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REDACCIÓN
Marisa Mosto
Federico Caivano
Raúl Lavalle
Editor responsable: Raúl Lavalle
Dirección de correspondencia:
Paraguay 1327 3º G [1057] Buenos Aires, Argentina
tel. 4811-6998
raullavalle@fibertel.com.ar
nº 10 – 2019
Nota: La Redacción no necesariamente comparte las opiniones vertidas en esta
publicación.
1
ÍNDICE
Presentación p. 3
Minima philosophica p. 18
Dialoguitos en el perípato p. 23
2
PRESENTACIÓN
3
PUNTO Y COMA, EL QUE NO ES FUERTE,
SE EMBROMA1
MARÍA REINA MARQUES DOS SANTOS
1
Reflexiones elaboradas a partir del cuento de Antón Chéjov El hombre enfundado.
2
Cf. Henri Nouwen, Abriéndonos, Buenos Aires, Guadalupe, 1994, p. 60.
4
A pesar de las inseguridades, el fuerte se expone a cualquier
herida en pos de un bien arduo. De este modo entiende Joseph Pieper la
fortaleza, a saber, como una virtud que supone esencialmente la
vulnerabilidad.1 Vulnerable viene del latín vulnus, que significa ‘herida’
y tiene el sufijo -able, que indica posibilidad. En efecto, vulnerable es
aquel que puede recibir una herida; y la persona vulnerable es fuerte en
la medida en que se expone a dicho riesgo con tal de conseguir un bien
difícil de alcanzar.
1
Cf. Josef Pieper, Las virtudes fundamentales, Madrid, RIALP, 2010, p. 176.
5
El encierro que es estéril solo lleva a la muerte. Todo lo que
tenemos por desplegar queda guardado como una mera posibilidad que
nunca saldrá a la luz, o al menos no plenamente. Así como el agua que
no fluye se pudre, el “agua interior” queda estancada sin darse a conocer
a los demás. Por lo tanto, si queremos tener vínculos fuertes y
conocernos mejor para favorecer al despliegue de todo lo que hay dentro
nuestro –lo que constituye un bien grandísimo y dificilísimo– no
debemos olvidar el abrirnos a pesar de las espadas que nos puedan llegar
a atravesar.
6
NÁUFRAGO
“¡Reme!
¡Reme!”
Grita un corazón,
Desahuciado y sin razón,
Cuyo único objetivo
No halla fin en el rubor.
Extenuado,
Brazos que se agitan,
Pulmones agotados.
¡Chamuyero depravado!
Por el amor obnubilado;
El sinsentido
Del pobre enamorado.
FELIPE MATTI1
1
Felipe, junto con su amigo y condiscípulo Facundo Serra, participó en unas
olimpíadas universitarias en 2019, precisamente en remo. [Radulfus]
7
CALIGARI: CENTENARIO
DE UN CLAROSCURO ALEMÁN
IGNACIO LEONETTI
8
En la imagen y fotografía del film observamos cierto aire a
historieta en las que solo sus protagonistas se ajustan al conjunto: el Dr.
Caligari/director del manicomio y su “asesino/víctima” llamado Cesare.
Ellos no desentonan, puesto que también provienen de este
mundo de dibujos trazados con el nervio de un cubismo firme. Uno de
sus hacedores afirmó: “Las películas deben ser dibujos a los que se da
vida”. 1 Y en esa voluntad expresionista se condensaba el punto de
inflexión a una tradición burguesa perimida y una esperanza (¿ilusa?) en
el poder material que el hombre suponía tener para transformar la
naturaleza y la sociedad.
Es en estas condiciones en las que se encuentra el alma alemana.
Lo que se veía en la pantalla era esta alma con sus tortuosos recovecos y
una peripecia narrativa brusca y sorpresiva. En este sentido, retirarse a
filmar en estudio (como está hecha casi toda la película) significaba
replegarse sobre la complejidad propia de una vida espiritual que se
debate entre la vida y la muerte en el claroscuro fílmico.
El otro aspecto a resaltar es cómo este film evidencia el pulso
sociopolítico de su tiempo. Originalmente la historia iba a narrar el
poder hipnótico que de forma macabra ejecuta un “mago de feria”, el Dr.
Caligari, a través de Cesare, su “zombie”.
1
KRAKAUER, S. De Caligari a Hitler. Trad. Grossi, H. Buenos Aires, Nueva Visión,
1961, p. 82.
9
Y especialmente cómo una pareja de jóvenes enamorados
(Francis y Jane) sufre esta acción. Pero el director del film sugirió
cambiar el guión drásticamente (cosa que logró): que la historia de
Caligari sea contada/fabulada por un Francis demente a un compañero
de manicomio en el que Jane y Cesare también están internados y que es
dirigido por el Dr. Caligari. En este cambio se evidencian el contrapunto
abrupto, el gusto del espíritu alemán por la fuerza y el impacto, por la
dialéctica y la aceptación de la complejidad inmanente a una realidad
siempre a punto de desencadenar catástrofes.
El mensaje trágico de este giro consiste en que la tiranía y la
anarquía se funden en el mismo fenómeno. La primera está representada
por el Caligari de la feria, que con su hipnosis es capaz de dominar a las
masas para sus propios propósitos, anticipando así el drama del nazismo.
La anarquía, por otra parte, queda simbolizada en la vida de la feria,
abigarrada de negocios y mercachifles entre los que Caligari se abre paso
sin dejar sospechas de quién es verdaderamente. La frustración es total.
Entre la tiranía y el caos la comunidad vive un estado de completa
confusión, cuestión que queda retratada sobremanera en la resolución de
la historia. El hecho de que todo haya sido una ilusión de Francis (“el
internado psiquiátrico”) revela cómo tiranía y caos se retroalimentan, se
funden el uno en el otro y se perpetúan en numerosas mutaciones,
quedando protegidas por las mismas narrativas. Lo que queda,
conclusivo y determinante, es el manicomio.1
IGNACIO LEONETTI
1
Ibíd. p. 90: “(…) la normalidad se corporiza por medio de una multitud de locos que
se mueven en un insólito ambiente. Lo normal es un manicomio: la frustración no
podría haber sido pintada de manera más definitiva (…)”
10
MALABUREANDO
Verbo intransitivo;
transiciones de inversionista.
Usar en gerundio
y conjugar como Girondo.
Clase particular
de palabra.
estudios y arquitectas,
rendir cuentas,
poetas y científicos,
intereses y estudios,
científicos y presupuestos,
arquitectas y obras,
rendir cuentos,
presupuestos e intereses,
científicos y estudios,
poetas y obras,
arquitectas y presupuestos,
siglas y siglos,
FEDERICO CAIVANO1
1
Por si fuera de interés, más abajo escribí unas líneas, en la parte “Dialoguitos en el
Perípato.” [Radulfus]
11
REFLEXIONES EN TORNO
A UNA CINTA CELESTE
FACUNDO SERRA OLIVERO
12
Dicha cinta dejó de ser simplemente lo que es. Pero no en sentido
de que lo que es fue destruido y pasó a ser otra cosa, sino que, siendo lo
que es, pasó a tener un sentido más amplio que hace de ella una cinta
distinta de las demás.
13
SABIDURÍA CALLEJERA
MARISA MOSTO
14
EL ARCÓN DE LOS RECUERDOS
15
Al día siguiente fui a conocer el Liceo de Aristóteles. Estaba muy
feliz también de estar allí y quería llevarme algo de ese lugar. No sabía
qué y mi marido levantó una piñita del suelo y me la dio, y así fue que
me la traje de recuerdo. He aquí la piñita.
EL BAÚL
Washington Bado
Desde niño los baúles siempre me resultaron fascinantes. Sería
tal vez porque en las ilustraciones de los cuentos de piratas, que yo leía
con avidez, siempre aparecían tesoros enterrados con ellos, en lugares
remotos y secretos. O tal vez porque poseían herrajes y cerraduras con
candados enormes, lo que volvía trabajoso descubrir su precioso
contenido.
Recién cuando fui más grande, supe que en mi vieja casona, en
un altillo donde se guardaban trastos viejos, existía uno que había
pertenecido a mi abuelo, que lo había traído de Europa, cuando llegó
como tantos otros inmigrantes, para “hacer la América”. Lo poco que
traía, puede decirse que nada, cabía en ese baúl. De niño conocí a mi
abuelo que se mostraba como un anciano cariñoso, al que le gustaban
mucho las bromas. Siempre me decía que él tenía un baúl que escondía
un tesoro.
Un buen día y sin decirle nada a nadie, me atreví a subir a ese
altillo, que en lejanos tiempos había sido un mirador, trepando por una
estrecha escalera, desde la azotea.
16
Pero en ese pequeño cuartucho había tantos objetos acumulados,
que no pude ver al baúl y tampoco podía apartar los trastos en busca de
mi objetivo, porque –desde luego– la operación la hacía en secreto y el
ruido hubiera alarmado a mis padres y hermanos. La pregunta, que no
me no me atrevía a plantearle a nadie, era: ¿Qué contenía el baúl? Estaba
seguro de que los demás no lo sabían porque de lo contrario me lo
hubieran dicho. Pero, además, me agradaba que mi preocupación por
aquella interrogante permaneciera en secreto, porque eso le daba el gusto
del enigma y de lo prohibido y la trasformaba en una incógnita
absolutamente mía.
Después, a medida que fui creciendo, me fui olvidando del baúl
y, al final, ya de mayor, lo olvidé totalmente, sobre todo porque me casé,
formé mi propio hogar, en un pequeño departamento y la casona quedó
en poder de un tío soltero, un hombre solitario con el que no tenía mucho
trato, que la siguió habitando hasta el final de sus días.
Los trámites sucesorios obligaron a hacer un inventario y
entonces regresé a la vieja casona. Habían pasado muchos años pero
todo estaba como cuando la dejé. Y entonces, como una lejana aparición,
recordé el baúl. Aprovechando que mis acompañantes estaban
entretenidos con muchos objetos antiguos, conservados cuidadosamente
por mi tío, subí a la azotea y repetí la operación frustrada que había
hecho de niño en busca de él.
Quedé sorprendido. El altillo estaba completamente vacío, pero
en un rincón –mucho más pequeño de lo que me lo imaginaba– estaba el
baúl. Era de madera, con herrajes enmohecidos y un pequeño candado,
que hice saltar forzándolo con una de mis llaves. Y lo abrí con cuidado.
Nuevamente me sorprendí. También estaba totalmente vacío.
Me senté en el suelo y me quedé contemplándolo por un buen
rato. De repente se me ocurrió pensar que, si mi abuelo me estuviera
mirando. me habría confiado el secreto de su tesoro, como una de sus
bromas:
–Bueno, niño… al fin no encontraste nada, pero también te das
cuenta de que ahí está todo.
Cerré el baúl, lo puse en su lugar y regresé a la casona. Me sentía
feliz. Por fin había descubierto el tesoro de mi abuelo, el que lo trajo a
América y se lo llevó de la vida, sin nada.
Washington Bado1
1
Este escritor uruguayo ya ha colaborado en estas páginas. Me ha parecido bien poner
este cuento en esta sección de la revista, porque le va como anillo al dedo, en mi muy
humilde opinión. En la sección Dialoguitos en el Perípato, más abajo, escribo unas
líneas a mi amigo oriental. [Radulfus]
17
MINIMA PHILOSOPHICA
18
Si le creemos a Borges acerca de la existencia de una biblioteca
infinita (habitada por equivalente infinidad de libros, que reúnen todas
las combinaciones posibles de signos lingüísticos), entonces me gustaría
conocer al sabio bibliotecario al que haya tocado en suerte posar su vista
en aquel “Compendio de admoniciones en cuanto los detritos caninos”,
pues tal catálogo corre el riesgo de esfumarse en la bruma del tiempo,
por el carácter endeble e improvisado de su soporte material. Urjo
entonces a quien le interesen los fenómenos sociológicos a prestar
atención a las diversas manifestaciones de esta literatura particular,
como si viniera de un futuro remoto y fuera transportado a una antigua
urbe con el fin de estudiarla. Tal vez podamos entrever generalizaciones
en el estilo, la estructura o la semántica de las expresiones,1 y aventurar
conjeturas para aprender algo de tan fascinante civilización.
FEDERICO CAIVANO
1
Y se podría escribir todo un libro, si no existe ya (más acá de la biblioteca de Babel)
sobre las muy distintas y abundantes formas de referirnos a las heces, y la elección de
una u otra forma según el contexto y el efecto que se quiera lograr.
19
Por supuesto aproveché para saludarlos, porque hacía un tiempito
que no nos veíamos. Estaban reunidos, porque forman un proyecto de
investigación. Ni corto ni perezoso aprovecho para pedirles que lean y
difundan Philosophia vulgaris; también, que escriban en ella. ¿Cuál será
el resultado de mi pedido? Me juego por un empate; mejor, por una
derrota por 3 a 1. En esto sigo el pesimismo de Schopenhauer, aunque no
lo he leído.
Veamos. Con Juan voy con mal auspicio etrusco, puesto que
tenía una remera lisa, no una de Los Beatles. En cuanto a Agustina,
siempre fue mi acérrima enemiga, pues su apellido (Lombardi) tiene que
ver con los lombardos o longobardos, un grupo dentro de los germanos
invasores que provocaron la ruina del Imperium. Sobre Mateo… mal,
porque exhibía una copiosa barba: longobardos quiere decir ‘de largas
barbas.’ De modo que mis esperanzas solo están puestas en Luciano. El
tiempo dirá si mi Etrusca disciplina fue acertada o no.
Radulfus
20
Singular espacio para filosofar
Encendido debate filosófico que las alumnas de la Facultad de
Filosofía de la Universidad Nacional de Mar del Plata decidieron llevar
adelante en un singular lugar: las puertas de los baños de la Uni.
Nadie sabe en qué momento puede llegar la inspiración que lo
lleve a uno a estrellar una opinión en la puerta o pared más cercana ¿no?
Por eso hay siempre hay que estar preparado, marcador en mano, aun en
el retrete.
MARISA MOSTO
21
Su concepción acerca de la generación de los seres vivos, sus
influencias provenientes del orfismo y del pitagorismo respecto de la
transmigración de las almas, la influencia que ciertos aspectos de su
pensamiento ejercieron sobre pensadores como Platón, probablemente
Demócrito, Nietzsche, Freud, Schopenhauer o el mismísimo Hölderlin,
que le dedicó “La muerte de Empédocles”, son apenas un brevísimo
muestrario de la magnitud de pensador con el que nos encontramos.
Sin embargo, y respecto de lo que podríamos considerar como
uno de los ejes centrales de su pensamiento, el ciclo cósmico, siempre
tuve la sospecha de que su gran inspiración provenía de otras fuentes.
Debo decir respecto de esto que, luego de buscar por largo tiempo de
manera infructuosa, creo que, por fin, acabo de descubrirlas…
Horacio J. Ferreras
22
DIALOGUITOS EN EL PERÍPATO
A Federico Caivano
Me gustó mucho tu poema, Fede. Creo que se nota alguna huella
de Oliverio Girondo (1891-1967), poeta argentino muy peculiar. Pero tu
poesía inter negotia casa muy bien con un título suyo. [Radulfus]
23
Al Dr. Washington Bado
¡Gracias por compartir ese hermoso relato! También disfruté
mucho leyéndolo. Lamenté que le resultara inaccesible al niño y me
alegré de que el adulto lo encontrara en ese altillo vacío, como
aguardándolo. Me angustié porque allí no hubiera nada. Creo que me
angustié porque imaginé que realmente allí se escondía un tesoro. No
principalmente “material” sino algo así como una “revelación sobre el
sentido de la vida”. (¿Deformación profesional?) Nada y angustia se
reclaman. Luego su alusión al humor del abuelo me resultó muy
oportuna. La asocio también con la “sabiduría del hombre mayor” y el
consejo evangélico de no acumular los bienes terrenales. En fin, una
llamada a valorar el tiempo en toda su belleza y precariedad. ¡Quizás ese
era su mensaje escondido! Y otra vez me “salta” la filósofa.
Marisa Mosto
A Marisa y Raúl
Marisa y Raúl: Gracias a ustedes, hermanos, desde esta otra orilla
del río. La revista me resultó magnífica. Los poemas, en tan diferentes
estilos, pero muy buenos. El “encierro estéril”, muy bien expuesto por
María Reina y destaco una frase del aporte de Leonetti: “la tiranía y la
anarquía se funden en el mismo fenómeno.” ¿Acaso no lo estamos
viendo en estos días? Ambos son muy generosos en la interpretación de
mi breve cuento. Marisa: “belleza y precariedad del tiempo.” ¡Qué bien!
Lo dijo con dos palabras; sencillez de filósofa. Ese es el mensaje, de un
hombre ya muy mayor que se lo agradece. Con un abrazo.
Washington Bado
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