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Sri Lanka

Sri Lanka es pasto de una guerra civil desde 1983, si bien los problemas de
convivencia entre la etnia mayoritaria cingalesa y la minoría tamil vienen de antes.
Los tamiles, oprimidos durante años y marginados por las leyes elaboradas por la
mayoría cingalesa, mantienen una lucha encarnizada por la independencia de los
territorios del norte y este de la isla.

Durante el dominio británico se favorece la inmigración de población tamil -originaria


del sur de La India-, como mano de obra barata. La implantación del inglés como
lengua oficial propició la inserción social de esta etnia.

A partir de la independencia, en 1948, los tamiles empiezan a ver recortados sus


derechos. La situación se agrava en 1956, cuando el cingalés es instituido lengua
oficial, lo que cierra muchas puertas a la minoría hindú, y empeorará en 1970, con
una legislación discriminatoria respondida con rebeliones y desobediencia civil. Ese
mismo año se crea el movimiento Tigres de la Liberación Tamil Eelam (LTTE). A
partir de 1976 el conflicto comienza a radicalizarse, si bien no será hasta 1983
cuando se pueda hablar de guerra civil, una guerra que durante 19 años se ha
cobrado la vida de 65.000 personas.

Los Tigres Tamiles reclaman la independencia de los territorios del noreste de la


isla, fundamentalmente la península de Jaffna y la ciudad de Trincomalee y sus
alrededores. Este movimiento combina la lucha de guerrillas con los atentados
terroristas, algunos de ellos especialmente sangrientos, como el del 31 de enero
1996, cuando la explosión de un camión bomba en Colombo acabó con la vida de
más de 200 civiles y provocó heridas a 1.400.

Tras varios intentos fallidos de acercamiento y la declaración de varias treguas,


la situación da un giro en 2002. El Gobierno de Sri Lanka y el LTTE acuerdan un
alto el fuego y el inicio de conversaciones bajo el auspicio de Noruega. Tras una
breve suspensión en 2003 motivada por la crisis de gobierno y posteriores
elecciones, el proceso de paz sigue adelante, y en 2005 recibe un importante
impulso, al firmar Tigres Tamiles y Gobierno un acuerdo de cooperación para
repartir de forma conjunta la ayuda a las zonas afectadas por el tsunami.

El asesinato meses después del ministro de Exteriores, Lakshman Kadirgamar,


supuestamente a manos de los tamiles, hace que la tregua se tambalee, aunque
continúa. La elección en noviembre de 2005 de Mahinda Rajapakse, hasta entonces
primer ministro, como presidente pone fin a 50 años de poder de la dinastía
Bandaranaike.

Desde los comicios, el deterioro del proceso de paz y el aumento de la violencia es


una constante, de modo que las negociaciones quedan suspendidas y el país
vuelve a sumirse en un estado de guerra. Nada más comenzar 2008 las cosas se
agravan: el Gobierno rompe el alto el fuego, al considerar que ninguna de las partes
estaba respetando la tregua.

La ofensiva por parte de las tropas gubernamentales logra cercar a los rebeldes en
el noreste de la isla, lo que deja atrapados entre las bombas y sin alimentos ni
medicinas a decenas de miles de civiles. Esta crisis humanitaria lleva a los rebeldes
tamiles a declarar un alto el fuego unilateral en abril de 2009, que el Gobierno
rechaza al considerar que el fin de la guerrilla está muy cerca.

Un mes después, en mayo, la guerrilla tamil, cercada por el Ejército, anunciaba


que dejaba las armas.

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