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País: Cuba
la Salud (OMS)
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Cuba manifiesta su preocupación ante las consecuencias generadas por los movimientos
antivacunas, que desinforman a la población y generan el retroceso de los avances del sistema
de prevención en la salud pública.
En Cuba, al año 2016 la cobertura del Esquema Nacional de Inmunización (ENI) alcanzó al 99 y
100% de la población para casi todas las vacunas. Anualmente, se administran en promedio 4
800 000 dosis de vacunas simples o combinadas, que protegen contra 13 enfermedades,
incluida una pentavalente de producción nacional. Desde 2004, con la excepción de la triple
viral, la polio (oral y parenteral) y la BCG, que se importan, las vacunas se fabrican en Cuba, lo
que, junto con las elevadas coberturas de inmunización, constituyen indicadores que
evidencian el control de enfermedades prevenibles por vacunas.
A partir de ese año, la salud pública cubana tuvo entre sus metas reducir la morbilidad y
mortalidad por EPV y mejorar así los indicadores de salud de la población. Para lograrlo, se
fortalecieron la formación de recursos humanos, los sistemas de registro, los de estadísticas y
la planificación en salud, así como la cobertura de servicios médicos, creando, entre otros, el
servicio médico rural. Además, se garantizó la gratuidad de los servicios. El apoyo
multisectorial a las campañas de vacunación y la participación comunitaria, las que
constituyeron estrategias relevantes para lograr altas coberturas y efectividad en las acciones,
lo cual permitió transformar rápidamente el cuadro epidemiológico de las enfermedades
trasmisibles para las cuales existían vacunas registradas.
Si se pregunta a los padres, las razones para no vacunar a sus hijos, las respuestas son
muchas y muy variadas: van desde motivaciones religiosas, creencias personales,
conocimientos naturistas, hasta influencias familiares y anecdóticas. Recientemente, se
ha establecido que los padres que optan por no vacunar a sus hijos pertenecen a hogares
que tienen un mayor poder adquisitivo. Este fenómeno se ha atribuido a que dan poco
valor a este tipo de procedimientos médicos y a la mala información que han recibido,
así como a la percepción errónea de que se debe dar mayor peso al riesgo aparente de
las vacunas que al beneficio de estas. En cambio en hogares con menor poder
adquisitivo, dicha situación aparentemente no se da con tanta frecuencia porque valoran
más la atención que el sistema de salud público les ofrece a sus hijos.
El Programa Nacional de Inmunización se inició en Cuba en 1962 (4). En ese año, las tasas de
incidencia y de mortalidad por EPV eran elevadas, la inmunización no era una prioridad y no se
registraba ni notificaba la cobertura de vacunación.