Jean Laplanche: la refundación del pensamiento
freudiano
Cristina Sánchez-Marco
Resumen
J. Laplanche, recientemente fallecido, realizó
una importante contribución a la teoría
psicoanalítica. En este artículo realizamos un
recorrido por su obra. Revisó a fondo los textos de
S. Freud, aclaró equívocos, reformuló conceptos,
con un respeto total y no alejándose de lo
fundamental. El rescate de la teoría de la seducción,
abandonada por Freud en 1897, le permitió
introducir, en su teoría de la seducción
generalizada, el mensaje enigmático del otro adulto
en la constitución del inconsciente.
Palabras clave: Realismo del inconsciente,
constitución del inconsciente, represión originaria,
apuntalamiento, mensaje enigmático, fantasma.
Abstract
Recently deceased J. Laplanche made important
contributions to the Psychoanalytical Theory, which
are explored in this article. In an in-depth study of
texts by Sigmund Freud, Laplanche clarified
ambiguities, reformulated concepts without
undermining fundamental theories. Retrieving the
Theory of Seduction, abandoned by Freud in 1897,
permitted him to insert into his Theory of
Generalized Seduction the uncertain Other Adult
signifiers to be found in the unconscious.
Keywords: Early repression, anaclisis, unclear
signifiers, fantasy.
Nace el 21 de junio de 1921 y fallece el 6 de
mayo de 2012, el mismo día del aniversario del
nacimiento de Freud, 6 de mayo de 1856. ¿Vida o
muerte del psicoanálisis?… 156 años después.
Freud, objeto-fuente de la pulsión: excita,
seduce, implanta su inconsciente, origina pasión,
conflicto, neurosis. Nacimiento de escuelas,
dogmatismos, fantasma de ortodoxia, disidencias,
surgimiento de maestros, nuevas teorías y mucha
tinta derramada. ¿Su herencia? Por un lado, en su
propia teoría estaban las contradicciones, las
aporías, las controversias por la complejidad del
objeto de estudio; y por otro, el estímulo para
adentrarse en cada momento en su nueva lectura,
cuestionarla, elaborarla y obtener la riqueza que ella
vehiculiza. El alma sigue viva y por eso hay que
hacerla avanzar, ocuparse de su evolución, pensar de
nuevo los conceptos, investigar, debatir, preservando
los paradigmas psicoanalíticos.
Jean Laplanche desde su radical subversión se
introducirá en su obra, de una manera menos
doctrinaria, trabajando los textos de Freud a fondo y
de un modo histórico-contextual. No será una
reinterpretación más, será una contribución a la
refundación del pensamiento freudiano con el
reencuentro de las líneas de fuerza de la
metapsicología. Con una claridad inusual alumbra
las oscuras banalizaciones del Freud quiso decir
que han dado siempre pie a repeticiones dogmáticas
a modo de ecolalias, y a interpretaciones
divergentes. Con el método psicoanalítico de su
fundador, la investigación del inconsciente,
transforma la lectura, desmantelando, reordenando,
revisando su fundamento. No volviendo a Freud,
perdido en la psicología del yo; sino con Freud,
para recuperar la validez de su obra porque no
estará nunca concluida sino que se deberá poner
constantemente a retrabajar. Fruto de un espíritu
libre, Jean Laplanche sabía que había varios
Freuds en Freud o que él mismo olvidaba ser
freudiano. Aclaró estos equívocos y contribuyó
ampliamente a la riqueza siempre actual de su
lectura. A partir de su enseñanza, podemos
orientarnos en el complejo laberinto freudiano.
Con una sólida formación científica y
filosófica en el pensamiento epistemológico
francés, es admitido en la Escuela Superior
Normal de París entre 1944 y 1945. Sus profesores
son J. Hyppolite y G. Bachelard entre otros.
Sus compañeros, M. Faucault y L. Althusser.
Fundó en 1948, junto con C. Castoriadis y C.
Lafont, la revista Socialismo o Barbarie. Formó
parte de un grupo de pensadores antiestalinistas
comprometidos.
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 El encuentro en la Universidad de Harvard entre
1946 y 1947 con R. M. Loewenstein y con su primer
psicoanalista J. Lacan en 1947, quien le animó a
iniciar los estudios de medicina y psiquiatría como
requisito para realizar posteriormente la formación
analítica, consolidaron su orientación hacia el
psicoanálisis.
Presentó a discusión, junto con S. Leclaire,
en el Coloquio de Bonneval, el informe El
inconsciente, un estudio psicoanalítico
(Laplanche, Leclaire, 1959), donde tomó una
distancia de su maestro y de su teoría, en
cuanto a la homologación entre lenguaje e
inconsciente, con una crítica, en total fidelidad
a Freud, sobre la relación entre la tópica
psíquica y el lenguaje. En ese informe se van a
mostrar los grandes ejes de la investigación
laplanchiana: la represión originaria, la
constitución del inconsciente, el realismo del
inconsciente.
Funda en 1964, junto con otros psicoanalistas,
la Asociación Psicoanalítica de Francia (APF)
Deciden desmarcarse de J. Lacan, sin negar su
importancia. Será presidente entre 1969 y 1971.
El Rescate con S. Freud del extravío de su
pensamiento y el desvío de su objeto de estudio.
Un trabajo riguroso y sólido de Jean Laplanche
Entre 1962 y 1967, junto con J. B. Pontalis y
bajo la dirección de D. Lagache, escribe el
Diccionario de Psicoanálisis (1967),
universalmente conocido, donde quedan articulados
y profundizados el conjunto de conceptos
freudianos a partir de lo que Freud dijo. En 1984 es
el director científico de la nueva traducción al
francés de las Obras Completas de S. Freud (1996).
En el volumen Traduire Freud (Bourguignon y cols.,
1989), explica las orientaciones científicas y
técnicas de esta nueva traducción. Además del
Diccionario, se introduce todavía más en los textos
de Freud y está en estrecho contacto con lo esencial
del freudismo y con aquello que al propio Freud se
le podía escapar.
En Vida y Muerte en psicoanálisis (1970), va a
reabrir el concepto de apuntalamiento en lo que
bordea al psicoanálisis. La sexualidad humana se
apuntala con lo vital y lo biológico, el instinto se
descalifica y se pierde en la pulsión, se desplaza. La
noción de apuntalamiento es la herramienta
apropiada para considerar la relación entre
psicoanálisis y el orden vital. También lo hace con la
delimitación y crítica profunda del concepto de
fantasma en Freud, extrayendo una teoría en
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Fantasmas originarios, fantasmas de los orígenes,
origen del fantasma (1964).
Lleva en 1969 a la Sorbona, Universidad de
París VII, el Laboratorio de Psicoanálisis y
Psicopatología del UER (Unité d’Études et
Recherche) de Ciencias Humanas Clínicas que en
1975 será habilitado para la realización de un
Doctorado en Psicopatología Clínica y
Psicoanálisis, en cuyo marco el psicoanálisis no será
enseñado como práctica, sino esencialmente a nivel
de investigación. Piensa que el debate científico no
debía quedarse aislado en el marco institucional ya
que producía insalvables derivas ideológicas,
distancia que le permite no alejarse de lo esencial de
Freud. Cuestionará, traerá a debate, moverá,
someterá hasta su fundamento, los cimientos del
edificio teórico. Profundizará conceptos y grandes
cuestiones del pensamiento psicoanalítico que
resultaban problemáticas, así como las polémicas en
juego y debates con el estructuralismo. Las
reformulaciones teóricas y cursos académicos entre
1970 y 1984 han quedado recogidos en 5 volúmenes
de Problemáticas (1980-1987), a los que hay que
añadir otros dos volúmenes de trabajos y
conferencias que se extienden de 1967 a 2006, más
la fundación de la revista Psychanalyse à
l’Université (1974-1994).
Nuevos fundamentos para el psicoanálisis
(1987) es su obra nodal, esboza en ella una temática
nueva con conceptos reformulados y reordenados
tales como pulsión-instinto, narcisismo originario-
secundario, la lingüística y el inconsciente.
Cuestionará lo filogenético, los desvíos
biologizantes de Freud, las confusiones del estadio
anobjetal, los tiempos del autoerotismo, lo
originario, etc., toda una articulación con la
voluntad de ir hasta el fin.
Pero su principal revuelta se produce por el
rescate de la Teoría de la seducción abandonada por
Freud en 1897, en su famosa carta 52 a Fliess. Solo
S. Ferenczi, en la conferencia pronunciada en el
Congreso Internacional de psicoanálisis de
Wiesbaden titulada Confusión de lenguas entre el
adulto y el niño (Ferenczi, 1932), la había
redescubierto y reintroducido de una forma
independiente. Plantea la necesaria diferencia del
lenguaje de la ternura, asociado a la sexualidad
infantil, y el lenguaje de la pasión, vinculado a la
sexualidad adulta. Efectúa un verdadero
descentramiento de lo biológico-pulsional del
freudismo y el paso de la concepción del trauma, al
concepto de fantasía infantil. Es ahí donde Jean
Laplanche ve una especie de prefacio a lo que
vendrá a ser su Teoría de la seducción generalizada
y con ella una refundación del pensamiento de
Freud, articulándolo sobre una base nueva. Si bien
Freud nunca dejó de señalar la importancia de la
seducción precoz en la relación del adulto con el
niño, no llegó a articularla en la metapsicología.
Jean Laplanche devuelve en su justo relieve el lugar
del traumatismo.
La prioridad del otro adulto en la implantación
de su sexualidad inconsciente se hace a partir de los
cuidados autoconservativos. Momento fundacional
de lo sexual y no venido desde lo innato, lo
biológico. Nadie mejor que Jean Laplanche para
explicarnos su teoría:
tres conceptos que están en la base de la teoría de la
seducción generalizada pero también del
psicoanálisis: la concepción de la sexualidad infantil
en tanto que pulsional, la del inconsciente por
definición sexual y, también, la de represión. […]Yo
diría que esas son las tesis principales de la teoría de
la seducción generalizada. De hecho, para mí su
origen se encuentra en lo que llamo la «situación
antropológica fundamental», es decir la
confrontación entre un adulto y el infans. Dicho de
otro modo, entre un bebé que aún no tiene
inconsciente y un adulto dotado, él sí, de un
inconsciente sexual que incluye la sexualidad
infantil. Entre ambos, los tres elementos están
presentes desde el comienzo, en el curso de un
diálogo que primero no trascurre en el plano de la
sexualidad (porque de un lado no hay sexualidad),
sino en el plano de lo que llamamos apego. Pero ese
registro del apego se ve rápidamente
«comprometido», es decir, infiltrado por elementos
sexuales que proceden en el adulto y luego en el
infante, quien, en suma, se encuentra desorientado
por mensajes que ya no comprende como los
comprendería si fueran simplemente de amor y de
apego. En ese momento se produce un déficit de
traducción, un déficit de comprensión, que hace que
esos mensajes sean almacenados, digamos
conservados, un cierto tiempo antes de que el sujeto
intente traducirlos a su manera. Evidentemente hace
falta que tenga los medios, gran parte de éstos le son
proporcionados especialmente por el ambiente
exterior, es decir, por las ideas, los mitos, los muy
diversos esquemas de comprensión que éste
comunica (Luchetti, 2007: p. 149).
La teoría de la seducción abandonada por Freud
se fundaba en hechos traumáticos, para la teoría de
la seducción generalizada en Laplanche el origen
está en el compromiso de la sexualidad inconsciente
del otro adulto, en su mensaje enigmático. La
asimetría y la falta de códigos en el niño no
permiten la traducción total pero sí la pone en
marcha, resultando unos restos que constituirán los
objetos-fuente de la pulsión, realidad psíquica de la
que no podemos desprendernos. Seducción en el
sentido de vehiculizar un exceso. La represión
originaria temprana que como momento primero
vendrá a ocultar esa fuente exógena de lo sexual,
retomará en primera persona un movimiento
constitutivo del yo, ligando las excitaciones, los
excesos, y dando lugar a la diferenciación de la
tópica psíquica; inconsciente que se constituye y
mecanismo de represión frente a la pulsión;
traducción permanente y simbolización; represión
en dos tiempos y no en un tiempo mítico, como se
ha pretendido, pues si bien la represión originaria
no es accesible ni puntualmente observable sí puede
ser captada por los efectos constitutivos del aparato
psíquico, por su peso específico en los fracasos
yoicos, así como en la compulsión de repetición;
para que sea mantenida necesitará de la represión
secundaria, lugar donde se situara el Edipo, el
complejo de castración y el superyó. Conceptos o
complejos no dados a priori en el inconsciente.
En cuanto a la teoría psicoanalítica específica, la
de Laplanche es poco conocida en algunos países
como el nuestro. Ha podido quedar sepultada y ser
principalmente conocido él como coautor del
Diccionario. Sin embargo deja una obra
considerable aportando esclarecimientos esenciales
y un método de trabajo que permiten nuevas
relecturas de la obra de Freud, ya que mostró la no
linealidad sino la espiral en la que uno se debe
adentrar constantemente. Aunque la obra de Freud
salió profundamente transformada procuró llevarla
más cerca que nunca de su esencia.
No creó una escuela, no era el maestro, no tenía
discípulos sino colegas que le acompañaban,
debatían profundas y nuevas búsquedas. Expandió
el psicoanálisis, en los Coloquios Internacionales,
iniciados en 1992 en Montreal (Canadá),
(Laplanche y cols., 1994), en aquello que él creía
debía ser el fundamento de su evolución, un
cuestionamiento continuo.
Recibí la herencia de tres grandes dogmatismos en
vías de desaparición: La Ego-psychology, el
kleinismo y el lacanismo. No por el placer de destruir
revelando las debilidades y aporías de los sistemas,
pero tampoco en el afán de rehacer un edificio
ecléctico, ni en la pretensión de acampar tiritando
sobre las ruinas de toda teoría, envueltos en la
delgada tela remendada llena de agujeros de la
«clínica». Venir después de otros no es ni una fuente
de riqueza ni una maldición, pero puede ser un
privilegio si uno se sabe situar, con relación a ellos,
en la posición precisa, significativa, que lo habilite
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 para hacer trabajar sus propuestas, y aun para
ponerlas a trabajar nuevamente.[…] traer de nuevo al
taller las grandes interrogaciones que nos han sido
legadas ya por Freud, si es verdad que los conceptos
que él forjó nos son transmitidos en el movimiento
psicoanalítico como un conjunto de interrogantes, de
enigmas, o, según el término que define a la pulsión
misma, como «exigencias de trabajo» (Bleichmar,
prólogo de Jean Laplanche, 1992: p. 11)
No habría que dejar de hablar de la articulación
teoría-clínica. En la praxis del acto analítico, Jean
Laplanche coloca la cura en el corazón mismo del
cuestionamiento psicoanalítico contemporáneo.
Clínica del antes y después de la represión
secundaria, narcisismo y estados límites, en el
límite de la tópica constituida, tiempos
psicoterapéuticos y psicoanalíticos a diferenciar,
complejos (de castración, de Edipo) que deben
articularse y no que anteceden ni forman parte de lo
inconsciente, ni de lo originario mítico.
Una enseñanza en el amor, en el respeto y sin
suplantación; viéndose a sí mismo en un contexto
histórico. Sus rasgos distintivos: la independencia,
la creatividad, el pensamiento crítico,
introduciéndose en el psicoanálisis freudiano, en el
postfreudismo, debatiendo de frente el
estructuralismo de su época. Jean Laplanche nos ha
dejando un legado importante y propuestas de
actualidad para el debate, las discusiones sobre los
paradigmas que han de permanecer y los que deben
desaparecer en el psicoanálisis contemporáneo.
Tendiendo la mano a los que les siguen, le escuchan,
le leen.
La Fundación Jean Laplanche del Instituto de
Francia (http://www.institut-de-
france.fr/institutions/prix-amp-
fondations/fondations/fondation-jean-laplanche)
tiene como fin contribuir al desarrollo del
psicoanálisis en Francia y en el extranjero, dentro
del espíritu científico que inspiró a su fundador.
Apoya la traducción de sus obras a otras lenguas,
edita actas de coloquios científicos y de Jornadas
Internacionales Jean Laplanche.
Silvia Bleichmar (1944-2007;
www.silviableichmar.com), psicoanalista argentina,
tomó contacto con Jean Laplanche en 1977. Realizó
el doctorado en psicoanálisis y la tesis bajo su
dirección, en la Universidad París VII. Dirigió la
traducción al español de la mayor parte de su obra y
prologó sus Problemáticas. Autora de una extensa
publicación, pudo dar salida a sus cuestionamientos
e impasses teórico-clínicos a los que le llevaban el
lacanismo y el kleinismo en los años 70. La
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teorización del psicoanálisis infantil, para ella, se
veía entorpecida.
Silvia Bleichmar le llevó a pedirme acompañar sus
interrogantes y poner a prueba de la discusión un
itinerario ya firmemente asegurado […] para el
psicoanalista de niños la alternativa entre genetismo
y estructuralismo es decisiva en la práctica. […] un
trabajo como el de Silvia Bleichmar contribuye de
manera decisiva a esa superación. (Bleichmar,
prólogo de Jean Laplanche, 1984: pp. 11-13).
José Gutiérrez Terrazas, psicoanalista, es
miembro titular de la Asociación Psicoanalítica de
Madrid (APM), profesor titular de la Universidad
Autónoma de Madrid (hasta 2008). Fundador del
programa de Doctorado «Fundamentos y desarrollos
psicoanalíticos» y director de tesis doctorales en el
marco de ese programa. Ha sido el principal difusor
en España de la obra de Jean Laplanche y Silvia
Bleichmar. Toma contacto personal con Jean
Laplanche en 1987. Participa estrechamente en las
primeras Jornadas J. Laplanche de 1992 en
Montreal (Canadá) y pasa a formar parte del Comité
Científico y Organizador de estas, realizadas
sucesivamente en Inglaterra, Brasil, España, Italia y
Francia. Entre sus publicaciones, en Cómo leer a
Freud (Gutiérrez Terrazas, 2002) encontramos un
recorrido personal adentrándose, con un preciso
rigor, en la obra de S. Freud y la trabaja al modo del
método de lectura laplanchiano. Es asesor y
supervisor de la revista online Revista de
Psicoanálisis Alter (www.revistaalter.com), cuyo
propósito es publicar trabajos desarrollados a partir
de la teoría de la seducción generalizada propuesta
por Jean Laplanche. En ella encontramos artículos
de varios autores y los textos de los múltiples
seminarios impartidos por J. Gutiérrez Terrazas en
Madrid y San Sebastián. El número 7, el del 21-6-
2012, está dedicado como homenaje a Jean
Laplanche, tras su reciente muerte.
Cristina Sánchez-Marco
C/ Catalina de Erauso 16 - entlo.
20010 San Sebastián
943 46 81 02
cristinasanchez-marco@hotmail.com
Bibliografía
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mito a la historia. Prólogo de J. Laplanche. Buenos Aires:
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LAPLANCHE, J. (1970). Vida y muerte en Psicoanálisis. Buenos
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LUCHETTI, A. (2007). Extractos de una conversación con Jean
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