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Tipo de cambio flexible

El tipo de cambio fijo, que vincula el valor de una moneda al de otra moneda extranjera fuerte como el
dólar o el euro, presenta muchas ventajas, especialmente para los países en desarrollo que procuran forjar
la confianza en sus respectivas políticas económicas. En este tipo de régimen cambiario son menores, en
general, las tasas de inflación. No obstante, los países con tipo de cambio fijo parecen ser más vulnerables
a las crisis cambiarias y a las crisis gemelas que los países con regímenes cambiarios más flexibles. En rigor,
a medida que las economías maduran y estrechan sus vínculos con los mercados financieros
internacionales, las ventajas de la flexibilidad del tipo de cambio parecen ganar terreno (Duttagupta,
Fernández, & Karacadag, 2006).

¿Qué es el tipo de cambio flexible?


Es un régimen de tipo de cambio flexible o flotante, donde la autoridad monetaria no se compromete a
mantener un tipo de cambio determinado. Al contrario, todas las fluctuaciones de la demanda y de la
oferta cambiarias se acomodan a través de variaciones en el precio de la moneda extranjera en términos
de la moneda local. El banco central establece la oferta monetaria sin comprometerse con ningún tipo de
cambio en particular, y luego permite que la divisa fluctúe en respuesta a los giros de la economía. Si el
banco central no interviene para nada en el mercado cambiario, esto es, no compra ni vende moneda
extranjera, se dice que la moneda nacional está en flotación limpia (o flotación pura). Cuando la autoridad
monetaria trata de influir en el valor de su moneda, realizando operaciones con moneda extranjera. A
esto se lo denomina flotación sucia (Larraín B. & D. Sachs, 2013).

Terminología
El aumento del tipo de cambio E se conoce como devaluación de la moneda si se produce dentro de un
sistema de tipo de cambio fijo, y como depreciación si el sistema cambiario vigente es el de un tipo de
cambio flotante. Por analogía, una caída de E se llama revaluación de la moneda si tiene lugar dentro de
un sistema cambiario fijo, y apreciación si ocurre en un sistema de tipo de cambio flotante.

Temor a flotar
De acuerdo con un influyente artículo de Guillermo Calvo y Carmen Reinhart (2002), en la práctica la
mayoría de los países dentro de este grupo solo dicen tener un tipo de cambio flexible, pero en la realidad
permiten que el tipo de cambio fluctúe dentro de cierta banda, o bien lo regulan constantemente
mediante movimientos en la tasa de interés. En otras palabras, existe lo que los autores denominaron un
extendido temor a flotar.

Por el afán de controlar el tipo de cambio y mantenerlo en cierto nivel, se notó que las variables como las
reservas internacionales y las tasas de interés de los países fluctuaban considerablemente más en los
países con este temor que en los países con un mayor compromiso con la flotación.

Razones por las cuales los países son reticentes a tener un tipo de cambio totalmente flexible:

✓ En los países desarrollados, las deudas están establecidas en dólares, y grandes variaciones en el
tipo de cambio con respecto a la moneda local amplían fuertemente las deudas.
✓ La inestabilidad en el tipo de cambio es dañina para el comercio internacional.
✓ La volatilidad en el tipo de cambio puede afectar la inflación.
Ventajas y desventajas del tipo de cambio flexible
Hay tres argumentos básicos a favor de un tipo de cambio flexible y dos a favor de un tipo de cambio fijo.
En la práctica, elegir uno de los dos significará decidir cuál de ellos es más relevante en las condiciones
particulares de un determinado país (Larraín & D. Sachs, 2000).

Argumentos a favor de la flexibilidad:

✓ Una devaluación del tipo de cambio (o apreciación) puede servir de amortiguador para una
economía. Hace setenta años, en una famosa crítica a Winston Churchill, el gran economista
británico John Maynard Keynes señaló que la devaluación de una moneda es una solución mucho
más simple al problema que una reducción de los salarios en la economía1.
✓ Tal vez el país tenga necesidad de una expansión monetaria aun si EE.UU. no la necesita. Bajo un
sistema de cambio fijo, una expansión monetaria lleva de inmediato a una pérdida de reservas, y
a una reversión de la expansión monetaria (ya que el banco central reabsorbe la cantidad extra
de pesos del público como contrapartida de la venta de sus reservas de dólares).
✓ A corto plazo los países que tienen tipos de cambio fijos y movilidad perfecta del capital renuncian
a dos instrumentos macroeconómicos: el tipo de interés y el tipo de cambio. Eso no solo reduce
su capacidad para responder a las perturbaciones, sino que también puede provocar crisis
cambiarias.

Argumentos en contra de la flexibilidad:


✓ No se puede confiar realmente en que la mayoría de los bancos centrales sean capaces de manejar
sus propias monedas nacionales. Una solución puede ser una versión extrema de los tipos de
cambio fijos, como una caja de conversión o la dolarización (Blanchard, Amighini, & Giavazzi,
2012).
✓ Un sistema de tipos de cambio flexibles es probable que el tipo de cambio fluctúe mucho y sea
difícil controlarlo por medio de la política monetaria. Con un tipo de cambio fijo reduce los costos
en las transacciones de negocios. No es peligroso cambiar divisas si el tipo de cambio se mantiene
estable.

Felipe Larraín y Jeffrey D. Sachs (2000) establecen que no existe una simple respuesta teórica a las
relativas ventajas de un tipo de cambio fijo frente a uno flexible. Los autores resumen está situación de la
siguiente manera:

✓ Si el país se ve a menudo afectado por problemas externos, por ejemplo, bruscas fluctuaciones
en los precios mundiales de sus productos, y tiene instituciones responsables, es más aconsejable
un tipo de cambio flexible.
✓ Si el banco central o el gobierno es políticamente irresponsable —muy demagogo, o con
importantes debilidades institucionales—, un tipo de cambio fijo o, en casos extremos, una Caja
de Compensación (Currency Board), se hace más atractivo como medida disciplinaria.

Ghosh y Ostry (1997) encuentran que “a pesar de que las relaciones teóricas son ambiguas, la evidencia
sugiere un fuerte nexo entre la escogencia del régimen cambiario y la actividad económica. La adopción

1
J. M. Keynes, “The economic consequences of Mr. Churchill”, en sus Essays in persuasion.
del tipo de cambio como ancla nominal puede llevar a una menor inflación, pero también a un menor
crecimiento de la productividad (Ghosh, Ostry, Gulde, & Wolf, 1997).

Estos autores explican que la escogencia de un régimen cambiario implica aparentemente un trade off
entre inversión y productividad. Según los datos los regímenes rígidos atraen una mayor inversión,
mientras que los regímenes de flotación tienen un crecimiento más rápido de la productividad (Treminio,
2014).

Ghosh y Ostry también afirman que “una comparación entre países que cambiaron de regímenes muestra
que una movida a un tipo de cambio flexible resulta en un incremento del crecimiento del PIB de 0.3
puntos porcentuales un año después del cambio y de más de 1 punto porcentual tres años después del
cambio”.

Referencias
Blanchard, O., Amighini, A., & Giavazzi, F. (2012). La elección entre los sistemas de tipos de cambio. En
O. Blanchard, A. Amighini, & F. Giavazzi, Macroeconomía (pág. 448). Madrid, España: Pearon.

Duttagupta, R., Fernández, G., & Karacadag, C. (2006). Transición hacia un tipo de cambio flexible
¿Cómo, cuándo y a qué ritmo? Washington, D.C.

Ghosh, A. R., Ostry, J. D., Gulde, A.-M., & Wolf, H. C. (1997). Does the nominal exchange rate regime
matter? (No. w5874). National Bureau of Economic Research, Inc.

Larraín B., F., & D. Sachs, J. (2013). Tipos de cambio flexibles. En F. Larraín B., & J. D. Sachs,
Macroeconomía en la economía global (pág. 264). Santiago de Chile, Chile: Pearson.

Larraín, F., & D. Sachs, J. (2000). EL DEBATE SOBRE SISTEMAS CAMBIARIOS Y LAS RIGIDECES DE LA
DOLARIZACIÓN. Santiago de Chile, Chile.

Treminio, J. (2014). Banco Central, Régimen Cambiario y Políticas. Managua, Nicaragua.

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