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Carlos I de España

Monarca Hispánico y Emperador del Sacro


Imperio Romano Germánico.

Carlos I de España y V del Sacro Imperio


Romano Germánico, llamado «el César»[c]
(Gante, 24 de febrero de 1500-Cuacos de
Yuste, 21 de septiembre de 1558), reinó
junto con su madre, Juana I de Castilla —
esta última de forma solo nominal y hasta
1555—, en todos los reinos y territorios
hispánicos con el nombre de Carlos I
desde 1516[a] hasta 1556, reuniendo así
por primera vez en una misma persona las
Coronas de Castilla —el Reino de Navarra
inclusive— y Aragón. Fue emperador del
Sacro Imperio Romano Germánico como
Carlos V de 1520 a 1558.
Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano
Germánico
Emperador del Sacro Imperio Romano
Germánico, rey de España, Nápoles, Sicilia y
Cerdeña, duque de Borgoña, soberano de los
Países Bajos y archiduque de Austria

Retrato de Carlos V sentado, por Tiziano (c. 1548). Óleo


sobre lienzo, 205 x 122 cm. Pinacoteca Antigua de Múnich.

Rey de España
junto a Juana I hasta 1555

14 de marzo de 1516[a]-16 de enero de 1556


Predecesor Juana I de Castilla
Fernando II de Aragón
Sucesor Felipe II
Emperador del Sacro Imperio Romano
Germánico
26 de octubre de 1520[1]-24 de febrero de
1558[2][3]
Predecesor Maximiliano I
Sucesor Fernando I

Otros títulos

Duque titular de Borgoña


17 de octubre de 1506-25 de octubre de 1555
Predecesor Felipe IV
Sucesor Felipe V

Rey de Nápoles
14 de marzo de 1516[a]-24 de julio de 1554
Predecesor Fernando
II
Sucesor Felipe I

Rey de Sicilia y Cerdeña


14 de marzo de 1516[a]-16 de enero de 1556
Predecesor Fernando
II
Sucesor Felipe I

Información personal
Tratamiento Sacra Cesárea Católica
Real Majestad[4][5]
Nacimiento 24 de febrero de 1500
Gante, Flandes, Sacro
Imperio Romano
Germánico
Fallecimiento 21 de septiembre de
1558 (58 años)
Cuacos de Yuste,
Extremadura (Corona
de Castilla)
Entierro Cripta Real del
Monasterio de El
Escorial
Religión Católico
Familia
Casa real Austria
Padre Felipe I de Castilla
Madre Juana I de Castilla
Consorte Isabel de Portugal
(1526-1539)
Descendencia Véase Matrimonio e
hijos

Firma
Plus Ultra[b]

Hijo de Juana I de Castilla y Felipe I el


Hermoso, y nieto por vía paterna de
Maximiliano I de Habsburgo y María de
Borgoña, de quienes heredó el patrimonio
borgoñón, los territorios austríacos y el
derecho al trono imperial, y por vía
materna de los Reyes Católicos, Isabel I de
Castilla y Fernando II de Aragón, de
quienes heredó Castilla, Navarra, las
Indias, Nápoles, Sicilia y Aragón.

Biografía
El joven príncipe

El nacimiento de Carlos de Habsburgo se


produjo durante la celebración de un baile
en el palacio Casa del Príncipe
(Prinsenhof) de Gante, Flandes, cuando la
embarazada archiduquesa Doña Juana
comenzó a sentir fuertes dolores en el
vientre. Creyendo que se debían a una
mala digestión, acudió al baño y allí, sin
ayuda de nadie, dio a luz a su primer hijo
varón a las 3:30 de la madrugada del
martes 24 de febrero de 1500. Ella quería
ponerle el nombre de Juan en recuerdo de
su fallecido hermano, pero finalmente fue
bautizado como Carlos por deseo de su
padre y en recuerdo de su bisabuelo,
Carlos el Temerario, quien murió en la
batalla de Nancy en 1477.[6] El bautizo,
celebrado el 7 de marzo, fue oficiado por
el obispo de Tournai, Pierre Quick, en la
catedral de San Bavón. A él acudieron
como madrinas Margarita de Austria,
esposa del fallecido príncipe Juan, y
Margarita de York, esposa de Carlos el
Temerario, y como padrinos Carlos de
Croy, príncipe de Chimay, y el señor de
Vergás.[7]
Retrato del entonces príncipe Carlos, el futuro
emperador, con su familia paterna (por Bernhard
Strigel, Viena, Kunsthistorisches Museum). Con los
retratos aparecen inscripciones que los identifican
como miembros de la familia de Jesús. Así,
Maximiliano es Cleofás, hermano carnal de san José,
y Carlos es «SIMON ZELOTES CON/SOBRINVS. DNI.
NRI».

Antes de que cumpliera un año, Felipe


nombró a Carlos duque de Luxemburgo y
Caballero de la Orden borgoñona del
Toisón de Oro. El 16 de noviembre de
1501, Felipe y Juana partieron hacia
España para ser jurados en las Cortes
como sucesores de los Reyes Católicos y
dejaron a Carlos al cuidado de Margarita
de York. Durante su paso por Francia,
Felipe se reunió con el rey Luis XII y
acordó el matrimonio entre la hija de este,
Claudia, y Carlos, trato que se renovó con
la firma del Tratado de Blois años
después.[8] Tras el regreso de Felipe a
Flandes y debido a la avanzada edad de
Margarita de York, dejó a Carlos al cuidado
de la señora de Ravenstein, Ana de
Borgoña; además nombró gentilhombre de
la cámara de Carlos a su padrino, Carlos
de Croy, y encomendó su educación a
maestros borgoñones que le enseñarían la
historia del ducado. Por su parte, allá en
Castilla, Fernando el Católico, consciente
de que Carlos podría ocupar algún día su
trono, envió al humanista Luis Cabeza de
Vaca a Flandes para que le enseñara
castellano y las costumbres españolas,
aunque cuando el príncipe llegó a España
años después aún no dominaba esta
lengua.[7][9]

A principios de 1506 Felipe y Juana


partieron de nuevo hacia España para
reclamar la corona de Castilla tras la
muerte de Isabel la Católica, pero el
reinado conjunto duró poco, ya que Felipe
murió de forma prematura en septiembre.
Fernando, habiendo considerado que su
hija era presa de la locura, mandó que la
encerraran en un convento de Tordesillas y
se constituyó en regente. Debido a la
minoría de edad de Carlos, su abuelo
Maximiliano I de Habsburgo asumió la
regencia de los Países Bajos, aunque poco
después le cedió el puesto a su hija
Margarita de Austria, junto con la tutela de
Carlos y sus hermanos. Toda la educación
del joven príncipe se desarrolló en Flandes
y fue colmada de cultura flamenca. En
1509 el emperador dispuso que Guillermo
de Croy, señor de Chiévres, sustituyese a
su primo Carlos de Croy como
gentilhombre de cámara del príncipe y
Adriano de Utrecht, deán de la Universidad
de Lovaina y futuro papa Adriano VI, fue
nombrado su maestro.[7][10]

El 5 de enero de 1515, Guillermo de Croy


consigue que el emperador declare la
mayoría de edad de Carlos; acto seguido,
los Estados Generales nombran Señor de
los Países Bajos al joven príncipe,
terminando aquí la regencia de su tía
Margarita. Con todo, sin voluntad propia
para gobernar, el joven soberano delegaría
entonces el poder en el señor de Chièvres.
Ese mismo año, el Cardenal Adriano de
Utrecht viajó a Aragón para asegurar que
Fernando el Católico no quitaría a Carlos
la herencia de Castilla y Aragón en favor
de su hermano Fernando I de Habsburgo,
quien se había criado junto a él y era su
nieto favorito. Si bien se comprometió a
nombrar a Carlos como sucesor, los
consejeros del rey tuvieron que
convencerle poco antes de su muerte para
que no designara a Fernando.[10]

Herencia y patrimonio
Títulos
Don Carlos por la
gracia de Dios Rey de
Romanos Emperador
Semper Augusto.

Doña Joana su madre


y el mesmo Don Carlos
por la mesma gracia
Reyes de Castilla, de
Leon, de Aragon, de
las dos Sicilias, de
Ierusalen, de Navarra,
de Granada, de Toledo,
de Valencia, de
Galicia, de Mallorcas,
de Sevilla, de Cerdeña,
de Cordova, de
Corcega, de Murcia, de
Jaen, de los Algarbes,
de Algezira, de
Gibraltar, de las Islas
de Canaria, de las
Indias islas y tierra
firme del Mar Oceano,

Condes de Barcelona,

Señores de Vizcaya e
de Molina,

Duques de Atenas e de
Neopatria,

Condes de Ruysellon e
de Cerdenia,
Marqués de Oristan e
de Gorciano,

Archiduques de
Austria,

Duques de Borgoña de
Bravante.
Pragmática o Edicto
del Emperador contra
los comuneros dada
en Worms (febrero de
1521).

Rey de España

Sucesión de Fernando el Católico


Retrato del joven Carlos I de España, posterior a 1515
por Bernard van Orley.

El 22 de enero de 1516, el abuelo del


príncipe Carlos, Fernando II de Aragón,
redactaba su último testamento. En él, lo
nombraba gobernador y administrador de
los Reinos de Castilla y León, en nombre
de la reina Juana I, incapacitada por su
enfermedad. En lo concerniente a la
Corona de Aragón, el rey Fernando dejaba
todos sus estados a su hija Juana,
nombrando, también en este caso,
gobernador general a Carlos en nombre de
su madre. Hasta que Carlos llegara, en
Castilla gobernaría el cardenal Cisneros y
en Aragón el arzobispo Alonso de Aragón.

El 23 de enero moría el rey Fernando en


Madrigalejo (actual Extremadura). A partir
de entonces, Carlos comenzó a pensar en
tomar el título de rey, aconsejado por sus
consejeros flamencos. Esta decisión no
era bien vista en la península ibérica. El
Consejo de Castilla le envió una carta el 4
de marzo en la que le pedía que respetase
los títulos de su madre, ya que «aquello
sería quitar el hijo al padre en vida el
honor». Pero diez días después las honras
fúnebres por el rey Fernando terminaron
con gritos de:

Vivan los católicos


reyes doña Juana y
don Carlos su hijo.
Vivo es el rey, vivo es
el rey, vivo es el rey

El 21 de marzo, Carlos envió una carta a


Castilla en la que informaba de su
decisión de titularse Rey. Tras largas
deliberaciones del Consejo, el 3 de abril el
cardenal Cisneros comunicó al reino la
decisión de Carlos. El 13 del mismo mes
se informó de la nueva intitulación real:

Doña Juana y don


Carlos su hijo, reina y
rey de Castilla, de
León, de Aragón, de
las Dos Sicilias, de
Jerusalén, de Navarra,
de Granada, de Toledo,
de Valencia, de
Galicia, de Mallorca,
de Sevilla, de Cerdeña,
de Córdoba, de
Córcega, de Murcia, de
Jaén, de los Algarves,
de Algeciras, de
Gibraltar, de las islas
de Canaria, de las
Islas, Indias y Tierra
Firme del mar Océano,
condes de Barcelona,
señores de Vizcaya y
de Molina, duques de
Atenas y Neopatria,
condes de Ruisellón y
de Cerdaña,
marqueses de Oristán
y de Gociano,
archiduques de
Austria, duques de
Borgoña y de
Brabante, condes de
Flandes, de Tirol, etc.
En mayo, los tres estamentos del Reino de
Navarra, reunidos a petición del virrey
Antonio Manrique de Lara, juraron
fidelidad a Carlos como su rey y señor
natural.

Mientras tanto, en la Corona de Aragón la


situación era caótica. El Justicia de
Aragón impedía gobernar al arzobispo
Alonso de Aragón alegando que, según las
leyes aragonesas, el cargo de gobernador
sólo podía ser ejercido por el heredero al
Trono. La Audiencia Real de Aragón dio la
razón a la Justicia, pero sentenció que el
arzobispo podía gobernar en calidad de
curador de la reina Juana. Pero el Justicia
tampoco lo permitió entonces, alegando
que Juana ya no era la heredera, ya que
cuando se la juró como tal, se incluyó que
si el rey tenía un hijo varón, este pasaría a
convertirse en el heredero. Y, por tanto,
como en 1509 Fernando había tenido un
hijo con Germana de Foix, el juramento de
Juana quedaba anulado (a pesar de que el
niño había muerto a las pocas horas). El
13 de mayo, Carlos reconoció los poderes
del arzobispo como curador de la reina
Juana, pero, aun así, se rechazó prestarle
juramento. Por otro lado, la Diputación del
Reino de Aragón reconoció a Juana como
heredera de la Corona, pero como por su
enfermedad no podía reinar, debía ser
apartada del gobierno para que reinara su
hijo. A todo ello se añadía el que ninguna
institución de la Corona de Aragón le
reconocía a Carlos el título de Rey hasta
que no jurara los fueros y libertades de los
Reinos.

Territorios controlados en Europa por Carlos I de


España en 1519. Debido a la concentración de títulos
en su poder, Francia pasa a estar en una posición
geopolítica complicada.
     Castilla
     Aragón
     Posesiones borgoñonas
     Herencias de territorios austríacos
     Sacro Imperio Romano

En el reino de Nápoles, el virrey Ramón de


Cardona recibió la noticia del fallecimiento
del rey Fernando a través del arzobispo de
Zaragoza,[11] fue confirmado como virrey
por el príncipe Carlos desde Bruselas, el
11 de febrero,[12] e hizo proclamar a Juana
y al príncipe Carlos como reyes el 20 de
febrero.[13] En cuanto al reino de Sicilia,
ante la muerte de Fernando el Católico, el
virrey de Sicilia, Hugo de Moncada,
disolvió un Parlamento hostil a un nuevo
donativo para mantenerse en el puesto
hasta la confirmación del nuevo rey
Carlos, pero una parte importante se negó
a disolverse, no reconociendo a Carlos
como el sucesor de Fernando, sino a su
madre Juana. El 5 de marzo, tras
celebrarse la exequias del monarca
difunto, se produjo la sublevación.
Consideraron que una vez muerto el rey, el
virrey cesaba automáticamente, alzaron
pendones por la reina Juana y
constituyeron una regencia. Un nuevo
Parlamento encargó la regencia del reino
al marqués de Geraci, Simone Ventimiglia,
y al marqués de Licodia, Matteo Santapau,
y solo la ciudad de Mesina se mantuvo fiel
al virrey y al rey Carlos.
Ante esta situación el virrey de Nápoles,
Ramón de Cardona, intervino obteniendo
un acuerdo entre las partes para que
fueran a viajar a la corte de Carlos,
mientras el gobierno de Sicilia quedaba a
cargo de Diego del Águila. Finalmente el
nuevo virrey designado fue Ettore
Pignatelli, conde de Monteleone.[14] Sin
embargo, la posición de la Corona estaba
debilitada, y en julio de 1517, una conjura
que pretendía cambiar la situación política
del reino fracasó al no llevarse a cabo el
asesinato del virrey, lo cual produjo una
revuelta más amplia conocida como la
rebelión de Squarcialuppo para reclamar
orden y justicia.[15] Por último, la situación
fue encauzada, y en el Parlamento de
1518, Carlos fue reconocido como rey de
Sicilia.[16] Respecto al reino de Cerdeña,
una reunión extraordinaria de los
estamentos reconoció a los nuevos
soberanos Carlos y Juana,[17] y en junio de
1518 una delegación del estamento real
en las Cortes de Zaragoza juró fidelidad al
nuevo monarca, aunque no se puede
constatar si junto a ellos estuvieron
representantes de los otros dos
estamentos. En octubre el rey concedió
poderes a su virrey en Cerdeña, Ángel de
Vilanova, para convocar el Parlamento y
recoger el juramento de fidelidad y
formalizar así el acto parcialmente
formulado en Zaragoza.[18][19]

En los Países Bajos, el 19 de febrero de


1516, antes de la muerte de Fernando el
Católico, Guillermo de Croy, señor de
Chièvres, solicitó 400 000 florines de oro
para el futuro viaje a España, lo que fue
aprobado por los Estados Generales de
los Países Bajos, pero a cambio Carlos
debía dejar el territorio pacificado. De este
modo acordó el Tratado de Noyón con
Francisco I de Francia, y dado que la
adquisición de los derechos sobre Frisia
dejó un frente abierto con Carlos de
Egmond, duque de Güeldres,[20] fue
acordado un tratado de paz el 17 de
septiembre de 1517.[21] En junio de 1517,
Carlos informó a los Estados Generales
reunidos en Gante, que el gobierno en su
ausencia estaría a cargo de un Consejo
Privado presidido por su tía la
archiduquesa Margarita de Austria y su
abuelo el emperador Maximiliano como
supervisor del mismo en caso de que la
comunicación con España no pudiera
llevarse a cabo.[22][23] Y en julio nombró a
Filiberto de Chalôns como Gobernador y
Lugarteniente General en los condados de
Borgoña y de Charolais.[24]
Carlos aseguró su posición como rey
gracias al reconocimiento como rey por
parte del papa León X en la bula Pacificus
et aeternum de 1 de abril de 1517,[25] y el 8
de septiembre de 1517, Carlos partió con
su escuadra desde Flesinga, a las cinco de
la mañana, rumbo a Santander. Pero una
fuerte tormenta desvió el rumbo de las
naves, y en la madrugada del 19 de
septiembre de 1517, sábado, los cuarenta
barcos que integraban la escuadra se
encontraron ante la costa de Villaviciosa.
Cuando se descubrió el error en el rumbo,
Carlos y sus consejeros deliberaron sobre
si continuar el viaje por mar o
desembarcar allí mismo. La inseguridad
de la vía marítima, «por la mutabilidad del
viento, que lo mismo se puede cambiar en
malo que en bueno», inclinó la decisión
hacia el desembarco, según relata Laurent
Vital, el cronista flamenco que viajaba con
el rey. La siguiente etapa del viaje fue en
Tordesillas, donde visitó el 4 de noviembre
de 1517 y muy brevemente a su madre, la
reina Juana la Loca, allí recluida, en donde
Chièvres obtuvo de la reina Juana el acta
por el que reconocía a su hijo Carlos que
gobernara en su nombre,[26][27] por lo que
de este modo se daba la apariencia de
legitimidad a la toma del poder por
Carlos.[28] Ya en Valladolid, recibió la
noticia del fallecimiento del cardenal
Cisneros, lo que le dejaba completamente
allanado el gobierno de Castilla.

El 9 de febrero de 1518, las Cortes de


Castilla, reunidas en Valladolid, juraron
como rey a Carlos junto con su madre
Juana[29] y le concedieron 600 000
ducados. Además, las Cortes hicieron una
serie de peticiones al rey, entre ellas:

Aprender a hablar castellano.


El cese de nombramientos a
extranjeros.
La prohibición de la salida de metales
preciosos y caballos de Castilla.
Trato más respetuoso a su madre
Juana, recluida en Tordesillas.

Escudo del rey Carlos I de España antes de


convertirse en emperador del Sacro Imperio Romano
Germánico.

En Aragón la situación seguía siendo


complicada. Carlos llegó a Zaragoza el 9
de mayo. Las sesiones de las Cortes de
Aragón comenzaron el 20 de mayo y tras
largas discusiones, el 29 de julio Carlos
era jurado como Rey de Aragón. Juana era
reconocida como Reina, pero por su
incapacidad para gobernar, sus títulos
quedaban sólo como "nominales".
Además le fueron entregadas 200 000
libras.

El 15 de febrero de 1519, Carlos entraba


en Barcelona, convocando a las Cortes
catalanas el día siguiente. Tras un
discurso muy parecido al que dio en
Aragón, y las correspondientes
deliberaciones, Carlos fue jurado junto a
Juana el 16 de abril. La cuestión del dinero
que debían aportar las Cortes se alargó
hasta principios de enero de 1520, cuando
finalmente le otorgaron 300 000 libras.

Mientras, el emperador Maximiliano I


moría el 12 de enero de 1519. El 28 de
junio, Carlos era elegido en Fráncfort del
Meno como rey de Romanos, lo que le
convertía en el nuevo soberano del Sacro
Imperio Romano Germánico, y por ello
decidió suspender el viaje hacia Valencia
para ir a Alemania, convocando
previamente Cortes castellanas en
Santiago de Compostela para el 20 de
marzo de 1520. De esta manera, Carlos
envió a Adriano de Utrecht para que a
través de él le juraran como rey y pudiera
convocar Cortes en Valencia,[30] pese a la
ilegalidad, lo que provocó malestar entre
los estamentos privilegiados; sin embargo,
debido a la querellas entre el brazo
nobiliario (militar) y eclesiástico contra las
Germanías, las Cortes no llegaron a
celebrarse, y ante los disturbios, el rey
envió un documento el 30 de abril de 1520
ofreciéndose guardar sus fueros y
privilegios.[31] Finalmente, el rey cumplió la
legalidad foral y antes de ir a las Cortes
Generales de Monzón, convocadas el 1 de
junio de 1520, pasó por Valencia y juró sus
fueros el 16 de mayo de dicho año.
Tras este largo proceso que duró cuatro
años (sin contar la jura en Valencia),
Carlos se convertía en el primer monarca
en ostentar las Coronas de Castilla,
Aragón y Navarra.

Conflictos en Castilla: las Comunidades


(1520-1522)

La llegada de Carlos a Castilla supuso la


llegada de un joven inexperto que
desconocía las costumbres e idioma de su
reino, dado lo cual depositó su confianza
en sus colaboradores borgoñones que le
habían acompañado desde los Países
Bajos, a los que les procuró altas
dignidades y acceso a rentas y riquezas.
Esto molestó a los castellanos y así se lo
hicieron saber en las Cortes de Valladolid
de 1518, lo cual fue ignorado por el rey.
Inmediatamente pasó el rey a Aragón. A la
larga, esto molestó a los castellanos, ya
que en Castilla había permanecido
bastante menos tiempo, así que cuando
conoció en Barcelona que había sido
electo Rey de Romanos, convocó Cortes
de Santiago y La Coruña para conseguir
subsidios para sufragar sus gastos en el
extranjero. Las ciudades se opusieron,
puesto que no entendían la preferencia de
los intereses en Alemania frente a los
castellanos y requerían su presencia en el
reino. Finalmente el servicio se aceptó y
Carlos embarcó para Alemania,
nombrando como regente al cardenal
Adriano de Utrecht.

El malestar se fue extendiendo por


Castilla, y el incendio de Medina del
Campo extendió el foco de la rebelión
comunera por Castilla. Las revueltas
antiseñoriales provocaron que la nobleza
apoyara al emperador, y el movimiento fue
perdiendo aceptación en las ciudades.
Finalmente los comuneros, al mando de
Padilla, Bravo y Maldonado, fueron
vencidos en la batalla de Villalar, y el rey a
su vuelta realizó cambios organizativos en
el reino que se manifestaron sobre todo
tras las Cortes de Valladolid de 1523. Pese
a su victoria, el movimiento comunero aún
perduró en algunos núcleos poblacionales,
con mayor o menor fortuna. La ciudad de
Toledo abanderó toda esa resistencia en
la figura de María Pacheco.[32]

Conflictos en Aragón: las Germanías


(1519-1523)

En los territorios de Levante se produjo el


movimiento de las Germanías. Los
artesanos de Valencia poseían el privilegio
del reinado de Fernando el Católico para
formar unas milicias en caso de necesidad
de lucha contra las flotas berberiscas. En
1519 Carlos I permitió la formación de
esas milicias y se pusieron al mando de
Joan Llorenç.

En 1520 cuando se produjo una epidemia


de peste en Valencia y los nobles
abandonaron la zona, la milicias se
hicieron con el poder y desobedecieron la
orden de Adriano de Utrecht de su
inmediata disolución. En pocos días el
movimiento llegó a las islas Baleares en
donde duró hasta 1523. Después de la
derrota de los comuneros, el ejército
acabó con el conflicto de las Germanías.

La guerra de Navarra
Escudo de Carlos I de España en la muralla de Viana
con las armas de Navarra en lugar preferente en el
blasón.

Aprovechando la Guerra de las


Comunidades de Castilla con una parcial
desmilitarización del Reino de Navarra se
produjo la tercera contraofensiva de los
navarros para recuperar el reino en 1521.
En esta ocasión, Enrique II de Navarra con
apoyo del rey francés Francisco I,
consiguió la recuperación en poco tiempo.
Sin embargo la población humilde
permaneció casi enteramente pasiva, sin
mostrarse leal a Carlos I pero sin mostrar
apoyo a los legitimistas. En cuanto a la
aristocracia, muchos habían alentado los
levantamientos que habían facilitado la
operación, pero los demás habían jurado
lealtad a Carlos I. Por lo tanto los
legitimistas navarros dependían casi
totalmente del apoyo militar y económico
francés, lo que les dejaba en una situación
estratégica muy frágil. En breve plazo los
errores estratégicos del general francés
André de Foix y la recomposición rápida
del ejército español llevaron al desastre
militar en la batalla de Noáin.

Al carecer los legitimistas de apoyos


sólidos entre el pueblo llano o las élites, la
reconquista española de casi toda Navarra
fue muy rápida. Únicamente se
mantuvieron focos de resistencia en
comarcas fronterizas como la zona del
Baztán-Bidasoa produciéndose históricos
enfrentamientos y asedios como en el
castillo de Maya, en la batalla del monte
Aldabe o en el asedio de la fortaleza de
Fuenterrabía. Finalmente la vía
diplomática, concediendo una amplia
amnistía, y la renuncia de la Baja Navarra,
que no llegó a controlar militarmente, llevó
a conseguir el control de la Alta Navarra
por el Emperador. Sin embargo, a largo
plazo el factor decisivo fue que los reyes
de Francia renunciaron a respaldar el
legitimismo navarro como arma contra
España.

La organización de la Monarquía
Hispánica

Con el regreso del rey Carlos I a Castilla en


septiembre de 1522, se emprendieron una
serie de reformas para integrar a las élites
sociales en el gobierno y administración
de la Monarquía,[33] que serían
completadas por su hijo el rey Felipe II
constituyendo el sistema polisinodial de
Consejos. La estructura del régimen
polisinodial de los Consejos puede
hallarse en el Curia Regis que en 1385 se
constituyó en el Consejo Real, o Consejo
de Castilla,[34] con los cometidos de
asesoramiento al rey, tramitación de
asuntos administrativos ordinarios y
ejercicio de justicia. Debido al incremento
y diversidad de asuntos a tratar, en
tiempos de los Reyes Católicos se había
dividido el Consejo en secciones que se
convertirían en Consejos
independientes,[35] en 1494 se instituyó el
Consejo de Aragón, en 1483 el Consejo de
la Inquisición, en 1498 el Consejo de
Órdenes, y en 1509 el Consejo de Cruzada,
pero sería Carlos I quien dio el impulso al
sistema de Consejos.[36]

Carlos I de España retratado por Tiziano, 1532-1533.

Una vez sometido el levantamiento


armado de los comuneros y asegurada la
supremacía del poder real, el gran canciller
Gattinara propuso a Carlos I un Consejo
Secreto de Estado que tendría la
supremacía sobre los demás Consejos y
sería el eje regulador y supervisor de la
política global, en el que él mismo sería el
presidente;[37] para tal objetivo emprendió
en 1522 la racionalización de la
administración española con la reforma de
los Consejos existentes y la creación del
Consejo de Hacienda en 1523, pero el rey
no quiso depender de un solo ministro y
tal proyecto de centralizar en un solo
Consejo fue desestimado,[38] por lo que la
influencia del Gran Canciller, que a fin de
cuentas era un cargo de origen
borgoñón,[39] se fue eclipsando frente a
Francisco de los Cobos, y en
consecuencia se mostró crítico por la
planificación administrativa colegiada y
fraccionada[40] que fue llevada a cabo en
esos años de 1523-1529. En 1524 se
constituyó el Consejo de Indias y en 1526,
el Consejo de Estado, no como lo había
ideado Gattinara sino como un consejo
privado del monarca, de ahí que no tuviera
presidente ni residencia fija en época de
Carlos. Los demás consejos se
establecieron en Valladolid, que se
convirtió en la capital administrativa hasta
1561.[41]
Los Consejos estaban compuestos por
personas escogidas personalmente por el
rey (cumpliéndose una serie de reglas no
escritas a la hora de escogerlos) que, bajo
la presidencia del mismo rey o de algún
representante suyo (la mayoría de las
veces) discutían sobre algún tema. El rey
siempre tenía la última palabra, pero no es
imposible comprender el poder que
acumulaban: primero, porque el Consejo
era el lugar donde el rey pulsaba las
posiciones de diversas facciones
nobiliarias, eclesiásticas o cortesanas.
Segundo, porque en épocas en las que el
monarca no estaba capacitado
(enfermedad, guerra, etc.), ellos eran los
verdaderos gobernantes en su área de
acción. Tercero, porque, en aquella época,
el poder legislativo, ejecutivo o judicial no
estaban estrictamente separados, por lo
que los Consejos se convirtieron en una
especie de Tribunales de Apelación;
cuarto, porque, ciertos Consejos tenían
unidas tareas mundanales y espirituales,
por lo que solían tener las llaves del
prestigio social (Consejo de Órdenes, por
nombrar el caso más claro), de
importantes ingresos económicos
(Consejo de Cruzadas) o de clave política
(Consejo de la Inquisición).
En este orden destaca la importante labor
de los secretarios. Al margen de la
Cancillería, que desapareció con el
fallecimiento de Gattinara en 1530, el rey
despachaba con sus secretarios, que de
ordinario ocupaban las secretarías en los
Consejos, puesto que al fin y al cabo, los
secretarios eran los encargados de
trasladar al Rey las deliberaciones de los
Consejos y de trasladar a los miembros
del Consejo las decisiones y resoluciones
del Rey, lo que evitó una parálisis en el
gobierno, permitiendo que funcionara el
sistema.[42] No obstante, su poder iba más
allá de esto, pues se convirtieron en los
verdaderos gestores de la voluntad Real:
de sus transcripciones dependía la
exactitud con que el monarca percibía las
declaraciones de los miembros de los
Consejos, aceleraban o retrasaban la
entrega de las deliberaciones al monarca,
controlaban la correspondencia ordinaria y
tomaban las decisiones preparando los
documentos para la firma y traficaban con
la información privilegiada que tenían y
con su capacidad de acceso al
monarca.[43]

Su reinado en América

Durante el reinado de Carlos I, la corona de


Castilla expandió sus territorios sobre
gran parte de América:

Hernán Cortés conquistó el Imperio


mexica, en 1521, que daría lugar al
Reino de Nueva España
Nuño de Guzmán conquistó el Imperio
tarasco y los señoríos que formarían el
Reino de Nueva Galicia, a mediados del
XVI
Francisco de Montejo iniciaría el largo
proceso de conquista de los mayas de
la península de Yucatán, en el siglo XVI
Pedro de Alvarado conquistó a los
territorios centroamericanos que darían
lugar al Reino de Guatemala,
Francisco Pizarro conquistó el Imperio
incaico que daría lugar al Virreinato del
Perú
Gonzalo Jiménez de Quesada conquistó
a los Muiscas y su confederación, en la
actual Colombia, fundando el Nuevo
Reino de Granada.
Los capitanes españoles Sebastián de
Benalcázar y Francisco de Orellana,
partieron del Reino de Quito en busca
del mítico El Dorado. Benalcázar fundó
en 1534 la ciudad de San Francisco de
Quito mientras que Orellana, tras fundar
Guayaquil, se internó en la Amazonía y
descubrió el río Amazonas.
Juan Sebastián Elcano dio la primera
vuelta al mundo en 1522, terminando el
viaje que comenzó Fernando de
Magallanes y sentando las primeras
bases de la soberanía española en los
archipiélagos de las Filipinas y las
Marianas.

Mediante la Capitulación de Madrid de


1528, el rey Carlos arrendó temporalmente
la Provincia de Venezuela a las familia
alemana Welser de Augsburgo, lo que dio
paso a la creación del Klein-Venedig, una
de las gobernaciones alemanas en
América.
El 24 de agosto de 1534, Diego García de
Moguer, viaja en una segunda expedición
hacia el río de la Plata, con la carabela
Concepción, pasa por la isla de Santiago
de Cabo Verde, luego al Brasil, donde
desciende el estuario de los ríos Uruguay y
Paraná y funda el primer asentamiento de
la ciudad de Santa María del Buen Aire.
Posteriormente Pedro de Mendoza
concretó la fundación de Buenos Aires en
la margen derecha del Río de la Plata,
siendo exterminados por los indígenas.
Poco tiempo después Juan de Salazar y
Gonzalo de Mendoza fundaban Asunción
que se convertiría en el centro motor de la
conquista de la cuenca rioplatense y
Pedro de Valdivia fundaba Santiago de
Chile. Todo esto contribuyó a sentar el
primer imperio global de la historia
universal bajo el reinado de su sucesor,
Felipe II, donde se decía que «no se ponía
el sol».

La mayoría de expediciones fueron


empresas privadas, realizadas con el
permiso de Carlos V, pero declarando
siempre la soberanía de la Corona
española sobre todos los territorios
conquistados, si bien estos se
consideraron desde 1492 parte de la
Corona de Castilla, al haber impulsado ese
reino las primeras expediciones de
exploración y conquista de las Indias y la
Tierra Firme, término que engloba a las
islas del Caribe y a toda América.

Control sobre la Iglesia

Entre 1508 y 1523 los papas debieron


conceder prerrogativas a los reyes de
España o de la Monarquía Hispánica; pero
ya en 1516 habían concedido privilegios
semejantes al rey de Francia (por el papa
León X) y antes aún al rey de Portugal (por
la bula Dudum cupientes del papa Julio II,
en 1506). Estas prerrogativas «se
extendían solo a obispados y beneficios
consistoriales».[44]
Más tarde, los monarcas lograron el
ejercicio de todas o la mayoría de
facultades atribuidas a la Iglesia en el
gobierno de los fieles, convirtiéndose, de
hecho y de derecho, en la máxima
autoridad eclesiástica en los territorios
bajo su dominio. A ello se lo denomina
patronato regio o real patronato strictu
sensu.

Las disposiciones emanadas del papa, de


la nunciatura apostólica y de los concilios
debían obtener el pase regio o regium
exequator antes de ser publicados en
España y sus dominios. Si eran
perjudiciales para el reino se aplicaba el
derecho de retención y se impedía su
difusión.

Posteriormente Carlos V sumó a lo


anterior el cargo de Patriarca de Indias,
obteniendo el control de toda la labor
evangelizadora.[45]

Emperador del Sacro Imperio


Romano Germánico

Véase también: Idea imperial de Carlos V


Carlos I y su esposa Isabel de Portugal. Copia de
Rubens de un cuadro desaparecido de Tiziano.

Tras el fallecimiento de su abuelo


Maximiliano I de Habsburgo, emperador
del Sacro Imperio Romano Germánico, el
12 de enero de 1519, Carlos reunió en su
persona los territorios procedentes de la
cuádruple herencia de sus abuelos:
habsburguesa (Maximiliano I), borgoñona
(María de Borgoña), aragonesa (Fernando
el Católico) y castellana (Isabel la
Católica), aunque pocos años después
renunció en su hermano Fernando los
territorios de Austria.
En competencia con el rey de Francia
Francisco I, lo que supuso un gasto
enorme al que Carlos hizo frente
buscando dinero en Castilla y en
banqueros alemanes, como los Welser y
Fugger, el 23 de octubre de 1520 fue
coronado rey de Romanos en Aquisgrán y
tres días después fue reconocido
emperador electo del Sacro Imperio
Romano Germánico.[1] Estos asuntos en
Alemania lo ausentaron de España hasta
1522.

El 24 de febrero de 1530, el mismo día de


su cumpleaños, en Bolonia, Carlos fue
coronado como emperador del Sacro
Imperio Romano Germánico por el papa
Clemente VII, quien se convirtió en aliado
de la causa imperial.[46] El ideario del
emperador fue el ideal del humanismo de
la Universitas Christiana, la supremacía de
la autoridad imperial sobre todos los reyes
de la cristiandad y la asunción de la
defensa del catolicismo. Esta concepción
imperial fue obra de mentes españolas
como Pedro Ruiz de la Mota, Hugo de
Moncada o Alfonso de Valdés.[47] Frente a
estos ideales universalistas mostraron su
desacuerdo el rey francés Francisco I y el
Papa. De ahí que estuviera
constantemente en lucha con ambos
durante su imperio.
Contra los turcos otomanos

El Emperador Carlos V con el bastón, por Juan


Pantoja de la Cruz. Copia de un retrato de Tiziano.

En 1516, el príncipe Selim de Argel pidió


ayuda al corsario Baba Aruj, más conocido
como Barbarroja, para deshacerse del
sometimiento de Castilla. Aruj acudió en
calidad de amigo, pero tras atacar Argel y
expulsar a los españoles de la ciudad,
mató a Selim y se autonombró rey.[48] El
cardenal Cisneros, regente de Castilla
hasta la llegada de Carlos al reino, envió a
una tropa de 8000 hombres al mando de
Diego de Vera para reconquistar la ciudad,
pero su falta de instrucción militar provocó
que fueran derrotados.[49]

En 1517 Aruj se apoderó de Tremecén,


ciudad tributaria del gobernador español
de Orán, el marqués de Comares Diego
Fernández de Córdoba. Al año siguiente,
este derrotó y mató al corsario y su
hermano Jeireddín se proclamó rey de
Argel. Tras enterarse de la noticia, Carlos
decidió reconquistar inmediatamente la
ciudad, enviando a Hugo de Moncada al
mando de una expedición formada por
7500 soldados. El consejo de guerra
celebrado el 17 de agosto decidió esperar
la ayuda ofrecida por el rey de Tremecén,
pero una fuerte tempestad asoló la flota
española siete días después y Hugo de
Moncada se vio obligado a retirarse.[50]

De esta manera, con la ayuda de los


príncipes alemanes protestantes y de
buena parte de la nobleza castellana,
Carlos acudió en 1532 en ayuda de su
hermano Fernando de Habsburgo para
defender Viena del ataque de Solimán el
Magnífico, ciudad a la que llegó el 23 de
septiembre del citado año, pero Francisco
I de Francia, quien temía que el emperador
derrotara a los turcos y así se centrara en
la guerra contra él, aconsejó al sultán que
no atacara al ejército imperial y este acabó
retirándose sin ofrecer apenas batalla.[51]

Ese mismo año Jeireddín Barbarroja logró


expulsar a los españoles del Peñón de
Argel y en 1533 se alió con Solimán, quien
le nombró almirante de flota. Al año
siguiente el corsario tomó Túnez y, ante
esta situación, Carlos organizó dos
operaciones de diferente fortuna. La
primera fue la conocida como la Jornada
de Túnez, en 1535, por la que se le
arrebató Túnez a Barbarroja y la segunda,
la Jornada de Argel, en 1541, que fracasó
debido al mal tiempo.

Las guerras con Francia

Carlos I sostuvo cuatro guerras con


Francisco I de Francia, que también
aspiraba a la corona imperial, y al que
exigía la devolución de Borgoña.

En la primera guerra (1521-1526),


Francia se apoderó del Milanesado y
ayudó a Enrique II a recuperar el Reino
de Navarra, tras su conquista en 1512.
Sin embargo el monarca francés fue
derrotado y hecho prisionero, junto al
monarca navarro, en la batalla de Pavía
(1525). Francisco fue llevado a Madrid
en donde firmó el Tratado de Madrid
(1526), por el cual no volvería a ocupar
ni el Milanesado ni apoyaría al rey de
Navarra (pacto que renunció meses
después por firmarlo bajo coacción) y
entregaría Borgoña a Carlos, además de
renunciar a Flandes e Italia.
En la segunda guerra (1526-1529) las
tropas imperiales asaltaron y saquearon
Roma (Saco de Roma), obligando al
papa Clemente VII, aliado de Francisco I
—tras la Liga de Cognac—, a refugiarse
en el castillo de Sant´Angelo. Mediante
la Paz de Cambrai, Carlos I renunció a
Borgoña a cambio de que Francisco I
renunciara a Italia, Flandes y el Artois,
además de entregar la ciudad de
Tournay. Coronado por el papa como
emperador del Sacro Imperio Romano
(1530), Carlos I continuó sus luchas
contra Francia.
La tercera (1535-1538) se produjo por la
invasión francesa del ducado de
Saboya, aliado de la monarquía
Habsburgo, con la intención de
continuar hacia Milán. Acabó con la
firma de la tregua de Niza debido al
agotamiento de ambos contendientes.
La cuarta (1542-1544) concluyó debido
a la reanudación del conflicto de los
protestantes en Alemania. Agotados, los
dos monarcas firmaron la Paz de Crépy,
mediante la cual Carlos I perdió
territorios del norte de Francia —como
Verdún, etc.— y cercanos a Flandes; una
vez más Francia renunciaba a Italia y
Países Bajos, entrando Milán en la
política matrimonial mediante un
previsible enlace hispano-francés.

La aparición del protestantismo

La Monarquía Católica o Monarquía


Hispánica del rey Carlos I se completó
cuando el monarca fue proclamado
emperador del Sacro Imperio bajo el
nombre de Carlos V. El emperador asumió,
entre otros compromisos, el de convocar
asambleas de los estados denominadas
reuniones o dietas.

Carlos V a caballo en Mühlberg por Tiziano.

En 1521, en la Dieta de Worms, su


hermano Fernando fue nombrado regente
del Imperio y elevado al rango de
archiduque. Al mismo tiempo el monje
Martín Lutero, bajo la protección del
elector Federico de Sajonia, fue declarado
proscrito, iniciándose el enfrentamiento
religioso del catolicismo a fin de detener la
expansión del luteranismo. En 1523 cedió
las islas de Malta y Gozo, así como Trípoli
a la Orden de Malta. Los seguidores de la
doctrina de Lutero asumieron la
denominación «protestantes» en cuanto
ellos, reunidos en «órdenes reformadas»,
en el curso de la segunda Dieta de Espira
de 1529, protestaron contra la decisión del
emperador de restablecer el Edicto de
Worms, edicto que había sido suspendido
en la precedente Dieta de Espira de 1526.
Como soberano, después de la imposición
de la corona del Imperio por mano del
pontífice en 1530, Carlos se dedicó
completamente a tratar de solucionar los
problemas que el luteranismo estaba
creando en Alemania y en Europa, con el
fin de salvaguardar la unidad de la fe
cristiana contra el embate de los turcos
musulmanes.

En el mismo año 1530, entre el 15 de junio


y el 19 de noviembre, convocó la Dieta de
Augsburgo, en la cual se enfrentaron
luteranos y católicos sobre las llamadas
Confesiones de Augsburgo. En esta Dieta
acudió Melanchton, como representante
de Lutero. Este hizo concesiones, pero se
mostró intransigente en el matrimonio de
los sacerdotes, la comunión bajo las dos
especies y el rechazo de las misas
privadas. Carlos confirmó el Edicto de
Worms de 1521, es decir la excomunión
para los luteranos, amenazando la
reconstitución de la propiedad
eclesiástica. Como respuesta, los
luteranos, representados por las llamadas
«órdenes reformadas», actuaron dando
vida a la Liga de Esmalcalda en 1531. Tal
coalición, dotada de un ejército y de una
caja común, fue llamada también la «liga
de los protestantes».
En el año 1532 la Dieta de Ratisbona
tampoco llegó a un acuerdo entre
católicos y protestantes. Según el
historiador Joseph Pérez, Carlos V
consideró, en todo momento, a los
protestantes como herejes y rebeldes y si
no pudo aplicar una represión mucho más
dura fue porque el sistema político del
Imperio Alemán se lo impidió.[52]
Reconociendo que era necesaria una
reforma y para intentar resolver el
problema, el pontífice Pablo III convocó el
Concilio de Trento. Concilio iniciado
oficialmente el 5 de diciembre de 1545 y
concluido mucho después de
desaparecidos el el papa que convocó y el
emperador Carlos V.

Dominios de los Habsburgo en Europa en 1547.

Tras la negativa de los protestantes a


reconocer el Concilio de Trento, el
emperador comenzó la guerra en el mes
de junio de 1546, una vez firmada la Paz
de Crépy (1545) con Francia y alcanzada
una tregua con los turcos en Europa
central. Los ejércitos católicos estaban
compuestos por un ejército armado por el
pontífice, al mando de Octavio Farnesio,
otro austríaco mandado por Fernando de
Austria y otro por los soldados de los
Países Bajos al mando del Conde de
Buren. También apoyaba al César Mauricio
de Sajonia que había sido hábilmente
apartado de la Liga de Esmalcalda. En
resumen, el Emperador consiguió reunir a
unos 40.000 hombres dirigidos por el
duque de Alba, frente a los 60.000 de las
tropas luteranas, aunque la falta de fondos
y un enfrentamiento que se dilata en el
tiempo reducen las fuerzas del emperador
a 25.000 hombres; pese a todo Carlos V
consiguió una contundente victoria en la
batalla de Mühlberg, en 1547; poco
después, los príncipes alemanes se
retiraron y se subordinaron al emperador.
De la dieta de Augsburgo, de 1548, resultó
un decreto imperial conocido como el
ínterin de Augsburgo, para gobernar la
Iglesia en espera de las resoluciones del
Concilio. En el ínterin se respetaba la
doctrina católica, pero se permitía la
comunión por las dos especies y el
matrimonio del clero.[53]
Retrato del emperador Carlos V hacia 1550.

Tras la victoria imperial en la guerra de


Esmalcalda (1546-1547), los príncipes
protestantes derrotados quedaron
descontentos con los términos religiosos
del Interim de Augsburgo. En enero de
1552, liderados por Mauricio de Sajonia,
unos cuantos se aliaron con el rey Enrique
II de Francia por el Tratado de Chambord
(1552). A cambio del apoyo financiero
francés y de asistencia, prometieron a
Enrique la posesión de los Tres Obispados
—Metz, Verdún y Toul— como vicario del
Imperio. Desatada la guerra con los
príncipes protestantes y ante el avance de
Mauricio de Sajonia, Carlos tuvo que huir a
Carintia, mientras que Enrique tomaba las
fortalezas de Metz, Verdun y Toul. El
hermano de Carlos, Fernando, negoció la
paz con tratado de Passau (1552), por el
que el emperador garantizaba la libertad
de culto a los protestantes.

A pesar de su victoria, no logró el


anhelado deseo de unificar política y
socialmente el luteranismo con el
catolicismo, por lo que poco después, en
1555, se vio obligado a suscribir la Paz de
Augsburgo, por la que se reconocía a los
príncipes alemanes el derecho de
adherirse libremente a la confesión
católica o al luteranismo, dando fin,
aunque fuera de manera temporal
(cincuenta años), al largo conflicto surgido
por la Contrarreforma.

El desaliento que se produjo tras el


fracaso del emperador en contener la
reforma protestante en el Imperio Alemán
estuvo en la base de su abdicación (1555)
y de la división de su herencia, separando
el Imperio Alemán del resto de territorios,
cediéndoselo a su hermano Fernando y
creando dos líneas dinásticas para los
Austria, la línea española y la línea
austriaca. El Imperio se convertiría en una
mera confederación de territorios. La paz
de Aubsburgo (1555) fue confirmada por
la paz de Westfalia, cien años después, en
1648 que terminó con la Guerra de los
treinta años[52].

Abdicación, retiro, fallecimiento y


traslado de sus restos

Después de tantas guerras y conflictos,


Carlos entró en una fase de reflexión:
sobre sí mismo, sobre la vida y sus
vivencias y, además, sobre el estado de
Europa. Los grandes protagonistas, que
junto con él habían trazado la escena
europea en la primera mitad del siglo ,
habían fallecido: Enrique VIII de Inglaterra
y Francisco I de Francia en 1547, Martín
Lutero en 1546, Erasmo de Róterdam diez
años antes y el papa Paulo III en 1549.

Cama en la que falleció el emperador Carlos V en el


Monasterio de Yuste, Cáceres.

El balance de su vida y de aquello que


había completado no era del todo positivo,
sobre todo en relación con los objetivos
que se había fijado. Su sueño de un
Imperio universal bajo los Habsburgo
había fracasado, así como su objetivo de
reconquistar Borgoña. Él mismo, aunque
autonombrándose el primer y más
ferviente defensor de la Iglesia Romana,
no había conseguido impedir el
asentamiento de la doctrina luterana. Sus
posesiones de ultramar se habían
acrecentado enormemente, pero sin que
sus gobernadores hubiesen podido
implantar estructuras administrativas
estables. Pero tenía consolidado el
dominio español sobre Italia, que se
aseguraría después de su muerte con la
Paz de Cateau-Cambrésis en 1559 y
duraría ciento cincuenta años. Carlos
comenzaba a tener conciencia de que
Europa se encaminaba a ser gobernada
por nuevos príncipes, los cuales, en
nombre del mantenimiento de los propios
Estados, no intentaban mínimamente
alterar el equilibrio político-religioso al
interior de cada uno de ellos. Su
concepción del Imperio había pasado y se
consolidaba España como potencia
hegemónica.
Estandartes con las armas de Aragón, de León y de
Castilla en las exequias a la muerte de Carlos I.
Jérôme Cock, Funerales de Carlos I, Amberes,
Cristóbal Plantino, 1559.

En las abdicaciones de Bruselas (1555-


1556), Carlos dejó el gobierno imperial a
su hermano Fernando (aunque los
electores no aceptaron su renuncia
formalmente hasta el 24 de febrero de
1558)[2][3] y la de España y las Indias a su
hijo Felipe. Regresó a España en una
travesía en barco desde Flandes hasta
Laredo, con el propósito de curar la
enfermedad de la gota en una comarca de
la que le habían hablado por su buen clima
y alejada de las grandes ciudades, la
comarca extremeña de La Vera. Tardó un
mes y tres semanas en llegar a Jarandilla
de la Vera, lugar donde se hospedó
gracias a la hospitalidad del III conde de
Oropesa, Fernando Álvarez de Toledo y
Figueroa, que lo alojó en su castillo de
Oropesa. Allí esperó desde el 11 de
noviembre de 1556 hasta el 3 de febrero
de 1557, fecha en que finalizaron las obras
de la casa palacio que mandó construir
junto al monasterio de Yuste. En este
plácido lugar permaneció un año y medio
en retiro, alejado de las ciudades y de la
vida política, y acompañado por la orden
de los Jerónimos, quienes guiaron
espiritualmente al monarca hasta sus
últimos días.

En su testamento reconoció a Juan de


Austria como hijo suyo nacido de la
relación extramatrimonial que tuvo con
Bárbara Blomberg en 1545. Lo conoció por
primera vez en una de las habitaciones de
la casa palacio del Monasterio de Yuste.

Finalmente, el 21 de septiembre de 1558


falleció de paludismo[54] tras un mes de
agonía y fiebres (a lo que se sumaba la
gota, enfermedad que también padecía de
manera aguda), causado por la picadura
de un mosquito proveniente de las aguas
estancadas de uno de los estanques
construidos por el experto en relojes e
ingeniero hidrográfico Torriani.

Momia del emperador Carlos V en El Escorial, copiada


del natural, de Martín Rico, en La Ilustración Española
y Americana.

En 1573 el rey Felipe II dispuso el traslado


de los restos del extinto emperador y de la
infanta Leonor de Austria, reina de
Portugal, al Monasterio de El Escorial,
tarea que fue realizada por el IV conde de
Oropesa, Juan Álvarez de Toledo y de
Monroy. El ataúd de Carlos se encuentra
en la Cripta Real del Monasterio de El
Escorial, conocida como el Panteón de los
Reyes.

Familia
Matrimonio e hijos

El 11 de marzo de 1526, Carlos I se casó


en el Real Alcázar de Sevilla con su prima
Isabel de Portugal, nieta de los Reyes
Católicos y hermana de Juan III de
Portugal, quien en 1525 se había casado
con la hermana de Carlos I, Catalina de
Austria. Con ella tuvo los siguientes
hijos[55]:

Felipe (21 de mayo de 1527-13 de


septiembre de 1598), sucesor de su
padre en el trono de España (juntamente
con sus posesiones en América, los
Países Bajos, Milán, Cerdeña, Nápoles y
Sicilia) con el nombre de Felipe II.
María (21 de junio de 1528-26 de
febrero de 1603), quien en 1548 se casó
con el emperador Maximiliano II de
Habsburgo, su primo hermano.
Fernando (22 de noviembre de 1529-13
de julio de 1530).
Juana (24 de junio de 1535-7 de
septiembre de 1573), quien en 1552 se
casó con su primo hermano Juan
Manuel de Portugal, infante heredero de
Portugal.
Juan (1 de mayo de 1539).

Hijos extramatrimoniales

¿Isabel de Castilla? (¿1518?), hija de la


reina viuda Germana de Foix.
Margarita de Austria o Margarita de
Parma (1522-1596), cuya madre fue
Juana Van der Gheest.
Juana de Austria (1522-1530), cuya
madre fue una dama de Nassau, al
parecer de noble cuna.
Tadea de Austria (¿1523?-ca. 1562),
cuya madre fue Orsolina della Penna.[56]
Se casó con un tal Sinidaldo di
Copeschi.
Juan de Austria (1547-1578), cuya
madre fue Bárbara Blomberg.

Semblanza
El embajador veneciano Gaspar Contarini
hacía la siguiente descripción del
Emperador Carlos V a los veinticinco años
de edad:

Es de estatura
mediana, mas no muy
grande, ni pequeño,
blanco, de color más
bien pálido que
rubicundo; del cuerpo,
bien proporcionado,
bellísima pierna, buen
brazo, la nariz un
poco aguileña, pero
poco; los ojos ávidos,
el aspecto grave, pero
no cruel ni severo; ni
en él otra parte del
cuerpo se puede
inculpar, excepto el
mentón y también
toda su faz interior, la
cual es tan ancha y
tan larga, que no
parece natural de
aquel cuerpo; pero
parece postiza, donde
ocurre que no puede,
cerrando la boca, unir
los dientes inferiores
con los superiores;
pero los separa un
espacio del grosor de
un diente, donde en el
hablar, máxime en el
acabar de la cláusula,
balbucea alguna
palabra, la cual por
eso no se entiende
muy bien.
Genealogía
Ancestros de Carlos I de España

Potestades
Predecesor: Príncipe de Asturias Sucesor:
Juana de Aragón 1506-1516 Felipe de Austria

Duque titular de Borgoña[e]


Duque de Brabante, Limburgo, Lothier
y Luxemburgo.
Conde de Artois, Flandes, Hainaut,
Namur, Holanda y Zelanda.
Señor de Malinas
Predecesor:
Margrave del Sacro Imperio Romano
Felipe IV de Borgoña[d]
1506-1555[f]

Conde Palatino de Borgoña


Señor de Salins
1506–1556[g]
[57] [58]

Sucesor:
Conde de Charolais Felipe V de Borgoña[d]
1506-1558[h]

Predecesor:
Jorge el Barbudo de
Señor de Frisia
Sajonia-Meissen
1515/1524[i]-1555[e]
Guerra friso-holandesa:
Pier Gerlofs Donia

Predecesor: Señor de las ciudades, pueblos y


Obispo Enrique II de tierras de Utrech y Overijssel
Baviera[j] 1528-1555[e]

Predecesor: Señor de Groninga (con Drente)


Carlos de Egmont 1536-1555[e]

Duque de Güeldres y Conde de


Predecesor:
Zutphen
Guillermo V de Cléveris
1543-1555[e]

Predecesor: Sucesor:
Juana I Felipe II de España
(Fernando II de Aragón Rey de Castilla y León
Gobernador del Reino) 1516[a]-1556
(Junto a su madre Juana I: 1516-
1555)

Rey de Navarra[k]
1516[a]-1556
(Junto a su madre Juana III: 1516-
1555)

Predecesor: Rey de Aragón, Valencia, Mallorca,


Fernando II de Aragón Sicilia y Cerdeña
Conde de Barcelona
1516[a]-1556
(Junto a su madre Juana I: 1516-
1555)

Rey de Nápoles
1516[a]-1554
(Junto a su madre Juana III: 1516-
1554)

Predecesor: Archiduque de Austria Sucesor:


Maximiliano I Duque de Estiria, Carniola y Carintia Fernando I
Landgrave de Alsacia
Príncipe de Suabia
Conde del Tirol, Habsburgo, Gorizia,
Ferrete y Kyburgo
Margrave de Burgau
Señor de la Marca Eslovena y
Pordenone
1519-1521
(Junto a su hermano Fernando I:
1519-1521)
Rey de Romanos
1519-1520

Emperador del Sacro Imperio


Romano Germánico
1520-1558

Filmografía
Películas
Año Película Director Actor
Locura de Juan de Jorge
1948
amor Orduña Mistral
Jeromín Luis Lucia Jesús
1953
(película) Mingarro Tordesillas
Juana la Vicente
2001
Loca Aranda
Torben
2003 Lutero Eric Till
Liebrecht

Serie de televisión
Año Serie Director Actor
James Sebastián
2007 Los Tudor
Flynn Armesto
2015- Carlos, Rey Oriol Álvaro
2016 Emperador[59] Ferrer Cervantes

Véase también
Tabla cronológica de reinos de España.
Escudo de Carlos I.
Busto de Carlos V.
Padre de la nación.
Ruta Carlos V.
Imperio español.
El último desembarco de Carlos V.
Notas y referencias
1. Autoproclamado (14 de marzo de
1516), posteriormente jurado (junto
con su madre) en las Cortes de
Castilla (9 de febrero de 1518), y en las
distintas Cortes de Aragón: Aragón (29
de julio de 1518), Cataluña (16 de abril
de 1519) y Valencia (16 de mayo de
1528 [1] )
2. Traducción del latín: «Más allá»; Carlos
I es el único monarca español del que
se puede considerar propio el lema
Plus Ultra; a partir de él el lema será
más bien símbolo de España.
3. También «el César Carlos», «Su
Majestad Cesárea», «el Viajero» o «el
Ausente».
4. El ordinal corresponde al ducado de
Borgoña, cuyo titular era el Gran
Maestre y jefe soberano de la Orden
del Toisón de oro, y de esta manera
era el título de mayor prestigio entre
todos los territorios del ducado de
Borgoña en el siglo . No obstante el
territorio propio del ducado había sido
incorporado a Francia en 1477.
5. Con la Pragmática Sanción de 1549
los territorios de las 17 provincias de
los Países Bajos constituyeron una
unión política indivisible bajo el mismo
soberano.— (Thomas y Verdonk, 2000,
p. 21) — (Rousset, 1854, p. 430) —
(Ragon, 1843, p. 28).
6. El 25 de octubre de 1555, Carlos I
renunció en su hijo Felipe los
territorios del pays de par deçà
(Países Bajos) (Juste, 1855, p. 25)
pero no los del pays de par delà
(Borgoña)
7. La renuncia del Condado de Borgoña
fue el 10 de junio de 1556 (Joseph y
Marchal, 1836, p. 724)
8. Carlos I no renunció al condado de
Charolais ya que de haberlo hecho,
habría retrocedido al rey de Francia
sobre la base de la Paz de Cambrai
(1529) (de Cadenas y Vicent, 2001,
pp. 333-338). Ya fallecido, su hijo
Felipe fue reconocido señor del
territorio en la Paz de Cateau-
Cambrésis (1559) Duckett, 1853,
p. 292
9. En 1515, Carlos compró los derechos
sobre Frisia al duque Jorge el Barbudo
de Sajonia-Meissen, y nombró
estatúder a Floris de Egmont. Se inició
una guerra y Carlos fue aceptado
Señor de Frisia en 1524.
10. Los territorios del obispado fueron
cedidos por los tratados de
Schoonhoven y Gorinchem: Holland
under Habsburg Rule, 1506–1566,
James D. Tracy
11. En 1530 abandonó Ultrapuertos por la
dificultad de su defensa, pasando a
poder de Enrique II de Albret. A partir
de entonces los reyes de España sólo
reinarán en la Alta Navarra.

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Enlaces externos
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de la Historia Carlos I de España y V de
Alemania
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