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Carmen MC EVOY CARRERAS “Ss © N 2 VA 32 Forjando la Nacion Ensayos sobre historia republicana Se, 2 “ith, PONTIFIGIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERO pe ce unversiry oF tHe souru, sevanes Primera edicién, noviembre de 1999 Carieuln: vin Lareo Diagrariacién: Ada Arrieta Alva Digitacin y coereccibn de prucbas: Martha Solano Ceanece Forjando la Nacidn. Ensayos sobre historia republicana Copyrigd © 1999 por e lrtituto Riva-Agero de In Pontificia Universidad Causlica del Perd, Carand 459, Lim. Telf. 4277678 1x. 4260531 E-mail: ka @puep-edu.pe; y The University of the South Sewanee, 735 University Avenue, Sewanee, TN 37385-1000. 18BN9972-852-00-7 Hecho el Depésito Legal N® 150105994131 (sen lo dipuesto en a Ley N® 26905) in del Instituto Riva-Agiiero N° 182 Publicaci «{Pienso.a menuelo que pasta si uno comengara a vivir de nuevo, y aun ms en plena conciencia? Si una vida, la que hemos vivido fuera algo asf como un borvador y la otra versiin definitiva? Entonces cada uno de nosotos, ereo yo, trata de no repetr- se asi mismo. Se erearia por lo menos una distinta ‘manera de vivir.» ‘Anton Chejov «EL superior destino del Pent puede colegise por su supervivencia a través de todos los desastres crisis del pasado, Bl esto de ese pasado conduce a una conclusién optimista: ef Pert no est arquitecturado defintivamente.» Jorge Basadre Bste libros para Alicia por el regalo de su inmenso amor indice general Presentacion xl Prdlogo xm EI motin de las palabras: la caida de Bernardo Monteagudo y la forja de la cultura politica limenia (1821-1822) 1 Indio y Nacién: una lectura politica de la rebelién de Huancané (1866-1868) __ 61 Estampillas y votos el rol del correo politico en una campafa electoral decimondnica 9 Civilizando calles, ereando ciudadanos: In campafia presiencial de 1871-1872 y la disputa por el control de los espacios priblicos _ 169 Forjando la Nacién: usos y abusos del paradligma republican _ 189 Entre la nostalgia y el escaindalo: Abrabam Valdelomar y la construccién de una sensibilidad moderna en las postrimerias de la “Reptiblica Aristocratien" _ 2t Apéndice documental 315 Presentacién Para ef Instituto Riva-Agtcro de ki Pontificia Universidad Catélica del Perd, es una gran satisfaccién editar este libro de la profesora Carmen Mc Evoy Carreras. Dos motivos explican este grat senti- miento y son, la pertenencia de la profesora Me Evay a esta Casa, de la que es miembro ordinatio. Aqui hemos seguido de cere si evolucién intelectual y su carrera docente. En este caso, se trata también de la primera coedicién del Insti con una universal norteamericana, The University of the South en la ciudad de Sewanee, Tennessee. Asi pues al ser la difusin de las iavestigncio- nes peruanistas y el apoyo a la investigacién, tareas esenciales a nuestro quehacer, en esta oportunidad hemos cumplido ambos cometides. Desde su ingreso a la maestria en Historia de la Pontificia Univer- siddad Carslica, Carmen Me Evoy estuvo vinculada al Instituto y a sus miembros. Su ainistad en el aula, con la Doctora Margarita Guerra Martiniére, orientaria definitivamence su estudio hacia la politica peruana del siglo XIX, especificamente a la figura del presi- dente Manuel Pardo y Lavalle, su época y el nacimiento del Partido Civil. Su tesis de maestrfa sobre el proyecto modernizador de Par- do, se convirtié en su primer libeo y esa temprana obra la llev6 al curso del doctorado en la Universidad de California en San Diego. Alli, Carmen Me Evoy construyé con verdaelero esfuerzo y carifio ‘1 interpretacin de la politica peruana entre 1850 y 1919, que ella denominé “utopta republicana”, Ese rico trabajo se constituyé en. su tesis doctoral, la que asimismo aparecié publicala por el Fonclo Editorial de nuestra Universidad y se presento en el Instituto en mayo de 1997. Posteriores estancias de investigacidn en nuestra biblioteca, la hicieron descubrit nuevos temas ¢ interpretaciones, lo que se reflea en esta recopilacién de ensayos. Si bien algunos de estos estudios fueron publicados con anterioridad, han sido revisa- dos para la presente edicién, José Antonio det Busto Duthuerbura Director del Instituto Riva-Agfiero Prdlogo "El historiador abre el camino; no lo cierta” FF, Powicke, Modem Historians and the Study of History Esta coleccién de ensayos intenta aproximarse desde distintos angulos y épocas a los diferentes discursos en torno a la nacién peruana y, a a relacién que guardaron con la prensa escrita y con el poder. 'Si bien es cierto, autores tan reputados como David Brading han cuestionado la existencia del concepto de nacionalis- tno para cl siglo XIX Latinoamericano, los ensayos que forman parte de este volumen intentan hacer evidente la importancia que para los intelectuales peruanos tuvo la elaboracién del concepto de nacién, En las bases de la primera Constitucién de 1822 dicho concepto astumié el nombre de fa *Repablica Peruana". Lo ante- rot muestra la temprana conexién entre e discurso nacionalista y el discurso republicano. Las naciones han sido percibidas como ficcionés a la vez que como principios reguladores de las relaciones sociales. Ha sido usual- ponsubilidad de los intelectuales el arvicular la fecion ional y el explicar las relaciones sociales que la sustentan, A pesar que en Latinoamérica los intelectuales han esbozedo su par- ticular interpretaci6n de la identidad nacional -el caso de Domingo Faustino Sarmiento y Andrés Bello son los mis reconocidos’ 1 DA. Rrlng “Nationals amt Sueeildg i Lato American History” en Evard asda Curb Ed, Wo Ptes an! National Ezsayson the Poles of Mace. CCemy Latin Amaies Universi of Landay, Ln, 1985, 89-107 2 “Lu mrciin se denominart Repilicn Perma en Baes deb pier Contin, 16 ediciemtre de 1822 2 lo Halperia dn Jui, Given Kikyicky Francine Masel Sarmiento: Alor ‘of Nation, Unierity of Calioria Pres. MerkeleyLar Angler y Lontres, 1994: A rds elt, Selected Wekings of Aunts Bello. edi com lntouciany nota de I Soke, Osond University Press, Mew Work 1997, xIV ___PRoLoco intentos por crear un discurso nacionalista homogeneizador han minado casi siempre en fracasos, El caso peruano es tal ver nblemsitico de ka ineapacidad de los intelectuales del siglo XIX y temprano siglo XX de plasmar una visién de nacidn, capa de cefle- jar © integrat a una realidad diversa y compleja. La criticn a la construccién del paradigma nacional peruano a pestir del anilisis de sus resultados ha creado, sin embargo, la percepcin, principa mente en el mundo académico, de lo indtil que resulta seguirle La pista a dicho proceso, {Cémo imaginaron los intetectuales pena- fos a fa miaciba? {Cusles fueron algunas de Ins earactersticas de hacionalisino peruano? Cues los problemas conftontados por fos nacionalistas? y (Cua la relacidn de ellos con la prensa escrita y con el poder? Son algunas de las preguntas que tenia en mente cutndo decid aventuranme por el tetritorio poco conocido de la nacidn y del nacionalismo peruano'. La influencia de Benedict Anderson ronda a lo largo de mis ensa- yos. Y si bien su elisico Imagined Communities’ ha recibiclo varia- ‘A peta ge 0 rvs nacional, nace ended maciona von weds inti tamonte pr diversoseoresen este tuba Tena xe defini como uo coma dd de porana exon ments extn wd por sent de solar, nu cle ‘acon una concleciaaaclna, Asin, cabo subrayar que el fimeno dela hnasiem et prduto ena ypor acme comin. Comparinas lea de Basar (que el Per exis a psa de permanente deinceraein de! Exodo prwano, 10 lrg dl siglo NIX. ue tendencia strica hacia Te unde. El nacimaliona at que hua eer ser entender ientagl copes de movizar a wnt comentad fa fd! de ener miners coc. Para a demon sob sen puntos ‘er En Gellar, Nations set Nationalism, Machel, Oxi, 1983 y Encounirs with Naxinliam, Blachvett Ov 1994 Anthony Gdns. Modernity a Sony, Polity, Cambeidee, 1991; Brte Hohsiaw Nios and Nationalism Since 1780: Progra, Myth, Reality, Camdrid University Press, Camvidge. 1990: B Kedburc, fst Blackwell. Oxford, 1993; P Schlesinger "Ou National tent: Some Conceptions and Misconceptions Crile n Social Science information 26 pp 219- 264: A Smith Natio Weaty, Penguin, Ladies, 1991: Seta, Nations and Sates. An Engtiy ito the Origins of Nations and the Poles of Nationalism, Methenon Lies, 1982 Pana el aw peruano wt way panera sole ella na Cimeisa po ines de gla XD y combos del AX es ef de Karen Sanders, Noi y tttieion, Cinco dicuos ek ona ta mcion peru, 1445-1930, Fan de Cura Econ, Lia, 1997 edie! Anderson, Unagined Consnantis: Refcetins onthe Origin oad Spread of Natomas, Verse, Lovin, 1983, 1901 y 1904 PROLOGO xv das eriticas, el libro guarda, después de ms de una década y me- dia de ser publicado, mucho de la frescura y del efecto provocador de sus primeros aos. El tema principal abordado por Anderson, con el que éoncordainos en este trabajo, es que tanto las naciones y-el nacionalismo son artefactos culcurales de un tipo particular. Para entenderlos.apropiadamente es necesario considerar como étas obtuvieron su ser hist6rico, de qué manera sus significados fueron cambiando a través del tiempo, y porqué atin ahora son eapaces de exhibir una legitimidad emocional tan profunda, La hip6tesis fun damental de Anderson: “las comunidades deben de ser distingui- das no por su falsedad o genwiniclad, sino por el estilo en que fue- ron imaginadss", revolucions los estudios sobre el nacionalismo. Al ineidir en la importancia de las ideas y de su difusién mediante la reise escrita, Anderson revitaliz6 una discusi6n que pareefa ya agorada Los historiadores natives y extranjeros, salvo algunos casos excep- cionales, no han acertado a comprender ki impartancia de as ideas cn Ia vida social y politica de Latinoameriea?. El fascinante proce- s0 de seleccidn y ensamblaje de ideas y pricticas, su elaboracion y modificactén por grupos espceificas en dmbitos culturales y socia- les determinadas, no es tomado en consideracién por los estudio- sos del rea’. Al rescatar las idles de los pensadores peruanos que intentaron dar una solucién al problems de kt ereacién de la na- cién peruana, explicando a la vez el contexto socio-econdmico de donde surgieron sus ideas, podremos descubrie nivevas pistas que 6 Lasers ha nid nu porctn vlasarica ys pce ane hack a eto rs peplares Pra ete punt ver par sono Woe y Shel, Mary 2 Modernity: Poutar Culture in Latin Area, Van, Lev, 1991 y Aaron aati, ‘The Consruction of Natonbood Ethnicity, Religion and Natonalism, Cambridge Univesity Press, Cambie, 1994, 7 Alguoasexcepiones las comutayen ae rubajas de Charles Hale, "The Recourwction ‘of Ninteonl Contry Potties in Spanish Ameri: A ene for the Uisey of lds” on Latin American Rear Review Lain Arian Salis Astcition, dt Yo. VU ‘No 21973, pp SS-73y Job Jhnoony anid Bushnell en laden epoca de Wpnic ‘America Historica Review, Duke Unineriy Pees, Dirham, 1985, Bo 45, Na A Bate ex uno de oe argumentas comrade! magnifico rao de Newey Lays Stepan, ‘The Hour of Sugevis “en Race, Gender and Nation a Latin Amerie, Cornell Ura Pres, lhaca y Landes, 199 XVI PROLOGO nos permitan definis mejor aquel liberalismo “nonato” al que se ae Florencia Mallon, el nat bautizado por Paul Gootenberg como “bastard”. jPor qué no buscar para ese elusivo objeto de estudio un nombre con connotaciones menos negativas? Uno que tenga en consideracin el que eligieron los “padres de la criatura”. La foriade “la nacidn peruana’ es larga y compleja. La diversdad cul- tural del pats, sus hondas diferencias sociales, su precariedad eco- rnémica, su racismo abierto y soterrado, y el permanente conflicto entre el Estado y la sociedad civil, le da al nacionalismo peruano tuna riqueza conceptual que, aunque retdrica y contradictoria, no hha recibido el tratamiento sistenuitico que merece. Muchos se pre~ funtardn por qué en estos tiempos de post-modernidad, donde Ia texistencia de un mercado globalizado y de miltiples grupos étnicos ‘con versiones simultineas, aunque diferentes de ln identidad na clonal, pugnan pot hacer sentir su vor, situacién que parece impli- car que es lo miultinacional y lo pluriculeural lo que terminaré por imponerse®, resulta pertinente hablar sobre la nacién peruana. {Por qué insistir en tratar de entender un término que dentro de ‘poco podria pasar a se una pieza de algun museo de conceptos inser- vibles? Opinamos que, aunque no se haya reconocido abiectamen- te, el concepto de ka nacién y el ferémeno del nacionalismo tiene en Latinoaméica una fucrea vital que se manifesta de diversas mane- ras. El pensamiento nacionalista marca la legislacidn, las précticas del Estado, los cliscursos desarvollistas, las politicas edacativas, las estructura y la ideologta militar y las relaciones de género!". Para Florence Mol Jeseph Lovey Nis dacoen, Ed, Gg te lavsble Han: Economie Libel Sa he Stat a Late Amerson Mistry, Proce New York 1988» Pu! Cooeaboe "teen Siver end Guana: Commercial Poicy andthe Sain Post-opandsnes Per, Princeton Universiy Pres, Princeton, 1989 w ‘Para ee pat ver or jel evel Hr de Me Horsman» A Marl. At $e StS, Cc atta how ord nk, Cal, ond 1983, Dero que. Rant he denote past mar as pa lprocen de desta bo seco debe de tose corset To mapa! de ‘tacos sae epetve ete acm tries Mn a Peaedrn rane ev A. Rta, y Sexo. Bs, Most fn Wy, Pl, Cabri, 1994 1. Un rabyj poner queapanta a cxtablecer vines enr acionalioma ger exe Nena ene lair racionales esta dels de ver: apraxia PROLOGO xvi el caso peruano, que es el que nos concieme, dese ls movilizaciones populares por cuestiones fronteriza, el reciente conflicto con el Ecuador, hasta las invasiones populares a nuevos asentamientos humanos en donde ta bandera rojiblanca constituye el elemento central, pasando por los partidos de futbol donde para muchos dle Jos expectadores se juega el “honor nacional”, el discurso naciona- lista modela cotidiaramente kas actitueles de los habitantes del Per, Sino hay que recordar la escena que por su impacto visual queds en la mente de millones de peruanos. Me refiero al momento dra- indtico del rescate de los rehenes de la embajada de Japsn. Aquel cuando uno de tos anénimos comandos arrancé la bandera cemerretista y Ja sustituyé por el pabellén nacional. Nuestra propuesta tiende a “centrat” més que a “descentrar” el pro- yecto nacional peruano. Las voces que patticipan en el mismo son evidentemente las oficiales. Sin embargo, como se veré en. casi ka mayorfa de los ensayos, no se puede negar la constante interaccién de aquellas voces con la de los sectores populares. Si bien una de fiers acnblelnes et pods algun da “rehacer”elparciga a: ional, descentréndolo a ka manera de la provocadora propuesta de Sarah Radcliffe y Sallie Westwood, consideramos que resulta importante conocer primero, algunos elementos del modelo nacio- nalista oficial inerustado por mis de un siglo en el imaginario na- cional. Un modelo, poco conocico desde la perspectiva hist6rica, lle serie ala epee serie ta, ican ‘masculinizantes, y algunas veces racistas; pero que también mues tra fendencins contestataras, igualitarias, una contradictoria rela- cidn con la tralicién y con el cambio y una absesién por la educa- cién, porel orden y porel progreso. El modelo cle nacién imagina- ‘comparatva sabre Nxic yer, CYSEPA, Pia Univers Carica del Pr, ame, 199. 12 Sarah Redelifeand Soc Mestvood, Remaking the Nation: Pace, Menta Pies in Leia America, Roles, Londsu ae New Yr, 196. Enfant ao a ut ‘rus estaleen an mare teen one cule rena decorar 9 desentar a nai ‘cuore de moncrasinltina. Et anit de marque constiasen espon d ia! ‘hin como el tsp, el espact, las wares stirtear yf exblccstena de fins _gonrifion y scl prove de musa elemento de acto para eval, de aewen Ts torus, ef Yoma dele noc y ol nociontso en Latinwanérica. La perspec ‘anterior evienca afraid dos nmi por era ta mck y la furs de as fractaras que ln popctos woiemalinsevlencion ‘XVUL PROLOGO do hace ya muchos aiios por un grupo de intelectuales peruanos, algunos de cuyos planteamientos analizaremos en las piginas si- mes, ain previlece no sélo entre las cites sino entre los secto- res populares del pats. El explorar los aspectos culturales ¢ ideolégicos del nacionalisino peruano, en su versin criolla y mestiza, no significa que dejemos de lado su estrecha relacién eon la politica y con el poder. El anilisis de la campatia electoral de 1871-1872, pone en evidencia, por ejemplo, como “la nacién peruana”, ademés de ser imaginada, fue corporizada en el siglo XIX por medio de rituales seculates. En Estampillas y votos: el rol del correo en una campafia electoral dlecimanénica, el tercer ensayo del volumen, se ve c6mo en 1872 la creacién de redes politicas nacional, fue una de las razones deter- tninantes en el triunfo de la candidatura civlista de Manuel Pardo. Por otro lado, como intento argumentar en el segundo ensayo, Tndio y Nacin: una lecura pottica de la rebetiin de Huancané, 1806- 1868 la consalidaci6n del "Estado Guanero” y de sus vanguardias provincianas fue el elemento que jugé a favor de la derrora politica ¥ militar del nacionalista punefio Juan Bustamance. La Teformulacién, por parte de las comunidades indigenas alzadas en armas, de la ideologfa nacionalista acticulada por Bustamante abre cl camino de un tema fascinante para los estos sobre nacionalis- tno peruano: el de los préstamos mutuos entre su versién “oficial” y su versin “popular”, Podemos discutir en tomo a las motivaciones de los politicos ¢ intelectuales que desde distintas posiciones sociales buscaron dar tuna solucién, en muchos casos precaria, al problema de la ausencia de legitimidad politica que sucedié luego de alcanzada In Indepen- dlencia; lo que sf no podemos negar es que el tema de ka construc- 13 Para Ratelifey Wesewoed tt ef aacionalisno ofa conn el popular comtrien ‘reneraryanstonr a comunidad iginada deo nace divincin er tas ver Si popular yofcialdtmacionaliz wo iia aa pase nari seo mds bier tna empleparesctin ye apap aa We facia ta nai, 0p. Sip 2 14 Pana ete puna ver: L. Colley, *Whase vation? Cassa! National Constouress in ‘Briton, 17301830 en Pas ab Presenl, 33, 96-117 yE, Babar y L Walerscn Ra, Nation and Clas: Ambiguous Mens, Hers, Landon 1991 PROLOGO ‘ ign de la nacién peruana, de exe réyivien analizamos detenidamente en el sexto cnsiy, Fi wusos y abusos del paradigma republicano estuve. pros importantes discusiones det siglo XIX. L rales dicciones que, desde el inicio del periolo rope bli de construceiéri nacional provoed en c! Peri, 5° ated diversas maneras. La imbricacion en el discinsay nicionaliste ch conceptos tradicionales y modernos, sineisin jr bi cal Vern do de Trasegnies acufis In acertada definiciin de: "woskerai-aciin tradicional" que por su ambivalencis feo yr necesaria incorporacién politica; li presminnci tra le Fal oF Aces Tn creel de tna econ present nacién concebida como una nueva socisbilidv! vincul bya tura “civilizadora” que Lima intents con diferentes yoy!» hegemonizar; la subordinacién en aris del orton y del pow los sectores considerados como peligro tan temidas “plebes, junto con le resist, absorbidas en un proyecto homogeri “derechos adquiridos", todo en el 1:1 riss econ intermitente, son algunos de los asunto trxinlis en est euleeeiin. Creemos que dichos asuntas, junto « en el siglo XX, por ejemplo el de la voll relies fa nacionalista y el binomio cultury ike yy yss-morealh, asin que exploro en mi tileimo ensayo, Entie le at escnutl Abraham Valdelomar 9 la construc fader en las postimerias de la «Republica Aristo en cuenta en futuros trabajos sobre «! porswnients nuh el Peri Bl discurso en torno a fa nacisn per provenientes de otras latitudes sine «i tui primer ensayo El motin de las pana 1 Momteagudo y la fora de una cultura pli: 0 |i, 6 presentes en el pats, desde la tap col Trobajartuctens como el de Adrien Hastings han exuigic is Ps iv proceso de construccién del nacionislisiy, «1 15, Fernando de Tages, La idea dl derecho 0 Unters Cae del Peri, Kowa E18 XVI 7 PROLOGO do hace ya muchos aiios por un grupo de intelectuales peruanos, algunos de cuyos planteamientos analizaremos en las piginas si- fmientes, ain prevalece no slo entre las elites sino entre los secto~ res populares del pats. El explorar los aspectos culturales e ideol6gicos del nactonalisima peruano, en su versiGn ctiolla y mestiz, no significa que dejemos de lado su estrecha relacién con la politica y con el poder. El anslisis de la campatia electoral de 1871-1872, pone en evidencia, por ejemplo, como “la nuaciin peruana’, ademés de ser imaginada, fie corporizada en el siglo XIX por medio de rituales seculures. En Estampillas votos: ef rol del correo en una campafia electoral dlecimonénica el tercer ensayo del volumen, se ve cémo en 1872 In creacidn de tedes polticas nacionales, fue una de las razones deter- rninantes en el tritinfo de la candidatura civilista de Manuel Pardo, Por otro lado, como intento argumentar en el segundo ensayo, Indio y Nacién: wma lectura poltica de la rebeliin de Huancané, 1806- 1868 la consolidacién del "Estado Guanero” y de sus vanguardias provincianas fue el elemento que jug6 a favor de la derrota politica y militar del nacionalista punefo Juan Bustamante. La ‘eformulacién, por parte de las comunidades indigenas alzadas en armas, de la ideologfa nacionalista asticulada por Bustamante abre tl camino de un tema fascinance para los estudios sobre nacionalis- tno peruano: el de los préstamos mutuos entre su versidn “oficial y su versién “popular" Podemos discutir en toro a las motivaciones de los politicos intelectuales que desde distintas posiciones sociales" buscaron dar tuna solueidn, en muchos casos precaria, al problema de la ausencia de legitimidad politica que sucedié luego de alcanzada Ia Indepen- dlenciay lo que sf no podeinos negar es que el tema de la construc- 11 Prarn Radelifey Wesnwna tant et nacinalisno oficial cons el popular contribayen 0 ‘gonrary sooner a consid inagiouda de a ac, Ladin ere lax er Sib popula oficial def raion wo signica wna posi Bnaria sv ds en tia comple arculctn gc yaya ya la ez fractal nacin, Op. i 9.2 14 Para exe pnt ver: Colley, "hove notion? Cle and National Consciousness im Brin, 17501830" en Fast and Prsea,3, 9-7 y E, Baar yf Waller, Race Nation and Clas: Armbigaous Anite, ler Landaa, 19. px6L0G0 : xu cidn de ta nacién peruana, de ese régimen de autenticidad que analizamos detenidamente en el sexto ensayo, Forjando le Nacin: sos y abusos del paradigma republicano estuvo presence en kis nis importantes discusiones del siglo XIX. Las dificultades y contra- dicciones que, desde el inicio det perfodo republicano, el proceso de construceidti nacional provoes en el Peri, se hace evidente de diversas maneras. La imbrieacién en el discurso nacionalista de conceptos tradicionales y modlernos, stuseidn para la cual Fernan- do de Trazegnies acun6 la acertada definicién de “modernizacién tradicional”, que por su ambivalencia frené el proceso de urva niecesaria incorporacién polities; la precminencia de lo urbano so- bre lo rural, es decir, la ereacién de una nueva representacién de ka nacidn concebida como una nueva sociabilidad vinculada a la cu tura“civilizadora” que Lima intenté con diferentes grados de éxito hegemonizar; la subordinacién en aras del orden y del progreso de los sectores considerados como peligrosos por los nacionalistas las tan temidas “plebes", junto con la resistencia de las regiones a set absorbidas en un proyecto homogeneizidor que les recortaba sus “derechos adquiridos", todo en el magco dle una crisis econémica intermitente, son algunos de los asuntos trauiclos en esta coleccién. Creemos que dichos asuntas, junto con otros que itn surgiendo enel siglo XX, por ejemplo el de la voitilretacién entre la ileolo- fa nacionalista y el binomio cultura de masas-mercado, asunto que exploro en mi lrimo ensayo, Eneze la nostalgia y el escdndalo; Abraham Valdelomeer y a construccién de una sensbiidad moderna en las poserimertas de la «Republica Aristocrdtica>, deben de ser tornados cen cuenta en futuros trabajos sobre el pensamiento nacionalista en ol Peri El discurso en torno a la nacién peruana no sélo reformuls ideas [Provenientes de otras latitudes sino que utilin6, como observa en mer ensayo El motin de las palabras: la eatda de Bernardo Monteagudo y la forja de una cultura politica en Lima, tradiciones ya presentes en el pats, desde la etapa colonial. Trabajos recientes como el de Adrien Hastings han enriquecide ta discusién sobre el proceso de construccién del nacionalismo, sefialindo cémo dicho 15. Fram de Pacis La dea dl recto reublon ene ei de Sigh XIX Panto Universal Carica del Per. Fondo dort, Lia, 1980. XX. __#Ro960 proceso, lejos de ser tan sdlo un producto de los eambios socio Peonomicos desatados por la modernizacién, puede rastrear sus origenes hasta el _pensamiento cristiano de la Europa medieval'®. La lectura anterior del nacionalismo, una que descubre el modelo de nacién en el pueblo elegido de Israel y que devuelve el protagonismo a sociedades orales como las que existen en Latinoamerica, ademnés de cuestionar aseveraciones un tanto abso- fas, las que buscan en nuestra regién modelos nacionales asocia- dos al fortalecimiento del Estado, a la creacién de mercados y a tuna nocidn de democracia inexistente, por esos mismos afios, in- ‘uso en los denominados paises del primer mundo, nos permite tomar en consideracién los planteamnientos de un nacionalista pe- fuano algo olvidado en estos tiempos agitados y post-modernos. Me refiero al controvertido Bartolomé Herrera. Su nacionalisina, tuno de corte catdlico y conservador, que hizo uso del prilpito como tapacio de socializacién y de difusién politica, marca de manera profunca ln discusién ideolgica del siglo XIX y del XX. Sus con- ceptos sobre la “aristocracia del saber”, el papel redentor de fa edu- cacién, la relacién del intelectual con el poder, la situncién del indo, tienen atin hoy, a puertas del siglo XXI, una gran fuerza y vitalidad. El segundo ensayo de la coleccién, Indio y Nacién, explora un as- pecto fundamental en el proceso de construccién de la nacién pe friana, ka situacién siempre precaria de los sectores indigenas. El conflicto entre un discurso nacionalista integrador y unas précti- as politicas que demandaron de la compartimentalizacién del po- eer en niicleos auténomos, situacién que segregé a las poblaciones indfgenas de lo que Juan Bustamante denominé “la patria” 0 “la Comunidad nacional”, puede permicir entender una de fas razones por las cuales el proceso de incorporacidn del indio fue largo y doloraso. Lo acontecido en Huancané evidencia el desencuentro temprano entre un proyecto nacional particular y el Estado, La Tectura politica de la rebelidn de Huancané es un planteamiento alternativo a aquél que percibe la exclusiGn indigensa tan sSlo como producto de actitudes racistas entre las elites”. Queda por averi- 16: Ades Hastings, opt pp. 17 La msivacin racist bo sido analiza por Ceca Méndex on “ina Si nin No oles on Peruvian Croke Nationalism ats Contyporay Crisis" en Journal of Latin PROLOGO ; XXL ‘guar, por otro lado, la situacién de otros sectores no representados de la comunidad nacional imaginacla, principalmente por una frac in de Ia incelectualidad urbana y masculina del pats. {Qué ocu- sti6 con las mujeres? (Que rol jugaron ellas en el proyecto naciona- lista decimonénico? Cabe recordar que Teresa Gonziles de Fanning, una de las educadoras peruanas més distinguidas del siglo XIX, establecié tempranamente en sus escrito el vinculo entre la educa cién de la mujer y la regeneracién nacional. En efecto, en muchos de sus escritos Gonziles de Fanning, abogs por lo que la historiograffa de Estados Unidos ha bautizado como “maternidad republicana™. La posicin de la autora del importante texto “So- bre la educacién de La mujer” enfatics el rol de la familia, “rafe del frbol y molécula det cuerpo politico", como la primera escuela de republicanismo. Dentro de la familia era la mujer la encargada de formar a los futuros ciudadanos de la Repiblica. El seguitle el rastro a Gonziles de Fanning, quién a nuestro entender es la que con mis claridad incorpora lis euestiones de género al discurso dlecimonénico en tomo a la nacién®, puede resultar en hallazgos que entiquezcan y amplien la discusién en torno al nacionalismo penuano. ‘Arion Sti, ol 28, 196, pp. 197-25. Un gprerinacé pote lpolene napa leo etl oe descrsis pr Pee Malo oo tra, cata Nation: The Mong of Poa Colo Mero mi Ps, Univer of Cairne Pres, Boke, 183: 18nd The oon Mar oc wd te gy ran race ee Ansan Gena, Una of Pst Pal, Sinner 1976'pp 157209, lequlie eter “Reng te Replica Chi fiat ad ches Pst Roly Pleas Wil May enya tty rane, sr rT po den eh ato fe Pre nd etn i a a= Wid, 44, October, 1987, pp, 689-721. ” or 19 Tiana Gna de Panning, Sobel edwacin dea my cltado on ©. Yager £8 Confronting Change, Challenging Tradition: Wonsen in Latin Arnerican Hist lly Resources, Wilmingian-Del, 1994, pp.10-39. mabey A oc sl tt i Si pl ot met Spon Tere is hal Dar nt Sige tn, tend D974 ty ent Rtn net aa of Compe ‘Seciology, 35, 1-2, ap. 81-100; 5. Redchife, “Gendered Nations: Nostalgie, Development ‘and Territory ta Basa en Gender, Place and Cultura 3/1), pp--127 yA. Parker, ML and Semery ar Nan wees Land, XXIL PROLOL Esta coleecién de ensayos,eseritos a lo largo de la década de 1990, ime ha permitido extenderme ¢ incluso reelaborar mis ideas sobre Ciertos temas que desde hace mucho han despertado mi interés, Si bien es cierto se han dado algunos eambias en mai diario de bitéicora original, por ejemplo se puede notar en algunos de los ensayos una in més compleja del discurso politico peruano, uno en el que s€ imbrican elementos modernos y tradicionales, sigo reafirmando lo due fue mi intencidn original hace diez afos: la exploracién del fertitorio algo descuidado de la Historia Politica © Intelectual pe- ana. El comprobar que los peruanos, principalmente blancos y mestizos, no fueron, como se venia tradicionalmente afiemando, tentes politicos pasivos movides por los hilos invisibles del capitals: mo internacional sino que trararon dle dar sentido con sus propias ideas y palabras a una realidad social summamente complicada, cons: tituye mi grano de arena a una discusién historiogrifica que creo recién empieza". Que las pricticas de los accores politicos los que Tes di una vor y un rostro hayan sido mis © menos tradicianales © nis 6 menos modernas es algo que, a Dios gracias, nos mantener focupados por algunos afios mis. Pienso que el tltimo ensayo de la coleecién, al intentar dilucidar qué tan modemo pudo ser el dis- curso politico peruano de principios de siglo, se aventura justa- mente en esa direccién. Las péginas de estos ensayos no son ni han querido ser definitivas. caereinas valoro en elles ademis de su carcter inacabad es su postbilidad de abrir carninos y provocar dis Laductibilidad Gel ensayo permite explorar en diferentes ditecciones, corregir el itinerario si algo no funciona bien sin la necesidad de defender lo dicho con cientos de paginas de exposicién previu"’. La condicién Emm artic “Bela Lima yobs Haro: lfeminzncin de Lima en los exerts de asl cena, 1879-1854", ®. Henrique: Een Wari nso (en pens he Intend explora mii, los element de ner ene dicarsencionaisaeilena ssi del 121 Carmen Me Em, Un proyecto nacional eno Siglo XIX: Manel Paro ys visi Pratl, PUCR, Fondo Edo, Lina, 19 y La oa republican: iene y wads tela ela pola pera, 1871-1919, PUCR, Fondo fora, ine, ort, Local Knowle: Furor Ezsys ia ltrpreative Anthropology, Baie Bao ‘New York 1983, intend 2 xx transitoria y perfectible de los ensayos que forman este volumen concuenta con aquella del proceso que quieren relatay, la forja de li nacién peruana. Hace ya varios siglos el francés Michel de Montaigne invents la forma del ensayo, como una manera de discutie algunos temas que él consideruba importantes. Lo que se propuso fue abrir un canal dle comunicacién capa de estudiar La rraleza humana, ineluida la propia. Caiando Montaigne sefials ines del siglo XVII "yo soy la materia de la que esta ech mi libro” ef escritor francés inaugurd la forina ensayistica como un estilo literario capar de exaninar los errores de juicio, ks facultades hu- mana ¢ incluso su propia vida, Si hay algo, afrmé Montaigne en la introduccién a su clisica obra, que debemos de conocer es a nosotros mismos. Debemos de aprender que somos criaturas fali- bles inmersas en un permanente flujo”. El entender que el devenir hist6rico era complejo y precario fue la recompensa suficiente para tun hombre que como Montaigne siempre mostré su confianza en <1 mismo, en el ser humano y en la vida. El aprender sobre nuestra propia jorada histrica, rescatando las ideas y los problemas con- fiontados por ls que nos precectieron en el camino, debiera resul- ; tambin, para nosotros una gratificacién mis que aceptable. Este trabajo no podria haberse Ilevado a cabo sin el apoyo genero- so de muchas instituciones y personas. En primer lugar The University ofthe South en Sewanee, que ha venido sosteniendo mi investigacidn desde hace cinco afios. Mediante el “Faculty Study and Research Funds” y los fondos del "Center for Teaching", ‘Sewanee me ha permitido contar con los recursos suficientes para viajar e investigar de manera continua en el Pert. La administra- idm de Sewanee representada en las personas de Sherwood Ebey, Thomas Kazee y Robert Keele, ha mostrado conmigo una confian- ta y generosidad que nunca terminaré de agradecer. A mis amigos cn “la moncafa", Nancy y Harold Goldberg, Angela Jordin, Gayle Me Keen, Sissy 'y Cam Stewart, Maria Natal y Tom Spacarelli, lcbo haber podido reconsteuir mi pequetio citculo dle afectos y sentir un poco menos la lejanéa de la patvia, El Insticuto Riva- Agiiero de la Pontificia Universidad Catélica, que coedita esta co- leccidn de ensayos junto con The University of the South, ha sido 27° Micl de Mowagne, Bays. and Select Welling, 8. Mary Press New York 1963 yay 060 cl lugar donde afio a fio hemos recalado yo y una maleta cargada dle dudas y de preguntas. El carifio que yo siento por el Instituto Riva-A\giiero no sélo se debe « la calidad humana de las personas que lo forman, su director José Antonio del Busto una de ellas, sino a que es el hogar intelectual que siempre me esté esperando al final del camino. Sin la ayuda permanente de Carlos Galver, mi colega y amigo, de Ada Arrieta y de Martha Solano, mis excelentes ceditoras, de la jefa de la Biblioteca, Greta Mantique, quign se en- ceargs de recopilar las fuentes primarias del apéndice, de Inés del Aguila, paciente interlocutora y compafera de almuerzos y de Lita Portocatrero -ex-jefa de la Biblioteca- que aunque refunfurando me permitié copiar hasta “lo prohibido", todo habria sido mucho més dificil para mf. Quiero agmdecer también a los historiadores peruanos que hicie~ ron posible mi trabajo. A. Jorge Basadre, Jorge Guillermo Legufa, Germén Leguia y Martinez, Radl Porras Barrenechea, José de la Riva-Agiiero y Emilio Vésquez, a quienes no tuve el privilegio de conocer pero de cuyos trabajos me nutri intelectualmente. A Heraclio Bonilla, Félix Denegri Luna, Alberto Flores Galindo, Margarita Guerra, Jeffrey KlaiberS. J, Franklin Pease, José Agustin de la Puente, Scarlett O'Phelan, Liliana Regaladlo y Rail Zamalloa, {que fueron mis maestros y que me ensefiaron a amar y a respetar mi profesién. Por dltimo quiero darle las gracias a mi familia. A Enrique, a Mariana ya Kike, ya mi engreido “Pico”, por su amor y apoyo incondicional. Finalmente, a Alicia, a cuya memoria dedico este libro, Ella ya no esti conmigo pero su esprit tieeno y gener $0 siempre me acompaiia. A Alicia yo le debo mucho, entre otras cosas ef haberme ensetiado con su ejemplo, ta fuerza infinita que tiene el amor. Sewanee, octubre de 1999. Elgmoninite las, palabras: la,caida de Bernardo Monteagudo y la forja de la cultura politica limefia (182 1-1822)* "Aquel que considere a las casas en su primer erecimisnto y origen sean estas el estado 0 cualquier otro sujeto, obtendri la peteepcién mds clara de lls", ; Aristéceles, Politica, Libro 1. las 6 de ta tarde del 30 de julio de 1822, Bernardo Monteagudo, el personaje mis poderoso y temido de la administracién sanmartiniana abandonabia precipitada- mente el Periia bordo de “La Limefia". El destino final de su exilio forzado fue Ja ciudad de Panamé. En Lima justfiada, documento publicado por la Municipalided de Lima en los clas posteriores a su alejamiento al cargo de Secretario de Guerra, Gobierno y Rela- ciones Exteriores del Protectorado, Monteagudo fue acusado de ‘cruel, péfido, ambicioso, inmoral e irrligioso,inicuo, intrigante, astuto, insolente, opresor atrevido y discolo”.' Para los firmantes del texto anterior, aribuido a la pluma del Presidente del Departa- mento de Lima, José de la Riva-Agtiero y Sanchez Boquete, Monteagudo habia legado a Lima a “sofocar el patriotismo con sus fproserasinvectivas y persecuciones escandalosas” y a disponer arbi- trariamente de “la suerte del Peri” Ponencia prevents al Taller de Historia Politica de nau de Extadae Latnoame ricoes, Landes, mayo de 1999. Una worn eps del mano texto part en et Bote det Isto Rivero NP22, PUCR, Lina, 1995, p. 89-139. 1 “Lima ute ono anc del 25 de toe Ova de abn y episode ‘Son Main, Clin ocr! 3b Uinkpndac Pr fn alate CDP) TH 602, Lina 197h 01-27 2 Lie jstitiead, pp. 202-23, EL MOTIN DE LAS PALABRAS ‘Algunos afios después en un documento justificatorio redactado jpor Monteagudo en Quito, Memoria sobre ls principio que seguf en la administracién del Perit y acontecimientos posteviores a mi separa- cif, el acusaco aludié alas turbas movilizadas por la prensa limeda como un elemento determinante en el "juicio tumultario” que an- tecedié a su caida’, Cabe anotar que sin dejar de adie que Tn siruacién que precedié a su alejamiento del poder fue mucho mis ccomplicada, parte del raconamiento expuesto por Monteagido era correcto. Tanto las movilizaciones populares del 25 y 26 de julio, {que segin testimonios de la época convocaron a alrededor de dos ‘nil personas, como tna combativa prensa nativa actuaron cn con- cordancia para exigir In renuncia del hombre al que se seital6 en 1822 como el causante de todos los problemas del pais’. El perfado que corre entre la llegada de José de San Martin al Pert vyHrcafdndeliedlogo de su éimen, Bemardo Monteagudo,(1821- 1822), resulta fundamental para comprender Ia formacién y trans: formacién de Ia cultura politica limefia. La confrontacién entre tuna incipiente clive socio-cultural urbana y el proyecto politico tutoritarto representado por Monteaguclo, puede duenos pistas in- teresantes sobre la forja de Ia cultura politica en Lima, en el perio. do de transiciGn entre Colonia y Republica. En la discusién con el proyecto de constauccién estaral del Protectorado un grupo de in- telectuales peruanos, el trjllano Sénchez Carrién, el mis recono- culo, intentaron definise a sf mismos y a la joven nacién peruana que emergia. La forja de una identidad colectiva, de corte nacio- dba ra agri ae Ss eee ee ed fece emrner emanate pee rear geriehleayert 9 a ae re eget 4 Perna ered enucanino yt aileacones poplars qe ens sore lace de Montag vt German Leafy Mort stride amp de Pee tetrad, CDA, 1, Lm, 197, pp, 202-28 EL MOTIN DE LAS PALABRAS 3 nnalista, pudo realizarse a través de la prensa escrita. La misma jugé un rol fundamental en la salida de Monteagudo del Peri y en la elaboracién de lo que significaba ser “un hijo del El estudio del lenguaje, del mundo de kas palabras, durante la eta- pa de la post-independlencia, es fundamental si se quiere compren- Jer la génesis de la cultura politica limerta, Mas aun, el estudio del binomio pensamiento-accidn, ratz constitutiva de la politica, junto con el del lenguaje, mediador entre ambos, permitiéexplorar la idcologia limemia que aflora en las decisivas jornadas de julio de 1822, El nacimiento de la comunidad limetia a la vida politica, esa “vida activa’ descrita por Hanna Arendt en La Condicién Humana, evidencia que los limetios no sélo lucharon por su independencia con sus ideas, sus palabras y sus acciones, sino que lo hicieron delineando un espacio propio entre el orden y la libertad. En el enfentamiento contra el despotismo de Monteugudo la comuni- dad limefia fue capaz cle absorber y domesticar el conficto social que fa Independencia desencadend, Este proceso, tan poco esti- diado hasta la fecha, tuvo su momento de gloria en la etapa de desgaste del proyecto protectoral y cuando atin no se vishumbraba el ascenso de la estrella bolivariana’, Este trabajo tiene por finalidad analizar el surgimiento de una eul- tura politica en Lima durante la etapa denominada del Protectora- do, Aquélla, se fue perfilando durante la confrontacién entre la visin republicana, defendida por un sector de intelectuales, perio- distas y escritores urbanos, algunos de ellos andnimos, y el proyec- fo monfirquico, patrocinado por José de San Martin, Bernardo Monteagudo y sus seguidores peruanos. Este articulo presta aren- cin al andlisis conceptual de las propuestas en conflicto, la de ncién contractual defendida por los republicanos y la de nacién cultural patrocinada por los monsrquicos. La aparente dicotoma anterior es cuestionada en este trabajo al ponerse en evidencia La imbricacién entre ambos proyectos politicos y los mutuos présta- ‘mos, que entre ellos se produjeron. La aproximacidn tedrica y empfrica a la compleja matriz constitutiva de la cultura politica 5 Hana Arend, To Hom Coniton Universit of Chicago Pres, 198 y Cutia Farrar, The Origins of Derosaie Thinking Ojon University Press, New ork, 1997p. 36 4 EL MOTIN DE LAS PALABRAS limefia me permitiré iluminar su estrecha relacién con la prensa escrita. Lo que intenco probar es c6mo entre 1821-1822, en leno coniicto entre la elite socio-cultural limefia y el modelo politico propuesto por Monteagudo, se fueron delineando las principales tendlencias de la cultura politica peruana: la autoritari, recreada posteriormente con diversas variaciones por gobiernos civies y mi Titares y la republicano nacionalista'y popular que resurgi6 en las movilizaciones urbanas de 1834, 1854, 1664, 1871 y 1895. Ambas tendencias, la culeural y la contractual, retrataton la respuesta que cen 1822 diversos sectores de In sociedad limeita dieron a. la ausen- cia de legitimidad politica, que la caida del régimen colonial provo~ 6. Debo de subrayar, asimismo, que la tendencia republicano- ‘racionalista observada durante las jornadas de julio de 1822 signi fie6 una decidida protesta contra Ia erisis social y econdmica que Ia prolongada guerra contra los ejércitos realistas y las politicas de forte liberal implementadas por el Protectorado como la emisién dde papel moneda, la libertad de comercio, entre otras, provocaron cen el tefido social de Lima. Si bien es cierto que el perfodo a estudiar estuvo caracterizado por el conflicto comtin a toda sociedad que experimenta el derrumbe de sus estructuras politico-ideol6gicas junto con el colapso de sus bases productivas, aquél dist6 de ser “el campo de Agramante” de los afios posteriores donde, en palabras de Simén Bolivar, ‘nach’ era ya capaz de entenderse, En el perfodo 1821-1822 el didlogo estaba ain abierto entre los defensores de una nacién contractual y una nacién cultural, Por lo anterior, los ejes de la discusién tnuestran un perfil menos confuso que el de la etapa subsiguiente. Deberfa mencionar, sin ‘embargo, que aparte de las dos nociones de nacién previamente mencionadas, una versién de nacionalismo hhispanoamericano circulé profusamente desde el temprano siglo XIX. En dicha versidn ortodoxa de lo nacional, que no analizare- mos en este trabajo, fue el rey Fernando Vil, “El Deseado”, el sfm- bolo y vértice de In “verdadera nacién". (6 Enna procema de Feruanto Vil “lor hahitats de Utromar" se sealabaelara iment fos eleentas qe determinaban la nacenaldad seo de pertenncia a fe ci hispanoumeionne: Ni es posible que pedan ser ncaa tnx qe soa vera ‘deremest hammanay; fos que hablen el ropa idiomas fox gue prfizan ta mama rel- lin: ques igen pr unas sna lays: queen uals costombves..” Lego de ELMOTIN DE LAS PALABRAS 5 Este artfeulo ha sido dividido en cuatro partes. En la establezco los términos de la discusién que desde un punto de vista tedrico ha venido analizando ka emergencia del nacionalismo en momentos de fractura hist6rica. Dentro del contexto anterior este trabajo evalia las aproximaciones culturalistas y contractualistas proputestas por los teérieos del nacionalismo, principalmente para Francia y Alemania. La posblidad de la existencia de una *com- plicidad!” entre ambos modelos, la imbricacién entre “nacién cul- cural” y “nacién contractual", nocién. televada por Brian Singer para el easo francés, es utilizada para iluminar ln discusisn entre ‘monsrquicos y republicanos que analizo'. El papel fundamental aque el surgimiento de la esferapablica, especialmente la prensa escrita, ha jugado en la fora de identidades colectivas capaces de propiciar transformaciones politicas ser otto punto a discutir en la primera seccién del articulo’, La segunda parte del trabajo esti dedicado al andlisis del proyecto politic e ideolbgico del Protectorado articulado por su Secretario ‘le Guerra, Gobierno y Relaciones Exteriores. El acercamiento al principal vocero de la formula protectoral, Bernardo Monteagudo, antiguo radical y activo participante del fracasodo intento liberal de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, me permite aproxi- marme al primer esbozo de construccidn estatal en el Peni. Lo presentar a ls americana y expaales como mlombras de wna ima “familia” ba ‘roclama denancia a fos “obleratdeaquciads deo natural asco legitini- ‘ded "Proclama de Ferman el Ray os hoitanes de Utama, en Obes ds gobice oy epistleio d San Maen, EAT, Vol. 2p, 2-13 7 brian Ser, "Cdral verse Contractual Nations: Rtiing ter Oppestion” History and Thoory, Kolume 35, N* 3: 1996, pp, 307-337. : i. 4 Rabe Oumon ou cis ar Reading, Wi , ing, Witng nd Ping b igh Cry race 4 Case dy he Sil of ire re, tee, Wie 41971, pp. 214-256, bo disentido ta imporuancia que exkibe ef estudio social y evtural inact rit pa gr opr de nnn ea trier rods de penn El er men elton, cme expat 1 mundo dea prena ext het epee yt comport aon Ao rg de 300 ako. Para ana magna spratnaton ales le mprenay tea fain de "went vse Raper Carer, “ello Soca! tistory? The French Trajectories, en Mods Europea tntlloctal Mislory Reap and New Paspetvan Ed Dominica La Capra end Sieve LK Coral Unies Pre, ta, 2, 1346 a EL. MOTIN DE LAS PALABRAS anterior me posibilita poner en evidencia algunas de las contradic- ciones de la elite revolucionaria hispanoamericana. En tn tercera parte, discuto la respuesta que la elite socio-cultural limena dio a fos intentos auroritarios del proyecto monteagudino. El conflicto inicial de aquella con el proyecto cultural de fa “Sociedad Patriti- ca", promovida por Monteagido movi radicalmente el eje de la dliscusin politica de lo privado a lo pblico, a la vex que establecis tuna nocidn alternativa de lo nacional. Finalmente, a manera de conclusién, reviso el teititorio ideolégico de la Independencia, Aventurando ciertos coaceptos en tomo a ln expecificidad del pen- samiento politico limefio. Pensamiento, que a mi entender, co- rienza ha adquirir un peufil definido durante el perfodo de transi- cidn entre Colonia y Repablica. 1. zNacién cultural 0 nacién contractual? Una aproximacién tedrica La discusién en torno al surgimiento de la naci6n y del nacionalismo? ‘nos remiteirremediablemente a dos aproximaciones tesricas, la cul- tur, conectada a fa experiencia alemana, y la cfviea 0 contractual, relacionada con la experiencia francesa. De la primera sabemos que ings que estar cracterizada por un acuerdo origina, estédefinida por tuna relaciGn comiin sustentada en una memoria histérica, una geo~ graff, afinidades de parentesc, costumbres,religin y Fenguaje. La rracién cultural es concebida, asimismo, en términos particularistas, organicistas y colectivisos!". Por otto lado, la nacién contractual © ia, historicamente ligidh al surgimiento de la democracia, hace a rapes cuesoneras pared nce ver Ec Nebsbw, Nations 7 SAI Nattatm sce 79 Progen, Mh ad Rest, Canbrgle Univer Pes habsige 10901 veda por eter con Tees ge Mh veto ran, Colt Unrty ress Cambridge 43. Por oes ppt: Stivel tows vereflico arts de Ema enon, “Wha sth Nao?” Nats ‘tran a Bl ore 90 non esion drnwa aon da einalino lh d ened deren, agit Comsnsis ‘ection on te Orgies and Spread OF stra Hse, 149 de Bs Gatton Nan nd Nana Corel Universi Pres ac, 183 10 Una oprsincin a esta dain es ta propuesta ar Roger Brubaker, Cizensbin ‘int Naonoed in Fane end Genny, Cambrle University Press Combi, 1994 11. prt dbe gue nai x pia como since eimpaie de ser orate onde dio a qu os vias mo pac vr ELMOTIN DE LAS PALABRAS referencia explicira a una comunidad politica, la soberania del cuerpo de ciudaclanos. Dentro del contexto anterior su artficialidad, univer- salismo e individualismo guardan relaeién con la percepcién de la nacién, como producto de la libre asociacién dle voluntaes indivi- dluales sobre la base de una discusién racionak; el principio que los indus poten convene en cdanas deb nai een sujetarse a las leyes generates de ka misma y ka aceptacién de que el individu precede a la eolectividad, Si bien es cierto la aproximaciOn contractualista ha estado tradi- cionalmente conectada con la experiencia francesa posterior a la revolucién de 1789, y la culturaista al lento proceso histérico de formacién de identidades colectivas en Alemania, estudios recien- tes han cuestionado Ia pureza absoluta de ambos modelos. En efecto, el reclamo de que una nacidn es contractual no debe de dejar de lado la presencia secundaria de ciertos aspectos culturales cen su composicién. Brian Singer ha sefialado amo las concepcio- nes culturales de una nacidn aparecen en respuesta a la formacién. de naciones contractuales. “La tendencia culturalista” emerge ante ta imposibilidad histérica de la propuesta contractual. En un in- rnovadlor trabajo sobre cl caso francés, Singer ha descubierto que ante la dificultad del discurso contractual revolucionario por defi nit los términos de pertenencia y no pertenencia a la nacién, por su imposibilidad de anclarla en el binomio espacio-tiempo hist6ri- 0 y por los problemas en identificarla con, su gobiemo, aque! se vio confrontado por el paradigma cultural. Este diltimo logré coe- xistir con el discurso contractual imbricéndose en el mismo me- dlante una relacién complementaria, confrontacional y critica. Para inger los dos paradiginas, el cultural y el contractual, podrian esbozar una suerte de cfrculo del que parece imposible escapar. En dicho cfrculo, el discurso cultural critica el contenido descriptivo del discurso contractual, y ef tltimo critica el aspecto normativo {fier desu sce y por exrapolcin no pucten vr uaa vida compl fcr de Ingar de nciniena. Foalent es orgenicia en el seid gue la soled! naan, {lo ohestn del cidadano a es sociedad ett cimentada en determinates que de> ‘cantan dejo dele superficie racionaly volta provita por las lyon del actin» fn consecvercia més alld del eonacinion y conte! de ls chudadans tide ‘Singer op itp 31, 8 EL MOTIN DE LAS PALABRAS del primero!’, Para el caso peruano que es el que nos interest analizar, observamos fa imbricacién de tendencias culturalistas y Contractualistas, tanto en los discursos sustentadores del proyecto mondrquico constitucional como en el del republicanisno con- tractual. Dicha imbricacién, como veremos més adelante, complejiza y a la vez enriquece al proyecto politico que se perfila tn el Pert luego de la Independencia. Trabajos recientes, en torno a los origencs del nacionalismo, han sefialado como las nactones més que ser sujetos de la historia, son “bjetos de la misma. Las naciones son, en pocas palabras, cons- trueciones sociales, comunidades imaginadas con un conjunto de tradiciones que dependen de la inventiva de los actores histricos'. De esta manera hasta la nacién éinicamente definida debe de ape- lar a ciertas “ficctones fundacionales", con la finalidad de legitimizarse y crear la ilusién comunitaria! La misma pugnara por proveer de una expresién unificadora a una realidad tnultifacética y en la mayoria de los casos, altamente diferenciadn Uno de los mecanismos para proyectar Ia imagen cohesiva de “lo nacional” seré In utlizacidn de la palabra escrta. La “comunidad de lectores intérpretes", analizada en un importante estudio por Roger Scarpitt, tiene como tarea espeeffca el aprehiender los valo- res y asunciones comunes, esenciales en la forja de los llamados proyectos nacionales. Fs dentro de esta peculiar comunidad de doa de 12 Singer i, pp 311-317, Ete nowssa interpre reitivic la visi dco Ici que exbocd en fa Utopls republican: ideals y elidadesen Is formacién & & elu pllca peruaa, 187-1919, Pouficio Universal Cain del Peri, Fondo Eure, Lina, 1987 usr percaplba peta a props pic pst-independeni cate con 1) creda prea, qe co as cua enw eee i por ely ‘calender penne poli eananericat pce “iter veatre conto agi hrca. Pars pt ve Ven Foe y Barbra Tennbom Ec Ute, Pes und Power: tte Foran in imeca Cory Lain Amt, Un of Gag Preto and Loo, 8 11 Anion 15. "Las nents de sta los pq rt no ence : rndmica del sistema vigente. Por ello no resulta casual que las pro- jpuestas de la “Repuiblica Practica” hayan tenido cabida en una so- iedad que atravesaba una grave crisis socio-econémica y de con- duceién politica. En la mayoria de las cartas se ponva de manifiesto el rechazo de los correspansales por las autoridades oficiales a quie- nies consideraban desprestigiadss. La “Sociedad Independencia Elec- “Matucana, San Meteo, Cora Cora, Huamaties, Uni, Casilla, Caylioma, Huon CCangallo,Andahuaylas. La zona sur- Chala, Pico, Arequipa, Cio, la, Puno, Lamps ¥ Moquense 28 AGN.CMP:02.2-136, Aachoren, 1, abi 20, 1872 ‘AGN. CMP: D2.3-208, Abul Jou Gaul 10187) 29 Para emender la atculacin politica de le pardariosprovncianos de la “Sociedad Independencia Electoral, rela ny reveladora la lechra del corespondencia de ‘Manuel Rivwrla corona de ere yveterana del revlucin le 854, gun conta ‘con una serie de elaciones ene diptadasyautoridadespolieasen Arequipa, Cuzco y (Cajamarca, as que puso a dsposctin de a Sociedad 134 ESTAMPILLAS Y VOTOS ‘oral”, mediante un sistema eficaz de reparto de periédicos y carta, logs ir captando a los grupos descontentos de las diferentes zonas del Pals. La capracién de autoridades oficiales fue una mas de las estrae sias politicas de la drigencia del Partido y sus agentes en provincias®, El correo politico se constituy6, en consecuencia, en uno de los pilares fundamentales de la campafia (Ver cuaclros I, ly Ill). b, Prensa y politica Junto con las cartas y retratos se enviaban paquetes dle periddicos a los diferentes departamentos y provincias del pais, Estos envios evidencian, asimismo, la febril actividad por controlar la esfera de las comunicaciones y_ la propoganda, que se desplegé durante los meses de la campafia. “No deje Ud. de mandarme periédicos para repartir, siempre que sean necesarios al objeto", era el pedido de tun corresponsal de la. sierra, que se repetia frecuencia entre los partidarios del pais", El control y manipulacisn de la informacion fue una de las estrategias de las que se valieron Pardo y sus partida tos durante las luchas electorales. Li esfera publica donde se confrontaba al gobierno de Balta fue utilizada por | Independencia Electoral” no sélo en Lima, sino también en pro- vincias™, 50. Aschivo Manue\ Candune. CMP. Aza, José Manocl, Abril 18,1871 En sucarta comes: nal tarmeto, mencionaha ta encrucjada politica en la qu se debaia, Santa Slain tn subprefecte balfista: "Su opiniin est decid en favor de Ud. peru compromta obliga a ear e su contra 31 AGN. CMP: D2-14.931, Costas, Manuel. Puno, Junio I 1871, En una carta paerior ones coment anti clansura de ls daros 2 Yat Caaldans ana ote (derecho quecl dels icra. En adelante si Us 0 nog manda algunas publiacione ano hay i que ver ni que ler por esta errs. 32, Results imteresane mencionr la canta de priicosfavorabes ala “Sociedad Inde ‘endencia Electoral” que se pubicaron ao largo de todo eps, durante la cana electoral. Para muesra cae anor: Ei Popa, La Bolsa yl Fotografocn Areoues Yaraviy El Ciudadano on Puno: La Reforma y La Union en Hach. El Heald oo of {Cuzco El mparialen Tria: Eco de Yungay y E\Ciudadano en Huaraz £1 cba «Fea y en Para, Dentro de los prioistas ¢ mpresores, smpaticants ethan ot ‘uzqueno Raymundo Arriag, fos aregupenas Manuel Corrales» Francisco Ibdhes af ‘ancashino Fabién Onoto yelimohsAguatin Reynaldo Chacaltna, ene orn STAMPILLAS ¥ VOTOS 135 ESTAS VOTOS gs Es importante subrayar que la informacién periodistica no sslo se dirigéa de Lima al interior, sino que también realizaba el viaje inc verso. Esto permitis que la capital del pais se convirtiera en la caja dle resonancia de los.problemas de todos los departamentas, y que {a opinién priblica limefia y provineiana estuviera informada de lo que sucedia a nivel nacional". El caso del periodista © impresor arequipeno Francisco Ibafer jemplifica la forma cémo la informacién circulé a lo largo y ancho del pais. Ube, ediroriaista del diario La Bolsa, imprimia las ctas lect y las distribufa junto con circulares del Partido en los distritos y provincias arequipeftas. Asimismo, publicaba junto con articulos suyos a favor de Pardo, informacién politica de Lin Cuzco y Puno. Lo anterior le habia causado las iras del prefecto, Chocano, quien lo encarcels por 15 dias. Sin embango, el encarce: lamiento no habia desalentado al temerario periodista, ya que al gunos meses después habia tenido la brillante idea de publicar un Boletin Electoral, “que no solo hacemos circular en esta ciudad sino que remitimos al Cuzco y demas provincias™. Es importante advertir, por otro lado, como la lectura de los dia- ios en vor alta y en lugares puiblicos, como peluquerias, chicherias Y teatros, € incluso al aire libre se constituyd en un ritual politico habitual. Lo anterior se debié probablemente al reducido universo «de alfabetos que existia dentro de los posibles simpatizantes y a que 43 -AGN. CMP: D2.1-K2. Altima, Berabé. Otwzco 17 de junio de 1872. En sv carta fe solitaban a Pardo que lepidiera a Chacaltan,redactor de El Nacional en Linas que ‘Bong lgrito en l ico constand la ocosidd de a pobiacion que no dabe parm oct 'obemad porun hombre, (cl prefetowyjillane Rebeca), cxscrao por laopinice, Martane José de Goyeneche, notable arequipetoyactivitaen la campari. ensurmsvadel de ‘mayo de 1872 excribia, sobre lo mismo: Por La Bola y las tas hojassuctas gue le toandanies ver U. todo fo curido, Ruego aU. haga publica todo alld pen ae os ‘entados de quo hemos sido vietnas scan de todos conoctios. AGN. CMP. Da.19- 1327, Goyeneshe, Juan Mariano, 44 AGN. CMP: D2.20-145S, Iie, Francisco, nu carta del 23 de may de 1871 comen ‘aba sobre ta inpresin de 3000 acta y ireulares las cules erin manda to los Jefes dary als dems pusblonde provinsias 136 ESTAMPILLAS ¥ VOTOS ro se podfan mandar tantos ejemplares de periédicos a las diferen- tes provincias del pais". El control de la esfera de las comunicaciones, donde tradicional- mente se llevaba a cabo la propaganda politica, reult6 ser uno de los pilares més importantes de la “Sociedad Independencia Electo- ral”, durante la campafia. Estar informados les permitié a los parti- darios de provineias adelantarse a los movimientos del gobierno. La revolucién de los Gutiérres, momento culminante de la febril actividad politica desplegada a lo largo de eatorce meses, fue neu- tralizada en parte porque muchos informantes en Lima y provin- cias colaboraron en la reaccidn. En aquel momento decisivo las redes tejidas a lo largo de esos aftos probaron ser resistentes. Los corresponsales El univérso de los cortesponsales de Manuel Pardo, durante la cam- para electoral de 1871, sumamente diverso, evidencia el contacto del futuro presidente con los partidarios, de diferentes sectores so- ciales y de la mayoria de los departamentos y provincias del pais. Es por lo anterior, que por su archivo desfilan centenares de cartas de comerciantes, hacendados, laneros, industriales, maestros uni- versitarios, abogados, artesanos, autoridades politicas, pequefios agricultores, militares, periodistas, impresores, ¢ incluso delincuen tes y trinsfugas. Los mismos escribfan intensamente contando lo cocutrido, con lujo de deralles, en sus respectivos lugares de origen. Desde Arequipa, Husnuco, lea, Urcos, Cora-Cora, Chachapoyas, Moquegua, Tumbes, Jauja, Puquio, Huancayo, Paita, Tarma, Huaraz, Trujillo, Lambayeque, Huacho, Chala, lquique, Tacna y Piura llegaban regularmente a manos de Pardo centenares de cartas de sus fieles seguidores provincianos. Para fines de este trabajo he hecho una aproximacién geogrifica, politica y econémica a 100 de las corresponsales que se cartearon con Pardo en los catorce meses de la campatia electoral y mas tarde en su gesti6n presidencial (ver cuadro III). 435 AGN. CMP: D2. 7-434, Honavides, Menwcl, Julio 3 de 1871. El corresponsa slieita persidicos pra iratabares al pucioa la Pampa de Amancacs ESTAMPILLAS ¥ VOTOS 137 La organizacién del universo anterior me ha permitido aproximar- me a tres niveles de corresponsales: 1) los coordinadores de la poli- tica departamental, 2) los agentes electorales intermedios y 3) los ‘organizadores de masas 0 “cabecillas del pueblo”, como eran usual- mente denominados en el argor politico de la época. Los que par- ticipan sin precisar claramente su rango serén denominados sim- plemente activistas. Los coordinadores de la politica departamental Si bien es cierto que una geografta del correo politico pardista serfa {a forma mis clara de mostrar como se organizaron a nivel nacional estas fuerzas politicas; utlizaremos, para fines de este trabajo, sola- mente la correspondencia de tres coordinadores politicos impor- tantes: Bernabé Altuna, en la zona norte (Trujillo y Cajamarca); José Manuel Aza, en la zona central (Huancayo, Jauja, Tarma y Concepeién); y Manuel Costas en la zona sur (Arequipa, Puno y Cuzco). Hemos elegido a estos personajes porque estuvieron en cargacos de la organizacion politica de un espacio geogréfico mis amplio que su propia provincia. Costas, por ejemplo se articular politicamente con el hacendado arequipefo, Juan Mariano Goyeneche, y el hacendado e industrial textil cuzquenio, Francisco Garmendia, con la finalidad de mantener im frente politico sélido en Ia zona sur. Las labores de este grupo serin mayormente esta- blecer contactos de alto nivel, (autoridades locales, hacendados y ‘magnates provincianos), con la finalidad de solidificar a la “Socie- dad Independencia Electoral” en su regién. En algunos casos estos coordinadores departamentales supervisarin las actividades de los agentes intermedios. Es el caso del abogado tarmeio, José Maria ‘Aza, que controla e informa a fa dirigencia limefia sobre las activi dades de José Gervasio Arbuld, agente intermedio de la zona cen- tral, El tipo de alianzas que se cimentan entre Pardo y sus coordi- adores politicos departamencales nos permiren acercamos al mo- delo de nexo politico intraélite que prevalecis durante la campana En la zona norte Bernabé Altuna, hacendado, miembro del poder judicial y elector de Otuzco sera un importante corresponsal de Manuel Pardo, y un invalorable coordinador politico de la “Socie- dad Independencia Electoral”. Alcuna, veterano de la campafia revolucionaria de 1854 y con multiples alianzas cimentadas a lo 1 ESTAMPILLAS Y VOTOS largo de los afios, se mueve entre Cajamarca y el Valle de Chicama, actuando como coordinador entre Trujillo y Cajamarca. Su epistolario con Pardo pone de manifiesto el rol de organizador po- ico, que Altuna cumplis en la campafia electoral de 1871. Bernabé Altuna es un corresponsal agil que, a diferencia de mu- chos, nunca pide nada para él, sino para otros. Las recomendacio- nes a terceros: prefectos, sub-prefectos, vocales, temas de jueces, fete. muestran como seri Aleuna el que, a través del contacto con Pardo, armard sus propias redes de poder en el norte. Es probable, que al igual que los casos analizados por Taylor para la zona de Hualgayoc, el hacendado Altuna haya asumido un liderasgo polf- tico basado en el reparto de puestos entre sus aliados. Los lazos de clientelaje al interior de la faccidn pro-Pardo, representada por don Bernabé, eran consolidados y mantenidos por la via de la ventaja econdmica que muchos de los puestos ofrecidos representaban'®. Sus redes politicas,tejidas a lo largo de muchos afios, involucraban a los diputados de Cajamarca y Huamalies, Cabada y Porturas respectivamente. Estos, a pesar de pertenecer a la elite del norte, estaban controlados politicamente por el otuzcano. Respecto al primero, Altuna comentaba amenacadoramente “creo que cumpli- rr su palabra y si no pobre de él!”, y en relacidn al segundo afitma- ba muy convencido que podia atraparlo de “mil modos"”. Lo anterior muestra como Altuna era depositario de muchos favores y lealtades provenientes, tal vez, de sus muchos aiios de actuacign politica. Su conocimiento de los laberintos del poder determinar {que muchas de sus misivas sean portadoras de nombres de electo- res y posibles simpatizantes nortefios para que sean utilizados poli- ticamente por Manuel Pardo y la “Sociedad Independencia Electo- ral". Su labor consist primordialmente, en establecer los con- tactas con politicos y parlamentarios provincianos. Lo anterior, le proveeré a Aleuna del prestigio suficiente para disfrutar de una cuota importante de poder personal en su zona. Dentro de este contexto clientelistico, don Bernabé ofrecerd sus servicios de nexo 36 Taylor, ope pp 220-225, 437 Altura, Berm. Otzeo juno 7 de 1872 y, junio 21 de 1872, eee em ESTAMPILLAS Y VOTOS 139 politico, informante y organizador, a cambio de beneficios que le per- ‘nitan corsolidar una esfera propia de poder en su regidn. La presencia de un hacendado de la sierra norte en un proyecto politico urbano puede sefialar la existencia de determinados secto- res sociales cuyia vida exigia de relaciones con el exterior y que encontraban, en politicos citadinos como Pardo, un vineulo capaz de ser utilizado. ra por ello vital para estos hacendados, incorpo- rados a las ciudades via nexos comerciales, el establecimiento de contactos politicos urbanos que permitieran el acceso al control no sélo de sus provincias y departamentos, sino al conocimiento de las decisiones, que a nivel nacional, podrian tomarse sobre sus intere- ses econémicos”. Por otro lado, la alianza con Manuel Pardo y la “Sociedad Indepen- dencia Electoral” le sirvié al otuzcano para fortalecer su posicién en el pequeno escenario de la politica departamental. El enfrenta- ‘miento visceral de Altuna con el prefecto de Trujillo, Rebaza, apo- yado por el régimen de Balta evidencia no solo el grado del contlic- to politico que se vivia en dicho departamento, sino cémo las alianzas de ambos contrincantes con el exterior potencializaban las luchas faccionalistas locales. El papel que jugs Bernabé Altuna en las provincias nortefias durante el golpe de los Gutiérrez muestra como aquel no estaba dispuesto a que sus enemigos personales permanc- cieron un minuto més en el poder. El apoyo a su aliado Pardo, encargado de desalojarlos, fue por lo tanto incondicional”. 16 Vie Peter Karon Ls Forme de las hacicnas anucarcrasy ls orgemes del APRA. Instituto de Estadior Perwanot, Lima1976.) Manuel Burga, Dea encoricnda 3 la hacienda capitalist: el valle del Jequetepeque dl siglo XVL al XX. nsw de Esmdios Poruanos, Lima. 1976 439. BornabéAtunaacopié armas durante a rebelindelas Guires,y mv «Pardo al ano ‘den que acura en u provincia yon Cajamarca. Su poicin era sumanenté compro merida Cro que he dicho yoa Ud. ahora opt, gus estoy dspucsto todo. aod ‘nga qu tan pips quchayan quc rata, pcs no podria tlre eon pac ‘i, qua santa eae qu be abrazado,facaara. sy del prcer, que a Trujillo, OMz<0, ‘Castumbay Patz ses proven de on lementos recoarioal cao, porque deo cotaio ‘arms manitado y cando sues alo en Cajamares mada podremos hacer. ulo 10 de 1972), 140 ESTAMPILLAS ¥ VOTOS En la zona cenvral José Manuel Aza, abogado y hombre importante de Tarma, seré el nexo que articulard a las diferentes provincias de dicha regién®. Si bien es cierto, que de la lectura de su amplia correspondencia con Pardo podemos colegir poco de las activida- des econémicas de este importante agente politico provinciano, re- sulta sugerente lo que las cartas nos dicen sobre la habilidad politi- ca del notable tarmefio. Aza es presidente del comité electoral de su provincia, en su casa se proclama la candidatura de Manuel Pardo a la presidencia de la Republica y fue representance al Con- greso por Tarma. Aza es un corresponsal muy inteligente y since- ramente conectado con la campafa electoral y con el fururo y pro- greso de su terrufi. Su principal obsesién esta referida a la cons- truccién de escuelas y caminos. El “espiritu de orden y progreso, sin cuyas cualidades no se concibe una buena sociedad” sera una constante en el pensamiento de Aza y de otros miembros de la “Sociedad Independencia Electoral” en Tarma como: Federico Taboada, José Marfa Fernindez, Abel Delgado, Francisco Mendizabal, Pedro Cardenas y C. Pacheco, entre otros. Esta nue- va actitud mental hacia la participacién politica activa pudo estar conectadla no sélo con las transformaciones socio-econémicas que se estaban produciendo en la regin central, sino con la ancig relacién que esta zona tenfa con el candidato Manuel Pardo. La region central, de la que formaba parte Tarma, habia presencia- do un crecimiento econdmico importante que la hacia, a decir de muchos estudios de la época, econémicamente més silida y menos vulnerable al proceso inflacionario que Lima. Lo anterior permitié que dicha region se colocara en una posicién sumamente favorable al convertise en la despensa alimentaria de la capital peruana. Las altas ganancias que se obtuvieron, durante los aitos del “boom guanero”, en la comercializacién de ganado, productos agricolas y aguardiente, con destino a Lima, resultan muy importantes". Por 40. Para wn andlsisdetenida del desarolo econdmico de ta rept contrat ver Nelson Manrgue, Mercado incr y gio: la sera csr, 1820-1930, Desco, cima. 1987 » Florencia Mallon, The Defense of Cornmumty in Por’ Central Highlands. Princeton Univers Press, 1983 41 Etartiewo de Manuet Pando, Estaios obra provincia de Ju, fun intent hid de la eve inelectualimeha por entender las porncalidades ecomdmicas de a serra cen- tral. Ex probable que ext excraa de juventud, uni com el pretigo del candidat como ESTAMPILLAS Y VOTOS La otro lado, Tarma, la zona de donde era originario Aza tenfa como hinterland natural a Chanchamayo, el valle selvatico mis rico del deparcamento de Junin®. El vinculo del candidato con la elite politica e intelectual de Junin era estrecha. La carta de Taboada, un agente politico menor de la zona, que alude como el nombre de Pardo “esté encarnado, no solamente, con el corazén de todos los vecinos de Tarma sino con el de los Juninos en general”, nos dice mucho del efecto que tuvo la estadia de Manuel Pardo en Jauja. Esta, no slo inspiré su célebre articulo de ta Revista de Lima, sino que posibilité conexiones inte- lectuales y politicas importantes". Muchas de las cartas muestran como Pardo es muy bien conocido en la zona por sus actividades del pasado, Para los tarmefios, como Fernndez, quien escribe el dia que se celebra el combate del 2 de mayo, el candidato de la “Sociedad Independencia Electoral” es uno de los gestores mas im- portantes de aquel triunfo contra Espafia'. Y es que los correspon- sales de la regién central no estaban equivocados sobre el interés que el candidato tenia en su regidn y sobre los beneficios mutuos ue la alianza con Sociedad les podia prover. Aquellos, no slo eran econémicos, sino politicos. Pardo en el aciculo de La Revista de Lima, anteriormente citado, seni a Jayja, una de las provincias de Junin, ‘como uno de “los miicleos de cohesién nacional" ms importantes del pais. Es probable que en el disefio de una politica integradora, como. la propuesta por Pardo y la “Sociedad Independencia Electoral”, Junin desempefiara un rol importante. Seeretario de Hacienda en tempos de la Dictadura, ehayan ganado el reconociniento ‘de alguns habitants de a zona. come el cura Soo. quien le exriia: Aung 0 Me temo el honor de comncro, sn rbargo como sus has pacticadar nas divers pocas ‘su vida publica, por el etato de su magnarimo corzon, econo como tl pots Pueblos dodo cl Peri, en consceucoca digne de wcupa primer pcs cl acin, Archivo M.Candarn. CMP: Soo, Tama, mayo 16 de 1871 42 Viase Fiona Wison, "Propiedad idelogi: estudio de una oligarewi en los Andes cen- ‘rales siglo XUO "en Arliss No. 8-9, Lima, pp 36-55 43 Archivo Manuel Candamo. CMP: Fernindce, José Mari Mayo 2 de 1871: Hoy sl niversario de xed grande ara a pati: Ud. qe comets ano para las lors steaznda de ag! da vai 44 Mercado Sarin shale como Pardo fu el primero en diseiar lo qu as moderns terias _geopliicas denomingnacleos de cohesion nacional. EI primers de estos nicles lo df= 136 ESTAMPILLAS Y VOTOS nal. Resulta interesante observar eémo fa campafia electoral habta creado un mercado de trabajo no slo para los agentes intermedios como Arbulii y Larrea, sino para los impresores como Francisco Ibafiez, quien enviaba su planilla mensual a Pardo, y era el encar- gado de la publicaciin y envio de documentos desde Arequipa" La constant disposicién de dinero en efectivo sera en muchos ca- sos el elemento que contribuya al mejor desempefio de los agentes intermedios. El moqueguano, Mariano Arguedas, por ejemplo, iniciaba su solicitud de dinero a Pardo seftalando como los candi- datos de oposicién, Echenique y Gémez Sanches, estaban repar- tiéndolo generosamente entre el pueblo. A propesito de lo ante rior Arguedas comentaba: “como Ud. sabe la gente de pueblo se ha mmetalizado, y son estos los momentos que sacan ventaja”. Dando ‘cuenta de su zona, el moqueguano afirmaba que “los dems distri tos marchan bien y a algunos hemos remitido dinero y licor que nos han pedido y que es necesario mandarles”™ El agasajo, el lunch y el convite demandaban un ritmo de gastos constante. Luis Bacigalupi, jefe de parroquia de Lima, comentaba en una de sus misivas que en una reunion de agasajo “para con- Quistar a un jefe que se me habia pasado con toda su gente el par- tido de Ureta", se habia gastado $320, La precariedad de las lealta- des politicas permitian, asimismo, que “cabecillas” de grupos popu- lares como Aguirre se tornaran pardistas ‘por mil soles”. Y es que cl dinero era la clave para el triunfo del agente en un contexto de politizacién temprana, donde las ideologias y compromisos politi- os eran sumamente precarios y variables, y donde la mayor parte de las clientelas, salvo contados miembros, eran indiferentes a los programas propuestos"’. La necesidad de “enganchat” electores con dinero era una obsesién para estos brokers politicos. José P. Benavides desde Puquio le escri- 51 AGN.CMP:D2,20-1455,Ibshez Fancseo, Arequipa junio 21 de 1871: Amay lentes ‘la plana dolor gastos de mprenta hochos hat la echs, conform a sus carps. 52. CMPLAGN: D2. 3-225. Argued, Mariano, Mogucgu, julio 27 de 1871 y agosto 23 de eT 54 CMP.AGN: D2 5-300, Bacigalup, Luis. Lima, legjo 1610 ESTAMPILLAS Y VOTOS 147 ba a Pardo: “necesitamos de medios para el triunfo... Como son 26 los electores del colegio que presido y todos de confianza, hay nece- sidad de enganchar a 15 0 20 electores més, y para esto necesitamos 1680 soles”. Benavides daba cuenta derallada de cémo debia invertitse el dinero enviado desde Lima: “tres personas recorrerin todos los distritos que no son huestros, darin adelantados a cada elector 50 soles, quienes entregarin un pagaré en toda forma a nues- tro favor, sin indicar la causa de donde provenga dicha deuda’. Dentro de la estrategia planteada por el habil agente estaba In de preparar una casa, donde permanecerian los electores hasta que concluyeran las elecciones: "para evitar que los electores se burlen de nosotros”. Manuel Pardo, a pesar de sus intenciones innovadoras, era total- ‘mente consciente que el mecanismo det “enganche” de electores resultaba eficaz dentro de las condiciones de desideologizacién po- litica de la época. Es porello que en muchas de las eartas en las que se le solicita ayuda pecuniaria, el candidato hace comentarios favo- rables al respecto. Es justamente en respuesta a una pregunta sobre los temas mas prosaicos de la campafia, que Mariano Hurtado des- de Moquegua contesta: "Sobre la indicdcion de Ud. respecto a gas- tos, le contestamos en el sentido de que estando en Lima el Sr. Gregorio Cabello, que también él conace esta clase de gastos, con- cepaia el monto de la cantidad que a su juicio pudiera gastarse, la cuestién queda reducida a la compra de electores, aparte de otros gastillos mas que se hacen indispensables™. Aceptar las reglas del juego politico eradicional y manipularlas en su fayor, evidencian el pragmatismo de una dirigencia consciente de sus limitaciones, pero capaz de dar mayor sofisticacion a la dind- mica politica existente. Es por ello que la entrada de la “Sociedad Independencia Electoral” ena competencia electoral decimoncnica, y la incorporacién de nuevos elementos sociales en la misma, no 54 OMP.AGN:D2:7.437, Benavides, José. Puguo, sf legjo 458 55 CMP.AGN: D2.20-1499, Manuel Hurtado wabaacon Marian Arguedas compas mig. Amos rectben los fondos de Lima, wravs de Gregorio Cabello, agente encargo ‘4 ce movilizar fos mismos a Tena y Moquepua. Otr agentes encargada de est im ‘partane msién son’ Esieves. Ovedoy Moreno (para Arequipa) 148 ESTAMPILLAS ¥ VOTOS haré sino potencialisar “geométricamente” el modelo clientelistico tradicional. El factor dinero que fa nueva elite introdujo masiva- mente, reforas los mecanismos convencionales de coopracigin de la culeura politica peruana. La agrupacidn, liderada por Manuel Par- do, combatié a la maquinaria politica tradicional utilizando mu- chos de sus métodos, pero también incorporando un discurso modernizante que hacta hincapié en la “fundacién de la repiblica” y la “fuerza de la opinisn”. Lo interesante es que en muchos casos ta muy mentada opinién tenia un precio en el mercado politico. Estas praicticas de compra y venta de lealtades, implementadas a lo largo de muchas décadas de historia politica, fueron continuadas por los miembros de la “Sociedad Independencia Electoral” a pessr de las quejas de muchos lideres que como Juan Mariano Goyeneche, notable y fururo candidato a la prefectura de Arequipa, presenta- ban a Pardo: “ya no es posible continuar asi, porque no bastarian las rentas del famoso Dreyffus a los que creen tienen perfecto dere- cho, y me sofocan sin cesar, para que yo los sestenga, y cuyas exi- gencias crecen en proporcién geométrica”. Goyeneche era tocal- mente consciente de la precaria lealtad que la prédica de la Socie- dad_despertaba en el pueblo: “Yo encontré al pueblo acostumbra- do a que le paguen por abrazar tal o cual partido, y lo contraté. Hay sus excepciones honrosisimas de esta conducta tanto en el pueblo como en la gente acomodada, pero son rarisimos y no ha- cen bulto”. Las opiniones de Goyeneche no hacian sino poner de manifiesto como las elecciones se iban volviendo econémicamente inmanejables para la dirigencia™®. Un cambio en los métodos, tan dlespreciados por don Mariano, hubiera supuesto la ideologizacién masiva o la restriccién del universo electoral. Ambas opciones cran dificiles de realizar en ese momento. Afios mas tarde la aleer- nativa restrictiva seria la utilizada por el Partido Civil. Los cabecillas de masas El cabecilla de masas, ultimo escalén de la campafa politica pero no por ello el menos importante, era aquel personaje que contaba con una parcialidad politica popular dispuesta a seguirle. La rela 56 AGN. CMP: D2. 19-1327, Goyensehe Jan Mariano. 24d diciembre de 1872, ESTAMPILLAS Y VOTOS 149 ci6n con aquella venia usualmente de antiguo. Los lazos entre el “cabecilla” y su grupo eran de corte patemalista y exhiben caracte- risticas culturales que atin no han sido estudiadas. Las relaciones familiares, de patronazgo, no silo de los “cabecillas de masas”, sino de la dirigencia partidaria en general”. El “cabecilla de masas” no tenfa que pertenecer necesariamente a los sectores populares, prueba de esto es la figura de el notable arequipefio Domingo Gamio, el popular “chichafuerte” uno de los cabecillas de masas mis prestigioso de la época ola del activo pardista arequiperio Hermédgenes Vera, doctor en Medicina, quien “habia volteado a la mayor parte de la pampa de Miraflores con sus cura- ciones y pagando la botica de su bolsillo™: Los informes sobre este importante sector, muy activo en la movili- zacién de la fuerca de choque de las campafias electorates, nos vie- ren usualmente de terceros. Son los agentes intermedios, como el aarequiperio Manuel Benavides, quien nos permite conocerlos me- jor. El pragmitico agence arequipefio hablaba de este desconocido {grupo como el capaz de movilizar ala “gente de accién que es la que verdaderamente hace la eleccidn y a la cual no se ha trabajado mucho”. La tinica forma de atraer a estos tltimos, segin Benavides, era “convociindolos a los picantes y a la chicha, y eso no se hace de ‘otro modo que con dinero”. De la misma opinisn era Estevan Masfas Llosa, quien se habfa ocupado de recorrer el distrito de iraflores (la pampa) durante tres dfas, reuniendo a 40 cabecillas “que pondrin a disposicién de la junta de 800 hombres”. Este contingente, necesario en las fases iniciales de las elecciones, no tenia un contacto directo con Ia dirigencia. Enrique Masias, her- mano de Estevan, se quejaba ante Pardo de que el notable arequi- 57. Esimporiante poner de manfisto a preveypacion permanente dels dirigenes, print palnenteniermedios por ol hienetar de sus sequdores Uno de aguells mencionaba nna carta: Nustoscolos heros etn bcm cuidado bien pgados, le mucros esha cnceado docentipente. AGN. CHP: D2, 9-545, Butamuntey Barred, Enrique ni de 1870 58 AGN. CMP: D2 12-766. Castilla, Hips, Araquipa4 de agosto de 191, 59 AGN.CMP:2.7-433, Benavides, Manuel, Arequipa, juni jlo de 1871 142 ESTAMPILLAS Y VOTOS El deseo que la regién ocupara un lugar especial en la mente de la dirigencia partidaria limefia hace decir a Aza: “varios amigos me hhan manifestado cl deseo que Tarma figure de las primeros entre los pueblos que trabajan por su candidatura”. Sin embargo, a Aza se le ve también inceresado en aglutinar, no sSlo a los tarmefios en el proyecto politico de la “Sociedad Independencia Electoral”, sino “a los diseritos de la provincia para que los amigos que tenemos en ellos, secunden la iniciativa de Tarma”, Aza comentaba con opti- mismo, como “Costa asegura que en ef Cerro hay por usted tanto ‘entusiasmo como en Tarma. Los amigos de Huancayo y Jauja, me dan igualmente noticias satisfactorias”. Y es que la posicion geogrs- fica de Tarma la ponia en una situacién favorable para ser la articuladora politica de la zona, y Aza no queria desperdiciar esa oportunidad. En la zona su, por orto lado, el estanciero y lanero punerio Manuel Costas sera uno de los corresponsales mas importantes de la Soci dad Independencia Electoral. Cabe anotar, asimismo, que aguél, junto con los notables de Arequipa y Cuzco, el hacendado Juan Mariano Goyeneche y el ex-prefecto ¢ industrial textil Francisco Garmendia respecivamente, articular ta politica de la regién sur del pais. Costas, elegido entre 1872-76 Primer Vice-presidente en la gestién presidencial de Manuel Pardo, es un notable quien no sslo establece una red de influencias en su zona, sino que aconseja a Par- do sobre los movimaientos politicos que debe de hacer el Partido en las provineias circundantes, y sobre los métodos de estrategia y pro- paganda, que debian implementarse. Lo anterior se debfa a que Cos- fas no era un novato en politica. Habfa sido diputado por Puno en 1853, particips activamente en la revolucién que llew6 a Castilla al poder en 1854 y fue ministro de estado. La red de importantes con- ractos politicos que exhibié durante la campafta ponen de manifies- to la fuerza politica de la que Costas disponia en la cegisn sur. ‘is para la zona central y estaba basado en laprojusaarticulacion de vies ferreas,que postilitaraninegror al pas consigo mismo 9 con el exterior Véase Javier Tantlein “Arbul,Poitca cconimico- inci la formacion del Estado en cl sigh XIX, CEDEP, Lima, 1983, p 229 ESTAMPILLAS ¥ VOTOS 143 Econémicamente, Manuel Costas era un hombre de buena posicisn. Supatticipacién en la actividad lanera, la cual entre los afios 186571 habia dinamizado las relaciones econémicas y sociales en el sur andi- no, le permitié dedicar gran parte de su tiempo y energias a hacer ‘una activa campafia propagandistica a favor de Manuel Pardo" Para la misma utiliz6 contactos comerciales que convergian anualmente en las grandes ferias comerciales serranas de Vilques y Pucara. En los dias previos alas elecciones primarias su comentario sobre Vilques donde: “arreglaremos todo pues es el punto de reunién de todo el departamento y atin de algunos del Cuzco", dicen mucho de la con- fianza que el futuro vice-presidente tenta en sus elaciones comercia- les, como punto de partida para la construccisn de alianzas politi an Es probable que sus relaciones comerciales, unidas a su veterania politica, le posibilitaran cejer alianzas que fueron capitalizadas du- ance la campafia y posteriormente. Su seguridad en. relacisn a sus Contactos era casi absolut “no tenga usted cuidado en Ruiz Urbina, Estevez, San Roman Valdez y Pastor. Sdlo Pino y Eleuterio me dan cuidado. Pero Pino sera antes nuestro que de otros.” Asimis- ‘mo, se preocupé de conectar a Pardo con los agentes politicos in- termedios de las provincias: “A Belisario Galves le encargué que lo viera a usted, ése nos ayudard en Huancané y en otros que nos faltan”. Su amistad con los gamonales, proveedores tal ver de la lana que comercializaba, sera también utilizada para efectos de la 45 Bnire las ais 1865.71 a esprtacin de lan, eascarilaymineriles provoch a revo- cin comercial en el sur andino. Esta retin. que compendia lor departamentos de Cazeo, Puno y Arequipa, habia ido secalarmente nn dolor ees que artculba espa io colonial. Lego dela independenca, In economia peruana ve abrlé a los rqwert. imienos del mercado inernacional, el sure forcado una nucvacapectalisacin. la lana. Esta stuaciin de apertura al exterior provact la monctarzacon de as relaciones «de produciém en la zona. Para wna mayor gprosimacion sobre ema ver Alberta Flores, indo. Arequipa yc sur andi, sglos XVIII y XIX, Horizont, Lima(977; Manuel Burga y Wilson Rite Lanasy capital mercantile cl st, La Casa Ricks 195-1935, {EP Lina, 198; Heraclio Bowl, Gra Beta yl Perino delox cousin 08 1826-1900, 5 tomas, IEP, Lima, 1975; Nis Jacobsen, "Cycles i the Livesock Bconoms, 1838-1920" Review, 73,1984 46 Costas en una desu: cartas le recomendabe a Pardo ta axistncia ala fort de Vilgues punto de eunionmereantily pole. En owra cmentaha: yov0y a Peach donds bay ots feria on a cua suck venir los Azangarosy Carabaya y la alls provincia de Lampa. 144 ESTAMPILLAS ¥ VOTOS carmpafia politica: “Acabo de recibir a dos gamonales de Carabaya, y.es més que probable que con ellos arregle nuesteo triunfo en Carabaya™’. Esta amplia y variada base de nuevos adeptos a la “causa civil", convocada por el habilidaso Costas, debis estar compuesta por los sectores descontentos con la politica del baltismo. Algunos, como los nuevos grupos econdmicos favorecidos por ka dinamizacion de la economia surandina, como los representados por Costas y Garmendia, requerfan de un tipo de administracién eficaz y favo- rable a sus intereses econémicos. La “crisis anunciada” a lo largo de muchas décadas era ya casi incontrolable por el gobierno de Balta: “La Administracién de los Balta ha fundido y fundiran mas (al pais) con esa politica vacilance e incalificable. Lo que hay de posit vo es que ni ellos saben a donde caminan™®. El sentitse a la deriva en cuanto a reglas de juego politico y econdmico pudo haber em- pujado a muchos a aliarse con una posibilidad renovadora como la que Pardo, y su abanderado Costas propiciaban. Los agentes intermedios Dentro del universo de los corresponsales, desempess un rol acti- vo € importante el agente intermedio. Este, era usualmente un el tor, jefe de parroquia 0 candidato a una diputacisn o senaduria, que actuaba como bisagra encre los simpatizantes y electores pro- vincianos y la dirigencia partidaria. La labor de este broker politico cra encargarse de los “trabajos eleccionarios”, ardua tarea de orga- nizaci6n, convencimiento y agasajos a los electores; asimismo, el agente intermedio movilizaba © propiciaba la movilizacién de los Respecto a la feria de Viques Juan Bustamante, lider de la rebsliin de Hiancane, fa sleseribia algunos was anes que Costas, coms na de a meres de a Replica conct- ‘endo con un comereio que poses cnciralan die millones de pes. Es inde rnimero de comerciats que assem cs feria vnindo de dstaneasinmenss. Jan ‘Busamant, Viaje al angio mando por el porno ian Besta tral de pata mento de Puno, Irena de lod Maria Matias, Lina. 1845, p 39. 47 Costas, Manus: Puno, 11 y 2 de juni de 1871 y 27 de sero de 1872 48 Costas, Manuel: Puno, 27 enor de 1872 ESTAMPILLAS ¥ VOTOS 145 “cabecillas del pueblo” con la finalidad de mostrar el caudal polit co con el que contaba, Los agentes intermedios estaban repartidos a lo largo de todo el territotio nacional, consticuyendo el nervio de la campafia electoral de 1871-72". Dentro de este importante sector existian diversos tipos de activis- tas. Algunos como el cuzquefio Juan José Larrea, primo del general La Puerta y muy relacionado por lazos de parentesco con las auto- ridades provincianas, da inicio a los trabajos eleccionarios en las 19 consistian en ganar el suftagio parroquial “para que los amigos de U. seamos nombrados electores". Para llevar a cabo su misién, Larrea recibfa perisdicamente letras giradas por Pardo, para cubrit los gastos de convites y agasajos. Sin embargo, luego que la candi- datura se cimentaba era el “agente activo” el que proseguta la labor de persuasisn, inic Este era el caso del jayjino José Gervasio Arbuli, quien trabajaba bajo el control de José Manuel Aza, articulador politico de la zona central, recorriendo en quince dias, cinco de los ocho distritos de su provincia. Su viaje, financiado por Ia dirigencia limema, tenia por finalidad “comprometer” alos electores. Arbuld, también, man- tenfa a la dirigencia partidaria al tanto de la actuacidn de los sena- dores. Es por esta razén, su intensa correspondencia, no sélo con Pardo sino con Aza y Santiago Figueredo, presidente de la junta departamental de Junin. El dinero recibido desde Lima servia, en ‘muchos casos, para comprar licor y cerveza para los ineludibles aagasajos a los electores. Arbulti y Larrea representaban a un nuevo sector social emergente que vivia de sus actividades y contactos politicos, y que sera el antecedenee inmediato del politico profesio- 49 Algxnos de los agentes intermedios que atuaron actvamente en la campaia fueron José Gervasio Arbul en Saya; Mariano Arguodas y Mariano Hartado on Mou, “Lads Baciglup, Ricardo Espiel, J Pancico Andracaen Lima: J Benavides n Puiu, ‘Manuel Harta on Chachapoyas: Manuel Benavides yor hermanos Masia en Area -tuan José Larrea ene Cuzco: Francico Peredo en Tacna; Ramin Ascrate en Pata Raymund Olazdbal en iuique: Manuel Montaivin en Trl y C Pacheco ena 50 AGN. CMP: 2.1540, Lane, uan José. Cuzco, 25 de mayo, 25 de juno 2 de julio de a 150 ESTAMPILLAS ¥ VOTOS pefio, Goyeneche, no conoefa a “gente de accidn ni quiere tampoco que el pueblo lo manosée”. Este distanciamiento era subsanado en alguns casos por los agentes intermedios como lo hermanos Masias {quienes entraban en trato directo con los cabecillas®. Yes que el cabecilla era visto, dentro de este contexto de “regenera- cin” politica que se propiciaba, como el mal necesario que en al- ‘gin momento se debia extirpar. Sin embargo, era aquél quien tenia la capacidad de movilisar el contingente popular necesario en la primera fase de toda eleccion. Un activista describia el panora- ma pre-electoral de Arequipa como de “varios cfrculos y la masa’ opinando que parte del triunfo podria obtenerse "mediante la ad quisicidn de las masas", y esto posibiliraria que la eandidatura Par do se “pondré mejor cuando se quiera obrar en las masas para lo que nunca es tarde"! Pero quien nos puede permitir adentrarnos mejor al mundo del capitulerismo es la arequipefia Hipolita Castillo, activista politica, que tenia valiosos contactos y “amigos del pueblo”. De la lectura de su interesante correspondencia con Pardo, podemos lograr una aproximacién al fascinante mundo del activismo politico barrial Hipolita Castillo, establece relacién con Pardo debido a la amistad de éste con el compadre de dotia Hipdlita, ni mas ni menos que el coronel Mariano Ignacio Prado. Su relacidn estrecha con gente de los barrios y con los gobernadores de los pueblos de Arequipa le da la autoridad de sugerit a Parco una organizacién barrial sumamen- te novedosa"". La ted de informantes que posee dona Hipdlita, quien a veces pide escribir con nombre supuesto, le permiten man- tener al candidato limeno informado no sélo de la actividad barrial: “hay cuarteles en varios barrios", y de la persecucién de la que era Ppa oon ogg oped o>aaueyy epusues, upd 4D) se 2p vougy ua oF spoug ont] Fane ‘saqeaio3 ‘opetoqy ounsany orstof 162 q 5 ssusigopouarur auady | easpouanoearon etnbay ESTAMPILLAS ¥ VOTOS ESTAMPILLAS Y VOTOS ‘prune prom ct “pram ¢ pian 19 pun pn zr pun g¢ ‘ated sopeurpaeacy eisamy inboued suseig, eousuened>p 9 compos emmboured ayu381g (otgt-ziat) edinbory 2p 015971) ,opaeg [PRUE © SERINE, “UOIDHRY ef ap pUBUAN Oanaay saIMaNy, opetony pdorunut opeajdirg osc sive ua krgpae/opepts3ey 9181-9981 cus-tet Us Sz8I-9981 ear mary unig tinbany omnia, ogg ops cues iny mary sung, rinbory rdinbaay sop sea ous 06 aA onfoqng ss ——— ae mM op sah pol oxquen 29f "0194 oapruy 90" one OPS onmouet pag 3 prom "97 pepe ‘S190 PON, 20 seh moO ontaig ‘oussoyy, 166 ESTAMPILLAS ¥ VOTOS Bibliografia ANDERSON, Benedice 1983 Imaginet Communities. 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Los 10.500 partidarios y simpatizantes de la asoctacidn politica, comandada por Pardo, organizados a la manera romana, en decenas y cente- nas, y portando la dificil consigna del “silencio absoluto”, habian impuesto su disciplinada presencia en los escenarios publicos limefios!. Resultaba obvio que el silencio que se cerni saibitamen- te sobre la bulliciosa Lima aquella mafiana invernal de agosto ha- blaba por mil palabras. La finalidad del mismo era desafiar abier- tamente a las tradicionales formas de ocupacién violenta de los cespacios pablicos nacionales'. E 27 de agosto de 1871, Manuel Pardo, candidato a la presi ‘Once meses después de Ia misiva de Pardo y en el climax de una ‘campatia electoral que exhibié su punto més dlgido en el asesinaro del presidente salience, José Balta, Lima proyects una imagen de barbarie” y de violencia que desdijo palmariamente los comenta- rios optimistas del candidato civilista. En efecto, para fines de julio de 1872 era inocultable, para propios y extrafios, que en una reac- + Poncneia presniada en ln Conferenci do Lain American Studies Association, Was ington (27-30 de satiombre de 1995), 1 Carmen Ae Evoy. Un proyseto nacional cn siglo XIX. Manuct Pardo y su viibn del Peri BUC, Fondo Estria, Lima, 1994, pp. 81-82 2 Parte del material discutido en eta ponenciacorresponde al primer y segundo capitulo demi disertacton doctoral "La wpa republicana: seals reldades onl formacion dela eultarapoltien peruana”, Unversity of Calforia, San Diego. 1995 170 CIVILIZANDO CALLES, CREANDO CIUDADANOS cin inesperada ante el asesinato de Balta, decenas de miles de per- sonas habfan tomado violentamente el control absoluto de la ciu- dad’. Las “hordas salvajes” de Lima, como las denoming un diario chileno, a las cuales se les imputs incluso actos de canibalismo, no sélo impusieron por easi 24 horas su forma peculiar de ocupar los espacios publicos', sino que en una acticud desafiance a la dirigencia civilista, se negaron a devolver su trofeo més preciado, los cadave- res mutilados de los asesinos de Balta, los tristemente célebres her- manos Gutiérrez. Las imagenes de “civilidad” y de “barbarie", 0 de “verdadero pueblo” “bajo pueblo”, como muchos testigos lo percibieron, confluyeron de manera conflictiva durante la campasia electoral de 1871-72. Asi mientras que para algunos comentaristas la toma de las calles de Lima del 26 y 27 de julio, que defints, sin proponérselo, el triun- fo civilisca, habfa hecho emerger a la superficie el rostro civilizado de una ciudad que pugnaba por ordenar sus espacios publicos; para los menos optimistas la caida del balrismo y el desborde social que le sucedié hizo salir a flote el lado oscuro de una ciudad poblada de contradicciones y de violencia. Fue por la anterior ambivalencia conceptual que en la disputa entre representaciones y simbolos antagdnicos de julio de 1872, surgieron junto con las imagenes del “protesor de calculo de Guadalupe”, “el ciudadano conocido y po- pular”, que infilers los cuarteles rebeldes en medio de las rabonas, el “médico generoso”, que atendid a los heridos de “las barricad: las del “populacho de Lima”, los “tostadores de carne human: “las hordas salvajes” entregadas a actos de antropofagia y de barba- rie. En efecto, durante ef desborde social que sucedis a la caida de Bala una confusa y ambivalente identidad politica urbana fue puesta cde manifiesto en el discurso de comentaristas y testigos'.. 4 Para ete punto ver especialmente: Margarita Ciesecke, Masa wana ytcelin sl histona: gope Estado cn Lina 1872, CEDHIP, Lima, 1978 4 Para el dari La Pati el 27 de lio de 1872 cron 80.00 personas ls qu seuporon las elles de Lima. Ono texiga, el cinsal argentino Gregorio Escarde menciond 70000. Gregrio Ercan "Cartas desde Lima a Flix Friat”on Revista dels Bibote= ca Nacional, 1960, TV, No. 22 5 Para este punto» pare mucho de mi aniisis posterior me ha sido de gran liad trabajo inedio de Luts Jochamowits"Crénicaseapileras:elecionet¥revuetes en kt ‘iconsin del cillomo, 197-1478", mamiserin CIVILIZANDO CALLES, CREANDO CIUDADANOS im Este ensayo tiene por finalidad examinar eémo durante la campana clectoral de 1871-72, emergieron en el Peru criterios divergentes de organizacion y definicién de los espacios publicos urbanos nacio- rales, Asi, mientras por un lado la combativa prédica civilista, que acid como respuesta al proceso de desinregracién politica, econd- mica y social de la temprana década de los serenta, propugné el ordenamiento de los espacios pablicos y la reocupacidn de los mis- mos por “los decentes"; por el otro, formas tradicionales y popula: res de ocupacién violenta de las calles, nutridas al fragor de las luchas politicas y la galopante crisis socio-econdmica que antece di6 al derrumbe del modelo guanero, pugnaron por no perder su presencia activa en los escenatios citadinos Asimismo, cabe anotar que en el proyecto civico-republicano, en- cabezado por Manuel Pardo, Lima no slo se erigié en articuladora de una politica nacional cohesionadora, posicién que intentaba remontar los quiebres ideol6gicos y regionals tradicionales -pugnas centre liberales y conservadores, antagonismos norte-sur- sino que la capital de la Republica asumié la fundamental tarea de organizar nuevos mecanismos de control politico-social. Dentro del contex: to anterior la tarea de colaborar en el surgimiento del ciudadano republicano, estuvo intimamente ligada a la necesidad vital de que aquél ocupara los espacios publicos controlados por “las plebes"* La patadoja de la nueva alternativa politica propuesta por el civilismo, fue que se sirvié para fines de una campafia electoral intensamente disputada, de esas mismas “plebes" desbordadas que intentaba desplazar de las calles. La fragilidad estructural del gru- po portador del discurso cfvico-republicano y la necesidad de ejer- cet presin publica contra un régimen que se negaba a ceder el poder, provocs la confusa situacién de hacer convivir dentro de las tiendas civilistas, de manera conflictiva y hasta cierto punto esquizofréniea, dispares nociones de movilizacién y de organiza- cidn politica’. Es por lo anterior que no resulta casual que en el 6 Me Ew. “La pia rpublicana.” cap 7 Para wn acercamienoexpecifico a este punto viase Me Evy, “Estampllasy woos: ef rol dl coreo poco enna campata electoral decimoninica” en Viste, Vo. XVI, Nat Lima, julio de 1994 12 CIVILIZANDO CALLE: REANDO C DADANOS epflogo de la campatia electoral de 1871-72, ademas de emerger la constante € ittesuelta dicotomfa plebe-ciudadanos, fuera el accio: nar violento y descontrolado de los primeros el que definid el triunfo de los segundos. El ensayo ha sido dividido en tres partes. En la primera daremos cuenta de la situacidn social, politica y econémica que antecedié al surgimiento del movimiento civilista, haciendo especial hincapié en sefialar la pérdida de control sobre los espacios piiblicos que estaban experimentando “los decentes”. En la segunda nos apror maremos al modelo electoral castllista, poniendo en evidencta cier- tas caracteristicas plebeyas del mismo. La descripcién del func! rnamiento del club electoral nos permitird mostrar, por ejemplo, como las maquinarias politicas electorales urbanas estaban en ma- nos de los “capituleros” y de las “plebes asalariadas’. La situacisn anterior provocd el alejamiento de “los decentes" de la arena poli- tica. Asf, para importantes miembros de las elites y de los grupos , econémicos ¢ intelectuales, limefios y provincianos, la ac- tividad politica especialmente la electoral no sélo habia sido con- vertida, en aras de ritualizar el sistema autoritario inaugurado por Castilla, en una farsa con ribetes tragicémicos, sino que era por definicién “un oficio de negros” y de marginales. En la tercera parte del trabajo pondremos en evidencia cémo la prédica ideol6- gica y los mecanismos organizativos del civilismo, lograron sacar de su indiferencia y pasividad a un sector representativo de los “notables” y “decentes” nacionales. Finalmente, en las conclusiones intentaremos evidenciar ciertas contradicciones internas del modelo eivico-republicano, mostran- do como el triunfo electoral de 1872 mas que deberse ala difusién ‘masiva del mensaje ciudadano 0 a un eficiente control por parte de los contingentes civilistas sobre los espacios pablicos que se busca- ba civilizar, tuvo como razin determinante una compleja conver gencia de acontecimientos histéricos en donde las temidas “plebes” desempefiaron, paradéjicamente, un papel decisivo 1. Ciudades peligrosas Para fines de la década de los sesenta e inicios de los setenta ciertas calles de Lima se habfan convertido en lugares poco recomendables CIVILIZANDO CALLES, CREANDO CIUDADANOS. 173 para el trinsito de “los decentes". Si bien es cierto los asesinatos, como el sonado crimen Gallagher de 18715, constitufan eventos esporédicos en la capital peruana, la vagancia y el robo eran las modalidades delictivas que més amenazaban la seguridad de los limefios. “Ast, vagos y ladrones mantenian arareada a la policfa y a los tribunales de justicia, quienes derivaban la solucién del com- plejo problema a un ineficaz sistema carcelario, Sin embargo, a pesar de que los robos se suct dia a dia era la vagancia la que tenia especialmente preocupada a la intelectualidad lime’. Para Manuel Atanasio Fuentes, publicista, abogado de renombre y au- tor de un pioneto estudio estadistico, las “vidas errantes, ociosas y aventureras” de los vagos constitufan una amenaza incesante con- tra el “orden social” urbano!”. El recurso de enrolar a los vagos en el gjército y la marina no estaba prescrito por la ley, pero era utilizado por las autoridades encarga- das de desahogar las abarrotadas cérceles. Lo anterior se debia a que habjan sujetos que renian de 10 a 12 arrestos por vagancia y si se les aplicaba el reglamento vigente desde 1846, slo podian ser detenidos por 24 horas. La incapacidad de las autoridades y de las sucesivas legislaciones de lidiar de manera efectiva con el endémico problema de los vagos, determind que la sociedad civil ensayars sus propios mecanismos de proteccién. Ast, estar debidamente informados sobre las zonas peligrosas de la ciudad se constituys en una de las alternativas. La tarea de alertar a la comunidad era ejercida por los redactores de los perisdico citadinos. Para un ané- nimo redactor de El Comercio, por ejemplo, no era del todo reco- mendable transitar por los portales de la Plaza de Armas, la plaza de el teatro y Acho. Dichos lugares, "plagados", en sus palabras, 8 ELComercio, 28 de stiombre de 1871 9 Manuel Atanaso Fuenes, Estadistica genera dc Lira, Lima, 1888, pp. 608-611 y Lima: apunte histrcos, deseriptivosestadisios d= costumbres, Pars, 1866-67. Para wn ‘ndlse del codigo pena de eos at on tomo ala vagancia date Jess Garcia, Colee- ‘in de eyes, decreas, resluioncsy roglamentns Imprena del Evade, Lima, 1908 ‘Para opiniones sobre el tema ver Manuel Pardo "Cidigo penal’ vagancia™ en Revista (6 Lie, 71, Lima, 1861 pp. 103-110 10 Manuel Fuentes Auanasio, Diesionaio de juisprudneia y legislcién peruana, Pari, Volumen It 698. 174 CIVILIZANDO CALLES, CREANDO. DADANOS por *hordas de mendigos” exhibiendo “Ilagas, heridas y mutilaciones" constituian uno de los focos mas violentos y peligrosos de la ci dod"! La presencia en las inmediaciones de la capital peruana de una poblacién flotante y marginal agudizaba el problema de desborde social anteriormente descrito. La amenaza que para el orden urba- no significaban los casi 20.000 peones ferrocarrileros chilenos esta- cionados en los campamentos adyacentes a Lima, la presencia crt ciente de innumerables “coolies chinos", los cientos de “indefini dos” del ejército y un nada despreciable contingente de delincuen- tes nacionales y extranjeros presions a las autoridades limenas a eexigir nuevamente la boleta de ocupacién. La misma, implantada ppara mantener en los valles a la servidumbre china, era una suerte de salvoconducto que permitia al gobierno ejercer cierto control sobre los flujos de poblacién que se movilizaban entre una metré- poli que cobijaba una poblacién multigtnica de 120.000 habitan- tes". La rigides de los controles citadinos, bisicamente entre Lima y su campafia, se debian a que el diltimo escenario de la delincuencia urbana era el campo. Los alrededores de Lima, desde Lurin hasta Chillén, eran el escenario de un bandolerismo endémico que pare- «fa haber existido desde siempre!'. El bandolero llevaba una vida aagreste, pero muchos de ellos provenian de la ciudad y a veces cuando los controles urbanos se rompfan, volvian a irrumpir vio- lentamente en ella. Ese fue el caso, por ejemplo, del reo Matias Luque, dos veces préfugo de las casamatas del Callao, refugiado en fos montes y recapturado en Lima cuando intentaba volver a in sresar, aprovechando los desérdenes de julio de 1872". 11 Comercio, 31 de marzo de 1471 12 Para ta reimposicion de la bole de oeypactin ver E Comercio, 28 de enero de 1871 ‘Para un acercamiento ata poblacin mona y as composicion mica véane Direction ‘General Estadistica Resumen del cen genral de 1876, Lima, 1898 13 Carlos Aguirre y Charles Waler Ede, Bandoleos, abigeosy montnetos:criinaida y ioleneia en el Pei. sigs XIX y XX Imo de dpoye Agraria, Lama, 1990, 14 1 Nacional, 10 de maya y9 de agosto de 1872 CIVILIZANDO CALLE: CREANDO CIUDADANOS. 175 Lima no estaba sola en sus afanes de controlar un desorden que Por momentos la desbordaba. Arequipa, Lambayeque y los pute: blos de Ia Linea a La Oroya, la region de Tarapaca y Pisagua eran lugares amenazados, tambign, por una poblacicn flotante o recién instalada. La misma llegaba atraida por mejores salarios 0 por las Pposibilidades de hacer dinero facil. En el caso de las zonas saiteeras los intereses en pugna sitvieron para agravar la inestabilidad en que vivia la regién. Iquique por ejemplo, puerto suresio de 10.000 hhabitantes por donde se exportaba el preciado salitre, era tenido para inicios de 1871, como una ciudad “sin ley y sin Dios". Los delitos y desmanes cotidianos, la constante incautacién de. armas de fuego y pufales y su “activa” vida carcelaria, en donde el apifia- miento de reos esperando juicio era pan de cada dia, colocaban a Iquique en la poco envidiable posicién de ser una de las ciudades rs peligrosas del pais, El desborde social urbano, evidenciado en el inocultable incremento de la vagancia y de la delincuencia, no sélo en Lima sino en impor- tantes centtos urbanos de la Republica, constituys el punto de Partida para el diagnéstico y las drésticas propuestas que un grupo de intelectuales capitalinos hicieron en torno a la situacién pera. na’. Para muchos de dichos intelectuales la solucién al endémico desorden urbano -punta del iceberg de un problema socio econo mico mayor-, slo podria lograrse mediante la construceién de ba- ss institucionales sdlidas capaces de reconstruir a un Estado que se derrumbaba a pasos agigantados y que, por lo mismo, dia m dia perdfa presencia activa en lugares estratégicas de la Republica”. Si bien es cierto, el Estado peruano nunca se caracteri2o por exhibit tina presencia fuerte a lo largo del territorio nacional, las decadas de 1860 y 1870 presenciaron una peligrosa y generalisada fragmen- tacién politica, La “gangrena social” que en palabras de un andni- 415 Archivo Genera del Nain: Cats Manus Pardo en adelante AGN-CMP). un ata 10221-1450 y Mariano Mendiabal, D2 26-7687, 16 Para extepunto vr: Paul Gootenbor,imagiaing Devclopicn. Economic sain Peru's “Fititous Prosperity" of Guano, 1840-840, Universiy of Caforna Press Cofornn 1998, 17 Me Evo, "La wopia republicona..”, Cap. 176 CIVILIZANDO CALLES, CREANDO CIUDADANOS, ‘mo testigo tryjillano, carcomiaal cuerpo nacional y que podia desem- bocar, segtin el mismo, en una inmanejable “Comune del Pert" guardaba intima relacién con la crisis del baltismo, heredero epigonal del orden politico que, algunas décadas atras logrs impor ner el general Ramon Castilla El “orden castillista", nutrido por las ingentes cantidades de dinero generado por la economia guanera, legitimado por una ideologia corporativista formulada por el sacerdote Bartolomé Herrera y or- ganizado a partir de una compleja y atin desconocida red de rela- iones establecidas entre Castilla y los jefes politicos provincianos, comenz6 a hacer crisis definitiva a inicios de la década de 1860. La crisis estructural del “orden castilista” ademas de traer a la palestra la inocultable “cuestién social”, una compleja agenda de problemas turbanos, entre los que destacaban en estrecha relaciin la destrue- cién del aparato productivo nacional, los ciclos inflacionarios, el desbarajuste presupuestario y los problemas experimentados por tuna poblacién en crecimiento, puso sobre el tapete el inminente peligro de los autonomismos provincianos. En efecto, la “rebelién de Huancané” de 1867, en la cual cientos de in jigenas fueron im- ppunemente asesinados, no sslo evidenci el desacato de los eaudi llos provincianos frente a las directivas del Congreso limefio, sino que alerts de manera grafica sobre los peligros que la generaliza- cin de este tipo de actitudes podia tener sobre el cuerpo nacio- nal, La amenaza mayor era, como lo esbons claramente un perio- dita de El Comercio, que “la Replica” quedara “educida tan slo ala costa", Huancané dio la campanada de alarma a muchos intelectuales limefios sobre los peligros que para la buena marcha del pais, podia traer la continuacién del desgastado modelo castillista””. Cuando. las areas fiscales que nutrian al mismo se empezaron ha agotar era 18 AGN. CNT: Andaim, Trail 6 de octubre de 18721243), 19. Me Evoy. “La wopiarepublicana..”, Cap. tt 207 El Comercia, 11 de mayo de 1867 21 Manu! Pardo, Algunss cucstiones sociales eo Yona fs distubios cn Huaneand. Jw: prenta Monroe, Lina, 1867, CIVILIZANDO CALLES, CREANDO CIUDADANOS 177 el momento de sacar de su pasividad a los “verdaderos ciudadanos” encargados de cambiar las viejas reglas de juego. Il. Ciudadanos indiferentes E] 29 de mayo de 1871, con motivo de la instalacién de la junta provincial civilista, Manuel Pardo hizo un llamado especial a todos los hombres que “no vivian de la politica ni en la politica’, con la finalidad de que abandonaran su tradicional pasividad y eolabora- ran en “reestablecer la Republica” sobre “su verdadero eje de grave: dad”, De lo que se trataba, bisicamente, era de convencer y motivar a un sector independiente del electorado nacional a parti- cipar activamente en la campatia presidencial de 1871-72. La insis tencia de Pardo no era casual. Importantes sectores de las elites ‘econdmicas e intelectuales del pais habian manifestado constante- mente sus reservas de tomar parte en una actividad que era con- siderada esencialmente como un “oficio de negros™". El desinterés y desprecio de los “decentes” por participar activa- mente en la politica, especialmente en las campafas electorales, venia de antano. Ya en 1851 el Dean Valdivia, analizando las clecciones de ese afio, se referfa con preocupacién a la ausencia de “decentes” en las reuniones pablicas y la masiva irrupcién en la arena politica de un elemento social poco conocido hasta la fecha, “la plebe".* Valdivia no estaba equivocado. A partir de la campa” fia electoral de 1851, que sent6 “la coreografia y la escenografia" de las campafias electorales por venir, la “plebe asalariada” empeas a jugar un papel preponderante en los escenarios publicos del pais" 22, Manuel Pardo. “Discurso en la ntalacion de la junta provincial cvita™ en Bl Co- ‘merco, 30 de mayo de 1871. Para wn acreaminto a le campata electoral ver: Mc Evo, Un proyecto nacional. pp. 285-306, 25 Para camemarios sobre el “capialerismo” véase Manuel Atanasio Fuentes, Aleazos ts 25 Peter Fritzsche, Reading Bertin 1900, Harvard University Press, Mastachusrets and Landon, 1998, po. 31-86 24. Bl poeaje dela modernidad ex para Berman el de lax miguinas vapor, ls fabricar ‘tutmattzadas, lor frocarres, ar zonas industrials, an ciudades que crecen de (a face a la malana, fos peridicos diario, las welégrajs y las telifonas El proceso (Gebietes estador naclonols fuerte: yregado wctinocionm de Captales ‘mavimienos sociales contesttaros ue luchan contra la madernisacion desde abajo {Er escenario imernacional que srve de marco al proceso ex un mercado mundial que 8 fexpande Estes capac del crecimiento mar espectacular ala vez que de a devastaciin imas termible. Culguiercoras menas la de prover solide: y esiabiidad a os actors Iistircas Los modernists atacan ete escenario con tdat out urea, sn embargo, todos sienion sraidos por las potilidader gue el mmoles ofece. Berman, op. pls. ENTRE LA NOSTALGIA Y EL ESCANDALO 259 ratorio en el que se evidenciaron los cambios, que ka expansién del capitalismo estaba provocando en las zonas urbanas del pats. Cabe recordar que durante los aftos en que Valdelomar ejercié sus acti- vidades literarias, la Hamada “Reptblica Aristocrética’, la moder- nizacién fisica de Lima empezd a hacerse muy notoria®. La reno- vacion de los servicios basicos como agua, desagie, alumbrado piiblico eléctrico™ y transporte fue paralela al crecimiento demo- grifico de la capital peruana. Entre 1897 a 1920 Lima aumenté su poblacidn de 120.276 habitantes a 203.381. Compaiias urbaniza- doras como la Urbana La Victoria y la Nacional La Cerdmica se aventuraron en crear las primeras urbanizaciones en terrenos bal- dios al interior del casco urbano, asf como en huertas y chacras ubicadas fuera del limite de las murallas. De esta manera la ciudad quebré definitivamente los limites de su trazado colonial” En 1906 el gobierno de José Pardo inauguré el tranvia con siete rutas que conecté a los diversos barrios de la ciudad. Un aio antes el hijo del fundador del Partido Civil develé el monumento a Fran- cisco Bolognesi realizado por el artista cataldn Mariano Querol, el ‘que sirvi6 de eje para la amplia Plaza Bolognesi. En 1908 3e realiza- ron los primeros ensayos dle telegrafia inakimbrica, En 1909 el automévil hizo su aparicién oficial en el Parque de la Exposicisn. Aunque ya para 1905, el doctor Ricardo Flores loges sorprender a los limefios manejando el primer modelo que circuls por el pa En setiembre de 1910 la hazafia de Jorge Chavez de cruzar los Al- pes europeos, volando en un pequefio monoplano a mis de dos mil metros de altura, cautivé la imaginacién de los peruanos. Asim imo, el reléfono que llegé en 1888, transforms radicalmente la ma- rnera en que éstos se comunicaban. El impacto del cinematégrafo, inaugurado en 1897 por Piérola, répidamente se convirtié en una fabriea de fantasias y de suefios y en un “peligroso Olimpo de dei- dades y de estrellas inalcanzables", alters a no dudarlo la percep- 25 "Le Repiblia Arisoertea” trmino acuialo por Jorge Basar comprene los aos cre 195 9 1919 26 Para ese punto ver Giovani Bonfigho, Historia el clecticidad on Lima. Noventa os ‘detmodemidad, Misco de a Blecrcidad. Eecolima, Lima, 1997, 27 ldo Panik, “Urbantaciéntemprana de Lima, 1533-1900" en o. cit, pp. 34-38 260 ENTRE LA NOSTALGIA Y EL ESCANDALO cién y el gusto de los habitantes de Lima*. Dicho cambio en el mundo de las percepciones provocd nuevas enfermedades “moder- nas", la neurastenia uno de las ms populares”. Los escaparates de los almacenes, el Harth uno de ellos, apuntaron a estimular el consumo de sectores sociales que, debido a la bonan- za econémica provocada por la actividad exportadora, empezaron a dejar atras los penows afios que sucedieron a la Guerra del Pact- fico”. La expansidn urbana desbordé los caudales de la sociedad tradicional. Dentro del contexto anterior, uno de acelerados cam- bios socio-econdmicos, el nuevo rico y el aristécrata venido a me- ‘nos se confundieron en el Palais Concert, en el jardin Estrasburgo, 28 Ricardo Gonads Vii op. cit. ol. p. 732. Para a inftuencadel ine ent ereacin ‘deunasenibiidad moderna, Véase Leo Sharpay ond Vanessa Schwarts Cet a0 the vention of Mader Life, University of Clioria Pres, Calformi, 1895 29 “-lavorigine de esa vida fbr que mo enferma,b elecricidad que venus metres ‘erviongrodualmene el ilfono que genera rasiornas mena le mareantecofastn sd os ontoméviles gue pasanraudos com el grit walante dels hocinas tad va endo sermen fecundo de la newraiteia.. Un nerasnico fue el cia de ane ayer, Un ‘earastinico vulgar." José Carloe Mardtga. Eseras juveniles (Is cud pled, Alberto Taur, camp. Biblioteca Amaia, Lima, 1991.7 fh p 238 430. La comoidaciin del modelo cxportador feo elemento que dnami la vids econémica ‘del pais, Entre 1905 y 1915 lax esportaciones peradnaseretern oun 47396" La produectin de axicar:algodén. goma, minerals Tana, aconed 33 millones de Libros Enerlnas ef quinquenio 1908-1912. La plate dup su produccion entre 1003 1817 yelalgodinalcan en 1900 as 7000 toneladan, La expontion comdmicaperuans extn relaionada con ls peneraciin de capa nartcomericano que Wr desplasat ‘al capial inglés. Las nervioncs norteamericgnae en miner, ugculteat iosine ‘eatl, lograron capturar y monopolizar las reas vinculadas alas principales ‘xpornaciones actonaler A nivel industrial la mas podersa fe lo tex La m ‘praductora de tocayos, nas, catmires tla de lgodan, legs « contar con 1.08 lelares en Lima. Otros indsiriasImporiantes cro lode ates. seb, fabom, elas ‘Fiore, calzado, gilts, bebidas de todo ipo, mules, camisas ropa terior, Vee ‘Peter Klaren, Modemization, Dislocation and Apis: Ongins of the Peruvian Apes Par, 1870-1932, Austin Universiy Press, ust, 1973; Wiliam Bolinger The Rise of the Unite Sates influence inthe Peruvian Economy, 1869-1921, Master Thee, Universi 9f California, 1971: Revemary Thorp y Geoffrey Bertham, era 1890-1877 crecimiento 4 polities en una economia abirta, Mosca Azul Etre, Friedrich Ebert. Lima, 1983 “orge Basadr, Historia del Replica, Editorial Unversara, Lima, 1983, Vl. pp 177-182; Sti, 0p. ct, pp. 3436. Para la relacin eve consumo 9 modernidad vr tzabetk Wilson, Adorned in Dreams: Fashion and Modernity, Universi’ of Calforma Pres, Berkeley, 1987 ENTRE LA NOSTALGIA Y EL ESCANDALO 261 en el jirén de la Unién, en los bafios de Chorrillos y de La Punta, en el restaurante del Parque Zool6gico y en la Universidad” La modernizacién de-Lima era para algunos como Pedro Davalos y Lissén una suerte de espejismo. Asf, en el libro en que realiz6 un balance de la primera centuria de nuestra vida nacional y que pu- blieé en 1919, Dévalos mostxé lo artificial del proceso modernizador que hemos venido analizando hasta el momento. Cualquier viaje- ro que arribase al Callao, el primer puerto de la Republica, se tro- pezaria, segin Davalos, “con una ciudad sudamericana de tereero © cuarto orden, a juzgar por los raquiticos y desmochados drboles” que adomaban su calzada, “por lo polvoroso 0 enlodado de ell por su falta de pavimento ¥ por lo churrigueresco, ligero y pobre de sus construcciones”. Al llegar a la capital peruana el imaginario viajero descubriia que no existia “una sola calle en Lima” que tu viera buen piso, ¢ incluso la Plaza de Armas que exhiba la peor de todas las calzadas era un permanente “foco de infeceién”, no te- niendo “un pie cuadrado” que no estuviera roto o con baches. Su mayor critica era a las Empresas Eléctricas por su “destruccién sis- temitica y continua’ de las calzadas capitalinas. Lima no sélo te- nia problemas de pavimentaciGn sino también de agua y desagie. En numerosos hogares, afirmaba Davalos, se necesital de 0a ‘60 minutos para llenar una bafera y en otros quién quisiera batiar- se sélo podia hacerlo “de doce de la noche a seis de la mafiana”, por ser las Ginicas horas en que los eafios no “estaban secos™. ‘Era evidente, segin el relato de Davalos que, a pesar de sus esfuerzos, a Lima le faltaba un largo trecho para llegar a la tan ansiada moder- Las contradicciones en los aspectos urbanos, la tugurizacién y el alto grado de mortalidad por tuberculosis en la capital /peruana por ejemplo", fueron tan sélo un palido reflejo de 31. Dani Parker, "Los pobre de clase mea: exile de vida, consumo € iden en na ua tradicional” en Panfchi 0. ep 173 32. Pedro Divalory Liss, La primera cenuri:causs googrifiss, policasy cconémicas| Sue han detenio el progsso moral y mater del Prt en cl primer siglo desu vida independiente, 7: Lib e inp. Gil. Lima, 1919, pp 4206430, 35, Pera el problema dela tugurizacionen Lima ver Santiago Basurcoy Leonidas Avendato, jnforme emitdo por la comision encargada de estudiar las condiciones sanitaras de {as casas de vecidad de Lim, primera parte" en Peri, Ministerio de Fomento Dirceetn 262. ENTRE LA NOSTALGIA Y EL ESCANDALO las que ocurrian, como veremos mis adelante, en el seno de la sociedad, de la politica y de la economia del pais”. Uno de los fenémenos de la modernidad es que durante dicho proceso se produce el intento de liberar al artista de las impurezas y , vulgaridades de la vida moderna. Asi, muchos artistas han agrade- cido al proceso de modernizacién por haber establecido la autono- mia y la dignidad necesaria que sus vocaciones requieren. El surgi- miento de un mercado de consumidores del producto cultural fa- bricado por el artista moderno, le permite a éste no sélo lograr una mayor auronomia econémica frente al patronazgo estatal o al de las elites tradicionales, sino el adquirit un prestigio social del que carecia'', El caso del escritor César Falcén, posterior animador del socialismo peruano, quién en palabras de Luis Alberto Since: “nace pobre y conquista Lima a base de inteligencia y talento” o el de Augusto Aguirre Morales quién, en sus palabras, logré forjarse un espacio a punta de su esfuerzo personal es representativo de esta nueva tendencia inaugurada durante los afios de la “Republica Aris- tocritica”". Dentro del contexto anterior, cabe anotar como Valdelomar empieza a firmar como “El Conde de Lemos”, una re- mminiscencia de la aristocracia del saber propuesta por Bartolomé Herrera en el siglo XIX, luego que consolida su fama como escritor popular. Asi, la nobleza de Valdelomar en ver de estar relaciona- da a origenes familiares reconocidos, provino de sus propios mé dy de Salubridad, Boletin, 3:4, Lima, 1907. Para un anélisis de la mortal ‘xtancamionio demograico em el pais: Davalos» Lisa, on. p 406, 34. Bl caso de Lima, uno de una sensbildad moderna in una vendadera moderizaciin ‘conimicsy politica, puede ser comparable al caso de San Petsburgo analtsado por Berman. ov op it pp. 175-288. 435 Para um anilss del elacion entre la moderidad y oe esrtoresfoncess ver César GGraia, Modernity ands Disconcns: French Society and tha French ban of Ustersin the XIXth Contry. Harper New York, 1967 36 Sanchez. La literatura poruna., Yo IV pp, 1326-1327. Aguirre Morales anti en su ralogo.a El pueblo devo: "No me prescupé nunca de que me hiciesen Deca hacerme 0, pacient, laboriosamente". gusto wire Morals, El pusblo del so, Iprenta Torres Aguire, Lima, 1927 Cabe anor sin embargo, que extern otis muchos sertors, como José Felix dela Puente quien “arriba sm cetar pro los originales {Te quedaban en ta gaveta (ragedia comin a muchos ecrtres del Pers) a espera de tavelior que munca logabs” Sanches, ibid p- 1324 eemertneenernsten ENTRE LA NOSTALGIA Y EL ESCANDALO 263 tos intelectuales". Valdelomar representa los deseos y aspiracio- nes de una clase media socializada en el discurso republicano decimonsnico. Este proclamé en su versién temprana, las posibi- lidades de movilidad social a través de la educacién y el trabajo, Sin embargo, ante, el evidente fracaso del proyecto original, una versiGn bastarda del ideal republicano promovié otra alternativa mds prosaica. La simulacién, es decir, el habitar en el mundo de las apariencias, que como el de las alles limefias descrita por Lisson enmascaraban baches sociales y culturales imposibles de ser pavi- mentados, fue ta estrategia llevada a su punto de climax por la mesocracia limefia en el temprano siglo XX. 2. Abraham Valdelomar y los dilemas de la clase media La contradiccién y la ambigliedad son probablemente las palabras {que mejor pueden ayudar a describie la personalidad de Abraham Valdelomar. Zoila Aurora Caceres, en una frase convertida ya en memorable a fuerza de ser repetida en muchas ocasiones, subrays cen un articulo de homenaje publicado en La Prensa en 1920 la existencia de dos Valdelomar: el artista sincero, uno, el bufon con una personalidad ficticia, el otro. Lo que més le llamaba la aten- cin a “Evangelina” era el amaneramiento teatral que el escritor hacia gala, el que convivia con la belleza, con el candor y con la beatitud de su espirieu superior'*.. Tamayo Vargas menciona como detrds del petulante vestir y la mirada displicente de Valdelomar se escondia un “ser triste ¥ provinciano”. Un hombre que fue capaz de crear, debido justamente a esa tensién entre la pose y la reali- dad, “una literatura cargada de humanidad, de recuerdo tiemo y dle gran originalidad””. José Carlos Mariitegui, quién compartio 437 "Las que no debe ou presigio-anotabs Yaldetomar- nia un apelido social. ni # un circu. maw caudal.» 96 han creado wm apelin audal y wna rena ls qt mo ‘han sotctado ni recibido mercedes, y pueden, sin embargo, difpensrlas, los um ‘han inctnad (a frente por um aplaso 9 lohan arrancado porta ocr, silo estos ‘spirits hechos de expeanca, de Fe, de Dolor de Soledad de Energia ten el derecho ‘de ser libres, autSnomos. orgulososy rebeldes”™ Alberta Hidalge, Panoplia lirica “Inprona Fajardo, Lima, 1917, prog p XX 38 La Prensa, | de enero de 1920, 39 Augusto Tamayo Vargas, Biblitea hombres del Peri, Universitaria, Lima, 1966 oye 264 - ENTRE LA NOSTALGIA Y EL ESCANDALO intensas jornadas intelectuales con el "Conde de Lemos”, veia re- uunidas en él todas las cualidades y defectos del mestizo costefio. Valdelomar era, en palabras del Amauta, “un temperamento exce- sivo, que del mas exasperado orgasmo creador cafa en el mis asi- tico y fatalista renunciamiento de todo deseo"®. A Valdelomar le zustaba el placer de escandalizar pero no se oponia al medio. Acep- taba sus valores, queria ser reconocido y dedicé muchas de sus energias para lograr colmar sus ambiciones de movilidad social y de mejoramiento econémico. Aquel “muchacho de rostro moreno y coraz6n inmenso” que Hlegé cargado de suefios al territorio de esa Lima, “beats” con “aima de amanuense” no busc6 hacer una revo- lucién. Su grito fue més bien una forma de obtener reconocimien- to “de pertenecer a ella y encontrar su aprobacién admirativa™ La clave para entender la marcada tendencia hacia el claroscuro® en el alma de un Valdelomar “desordenado, disperso, versétil, im- provisado y un poco incoherente”, estan inscritas en la vida y en la obra del escritor"’. Un nacimiento en una provineia costefia en los aftos de la post-guerra, un padre sin un trabajo fijo, una humil- de casa cuyo “tinico menaje era un forbo que se enredaba en el corral", una familia numerosa que formaba, en palabras del mas célebre de sus miembros, “un grupo unido contra el destino”, una 40) José Carlos Maritegu, Soe eneayos de inerpretacn... 251 41 Esxe puna ha sido analizado cicelenemente por Luis Loaszo, op cit. pp 147-176 [Una gproximaciin semejante amuse tema es Ta provista por Tamayo, op. 8 Vildfoman Obes. (noses de Sanches). 12 Las conrdicciones de Vldelomar que eran, como veremos mis adlante, un refejo de las que tenia la emergcnue case media lo que perteneco, fron periben com? problemiticas por su colega y amigo José Carlos Meriéegs.Ademds de puntalicar (quenocstia "una definicion cercera exact ymda” del are de Valdlomar Mariatégu Inco enidente que ef cuter iqueRo no era para la leranira perana “el hombre mata” «que el momento roqueria. EI mayor abticulo para su definicion de wna idetdad clara ran sus influncias decadentisias La retina de erolioimpresonisia de Valdelomar 7a paral tur aniador del soclliomo peruano, “experiaengozarvluptosament desde la rbera dorada, tos colores ambiguos del erepisculo" El personaismo, ef ‘hedoniemo, nto con la ausencia de wna forma defnida de una poitcay de wna esevela Jiuron para Marétegut los mayore defecos del coloidismo, del que Valelomar fe ‘ahanderado yrepresentani. Maritepu, Site ena... pp. 249-350 45 Tamayo opin que es en ta compeja actin “ene ef reirseyexarse muriend, donde se ota exe cxgeno sentimental que Veldlomar iyectard au obra Tamaya, ope pa ENTRE LA NOSTALGIA Y EL ESCANDALO 265 ‘educacién mediocre junto con una madre “pélida, insormne y des- garrada” que lloraba en silencio por el incierto porvenir de sus hijos, debié de resultar un lugar comuin en el Peri de fines del siglo XIX". El dramstico desclasamiento vivido por su familia fue una situacién que marcé el comportamiento y la obra del joven Valdelomar. Cabe recordar que el padre de Abraham, don Anfiloquio, se vio en 1877, ano del colapso del proyecto mesocratico del Partido Civil, privado de su hacienda familiar por la aplicacién del mayorazgo. En adelante, agorada la pequefia indemnizacién recibida, careceria de dinero y de ocupacién estable*. El trayecto erritico y angustiante seguido por la familia Valdelomar, luego de la Guerra del Pacifico, fue la senda transitada, a lo largo de mas de dos décadas, por la frigil clase media peruana. A pesar de la intensa labor intelectual desempefiada por los secto- tes medios limenios durante los afios que siguieron a la Indepen- dencia -si no hay que recordar la composicién social del Congreso Constituyente de 1822-, es muy poco lo que conocemos sobre la cultura mesocrdtica que fue creciendo a tumbos durante gran parte del siglo XIX*. Aquellos “hombres de clase media” que el liberal y convencionalista Fernando Casés describié en la década de 1850 como “una clase indefinible”, que no tenia un lugar fijo en la socie- dad y que no podia representar “la bourgeoise de Louis Blanc ni de Guizot” fue la convidada de piedra, excepto por unas cuantas oca- siones, en muchas de las jomadas que marcaron el siglo XIX perua- no. Cabe recordar, que en 1872 el movimiento politico la “Socie- 44 ammar,op cit, p10, 45 Para el colapso del chvilismo que mo cgmo una de sus banderas la defense de los Intereses de lax clases medias ver Carmen Me Evey, La wtopa republicana ideale ‘ealdades en lt formacion del eltra politica peruans, PUCR, Fondo Eri, Lama, 1997, Cap. tty 1 Para un acercamienta a la vida de Anfitoquia Vldelomer, "Las Irahajos de Don Anfloguio” en Expres, 28 dejo de 198. 46 Parana ierpretacion en torn ae cultura pica ane suge luo dela Independencia ‘er Carmen Me Evoy "El motin de las palabras: la caida de Bernardo Montcwgudo a {Jona de una cultura police en Lima, 1821-1822 "en Boltin el losis Riva Aero. [No 23, Diciembre, 1996, pp. 49-189 47 Fernando Casi, Para storia del Perk: revoluci de 18S4,Imprent Republicans Ceo, 1854, p. 9. Para etudios solve e rf de las clases medias como consrucoras de ‘tara ver OrvarLafgren, Culare Bullets: A hisoiel Antropogy of Middle Cass 266 ENTRE LA NOSTALGIA Y EL ESCANDALO dad Independencia Electoral", base de lo que més tarde fue el Par tido Civil, descubri la existencia de un mercado politico potencial centre los fragiles sectores medios urbanos de Lima y de las provin cias. El republicanismo moralista, virtuoso ¥ cfvico proclamado por el civilismo, de gran arraigo entte los niicleos artesanales urba- nos, intent rescatar el pensamiento matric de los padres fundad res. Junto con la virtud y el esfuerzo que conducitian a la consec cin de una movilidad social, via la educacisn, el proyecto civilista incidié en relevar y hacer suyo uno de los valores fundamentales de la cultura mesocritica peruana, la decencia, En efecto, el dis- curso que oponfa la cultura decente a la plebeya surgic en un mo- mento de intenso cambio social’, A inicios del siglo XX, las clases medias empezaron a mostrar un rostro mas definido en el espacio de una ciudad que como Lima atravesaba por cambios acelerados. La presencia de la clase media se hizo evidente en el censo de 1908. Una comparacién entre los censos de 1876 y 1908 arroja un incremento en el nimero de abo- gados, ingenieros, doctores, empleados asalariados, maestros, pe. riodistas, estudiantes y pequefios comerciantes. Los empleados asa- lariados pasaron de 950 en 1876 a 6.821 en 1908. Los tenderos crecieron de 845 a 1.382 y los periodistas, entte los que se encon- traba Valdelomar, se multiplicaron casi dies veces". Las filas de la clase media se vio engrosada por la inmigracién, principalmente Lis, Rutgers Universi Pre, New Brunick, 1987 esi de Charles Moré. The ‘Trumph ofthe Mie Classs a Study of European Vales in the XIXGh Century, rtd Pub, Co. Cleveland, 1967. ol mis resene de Peer Gay; op eh. Gay suger i es recesrio entender a una elas eseefen explora ss pastomes 9 Sut preci. ut ‘Cestonamiento su sos los que se encuentra entramadarensu nando ccondmicn ‘polico y social Para Gay “Tas clases medias’, problematcas devde la époce de “aristteles, han sto insuictentement etubadaty tndenciosamentetatads 48 Me Evy, La wopia spblicana... Capinda tt 9 Peri. Direcctin General de Evadltic, Resumen dl cons gens de habtantes et Pe hecho en 1876, Lima 1876: Per. Direceiin General de Estates, Cena dln provincia de Lima, 26 do junio de 190K, Lima, 19/5 Las abogadonpasrom de 182 252: los ngenieros de 85 236; lox dentstas de 14 @ 3%, lo adminisradorespiblicas {4121341575 los mocsts de 253.4 747 os pertolstas de 6466 ov extusantes de 2713 a 645, los tenedores de bros de 104133» fon comoriantes de 3.074a.3232 ENTRE LA NOSTALGIA ¥ EL ESCANDALO 267 italiana, que a partir de fines de siglo empez6 a jugar un papel determinante en la economia del pais En un reciente trabajo sobre las clases medias urbanas limefias, David Parker ha senalado como a partir del siglo XX gran parte de cesta poblacién con pretensiin de “decente” -e incluso mucha gente que goraba de cierta consideracién social- carecfa del ingreso sufi- ciente para Hevar una vida de acuerdo a sus pretensiones. Parker siguiendo la linea trazada por Joaquin Capelo y Jorge Basadre, ha sanalizado cémo para principios de siglo XX el mundo de las apa- siencias empes6 a exhibir una gran importancta entre los sectores mesocraticos limenos". La etapa entre 1900-1919 caracterizad Por un intenso cambio socio-econémico, guarda similitud con la que precedié a la fundacicin del Partido Civil. La importancia del mundo de las apariencias guards relacién, tanto en 1870 como en 1900, con los valores de una cultura de tipo estamental para la cual la pertenencia a una determinada clase social no radicaba en ecimo el individuo se autoidentificaba, sino en la manera como el mismo era percibido por los demas. Es importante subrayar como en 1872, a diferencia de lo que ocurrifa luego de la Guerra del Pacifico, ef sistema tendié a incorporar dentro de una remozada estructura politica a los frigiles sectores medios, temerosos de sulrir el proceso de desclasamiento que la crisis del modelo guanero provoce™. La desaparicién de mecanismos de incorporacién politica, especial- mente para los sectores medios, unida a los intensos cambios socio econdmmicos que sucedieron a la guerra hizo que la tendencia de reducir a La sociedad al campo de los “decentes", por un lado, y al del pueblo, por otto, no sélo se mantuviera hasta entrado el siglo XX sino que se exacerbara, La modernizacidn econémica alters las reglas de juego de la convi- vencia social. En la década de 1890, Pedro Davalos y Lissén advir- {iG como a partir del fin de siglo “el huaico de los improvisados por el dinero” barrié “eon insolencia™ los valores aristocriticos color 50 La inmigracion italiana ha se wabjada por Giovani Bonfiglio, “Los Walia en ‘Lima en Mundo terires..opp. 43-72, 51. Davsd Parker, “Los pobres dela clase medi, ii, pp. 167-171 52 Me Evy, La wopia epublicana.. pp 83-91,

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