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La autoregulación organísmica

y las puertas de la percepción


 AUTOR: INSTITUTO ANANDA
01/08/2006
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 1.-EL PROCESO GESTALTICO
 2.- LAS FUNCIONES DEL CONTACTO
 3.- EL CICLO DEL CONTACTO- RETIRADA
 4.- LA AUTORREGULACIÓN ORGANÍSMICA
 CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES
o 1.- SENSACIÓN
o 2.-TOMA DE CONCIENCIA….Awareness.
o 3.-ENERGETIZACIÓN
o 4.- ACCIÓN
o 5.- CONTACTO
o 6.- REALIZACIÓN
o 7.- RETIRADA.

1.-EL PROCESO GESTALTICO


El proceso gestáltico deviene en una especie de onda o ciclo en el que
el individuo, ese ser integrado en diversos planos, resulta un ser en el
mundo interactuando permanentemente con el medio. Ese ser, ese sí
mismo corporal, guarda en su seno una serie de fuerzas madurativas
e integradoras que impulsan hacia un proceso que podríamos
denominar como de individuación. Este proceso genera todo un sinfín
de movimientos polares que van desde la dependencia hacia el auto-
apoyo, y desde la autonomía hacia la satisfacción de las propias
necesidades en concordancia con el entorno.

Podemos describir al si mismo como un sistema fluido que tiende a


armonizar a los diversos planos del ser. Así se conjugan los planos
somáticos con los emocionales y la vertiente intelectual con la
psicológica. Tanto los procesos instintivos, en su dimensión erótica,
vital, expansiva o progresiva como los tanáticos, en su dimensión
regresiva o de retirada (incluyendo pulsiones de muerte).

De igual modo, ese si mismo vital, existencial, resulta un sistema


orgánico en permanente interacción consigo mismo y con su entorno,
generando múltiples contactos e interacciones con el entorno. Por ello,
siguiendo a Kepner, podemos señalar que este sistema denominado
“el si mismo” resulta un integrador de las experiencias del ser humano,
orientándolo hacia el cumplimiento de los deseos las necesidades
básicas, así como hacia el intento de resolución de lo inconcluso.

El sistema regulador impulsa hacia la individuación y la realización de


uno mismo, encauza los diversos potenciales disponibles
impulsándolos hacia una corriente vital que concluya en la culminación
de las necesidades mas básicas del ser humano. Estas
potencialidades disponibles se distribuyen en las diversas funciones
de contacto.

2.- LAS FUNCIONES DEL CONTACTO


La terapia gestáltica es en palabras de Zinker, un encuentro
existencial entre personas e implica un proceso con diversos
elementos. Esencialmente, propicia un incremento del nivel de la
conciencia ( del sí mismo, del ambiente, de las emociones, del
cuerpo…), lo que implica un aumento cierto de la toma de conciencia
de las necesidades de nuestro organismo. Para ello resulta esencial
restablecer la conexión con el cuerpo, escuchando y comprendiendo
los matices de su vocabulario, en una cesante integración de los
procesos que se despiertan a partir de esa conexión y una asimilación
y elaboración de los aspectos inconclusos.

Propiciando una asunción, un proceso de responsabilización en la


construcción de los propios cimientos vitales, y un incremento de la
conexión con la propia energía, la propia espontaneidad y
expresividad, así como con el contacto pleno con los diversos
aspectos de la vida.

3.- EL CICLO DEL CONTACTO- RETIRADA


(Proceso e interrupciones)
En el sistema que gobierna los impulsos tendentes hacia la
autorregulación del organismo, nos topamos con una serie de
procesos denominados de distintas maneras, el ciclo de satisfacción
de necesidades, ciclo de contacto y retirada, autorregulación
organísmica. Este ciclo, proceso, viene determinado por una serie de
pasos, que de algún modo constituyen los peldaños que nos orientan
hacia la satisfacción de nuestras necesidades. Algunos autores han
señalado estos pasos como un proceso global de pre- contacto,
contacto y post- contacto, pero, tradicionalmente se han pautado los
siguientes pasos:

–Desde el fondo de la retirada emergerían las sensaciones. Este


fondo sensorial constituye la base, el espacio de los cimientos de
nuestras experiencias a modo del material las pinturas y colores
disponibles para un artista. Las sensaciones corporales nos arraigan
en la realidad del si mismo, en nosotros mismos y en el entorno.

–La sensación corporal conlleva la formación de figuras de conciencia,


impulsando una (traducción), comprensión de los procesos
sensoriales, y ofreciéndoles un sentido y una orientación consciente.

–Al formarse una determinada figura consciente, la persona necesita


movilizarse para la acción y para ello requiere de la energetización, de
una excitación del caudal energético del que dispone la persona
proveyéndola del ímpetu necesario para actuar.

–La energía generada, el impulso movilizado se va orientando y


concretando hacia la actuación que nos impulse a atravesar el límite
entre el organismo y el entorno, en dirección hacia el objeto de deseo,
de nutrición y satisfacción. Así el proceso del sentimiento interior
deviene en movimiento expresivo del entorno.

–Aquí se produce la culminación del proceso, en cuanto que se


establece el clímax de la satisfacción, resolviéndose la necesidad. Es
el contacto.

–Finalmente se produce la retirada, donde uno puede integrar, digerir


y elaborar el proceso realizado.
Todo este proceso y sus peldaños poseen unas interferencias debido
a toda una serie de corazas, mecanismos de defensa y “puntos
ciegos” que se han ido edificando debido a las “heridas” emocionales
producidas en el proceso madurativo.

Las frustraciones o vivencias carenciales de índole afectivo, así como


las normas y exigencias del entorno han ido delimitando, inhibiendo y
constriñendo los potenciales expresivos, la espontaneidad, la energía
o la creatividad del ser humano así como su capacidad de ser
consciente en el mundo por lo que determinados peldaños del proceso
han podido quedar dañados. Señalemos en brevedad diversos
mecanismos o interrupciones en el proceso del ciclo de culminación
de las necesidades:

La represión, la de-sensibilización del cuerpo pueden narcotizar la


vivencia de nuestro cuerpo. El empobrecimiento de la conciencia, la
proyección, la dispersión… pueden dificultar la comprensión de las
sensaciones que van emergiendo.

El temor a la energía, a la excitación, a la emoción, la inhibición, las


normas y los debiera interiorizados, introyectados pueden generar
rigidez, somatizaciones e interrupciones diversas en la movilización de
la energía.

La inacción, la contención, las normas, la retroflexión ( o el volcado


hacia si), pueden generar un aislamiento, un parón en el encauzado
de la actividad hacia el encuentro con el entorno. La deflexión, la
distracción, la dispersión, la superficialización…generan obstáculos en
la culminación del proceso de la satisfacción de la necesidad. La
confluencia, el apego a la situación, el temor a parar, a la quietud, la
separación o la soledad pueden impedir una retirada necesaria para la
elaboración del proceso.

4.- LA AUTORREGULACIÓN ORGANÍSMICA


Para finalizar este bosquejo del ciclo de contacto-retirada, podemos
señalar el proceso como un despliegue fenomenológico y existencial
plasmándose cual “arco-iris” cargado de coloraciones diversas que
van emergiendo, desplegando sus pulsaciones hacia la vida. Estas
coloraciones, estos movimientos energéticos van escalando los
diferentes planos que conducen al encuentro y contacto con el río de
la vida, con sus múltiples afluentes.

Tal vez una de las principales raices que nutren el árbol de la Gestalt
viene configurada por una profunda Confianza en la capacidad de
autorregulación del propio organismo que va expresando sus recursos
de múltiples maneras.

Una de las grandes enseñanzas de Perls fue la de poner el acento en


esa confianza y para ello apuntalar una auténtica apología de la
integración, mas allá de la alineación, o la “psicocirugía” de los
síntomas, enfermedades y las diversas manifestaciones de la
existencia.

CICLO DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES


1.- SENSACIÓN
Es el primer paso, la primera fase en el desarrollo del ciclo gestáltico.
En el caos de las manifestaciones y de las necesidades vitales, una
química sutil se organiza y permite que emerja en primer plano un
estado, una imagen o un pensamiento, un fenómeno de visión,
percepción o impulso una necesidad en la experiencia , sea orgánica o
sentimiento corporal, Raiz con vibración e intención. Una sensación
prioritaria que hay que satisfacer entre otras que por un momento se
difuminan en un segunda plano.

La vida que….”sentimos y nos motiva”…es tan sutil que es difícil


traducirla en palabras, sobre todo cuando no estamos acostumbrados
a estar atentos a las impresiones, percepciones y mensajes de
nuestro cuerpo….

Temblores, dolores, picazón, escalofrío. Vértigos, olores, sabores


sonidos, emociones….las sensaciones en general. La sensación no
tiene base objetiva alguna Confundimos el fenómeno de la vida con la
vida misma, lo que intentamos definir es la figura que emerge del
fondo, la forma, la gestalt, y lo que da origen a la forma no podemos ni
tocarlo, ni verlo, lo sentimos solamente, y refleja el alcance pleno de
nuestra situación organísmica Es el fondo sobre el que basamos el
ciclo de la experiencia, de la satisfacción de la necesidad, o de la
autorregulación.

Nuestra capacidad sensorial puede estar orientada hacia nuestro


sentido interno del si mismo, nuestra realidad personal, o hacia
nuestra relación con el entorno, a través de los sentidos de vista, oído,
olfato, tacto

Cuando esta capacidad sensorial es perturbadora, bien sea por su


incomodidad intrínseca o por conflicto con las propias creencias, y no
se puede evitar alterándola o escapando de ella, podemos mitigar sus
consecuencia a través de la desensibilización.

La persona que bloquea la sensación, e impide el acceso a la


conciencia recurre al mecanismo de la represión, no permite que surja
la conciencia. En este bloqueo puede experimentar algunas de sus
sensaciones, pero no comprende que significan las señales que recibe
de su cuerpo, éstas le son extrañas e incluso pueden provocarle
miedo. También se puede producir un estado de conciencia
empobrecida dentro de la propia represión.

El mecanismo que se interpone entre sensación y toma de conciencia


es para algunos autores la proyección y para otros la introyección. (no
sientas tu organismo).

2.-TOMA DE CONCIENCIA….Awareness.
Formación de FIGURA. DARSE CUENTA

La segunda fase del ciclo es la “toma de conciencia” de una sensación


vital prioritaria emergente. Con esta toma de conciencia,
(comprensión, concepto, conocimiento) se manifiesta una mayor
lucidez de las sensaciones. Estás atento, descubres, nombras y
comprendes sensorialmente lo que vive en ti, y esto, te estimula.
Ayudas al organismo a orientarse y actuar.

U>Es la “toma de conciencia de”, no “el prestar atención a”. La


atención se fija exclusivamente sobre una cosa, la toma de conciencia
incluye percepciones diferentes, no es exclusiva, es inclusiva, es
sabiduría,es conocimiento que transciende al intelecto. Es la luz
inteligente de todas las formas oscuras, desapercibidas e ignoradas
del mundo de las sensaciones múltiples.

Es la capacidad de nombrar y describir los mecanismos sensoriales:


¿Qué necesita mi cuerpo en este momento? ¿Qué sucede en mi
interior y que puedo hacer para sentirme mejor? La formación de la
figura es reunir la experiencia en un todo significativo que pueda
organizar la conducta, que permita el emerger de la figura como
combinación de la sensación en términos de necesidad y en relación
con el entorno. Cuando una figura no se forma adecuadamente y no
es completada, queda como una figura inconclusa, algo que queda en
el fondo a la espera de ser atendida y puede determinar una
estructura de carácter, o puede ser indicio de neurosis. El bloqueo
entre la formación de la figura y la movilización de energía trae el
mecanismo de la Introyección: (Se ha tragado las ideas de los otros
sobre lo que está bien o lo que está mal, y es incapaz de localizar su
propia energía.)

La energía es bloqueada por el miedo a excitarse o a sentir emociones


fuertes (sexualidad, ira), o a manifestar expresiones de alto concepto
moral de uno mismo (dignidad, ternura, amor). El bloqueo fisiológico
que acompaña al miedo se da en la respiración, la cual es sin
profundidad, sin oxigenación y carente de energía. Un vaciarse de
energía que impide la expresión saludable de los sentimientos.

Para Kepner aquí ocurre la proyección del cuerpo, desfase entre la


experiencia corporal y el sí mismo. Lo que se experimenta se
mantiene separado del yo, el cuerpo es objeto de la experiencia y no
es parte del si mismo, es algo diferente Es una interrupción típica en el
trastorno obsesivo-compulsivo, personas que se comprenden a si
mismas pero que son incapaces de movilizarse para la acción.

3.-ENERGETIZACIÓN
Movilización de energía / excitación
Es la tercera fase, el preludio de la entrada en acción con una
consumación y una realización satisfactoria. La toma de conciencia de
una sensación conlleva una energetización excitación, imaginación,
pulsión o estremecimiento, un proceso emocional; un sentimiento
observable desde el exterior. Es el calentamiento, la expansión, la
vibración interna que se exterioriza. Es una activación muscular. La
habilidad con que nos movemos, el brillo de la piel y la fuerza con que
nos movemos y hablamos, nuestra capacidad de salir adelante ante la
dificultad, todo ello habla de nuestra capacidad de movilización en la
vida.

Es la manifestación psico-fisiológica que se exterioriza ya que moviliza


la maquinaria vital del organismo y la propulsa hacia el objetivo de su
necesidad del momento, como el motor de un vehículo que gira,
parado, dispuesto a arrancar en cuanto se le embrague.

A menudo tomamos esta energía como algo que se da por


descontado, en ella hay inmersos tres procesos:

Un estar alerta, concentración para la acción.

Un arraigo y una postura corporal y muscular.

Una carga energética, acopio de energía e ímpetu para la acción.

Aquel que separa su energetización de su acción es un retroflector, se


hace a si mismo lo que le gustaría hacer a otros, lo que debería hacer
en su ambiente. En vez de nutrirse de la energía del exterior, socava
la suya propia. Se vuelve contra si mismo.

Para Paco Peñarrubia el bloqueo en el paso a la acción está en el no


responsabilizarse de la movilización propia, en el no actuarla sino mas
bien el proyectarla en el otro.

En esta forma de bloqueo la persona hace patinar las ruedas, no logra


trasladar sus impulsos a la acción, puede llegar a movilizarse pero no
aplica su energía al servicio de una actividad que le reporte lo que
desea, de aquí pueden resultar hipertensión o tensiones musculares
crónicas, o disfunciones como la impotencia, cuando la persona puede
tener contacto con su energía pero no puede consumar su acción.

Hay que estar dispuesto a llevar el mundo de las ideas a la práctica, a


sacudirse de su dominio trasladando los pensamientos a
comportamientos por pequeños y humildes que nos puedan parecer,
ya que seguramente no lo serán así para nosotros.

Esta movilización implica un riesgo, requiere salir de la seguridad de la


inacción, al riesgo desconocido de la acción, y ello conlleva una
adecuación de la estructura corporal para poder pasar a la acción.

4.- ACCIÓN
La cuarta fase es la entrada en acción. Es la capacidad para
movernos y manipularnos y manipular el ambiente constructivamente.
Al asumir este proceso dinámico se trata de hacer un esfuerzo de
querer, de prepararse, de realizar una intención o un impulso. Se trata
de movilizarse, de tener voluntad, audacia y decisión, de ir hacia el
objeto de nuestro deseo, hacia la fuente que se ha escogido para
responder a una necesidad fundamental y existencial del momento, y
esto es una agresión, es dirigirse hacia, con energía. La acción
siempre es agresiva.

Es una tentativa de destrucción de la acción actual para construir otra


acción nueva. Si no hay acción, sensación, pensamiento y excitación
quedan sin salida, sin realización posible, no movemos lo que está
dentro nuestra, y no atravesamos el límite organismo / entorno.

La acción nace de una energetización originada por una toma de


conciencia de una sensación prioritaria. La puesta en marcha de la
acción consciente revela la libertad que libera. Al expresar nuestra
vida interior logramos descargar la energía y tensión acumuladas en la
energetización y comunicamos al entorno nuestro estado interior por lo
que podemos obtener una respuesta del mismo.

La persona que aísla la acción de su capacidad de contacto se aísla


afectivamente y no relaciona su actividad con su experiencia.
Mecanismo de despersonalización. Es una persona “histérica” que
habla mucho y hace muchísimo, pero no puede asimilar su
experiencia. No tiene contacto con su trabajo. Su energía se difunde
por todo el límite de su cuerpo, en vez de centrarse en un sistema
específico y apoyar una función particular. No logra actuar a propósito
de algo, está disperso y distraído, puede experimentar un sentimiento
de vacuidad y superficialidad traducido en una sensación de vacío en
el pecho o en el abdomen.

Hablamos del mecanismo de deflexión …….. hacer, hacer, pero no


contactar.. es una maniobra tendiente a soslayar el contacto directo
con otra persona, un medio de enfriar el contacto real. En la deflexión
la energía esta utilizada para evitar centrarse en si mismo.

El deflector no cosecha los frutos de su actividad. Simplemente no


pasa nada, aunque hable se siente impasible o incomprendido. sus
interacciones no cumplen lo que cabria esperar. su incapacidad de
llegar al interlocutor malogra el mensaje, aunque lo transmita en forma
válida y precisa. El objetivo de la deflexión es quitar conciencia. Hay
un bloqueo en el contacto.

5.- CONTACTO
La quinta etapa del proceso, la acción, el movimiento hacia el objeto
deseado. El contacto es el encuentro, el gesto, el movimiento, el
ensayo, el titubeo, el tocar, la caricia, el roce, el acercamiento, el
preludio…….. aquello que ocurre en el límite entre el organismo y el
entorno, en el encuentro del si mismo y el otro.

Contactar, es permitir con una cierta tensión creadora, el paso de la


corriente del yo al tu. Del ser al objeto, del objeto al ser. Es sentir la
forma, la existencia y los límites del otro. Y estar en contacto con el
otro es sentir lo que nos diferencia, lo que nos rodea diferenciado de
uno. Es estar uno mismo con el otro.

Y aquí interviene la base corporal del estar en contacto, la


musculatura superficial y nuestros dos exponentes de contacto en el
cuerpo: piel y pulmones.
El contacto no es la confluencia, ni la simbiosis, ni el parasitaje, ni la
fusión. Es el encuentro de las diferencias, es la unión con el otro, la
comunión. El contacto es el proceso psicológico por el cual me
comprometo, algo de el medio se convierte en mí. La necesidad del
organismo se resuelve intercambiando con el entorno. Por fin puedo
satisfacer mi necesidad, y el resultado es el cambio: incorporo cosas
exteriores, tomo algo del otro lado de la frontera y me nutro.

Entre contacto y retirada hay un ritmo. Uno debe aprender como


prestar atención a sus propias necesidades, como actuar para
satisfacerlas y luego retirarse y descansar, estar constantemente
movilizado supone carecer de paz.

El maníaco-depresivo es una versión exagerada de esto, en el fondo


es el temor a la quietud, a lo pasivo, a lo femenino, a la inactividad. Es
el temor a la soledad, el temor a la muerte.

El problema en el contacto surge cuando hay alguna dificultad en


regular forma y velocidad, tiempo y espacio, el espacio límite del
contacto. Para ello es necesario el desarrollar la conciencia del propio
límite y la capacidad de limitación de uno mismo de una manera
flexible y respetuosa.

Atendiendo a las propias necesidades y enunciándolas con claridad


uno descubre cuales son sus direcciones personales exclusivas y
puede obtener lo que desea.

La confluencia es base demasiado precaria para una relación, se da


cuando la persona y el ambiente se confunden, la persona no siente
ningún limite entre el y el ambiente, sintiendo que es uno con el.

Cuando este estado de identificación es total y crónico y la persona es


incapaz de ver la diferencia entre él y el resto del mundo, entonces
esta psicológicamente enfermo. no puede vivenciarse a si mismo. no
sabe que es él y hasta donde llega la diferencia con los demás. El
confluente no hace las cosas porque le guste: no tiene suficiente
contacto consigo mismo para saber cuando le gusta lo que hace. Se
preocupa mas en averiguar lo que les gusta a los otros.
Hay un mecanismo que puede actuar antes de la realización, de la
consumación del contacto , es la desvalorización. Si no le doy valor al
contacto que establezco a través de la acción difícilmente podré lograr
la satisfacción de la necesidad, si yo mismo desvaloro mi acto en si es
difícil que logre realizarme.

6.- REALIZACIÓN
La consumación. El ser entero es movilizado y arrastrado, se torna
accesible, se desliza, se abre y penetra para por fin realizar,
intercambiar, consumar, recorrer y terminar lo que se había elaborado
con paciencia y delicadeza en el preludio de las etapas precedentes.
La realización es la consumación, es la fusión. Ya no estamos en
contacto con nosotros mismos, estamos disueltos en el otro, somos
absorbidos y nos volvemos confluyentes e indiferenciados.

Consumar o realizar no es tragar, es degustar, tragar sin degustar nos


da ganas de volver a empezar o nos deja insatisfechos. Realizar no es
correr y pisotear todo velozmente por temor a que el otro (proyecto,
obra, alimento, afecto…..), se nos escape. Realizar es vivir el placer
del afecto, el placer del momento, no es algo de usar y tirar.

Es la experiencia del contacto final, cuando la frontera entre el si


mismo y el otro desaparece, es el momento del clímax, del orgasmo,
el yo se fusiona en un intercambio de energías. El punto culminante
del ciclo que permite retirarse plenamente satisfecho.

Como bloqueo antes de pasar a la etapa de reposo podemos reseñar


la insatisfacción, la falta de libertad para la realización. Si no acabo de
satisfacerme no logro pasar al reposo, no permito la alegría que trae la
realización y quedo bloqueado en la insatisfacción del momento, sin
lograr sentir un goce pleno, quedo colgado de la experiencia por el
miedo interno que produce el abandono al y del otro , el miedo a la
fusión, a la entrega en el momento con absoluta libertad.

7.- RETIRADA.
Es el último paso del ciclo de satisfacción de la necesidad. El proceso
de apertura hacia el entorno externo a uno mismo se ha convertido en
un proceso, de pausa o abandono, de renuncia y de retiro o de
mutación, de retorno hacia uno mismo, de volverse a centrar en el
mundo interno de los órganos sutiles de asimilación, de digestión, de
transformación, de reproducción.

Desdeñando las preocupaciones superficiales, el humano se despoja


y retorna hacia las profundidades de su ser, se repliega sobre si
mismo. Se reúne con el laboratorio invisible de sus esencias.

La plena satisfacción de una necesidad que emerge nos conduce


hacia el retiro necesario, nos permite comprender el mismo proceso
en el otro y respetarlo, y, asimismo, el reconectarnos con nosotros
mismos desde la quietud, desde el espacio de paz que nos otorga el
momento y que nos permitirá conectar de nuevo con una nueva
sensación que emerge desde lo interno de nuestro fondo.

Desde esta conexión de la retirada con el ciclo siguiente. Nuevo ciclo


que comienza con la sensibilización, se puede producir bloqueo; Bien
sea por no retirarse adecuadamente de la experiencia anterior y seguir
pegado a ella, confluencia; Bien sea, que por la insatisfacción
producida en la realización opte por la negación, o la
desensibilización; Bien sea por que la propia rigidez del perfeccionista
le impide aventurarse de nuevo desde su desmesurada exigencia, o
por la ansiedad que produce la separación, o bien por la angustia que
puede producir el miedo a lo nuevo.

Cuando una persona es incapaz de volver a la experiencia sensorial


bien puede ser que esté disociada. La persona profundamente
retraída en si misma no parece escuchar o contestar a otros, pueden
ser casos de depresión o conversión

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