esta leyenda urbana principia a fines de los setenta, cuando varios
conductores que paseaban por la avenida Kennedy y dijeron que haberse llevado un mayúsculo susto cuando fueron abordados por la bella mujer rubia que le hacía señas pidiendo que se detuviera cuando los hombres aminoraban la marcha, la mujer les suplicaba que pasaran muy despacio por ese lugar, y luego desaparecían de un abrir y cerrar de ojos una versión da cuenta de un accidente automovilístico en la que habían muerto una mujer y el responsable habría sido el exceso de velocidad pero no se posee mayores pruebas de que haya sucedido un hecho de esa naturaleza haya quedado oculto a los ojos de las autoridades.