La subsidiariedad y solidaridad en los principios rectores del orden social,
son determinantes para estructurar una sociedad que ofrezca a todas las personas el derecho a participar con igualdad de oportunidades en la vida nacional, se entrelazan en la construcción de una noción humanista de la igualdad de oportunidades. ARGUMENTO: Ambos principios tienen una importante función para caracterizar este derecho en una dimensión adecuada al bien común. Desde una perspectiva subsidiaria, una idea colectivista de la vida nacional nos lleva a pensar en ella como un conjunto cerrado y predeterminado de actividades. Y desde una perspectiva liberal, el profesor de Derecho Lucas Sierra afirmó que “los colectivos deben formarse desde ‘abajo’ y no por obra y gracia de la Constitución, desde arriba hacia abajo. Que se formen desde abajo quiere decir se confía en la voluntad de las personas: las personas forman el colectivo y el Estado lo reconoce. El reconocimiento constitucional de ‘pueblos’ me da la sensación de invertir la ecuación”. La solidaridad, por su parte, imprime sentido a la igualdad de oportunidades, es como detectamos las necesidades que debe abordar el esfuerzo de la sociedad política organizada con la igualdad de oportunidades. Este análisis sólo puede tener lugar cuando ha ocurrido el estrechamiento de destinos personales hacia el bien común que produce la solidaridad. La igualdad de oportunidades se traduce en la búsqueda de resultados y se suele contraponer la igualdad de oportunidades con la igualdad de resultados; sin embargo, la igualdad de oportunidades requiere “una actuación dinámica, creativa, constructiva, imaginativa del Estado para lograr no sólo la proclamación, sino, en el hecho.