Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La Puesta en Valor PDF
La Puesta en Valor PDF
Resumen
La puesta en valor de la diversidad cultural: implicancias y efectos
Assesment of cultural diversity: implications and effects
Este texto se centra en identificar diversas formas de concebir la diversidad cultural y la interculturalidad, desde
diferentes enfoques y en perspectiva histórica, y enuncia los posibles puntos de partida más fructíferos para
encarar la construcción de sociedades donde la interculturalidad devenga horizonte de significación y acción con
potencialidad emancipatoria.
Abstract
This text revolves around the identification of diverse forms of conceiving cultural diversity and interculturality
from the different approaches and in historical perspective. Also, it announces the most fruitful possible starting
points to face the construction of societies where interculturality becomes a meaningful horizon of action with
freeing potential.
Résumé
Ce texte est centré sur l'identification des diverses manières de concevoir la diversité culturelle et l'inter culturalité,
depuis différentes approches et en perspective et dans une perspective historique, en énonçant les possibles
points de départ les plus avantageux pour faire face à la construction de sociétés où l'inter culturalité devienne
horizon de signification et action avec potentialité émancipatrice.
Palabras clave
__________________________________________________
*
Profesora Titular de la Universidad de Buenos Aires, e investigadora del CONICET (Argentina).
Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 37
La puesta en valor de la diversidad cultural: implicancias y efectos
L
ejos de ser una experta en etnoedu- Que el mundo en que vivimos y los seres hu-
cación, mi experiencia antropológica manos que lo habitamos somos heterogéneos
de trabajo con el pueblo Mapuche en es casi un dato de sentido común. Menos
Argentina me llevó a interesarme en los dere- transparente es qué significa y qué consecuen-
chos de los pueblos originarios, y en la géne- cias trae esa heterogeneidad, pues cualquier
sis y operatoria de formaciones de alteridad manera de representarla ya es fruto de proce-
que ejercen distintas resistencias a un reco- sos de significación. Lo interesante en todo
nocimiento pleno de esos derechos. Con base caso es que vivimos en una época en que ha-
en esta experiencia, no estoy en condiciones blamos de tal heterogeneidad mayormente
de discutir desde un punto de vista pedagó- como diversidad cultural y biodiversidad. Más
gico la pertinencia de distintas propuestas de interesante aún, que desde el reporte “Nues-
tra diversidad creativa” de la Unesco de 1995
interculturalidad. Tampoco provengo de un
(Unesco, 1997), hasta las propagandas de Coca
país con amplia experiencia comparativa en
Cola y de los Colores Unidos de Benetton,
la discusión, diseño y ejecución de proyectos
sugieren que las diferencias no son un pro-
en esta área. A pesar de —o quizá gracias a—
blema, sino un valor, un recurso, un capital,
ambas limitaciones, sí estoy un poco más en-
incluso un derecho. Asociado a esto, va en-
trenada en identificar factores que complican tonces la idea de que la diversidad cultural y
las posibilidades de diseñar ordenamientos la biodiversidad deben ser gestionadas y ad-
político-jurídicos que hagan lugar a la hete- ministradas. Por tanto, conceptos como los de
rogeneidad de nuestras sociedades. multiculturalismo, interculturalidad y seguridad
ambiental surgen como cuestiones de agenda
Me voy a centrar entonces en identificar, des- política y materia de políticas públicas tanto
de mis propias experiencias y lecturas, distin- nacionales como internacionales.
tas formas de concebir la diversidad cultural y
la interculturalidad, explicitando primero des- Coloco los conceptos de diversidad cultural y
de qué enfoque abordo estos dos conceptos. biodiversidad a la par, simplemente para llamar
Introduzco después una breve historia sobre la atención a dos niveles de reconocimiento
los procesos que han llevado a ver la diversi- de la importancia de la heterogeneidad que,
dad cultural como un valor, para poner en si bien son distintos, se van entramando para
contexto algunas de las características y condi- las mismas épocas. Por compartir, además,
cionamientos de época en que nos toca pen- contextos de transformación más amplios,
sar estos temas. Examino a continuación for- ambos se han venido resignificando, inter-
mas contrastadas de definir estos temas que referenciando e interfiriendo mutuamente de
se vienen debatiendo en mi país, como ejem- maneras complejas (Ulloa, 2004). Su examen
plos a partir de los cuales identificar desde en paralelo nos dice menos de cambios en las
heterogeneidades representadas, que de trans-
qué ejes de análisis conviene analizar las
formaciones de época en las maneras de
implicancias y efectos de esas distintas formas
entramar el sistema-mundo, con base en nue-
de pensar la diversidad cultural y la intercul-
vas formas de acumulación del capital, y de
turalidad. Comparto, por último, lo que me
dirimir y concebir desafíos y amenazas geopo-
parecen son los puntos de partida más fructí- líticos a escala planetaria. Aunque sería enton-
feros para encarar la construcción de socie- ces imperioso trabajarlos juntos, por razones
dades donde la interculturalidad devenga de tiempo y competencia me centro aquí en
horizonte de significación y acción con po- rastrear sólo algunas implicaciones del prime-
tencialidad emancipatoria. ro de ellos. Me ceñiré, más específicamente, a
38 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007
Otras lógicas
Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 39
La puesta en valor de la diversidad cultural: implicancias y efectos
trimonio y capital social, la convierten en una verse no ya como cuestión de la esfera priva-
vía o pivote para promover un “desarrollo da o como complicación de la esfera pública a
sustentable” y batallar contra diversas formas ser superada con el tiempo, sino como proble-
de “vulnerabilidad”. ma a ser proactivamente encarado para garan-
tizar gobernabilidad. Al interior de los países
Primer umbral centrales, el multiculturalismo emerge como
respuesta hegemónica a esos movimientos y
Paradójicamente, la llamada Guerra Fría trans- reclamos (Taylor, 1992). Apunta a implementar
currió en contextos de alta temperatura, no políticas de acción afirmativa, con el cometi-
sólo por la amenaza permanente de una nue- do de recrear ambientes propicios para una
va escalada bélica planetaria de prosapia nu- igualdad potencial de resultados que la igual-
clear, sino por coexistir en los países centrales dad de oportunidades pregonada por los dis-
con un reordenamiento de las relaciones de cursos de ciudadanía homogénea no alcanza-
colonialismo ultramarino —por los procesos ba a garantizar.
de descolonización de Asia y África— y de
colonialismo interno —por la migración Aunque ese multiculturalismo pueda ser de-
de contingentes de las excolonias a las finido de varias maneras y con diversos alcan-
metrópolis y por la emergencia al interior de ces (véase, por ejemplo, Kincheloe y Steinberg,
ciertos países centrales de luchas por los 1999), en contextos como Estados Unidos pa-
derechos civiles (Briones, 1998). El recuerdo rece pensarse inicialmente como una salida
de “fines de los años sesenta y principios de temporaria que duraría hasta que la igualdad
los setenta” como época de tanta creatividad de derecho quedara acompañada por una
como convulsión, no parece ajeno al surgi- nivelación de hecho. Como política pública,
miento de distintos movimientos (indianistas, sus fundamentos parecen enfatizar más los
feministas, Black Power, de liberación nacio- efectos que las razones históricas de la discri-
nal, etc.) que pusieron en jaque ciertas certe- minación y la desigualdad, y las soluciones
zas globales y nacionales en distintas partes provistas operan más sobre las emergencias
del planeta. Entre ellas, la de que la moderni- contemporáneas de una historia desagencia-
zación en marcha no siempre lograba conju- da, que sobre sus huellas encarnadas como
rar lealtades étnicas que se pensaban atávicas condicionamientos estructurales.
o anacrónicas (Geertz, 1973), y la de que las
promesas de una ciudadanía homogénea al En todo caso, pareciera que, en sus versiones
interior de Estados-nación modernos, conden- más banales, la idea de hacer espacio a la di-
sadas a menudo en ideas de “crisol de razas”, versidad cultural como característica de la
reproducían más desigualdades y diferencias esfera pública va propiciando ideas de socie-
de las que afirmaban remedar (Glazer y dad concebidas a modo de archipiélagos o
Moynihan, 1975). mosaicos étnicos. Estas ideas resultan proble-
máticas no sólo porque evocan una fragmen-
Allanando el camino de lo que con el tiempo tación o pura diferencia, que nunca se pone
serían llamados “nuevos movimientos socia- en relación con otros factores que también
les”, la escenificación de demandas desde aparejan heterogeneización —por ejemplo,
políticas alternativas de identidad presupone diferencias de clase social—, sino también
y crea una crisis que resulta de poner en duda porque promueven una falsa imagen de se-
estructuras “tradicionales” y explicativas de paración o aislamiento entre las distintas mi-
membresía y pertenencia en términos de cla- norías, cuyas “diferencias” se reconocen como
se, partido o Estado-nación (Mercer, 1991). “legítimas”. Esta aceptación se basa, a la vez,
Desde las instancias definidoras de políticas en una autocomplaciente y asimétrica noción
globales y nacionales, la diversidad empieza a de “tolerancia”, que no busca poner en ten-
40 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007
Otras lógicas
sión visiones alternativas del mundo vía su del lenguaje antirracista de respeto a las dife-
debate en el espacio público. Más bien, subya- rencias culturales, pero adopta una visión
ce una idea de coexistencia como derecho a la esencializante de las diferencias, para reafir-
exposición / tematización pública de los pa- mar límites y supremacías culturales.
trimonios culturales de los diferentes, y un
foco de acción concentrado en políticas de Segundo umbral
empleo y acceso a la educación.1
Progresivamente, distintas instancias acaeci-
A partir de estas experiencias, mi hipótesis es das en las décadas del ochenta y del noventa
que, en contextos donde las diferencias o di- —como la sanción por las Naciones Unidas
visorias culturales se ven como infranquea- del “Decenio para la Cultura y el Desarrollo”
bles, tiende a prevalecer un modelo de mul- (United Nations, 1984) o el “Decenio de los
ticulturalismo que tematiza, en vez de negar Pueblos Indígenas” (Naciones Unidas, 1994)—
o silenciar, los efectos de esas divisorias como muestran que la cultura comienza a verse y
clave de gobernabilidad, pero no logra hacer- promoverse a escala global como un valor de
las porosas ni negociarlas de manera que por sí, y por ende, un recurso para el desa-
remonten el modelo de la política como jue- rrollo y un derecho inalienable. Las diferen-
go de suma cero que presuponen y crean. Es cias culturales no se piensan ya temporarias,
decir, modelos donde prima la idea de que sino capital social permanente, sobre cuya
para que unos ganen algo, otros necesariamen- base se pueden dirimir diversas cuestiones
te deben perder o resignar algo. La conflicti- que van desde la promoción de poblaciones
vidad que así se instala no sólo tiende a etni- vulnerables, hasta la administración selectiva
cizar como minoría a las mayorías sociológicas de la multiculturalidad según la lógica de la
de un determinado contexto —permitiendo transnacionalización económica (Yúdice, 2002).2
que, en un contexto como Estados Unidos, Hablamos de un campo en el que mientras
las reacciones tomen formas que, por ejem- los organismos multilaterales de finan-
plo, reivindican “los derechos de los rubios ciamiento pueden instar a los Estados a que
de ojos azules”—, sino que puede eventual-
mente evolucionar a lo que Susan Wright […] los pueblos indígenas no sufran
(1998) caracteriza como el racismo cultural de efectos adversos durante el proceso de
la Nueva Derecha británica, que se apropia desarrollo […] y que reciban beneficios
__________________________________________________
1 Rachel Sieder (2004) argumenta que ciertas variantes del indigenismo latinoamericano ya anticipaban algunas de
las características del multiculturalismo como mero reconocimiento de diferencias culturales que debían ser toma-
das en cuenta para propiciar una integración más eficaz. No descarto que, en ciertos casos nacionales, este recono-
cimiento se haya tematizado más explícitamente. Aún así, pocas veces las políticas estatales indigenistas latinoame-
ricanas gestionaron una “convivencia multicultural” como la buscada en ciertos países centrales a partir de la
década del sesenta.
2 Sostiene Yúdice que hoy “es casi imposible encontrar declaraciones que no echen mano del arte y la cultura como
recurso, sea para mejorar las condiciones sociales, como sucede en la creación de la tolerancia multicultural y en la
participación cívica a través de la defensa de la ciudadanía cultural y de los derechos culturales por organizaciones
similares a la UNESCO, sea para estimular el crecimiento económico mediante proyectos de desarrollo cultural
urbano y la concomitante proliferación de museos cuyo fin es el turismo cultural” (Yúdice, 2002: 24-25). En un
marco donde la cultura como recurso deviene pretexto expeditivo para el progreso sociopolítico y el crecimiento
económico, prosigue el autor (p. 23), está operando “una nueva división internacional del trabajo cultural que
yuxtapone la diferencia local a la administración y la inversión transnacionales” (p. 16). Esta nueva división del
trabajo anuncia una economía política que concretamente puede implicar “la explotación del trabajo ‘inmaterial’
(por ejemplo, la ‘vida’ que las poblaciones subalternas aportan a la clase profesional-gerencial y a los turistas en las
ciudades globales de hoy) y, además, la transformación de artistas e intelectuales en los gerentes de esa expropia-
ción, llevada a cabo bajo el disfraz del trabajo ‘centrado en la comunidad’” (p. 51).
Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 41
La puesta en valor de la diversidad cultural: implicancias y efectos
__________________________________________________
3 En su preámbulo, este nuevo convenio afirma que la diversidad cultural es “una característica inherente a la
humanidad”, un “móvil esencial para el desarrollo sostenible” y un elemento “indispensable para la paz y
la seguridad local, nacional e internacional”. Reconocida “la importancia de los conocimientos tradicionales como
fuente de riqueza material e inmaterial”, así como “la importancia de la cultura en la cohesión social”, se establece
la necesidad de garantizar su protección y promoción (Unesco, 2005).
42 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007
Otras lógicas
Lo que en todo caso me gustaría compartir, La lengua y cultura indígenas aparecen en-
son ciertos aprendizajes acerca de dónde mi- tonces como objetos a preservar, rescatar e
rar y hacia dónde apuntar al momento de ver incluso fortalecer, no tanto por su valor intrín-
qué ponen en juego distintas propuestas que seco o por lo que significan para la reproduc-
usan las ideas de diversidad cultural e intercultu- ción de los pueblos indígenas, sino como me-
ralidad como signos ideológicos clave. Es un dios para otros fines. Además de mostrar la
aprendizaje realizado a partir del análisis de unidireccionalidad de la noción de “pluralis-
legislaciones que recogen propuestas de edu- mo” que se impulsa, esta forma de ver a las
cación en la diversidad y de educación lenguas y culturas indígenas como “instru-
intercultural y bilingüe como derecho consti- mento de integración” sugiere que, en el fon-
tucional de los pueblos originarios en Argen- do, aún prima la antigua idea —materializa-
tina, así como de contrapropuestas y discu- da en la Ley Nacional Indigenista (Ley 23302,
siones emanadas de los mismos pueblos 1985)— de que los indígenas son “habitantes
originarios, equipos de apoyo y académicos incompletos”, a ser transformados para de-
en el país. Aunque parte de esos análisis están venir ciudadanos plenos. Aunque este marco
contenidos en otra parte (Briones, 2002; Brio- queda por debajo del piso de reconocimiento
nes et al., 2006), los retomo brevemente aquí fijado constitucionalmente, prevalece en el
para emprender luego una sistematización de sentido común de muchos funcionarios (GE-
los ejes de lectura que ayudan a pensar —se- LIND, 1999).
gún creo— por dónde pasan las diferencias
sustantivas en la forma de conceptuar ambas En otros casos, la “interculturalidad” se re-
nociones y qué consecuencias aparejan tales duce básicamente a habilitar un espacio esco-
diferencias. lar para que cada cual haga lo que por tradi-
ción quiera hacer, sin modificar demasiado la
oferta educativa para los no indígenas. Esta
Implicancias y efectos de propuestas va- concepción puede tomar la forma de una “re-
riadas: algunos ejemplos paración histórica”, que da cabida a la expre-
sión de identidades y valores silenciados en
Al decir que los conceptos diversidad e intercul- la esfera pública, sin revisar las reglas de jue-
turalidad son conceptos disputados, nos refe- go de este ámbito de interacción. Esta idea
rimos a que, para algunos, por ejemplo, “in- vacía de “reparación” se traduce, por ejem-
terculturalidad” básicamente significa hacer plo, en propuestas de incorporación de
uso de las lenguas y culturas de los pueblos hablantes nativos de las comunidades a las
indígenas para facilitar su integración a los escuelas públicas locales, para impartir una
valores de una identidad nacional que se si- cantidad limitada de horas de clase sobre len-
gue pensando en singular. Por ejemplo, en el gua y cultura indígena, pero sin apoyar su
marco de fomentar una “convivencia plura- trabajo desde un programa de capacitación
lista y participativa”, la Ley Federal de Edu- sostenida, ni revisar el currículo en su con-
cación compromete al Estado argentino —en junto, ni definir la articulación entre los dos
su artículo 34— a promover “tipos” de docentes. En el corto plazo, inicia-
tivas de este tipo pueden juzgarse desde el
[…] programas, en coordinación con las axioma del sentido común: “peor es nada”. A
pertinentes jurisdicciones, de rescate y futuro, sin embargo, la escasa o despareja pro-
fortalecimiento de lenguas y culturas ductividad de esta forma de emprendimientos
Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 43
La puesta en valor de la diversidad cultural: implicancias y efectos
—donde los capacitadores comunales quedan — No está limitada al nivel de educación ini-
librados a su suerte y a la predisposición de cial, sino que es un desafío permanente
maestros no indígenas para trabajar juntos— en todos los niveles educativos, incluso el
puede convertirse en otro de los tantos pro- universitario.
yectos por cuyo fracaso se responsabilice una
— No sólo está limitada a la cultura, porque
vez más a los mismos indígenas. no puede haber interculturalidad cuando
el Estado niega otros derechos, como el
En este contexto, es interesante traer aquí las derecho al propio espacio territorial don-
discusiones y conclusiones del panel sobre de las culturas y los pueblos florecen.
interculturalidad del Primer Encuentro Na-
cional de Educación e Identidades “Los pue- — No sólo es un tema que afecte a “los otros
blos originarios y la escuela”, realizado bajo la diferentes”, porque todos estamos cultural-
coordinación de la Mesa de Trabajo de los mente constituidos y vivimos en socieda-
Pueblos Originarios, la Confederación de Tra- des entramadas a partir de diferencias y
bajadores de la Educación de la República desigualdades que jerarquizan y estigma-
Argentina y la Universidad Nacional de Luján, tizan selectivamente la diversidad cultu-
ral de nuestras sociedades.
el 26 y 27 de septiembre de 2003. En este foro,
y ante el recurrente confinamiento de las de — No sólo está limitada al sistema de educa-
todas formas aún escasas y acotadas propues- ción pública formal, pues debe entender-
tas oficiales de interculturalidad al ámbito de se como proyecto y responsabilidad del
la educación pública y el bilingüismo, se arri- conjunto, y como derecho a ser garanti-
bó al entendimiento de que la intercultura- zado por el Estado (Briones, 2003).
lidad:
44 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007
Otras lógicas
ciones de vida, y por revisar constantemen- que la definen como vía para “elevar el
te los logros para expandirlos. Para nivel de vida” de ciertos sectores vulnera-
ejemplificarlo de manera sencilla, un arre- bles de la población.
glo intercultural que pueda hacer más sa-
— Como forma de relación que estimula la
tisfactorias las relaciones entre grupos que
tolerancia, entendida como coexistencia
se piensan diferentes culturalmente, no
cortés de los diferentes en los espacios
asocia de manera necesaria interacciones
comunes. Las interacciones buscadas se
mejores al interior de cada grupo en lo que
basan en un respeto que no requiere ma-
respecta a crear espacios de expresión de yores transformaciones de lo que cada
su heterogeneidad interior. cual piense, aunque sí amplía las diferen-
cias que se pueden escenificar en ámbitos
2. Los contrastes sustantivos entre diversas de interacción, limitando, al mismo tiem-
propuestas se examinan mejor a la luz de po, la denostación abierta de las diferen-
dos ejes de análisis que permiten poner en cias en la esfera pública. Prima así la idea
perspectiva los distintos horizontes de sig- de que la sociedad es un mosaico de gru-
nificación que alientan propuestas varia- pos distintos, y de que las conductas coti-
das. Me refiero a cómo se conciben las re- dianas deben guiarse por lo “políticamen-
laciones sociales, y se define lo que es la te correcto”. Subyace la idea de que unos
cultura / lo cultural. A este respecto, mi im- deben consentir que las peculiaridades de
presión es que la visibilidad de estos dos “los otros” se muestren de manera noto-
ejes es despareja. Esto es, como la intercul- ria. Este tipo de relaciones es el que pre-
turalidad parece una falencia o logro que domina en variantes de multiculturalismo
se hace patente en las interacciones, resul- hegemónico que Turner (1993) denomina
ta más sencillo ver y disputar los implíci- multiculturalismo de la diferencia. Una va-
tos acerca de las relaciones sociales promo- riante menos condescendiente de esta for-
vidas y buscadas, que los presupuestos ma de relación enfatiza la necesidad de
acerca de lo que cada cual entiende por “dar” participación a los diferentes en la
cultura / lo cultural. gestión de sus propios intereses, lo que re-
quiere compromisos activos de algunos
Simplificando el argumento y pasando en lim- para garantizar esos espacios, más que
pio las propuestas y debates antes comenta- redefinir la forma misma en que esos es-
dos, vemos que los mismos presuponen y pacios se estructuran, condicionando los
crean al menos tres tipos distintos de relacio- tipos y amplitud de la participación. Se
nes sociales, en tanto la interculturalidad pue- apoya en la idea de que la participación,
de verse: por sí misma, con base en una racionali-
dad comunicativa de índole habermasiana
— Como forma de relación que posibilita que (Habermas, 1989), neutraliza los conflictos
los otros, los distintos, aprendan a aseme- de intereses —visión que, por ejemplo,
jarse a lo que se define como “nosotros” o prima en la Operatoria 4.10 del Banco
alcancen el nivel esperado para ese “no- Mundial.
sotros” cívico. Aquí la interculturalidad se — Como forma de relación basada en inter-
toma como medio para satisfacer otros fi- cambios horizontales, simétricos y recí-
nes, como el de la integración, y no como procos, en tanto matiz faltante, escasa o
una nueva forma de pensar la conviven- insatisfactoriamente desarrollado por la
cia colectiva. Es la visión que ha predomi- socialidad vivida. Esto requiere cambios de
nado en lo que llamamos indigenismo lati- todos en distintos espacios, y revisar los
noamericano, y perdura hasta el día de hoy arreglos y acuerdos sociales de conviven-
en propuestas contemporáneas focalizadas cia más amplios.
Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 45
La puesta en valor de la diversidad cultural: implicancias y efectos
46 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007
Otras lógicas
tir del cual se puede, por ejemplo, lograr un car cuestiones equivalentes. Aún así, también
desarrollo sustentable. Claro que una u otra permite visibilizar la posibilidad tanto de
entrada produce efectos dispares. No obstan- sostener como de revisar lo que en cada mo-
te, ambas convergen en un punto central, que mento y lugar se defina como innegociable e
es el de adscribirse o promover nociones de inasimilable, sin apelar a rígidos estándares
diversidad cultural que tienden a quedar des- de autenticidad que, por lo general, son más
pojadas de toda determinación geopolítica y, descalificadores de quienes reclaman recono-
por ende, se tornan banales. Se puede enton- cimiento de tradiciones alternativas propias.
ces reconocer que hay superposición entre di- Permite incluso tomar esto como evidencia de
ferencia cultural y vulnerabilidad o inequidad, que, además de ser un derecho humano, la
pero no necesariamente desmontar los meca- diferencia cultural deviene una dimensión
nismos que enlazan estas cosas. constitutiva y no antagónica de la ciudadanía
civil, equivalente a la libertad de expresión y
Distinto es el panorama que emerge cuando de pensamiento.
vemos la cultura / lo cultural como dimen-
sión constructiva, constitutiva y creadora de
todos los aspectos de la vida que, además Recapitulando
de contingente, comunicable, cambiable y po-
rosa, es campo de disputa hegemónica al Apuntando entonces con esta presentación a
interior y entre grupos que organizan su iden- promover debates, termino compartiendo qué
tidad en torno a lo que juzgan “diferencias atributos tendría que tener para mí una inter-
culturales”. Desde este encuadre, las fronte- culturalidad que operara como horizonte de
ras de diferencia sociocultural se ven como significación y de posibilidades apto para pro-
efecto de procesos de interacción, confronta- mover ciudadanías activas y más emancipa-
ción y negociación que administran tanto lo doras, esto es, ciudadanías cuya capacidad de
que se considere universalmente compartido, articular “universos diferentes” surja de con-
como lo que se considere innegociable e inasi- templar tanto la posibilidad de consensuar
milable (García Canclini, 2004). Más impor- acuerdos “universales”, como la de poner en
duda su inmanencia.
tante aún, esas fronteras se empiezan a ver
como límites oposicionales “dentro de” cier-
Pienso en una interculturalidad que fomente
tos contenidos y no como mero límite “de”
relaciones horizontales, simétricas y recípro-
contenidos culturales (Friedman, 1993). Esto
cas (PEBI - CRIC, 2004: 123), menos como vía
es, como modos alternativos de concebir y
para suspender todo antagonismo (lo que es
practicar la educación, la religiosidad, los in- imposible), que como vía para estimular a-
tercambios económicos o la política, que se prendizajes continuos y mutuos. Retomando
pueden pensar recíprocamente para impreg- ideas de Paulo Freire, aprendizajes en térmi-
narse mutuamente o distanciarse, y no como nos de reconocer las muy distintas asimetrías
religiones, sistemas de educación, economías y desigualdades que han anclado histórica-
o culturas políticas necesaria y perpetuamen- mente y siguen anclando “la diversidad cul-
te desligadas. tural”, y de objetivar los también distintos
privilegios que esas asimetrías y desigualda-
Por un lado, este encuadre torna esas fronte- des recrean entre grupos y dentro de cada
ras conmensurables, porque, en definitiva, uno de ellos, para que la capacidad de convi-
hablamos de desacuerdos por dentro y no por vir con los diferentes permita confrontar con
fuera de ciertos contenidos. Por otro, no mi- los antagónicos.
nimiza la conflictividad inherente que esas
fronteras tienen, porque, en definitiva, remi- Una interculturalidad que, en vez de atrin-
ten a diferentes maneras de entender o expli- cherarse en diferencias sueltas, parta de re-
Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 47
La puesta en valor de la diversidad cultural: implicancias y efectos
conocer que todo colectivo y ser humano tie- interculturalmente constituidos, aunque sea
ne potencialidades y vacíos (PEBI - CRIC, cierto que esa constitución dependa menos
2005: 29), y que la promoción de sus fortalezas, de nuestro libre albedrío que de una hibrida-
así como la superación de sus limitaciones, ción entendida no como indeterminación total,
dependen tanto de estar abiertos a aprender sino como “combinación de condicionamien-
de otros, como de bregar para que las convic- tos específicos” que recrean a unos más que a
ciones propias que parezcan más adecuadas otros como más diferentes, desiguales y des-
para la convivencia del conjunto sean toma- conectados (García Canclini, 2004: 151).
das por los demás.
Por ello veo que uno de los principales desa-
Una interculturalidad sabedora de que las fíos pasa por dar mayor visibilidad y cabida
“medidas culturales” no pueden por sí mis- práctica a este atravesamiento múltiple que
mas resolver injusticias económicas y políti- nos constituye, para poder, por un lado, nom-
cas, pero también de que cualquiera de estas brar y explorar las causas y efectos de esos
injusticias está culturalmente inscripta. condicionamientos, y, por otro, direccionar
nuestra capacidad de agencia hacia la cons-
En definitiva, una interculturalidad prepara- trucción de mapas de significado y lugares
da para reconocer que otro lugar clave donde de apego que, en vez de atenazar, desplieguen
dirimir qué tipo de acuerdos de convivencia sensibilidades afectivas (Grossberg, 1992) in-
queremos, apareja plantearse no sólo qué tipo terculturales. Desplegar sensibilidades afec-
de relaciones sociales se busca promover y qué tivas interculturales convertiría las intersec-
estándares metaculturales conviene adoptar ciones que nos constituyen en lugares de
para que la cultura / lo cultural no se convier- fortaleza y no de debilidad, y alentaría insta-
ta en una camisa de fuerza, sino también de- laciones estratégicas más potentes para bata-
finir qué ideas de persona corresponde tomar llar contra el silenciamiento de diferencias le-
como soporte de la diversidad, como sujeto y gítimas, la reproducción de desigualdades
objeto de una interculturalidad que no insidiosas y la existencia de desconexiones
esencialice o cosifique sus formas de hacer y inhabilitantes. En otras palabras, pensarnos
pensar, y que posibilite que ciertos acuerdos como personas en las que ya conviven varios
interculturales devengan praxis, esto es, trans- mundos, nos predispone a constituirnos en
formadores de conductas en vistas a la transfor- sujetos interculturales en nuestro hacer y
mación de las estructuras objetivas. agencia, más allá de las adscripciones cultu-
rales que articulemos como centrales en nues-
A este respecto, cabe advertir que los siste- tra pertenencia.
mas de identidad tienden a operar desde re-
gímenes de verdad que rigidizan los límites Pensarnos como sujetos interculturales per-
sociales y plantean las fronteras de diferen- mitiría también entender que esas adscrip-
cias culturales como dicotómicas y cerrada- ciones culturales no son un factor externo que
mente contrastivas. Sin embargo, todos los colisiona con nuestra ciudadanía, sino una
seres humanos —y los pueblos originarios más dimensión tan inherente a ella como la civil,
que otros, por razones que bien describe la política y la social, lo que facilita buscar for-
García Canclini (2004: 49)— tenemos experien- mas de intersecar esas dimensiones, en vez
cias desde ambos lados de esas fronteras, por de verlas como excluyentes o en inevitable
nuestros orígenes, nuestros desplazamientos, conflicto. Creo, además, que hablar de dimen-
la escolarización, o por el peso de las indus- siones inherentes a la ciudadanía, más que de
trias culturales y los medios de comunicación tipos de ciudadanía, desmitificaría la idea
masiva. En este sentido, más allá de lo que los de que sólo algunos, los diferentes, tienen cul-
sistemas de identidad pregonen, estamos tura, y ayudaría a hacer explícita cuál es la
48 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007
Otras lógicas
norma desmarcada que se toma como univer- idea de discrepancias abre un espacio que nos
sal / normal. La interculturalidad no sería enton- dispone a la posibilidad de transformar lo que
ces un derecho de algunos sino de todos, aunque pensamos. Y decíamos también que, en esto,
paralelamente se haría manifiesto —y éste es un darnos a todos el mismo permiso de mante-
punto importantísimo de recalcar— que es un de- ner nuestras convicciones, pero también de
recho que ha sido y es más conculcado para algu- cambiar reflexivamente de opiniones, valores
nos que para otros. y prácticas, constituye una base interesante
para pensar nuestra humanidad común, así
Si retomamos el epígrafe con que este artícu- como nuestro derecho a convivir en y con he-
lo empieza, diría que si las dimensiones civil, terogeneidad.
política y social de la ciudadanía se ven como
complementables, mientras la dimensión cul-
tural se ve como conflictiva, es porque es esta Referencias biblio y cibergráficas
última dimensión la que más pone en entre-
dicho la certeza de una universalidad que “Alientan la protección de los bienes culturales”, La
opere para todo tiempo y lugar. Apostar a Nación, argentina, 21 de octubre de 2005, [en línea],
poner en entredicho una certeza semejante disponible en: http://www.lanacion.com.ar/cultura/
no comporta negarnos a definir ciertas uni- nota. asp?nota_id=749308&origen=premium), fecha
versalidades que guíen nuestros sucesivos de consulta: 21 de octubre del 2005.
acuerdos de convivencia, sino que busca ha-
Briones, Claudia, 1996a, “Culturas, identidades y fron-
cernos concientes, en cada momento, de su
teras: una mirada desde las producciones del cuarto
contingencia y, por ende, de sus beneficios, mundo”, Revista de Ciencias Sociales, Universidad
pero eventualmente también de sus costos. Nacional de Quilmes, Argentina, núm. 5, pp. 121-33.
Como movimiento tendiente a promover lu- _, 1996b, “(Lo esencial es invisible a los ojos)n: críme-
gares de apego e instalaciones estratégicas nes y pecados de (in)visibilidad asimétrica en el con-
ancladas en sensibilidades afectivas intercultu- cepto de cultura”, Publicar, Colegio de Graduados en
rales, la interculturalidad que imagino se Antropología, Buenos Aires, año 5, vol. 6, pp. 7-36.
distancia de relativismos agoreros que ame-
drentan con advertencias de crisis de valores _, 1998, La alteridad del “cuarto mundo”. Una decons-
trucción antropológica de la diferencia, Buenos Aires,
y fragmentación, que justifican descompro-
Ediciones del Sol.
misos, o que promueven ideas de la política
como juego de suma cero. Alienta simplemen- _, 2002, “Viviendo a la sombra de naciones sin som-
te a tomar conciencia de que nuestros valores bra: poéticas y políticas de (auto)marcación de ‘lo
pueden cambiar con el tiempo y no crean per- indígena’ en las disputas contemporáneas por el de-
tenencias fijas y excluyentes. Si este ejercicio recho a una educación intercultural”, en: N. Füller,
deviene emancipador, no lo es tanto porque ed., Interculturalidad y política. Desafíos y posibilidades,
anule el conflicto, sino porque nos permite Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú e Ins-
estar abiertos a intercambiar distintas mane- tituto de Estudios Peruanos, pp. 381-412.
ras de ver las cosas y a generar nuevos len-
guajes y símbolos comunes para hablar de _, 2003, “Conclusiones del Panel 3: ‘Interculturalidad:
Un concepto en discusión’ del 1er. Encuentro Nacio-
lo que nos acerca y de lo que nos distancia,
nal de Educación e Identidades: Los Pueblos Origi-
de lo que compartimos y acordamos, así como de
narios y la Escuela”, Universidad Nacional de Luján,
lo que vayamos a mantener como discrepan- 26 y 27 de septiembre, m.i.
cias legítimas. Y decíamos en otra parte
(Briones et al., 2006) que tal vez sea mejor ha- _, 2005, “Formaciones de alteridad: contextos globales,
blar de discrepancias que de “diferencias cul- procesos nacionales y provinciales”, en: C. Briones,
turales” cosificadas y naturalizadas, pues la ed., Cartografías argentinas. Políticas indigenistas y
Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 49
La puesta en valor de la diversidad cultural: implicancias y efectos
formaciones provinciales de alteridad, Buenos Aires, An- Habermas, Jurgen, 1989, Teoría de la acción comunica-
tropofagia, pp. 11-43. tiva I. Racionalidad de la acción y racionalización social,
Buenos Aires, Taurus.
Briones, Claudia et al., 2006, “Diversidad cultural e
interculturalidad como construcciones socio-histó- Kincheloe, J. y S. Steinberg, 1999, Repensar el multi-
ricas”, en: A. Amegeiras y E. Jure, comps., Diversidad culturalismo, Barcelona, Octaedro.
cultural e interculturalidad, Buenos Aires, Universi-
dad Nacional de General Sarmiento y Prometeo, Ley 23302, 1985, “Régimen de Política Indígena y apo-
pp. 255-264. yo a las comunidades aborígenes. Expediente Nº 26-
S-84. Orden del día: S/T. H.C.D.: 26-09-85, H.C.S.: 8-
Briones, Claudia y Lucía Golluscio, 1994, “Discurso 08-84, 30-09-85. Boletín Oficial núm. 25.803. FECHA:
y metadiscurso como procesos de producción cultu- 12-11-85”, Sitio de la Honorable Cámara de Diputadios
ral”, en: Actas de las Segundas Jornadas de Lingüística de la Nación Argentina, [en línea], actualizado el 13 de
Aborigen, Buenos Aires, Departamento de Impresio- julio de 2007, disponible en: http://www1.hcdn.
nes del Ciclo Básico Común, pp. 499-517. gov.ar/dependencias/ceducacion/leyes/ley85.html,
consulta: 13 de julio de 2007.
Foucault, Michel, 1980, Power / Knowledge. Selected
Interviews and other Writings 1972-1977, C. Gordon, ed., Ley Federal de Educación 24.195, 1993, Ley Federal
Nueva York, Pantheon Books. de Educación. Derechos, Obligaciones y Garantías.
Principios Generales. Política Educativa. Sistema
Friedman, Jonathan, 1993, “Reply to Fischer ”, Educativo Nacional. Estructura del Sistema Educati-
American Anthropologist, vol. 95, núm. 4, pp. 1.002- vo Nacional. Descripción General. Educación Ini-
1.003. cial, Educación General Básica. Educación Polimo-
dal. Educación Superior. Educación Cuaternaria.
García Canclini, Néstor, 2004, Diferentes, desiguales y Regímenes Especiales. Educación no Formal. Ense-
desconectados. Mapas de la interculturalidad, Barcelona, ñanza de Gestión Privada. Gratuidad y Asistenciali-
Gedisa. dad. Unidad Escolar y Comunidad Educativa. Dere-
chos y Deberes de los Miembros de la Comunidad
Geertz, Clifford, 1973, “The Integrative Revolution: Educativa. Calidad de la Educación y su Evolución.
Primordial Sentiments and Civil Politics in the New Gobierno y Administración. Financiamiento. Dispo-
States”, en: The Interpretation of Culture. Selected Essays, siciones Transitorias y Complementarias. Sanciona-
Nueva York, Basic Books, pp. 255-310. da: Abril 14 de 1993. Promulgada: 29 de abril de 1993.
B.O. 5/05/93, Sitio de la Dirección General de Cultura y
GELIND (Grupo de Estudios en Legislación Indíge- Educación de la Provincia de Buenos Aires, [en línea],
na: Claudia Briones, Morita Carrasco, Diego Escolar, actualizado al 13 de julio de 2007, disponible en http:/
Axel Lazzari, Diana Lenton, Juan Manuel Obarrio, /abc.gov.ar/paginaescuela/0109IS0039/ley24195.htm,
Sandra Siffredi), 1999, “Etnografía del discurso jurí- consulta: 13 de julio de 2007.
dico sobre lo indígena. La resolución 4811 de 1996
desde la pragmática”, II Publicar en Antropología y Cien- Mercer, Kobena, 1991, “‘1968’: Periodizing Politics and
cias Sociales, vol. 7, núm. 8, pp. 51-68. Identity”, en: L. Grossberg, C. Nelson y P. Treichler,
eds., Cultural Studies, Nueva York, Routledge, pp. 424-
Glazer, Natan y Daniel Moynihan, eds., 1975, Ethnicity: 449.
Theory and Experience, Cambridge, Mass., Harvard
University Press. Naciones Unidas, 1994, “Decenio Internacional de
las Poblaciones Indígenas del Mundo (1995-2004)”,
Gordon, Colin, 1991, “Governmental Rationality”, en: Sitio web Oficina del Alto Comisionado de las Naciones
G. Burchell et al., eds., The Foucault Effect. Studies in Unidas para los Derechos Humanos, [en línea], dispo-
Governmentality, Chicago, The University of Chicago nible en: http://www.ohchr.org/spanish/issues/
Press. indigenous/decade.htm, consulta: 13 de julio de 2007.
Grossberg, Lawrence, 1992, We gotta get out of this Pla- PEBI - CRIC (Programa de Educación Bilingüe e
ce. Popular Conservatism and Postmodern Culture, Nue- Intercultural del Consejo Regional Indígena del
va York, Routledge. Cauca), 2004, ¿Qué pasaría si la escuela….? 30 años de
50 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007
Otras lógicas
construcción de una educación propia, Bogotá, El Fuego Unesco,1997, Nuestra diversidad creativa, Lima, Fondo
Azul. Editorial de la Pontificia Universidad Católica del
Perú.
_, 2005, “Más que la escuela, somos un proyecto polí-
tico”, ÇXAYU’ÇE, núm. 10, pp. 28-29. _, 2005, “Convención sobre la protección y promo-
ción de la diversidad de las expresiones culturales”,
Sieder, Rachel, 2004, “Del indigenismo institucional Sitio web de la Unesco, [en línea], actualizado a febrero
integracionista a la gestión pluralista de las políticas de 2007, disponible en: http://portal.unesco. org/
públicas”, en: Memorias del Cuarto Congreso de la Red culture/es/ev.php-URL_ID=26320&URL_DO=
Latinoamericana de Antropología Jurídica (RELAJU), DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html, consulta:
“Globalización y pluralismo jurídico: luchas socia- 13 de julio de 2007.
les y legales en la construcción de estados intercul-
United Nations, 1984, Issues and Priorities in Public
turales”, Quito, Ecuador, agosto.
Administration and Finance in the 3rd United Nations
Development Decade, Nueva York, United Nations: iv,
Spivak, G., 1988, “Can the Subaltern Speak?”, en: C.
29 p. : ST/ESA/SER.E/34.
Nelson y L. Grossberg, eds., Marxism and the Interpre-
tation of Culture, Urbana-Champaign, Univ. of Illinois
Urban, Greg, 1992, “Two faces of culture”, Working
Press, pp. 271-313. Papers and Proceedings of the Center of Psychosocial
Studies, Chicago, núm. 49.
Taylor, Charles, 1992, “The Politics of Recognition”,
Working Papers and Proceedings of the Center for Psycho- Wright, Susan, 1998, “The politicization of culture”,
social Studies, núm. 51, pp. 1-30. Anthropology Today, vol. 14, núm. 1, pp. 7-15.
Turner, Terence, 1993, “Anthropology and Multi- Yúdice, George, 2002, El recurso de la cultura. Usos de
culturalism: What Is Anthropology That Multicul- la cultura en la era global, Ripollet, España, Gedisa.
turalist Should Be Mindful of It?”, Cultural Anthro-
pology, vol. 8, núm. 4, pp. 411-429. World Bank, 2001, “Borrador Políticas Operativas (PO
4.10) 23 de marzo de 2001”, Sitio web del Banco Mun-
Ulloa, Astrid, 2004, La construcción del nativo ecológico. dial, [en linea], disponible en: http://lnweb18.
Complejidades, paradojas y dilemas de la relación entre worldbank.org/ESSD/sdvext.nsf/63ByDocName/
los movimientos indígenas y el ambientalismo en Colom- SpanishDraft OP410/$FILE/OP410-Spanish.pdf, con-
bia, Bogotá, ICANH-Cociencias. sulta: 13 de julio de 2007.
Referencia
Briones, Claudia, “La puesta en valor de la diversidad cultural: implicancias
y efectos”, Revista Educación y Pedagogía, Medellín, Universidad de Antioquia,
Facultad de Educación, vol. XIX, núm. 48, (mayo-agosto), 2007, pp. 37-51.
Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 51
52 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007
Otras lógicas
Resumen
Ustedes y nosotros, diferentes mas no inferiores... La construcción de un proyecto
educativo indígena en Colombia
You and Us, different but not inferior… The construction of an indigenous educational
project in Colombia
En este texto se presentan los procesos desarrollados en torno al proyecto educativo que desde el Consejo Regional
Indígena del Cauca (CRIC) se viene gestionando desde hace más de treinta años en contextos culturales de las
comunidades indígenas, en específico el trabajo del Programa de Educación Bilingüe Intercultural (PEBI) y los
Proyectos Educativos Comunitarios (PEC), con el fin de lograr el fortalecimiento político de dichas comunidades
mediante la educación.
Abstract
The processes Developed around the educational project are presented in this article. They have been run for more
than 30 years by the Regional Indigenous Council of Cauca (CRIC) in cultural contexts of indigenous communities.
Aiming at achieving political strength in these communities through education, the work of the Program of
Bilingual Education (PEBI) and the Communitarian Education Projects (PEC) are highlighted.
Résumé
Dans ce texte on présente les processus développés autour du projet pédagogique que depuis le Conseil Régional
indigène du Cauca (CRIC) on est en train de gérer depuis plus de trente ans dans des contextes culturels des
communautés indigènes, particulièrement le travail du Programme d'Éducation bilingüe Interculturel (PEBI) et
les Projets de pédagogiques de la Communauté (PEC), afin d'obtenir l'encouragement politique de ces communautés
au moyen de l'éducation.
Palabras clave
Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), Programa de Educación Bilingüe Intercultural (PEBI), Proyectos
Educativos Comunitarios (PEC), educación propia, escuelas comunitarias, formación de maestros indígenas,
investigación.
Regional Indigenous Council of Cauca (CRIC), Program of Bilingual Education, Communitarian Education
Projects, self-education, community schools, formation of indigenous teachers, research.
__________________________________________________
* Esta ponencia fue presentada en el Primer Seminario Internacional de (Etno) Educación, multiculturalismo e
Interculturalidad, realizado en la ciudad de Bogotá, del 1.o al 4 de noviembre de 2005, en la Biblioteca Luis Ángel Arango.
** Educadora social, integrante del equipo que coordina el Programa de Educación Bilingüe e Intercultural del CRIC
desde su creación en 1978. En la actualidad es asesora del Programa, en el componente de educación superior
(Universidad Autónoma, Indígena, Intercultural —UAIIN).
E-mail: gracielabolanos@yahoo.com.mx
Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 53
Ustedes y nosotros, diferentes mas no inferiores... La construcción de un proyecto educativo indígena en Colombia
E
l Consejo Regional Indígena del Cauca la situación lingüística y educativa, para
(CRIC) desde hace más de treinta años trazar políticas desde los mismos pueblos
viene construyendo una propuesta de (CRIC, 2005).
educación pertinente a los contextos cultura-
les de las comunidades indígenas, a sus Lo importante es que sea un movimiento po-
problemáticas, a sus necesidades y a sus proyec- lítico, y no un movimiento exclusivamente pe-
ciones y esperanzas. ¿Qué es la educación para dagógico, el que llegó a estas conclusiones. Se
el CRIC? ¿En qué difiere su proyección edu- soñaba entonces con impulsar una educación
cativa en comparación con la educación ofi- no alienante, no sólo con la perspectiva de
cial? ¿Cómo puede ser la educación una humanizar las relaciones en el salón de clase,
herramienta política?, son las preguntas fun- sino frente a la misma comunidad. Más allá
damentales que rigen, desde los primeros del objetivo de transformar la escuela misma,
años, el trabajo del Programa de Educación se buscaba que la comunidad se apropiara de
Bilingüe Intercultural (PEBI). ella, que la viera como parte de su cotidiani-
dad. Si la escuela pertenece a la comunidad, de-
Las carencias de la educación oficial, el divor- bía ser, además, un eje fundamental para
cio entre la escuela y la política comunitaria, desarrollar la lucha política de la gente, una
la falta de valoración de la cultura indígena, la herramienta de concientización y organiza-
ausencia de respeto por las autoridades co- ción. La escuela no se la pensaba en sí misma,
munitarias (es decir, los Cabildos), el silencio sino en relación con lograr el fortalecimiento
de la lengua indígena dentro de los salones de político de la comunidad mediante ella. De ahí
clase, el autoritarismo de los maestros y la en- que el CRIC se considera un movimiento de
señanza que desconoce y menosprecia el educación de masas no escolarizado. Cuando
entorno cultural, entre otras, llevaron a las co- en el PEBI se habla de la construcción colecti-
va de la educación, es en ese sentido.
munidades organizadas a replantear la edu-
cación desde un nuevo perfil. En este senti-
do, el V Congreso del CRIC, concluyó:
Las primeras escuelas comunitarias
— Fortalecer la lucha por la cultura y por los
Para conocer y desarrollar la educación en esta
cabildos [significa crear] poder para cons-
perspectiva, en las comunidades que habían
truir y controlar nuestra propia autono-
sostenido luchas por la tierra, es decir, luga-
mía como indígenas y como explotados
res críticos en donde había avances organi-
(Comisión de Educación, 1978). zativos, se crearon escuelas comunitarias
propias, constituidas ante todo como labora-
— La educación no está en manos de las co- torios para, desde allí, construir los criterios,
munidades, está en manos del Gobierno y fundamentos y referentes de la educación
de la Iglesia, y su contenido no beneficia indígena. De este modo, se estableció una es-
nuestros intereses. Se hace indispensable cuela en La Laguna, Siberia —territorio multi-
crear el PEBI para investigar una propuesta étnico en donde se presentaba un riesgo emi-
educativa indígena como base de la bús- nente de pérdida del idioma nasa yuwe, y
queda de autonomía. donde se libraba una fuerte lucha de los terra-
jeros por recuperar los territorios de resguar-
— Los criterios de educación exigen que los do—, en Vitoyó (Jambaló), Potrerito (Toribío),
maestros sean bilingües, que se investigue El Canelo (Popayán), El Chimán —en la co-
en las comunidades sobre su historia y su munidad guambiana— y Las Delicias (Bue-
cultura, y que se recojan estas experien- nos Aires). Además, las comunidades nasa
cias. Asimismo, se requiere que se analice (paeces), la guambiana, coconuco, totoró y
54 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007
Otras lógicas
Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 55
Ustedes y nosotros, diferentes mas no inferiores... La construcción de un proyecto educativo indígena en Colombia
56 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007