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Resumen: El Príncipe – Capítulo XIV al IX

Una vez descritos los tipos de tropas y soldados, Maquiavelo se da a la tarea


de dar sus lineamientos de cuáles deben ser las actitudes y posiciones que el
Príncipe debe ejercer sobre sus tropas, a fin de ejercer realmente como el
comandante en jefe de ellas, procurando su fidelidad y respeto, pues son ellas
las que garantizarán mantener el poder.
Así mismo, en vista de seguir aconsejando al Príncipe sobre cómo mantener
una popularidad alta y aprecio por parte de sus súbditos, Maquiavelo se
entrega en este capítulo a la tarea de explicar cuáles son las cosas que hacen
que un hombre sea alabado, recibiendo admiración, o por el contrario
simplemente consiga la desaprobación general.
En este sentido, Maquiavelo sigue insistiendo en la necesidad del Príncipe
de transmitir a otros la idea de que él cuenta con virtud. De esta forma,
Maquiavelo señala la importancia de parecer –no necesariamente siéndolo-
que practica la generosidad, a fin de ir ganando adeptos, sin necesidad de
poner en riesgo las arcas públicas.
De igual forma, Maquiavelo dispondrá de un capítulo para exponer el cómo
deben ser empleadas durante el ejercicio del poder tanto la crueldad como la
compasión, las cuales deben ser administradas de forma correcta por el
Príncipe. Así mismo, expone sus comentarios sobre la importancia de ser un
líder amado, o por el contrario si es mejor ser temido, llegando a la
conclusión de que el Príncipe debe en todo momento generar en sus súbditos,
de forma simultánea, el amor y el temor, como forma de proteger su posición.
Así mismo, dentro de la virtud que debe exponer y mantener el Príncipe, se
encuentra sobre todo el valor de la palabra dada. En este sentido, Maquiavelo
le explica al soberano las estrategias que puede seguir para en todo momento
cumplir con lo dicho, o cómo no quedar como mentiroso aun incumpliendo
lo prometido.
Pensando también que el Príncipe es un ser humano, el cual comete errores,
y en ocasiones debe tomar decisiones que no dejan a todos felices,
Maquiavelo toma un capítulo de su obra para explicarle a los posibles
Príncipes cómo evitar que el odio sea un sentimiento que nazca hacia
él, pensando nuevamente en que todo Príncipe debe ser amado por su pueblo
y súbditos.

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