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A medida que avanza la vida te das cuenta que definitivamente hay que dejar ir las
cosas y seguir moviéndose, tratar de ver el lado positivo y tener la idea firme de que
siempre vendrá algo mejor.
Como bien lo menciona en una parte el relato, muchas veces estamos tan cómodos
con una situación que nos olvidamos de seguir dando un vistazo para ver como es
que el mundo gira, como es que podemos mejorar, olvidamos que siempre podría
haber nuevas oportunidades, que todo puede cambiar en un momento y que un
“fracaso” muchas veces puede significar una mejoría, simplemente muchas veces
nos olvidamos de no quitarnos los zapatos para estar siempre listos.
Me queda claro que la referencia a “el queso” puede ser cualquier cosa por lo que
hemos luchado o hemos querido alcanzar, todos tenemos nuestro propio queso y
todos seguimos en la búsqueda; debemos arriesgarnos, pues ese camino que
parecía no llevarnos a encontrar nada probablemente sea el que nos dé la mejor
sorpresa en la vida.
Hay una frase que se quedará conmigo del relato y creo que, aunque muchas veces
la he aplicado, volver a leerla tuvo un nuevo significado. ¿Qué harías si no tuvieras
miedo? ¡Wow! pregunta que me haré de hoy en adelante cuando algo me quiera
detener; moverse con la vida y adaptarse lo más rápido posible es algo que que he
mencionado varias veces a lo largo de mis ensayos y con este relato lo compruebo
nuevamente.