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Art. 464. (486).

La oposición del ejecutado sólo será admisible cuando se funde


en alguna de las excepciones siguientes:

1a. La incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la demanda;

2a. La falta de capacidad del demandante o de personería o representación


legal del que comparezca en su nombre;

Esta excepción debe ser igualmente rechazada, toda vez que los requisitos que exige la ejecutada,
no son los que se consagran a efectos de demandar ejecutivamente una obligación, es mas, esta
parte a cumplido a cabalidad con las formalidades legales, acompañando todos los documentos que
son menester acompañar. Además, no existe la pretensa , la falta de capacidad del demandante o
del que comparezca a su nombre, toda vez que la demandada ha reconocido expresamente la
pretensión iniciada en su contra, al efectuar una reciente consignación a lo adeudado, hecho que
consta en autos.

3a. La litis pendencia ante tribunal competente, siempre que el juicio que
le da origen haya sido promovido por el acreedor, sea por vía de demanda o de
reconvención;

4a. La ineptitud de libelo por falta de algún requisito legal en el modo de


formular la demanda, en conformidad a lo dispuesto en el artículo 254;

La ejecutada basa la presente excepción, en el hecho de que este profesional no habría


individualizado en absoluto a la o las personas que representan a la ejecutante de autos ni tampoco
la naturaleza de dicha representación, sin embargo, de una simple lectura de la demanda de autos,
es posible advertir que se ha cumplido con el referido requisito al señalar con precisión el nombre
y la calidad de los representantes legales de mi patrocinada, siendo estos don MANUEL SANTELICES
RÍOS y/o don FRANCISCO CORTÉS CAMUS.

Por tanto, la presente excepción debe ser rechazada de plano, toda vez que se trata de un
hecho que consta en el proceso y es de pública notoriedad. Además, no existe la pretensa ineptitud
de libelo, toda vez que la demandada ha reconocido expresamente la pretensión iniciada en su
contra, al efectuar una reciente consignación a lo adeudado, hecho que también consta en autos.

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La parte demandada basa esta excepción, en el hecho de que la demanda no cumpliría los requisitos
establecidos en el N° 4 del artículo 254 del Código de Procedimiento Civil, esto es, no contener la
demanda una exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en que se apoya.

Asimismo, arguye que nunca habría suscrito pagaré alguno (el fundante de la presente
ejecución), y que tampoco se le habría notificado judicialmente el protesto.

Ahora bien, importante es destacar que el libelo es inepto cuando le falta alguno de los
requisitos de forma específicos señalados en el artículo 254 del Código de Procedimiento Civil,
obligatorios del escrito de demanda. La jurisprudencia al respecto ha precisado que el libelo es
inepto cuando la falta de algún requisito legal lo hace vago, ininteligible o susceptible de ser
aplicado a diversos casos o situaciones.

Al respecto, la demandada ha señalado que el libelo ha infringido lo dispuesto en el artículo


254 N° 4 de dicho cuerpo legal.

A su turno, el artículo 254 del Código de Procedimiento Civil, establece los requisitos que
debe contener toda demanda, señalando su numeral 3°: “La exposición clara de los hechos y
fundamentes de derechos en que se apoya”.

Sin embargo, los supuestos defectos invocados por la parte demandada, no se vislumbran
que concurra respecto el libelo de autos, pues este menciona con absoluta claridad cuáles son los
hechos y las normas legales en que nos fundamentamos, cuestión que nada tiene que ver con su
procedencia, pues ello formará parte del debate de fondo.

Además se debe considerar que esta excepción sólo es procedente, cuando los requisitos
faltantes sean de tal magnitud que transformen al libelo en vago, ininteligible, confuso, o
susceptible de interpretaciones diversas, lo que no ocurre en la especie.

Por tanto, esta excepción por sí sola debe ser rechazada de plano, toda vez que carece de
los sólidos argumentos jurídicos que la haría procedente.

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5a. El beneficio de excusión o la caducidad de la fianza;

6a. La falsedad del título;

7a. La falta de alguno de los requisitos o condiciones establecidos por las


leyes para que dicho título tenga fuerza ejecutiva, sea absolutamente, sea con
relación al demandado;

Es evidente, e incluso resulta paradojal, que la demandada pretenda desvirtuar la fecha en que se
hizo exigible la obligación, toda vez que es evidente que la fecha corresponde al 9 de febrero de
2011, según consta en el pagaré. Lo que ocurre es que lo señalado en la demanda, obedece a un
error de defecto en el software computacional que asume la fechas en sistema inglés y no el
español. En todo caso, basta examinar el pagaré acompañado en autos para despejar la duda.
Además, no existe la pretensa excepción, toda vez que la demandada ha reconocido expresamente
la pretensión iniciada en su contra, al efectuar una reciente consignación a lo adeudado, hecho que
consta en autos.

La parte demandada basa esta excepción, en el hecho de no haberse autorizado su firma en


el supuesto pagaré por ningún notario ni ningún ministro de fe, agregando que nunca firmó ante
ningún notario ningún pagaré.

Sin embargo, esta parte ha acompañado un pagaré, y que se encuentra custodiado en la


Secretaría del Tribunal servido por S. S., el que a nuestro juicio, cumple con todos los requisitos
legales, toda vez que se encuentra autorizado por la Sra. Notario de la 6ª Notaría Pública de esta
ciudad, María Soledad Lascar Merino.

Asimismo, hago presente a S. S. que el pagaré acompañado en autos, no requiere para


obtener su mérito ejecutivo que haya sido protestado, toda vez que se trata de un pagaré sin
obligación de protesto.

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Ahora bien, la única manera de acceder a esta tesis, es que el pagaré acompañado,
efectivamente no haya sido firmado por la demandada, y ante tal hipótesis, estimamos que la
demandada erró en cuanto la calificación jurídica de esta excepción, pues en lugar de ésta debió
oponer la contemplada en el Nº 6 del artículo 464, esto es, la falsedad del título.

Por tanto, esta excepción por sí sola debe ser rechazada de plano, toda vez que carece de
los sólidos argumentos jurídicos que la haría procedente

La parte demandada, en su escrito de excepciones, no especifica en que consiste la falta de


alguno de los requisitos o condiciones establecidas por las leyes para que dicho título tenga
fuerza ejecutiva, sea absolutamente, sea con relación al demandado.

Como quiera que sea, el titulo acompañado en autos cumple a cabalidad los
requisitos o condiciones establecido en la ley para que tenga fuerza ejecutiva:

En efecto, el titulo acompañado en autos, que consiste en un pagare, reúne todos


los requisitos que prescribe el artículo 102 de la Ley 18.092, toda vez que de su simple lectura
se puede concluir que contiene expresamente las siguientes menciones:

1) La indicación de ser pagaré, escrito en el mismo idioma empleado en el título;

2) La promesa no sujeta a condición de pagar una determinada o determinable cantidad de


dinero;

3) El lugar y época del pago;

4) El nombre y apellido del beneficiario;

5) El lugar de su expedición, y;

6) La firma del suscriptor. La que por cierto, además se encuentra autorizada ante un Notorio
Público.

Por tanto esta parte no entiende de qué modo el título acompañado no cumpliría
con los mentados requisitos, y al no estar expresamente señalado por el demandado en qué
consistiría, o cuáles serían los requisitos faltantes, la presente excepción necesariamente, no
puede prosperar.

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Al efecto, la parte demandada ha señalado que el pagaré que sirve de base a la
demanda ejecutiva deducida por nuestra parte, carece de los requisitos esenciales
exigidos por las leyes para detentar fuerza ejecutiva por las siguientes razones:

Señala que la suscripción del pagaré de marras, no se habría efectuado el día 20


de marzo del 2014 ni tampoco se hizo ante notario público, sino en el recinto de la Clínica
Antofagasta el día 18 de marzo del año 2013, con motivo de la hospitalización de su
cónyuge para dar a luz a su hijo.

Señala que en dicha ocasión firmó un documento en blanco ante el apremio de


recibir la respectiva atención.

Que así las cosas, no se cumplieron los requisitos exigidos en el artículo 102 de la
ley 18.092, específicamente el número 2 que se refiere a "La promesa no sujeta a
condición, de pagar una determinada o determinable cantidad de dinero"; pues al
momento de firmar el documento, existía un espacio en blanco en la cual no se indicó
suma de dinero a pagar.

Además, agrega que no se cumplió con el número 3 que prescribe: "El lugar y época
del pago. No obstante, si el pagaré no indicare el lugar del pago, se entenderá que éste
debe efectuarse en el lugar de su expedición; y si no contuviere la fecha de vencimiento,
se considerará pagadero a la vista"; los mismo, no se indicaba al respecto, y no se cumplió
con lo exigido en el número 5, en cuanto a indicar "El lugar y fecha de expedición".

Además, reitera que en ningún momento se confirió al ejecutante mandato


alguno con instrucciones para que incorporara al documento, las menciones faltantes.

Por tanto, sostiene que el pagaré no cumpliría con el requisito esencial exigido en
el artículo 102 de la ley 18.092, por lo que no revestiría el carácter de título ejecutivo.

Sin embargo, las referidas alegaciones deberán ser desestimadas, debido a que
el demandado, con fecha 18 de marzo de 2013, según consta en recibo de valores en
depósito – pagaré, documento que se acompaña en otrosí de esta presentación,
autorizó y confirió poder irrevocable expresamente a mi representada, o quien en su
representación corresponda, para fechar y llenar con las cantidades que representen
el monto total de la hospitalización o prestación, como asimismo, hacer efectivo dicho

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valor en depósito representado por el pagaré acompañado en autos, según consta en
la ficha de admisión Nº 20631784, y que el demandado reconoció adeudar,
estampando su respectiva firma.

Ahora bien, hago presente a S. S. que el costo de las prestaciones médicas, no


pueden ser establecidas al momento de la hospitalización, pues aquellas sólo se
pueden determinar una vez que han sido procesadas por el departamento de Admisión,
lo que puede tardar, por regla general, 180 días, mismo plazo que se otorgó al
demandado para regularizar los pagos respectivos, solemnizando el acuerdo mediante
el documento señalado en el párrafo anterior bajo su firma, el cual debe ser
reconocido para los efectos legales de este proceso.

Asimismo, el demandado facultó a mi representada para que se reservara el


derecho de hacer efectivo el acuerdo, a partir del siguiente día hábil de la fecha
acordada entre ambas partes.

De igual modo, en el referido documento, el demandado facultó a mi


representada para que en caso de mora o simple retardo en el pago de todo o parte
del capital, exigir de inmediato como si fuere de plazo vencido el total de la obligación
que estuviere pendiente.

Se estableció además, que el pagaré de marras, devengaría a contar de la fecha


de inicio de la mora y hasta su completo y efectivo pago, el interés máximo
convencional que corresponda.

Luego, no es efectivo que las menciones del pagaré, se encuentren omitidas, toda
vez que aquellas se encuentran establecidas por mi mandante por la expresa autorización
conferida por el propio demandado.

En segundo lugar señala que el pagaré fue firmado el día 18 de marzo del año 2013
en oficinas administrativas de la Clínica Antofagasta y no ante Notario Público como se
indica en dicho documento.

Sin embargo, el demandado confunde, la firma del pagaré con la


suscripción de la autorización conferida a mi mandante en documento denominado
“RECIBO DE VALORES EN DEPÓSITO – PAGARÉ”, y por cuya virtud, autorizó y confirió

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poder irrevocable expresamente a mi representada, para fechar y llenar con las
cantidades que representen el monto total de la hospitalización o prestación, como
asimismo, hacer efectivo dicho valor en depósito representado por el pagaré
acompañado en autos, según consta en la ficha de admisión Nº 20631784, y que el
demandado reconoció adeudar, estampando su respectiva firma.

Luego, el pagaré fue fechado para su cobro a contar del día 20 de marzo de 2014,
amparándose mi representada en la facultad conferida por el propio demandado en el
documento señalado supra.

En cuanto a la autorización notarial, como bien lo señala el propio demandado, el


artículo 401 Nº 10 del Código Orgánico de Tribunales, faculta a los notarios públicos, para
autorizar las firmas que se estampen en documentos privados, como son los pagarés, sin
la presencia del deudor, a condición de que le conste la autenticidad de la firma.

Pues bien, en este caso, mi representada obtuvo la legalización del pagaré,


acompañando fotocopia del carné de identidad del demandado, en la que constan todos
sus datos personales, y lo más importante, su propia firma, según lo acredita documento
que también se acompaña en otrosí de esta presentación.

Luego, la autorización o legalización notarial, de la firma puesta por el demandado


en el pagaré de autos, se ajustó plenamente a lo dispuesto en el artículo 401 Nº 10 del
Código Orgánico de Tribunales.

Finalmente, el demandado asegura que mi representada habría incurrido en un


“abuso de firma en blanco”, por lo que la autorización de la firma por el notario no puede
hacer fe respecto de la fecha de la emisión del documento.

Sin embargo, las referida alegación deberá ser desestimada, debido a que el
propio demandado, según consta en recibo de valores en depósito – pagaré, documento
que se acompaña en otrosí de esta presentación, autorizó y confirió poder irrevocable
expresamente a mi representada, para fechar y llenar con las cantidades que
representaran el monto total de la hospitalización o prestación, como asimismo, hacer
efectivo dicho valor en depósito representado por el pagaré acompañado en autos, y
que el demandado reconoció adeudar, estampando su respectiva firma.

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El demandado, opone la presente excepción, esgrimiendo para ello, que

el pagaré de marras, no lo habría firmado ante notario público, hago presente a

S. S., que el demandado, en ningún caso niega haberlo firmado, citando la

infracción a lo dispuesto por el artículo 401 Nº del Código Orgánico de Tribunales,

específicamente el numeral 10ª y reproduciendo una sentencia dictada por la

Corte de Apelaciones de Santiago en rol civil 917-2012, jurisprudencia que recoge

los fundamentos de su excepción.

Ahora bien, el inciso final del artículo 434 Nº 4 del Código de Procedimiento

Civil establece que: “… Tendrá mérito ejecutivo, sin necesidad de reconocimiento

previo, la letra de cambio, pagaré (cuyo es el caso) o cheque, respecto del

obligado cuya firma aparezca autorizada por un Notario o por el oficial del

Registro Civil en las comunas donde no tenga su asiento un Notario".

De acuerdo con el inciso final de la disposición transcrita, la firma en un,

pagaré, debe aparecer autorizada ante Notario, para que tenga mérito

ejecutivo, sin necesidad de iniciarse la gestión prejudicial que dispone el numeral

cuatro de la misma disposición. No exige la disposición citada ninguna otra

actuación adicional, que no sea la autorización de la firma por parte del Notario,

Que a este respecto, conviene tener presente lo resuelto por la Excma.

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Corte Suprema, en la causa rol Nº 7321-2011, en donde se precisa el sentido de lo

que debe entenderse por autorización de una firma en un instrumento privado,

por parte de un Notario.

Nuestro máximo tribunal señaló al respecto lo siguiente: "Es útil tener en

consideración que respecto a la función a que hace referencia el numeral 10º del

artículo 401 del Código Orgánico de Tribunales, esto es, autorizar las firmas que se

estampen en documentos privados, sea en su presencia o cuya autenticidad les

conste, es menester reflexionar que lo pretendido por el legislador al efecto, al

otorgar dicha facultad a estos funcionarios, ha sido sin lugar a dudas el procurar

otorgar a este tipo de instrumentos la Fe del Conocimiento, esto es, la verdad que

ofrece el Notario, o en otras palabras, certeza, manifestada mediante su

certificación de que el compareciente o comparecientes suscribieron el

documento en su presencia o teniendo la completa convicción de que el

suscriptor es él, porque fue identificado sin lugar a dudas. En relación con ello el

artículo 425 del Código Orgánico de Tribunales dispone que los Notarios podrán

autorizar las firmas que se estampen en documentos privados, siempre que den fe

del conocimiento o de la identidad de los firmantes y dejen constancia de la

fecha en que se firman".

Conforme con el considerando transcrito, el Notario público es un ministro

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de fe que, al autorizar una firma puesta en un instrumento privado, da fe de

conocer la firma del autorizante. En razón de ello, la ley permite al ejecutante

considerar como título ejecutivo el instrumento que se presenta a cobro. Por lo

mismo, no tiene sentido exigir, que el Notario dé cuenta en la misma autorización

de cómo le consta la autenticidad de la firma, si ya se ha identificado al

suscriptor.

Sobre este punto, resulta adecuado agregar que el aludido requerimiento

de la ley no va más allá de la letra de su texto, cuyo sentido es perfectamente

claro: exige que la firma sea autorizada por Notario. Ello se refiere a la

autenticidad de la firma del que lo suscribe, en los términos que indica el artículo

17 inciso segundo del Código Civil, esto es, el hecho de haber sido realmente

suscrito por quien el instrumento mercantil individualiza haciéndolo, y de la

manera que en él se indica, vale decir, que ese es el nombre y apellido, con

rúbrica o sin ella, que una persona pone en un escrito. Además, el concepto

"autorización notarial" debe ser entendido en su sentido procesal, como palabra

técnica, conforme al artículo 21 del citado compendio normativo y, desde este

punto de vista, la expresión denota la legalización que pone el escribano, en

alguna escritura o instrumento, de forma que haga fe pública, esto es, atestando

la verdad de las firmas puestas en él.

10
El vocablo "autorizar" no supone, necesariamente, la presencia de la

persona cuya rúbrica autentifica y, por consiguiente, la correcta interpretación

del artículo 434 Nº 4 inciso segundo, del Código de Enjuiciamiento Civil, ni siquiera

lleva a exigir la comparecencia ante el Notario del obligado que firma un

instrumento mercantil, sea pagaré, cheque o letra de cambio, bastando al efecto

la sola actuación del ministro de fe autorizante y la circunstancia de que a este

último le conste la autenticidad de la firma que autoriza. Dicha interpretación,

también resulta coherente con lo prescrito en el Nº 10 del artículo 401 del Código

Orgánico de Tribunales, de acuerdo con el cual ésta es una de las funciones de

los Notarios, autorizar las firmas que se estampen en documentos privados, sean

en su presencia o cuya autenticidad le conste.

Lo dicho, ha sido entendido reiteradamente por la jurisprudencia de

nuestros tribunales (Revista de Derecho y Jurisprudencia Tomo LXXVII, sección 1ª,

página 59; Tomo LXXXIV, sección 2ª, página 47; Tomo LXXXV, sección 2ª, página

54; y Tomo LXXXVIII, sección 2ª, página 129).

En consecuencia, la autenticidad de la firma en el documento que

comprueba y certifica el Notario bajo fórmula no sacramental, que suscribe con

su propia rúbrica y título, constituye la autorización notarial que hace fe pública y

que es de responsabilidad exclusiva del Notario. El funcionario responde de ello y

11
si alguien quiere disputar la fe o la verdad de la aseveración que hay tras la

autorización, deberá probarlo.

Como corolario, el pagaré acompañado en estos autos aparece

inequívocamente que la Notario Público Titular de la Sexta Notaría Pública de

esta ciudad, doña María Soledad Láscar Merino, al autorizar la firma, identificó al

ejecutado don EDUARDO MAXIMILIANO LABARCA RIVERA en su calidad de

deudor, con su nombre completo y con su cédula de identidad Nº 9.111.893-9,

para luego dar fe que la firma puesta en el documento era de él. La propia

autorización que hace la Notario autorizante, bajo estas circunstancias, es

suficiente para dar por cumplido lo dispuesto en el artículo 425 del Código

Orgánico de Tribunales, de manera que el título invocado detenta mérito

ejecutivo.

En el caso de marras, a la Notario autorizante del pagaré acompañado en

autos, le constó la autenticidad de la firma estampada en el mismo, por don

EDUARDO MAXIMILIANO LABARCA RIVERA, pues tuvo a la vista, copia de su

cédula de identidad, según se probará en la etapa procesal respectiva.

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(Esta parte es un extracto de la apelación hecha a la sentencia del tribunal de
primera instancia que acogió la excepción del 464 n°7. Sirve igualmente para
obtener argumentos).

La parte demandada ha esgrimiendo como fundamentos de su excepción que,


no habría firmado el pagaré fundante de la presente ejecución ante notario
público, citando la infracción a lo dispuesto por el artículo 401 Nº 10 del Código
Orgánico de Tribunales y reproduciendo una sentencia dictada por la Corte de
Apelaciones de Santiago en rol civil 917-2012.

Ahora bien, la sentencia de marras, en su considerando 9º señala


textualmente: “Que del análisis del documento fundante de la ejecución, es
posible constatar que existe un timbre donde se señala que la Notario Público,
doña María Soledad Lascar, autoriza la firma de conformidad al artículo 401 N° 10
del Código Orgánico de Tribunales. Sin embargo, en dicho documento no se
expresa si se está autorizando la rúbrica en virtud de la comparecencia personal
del suscriptor o por constarle la autenticidad de la misma, lo que a juicio de esta
sentenciadora, generaría la falta de fuerza ejecutiva del pagaré...”

A su turno, el considerando 10º señala: “Que así las cosas, no reuniendo los
requisitos legales y no resultando válida, en consecuencia, la autorización notarial
estampada en el pagaré de marras, habrá de acogerse la excepción opuesta …”
,

Sin embargo, esta parte disiente con lo resuelto por S. S., por lo que paso a
expresar:

En primer lugar. El inciso final del artículo 434 Nº 4 del Código de


Procedimiento Civil establece que: “… Tendrá mérito ejecutivo, sin necesidad de
reconocimiento previo, la letra de cambio, pagaré (cuyo es el caso) o cheque,
respecto del obligado cuya firma aparezca autorizada por un Notario o por el
oficial del Registro Civil en las comunas donde no tenga su asiento un Notario".

13
De acuerdo con el inciso final de la disposición transcrita, la firma en un,
pagaré, debe aparecer autorizada ante Notario, para que tenga mérito ejecutivo.
No exige la disposición citada, ninguna otra actuación adicional, que no sea la
autorización de la firma por parte del Notario,

Luego, resulta imperioso determinar que se entiende por autorizar.

Pues bien, nuestra Excma. Corte Suprema, en causa rol Nº 7321-2011 y


reiterado en causa rol 29.084-2014, ha señalado que el vocablo "autorizar" no

supone, necesariamente, la presencia de la persona cuya rúbrica autentifica y,


por consiguiente, la correcta interpretación del artículo 434 Nº 4 inciso segundo, del
Código de Enjuiciamiento Civil, ni siquiera lleva a exigir la comparecencia ante el
Notario del obligado que firma un instrumento mercantil, sea pagaré, cheque o
letra de cambio, bastando al efecto, la sola actuación del ministro de fe autorizante
y la circunstancia de que a este último le conste la autenticidad de la firma que
autoriza.

Dicha interpretación, también resulta coherente con lo prescrito en el Nº 10


del artículo 401 del Código Orgánico de Tribunales, de acuerdo con el cual ésta es
una de las funciones de los Notarios, autorizar las firmas que se estampen en
documentos privados, sean en su presencia o cuya autenticidad le conste.

En consecuencia, la autenticidad de la firma en el documento que


comprueba y certifica el Notario bajo fórmula no sacramental, que suscribe con su
propia rúbrica y título, constituye la autorización notarial que hace fe pública y que
es de responsabilidad exclusiva del Notario. El funcionario responde de ello, y si
alguien quiere disputar la fe o la verdad de la aseveración que hay tras la
autorización, deberá probarlo.

Lo dicho, ha sido entendido reiteradamente por la jurisprudencia de nuestros


tribunales (Revista de Derecho y Jurisprudencia Tomo LXXVII, sección 1ª, página 59;
Tomo LXXXIV, sección 2ª, página 47; Tomo LXXXV, sección 2ª, página 54; y Tomo
LXXXVIII, sección 2ª, página 129).

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En segundo lugar. Según se lee de fojas 17 del cuaderno principal, S. S.,
recibió a prueba la excepción opuesta, fijando como único hecho a probar el
siguiente: “Si el título carece de los requisitos o condiciones establecidas por las
leyes para tener fuerza ejecutiva. Hechos y circunstancias.”.

De su claro tenor, es evidente que correspondía al demandado probar que


nunca firmó el pagaré ante un notario público, o bien, probar que la actuación de
la ministro de fe autorizante estaba viciada pues no tenía como demostrar la
autenticidad de la firma que autorizaba.

Sin embargo, no existe prueba alguna rendida en autos por parte del
demandado, tendiente a demostrar su aseveración.

La parte demandada, hace consentir la referida excepción, en un doble


aspecto, veamos.

1º En cuanto la autorización notarial de la firma:

El demandado, opone la presente excepción, esgrimiendo para ello, que el


pagaré de marras, no lo habría firmado ante notario público, hago presente a S. S.,
que el demandado, en ningún caso niega haberlo firmado, citando la infracción a
lo dispuesto por el artículo 401 Nº del Código Orgánico de Tribunales,
específicamente el numeral 10ª y reproduciendo una sentencia dictada por la
Corte de Apelaciones de Santiago en rol civil 917-2012, jurisprudencia que recoge
los fundamentos de su excepción.

Ahora bien, el inciso final del artículo 434 Nº 4 del Código de Procedimiento
Civil establece que: “… Tendrá mérito ejecutivo, sin necesidad de reconocimiento
previo, la letra de cambio, pagaré (cuyo es el caso) o cheque, respecto del
obligado cuya firma aparezca autorizada por un Notario o por el oficial del Registro
Civil en las comunas donde no tenga su asiento un Notario".

De acuerdo con el inciso final de la disposición transcrita, la firma en un,


pagaré, debe aparecer autorizada ante Notario, para que tenga mérito ejecutivo,

15
sin necesidad de iniciarse la gestión prejudicial que dispone el numeral cuatro de
la misma disposición. No exige la disposición citada ninguna otra actuación
adicional, que no sea la autorización de la firma por parte del Notario,

Que a este respecto, conviene tener presente lo resuelto por la Excma. Corte
Suprema, en la causa rol Nº 7321-2011, en donde se precisa el sentido de lo que
debe entenderse por autorización de una firma en un instrumento privado, por
parte de un Notario.

Nuestro máximo tribunal señaló al respecto lo siguiente: "Es útil tener en


consideración que respecto a la función a que hace referencia el numeral 10º del
artículo 401 del Código Orgánico de Tribunales, esto es, autorizar las firmas que se
estampen en documentos privados, sea en su presencia o cuya autenticidad les
conste, es menester reflexionar que lo pretendido por el legislador al efecto, al
otorgar dicha facultad a estos funcionarios, ha sido sin lugar a dudas el procurar
otorgar a este tipo de instrumentos la Fe del Conocimiento, esto es, la verdad que
ofrece el Notario, o en otras palabras, certeza, manifestada mediante su
certificación de que el compareciente o comparecientes suscribieron el
documento en su presencia o teniendo la completa convicción de que el suscriptor
es él, porque fue identificado sin lugar a dudas. En relación con ello el artículo 425
del Código Orgánico de Tribunales dispone que los Notarios podrán autorizar las
firmas que se estampen en documentos privados, siempre que den fe del
conocimiento o de la identidad de los firmantes y dejen constancia de la fecha en
que se firman".

Conforme con el considerando transcrito, el Notario público es un ministro


de fe que, al autorizar una firma puesta en un instrumento privado, da fe de
conocer la firma del autorizante. En razón de ello, la ley permite al ejecutante
considerar como título ejecutivo el instrumento que se presenta a cobro. Por lo
mismo, no tiene sentido exigir, que el Notario dé cuenta en la misma autorización
de cómo le consta la autenticidad de la firma, si ya se ha identificado al suscriptor.

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Sobre este punto, resulta adecuado agregar que el aludido requerimiento
de la ley no va más allá de la letra de su texto, cuyo sentido es perfectamente
claro: exige que la firma sea autorizada por Notario. Ello se refiere a la autenticidad
de la firma del que lo suscribe, en los términos que indica el artículo 17 inciso
segundo del Código Civil, esto es, el hecho de haber sido realmente suscrito por
quien el instrumento mercantil individualiza haciéndolo, y de la manera que en él
se indica, vale decir, que ese es el nombre y apellido, con rúbrica o sin ella, que
una persona pone en un escrito. Además, el concepto "autorización notarial" debe
ser entendido en su sentido procesal, como palabra técnica, conforme al artículo
21 del citado compendio normativo y, desde este punto de vista, la expresión
denota la legalización que pone el escribano, en alguna escritura o instrumento,
de forma que haga fe pública, esto es, atestando la verdad de las firmas puestas
en él.

El vocablo "autorizar" no supone, necesariamente, la presencia de la


persona cuya rúbrica autentifica y, por consiguiente, la correcta interpretación del
artículo 434 Nº 4 inciso segundo, del Código de Enjuiciamiento Civil, ni siquiera lleva
a exigir la comparecencia ante el Notario del obligado que firma un instrumento
mercantil, sea pagaré, cheque o letra de cambio, bastando al efecto la sola
actuación del ministro de fe autorizante y la circunstancia de que a este último le
conste la autenticidad de la firma que autoriza. Dicha interpretación, también
resulta coherente con lo prescrito en el Nº 10 del artículo 401 del Código Orgánico
de Tribunales, de acuerdo con el cual ésta es una de las funciones de los Notarios,
autorizar las firmas que se estampen en documentos privados, sean en su presencia
o cuya autenticidad le conste.

Lo dicho, ha sido entendido reiteradamente por la jurisprudencia de nuestros


tribunales (Revista de Derecho y Jurisprudencia Tomo LXXVII, sección 1ª, página 59;
Tomo LXXXIV, sección 2ª, página 47; Tomo LXXXV, sección 2ª, página 54; y Tomo
LXXXVIII, sección 2ª, página 129).

En consecuencia, la autenticidad de la firma en el documento que


comprueba y certifica el Notario bajo fórmula no sacramental, que suscribe con su

17
propia rúbrica y título, constituye la autorización notarial que hace fe pública y que
es de responsabilidad exclusiva del Notario. El funcionario responde de ello y si
alguien quiere disputar la fe o la verdad de la aseveración que hay tras la
autorización, deberá probarlo.

Como corolario, en el pagaré acompañado en estos autos aparece


inequívocamente que el Notario Público de esta ciudad, don Santiago Treuer
Moya, al autorizar la firma, identificó al ejecutado don MARIO ADRIÁN VIDAL
PERALTA, en su calidad de deudor, con su nombre completo y con su cédula de
identidad Nº 7.395.105-4, para luego dar fe que la firma puesta en el documento
era de él. La propia autorización que hace la Notario autorizante, bajo estas
circunstancias, es suficiente para dar por cumplido lo dispuesto en el artículo 425
del Código Orgánico de Tribunales, de manera que el título invocado detenta
mérito ejecutivo.

En el caso de marras, al Notario autorizante del pagaré acompañado en


autos, le constó la autenticidad de la firma estampada en el mismo, por don MARIO
ADRIÁN VIDAL PERALTA, pues tuvo a la vista, copia de su cédula de identidad,
según se probará en la etapa procesal respectiva.

2º En cuanto a no concurrir mérito ejecutivo si no fueran pagados los


impuestos:

El demandado señala que el título invocado en la presente ejecución


carece de mérito ejecutivo por no constar el pago del impuesto de timbres y
estampillas de acuerdo lo ordena la Circular Nº 72 del Servicio de Impuesto Internos.

Sin embargo, se acreditará en la etapa procesal respectiva, que los referidos


impuestos se encuentran debidamente cancelados de conformidad a la
legislación vigente.

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8a. El exceso de avalúo en los casos de los incisos 2° y 3° del artículo
438;

9a. El pago de la deuda;

(excepción de pago parcial) Hechas las consultas exhaustivas a mi patrocinada, se me informa que
no existe antecedente alguno que permita asegurar la aseverado por la ejecutada, salvo que haya
efectuado pagos por consignación. Con todo esta excepción está en abierta contradicción con la
excepción precedente, toda vez que si el pagaré vencía en septiembre de 2011, cómo explica que
haya intentado pagarlo antes, además si fuere efectiva la presente excepción, porqué consignó
recientemente a lo adeudado, según consta en autos?

Negamos categóricamente que la demanda haya pagado la deuda, pues no ha acompañado


documento escrito alguno en abono a su pretensión – excepción, y tal excepción sólo puede ser
admitida si se funda en documento que la ejecutada no ha acompañado en autos, por una sencilla
razón, porque aquellos no existen.

Por tanto, esta excepción por sí sola debe ser rechazada de plano, toda vez que carece de
los sólidos argumentos jurídicos que la haría procedente

El demandado, ha intentado dar a entender a S. S. que la deuda que en estos autos se cobra,
estaría pagada mediante dos abonos efectuados según boletas N 613047 y 632202 por
$3.000.000 y $9.304.604, documentos que acompaña en otrosí de su presentación.

Sin embargo, la atención brindada por mi representada alcanzó la suma total de


$22.844.604, según se probará en la etapa procesal correspondiente.

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Ahora bien, el monto que se cobra en estos autos y que se expresan en el pagaré
acompañado, corresponden a los siguientes conceptos:

1º Honorarios Médicos a la Sociedad Integral de Cardiología por la suma de $5.170.000.-

2º Honorarios Médicos a Servicios Médicos y Anestésicos por la suma de $750.000.-

3º Honorarios Médicos a González y González por servicios de Anestesista, por la suma de


$690.000.- (2 boletas)

4º Honorarios Médicos a Servicios de Traumatología y pediatría Vencer Ltda. por la suma de


$2.000.000.- (Dr. Venegas)

5º Honorarios Médicos a Sociedad Médica Cardiovascular Ltda. por la suma de $800.000.-


(Dr. Benigno Valda)

6º Servicios de arsenalería a doña Yeniza Miranda por la suma de $450.000.-

7º Honorarios Médicos a Servicios Médicos Besnier Ltda. por la suma de $450.000.-

8º Servicios de arsenalería a doña Veronica Rojas Jorquera por la suma de $150.000.-

9º Servicios de arsenalería a doña Consuelo San Martín por la suma de $80.000.-

Los conceptos y montos expresados precedentemente indican el saldo adeudado y


que no han sido solucionados a la fecha.

Hago presente que si bien el paciente ingresó por un problema de fractura, además
experimentó problemas de carácter cardiológico, situación que es perfectamente conocida
por el demandado.

Así las cosas, no es efectivo que la deuda haya sido pagada, y muy por el contrario,
el monto que se cobra en este juicio corresponde al saldo insoluto, que por cierto, es
perfectamente conocido por el deudor.

La parte demandada, en su escrito de excepciones, señala que con fecha 22 de


mayo de 2013, pagó la deuda de autos, en dependencias de la Isapre Consalud,
obteniendo bonos de pago por la suma de $1.794.564.

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La modalidad de pago señalada precedentemente es una forma que es aceptada
por mi representada.

Sin embargo, según se desprende del mandamiento de ejecución y embargo


despachado en contra de la ejecutada, este es lo por la suma de $1.836.071 (un millón
ochocientos treinta y seis mil setenta y un pesos), más intereses y costas.

Es decir, queda un saldo capital insoluto por la suma de $41.507 más los intereses
y costas devengadas por la ejecución.

Además, consta en autos, a fojas 20, que la demanda fue notificada de


conformidad al artículo 44 del Código de Procedimiento Civil el día 20 de mayo de los
corrientes.

En otras palabras, la demandada pagó parte del capital, después de haber sido
legalmente notificada, es decir una vez que la litis estaba trabada, siendo en
consecuencia, del todo improcedente invocar la excepción en comento.

Además, es improcedente la excepción apuesta en los términos que ha sido


formulada, esto es, pago de la deuda, en razón que no están solucionados el saldo
capital, los intereses y las costas generadas en este proceso.

Así las cosas, no es efectivo que la deuda haya sido pagada íntegramente.

10a. La remisión de la misma;

11a. La concesión de esperas o la prórroga del plazo;

12a. La novación;

13a. La compensación;

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14a. La nulidad de la obligación;

En síntesis, el demandado ha señalado que la hospitalización de que fue objeto,


debió ser tratada como ley de urgencia, no siendo posible que se le haya exigido
la suscripción de un pagaré en blanco para dicha atención.

Luego señala que la hospitalización de que fue objeto, y que es materia de


este cobro, debió ser cubierta por la C.A.E.C. sigla con que se denomina la
cobertura adicional para enfermedades catastróficas.

Sin embargo, ambas situaciones descritas son distintas, en otras palabras, no


es lo mismo, una hospitalización por “Ley de Urgencia” y una hospitalización por la
C.A.E.C.

Ahora bien, para poder entender de mejor forma lo dicho


precedentemente, a continuación se harán las distinciones de rigor, veamos:

Ley de Urgencia:

¿Qué es una atención de urgencia o emergencia vital? La Superintendencia


de Salud ha señalado que se entiende por urgencia o emergencia vital, toda
condición clínica que implique riesgo de muerte o de secuela funcional grave, la
atención de urgencia o emergencia vital ante un hecho de tal envergadura, debe
ser inmediata e impostergable.

Nuestra normativa, señala que ninguna Institución de salud puede negarle


a un paciente la atención rápida a una urgencia vital ni exigir un cheque o
documento en garantía para otorgarla.

La condición de riesgo de muerte o de secuela funcional grave debe ser


certificada por un médico cirujano de la unidad de urgencia pública o privada en
que la persona sea atendida.

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Ahora bien, en cuanto a los requisitos para atenderse por Ley de Urgencia
son los siguientes:

1º El problema de salud debe ser una "urgencia vital".

2º El médico del servicio de urgencia es quien lo categoriza como tal.

Cuáles son los pasos a seguir en caso de una urgencia vital:

1) La condición de Urgencia vital, como se dijo, deberá ser certificada por


escrito y firmada por un médico cirujano de la unidad de urgencia pública o
privada, en el cual la persona afectada esté siendo atendida.

2) Se debe completar un formulario diseñado para el referido fin.

Ahora bien, según nuestros registros, no existe antecedente alguno que


acredite que la hospitalización del demandado fue en condición de urgencia,
como tampoco existe ninguna certificación del médico de urgencia, que haya
categorizado como tal, su hospitalización.

En cuanto al ingreso. La Superintendencia de Salud distingue dos situaciones:

1º Para un beneficiario de Fonasa: La puerta de entrada idealmente debiera


ser un Establecimiento de salud del Servicio Público. Si dada la circunstancia de
urgencia el beneficiario se atiende fuera de esta red, es decir, en un
establecimiento privado, de todas maneras corresponde que le cubra la Ley de
Urgencia hasta que es trasladado a su red de acuerdo a indicación médica.

2º Para un beneficiario de Isapre: La puerta de entrada idealmente es el


establecimiento de salud indicado por su Isapre de acuerdo a los convenios de su
plan de salud. Si dada la circunstancia de urgencia el beneficiario se atiende fuera
de esta red le cubrirá la Ley de Urgencia hasta ser trasladado a su red de acuerdo
a indicación médica. Traslado al establecimiento de salud correspondiente
cuando el paciente se estabiliza y de acuerdo a indicación médica, este deberá
ser trasladado a su red de prestadores.

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Finalmente, en cuanto al pago por atenciones de urgencia vital. La ley
señala que tanto Fonasa como las Isapres deben pagar directamente a los
establecimientos de Salud implicados en la atención, el valor de las prestaciones
derivadas de atenciones de emergencias recibidas por sus beneficiarios, hasta que
estos se encuentren estabilizados, de modo que estén en condiciones de ser
derivados.

Pues bien, al no estar categorizada la atención médica del demandado por


ley de urgencias, pues no se reunían los requisitos, su Isapre no le brindó la cobertura
médica de acuerdo a su plan de salud.

C.A.E.C. cobertura adicional para enfermedades catastróficas

La C.A.E.C, es un seguro adicional sólo para beneficiarios de Isapres, el cual


debe ser activado para que se haga efectivo.

La CAEC debe activarse tanto en casos de hospitalización programada


como de urgencia.

En este caso, no importa cuál sea el diagnóstico, sólo tiene relevancia el


hecho que su valor total final sea elevado (se considera a una enfermedad como
catastrófica, cuando los montos a pagar por el afiliado son superiores al deducible
que le corresponde pagar).

La cobertura por parte del seguro de la Isapre opera una vez que el monto
de los copagos supera el deducible. El deducible es equivalente a la cotización
que se paga mensualmente por el plan de salud multiplicada por 30 veces (con un
mínimo de 60 UF y un máximo 126 UF).

El deducible se calcula multiplicando el monto de cotización mensual por 30


veces, por ejemplo $45.000 x 30 veces = $1.350.000. En este caso concreto, si el
copago (o pago de bolsillo), a cancelar en una clínica por una operación
catastrófica es en total $4.000.000 (cuatro millones de pesos) el beneficiario sólo
debería pagar $1.350.000 (un millón trescientos cincuenta mil pesos). Lo que

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exceda a esto, será cubierto por la Isapre a través de la C.A.E.C. El requisito más
importante para que la Isapre respete este beneficio adicional es que la atención
se realice en uno de los establecimientos médicos que se destinen para ello.

Además, para activar la C.A.E.C., el beneficiario o algún pariente debe


concurrir a una sucursal de la Isapre antes de 48 horas, desde el momento en que
ingresó al establecimiento de salud.

Ahora bien, el demandado reconoce que es su Isapre (Mas Vida) la que se


ha negado ilegal y arbitrariamente al pago de las prestaciones médicas otorgadas
por mi representada, con lo cual reconoce, al menos, la existencia de la
obligación.

Agrega que el argumento de su Isapre para no pagar las prestaciones


brindadas, es porque mi representada no se encuentra dentro de la red de
prestadores con las que ella opera, debiendo haber sido trasladado a la Clínica
Las Lilas, en Santiago, una vez activada la C.A.E.C., cuestión que lo obligó
promover un juicio arbitral ante la Superintendencia de Salud en contra de su
Isapre, la cual rola bajo el Nº 2006048-2014, sin sentencia hasta la fecha.

También señala que entre el 30 de abril y 10 de mayo de 2013 ya había sido


hospitalizado por los mismos síntomas que derivaron en la segunda hospitalización
y cuyo cobro se pretende en autos, siendo en aquella oportunidad, cubierta dicha
hospitalización, por la C.A.E.C.

Sin embargo, la segunda hospitalización, y cuya prestación es materia de la


presente ejecución, no fue considerada como ley de urgencia, pues ni el médico
de urgencia, ni sus médicos tratantes Sres. Carlos Ñancupil y Axel Araya,
catalogaron como tal dicha hospitalización, y al faltar este esencial requisito, mi
representada se encontraba completamente impedida de atribuir dicha
condición, entendiendo en consecuencia que la atención fue electiva o
programada o de libre elección.

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La atención electiva o programada o de libre elección, es aquella atención
de salud que se realiza en la fecha y hora que el profesional o entidad acuerde
con un beneficiario, y que puede ser postergada sin afectar la evolución o estado
de un paciente, en cuyo caso, se puede exigir en garantía de pago, la suscripción
de pagarés o documentos que garanticen el pago de las prestaciones que se
brinden (obligación).

Por otra parte, respecto de la activación de la C.A.E.C., es un tema


controvertido entre el Sr. Vidal y su Isapre, y que reafirma la validez y eficacia de la
prestación médica brindada por mi representada, y que da origen a la obligación.

Así las cosas, forzoso es concluir, que mi representada, al exigir la suscripción


del pagaré de marras, lo hizo amparada sólo y únicamente porque la atención
médica fue programada, electiva o de libre elección, y por tanto, no existe objeto
ilícito en su otorgamiento.

15a. La pérdida de la cosa debida, en conformidad a lo dispuesto en el


Título XIX, Libro IV del Código Civil;

16a. La transacción;

17a. La prescripción de la deuda o sólo de la acción ejecutiva

El demandante, en subsidio de la excepción anterior, deduce la excepción de


prescripción de la acción ejecutiva especial de un año aduciendo que la suscripción del
pagaré tuvo como causa la hospitalización de cónyuge para dar a luz a su hijo, hecho que
ocurrió el día 18 de marzo del año 2013, esto es hace más de un año y medio.

Sin embargo, las referida excepción deberá ser desestimada, debido a que el propio
demandado, según consta en recibo de valores en depósito – pagaré, documento que se
acompaña en otrosí de esta presentación, autorizó y confirió poder irrevocable
expresamente a mi representada, para fechar y llenar con las cantidades que
representaran el monto total de la hospitalización o prestación, como asimismo, hacer

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efectivo dicho valor en depósito representado por el pagaré acompañado en autos, y que
el demandado reconoció adeudar, estampando su respectiva firma.

En los hechos, y hago presente a S. S. el costo de las prestaciones médicas, no


pueden ser establecidas al momento de la hospitalización, pues aquellas sólo se pueden
determinar una vez que han sido procesadas por el departamento de Admisión, lo que
puede tardar, por regla general, 180 días, y la referida tardanza obedece a las distintas
variables que se pueden presentar ante una atención médica.

Así por ejemplo, si el hijo (a) del demandado hubiere requerido incubadora, los
plazos y montos para determinar la deuda final, se habrían extendido en el tiempo. De
allí que se otorgue por regla general, después de haber otorgado el alta médica, un plazo
de 180 días a nuestros usuarios para comenzar a regularizar sus deudas.

Luego, mi representada amparada en la facultad conferida por el propio


demandado, se reservó el derecho de hacer efectivo el acuerdo, a partir del día 20 de
marzo de 2014, por lo que ninguna prescripción ha podido operar.

18a. La cosa juzgada.

Estas excepciones pueden referirse a toda la deuda o a una parte de ella


solamente.

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