sin permiso previo por escrito de la edito-
rial. Egiptología 2.0 no se hace respon-
explicaremos como se elaboraron y transpor-
sable de los juicios, críticas y opiniones tan los obeliscos de Tutmosis I y visitaremos el
expresadas en los artículos publicados. Museo de Historia Natural de Perpiñan donde,
Egiptología 2.0 ha hecho lo posible por
entre otros, se encuentra el sarcófago de Jw-n-
localizar los derechos de autor de todas Hnswe.
las imágenes. Cualquier posible omisión
no es intencionada y se agradecerá cula-
Todo ellos junto con nuestros contenidos habi-
quier información sobre los mismos.
tuales y un artículo especial sobre el 50 aniver-
Contacto: egiptologia2.0@hotmail.com sario del traslado de los templos de Nefertari y
Ramsés II en Abu Simbel.

2 | Egiptología 2.0
Sumario
6. Entrevistas - Mercedes González: ‘’A Egipto fui ya siendo ma-
yorcita’’.

14. Testimonios del pasado - Ushebti de Tutankhamón con Co-


rona azul.

17. Pintura - La pintura mural del Egipto faraónico. Una mirada a


sus colores, materiales y técnicas. Entrevistas - Mercedes González.

26. Arquitectura - El templo de Luxor, ‘‘el harén meridional’’ del


dios Amón.

33. Historia militar - La batalla de Qadesh.

41. Amuletos - El ojo de Horus.

47. Textos religiosos - Estela poética de Tutmosis III.


Arquitectura - El Templo de Luxor.
52. Obeliscos - Los obeliscos de Tutmosis I a través de los textos
de la tumba de Ineni.

56. Mujer en el antiguo Egipto - Ser madre en el antiguo Egipto.

62. Colecciones - Museo de Historia Natural de Perpiñan.

68. Museos - Museo arqueológico subacuático de Alejandría.

71. Exposiciones - Egipto. Esplendor milenario / Osiris, Dios de Historia Militar - La Batalla de Qadesh.
Egipto. El ser que permanece perfecto.

79. Hoy viajamos a... - Templo de Tod.

81. Especiales - Abu Simbel: 50 años del rescate.

86. Novedades editoriales - Viajes por Egipto y Nubia III / Mitos y


leyendas del antiguo Egipto.

87. Noticias - Noticias destacadas del trimestre.


Amuletos - El ojo de Horus.

Colecciones - Museo de Historia Natural de


Especiales - Abu Simbel: 50 años del rescate. Perpiñan.

Egiptología 2.0 | 3
En portada En la actualidad, existen pocas personas
que no sean capaces de reconocer (aun-
que sea de manera superficial) la belleza y
elegancia de las obras pictóricas del Egipto
faraónico. A pesar de que la cultura que pro-
dujo estas composiciones se extinguió hace
milenios, aún se puede apreciar la vivacidad
de sus colores en los múltiples fragmentos
de pintura mural que se resguardan en mu-
seos alrededor del orbe y en varias edifica-
ciones in situ.

Para el espectador sensible, este tipo de


obras cuentan con un ethos singular; el cual
pareciese no estar destinado al ojo profa-
no, sino más bien a fuerzas superiores que
comprenden la eternidad circunscrita en sus
hieráticas figuras.

En este sentido, justamente ese era el ob-


jetivo que los artistas egipcios buscaron y
consiguieron: que los personajes y objetos
representados trascendiesen más allá del
tiempo y el espacio para vivir entre los dio-
ses.

Con el fin de adentrarse en el fascinante


tema de la pintura mural egipcia, en este
artículo expondré algunos de los aspectos
más significativos sobre los materiales y téc-
nicas de manufactura que utilizaron los ar-
tistas del antiguo país del Nilo para crear las
obras pictóricas que en nuestros días aún
nos maravillan.

En aras de la claridad, y al espacio dispo-


nible, en esta ocasión dejaré de lado la in-
terpretación de las imágenes; aunque cabe
señalar que resultará inevitable el no co-
mentar sobre algunos de los aspectos sim-
Tumba de Merefnebef, Saqqara
bólicos que los propios egipcios otorgaron a
(Imagen: Soloegipto). su gama cromática y materiales disponibles.

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egiptologia20 @egiptologia20

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Pintura
Gerardo P. Taber

La pintura mural del Egipto


faraónico. Una mirada a sus
colores, materiales y técnicas
En la actualidad, existen pocas personas que no sean capaces de reconocer -aunque sea de manera super-
ficial- la belleza y elegancia de las obras pictóricas del Egipto faraónico. A pesar de que la cultura que produjo
estas composiciones se extinguió hace milenios, aún se puede apreciar la vivacidad de sus colores en los
múltiples fragmentos de pintura mural que se resguardan en museos alrededor del orbe y en varias edificacio-
nes in situ. Para el espectador sensible, este tipo de obras cuentan con un ethos singular; el cual pareciese no
estar destinado al ojo profano, sino más bien a fuerzas superiores que comprenden la eternidad circunscrita
en sus hieráticas figuras. En este sentido, justamente ese era el objetivo que los artistas egipcios buscaron y
consiguieron: que los personajes y objetos representados trascendiesen más allá del tiempo y el espacio para
vivir entre los dioses.

Con el fin de adentrarse en el fascinante tema de la pintura mural egipcia, en este artículo expondré algunos
de los aspectos más significativos sobre los materiales y técnicas de manufactura que utilizaron los artistas
del antiguo país del Nilo para crear las obras pictóricas que en nuestros días aún nos maravillan. En aras de
la claridad, y al espacio disponible, en esta ocasión dejaré de lado la interpretación de las imágenes; aunque
cabe señalar que resultará inevitable el no comentar sobre algunos de los aspectos simbólicos que los propios
egipcios otorgaron a su gama cromática y materiales disponibles.

Arte y artistas niosa o en presencia de determinado fenómeno que


impresionara sus sentidos. Tampoco el hombre del
Cuando se aprecia el arte egipcio, es importante te- Nilo -entre el delta y la segunda catarata del río- se
ner en cuenta que las obras que han resistido el cruel ha servido de formas ni de colores para describir un
embate del tiempo fueron producidas por una cultura sentimiento personal, una impresión, siquiera confu-
muy diferente a las de la actualidad. Es común que el sa, o sus aspiraciones íntimas. La pintura y el dibu-
espectador le otorgue valores estéticos contemporá- jo -hay que insistir en ello- son primordialmente una
neos a las pinturas y que desee encontrar referentes escritura, aunque una escritura ornamental que no
a lo que él considera como “una obra de arte”. Sin sirve para expresar una confidencia, ni para trans-
embargo, para la cultura del Egipto faraónico el arte mitir, mediante su lenguaje, un mensaje estético; es
era utilitario; no se cuenta con ninguna evidencia que un medio, un auténtico instrumento para crear, de
muestre que haya existido un concepto similar al de acuerdo con los preceptos religiosos, un “ambiente”,
ars gratia artis “el arte por el arte”; principio de la un mundo que hay que presentar distinto de como
estética idealista que ha modelado la percepción oc- aparece… En diversas ocasiones se ha dicho que el
cidental de los últimos siglos. El individualismo y la egipcio, en general, jamás produjo arte por el arte: la
originalidad, aspectos que son de importancia para pintura no es la excepción a esta regla. (Desroches,
el artista contemporáneo, eran considerados como 1976: 106).
secundarios -e indeseables- para el artífice egipcio.
A este respecto, la célebre Christiane Desroches No- El trabajo de los hemuu “artesanos” (hemut en sin-
blecourt comenta: gular) consistía en manufacturar obras siguiendo los
cánones establecidos por la religión. Este vínculo se
Llegamos a la raíz del problema: el dibujo y la pintura puede entender mejor si se considera que las ha-
egipcios de este período faraónico, no parece que bilidades necesarias para crear las composiciones
llegaran a estar nunca al servicio de una expresión pictóricas las poseían los seshu “escribas” (sesh en
artística, que tradujera únicamente la emoción que singular), quienes también trabajaban en los talleres
un egipcio podía experimentar ante una línea armo- de los artesanos y que recibían su educación en las

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instituciones conocidas como per ankh “casa de la vida”, que dependían de los templos. De tal manera, y a
pesar de que se produjeron una gran cantidad de obras pictóricas, no se sabe prácticamente nada sobre sus
creadores -a excepción de algunos casos sobresalientes como: Nebamón, Ipuky y Sennedjem (ver figuras 1 y
11), entre otros-. Sin embargo, las evidencias arqueológicas y documentales señalan que los artistas gozaron
de gran estima y prestigio (cfr.: Valbelle, 1991: 67-77), como se puede constatar en el emplazamiento de set
ma’at “el lugar de la verdad”, conocido en la actualidad como: Deir el-Medina, localidad en la que vivieron los
artesanos que construyeron y decoraron las tumbas del ta sekhet ma’at “el gran campo de la verdad” que ahora
se conoce como: Wadi al-Muluk o Valle de los Reyes, durante las dinastías XVIII a XX del Reino Nuevo (1539-
1077 a.C.).

Artesanos trabajando. Pintura del muro sureste de la cámara transversal de la tumba de Nebamón e Ipuky (TT181).
Necrópolis de el-Khokha, Imperio Nuevo, dinastía XVIII, 1390-1349 a.C. Facsímile en tempera sobre papel de Norman
de Garis Davies, 1865-1941. (Imagen: Metropolitan Museum of Art, N. Inv. 30.4.103, New York).

Aunque la paleta del Egipto faraónico fue limitada, rar un quinto término que corresponde a la negación
ésta era rica en vivacidad. Existieron dos elementos de hedj [palabra que también designaba a la luz del
fundamentales que condicionaron el uso del color Sol: kek, que significa oscuridad… aunque hedj y
para los artesanos egipcios: los materiales disponi- kek pueden ser transpuestos en el arte a través de
bles -y los recursos tecnológicos para obtenerlos- y tonos de color real, ambos deben ser considerados
su entorno; éste último debe considerarse también no-colores, derivados de la desintegración de los co-
como un referente simbólico, el cual modeló la men- lores tanto por un exceso de luz o su total ausencia.
talidad egipcia y su relación con la gama cromática La importancia que los egipcios le atribuyeron a la
utilizada en el arte. Cabe señalar que los colores, en luz puede apreciarse en la compleja nomenclatura,
realidad, no son naturales; es decir, la selección y desarrollada sobre todo en contextos religiosos, para
exclusión de ciertos tonos corresponde a procesos la definición del Sol, el cual era considerado el origen
cognitivos que se relacionan de manera dialéctica de todo lo creado, el dador de vida, y la fuente de la
entre lo abstracto y lo concreto; y que al final condi- percepción de los colores. (Tiradritti, 2008: 24-25).
cionan el comportamiento ante un fenómeno, como
es el caso de la percepción y uso del color (cfr.: Da- El avezado lector podrá notar que la discusión -en
vies, 2001: I-II, Schenkel, 2007: 212-216, Gestoso, la palestra académica- sobre la percepción y no-
2010: 1-10 y DeDeo, 2013: 3-11). Sobre este tema menclatura de los colores egipcios es más de orden
Francesco Tiradritti opina: semiótico y lingüístico. La persona interesada en co-
nocer más sobre estos aspectos puede consultar los
De acuerdo a las teorías más difundidas, la nomen- trabajos que se mencionan en la bibliografía de este
clatura egipcia para los colores consta de cuatro escrito. Para los fines de este artículo baste decir
términos básicos, que comúnmente se han hecho que el término que los habitantes del antiguo país del
corresponder con un igual número de colores: hedj Nilo utilizaron para referirse al “color” era: iun, pero
para blanco, kem para negro, desher para rojo y uadj esta palabra también significaba: “apariencia exter-
para verde. Esta división, sin embargo no es soste- na, complexión, naturaleza o disposición”.
nible. Las palabras no pueden relacionarse sin am-
bigüedades a un color en particular, sino que cubren Por otra parte, los materiales de la pintura pueden
conceptos más complejos, siendo cada una de ellas dividirse en tres constituyentes básicos: pigmento,
una descripción de un aspecto definido del paisa- aglutinante y diluyente. Este último era el agua -cuya
je del valle del Nilo… Para una mejor comprensión fuente principal era el río Nilo- que se utilizaba para
del universo cromático egipcio, uno debe conside- hacer que la pintura fluyese. En el caso del agluti-

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nante, medio necesario para que la pintura pueda adherirse al soporte elegido, los antiguos egipcios utilizaron
principalmente un polisacárido de origen vegetal conocido como: “goma arábiga”, resina que exuda la acacia
del Nilo (Acacia nilotica) tras realizar cortes en su tronco y ramas. También se utilizaron adhesivos proteínicos
como la “cola animal” elaborada a partir de tejidos conectivos de mamíferos, como cartílagos, tendones y hue-
sos, los cuales eran cocidos durante largo tiempo para conseguir el colágeno a través de un proceso de hidró-
lisis. En el caso de los pigmentos, la mayoría eran de origen mineral y éstos se encontraban -por lo general- en
las inmediaciones del valle del Nilo y zonas aledañas (cfr.: Lee & Quirke, 2000: 104-120). A continuación, enlisto
los colores más utilizados en la paleta egipcia y los materiales de los cuales se obtenían:

Blanco

Por mucho tiempo se consideró que los antiguos egipcios sólo utilizaron dos minerales para obtener este
color: carbonato de calcio y sulfato de calcio (yeso); pero análisis más recientes, como el efectuado por el
Max-Planck-Institut de Heidelberg (de 1980 a 1991) detectaron la presencia -sobretodo en obras de las dinas-
tías XVIII a XX- de calcita y magnesio provenientes de la huntita, mineral de color blanco que se encuentra en
las orillas y lechos de lagos salobres (cfr.: Capriotti, 2008: 71-72). Estos pigmentos se mezclaban dependiendo
de su disponibilidad. Como ya se mencionó, se utilizó el término hedj para referirse a este color, pero también se
emplearon como sinónimos las palabras seshep, que designaba al tono de la leche y a cierta clase de cebada,
y ubekhet que hacía referencia al brillo del color (cfr.: Tiradritti, 2008: 30-51).

Negro

Para elaborar este color casi siempre se utilizó carbón de madera y hollín. El método de obtención era simple:
se raspaban los fondos de los utensilios de cocina, ladrillos y piedras de las fogatas; aunque después se refinó
el método y se quemaban ciertas maderas, aceites, huesos y grasas con el fin de obtener un hollín más fino
y de tonos más cálidos. También llego a utilizarse -muy raramente- polvo de pirolusita, mineral de dióxido de
manganeso (cfr.: Capriotti, 2008: 72). El nombre de este color era kem; el cual se diferenciaba del término djab,
que designaba al carbón y que también se utilizaba para describir el color del cabello (cfr.: Tiradritti, 2008: 31).

Rojo

Para obtenerlo se utilizaron principalmente tierras ricas en óxidos de hierro, que se conocen con el nombre de:
“ocre rojo” y “almagre”. Se apreciaban las tierras que eran ricas en hematita, por la intensidad de sus tonos.
Este color también se obtenía artificialmente a partir de la calcinación de las tierras de “ocre amarillo” ricas en
limonita, mezcla de minerales de hidróxido férrico, que por la acción del calor sufrían una reacción de deshi-
dratación y cambiaban de tono. Para obtener pigmentos de tonos anaranjados brillantes, se utilizó el rejalgar,
mineral de sulfuro de arsénico; pero dada su inestabilidad y toxicidad sólo se utilizó para ciertos detalles en con-
textos muy específicos (cfr.: Capriotti, 2008: 74). Como ya se señaló, se utilizó el término desher para referirse
a este color, aunque otras palabras también designaban a varios matices como tjer, que designaba a un tipo de
“ocre rojo intenso” proveniente de la localidad de Elefantina, en el Alto Egipto, y también al tono de la sangre. En
contraposición, el término tjemes se refería a un matiz más oscuro, como el de la tinta roja de los escribas y al
color de los órganos internos del cuerpo. Por último, la palabra ines hacia referencia a un tono aún más oscuro
y cercano al café, como la coloración de las semillas de anís (Pimpinella anisum) y una clase especifica de tela
de lino (cfr.: Tiradritti, 2008: 30).

Verde

Los pigmentos para obtener este color provenían del cobre, el cual se extraía y sintetizaba de dos maneras di-
ferentes. La primera fue pulverizando malaquita; mineral de dihidróxido de carbonato de cobre. Para la segunda
-que se utilizó para conseguir otro tono y calidad de color- se recurrió a la fabricación de frita verde, material
vítreo que se obtenía de la fusión de wollastonita, mineral de silicato de calcio, cobre, sodio y cloruro de potasio
en un horno de atmósfera oxidante-reductora (cfr.: Capriotti, 2008: 76). El nombre de este color era uadj, voca-
blo que designó a muchos tonos de verde y azul.

Azul

Este color, tan emblemático del antiguo país del Nilo que incluso se conoce con el apelativo de “azul egipcio”,
se obtenía, al igual que el verde, de dos maneras. La primera fue pulverizando azurita, mineral de carbonato de

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cobre que se encuentra asociado a la malaquita. ñalar que se emplearon huevos de diferentes aves y
Pero, dado a la escasez de la azurita, se creó un probablemente los más comunes eran los de la oca
verdadero pigmento sintético en forma de frita azul, del Nilo (Alopochen aegyptiacus) ya que los huevos
material vítreo que se obtenía de la conjunción de de gallina (Gallus gallus domesticus) no se conocie-
arenas ricas en óxido de silicio, malaquita, oxido de ron en Egipto sino hasta su período romano.
calcio y un elemento alcalino para bajar el punto de
fusión (a 850º Celsius) de la mezcla, como carbona- Las técnicas pictóricas
to de potasio o carbonato de sodio, que se obtenía
del natrón (cfr.: Capriotti, 2008: 74-76). El proceso de En este punto, el lector seguramente ha inferido la
manufactura de esta frita estaba íntimamente rela- gran cantidad de trabajo que se requería para la ob-
cionado con la producción de la fayenza egipcia y del tención y preparación de los materiales necesarios
vidrio. El término que se utilizaba para este color era para realizar una pintura mural. Sin embargo, este
sebedj, pero existían otras palabras que designaban esfuerzo sólo era parte de proyectos arquitectónicos
otros matices como kheseb, que se refería especí- más amplios, los cuales necesitaban ser coordinado
ficamente al lapislázuli y a sus cualidades. Por otra de manera continua. Al respecto, Barry J. Kemp co-
parte, la palabra irtyu hacía alusión a un matiz entre menta:
el azur y el azul celeste, y se utilizaba para describir
los tonos índigo del pigmento vegetal que se extraía Todos los implicados, bien los funcionarios y los ar-
del glasto (Isatis tinctoria), de la fayenza egipcia y los quitectos responsables, o el ejército de trabajadores
tonos violáceos de la amatista. Por último, el término y artesanos, eran empleados de manera directa y
tjeferer se utilizaba para designar el azul del cielo y se calculaba y seguía atentamente su trabajo y su
el plumaje de ciertas aves (cfr.: Tiradritti, 2008: 31). remuneración. Una tarea habitual era la de contar
la cantidad exacta de materiales que había que
Amarillo transportar y usar… Un escriba concienzudo toma-
ría las medidas (o escribiría mientras otro se las iba
Este color se obtuvo a partir de tierras de “ocre ama- diciendo de viva voz), con el sistema de anotación
rillo” ricas en óxidos de hierro, tanto de la limonita, totalmente estandarizado de las medidas de longitud
con minerales de hidróxido de hierro, con colora- egipcias: codos (523 mm), palmos, dedos y las frac-
ciones amarillas y cafés, y la goethita, mineral de ciones, así como las mitades, tercios y cuartos de
óxihidróxido de hierro. Las distintas tonalidades de- un codo. Luego, calcularía el volumen del material.
pendían de la presencia y concentración de arcillas (Kemp, 1996: 163).
y sílices en las tierras. También se utilizó, a partir de
la dinastía XVIII, el oropimente, mineral de trisulfuro De tal manera, se trataba de no dejar nada al azar,
de arsénico. Este pigmento era muy apreciado por lo que implicaba una cuidadosa planificación y eje-
su tono amarillo profundo que se asemejaban al oro, cución de los trabajos por parte de artesanos espe-
pero al ser escaso y tóxico se utilizó selectivamente. cializados. La pintura mural se aplicó en diferentes
Otro elemento que se utilizó fue la jarosita, mineral contextos pero, en términos generales, se puede
de sulfato de potasio e hidratos de hierro, que no ha- considerar que siempre se pintó sobre una base de
bía sido identificado sino hasta hace poco en los mu- carbonatos de calcio; ya fuera directamente sobre
ros del templo de Karnak (cfr.: Capriotti, 2008: 74). El superficies de piedra caliza tallada o sobre muros
nombre de este color era qenet, aunque también se estucados. Es posible identificar varios procesos de
utilizó el término menshet, el cual más bien se refe- manufactura los cuales enumero y explico, breve-
ría a las tierras de “ocre” sin que se tenga muy claro mente, a continuación:
si designaba a los tonos rojos o amarillos. Por otra
parte la palabra qenit se utilizó para las tonalidades Preparación del soporte
oscuras y es el nombre egipcio para el oropimente.
En primera instancia, era necesario escoger el banco
El último material que los antiguos egipcios utiliza- de material o, en el caso de tratarse de un hipogeo,
ron, cuando los trabajos pictóricos se concluían, fue el sitio para excavarlo. Los arquitectos y canteros
el barniz; el cual sellaba y protegía las obras. Éste siempre buscaron explotar los estratos de roca cal-
se obtenía de las resinas de las coníferas -las cua- cárea más compactos, ya que ésta resultaba idónea
les eran importadas del Levante mediterráneo- como para ser cortada, tallada y pulida. Sin embargo, era
el cedro (Cedrus libani) o la almáciga extraída del muy común que existieran variaciones de las con-
lentisco (Pistacia lentiscus). Recientes análisis mi- diciones geológicas del subsuelo y que se encon-
cro-químicos muestran la presencia de ovoalbúmina trasen vetas y nódulos de sílice u otros minerales,
en la superficie de algunas pinturas murales, lo que fracturas o exfoliaciones en la piedra. Los muros se
evidencia que también se utilizó la clara de huevo nivelaban a plomada y se retiraban los mencionados
como barniz (cfr.: Capriotti, 2008: 78-82). Cabe se- elementos de su superficie lo que, evidentemente,

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causaba imperfecciones y oquedades las cuales eran cubiertas con varias capas de arricio (guarnecido) ela-
borado con un mortero de sulfato de calcio al que también se le agregaba barro arcilloso y paja, con el fin de
incrementar su adherencia. Tras este proceso se cubría toda la superficie del muro con un intonaco (enlucido)
de yeso, con el fin de crear una superficie plana y tersa.

Tallado, guarnecido y enlucido del muro (Ilustraciones: Christopher A. Klein. Reprografía de: National Geographic (en
español) Vol. 3, Nº.3, Septiembre 1998: 20).

Reticulado y delineado

Tras dejar que el intonaco secase apropiadamente, se procedía a trasladar el programa iconográfico; el cual ya
había sido registrado en papiros u ostraca por los escribas encargados de esta tarea. Lo más probable es que
los mencionados contasen con líneas guía sobre las composiciones y textos, las cuales servían para facilitar su
reproducción a mayor escala. El primer paso necesario para lograr esta tarea consistía en trazar una retícula
sobre el enlucido, lo cual se conseguía tendiendo una cuerda delgada, empapada en pintura (usualmente roja),
paralelamente al muro para después tensarla y presionarla en la superficie con el fin de que dejase marcada
una línea. Esta operación se repetía, tanto de manera horizontal como vertical, las veces que fuera necesario.
Una vez lista la retícula se delineaban las figuras y los textos -basándose en el referido programa iconográfico-
utilizando nuevamente el color rojo. Al parecer esta tarea era llevada a cabo por los aprendices ya que después
se corregían, en color negro, las proporciones y atributos de los personajes y objetos representados, así como
las inscripciones; lo que hace pensar que los maestros artesanos o los mismos escribas que habían diseñado
las composiciones eran los encargados de este proceso.

Delineado en rojo y negro (Ilustraciones: Christopher A. Klein. Reprografía de: National Geographic (en español) Vol. 3,
Nº.3, Septiembre 1998: 20).

Egiptología 2.0 | 21
Relieve y pintado

Después de revisar y corregir los errores del delineado, los artesanos aplicaban una capa muy diluida de pig-
mento oscuro (generalmente “ocre amarillo”) mezclado con limo sobre el muro, con el fin de acentuar los de-
talles. Esta técnica se utilizó para facilitar el siguiente proceso de manufactura, el cual consistía en esculpir en
bajorrelieve cada figura y jeroglífico.

Al momento que los escultores tallaban el muro, el contraste de color entre la superficie con la veladura oscura
y el blanco del intonaco, que yacía debajo, servía para guiar el trabajo con una mayor precisión.

Una vez terminado este trabajo los pintores ponían manos a la obra y se encargaban de aplicar color al muro.

Para este fin utilizaron pinceles y brochas que se elaboraban con las fibras del junco (Juncus maritimus), el
esparto (Stipa tenacissima) y las nervaduras de las hojas de la palmera dum (Hyphaene thebaica). Los colo-
res se aplicaban sin graduaciones tonales y tampoco se emplearon efectos como el sfumato (esfumado) o el
cangiante (cambio de tono) aunque si se llegó a utilizar, en raras ocasiones, la técnica de la velatura (veladura)
sobre todo para sugerir la transparencia de las indumentarias de lino.

Tallado del bajorrelieve y aplicación de color (Ilustraciones: Christopher A. Klein. Reprografía de: National Geographic
(en español) Vol. 3, Nº.3, Septiembre 1998: 21).

Barnizado bras color ámbar, rojizas e incluso negras por un pro-


ceso de oxidación.
Como ya se mencionó, cuando los trabajos pictóri-
cos concluían se sellaban y protegían las obras con Las técnicas anteriormente descritas han podido ser
la aplicación de una o varias capas de barniz. inferidas y estudiadas a detalle gracias al gran nú-
mero de pinturas murales inacabadas que se con-
Cabe señalar que este tipo de acabado no es tan servaron intactas por milenios y que se encuentran,
común y se encuentra más bien atestiguado entre inclusive, junto a los ejemplos mejor terminados,
finales de la dinastía XVIII hasta la XXVI. Existieron como es el caso de la tumba del faraón Horemheb
dos maneras de aplicar el barniz: cobertura total y (KV57) en el Valle de los Reyes.
cobertura selectiva.
Las mencionadas constituyen verdaderos tesoros
El primer método, como su nombre lo indica, consis- para la investigación, ya que revelan los diferentes
tía en barnizar toda la superficie del muro que había estadios del proceso de manufactura y, para el ojo
sido pintado con el fin de proteger la composición. atento y sensible, a diferentes autores quienes, con
mayor o menor virtuosismo, plasmaron las escenas
El segundo método se empleó para saturar áreas y textos que los antiguos pobladores del país del Nilo
individuales de color, especialmente las amarillas y consideraron vitales para poder vivir entre los dioses
rojas, con el objetivo de acentuar sus tonalidades; por la eternidad.
aunque con el tiempo el barniz imprimió ciertas som-

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Detalle de mural inacabado que representa la cuarta hora del libro de las puertas. Pintura del muro oeste (registro
medio) del salón de columnas de la cámara funeraria de la tumba de Horemheb (KV57). Imperio Nuevo, dinastía XVIII,
reinado de Horemheb 1319-1292 a.C. (Imagen: Jean-Pierre Dalbéra, 2002).

Detalle de la reticula del mural inacabado que representa la cuarta hora del libro de las puertas. Pintura del muro oeste
(registro medio) del salón de columnas de la cámara funeraria de la tumba de Horemheb (KV57). Imperio Nuevo, dinas-
tía XVIII, reinado de Horemheb 1319-1292 a.C. (Imagen: Jean-Pierre Dalbéra, 2002).

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Detalle de jeroglíficos del mural inacabado que representa la cuarta hora del libro de las puertas. Pintura del muro oeste
(registro medio) del salón de columnas de la cámara funeraria de la tumba de Horemheb (KV57). Imperio Nuevo, dinas-
tía XVIII, reinado de Horemheb 1319-1292 a.C. (Imagen: Jean-Pierre Dalbéra, 2002).

Comentarios finales que su aglutinante es una materia orgánica. La téc-


nica pictórica y los materiales casi no variaron a lo
Gracias al clima seco y más o menos estable de largo de milenios y fue hasta el período romano que
Egipto pudieron conservarse numerosos ejempla- se introdujo la pintura al encausto (encáustica) que
res de pintura mural. Sin embargo, es innegable que utiliza cera de abeja como aglutinante (cfr.: Lucas,
éstos tan sólo son una muestra ínfima del universo 1999: 358-364).
pictórico que los antiguos artistas crearon, ya que
prácticamente todas las superficies arquitectónicas y Para los antiguos artistas egipcios la ejecución de
escultóricas se encontraban cubiertas de policromía. estas obras significó un honroso medio de subsisten-
La técnica pictórica que se utilizó para plasmar estas cia, ya que su trabajo era bien remunerado, tanto por
composiciones fue el fresco-secco (también llamado el Estado como por los “particulares” (sobre todo in-
a secco o fresco finto) la cual, a diferencia del fresco tegrantes de la nobleza) que podían costearlo. Como
(denominado también buon-fresco o affresco), no se ya se señaló, el objetivo ulterior de estos murales
integra al enlucido, lo cual tiene ventajas a la hora de era representar a las deidades, personas y objetos
la ejecución ya que pueden corregirse los errores; siguiendo los cánones establecidos por la ortodoxia
pero como los pigmentos no se vuelven parte indiso- religiosa. En este sentido, no existió lugar para el
luble del muro las pinturas son mucho más delicadas cambio o la improvisación. Sin embargo, los imper-
de lo que aparentan ya que el aglutinante puede di- turbables trazos y colores en los muros muestran, si
solverse si existen cambios abruptos de temperatura se sabe observar, la vivaz expresión del maestro que
y humedad. En lo refrente a la pintura en si, ésta es conoce los secretos de su oficio y que, sin abando-
una a tempera (al temple o témpera) en el sentido nar la convención, supo imprimir parte de su anima

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la cual aún se manifiesta, a través de sus obras, a pesar de los milenos transcurridos. A este respecto, y como
epílogo de este escrito, valga una reflexión de Giorgio Capriotti:

…debemos suspender los criterios estéticos y la sensibilidad moderna y asumir un estado mental que favo-
rezca la “función” sobre la “expresión”, reconociendo el destino que las pinturas de una tumba tenían, donde
los textos y las imágenes cumplían un papel similar al del ajuar funerario, en la preparación del ritual. Debido a
nuestro voraz acercamiento como consumidores de imágenes, es difícil de entender la paradoja de un tipo de
pintura que, mientras aspira a la perfección del protocolo litúrgico, es ejecutada para ser exhibida solamente en
la ocasión del enterramiento para luego ser ocultada para siempre. Es simultáneamente, efímera y eterna… la
fascinación de esta cultura pictórica, puede ser delicadamente interpretada en términos de su naturaleza am-
bigua. En este sentido, es capaz de absorber una polaridad dual -abstracta y concreta, precisa y discordante,
controlada y precipitada- voluntariamente devota al orden, pero también contaminada por el desorden de su
práctica. (Capriotti, 2008: 84).

Sennedjem e Iyneferti se presentan ante los dioses del cielo. Pintura del lado norte (panel 6) del techo abovedado de la
cámara C de la tumba de Sennedjem (TT1). Imperio Nuevo, dinastía XIX, 1285-1275 a.C. (Imagen:
Kairoinfo4u, 2014).

Bibliografía Sobre el autor

CAPRIOTTI, GIORGIO (2008). “The Technique of Gerardo P. Taber realizó sus estudios de arqueolo-
Egyptian Wall Painting” en: Egyptian Wall Painting. gía en la Escuela Nacional de Antropología e Historia
New York. Abbeville Press Publishers. pp. 62-84. de México y se ha especializado en el estudio de las
culturas del medio oriente y el Mediterráneo antiguo,
DAIES, WILLIAM VIVIAN (2001). Colour and Painting con especial interés en el Egipto faraónico. Ha impar-
in Ancient Egypt. London. British Museum Press. tido numerosas conferencias y cursos sobre el arte,
la religión y la escritura del Egipto faraónico. También
DESROCHES NOBLECOURT, CHRISTIANE (1976). fue investigador de diversas exposiciones internacio-
“La pintura egipcia” en: Historia del Arte. Tomo 1. Bar- nales. Es autor del libro Medu Netscher, las palabras
celona. Salvat Editores. pp. 105-135. divinas que fue aceptado en los acervos de la Biblio-
theca Alexandrina en Egipto en el año de 2008. Ac-
KEMP, BARRY JOHN (1996). El antiguo Egipto. Ana- tualmente desempeña su labor como investigador del
tomía de una civilización. Barcelona. Crítica & Grijalbo Museo Nacional de las Culturas de México, en el área
Mondadori. de investigación y curaduría del Egipto faraónico y el
Mediterráneo antiguo y se encuentra trabajando en
LUCAS, ALFRED THOMAS (1999). Ancient Egyptian el proyecto Kemet en Anáhuac, que busca analizar y
Materials and Industries. Mineola, Nassau County, contextualizar las obras faraónicas que se encuentran
New York. en México.

TIRADRITTI, FRANCESCO (2008). Egyptian Wall https://kemetenanahuac.wordpress.com


Painting. New York. Abbeville Press Publishers.

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