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En la ""Antigua Roma"" las menores" eran las reglas de la comunidad romana arcaica, las
costumbres y usanzas que hacían del romano un cives (ciudadano) si las seguía con
respeto, siendo ésta la mayor herencia dejada por los progenitores y a transmitir a los
descendientes. En su totalidad eran también símbolo de integridad moral y del orgullo de
ser de costumbres helenizantes.
Índice
El poder de la tradición[editar]
El Mos maiorum es el concepto básico del tradicionalismo romano. Era un código no
escrito del que los romanos derivaron sus normas sociales. Estas costumbres eran
distintas de las leyes que se registraban por escrito. La ley regulaba algunos aspectos
positivos en la vida cotidiana romana, pero las costumbres tradicionales, en virtud de
la auctoritas maiorum ("el prestigio o respeto de los antepasados"), formaba la mayor parte
de las reglas de conducta en Roma.1
Ése era el resultado de siglos de desarrollo antes de que los romanos desarrollaran las
leyes escritas. Las costumbres se crearon a principios de la historia de Roma, ya que se
necesitaban para servir a funciones específicas de la sociedad. Sin embargo, la
importancia de algunas prácticas tradicionales y rituales arcaicos decayó de la conciencia
colectiva progresivamente a lo largo de la historia de la República. Las Lupercalia, por
ejemplo, un festival que se celebraba en Roma cada 15 de febrero, fue malinterpretado en
la época de Augusto, a finales del siglo I a.C. En algunos casos, el uso de ciertas prácticas
simplemente menguó dentro de la sociedad, tales como la práctica de los matrimonios
por confarreatio. Estos matrimonios arcaicos fueron abandonados debido a la rigidez de la
unión. A pesar de de la incomprensión o poca relevancia de algunas de estas costumbres,
la importancia de todo el conjunto del Mos maiorum nunca estuvo en peligro de sufrir la
misma suerte.
Tanta era la importancia de lo tradicional dentro del mundo romano que llegaron a utilizar
la auctoritas maiorum para validar los avances sociales, el progreso.2 Suetonio relata un
edicto de los censores del 92 a. C., que dice: «todo lo nuevo que se hace en contra de los
usos y las costumbres de nuestros antepasados, no parece ser correcto».3 Esta
declaración refleja el conservadurismo feroz de los romanos, sello distintivo de su
sociedad.
La constitución republicana[editar]
Donde se observan mejor los ideales políticos romanos es en la propia constitución de la
República. Ésta, al basarse en el Mos maiorum, fue en gran medida no escrita, no
codificada, y estuvo en constante evolución. En lugar de crear un gobierno que fuera
principalmente una democracia (como en la antigua Atenas), una aristocracia (como en la
antigua Esparta), o una monarquía (como en Roma, antes y después de la República), la
constitución romana mezcló estos tres elementos, creando así tres ramas de gobierno
separadas.11 El elemento democrático tomó la forma de las asambleas legislativas, el
elemento aristocrático tomó la forma del Senado, y el elemento monárquico tomó la forma
de los Cónsules.
Lictores. El gran sueño de todo político romano era ser precedido por lictores, lo que significaba que
estaba ocupando un cargo público relevante.
Referencias[editar]
1. ↑ Cf. TOM HOLLAND, Rubicón: Auge y caída de la República romana, 1º ed., pp. 32 y 51.
2. ↑ Idem, 1º ed., p.32.
3. ↑ Suetonio, De Claris Rhetoribus, I.
4. ↑ CICERÓN, Sobre la República, I, 1-9.
5. ↑ TOM HOLLAND, Rubicón: Auge y caída de la República romana, 1º ed., pp. 146-147.
6. ↑ Idem, cap. 5.
7. ↑ Lucrecio (2.11-13) nos dice que lo que de verdad caracterizaba la vida política en Roma
era «el choque de inteligencias, la lucha por la preeminencia, el trabajar día y noche sin
descanso por alcanzar la cumbre de la riqueza y el poder.»
8. ↑ TOM HOLLAND, Rubicón: Auge y caída de la República romana, prefacio.
9. ↑ Salustio, en su Conjuración de Catilina (1,7), nos dice: <<es casi increíble cuán grandes
fueron los logros de la República una vez la gente hubo ganado su libertad, tal era la
pasión por la gloria que ardía en el corazón de todos los hombres>>.
10. ↑ TOM HOLAND, Rubicón: Auge y caída de la República romana, cap. I.
11. ↑ Polibio, Historias, VI, 11-18.
12. ↑ Idem, VI,15.
13. ↑ Idem, VI, 15-18.
14. ↑ Frank Frost Abbott , A History and Description of Roman Political Institutions, cap. 44.