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Las escrituras dicen “Si Dios no construye la casa, el trabajo de los constructores es una pérdida de

tiempo”, El gran Creador hizo a la mujer y al hombre, y los hizo el uno para el otro. Ciertamente, Él
sabe más que todos los sicólogos y consejeros matrimoniales sumados, cómo funcionan nuestro
cuerpo y mente y cuál es el mejor modo de relacionarnos dentro del matrimonio. La Santa Biblia
nos dice: “El Eterno Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida,
y fue el hombre un ser viviente” (Génesis 2:7). Y más adelante leemos: “Dijo el Eterno Dios: No es
bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” (v. 18).

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