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Medidas para reducir el cambio climático

RECICLA: reciclar 1 Kg. de latas de aluminio usadas consume diez veces menos energía que
producirlas; y se utiliza mucha menos energía para fabricar papel a partir de periódicos viejos
que de la pulpa de madera

Cuando prepares una bebida caliente, hierve sólo el agua necesaria.

Dúchate en lugar de bañarte: no sólo ahorras agua, si no también la energía que necesitas para
calentarla.

Apaga las luces cuando no hagan falta. Los hogares son responsables del 30% del consumo de
electricidad en la UE, de manera que si todos ahorramos electricidad, el efecto será
considerable.

Cuando tengas que comprar bombillas, prueba las de bajo consumo: duran más y usan cinco
veces menos electricidad que las convencionales.

No dejes los electrodomésticos en standby. En promedio, el 45 % de la energía que consume


un televisor lo hace en modo standby. Si todos los europeos evitaran este modo, ahorrarían la
electricidad que consume un país del tamaño de Bélgica.

No dejes tampoco el cargador del móvil enchufado cuando no estés cargando el teléfono. Si lo
haces, el 95 % de la electricidad se pierde: solo el 5 % se usa realmente para recargar la batería
del móvil.

Si compras un nuevo electrodoméstico, por ejemplo un frigorífico o una lavadora, cerciórate


de que la etiqueta europea de eficiencia energética, que todo electrodoméstico debe llevar,
sea «A»: esto garantiza que hace un uso muy eficiente de la energía.

Busca productos que lleven la etiqueta ecológica europea, simbolizada por una florecita, en
tiendas y supermercados. Esto significa que los han fabricado ajustándose a normas
medioambientales estrictas.

No pongas la calefacción muy alta. Bajar la temperatura en solo 1 ºC puede reducir hasta un
7% la factura energética de una familia. La temperatura óptima oscila entre los 18º y 21ºC

Para ventilar, abre la ventana de par en par durante unos minutos y luego vuélvela a cerrar, en
vez de dejar que el calor se escape durante mucho rato.

El automóvil particular es responsable del 10 % de las emisiones de CO2 de la UE. El transporte


público, la bicicleta y la marcha a pie son alternativas más baratas y saludables.

Si vas a comprar un coche nuevo, elige un modelo pequeño y eficiente. De acuerdo con la
legislación europea, los fabricantes de automóviles deben mostrar la información relativa a la
cantidad de CO2 que emiten sus automóviles.

Planta un árbol (siempre teniendo en cuenta las características ecológicas de la zona y los
permisos necesarios). Cinco árboles pueden absorber hasta 1 tonelada de CO2 a lo largo de su
vida.
Las soluciones

En efecto, el consenso científico que existe con respecto a la causa antropogénica del cambio
climático está fuera de toda duda, al margen de lo propugnado por teorías negacionistas, cada
vez más minoritarias. Pero que el calentamiento global se deba al ser humano o, más
exactamente, a las emisiones de gases de efecto invernadero, significa únicamente esto, sin
más.

Por otra parte, está la cuestión de combatir ese cambio climático. A este respecto, las
soluciones pueden ser muy distintas. Sin embargo, prevenir siempre es mejor que curar, y por
lo tanto reducir emisiones es el camino a seguir.

Eso sí, para que esa reducción sea realmente efectiva debe hacerse de forma urgente, pues el
tiempo corre en contra.

Encontrar una solución al cambio climático no significa lograr un efecto retroactivo. No, al
menos, si no se consigue aplicar alguna tecnología revolucionaria que hiciese la diferencia. En
este sentido, no faltan los inventos que proponen soluciones casi casi de ciencia ficción.

Como vimos en un anterior post, algunas propuestas plantean encontrar solución al cambio
climático a través de curiosos proyectos de geoingeniería y demás disciplinas científicas. Entre
otras, se plantea frenar el calentamiento global enterrando el CO2, esparciendo polvo de
diamantes o recurriendo a la actividad volcánica para llenar la atmósfera de azufre y así bajar
la temperatura.

En un plano más realista, la sostenibilidad es el concepto clave, y si de tecnologías existentes


se trata, también se han propuesto numerosas soluciones. El objetivo, en este sentido, no sería
otro que estabilizar los niveles de CO2 sin renunciar al progreso.

Los objetivos serían múltiples. Desde aumentar la eficiencia del uso de combustibles o a nivel
energético en general hasta reducir la necesidad de utilizar energía, bien cambiando lo que
haya que cambiar a nivel tecnológico como recurriendo a una mayor concienciación social.

A la hora de buscar la sostenibilidad, ésta puede aplicarse a tantísimos ámbitos de la vida, que
especificar de forma pormenorizada resulta prácticamente imposible. Las áreas principales
coinciden, lógicamente, con los sectores que se consideran grandes emisores.

Como gran desafío a este respecto, hemos de señalar tanto el problema de la superpoblación
mundial como la necesaria revolución energética. Del uso de combustibles fósiles hemos de
pasar a su progresivo abandono recurriendo a una alternativa archiconocida, como son las
energías limpias.

Actualmente, las renovables son la opción estrella. Y, dentro de éstas, la tecnología


fotovoltaica. En segundo lugar, las turbinas eólicas, en sus distintas modalidades, sin olvidar
otras muchas energías renovables que están logrando grandes avances o a punto de hacerlo.

Entre otras, la geotérmica o la maremotriz. Un camino que, por ejemplo, la ONU evaluó de
forma muy positiva en su último informe sobre las energías renovables, titulado "Las opciones
de la tecnología verde: las implicaciones ambientales y de recursos de las tecnologías bajas en
carbono".
En este trabajo se concluyó que además de lograrse eficiencia energética se reducen de forma
importante las emisiones de gases de efecto invernadero, además de cuidarse el medio
ambiente y la salud pública.

Las acciones abarcan un amplio abanico de áreas. Se buscan avances verdes en el transporte,
agricultura, industria cárnica y sector industrial, orientados a una mayor sostenibilidad, a lo
que hemos de sumar la necesidad de una colaboración ciudadana que sume esfuerzos.

Además de la energía limpia, existen maneras de hacer las cosas que también implican un
menor uso de energía, limpia o no. Nos referimos a las famosas tres erres ecológicas, aquellas
que nos indican la importancia de reducir, reutilizar y reciclar. Junto a objetivos planteados
anteriormente, es clave acabar con la deforestación y cuidar también otros ecosistemas, por
ejemplo los mares, puesto que también son otro gran sumidero de CO2, sin olvidar la
importancia de combinar la producción agrícola con el cuidado ambiental.

Poner en marcha medidas realmente efectivas, por otro lado, necesitan de un motor que las
impulse de la forma adecuada. De nuevo, volvemos a mencionar la importancia de cumplir los
plazos establecidos para el logro del objetivo: frenar el cambio climático.

Siguiendo las recomendaciones científicas, el Acuerdo de París, un pacto histórico que todavía
tiene todo por hacer. Al tiempo que, justo es decirlo, también ha supuesto un enorme logro, ya
que se trata de un acuerdo global, en el que participan casi todos los países, si bien Estados
Unidos ha anunciado que saldrá de él.

Las soluciones vendrán cuando se consiga una suma de avances, puesto que solo una
estrategia conjunta, que ataque distintos frentes resultará efectiva. Estamos, por lo tanto, ante
un problema global que requiere de una acción también global. De otro modo, difícilmente
podrá llegarse a nada.

En este caso, además, no alcanzar el objetivo significa fracasar, por cerca que nos quedemos
de él. Así las cosas, además de haber alcanzado un pacto global, como es el Acuerdo de París,
se debe poner en marcha a través de políticas a nivel nacional. En el caso español, por
ejemplo, la clave está en una exitosa Ley de Cambio Climático, todavía pendiente de hacer.

Como el resto de países pertenecientes a la Unión Europea, siguiendo con el caso español,
España debe utilizar dicha Ley como herramienta para cambiar todo lo necesario para alcanzar
los objetivos establecidos por la Unión Europea, dentro del marco del Acuerdo de París.

En definitiva, las soluciones son complejas, puesto que requieren de un cambio de modelo
social que nos lleva a una transformación radical. Para ello hay que luchar contra intereses
creados, un serio problema, puesto que mover los status quo es dificilísimo, sobre todo
cuando el tiempo no es nuestro aliado, precisamente.

Igualmente, hay que resolver muchos problemas que surgen a consecuencia de una situación
nueva. Pero es la única salida, y merece la pena. No en vano, el futuro del planeta y de la
humanidad está en juego y, puestos a ver la botella medio llena, no faltan los estudios que
vinculan riqueza económica y lucha contra el cambio climático.

Conclusiones

En otras palabras, puesto que en los últimos 250 años la concentración de CO2 en la atmósfera
se ha disparado y sigue aumentando debido sobre todo a la actividad humana, detenerlas
significa también detener el cambio climático. De otro modo, salvo que se tomen medidas, las
emisiones de CO2 provocarán un desequilibrio ambiental tan importante que pondrán en
juego la misma supervivencia humana.

Si nos parece alarmista tal advertencia, la ciencia matiza apuntando que la humanidad podría
no extinguirse, pero el mundo que conocemos dejaría de ser el que es. De hecho, estamos al
borde de la sexta gran extinción.

La buena noticia es que, del mismo modo que hemos puesto al planeta contra las cuerdas,
también depende de nosotros evitar que la situación se nos vaya de las manos de forma
definitiva. Y para lograrlo la meta es la siguiente: además de dejar de esquilmar el planeta,
dejándolo sin recursos y destrozando ecosistemas naturales, se hace necesario combatir el
cambio climático con eficacia.

En concreto, el objetivo mínimo es estar por debajo del aumento de 2 grados centígrados a
finales de siglo, con respecto a los niveles preindustriales. De no lograrlo, el planeta dejaría de
tener la estabilidad térmica necesaria para la especie humana, disparándose además los
eventos extremos.

Impacto económico

El impacto del cambio climático produce variaciones en la producción de bienes y servicios,


modifica los patrones de consumo de los compradores, afecta las estrategias de los
empresarios privados e influye en las políticas ambientales de los gobiernos. En este contexto,
la rentabilidad esperada por los accionistas o socios puede no lograrse debido a factores
incontrolables, que muchas veces generan amenazas u oportunidades para las empresas,
según la industria en la que operen. Por otro lado, el comercio internacional es afectado por el
cambio climático al aumentar las exigencias sanitarias de parte de los gobiernos, las
asociaciones de negocios retail y los consumidores.

Diversos estudios han revelado que los efectos del cambio climático, resultan una fuerte
limitante al crecimiento económico e impiden el logro de un desarrollo sostenible ya que,
debido a su carácter transversal, afectan a todos los sectores de la economía. Diversos
estudios han revelado que los efectos del cambio climático, resultan una fuerte limitante al
crecimiento económico e impiden el logro de un desarrollo sostenible ya que, debido a su
carácter transversal, afectan a todos los sectores de la economía.

Se ha estimado que los efectos del cambio climático, el cual es generado por el incremento de
la temperatura media la cual, a su vez, es causada principalmente por un incremento en las
concentraciones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera, podrían causar en los
próximos cincuenta años una pérdida del PBI global del orden del 9% (esto solo considerando
efectos económicos y no sociales ni ambientales como impactos negativos en la salud, daño en
los ecosistemas como pérdida de biodiversidad, entre otros) y, de no realizar acciones de
mitigación y adaptación, dicha pérdida podría ascender a 20% debido a los daños e impactos
crecientes.

Falta de agua de bebida y de pastos para el ganado extensivo y encarecimiento de los forrajes
en ganadería.

Problemas en los regadíos.


Problema con las siembras.

Falta de rendimiento en cultivos y producciones.

Pérdida de ayudas PAC de mantenerse la regulación actual.

Falta de agua de bebida para el ganado extensivo, falta de pastos y encarecimiento de los
forrajes en ganadería

Muchas fuentes de agua natural, ríos, arroyos y arroyuelos se han secado en amplias zonas de
nuestra geografía y por ello, la ganadería extensiva no encuentra dónde beber en
determinadas ocasiones, otras veces deben recorrer grandes distancias para conseguirlo y, en
la mayoría de los casos, los ganaderos están contratando cisternas para que lleven agua al
ganado, con un alto coste., que UPA sitúa, para una explotación media de 50 vacas, en más de
1.000 euros al mes sólo en el coste de las cisternas para dar de beber al ganado.

Además, la falta de agua ha impedido el desarrollo de pastos para la alimentación del ganado,
obligando a aportes suplementarios de piensos, heno y forrajes con el consiguiente
incremento de los costes de producción a los ganaderos.

Por último, fruto de la sequía existe escasez de forrajes y mayor demanda de los mismos, ante
lo cual se prevén aumentos en sus cotizaciones.

Problemas en los regadíos

Los regadíos constituyen de una manera generalizada una fuente de riqueza frente a los
secanos tradicionales además de suponer un incremento del valor añadido, y lo que es más
importante, un factor que socialmente implica un freno al despoblamiento de nuestro medio
rural.

El regadío ha sido considerado tradicionalmente como un elemento clave para el desarrollo


rural. Sin agua no hay producción agraria y sin ésta es inconcebible el desarrollo rural.
Teniendo en cuenta que los regadíos incrementan de manera casi exponencial los
rendimientos por superficie, la conclusión resulta evidente: es imprescindible aumentar la
superficie regada para que, a su vez, aumente la producción, se genere más riqueza y se frene
el éxodo rural, siempre teniendo en cuenta las disponibilidades reales del recurso y las
proyecciones esperadas de los efectos del cambio climático.

La fuerte sequía que estamos padeciendo puede provocar un daño muy importante a las
economías de nuestros agricultores de regadío. Este hecho podría incluso motivar el abandono
de ciertos cultivos de regadío o su conversión a secano en caso de una pérdida notable en su
rentabilidad, lo cual implicaría poner en cuestión la viabilidad de gran parte del regadío en
España.
A lo largo de este año se están produciendo restricciones importantes en el agua de riego. De
no llover de forma abundante en un futuro, en 2018 no se va a poder regar en determinadas
zonas geográficas.

Problema con las siembras

La falta de agua está teniendo sus efectos también sobre las siembras. En algunas ocasiones las
siembras otoñales no se han podido realizar por la falta de tempero –humedad adecuada del
suelo para proceder a la siembra- obligando a los productores a la modificación de los
calendarios. En otros casos, se pudo sembrar pero la sequía está provocando falta de
nascencia y dificultades en el desarrollo posterior de las plantas nacidas.

Falta de rendimiento en cultivos

El olivar, el girasol y el almendro, en periodo de recolección, están experimentando pérdidas


de rendimiento como consecuencia de la sequía. También se han producido pérdidas en el
cereal recolectado y el viñedo.

La pérdida de producción de miel se ha hecho notar también en la campaña apícola con


pérdidas de más de un 50% o 60% en miel y polen. Esta merma en la producción se debe
fundamentalmente al excesivo calor.

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