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Anastasio Caal

Álvaro Ruano
Gerardo Guarán
Victoria Alvarado

Reseña Comunidad Y Estado durante


la Revolución
La política comunal maya en la década de 1944-1954 en
Guatemala
Edgar Esquit1

Es un hecho que en el Estado de Guatemala no hay espacio para todos; aunque


todos estemos bajo el manto camuflado y verde oliva de su “soberanía”. También
es un hecho que el proyecto nacional se reserva el derecho de admisión a quienes
no formen parte de la estética ni de la ética criolla. De esta cuenta tenemos como
resultado un Estado-nación con vestigios coloniales, clasista y monocultural regido
por un único sistema político y jurídico. A la luz de esta nefasta verdad, la
Revolución de 1944 adquiere matices nunca antes vistos.

Esto es precisamente lo que realiza el antropólogo e historiador Edgar Esquit en el


libro gque en breve reseñaremos. Toma como eje las masacres de Patzicía para
entender el marco en el que estaba ocurriendo la Revolución; cuya coyuntura no se
encontraba solamente atravesada por la existencia de clases antagónicas, sino
también por una configuración del poder colonial racializado: indios y ladinos.
Puesto que para aquella época la estructura de segregación colonial entre la
república de españoles y la de indios no había desaparecido. Al contrario, se había
transformado en una sociedad jerarquizada dividida entre blancos-criollos-ladinos
e indios.

1Esquit, E. (2019). Comunidad y Estado durante la Revolución. Política comunal maya en la década de
1944-1954 en Guatemala. Guatemala: Tajaal Ediciones.
Pero antes de abordar la obra de lleno quisiéramos detenernos someramente en el
autor y en el lugar que ocupa este estudio en la ingente producción académica
sobre los diez años de primavera democrática.

El doctor Edgar Esquit es un historiador y antropólogo de ascendencia kaqchikel,


originario del municipio de Patzicía, Chimaltenango. En los primeros años de la
década de 1990 obtiene el título de licenciado en historia por parte de la Escuela de
Historia, USAC. Posteriormente continúa sus estudios en el Centro de
Investigaciones y Estudios Superiores de Antropología Social en Guadalajara,
obteniendo una maestría en antropología social en el año 2002. En el año 2008 se
doctoro en antropología social en el Colegio de Michoacán (Ayala, A. 2019)2.

Fue director del Instituto de Estudios Interétnicos (IDEI) de la Universidad de San


Carlos durante el 2018. Actualmente es investigador titular del mismo instituto en
el área de etnicidad.

Su producción intelectual se centra en los estudios interétnico y lo comunitario en


relación al Estado y al discurso de la historia oficial. En sus investigaciones pone en
relieve la contradicción que existe ente el sistema político occidental anclado al
Estado y los sistemas políticos indígenas cuyo sustrato organizativo es lo comunal.

Ha escrito varios libros en solitario y en coautoría. También ha participado en


diversas revistas de diferentes instituciones. Entre su producción más destacada
podemos mencionar los libros “La superación del indígena: la política de
modernización entre las élites de Comalapa, siglo XX”; “Otros poderes, nuevos
desafíos: relaciones interétnicas en Tecpán y su entorno departamental. 1871-1935”;
“El derecho consuetudinario, la reforma judicial y la implementación de los
Acuerdos de Paz; y la obra que tenemos el gusto de reseñar, “Comunidad y Estado
durante la Revolución. Política comunal maya en la década de 1944-1954 a cargo
de la editorial Tajaal.

Ahora nos parece adecuado posicionar la obra dentro de la producción académica


sobre el tema y destacar los aportes de esta investigación de cara a los debates
antropológicos y a la forma de entender y hacer historia.

2Ayala, A. (2019). Una Conversación Con El Antropólogo Edgar Esquit Choy Autor Del Libro Comunidad
Y Estado Durante La Revolución. 26/10/2019, de Prensa Comunitaria Sitio web:
https://www.prensacomunitaria.org/una-conversacion-con-el-antropologo-edgar-esquit-choy-
autor-del-libro-comunidad-y-estado-durante-la-revolucion/
De manera muy general podemos sostener que la producción intelectual sobre la
primavera democrática gira en torno a las causas y consecuencias de la revolución
sobre el presente y del futuro del Estado; a su carácter democrático-burgués; su
relación con los movimientos sociales de la época; la intervención del imperialismo
y su influencia sobre el quiebre de la revolución; los objetivos gubernamentales; el
papel de la pequeña burguesía en la toma del poder; su vinculación con la teoría
de la dependencia; y la reforma agraria como vínculo de la revolución urbana con
lo rural.

Sin embargo, no existe ningún antecedente, hasta donde las luces nos alcanzan,
sobre la configuración colonial del poder durante la primavera democrática y las
influencias del sistema político indígena sobre la misma. Por ello consideramos
que la obra de Esquit es innovadora en este aspecto.

El aspecto innovador de Esquit consiste en, a diferencia de otros autores, analizar


el “problema del indio” en el proceso constituyente de la primavera democrática y
las implicaciones de esta inclusión/exclusión para el proyecto revolucionario. Por
consiguiente, este enfoque lo lleva a considerar las luchas indígenas autonomistas
basadas en identidades históricas y político-culturales que se habían conformado
desde la comunidad y que suponían una contradicción para los objetivos de los
gobiernos revolucionarios.

Uno de los que más se ha acercado a esta problemática es Sergio Tischler en su


libro “Guatemala 1944: crisis y Revolución. Ocaso y quiebre de una forma estatal”
(2009)3. Sin embargo, el enfoque de Tischler se centra más en entender la forma del
Estado—Estado como finquero colectivo— que abonó y que posibilitó la
revolución. Pese a que hace énfasis en la distinción entre el carácter popular y
coyuntural de ciertos grupos sociales en la revolución, no ahonda más en el papel
de lo comunal y los sistemas políticos mayas durante la primavera democrática.

Quien sí lo hace con un poco de más de profundidad es Luis Cardoza y Aragón en


su obra “Guatemala, las líneas de su mano” (1975)4 en la que ofrece al lector una
geografía social, política y económica de la nación a través de su profundo

3 Tischler, S. (2009). Guatemala 1944: crisis y Revolución. Ocaso y quiebre de una forma estatal.
Guatemala: F&G editores.
4 Cardoza y Aragón, L. (1975). Guatemala. Las líneas de su mano. México: Fondo de Cultura

Económica.
conocimiento sobre la realidad social guatemalteca, haciendo uso tanto de la
historia como de su propia reflexión sobre diversos temas que van desde el
significado de la presencia española hasta la desigualdad de las clases sociales,
pasando por la opresión del pueblo indígena.

Sin embargo, aunque Cardoza y Aragón sí toma en cuenta la opresión del pueblo
indígena y ahonda exhaustivamente sobre el problema indígena durante la
primavera democrática, lo hace desde una perspectiva ladina que muchas veces
cae en el romanticismo, en donde lo “indígena” aparece como el único elemento
realmente “guatemalteco”. Lo cual solo invierte la cuestión monocultural del
Estado.

Por otro lado, Gustavo Murga en el libro titulado “El Estado y los campesinos en
Guatemala durante el período 1944-1951” (1992)5 aborda la relación asimétrica del
campo con la ciudad en la revolución democrática-burguesa. A pesar de que el
autor toca el tema del problema del indio en el proceso constituyente, ofrece
solamente un repaso sobre la cuestión del indígena y los problemas que suscito sin
analizar la configuración del poder racializado durante la década revolucionaria.

La otra vertiente por donde se ha analizado de manera extensa el período de 1944-


1954 es la de las implicaciones de la intervención estadounidense y la lucha anti-
comunista. Como ejemplo más representativo de esta línea de investigación
podemos mencionar “Fruta Amarga. La C.I.A en Guatemala” (1982)6 de Stephen
Schlesinger y Stephen Kinzer. En el libro se relata minuciosamente como se fue
tejiendo la Operación Éxito que le pondría fin a los diez años de democracia en
Guatemala.

Hemos presentado estos ejemplos a modo de que el lector tenga una idea muy
general sobre el enfoque con el que se ha estudiado la primavera democrática.
Sería imposible debido a la ingente cantidad de textos académicos escritos en
relación al período 1944-154 presentar aquí más ejemplos sobre la cuestión. De
cierta forma sería un tanto ocioso, pues el resto de la bibliografía sobre dicho
período es un poco más de lo mismo.

5 Murga, G. (1992). El Estado y los campesinos en Guatemala durante el período 1994-1951.


Guatemala: DIGI.
6 Schlesinger, S. & Kinzar, S. (1982). Fruta amarga. La C.I.A en Guatemala. México: Fondo de

Cultura Económica.
La obra de Esquit, en cambio, se aleja de los enfoques tradicionales y de las líneas
de investigación sobre los diez años de primavera democrática. Por un lado, se
distingue de las demás investigaciones por abordar la acción política comunal
maya ante el proyecto revolucionario desde una perspectiva historiográfica y
antropológica; por el otro, es una de las primeras investigaciones que realiza un
investigador de ascendencia indígena; cuya reflexividad pondrá en evidencia los
errores de interpretación que otras investigaciones han realizado sobre la
territorialidad indígena y sobre la indianidad en el proyecto revolucionario, como
el citado ejemplo de Cardoza y Aragón.

El prólogo de Aura Cumes que comienza desnudando “la masacre de Patzicía” del
22 de octubre de 1944 sirve al lector como muestra de la valorización desigual y
racializada de la vida que se perpetuaría durante los diez años revolucionarios;
conservando con ella la estructura del poder colonial y la división racial y sexual
del trabajo que permitió tratar a los indígenas como seres y cuerpos despojables.

Esquit cuestionará esta condición histórica en el período que abarca 1944-1954. Le


pregunta pues a la historia de la Revolución si alcanzó a exorcizar el racismo y la
configuración del poder colonial. Pues la Revolución, según Esquit, fue una
oportunidad invaluable para todos los guatemaltecos y tenía un reto profundo
para transformar las instituciones, el gobierno, el régimen legal y la sociedad en
general.

En el primer capítulo titulado “Los Mayas en la Formación del Estado moderno


guatemalteco (1871-1944)” el autor aborda la forma que tomó la política comunal a
finales del siglo XIX de la mano de la Constitución Federal de 1824 y la estatal de
1825. Estás política liberales exigían la desintegración de los cuerpos de
autoridades indígenas para pasar a ser parte de la conformación de una
corporación municipal. Esquit nos recuerda que a la postre los mayas fueron
desplazados del control de la municipalidad y del municipio por parte de las
autoridades ladinas.

Así, lentamente los sistemas políticos indígenas empezaron a perder


representatividad dentro del marco de la política estatal, quedando con ella la
municipalidad indígena supeditada a la municipalidad ladina. Lo que conllevo a que
también perdieran el control sobre su territorio, sobre todo después de que se puso
en marcha el censo enfitéutico de las reformas liberales. De esta cuenta fue posible
que los mayas fueran sometidos por los finqueros, la burocracia y por las casa
ladinas.

A pesar del cuestionamiento a esta estructura del poder por parte de líderes
indígenas y desde la comunidad, las reformas liberales dejaron a merced del
aparato estatal a las comunidades indígenas; dando paso a un dispositivo de
control social entre indígenas, el Estado y el resto de la sociedad que mantendría la
estructura del poder colonial: el trabajo forzado.

Este dispositivo doto de una identidad servil al indígena que a la larga instauraría
un sistema de relación social basado en una concepción racializada del poder en
donde el indígena aparecería como naturalmente inferior y por ello apto para el
trabajo forzado. De esta cuenta las «las leyes funcionaron como un sistema
vinculado a las nociones racistas que definían a los indígenas como vagos, gente
indolente y dados a la pereza» (Esquit, 2019, p. 50) que iría configurando una
economía relegada a los criollos y a los ladinos y un proyecto nacional
marcadamente excluyente y paternalista hacia el pueblo indígena.

Es así como las élites ladinas «para mantener sus privilegios, debían establecer un
fuerte control sobre la población y reproducir los discursos sobre el primitivismo de
los indígenas, sobre su carácter belicoso y su propensión a la vagancia» (Esquit, 2019,
p. 51). Esto fue creando un dispositivo de control social y una subjetividad en la
que el indígena es visto como un cuerpo explotable y despojable que posibilitó una
división del trabajo ligada a la diferencia étnica.

En el siguiente capítulo, titulado “Los mayas y la Revolución de 1944”, Esquit se alza


en contra del supuesto quietismo e inmutabilidad de la población maya para
visibilizar las luchas que establecieron las comunidades indígenas de cara al
trabajo forzado, la expropiación de tierras, la exclusión política local, la pobreza y
el racismo que prevalecía a nivel estructural y social.

Aun antes de la Revolución, el pueblo indígena se había alzado a través de las


comunidades contra la opresión desarrollando diversas vías de lucha vinculadas a
ideales e identidades políticas que buscaban la utopía de la autodeterminación
indígena. El autor nos explica que estas luchas encontraron un cause favorable
debido a que la Revolución introdujo cambios fundamentales en la estructura
social, tales como el sistema laboral7, la propiedad de la tierra, los derechos de los
ciudadanos y en los sistemas de organización política.

Sin embargo, la Revolución supuso un encuentro entre dos perspectiva de vida, de


organización social, cultural y política que en muchas ocasiones entraron en
contradicción. Pues la lucha por la democracia y la modernización no siempre iban
de la mano con las acciones comunales indígenas por la autodeterminación.

De ello se desprendía una interrogante fundamental para el proyecto


revolucionario que había sido heredada del antiguo régimen: ¿qué hacer con el
indígena? El error consistió en que «[…] los constituyentes que abogaban por lo
indígena lo hacían desde su interés por la nación y no hablaban desde las
comunidades indígenas o desde las identidades políticas que allí se gestaban»
(Esquit, 2019, p. 58).

De esta forma los cambios que produje la década revolucionaria sobre la estructura
económica y política no se reflejaron en las relaciones étnicas ni trajo consigo un
cambio sustancial en el lugar asignado históricamente a los indígenas en la
estructura socio-racial y ni en la división social del trabajo. En términos generales,
a pesar de la Reforma Agraria, «[…] la población indígena continuó con su lugar
subalterno en la actividad agrícola, por lo que muchos siguieren siendo mozos en
las fincas» (Esquit, 2019, p. 83).

Sin embargo, la década revolucionaria no fue del todo obtusa. Aunque estuvo
plagada de contradicciones y errores, las políticas agrarias y de modernización de
la economía abrieron oportunidades para que comunidades indígenas recuperaran
sus tierras y también la posibilitad de ampliar el comercio. Lo que a la postre
ayudó a nivelar la estratificación de la población, ya que con el aumento del
comercio se creó una capa media indígena que tuvo acceso a formación educativa
y profesional que ulteriormente posibilitaría la formación de una red de
intelectuales orgánicos indígenas.

7 No obstante, también nos recuerda que en caso de las regulaciones del trabajo solo afectaron al
sector urbano y que la Ley de la Vagancia fue reabierta en 1945 con el decreto legislativo 118 que
establecía y sancionaba a la vagancia como un delito. Asimismo, se emitió una ley o “Reglamento
para el control de jornaleros de los trabajadores del campo” que mantenía la concepción del
indígena como un mozo y como persona que debía ser forzada a trabajar. Además de ello, el pago
en especie siguió vigente.
El autor concluye que la Revolución rompió con esquemas políticos y económicos
del antiguo régimen. A pesar de ello, no logro romper con los esquemas sociales y
culturales del Estado-nación. De manera que la conformación de la nación y la
centralización del Estado significaron necesariamente la eliminación de las
comunidades mayas mediante su conducción a formas de gobierno normalizadas
como democráticas y nacionales.

En lugar de dar paso a la autodeterminación y a la organización autónoma de las


comunidades mayas, el problema del indio se resolvió mediante un proceso de
disciplinamiento que estuvo basado en los mismos postulados formulados por los
gobiernos militares dictatoriales, es decir, «hubo que corregir la vida abyecta,
atrasada, premoderna, subdesarrollado y aún incivilizada de los indígenas para
volverlos seres humanos, ciudadanos y personas íntegras […]» (Esquit, 2019, p.
95).

En el epílogo, Esquit nos dice que pese a todo, la Revolución es quizás el hecho
más significativo de la historia de Guatemala de los últimos dos siglos y es, como
diría Cardoza y Aragón, el punto de partida de la historia nacional para muchos
intelectuales ladinos y de clase media. En cambio, para el pueblo maya la
Revolución de Octubre es más bien el inicio de una “oportunidad” en su larga
lucha contra el colonialismo para lograr su autodeterminación.

Y para que esto sea posible, es necesario Revolucionar Guatemala de cabo a rabo,
no solo a nivel político o económico, sino fundamentalmente a nivel de la
subjetividad que implique la abolición definitiva de «[…] las ideas coloniales sobre
la inferioridad del indio, su existencia como sirviente, como ser despojable y como
persona merecedora de la muerte» (Esquit, 2019, p. 110).

Bibliografía:
Esquit, E. (2019). Comunidad y Estado durante la Revolución. Política comunal maya en
la década de 1944-1954 en Guatemala. Guatemala: Tajaal Ediciones.

Ayala, A. (2019). Una Conversación Con El Antropólogo Edgar Esquit Choy Autor Del
Libro Comunidad Y Estado Durante La Revolución. 26/10/2019, de Prensa
Comunitaria Sitio web: https://www.prensacomunitaria.org/una-conversacion-
con-el-antropologo-edgar-esquit-choy-autor-del-libro-comunidad-y-estado-
durante-la-revolucion/
Tischler, S. (2009). Guatemala 1944: crisis y Revolución. Ocaso y quiebre de una
forma estatal. Guatemala: F&G editores.
Cardoza y Aragón, L. (1975). Guatemala. Las líneas de su mano. México: Fondo de
Cultura Económica.

Murga, G. (1992). El Estado y los campesinos en Guatemala durante el período


1994-1951. Guatemala: DIGI.

Schlesinger, S. & Kinzar, S. (1982). Fruta amarga. La C.I.A en Guatemala. México:


Fondo de Cultura Económica.

Preguntas

¿Cómo ha perpetuado la estructura de poder racializado el neoliberalismo y cuales


han sido los cambios que ha introducido sobre el ideario de nación guatemalteco?

¿Cuáles son las acciones políticas mayas que tratan de recuperar el sentimiento de
comunalidad frente al sistema político estatal?

¿Cuáles son las potencialidades del método etnohistórico para estudiar las
relaciones interétnicas en la historia guatemalteca?

William Glombrery??????

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