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EL JUEZ Y LA PRUEBA Estudio de la errénea recepcién del brocardo index iudicare debet secundum allegata et probata, non secundum conscientiam y su repercusion actual Joan Picé 1 JuNoy Prélogo Manvet Cacuon Capenas Catedratico de Derecho Procesal Universidad Autonoma de Barcelona fal Grupo Editorial IBANEZ COLECCION INTERNACIONAL N° 32 mesunneces cHnh ype sislador4, Sin ‘embarg : 0, el excesivo trabaj a ‘ ta instancia o la “rutina #39 en nuestros jth VI. La INICIATIVA . PROBATORIA DEL JUEZ PENAL*** TRODUCCION. BREVE APROXIMACION _ SOBRE EL PRINCIPIO ACUSATORIO Uno de los problemas que no pierde su protagonismo en el derecho esal penal es el referente a la iniciativa probatoria del juez en el acto licio oral y la posible vulneracién del principio acusatorio**. . El principio acusatorio se ha convertido en el principio fundamental moderno método de enjuiciamiento criminal, que rige desde el inicio smo del proceso. Como destaca nuestro TC en su sentencia 95/1995, 9 de junio (fj. 2°), “el respeto del principio acusatorio constituye una igencia constitucional en todos los procesos penales’*”8, ‘presente epigrafe recoge sustancialmente el contenido de mi Ponencia presentada al “XX VII Congreso Internacional de Derecho Procesal” celebrado en Cartagena de Indias (Colombia) del 5 al 7 de septiembre de 2006. Alrespecto, vid. mis trabajos La imparcialidad judicial y sus garantias: la abstenciény _larecusacién, editorial J.M*. Bosch editor, Barcelona, 1998; La imparcialidad objetiva del juez a examen, “La Ley”, 1998, T. L, pp. 2001 a 2018; El juez penal y su iniciativa probatoria: recansideracién de una errénea doctrina jurisprudencial, en “La Ley”, ee 4 1999, T. V, pp. 1928 a 1931; Principio acusatorio e ativa probatoria del juez pe- ecialmente, para lo ood : : nal. Comentario a la sentencia del Tribunal Supremo (Sala 29 de 23 de septiembre en orden a la precis oe la fi _ de 1995, en “Revista General del Derecho”, 1999, nim. 656, mayo, pp. 6009 a.6012; n ALONSo-CUEVILLA: : y Reflexiones en torno a la cuestionada iniciativa probatoria del juzgador penal, en de la audiencia previa “comport “Justicia”, 1996, nim. 1, pp. 145 a 181. lo para los Ietrados de las balenee De igual modo, vid. sus sentencias 60/1995, de 17 de marzo (fj. 3°) 99/1992, de ‘ta previa al juicio, en “J 22 de junio, fj. 2°; entre otras muchas. Respecto de la doctrina del TC, vid. mi -ONSO-CUEVILLAS, edit, Difusién Juridica, B, trabajo Las garantias constitucionales del proceso, edit. J.M*. Bosch editor, Bar- ‘ma Linea, ABs LtucH destaca: “Ten ei arcelona, 2000, p. 16: celona, 1997, pp. 109 al15; y ms recientemente la obra dirigida por Orrstts y i 5 Boe ae que para que Taga, El proceso penal en la doctrina del Tribunal Constitucional (1981-2004), US expectativas procesaies es impresci ae y las partes vean edit. Aranzadi, Cizur Menor, 2005, pp. 207 a 210 y 1039 a 1086. Juez en dicha fase procesal” (La audi naible una presencia activa y El principio acusatorio ha merecido una especial atencién monografica por parte de la 2n “Revista del Poder Judicial” nitm. 60, 2003 gene ©! deseo doctr al espatiola asi vid, por orden de publicacién, Ins obras de Gove OnBANE, , nim. 69, 2003, p, 367). ina procesal espafiola: asi vid., por o publicaci6n, las obras de E,, Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Criminal, T.I, vol. Il, edit. Bosch, Barcelona, Pues un necesario cambii 10 también para los j parte juzgadore: nstituciones del nuevo proceso civil”, TAL, 145 ty la prueba: iniciativa probatoria de los jueces civil,y penal Joan Picé 4 Junoy te principio que tiene por finalidad garantizar en todo momen, iparcialidad del juez, se enuncia mediante el brocardo ne Proce «ex officio, y supone la idea de que “no hay proceso sin acusaci tasgos esenciales de este principio, segiin la jurisprudencia del iol, son los siguientes: Je conduce a mantener la total pasividad probatoria del juez penal“, en adimite que “se trata de un modelo limite, solo tendencial y nunca fectamente satisfacible™*!. 6. En orden a efectuar un estudio completo del tema examinaré, en. er lugar, la vigencia actual del principio acusatorio en la mayoria de ; procesos penales europeos y latinoamericanos; en segundo lugar, la ativa probatoria del juez penal en los citados codigos; en tercer lugar, el so espafiol, en el que la jurisprudencia ha ido evolucionando sin una linea ra de reflexién al respecto; en cuarto lugar, expondré mi opinion sobre {mposibilidad de celebrar el juicio oral sin que exista acusacién (Ss fundamento, alcance y limites de dicha iniciativa judicial; y, finalmente, 92, de 28 de mayo, fj. 1°; 0 141/1986, de 29 de octubre, fj. 2°); ysmularé unas conclusiones a modo de reflexién final. : Correlacién entre acusacién y sentencia (SSTC 40/2004, de 22 9, £j. 2°; 189/2003, de 27 de octubre, fj. 2°; 36/1996, de 11 de mar, "| 95/1995, de 19 de junio, fj. 2°; 0 161/1994, de 23 de mayo, fj *rohibicion de la reformatio in peius (SSTC 28/2003, de 10 de febrero 232/2001, de 11 de diciembre, fj. 5°; 45/1993, de 8 de febrero, f, 290, de 15 octubre, fj. 4°; o 242/1988, de 19 de diciembre, fj. '. Como podemos comprobar, este planteamiento del princi torio no excluye la posibilidad de que el juez penal pueda tene: iniciativa probatoria, y asi lo ha puesto de manifiesto el TC espaiiol ’ 334/2005, de 20 de diciembre, fj. 3°; 229/2003, de 18 de diciembre, ’; 130/2002, de 3 de junio, fj. 5°; 0 la 188/2000, de 20 de julio, fj n embargo, desde el denominado “garantismo procesal” se niega — posibilidad: asi, Ferrasoti, destaca como uno de los diez axiomas 0 “sistema garantista” el de nulla accusatio sine probatione®®, lo Separacién de funciones entre el juez instructor y el juez deci C 174/2003, de 29 de septiembre, fj. 3°; 60/1995, de 17 de marzo, 1/1994, de 31 de enero, fj. 3°; 136/1992, de 13 de octubre, fj. 988, de 12 de julio); VIGENCIA DEL PRINCIPIO ACUSATORIO EN LOS ACTUALES CODIGOS PROCESALES PENALES Y LA INICIATIVA PROBATORIA DEL JUEZ PENAL 107. El principio acusatorio, tal como ha sido perfilado anteriormente, preside los actuales métodos de enjuiciamiento criminal de la mayoria de los estados democraticos europeos y latinoamericanos, como seguidamente paso a analizar. B.1. — VIGENCiA DEL PRINCIPIO ACUSATORIO B.L1. En los ordenamientos juridicos de los estados europeos 1, pp. 167 a 207 y 286 a 317; Asencio MELLADo, J. M4, Principio acusatorio y derecho defensa en el proceso penal, edit. Trivium, Madrid, 1991; Vercer Grau, J., La defensa imputado y el principio acusatorio, edit. J. M*. Bosch editor, Barcelona, 1994; Mar- w Arnurta, A., La nueva concepcién jurisprudencial del ‘principio acusatorio, edit. nares, Granada, 1994; Ruz Vapitto, E., El principio acusatorioy su proyeccién en la ‘rina jurisprudencial del Tribunal Constitucionaly Tribunal Supremo, edit. Actualidad il, Madrid, 1994; Armenta Dev, T., Principio acusatorio y derecho penal, edit. J. M’. cheditor, Barcelona, 1995; Diaz Caprare, J.A., Los principios de aportacién departey satorio: la imparcialidad judicial, edit. Comares, Granada, 1996; GonzAtez NAVARRO, Acusacién y defensa en el proceso penal, edit. Bosch, Barcelona, 2004; y GuERRERO. oMARES, S., El principio acusaiorio, edit, Aranzadi, Cizur Menor, 2005. saloll, L., Derecho yraz6n. Teoria del garantismo penal, edit. Trotta, Madrid, 5, p.93. 108. En Alemania rige el principio acusatorio, pues existe una | _ Nitida separacion de las funciones entre acusar y enjuiciar; la ; _ apertura del juicio oral esta condicionada al ejercicio de la accion “© En este mismo sentido, vid. Montero Aroca, J. (en AAVV), Derecho Jurisdic- cional, TI, 14 edic., edit. Tirant lo blanch, Valencia, 2005, p. 375; 0 Guzman, N., La verdad en el proceso penal. Una contribucién a la epistemologia juridica, editores del Puerto, Buenos Aires, 2006, pp. 180-181. “Ob. cit., pp. 610-611. 147 at ‘ZOLA 86 “dd ‘090g ‘sory souong ‘soH-py “po “ARUDSIOA ue £ soqury wy: “Ole “f “EL ONE “piod9d * vue] BOLIQUIY Ue sopeuad soyesaoord seunojor. sey, ua ‘prayog = sajoucjony saudofuy ““Y ‘vovalny VNVHy BrouNtOId as BULIOJ BYSO 9, ‘(99-59 “dd ‘9902 ‘vrouaeA “yourtg OL RIL “Wpe “orpo .Z “Af ‘oomHovg ONreariy, “Tf YANOTOD ZAWOD Sosopeu. “P1000 ‘AAV V ‘asuansosvoIy jouag jose00L¢ OY2a1aq ap jpnunpy) opens ns po} op ore] O] B OATSEZe ooBY Oo] onbiod UgIquIE} OUTS ‘seyessoord seTTEIEs — * i ev ere ad sojdrourid soy & opeotpop reuruntjorg. O[NIET, Top oMUEp ‘OT “13e Ja TO Squauressicica adorn] uo Teued osaoord op SBUUDISIS,, Uo ‘yey oy ‘ouvivag £ ZI] “d* eidesu0a o] anbiod oj9s oN ‘onojesnoe ordroursd jop 10aey & epIpoap & maeIO. jorpny opog Jap [erouaD ofesuio ‘Tetorpny orporaqy 9p souopens * soadorne vysonde vun ezi[vol,, O#1POD aso AAWOTOD ZANOD BORSSP OOD ‘ojaadsor T I svuiansts,, Ua ‘ounyny pwsaoo. id Duaisig Wo ‘ouisvoiy sejnonied pono 7d 'g661 “euojeoreg ‘soa “pe “ZAUIOD PIORA “Y JOJoaNIp ¢ kdomg ua ord ap sPULI}SIS,, us “oemmayy “TH Seog £ ‘111 £ TZ ® 6b ‘dd ‘cger “euog “61 “d ‘366y “vuojaoreg ‘soaaay “ype ‘zawon gre jooarp ‘.edomy uo jeuad osaoord OP SeLUDISIS,, Ua ‘ypunjorT “Ny “ “XAOHI ‘91e-Si¢ ‘dd lormg ue [eued osssoid ap SBUIDISTS,, U9 QwRnpsog “Vy ‘SVINVQ saNoa pow jens aq 217 A zoz-dd “q19"qo * soodorno sojeuad seumajsig,, uo ‘sans [pied ojuaiunpasod ap Dwaisiy “¢ “vIExIOD §QNOD £ Tp ‘vHOOY. savuc ‘TQIoBNUEOUOD A UOLOBIpeLUIUT ap sordioutid Soy Ua TSO “IPe ‘swosyg spussou ¢: uolzonpo.duy ‘upularp pouad osad04d 1H A957 Bg. “oLo}oIpe.UOd “Oorgnd ‘Pero oromf'un ap vrourstxe eT & O1YO ap gto: _ PLpEWY TOIpNy tapo4 Top pata“) obmoucry Aprneneen een eR orear £ arorut zenf Jo onb ap uoroiqryoad yy 10d opezieyoeres ‘Teuod vin una sajeuad seuaysIg,, Uo ‘soquDAoya4 spt sordioiaad & ucts, ns ap oLioyesnoe ojepour un odooe A varismbur emnjon.nso vforA ey euopuege psavoud DuaIsts 1°, *xaANOIOD ZANOD ‘owouredum “pra ‘ojoeds: ap ouBIArog [euog OMOLUTPIO0Ig Op OBIPD Jo “UOIooaIIp wUNSTLU vy i ‘ormoyesnoe ordrourid Jo ue ayuoueUS Opeseq [BUILD OjLrtUBIOIN{tr ap ofapout ja ordosd owo9 surnse 000 [eu [esa001g O3tpg5 oaonu Ja ‘svapl op U9PIO OUISIUT 9]89 Uo ‘oTIYD U ‘sppHOloesnov ap opt10s0 ns wo Te} Soqoey so] 9190s rproap spand ojos ° “esneo eT ap ojelgo ja setape aproap anb x sa £ ‘euosrod eur auLferorpnt Jopaooid op sopod ya ousr} El[eosy ey oyNoUTeoTUN ‘ISP 20npap as o1oyesnoe ordroutad fap PLOMDBIA BI “epurjogy “orp OLlOJeSNOR 9409 ap [euad os un op seidord svjou se] sepoy oumse “¢99z op SIQUIDIOIP Op HZ JO K aqusureusyd gajua onb ‘feuag [ess001g OSIPOD ns ‘enero us ugiq ‘vpn diQloesnoe ey ap Sebousroyap nydns wred osnyo , oroiqryoad ey A ser 2 9Pod jo eran anbiod ‘Temnqun jp Pepifetoredun ey op epuesei Pease ww fe cise leh a ‘G cual oat ee fas ‘K oe [9p esuayap ey 2p ozionjer un an ; (evroyeredord uoroRsrSoAu Ey op zonf) UOTOeSHSOAUI Bf 9p JOnUOO af ! a UQISToap eI op pas 2 ea ese ordto SELIOJON.NSUI SOUOLOUNY. ap UOTOLIedas PHIM] ap aseq B] a1q0s “Ol L 7 ee I suse iB Hos etl oe PE SOUNSID sO ordiourzd yo 2811 990Z 9p ornf ep | Jo OSI ue KUO anb ‘p00; oe 2 re: ee Be 2200) o teruue ry fu ‘oquouresoroyo ous OP 6Z ap ‘ouensod Jeusg [ess001g O8Ip9D oaant Ja ud ‘opow [RI #bS}n B [~] opeorpnfpe opis ey oj anb oseo [Pp oqteureanelqo youspuedapur ap UgroenyIs Bun UD zent Ja opu ( 2] 9109 [esooord ugIooe op soispod ap pepyt enb of 10d ¢, et0jesnoe BINJONASe,, UO [euad osoooad fap eK Ureseidxe avoid UOFoNSMOD nS op ¢zZE “Ie PP Jesnj10g ‘uoloesnoe e] ep soropemnsyu SO] B BUYIN BIS9 OsopuYyrUnT] ‘OyTOTUTEIOM/uD £ UOTOsNoR op sel 9.U9 UTOUNSsIp epHyTe Bun Uod ‘ordroutid 9480 10d peplasequt Mi ‘olLtoyesnov ordioutid Jo oyuesoad equeno! . sep BS ‘epper 0B uu seunre op Peprensi ey “esugyop vl A uoroesr Sopejsa soy ap soyeued seyesaoord sosipo: de 5 oe : ze s0] 02 ‘nlTohns Sodfed so} = aiakan ey iene onb yen: F [earoy erourastprnba 1 10d opeziraroatep foee » 2 Syuose1d exyuonous os Ugiquie ereyy ue ‘opour qensr Te tednginye 9] as enb soyooy sono v Tu seuosiod se Sopvjsa Soy ap Sooipiinl sojuajm. : -Os990Id Je Iapueyxo pend ou jeungiy jo 4. [v0 Ly ye 5 und pas szen do ap meuoprgoad ont pita “egenad on Nounl ¢omct woof. é jo te Saal ee Joan Pied ¢ Junoy Finalmente, en Costa Rica, el Cédigo Procesal P | ‘hy a recoger un juicio penal plen: —— q amenti 748 l for ‘Actica de las pruebas a todos los hechos y medios de prueba lente acusatorio"’, | de importancia para la resolucién’™3, nisma linea, el art. 507 del Codice di Procedura Penale italiano indica: “Finalizada la practica de las pruebas, el juez, si resulta mente necesario, puede disponer también de oficio la practica de edios de prueba”™**, (én en Portugal, el art. 340,1° del Cédigo de Processo Penal 1987 \cusatorio, si bien se enc El Tribunal ordenara, de oficio 0 a peticién de parte, la practica de @ finalmente, el Cédi s medios de prueba que crea necesarios para el descubrimiento de la Topias de la tegulacién ac y lajusta decision de la causa”, y su apartado segundo establece: “Si unal considera necesario la presentacién de pruebas que no consten. anda, sentencia o recurso, lo pondra en conocimiento de las partes antelacién que le sea posible, y lo hard constar en acta’. , hes Inicrativa PROBATORIA DEL JUEZ PENAL igual modo en Holanda, el juez adquiere un especial protagonismo | la vista oral, tomando parte activa en ella, ya que es quien determina ‘se lleva a cabo, hace la mayoria de las preguntas, y puede ordenar de oficio**, almente, en Francia, el art. 310 del Cédigo Procesal Francés, establece El Presidente —de la cour d’assises— estd investido de un poder recional por el que puede, por su honor y Conciencia, tomar las medidas cree titiles para descubrir la verdad’*®”, ste deber, como indica Perers, ha de ejercitarse aunque sean muy escasas las ‘posibilidades de lograr una mayor conviccién del juez penal (Strafprozess, 4° dic., edit. C. F. Miiller, Heidelberg, 1985, p. 305). Esta iniciativa probatoria del juez penal ha motivado un gran debate doctrinal entre los procesalistas penales italianos, y ha originado una polémica que ha Ilegado a Plantearse ante la Corte Costituzionale y la Corte di Cassazione, resolviéndose a _ favor de la legitimidad del citado precepto. Al respecto, me remito a la bibliografia y Jurisprudencia analizada en mi trabajo Reflexiones ..., ob. cit., pp. 146 a 148, ala que debe aiiadirse ~por publicarse con posterioridad—los estudios de Nicastro, G.M.,, ob. Ctl, pp. 112 y 150; 0 Spataro, A., ob. cit., p. 260. _ De igual modo, vid. sus arts. 323 y 327. Noorpuosx, E. W., ob. cit., p. 202. ¥ nla misma linea, off. los arts. 156.1 (poder del Juez de acordar de oficio la prueba Pericial) y 456 (poder del tribunal correctionel, de ordenar de oficio “las pruebas titiles st istema 0 principio acusatorio. Para la comprobacién de la verdad”); lo que motiva que Dervizux destaque que en m” o “adversarial procedure”. ‘odo el sistema procesal penal francés “la biisqueda de la prueba de una infraccién » F., Informes Naci = i Las reformas procesales penales en Amé: ies Huerta a ats tica Latina’, ob. cit, p. St vid. FUENTES Ropricunz, A., Manual de D niversidad de Panama, 2006, pp. 35-36. iit oe 2 eerie excepcion la encontramos en los paises del common law, en ae a jee eS (@undamenios del, sistema judicial penal O1, pp. 46-47), impera la id enta la posicién de arbitro Pia doctrina anglosajona e1 alee otras expresiones co: n lugar de hablar de si m0 “adversary syste 151 (Re aes — Joan Pied i Jungy 2.2, En los. ordenamientos juridicos de los estado, americanos ste modo de discernir tiende a garantizar la realizacion practica ometidos constitucionales en las situaciones especificas, y no 12. Distinto camino al utilizado enlatnavors oe a ees ae de la prohibicién contenida en e! ales europeos, en log que suele permitirse la ini Boy ce y i ‘ penal, es el que han recorrido diversas ~Y nuevas— normati igual modo, el nuevo Cédigo Procesal Penal nicaragtiense, que entré iciamiento criminal latinoamericanas, en las que suele limited ente en vigor en 2004, establece la prohibicién del juez para procurar 180 prohibirse dicha iniciativa. — as —en su art. 10—, se produce una ausencia de normas que autoricen 3. Dentro de las leg! rrogatorio del juzgador a testigos y peritos 0 la recepcién de pruebas islaciones prohibitivas encontramos |. i ibili j e : : f v las mod ejor proveer, y se excluye expresamente la posibilidad de que el juez laciones colombiana, nicaragtiense, chilena y boliviana, Fe ds obcio la inspeccién ocular —art. 310—“, mbién el nuevo Cédigo Procesal Penal chileno de 2000 establece el pnopolio de la iniciativa probatoria a las partes acusadoras y acusada, itiendo s6lo al juez lo que puede denominarse “prueba sobre la ba” en su art. 336.1, segiin el cual: “Si con ocasién de la rendicién una prueba surgiere una controversia relacionada exclusivamente con racidad, autenticidad 0 integridad, el tribunal podra autorizar la sentacion de nuevas pruebas destinadas a esclarecer esos puntos, aunque as no hubieren sido ofrecidas oportunamente y siempre que no hubiere lo posible prever su necesidad”. Y en Bolivia, el art. 342 del Cédigo de Procedimiento Penal de 1999 rohibe la iniciativa probatoria del juez penal, indicando: “Base del juicio Enningin caso el juez o tribunal podrd incluir hechos no contemplados alguna de las acusaciones, producir pruebas de oficio ni podré abrir el juicio si no existe, la menos, una acusaci6n”, sodra decretar la practica d Ciativa probatoria se atrib ; uye sdlo a las partes (art ‘ ndose intervenir el juez oe no s6lo durante la Practica de la misma (, 114, Sin embargo, en otros estados latinoamericanos se ha optado por ermitir la iniciativa probatoria del juez penal de forma excepcional. Asi, Peri, el art. 155 de su nuevo Codigo Procesal Penal de 2004 parte de slemente la Carta la iniciativa de los litigantes, indicando: “f...] 2. Las pruebas se admiten a ele cuioraen ae E Solicitud del Ministerio Pablico o de los demas sujetos procesales [.... 3. La ia nstitucional. Sdlo des jercici ses Ley establecerd, por excepcién, los casos en los cuales se admitan pruebas za el Juez, excepcionalmente pued de oficio”. Pero su art. 385, excepcionalmente, permite la iniciativa judicial de oficio en estos términos: “1. Si para conocer los hechos, siempre que Sea posible, que no se halla realizado dicha diligencia en la investigacion omo al Juez que conoce del asunto; el tribunal de jurado —cour d'assises— tribunal de police (El sistema francés, or M. Delmas-Marty y traduccién de 2000, p. 308), 2 de instruccién ylasala de acusacién, sresidente), el tribunal correctionel y e] “Ocesos penales de Europa”, dirigido p enilla Allard, edit. Epp: , Zaragoza, ™ Ast lo destaca Tuzio Pacuitco, IM., Manual de Derecho Procesal Penal Nica- ragiiense, AAVV, coordinadores Gomez Cotomer, J.L., y TuerINo Pacueco, ob. cit, p. 295. 153 Joan Pics i Junoy El Jeeey la prions iniciation pTOOMoréa de los juccescivly penal Preparatoria o a ee manifiestamente insuficiente, el Juez Pen; ie oficio a la incorporacién de prueba no ofrecida por los intervinientes de oficio oer Beno aes Previo debate de los intervinientes, orden, ‘en las oportunidades y bajo las condiciones que fijan los arts. 285, 289, la prone nae ae eccion o de una reconstruccién, disponiendo I 16, 317 y 320”. Y en la misma linea, su art. 289 indita: “Prueba de oficio. Sea varias acabo. 2. Fl Juez Penal, excepcionalme Bn Ja decision (en la que fija el dia de la audiencia para celebrar el juicio pre file pitt et pruebas, ae disponer, de offeig admite o rechaza la prueba propuesta), el tribunal ordenar, de oficio, la curso del debate texultaser inci nuevos medios probatorios si en, recepcidn de la prueba pertinente y util que considere conveniente, siempre uutasen indispensables 0 manifiestamente titiles pary su fuente resida en las actuaciones ya practicadas”. esclarecer la verdad. El Juez Penal cuidaré de no reemplazar por este me a ue la actuacién propia de las partes. La resolucién que se emita en ambo, 115. Finalmente, en otros cédigos de enjuiciamiento criminal de corte supuestos no es recurrible”. mas inquisitivo se prevé de forma més amplia la iniciativa probatoria lel juez penal. Asi, en Argentina, el art. 356 del Codigo Procesal Penal ic la Nacion de 1991 lo prevé en los siguientes términos: “El presidente el tribunal ordenara la recepcion oportuna de las pruebas ofrecidas y ceptadas. El Tribunal podra rechazar, por auto, la prueba ofrecida que « i videntemente sea impertinente o superabundante. Si nadie ofreciere ante el tribunal los objetos 0 documentos que considére necesarios para, =” rueba, el presidente ee la ea de aquella pertinente y util jue se hubiere producido en la instruccion’; y el art. 388 insiste: “Si en 1 curso del debate se tuviera conocimiento de nuevos medios de prueba manifiestamente utiles, o se hicieren indispensables otros ya conocidos, el tribunal podra ordenar, atin de oficio, la recepcién de ellos. En el mismo sentido, el art. 156 del Cédigo de Proceso Penal brasilefio de 1941 establece la iniciativa probatoria ex officio iudicis indicando: “La prueba de las alegaciones incumbira a quien las haga; pero el Juez podra, en el curso de la instruccién o antes de dictar sentencia, ordenar, de oficio, diligencias para resolver sus dudas sobre puntos relevantes”. Y, por tiltimo, en Panama, el Cédigo Judicial de 1984 prevé la iniciativa probatoria del juez Sentenciador en el propio acto del juicio (art. 2259) e incluso en cualquier Momento antes de dictar sentencia (art. 2407). 116. Una vez analizado el derecho comparado paso a examinar En la misma linea, el art. 301 del Cédigo de Procedimiento Peng ecuatoriano de 2000 establece la iniciativa probatoria del juez penal en lo siguientes términos: “Otras pruebas.— El presidente tendré la facultad d También en Venezuela, el art. 359 de su Codigo Organico Procesal - Penal de 2001, de forma excepcional permite la iniciativa probatoria ex officio tudicis, indicando: “Excepcionalmente, el tribunal podra ordenar, ; de oficio 0 a peticién de parte, la recepcién de cualquier prueba, si en el curso de la audiencia surgen hechos 0 circunstancias nuevos, que requieren su esclatecimiento. El tribunal cuidard de no reemplazar por este medio actuacién propia de las partes”, ; De igual modo, en este mismo dmbito geografico, debo destacar el “Codigo Procesal Penal Modelo para Iberoamérica”, auspiciado por el Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal*, que partiendo de una configuracién acusatoria mixta del enjuiciamiento penal, prevé la iniciativa probatoria del juez penal: asi, su art 147, que inicia la regula : de las “disposiciones generales” de la prueba establece: “Objetividad,

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