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ENSEÑANZA

RESTITUIR

Una de las palabras menos conocidas de la Biblia es, al mismo tiempo,


una de las más importantes. Se trata del verbo restituir, o de su
variante restitución.

DEFINICIONES:

 Es volver algo a quien lo tenía antes


 Restablecer o poner algo en el estado que antes tenía.
 Cuando se refiere a una persona significa volver al lugar de donde
había salido.

EN LA BIBLIA, LA RESTITUCIÓN RESULTA NECESARIA

1. Cuando, injusta o accidentalmente, se ha despojado o dañado a


alguna persona.
2. Cuando el daño o despojo ha sido injusto, presupone la conciencia
e intención de quien lo provoca en perjuicio del otro.
3. Cuando se trata de un accidente, aun cuando no responde a la
intención del responsable, afecta la relación de este con el
afectado.

En estos casos, podemos notar, el daño o despojo resulta ser causa y


efecto de una alteración en las relaciones de los involucrados. Cuando
se afecta al prójimo, siempre se pierde algo, haya o no mala intención
en lo que se hace. Así, todo daño o despojo termina por dañar las
relaciones entre las personas.

LA RESTITUCION:

Bíblicamente, y expuesto con simplicidad, la restitución es el principio


divino de corregir ó arreglar los males cometidos cuando sea posible
Estas no son una colección de leyes extremadamente minuciosas sino
que ejemplifican los principios de Dios en acción. Dios utilizaba
situaciones potenciales para mostrar cómo trabajarían sus leyes en las
vidas diarias de los israelitas. Estos casos ilustrativos tenían varios
objetivos:

(1) proteger a la nación,

(2) organizar a la nación

(3) centrar la atención de la nación en Dios.

EN ÉXODO 22:1-17 TENEMOS UNA SERIE DE LEYES RESPECTO A


LA RESTITUCIÓN.

Primero, se establece la proporción de la restitución:

Cuando alguno hurtare buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por


aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja cuatro ovejas. (Ex.
22: 1).

LA RESTITUCIÓN MÚLTIPLE descansa en un principio de justicia. Las


ovejas podían tener una alta tasa de reproducción y tenían valor, no
solo como carne, sino también por su lana para la ropa y otros usos.

Robar una oveja es robar el valor presente y futuro de la propiedad de


un hombre. El buey requiere una tasa alta de restitución (cinco veces)
porque estaba entrenado para tirar carretas, arar, y para diferentes
tareas agrícolas.

El buey, por consiguiente, no tenía solo el valor de su carne y su


utilidad, sino también el valor de su entrenamiento, puesto que el
entrenamiento de un buey para el trabajo era una tarea que requería
tiempo y destreza. Por eso se ordena una tasa alta de restitución. Claro,
un principio de la restitución es evidente aquí. La restitución debe
calcular no solo el valor presente y futuro de lo robado, sino también las
destrezas especializadas que se necesitan para su reemplazo.

Segundo, el robo incluye problemas respecto a la defensa contra el


ladrón:
Si el ladrón fuere hallado forzando una casa, y fuere herido y muriere, el
que lo hirió no será culpado de su muerte. Pero si fuere de día, el autor
de la muerte será reo de homicidio. El ladrón hará completa restitución;
si no tuviere con qué, será vendido por su hurto (Éx 22: 2, 3).

A fin de defender su propiedad, los dueños podían matar al que se


metiera a la fuerza en su casa por la noche; es parte de la defensa
legítima de sí mismos y de sus propiedades. No hay razón para pensar
que esta invasión a la fuerza no cubre hoy día el granero o el garaje. A
la luz del día, sin embargo, matar a un ladrón excepto en defensa propia
es homicidio. Al ladrón se le puede identificar y luego arrestar, así que
esto en sí mismo es una protección. Si el ladrón no puede hacer
restitución, se le vende como esclavo a fin de satisfacer el requisito de
restitución.

Esto significa hoy algún tipo de custodia por el que todos los ingresos
del ladrón convicto se ordenan de tal modo que se hace provisión para
la plena restitución.

Tercero, la ley especifica la restitución que se exigía de un ladrón


atrapado en el acto, o atrapado antes de que vendiera los bienes
robados: Si fuere hallado con el hurto en la mano, vivo, sea buey o asno
u oveja, pagará el doble (Éx 22: 4).

En tales casos, el ladrón debía reponer lo robado, y su equivalente, o


sea, la cantidad exacta que se esperaba obtener como ganancia en este
robo. Este es el mínimo de la restitución. Un hombre que roba $100
debe restaurar no solo los $100 sino también otros $100 encima. El
doble

Cuarto, ciertos actos, sean deliberados o accidentales, incurren en una


responsabilidad que requiere restitución, porque dañar la propiedad de
otro hombre es robarle algo de su valor:

Si alguno hiciere pastar en campo o viña, y metiere su bestia en campo


de otro, de lo mejor de su campo y de lo mejor de su viña pagará.

Cuando se prendiere fuego, y al quemar espinos quemare mieses


amontonadas o en pie, o campo, el que encendió el fuego pagará lo
quemado (Éx 22: 5, 6).
La restitución en tales casos depende de la naturaleza del acto; si se
hace daño a frutales o viñas, lo que se daña en su producción futura, y
la responsabilidad es en proporción al daño. La ley criminal ya no tiene
más que supervivencias del principio de restitución; el pleito civil ahora
lo debe entablar la parte ofendida para recuperar los daños, sin
consideración del principio bíblico.

Quinto, en Éxodo 22:7-13 se determina la responsabilidad para bienes


que se tiene en custodia. Rawlinson resumió muy hábilmente esta ley:

La propiedad depositada en manos de otro para su cuidado podía tan


fácilmente ser presa de las artimañas del encargado, o perderse debido
a su negligencia, que se necesitaron algunas leyes especiales para su
protección. Por otra parte, se requería salvaguardar a fideicomisario
para que no incurriera en pérdidas si la propiedad confiada a su cuidado
sufría daño o desaparecía sin que fuera culpa suya. La legislación
mosaica hizo provisión para ambos casos.

Por un lado, requería que el encargado ejerciera el cuidado debido, y lo


hacía responsable de la pérdida si lo confiado a su cuidado era robado y
no se hallaba al ladrón. La apropiación indebida se castigaba requiriendo
que el fideicomisario «pague el doble». Por otro lado, en casos de duda,
se permitía que el encargado quedara limpio mediante juramento
(versículo 10), y en casos claros que diera prueba de que la pérdida
había sucedido por un accidente inevitable (versículo 12)

Sexto, en caso de alquiler, o préstamo, se aplican ciertos principios de


responsabilidad.

Si alguno hubiere tomado prestada bestia de su prójimo, y fuere


estropeada o muerta, estando ausente su dueño, deberá pagarla. Si el
dueño estaba presente no la pagará. Si era alquilada, reciba el dueño el
alquiler (Éx 22: 14, 15).

Si un hombre pide prestado y daña la propiedad de otro, es responsable


por los daños; ha destruido o dañado la propiedad de otro y por
consiguiente es culpable de robo; la restitución es obligatoria. Si el
dueño acude voluntariamente a ayudarlo, como buen vecino, el daño es
el dueño, porque su propiedad se dañó mientras estaba bajo su
supervisión. Esto es incluso más cierto si estaba trabajando bajo
contrato, porque el pago por sus servicios, con buey, asno, arado o
cualquier otro equipo, incluye el gasto y uso, mantenimiento y daños de
su equipo de trabajo.

LA RESTITUCIÓN se cita en las Escrituras como un aspecto de la


expiación. (Perdón por el pecado) la expiación de la era del Antiguo
Testamento, incluía también el requisito de la restitución. Por eso Dios
juzgo el pecado de los egipcios, debido a que habían defraudado y
esclavizado a Israel por 430 años, por tanto Dios demandó que hicieran
restitución a Israel.

Éxodo 12:35-36 No bastaba que Dios corrigiera el orden destruyendo a


Egipto con las diez plagas; a Israel también se le debía enriquecer
mediante la restitución (Éx 12: 36).

Un incidente similar le ocurrió anteriormente en Egipto a Abraham. (Gn


12: 11-13). La orden del faraón fue tal que un hombre no tenía
protección contra el secuestro de su esposa junto con su propio
asesinato excepto el engaño

No hay condenación de Abraham por tratar de protegerse; más bien,


Dios castigó fuertemente al faraón (Gn 12:17) y sacó a Abraham
grandemente enriquecido mediante la restitución (Gn 12: 16; 13:2).

De modo similar, Dios intervino para castigar a Abimelec (Gn 20: 3-6),
aun cuando Abimelec pudo aducir su propia integridad; con todo, debido
a que encabezaba un orden inicuo, Dios consideró culpable a Abimelec y
hubo restitución (Gn 20: 14-18). En ambos casos, no hay el menor
indicio de alguna condenación de Abraham, y toda indicación del castigo
de Dios sobre los monarcas por mantener órdenes impíos en los cuales
Abraham no se atrevía a vivir honrada y abiertamente.

En todos estos casos no solo hay castigo de Dios contra el ofensor sino
también restitución al ofendido. La restitución está estrechamente
ligada a la expiación, a la justicia y a la salvación.

La salvación es inseparable de la restitución, porque la redención divina


del hombre y del mundo es su restauración a su posición original bajo Él
y para su gloria. La obra de Cristo en el hombre es esta obra de
restitución.
EL HOMBRE PERDONADO ES EL HOMBRE QUE HACE
RESTITUCIÓN.

El perdón en las Escrituras es un término jurídico. Tiene referencia a un


tribunal de justicia. Puesto que la restitución en la ley bíblica es en todo
momento básica al perdón, al restablecimiento a la ciudadanía, la
palabra perdón siempre implica restitución en las Escrituras.

RESTITUCIÓN EN EL NUEVO TESTAMENTO

La restitución es el acto de restaurar algo que fue tomado


indebidamente o de satisfacer a alguien contra quien se haya cometido
una falta. Corregir nuestras faltas hasta donde sea humanamente
posible es un resultado natural de la salvación por la gracia de Dios
como lo vemos en la forma que Zaqueo respondió a la visita salvífica del
Señor en su hogar:

Lucas 19: 1-8 y Mateo 3:8

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