Una vez descritos los tipos de tropas y soldados, Maquiavelo se da a la tarea
de dar sus lineamientos de cuáles deben ser las actitudes y posiciones que el Príncipe debe ejercer sobre sus tropas, a fin de ejercer realmente como el comandante en jefe de ellas, procurando su fidelidad y respeto, pues son ellas las que garantizarán mantener el poder. Así mismo, en vista de seguir aconsejando al Príncipe sobre cómo mantener una popularidad alta y aprecio por parte de sus súbditos, Maquiavelo se entrega en este capítulo a la tarea de explicar cuáles son las cosas que hacen que un hombre sea alabado, recibiendo admiración, o por el contrario simplemente consiga la desaprobación general. En este sentido, Maquiavelo sigue insistiendo en la necesidad del Príncipe de transmitir a otros la idea de que él cuenta con virtud. De esta forma, Maquiavelo señala la importancia de parecer –no necesariamente siéndolo- que practica la generosidad, a fin de ir ganando adeptos, sin necesidad de poner en riesgo las arcas públicas. De igual forma, Maquiavelo dispondrá de un capítulo para exponer el cómo deben ser empleadas durante el ejercicio del poder tanto la crueldad como la compasión, las cuales deben ser administradas de forma correcta por el Príncipe. Así mismo, expone sus comentarios sobre la importancia de ser un líder amado, o por el contrario si es mejor ser temido, llegando a la conclusión de que el Príncipe debe en todo momento generar en sus súbditos, de forma simultánea, el amor y el temor, como forma de proteger su posición. Así mismo, dentro de la virtud que debe exponer y mantener el Príncipe, se encuentra sobre todo el valor de la palabra dada. En este sentido, Maquiavelo le explica al soberano las estrategias que puede seguir para en todo momento cumplir con lo dicho, o cómo no quedar como mentiroso aun incumpliendo lo prometido. Pensando también que el Príncipe es un ser humano, el cual comete errores, y en ocasiones debe tomar decisiones que no dejan a todos felices, Maquiavelo toma un capítulo de su obra para explicarle a los posibles Príncipes cómo evitar que el odio sea un sentimiento que nazca hacia él, pensando nuevamente en que todo Príncipe debe ser amado por su pueblo y súbditos.