Está en la página 1de 6

¿Por qué Alfonso XIII no consiguió evitar que Lenin

ejecutara al zar Nicolás II y sus cinco hijos?


abc.es/historia/abci-alfonso-xiii-no-consiguio-evitar-lenin-ejecutara-nicolas-y-cinco-hijos-
201912112335_noticia.html
11 de diciembre de
2019

Madrid Actualizado:12/12/2019 15:31h Guardar

Noticias relacionadas
ABC recordaba el episodio 40 años después, aunque sin entrar en muchos detalles. El
reportaje, publicado en abril de 1958, se tituló: « La Rusia trágica y una intervención de
Alfonso XIII». Estaba firmado por el vizconde de Pegullal, que se veía «capacitado para
escribir sobre ello», puesto que en la época de los hechos, tras el triunfo de la
Revolución rusa y poco antes de la formación de la Unión Soviética, era secretario en la
embajada de San Petersburgo y vivió los «aciagos momentos en primerísima línea».

«España había mantenido a rajatabla su neutralidad en la Primera Guerra Mundial y


podía y debía intentar algo», explicaba el antiguo secretario sobre la desaparición de la
familia Romanov, tras tres siglos reinando en Rusia antes de la llegada de los comunistas
al poder. A continuación, este enumeraba la gran cantidad de cartas, telegramas,
mensajes y peticiones de los familiares de presos de la Revolución de febrero de 1917
que había respondido el Rey de España. Y después hacía referencia al asunto que aquí
nos ocupa: «Alfonso XIII y su Gobierno, haciéndose partícipes del sentir de muchos
españoles, acordaron ofrecer asilo en nuestro país, concretamente en La Toja, a la
Familia Imperial rusa».
1/6
La decisión de Alfonso XIII llegó cuando ya corrían rumores por los periódicos de medio
continente de que el zar Nicolás II, su mujer y sus hijos corrían grave peligro tras haber
sido expulsados del trono. En 1958, el vizconde de Pegullal apuntaba en este diario que
su jefe de entonces, el embajador de España en San Petersburgo, Luis Varela, había
aprovechado una de las habituales reuniones de los jefes diplomáticos que se
celebraban en la Embajada francesa para exponer los deseos del Rey español a sus
colegas. «El discurso de Valera, elocuente y sentido, fue escuchado con atención por sus
colegas. Pero al concluir, el embajador de Francia tomó la palabra y agradeció los
piadosos sentimientos que una vez más mostraba el monarca español. Sin embargo, él
no creía prudente efectuar gestión alguna en tal
sentido, puesto que el emperador y su familia se
encontraban sujetos a la vigilancia del Gobierno ruso y
aquello podría ser interpretado como una injerencia
en los asuntos interno del país», detallaba a
continuación.

Publicidad

inRead invented by Teads

El zar Nicolás II - ABC

La matanza
El destino de la Familia Real rusa se conoció pocas semanas después de aquella reunión
que recordaba en ABC el vizconde de Pegullal. El 30 de julio de 1918, el Ejército imperial
había llegado a la localidad de Ekaterimburgo para salvar al zar, su esposa y sus hijos. Al
parecer, los bolcheviques los tenían retenidos en la casa Ipátiev. pero cuando
aparecieron allí no encontraron ni al Nicolás II ni a nadie. No supieron entonces, ni
tampoco Alfonso XIII, empeñado en salvarlos, que todos ellos habían sido brutalmente
asesinados 13 días antes. Los cadáveres no estaban allí ni aparecieron en ningún otro
sitio.

El Rey de España, por lo tanto, siguió buscando y presionando al nuevo Gobierno


bolchevique para que la familia real rusa pudiera salir del país sana y salva. El 2 de
agosto, varios documentos del ministerio francés de Asuntos Exteriores dan fe de estas
gestiones. El día 3, de hecho, Alfonso XIII enviaba un telegrama a Victoria, hermana de la
zarina, para informarle de que seguían las gestiones para salvar, por lo menos, a
Alejandra y a sus hijas. «Al parecer, el zarevich ha muerto», señalaba en ese mismo texto
en referencia al hijo del zar, que contaba entonces con 13 años. Pero no aportaba datos
que confirmaran este asesinato.

ABC ya había apuntado en fechas anteriores que, «por tercera o cuarta vez en el breve
espacio de unas semanas, las agencias de información europeas han recogido el rumor
de que el ex zar Nicolás de Rusia ha sido asesinado». El rumor procedía del Gobierno
inglés, que aseguraba haber recibido un comunicado de Gobierno ruso dando cuenta del
2/6
fusilamiento de este el 16 de julio, «después de haberse descubierto una conspiración
contrarrevolucionaria que tenía por objeto llevarse a la zarina y al zarevitch». Igualmente,
seguía sin ser confirmado.

Portada dedicada a Nicolás II, un


año antes de su asesinato - ABC

La esperanza de Alfonso XIII


La esperanza de salvar a la familia Romanov seguía intacta en el Rey Alfonso XIII un mes
después de esta hubiera sido asesinada. Una muestra de ello es la noticia publicada por
este diario el 8 de agosto de 1918: « El Gobierno ruso consiente que venga a España la
familia del ex-zar», anunciaba el titular. En la pequeña explicación que seguía a
continuación se detallaba que «los bolcheviques han consentido la salida para nuestro
país de la ex-zarina y sus hijas» y que «las negociaciones con respecto a las garantías
pedidas siguen su curso», según la información procedente de la prensa holandesa.

En esas mismas fechas, Alfonso XIII cablegrafió al Rey Jorge V de Inglaterra y al káiser
Guillermo II de Alemania para pedirles ayuda. En el mensaje enviado a este último, el
monarca español describía a los Romanov como una familia «desventurada» y prometía
que, de permitir que el zar, su mujer y sus hijos se refugiaran en España, ninguno de
ellos intervendría en ningún asunto político hasta el final de la Primera Guerra Mundial.
Y a los pocos días recibía las respuestas de ambos en las que manifestaban no tener
3/6
inconveniente en que España recibiera a la familia del zar.

«Según “The Times”, dos de las potencias interesadas han dado ya su consentimiento
para el traslado – recogía ABC el 9 de agosto –. Y el diario francés “Gaulois” escribía:
“Debemos recordar que el soberano español supo siempre mostrarse protector,
caballeroso, abnegado, no solo de los grandes, sino de los pequeños. Acogió bajo su
protección a cuantos sufrieron injustamente las hostilidades, tendió su mano generosa a
cuantos necesitaban de auxilio y les dio su poderoso apoyo. Ha de recaer ciertamente
sobre España un verdadero honor al haber arrebatado a la infortunada viuda del zar y a
sus hijas de las brutales venganzas y de las horribles vejaciones que les sometían los
maximalistas de Unión de Social-Revolucionarios».

La familia imperial rusa, con el zar en medio, un año antes de que todos fueran
fusilados y acuchillados - ABC

Fusilados y acuchillados
Estaba claro que tanto la prensa como los principales dirigentes europeos seguían
desconociendo el destino de los Romanov. En la madrugada del 16 al 17 de julio de 1918,
toda la familia había sido trasladada al sótano de la casa Ipátiev, en Ekaterimburgo, con
el pretexto de tomarles una fotografía. Sin embargo, cuando la confiada familia se colocó
para la instantánea, el responsable del escuadrón, Yákov Yurovski –que había llegado el
13 de julio para ejecutar la orden– entró en la habitación con el revólver en la mano y
varios soldados armados con fusiles. En ese momento se les comunicó que habían sido
condenados a muerte. E inmediatamente después, Nicolás II, su mujer, sus hijas (Olga,
Tatiana, María, Anastasia y Alexei), varios sirvientes, el doctor y el perro fueron fusilados
y acuchillados salvajemente.

4/6
El comunicado oficial hizo referencia poco después solo a la condena a muerte del zar
Nicolás II, al que el nuevo gobierno comunista consideró «culpable ante el pueblo de
innumerables crímenes sangrientos». Alfonso XIII, sin embargo, siguió creyendo que
podía salvar a la esposa y sus hijos. Vivió el resto del mes de agosto con cierta euforia y
esperanza. Incluso el Papa Benedicto XV se mostró públicamente convencido del éxito de
las gestiones españolas, asegurando que el asunto ya había sido negociado con los
bolcheviques y resuelto.

Entre el 1 y 5 de septiembre, un representante español, Fernando Gómez Contreras,


mantuvo dos entrevistas en Petrogrado con uno de los ministros de Lenin, Gueorgui
Chicherin. En ellas, este intentó que España reconociera a su gobierno como legítimo
como condición para poner en libertad a la familia del zar. El 15 de septiembre, Gómez
Contreras envió un comunicado al Gobierno español asegurando que las conversaciones
iban por buen camino. La falacia se descubrió al mes siguiente, cuando los bolcheviques
declararon que la zarina y sus hijas estaban en Ucrania e intentaron convencerle de que
ignoraban el lugar exacto.

Pruebas de ADN
Alfonso XIII fue poco a poco perdiendo la esperanza de encontrarles con vida.
Aumentaban los rumores de que habían muerto, pero no aparecían los cuerpos. El
Gobierno soviético no volvió a realizar declaraciones sobre el paradero, el tema estaba
zanjado para ellos. Tampoco desmintieron la información recabada en 1919 por el
investigador monárquico Nikolai Sokolov, quien aseguró que los ejecutores «desnudaron
a los cadáveres y los subieron a un camión para trasladarlos a una mina de sal, pero el
vehículo se averió y los bolcheviques decidieron, precipitadamente, cavar una zanja poco
profunda a orillas de la carretera. Y para dificultar el reconocimiento de los cuerpos, los
rociaron con ácido sulfúrico antes de rellenar la fosa».

El asunto cayó en el olvido durante décadas, hasta que


los restos de los Romanov fueron hallados en un
bosque cercano a Ekaterimburgo, completamente
carbonizados por el ácido, en 1991. Tres años
después, un equipo liderado por el doctor Peter Gill
llevó a cabo la investigación definitiva para
identificarlos. Primero realizó el análisis forense y vio
que los cuerpos tenían signos de violencia y heridas de
bala y bayoneta. Varios de los rostros habían sido
aplastados a golpes para dificultar la identificación. Y
como no fue suficiente, realizaron análisis de ADN.
Estos último determinaron finalmente que los restos Lenin - ABC

hallados pertenecían a la familia de Nicolás II, aunque


entre ellos no se encontraban ni Alexei ni una de las cuatro hijas, María. Estos no fueron
hallados e identificados hasta 2007.

5/6
Los esfuerzos de Alfonso XIII no habrían podido llegar a buen puerto en ningún caso. En
primer lugar, porque el Gobierno ruso mintió en todo momento al Rey español,
haciéndole creer que estaba vivo para ganar tiempo en la construcción de su imperio
comunista. Lenin y sus secuaces ordenaron el asesinato y luego, además de ocultarlo,
intentaron obtener un reconocimiento oficial de España hacia su régimen con aquella
mentira. Y, en segundo, por la indiferencia de países como Gran Bretaña y Alemania, que
no quisieron involucrarse más activamente en la posible salvación del Zar. Francia
tampoco movió un solo dedo. Estados Unidos, igual, que en los últimos años había
mirado con recelo a Nicolás II por las acusaciones de antisemita. Y aunque Dinamarca y
Suecia quisieron colaborar, sus propuestas solo recibieron respuestas frías por parte de
los ingleses.

Ochenta años después, Boris Yeltsin calificó de «vergonzoso» aquel crimen, que aún hoy
es considerado como una especie de herida sin cicatrizar de la historia del país. « Inclino
mi cabeza ante las víctimas de un asesinato despiadado», dijo el presidente ruso ante el
mausoleo de la familia Romanov.

Temas

6/6

También podría gustarte