Explora Libros electrónicos
Categorías
Explora Audiolibros
Categorías
Explora Revistas
Categorías
Explora Documentos
Categorías
LA HIST A
HISTORIA
de la
NACIÓN
ARGENTINA
IO - LA ARGENTINA DEL SIGLO XX
PLANETA
La Academia Nacional
junta de Historia de la Historia
y Numismática -sucesora
Americana de la
que Funda
ron en 1893 Bartolomé Mitre y otros destacados estudiosos—,
decidida a emprender en los años finales del siglo XX un
amplio esfuerzo de renovación historiográfica que contí
nuase los realizados en la Historia de la Nación Argentina
(14 volúmenes publicados entre 1936 y 1950) y en la Histo
ria Argentina Contemporánea (7 volúmenes, entre 1965 y
1967), dispuso en 1997 editar una obra orgánica y colectiva,
de alta divulgación: la Nueva Historia de la Nación Argentina.
Una comisión de académicos, encabezada por el presidente
de Ia entidad, elaboró el plan general que abarca, en diez
tomos, eI proceso histórico desde los tiempos prehispánicos
hasta nuestros días.
En ellos tienen cabida relevantes especialistas, procedentes
de distintos ámbitos y corrientes historiográficas, con el
propósito de realizar una obra integral, no sólo en el sentido
temático sino también con la idea de alcanzar un conjunto
coherente que supere la simple reunión de monografías sobre
diversas áreas. En cada parte se estudian el territorio y la
población, la dinámica de las sociedades, las instituciones, la
economía, la vida cotidiana y Ia cultura en sus más diversas
vertientes. Un tomo final, de gran valor instrumental y
didáctico, contendrá los índices generales.
Con el prestigio que le otorga su trayectoria de institución
señera en su disciplina, la Academia ofrece al lector este
nuevo y notable aporte que se diferencia de los dos ante
riores por los enfoques y aspectos que sugiere el actual
movimiento historiográfico, circunstancia que, sin embargo,
no les resta vigencia como referentes en cuestiones que no
se tratan aquí desde Ia misma óptica.
NUEVA HISTORIA
DE LA NACIÓN ARGENTINA
ToMo X
PLANETA
982 Nueva historia de la Nación Argentina: 1‘ ed. —
NUE Buenos Aires : Planeta, 2003.
v. 10, 480 p. ; 24x17 cm.- (Historia)
ISBN 950-49-1043-2
1. Historia Argentina
DE LA DIRECCIÓN DE LA OBRA
COORDINACION EDITORIAL
(Continuación)
IX. LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA
Y CULTURAL
(CONTINUACION)
S6. LAS CIENCIAS SOCIALES
Mario D. Serrafero
Describir el tránsito de las Ciencias Socia dejará, en casi todos los casos, otras sin men
les en el siglo XX, en la Argentina, no es tarea cionar. Por razón de espacio, será inevitable la
sencilla ni menos aún exenta de riesgos. En omisión de autores e instituciones que tam
primer lugar, se refiere a un área del conoci bién han realizado su aporte en las áreas disci
miento que se fue institucionalizando y siste plinarias aquí tratadas. Por último, las referen
matizando progresivamente. En segundo tér cias consignadas en este trabajo sólo incluyen
mino, brindar una radiografía completa es las obras publicadas hasta 1983.
prácticamente imposible por la dispersión
geográfica e institucional de la producción. En
tercer lugar, siempre quedarán afuera expre LA SOCIOLOGÍA COMO DISCIPLINA
etapa, los nombres de Alexis de Tocqueville y drían aparecer, indistintamente, en una histo
de Karl Marx, y sus estudios sobre la sociedad ria de los desarrollos de la Sociología Política
democrática y capitalista, respectivamente. o de la Ciencia Política.
El conocimiento se fue sedimentando y
acumulando nuevos aportes con las investiga
ciones que provinieron de psicólogos sociales LA “PRESOCIOLOGÍÑ Y LA SOCIOLOGÍA
designado profesor titular de Sociología y dic Europa del siglo XIX y de la historia, la psico
ta su primer curso en 1905. Dos años más tar logía y la filosofía de la cultura, como también
de, en la Facultad de Derecho y Ciencias So las nuevas ideas que se iban produciendo. En
ciales de la Universidad de Córdoba, se crea la tre estos pensadores cabe citar, por ejemplo, a
primera cátedra de Sociología y es designado Comte, Spencer, Durkheirn, Weber, Sirnmel,
el profesor Isidoro Ruiz Moreno, al año si Tarde, Toennies, Sombart y, también, las refe
guiente es nombrado como profesor titular rencias a Le Bon, Spengler, Dilthey, Bergson,
Enrique Martínez Paz. La primera cátedra de Scheler, Ortega y Gasset, etc. Como represen
Sociología en la Facultad de Derecho y Cien tantes de esta sociología cabe mencionar, entre
cias Sociales de la Universidad de Buenos Ai otros, los siguientes autores y algunos de sus
res se crea en 1908 y su titular fue Iuan Agus textos: Enrique Martínez Paz, Elementos de So
tín García, quien también se hace cargo de la ciología (1911); Raúl. A. Orgaz, Estudios de So
cátedra que se crea, en 1912, en la Facultad de ciología (1915), Principios de Sociología (1933);
Filosofia y Humanidades de la Universidad A. Poviña, Notas de Sociología (1935); Historia
Nacional de La Plata. En los años posteriores de la Sociología Latinoamericana (1941); Curso
se abrirían otras cátedras de sociología en dis de Sociología (1950), etc. Autores como Orgaz
tintas facultades y universidades del país. Y en y Poviña, especialmente, tuvieron una muy ex
1940, Ricardo Levene creaba el primer Institu tensa producción académica y una actuación
to de Sociología en la Facultad de Filosofía y institucional destacada. Por cierto a la lista po
Letras de la Universidad de Buenos Aires. Dos drían agregarse muchos otros autores relevan
años después aparecía su primera publicación: tes como Emesto Quesada, quien publica, en
el “Boletín de Sociología”. Levene —profesor ti tre otros trabajos, La Sociología: carácter
tular de Sociología, desde 1922, en la Facultad científico de su enseñanza (1905); Las doctrinas
de Filosofía y Letras de la Universidad de Bue presociológicas (1905); H. Spencer y sus doctri
nos Aires- aportaba también estudios relati nas sociológicas (1907); A. Comte y sus doctri
vos a la disciplina, entre otros, Notas sobre la nas sociológicas (1910); La evolución social de la
Escuela sociológica de Durkheim (1929) y su República Argentina (191 l); La Sociología rela
Historia de las ideas sociales argentinas (1947). tivista spengleriana (1921), etcétera.
Este profesor de Sociología es —siguiendo Más allá de esta sociología enciclopédica y
el análisis de Iuan Carlos Agulla- una suerte de receptora de las ideas irnperantes en los países
“intelectual” formado en otra disciplina, que más desarrollados existieron estudios de carác
ejerce su profesión liberal y en forma comple ter más empírico que pretendieron describir y
mentaria dicta su cátedra. Esta sociología re analizar socialmente al país. A comienzos del
cepta la obra de los autores europeos y va a siglo XX se realizaba un estudio sobre las clases
considerar sus contenidos como“leyes socioló obreras y la situación social, que constituía un
gicas" que se aplican automáticamente a la re verdadero estudio sociológico en busca del da
gión y al país. Así aparecen en las primeras dé to empírico. Bajo la segtmda presidencia de Iu
cadas textos de introducción a la Sociología o lio A. Roca, el entonces ministro del Interior
Principios de Sociología, que intentan sistema Joaquín V. González encargaba a Iuan Bialet
tizar los autores relevantes de la disciplina en la Massé el referido estudio. En el informe de Bia
LAS CIENCIAS SOCIALES
let Massé, El estado de las clases obreras argenti ción de “las orientaciones teóricas y metodoló
nas a principios de siglo (1904), se analizaba la gicas contemporáneas”. Hacia los años ciri
situación de los obreros en distintas provin cuenta comienza, entonces, otra experiencia: la
cias, los indígenas, la inmigración, el trabajo de llamada Sociología científica. En realidad, el
la mujer y los niños, entre otros temas. Un no corte entre distintas etapas, estilos y momentos
table trabajo de historia social fue el de Juan de la sociología no fue tan abrupto. Tampoco
Agustín García, La Ciudad Indiana: Buenos Ai debe entenderse que lo producido antes no fue
res desde 1600 hasta mediados del siglo XVII ra científico sino que la producción de conoci
(1900), donde se estudiaban las campañas; la miento se sometía a reglas y métodos propios
vida familiar, comercial y administrativa de la de los estudios de cada época. Así fue que, en
ciudad; la Iglesia; etc. El lector menos atento tonces, esta nueva etapa se caracterizó por un
descubriría en algunas conclusiones de García estilo y contenido distinto a la anterior. Se crea
una radiografía demasiado semejante a la Ar ron en las universidades institutos o departa
gentina de finales del siglo XX. Poco tiempo mentos de Sociología —o centros de investiga
antes, García había publicado otra importante ciones sociológicas—, se receptaron las teorías
obra, su Introducción al estudio de las Ciencias empírico-sistemáticas -principalmente de los
Sociales (1899). Décadas más tarde, Alejandro Estados Unidos- y se desarrolló el perfil del so
Bunge, en Una Nueva Argentina (1940), elabo ciólogo investigador. La Sociología aquí no só
raba un trabajo de pretensión científica donde lo intentaba describir la realidad sino también
abordaba distintos aspectos de la Argentina so explicarla recurriendo a un bagaje teórico más
cial: la cuestión racial, la natalidad y la morta sistematízado y a metodologías que ponían en
lidad, la política poblacional, el desequilibrio el centro la obtención de datos a través de dis
económico del “país abanico", el problema so tintos instrumentos. De acuerdo con Germani,
cial de la tierra y de la vivienda, las nuevas for el paso de la sociología tradicional a la sociolo
mas sociales, la educación, etc. Convivieron, gía modema fue el paso de los estudios filosó
así, la sociología de “cátedra” y sus leyes socio ficos a la investigación empírica. Pero esta so
lógicas pretendidamente universales, estudios ciología moderna no era totalmente “aséptica”,
sociales que indagaban realidades nacionales y pues distinguía entre una derecha y una iz
un ensayismo del cual se escribirá más adelan quierda representadas, principalmente, por las
te. Mientras tanto, estaba gerrninando una so llamadas “sociología norteamericana" y “socio
ciología distinta. logía marxista”.
Algunos organismos internacionales vin
culados con el tema del desarrollo favorecen es
LA SOCIOLOGÍA CIENTÍFICA ta tendenda de cientificidad y aquí cabe citar el
importante papel de la CEPAL y la actuación
Germani distinguía distintas etapas por las central que en ella tuvo Raúl Prebisch. Así, la
cuales había transitado la Sociología. La prirne sociología de la modernización y la teoría del
ra era la positivista, luego le continuó la irracio desarrollo ocuparon un espacio singular en la
nalista antipositivista y, por último, la de su literatura de la región. La tarea de los sociólo
propio tiempo, caracterizada por la incorpora gos se centró en los aspectos sociales del desa
LA DIMENSION CIENTIFICA Y CULTURAL
rrollo en los procesos de planificación que se tos de las teorías en boga. La sociología adqui
diseñaban en América latina. Era el momento rió estatus científico y la tarea del sociólogo se
del auge de las teorías de la modernización que profesionalizó. Por otra parte, la sociología
oponían como polos en una suerte de dicoto académica continuó su estilo y contenido en
mía a la sociedad tradicional versus la sociedad las cátedras de las facultades de derecho, prin
modema. Desde esta teoría se aislaban los fac cipalmente. En forma lateral, otro tipo de so
tores de resistencia al cambio vinculados al ciología también aportaba lo suyo a través del
modelo de sociedad tradicional y los elementos género del ensayo.
que estimulaban y favorecían el paso hacia la
sociedad modema. El punto de llegada por
cierto estaba dado segím los patrones de las so FIGURA Y APORTES DE GINo GERMANI
ciedades más avanzadas, pudiendo establecerse
como una serie de etapas en el desarrollo y se Germani había nacido en Roma en l9ll y
gún un proceso de tipo lineal. la sociología del emigrado de la Italia fascista en 1934 a la Ar
desarrollo en América latina contó con gran gentina. Fue el representante más significativo
cantidad de estudios y especialistas de actua de la institucionalización de la sociología cien
ción regional, por ejemplo, José Medina Echa tífica en el país. Estudió en la Facultad de Filo
varría -tarnbién funcionario de la CEPAL-, sofia y Letras de la Universidad de Buenos Ai
quien publicó, entre otras obras, Consideracio res y en 1957 fundó la primera carrera de
nes sociológicas sobre el desarrollo económico Sociología en tal universidad, fue director del
(1964). Los debates y discusiones se llevaron a Instituto de Sociología y organizó el Depar
cabo en seminarios y congresos donde también tamento de Sociología. En 1966 emigró a los
aparecían las perspectivas de la llamada “teoría Estados Unidos y ejerció la docencia, durante
de la dependencia”, que agregaba una mirada diez años, en la Universidad de Harvard y, fi
diferente al problema del subdesarrollo lati nalmente, transcurrió sus últimos años de
noamericano. Así, en un seminario organizado existencia en Italia. La obra de Germani fue
por el Centro Latinoamericano de Investiga notable, tanto en lo referido a la instituciona
ciones en Ciencias Sociales —UNESCO— sobre lización científica de la Sociología como en sus
sociología del desarrollo, realizado en Río de aportes a la disciplina, que trascendieron el te
Janeiro en 1968, Fernando Henrique Cardozo y rritorio argentino.
Enzo Faletto expusieron sus teorías acerca del Entre los estudios de Germani se destaca
desarrollo y la dependencia en América latina. su Estructura social de Ia Argentina (1955),
En el mismo seminario presentaban ponencias donde realiza un análisis empírico sobre la so
investigadores de distintos países latinoarneri ciedad argentina utilizando la rigurosidad de
canos y europeos, entre otros, Manuel Mora y la metodología científica. Otra obra relevante
Araujo, Oscar Cornblit, Gomucio Granier, Bo fue Política y sociedad en épocas de transición
livar Lamounier, José Luis Reyna, Peter Heintz, (1962), en la cual se opone la sociedad tradi
Torcuato Di Tella, etcétera. cional versus la sociedad moderna. Germani
Los resultados de esta sociología fueron se interna en el análisis de la estructura social
muy positivos más allá del acierto o desacier y el cambio desde la concepción de la unidad
LAS CIENCIAS SOCIALES
de doctorado en la London School of Econo tudio que incursiona en la teoría de las elites y
mics and Political Science. En 1958, ya en la que analiza -de un modo no realizado hasta
Argentina, se incorporó al Departamento de entonces- quiénes fueron los que gobernaron
Sociología de la Facultad de Filosofía y Letras la Argentina. Así recorre las carreras políticas y
y comenzó a colaborar con Germani y otros la formación de los presidentes, los gabinetes,
jóvenes investigadores. En el mismo año par los factores de poder —por ejemplo, la Iglesia y
ticipó en la Fundación del Instituto Di Tella las Fuerzas Armadas- y da, como otros soció
que inauguró el Centro de Sociología Compa logos, su propia perspectiva sobre el futuro de
rada, dirigido por Germani. Di Tella, entre la clase política y dirigente del país.
muchos otros trabajos, publica El sistema polí Juan Carlos Agulla, abogado por la Uni
tico argentino y la clase obrera (1964), donde versidad de Buenos Aires, se formó en las uni
plantea una actitud de cooperación con el pe versidades de Munich y de Madrid, donde ob
ronismo de las fuerzas progresistas. Ofrece tuvo sus doctorados. De vuelta a la Argentina
una perspectiva muy comprensiva de los mo trabajó en la Universidad de Córdoba y, luego
vimientos nacional-populares interpretando de 1976, continuó su labor de investigación en
que implican una suerte de representación pe Buenos Aires. Agulla tuvo una extensa pro
culiar en los países latinoamericanos. Di Tella ducción que abarca la sociología de la educa
desarrolla sus análisis sociales y políticos des ción, la teoría sociológica, la sociología políti
de una mirada comparativa con el resto de los ca, y temáticas diversas, desde análisis sobre la
países latinoamericanos, situación poco fre estructura social hasta el desarrollo de teorías
cuente en el desarrollo de las Ciencias Sociales sobre las regiones y las generaciones. Especial
en la Argentina. mente útiles y dignos de mención son sus es
José Luis de Imaz, licenciado en Ciencias tudios acerca del desarrollo de la sociología en
Políticas por la Universidad del Litoral y doc la Argentina y la evolución de las ideas y las
tor en Derecho y Ciencias Sociales por la Uni ideologías políticas y sociales en el país. Sobre
versidad de Buenos Aires, realizó su forma teoría de las elites publicó Eclipse de una aris
ción sociológica en el Departamento de tocracia (1968), que constituyó un análisis de
Sociología dirigido por Germani. A partir de la elite o clase alta de la sociedad de Córdoba.
1959 fue miembro del CONICET y desde los A sus trabajos sobre educación y, fundamen
años sesenta tuvo como sede de trabajo la talmente, su aporte a la sistematización de la
Universidad Católica Argentina. Imaz realizó tradición y la teoría sociológica de los autores
investigaciones sobre sociología política, so clásicos sumó estudios sobre el desarrollo de
ciología de la cultura, teoría sociológica y te la disciplina en el país, que constituyen una
mas como el análisis de la estructura social o fuente ineludible para entender las distintas
la familia. Un aspecto importante —que em etapas de la sociología en la Argentina. Asi
palma con el estatus científico de la socio mismo, Agulla realizó contribuciones útiles y
logía— es su persistencia en la necesidad de valiosas para comprender las variables socio
recurrir y buscar los “datos” como material lógicas aplicadas a la Argentina en las temáti
empírico de sus investigaciones. Un trabajo de cas de regiones y población, estratificación
20 cita ineludible es Los que mandan (1964), es social, elites e ideologías.
LAS CIENCIAS SOCIALES
producidos hacia mediados y fines de los se vestigaciones en psicología cognitiva, mantu
senta por José Nun, en torno de la crisis de he vo una insistente prédica y defensa de los as
gemonía y el golpismo militar; el de Miguel pectos lógico-normativos en el campo de la
Murmis y Iuan Carlos Portantiero, Estudios metodología en las Ciencias Sociales. Otra te
sobre los orígenes del peronismo (1971), investi mática abordada por los sociólogos fue la del
gación que enriqueció las perspectivas y los sindicalismo, el movimiento obrero y el mun
debates en torno del fenómeno del peronismo do del trabajo. Iuan Carlos Torre produjo in
y, también en relación con este movimiento vestigaciones significativas -por ejemplo, Los
político, las investigaciones de Ricardo Sidica sindicatos en el gobierno (l983)— en relación
ro sobre peronismo y clase obrera. con la democracia sindical en la Argentina, el
Junto a la producción teórica de las líneas poder sindical, el movimiento obrero y el pe
mencionadas se desarrollaron algunas áreas de ronismo. Rubén Zorrilla analizó la estructura,
sociología aplicada en relación con sectores la dinámica y el liderazgo sindical argentino.
específicos de la sociedad. Así, por ejemplo, en Irene Vasilachis de Gialdino focalizó sus in
sociología militar Benjamín Rattembach pu vestigaciones en el área del derecho y la socio
blica Sociología militar. Contribución a su estu logía del trabajo. Otros sociólogos investiga
dio (1958), I. Ochoa de Eguileor y Virgilio Bel ron sobre distintas áreas, por ejemplo y a sólo
trán, Las Fuerzas Armadas hablan (1968). En el efecto ilustrativo, Florial Forni, sociología ru
campo de la Sociología del Derecho, también ral; Juan I. Llovet, sociología de la salud; Cata
se van acumulando trabajos como los de Al lina Wainerman y Ana M. García de Fanelli,
fredo Ves Losada, El derecho como experiencia sociología de la mujer.
(1961); Victor Irurzun, Un ensayo sobre la con La producción sociológica y la tarea de los
ducta desviada (1964) y Sociedad y Derecho sociólogos se llevó a cabo en distintas universi
(1966). Pedro David —desde la sociología cri dades, instituciones y centros de investigación.
minal—, Marcelo Aftalión y Felipe Fucito son Más adelante se mencionarán algtmos de estos
otros autores que producen obras en el terre centros donde se desarrolló la investigación en
no de la sociología del derecho. Los trabajos Ciencias Sociales, especialmente en los campos
de estos autores tuvieron amplia repercusión de la Sociología y de la Ciencia Política.
en la materia “Sociología” de los programas de
abogacía de las distintas universidades.
En cuanto a la metodología de la investi EL ENSAYO SOCIOLÓGICO
cas veces, como apéndices de la oligarquía o la En los años treinta aparecieron ensayos y
burguesía y desde posiciones nacionalistas co obras que configuraron auténticas aventuras
mo “intelligentzia” liberal o marxista ajena a ontológicas sobre el habitante nacional. Existía
las posiciones nacionales. Otra tendencia ha una suerte de necesidad de definir los produc
señalado que los intelectuales están más allá tos de la vida social de las últimas décadas, sus
de las cuestiones clasistas y de poder y repre perfiles externos e interioridades. En 1930
sentan la verdadera conciencia de una socie Raúl Scalabrini Ortiz publicaba El hombre que
dad. Lo cierto es que, desde el estilo literario está solo y espera, un intento de construcción
del ensayo, algunos autores trataron cuestio arquetípica que daba soplo de vida al “Hombre
nes relativas a la sociología sin pretender ha de Corrientes y Esmeralda”. Un poco más tar
cerlo en forma científica -o recurriendo al de, Ezequiel Martínez Estrada daba luz una
“método científico”-, pero sí intentando ex memorable y siempre vigente obra, su Radio
plicar la realidad política y social. Así se des grafia de la Pampa (1933). Martínez Estrada
cribían e interpretaban comportamientos so repasaba viejos personajes y agregaba el listado
ciales desde una perspectiva sociológica -o de nuevos caracteres. Desfilaban, entre otros, el
social- que se combinaba con enfoques, según compadre, el gaucho, el caudillo, el guarango,
los casos, históricos, psicológicos y políticos. etc. Y, también, el político, cuyo papel era ha
Estos ensayos tuvieron, no pocas veces, gran blar del porvenir con la seguridad de un profe
difusión entre el público no especializado y ta, transmitiendo fe, empleando frases abstrac
cumplieron distintas funciones, desde apoyar tas, pero sin arriesgar nada en el fondo. El
la actitud y el comportamiento político hasta párrafo final de su Radiografía constituye una
pretender explicar las raíces sociales de la rea vuelta de tuerca —¿final?- al fértil planteo de
lidad del país. Sarmiento y desde una suerte de temprana
Precediendo o conviviendo con la “socio aplicación de la fórmula psicoanalítica: recu
logía académica” y antes en el tiempo de la perar lo que está en la región de la penumbra y
instauración de la “científica”, desde una suer aún perturba. Señala en su Radíografia. ..: “Lo
te de parasociología positivista cabría citar, que Sarmiento no vio es que civilización y bar
entre otros, a Iosé María Ramos Mejía, Las barie eran una misma cosa, como fuerzas cen
multitudes argentinas (1899), Agustín Álvarez, trífugas y centrípetas de un sistema en equili
South America y a Carlos Octavio Bunge, brio". Como tantos otros, también acometió la
Nuestra América (1918). Ramos Mejía incur atrapante tarea de sumergirse en la “cuestión
sionaba en la psicología social, siguiendo las Buenos Aires” y produjo la obra La cabeza de
observaciones de Le Bon, como lo haría más Goliat (1940 ). Martínez Estrada fue un autor
tarde el propio Freud. Álvarez exploraba el pa singular que combinó la profundidad del pen
sado y la influencia de las razas para explicar samiento con la estética de la palabra. El perfil
las causas de la política criolla, desde un opti del intelectual y el del artista se unieron en una
mismo propio del positivismo de principios extraña alquimia que fue no pocas veces in
de siglo. A la lista podrían agregarse también comprendida y que, lejos de resultar contra
los trabajos de José Ingenieros, por ejemplo su dictoria, dio resultados notables para la inago
Sociología argentina ( 1908). 23
table tarea de repensar la Argentina.
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
punto de sucesos políticos y sociales. Así, el das. Esta posición, si bien contó con el bene
tránsito de las Ciencias Sociales convivió con plácito de una sociedad política y civil que pa
épocas de progreso y prosperidad y, también, recía confiar en el progreso que vendría de la
con períodos de rupturas sociales y convulsio mano del saber científico, también desconfia
nes institucionales ba de la tarea poco conocida —y un tanto sos
Este contexto social debe tenerse en cuen pechosa- de los investigadores sociales
ta pues condicionó o influyó en la estructura y En los sesenta, el clima de ideas generales y
la dinámica de las Ciencias Sociales sea en los propios hechos que acontecían en la
cuanto al auge o declinación de determinados Argentina provocaron que esta línea de inves
espacios institucionales, los temas de investi tigación perdiera el prestigio que había obte
gación, las carreras académicas y el modo de nido en sus primeros años. Desde la interpela
ejercer la tarea científica. Pero aquí no se brin ción del marxismo o las visiones populistas se
da una mera historia de contextos sino una re reclamaba un compromiso al cientista social
construcción de los rastros concretos de los que poco se compadecía con las investigacio
diferentes trazos y registros de un camino que nes puntuales de determinadas problemáticas
no fue lineal y que tuvo distintas expresiones. sociales. El papel incrementado del pensa
En el pensamiento político, por ejemplo, miento marxista en los claustros, los reflejos
liberalismo y nacionalismo libraron batallas de la Revolución Cubana, el conflicto latente
que produjeron escisiones en un terreno que que implica la “cuestión peronista” y los avata
se complejizó con las distinciones -muchas res que sufría el cada vez más debilitado go
veces difusas- entre derecha e izquierda, don bierno de Arturo Frondizi iniciarían un viraje
de se fueron acoplando, además, las vertientes hacia posiciones más “comprometidas”. Era
socialistas, populistas -de uno y otro signo— y una época en que las Ciencias Sociales, en
marxistas. En el campo académico es conoci América latina -y en casi todo el mundo- en
da la disputa entre positivismo y antipositivis tendían que su papel era la transformación
mo; conviene, entonces, detenerse mínima más o menos radical de las estructuras políti
mente en el contexto existente en el momento cas y sociales. Fue así que ciencia y política pa
de la emergencia de la Sociología científica. recieron confundirse y con el advenimiento
Hacia 1957 —como señala Sidicaro- y a dos del régimen militar la convergencia se profun
años del fin de la era peronista existe en la Ar dizó. La tarea de no pocos cientistas sociales se
gentina un clima proclive al advenimiento del politizó y gran parte de la producción acadé
conocimiento social como producción de una mica se ideologizó. Las Ciencias Sociales se ti
actividad científica. Es una época de auge de la ñeron de perspectivas que intentaron enfocar
sociología norteamericana y de apogeo del es el “gran problema”, quitando atención a temá
tructural-funcionalismo. La sociología que se ticas más puntuales y específicas de investiga
instaura bajo el liderazgo de Germani —como ción. A veces, los trabajos constituyeron ver
se ha señalado- pretende diferenciar su tarea siones aguadas o empobrecidas de la teoría de
del papel del intelectual o el ideólogo y tratar la dependencia y otras mero proselitismo en
los problemas sociales bajo el prisma del mé clave de lo que fue llamado —más allá de arn
todo científico y de las teorías más desarrolla bigüedades e imprecisiones- populismo. 25
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
La retirada del gobiemo militar y el adve Antes, existían la reflexión y la filosofia política
nimiento del peronismo, en 1973, no habían sobre temáticas tales como la soberanía, el Es
calmado las aguas. La turbulenta experiencia tado, el ordenamiento legal, el gobiemo, etc.
del peronismo culminó con una nueva ruptu Los trabajos se volcaban más hacia lo filosófico
ra institucional y con la instauración del régi y tenían una impronta especulativa, o bien ha
men militar denominado “Proceso de Reorga cia lo jurídico y se acentuaba el deber ser. Si
nización Nacional”. En los dos períodos de bien, como señala Pasquino, cabría diferenciar
gobierno militar el contexto político y el clima entre la tradición anglosajona que prestaba ma
social tampoco fue favorable para un trabajo yor atención a los procesos sociales, las prácti
fecundo en las disciplinas sociales. Pérdida de cas y costumbres del common law y la tradición
puestos académicos, exilio, cuando no perse continental más volcada hacia el análisis de las
cuciones fueron las consecuencias que sufrió estructuras estatales y el derecho.
parte de la comunidad académica del país. Se En 1903 se crea la Asociación Americana
rá sólo en el marco del nuevo contexto demo de Ciencia Política en paralelo con la distin
crático donde aparecerán las condiciones de ción de la Ciencia Política de otras disciplinas.
mayor tolerancia y pluralismo necesarias para Como nueva disciplina no se variaba demasia
la libertad en que debe desenvolverse toda ac do en lo que habían sido los análisis previos
tividad de investigación. acerca de las estructuras estatales, la indaga
Más allá de los diferentes contextos, la pro ción sobre el buen gobierno, la reflexión sobre
ducción académica ha tenido también cierta los textos de la filosofia política clásica y los es
autonomía y no todo lo realizado ha obedeci tudios que focalizaban los mecanismos legales
do puntualmente a los vaivenes de los avatares y jurídicos del Estado y sus agencias. En las dé
políticos. Lo señalado respecto de los contextos cadas posteriores existirá un reclamo de algu
sociales fue también marco y telón de fondo nos sectores para introducir nuevas perspecti
del desarrollo de una nueva disciplina. vas metodológicas -usadas en la Historia, la
Antropología, la Sociología, la Psicología y la
Economía- al estudio de lo político, pero este
LA CIENCIA POLÍTICA COMO NUEVA ímpetu coexistirá con el predominio de las
DISCIPLINA perspectivas clásicas. Como afirma Battle, será
recién en los años cuarenta cuando se opone a
El pensamiento político giró, al menos des la perspectiva filosófica y legalista, la preten
de Aristóteles, en tomo de las preguntas acerca sión de una Ciencia Política bajo el imperio de
del poder, aunque sus objetos de estudio espe la perspectiva lógica, empírica y explicativa.
cífico hayan variado con el tiempo centrándo En los años cincuenta se instala la llamada
se, por ejemplo, en el Estado y el orden político “revolución conductista”, que pone el foco en
en general y , más tarde, en el proceso de emer el estudio de los comportamientos reales de
gencia, decadencia, sustitución y circulación de los actores políticos y sociales. Bajo la influen
las clases dirigentes. Pero la Ciencia Política re cia de la Psicología y la Sociología importa sus
cien aparece como disciplina autónoma hacia métodos de acercamiento al objeto de estudio
26 principios del siglo XX, en los Estados Unidos. y recurre al arsenal de instrumentos disponi
LAS CIENCIAS SOCIALES
bles en tales disciplinas. Se establece así una escuela de la rational choice o public choice). El
pretensión de mayor cientificidad al elaborar nuevo enfoque implicará, esta vez, la influencia
se hipótesis que deberán sortear la prueba de de la Economía en la Ciencia Política, a través
la contrastación empírica, dejando a un lado del uso de algtmas ideas y principios metodoló
el discurso anterior, jurídico o moralista. El gicos propios del análisis económico aplicado al
nuevo camino dejó abierta la posibilidad de tratamiento de los fenómenos políücos. El pun
una ciencia más cuantitativa que se enrique to de partida de esta escuela es el individualismo
ció, además, con esquemas conceptuales y metodológico y el supuesto de la racionalidad
modelos teóricos con pretensión explicativa individual. Los fenómenos políticos y sociales se
de los problemas de la investigación científica. explican a partir de los comportamientos de los
El centro del análisis de la disciplina se ubica individuos, y a éstos se los concibe como sujetos
ba en el sistema político, según David Easton racionales que maximizan sus acciones. En
“un sistema de interacciones, abstraídas de la otros términos, los individuos tienen a su dis
totalidad de los comportamientos sociales, a posición una gama de altemativas y se supone
través de las cuales los valores se asignan de que elegirán aquella que les reporte mayor utili
modo imperativo para una sociedad”. dad, satisfacción o beneficios. Por otra parte, la
No tardó en llegar la reacción, desde el la racionalidad individual no supone una suerte
do de los filósofos, advirtiendo que no todos de racionalidad colectiva y, en este sentido, se
los capítulos de la vida política y, fundamen destacan las contradicciones y paradojas entre el
talmente, los nuevos fenómenos emergentes comportamiento individual y el de grupo. Esta
de una dinámica cambiante —por ejemplo, el perspectiva se aleja de los lineamientos conduc
tema de las minorías—, podían ser tratados con ústas y su influencia sociológica y ha focalizado
las reducidas herramientas teóricas y los co gran parte de sus estudios en las instituciones
nocidos instrumentos metodológicos del con políticas surgiendo una suerte de “neoinstitu
ductismo. cionalismo”, disfinto de aquel que hundia sus
Hacia finales de los cincuenta, Gabriel Al raíces en el análisis jurídico. Esta escuela ha re
mond y Bingham Powell criticaban los estu cibido también críticas que denotan que su su
dios politológicos por su excesivo provincia puesto no es tan categórico como afirman sus
lismo, descriptivismo y formalismo. Estos cultores. Por otro lado, también se ha sustenta
autores, como muchos otros, ubicarán a la po do que el “viejo institucionalismo” también tie
lítica comparada en el centro de la metodolo ne un papel que jugar frente a los desarrollos del
gía y los contenidos de la Ciencia Política. Los “neoinstitucionalismo”.
estudios comparados de los sistemas políticos Otro campo de la Ciencia Política empíri
y sus subsistemas (partidos, grupos de pre ca —de notable crecimiento hacia los ochenta
sión, etc.), y de los procesos políticos ocupa es el análisis de las políticas públicas (public
rán, entonces, un lugar estelar en el avance del policies). Desde este enfoque -como observa
conocimiento y las nuevas investigaciones. Pasquino- se analizan los procesos de toma de
Otra escuela comenzará a tener cada vez decisiones, las estructuras institucionales y su
mayor predicamento, en los sesenta y los seten influencia sobre tales procesos, la identifica
ta: la teoría de la elección racional (la llamada ción de los participantes, la conformación de 27
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
coaliciones, etc. El riesgo de esta vía de análi prefiguran el contorno de lo que irá definien
sis podría ser la poca atención prestada a las dose como una disciplina diferente de la Socio
motivaciones ideológicas y a los factores es loga, la Historia y el Derecho. En realidad, los
tructurales y, además, el más reducido poder estudios políticos estuvieron ligados a visiones
de generalización teórica. más históricas, filosóficas y jurídicas. En este
A lo largo de su historia, como bien señala sentido, la Ciencia Política en la Argentina re
Almond, la Ciencia Política ha mostrado sus producía, a su manera, el recorrido que había
diferencias internas en, al menos, dos ejes: el tenido en el mundo más desarrollado.
ideológico y el metodológico. En relación con Fue así que la institucionalización de la
el primero, se ha distinguido entre una dere Ciencia Política se fue desarrollando a través
cha y una izquierda con sus distintos matices. de un entramado de universidades -públicas y
Respecto del segundo eje, ha existido un sec privadas- e instituciones y centros privados.
tor de metodología “blanda” y otro de meto En los años treinta —como apunta Arturo
dología “dura”. Un rasgo de las izquierdas -en Fernández-, la Facultad de Ciencias Económi
sus distintas versiones, sean marxistas, socia cas de la Universidad del Litoral, con sede en
listas, dependentistas, de teoría crítica- ha si Rosario, creó la Carrera de Diplomacia, que
do su concepción acerca de una Ciencia Polí daría origen posteriormente a la de Relaciones
tica comprometida, donde teoría y praxis no Internacionales. Sobre esta experiencia se
pueden disociarse. Entre ambos ejes, también montaría la Carrera de Ciencia Política de la
se observan las combinaciones posibles: por Facultad de Derecho de la Universidad Nacio
ejemplo, una izquierda dura que recurre a la nal de Rosario, en 1968. La Universidad de
cuantificación metodológica de sus hipótesis y Cuyo, a principios de los cincuenta, creó la Es
una derecha dura para la cual las metodolo cuela de Estudios Políticos y Sociales que otor
gías matemáticas, la estadística y los diseños gó el título de Licenciado en Ciencias Políticas
experimentales representan la precondición y Sociales y el doctorado en las mismas mate
de la Ciencia Política, en teoría y metodología. rias. En los años setenta se creó el Departa
El panorama de la Ciencia Política, en rea mento de Ciencias Políticas en la Facultad de
lidad, presenta una multiplicidad de facetas, Ciencias Sociales de la Universidad de San
perspectivas, escuelas y temáticas que no se Iuan y, en Mar del Plata, se creó una Carrera
agotan en una línea que reivindique para sí, en de Ciencia Política.
forma exclusiva y excluyente, el patrimonio de En 1958, durante la presidencia de Arturo
la investigación científica en la disciplina. Frondizi se dicta la legislación que autoriza a
funcionar a las universidades privadas. Se
crean las carreras de Ciencia Política y de Re
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA laciones Internacionales en distintas institu
ciones: la Universidad Católica Argentina, la
La institucionalización de la Ciencia Políti Universidad del Salvador, la John F. Kennedy,
ca es aún más tardía en el tiempo que la de la la Universidad de Belgrano, la de Santiago del
Sociología y al igual que esta última aparecen Estero y la de La Plata, etc. Es de destacar el ni
28 autores, temas y espacios institucionales que vel que adquirió la Ciencia Política en la Uni
LAS CIENCIAS SOCIALES
rozzi. Entre sus objetivos estaban el estudio de En los años setenta y principios de los
la teoría y las técnicas de la administración pú ochenta, dos desprendimientos del Di Tella al
blica y la gestión de las empresas del Estado. canzaron gran dinamismo. El CEDES (Centro
En 1966 se fundó el Consejo Latinoarneri de Estudios de Estado y Sociedad) contaba, en
cano de Ciencias Sociales (CLACSO), que fim tre sus investigadores, a G. O'Donnell, O. Osz
cionó como un órgano coordinador de una lak, M. Cavarozzi, R. Frenkel, L. de Riz, A. Ca
red de centros de Ciencias Sociales. Desde sus nitrot, E. Ielin, M. C. Feijó, I. Balán, etc. Y el
inicios tuvo su sede en Buenos Aires y cumplió CISEA (Centro de Investigaciones Sociales so
una importante tarea de articulación y comu bre el Estado y la Administración), en el que
nicación entre los centros regionales y del exte participaron E. Groisman, O. Oszlak, I. Roulet,
rior. Desarrolló distintas actividades y progra D. Caputo, etc. La Facultad Latinoamericana
mas de investigación -algunos en cooperación en Ciencias Sociales, que se instala en la Argen
con el PNUD y la UNESCO- e investigadores tina luego del golpe militar en Chile (1973),
que habían sido desplazados de sus puestos de fue un centro de reagruparniento de investiga
trabajo por cuestiones políticas tuvieron aco dores y comenzó alli a dictarse una Maestría en
gida en su seno. También en 1966 y como con Ciencias Sociales. En cuanto a centros de Cien
secuencia de la intervención -bajo el régimen cias Sociales —no específicamente de Ciencia
militar- al Instituto de Sociología de la UBA, Política— cabría agregar al CEUR (Centro de
un grupo de investigadores creó el Centro de Estudios Urbanos y Regionales) y el CENEP
Investigaciones en Ciencias Sociales (CICSO), (Centro de Estudios de Población).
de orientación marxista. Este centro tuvo una Otro espacio institucional de desarrollo de
gran actividad y abordó distintas temáticas la Ciencia Política ha sido el Consejo Nacional
—los militares y los sectores populares, los esta de Investigaciones Científicas y Técnicas, don
llidos sociales, etc.-, pero fue objeto de la ac de los investigadores pertenecientes a la carre
ción de los gobiemos autoritarios debiendo, ra, en distintos lugares de trabajo —universida
algimos de sus miembros abandonar el país. des e institutos científicos-, han realizado un
Otra experiencia singular fue la Funda aporte sostenido en el campo de la investiga
ción Bariloche, que contó con algunos apor ción en Ciencia Política, Sociología y Relacio
tes privados —Fundación Ford- y financia nes Internacionales. En el listado no puede fal
ción estatal. Su suerte corrió pareja con los ta por cierto la mención de un sitio de estudio
vientos políticos, lo que entorpeció su tarea. y análisis político que fue tradicional en la vi
En 1967 se creó el Departamento de Ciencias da institucional del país. La Academia Nacio
Sociales, que tuvo distintos programas de in nal de Ciencias Morales y Políticas abarcó en
vestigación, entre otros, estudios filosóficos y sus anales y publicaciones distintos temas de
políticos, movimientos laborales, sociología la teoría política y del acontecer nacional.
política, etc. Algunos de sus integrantes fue También debe mencionarse la labor del Insti
ron Manuel Mora y Araujo, Edgardo Catter tuto Argentino de Estudios Constitucionales y
berg y Luis Aznar. En la época del Proceso Políticos, en Mendoza, integrado por un gru
cambió de estructura organizativa y de líneas po de juristas -bajo la dirección de Dardo Pé
30 de investigación. rez Guilhou— que desarrollaron trabajos insti
LAS CIENCIAS SOCIALES
. “publicar... Mena». .
(una. u. uu.|I
LA PRODUCCIÓN ACADÉMICA
TOMO PIÏIIO
Iellinek, Carl Friedrich, Herman Heller, Geor lítica y la historia, sobre el período de la Repú
ges Burdeau, Maurice Duverger y Ranney y blica Liberal-Conservadora. El mismo autor
Kendall- agregaba politólogos de la talla de aporta un valioso e innovador trabajo en el
Iuan Linz y Giovanni Sartori. En relación con marco de las ideas políticas, La tradición repu
su citada obra Introducción. .., cabe señalar blicana, donde recreaba, a través de lecturas
que hundía el análisis en la Teoría Política, la clásicas, un virtual dialogo —plagado de en
realidad política y social y el conocimiento po cuentros y desencuentros- entre Alberdi y Sar
lítico. El recorrido de los distintos capítulos miento. Desde el campo de la historia también
constituye una suerte de manual -o hasta tra cabe mencionar, como valiosos aportes, la ex
tado— de un curso que cabalga entre la Filoso tensa obra de Félix Luna y las lúcidas reflexio
fía Política, la Ciencia Política, el Derecho y la nes de Ezequiel Gallo sobre distintas temáticas
Historia. sociales y políticas y sobre la historia de las
Más cercano al análisis empírico, Darío ideas políticas. Gallo realizó también aportes
Cantón produjo un estudio importante en re específicos en la disciplina, como por ejemplo
lación con la teoría de las elites con su trabajo la investigación realizada con Silvia Sigal La
El parlamento argentino en épocas de cambio formación de los partidos contemporáneos. La
(1966), donde analizaba las diferentes caracte Unión Cívica Radical ( 1890-1916), publicada
rísticas sociales, económicas y educacionales en Desarrollo Económico, en 1963. Algunas
de los legisladores en tres momentos cruciales obras de investigadores extranjeros también
de la vida política del país: 1890, 1916 y 1946. nutrieron numerosos trabajos de Ciencia Polí
Otra investigación posterior, Elecciones y par tica, por ejemplo las investigaciones sobre el
tidos políticos en la Argentin (1973), constitu poder militar y la política del historiador Ro
yó un importante aporte por la recopilación bert Potash y las del sociólogo Alain Rouquié.
de datos y su sistematización en relación con La investigación recorrió temáticamente
la Argentina electoral y la emergencia y carac —como no podía ser de otro modo- los avata
terísticas de las fuerzas políticas. res políticos que sufría la Argentina. Así, por
Desde la Historia también se fue nutriendo ejemplo, en relación al régimen militar ini
lateralmente el contenido de la Ciencia Políti ciado en 1966 bajo el comando del general
ca. Así merece destacarse la obra de José Luis Onganía, se publicaba el mismo año del golpe
Romero Las ideas políticas argentinas (1946) y el trabajo colectivo La Revolución Argentina.
otros ensayos que versaron sobre temas de la Análisis y prospectiva (1966), donde juristas,
Argentina política. Otra obra de historia, de politólogos y sociólogos analizan el nuevo ré
Carlos A. Floria y César A. García Belsunce, gimen a la luz de los antecedentes, la teoría
Historia de los argentinos (1972), incorporó mi política, la ideología y el sistema institucional;
radas desde la Ciencia Política incluyendo ma escriben, entre otros, Guillermo Lousteau He
tices, perspectivas o comentarios que remonta guy, Alberto Castells, Iosé Luis de Imaz, Carlos
ban a la teoría política más cercana en el Floria, Mariano Grondona, etc. En el año de
tiempo. Cabe destacar también la investigación finalización de aquella experiencia de facto,
de Natalio Botana El orden conservador (1979), aparece El régimen militar 1966-1973 (1973),
que significó un abordaje desde la Ciencia Po una recopilación sistematizada de editoriales 33
LA IJIMENSIÓN (ÏIENTÍFICA Y CULTURAL
nal, en 1976, fue también motivo de desen cimiento —los países desarrollados- y su inten
cuentro y exilio. Además de la pérdida de re to de aplicación directa a la realidad argentina,
cursos humanos que, obligados o por opción, cuando tales teorías tuvieron como base em
dejaban el territorio nacional o sus puestos de pírica metodológica los datos de sus propias
trabajo en el país, las intervenciones implica realidades. Los científicos sociales tuvieron
ban la interrupción, momentánea o definitiva, cierta propensión a reflexionar en torno de
de proyectos de investigación en curso, cuan teorías más que de hechos, produciéndose, no
do no el desmantelamiento institucional. En pocas veces, resultados especulativos poco re
estos casos, las instituciones privadas -tanto lacionados con el propio acontecer nacional.
universidades como institutos de investiga Otra barrera ha sido la poca conexión con
ción— sirvieron también como lugar de rein el marco regional en el cual la Argentina está
serción de científicos sociales que dejaban de inserta: América latina. La aludida irnporta
actuar en las universidades nacionales. ción de teorías y la formación de investigado
Otro inconveniente de contexto han sido res en los centros más desarrollados con poca
los escasos recursos económicos destinados a o ninguna vinculación con el resto de los cen
la investigación en general y a las Ciencias So tros e instituciones académicas de los países de
ciales en particular, debido a una falta de con la región, descontextualizó a la Argentina de
sideración acerca del papel prioritario que la su enclave geográfico, desde donde, paradóji
investigación ocupa en el desarrollo económi camente, fue vista siempre por los centros de
co, social y humano de un país. A esta con investigación de los países más desarrollados.
ciencia débil sobre el papel de la ciencia se fue No es casual que los contados intentos de lle
ron sumando las crisis económicas y la var adelante centros de estudios latinoameri
declinación del Estado, que originaron recor canos hayan tenido un relativo eco.
tes presupuestarios en las áreas de investiga Otra dificultad que ha estado siempre pre
ción. En el marco institucional de las universi sente ha sido el escaso requerimiento del mer
dades, tanto públicas como privadas, la falta cado laboral de los profesionales en Ciencias
de presupuesto dificultó la existencia de un Sociales. Más allá de la docencia y la investiga
suficiente plantel de profesores-investigadores ción, no ha sido fácil el reconocimiento públi
a tiempo completo. Esta falta de prioridad que co de la función de los sociólogos en distintos
ha tenido la ciencia en la Argentina motivó sectores de la vida del trabajo, la empresa y el
también la búsqueda de nuevos horizontes y Estado. Los egresados en Ciencia Política han
así fue historia común la de los jóvenes argen tenido, incluso, mayores obstáculos en ser vi
tinos que, luego de concluir sus estudios de sualizados como profesionales aptos y necesa
posgrado en los Estados Unidos o en Europa, rios para el servicio y la administración públi
decidieron continuar en aquellos lugares sus ca, las organizaciones, etcétera.
carreras académicas por falta de condiciones Los inconvenientes y problemas de acceso
mínimas de desarrollo profesional en la Ar bibliográfico han sido muy importantes, co
gentina. mo también la libre consulta de materiales de
Otro problema ha sido la importación de las oficinas públicas. Bibliotecas poco nutridas
36 teoría política y social de los centros de cono o desactualizadas fue el panorama común de
LAS CIENCIAS SOCIALES
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
La principal orientación bibliográfica apa no, 1984. Un exhaustivo trabajo que analiza los
rece inserta en el propio texto de este trabajo. aportes más importantes de los investigadores
A continuación se amplía en relación con sociales en la segunda parte del siglo XX es
obras que tratan sobre ideas, instituciones o JUAN CARLOS AGULLA (compilador), Ideologías
producciones referidas en el capítulo. políticas y ciencias sociales. La experiencia del
En relación con la evolución de las Ciencias pensamiento social argentino (1955-1995), Ins
Sociales y la Sociología en particular puede tituto de Derecho Público, Ciencia Política y
consultarse, IUAN CARLOS AGULLA, Dependencia Sociología de la Academia Nacional de Cien
y conciencia desgraciada, Buenos Aires, Belgra cias de Buenos Aires, 1996. Otra bibliografía de 37
LA DIMENSIÓN CIENTIFICA Y CULTURAL
consulta es TORCUATO S. DI TELLA, “La crisis de 54, Dunken, Buenos Aires, 1999. Una obra que
las ciencias políticas latinoamericanas”, en De recopila trabajos acerca de la estructura social
sarrollo Económico, vol. ll, n° 41 ( abril-junio del país con amplias referencias a Germani es
de 1971); y "La sociología argentina en una IoRGE RAUL IORRAT y RUTH SAUTU (Compila
perspectiva de veinte años”, en Desarrollo Eco dores), Después de Germani. Exploracíones so
nómico, vol. 20, n° 79 (octubre-diciembre de bre estructura social de la Argentina, Paidós,
1980); RICARDO SIDIcARo, “Reflexiones sobre la Buenos Aires, 1992. En cuanto a la política de
accidentada trayectoria de la sociología en la investigación en Ciencias Sociales ver el texto
Argentina"; HORACIO GONZALEZ (Compila de ENRIQUE OTEIZA (director), La política de
dor), Historia crítica de la sociología argentina, investigación científica y tecnológica argentina,
Colihue, Buenos Aires, 2000; JUAN CARLOS Centro Editor de América Latina, Buenos Ai
AGULLA, “Institucionalización de la Sociología res, 1992.
en la Argentina”, en MARTA FERNANDEZ y MARIO Para un panorama general de la evolución
SERRAFERO (editores), Los sociólogos y la Socio de la Ciencia Política puede verse: GIANFRAN
logía, Documento de Trabajo, Facultad de Es C0 PASQUINO, “Naturaleza y evolución de la
tudios para Graduados, Universidad de Belgra disciplina”, en GIANFRANCO PAsQUINo y otros,
no, 2000; GINO GERMANI, La sociología en la Manual de Ciencia Política, Madrid,l99l; Ga
América latina: problemas y perspectivas, Eude briel Almond, “Political Science; The History
ba, Buenos Aires, 1964; FRANCISCO DELIcI-I, Crí of the Discipline”, en Robert E. Goodin y
tica y autocrítica de la razón extravíada. Veinti Hans-Dieter Klingemann (edición) A New
cinco años de Sociología, El CID, Buenos Aires, Handbook of Political Science, Oxford, 1998;
(1977); ELISEO VERON, Imperialismo, lucha de David Easton, “Political Science in The United
clases y conocimiento (Veinticinco años de socio States”, en International Political Science Re
logía en la Argentina), Tiempo Contemporá view, vol. 6, n° l (1985), págs. 133-152.
neo, Buenos Aires, 1974. En cuanto a la “para En relación con la Ciencia Política en la
sociología” consultar, l IUAN F. MARSAL, Argentina es importante el trabajo de ARTURO
“Significado de la para sociología argentina”, FERNANDEZ El desarrollo de la Ciencia Política
en H. Ernest Lewald, Argentina. Análisis y au en la Argentina, capítulo de libro en prensa.
toanálisis, Sudamericana, Buenos Aires, 1969; También puede verse MARIA CLELIA GUINAZU y
IUAN F. MARSAL, Los ensayistas socio-políticos de MARIA ALICIA GUTIERREZ, La Ciencia Política
Argentina y México (aportes para un estudios de en Argentina: de la inestabilidad a la transición,
sus roles, su ideología y su acción política), Docu en DOXA, n° 48 (1991); Gerardo Ancarola,
mento de Trabajo, Instituto Torcuato Di Tella, “Las tres etapas de la Ciencia Política argenti
Centro de Investigaciones Sociales, 1969. SILVIA na”, en Academia Nacional de Ciencias Morales
SIGAL, Intelectuales y poder en la década del se y Políticas, Anales. Tomo XXII-l993, Buenos
senta, Puntosur, Buenos Aires, 1991. La historia Aires, 1995; del mismo autor sobre la figura de
del Instituto de Sociología se trata en HERNAN Rivarola puede consultarse Las ideas políticas
GONZALEZ BOLLO, El nacimiento de la sociología de Rodolfo Rivarola, Marirnar, Buenos Aires,
empírica en la Argentina: El Instituto de Sociolo 1975. En cuanto a la enseñanza de la Sociolo
38 gía, Facultad de Filosofia y Letras (UBA), 1940 gía y la Ciencia Política puede verse GINO GER
LAS CIENCIAS SOCIALES
MANI y IORGE GRACIARENA, Enseñanza e investi Routledge, 1997; IoAN ANTON MELLÓN (edi
gación de Ia Sociología, Ciencia Política y Eco tor), Ideologías y movimientos políticos contem
nomia. La situación en la Argentina, Instituto poráneos, Madrid, Técnos, 1998. Acerca del
de Sociología de la Facultad de Filosofía y Le pensamiento político entre 1914 y 1983 pue
tras, UB.A, 1958; FRANcIsco ARIAs PELERANo, den verse los trabajos de CARLOS A. EGÜES y
“La enseñanza de la política en la Argentina”, IUAN FERNANDO SEGOVIA en el Tomo 7 de esta
en Boletín de Lecturas Sociales y Económicas, obra. Algunos estudios sobre el positivismo y
año 8, n° 35, abril 2001, págs. 127-147. Un ín el ensayismo positivista son, OSCAR TERAN, Po
dice cronológico, temático y de autores de la sitivismo y nación en la Argentina, Puntosur,
revista Desarrollo Económico muy útil para la Buenos Aires,l987; IORGE E. DoTTI, Las vetas
búsqueda bibliográfica aparece en el número del texto. Una lectura filosófica de Alberdi, los
160, Vol. 40, enero-marzo, 2001, de la citada positivistas, Juan B. Justo, Bs. A5., Puntosur,
revista. 1990; RICAURTE SOLER, B1 positivismo argenti
La literatura sobre teoría e ideologías polí no, Paidós, Buenos Aires, 1968; RICARDO LEVE
ticas, es por cierto muy abundante, cabe men NE, Historia de las ideas sociales argentinas,
cionar entre otros, KARL DIETRICH BRACHER, La Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1947.
era de las ideologías, Belgrano, Buenos Aires, El autor agradece a María Mora el apoyo
1989; STEPHEN ERIC BRONNER (editor), Twen bibliográfico brindado, que fue muy útil para
tieth Century Political Theory, Nueva York, la elaboración de este capítulo.
39
5 7. LA FILOSOFÍA
Olsen A. Ghirardí
XIX. Y como homenaje a las ideas que profe —con cierta ingenuidad- que se aproximaba
saba, fundó el Comité Positivista Argentino y un período en el que toda preocupación teo
adhirió a un evolucionismo desde lo inorgáni lógica y metafísica iba a quedar superada. Su
co hasta la vida orgánica e incluso se permitió actitud es la de una afinada mentalidad, que
intentar, desde ese punto vista, una explica se cierra en un firme y convencido positivis
ción para los fenómenos sociales y morales. mo, que rechaza toda problemática filosófica
También el prestigio intelectual de Floren y metafísica.
tino Ameghino (1854-1919), con su confiado Dentro de estas líneas positivistas pero con
optimismo cientificista, tuvo mucho peso en la un perfil extremadamente acentuado, Iuan B.
sociedad de la época. Su notoriedad internacio Justo (1865-1928) abrazó la ideología marxis
nal fue extraordinaria a partir de la Exposición ta. Desde el punto de vista político, es un so
Internacional de París de 1878, donde mostró cialista que adhiere al materialismo histórico y
su colección de fósiles. Si bien Ameghino no trata de explicar la evolución de la sociedad,
fue un verdadero filósofo adhirió fuertemente sustentando un darwinismo biológico que lo
a la concepción evolucionista, que Carlos Dar llevó a la creencia de que el socialismo debía
win había enunciado para todas las especies en ser, incluso, el sustituto moderno de toda reli
1859 y que había extendido al hombre en 1861. gión. Las preocupaciones de Iuan B. Justo que
Hombre inteligente, tuvo la virtud y la valentía daron plasmadas, principalmente, en dos de
de explicitar, a partir de los hechos que estima sus libros acerca de la teoría y práctica de la
ba científicamente probados, las premisas de historia y el realismo ingenuo.
un sistema, lo que se había concretado en el No hay duda alguna de que estas actitudes
año 1906. Ese sistema, que Ameghino denomi estimularon la preocupación por los proble
nó Mi credo filosófico, incluía la adhesión a cier mas psicológicos y sociológicos, con lo que se
tos postulados indemostrables, como el de la bloqueó el ingreso a la verdadera especula
eternidad del tiempo, de la materia y del movi ción filosófica.
miento, con lo que pretendía solucionar todos Puede parangonarse el itinerario de una lí
los problemas científicos y con lo que obviaba nea ideológica de este tipo, como el de toda
toda metafísica y aun toda filosofía. Hay aquí corriente filosófica, con el despliegue de una
una metafísica implícita, pues las premisas que cadena montañosa, en la que todos los picos se
se aceptan como verdaderas no se discuten, ya diferencian en la cúspide, pero permanecen
que se afirman como tales. De ahí que sean unidos por el común denominador de las ba
postulados y que su propio autor hable de su ses en que se asientan. Cada pensador, en defi
credo. Se cree en ellos, razón por la cual no ha nitiva, es una atalaya solitaria con perfiles pro
ce falta demostrarlos. pios, pero comparte con los de su corriente un
Por entonces, Carlos Octavio Bunge (1875 fondo de ideas comunes que los caracteriza
l918), graduado en Derecho, desarrolló sus genéricamente. Por eso, para explicar el itine
tesis acerca de problemas jurídicos y de educa rario, se hace imprescindible atender a los in
ción, tesis que pretendía resolver con especula dividuos que particularizan el sistema.
ciones psicológicas. Este pensador, como otros Volviendo la atención a Iosé Ingenieros —a
42 positivistas de esta época, creía firmemente quien algunos autores dan como nacido en
LA FILOSOFÍA
l Visita de José Ortega y Gasset (en el centro de la fotografía). Arribo al puerto de Buenos Aires en i916.
Buenos Aires, cuando en verdad nació en Pa Lo que es de destacar especialmente, en es
lermo (Italia) y fue traído muy niño a la Ar te caso, es el hecho de que Ingenieros, si bien es
gentina-, es posible tener cierta claridad con todavía un positivista, ya comienza a sostener
respecto a las ideas que lo precedieron. Fue que es posible una filosofía científica que, al
dueño de una desbordante personalidad y tu mismo tiempo que sostenga hipótesis basadas
vo un enorme reconocimiento en toda Améri en la experiencia-pueda explicar los problemas
ca latina y aun fuera de ella. que aun permanecen fuera de ella. Es decir,
Sus obras tuvieron gran difusión. Se dis tiende a esbozar una vertiente del conocirnien
tinguió desde el mismo momento en que hi to que vaya más allá de los hechos y que, al
zo conocer su tesis sobre la simulación de la mismo tiempo, sea una crítica del conocirnien
locura. Arranca así su fuerte tendencia a im to científico adquirido. Es verdad que, con ello,
pulsar los estudios psicológicos, que se con no modifica su actitud monista, materialista y
solidó desde que ganó la cátedra de Psicolo evolucionista, pero permite avizorar una filo
gía Experimental en la Facultad de Filosofía y sofía —o una metafísica- que muestre un siste
Letras de la Universidad de Buenos Aires, lo ma de hiper-hipótesis, que parta de la expe
que ocurrió en la primera década del siglo riencia para explicar aun lo que está más allá.
XX; en la siguiente, se volcó a los estudios so Ingenieros conocía perfectamente las ideas
ciológicos. de sus antecesores y las criticó. Sabía, por 43
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
ejemplo, que Ameghino había adoptado las prejuicios y dogmatismos sólo útiles para la
doctrinas de Lamarck, Darwin y Haeckel acer domesticidad e incapaz de pensar con ideas
ca de la evolución de las especies, en lo que propias y de forjarse ideales. Ingenieros invi
atañe a los principios generales de esa co taba a admirar a los genios como Sarmiento y
rriente, que conducía hacia un naturalismo Ameghino y fustigaba, ya en aquel entonces,
panteísta, y supo comprender que el credo la política de las piaras y a los deshonestos que
del famoso indagador de los restos fósiles de ingresaban al Parlamento con su saco de co
sembocaba en un monismo, que Haeckel ya rrupciones.
había explicado. Pero el argentino iba aún A su muerte, lo sucedió su discípulo Aní
más lejos, pues profesaba la creencia de que, bal Ponce en la dirección de su Revista de Filo
en el futuro, el transformismo sería conside sofía. Éste fue aún un positivista que, gran ad
rado como una ciencia exacta y la zoología, mirador de la Revolución Rusa, el comunismo
con el auxilio de las ciencias matemáticas, go y el materialismo, prolongaría unos años más
zaría del privilegio de descubrir las leyes que su publicación. No obstante, pronto empeza
regían la filogenia. rían a soplar otros vientos, otras ideas, otras
La impresión que el lector recoge no deja actitudes. Como se señaló al comienzo, la ago
de advertir que Ingenieros ya no profesa el op nía no significa muerte, pero el momento del
tirnismo de Ameghino. Es mucho más cir positivismo había pasado y serían otras aguas
cunspecto y trata de encontrar una salida del las que en el futuro calmarían la sed filosófica.
laberinto; y, como se sabe, de todo laberinto se
sale por arriba.
Ingenieros tiene preocupaciones inmedia LA REACCIÓN ESPIRITUALISTA
ro a la filosofia. Alejandro Korn (1860-1936) concepto de ciencia positívista debía ser reno
cultivó la filosofía pensada desde la cátedra. vado. Al comprender que la ciencia es siempre
Los nuevos aires se habían agitado con vigor una interpretación de la realidad y esto irnpli
desde la visita de Ortega, al revelarse estrechos ca una teoría del conocimiento, encontró el ca
los horizontes oteados desde el positivismo. mino hacia el idealismo. Ello lo condujo a me
No todo es materia sujeta a experimentación, ditar sobre la actividad de pensar; lo impulsó a
para ser conocida mediante leyes rígidas e irn la necesidad de estudiar el papel que desempe
permeables. ¿Dónde quedaba el hombre en ña el concepto en la actividad del conocer y a
esa actitud extrema, dónde la sociedad y dón una noción más amplia de lo que debe enten
de la cultura? Korn, en sus libros, advierte so derse por experiencia. Paso a paso se fue acer
bre las falencias del materialismo y del positi cando a una teoría de los valores. La valoración
vismo. Lee lo que otras corrientes habían fue definida como una reacción de la voluntad
aportado a la cultura y a la filosofía; no vacila humana ante un hecho. Es decir, los valores
en apreciar a Santo Tomás y a San Agustín y se nacen también de la experiencia y surgen de
muestra proclive a encontrar méritos en un exigencias biológicas, sociales y culturales. La
espiritualismo renovador. Tampoco despreció libertad creadora es el presupuesto de la pro
a Kant, Schopenhauer, Dilthey y Bergson, Ric ducción de los valores. Dicha expresión es pro
kert, Scheler y Brentano, citados a menudo en bable que tenga reminiscencias de Bergson, cu
las incitantes conferencias de Ortega y recor ya obra titulada La evolución creadora había
dados por otra visita célebre, la de Eugenio aparecido ya en 1907. Korn se aplica a lograr
D’Ors (1920). una solución final y se encamina al encuen
Korn hizo un penetrante estudio sobre el tro de lo absoluto, que podría ser encontrado
positivismo, en cuya evolución distinguió tres en la metafisica, pero, si bien avizora el proble
etapas. La tercera —que es la que interesa aquí ma metafísico, se muestra pesimista respecto de
es la de los universitarios, que se prolonga has la posibilidad de su conocimiento, con lo cual
ta Ingenieros, quien no vacila en proclamar la metafísica se transforma en mera búsqueda
que la era de la filosofía científica había llegado permanente sin el consuelo de su hallazgo.
y cuyas primeras manifestaciones habían aflo En verdad, Korn fue un gran crítico del po
rado con Florentino Ameghino. sitivismo. El primero de sus caracteres, esto es,
Según Korn, Ingenieros se muestra como la negación de toda metafísica, halló a un es
el defensor de la última brecha del positivis merado censor, que abrió las puertas grandes
mo, elevado con él a la categoría de cientificis de los estudios filosóficos en la Argentina y fue
mo. Con claridad meridiana ya entrevió la ne quien, quizá por vez primera, se preguntó si
cesidad lógica de una metafísica, pues ambas podría existir una filosofía auténticamente ar
-filosofía y metafísica- aparecían como los gentina, con definidos rasgos peculiares. No
complementos de la verdad científica. hay dudas -cualquiera fuere la respuesta- de
Los estudios acerca de la evolución del po que se está frente a una verdadera y profunda
sitivismo en el país, que Korn calificó como preocupación por el problema filosófico. Con
autóctono, lo colocan en una perspectiva am él se operó en el país la transición del positivis
plia, que le permite apreciar que el estrecho mo cientificista a un espiritualismo naciente. 45
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
actitud positivista y da comienzo otra época Por su parte, Alfredo Franceschi (1886
con caracteres muy distintos. l942) se encamina hacia un realismo (realis
La filosofía se cultiva, a partir de Alberini, mo crítico) que en Europa había entusiasma
con rigor y con un nivel que la eleva a la con do a Hartmann, en una obra publicada por la
sideración de los principales pensadores del Universidad de La Plata con el título de Ensa
mundo, sin que esta afirmación resulte exage yo sobre la teoría del conocimiento. En esta ac
rada. Sus estudios sobre la evolución del pen titud, el problema ontológico y el gnoseológi
samiento filosófico argentino y sus conferen co no se excluyen recíprocamente, pero tiene
cias en Europa, especialmente en Alemania, le prioridad el primero, con lo que se reivindica
dieron relieve universal. —en el terreno filosófico- la importancia de la
cosa y de la causa.
Sería, finalmente, Francisco Romero (1891
LA CONSOLIDACIÓN DE LOS ESTUDIOS 1962) quien alcanzaría la primera cima de la fi
FILOSÓFICOS losofía en el país. Había nacido en Sevilla y muy
joven se trasladó a la Argentina. Dejó la carrera
No debe pensarse, a esta altura, que la militar para suceder a Alejandro Korn en la cá
preocupación filosófica se mostraba activa so tedra de metafísica de la Universidad de Buenos
lamente en el puerto. En el interior del país, en Aires. Con esa base se relacionó con un grupo
Tucumán aparece un filósofo, Alberto Rougés de estudiosos del país que lo tuvieron como el
(1880-1945) —no es el único caso, como se ve principal referente. Fue un arquetipo de filóso
rá más adelante—, que se distinguió por un li fo, puesto que se preocupó pura y exclusiva
bro titulado Las jerarquías del ser y la eterni mente por la problemática filosófica.
dad, cuyos tema y tratamiento implican una La generación del autor de este capítulo es
actitud acabadamente espiritualista. tudió lógica (en el bachillerato) en la inolvida
A su vez, en Córdoba, Saúl Taborda (1885 ble y clarísirna obra Lógica y nociones de teoría
l945), si bien se ocupa principalmente de del conocimiento, escrita por Romero con la co
cuestiones pedagógicas, en sus Investigaciones laboración de Eugenio Pucciarelli, cuya prime
pedagógicas (1951) incursiona por temas filo ra edición es de 1938 y se multiplicó, por lo me
sóficos, con preferencia en ámbitos de la filo nos, en diecisiete ediciones. Pero, quizá, su
sofía alemana, citando a Dilthey, Hartmann y problemática filosófica queda muy claramente
Max Scheler. expuesta en su Filosofia contemporánea (estu
En la misma ciudad mediterránea, Enri dios y notas), que vio la luz en 1941 y que tuvo
que Martínez Paz (1882-1952) aborda temas prontamente dos ediciones más. Agrupa una
de derecho y de historia en general y, en parti serie de estudios donde expone con simpatía
cular, trata de una manera muy completa la el pensamiento de Hartmann, la filosofía de
problemática de la Filosofía del Derecho de la Husserl, el problema de los valores, la obra de
época, con una amplísima bibliografía. Estu Max Scheler, la actualidad de la Ontología y
dia a Kant y penetra en las estribaciones de la otras notas de igual importancia. Es preciso
metafísica cuando busca los fundamentos de destacar que, desde su perspectiva hartman
las cosas y, por cierto, del derecho. niana, Romero resalta el hecho de que a la filo 47
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
sofia de los sistemas había sucedido la hora de son términos inseparables. La esencia de la
la problematicidad. El filosofar contemporáneo humanidad cristaliza en la cultura y el hombre
se hace cada vez más problemático y menos sis se trasciende a sí mismo y se supera para apre
temático a medida que avanza en su desarrollo. hender y comprender la realidad total.
Los problemas puntuales acucian, mientras que En consonancia con este tema se preocupó,
los sistemas envejecen. además, por los problemas de la historia de la
Otro tema que lo seduce es el de la persona filosofía y de las ideas y la filosofía de la historia.
vinculado con el problema de los valores, que Fue Romero un escritor bastante prolífico;
trata especialmente en Filosofía de la persona y desde la década de los años cincuenta hasta su
papeles para una filosofia. La persona trasciende muerte, escribió copiosamente y adquirió un
permanentemente hacia algo: hacia las cosas en enorme prestigio en el país y en el extranjero.
el conocimiento; hacia los valores siempre.
La nueva actitud, ya tan distanciada del po
sitivismo, queda evidenciada cuando Romero EL PRIMER CONGRESO NACIONAL DE FILOSOFÍA
mor a exageraciones, fue mundial. Las Actas traron, en definitiva, la tolerancia en el ámbito
ocupan tres volúmenes (con 2.198 páginas) de un acontecimiento maduro e internacional.
editados por la Universidad Nacional de Cuyo. Es preciso, por otra parte, recordar los tó
Es verdad que hubo algunas ausencias, picos de las sesiones para cerciorarse de la pro
como las de Francisco Romero y Risieri Fron fundidad del pensamiento que se pretendió
dizi, pero en el orden nacional hubo una asis alcanzar. Así, hubo cinco grandes temas en las
tencia casi perfecta de las figuras más repre sesiones plenarias: la filosofía en la vida del es
sentativas del pensamiento argentino y, en el píritu, en la que intervinieron los argentinos
internacional, hubo una concurrencia real Nimio de Anquín, Iosé Luis Guerrero y Ángel
mente excepcional, difícilmente igualada en Vasallo; la persona humana, en la que expuso
acontecimientos de esa índole en el resto del Octavio Nicolás Derisi; el existencialismo, en
siglo, en el país. En total, enviaron trabajos 227 la que actuó Carlos Astrada; la filosofía con
relatores, de los cuales 105 eran extranjeros y temporánea y la ciudad humana, en la que in
120 argentinos. Además, hubo miembros ad tervino Carlos Cossío.
herentes. Sería necesario citar, por lo menos, a Finalmente, en las sesiones particulares se
tres extranjeros que lo honraron con sus tra trataron los siguientes temas: Metafísica; si
bajos: Maurice Blondel, Emile Bréhier y Hans tuación actual de la filosofía; Filosofía de la
Georg Gadarner, quienes hicieron conocer su existencia; Lógica y Gnoseología; Axiología y
pensamiento a través de sus comunicaciones, Ética; Psicología; Estética; Epistemología y Fi
entre muchos otros. losofía de la Naturaleza, Filosofía de la Histo
Ese congreso demostró la madurez de los ria; la cultura y la sociedad; Filosofía de la
estudios filosóficos en la Argentina y, por sí Educación; Filosofía del Derecho y la Política;
mismo, contesta, al menos en parte, la pregun Historia de la Filosofía y Filosofía argentina y
ta que se había formulado Alejandro Korn americana.
acerca de si los filósofos argentinos ya sabían No debe verse en estas extensas enumera
dónde estaban, y fue una prueba fehaciente de ciones sólo lo cuantitativo; la jerarquía de los
una meditada preocupación sobrelos proble filósofos actuantes y lo completo de los temas,
mas fundamentales de la filosofía. aseguraron el éxito del congreso que tuvo su
Cabe señalar también -lo que es muy irn desarrollo en la Argentina, pero que habría
portante- que el congreso estuvo abierto, libre honrado a cualquier país europeo.
mente y sin cortapisas, a todas las corrientes del
pensamiento mundial. Desde el tomismo hasta
el materialismo histórico; desde el idealismo LOS FILÓSOFOS ARGENTINOS A MEDIADOS
l Rodolfo Mondolfo.
do. Para citar sólo un ejemplo, en el caso de y sostenido una clara actitud existencialista,
Córdoba -lo hizo también Tucumán-, sobre la calificada como humanismo de la libertad, y,
base de un Instituto de Filosofía, que se había por otra, Nimio de Anquín, profundo conoce
fundado en la década de los años treinta, se dor del tomismo y de los pensadores alema
procedió a constituir la Facultad de Filosofía y nes, especialmente de Hegel, sostuvo una acti
Humanidades a mediados de los años cuaren tud que Alberto Caturelli califica como
ta. Esas circunstancias favorecieron, desde la “ontismo inmanentista”. Es decir, el existen
cátedra, el cultivo del pensamiento filosófico. cialismo y el tomismo (el de Anquín, con ribe
Por otra parte, terminada la Segunda Gue tes propios y singulares) son dos poderosas
rra Mundial, visitaron el país más pensadores corrientes que tienen sus genuinos represen
del hemisferio norte, especialmente europeos, tantes en el país. Pero, como ocurrió en el si
lo que motivó un riquísimo intercambio. Y, al glo anterior con Alberdi, nada de lo que asimi
revés, muchos argentinos viajaron al exterior lan los argentinos es absorbido tal como se da
—algunos aun antes, esto es, en el período de en Europa. El filósofo argentino asimila y le da
entreguerras-, como fue el caso de Carlos As su toque auténticamente personal. Lo asimila
trada y Nimio de Anquín. do es digerido con una impronta autóctona,
A mediados del siglo XX existían dos po como diría Alejandro Korn.
derosas corrientes claramente manifestadas. La Universidad de Córdoba, en 1926, ha
50 Por una parte, Carlos Astrada había expuesto bía llamado a concurso para conceder becas a
LA FILOSOFIA
Vale la pena consignar también que Astra quitectura a partir de la cual puede profundi
da se plantea, como muchos filósofos argenti zarse la especulación filosófica. En ese sentido,
nos, el problema de la identidad nacional del es un tomista que va más allá del tomismo.
argentino y, en su caso, del americano. Esto es Fue significativa la impresión que produjo
una constante entre nosotros. Astrada hace en el Congreso de Filosofía de Mendoza su ex
una interpretación especial con el estudio del posición Derelicti sumus in mundo, que sor
gaucho Martín Fierro, exponente de la soledad prendió incluso a algunos pensadores euro
pampeana. Este es un ingrediente peculiar que peos. Desde su actitud juzga al existencialismo
añade al sujeto la mundanidad de su entorno, y trata de demostrar sus limitaciones.
lo que implica a la soledad como el medio pai Nimio de Anquín había logrado su beca en
sajístico que acompaña al sujeto. el recordado concurso de 1926 realizado por la
Astrada es sólo uno -probablemente el Universidad de Córdoba, con un estudio sobre
más importante- de los representantes del el problema epistemológico de la filosofía ar
existencialismo argentino. Debe mencionarse gentina de la época, cuyo análisis casi juvenil lo
también a Miguel Ángel Virasoro (1900-1966), revela como un talento agudo y fecundo.
quien se muestra como un sostenedor de cier Lo cautivó el tema antropológico, entre
to existencialismo, calificado como dialéctico, otros. Su meditación sobre la antropología de
que pasa de la angustia a la ansiedad, ansiedad los tres hombres históricos pone de relieve su
que se va definiendo como proyecto libre, que preocupación por el tema del hombre y, en el
supera la noción de libertad de Alejandro Korn caso, del hombre oriental, el judío y el griego,
y que revela su aspiración de trascendencia. La cada uno con una especial connotación y ca
exposición que efectuó en el Congreso de racterística. Pero, quizá, sus especulaciones
Mendoza sobre el tema existencia y dialéctica, más profundas se ciernen sobre el problema
muestra sus diferencias con Heidegger y Hus del ser, tratado desde la perspectiva del Ente y
serl, aunque sus resonancias revelan las in el Ser. La proyección del pensamiento no olvi
fluencias europeas recibidas, puesto que su fi da el tema del ser americano, que no puede
losofía se desarrolla a partir de ellas. negar influencias hegelianas en esa concep
En esta corriente se puede aun mencionar ción de filosofia de la historia.
a Vicente Fatone, desde un ángulo místico y Como nota que lo define finalmente, cabe
religioso, y a Iuan Carlos Erro, con su inquie anotar su convicción acerca de la contradic
tud por el universal criollo. Ambos, cumplida ción existente entre la fe cristiana y la filosofía
mente, la representan con matices especiales. en sentido estricto, opinión que vertía aun en
Por su parte, Nimio de Anquín (1896 su cátedra con un tenaz convencimiento.
l978) es un pensador católico singular, pro Nimio de Anquín fue un verdadero meta
fundamente conocedor de Hegel y, al mismo físico, quizás uno de los más grandes que ha
tiempo, de la filosofía escolástica. Acepta el producido el país. Pese a su no muy prolífica
pensamiento de Santo Tomás, como el más producción bibliográfica, pocos podían aven
grande filósofo católico de la Edad Media, pe tajarlo en el conocimiento de Hegel y quizá na
ro no se aferra a la estructura de su sistema co die, además, añadiera a ello el minucioso co
52 mo si fuera algo definitivo, sino como una ar nocimiento de la escolástica.
LA FILOSOFÍA
En la década de los años cincuenta hubo anteriores y tuvo también una participación
otros filósofos que frisaban la cincuentena y muy especial en el Congreso de Mendoza. Se
que se destacaron. No todos se enrolaron en trata de Luis Juan Guerrero (1896-1956), a
una corriente determinada, tema que la inci quien no le fueron extrañas la filosofía exis
piente historia aún no ha abordado en pro tencial ni la fenomenología, pero especial
fundidad. Hubo alguien que, ya sea por su vo mente centró su atención en el problema de la
cación o por obra de las circunstancias, belleza y la estética. Su exposición sobre las es
mantuvo al respecto una severa independen cenas de la vida estética es ciertamente origi
cia. La filosofía asistemática facilitó esa orien nal, y lo conduce a sostener que la belleza es el
tación. Es el caso de Ángel Vasallo (1902 esplendor del Ser puesto en obra. Existe una
1972), quien experimentó una atracción vinculación de la estética con el obrar huma
especial por el sentido del filosofar. Se pregun no en un universal horizonte trascendental.
taba ¿Qué es la filosofías’, y para responder el
interrogante sugería que la respuesta debía
provenir de los mismos filósofos. Pensaba, por LOS FILÓSOFOS CATOLICOS
Con el correr de los tiempos y, a medida que y resueltos de una manera armónica y cohe
avanza y concluye el siglo, ya en el XX, resurge rente. El punto de partida, que sigue el derro
de manera evidente y fuerte el tomismo. Por tero de los grandes pensadores, Aristóteles y
cierto, aquí también existen distintos matices. El Santo Tomás, es la experiencia, hincada en lo
resurgimiento de la filosofia escolástica en Bue concreto e individual y que, merced a la labor
nos Aires se produce, especialmente, con la de de la inteligencia, se eleva a la aprehensión de
dicación de Tomás D. Casares (1895- 1976). Fue, las esencias.
en verdad, el principal impulsor de los Cursos Se diría que, en ese pensamiento, existe
de Cultura Católica. Quizás el comienzo de la presencia e influencia de Gilson y Maritain.
agonía del positivismo obró como acicate pa Es harto conocido entre los filósofos cómo ha
ra que se produjera una consumada crítica a explicado Maritain la doctrina del conoci
dicha corriente por parte de los pensadores miento de los tres grados de abstracción, doc
católicos. En la década de los años veinte se trina que ha tenido aceptación entre muchísi
fundó la revista Criterio. mos tomistas y que también Derisi ha
El espíritu tomista de Casares, en orden a la aceptado: ser material (primer grado), ser
filosofía general, se nutría especialmente de las cuantitativo (segundo grado) y ser en cuanto
lecturas de Mercier y Sertillanges y, en orden a ser (tercer grado). '
la filosofía del derecho -era abogado—, fre En la arquitectura del sistema la teoría hi
cuentaba a Cathrein. Sostenía que la moral es lemórfica aristotélica y la teoría del acto y la
el fundamento del derecho y que la persona potencia son poderosas palancas para susten
humana es el único sujeto posible de derechos. tar la explicación de los seres físicos y de todo
La década de los años cuarenta fue enor el mundo material, en un movimiento que se
memente fecunda en obras de filósofos católi encamina hacia la perfección y lo inmaterial.
cos. Entre ellos se cuenta Octavio Nicolás Deri Al orden especulativo sigue el orden prác
si (1907). Hoy es ya un sacerdote de avanzada tico que se establece con la jerarquía de la me
edad y de la más pura ortodoxia tomista. Ha si tafísica, a la que se subordinan la ética y la po
do sumamente prolífico. Está absolutamente lítica. El bien, fundamento del orden moral, se
convencido de la legitimidad de la filosofía organiza sobre el modelo de la causa final. De
cristiana, representada por un tomismo que, risi ha escrito sobre todos los temas irnportan
desde el propio Santo Tomás, no ha hecho si tes que constituyen un sistema de filosofía y,
no descubrir un cuerpo de verdades, alrededor en cuanto a los que tienen relación con la me
de las cuales se ha perfeccionado hasta hoy la tafísica, merecen conocerse sus estudios que
suma de todos los conocimientos, en los que la tratan la cuestión de los fundamentos, por
fe y la razón mantienen una estricta relación, cierto metafísicos, del orden moral. No dejó
siendo subalternante la primera y subalterna de explicar, además, el meollo de los princi
da la segimda. En este punto, seguramente, pios fimdamentales del tomismo, que han si
Nirnio de Anquín no concordaría con él. Es do tomados de la doctrina de la inteligencia de
evidente, por lo demás, que hay aquí todo un Aristóteles y del propio Santo Tomás, donde se
sistema y decir sistema significa que todos los despliega también la doctrina de la potencia y
54 grandes temas de la filosofía han sido tratados el acto y de la analogía del ente.
LA FILOSOFÍA
En este pensador tomista se encuentra, por eso, es una permanente búsqueda desde
además —no podía faltar en manera algtma—, una situación temporal hacia la verdad intem
una filosofia de la persona. El estudio expresa poral. De ahí que el método reciba la denomi
los caracteres de la persona, que enumera de nación de dialéctica de la inadecuación peren
esta forma: unidad, inmanencia, libertad y su ne. Como era de esperar, Caturelli concede una
triple trascendencia. Las actividaderde la per enorme importancia al problema antropologi
sona, a su vez, se detallan como metafísica, mo co y enuncia una actitud que es, ciertamente,
ral y cultural. Y, como fin de la reflexión, se in original. La pregunta a la cual se responde es la
fiere que la persona es esencialmente religiosa, de quién es hombre, ya que no es dirigida sola
pues por su intencionalidad aspira a Dios. La mente al interlocutor sino que el que inquiere
crisis de la persona de nuestros días obedece a queda implicado en la interrogación. Sus tra
la irreligiosidad, que la hace caer en el antropo bajos lo ubican siempre en actitud vigilante
centrismo, lo que conspira espiritualmente con una constante crítica al inmanentismo del
contra el humanismo que Derisi profesa. cual hace gala, generalmente, la sociedad de
Cabría agregar aún dos hechos de irnpor nuestros días y el actual hombre mediocre.
tancia: Derisi fimdó la revista tomista de filo No sería propio olvidar aquí que fue Al
sofía Sapientia y, con Alberto Caturelli, orga berto Caturelli quien escribió las notas de los
nizó el Primer Congreso Mundial de Filosofía filósofos argentinos aparecidas en el Diction
Cristiana, que se realizó en Embalse, provincia naire des Philosophes, editado por Presses Uni
de Córdoba, en 1979. versitaires de France, bajo la dirección de De
Entre los pensadores católicos de una ge nis Huisman. Su nombre figura también en la
neración posterior es inevitable la mención de Enciclopedia filosófica di Gallarate.
Alberto Caturelli (1927). Este filósofo cordo Es preciso añadir que los sacerdotes jesui
bés, metafísico, que ha tratado los temas fun tas presentan una pléyade de pensadores cató
damentales de la filosofía y que ha dedicado licos que por sí solos honrarían una corriente
muchísimas y minuciosas páginas a la historia filosófica. Aquí sólo hay espacio para mencio
de la filosofía en el país y, específicamente, los nar a algunos de ellos, entre los cuales se cuen
tres volúmenes dedicados a Córdoba, es un tan Ismael Quiles, Enrique B. Pita, Iuan Rosa
trabajador infatigable y autor de una produc nas y Orestes Bazzano.
ción bibliográfica impresionante.
Su actitud, dentro del tomismo, con mati
ces especiales, ha sido calificada como la de un OTRAS EXPRESIONES Y "TENDENCIAS
interiorismo realista. Ha frecuentado con mu
cha simpatía la filosofía de San Agustín y, en Es un proceder habitual, del cual se abusa a
tre los filósofos actuales, ha encontrado en veces, cuando se hace mención de un pensa
Michele Federico Sciacca un espíritu fraterno dor, tratar de ubicarlo dentro de un casillero
en las ideas y en el método para resolver los determinado, como si con ello todo quedase
problemas. dicho y resuelto. Pero eso no es sencillo ni sim
Para Caturelli la filosofía comienza en mí y ple, sino un expediente cómodo para el crítico
ese quehacer es interno a la situación histórica; y el lector. La realidad muestra, por el contra 55
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
rio, autores que se resisten a una rápida ubica Otro pensador digno de mención fue Ma
ción, ya sea por la diversidad de sus trabajos, nuel Gonzalo Casas (1911-1981). Nació en la
por la brevedad de ellos o por ciertos desliza provincia de Córdoba y ocupó la cátedra uni
mientos en sus tendencias, que no encajan en versitaria en Tucumán y en su provincia natal.
corrientes claramente definidas. Fue tomista pero no estrictamente ortodoxo.
Se ha visto cómo el período se abre con el En su juventud, fue un entusiasta expositor de
positivismo, continúa con una reacción espiri Heidegger y más tarde tuvo especiales prefe
tualista, se produce la consolidación de la rencias por Buber, como se refleja en sus escri
preocupación filosófica y luego, con el Con tos. Mostró una gran inquietud por los temas
greso de Filosofía de Mendoza, se advierten ya políticos y sociales, internándose, en ocasio
dos corrientes perfectamente estructuradas: el nes, por las sendas que inquietaron a algunos
existencialismo y el tomismo renacido. Pero existencialistas. Fue autor de una introducción
hay filósofos —algunos de los más importantes a los problemas de la filosofía que, publicada
que no sólo hablaron desde la cátedra, sino en España, alcanzó cuatro ediciones.
que se distinguieron más allá de ella- que tie Compartió con muchos pensadores ar
nen perfiles especiales y cuya ubicación dentro gentinos el estudio del hombre concreto y del
de una corriente es difícil de establecer y que, hombre americano. Las meditaciones vertidas
si se lo hace, la decisión resulta polémica. Por en distintas conferencias fueron recogidas en
ejemplo, no es tarea fácil ubicar en un casille un libro que ilustró conceptualmente su pre
ro a Nimio de Anquín, a quien ya se hizorefe dilección por la expresión pensamiento real,
rencia. A continuación se mencionarán algu que gustaba repetir en sus diálogos, como ca
nos otros con características peculiares. lificación de su actitud filosófica.
El problema axiológico fue tratado por Por sus trabajos, que revelaban asiduas
más de un pensador argentino. Uno de ellos lecturas de la corriente existencialista y que,
fue Risieri Frondizi (1910-1983). Se interesó por otra parte, alternaba con las tendencias fe
por el pensamiento norteamericano y el in nomenológicas, Emilio Estiú (1914) se distin
glés, sin descuidar el francés y el alemán. Co guió por sus preocupaciones estéticas. En ese
mo una introducción a la axiología, se pre sentido, se lo puede considerar digno émulo
guntó: ¿Qué son los valores? Dada la polémica de Iuan Luis Guerrero. Fue director del Insti
surgida entre los subjetivistas y los objetivis tuto de Filosofía de la Universidad de La Plata,
tas, intentó una tercera solución, luego de ha universidad de la que fue profesor y ocupó la
cer un análisis de esas corrientes. Si se llama cátedra de Historia de la Filosofía Moderna.
“situación” a las circunstancias, encuentra que Un filósofo que, radicado en Mendoza, se
los valores tienen existencia y sentido sólo preocupó especialmente por la historia del
dentro de una situación concreta y determina pensamiento argentino, fue Diego Pró (1915
da. Es un filósofo que difícilmente pueda ser I999). Fundó la revista Philosophia en 1944,
ubicado dentro de una corriente, ya que guar de la que fue su director. Sus famosas fichas de
da una independencia muy particular. Fue los filósofos argentinos contribuyeron a hacer
profesor y rector de la Universidad de Buenos conocer a muchos cultores de la filosofia. Ade
56 Aires. más, el anuario Cuyo fue un apoyo constante
LA FILOSOFÍA
en el sentido indicado. Pero su mérito no se Cabe aún mencionar en esta breve nómi
agota sólo en esa tarea, ya que escribió tam na a Francisco García Bazán (1940), quien, na
bién sobre temas de filosofía clásica e hizo per cido en Málaga (España), desde 1956 vive en
manente labor de investigación. la Argentina. Adquirió renombre internacio
Las ideas de Francisco Romero, según las nal con sus estudios acerca de los primeros si
cuales el período de la filosofía enunciada a glos del cristianismo y los gnósticos.
través de sistemas se está agotando, tuvieron Es indudable que aquí solamente se ha he
su Continuador en Adolfo Carpio (1923), que cho una breve selección de filósofos y que,
nació en Buenos Aires, de cuya universidad muchos más, quizá tan importantes como los
nacional fue profesor. Su actitud filosófica se mencionados, merecerían ser incluidos.
hace contemplación de problemas puntuales
que surgen en cada época y, eventualmente, en
distintos lugares, lo que no implica el olvido OTROS CONGRESOS
general, reconocieron que nadie quedó exclui tranjero. Hubo otros que prefirieron el exilio
do del congreso. Los tomistas, con tonalidades interno, aun a riesgo de sus propias vidas. Las
diversas, hicieron notar su presencia, lo que universidades fueron intervenidas por perso
también aconteció, en menor grado, con los nal militar y hubo quemas de libros. A tal ex
existencialistas. Pero aparecieron también otras tremo llegó la gravedad de los hechos —con la
corrientes, como las de signos de izquierda y de consiguiente repercusión fuera del país- que el
afinidades con el marxismo. Hubo, como no presidente de la Federación Internacional de
podía ser de otra manera, algunos pensadores Sociedades de Filosofía de entonces, doctor Al
que se mostraron eclécticos y otros muy de win Diemer, concurrió al Tercer Congreso Na
pendientes de las ideas europeas. Este congreso cional de Filosofía, "realizado en octubre de
señaló una etapa nueva y más avanzada que la 1980, en Buenos Aires, con el objeto de conver
de Mendoza en lo que se refiere a la madurez sar con algimos profesores que habían perdido
de los filósofos argentinos y a la investigación. sus cátedras y ofrecerles continuar su labor en
Participaron más de cuatrocientos filóso la costa oeste de los Estados Unidos.
fos. Diríase que, dado el horizonte político Precisamente, ese Tercer Congreso Nacio
mundial y el propio del país, aparecen también nal de Filosofía, que se celebró conmemoran
signos de la filosofía de la liberación para ter do el cuarto centenario de la fundación de la
ciar entre los polos tomismo-existencialismo. ciudad de Buenos Aires, fue organizado por la
Aquí es oportuno hacer algunas reflexio Facultad de Filosofía y Letras de la Universi
nes sobre la importancia de la situación polí dad de Buenos Aires. Trabajaron activamente
tica en el país, que ha influido siempre en el en su realización Eugenio Pucciarelli y Merce
pensamiento y en las ideas de los intelectuales des Bergadá. Fue un congreso en el que se
argentinos. Una actitud químicamente pura mostraron virtualmente todas las corrientes
en cuanto a tratar la evolución y el estado del filosóficas. Las deliberaciones se enmarcaron
pensamiento filosófico, haciendo caso omiso dentro del tema general, que fue el del sentido
de la realidad política y social, implica oculta y vigencia de la filosofia en el mundo actual. El
miento y falta de lealtad con el lector. congreso se clausuró con una exposición del
En la Argentina, en el siglo XX, hubo diver filósofo italiano, especializado en Filosofia del
sos movimientos de fuerza que quebrantaron Derecho, Sergio Cotta.
el orden institucional en 1930, 1943, 1955, Tres años después, en 1983, se realizó en
1966 y 1976. El ritmo se produjo, en esos casos, Salta el Cuarto Congreso Nacional de Filosofía,
con intervalos cada vez menores, sin contar al con el tema principal de Conocimiento y verdad,
gún otro remezón. Si bien los movimientos con menor número de participantes que los an
siempre tuvieron algtma incidencia en la vida teriores, en el que se notó un predominio de la
de los filósofos, generalmente dependientes de filosofía analítica en las comunicaciones. No
sus cátedras para subsistir, el que se dio en concurrieron algunas figuras importantes de la
1976 tuvo una repercusión tremendamente filosofia nacional. El congreso se realizó en el
mayor que los anteriores. Muchos profesores año en que concluía el gobierno de facto y se
perdieron sus cátedras. Hubo quienes empren reanudaba la vida constitucional en el país, con
S8 dieron el camino del exilio y se fueron al ex la asunción de un gobiemo democrático.
LA FILOSOFÍA
l Eugenio Pucciarelli.
progreso, cree en la perfectibilidad indefinida liares, a la que se suma el interés por Hegel,
preconizada por Pierre Leroux; sigue en mu por obra de Nimio de Anquín, y, casi de in
chas ideas a T. Iouffroy y tiene otras deudas, mediato, el resurgimiento del tomismo orto
además, con otros pensadores franceses. Pero, doxo con Octavio Nicolás Derisi. En el me
fundamentalmente, la generación del ’37 sabe dio de los dos polos se encuentra toda una
que tiene como misión urgente y principal or gama de filósofos, algunos independientes y
ganizar el país y se pregunta qué es el país, có otros que buscan afinidades con característi
mo es el país y con qué se cuenta para ello. La ca propias.
hora de la espada concluyó, dicen a coro Eche La fenomenología no ha sido extraña y es
verría y Alberdi. Es menester pensar en la or que Husserl fue un autor muy leído en los
ganización. De manera que su filosofía pensa años cuarenta y cincuenta. Esa generación re
da en Europa debe aplicarse a esta tarea ahora cuerda con cuánto entusiasmo era expuesto
y aquí. Los países europeos han pensado los por los maestros desde sus cátedras. Igual
problemas para el tronco de la humanidad y mente ocurría con el tema de los valores, el de
dieron las soluciones universales. Correspon la antropología y el de la singularidad del pen
de ahora aplicarlas aquí, en cuanto somos una sar filosófico argentino, que ocuparon mucho
rama de la humanidad. Por eso, no es extraño espacio en la mente de los pensadores.
que se busque la identidad de la patria y los Al meditar sobre este panorama, se obser
valores autóctonos. va que el horizonte filosófico no ha cambiado
Luego vendrá, al aproximarse la culmina mucho desde Alberdi. Se ha receptado siempre
ción del siglo, el positivismo, que se prolonga la filosofía europea y se la ha cultivado perma
rá hasta el período en que comienza este capí nentemente, a veces con originalidad, y otras,
tulo. Y, ya en la década de los años veinte, Iosé no tanto. Los sistemas filosóficos son auténti
Ingenieros representará, con matices propios, camente europeos; los pensadores argentinos
el estado terminal del positivismo argentino. receptan y adaptan, critican y agregan, desde
Lo sigue la reacción antipositivista, un re una perspectiva argentina.
montar hacia el espiritualismo, y de ahí en Al promediar las tres cuartas partes del si
adelante, a medida que se consolida el pensar glo )Q(, nuevas preocupaciones disputan el
filosófico en el país, la recepción de la filoso centro del pensar. La filosofía de la liberación
fía europea se hace notar cada vez más. Una y el problema de los derechos humanos, los
corriente aparece y otra resurge: el existen problemas de la naciente bioética, los proble
cialismo y el tomismo. En un caso, especial mas ecológicos, del trabajo, los debates ideoló
mente el estudio de Hegel, de Husserl y de gicos y los problemas puestos de manifiesto
Hartmann, de Scheler y de Heidegger, se pro por la ingeniería genética se hacen notorios a
fundiza cada vez más. Surge una corriente de medida que avanza el siglo.
cididamente fenomenológica y existencialista No obstante, la corriente neotomista se
como la de Carlos Astrada y sus seguidores. mantiene como una especie de avenida troncal
En el otro caso, se renuevan los estudios de los de la historia de la filosofía en la Argentina, que
antiguos, de San Agustín, de Santo Tomás y no pierde vigencia, no cesa de renovarse, ni ce
reelaboran una escolástica con perfiles pecu ja en el tratamiento de los nuevos problemas. 63
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
ORIENTACIÓN BIBLIOGRAFICA
Para introducirse en la historia del perío gundo Congreso Nacional de Filosofía, editó
do tratado en este capítulo, si se quiere pro una obra de igual título, Buenos Aires, 1971.
fundizar su conocimiento, es aconsejable la Éste es un volumen de más de trescientas cin
lectura de la obra de LUIS FARRE, Cincuenta cuenta páginas, con notas al final de cada capí
años de Filosofía en Argentina, Buenos Aires, tulo, que dan la bibliografía más completa, así
1959. Tiene un hermoso prólogo de Coriolano como datos adicionales de real importancia.
Alberini. En sus aproximadamente 350 pági Tiene, además, un completo índice de autores
nas se puede contemplar un panorama bas y uno general que ubica al lector en el tema
tante completo, al mismo tiempo que una preferido. Como complemento, CATURJELLI ha
apreciable bibliografía. Por otra parte, Luis Fa escrito Presente y futuro de la Filosofía en la Ar
rré, filósofo serio y equilibrado, hace un estu gentina, Córdoba, 1972. En forma más cir
dio crítico de enorme valor para quien se ini cunscripta, publicó un trabajo de profunda in
cia en el tema. FARRE ya había publicado su vestigación que tituló La historia de 1a Filosofía
artículo “Diez años de filosofía argentina”, Re en Córdoba, tres volúmenes, Córdoba, 1993, y
vista de la Universidad de Buenos Aires, Buenos también su voluminosa obra Historia de Ia Fi
Aires, enero-marzo de 1950, págs. 141-222. losofia en la Argentina, Buenos Aires, 2001.
Más recientemente, nuevamente LUIS FA Si se desea acudir ahora a una obra breve
RRE, con la colaboración de CELINA A. LÉRTORA para tener una noción del tema, se puede
MENDOZA, publica La Filosofía en la Argentina, consultar a HUGO EDGARDO BIAGINI, Panora
Buenos Aires, 1981. La obra, relativamente ma filosófico argentino, Buenos Aires, 1985. Es
breve, abarca desde el período colonial hasta la muy informativa a través de diversas perspec
época de la finalización de los años setenta. Es tivas: bibliografías, congresos, encuentros, so
una buena guía, con un índice de autores, que ciedades, asociaciones, homenajes, revistas,
facilita la búsqueda. etcétera.
Pero, con ser buenas las obras señaladas, es Es también de utilidad el libro de I. C.
imposible prescindir de ALBERTO CATURELLI. TORCHIA ESTRADA, La filosofía en Ia Argentina,
Este filósofo tiene una vasta experiencia en el Washington, 1961, especialmente si se quiere
tema. Ha publicado La filosofía en Ia Argentina investigar el pensamiento filosófico argentino
64 actual, Córdoba, 1962, y con motivo del Se hasta la primera mitad del siglo XX.
LA FILOSOFÍA
A veces, un buen medio para encontrar en el siglo XIX, en los medios de orientación
datos que no suelen aparecer en otras obras es de la escolástíca tradicional.
acudir a un diccionario. En ese aspecto, puede Para quienes desean conocer los orígenes
ser de utilidad la consulta de la obra dirigida filosóficos en el país, GUILLERMO FURLONG ha
por DENIs HUIsMAN, Dictionnaire des Philosop escrito Nacimiento y desarrollo de la filosofia en
hes, dos volúmenes, París, 1983, que recoge el el Río de La Plata, Buenos Aires, 1952.
pensamiento filosófico de toda la humanidad Para profundizar el estudio de la enseñan
y refleja cómo ven el panorama de la Argenti za y la recepción de la filosofía en la primera
na desde Europa. Es cierto que Alberto Catu mitad del siglo XIX, se puede acudir a OLsEN
relli ha escrito lo referido a los filósofos argen A. GHIRARDI, El primer Alberdi. La filosofía de
tinos (se citan casi cincuenta autores), pero la su tiempo, Buenos Aires, 1989, y del mismo
selección final se debe a la dirección de la edi autor, La filosofía en Alberdi, 2° edición, Cór
ción. De igual manera, el trabajo de IOsE FE doba, 2000, y El derecho natural en Alberdi,
RRATER MORA Diccionario de Filosofía, Madrid, Córdoba, 1998.
numerosas ediciones (las últimas de ellas, en En el estudio de las corrientes filosóficas
cuatro volúmenes), contiene citas de autores y en particular, se han producido estudios de in
obras de pensadores argentinos. dudable importancia que aportan no sólo una
Si se prefiere conocer la opinión histórica noticia al respecto sino que muestran, además,
de los pensadores argentinos, es posible reco un juicio de valor. Así, por ejemplo, para el
rrer algtmas obras que merecen ser leídas para positivismo se pueden leer: RICAURTE SOLER, El
juzgar la perspectiva que ellos tenían en su positivismo argentino, Buenos Aires, 1968; EN
tiempo. Entre ellas, se pueden citar las de lOSÉ RIQUE EDUARDO MARI, Neopositivismo e ideolo
INGENIEROS, La evolución de las ideas argenti gía, Buenos Aires, 1974; B. PERELsTEIN, El posi
nas, Buenos Aires, 1963; ALEJANDRO KORN, In tivismo y el antipositivismo en la Argentina,
fluencias filosóficas en la evolución nacional, Buenos Aires, 1952; HUGO A. BIAGINI (compi
Buenos Aires, 1983; CoRIoLANo ALBERINI, Pre lador), El movimiento positivista argentino,
cisiones sobre la evolución del pensamiento ar Buenos Aires, 1985. Para el existencialismo,
gentino, Buenos Aires, 1981; FRANCISCO ROME pueden consultarse los libros de MATILDE IsA
RO, Filosofía contemporánea, Buenos Aires, BEL GARCIA LOSADA, La filosofía existencial. Sus
1950; del mismo autor, Sobre la filosofía en introductores, Buenos Aires, 1999, y de VICEN
América, Buenos Aires, 1952, y IOSE LUIS RO TE FATONE, Introducción al existencialismo,
MERO, Las ideas en la Argentina del siglo XX, Buenos Aires, 1953. Para el estudio del tomis
Buenos Aires, 1982. mo ortodoxo, nada mejor que la lectura de las
Hay, además, temas y detalles muy pun obras de monseñor OCTAVIO NICOLAS DERISI,
tuales. Para el caso se puede leer todo lo publi cuya nómina se puede consultar en la revista
cado por DIEGO PRO en Mendoza, especial Sapientia, n° 35, Buenos Aires, 1980.
mente en la revista Cuyo y en sus artículos y Si se desea consultar la opinión que ha
obras rescatadas del olvido, por ejemplo, los merecido Carlos Cossío en Francia, puede
Elementos de Metafísica del padre Buenaventu leerse de ALBERT BRIMO, Les grands courants de
ra Hidalgo, que ilustra la enseñanza impartida la philosophie du Droit et de l’état, París, 1968. 65
LA DIMENSION CIENTIFICA Y CULTURAL
Finalmente, las actas de los congresos y primero se cuenta con tres volúmenes, publi
de las jornadas son siempre una buena fuen cados en Mendoza, 1949; del segundo, sus
te para quien desee profundizar los conoci Actas han sido editadas en Buenos Aires,
mientos, a la par que expresan el nivel que se 1973. Las actas del Primer Congreso Nacio
ha alcanzado en cada caso. Para una visión nal de Filosofía Cristiana fueron publicadas
circunstanciada de los congresos argentinos con el título de La filosofia del cristiano, hoy,
de filosofía, pueden consultarse sus Actas. Del dos volúmenes, Córdoba, 1980.
66
58. LA HISTORIOGRAFÍA
Beatriz I. Moreyra
El objetivo de este capítulo es ofrecer un ba una evolución sintética del recorrido historio
lance de la historiografía argentina, poniendo gráfico. No obstante, el lector encontrará un
énfasis en los temas vinculados a la profesiona análisis más detallado de los procesos históri
lizadón e institucionalización de la disciplina, cos que han sido motivo de reflexión historio
las perspectivas teóricas y metodológicas pre gráfica en los distintas partes, tomos y capítulos
valecientes, las temáticas y líneas interpretativas que integran la obra y en sus correspondientes
más sobresalientes y los problemas vinculados orientaciones bibliográficas.
a las condiciones de producción y difusión del
conocimiento histórico. Al abordar esta visión
de conjunto es necesario señalar las lirnitacio LA PROFESIONALIZACIÓN
nes inherentes a este balance de la evolución no Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN
hacer historiográfico fue la evolución admi rico en dos fases: la recogida y preparación del
nistrativa y constitucional del Estado-nación y material, donde prevalecían los supuestos po
sus relaciones militares y diplomáticas, privi sitivistas, y la interpretación y presentación de
legiando el estudio de las elites. Es el período, los resultados, en los que las facultades intuiti
además, donde los problemas de las fuentes y vas y la personalidad del historiador ocupaban
de los métodos garantizaban el estatus cientí un lugar de privilegio.
fico y la identidad profesional. La Historia era Por otra parte, esa etapa de la conforma
documento y crítica y existía, además, un cla ción de la historia como ciencia estuvo estre
ro divorcio entre historiadores y científicos so chamente relacionada con el proceso de profe
ciales. Por otra parte, la gran controversia me sionalización, cuya meta era aglutinar los
todológica se daba entre el positivismo y las historiadores que compartían el mismo rigor
corrientes hermenéuticas o idealismos con científico y crítico. Pero, paralelamente, este
temporáneos cuya decisiva prevalencia ocupó proceso no estaba en contradicción con la
el espacio historiográfico hasta casi la tercera función social de la disciplina. En este sentido,
década del siglo XX. La corriente positivista en la investigación y la enseñanza de la historia
historia privilegiaba un modelo de conoci eran consideradas como elementos decisivos
miento como representación del pasado a tra de la consolidación del Estado nacional y co
vés de una relación de inmediatez con el dis mo garantes de su identidad.
curso de la documentación y un claro La Argentina no permaneció al margen de
individualismo metodológico. Las tradiciones este fenómeno mundial de profesionalización,
herrnenéuticas o neo-idealistas rechazaron de institucionalización y debate metodológico
plano la autonomía de los hechos y el progra disciplinario. Durante la primera década del
ma formalista de la tradición anterior y lo siglo XX, se sitúan los inicios de la constitu
reemplazaron por "un enfoque histórico, socio ción de un campo intelectual e historiográfico
lógico y relativista de la explicación. Estas co y fue también el origen de la historia profesio
rrientes hermenéuticas, aunque amplias y dis nal. Esta preocupación congregó a un grupo
pares, negaban la posibilidad de una ciencia escogido de historiadores, a los que en 1916
causal empírica de la acción y la sociedad y Juan A. García denominó la Nueva Escuela
conceptualizaban que la tarea del investigador Histórica, un conjunto de profesionales agru
histórico era entender las intenciones de los ac pados a partir de 1905 que reclamaban un
tores con miras a interpretar el fenómeno so nuevo comienzo para la historiografía argen
cial en términos de los motivos y significados tina, un replanteo apoyado fundamentalmen
que las estructuras sociales tenían para los ac te en principios metodológicos y que hacía
tores. Es decir, este enfoque se concentraba en hincapié rigurosamente en la faz crítica. Este
la elucidación de los complejos de significado grupo estaba integrado por Luis María Torres,
subjetivos y culturales. A pesar de las diferen Rómulo Carbia, Ricardo Levene, Diego Luis
cias esenciales en los dos paradigmas, al finali Molinari, Emilio Ravignani, Roberto Levillier,
zar el siglo XIX se llegó a un compromiso en Enrique Ruiz Guiñazú. Con excepción de To
tre positivistas e intuicionistas. Esta dificil rres, compartían un mismo horizonte genera
68 síntesis se resolvía dividiendo el trabajo histó cional, lo que significaba que un mismo clima
LA HISTORIOGRAFIA
de ideas caracterizó sus años formativos y que la influencia de Emesto Quesada, cuya inter
también integraban redes de relaciones inter pretación del pasado argentino parecía más
personales superpuestas. neutral que la de los estudiosos del siglo XIX y
La denominación Nueva Escuela Histórica cuyas dimensiones generalizantes o tipologí
aludía a una profunda renovación en los estu zantes eran vistas como menos apegadas al
dios históricos que reconocía fuentes de inspi culto de los héroes.
ración europea, pero también locales. En rela Desde el punto de vista metodológico, la
ción con el cuadro de referencias europeas, la Nueva Escuela Histórica es una tendencia his
influencia metodológica alemana fue especial toriografica originada y difundida inicial
mente importante. Pero también se incorpo mente en núcleos universitarios —Facultad de
raron aquellos nuevos historiadores que pro Derecho y de Filosofía y Letras de Buenos Ai
ponían una forma de trabajo diferente -del res y de Humanidades de La Plata- y que se
Croce invocado por Carbia y Ravignani al caracterizaba fundamentalmente por la rigu
Henri Berr integrado por Levene-, sin encon rosa aplicación de los principios metodológi
trar en ello motivos de contradicción. La una cos diftmdidos en Europa en la segunda mi
nimidad se hacía alrededor del manual de Ber tad del siglo XIX, en una concepción nacional
heirn y del breviario de Seignobos. En una y americanista de la historia argentina. Cuc
palabra, se basaban en un programa de estric corese destaca que las características centrales
to rigor metodológico. de la nueva perspectiva eran erudición histo
En cuanto a las influencias locales, la Nue riográfica, heurística en función documental,
va Escuela presentaba una precisa filiación investigación metodológica desde la génesis
historiográfica consistente en el renacimiento del proceso histórico, concepción integral de
de los estudios históricos a partir de las reglas la historia enfatizando los factores económi
de la crítica histórica y de las disciplinas auxi cos y sociales y espíritu nacionalista. La
liares en las que Mitre había sido el precursor. importancia que las cuestiones del método te
Por otra parte, el tipo de historia propuesto nían para los nuevos historiadores se exterio
por Mitre aparecía como valorizable en rela riza en la crítica a Paul Groussac. Para Carbia,
ción con su compatibilidad con la imagen de la retórica, y la abundante adjetivación pro
tarea científica que proponían los modelos pias del literato y el involucramiento personal
historiográficos y profesionales externos esco de Groussac obstaculizan el logro de la obje
gidos como norte por la nueva generación, tividad en el trabajo histórico. Además, tam
que se orientaban a valorizar una historia eru bién aludía a la inadecuación de la recopila
dita, ético-política y organizada en forma na ción bibliográfica y documental, lo que, junto
rrativa y a mirar con desconfianza las relacio con la descontextualización de las circunstan
nes con las ciencias sociales, así como la cias analizadas, conducía a una interpretación
exploración de terrenos alejados de esa histo errada de los acontecimientos que describía.
ria de una nación que se identificaba con la Esta apelación a la rigurosidad metodológica
historia de sus elites, que la sociedad parecía denotaba la fuerte filiación con la historiografla
imponer como deber cívico al historiador. Pe positivista. Según las corrientes metodológicas
ro aparte del modelo mitrista, hay que señalar en boga, la práctica profesional comprendía 69
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
dos momentos: el análisis y la síntesis, pero posibilite el presunto agotamiento del tema y
concedía prioridad al primero como la com el enfoque de los detalles.
binación de procedimientos críticos aplicados Para 1930, Ricardo Levene se transformó
al documento. Según esta lógica, “trabajar” en en la figura central de esta perspectiva histo
historia era asistir a la produccion de los he riográfica. Cuando elaboró sus obras de los
chos, estar en contacto directo con la materia años veinte, tenía la convicción de que estaba
prima y la variable interpretativa aparecía co realizando una nueva historia, se sentía im
mo más reticente. La redefinición del saber pulsado a una obra de ampliación panorámi
histórico a fines del siglo XIX afectó también ca y de renovación de contenido. Ello apunta
a la epistemología de la historia y, en este sen ba claramente hacia la superación de una
tido, subyacía la voluntad de determinar las mera crónica de los acontecimientos políticos
reglas de una epistemología práctica de la y militares para orientarse a una historia inte
historia. gral que analizara la sociedad desde lo econó
La búsqueda de lo nacional era otro rasgo mico y jurídico hasta sus más brillantes ex
común de la labor intelectual, explicable en presiones culturales y científicas. Esta idea ya
relación con el papel central que se le asigna asomaba en su Ensayo histórico de 1920 y en
ba a la historia y a los historiadores como ga sus Investigaciones sobre la historia económica
rantes de la identidad nacional. Sus integran del Virreinato del Río de la Plata. Levene reco
tes compartían el convencimiento profundo ge de la historiografía positivista parte de sus
de que era posible a la vez un conocimiento logros, como su preocupación metódica, la
imparcial del pasado y lograr la utilidad de ese compulsa y depuración minuciosa de las
conocimiento para fortalecer el destino de la fuentes y su propósito crítico, pero su aspira
propia comunidad-nación. ción, en cambio, era alcanzar metas muy su
Desde el punto de vista temático, se colo periores a una simple historia descriptiva o
caba el centro de interés en la Revolución de narrativa. Por otra parte, la expresión historia
Mayo; pero el análisis genético empujaba ha integral era para Levene no “la suma o yuxta
cia el pasado hispánico en el más amplio esce posición sino síntesis de las descripciones la
nario americano. En este sentido, Levene, ad terales”. El mismo sentido le daba Carbia
virtió que el marco nacional no resultaba cuando afirmaba que la Nueva Escuela perse
suficiente para explicar y comprender el pasa guía “el panorama integral de lo pasado”. Si
do argentino y de ahí que expandiera su visión bien la temprana expresión de Levene de
hacia el mundo americano entroncado con historia integral fue luego abandonada, la
España. En síntesis, heurística documental, vi ' idea que la animaba persistió, aunque los vo
gilancia crítica, arraigo de la concepción gené cablos sustitutivos -usados en el Manual de
tica y fortalecimiento de la idea nacional eran Historia del Derecho Argentino de 1952- no
los pilares que orientaban la labor de recons lograron transmitir la misma vivacidad. Hay
trucción objetiva de la historia nacional. pues en Levene, a pesar del transcurso del
Con respecto a la organización textual, se tiempo y del abandono de aquel vocablo, un
adopta la forma monográfica estructurada en impulso permanente hacia esa concepción de
70 torno de una narrativa de secuencia lineal que historia integral. En este particular se denota
LA HISTORIOGRAFÍA
tóricas fue la publicación de documentos; es Archivo General de Indias y otros fondos do
decir, los propósitos de heurística editorial ya cumentales españoles. La labor era comple
se encontraban presentes en la institución des mentaria de la realizada en los archivos pro
de sus orígenes. El plan se remontaba a la épo vinciales argentinos, en los que a partir de
ca hispánica y en esta característica puede ad 1921 se intensificó la consulta, lo mismo que
vertirse el progresivo arraigo de la concepción en la Biblioteca Nacional de Chile y en los ar
genética, que obligaba a remontarse al princi chivos brasileños. Toda esta acción se reflejó en
pio delos acontecimientos y de las institucio el incremento de sus publicaciones, que alcan
nes, y al mismo tiempo, el fortalecimiento de zaron a 62 en 1930, entre las que se contaban el
las ideas nacionalistas que se orientaban hacia Boletín del Instituto, que apareció regularmen
la búsqueda de las raíces hispánicas e indíge te desde 1922 hasta 1945 y cuya segunda serie
nas. A partir de 1911 comenzó la publicación se reanudó en 1956.
de las primeras series documentales, basadas Los proyectos editoriales de la Sección de
en las fuentes recopiladas por Larrouy y por Historia comprendían la elaboración de una
Ravignani, quien en 1909 había sido enviado a historia argentina integral. El fm inmediato
los archivos de Paraná para investigar sobre la desde entonces fue, además de reunir la docu
organización constitucional. Ese mismo año mentación necesaria, elaborar los trabajos mo
se lanzó la serie Documentos relativos a la orga nográficos a partir de los cuales se intentó al
nización constitucional de la República Argenti canzar el enfoque integral de la historia
na y en 1912, Documentos para la historia del nacional.
Virreinato del Río de la Plata. Asimismo, se La Iunta de Historia y Numismática Ame
editó Documentos relativos a los antecedentes ricana, creada en 1893, surgió como el primer
de la independencia argentina. Las tareas to anclaje institucional en el que se desarrollará
maron mayor forma institucional a partir de la vertiente erudita de la historia argentina. El
la designación de Luis M. Torres como direc Centenario marca un hito importante en la
tor de la sección y de Ravignani como encar historia institucional; el Congreso Nacional le
gado de investigaciones. En 1914 comenzó la encomienda la reimpresión de la Gaceta de
publicación de la monumental y sistemática Buenos Aires (1810-1821); se trataba no sólo
obra Documentos para la historia argentina, de la extemalización de la labor de la Iunta si
que habría de continuar en forma más o me no de su vinculación con los poderes públicos,
nos regular hasta 1937, fecha en que se publi de los que a partir de entonces se constituirá
có Asambleas constituyentes argentinas (1813 en referente a lo largo de un proceso gradual
1898), que reúne los debates de dichos cuer que alcanzará su más alta expresión a partir de
pos constituyentes y los textos legales ilustrati 1930. El otro hecho notable es el estableci
vos y básicos que explican cómo se formaron miento de relaciones interinstitucionales con
la unidad y la estructura política argentinas. el exterior, como con la Sociedad Hispánica de
En el plan de ediciones documentales, la labor Nueva York, que designó a la Iunta como
en los archivos europeos era un anhelo que miembro honorario, actuando ésta en reci
comenzó a ser realidad con el envío de José procidad. Se recibió la visita de intelectuales
72 Torre Revello a trabajar sistemáticamente en el extranjeros, entre ellos Rafael Altamira, desta
LA HISTORIOGRAFIA
impuso reformas profundas en la orientación ses firmes. Pero los ambiciosos planes enun
y el contenido de las materias históricas y en ciados en principio fueron limitándose con el
los métodos de enseñanza. Fundó la revista correr del tiempo. El plan heurístico, demasia
Humanidades y la Biblioteca Humanidades y do extenso y proyectado a muy largo plazo,
propició la creación del Archivo de la Provin sólo se ejecutó parcialmente, por motivos pre
cia de Buenos Aires, que funcionaría estrecha supuestarios, institucionales y por nuevos
mente ligado a la Facultad de Humanidades proyectos. Aunque aspiraba alcanzar la sintesis
en la tarea de formación de investigadores, de la historia nacional, con mucha frecuencia
apuntando a la consolidación de una sólida se quedó en la historia de acontecimientos,
base heurística para sus indagaciones. En el se que manifestaba rechazar por considerarla un
no de la escuela histórica de La Plata se forma nivel inferior de investigación. Además, con
ron discípulos como Enrique M. Barba, An tribuyó, a través de la enseñanza de la historia,
drés Allende, Joaquín Pérez y Carlos Heras, a la divulgación de los nuevos principios me
quien acuñó la conceptualización de una es todológicos y técnicos de la escuela alemana y,
cuela histórica de La Plata. con posterioridad, los de la escuela francesa de
La Nueva Escuela no era un grupo homo síntesis. Por otra parte, cimentó y expandió la
géneo sino que presentaba matices y diferen red institucional necesaria que posibilitó el
cias internas, movimiento horizontal que progreso y acrecentamiento de los estudios
comprendía las impugnaciones entre los pa históricos en el país. Finalmente, encaró la
res, que reflejaban las pugnas por el estableci gran empresa de elaborar la primera historia
miento de la hegemonía al interior del nuevo integral de la Nación.
campo historiográfico. En ocasiones, el espíri Con sus méritos y falencias, que deben ser
tu polemista fue abierto, como en el caso que comprendidos en el marco del contexto políti
enfrentó a Levillier y Carbia; otras veces, ex co, cultural e historiográfico de su concreción,
plícito pero unilateral, como en el caso de Mo las corrientes que Levene promovió siguieron
linari contra Levene en la revista Nosotros, y en siendo predominantes y a lo largo de medio
otros casos, larvado, como cuando Levene siglo, hasta la década de 1980, han sufrido mo
contesta a Molinari no en notas críticas sino a dificaciones menos profundas de lo que cabría
través de sus propias obras. Ello obedeció a la SUPOHCI‘.
la segunda mitad del siglo. Por otra parte, el bunales, que, junto con la documentación de
proceso de institucionalización de la discipli Gobierno, Cabildo, Legislatura y Curia Ecle
na se canalizó a través de la creación de las siástica, le permitió analizar períodos poco
juntas provinciales de historia, que se incor frecuentados como el hispánico, el indepen
poraron al campo historiográfico con sus pro diente e incluso el precolombina. La sistema
pias publicaciones periódicas, alguna de ellas tización temática de sus publicaciones consti
de corta vida. tuye un repertorio ordenado de la vida de la
En el Noroeste, el quehacer historiográfico ciudad y campaña de Córdoba, sobre la cultu
estaba representado por una generación for ra, religiosidad, acciones militares, situaciones
mada por Miguel Ángel Vergara y Teófilo Sán políticas y cuestiones económicas. A su muer
chez de Bustamante en Iujuy, Atilio Cornejo te, dejó una nutrida biblioteca y un valioso ar
de Salta, Alfredo Gargaro y Oreste Di Lullo en chivo, que fue adquirido por la Universidad
Santiago del Estero, Manuel Lizondo Borda en Nacional de Córdoba. Sobre esa base se creó el
Tucumán y Ramón Rosa Olmos en Catamar Instituto de Estudios Americanistas (1936),
ca. Todos ellos iniciaron su formación en los cuyo primer director fI.1e Enrique Martínez
años treinta y fueron investigadores vocacio Paz, asistido por Raúl Orgaz, Carlos Melo,
nales que llegaron a la historia desde otros Francisco Silva y Luis Roberto Altamira. Mar
quehaceres profesionales. Su denominador tínez Paz reconstruyó el pasado de Córdoba
común era el rigor informativo basado en la no sólo a través de períodos clave sino tam
compulsa de fuentes y un interés temático ce bién en torno de figuras representativas con el
ñido al marco provincial. Predominaba un único propósito de poner de relieve el predica
afán erudito, siguiendo las pautas marcadas mento de sus biografiados y su contorno cul
por Ricardo Rojas y Antonio Larrouy. Ade tural. Por su parte, Orgaz escribe trabajos dis
más, tuvieron mucho que ver con el empeño persos sobre asuntos generales de historia,
de institucionalizar la actividad historiográfi temas de la vida colonial argentina, además de
ca merced a su iniciativa o activa colabora otros relacionados con la historia de la cultura.
ción. Para esta época se constituyeron las Iun Otro nombre ineludible es el del padre Pedro
tas históricas de Catamarca (1936), Salta Grenón, quien desde 1916, año de su primera
(1937), Santiago del Estero (1940) y La Rioja publicación, hasta su muerte, escribió folletos
(1940). En Tucumán funcionaba la Iunta y libros relacionados con la vida politica, mili
Conservadora del Archivo Histórico y el Insti tar, religiosa, cultural y cotidiana de Córdoba.
tuto de Historia dependiente de la Facultad de Cuyo no estuvo ausente de la corriente
Filosofía y Letras. surgida en la década de los veinte que fructifi
La historiografía cordobesa reconoce co có en la creación de juntas de historia en el in
mo antecedente más próximo la publicación terior del país. En Mendoza se manifestó a
de una serie de fuentes documentales que fue partir de 1923; en San Iuan, en 1932 y aunque
ron utilizadas por Ignacio Garzón para publi San Luis se incorpora tardíamente, muestra
car la Crónica de Córdoba y en especial, por un fuerte movimiento cultural desde la revis
monseñor Pablo Cabrera. El fue el primero en ta Ideas publicada por Víctor Saá (1932). Estos
explorar la documentación del Archivo de Tri grupos convergen en el Primer Congreso de 75
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
Historia de Cuyo, en 1937, cuyos resultados se titud revisionista refutó conceptos propalados
dieron a conocer en los Anales, que reflejaron por la que denominó la “historia oficial”. Tal
un indudable trabajo heurístico. En la década fue el espíritu de muchas de sus obras, como
del cincuenta, los grupos que respondían a las Estanislao López y el federalismo del Litoral.
Juntas de Historia se consolidaron y ello se
evidencia en numerosos tomos publicados
por la Iunta de Estudios Históricos de Mendo HISTORIA Y CONTRAHISTORIAZ
za. Simultáneamente se inicia la renovación de UNA APROXIMACIÓN AL REVISIONISMO
la vertiente universitaria con la creación de la HISTÓRICO Y su EVOLUCIÓN
Argentina, y la de Emesto Quesada, La época de nar el orden existente y para suscitar adhesiones
Rosas, se erigieran como un esfuerzo de com a otra formulación de la nacionalidad. De esta
prensión que pretendía ir más allá de las pos manera, el revisionismo como grupo específico
turas partidistas. Con la democratización de la nació en el clima político cultural que se extien
vida política argentina, las posibilidades de es de desde los prolegómenos de la experiencia
tudiar el pasado y particularmente la época de uriburista hasta los desencantos que rodearon
Rosas se desarrollaron y se volvieron inclusive la firma del tratado Roca-Runcirnan. En ese pe
un programa de trabajo. La nueva legitimidad ríodo, la corriente apareció siempre vinculada
política que ve la luz con los gobiernos radica de manera privilegiada con los grupos naciona
les provoca una nueva percepción del pasado listas, aunque su sistema de relaciones intelec
argentino. De un lado, historiadores afiliados tuales incluyera a hombres de diversas proce
al partido radical creen llegado el momento de dencias.
ofrecer una visión menos maniquea del pasado El propósito de los revisionistas no es ex
rosista y de realizar en la historiografía la rnis plorar la estructura y el ritmo de la historia ar
ma integración nacional que el radicalismo es gentina sino individualizar en una etapa de ella
taba permitiendo en la vida social y política. un modelo para el presente y el futuro que se
Aparte de la tendencia yrigoyenista, otras voces ofrezca como altemativa al que ha guiado las
ayudarán a crear un clima de cuestionamiento etapas más recientes de la vida nacional. Esa fi
y de desacuerdo con las ideas recibidas de la in nalidad política contemporánea es una cons
terpretación historiográfica liberal. Es posible tante del revisionismo argentino. La explora
distinguir claramente al menos tres de estos fo ción del pasado nace entonces como una
cos. En primer lugar, las publicaciones de la tentativa de ofrecer el aval de la historia para la
Editorial América, dirigida en Madrid por el crítica de la Argentina del presente, en particu
venezolano Rufino Blanco Fombona, que reu lar, el repudio a la democratización política,
nía autores de diferentes filiaciones políticas al que había entregado el destino del país a diri
rededor de la defensa del hispanismo y del ame gentes que no conservaban solidaridad con los
ricanismo; el periódico La Nueva República, intereses de la Nación y la denuncia del modo
dirigido por un grupo de jóvenes intelectuales de inserción de la Argentina en el mundo, es
profundamente inspirados en las ideas maurra pecialmente el vínculo desigual con Gran Bre
sianas, y los escritores o críticos de fuerte perso taña, que lejos de ser la causa de la gran expan
nalidad, que contribuyen con sus escritos a sión, le había impuesto modalidades cuyas
cuestionar el pensamiento liberal; entre ellos, consecuencias catastróficas se hicieron eviden
Manuel Gálvez, Carlos Ibarguren, y Ramón tes luego de 1929. Por otra parte, la experiencia
Doll. Pero, en un primer momento, la revisión política vuelca a los revisionistas a una activi
de los maurrasianos argentinos es más anuncia dad historiográfica cada vez más intensa en la
da que realizada y se limitan a hacer, ante todo, medida misma que crece su marginalidad po
política. Recién en la década de 1930 se confor lítica, después del derrumbe de la república,
man las bases de un movimiento de contrahis dada la solución política impuesta por Justo. El
toria de contomos definidos y se declara así que revisionismo imagina una regeneración moral
la historia es el arma privilegiada para cuesüo de la Argentina y de los argentinos a partir del 77
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
que, a] tomar del lenguaje fascista los motivos riográfica y política que es su reacción a la cri
derivados de la crítica del imperialismo, colo sis del régimen neoconservador. Ella se mani
ca sus reconstrucciones históricas muy cerca fiesta en la creación, en 1938, del Instituto de
de las de Scalabrini Ortiz. La integración de Investigaciones Históricas Iuan Manuel de
esos aportes de inspiración ideológica tan di Rosas, en la publicación de la Revista, donde
versa con los del primer revisionismo plantea predominan los artículos de polémica, y en la
ba -en el plano estrictamente historiográfico apertura de locales revisionistas parecidos a
menos dificultades de lo que habría podido comités políticos. El instituto revisionista nace
esperarse. En este aspecto eran, sobre todo, las bajo la doble forma de una contraacademia y
comunes insuficiencias las que daban cohe de una contramemoria. Las diferentes activi
rencia a esas corrientes que ahora venían a dades del instituto están marcadas por una
confluir. Los primeros revisionistas se habían clara voluntad militante: conferencias, cursos
negado a otorgar relevancia a la dimensión para estudiantes secundarios y universitarios,
económica del lazo con Gran Bretaña y al con debates, asambleas, actos callejeros, conme
texto social en que éste se consolidó; los nue moraciones con forma de peregrinaje, utiliza
vos, aunque se la reconocían, no la sometían a ción de folletos y afiches como medios de pro
un análisis adecuado. Así, el libro de Scalabri paganda. La actividad del instituto se justifica
ni Ortiz sobre los ferrocarriles no examina có si se tiene en cuenta la débil inserción de los
mo la reestructuración del sistema de trans revisionistas en la universidad, a excepción de
porte impuso la de la economía y la sociedad la larga presencia de Carlos Ibarguren en la
argentinas. Lo que éste proporciona es una Facultad de Filosofía y Letras.
minuciosa reconstrucción de los manejos fi La irrupción del peronismo consumó la
nancieros de las empresas ferroviarias y la quiebra de la tradición política contra la cual se
alianza entre ingleses y políticos locales co había elevado el revisionismo, pero con moda
rruptos; es una condena más moral que eco lidades que no fueron recibidas por sus parti
nómico-social, muy cercana a la del primer re darios con aprobación unánime. Por otra par
visionismo. Esa perspectiva se profundiza en te, si el nuevo régimen político debilitó el
La política británica en el Río de la Plata de influjo de la historia oficial, ello no significó
1940. Iosé María Rosa, en Defensa y pérdida de que la historia revisionista se irnpusiera como
nuestra independencia económica, no ofrece una historia oficial e institucionalizada. El éxi
ningún análisis serio de realidades econórni to más tangible de los revisionistas se sitúa en
cas, concentrándose en el campo político. Por el plano de la divulgación, sobre todo en la me
el contrario, la integración de la corriente ins dida en que se benefician cada vez más del con
pirada en el catolicismo integralista, que en trol de prensa instaurado por el peronismo. Los
contraba el polo de positividad en la colonia y escritores revisionistas colaboran ampliamente
reconocía a Rosas sólo una positividad subor en la prensa peronista, en los diarios Tribuna,
dinada en cuanto ve en él al restaurador del El Líder y Democracia y en la revista Hechos e
orden colonial, fue más dificultosa. Ideas, así como en la experiencia de nacionali
En ese contexto más complejo, el revisio zación de La Prensa. En las publicaciones uni
80 nismo se lanza a una agitación a la vez histo versitarias de la época peronista, la versión re
LA HISTORIOGRAFIA
nización del cuerpo docente con la reincorpo expansión de las ciencias sociales y con auto
ración de profesores cesanteados por el pero res jóvenes egresados de la misma universidad
nismo y a la presencia de nuevas figuras del re o de las instituciones del interior del país.
formismo. Entre los primeros se destacaron El movimiento renovador en los términos
las reincorporaciones de Iosé Luis Romero y de investigación y en el debate académico, si
de Enrique M. Barba. La Nueva Escuela Histó bien encontró su núcleo en las universidades,
rica se arraigó en el área de historia argentina también se exteriorizó fuera de los ámbitos
y las renovaciones se dieron en otras áreas de oficiales. En este sentido, la creación del Insti
la historia y la sociología con la presencia de tuto Di Tella, del Instituto de Desarrollo Eco
Tulio Halperín Donghi, Nicolás Sánchez Al nómico y Social de la revista Desarrollo Eco
bornoz y Gino Germani, entre otros. Pero en nómico fue signo característico de la época. En
los años sesenta se produjo el deterioro de cambio, para 1955, la orientación auspiciada
aquel consenso antiperonista y afloraron dife por Levene conservó plena vigencia en el Ins
rencias de enfoque y de propuestas. Ello con tituto de Historia del Derecho de Buenos Ai
dujo al alejamiento de la Facultad de Humani res y en el Instituto de Investigaciones Histó
dades local de los reformistas modernizadores ricas “Emilio Ravignani”, que no lograría
como Romero, Halperín Donghi, Germani y recuperar el lugar central que Ravignani le ha
Nicolás Sánchez Albornoz. La continuidad bía asegurado.
con la tradición platense la encamaron desde El programa renovador surgió estrecha
entonces sus egresados, principalmente Barba, mente ligado a las ciencias sociales, que tuvie
junto con Carlos Heras, Andrés Allende acom ron una expansión vertiginosa, y a la interna
pañado por un cuerpo de profesores, entre cionalización creciente de la actividad
otros, Joaquín Pérez, Horacio I. Cuccoresse, historiográfica; es decir, los renovadores se
José Panettieri y María Amalia Duarte, quie convirtieron en los interlocutores de pleno de
nes definieron ese perfil humanista tan parti recho con los historiadores de otros horizon
cular de la escuela histórica de La Plata. Esta tes y ello ayudaba a compensar la debilidad de
expresión historiográfica dirigida con particu la presencia institucional en la universidad ar
lar empuje por Barba, sus colegas y sus discí gentina. La perspectiva de los años sesenta
pulos, tomó un camino alternativo en el avan planteó una renovación de los ámbitos insti
ce del conocimiento histórico. Sin romper tucionales académicos, propició nuevos te
institucional ni historiográficamente con la mas, enfoques, técnicas y métodos y propuso
tradición originada en el trabajo de Ricardo una interpretación global de ciertos procesos
Levene, incorporó los nuevos elementos surgi históricos que arüculaba matrices conceptua
dos a la luz de los avances de las ciencias socia les bien definidas. Sin embargo, la coherencia
les y las diversas perspectivas historiográficas. de este nuevo enfoque devenía más de su ras
En este sentido, en Trabajos y Comunicaciones go opositor a las perspectivas hasta entonces
se asistió, a partir de los sesenta, a una progre prevalecientes que de su homogeneidad inter
siva incorporación de nuevas líneas de investi na. En este sentido, la renovación fue una ten
gación: historia demográfica, emigración, eco dencia con cierto grado de imprecisión, fruto
86 nomía agropecuaria y otras, vinculadas con la de una múltiple influencia: la de los Annales
LA HISTORIOGRAFÍA
te estrategia de internacionalización que com Tella y T. Halperín Donghi, Los fragmentos del
pensara las debilidades políticas o institucio poder, de 1969.
nales internas. En tercer lugar, ambos propo En Buenos Aires, en un marco institucio
nían una forma de hacer historia que desafiaba nal menos sólido, la misma ambición se volcó
al ejercicio clásico de la profesión. Sin embar en un estudio serial de las variables básicas de
go, en este punto hay que señalar que los An la economía argentina en el último siglo, que
nales —hasta Braudel- proponían interpreta contó con los auspicios de instituciones fran
ciones renovadoras a partir del respeto al dato cesas orientadas por la escuela de los Annales.
erudito y no desde su negación. En cambio, los En el marco de este proyecto se iba a comple
historiadores argentinos se enfrentaban mu tar la serie homogeneizada y corregida a valo
cho más radicalmente con las premisas de la res de mercado de un siglo de exportaciones
historia erudita. argentinas, llevada adelante por Cortés Con
En el campo de las realizaciones historio de, Gorostegui de Torres y Halperín Donghi,
gráficas concretas, las influencias de los Anna que permanece inédita.
les eran más evidentes y más elusivas. En prin Además de la influencia de la historia se
cipio, porque esa influencia estaba mediada rial y demográfica, otros aspectos más centra
por el periodo que el grupo renovador había les de Annales -como la noción de historia to
elegido para realizar sus investigaciones: los tal, de estructura y de larga duración- son
procesos de cambio de la sociedad argentina también perceptibles en los trabajos del grupo
de la segunda mitad del siglo XIX. Los ejem renovador, pero más como orientaciones ge
plos de influencia más concretos tuvieron que nerales que como lineamientos de un progra
ver con los intentos de realizar una historia ma preciso de investigación. Con respecto a la
que se aproximara a los modelos provistos por historia total, además de alguna referencia ex
la historia serial o la historia demográfica. Esa plícita en algtmos trabajos, es sobre todo visi
tarea sistemática se emprendió en el Instituto ble en la reticencia a la excesiva parcelación del
de Investigaciones Históricas de Rosario. Va campo historiográfico, como consecuencia de
rios volúmenes sucesivos del Anuario reflejan la proximidad a las conceptualizaciones de las
los resultados de ese esfiierzo colectivo en el ciencias sociales.
campo de la historia de los tráficos mercanti Las nociones de estructura y larga dura
les y, sobre todo, de la demografla y más espe ción son, en realidad, o bien demasiado espe
cíficamente, el método de reconstrucción de cíficas, o bien demasiado genéricas debido a
familias de Henry y Fleury, presente en la la que las investigaciones se centraron en buena
bor dirigida por Nicolás Sánchez Albornoz. medida en el vertiginoso cambio estructural
Probablemente donde se ejemplifican de la Argentina del siglo XIX, y como tales op
mejor las nuevas tendencias es en la renova taron por un modelo que enfatizó más las
ción temática. Los mejores ejemplos son las transformaciones que las continuidades. En
recopilaciones de trabajos que se encuentran esa perspectiva, la longue durée no resultaba
en la obra editada por Torcuato S. Di Tella, un concepto o categoría plenamente operable.
Gino Germani y I. Graciarena, Argentina, so La tendencia renovadora se nutrió tam
88 ciedad de masas, de 1965, y en la de T. S. Di bién de las ciencias sociales; concretamente, de
LA HISTORIOGRAFÍA
miento de Raúl Prebisch marcó muy proftm la introducción de la noción de proceso histó
damente las interpretaciones del pasado ar rico como totalidad, y llevó a otorgar preemi
gentino. El espíritu de época, dominado por el nencia en la explicación a los factores econó
desarrollismo, permitió la articulación de un mico-sociales, por sobre los institucionales. En
conjunto variado de modelos conceptuales en este esquema, lo político no se explica por sí
una lógica dominada por aquél. mismo; el individuo, actor político central en
Pero la renovación temática también tuvo el enfoque tradicional, pierde entidad y se des
lugar entre los estudiosos de historia argenti dibuja. Los actores son básicamente sujetos so
na integrados en las corrientes dominantes ciales y la práctica política es producto, en el
desde antes de 1955. Ello ocurrió en el campo nuevo enfoque analítico, de un complejo juego
de la historia colonial, donde Levene había es de intereses que conjugan los distintos frag
bozado el deslizamiento de la historia institu mentos del poder. Se trazó así un lazo indiso
cional a la socioeconómica y las tentativas luble entre sociedad y política para hacer inte
orientadas en la misma dirección entre los es ligible el proceso. Este modo de abordaje llevó
tudiosos nucleados en el Instituto de Historia a la introducción de métodos sociológicos y
del Derecho, donde José M. Mariluz Urquijo cuantitativos en el estudio de la política. Por
ofreció trabajos de historia mercantil e indus otra parte, la incorporación de la teoría llevó a
trial porteña de indudable nivel y sólidamente que la historia nacional perdiera su aislamien
documentados. También merecen citarse el to, al subsumirse en un marco de análisis ma
centro mendocino y los trabajos de Pedro yor, que fue el modelo occidental o el marco la
Santos Martínez sobre la historia económica tinoamericano. Finalmente, la renovación
de Mendoza durante el Virreinato y sobre las también se expresó en el modo de escribir la
industrias en ese mismo período. Por su parte, historia; de allí que el rasgo más notable de es
el Instituto de Desarrollo Económico y Social ta perspectiva, desde el punto de vista de la or
iba a albergar las primeras jornadas convoca ganización textual, fue el deslizamiento de la
das por la Asociación de Historia Económica y narración al análisis, deslizamiento que incor
Social en 1966 y las segundas, en 1969. poró el bagaje conceptual y metodológico que
Es importante destacar que, si bien la expe provenía fundamentalmente de la sociología.
riencia renovadora significó la apertura a nue El grupo renovador no subsistió como em
vos campos, fundamentalmente el económico presa más allá del derrumbe de 1966 y es a par
y social, ello no implicó el abandono de la his tir de los espacios no oficiales donde es posible
toria política sino más bien su replanteo con rastrear algima continuidad luego de ese año. A
un perfil interdisciplinario. En este campo, la vez que el grupo perdió envergadura institu
también fue decisiva la influencia de Germani, cional, paradójicamente se hizo más visible a
porque fueron precisamente la teoría de la mo través de publicaciones más nutridas: La Histo
dernización y la de los ciclos políticos latinoa ria Argentina que tenía como editor a Halperín
mericanos la base inicial de un acuerdo que Donghi, La población de América latina de Sán
otorgó unidad y sistematicidad a esta tenden chez Albornoz y Iosé Luis Moreno, La forma
cia. Esta nueva mirada de lo político implicó el ción de Ia Argentina moderna de Cortés Conde
90 abandono de la historia de acontecimientos y y Ezequiel Gallo, y Nacionalismo y liberalismo
LA HISTORIOGRAFÍA
económicos en la Argentina 1860-1880 de Iosé C. supuesto que atravesaron los ámbitos de gene
Chiaramonte. Estas obras llevaban a término ración del pensamiento social a partir de 1966
trabajos encarados en la etapa anterior, demos y que provocó en muchas coyimturas una acti
trando que la renovación no había sido estéril. vidad investigadora ciertamente asistemática
En síntesis, la perspectiva renovadora bus en las universidades y su concentración, en no
có instaurar un nuevo estilo profesional, pro pocos casos, en espacios no oficiales.
pició un paradigma caracterizado por influen Las características de este capítulo tornan
cias múltiples, renovó los temas, los métodos y imposible un análisis pormenorizado de la
las interpretaciones del pasado, pero no logró, abundante y a veces dispersa producción his
por su marginalidad institucional y por la toriográfica relativa a los distintos aspectos de
inestabilidad de la vida política y cultural ar la realidad histórica; por lo tanto, el análisis se
gentina, una posición predominante en el es limita a destacar ciertos ejes temáticos que en
pacio historiográflco. cuentran su pleno desarrollo histórico en los
capítulos de esta obra.
En el campo de la historiografía económi
LA EXPANSIÓN Y LA ESPECIALIZACIÓN ca, si bien la inclinación a buscar claves econó
HISTORIOGRÁFICAS micas y sociales para explicar los procesos po
líticos del pasado nacional data desde Mitre y
En los años posteriores, la historiografía Vicente Fidel López, Iuan A. García, Paul
nacional, en consonancia con las orientaciones Groussac y Iuan Álvarez, sin embargo, no se
de la historiografía europea y norteamericana, había constituido una escuela historiográfica
pero a un ritmo más lento y laxo, se caracteri que abordara con alguna sistematicidad estos
zó por una expansión de su campo de estudio temas. Ni la Nueva Escuela Histórica ni el re
y por una coexistencia no uniforme de pers visionismo clásico disponían de un arsenal
pectivas de abordaje, características que refle conceptual específico que les permitiera abor
jan con claridad un recorrido historiográfico dar los temas de historia económica.
caracterizado por permanencias, rupturas y re En este campo, en la segunda mitad del si
surgimientos. El proceso de expansión del ob glo XX, la historiografía fue significativa sobre
jeto de conocimiento, que involucró otro de es tres períodos: la primera mitad del siglo XIX,
pecialización, no afectó de la misma manera y el período de la gran expansión agropecuaria
con la misma intensidad a todas las áreas de in hasta 1930 y finalmente, la etapa más contem
vestigación histórica y hasta la década de 1980 poránea hasta 1983. Para el primer período, el
se exteriorizó con más fuerza en el ámbito de la libro de Miron Burgin aporta una síntesis di
historia económica, social, política y demográ fícilmente superable para la comprensión de
fica, siendo menos perceptibles los virajes hacia los problemas económicos de la etapa.
los nuevos enfoques socioculturales en boga en Un debate central que dio lugar a una pro
los noventa. Por otra parte, esta expansión de la ducción historiográfica considerable fue la
producción historiográfica se produjo a pesar presión ejercida por las provincias para lograr
de las tensiones entre democracia y autoritaris que Buenos Aires protegiera los productos re
mo y entre institucionalización y falta de pre gionales, en ciertos casos imponiendo la pro 91
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
rias tesis tradicionales de la historiografía eco cional y la falta de contraposición entre em
nómica argentina vinculadas al patrón moder presarios agrarios e industriales.
no, la propiedad de la tierra y las condiciones En el campo de la historiografía política, el
de vida de los sectores populares en el proceso interés por el período revolucionario y posre
de crecimiento. volucionario hasta 1870 motivó varias histo
La historiografia económica para el perío rias generales que abordan los procesos políti
do posterior a 1930 continuó motivada por la cos del período; entre ellas, la obra de
búsqueda de las causas de la frustración del de Halperín Donghi, De la Revolución de inde
sarrollo argentino. La historia agraria se fue pendencia a la Confederación rosista -síntesis
consütuyendo en una especialidad propia y del período, donde el autor logra articular los
ello no es casual si se tiene en cuenta que el sec fenómenos políticos, económicos, sociales y
tor agropecuario constituye uno de los sectores culturales—; en la colección de historia publi
más dinámicos de la economía y que el proble cada por La Bastilla se encuentran los trabajos
ma del crecimiento a largo plazo estuvo siem de Carlos S. A. Segreti sobre La Aurora de la
pre estrechamente vinculado al comporta Independencia, donde se caracteriza a la Revo
miento interno y externo del sector primario. lución de Mayo como una revolución popular,
Otra línea de investigación y debate vincu y los de López Rosas y de Romero de 1976. En
lada también al problema macroeconómico tre las historias políticas destinadas específica
sobre la incapacidad de la economía argentina mente al período 1800-1830, una de las más
para mantener un crecimiento sostenido fue relevantes es la de Halperín Donghi, Revolu
la de la industrialización. En las interpretacio ción y guerra, de 1972. El hilo conductor a par
nes más típicas de la década del sesenta, preva tir del cual se analizan las repercusiones que el
leció la idea de que el crecimiento industrial proceso revolucionario tuvo en la estructura
en el período 1880-1930 fue limitado e insatis política colonial es la formación de una elite
factorio debido a la hegemonía política de los política generadora de un centro de poder au
grandes terratenientes, cuyos intereses son tónomo. Por otra parte, Investigaciones y Ensa
presentados como opuestos al desarrollo in yos, a partir de 1966, y los congresos naciona
dustrial. Esta interpretación clásica sobre el les e internacionales de la Academia Nacional
proceso de industrialización argentina tuvo su de la Historia brindan un amplio espectro so
expresión en las obras de Adolfo Dorfman so bre los distintos aspectos del proceso revolu
bre la evolución industrial argentina. Pero a fi cionario. Dentro de esta línea, se destacan los
nes de aquella década comenzó a conformarse trabajos de Zorraquín Becú que proponen, so
una visión alternativa, revisionista, que reva bre la base de un análisis jurídico-institucio
lorizaba una serie de factores que habrían nal, una doble lectura de la Revolución de Ma
contribuido al desarrollo industrial, entre los yo como momento de ruptura y al mismo
que se destacaban el marco institucional que tiempo, como continuidad de poderes, insti
contemplaba garantías a la propiedad privada tuciones e ideas tradicionales.
y fomento a la inversión, el proceso de eslabo En cuanto al período que abarca la crisis
namiento hacia atrás y hacia adelante por la del año ‘20 y la formación de los Estados pro
expansión agropecuaria, el proteccionismo ra vinciales, se destaca El país disuelto de Carlos 93
LA DIMENSION ClENTÍFlCA Y CULTURAL
metodología que siguió profundizando en sus y la época de Avellaneda, investigada por Car
ulteriores obras, como Correspondencia entre los Heras, además del aporte de Guillermo
Rosas, Quiroga yLópez; Unitarismo, federalismo, Gassio y Cristina San Román en La conquista
rosismo; y Cómo llegó Rosas al poder. del progreso (1874-1880), y La renovación pre
En cuanto a los aspectos jurídico-políticos sidencial de 1880 de Lía E. Sanucci.
de la Confederación rosista, existen varios tra Un tema crucial en el proceso político del
bajos que estudian el sistema de pactos, la su período fue la cuestión capital y la federaliza
ma del poder, las facultades extraordinarias y ción de Buenos Aires, problemática que fue
el encargo de las relaciones exteriores; entre abordada por Susana Ratto de Sambucetti y
ellos, el de Tau Anzoátegui, Formación del Es por Carlos Segreti, y las posiciones de destaca
tado federal argentino (1820-1852). dos personajes son analizadas, entre otros, por
El período que se abre a partir de 1852 Edith Debenedetti en Carlos D’Amico en el
suscitó dos clásicos estudios, el de Scobie, La proceso de federalización de Buenos Aires y Bea
lucha por la consolidación nacional, y el de Bea triz Moreyra en Valorización de dos posiciones
triz Bosch, Urquiza y su tiempo. sobre la federalización de Buenos Aires. El caso
Otra línea de análisis que contribuyó al particular de la provincia de Buenos Aires fue
conocimiento de los aspectos políticos de este investigado por F. Armesto en Mitristas y alsi
período fueron las biografías históricas indivi nistas y por el libro de Fernando Barba, Los
duales o familiares. Dentro de este género es autonomistas del 70.
tán las biografías de Emilio Cartilla sobre Con respecto la la historiografía política
Marco Avellaneda, que incluye desde las ideas del período correspondiente a la consolida
políticas de Avellaneda hasta un análisis de la ción del Estado nacional hasta 1930, la pro
Liga del Norte; La Juventud de Felix Frías de ducción predominante de los años sesenta y
Ambrosio Romero, que analiza la militancia setenta —etapa signada por el predominio de la
política del secretario de Lavalle y la cruzada historia económica y social y por la margina
revolucionaria de 1839-1841; la biografía de ción de la historia política- se caracterizó, co
Facundo Quiroga de Silvestre Peña y Lillo; la mo acertadamente ha expresado Ezequiel Ga
de Salvador María del Carril de Carlos Melo; llo, por una reacción mimética y se reflejó en
la de Marcial Quiroga, Manuel Moreno, minis una serie de investigaciones alrededor de te
tro plenipotenciario de Rosas, y la del inglés mas como las precondiciones políticas del cre
Iohn Lynch, Iuan Manuel de Rosas. En el ám cimiento económico, por la aplicación de mo
bito de las biografías familiares se destacan los delos provenientes de la teoría sociológica y
trabajos de Andrés Carretero y Juan Iosé Se por la participación de especialistas en cien
breli sobre los Anchorena y el de Ricardo Pic cias sociales y de investigadores extranjeros in
cirilli sobre los López. teresados en algunas dimensiones de la vida
El período de las presidencias fimdaciona política argentina. Concordante con esa evo
les no mereció una obra de conjunto sino tra lución, el abordaje de la historia política se ex
tamientos particulares, como el caso de Mitre teriorizó en un grupo de trabajos que estuvo
analizado por Carlos Heras; la presidencia de estrechamente relacionado con preocupacio
Sarmiento, estudiada por Iosé S. Campobassi nes referidas al crecimiento económico, la 95
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
NACION ARGENTINA
HISTORIA
I». IA
_M El”;
LA HISTORIOGRAFÍA
.
jfimÏ\
—_. 4‘
a’ rin: nl
Tulio Halperín Donghi, Nicolás Sánchez Al teoría del “crisol de razas”. En oposición a esa
bornoz y Ceferino Garzón Maceda impulsa visión del proceso inmigratorio se despliega
ron los nuevos estudios. El trabajo pionero de el enfoque que sostiene que el proceso de in
Iosé Luis Moreno —que a partir del análisis de corporación de los inmigrantes a la sociedad
mográfico del censo de 1778 trataba de re argentina respondió más al modo de pluralis
construir la estructura social de la Buenos Ai mo cultural que al “crisol de razas”; es decir,
res virreinal- implicó el paso de la demografía cuestiona las ideas de fusión, amalgama e hi
al estudio de la sociedad. bridación y sostiene aquellas que subrayan la
La segunda etapa —que comprende hasta la perduración de identidades étnicas, de lími
década del ochenta- está caracterizada por los tes, y propone la imagen de una sociedad co
aportes extranjeros, especialmente estadouni mo mosaico cultural. Surge así una variedad
denses, a través de los trabajos de Susan Soco de estudios de casos que se focalizan en los di
low sobre los comerciantes de Buenos Aires y versos grupos étnicos asentados en diferentes
la tesis sobre los artesanos de Lyman Iohnson. regiones del país, analizando la constitución
Grupos y estratos sociales de la sociedad colo sociodemográfica de cada grupo en particu
nial argentina fueron estudiados a partir de la lar, sus formas de asociacionismo y los dife
metodología y las fuentes puestas a punto por rentes patrones de comportamiento que los
los más recientes trabajos de historia social. caracterizaron.
Otra línea innovadora y de debate dentro Esta renovada mirada al proceso inmigra
de la historia social fueron los estudios sobre torio ha contribuido de manera decisiva a
la inmigración. El análisis de esta temática en destacar la dimensión étnica en la historia de
la década del sesenta se insertó dentro de es la conformación de la sociedad y ha permiti
tudios macrosociales que analizaban la con do repensar dicho proceso, en tanto cuestiona
solidación de la Argentina moderna y donde la disolución de las identidades parciales, a la
el fenómeno migratorio era considerado co vez que postula la pluralidad como un mode
mo un factor clave en dicha modernización. lo deseable.
De acuerdo con esa vertiente historiográfica, Con respecto a los sectores populares y al
los estudios se caracterizaron por analizar la movimiento obrero, el recorrido historiográfi
inmigración como un todo, sin tener en cuen co va desde la historia militante hacia el en
ta la heterogeneidad interna de la masa mi foque sociológico característico de los años
gratoria; a la vez, se utilizaron métodos cuan sesenta, hasta una producción histórica preo
titativos que buscaban establecer tendencias, cupada por capturar la concreta experiencia
mediciones y comportamientos promedios, histórica de los trabajadores y su significado
basándose en fuentes censales y estadísticas. para los actores en términos de identidad.
Los estudios más representativos son las obras En la historia militante existen cuatro his
de Gino Germani, Iosé L. Romero, Torcuato torias escritas por sendos representantes de las
Di Tella, Francis Korn. Este tipo de análisis se principales corrientes que animaron la primera
unía a una visión exitosa y optimista del desa época del movimiento obrero: Diego Abad de
rrollo argentino y del papel de los extranjeros Santillán, Iacinto Oddone, Sebastián Marotta y
en ese desarrollo; en este contexto surgió la Rubens Iscaro. Cada una de estas obras se pro 99
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
ponía reivindicar una determinada línea ideo tó a los hechos vitales y la falta de coordina
lógica en el seno del movimiento obrero orga ción y complementación de los resultados en
nizado, pero sobre todo apuntaron a recortar un cuadro coherente. En cambio, el panorama
una cierta identidad entre los trabajadores. de los estudios monográficos, ya sea de perío
A partir de 1955, en el contexto de la reno dos, regiones, o fuentes estadísticas, ofrece
vación historiográfica en torno del Instituto de verdaderos progresos y una creciente atención
Sociología y el Centro de Estudios de Historia por parte de los historiadores.
Social dirigidos por Germani y Romero, surgió En relación con la demografia histórica re
una serie de trabajos realizados por sociólogos, ferida a los tiempos posteriores, a la etapa esta
politólogos, antropólogos que se concentraban dística, un aspecto básico son los esfuerzos para
en los sindicatos como agentes sociales de la corregir y ajustar la información demográfica.
modemización, la relación entre organizacio Por otra parte, una característica de los estudios
nes sindicales y estrategias políticas o los mo demográficos de este período —que lo distingue
delos de incorporación política de la clase del anterior- es un tratamiento de las tasas vita
obrera. Un ejemplo de ello son algunos traba les en forma más sistemática.
jos de la compilación de Torcuato Di Tella Es En este proceso de expansión y especiali
tructuras sindicales, de 1969. Más contemporá zación temática, la reflexión sobre la teoría y el
nearnente y por la influencia de la llamada método histórico, si bien fue menos cultivada,
historia desde abajo y sobre todo de los trabajos adquirió presencia entre las obras de Antonio
de Eric Hobsbawm y Edward Thompson, se Pérez Amuchástegui, especialmente en Intro
empezó a atender a los trabajadores mismos, a ducción a la Historia. Del Epos a la Historia
sus experiencias y condiciones de vida. científica: una visión de la historiografia a tra
La historia demográfica argentina es otro vés del método y en Algo más sobre la Historia:
campo de indagación que ha denotado avan teoría y método sobre la investigación histórica
ces notables a partir de la segimda mitad del (ambas en colaboración con Jorge Luis Cassa
siglo XX. Con anterioridad a la década del se ni), que se constituyeron en referentes inelu
senta, los trabajos propiamente históricos o dibles sobre los problemas teóricos metodoló
retrospectivos son escasos, pero en los años gicos e historiograficos.
posteriores se advierte un cambio importante,
exteriorizado no sólo en el aumento del nu
mero de trabajos, sino también en la diversifi LAS HISTORIOGRAFÍAS PROVINCIALES
cación temática.
Con respecto a la producción de conjunto En este lapso, la historiografía del interior
referida a los tiempos anteriores a 1869, los hizo significativos avances en su proceso de
progresos en lograr una visión de conjunto profesionalización e institucionalización y de
fueron muy limitados y ello deriva en gran paulatina renovación temática y metodológi
parte de la falta de monografías de base y de la ca. Las juntas de estudios históricos vieron re
limitada difusión de la bibliografía de detalle cortado su campo de acción con la creación de
que fue acumulándose en estas décadas. A ello los departamentos de historia en las universi
100 hay que añadir la escasa atención que se pres dades en todas las provincias.
LA HISTORIOGRAFÍA
ellos nucleados en torno a Carlos Segreti en el cundo Arce con Entre Ríos en los albores de Ia
Centro de Estudios Históricos, autores de tesis Revolución de Mayo, Beatriz Bosch con Urqui
doctorales y de investigaciones que abordaron za y su tiempo y Manuel Machi, autor de Ur
diversas temáticas, desde la historia colonial quiza el saladerista. Hubo un predominio de la
hasta los procesos económicos y sociales del historiografía política, pero no se descartó el
siglo XX. También la Iunta Provincial de His estudio de otros sectores. Así, en 1966, se edita
toria reúne a investigadores e historiadores el libro Historia de la instrucción pública en En
con distinta formación, cuyas producciones se tre Ríos y en 1978, Historia social y económica
condensan en la Revista publicada desde 1960 de Entre Ríos 1600-1854 de Oscar F. Urquiza
y en la serie Cuadernos de Historia. Almandoz. Desde el punto de vista de la cons
La historiografia cuyana se caracterizó por trucción del conocimiento histórico, predomi
la culminación de la labor historiográfica ini na el modelo erudito con un tratamiento lineal
ciada en la primera mitad del siglo XX y por la del tiempo, cuya duración está en relación di
gradual incorporación de temáticas y de nue recta con la documentación disponible. La na
vas metodologías. El Segundo Congreso de rración del episodio militar, la Semblanza bio
Historia de Cuyo, en 1961, fue propicio para el gráfica del personaje y la crónica del hecho son
intercambio de ideas, originando vínculos en materia de interés recurrente.
tre sectores con preocupaciones comunes y En los años inmediatamente anteriores a
alentando la investigación en temas regionales. 1983, diversos autores santafesinos se ocupa
Algunas de las contribuciones de este encuen ron en estudiar distintos aspectos de la histo
tro quedaron plasmadas en Trabajos y Comuni ria provincial a través de trabajos monográfi
caciones de La Plata. En Mendoza, varios egre cos de variada importancia. En el aspecto
sados de la universidad completaron sus político cabe. mencionar a Leoncio Gianello
estudios en España, .trabajando sus tesis sobre (Historia de Santa Fe, Historia de López, Histo
temas regionales pero con fuentes del Archivo ria del Congreso de Tucumán) y Miguel Angel
General de Indias; entre ellos, Edberto Oscar De Marco (Orígenes de la política santafesina e
Acevedo y Pedro Santos Martínez. Jorge Coma Historia de Rosario, éste en colaboración con
drán Ruiz presentó el primer trabajo de perio Oscar Luis Ensinck); en la faz económica, del
dización de la época hispánica; Martínez incur autor mencionado en último término, traba
sionó en temas no convencionales en Historia jos sobre moneda, bancos, desarrollo de la
económica de Mendoza durante el Virreinato y agricultura y'la ganadería; en historia eclesiás
Acevedo indagó sobre las actitudes mentales en tica, Américo A. Tonda. La Iunta Provincial de
la época de la Revolución de Mayo. De modo Estudios Históricos, a través de su antigua y
que la historia político-militar fue complemen prestigiosa revista, y el Instituto de Historia de
tada por el análisis socioeconómico, incorpo la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales,
rando fuentes importantes para la historia de mediante su serie Monografías y Ensayos, ade
Cuyo, como los archivos chilenos. más de la revista Res Gesta, dieron notable irn
La historiografía de Entre Ríos estuvo re pulso a la investigación.
presentada por un grupo de historiadores que la historiografía del Nordeste surge en la se
102 la representan paradigmáticamente, como Fa gunda mitad del siglo y el factor que más incidió
LA HISTORJOGRAFÍA
en ello fue la creación de la Universidad del Nor Con respecto a la historiografía patagóni
deste y de su Departamento de Historia, que ca, la institucionalización y profesionalización
desde 1958 recibe a un grupo de profesionales de la disciplina se produjo con la aparición de
procedentes fundamentalmente de Buenos Ai instituciones de carácter universitario o de ni
res. En 1967 se creó —en la Facultad de Humani vel terciario que provocaron una profunda
dades con asiento en Resistencia- el Instituto de transformación en la forma de investigar, en
Historia, entidad que desde entonces y hasta señar y difundir la historia, entre ellas, la Uni
1983 fue dirigida por Emesto I. A. Maeder. La la versidad Nacional del Sur.
bor del instituto se volcó fundamentalmente a la En cuanto a la producción, no existe una
reconstrucción de la historia regional, al releva historia patagónica integral. Se cuenta con al
miento bibliográfico y a la heurísüca documen gunos intentos de bosquejar una historia del
tal, surgiendo de ello Compilaciones de fuentes, todo continental, estudios históricos sobre su
índices bibliográficos y trabajos monográficos bregiones, territorios y provincias, y trabajos
referentes a distintos aspectos. En 1979, por un específicos sobre pueblos o algunas temáticas
convenio celebrado con el CONICET y la Fun particulares. Dentro de la historia colonial pa
dación para el Desarrollo del Nordeste, fue crea tagónica, la temática más extendida es la refe
do el Instituto de Investigaciones Geohistóricas, rida a la navegación, el descubrimiento y las
con el objetivo de promover el desarrollo de di exploraciones en el Atlántico Sur. Sobre la
chos estudios de la región, formar investigado problemática del mar, se destaca la Historia
res y técnicos y prestar asesoramiento a institu marítima argentina, editada por una comisión
dones oficiales y privadas en el área de su presidida por Laurio Destefani. Dentro de la
competencia. El aspecto escogido preferente historiografía patagónica de la época hispáni
mente como objeto de investigación fue el pro ca también se encuentran los trabajos de Her
ceso de poblamiento y ocupación del espacio en nán Silva, especialmente La economía pesquera
el Nordeste argentino. Pero también se elabora en el Virreinato del Río dela Plata. Con respec
ron trabajos sobre aspectos económicos, sociales to a las subregiones, Rosario Güenaga aborda
y culturales de las provincias de la región, así co la expansión hacia‘las regiones australes, los
mo Compilaciones documentales que se dieron ciclos económicos, los conflíctos limítrofes, la
a conocer a través de sus diferentes series docu inmigración y la demografía. Por su parte, la
mentales. El instituto desarrolla sus actividades zona norpatagónica ha recibido también es
en coordinación con el Instituto de Historia de fuerzos interpretativos por un equipo del De
la Facultad de Humanidades. Ambas entidades partamento delHistoria de la Universidad del
publicaron algimos de los trabajos realizados en Comahue. Muchos trabajos vinculados a te
la revista Folia Histórica del Nordeste, que se ini mas específicos, como la Conquista del De
ció en 1975. En este período también se escribie sierto y el poblamiento, o a aspectos políticos
ron algunas historias generales de las provincias y particularmente sociales y económicos de
de la región. El más importante aporte estuvo Río Negro y Neuquén, se vinculan entre sí pa
dado por las que integran el plan de la Historia ra mostrar procesos que superan las lirnitacio
argentina Contemporánea editada por la Acade nes provinciales. Sin embargo, pese a la pre
mia Nacional de la Historia. sencia de estos tipos de estudios, la mayoría de 103
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
Por último, un aspecto no menor en la pretérita. Este estilo hizo de Todo es Historia
evolución de la historiografía atañe a la divul una tribuna libre, seria, entretenida y garante
gación y recepción del discurso histórico. En de lia identidad y cultura nacionales.
este sentido, una vez constituido y consolidado Esta expansión y especialización del campo
el campo profesional, un imperativo era lograr historiográfico delineada se profundiza con la
que los avances, las perspectivas y los debates apertura cultural y la fluidez de los contactos
sobre el conocimiento histórico trascendieran con los mundos académicos centrales que si
los círculos y publicaciones estrictamente aca guieron a los años de la restauración democrá
démicos y fueran accesibles al público lector. tica en la década del ochenta y con la adopción
En este sentido, la aparición de Todo es Histo de los enfoques microanalíticos y culturalistas,
ria, bajo la acertada dirección de Félix Luna, al mismo tiempo que la originaria aspiración
fue una respuesta adecuada a esa demanda de al conocimiento de la totalidad, a través de las
la sociedad y su expresión más paradigmática. macrointerpretaciones, sucumbía también en
Desde la aparición de su primer número en medio de la fragmentación y la llamada crisis
mayo de 1967, sus páginas abordaron, en un de los grandes relatos e interpretaciones.
clima de apertura y tolerancia, los más diversos Como conclusión de esta trayectoria casi
temas, desde la prehistoria hasta las problemá secular, la historiografía argentina del siglo XX
ticas más contemporáneas, permitieron un se caracterizó por una profunda transforma
mayor conocimiento de todo el país y no de ción, metamorfosis que involucró, en un pro
sus distritos privilegiados e hicieron posible la ceso no lineal y regionalmente desigual, las te
reconstrucción no sólo de los espacios y acto máticas, las perspectivas metodológicas y las
res públicos sino también de la vida cotidiana líneas interpretativas, así como los problemas
de hombres y mujeres anónimos como actores vinculados a las condiciones de producción y
históricos de la compleja y cambiante realidad difusión del conocimiento histórico.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
las escuelas básicas que hasta el momento se específico que los anteriores, aunque las con
habían desarrollado en la Argentina. Estas es tribuciones allí reunidas responden a la auto
cuelas son agrupadas en cuatro grandes con ría de diferentes historiadores de renombrada
juntos: los historiógrafos providencialistas, los trayectoria. El primer tomo centra su atención
positivistas, los románticos y la Nueva Escuela en los orígenes de la Junta de Historia y Nu
Histórica, que apenas logra esbozar, debido a mismática Argentina hasta la conformación
que se encontraba en su etapa formativa al de la Academia Nacional de la Historia, pasan
momento de la edición del libro. Todo el tra do revista a las diferentes etapas y orientacio
bajo goza de una descripción detallada de los nes del desarrollo de la institución. La segun
autores como también de un análisis teórico da parte de este tomo se aboca al análisis
metodológico muy minucioso. Hay dos edi particular de la Nueva Escuela Histórica, la
ciones posteriores, de 1939 y 1940. Escuela Histórica de La Plata, el revisionismo
Otra publicación general que se puede con de los años veinte y treinta, y otras tendencias
sultar es el trabajo de HORACIO JUAN CUCCORE destacadas hasta 1938. El segundo tomo con
sE, Historia crítica de la historiografía socioeco grega la historiografía de las provincias y las
nómica argentina del siglo XX, La Plata, 1975. relaciones de la historia con otras disciplinas
Esta obra, de mayor actualidad que la anterior, como la política, la sociología, el derecho, la
toma como centro del análisis la historiografía geografía, el arte, la antropología, el folklore,
económico-social del siglo XX, señalando las la literatura, la filosofía y las ciencias duras,
grandes orientaciones y volcándose al estudio para culminar con varios capítulos abocados a
de las personalidades paradigmáticas de cada la proyección de la historiografía en la socie
una de estas corrientes. Así, por ejemplo, abor dad. Gran parte de esta importante obra está
da la trayectoria de Iuan Agustín García, Iuan referida a los aspectos institucionales que sen
Álvarez, Iuan B. Iusto, José Ingenieros, Ricardo taron las bases de las diferentes escuelas. Asi
Levene, Emilio Coni, Raúl Scalabrini Ortiz y mismo, el texto brinda no sólo un panorama
Ricardo M. Ortiz. A cada uno de ellos los inser general de la producción historiográfica ar
ta dentro del contexto general de la corriente gentina en el período señalado sino un análi
que representan, para luego analizar su concep sis teórico-metodológico de las obras y su va
ción de la historia, la opinión que despertaron loración a la luz de las nuevas tendencias.
en sus contemporáneos y el juicio crítico ac Una producción abarcativa y de consulta
tual. Este último apartado reúne profundas ob obligatoria es la editada por el COMITE INTER
servaciones metodológicas y teóricas sobre los NACIONAL DE CIENCIAS HIsToRIcAs, COMITÉ AR
autores, que son ejemplificadas con detalles y GENTINO, Historiografia Argentina (1958
citas concretas de los trabajos analizados. 1988). Una evaluación crítica de la producción
La obra de la ACADEMIA NACIONAL DE LA histórica argentina, Buenos Aires, 1990. Este
HISTORIA, La Iunta de Historia y Numismática libro tiene la ventaja de reunir el quehacer his
Americana y el movimiento historiográfica en Ia toriográfico desde 1958 hasta 1988, bajo la mi
Argentina (1893-1938), dos tomos, Buenos Ai rada analítica y reflexiva de destacados histo
res, 1996, es otro aporte importante y de ca riadores, que en cada uno de los capítulos
[06 rácter general. El período considerado es más tratan una especialidad, teniendo en cuenta
LA HISTORIOGRAFÍA
los diferentes enfoques y tendencias del perío que puede resultar de gran utilidad a la hora
do: historia del derecho y de las instituciones, de encarar un estudio más profundo de cual
historia colonial, regional, del arte y la arqui quiera de las problemáticas abordadas.
tectura, económica, medieval, política, social, En esta misma línea, pero tomando un pe
moderna, agraria, de las ideas, de las relacio ríodo más acotado, se encuentra el trabajo de
nes internacionales y demográfica. La publica HUGO BIAGINI, HEBE CLEMENTI y MARILÚ Bou,
ción representa un esfuerzo de recopilación, Historiografía argentina: La década de 1980,
sistematización y análisis que refleja la expan Buenos Aires, 1996. Este libro, de característi
sión temática en el campo de la historia. cas similares a la obra de Bagú, pasa revista a
En esta misma linea, aunque poniendo el la historiografía argentina e incluso extranjera
centro de atención en las diferentes escuelas o de la década del ochenta, agrupándola en
tendencias historiográficas, se ubica la compi grandes períodos, como historia colonial, de la
lación dirigida por FERNADO Dsvoro, La histo independencia a la caída de Hipólito Yrigo
riografía argentina en el siglo XX, dos tomos, yen, golpes de Estado y redemocratización,
Buenos Aires, 1994. El primer tomo se aboca a etc. Su carácter, más acotado que la obra de
la indagación del período de institucionaliza Bagú, le permite realizar una valoración ma
ción de la disciplina en la Argentina, el surgi yor de las publicaciones señaladas, atendiendo
miento de la Nueva Escuela Histórica y el re por momentos a su contexto de producción o
visionismo histórico. El segundo indaga a ciertos aspectos metodológicos y teóricos.
centralmente la historiografía profesional en No obstante, no se trata de un libro que bus
tre 1955 y 1966, período fundamental en que que el estudio detallado de cada obra sino que
las nuevas propuestas apuntaron a sustituir el tiende a brindar un mapa orientativo de la
paradigma erudito. Se analizan los aspectos de historiografía de los ochenta.
la renovación en el campo de la historia eco Estas obras de carácter general se comple
nómica y social y en los diferentes espacios mentan con otras que, con objetivos menos
institucionales. El volumen cierra con la histo ambiciosos, pretenden analizar la producción
riografía profesional posterior a la renovación histórica dentro de temáticas, períodos o re
democrática de 1983. giones específicas. Su principal ventaja es que,
Junto a las publicaciones mencionadas por su mayor recorte espacial, temporal o te
conviven otras de carácter más bibliográfico mático de la realidad, pueden profundizar más
que crítico, como la de SERGIO BAGÚ, Argenti ampliamente en la historiografia argentina.
na 1875-1975. Población, economía, sociedad. Entre los artículos centrales que se abocan
Estudio temático y bibliográfico, Buenos Aires, a la Nueva Escuela Histórica, se puede citar el
1983. Esta contribución aporta un panorama de VICTOR TAU ANZOATEGUI, “Historia, dere
general, agrupando las grandes temáticas co cho y sociedad. En torno a la concepción his
mo población, economía y sociedad. El análi tórico-jurídica de Ricardo Levene”, Investiga
sis delas obras es, sin embargo, escaso y poco ciones y Ensayos, n° 35, Buenos Aires, julio de
detallado. El valor del libro no reside en su 1983-junio de 1984, págs. 87-120. El autor in
aporte teórico-metodológico sino en la com tenta rescatar, a lo largo de este artículo, los
pilación y sistematización de la bibliografia aportes de Ricardo Levene a la historia del De 107
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
recho, destacando la actualidad de su pensa gráfica; sin embargo, es importante señalar cier
miento en los debates y problemáticas con tos aportes de ineludible consulta como el de
temporános. Por su parte, NORA PAGANO y DIANA QUATTROCCHI-WOISSON, Los males de la
MARTHA RODRIGUEZ indagan en la etapa de memoria. Historia y política en la Argentina,
profesionalización y consolidación de la disci segunda impresión, Buenos Aires, 1998. Este
plina histórica, pero particularizando más en profundo estudio del revisionismo histórico
los debates centrales dentro de la Nueva Es parte de la producción historiográfica para ana
cuela Histórica que en el pensamiento de cada lizar las diferentes etapas de su desarrollo, los
uno de sus integrantes. El ensayo de dichas au contextos de producción que le han dado ori
toras, “Las polémicas historiográficas en el gen, sus facetas institucionales y los aspectos es
marco de la profesionalización y consolida pecialmente ideológicos subyacentes. Cada uno
ción de la disciplina histórica”, Estudios Socia de los rasgos distintivos del revisionismo, tales
les, n° 17, segundo semestre, 1999, págs. 35-47, como su espíritu reivindicador, moralizador y
es relevante y de carácter interpretativo. nacionalista, quedan plasmados en el análisis de
Para ahondar en la etapa de institucionali las obras concretas y de los autores particulares.
zación de la disciplina en las diferentes pro Por su parte, desde un enfoque menos de
vincias o regiones, puede consultarse la obra tallado pero sí profundo y esencialmente inter
ya citada de la ACADEMIA NACIONAL DE LA HIS pretaüvo, TUIIo HALPERIN DONGHI propone en
TORIA, y algunos artículos destacados, como Ensayos de historiografía, Buenos Aires, 1996,
los de ARMANDO RAUL BAzAN, “La historiogra un espacio dedicado al revisionismo en la Ar
fía riojana, desde Sarmiento a David Peña”, In gentina. En el mismo volumen puede consul
vestigaciones y Ensayos, n° 29, Buenos Aires, ju tarse su trabajo sobre el pensarninento y la
lio-diciembre de 1980, págs. 113-154; RAMÓN producción. historiográfica de Iosé Luis Rome
LEONl PINTO, “Historiografía de Tucumán ro. Tanto este trabajo como otro del mismo
(1880-1950). Autores, obras y problemas”, en autor, “Un cuarto de siglo de historiografía ar
AUTORES VARIOS, Antonio Pérez Amuchástegui. gentina, 1960- 1985”, Desarrollo Económico, vol.
(1921-1983). In memoriam. La Historia como 25, n° 100, Buenos Aires, 1986, págs. 487-520,
cuestión, Buenos Aires, 1995, págs. 53-88. Es constituyen un esfuerzo de interpretación más
tos artículos atienden al estudio concreto de que de compilación de las temáticas tratadas.
las diferentes producciones locales en el perío En ambos estudios, el objetivo es realizar un
do señalado, pero mientras Leoni Pinto agru balance analítico que apunte a contextualizar
palos trabajos teniendo en cuenta las diferen cada tendencia historiográfica, a la vez que ob
tes generaciones, Bazán lo hace tomando servar sus peculiaridades, aportes y falencias.
como punto de partida y eje del trabajo el es Para el período de la renovación historio
quema histórico sarmientino, para luego se gráfica que se produce en las décadas del cin
ñalar sus repercusiones en la historiografia cuenta y sesenta, puede apelarse a diferentes
riojana y las diversas refutaciones que ha sufri artículos. La repercusión de la escuela de los
do en etapas posteriores. Annales en la Argentina ha sido considerada
El revisionismo histórico, por su parte, ha por FERNANDO Dsvoro, “Itinerario de un pro
108 dado lugar a una amplia producción historio blema: Annales y la historiografía argentina
LA HISTORIOGRAFÍA
les sobre la historiografía argentina. El autor Historia y evolución de las ideas políticas y filosó
se aboca a explorar las relaciones entre las su ficas argentinas, Córdoba, 2000, págs. 347-372.
cesivas generaciones y grupos de franceses y Los debates importantes de historia económica,
argentinos. así como algunas de los trabajos más valiosos de
Sobre la vertiente sociológica de la disci la segunda mitad del Siglo XX, han sido trata
plina histórica y el movimiento intelectual dos adecuadamente por ROBERTO CORTÉS CON
impulsado por Gino Germani en la década de DE, “Historia económica: nuevos enfoques”, en
1950, puede consultarse: IORGE RAÚL IORRAT y OSCAR CORNBLIT (compilador), Dilemas del co
RUTH SAUTU, Después de Germani. Exploracio nucmiento histórico, argumentaciones y contro
nes sobre la estructura social de la Argentina, versias, Buenos Aires, 1992, págs. 123-140. El
Buenos Aires, 1992. En este libro se examina el debate sobre la industrialización en la Argenü
pensamiento de Gino Germani y los concep na está extensamente tratado en varios artículos
tos que vertebran su obra: la modernización, contenidos en el número 13 del Anuario IEHS.
la movilización y la marginalidad, nociones Autores de la talla de Ezequiel Gallo, Roberto
que han contribuido a comprender y a expli Cortés Conde, Iorge Schvarzer, Femando Roc
carla Sociedad argentina del siglo XX. chi y María Inés Barbero desarrollan diferentes
En lo relativo a la expansión temática de la aspectos y facetas del problema. MARIA INES
segunda mitad del siglo XX, las obras de histo BARBERO, particularmente, adopta un enfoque
riografía son más dispersas que para las etapas historiográflco realizando un balance de las di
anteriores. Ya se mencionó, como libro central ferentes perspectivas y controversias que ha
para este período, la compilación realizada despertado el tema en la Segunda mitad del Si
por el COMITE INTERNACIONAL DE CIENCIAS glo XX: “El proceso de industrialización en Ar
HISTORICAS; a ella pueden agregarse trabajos gentina: viejas y nuevas controvercias”, Anuario
particulares sobre las diferentes temáticas his IEHS, n° 13, Tandil, 1998, págs. 131-143.
tóricas. Para un estudio más profundo de la La historia social de esta etapa ha sido espe
escuela histórica de La Plata y la repercusión cialmente fructífera en la indagación de la pro 109
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
blemática obrera, a cuyo balance puede arri dios rurales en la Argentina durante el siglo
barse a través de MARIA CECILIA CANGIANO, XX”, en NORMA GIARRAccA (coordinadora),
“Pensando a los trabajadores: la historiografía Estudios rurales. Teorías, problemas y estrate
obrera contemporánea argentina entre el dog gias metodológicas, Buenos Aires, 1999, págs.
matismo y la innovación”, Boletín del Instituto l-40. Este trabajo concede especial importan
de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio cia a los aportes teóricos y metodológicos de
Ravignani”, Tercera serie, n° 8, Buenos Aires, las investigaciones analizadas, a los principales
segundo semestre de i993, págs. 117-132; debates del momento y a la influencia de los
LEANDRO GUTIÉRRFJ y LUIS ALBERTO ROMERO, avatares institucionales en la producción his
“Los sectores populares y el movimiento obrero tórica de los procesos agrarios y mundos rura
en Argentina: un estado de la cuestión”, Boletín les de la Argentina.
del Instituto de Historia Argentina y Americana Finalmente, DIEGO ARMUS, “Diez años de
“Dr. Emilio Ravignani”, Tercera serie, n° 3, Bue historiografía sobre la inmigración masiva a la
nos Aires, 1° semestre de 1991. En esta misma Argentina", Estudios Migratorios Latinoameri
línea, pero destacando más específicamente la canas, año 2, n° 4, Buenos Aires, diciembre de
influencia del pensamiento de Hobsbawm y del 1986, págs. 431-455, proporciona un balance
marxismo en la historiografía argentina de los detallado de la bibliografía producida entre
sesenta, se cuenta con el trabajo de HILDA SABA los inicios de la década del setenta y mediados
‘ro, “Hobsbawm y nuestro pasado”, Punto de de los ochenta sobre la inmigración masiva
Vista, n° 46, Buenos Aires, agosto de 1993, págs. que vivió la Argentina entre 1870 y 1930. Este
13-17. trabajo tiene no sólo la ventaja de señalar y va
Los estudios rurales, desde sus orígenes y lorar las obras centrales de la problemática
en particular durante el período de renova migratoria sino también la de observar los va
ción, son ampliamente tratados por NORMA cíos y deficiencias que ha dejado la historio
GIARRACCA, “Las ciencias sociales y los estu grafia del período.
ll0
S 9. LA LITERATURA
Antonio Requeni
Según el historiador británico Eric Hobs tos de renovación producidos en Europa y los
bawm, el siglo XX empezó en 1914, con el esta Estados Unidos. A ese período —los años vein
llido de la Primera Guerra Mundial, y terminó te- pertenece la más brillante promoción poé
en 1989, con la caída del Muro de Berlín. De ser tica argentina. Sus representantes, la mayoría
así, los 75 años que median entre uno y otro muy jóvenes entonces, prolongaron su activi
acontecimiento habrían sido pródigos no sólo dad (modificando, con el tiempo, sus posicio
en episodios decisivos para el porvenir de la nes iniciales) hasta bien entrada la segunda
humanidad sino en la irrupción de movimien mitad del siglo. Mientras tanto, fueron ocu
tos y estilos literarios que, en cierta medida, tu pando la escena literaria sucesivos grupos ge
vieron relación con dichas circunstancias his neracionales como los del cuarenta, del sesen
tóricas. La literatura argentina no fue ajena a ta y posteriores, casi todos con matices más o
las corrientes que se originaron en los más irn menos comunes, aunque siempre existieron
portantes centros culturales del llamado Occi dentro del conjunto poetas que se apartaron
dente (Europa y los Estados Unidos) y ella mis de la homogeneidad. Es sabido que el enca
ma, a su vez, generó voces propias -Iorge Luis sillamiento en generaciones ayuda a la expo
Borges, Julio Cortázar— que repercutieron tam sición didáctica pero no debe tomarse de
bién en otros ámbitos geográfico-literarios. manera estricta. Cada poeta es una individua
lidad que sigue los dictados de sus propios
temperamento, sensibilidad e inclinaciones
LA POESÍA estéticas. No obstante, por compartir las mis
mas inquietudes, el clima espiritual y las ten
En poesía, tras el modernismo rubenda dencias de la época, los integrantes de cada
riano, llega el turno del llamado posmoder generación suelen reaccionar de modo pareci
nismo, que pronto se dividió en distintas ver do y presentan, por lo tanto, rasgos afines al
tientes: el neorromanticismo, el sencillismo y margen de sus estilos personales.
formas precursoras de la vanguardia. Esta úl Dicho esto, se pueden retomar las últimas
tima cobró vigencia a comienzos de la década líneas del capítulo que el profesor Pedro Luis
posterior, coincidentemente con movimien Barcia dedicó a la actividad literaria entre lll
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
1810 y 1914 (véase el capítulo 44 de la tercera de ellos, Rafael Alberto Arrieta (1889-1961),
parte, en el tomo VI de esta misma obra), no Pedro Miguel Obligado (1892-1967) y Alfre
sin señalar que algunos de los autores por él do Bufano (1895-1950), vienen del modernis
tratados en el final de su trabajo continuaron mo de Darío (los dos últimos influidos, tam
desarrollando su labor poética más allá de bién, por Amado Nervo); Arrieta, con un
1914. Entre los considerados por Barcia en la esteticismo elegante, intimista, recatado, y
primera década del siglo y los años inmediata Obligado y Bufano con un sentimentalismo
mente posteriores, se debe tener en cuenta que neorromántico que hallará eco en otros poe
Carriego murió en 1912 yAlmafuerte en 1917, tas de su generación. Iuan Pedro Calou (1886
y que Banchs dejó de publicar libros a partir 1923) es un heredero de Almafuerte pero me
de 1911. Leopoldo Díaz (1862-1947), Arturo nos grandilocuente, y Ricardo Güiraldes
Capdevila y algunos contemporáneos siguie (1866-1927), con El cencerro de cristal, se eri
ron produciendo pero sin alcanzar el relieve y ge en uno de los precursores de la renovación
al prestigio de poeta nacional del que ya goza de los años veinte. Otro precursor había sido
ba Leopoldo Lugones. Más aún: Lugones es Lugones con su Lunarío sentimental y lo será
cribió con posterioridad a 1914 algunos de sus también el Vizconde de Lascano Tegui (Emi
mejores poemarios: El libro de los paisajes, en lio Lascano Tegui, 1887-1966) con La sombra
1917; Las horas doradas, en 1922; Romancero, de la empusa.
en 1924; Poemas solaríegos, en 1927, y Roman Casos aparte son Arturo Marasso (1890
ces del Río Seco, publicado el mismo año de su 1970), cuyos poemas exhiben un lirismo cós
suicidio, en 1938. En dichos libros se alejó de mico, de pánica identificación con la naturale
la retórica modernista para asumir una expre za; Ezequiel Martínez Estrada ( 1895-1964),
sión más llana y apegada a la tierra. Su varie saludado por Borges como “nuestro mejor
dad y riqueza de registros hizo decir a Borges poeta contemporáneo”, y Alfonsina Storni
que “en Lugones se cifra toda la literatura ar (1884-1938), primera mujer que se impone
gentina". Lugones siguió siendo, más allá de con perfil propio en el panorama de la poesía
1914, un poeta notable aunque siempre discu argentina. Romántica, con excesivo sentirnen
tido por sus vaivenes ideológicos. Conviene talismo en sus primeros versos y después lúci
destacar, sin embargo, que nunca medró con da, valiente, a ratos sombría, su poesía es tra
sus ideas. A pesar de haber redactado el mani sunto de una vida vivida con intensidad hasta
fiesto del golpe militar del 6 de septiembre de el trágico desenlace de su muerte. Una actitud
1930, no aceptó cargos públicos y continuó vi opuesta será la de Baldomero Fernández Mo
viendo de su modesto sueldo de director de la reno (1886-1950), poeta enamorado de su
Biblioteca del Consejo Nacional de Educa ciudad, a la que observa con cordialidad y ter
ción. Esa conducta ennoblece su personalidad nura. Es el creador del sencillismo, modalidad
por encima de los disensos que sus volubles poética consistente en decir las cosas de siem
opiniones políticas pudieron suscitar. pre, con las palabras de siempre, y que parez
Dentro del decenio que va de 1910 a 1920, can nuevas. Parece fácil, pero no lo es. Fernán
debe mencionarse a algunos poetas que pu dez Moreno tuvo irnitadores, pero ninguno
112 blican sus primeros libros en ese período. Tres consiguió equiparársele.
LA LITERATURA
clásicas. Habría que nombrar a Horacio Arma rica en espléndidas y sugestivas construccio
ni (1925), Miguel Angel Gómez (1911-1959), nes verbales, y Alberto Girri (1919-1991),
Arturo Horacio Ghida (1907-1988), Alfonso propulsor de una actitud intelectual -la poe
Sola González (1915-1975), César Fernández sía ya no como expresión de belleza sino co
Moreno (1919-1985), Ana María Chouhy mo búsqueda de conocimiento— cuyo voca
Aguirre (1918-1945), David Martínez (1921 bulario neutro, despojado de elementos
I993), María Granata (1923), Iosé María Cas sensuales, se inscribe en la línea de la moder
tiñeira de Dios (1920), César Rosales (1915 na poesía anglosajona. Cabe destacar, asimis
I973), Guillermo Etchevehere (1917-1975), mo, el talento y la gracia de María Elena
Roberto Paine (1916), Fernando Guibert Walsh (1930), que derivó luego hacia la poe
(1912-1983), Iorge Vocos Lescano (1924 sía infantil y la canción; la obra austera y rigu
1989), Ángel Mazzei (1920-1997),_ Héctor rosa, caracterizada por una visión escéptica,
Ciocchini (1922), Emma de Cartosio (1926), de Joaquín Giannuzzi (1924) y la experiencia
Betina Edelberg (1921) y Iuan Rodolfo Wil verbal de Roberto Iuarroz (1925-1995), iden
cock ( 1919-1978), entre otros. tificado con la teoría poética de Gastón Ba
Dentro de este grupo hubo poetas nacidos chelard y devoto lector del gran aforista Anto
en el interior que, sin poder considerarse “re nio Porchia (1886-1968), que buscó en la
gionalistas”, se mostraron proclives a celebrar poesía una vía distinta de percepción, una
el propio espacio geográfico, como Vicente forma de acceso a lo esencial.
Barbieri (1903-1956), Iuan G. Ferreyra Basso Al promediar el siglo surgen otras corrien
(1910-1984), León Benarós (1915), Iorge tes, una de nítida orientación surrealista: Aldo
Eduardo Bosco (1913-1943) y Miguel Etche Pellegrini (1903-1973), Edgar Bayley (1919
barne (1915-1973) en la provincia de Buenos 1990), Iuan Iacobo Bajarlía (1919), Iulio Lli
Aires; Jorge Calvetti (1916) y Raúl Galán nás (1929) y Francisco Madariaga (1927
(1912-1963) en Jujuy; Manuel Castilla (1918 2000), entre otros, y el grupo Poesía Buenos
1979) y Raúl Aráoz Anzoátegui (1923) en Sal Aires, impulsado por Raúl Gustavo Aguirre
ta; María Adela Agudo (1912-1952) en Santia (1927-1983), que se propuso “poner al día la
go del Estero; Nicandro Pereyra (1914-2001) poesía argentina” asirnilando y difundiendo
en Tucumán; Edgar Morisoli (1930) en La voces de otras latitudes —como las de René
Pampa; Américo Cali (1910-1982) en Mendo Char, Henri Michaux, Eugenio Montale, Cesa
za; Aledo Luis Meloni (1912) en Chaco; Carlos re Pavese, Constantin Cavafis o Fernando Pes
Alberto Alvarez (1917-1986) en Entre Ríos; Ir soa-. Se integraron en este movimiento, Ma
ma Cuña (1932) en Neuquén y Antonio Este rio Trejo (1926), Iorge Enrique Mobili (1927),
ban Agüero (1917-1970) en San Luis. Rodolfo Alonso (1934), Nicolás Spiro (1930),
Con todo, los de mayor peso específico Rubén Vela ( 1928), Elizabeth Azcona Cranwell
por los rasgos personales de su evolución pos (1933), Ramiro de Casasbellas (1934-1999) y
terior, fueron Enrique Molina (1910-1997), una poeta metafísica, de obra singular y breve
con raíces en el surrealismo y creador de una pero fulgurante trayectoria: Alejandra Pizar
fértil y vigorosa imaginería; Olga Orozco nik (1936-1972). Un surrealista tardío será
(1920-1999), que expuso su propensión oní Iuan Iosé Ceselli (1909-1982). 115
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
Otra vertiente lírica es la que Luis Ricardo (1937), Alberto Szpunberg (1940) y Jorge
Furlan (1928), poeta él mismo, denominó Boccanera (1952), entre otros. Tres autores
“neohumanista”; en ella se encuentran Héctor que maduraron en el destierro español su vi
Miguel Angeli (1930), Miguel Angel Viola sión poética y desarrollaron una original ela
(1927-1987), Alejandro Nicotra (1931), Mario boración lingüística son los salteños Santiago
Jorge De Lellis (1922-1966), Ana Emilia Lahit Sylvester (1942) y Leopoldo Castilla (1947) y
te (1923), Alberto L. Ponzo (1916), Néstor el correntino Iuan Iosé Folguerá (1940). A
Groppa (1928), Máximo Simpson (1929), Gra ellos hay que añadir los que dentro de una línea
ciela Maturo ( 1928), Hugo Acevedo (1927), Ra intelectual y metafisica, no exenta de tersura
fael Vázquez (1930), Lucas Moreno (1929), expresiva, comienzan a publicar también en los
Fulvio Milano (1928), Nélida Salvador (1930), años sesenta y realizan en el país una reco
Héctor Viel Temperley (1933-1987), Héctor Ya nocida labor creadora. Los más importantes
nover (1930), Oscar Hermes Villordo (1928 son Rafael Oteriño (1945) y Horacio Castillo
I994) y quien escribe estas líneas (1930). (1934), ambos nacidos en La Plata, a los que se
Dos poetas incluídos por Furlan, Alfredo debe agregar los también platenses Osvaldo Ba
Veiravé (1928-1992) y Amelia Biagioni (1916 Hina (1942), Horacio Preler (1939) y Néstor
2000) -esta última integra, junto con Olga Mux (1945), así como Iorge Paita (1934), Ro
Orozco y Alejandra Pizarnik, la más brillante dolfo Modem (1923), Rodolfo Godjno (1936),
trilogía femenina de la segunda mitad del si Hugo Padeletti (1939), Leonardo Martínez
glo—, trascienden esa clasificación como con (1937), Juan I. García Gayo (1938), Raúl Vera
secuencia del nuevo sesgo que imprirnirán Ocampo (1935), Paulina Vinderman (1944),
años más tarde a sus planteos poéticos y a su María Victoria Suárez (1941), Diana Bellessi
particular tratamiento del lenguaje. (1946), Arturo Carrera (1948) y Néstor Per
Las generaciones suelen irrumpir cada longher ( 1949-1992).
veinte años. A la del cuarenta siguió la del se A los poetas del sesenta deberían seguir, de
senta, caracterizada por una mayor preocupa acuerdo con la convencional simetría de las
ción por la realidad sociopolítica y, desde el generaciones, los del ochenta. Efectivamente,
punto de vista estilístico, por una dicción co a principios de ese decenio y alrededor de las
loquial. Sus representantes serán, una década editoriales último Reino, Botella al Mar y Li
después, los más castigados por las “desapari bros de Tierra Firme, principalmente, así co
ciones” y el exilio durante el autodenominado mo de diversas revistas y talleres literarios
Proceso de Reorganización Nacional . El poe —que empiezan entonces a proliferar-, se reú
ta emblemático de este grupo es Juan Gelman nen los representantes de las nuevas promo
(1930). Otros nombres del sesenta -poetas ciones. Como prácticamente ocurre en todas
exiliados o víctimas de la represión ilegítima las épocas, estos jóvenes se manifiestan por lo
fueron: Roberto Santoro (l943-¿l976?), Mi general con actitud rebelde, contestataria, a
guel Angel Bustos (l934-¿l976?), Francisco través de códigos estéticos generalmente aleja
Urondo (1930-1977), Horacio Salas (1938), dos de la línea romántica y sentimental, del
Iuana Bignozzi (1937), Leonidas Lamborghini coloquialismo y del barroquismo surrealista.
116 (1927), Ramón Plaza (1937-1991), Hugo Gola Pero todavía falta perspectiva para establecer
LA LITERATURA
Sombra no puede compararse con el trágico y Lucero (1896-1994), con sus Mil y una noches
bravío Martín Fierro y sus estampas campesi argentinas; el porteño Bernardo González
nas se alejan también de la concepción poéti Arrili (1892-1987), con La Venus calchaquí y
ca hernandiana. La novela de Güiraldes pare Protasio Lucero. Se podría aquí incluir al sacer
ce cerrar el ciclo de la narración gauchesca; es, dote Leonardo Castellani (1899-1981), autor
a la vez, una exaltación y una elegía. de las narraciones Campera, Historias del norte
Pero quien se acerca más a un campo sin bravo, así como de versos gauchescos y ensa
resabios literarios y hace sentir la proximidad yos, que con el seudónimo de Jerónimo del
de la tierra y el olor del pasto es Benito Lynch, Rey, publicó también novelas policiales (Los
escritor que acertó como ningún otro a descri papeles de Luis Bermúdez).
bir de manera realista y sensible la belleza de la La Argentina produjo notables cultores del
llanura bonaerense y los conflictos de sus mu cuento. El origen del género se remonta aquí a
jeres y sus hombres. El inglés de los güesos, Los El matadero de Esteban Echeverría, pero se
caranchos de la Florida y De los campos porte afirmó durante las primeras décadas del siglo
ños son relatos que aseguran la permanencia merced a varios cuentistas arquetípicos. El
del autor en el panorama de la narrativa ar primero es Horacio Quiroga (1880-1937),
gentina del siglo XX. uruguayo arraigado desde joven en la Argenti
El antecedente más directo de Lynch fue na. Si bien publicó una novela, Historia de un
Guillermo Enrique Hudson (1841-1922), es amor turbio, sus mayores cualidades literarias
critor y naturalista de habla inglesa que nació se hallan en sus relatos cortos Cuentos de
en la Argentina, donde vivió hasta los 33 amor, de locura y de muerte, Cuentos de la sel
años. Desde entonces y hasta su muerte, resi va, Anaconda y Los desterrados. Su estilo es ce
dió en Inglaterra. Allí escribió una serie de re ñido, sobrio, capaz de crear atmósferas aluci
latos donde evocó el paisaje de su juventud nantes con muy pocos elementos descriptivos.
con una prosa llena de seducción y naturali Parte de su vida transcurrió en la selva misio
dad; Días de ocio en la Patagonia, El ombú y nera, cuyo recio paisaje incorporó a su pro
Allá lejos y hace tiempo son libros que hicieron ducción narrativa; una obra cuyos personajes
decir a Ioseph Conrad: “Escribe como crece la oscilan por lo general entre la fantasía y una
hierba”. atormentada realidad.
No se debe olvidar algunos nombres que Un cuentista de muy distinto cuño es Ar
enaltecieron la novela o el cuento regional, co turo Cancela (1892- 1956). Esencialmente por
mo el salteño Juan Carlos Dávalos (1887 teño, es dueño de un espíritu cordial e irónico,
1959), con El viento blanco; el jujeño Daniel con un humor que hunde su raíz en algunos
Ovejero ( 1894-1964), con Cuentos del terruño; autores ingleses y un esprit de finesse que pro
Mateo Booz, seudónimo de Miguel Ángel Co cede, naturalmente, de esa Francia cuyas letras
rrea (1881-1943), con Santa Fe mi país; el tu deslumbraban entonces a muchos escritores
cumano Pablo Rojas Paz (1896-1956), con El argentinos. Sus Tres relatos porteños satirizan
patio de la noche y Los cocheras de San Blas; el la burocracia y otros rasgos del habitante de
catamarqueño Carlos B. Quiroga (1890-1971), Buenos Aires. También El burro de Maruf e
con Raza sufrida; el mendocino Iuan Draghi Historia funambulesca del profesor Landermy. 119
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
un verdadero clásico. Un novelista que perte llea, en consideraciones éticas o divagan sobre
neció al círculo íntimo de Borges y los Bioy fue sus destinos o el destino del país mientras to
Manuel Peyrou (1902-1974). Comenzó escri man el té o se encuentran en exposiciones de
biendo relatos policiales (La espada dormida, pintura. Son, por el contrario, seres a menudo
El estruendo de las rosas) con fuerte influencia marginales, truhanescos, que sueñan o con
de Chesterton, y al final de su vida dio a la es vierten en actos su amoralidad cuestionadora,
tampa una serie de novelas de carácter realista el sufrimiento de unas vidas enfrentadas al
en las que trazó un crítico retrato de los años caos de un mundo que los excluye.
del peronismo. Se debe agregar otro amigo de Arlt fue heredero del pensamiento de Boe
Borges y Macedonio Fernández; el autor de los do, grupo literario en el que también hubo na
maravillosos relatos fantásticos de La muerte y rradores preocupados por describir vidas hu
su traje, Santiago Dabove (1889-1951), así co mildes como Leonidas Barletta (1902-1975),
mo a un solitario que desde su retiro de Río Roberto Mariani (1893-1946), Elías Castel
Cuarto, en Córdoba, escribió originales relatos: nuovo (1893-1982), Álvaro Yunque; Enrique
Juan Filloy (1894-2000). González Tuñón (1901-1943) y Lorenzo Stan
Novelistas de rasgos opuestos entre sí, pe china (1900-1987), a los que podría agregarse,
ro de insoslayable valor, fueron Eduardo Ma por la naturaleza de su temática, Fernando Gi
llea (1903-1982) y Roberto Arlt (1900-1942). lardi (1899-1968), con Silvano Corujo.
Ambos expresaron en sus ficciones distintos Autores representativos de ambientes so
aspectos de la realidad social del país. Mallea, ciales más refinados y de intención más in
serena y refinadarnente, aunque con íntima trospectiva fueron Norah Lange (1906-1972);
angustia, se reveló con Cuentos para una ingle Carmen Gándara (1900-1977); Iosé Bianco
sa desesperada y Todo verdor perecerá y produ (1908-1986); Luisa Mercedes Levinson (1909
jo luego novelas como La ciudad junto al río 1988); Silvina Bullrich (1915-1990) y, espe
inmóvil y La bahía del silencio, en las que pro cialmente, Manuel Mujica Lainez (1910
curó indagar en la soledad del habitante de l984), autor de una obra caracterizada por la
Buenos Aires dentro del ámbito de la alta y la elegancia del estilo y su seductora amenidad.
mediana burguesías. Las novelas Aquí vivieron, Los ídolos, La casa y
Roberto Arlt, más cerca de los ambientes muchos de sus cuentos reviven el esplendor de
populares y fuertemente influido por los no la belle ¿poque porteña con una actitud entre
velistas rusos y la literatura folletinesca, des nostálgica e irónica. Detallistas y sugestivas
plegó su vehemencia creadora en las novelas son también sus reconstrucciones históricas
El juguete rabioso, Los siete locos y Los lanzalla como El escarabajo, El unicornio y, sobre todo,
mas, así como en obras de teatro, con prosa a Bomarzo, novela del Renacimiento italiano
ratos desaliñada pero con un vigor que no al convertida en ópera por Alberto Ginastera.
canzó ningún otro novelista argentino. Arlt En 1926 se fundó la Sociedad Argentina de
creó inolvidables personajes en el escenario Escritores, que presidió Leopoldo Lugones, y
tumultuoso y sombrío de lo que dio en lla en 1931, la Academia Argentina de Letras, pre
marse “la década infame” (los años treinta). sidida por Calixto Oyuela (1857- 1935). En los
Sus criaturas no se explayan, como las de Ma decenios del treinta y el cuarenta se instalaron 12]
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
en Buenos Aires varias editoriales creadas por (1900-1962), Francisco Romero (1891-1963),
españoles exiliados como consecuencia de la María Rosa Oliver (1898-1977), Héctor P.
Guerra Civil. Otras empresas editoras, impul Agosti (191 1- 1984), Carlos Albero Erro (1903
sadas por argentinos, como Sur, de Victoria l968), Alvaro Yunque, Alfredo Varela (1912
Ocampo (1891-1979), y Rueda, de Santiago 1984), Dardo Cúneo (1914) y Mario Bunge
Rueda, dieron a conocer a importantes auto (1919), entre otros. Tras el derrocamiento de
res extranjeros. En las primeras décadas del si Juan Domingo Perón, quienes habían sirnpati
glo habían surgido Marcel Proust, Franz Kaf zado con su gobierno padecieron, a su turno,
ka, James Joyce, Thomas Mann y William una suerte de ostracismo interior, como Leo
Faulkner, quienes en mayor o menor medida poldo Marechal, brillante poeta y autor teatral
ejercieron una suerte de magisterio. Además, que en la década del cuarenta publicó su nove
cabe señalar la influencia que sobre la literatu la arquetípica: Adán Buenosayres.
ra tuvo la estructura cinematográfica, un arte Otros narradores de ese período son Au
en continua expansión. El genero narrativo gusto Mario Delfino (1906-1961), Estela Can
fue incorporando nuevas experiencias y pro to (1919-1994), Gloria Alcorta (1916), Roger
cedimientos, acentuando el interés por lo psi Pla (1912-1982), Juan Goyanarte (1901-1967)
cológico. Un ejemplo: en la misma época (co y Martín Alberto Noel (1919-2001). Algunos
mienzos de la década del cuarenta) aparecen poetas tratados como tales en líneas anteriores
tres excelentes novelas que abordan el tema de escribieron obras narrativas que por su cali
la crisis de la adolescencia, Álamos talados, de dad no deben ser omitidas: Ezequiel Martínez
Abelardo Arias (1908-1991), Es difícil empezar Estrada (Tres cuentos sin amor, La inunda
a vivir, de Bernardo Verbitsky (1907-1979), y ción), Luis Franco (Cuentos orejanos), Conra
Áspero intermedio, de Silverio Boj, seudónimo do Nalé Roxio (Las puertas del Purgatorio, Ex
de Walter G. Weiland (1914-1996). traño accidente), Nicolás Olivari (El almacén),
Entre los cuarenta y los cincuenta, la pre Ulyses Petit de Murat (El balcón hacia la muer
sencia del peronismo marca la vida de los ar te), González Carbalho (La ventana entrea
gentinos al promover cambios sociales y polí bierta), Roberto Ledesma (]uan Sinruido), Vi
ticos que gravitan, inevitablemente, en el cente Barbieri (EI río distante), Jorge Vocos
ámbito cultural. El autoritarismo del régimen Lescano (El tiempo más hermoso), María Gra
suscita entre los intelectuales una generalizada nata (Los viernes dela eternidad), Enrique Mo
repulsa. Algunos optaron por el exilio, como lina (Una sombra donde sueña Camila O’Gor
Raúl González Tuñón, en Chile; Ulyses Petit de man) y Olga Orozco (La oscuridad es otro sol).
Murat, en México; Enrique Anderson Imbert Al promediar la mitad del siglo empieza a
(1910-2000), Raimundo Lida (1908-1979) y publicar Ernesto Sabato (1911), intelectual de
María Rosa Lida (1910-1962), en los Estados formación científica, comunista en su juven
Unidos, y Julio Cortázar (1914-1984), Juan tud, hombre comprometido con un humanis
Rodolfo Wilcock (1919-1978) y Héctor Bian mo que rechaza las presiones alienantes de la
ciotti (1929), en Europa. Otros intelectuales sociedad tecnológica o tecnocrática. Es uno de
opositores sufrieron prisión, como Victoria los escritores argentinos más influidos por el
122 Ocampo, Enrique Banchs, Vicente Fatone pensamiento existencialista de posguerra. En
LA LITERATURA
su primera novela, El túnel (1948), hay puntos llardo (1936-1988), Syria Poletti (1919-1991),
de coincidencia con la obra de Albert Camus, Iorgelina Loubet (1928-1998), María Esther
quien medió para la traducción de dicha no de Miguel (1929), María Esther Vázquez
vela en Francia. Su producción novelística se (1934) y Elvira Orphée (1930). Las obras lite
completa con Sobre héroes y tumbas (su libro rarias no tienen sexo, pero sí quienes las escri
más conocido) y Abbadón el exterminador. En ben. Como puede apreciarse, en esa etapa
la parte dedicada al ensayo se volverá a este es irrumpió gran cantidad de mujeres escritoras.
critor que muchos han querido oponer a Bor El más importante narrador de ese perío
ges teniendo en cuenta sus disímiles ideas y do es Iulio Cortázar. Así como la prosa litera
temperamentos. ria argentina se divide en un antes y un des
En esa etapa cronológica, la novela y el pués de Borges, el cuento tiene un antes y un
cuento se enriquecen con obras que conti después de Cortázar. Muchos cuentistas de los
núan líneas ya trazadas anteriormente, pero últimos años lo imitaron y siguen irnitándolo.
cada vez con más complejidad y libertad ex Entrañablemente argentino —a pesar de su na
presiva. En el relato fantástico sobresale Enri cimiento accidental en Bruselas y de haber
que Anderson Imbert, tan notable en la inven transcurrido la mitad de su vida en París—, el
ción de situaciones (El grimorio, El gato de autor de Bestiario trascendió los límites de la
Cheshire) como en el ensayo y la historiografía escritura nacional. Creó sus propias leyes lite
literaria. En el género realista se destacan Ber rarias y desafió el sentido común mezclando
nardo Kordon (1915-2002) con Alias Gardeli lo realista con lo fantástico, haciendo natural
to; Enrique Wernicke (1915-1968) con La ri el absurdo, enfrentando constantemente al
bera; Arturo Cerretani (1907-1986) con El lector con el misterio de la condición humana.
deschave; Ernesto L. Castro (1902-1979) con Fue un revolucionario en el cuento y en la no
Los isleros, y Joaquín Gómez Bas (1907-1984) vela (Rayuela) y convirtió el género narrativo
con Barrio gris. Dado a conocer con la novela en una sucesión de imprevistas y fulgurantes
Rosaura a las diez, Marco Denevi (1922-1998) metáforas. Cuentos como “El perseguidor”,
)) (C
es también cuentista y autor de libros miscelá “Casa tomada , La autopista del sur”, “Cartas
I’) ll
neos en los que reveló una singular capacidad de mama , Todos los fuegos el fuego”, “La no
de fabulación y brillantes recursos estilísticos. che boca arriba”, “La continuidad de los par
Hierba del cielo (1973) es uno de los mejores ques”, son piezas literarias perfectas, a las que
libros de cuentos publicados en el país en la no se les puede quitar o agregar una palabra.
segunda mitad del siglo. Con algo más de edad que los autores del fa
Simultáneamente surgen Beatriz Guido moso boom de la narrativa latinoamericana,
(1925-1988), Iuan Iosé Manauta (1919), Al Cortázar fue identificado con dicho grupo
berto Rodríguez (1926), Héctor A. Murena (Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa,
(1923-1975), Jorge Riestra (1926), Hellen Fe Carlos Fuentes, Guillermo Cabrera Infante,
rro (1919), Adolfo Pérez Zelaschi (1920), Luis Iosé Donoso, entre otros) a pesar de su defini
Mario Lozzia (1922), Andrés Rivera (1920), da personalidad de porteño cosmopolita, rea
Federico Peltzer (1924), Iulio Ardiles Gray cio a todo barroquismo, como el del realismo
(1922), María Angélica Bosco (1909), Sara Ga mágico. 123
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
liana Hecker (1943) y Hebe Uhart (1936), en plo- cuyos personajes exponen en sus diálo
tre otros cultores de un género que siempre gos las inquietudes del autor sobre el ser na
tuvo buenos representantes en la Argentina. cional, se escriben también ensayos, como los
A partir de los años ochenta habría que de Martínez Estrada, que más allá de sus plan
nombrar a novelistas que comenzaron a susci teos conceptuales, abundan en rasgos de ca
tar el interés de la crítica, como César Aira rácter literario. Esto hace del ensayo en la Ar
(1949), Ana Maria Shúa (1951), Silvia Iparra gentina un género ambiguo, de algún modo
guirre (1947), Marcelo Cohen (1951), María híbrido, que debe ser tratado sin fijar límites
Rosa Lojo (1954), Liliana Díaz Mindurry excesivamente rígidos.
(1953), Guillermo Saccomano (1948), Jorge Leopoldo Lugones fue, además de poeta y
Torres Zavaleta (1951), Rodrigo Fresán (1963), narrador, un ensayista de obra vasta y riguro
Esther Cross (1961), Guillermo Martínez sa. El payador es un libro necesario para la
(1962) y Pablo de Santis (1963), entre otros. comprensión del gaucho ensalzado poética
Antes de cerrar este apartado, se debe seña mente por Iosé Hernández. Otros textos suyos
lar que, al igual que en el resto del mundo, la que pertenecen al orbe ensayístico son El im
ficción ha sido y sigue siendo en la Argentina el perio jesuítico e Historia de Sarmiento. Asimis
género literario que muestra mayor vitalidad. mo, Eleuterio F. Tiscornia (1879-1945) fue
uno de los primeros en reivindicar el Martín
Fierro en sus trabajos sobre literatura gauches
EL ENSAYO ca. Otro contemporáneo es Iosé Ingenieros
(1877-1925), sociólogo, psiquiatra y crirninó
Mientras la imaginación es el principal in logo. Desde 1915 dirigió la colección “La Cul
grediente de la poesía y la narrativa, la investi tura Argentina”, consagrada a la divulgación
gación y la reflexión son elementos insoslaya de asuntos literarios, sociológicos y científicos.
bles del ensayo. Durante el período al que se Su obra más importante es La evolución de las
ajusta este capítulo, hubo en la Argentina una ideas argentinas, en dos tomos, así como dos
considerable cantidad de hombres de letras libros muy difundidos en los que glosó sus
dedicados a pensar el país y meditar, asirnis ideales humanistas: El hombre mediocre y Las
mo, sobre aspectos históricos, políticos, filosó fuerzas morales. Su discípulo y biógrafo Aníbal
ficos, sociales, científicos y literarios o artísti Ponce (1898-1938) fue, también, un destacado
cos. Por la naturaleza del presente capítulo, estudioso de los temas sociopolíticos.
sólo se debería abordar el ensayo literario; sin Manuel Ugarte (1878-1951) es un ensayista
embargo, este aparece vinculado frecuente polémico que ensanchó el campo de sus refle
mente con la indagación de nuestra identidad. xiones más allá de las fronteras del país al preo
No pocos poetas y novelistas manifestaron en cuparse por el destino de América. Entre sus
forma directa o implícita (a través de ensayos obras merecen citarse La patria grande, El arte
propiamente dichos o bajo la forma velada de de la democracia y La joven literatura hispanoa
la ficción) su preocupación por descifrar las mericana.
claves de la idiosincrasia argentina. Y así como Ricardo Rojas (1882-1957) trató de conci
hay novelas -las de Eduardo Mallea, por ejem liar en toda su obra europeísmo e indigenis 125
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
mo. Eurindia, Blasón de plata y El país de la sel estudiantes y amantes de la literatura. Del pri
va son testimonios de ese pensamiento con mero, ponderado comentarista, traductor e
vertido en verdadera pasión. Cabe destacar su “iluminador” de textos, cabe recordar sus es
valiosa Historia de la literatura argentina, en tudios sobre Iosé Hemández, Esteban Echeve
nueve tomos, y sus biografías de San Martin y rría y Rubén Darío y los libros El prosista en su
de Sarmiento. prosa y El poeta en su poema. Castagnino escri
Dentro del ensayo literario hay que anotar bió importantes obras exegéticas sobre la his
el nombre de Roberto F. Giusti (1887-1976), toria del teatro nacional y sobre técnicas e in
director durante más de treinta años —con Al terpretación del discurso literario.
fredo Bianchi ( 1882- l942)— de la revista Noso Dentro de esta generación de ensayistas,
tros, donde escribió muchas páginas sobre au cabe señalar el nombre de Ricardo Sáenz-Ha
tores y obras nacionales. Integran su yes (1888-1976), autor de vastos saberes y pul
bibliografía Crítica y polémica, Nuestros poetas cro estilo que dedicó un exhaustivo libro al
jóvenes, Literatura y vida, Ensayos, y un libro creador del ensayo moderno, Montaigne, y pu
de memorias, Visto y oído, donde describe un blicó además De Stendhal a Gourmont, Blas
largo período de las letras argentinas. Otros Pascal y otros ensayos, Miguel Cané y su tiempo
ensayistas estrictamente literarios han sido y Cada día con su afán. Espíritu refinado y
Rafael Alberto Arrieta, director y coordinador dueño de una rica cultura universal fue, asi
de una Historia de la Literatura Argentina, en mismo, Iorge Max Rhode (1892-1979), a cuya
seis tomos, y autor de Dickens y Sarmiento, La obra principal, Las ideas estéticas en la literatu
literatura argentina y sus vínculos con España, ra argentina, debe añadirse un conjunto de li
Florencio Balcarce, y de volúmenes donde vol bros en los que estudió a diversos autores (An
có sus conocimientos y fervor de bibliófilo: La gel de Estrada, Iuan María Gutiérrez). Otro
ciudad y los libros y El encantamiento de las importante ensayista es Gregorio Weinberg
sombras. Asimismo, Carmelo Bonet (1886 (1920).
l977) expuso su amplia versación en Las fuen Al abordar la obra de quienes cultivaron el
tes de la creación literaria, Escolios y reflexiones ensayo e iniciaron la publicación de sus libros
sobre estética literaria y Apuntaciones sobre el en las décadas del veinte y del treinta, es nece
arte de juzgar. sario nombrar en primer término, por su irn
Uno de los grandes ensayistas literarios ha portancia, a Ezequiel Martínez Estrada. Autor
sido, sin duda, Arturo Marasso. Notable erudi que incursionó en todos los géneros con pare
to y maestro de la literatura comparada, escri ja intensidad y vigor mental, resalta en dicha
bió una obra aún no justípreciada fuera de los producción su labor de ensayista. En Radio
reducidos círculos académicos: La invención grafía de la pampa, libro de 1933, inicia su
del Quijote, Rubén Darío y su creación poética y búsqueda de las claves del país y formula una
El pensamiento secreto de Mallarmé. Otros ex crítica moral. Es un ensayo preñado de origi
celentes analistas de la literatura fueron Angel nales reflexiones y metáforas entre poéticas y
I. Battistessa ( 1902-1993) y Raúl H. Castagni metaflsicas. Pero no le van a la zaga La cabeza
no (1914-1999), ambos con una extensa can de Goliat, Muerte y transfiguración de Martín
126 tidad de libros de indispensable consulta para Fierro, Sarmiento y Nietzsche. Años más tarde,
LA LITERATURA
Iuan Iosé Sebreli (1930) lo irnpugnó por con no carente de humor y resignada melancolía.
siderar que su óptica era excesivamente subje Otro ensayista atento a los temas sociopolíti
tiva y fatalista; reproche al que adherirían cos y fuertemente polémico ha sido Arturo
otros intelectuales; pero más allá de toda con Iauretche (1901-1974).
troversia, es imposible negar a ese epíritu in Los ensayos de Borges son de distinta ín
quisitivo y cuestionador que fue Martínez Es dole. Más preocupado por lo literario y lo me
trada la fuerza de un pensamiento henchido tafísico que por lo social, sus libros El tamaño
de intuiciones iluminadoras. Otros ensayos en de mi esperanza, Inquisiciones, Discusión e His
los que expuso sus apasionadas meditaciones toria de la eternidad, entre otros, deslumbran
acerca del momento político que le tocó vivir por su brillante estilo, hecho de una adjetiva
son ¿Qué es esto? y Cuadrante del pampero. ción tan precisa como original y por sus fasci
Algunos autores extranjeros —como Waldo nantes disquisiciones sobre la eternidad, el in
Frank, Herman Keyserling, Iosé Ortega y Gas finito y otros conceptos abstractos con los que
set, George Sirnmel y Oswald Spengler— gravi jugó sutilmente en toda su obra.
taron por su obra o su presencia en algunos Notable cultor del ensayo, así como de la
ensayistas argentinos. Una de ellas sería Victo poesía y el cuento, fue Luis Franco, escritor
ria Ocampo, que con su serie de Testimonios que muestra una singular y convincente fuer
practicó una mezcla de ensayo, diario personal za expresiva en El otro Rosas, Hudson a caballo,
y miscelánea literaria que seduce por su estilo El general Paz y los dos caudillajes y Pequeño
muy argentino y a la vez universal. Eduardo diccionario de la desobediencia. Carlos Alberto
Mallea, escritor ya considerado como novelis Erro (1903-1968) fue, asimismo, el autor de
ta con amagos ensayísticos dentro de sus fic un libro celebrado por Waldo Frank, Medida
ciones, publicó libros de indagación y análisis del criollismo, y de Tiempo lacerado; mientras
ajenos a los frecuentes sectarismos ideológi que Romualdo Brughetti ( 1912), también
cos. En Historia de una pasión argentina sostu poeta, se reveló como apasionado expositor de
vo la teoría de una Argentina visible convi ideas en Descontento creador y Prometeo. Autor
viendo con una Argentina invisible cuya de ensayos literarios y sobre temas argentinos
demora en manifestarse representa nuestra es Máximo Etchecopar (1912).
mayor asignatura pendiente. Otros ensayos de Ernesto Sabato ha manifestado en el ensa
Mallea, El sayal y la púrpura y Meditación de la yo su actitud crítica frente a las contradiccio
costa, proponen el imperio de una ética —vista nes e injusticias de nuestro tiempo. Uno y el
a la vez como estética- que sirva de modelo a universo, Heterodoxia y El escritor y sus fantas
una sociedad espiritualmente enferma. mas son libros en los que subyace lo que se ha
Desde una perspectiva política nacionalis denominado “una razón ardiente”. La labor
ta, Raúl Scalabrini Ortiz (1896-1959) escribió ensayística de este humanista urgido por la
ensayos sobre aspectos económicos relaciona necesidad de una apelación moral y un recla
dos con la defensa de la soberanía, pero el li mo admonitor ha tenido vasta repercusión,
bro que cirnentó su fama es El hombre que es especialmente entre los jóvenes.
tá solo y espera, breviario del porteño medio Inmediatamente después de la primera
cuyos rasgos psicológicos retrató con agudeza etapa peronista, los hermanos Ismael y David 127
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
Sarlo (1942), que ha trabajado sobre literatura abordó el drama, la comedia, el sainete y hasta
y cultura de masas. A ellos hay que agregar los la revista. Pedro E. Pico (1882-1945), realista e
nombres de Enrique Pezzoni (1926-1989), Pe incisivo, escribió excelentes comedias y retrató
dro Luis Barcia (1940), Iosefina Delgado algunas picardías de la política criolla en Las
(1942), Iosé Isaacson (1922), Iorge Cruz rayas de una cruz. Alberto Novión (1881-1937)
(1930), Cristina Piña (1949), Haydee Iofre Ba fue autor de una obra de éxito, Bendita seas, y
rroso (1928), Tomás Abraham (1946), Josefina Rodolfo González Pacheco (1882-1949) se des
Ludmer ( 1939), Ivonne Bordelois (1936), Ior tacó con Hermano lobo y Las víboras.
ge Panesi (1947), Alberto Manguel (1948) y Párrafo aparte merece Vicente Martínez
Enrique Valiente Noailles (1960), entre otros. Cuitiño (1887-1961), autor sumamente culto
e inquieto que trató de incorporar a su obra
las experiencias de dramaturgos europeos co
TEATRO mo Ibsen, Pirandello y Lenormand, logrando
así piezas tan interesantes como Horizontes y
En las primeras décadas del siglo, la litera Servidumbre. Escritores de menor nivel creati
tura teatral se enriqueció con el aporte de va vo pero diestros en la urdimbre de la comedia
liosos autores. El sainete costumbrista, inicia Costumbrista fueron Nicolás de las Llanderas
do años antes con gran repercusión popular, (1888-1938) y Arnaldo Malfatti (1893-1968),
mantuvo sostenida vigencia y adoptó una mo con Así es la vida, y la pareja de Camilo Dart
dalidad, el grotesco, a través del cual sus crea hés (1889-1974) y Carlos Damel (1890-1974)
dores reflejaron la vida y los hábitos de una con Los chicos crecen.
sociedad en la que criollos -generalmente Francisco Defilippis Novoa (1889-1931)
porteños- e inmigrantes (españoles, italianos, fue un innovador que procuró ahondar en los
árabes o judíos) protagonizan episodios risue conflictos psicológicos y avanzar en los recur
ños o dramáticos pero caracterizados siempre sos técnicos de la puesta en escena. Otros nom
por el pintoresquismo. El representante más bres: Iosé LeónPagano (1875-1964), reconoci
conspícuo fue Armando Discépolo (1887 do además en la crítica de arte; Alejandro
1971), cuyas obras Mateo, Stefano y Relojero Berruti ( 1888-1964), Emilio Berisso (1878
son verdaderos clásicos del género. Otros, co 1922), Iosé María Moner Sans y Román Gó
mo Alberto Vacarezza, ya tratado, Carlos M. mez Masía (1903-1944), Edmundo Guibourg
Pacheco (1881-1924), Iosé González Castillo (1893-1986), Roberto Tálice (1901-1998) yAr
(1885-1937) y Federico Mertens (1886-1960), turo Berenguer Carisomo (1905-1998), tam
siguieron ofreciendo coloridas escenas del bién docente e historiador de la literatura. No
ambiente popular porteño. se debe olvidar el teatro histórico, que tuvo
En esa época empezó a perfilarse un teatro cultores de la talla de Paul Groussac, con La di
menos esquemático, más ambicioso, sin aban visa punzó; Ricardo Rojas, con Ollantay, y En
donar en la mayoría de los casos la temática rique Larreta, con Santa María del Buen Ayre.
nacional. Enrique García Velloso (1881-1938), Hay un nombre que representa lo mejor
autor de Mamá Culepina y Eclipse de sol, es uno de la literatura dramática entre los decenios
de los más completos e imaginativos, pues del veinte y del cuarenta y cuya obra se exten 129
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
dió hasta más allá de la primera mitad del si mitos clásicos como en Antígona Vélez y en
glo. Se trata de Samuel Eichelbaum (1894 Don Juan. También debe ponerse de resalto la
1967), creador de un teatro en el que consi magnifica epopeya teatral de Bemardo Canal
guió fundir lo realista con lo psicológico, la Feijoó Pasión y muerte de Silverio Leguizamón y
observación Costumbrista con los conflictos otra obra inspirada en la literatura gauchesca
de conciencia. Eichelbaum describió senti de un autor que pertenece, asimismo, a las filas
mientos con elocuente sutileza y sus diálogos del ensayo: Santos Vega el payador, de Antonio
revelan un examen profimdo de los persona Pagés Larraya.
jes. Un guapo del 900 y Un tal Servando Gómez A fines de los años cuarenta y comienzos
son sus piezas más conocidas. de los cincuenta se produce en Buenos Aires —y
En 193 l, Leonidas Barletta funda el Teatro se proyecta luego hacia el interior— un movi
del Pueblo y cuatro años después se crea el Tea miento teatral que se aparta de los tradiciona
tro Nacional de Comedia, que dirigirá durante les circuitos comerciales. Grandes masas de
años Antonio Cunill Cabanellas. Estos dos público, preferentemente joven, llena las pe
acontecimientos impulsan la expansión de una queñas salas donde actúan los que antes eran
actividad a la que el público dio auspiciosa res llamados “cuadros filodramáticos” y ahora son
puesta. El Teatro del Pueblo, juntamente con el grupos de actores fervorosos, formados en la
Teatro Juan B. Iusto, El Tinglado Libre Teatro, frecuentación de las nuevas teorías teatrales
la Organización Latinoamericana de Teatro —Brecht, Stanislavski, Strasberg— y de autores
(OLAT) y otros de intención más artística que modernos a los que se proponen dar a conocer.
comercial, presentaron obras clásicas y moder El movimiento independiente fue una reacción
nas, entre ellas de autores argentinos que llega contra el teatro conformista que invadía en
ban al teatro desde la poesía, la narrativa o el tonces las carteleras. 1a Máscara, Nuevo Tea
ensayo. Uno de los más significativos fue Ro tro, Fray Mocho, Los Independientes, el IFT y
berto Arlt, quien volcó en las originales situa el Teatro Florencio Sánchez, herederos del en
ciones de Trescientos millones, Saverio el cruel y tusiasmo de Leonidas Barletta, Ricardo Passa
El fabricante de fantasmas el talento y el vigor no (1893-1973) y Enrique Agilda (1902-1990),
creativo expuesto ya en sus novelas. Brillante representaron un borrón y cuenta nueva en la
comediógrafo resultó el poeta Conrado Nalé vida teatral porteña y sirvieron de estímulo a
Roxlo, con La cola de la sirena y El pacto de conjuntos del interior del país. Obras de Sófo
Cristina, así como autores tratados al conside cles, Ben Johnson, George Bernard Shaw, Eu
rar otros géneros practicados con mayor dedi gene O’Neill, Bertolt Brecht, Antón Chejov,
cación: Ezequiel Martínez Estrada, Raúl Gon lean Anhouil, Arthur Miller, Harold Pinter y
zález Tuñón, Alvaro Yunque, Nicolás Olivari, Arnold Wesker alternaban en sus carteleras con
César Tiempo, Arturo Cerretani, González las de nuevos dramaturgos argentinos.
Carbalho, Eduardo González Lanuza, Vicente En 1949 es estrenó la obra El puente, de
Barbieri y Carlos Carlino (1910-1981). Entre Carlos Gorostiza (1920), un hito del teatro in
todos ellos se destaca Leopoldo Marechal, que dependiente. Gorostiza, uno de los dramatur
incursionó en el teatro trágico y poético re gos más talentosos surgidos en ese período, es
130 creando y trayendo a la época contemporánea cribirá posteriormente Marta Ferrari, El pan de
LA LITERATURA
inclusive durante el gobierno del “Proceso” llermo Gentile (1942), Ricardo Monti (1944),
militar. Como una suerte de desafio a la repre Jorge Paolantonio (1947), Mauricio Kartún
sión, se realizó en 1981 un memorable ciclo (1946), Eduardo Rovner (1942), Jorge Gol
denominado “Teatro Abierto” en la sala El Pi demberg (1950), Nelly Femández Tiscomia
cadero de la ciudad de Buenos Aires, donde (1939-1995) y Jorge Accame (1956), entre
debían representarse veinticinco piezas de au otros. Un caso aparte ha sido el de Raúl Nata
tores nacionales. La madrugada del 6 de agos lio Damonte Taborda (1939-1987). Hijo del
to, un incendio -luego se comprobaría que fue político Raúl Damonte Taborda y nieto de Na
intenciona1- destruyó el edificio, pero no lo talio Botana, creador del diario Crítica, vivió
gró interrumpir el ciclo, que se trasladó a otras muchos años en París, donde se dedicó al di
salas céntricas. bujo humorístico y escribió con el seudónimo
Para entonces, nuevos escritores habían de Copi algunas obras teatrales de estilo ex
hecho su entrada en la literatura teatral: Gui céntrico y provocativo.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
La nueva generación argentina y sus maestros, res composiciones de los respectivos poetas si
Buenos Aires, 1956, y NOE IITRIK y SUSANA CE no que incluyen prólogos y estudios críticos.
LI.A, Historia crítica de la literatura argentina, Existen muchas selecciones de ese carácter. Las
irrupción de la crítica, Buenos Aires, 1999. más representativas son las siguientes: PEDRO I.
De carácter enciclopédico, ilustrada con VIGNALE y CESAR TIEMPO, Exposición de la ac
cuadros Sinóptícos y material iconográfico, es tual poesía argentina, Buenos Aires, 1927, don
la Historia de la literatura argentina, en seis to de cada poeta escribió su propia Semblanza,
mos, publicada por el Centro Editor de Améri por lo general en clave de humor; IULIO NOE,
ca Latina, Buenos Aires, 1980- 1982. Asimismo, Antología de la moderna poesía argentina,
referencias puntuales sobre autores y fechas de Segtmda edición, Buenos Aires, 1930, GONZA
edición de sus libros pueden consultarse en los LEZ CARBALHO, Índice de la poesía argentina
muchos trabajos de ordenación bibliográfica contemporánea, Santiago de Chile, 1937; JORGE
que realizó HORACIO I. BECCO, entre ellos, LUIS BORGES, SILVINA OCAMPO y ADOLFO BIOY
Fuentes para el estudio de la literatura argentina, CASARES, Antología poética argentina, Buenos
Buenos Aires, 1968, y Bibliografía de bibliogra Aires, 1941; DAVID MARTÍNEZ, Poesía argentina
fias argentinas, Washington, 1972. También AL (1940-1949), Buenos Aires, 1950, y Poesía ar
FREDO ROGGIANO, en su excelente Diccionario gentina actual, Buenos Aires, 1961; LUIS SOLER
de la literatura latinoamericana, Washington, CAÑAS, La generación poética del 40, dos tomos,
1961; PEDRO ORGAMBIDE y ROBERTO YAI-INI son Buenos Aires, 1981, con un completo análisis
autores de la Enciclopedia de la literatura argen al que acompañan muchos textos poéticos;
tina, Buenos Aires, 1970. Otra vez PEDRO OR HORACIO ARMANI, Antología esencial de la poe
GAMBIDE, con SILvANA CASTRO, Breve diccionario sía argentina, Buenos Aires, 1981; LUIS R. FUR
biográfico de autores argentinos del siglo XX, LAN, Generación poética del 50, Buenos Aires,
Buenos Aires, 1999. WASHINGTON L. PEREYRA 1974; DANIEL FREIDEMBERG, La poesía del 50,
recopiló La prensa literaria argentina, tres to Buenos Aires, 1981; HORACIO SALAS, Genera
mos, Buenos Aires, 1993-1996, con el registro ción poética del 60, Buenos Aires, 1973; NELIDA
de periódicos y revistas literarias, así como la SALVADOR, La nueva poesía argentina, Buenos
reproducción de sus tapas, desde 1890 a 1939. Aires, 1969; RAUL GUSTAVO AGUIRRE, Antología
Otra interesante fuente de consulta es un de la poesía argentina, tres tomos, Buenos Ai
libro editado por el FONDO NACIONAL DE LAS res, 1979; MIRIAM GOvER DE NASATSKY, Poesía
ARTES, en 1985, donde Se recogen en forma argentina del siglo XX, Buenos Aires, 1981, y los
facsimilar los números de la revista Martín trece tomos antológicos, con comentarios y
Fierro, publicada durante la década del veinte declaraciones de cada uno de los autores Selec
(a partir de 1924) con colaboraciones de los cionados, que conforman la obra dirigida por
principales representantes de ese movimiento CARLOS ALBERTO DEBOLE, Poesía argentina con
literario. temporánea, Buenos Aires, 1978-1987.
Respecto del género poético, para la con Ya no antologías sino estudios sobre deter
sulta de autores y obras que surgieron a partir minadas corrientes poéticas, son los de EDUAR
de 1920, o unos pocos años antes, son útiles las DO GONZALEJ LANUZA, Los martinfierrisras,
antologías en las que no sólo se leen las mejo Buenos Aires, 1961; CORDOVA lTURBURU, La re 133
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
volución martinfierrista, Buenos Aires, 1962; naz propulsor y divulgador cordobés de esa
LEONIDAS BARLETTA, Boedo y Florida, una ver especie literaria, autor de El cuento argentino,
sión distinta, Buenos Aires, 1967; LUIS R. FUR Buenos Aires, 1963, así como todos los núme
LAN, Los poetas del medio siglo, Buenos Aires, ros de la revista Puro Cuento, que dirigió
1996; RICARDO HERRERA, La hora epigonal, en MEMPO GIARDINELLI durante varios años, a
sayos sobre poesía argentina contemporánea, principios de la década del noventa, publica
Buenos Aires, 1991, y Espera de la poesía, ensa ción dedicada a la teoría del cuento y la difu
yos sobre poesía argentina, Buenos Aires, 1996; sión de la mejor cuentística nacional y extran
GRACIELA [MATURO] DE SOLA, Proyecciones del jera. No Se deben olvidar las antologías de
surrealismo en la literatura argentina, Buenos cuentos, precedidos de prólogos y semblanzas
Aires, 1967, y el extenso “Estudio preliminar” ilustrativas: IORGE LUIS BORGES, SILvINA OCAM
de CRISTINA PINA a los tomos I y II de Poesía ar PO y ADOLFO BIOY CASARES seleccionaron la
gentina de fin de siglo, seleccionada por LIDIA Antología de la literatura fantástica, Buenos Ai
VINcIGUERRA, Buenos Aires, 1996. res, 1965, donde, entre piezas magistrales de la
Una bibliografía sobre la narrativa de la literatura universal, figuran relatos breves de
época que abarca este capítulo deberá incluir: los compiladores y otros autores argentinos.
JUAN CARLOS GHIANO, Testimonio de la novela NICOLAS COCARO publicó Cuentos fantásticos
argentina, Buenos Aires, 1956, y del mismo au argentinos, Buenos Aires, 1960, que, como el
tor: La novela argentina contemporánea (1940 título lo indica, recoge únicamente relatos de
l960), Buenos Aires, sin fecha de edición. autores nacionales; MARIO MAGGIO DE TABOA
Véanse, asimismo: GERMAN GARCIA, La novela DA realizó una selección, con introducción y
argentina, Buenos Aires, 1952; ALFONSO SOLA notas, titulada Cuentos del interior, Buenos Ai
GONZALEZ, Capítulos de la novela argentina, res, 1985, y VIVIANA PINTO DE SALEM es autora
Mendoza, 1959, y JORGE LAFFORGUE, Nueva no del prólogo y las notas de Cuentos regionales
vela latinoamericana; la narrativa argentina ac argentinos, Buenos Aires, 1983.
tual, Buenos Aires, 1972, que considera la na Ensayos literarios hay muchos, algimos re
rración en la Argentina frente al llamado boom feridos a la poesía y a la narrativa ya han sido
de la literatura latinoamericana de principios mencionados, pero lo que no abunda son en
de los años sesenta. Consúltense también, de sayos sobre el ensayo. Para un encuadre gene
NELIDA SALVADOR, Novela argentina del siglo XX, ral pueden verse: IAIME REST, “Panorama del
Buenos Aires, 1994, y de SERGIO G. COLAUTTI, ensayo", en Capítulo. Historia de la literatura
Apuntes sobre la narrativa argentina actual, argentina, tomo I, Buenos Aires, 1981. En el
Buenos Aires, 1992. NOE IITRIK y ELSA DRUcA tomo IV de dicha obra se puede consultar, de
ROFF coordinaron Historia crítica de la literatu RODOLFO BORELLO, “El ensayo 1930-1970”.
ra argentina. La narración gana la partida, Bue Precedido por una esclarecedora “Teoría del
nos Aires, 2000, donde se analiza la narrativa ensayo”, de JOSE EDMUNDO CLEMENTE, El ensa
entre los años sesenta y ochenta desde una yo, Buenos Aires, 1961, recoge textos ensayísti
perspectiva menos estética que sociológica. cos de Borges, Mallea, Arrieta y Alberto Salas.
Entre los estudios sobre el cuento, se reco La Dirección de Relaciones Culturales del Mí
134 mienda la lectura de CARLOS MASTRANGELO, te nisterio de Relaciones Exteriores y Culto edi
LA LITERATURA
135
60. EL LIBRO Y sus ÁMBITOS
Alejandro E. Parada
Desarrollar la historia del libro y sus di del siglo XX. Esta situación propició la apari
versos mundos en la Argentina del siglo XX ción y el crecimiento de un amplio y comple
implica, inequívocamente, un proceso de de jo ámbito popular, pautado por un público
licada selección. La cultura impresa argenti lector de masas. El libro, inmerso en este cli
na, durante el período 1914-1983, fue de tal ma social, no sólo aumentó su grado de ubi
riqueza y complejidad que su aproximación cuidad y diversidad de formas y funciones si
histórica siempre presentará un sesgo parcial no que además generó una variedad de
y una sintesis incompleta. No obstante, es prácticas y apropiaciones de la lectura desco
posible presentar una visión panorámica del nocidas hasta entonces, ámbitos lectores que
tema. Este acercamiento requiere, inevitable trascendieron las pautas y particularidades
mente, de una serie de aproximaciones sucesi que había establecido el público culto o eru
vas a los distintos ámbitos en los cuales el libro dito. De este modo, el período se caracterizó
dejó su impronta; impronta, por otra parte, por la amplificación y democratización pro
eminentemente social, comunitaria y hetero gresivas del libro como objeto e instrumento
génea. de lectura.
La cultura impresa se caracteriza por su Es necesario, entonces, abordar el aporte
dispersión, su heterogeneidad, sus insólitas de estos ámbitos desde diversas ópticas o di
relaciones tanto económicas como cultura mensiones. En este sentido, se estudiarán, a
les, sus vicisitudes sociales y políticas, y por partir de una selección entre las diversas y po
su característica aún más definida: sintetiza sibles temáticas de la cultura impresa, los tópi
la riqueza, ambivalente, dúctil e insondable, cos siguientes: la industria editorial y la “edad
de todo aquello que es capaz de manifestar el de oro” del libro argentino; la lectura y los lec
hombre gracias a la escritura y el fenómeno tores; las bibliotecas; las imprentas, editoriales
de la lectura. A todo esto deben agregarse va y librerías; la bibliografia; la bibliotecología; la
rios elementos que pautaron el desenvolvi bibliofilia y los libros mejor impresos; y otros
miento del país durante esa época; especial ámbitos del libro.
mente, los procesos de alfabetización y
urbanización, característicos en la Argentina 137
LA DlMENSlON CIENTÍFICA Y CULTURAL
1936 y 1947, se convirtió en el principal pro de desarrollo de la industria gráfica durante es
ductor y exportador de libros en castellano. A ta década: el país abastecía el 30 por ciento de la
esta década brillante de la cultura impresa na totalidad del área idiomática castellana y aún
cional se la conoció con el nombre de edad de en 1953, el 60 por ciento de la producción na
oro del libro argentino. Algunas estadísticas co cional se exportaba a otras naciones.
rroboraron este momento único. En 1938, las Pero esta situación de optimismo cambió
obras publicadas superaron los 1.700 títulos; en las postrirnerías de la década del cuarenta.
en los años siguientes, esta cifra sufrió un im A partir de 1948, la fuerza editorial disminuyó
portante incremento, ya que en 1943, 1944, hasta retroceder y estabilizarse en niveles de
1945 y 1946, dicho monto fue respectivamen producción menores, comenzando así una
te de 4.904, 5.323, 5.098 y 5.186 títulos por tercera etapa que llega hasta la década de 1980.
año; es decir, la producción editorial argentina Es así como España, luego de la finalización de
se había casi triplicado. Puede afirmarse que el la Guerra Civil, recuperó su liderazgo interna
año 1938 representó el punto de partida in cional y nuevamente conquistó sus mercados
dustrial de las artes gráficas del país; el eje de de América latina. Los países europeos, una
inflexión que pautó el pasaje de una concep vez repuestos de la contienda mundial, tam
ción artesanal del libro hacia la rápida madu bién comenzaron a competir con el libro espa
ración de éste como industria alternativa. ñol. A todo esto debe agregarse la aparición de
El libro argentino amplió entonces su cam México como franco productor y competidor
po de acción, pues, además de ser un instru de la Argentina en el área de la industria irn
mento material para la lectura o un soporte pa presa. A pesar de cierto florecimiento en los
ra trasmitir conocimiento e información, fue años 1960-1969, en los que se incrementaron
una mercancía de intercambio intelectual den las editoriales y aumentó el número de libros
tro de la concepción moderna y occidental del impresos, la Argentina ya no recuperó su po
libro. También aumentó el número de editoria sición hegemónica en el mercado latinoameri
les; en 1941 existían 62 y en los años 1942, 1943, cano; recesión, por otra parte, que se acentua
1944, 1945, 1955, 1965, 1970 y 1977 fileron, res ría aún más en los años setenta, con la
pectivamente, 81, 90, 86, 89, 156, 105, 135 y aparición de Colombia y Venezuela como
256. Por otra parte, el período 1946-1947 cons nuevos y pujantes productores editoriales. De
tituyó el bienio con mayor exportación. En este modo, la producción del libro en la Ar
1946, a modo de ejemplo ilustrativo, se expor gentina decayó significativamente. Las obras
taron 622.983 kilos de libros (2.076.600 ejem publicadas en 1955 fueron 2.617; en 1962,
plares). También en este período, gracias al 3.323; en 1968, 4.185; en 1974, 4.906; en 1976,
aporte de los exiliados españoles, se sentaron 6.674; en 1978, 4.606; en 1982, 4.946; y en
las bases de tres importantes editoriales: Losa 1985, 3.607. No obstante, creció el número de
da, Emecé y Sudamericana. En esta época, e in imprentas, pues en 1950 había 2.772 talleres
cluso hasta finalizar la década del cincuenta, la tipográficos y en 1977, 4.203.
Argentina producía más del 30 por ciento de Existieron, además, dos leyes cuya tras
todas las obras publicadas en América del Sur. cendencia es menester consignar; por un lado,
Otros guarismos demuestran, además, el grado la llamada del Libro Argentino (ley 20.380), 139
LA DIMENSIÓN CIENTIFICA Y CULTURAL
AIO V [VINOS Alli! ll NOVIEIIHI ¡fill IIII. ¡IO dicaron a la edición de libros baratos durante
‘ ¡\r"4;2':" «se. .( e; - l.- ". a;_ -». o- .raA.»
»- . .’ c“ .
37 «4 "í N «ÉÏÉL- ‘VJ-Ïfïï e >“ l el período 1920-1945. Las más importantes
fueron las siguientes: Tor, fundada por Iuan
Torrendell, de orientación más comercial; Cla
AAÚÑUVELASlï CANAL ridad, creada por Antonio Zamora, con inte
reses culturales; y la Editorial Sopena Argenti
na, con su famosa y difundida Biblioteca
Mundial. Con la aparición del libro económi
co se desarrollaron otras temáticas herederas
del folletín, la novela de aventuras y la novela
policial o de misterio que cobraron notable
auge. La narración policial alcanzó irnportan
tes niveles de divulgación, abarcando tanto a
los sectores letrados como populares. En la dé
cada del treinta, Tor publicó numerosos títu
los de aventura y misterio, destinados a un pú
blico sin mayores exigencias intelectuales; en
cambio, en 1944, Emecé comenzó a editar su
famosa colección El Séptimo Círculo, dirigida
por Iorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares,
LA CUACHA destinada, indudablemente, a lectores con ma
rec-R
C. MÏÏZIO SAENZ PENA yores exigencias.
Ma.“
y a; N,’..“ma”
«- m”.
PRIMERA Y UNICA PUBLICACION EN SU GENERO Pero aún restaba un hecho revolucionario
PRECIO: 10 Caninos-lla ¡la 250.000 personas ln leen
e innovador en la historia de la cultura impre
sa y de la lectura en el siglo XX: la explosiva
Portada de una de las ediciones populares de La novela
semanal. aparición del libro de bolsillo o de masas. Pre
sentado en 1935 por la editorial británica Pen
Este acontecimiento tuvo múltiples ante guin, poco tiempo después, a partir de la déca
cedentes, de complejo y difícil discernimiento. da del cuarenta, tuvo notable divulgación en el
Además de la urbanización barrial y la intensa paperback de los Estados Unidos. La Argenti
escolarización, la aparición de publicaciones na, que entonces vivía su “edad de oro” edito
tipo magazines a fines del siglo XIX y comien rial, no permaneció al margen de ese suceso.
zos del XX, tales como Caras y Caretas y PBT, Entre las numerosas experiencias gráficas que
fue determinante en los hábitos de lectura, so se instrumentaron en la composición del libro
bre todo en la difusión periódica de cuentos y de bolsillo argentino, las más importantes, por
folletines. De este modo, el mundo masivo de su impecable ejecución y seriedad comercial,
lecturas y lectores se amplió por un nuevo fe fueron la Colección Austral de Espasa-Calpe, y
nómeno editorial: el rápido desarrollo del li la Biblioteca Contemporánea y también la Bi
bro económico y popular. Surgieron así varias blioteca Clásica y Contemporánea, ambas de
editoriales, algunas de vida efímera, que se de editorial Losada. 143
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
a
ICO
Co.
I l I QIII0.0.0.0‘ IGO‘
I do abordadas. En 1936, la Biblioteca Nacional
iuna
A 0 0aa O IIUCC 0o
.OÏO‘I CO O_
c a‘¡¿
editó un pequeño opúsculo titulado Los 2.600
JUAN MARAGALL libros más pedidos en la Biblioteca Nacional.
Este folleto permite acceder a otros mundos
guras descollantes sentaron las bases inequí bliografía nacional, la tendencia a convertirse
vocas de aquello que debía entenderse como en una biblioteca pública más que en un repo
desarrollo bibliotecario. Por un lado, el éxito sitorio nacional y la imperiosa necesidad de
de las bibliotecas dependía de su estrecha rela mudarse a un nuevo edificio (hecho que recién
ción con la educación popular; y por otro, es se dio en 1992). No obstante estas limitaciones,
tas instituciones (auténticas agencias sociales) la Biblioteca Nacional se enriqueció con el in
necesitaban de una organización racional y greso de importantes bibliotecas particulares,
profesional. De este modo, el seguimiento o la tales como las de Ángel Justiniano Carranza,
falta de instrumentalización de estos dos as Amancio Alcorta, Ezequiel Leguina, Raymond
pectos fundamentales fueron, en lineas gene Foulché-Delbosc, Pedro Denegri, Pastor Obli
rales, los que determinaron el desarrollo de las gado, Félix Frías, Félix Buxareo Uribe, entre
bibliotecas durante el período 1914-1983. otras. Hacia 1983, gracias además al depósito
Es posible trazar, en una aproximación legal —cuyo cumplimiento ha sido parcial-,
preliminar, un breve panorama de los princi constituía el principal elenco de libros del país.
pales tipos de bibliotecas que se desarrollaron Otra gran biblioteca de características simila
en la Argentina durante el siglo XX, tales co res ala precedente es la del Congreso de la Na
mo la Biblioteca Nacional, las escolares, las ción (1859), de carácter enciclopédico y legis
públicas y populares, las universitarias y las es lativo. Un hecho de gran importancia para la
pecializadas, entre otras. historia de la lectura en ámbitos bibliotecarios
La Biblioteca Nacional tuvo un significati públicos fue la inauguración, en 1974, de su
vo -aunque insuficiente- incremento de su nueva sala de lectura, con una capacidad para
fondo bibliográfico, pues hacia 1980 poseía un ciento veinte usuarios.
acervo de aproximadamente 1.500.000 volú En cuanto a las bibliotecas vinculadas a la
menes. La gestión bibliotecaria más irnportan enseñanza, tanto escolares como secundarias,
te, en cuanto a su organización y control, fue la pese a algunas importantes excepciones, su or
de Paul Groussac, de 1885 a 1929, y prueba de ganización y desarrollo durante el período
ello fue la edición de los “catálogos metódicos” 1914-1983 se caracterizó por su pobreza y au
de una parte relevante de su acervo. Otra di sencia de inserción social. A pesar de contar a
rección importante en cuanto a realizaciones comienzos de la década del ochenta con más
fue la de Gustavo Martínez Zuviría entre 1931 de 23.000 escuelas, eran pocas las que poseían
y 1954. Las gestiones administrativas siguien bibliotecas totalmente organizadas y con un
tes (Jorge Luis Borges, Vicente Sierra, José Ed papel de primera importancia en la dinámica
mundo Clemente, Horacio H. Hernández, pedagógica. Uno de los mayores inconvenien
Gregorio Weinberg, Dardo Cúneo, entre otros) tes que han aquejado a este tipo de institucio
debieron enfrentarse a un conjunto de situa nes fue la falta de coordinación entre los pla
ciones de compleja solución: presupuesto in nes educativos y la función de la biblioteca
suficiente, escaso apoyo de los sucesivos go escolar; asimismo, la ausencia de un trabajo
biernos y ausencia de personal profesional. mancomunado y solidario entre bibliotecas
Tres problemas, por otra parte, pautaron su públicas y escolares ha sido un escollo de difí
146 historia: la falta de apoyo para elaborar la bi cil superación. Sin embargo, en varios lugares
EL LIBRO Y sus AMBITOS
1980 erdstían veintiséis universidades estatales peos. En 1983 existían alrededor de ochocien
que agrupaban aproximadamente a unas tas bibliotecas especializadas en todo el terri
docientas bibliotecas; dichas universidades, des torio nacional. Estas instituciones alcanzaron
de 1964, fonnaron la Junta de Bibliotecas Uni gran importancia en las décadas de 1960 y
versitarias Nacionales Argentinas (IUBIUNA), 1970, a consecuencia del rápido desarrollo del
con el objeto de promover las actividades bi Consejo Nacional de Investigaciones Científi
bliotecarias en el ámbito universitario. En cas y Técnicas (CONICET). Una unidad per
1941 se fundó el Instituto Bibliotecológico, teneciente a este Consejo, el Centro Argentino
cuyo objetivo ha sido coordinar las diferentes de Información Científica y Tecnológica
bibliotecas de la Universidad de Buenos Aires. (CAICYT), lleva desde entonces la confección
Su tarea más relevante fue la confección de un de un importante catálogo colectivo de la to
catálogo centralizado, el cual, hacia 1983, cu talidad de las publicaciones periódicas recibi
bría alrededor de 2.800.000 de volúmenes; se das en las bibliotecas especializadas del país. A
convirtió, por entonces, en el más grande e partir de la década de 1970, las bibliotecas es
importante del país. En general, las bibliotecas pecializadas comenzaron a trabajar conjunta
universitarias se han caracterizado por su satis mente según temáticas afines y formaron va
factoria organización en comparación con rías redes y sistemas de información de
otro tipo de bibliotecas, aunque a partir de importancia, si bien aún parciales y de.alcance
1966 sus colecciones comenzaron un proceso limitado. En la década de 1980, esos sistemas
de progresiva desactualización, debido a la fal se incrementaron de modo significativo.
ta de un presupuesto acorde con las necesida Es importante señalar otros tipos de bi
des modemas de la enseñanza universitaria. bliotecas también presentes en la Argentina,
Por otra parte, en muchas provincias, las bi las bibliotecas particulares y las especiales. Las
bliotecas de las universidades estatales fueron primeras alcanzaron una destacada presencia
las que prestaron mejor servicio a sus usuarios. durante el siglo XIX, cuando se carecía prácti
A lo largo del período estudiado, las bi camente de un sistema bibliotecario. Entonces
bliotecas especializadas lograron un mejor erdsüeron importantes bibliotecas, tales como
grado de organización en el cuadro de situa las de Bartolomé Mitre, Andrés Lamas, Ma
ción del sistema nacional. Esta clase de institu nuel Ricardo Trelles, Ángel Justiniano Carran
ciones comprende a bibliotecas dependientes za y Vicente G. Quesada. Esta tradición de ri
del gobierno nacional o provincial y a una cos acervos particulares continuó durante el
gran cantidad correspondiente al sector priva siglo XX, aunque lamentablemente, la mayo
do; de este modo, han representado a distintas ría de las colecciones fueron desmanteladas y
áreas del quehacer del país: bancos, industrias, vendidas en sucesivas subastas públicas. Entre
hospitales, academias, distintos ámbitos de la los fondos bibliográficos más interesantes del
ciencia y la tecnología, etc. A partir de la déca período estudiado, además de los menciona
da de 1960, muchas de estas unidades evolu dos en lo referido a los bibliófilos, se deben ci
cionaron hacia centros de documentación e tar las bibliotecas de Enrique Peña, Pedro N.
información, tomando como referencia, en lí Arata, Francisco P. Moreno, José Antonio Pi
148 neas generales, los modelos de países euro llado, Baldmar F. Dobranich, Iuan A. Farini,
EL LIBRO Y SUS AMBITOS
entre los años 1938 y 1952, debido a su dinámi firmas comerciales que funcionaban en la ca
ca política de exportación, lograron imponer pital al promediar el siglo, se puede mencio
sus productos en el mercado latinoamericano. nar, como ejemplo ilustrativo, debido a su
Muchas fueron las editoriales que se destacaron magnitud y trascendencia, a la librería El Ate
por su actividad durante la primera parte del neo. Por otra parte, basta recordar que a co
siglo XX; entre ellas cabe mencionar a las si mienzos de la década de 1970 existían alrede
guientes: librería y editorial La Facultad (de dor de 400 librerías en el país.
Iuan Roldán), El Ateneo (de Pedro García), Existió, pues, una extraordinaria variedad
Ediciones América Latina (de Lorenzo Rosso), de comercios libreros, destacándose los dedi
Tor (de Juan Torrendell), Kapelusz, Ángel Es cados al libro americanista, al jurídico y litera
trada, Librería del Colegio, Atlántida, Manuel rio, y al libro de viejo o de ocasión. Los comer
Gleizer, Babel (de Samuel y Leonardo Glus ciantes porteños dedicados a libros valiosos,
berg), Claridad (de Antonio Zamora), Emecé, agrupados en la Asociación de Libreros y An
Sudamericana, Losada, y tantas otras, cuya ticuarios de la Argentina, editaron una intere
enumeración excede el presente capítulo. Una sante revista, Alada. Además, fueron famosas
mención especial merecen tres notables edito en Buenos Aires las librerías al aire libre o en
res que iniciaron sus actividades en el siglo XIX plazoletas, en las cuales no sólo era posible ad
y que, por la calidad de sus ediciones, desempe quirir obras agotadas a bajo precio sino tam
ñaron un papel de primera importancia en la bién raras ediciones de libros antiguos; algu
historia editorial argentina, cuyas empresas nas de ellas, muchas aún vigentes, fueron los
fueron continuadas por sus herederos; ellos quioscos de venta de libros instalados detrás
son: Pablo Emilio Coni, Guillermo Kraft y Ia del Cabildo durante el período 1941-1960, y
cobo Peuser. las actuales ferias en Tribunales y en el Parque
En cuanto a la evolución de las librerías ar Rivadavia. A partir de la década de 1970, sin
gentinas, en general, éstas han seguido el com embargo, comenzó una lenta pero sostenida
portamiento de la industria editorial, pues el crisis, debido a la constante devaluación de la
mayor número se concentró en las grandes moneda y a la falta de poder adquisitivo de
ciudades del país, tales como Buenos Aires, aquellos sectores sociales que habitualmente
Mendoza, Paraná, Rosario y Tucumán. Su pre compraban libros; en forma tal que, en pocos
sencia fue escasa en las localidades lejanas de años, cerraron sus puertas varias librerías que
los centros urbanos, aunque la inauguración habían trabajado durante décadas.
de varias universidades nacionales durante el
siglo XX alentó la presencia de ellas en el inte
rior. No obstante, el “reino” de las librerías se BIBLIOGRAFIA
importantes en esta temática, pues en esa épo go denominado Boletín Bibliográfico Nacional
ca descollaron como notables bibliógrafos las (1951-1963), el cual estuvo a cargo de distin
figuras de Antonio Zinny, Bartolomé Mitre, tas entidades oficiales. A estos intentos debe
Juan María Gutiérrez y los hermanos Alberto agregarse una publicación de corta vida: Poli
y Enrique Navarro Viola. Fue, inequívoca biblon (1947), dirigida por Carlos V. Penna,
mente, la “época de oro” de la bibliografía ar revista que incorporaba los materiales depo
gentina. Este promisorio comienzo, sin em sitados en el Registro de la Propiedad Intelec
bargo, no continuó con la intensidad y calidad tual. Dentro de este pobre panorama, es im
técnica inicial durante el transcurso del siglo portante señalar la aparición en 1959 de la
XX, ya que a comienzos de la década de 1980 Bibliografia argentina de artes y letras, editada
la Argentina aún no contaba con una biblio por el Fondo Nacional de las Artes y dirigida
grafía nacional retrospectiva ni corriente. por Augusto Raúl Cortazar, sin duda algima,
La situación, pues, ha sido tan precaria en la obra de mayor calidad bibliográfica en el si
este campo que es necesario recurrir a esfuer glo XX; lamentablemente, tal como lo indica
zos parciales, aislados e incompletos para tener su nombre, sólo cubría el sector de humani
una idea del estado de la bibliografia en el pe dades. Esta importante publicación dejó de
ríodo 1914-1983. Existieron, empero, irnpor aparecer en 1975.
tantes contribuciones dentro de este limitado No obstante esta escasez de repertorios bi
panorama. En primer término cabe mencionar bliográficos, es oportuno recordar algunas pu
la existencia de dos bibliograflas de bibliografia; blicaciones periódicas donde se registraron o
argentinas, la de Narciso Binayán (1919) y la reseñaron obras argentinas, tales como: Bi
realizada, varios años después, por Abel Rodol bliograma (1953), publicada por el Instituto
fo Geoghegan (1970). Estos trabajos tienen el Amigos del Libro Argentino; el Fichero Biblia
mérito de demostrar la riqueza incalculable de gráfico Hispanoamericano (1961), editado por
nuestros estudios bibliográficos, señalando así Bowker; Biblos (1941), publicada por la Cá
la imperiosa necesidad de futuras compilacio mara Argentina del Libro; Señales (1949), diri
nes más sistemáticas y exhaustivas. gida por María Esther de Miguel; la Bibliogra
A fines de la década del veinte y comienzos fía argentina (1961), de carácter selectivo y
del treinta aparecieron dos serios intentos de editada como sección de la Revista de la Uni
control bibliográfico nacional, aunque, la versidad de Buenos Aires; el Boletín bibliográfi
mentablemente, de vida muy efimera. Ellos co de obras inscriptas (1973), compilado por la
fueron: el Anuario bibliográfico: letras, historia, Dirección Nacional del Derecho de Autor, y
educación y filosofia (1927-1930), editado en muchas otras publicaciones de menor interés
La Plata por el Instituto Bibliográfico de la Fa bibliográfico.
cultad de Humanidades y Ciencias de la Edu Otras fuentes de significativa importancia
cación; y la Bibliografía general argentina para el control bibliográfico del período estu
(1931-1933), compilada por Fortunato Men diado son las siguientes: el Handbook of Latin
djlaharzu, Manuel Selva y Lorenzo I. Rosso. American Studies, en el cual aparece registrada
En esa época también comenzó a editarse desde 1936 una selección de la bibliografia ar
152 el Boletín Bibliográfico Argentino (1937), lue gentina en el campo de las humanidades y
EL LIBRO Y sus ÁMBITOS
mente los estudios bibliográficos y biblioteco Iosé Federico Finó y Carlos Víctor Penna. Es
lógicos. Se mencionan, entre otros, los aportes ta nueva etapa, ahora influida por concepcio
de Federico Birabén, Pablo Pizzurno, Iuan nes anglosajonas, señala el comienzo en la Ar
Túmburus, Pedro B. Franco, Santiago M. gentina de la bibliotecología moderna. En
Amaral, Francisco Scibona, Ernesto Nelson, breve tiempo la Escuela contó con un plantel
Raúl Cisneros, Hanny S. de Simons, los que de brillantes profesores y su fama y prestigio
abarcaron, en su totalidad, el período 1904 se extendió por América latina, a tal grado
1934. Por entones, los bibliotecarios eran inte que dicho período se conoce como la época
lectuales, en el mejor de los casos, que organi dorada de la enseñanza de la bibliotecología
zaban las bibliotecas guiados por una en la Argentina.
mentalidad pragmática y empírica, es decir, Augusto Raúl Cortazar presentó, en 1949,
sin pauta profesional alguna. El modelo de ad un nuevo plan de estudios que actualizó la ca
ministración que irnperaba era el europeo y el rrera de bibliotecarios en la Facultad de Filo
encargado de la biblioteca debía tener un per sofia y Letras; y en 1957 se inauguró, en la Bi
fil erudito. Además, la influencia del positivis blioteca Nacional, la Escuela Nacional de
mo exigía, justamente, esa tonalidad pragmá Bibliotecarios. Lentamente, pero con continui
tica y utilitaria de la biblioteca. Por otra parte, dad y perseverancia, fueron surgiendo, aún en
la Argentina fue pionera en organizar los pri condiciones modestas y precarias y con distin
meros estudios bibliotecológicos de nivel uni tos grados de formación, varias escuelas de bi
versitario en América latina. Por iniciativa del bliotecarios en el interior del país. En 1979, la
decano de la Facultad de Filosofía y Letras Argentina contaba con trece escuelas de biblio
(UBA), doctor Ricardo Rojas, en 1922 se creó tecología, tanto nacionales como provinciales y
en dicha casa de estudios la Escuela de Archi privadas, aunque eran insuficientes debido a su
veros y Bibliotecarios. No obstante, este acto concentración en áreas urbanas y padecían la
fundacional respondió más a una formalidad falta de homologación en sus materias básicas.
académica que a la realidad. Se trataba de un En 1953, luego de varios intentos, se cons
curso ajeno a la formación profesional del bi tituyó la Asociación de Bibliotecarios Gradua
bliotecario, impregnado por orientaciones li dos de la Capital, que a partir de 1958 se deno
terarias e históricas que, lamentablemente, minó Asociación de Bibliotecarios Graduados
languideció por falta de alurrmos. de la República Argentina, abarcando así a to
Recién en 1937 se dictó el primer curso de dos los profesionales del país. Además de velar
biblioteconomía (1937-1942) con caracterís por los intereses profesionales, ha organizado,
ticas realmente profesionales, aunque aún en numerosas ocasiones, el Congreso Nacional
muy modestas. Esta nueva experiencia se lle de Bibliotecarios. También en el interior del
vó a cabo en la Escuela del Servicio Social del país se fundaron otras asociaciones, tales como
Museo Social Argentino y Manuel Selva fue el la Asociación de Bibliotecarios de Córdoba
responsable de inaugurar el curso. Poco tiem (1957), la Asociación Chaqueña de Biblioteca
po después, en 1943, este primer intento de rios (1961), la Asociación de Bibliotecarios de
formación de bibliotecarios fue sustituido Jujuy (1980), la Asociación de Bibliotecarios de
154 por la Escuela de Bibliotecología, a cargo de Entre Ríos (1983), entre otras.
EL LIBRO Y sus ÁMBITOS
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁHCA
La bibliografia existente sobre la historia impresa. A ello debe agregarse la ausencia (ca
del libro y la lectura en la Argentina durante si total) de trabajos modernos sobre la histo
el siglo XX, en líneas generales, se caracteriza ria de la lectura y los lectores. No obstante, es
por su escasez, dispersión y heterogeneidad. posible enumerar -sin ánimo de ser exhausti
Se carece, en esta temática, de un estudio glo vos en cuanto a las fuentes- una serie de estu
bal, panorámico y actualizado de la cultura dios y contribuciones que permiten recons 159
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
truir provisionalmente el universo del libro y bro en Hispanoamérica: origen y desarrollo, Ma
sus ámbitos. drid, 1986; RUBEN OSCAR MOGUILANSKY, El li
Respecto a la industria editorial y la “edad bro en la Argentina en el siglo XX, Buenos Aires,
de oro” del libro en la Argentina, es posible 1997; ARTURO PEÑA LILLO, Los encantadores de
mencionar: RODOLFO A. BORELLO, “Autores, si serpientes: mundo y submundo del libro, Buenos
tuación del libro y entorno material de la lite Aires, 1965; ADOLFO PRIETO, Sociología del pú
ratura en la Argentina del Siglo XX”, Cuadernos blico argentino, Buenos Aires, 1956; RAÚL M.
Hispanoamericanos, n° 322-323, Madrid, 1977, ROSARIVO, Historia general del libro impreso,
págs. 35-52; RAÚL H. BOTTARO, La edición deli Buenos Aires, 1964; LEANDRO DE SAcAsTIzABAL,
bros en Argentin , Buenos Aires, 1964; DOMIN La edición de libros en la Argentina, Buenos Ai
GO BUONOCORE, Bibliografía literaria y otros te res, 1995; ALBERTO SALAS, “La industria edito
mas sobre el editor y el libro, Santa Fe, 1956; rial en América latina: Argentina”, Fénix, n° 15,
RAUL H. CAsTACNINO, Biografía del libro, Bue Lima, 1965, págs. 127-137; EMILIA DE ZULETA,
nos Aires, 1992; COMISIÓN NACIONAL DE COO Españoles en la Argentina, Buenos Aires, 1999.
PERACIÓN INTELECTUAL, E1 libro argentino en En cuanto a la lectura y los lectores, pue
América, Buenos Aires, 1941; GRAI-IAM COR den citarse: NESTOR TOMAS AUzA y JOSE LUIS
NIsI-I (dir.), “Acceso a la información en Améri TRENTI ROCAMORA, Estudio e índice de la colec
ca latina”, en Referencias, vol. 5, n° l, Buenos ción “La Cultura Argentina” (1915-1925), Bue
Aires, 2000, págs. 13-20; ROBERT ESCARPIT, La nos Aires, 1997; BIBLIOTECA NACIONAL, Los
revolución del libro, Madrid, 1968; MANUEL 2.600 libros más pedidos en la Biblioteca Nacio
GALVEZ, La Argentina en nuestros libros, Santia nal, Buenos Aires, 1936; EMILIO CARILLA, Auto
go de Chile, 1935; EUsTAsIO ANTONIO GARCIA, res, libros y lectores en la literatura argentina,
Desarrollo de la industria editorial argentina, Tucumán, 1979; GUGLIELMO CAVALLO y ROGER
Buenos Aires, 1965, “Historia de la empresa CI-LARTLER (directores), Historia de la lectura en
editorial en Argentina: siglo XX”, en Historia de el mundo occidental, Madrid, 1998; EMILIO I.
las empresas editoriales de América latina: siglo CORBIERE, Mamá me mima, Evita me ama,
XX, editor Iuan Gustavo Cobo Borda, Bogotá, Buenos Aires, 1999 y Los catecismos que leye
2000, págs. l5-l04. ADOLFO IAsCA, “El libro en ron nuestros padres, Buenos Aires, 2000; RO
la Argentina", Criterio, vol. 46, Buenos Aires, BERT ESCARPIT, Sociología de la lectura, Buenos
1973, págs. 1681- 1682; PETER S. IENNIsoN y WI Aires 1962; LEANDRO H. GUTIERREZ y LUIS AL
LLIAM H. KURTH, El libro en América, Washing BERTO ROMERO, Sectores populares, cultura y
ton, 1960; PIERRE LAGARDE, La politique de ¡’é política, Buenos Aires, 1995; JORGE LAFFORGUE
dition du livre en Argentine, Toulouse, 1981; y JORGE B. RIVERA, Asesinos de papel, Buenos
HECTOR LANDOLFI, “El libro, una politica de Aires, 1996; ALBERTO MANGUEL, Una historia
proyección argentina”, Estrategia, n° 6, Buenos de la lectura, Santa Fe de Bogotá, 1999; ORGA
Aires, 1970, págs. 70-74; REPÚBLICA ARGENTINA, NIZACION DE Los EsTADos AMERICANOS, Lista de
Ley del libro argentino N° 20.380, Buenos Aires, libros representativos de América, Washington,
1973; sin mención de autor, “El libro en la Ar 1959; ALEJANDRO E. PARADA, "Lectura y lecto
gentina”, Argentina Gráfica, año 8, n° 89-90, res en el Buenos Aires del Centenario”, en AL
160 Buenos Aires, 1943; JOSE LUIS MARTINEZ, El li BERTO DAVID LEIvA (coord.), Los días del Cente
EL LIBRO Y sus AMBITos
nario de Mayo, San Isidro (Pcia. de Buenos Ai gentina en la década de 1980, Buenos Aires,
res), Tomo l, 2000, págs. 277-308; HEBE PAULIE 1994; STELLA MARIS FERNANDEZ y ALEJANDRO E.
LLO DE CHOCHOLOUS, Índice de la revista “La Es PARADA, Situación del sistema bibliotecario ar
cena”, Mendoza, 1985; HEBE PAULIELLO DE gentino, Buenos Aires, 1998; HANS GRAVEN
CHOCHOLOUS, Índice de Bambalinas, Mendoza, HORST y REINALDO JosE SUAREZ, “Argentina”, en
1987; ADOLFO PRIETO, El discurso criollista en ALA World Encyclopedia of Library and Infor
la formación de la Argentina moderna, Buenos mation Services, 2= edición, Chicago-Londres,
Aires, 1988; JAIME REST, “Diagnóstico de la no 1986, págs. 76-78; ALBERTO A. LUCERO, Biblio
vela policial”, Crisis, n° 15, Buenos Aires, 1974, tecas legislativas, Buenos Aires, 1999; AMADOR
págs. 30-39; JORGE B. RIVERA, “La forja del es L. LUCERO, Nuestras bibliotecas desde 1810,
critor profesional (1900-1930)”, en AUTORES Buenos Aires, 1910; ARNALDO IGNACIO ADOLFO
VARIOS, La historia de la literatura argentina, MIRANDA, Las bibliotecas públicas municipales
vol. 3, Buenos Aires, 1980, págs. 337-360; BEA de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires,
TRIZ SARLO, El imperio de los sentimientos, Bue 1996; CARLOS B. RIVAS, Historia sucinta de la
nos Aires, 1985 y 2000; JORGE ENRIQUE SEvERI Biblioteca del Congreso de la Nación, Buenos
NO, “Biblioteca de ‘La Nación’ (1901-1920)”, Aires, 1978; JOSEFA E. SABOR, “Libraries in Ar
Boletín de la Sociedad de Estudios Bibliográficas gentina”, en Encyclopedia of Library and Infor
Argentinos, n° l, Buenos Aires, 1996, págs. 57 mation Science, vol. 1, Nueva York, 1968, págs.
94; SUSANA ZANETTI, “Lectores, lectoras, lectu 520-529; HORACIO SALAS, Biblioteca Nacional
ra en la novela de entresiglos (1880-1920)”, en Argentina, Buenos Aires, 1997; NICANOR SAR
su obra, La novela latinoamericana de entresi MIENTO, Historia del libro y de las bibliotecas ar
glos, Buenos Aires, 1997, págs. 125-141. gentinas, Buenos Aires, 1930; JOSE LUIS TRENTI
Sobre las bibliotecas, son importantes: ROCAMORA, “Aportes para la historia de la Bi
HUGO ACEVEDO, “Biblioteca Nacional de Ar blioteca Nacional de Buenos Aires y para una
gentina”, en Historia de las bibliotecas naciona lista de sus publicaciones”, Boletín de la Socie
les de Iberoamérica, México, 1995, págs. 3-24; dad de Estudios Bibliográficas Argentinos, n° 4,
Bibliotecas populares argentinas, Buenos Aires, Buenos Aires, 1997, págs. 51-90; NICOLAS M.
1995; JULIAN CACERES FREYRE, Bibliotecas que TRI PALDI, “Origen e inserción de las bibliotecas
he conocido como estudiante e investigador, obreras en el entorno bibliotecario argentino”,
Buenos Aires, 1993; JOSE LUIS COSMELLI IBA Libraria, n° l, Buenos Aires, 1997, págs. 22-37.
ÑEZ, “Los bibliógrafos y las bibliotecas”, en En relación con las imprentas, editoriales y
Historia de la cultura argentina, Buenos Aires, librerías, deben mencionarse: RAFAEL A. ARRIE
1992; JUAN PABLO ECHAGUE, Libros y bibliote TA, La ciudad y los libros, Buenos Aires, 1955;
cas, Buenos Aires, 1939; y “Las bibliotecas pú ALBERTO E. AUGSBURGER, El mercado del libro
blicas en la Argentina”, Argentina Gráfica, año en América latina, París, 1981; JOSE BARCIA,
8, n° 89-90, Buenos Aires, 1943, págs. 82-90; “Claridad: una editorial de pensamiento”, To
STELLA MARIS FERNANDEZ, “Gustavo Martínez do es Historia, año 20, n° 172, Buenos Aires,
Zuviría director de la Biblioteca Nacional”, Lo 1981, págs. 8-25; DOMINGO BUONOCORE, Libre
gos, n° 13-14, Buenos Aires, 1977-1978, págs. ros, editores e impresores de Buenos Aires, Bue
229-249; y La situación bibliotecaria en la Ar nos Aires, 1974; La empresa del libro en Améri l6l
LA DIMENSIÓN CIENTIFICA Y CULTURAL
ca latina, Buenos Aires, 1968; ERNESTO GIUDI la bibliografía corriente nacional argentina,
CI, “Claridad en la década del 30", Todo es His Buenos Aires, 1965; CARLOS VICTOR PENNA,
toria, año 20, n° 172, Buenos Aires, 1981, págs. “Bibliografías y bibliotecas como impulsoras
26-45; LUIS R. LACUEVA, “Librerías ai aire libre”, de la industria del libro”, Argentina Gráfica,
Boletín de la Sociedad de Estudios Bibliográficas año 8, n° 89-90, Buenos Aires, 1943, págs. 91
Argentinos, n° 4, Buenos Aires, 1997, págs. 102; IRIS ROSSI, “Argentina y su bibliografía
105-108; LUIS R. LAcUEvA, “Las librerías de la nacional”, Documentación Bibliotecológica, n°
calle Florida desde 1852”, Boletín de la Socie 6, Bahia Blanca, 1976, págs. 14-24; JOSEFA E.
dad de Estudios Bibliográficas Argentinos, n° 5, SABOR, “Bibliografía nacional de la República
Buenos Aires, 1998, págs. 77-88; RAÚL E. LA Argentina”, en su Manual de fuentes de infor
GOMARSINO, Savia y follaje del libro, Buenos Ai mación, Buenos Aires, 1978, págs. 194-210 y
res, 1957; DELIA MAUNAS, Boris Spivacow: me “La bibliografía general argentina en curso de
moria de un sueño argentino, Buenos Aires, publicación”, Handbook of Latin American
1995; ALEJANDRO E. PARADA, “Iuan Alfredo Studies, vol. 25, Gainesville, 1963, págs. 374
Trasande: fundador, organizador y director de 381.
la Imprenta del Congreso de la Nación”, Bole En cuanto a la bibliotecología, es oportuno
tín de la Sociedad de Estudios Bibliográficas Ar mencionar: DOMINGO BUONOCORE, Diccionario
gentinos, n° 6, Buenos Aires, 1998, págs. 23-46; de bibliotecología, Buenos Aires, 1976; STELLA
ARTURO PEÑA LILLO, Memorias de papel, Bue MARIS FERNANDEZ (dir.), La investigación, las
nos Aires, 1988; RICARDO PICCIRILLI, FRANCIS bibliotecas y el libro en cien años de vida de la
co L. ROMAY y LEONCIO GIANELLO, Diccionario Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad
histórico argentino, vol. 4: “Imprenta”, Buenos de Buenos Aires, Buenos Aires, 1996; I. FREDERIC
Aires, 1953-1955, págs. 451-457; MAX VELAR FINO y LUIs A. HOURCADE, “Evolución de la bi
DE, El editor Domingo Viau y otros escritos, bliotecologóa en la Argentina: 1757-1952”,
Buenos Aires, 1998; MAX VELARDE, “Libreros Universidad, n° 25, Santa Fe, 1952, págs. 265
de viejo”, Boletín de la Sociedad de Estudios Bi 301; PAUL GRoUssAC, Historia de la Biblioteca‘
bliográficas Argentinos, n° S, Buenos Aires, Nacional, Buenos Aires, 1967; ALEJANDRO E.
1998, págs. 89-94; FELIX DE UGARTECHE, La PARADA, “Manuel Selva y los estudios biblio
imprenta argentina: sus origenes y desarrollo, gráficos y bibliotecológicos en la Argentina”,
Buenos Aires, 1929; HECTOR YANOVER, Memo Boletín de la Sociedad de Estudios Bibliográficas
rias de un librero, Buenos Aires, 1997. Argentinos, n° 3, Buenos Aires, 1997, págs. 21
En lo que se refiere a la bibliografía, cabe 58; JOSEFA E. SABOR, Manual de fuentes de infor
citar: TEODORO BECÚ, La bibliografía en la Re mación cit.; MARIA ÁNGELES SABOR RIERA, Con
pública Argentina, Buenos Aires, 1945; Do tribución al estudio histórico del desarrollo de los
MINGO BUoNOcoRE, “El libro y los bibliogra servicios bibliotecarios de la Argentina en el siglo
fos”, en AUTORES VARIOS, Historia de la XIX, Resistencia, 1974-1975; REINALDO JOSE
literatura argentina, vol. 6, Buenos Aires, SUAREZ, “La situación bibliotecaria argentina”,
1960, págs. 279-350; CAMARA ARGENTINA DEL Umbral 2000, vol l, n° l, La Plata, 1972, págs.
LIBRO, ISBN 1982, Buenos Aires, 1983; ROBER 65-71; REINAI_DO IOSE SUAREZ, La problemática
162 TO COUTURE DE TROISMONTS, Estado actual de bibliotecaria argentina, Buenos Aires, i990.
EL LIBRO Y SUS ÁMBITOS
163
6 1. LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL
Y POLÍTICA
Diana Quattrocchi-Woisson
fluencia italiana en la cultura argentina, la au cribir a ninguna tendencia política, filosófica o
tovaloración de los escritores que se iniciaron literaria, desechando el espíritu de círculo”, tal
entre 1900 y 1914 y, la última, “América y el vez allí radicó la debilidad de la empresa. En
destino de la civilización occidental”. En la en todo caso, si la “bandera de la tolerancia” había
cuesta de 1932, al cumplirse las bodas de plata sido el estilo y el combate de Nosotros, esta
de la publicación, la dirección de Nosotros se bandera se hizo insostenible con el correr de
dirige a quienes habían iniciado su vida inte los años.
lectual entre 1900 y 1914, pidiéndoles que opi Las dos épocas de Nosotros —de 1907 a
nen sobre strpropia generación. Entre las cin 1934 y de 1936 a 1943- son algo más que un
cuenta respuestas de escritores y artistas, se accidente de recorrido. No es una interrup
destaca la de un miembro de la redacción de la ción por problemas económicos pasajeros, co
revista, Julio Noé, doctor en Jurisprudencia y mo ocurrió en otras ocasiones (resueltos casi
crítico literario: “Ha nacido nuestra genera siempre gracias a la intervención de la Socie
ción en el otoño del liberalismo cuando ya se dad Anónima Cooperativa Nosotros, creada
había apagado el fervor de sus comienzos y en 1912). La interrupción de la revista duran
aún no había nacido el fervor antiliberal. Ha te casi dos años fue el resultado del desaliento
llevado su tibieza a todos los partidos, y es por de sus directores y de muchos de sus colabora
eso, que en esencia, apenas se distinguen los dores frente a los cambios vertiginosos en el
unos de los otros”. Iulio Noé concluye que to panorama político nacional e internacional.
dos ellos, por entonces, se movían dentro del Estos cambios ponían en tela de juicio la esen
“centro liberal”. Y precisamente es esta tibieza cia misma de la empresa Nosotros. Para enca
en las posiciones, que poco permite distinguir rar los graves problemas políticos, económicos
los unos de los otros, lo más característico de y sociales de los años treinta, la revista “debe
la empresa cultural Nosotros. rá tomar forzosamente partido en estos días
En lo político, Nosotros saludó a la Ley de definiciones, cuando no de facciones, y al
Sáenz Peña como instrumento de la regenera tomarlo, dejará de ser lo que fue para ser otra
ción cívica del país, inclinándose a ver mayor cosa”, decían sus directores a modo de despe
coherencia programática en el socialismo que dida, en el número 299-300. Al cerrar la revis
en el radicalismo. Si bien Nosotros apoyó el ta explicando que se negaban a tomar partido
golpe de septiembre de 1930 como tantos en una época de “definiciones” y de “faccio
otros sectores de la vida argentina, también nes”, los directores de Nosotros estaban confe
manifestó dudas con respecto a la legitimidad sando la inadecuación de esta empresa cultu
de un gobierno militar, reclamando que la in ral a los nuevos tiempos políticos, marcados
tervención de los militares desembocase en un por una gran polarización ideológica. En efec
nuevo proceso electoral. to, ¿cómo modificar la línea de conducta de
A lo largo de más de 35 años de existencia, “puertas abiertas, conciliación de generacio
la revista Nosotros reivindicó haber sido “un nes, presencia equilibrada en todo aconteci
testigo lúcido de la vida del país”. Si la tarea miento de importancia social, política o litera
primordial de Nosotros era “tomarle el pulso al ria”?, como lo indica Aurora Ravina en su
168 mundo que la rodeaba, con tolerancia, sin ads estudio de la revista Nosotros. Alfredo Bianchi
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLÍTICA
falleció el 23 de noviembre de 1942, y en pala vista despertaba sus carcajadas, a pesar de que
bras de Giusti, “su muerte le restó a Nosotros el se burlasen en ella de su propio personal polí
alma”. En octubre de 1943, Giusti, como tan tico. El sentido de humor de los martinfierris
tos otros profesores, fue declarado cesante en tas, con sus famosos epitafios y su estilo irreve
sus cátedras del Instituto Nacional del Profe rente, se relaciona con la escritura de Oliverio
sorado y del Colegio Nacional Manuel Belgra Girondo. En las páginas de Martín Fierro se de
no. Fue el tiro de gracia. nunció que su obra mayor, Veinte poemas para
Las encuestas y las polémicas de Nosotros, ser leídos en el tranvía, había sido silenciada por
tan corteses, tan tolerantes, tan integradoras, “revistas anquilosadas”, “magazines cursis”, así
tan pluralistas, tuvieron el defecto de su prin como por la “estupidez” e “hipocresía” de los
cipal virtud. Las tomas de posición quedaron grandes diarios. Se enfatizó también el “carác
a menudo diluidas en estas voces plurales. Las ter netamente argentino” de esta obra, por su
encuestas que la revista patrocinaba indican “franqueza gaucha mezclada con rudeza y des
los temas en debate, pero no permiten sacar plante indígena (...) al arrojar palabras como
conclusiones sobre la correlación de fuerzas boleadoras (...) con una guapeza toda argenti
entre las diferentes posiciones. A lo sumo, las na, nativa, ancestral”. Esta toma de posición es
encuestas de Nosotros informan que un deba tética y política quedó resumida en el famoso
te se había abierto en la sociedad argentina y manifiesto publicado en el cuarto número de
que Nosotros no podía ni pretendía cerrarlo. Martín Fierro. Escrito por el poeta más trans
La prudencia y moderación de los animadores gresor de los que habían publicado hasta el
de Nosotros encontrará al filo de los años algu momento, el manifiesto atacaba por igual al
nos detractores y no pocos emuladores. “honorable público” y a la “funeraria solemni
dad del historiador y del catedrático que mo
MARTÍN Emma mifica cuanto toca”, anunciando que Martín
Fierro inauguraba una “nueva sensibilidad”,
Frente al estilo intelectual inaugurado por una manera inédita de ver al país y a sus gen
Nosotros, la aparición de la revista Martín Fie tes, gracias a una generación que pretendía
rro en febrero de 1924, bajo la dirección de cuestionar lo establecido y lo aceptado. Se ha
Evar Méndez -seudónirno de Evaristo Gonzá dicho que este manifiesto, repartido también
lez-, pudo parecer una verdadera revolución. como volante en las calles de la ciudad, tuvo
Era la tercera vez que una publicación argenti una “repercusión exagerada”, pero que logró
na reivindicaba en su título al poema de Iosé así nuclear a la juventud artística de vanguar
Hernández (en 1904, una publicación anar dia. También se indicó que los martinfierristas
quista y en 1919, una publicación antiyrigoye ignoraron a los surrealistas, pero irnítaron en
nista). Evar Méndez, poeta y periodista, ejercía cambio el manifiesto futurista italiano. El espí
funciones de bibliotecario en la Casa de Go ritu de imitación, reflejo típico de las intelec
bierno y era amigo personal del presidente tualidades periféricas, atravesó muchas empre
Marcelo T. de Alvear. En el segundo número de sas culturales argentinas; sin embargo, algimas
Martín Fierro aparece una carta del Presidente imitaciones fueron más novedosas y creativas
de la República señalando que el estilo de la re que otras en cuanto a sus adaptaciones y efec 169
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
tos locales. Así, por ejemplo, la defensa deno Como queda indicado en el análisis de Al
dada del idioma argentino y de su especifici tamirano y Sarlo, la aparición de la vanguardia
dad fonética fue toda una novedad en aquella estética martinfierrista implicaba la existencia
época. Como la utilización del voseo en la len más o menos desarrollada de un espacio cultu
gua escrita, que tardaría muchas décadas en ral cuyas formas e ideologías esta vanguardia
imponerse en los sectores cultos: “Martín Fie venía a cuestionar. En ese espacio cultural, la
rro tiene fe en nuestra fonética, en nuestra vi revista Nosotros era el órgano por excelencia de
sión, en nuestros modales, en nuestro oído, en consagración y de difusión cultural. Por ello,
nuestra capacidad digestiva y de asimilación”. en Martín Fierro, se llegó a solicitar el cierre de
El enfrentamiento entre el grupo “Florida” la revista Nosotros invocando una disposición
de los martinfierristas y el grupo “Boedo” de municipal que “prohibía tener cadáveres en
los escritores ligados a las revistas Los Pensa exhibición” (sic). A pesar de la irreverencia y de
dores y Claridad —-acusados por Martín Fierro la iracundia que la distinguían, o de la utiliza
de ser la izquierda política y la derecha litera ción del “escándalo como modalidad típica
ria- generó tal vez mayores rupturas a poste mente vanguardista”, se ha afirmado que la re
riori, cuando el campo cultural argentino, vista no significó ni un quiebre en el sistema
profundamente dividido, necesitó legitimar cultural argentino ni un cuestionamiento al
sus orígenes. Sobredimensionada o no, lo cier orden social vigente. Para Altamirano y Sarlo,
to es que la experiencia de la revista Martín el “moderantismo” y “la superficialidad com
Fierro dejó huellas en la vida cultural argenti bativa” de Martín Fierro tienen que ver con la
na, aunque muchas de sus polémicas no fue época y su bonanza económica y social. Así
sen más que escaramuzas entre escritores liga por ejemplo, si Martín Fierro criticaba al inten
dos por lazos de amistad y que fraternizaban dente de Buenos Aires por su papel en la atri
en la bohemia literaria de estos años de pro bución de premios literarios, era para reclamar
greso material. que esos premios pasasen a la órbita del Minis
En cuatro años de “vida irregular y espas terio de Instrucción Pública.
módica”, Martín Fierro fue un “periódico lúdi Más importante para el tema aquí tratado
co y travieso, típico de cachorros”, segím La es que la clausura de Martín Fierro estuvo
fleur y Provenzano. Ese humor martinfierrista marcada por un claro conflicto político, y este
alegre y desprejuiciado ya no volverá a encon dato merece ser tomado en cuenta y no relega
trarse por muchos años en las revistas cultura do a lo meramente anecdótico. Iorge Luis Bor
les. Los famosos epitafios donde se burlaron ges había fundado el “Comité Yrigoyenista de
de casi todos, incluidos ellos mismos, siguen Intelectuales Ióvenes” para adherir a la segun
siendo recordados aún hoy por los escritores da candidatura presidencial del caudillo radi
argentinos. El humor de las publicaciones na cal. Los postulados de este comité y la lista de
cionalistas adoptará posteriormente otro ca firmantes (Leopoldo Marechal, Macedonio
riz: un humor corrosivo, ácido, pero funda Fernández, Roberto Arlt y los hermanos Enri
mentalmente grave como el telón de fondo de que y Raúl González Tuñón, entre otros) se
la época en la que les tocó actuar, posterior a publicaron en el popular diario Crítica. El al
170 la crisis del treinta. vearismo de Evar Méndez se veía así contra
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLITICA
todo lo aprendido —“lo primero que has de kistas, pero contando siempre con la figura de
hacer es vomitar todo lo que te han inculcado árbitro convocante de Antonio Zamora. Clari
en la escuela”—. Particular atención se le con dad fue blanco de la represión luego del golpe
cedió en esta lucha a la tradición historiogra de 1930 —golpe que, sin embargo, había apo
fica argentina: “nuestra historia es inflada; ha yado al igual que Nosotros- y su director ter
carecido de documentación; se ha inventado minó expulsado del territorio argentino, aun
una historia con héroes que no son tales, en que la expulsión y la prohibición hayan tenido
beneficio exclusivo de una casta privilegiada”. corto alcance temporal. Claridad y su director
Según los artículos editoriales, más que a los volvieron a la lid y no pretendieron ser eco de
héroes fundadores, la nacionalidad argentina nada, sino abordar todos los temas sin eufe
debería estarle agradecida a la mano de obra mismos, declarándose en “rebelión anárquica
inmigrante. La lucha de Claridad era contra la contra la cursilería y la mojigatería”, ufanán
Iglesia (“regresión y barbarie”), contra el Es dose de su libertad —“nos sentimos libres, no
tado (“el entronizamiento de unos pocos pensamos a sueldo de ningún diario”-, que
aprovechados”), contra el Ejército (“refugio riéndose sumar a todos aquellos que “nacie
de criminales repugnantes”), contra el cura ron para revolucionar el mundo”; la política
(“porque mira a la mujer como instrumento terminó absorbiendo la cultura. Al finalizar la
del pecado, cuando ella es la vida y el irnpul década del treinta, ya la narrativa se había re
so del universo”). ducido para dejar cada vez más espacio a los
Privilegiando una concepción pedagógica, ensayos políticos, económicos y sociales.
la de llevar la luz de la inteligencia a los sectores El papel del intelectual que concibe Clari
populares, la primera tarea de la editorial de dad es el de un pedagogo cuya misión consis
Zamora fue la traducción al castellano de gran te en educar a los sectores populares a través
des pensadores universales, poniéndolos a dis de la palabra escrita. Esta “confianza hiperbó
posición de un público amplio y de pocos re lica en los textos” como instrumento para
cursos. Precursor de la literatura de bolsillo, cambiar la mentalidad de un pueblo no obtu
como lo pone de relieve la tesis doctoral de Flo vo siempre los resultados esperados. En esta
rencia Ferreira de Cassone, la idea de “ganar ambición de “educar al soberano”, las afinida
poco para ganar mucho” fue la divisa de Zamo des con el proyecto liberal sarmientino son
ra, apuntando exitosamente no sólo al mercado tan evidentes como las dificultades en orientar
nacional sino también al latinoamericano. políticamente a ese pueblo soberano que no
La obligación de los intelectuales, según la siempre es capaz de elegir en el sentido preco
revista Claridad, era la de estar más cerca de nizado por sus ilustres pedagogos. Si el pro
las luchas sociales que de las manifestaciones yecto de Claridad de organizar el “ala izquier
puramente literarias, afirmando que para el da de la intelectualidad” opuesta a la “prensa
porvenir de la humanidad, “las luchas sociales rica, el teatro industrializado, las academias y
tienen más utilidad que las grescas literarias”. los jurados oficiales, la docencia y la intelec
Las diversas sensibilidades de izquierda no de tualidad burocrática” se reveló de dificil reali
jaron de enfrentarse en las páginas de la revis zación en la Argentina, ¿no habría que buscar
172 ta, anarquistas, socialistas, comunistas y trots algún indicio de este fracaso en la actitud mo
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLÍTICA
ralista de la izquierda “esclarecida” frente al no. Pero antes de que floreciese el período pe
“mal gusto” de los sectores populares? El desa ronista, otras revistas argentinas de capital irn
grado de la revista Claridad ante los homena portancia en la vida cultural harán su apari
jes fúnebres rendidos por ese pueblo a un ído ción y otras, no menos importantes, dejarán
lo tan “sospechoso” como Carlos Gardel y su de publicarse.
repudio a ciertas formas de sensibilidad popu Claridad fue atemperando la virulencia de
lar como el tango, el fútbol o las carreras de sus posiciones iniciales al calor de los aconte
caballos, denunciados como “enemigos de una cimientos internacionales. Su inequívoco apo
correcta conciencia social y política”, pueden yo al campo republicano durante la guerra ci
haber provocado efectos contrarios. Algo si vil española fue dando paso a posiciones más
milar ocurrió con la crítica feroz a los gobier moderadas. Frente al ascenso del fascismo y la
nos radicales surgidos del sufragio universal. inminencia de la contienda mundial, Claridad
Así, en plena campaña contra el segundo go tomó partido por la alianza continental pro
bierno de Yrigoyen, puede leerse en las pági puesta por Roosevelt. De este período data la
nas de Claridad que “el pueblo no a elegido a modificación del subtítulo de la revista, iden
sus representantes sino a los sirvientes del más tificada ahora con los “hombres libres de
hermético de los caudillos que el país ha teni América”. La prédica antiimperialista fue per
do. Si el sufragio popular, secreto y libre con diendo intensidad, aunque en las páginas de
tinúa dando tan ‘excelentes’ resultados, habrá Claridad se siguiera discutiendo sobre los al
que cambiar el procedimiento para acabar con cances y los límites de la democracia y de la re
3))
gobiernos tan ‘ejemplares Consecuentes con volución, se analizase la posibilidad de convo
esta política, saludaron al golpe de Estado de car a un “Congreso Latino Americano de
1930 porque “nunca creímos ni en la virtud ni Izquierdas”, o se concediese mucha atención al
en la capacidad de los hombres que desquicia proyecto del aprismo peruano proponiendo
ban el país envalentonados porque el pueblo una versión americana del socialismo marxis
había cometido el error de elegirlos y, por lo ta, el “socialismo indoamericano”.
tanto, aplaudirnos el movimiento que los ha El agotamiento de la experiencia aparece
barrido por completo. Ha caído la peor de las muy estrechamente ligado a los problemas
oligarquías que ha tenido el país: la oligarquía económicos y políticos que trajo la Segunda
de los incapaces y los ladrones”. Y como lógico Guerra Mundial. Aunque la editorial Claridad
corolario de esta posición, desde las páginas continuó sus actividades, Antonio Zamora
de Claridad se enjuició severamente a los inte decidió dejar de publicar la revista -que había
grantes del “Comité Yrigoyenista de Inte alcanzado tiradas de 10.000 ejemplares- y el
lectuales Jóvenes” por estar al servicio de la estudio de Florencia Cassone pone de relieve
“mala política del Klan Radical”. Este desen las dificultades en el abastecimiento de papel
cuentro entre las posiciones de la izquierda y prensa como factor determinante, señalando
las preferencias populares se tematizará años que para la misma época dejaron de aparecer
más tarde a partir de posiciones francamente otras importantes publicaciones periódicas
antiintelectuales y cristalizará en uno de los argentinas como las revistas P.B.'IÏ, Caras y
repertorios preferidos del populismo argenti Caretas, Fray Macho, Nosotros, El Hogar, Mun 173
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
Intelectuales en un café de Boedo. Entre otros Edmundo Guibourg. Samuel Eichelbaum e lvonne Lardy. Banco dela Nación
Argentina. Acción, presencia y testimonio en Ia construcción del país.
do Argentino, Vea y Lea, Hechos e Ideas, así co Claridad. La desaparición de esta revista dejó
mo los diarios El Mundo, Crítica, Noticias un vacío que ningún otro emprendimiento
Gráficas y La Época, o semanarios como Ar logró llenar: la dispersa izquierda argentina
gentina Libre, Tribuna Demócrata y La Van no volverá a encontrar un vocero político—cul
guardia. Cabe precisar aquí que, en muchos de tural que la congregue más allá de sus nume
estos casos, la fecha divisora de aguas fue la de rosas facciones.
1943, como resultado de la intervención mili
tar del 4 de junio, y que las dificultades en el SUR
abastecimiento de papel no afectaron del mis
mo modo a todas las publicaciones argenti La tradición liberal logró, en cambio, so
nas. En el caso del cierre de Claridad, cuyo úl breponerse a muchas peripecias económicas y
timo número apareció en diciembre de 1941, políticas. Así, por ejemplo, la revista Sur, que
la distancia que Zamora había tomado respec se publicó regularmente entre 1931 y 1970. Si
to de las posiciones del Partido Socialista Ar Sur pudo nacer y prosperar en tiempos difíci
gentino merecería una mayor indagación. Así les y polarizados es porque ocupó un lugar
como el hecho de que luego del ataque a Pearl que se encontraba vacío, al menos en el terre
Harbor, en diciembre de 1941, la defensa in no de las definiciones liberales. Sur -una de las
condicional de los Estados Unidos pudiese revistas argentinas mejor conocidas y estudia
174 plantearle algunas dificultades al director de das, a partir de la excelente tesis doctoral de
LAS REVISTAS EN LA VIDA lNTELECTUAL Y POLÍTICA
Iohn King- había comenzado a editarse como hermandad universal de escritores con ideas
lujosa revista trimestral, con más de 150 pági afines sino ante las consecuencias de un mun
nas y fotografias que luego se suprirnieron por do desgarrado y dividido. Se afirmó entonces
ser muy costosas. Los gastos de publicación un proyecto cultural según el cual las elites in
eran altos y la circulación reducida, y aunque la telectuales ejercerían primordialmente una
fortuna personal de Victoria Ocampo (1891 función de árbitros del buen gusto rechazan
1979) fuese el respaldo primordial, la revista do toda “contaminación ideológica” frente a
recién se regularizó con apariciones mensuales los “males del siglo” (nacionalismo, autorita
a partir de 1935. La fimdación de la editorial rismo, fascismo, comunismo). Se ha inferido
Sur, en septiembre de 1933, ayudó a consolidar erróneamente que a partir de esta posición
la empresa, siguiendo el ejemplo de la Revista Sur preconizó un acendrado apoliticismo. No
de Occidente dirigida por el filósofo español fue así, la revista creada por Victoria Ocampo
José Ortega y Gasset. tuvo a lo largo de su historia claros y contun
El autor de La rebelión de las masas, obra dentes pronunciamientos políticos. Del mis
publicada en 1930, había sido uno de los men mo modo es necesario no perder de vista que
tores espirituales de la revista Sur. El postulado el cosmopolitismo de Sur -luego tan denosta
orteguiano de “que un grupo de iguales preser do—, como el de tantos otros intelectuales ar
ve la continuidad de la civilización ante la cul gentinos, implicaba la necesidad casi irnperio
tura de masas” será la divisa de Victoria Ocam sa de romper con el provincialismo cultural.
po y de sus amigos y colaboradores. A partir de El compromiso personal de Victoria Ocam
los trabajos del norteamericano Waldo Frank, po con su revista fue muchas veces señalado, así
otro mentor de la revista, los primeros núme como su inagotable energía organizando confe
ros tratarán de los problemas planteados por la rencias, debates, celebraciones, viajes y visitas.
cultura americana. Dando preferencia a los en Al construir una férrea red de alianzas naciona
sayos sobre cultura general y a la relación de los les e internacionales alrededor de la figura in
intelectuales con sus sociedades, en los prime sustituible de Victoria Ocampo, con puentes
ros tiempos Sur publicó también artículos de tendidos hacia el mundo de la prensa y la edi
escritores nacionalistas como Julio Irazusta o ción, y gracias a una constelación intemacional
Ramón Doll, o comunistas como Elías Castel de colaboradores que ostentaban, salvo excep
nuovo, quien analizó la situación de los escri ciones, un gran nivel intelectual, Sur logró nacer
tores rusos al regreso de su viaje a la Unión So y consolidarse en tiempos agitados. Pero Sur fue
viética en 1932. algo más que la criatura dilecta de su fundado
Con la Guerra Civil Española, y luego del ra. En esta revista de ideas basada en la expe
agitado congreso del Pen Club realizado en riencia literaria de sus principales colaborado
Buenos Aires en 1936, las aguas se dividieron. res se afirmó una concepción del intelectual que
Cuando en este congreso el fascista Filippo luego será severamente cuestionada: quienes es
Martinetti atacó públicamente a Victoria taban capacitados para leer y escribir la buena
Ocampo, quedó en evidencia que los intelec literatura estaban particularmente calificados
tuales del “Sistema-Sur”, según la definición de para ocuparse de historia, de política, o de todo
Emilia Zuleta, ya no se encontraban ante una tema con resonancias morales o sociales. 175
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
En cuanto a las tomas de posiciones polí gozar del apoyo de las autoridades argentinas
ticas, tras una pequeña confusión inicial, Sur en este período. En cambio, a lo largo de toda
defendió la causa republicana a lo largo de la la guerra, Sur se benefició con la política esta
Guerra Civil Española y sus colaboradores dounidense de estimular el desarrollo de elites
ayudaron a organizar la solidaridad y a dar re intelectuales modernas en varios países del he
fugio a intelectuales españoles, entre ellos a misferio. Nelson Rockefeller organizó la Ofici
Rafael Alberti. La publicación en Sur, en agos na de Coordinación de Asuntos Interamerica
to de 1937, del artículo de Jacques Maritain nos en 1940. María Rosa Oliver, gran amiga de
“Sobre la guerra santa”, desató la ira de la re Victoria Ocampo y colaboradora de la revista,
vista católica Criterio, que acusó a la revista di trabajó en la Oficina del Coordinador durante
rigida por Victoria Ocampo de tener una dos años, de 1942 a 1944. En diciembre de
“orientación francamente de izquierda”. ¡Iz 1941, después del ataque a Pearl Harbor, Sur
quierdista no!, respondieron los acusados, ¡li publicó un número titulado “La guerra en
beral y democrática! América” y declaró su apoyo a los Estados Uni
Se ha afirmado que el liberalismo argenti dos y al concepto de panamericanismo, preco
no perdió toda oportunidad de ser identifica nizando “una América indivisible desde el es
do con la democracia después del golpe del trecho de Behring hasta el cabo de Hornos”.
treinta. El régimen de la Concordancia (alian Aparece allí una crítica muy abierta al gobier
za del partido conservador, una fracción del no argentino por no abandonar la neutralidad.
partido radical y un grupo minoritario de so La identificación de Sur con los Aliados fue to
cialistas, el Partido Socialista Independiente) tal, desde el apoyo a los Estados Unidos hasta
sólo pudo legitirnarse electoralmente median el homenaje a Winston Churchill; aunque el
te la política del fraude. ¿Sur apoyó esa época hogar espiritual de la revista siguiera siendo
de democracia restringida y fue entonces la ex París, como quedó demostrado en el número
presión cultural de la “década infame”? Esta vi dedicado a la “Liberación”, aparecido en octu
sión de los procesos históricos, que gozó de bre de 1944. Del mismo modo, el número es
tantas simpatías en tiempos aún no lejanos, pecial consagrado al Brasil, en septiembre de
parece hoy un tanto mecánica y reductora. Así, 1942, aparece ligado a la visita oficial de María
por ejemplo, en el terreno de la política inter Rosa Oliver, pero este “Homenaje al Brasil” no
nacional, Sur se opuso a la política oficial del es sólo un homenaje a su literatura sino tam
gobierno argentino al declarar expresamente bién a las iniciativas políticas del régimen bra
su apoyo a la causa aliada durante la Segunda sileño: se publicó en este número de Sur el dis
Guerra Mundial. Las expresiones culturales de curso de Getulio Vargas anunciando la entrada
la izquierda argentina también podían com del Brasil en la contienda y exhortando al con
partir las opiniones de Sur sobre la Guerra Ci tinente americano a mantenerse unido contra
vil Española y la Segtmda Guerra Mundial. la amenaza común.
Durante el período de la guerra, y a pesar de las A partir de la Segunda Guerra Mundial, la
dificultades en el suministro de papel, la publi distancia que los miembros de la revista fue
cación de Sur no fue interrumpida. Sin embar ron tomando respecto del gobierno argentino
l76 go, la revista de Victoria Ocampo no pareció no fue suficientemente subrayada. En 1942,
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLÍTICA
Colaboradores de Sur, 196i. Parados: Enrique Pezzoni. Eduardo González Lanuza, Silvina Ocampo, Alberto Girri. Adolfo Bioy
Casares, Victoria Ocampo. Alicia Jurado y Héctor Murena. Sentados: María Luisa Bastos, Guillermo de Torre. Carlos Alberto
Erro, Iorge Luis Borges y Eduardo Mallea.
circulación en los años treinta habrían sido cerían aquí un lugar destacado. Para un estu
convertidas en “hechos” contundentes por el dio de conjunto del accionar de las fuerzas na
peronismo en los años cuarenta. En la empre cionalistas cabe remitir a los imprescindibles
sa Hechos e Ideas se hace tangible el camino re trabajos del profesor Enrique Zuleta Álvarez.
corrido por muchos radicales que vieron en el El mayor aporte realizado por el nacionalismo
peronismo la continuidad de las ideas yrigoye argentino se sitúa en la construcción de los lla
nistas. Esta revista, que surgió para suscitar un mados “artefactos culturales”. Y la más original
debate capaz de otorgar nueva identidad a una y eficiente de estas construcciones fue, sin lu
tradición política bastante jaqueada después gar a duda, la empresa de contrahistoria mili
del golpe de Estado de 1930, no dudó en reco tante denominada revisionismo histórico. Pa
nocer en el peronismo la capacidad de pro ra llevar adelante tan ambicioso cometido, el
ducir esa “renovación”. Y, en este punto, el revisionismo histórico también necesitó do
itinerario de la revista Hechos e Ideas es se tarse de publicaciones periódicas: la Revista y
mejante al camino recorrido por los radicales el Boletín del Instituto Iuan Manuel de Rosas.
forjistas. Desde enero de 1939 hasta agosto de 1971, los
revisionistas lograron publicar regularmente
REVISTAS NACIONALISTAS veintitrés números de la Revista y veintinueve
números del Boletín.
Cuando se exploran los cruces entre his Las revistas nacionalistas de debate y de
toria cultural e historia política es evidente combate tuvieron su hora de gloria en el clima
que no existen compartimentos estancos ni instaurado por la Segunda Guerra Mundial.
líneas definidas de una vez y para siempre. Las de mejor nivel intelectual fueron Sol y Lu
Los itinerarios político-culturales -los colec na (1938-1940), dirigida por Iuan Carlos Go
tivos y los individuales- suelen ser muy lábi yeneche; Nueva Política, creada por Marcelo
les y presentan una gran permeabilidad. Así, Sánchez Sorondo, y Nuevo Orden, fimdada
por ejemplo, el peronismo supo nutrirse de por Rodolfo y Iulio Irazusta y Ernesto Palacio.
muchos elementos pregonados por los católi La revista Nueva Política, publicada mensual
cos argentinos, pero convirtiéndolos en algo mente entre 1940 y 1943, dejó de editarse lue
propio donde -al igual que ocurriría con go del golpe militar de junio de 1943, pero no
otras tradiciones políticas- no todos pudie por razones de proscripción. Como ocurrió
ron reconocerse. Desde las páginas de las em con otras publicaciones nacionalistas, al ocu
presas culturales ligadas al catolicismo, el na par algunos miembros de su equipo funciones
cionalismo o el radicalismo de los años gubernamentales -en el quehacer educativo,
treinta es posible detectar elementos anun cultural o diplomático—, se suspendió su pu
ciadores de lo que sería el peronismo en los blicación. Los nacionalistas de Nueva Política
años cuarenta. podían interpretar junto a su director que es
En cuanto a los grupos nacionalistas que taban asistiendo a la “necesaria revolución" re
habían surgido a fines de 1927 con la publica clamada desde las páginas de su revista. Preci
ción de La Nueva República, muchas de las samente, la mayoría de las contribuciones y
180 empresas culturales por ellos encaradas mere artículos editoriales de Marcelo Sánchez So
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLÍTICA
rondo fueron editados en 1945 con el título La el terreno cultural, limitándose a ser meros
revolución que anunciamos. La derrota del Eje instrumentos de propaganda gubernamental.
privó a los nacionalistas argentinos de su prin A lo sumo, Continente sería digna de ser recor
cipal referencia internacional, ubicándolos en dada a modo de catálogo retrospectivo, por
el campo de los derrotados. Es sabido que Pe sus excelentes reproducciones de obras plásti
rón los llamó los “piantavotos”, pero que no se cas de artistas argentinos y latinoamericanos.
privó ni de la compañía ni del consejo de mu Financiada por el gobernador de la provincia
chos de ellos. Pero si hubo nacionalistas que, de Buenos Aires, el coronel Domingo Mercan
como Ernesto Palacio, acompañaron con en te, la revista Continente logró mantenerse lue
tusiasmo la experiencia peronista —en el terri go de la ruptura entre Mercante y Perón, ocu
torio preferido para ejercer una vocación inte rrida en 1951.
lectual, el de la cultura y la educación—, los Ahora bien, ¿todas las publicaciones liga
intelectuales ligados a la revista Nueva Política das al peronismo fueron meras propagandas
miraron con desdén la “fatalidad” tumultuosa oficiales? Es un hecho suficientemente consta
y plebeya que adquiría la revolución por ellos tado que el primer peronismo no logró atraer
“anunciada”. ni a la clase media ni a la gran mayoría de los
intelectuales argentinos. Que su partida de na
CONHNENTE Y DE FRENTE cimiento haya estado tan indisolublemente li
gada a la movilización de los sectores obreros,
En sintonía con los nuevos tiempos del pe le dio al peronismo ese bautismo de fuego ple
ronismo, la revista Continente (1947-1955) beyo que tanto repercutió en su historia, en
—cuya vida coincide con las dos presidencias sus realizaciones y en sus limitaciones. Pero si
de Perón- privilegiaba los temas argentinos y el análisis de la revista Continente confirma
latinoamericanos, presentando sus análisis que el dinamismo del peronismo no vino pre
editoriales bajo la forma del anonimato. Esta cisamente de sus logros intelectuales, el análi
característica de no firmar los artículos fue sis de la revista De Frente depara algunas sor
una práctica habitual en las publicaciones del presas. En sus escasos dos años de publicación
primer peronismo, como si los individuos in —desde diciembre de 1953 hasta enero de
telectuales tuviesen que eclipsarse frente a la 1956-, con 95 números publicados, la especi
“masa de los trabajadores” y, obviamente, an ficidad de esta revista cultural claramente
te el más destacado de entre ellos, el general identificada con la familia peronista reside en
Perón. El anonimato pudo también ser una que se propuso ser popular sin dejar de ser
práctica impuesta por las circunstancias: evi culta. A partir de esta difícil doble exigencia,
tar los nombres de desconocidos y cubrir así la De Frente prefigura y anuncia una modalidad
notoria ausencia de firmas de peso intelectual que muchas de las empresas culturales de los
en las publicaciones peronistas. El análisis de años sesenta intentarán plasmar.
los cien números de la revista Continente pa Creada y dirigida por el polémico dirigen
rece confirmar algo ya conocido: que durante te peronista Iohn William Cooke, la revista De
este período, las publicaciones identificadas Frente, de publicación semanal, tuvo como
con el gobiemo peronista poco aportaron en modelo a la norteamericana Time. Combi 181
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
nando, en una dosis inédita, erudición, defen Frente en 1953 permitió a Cooke —quien se ha
sa del peronismo y crítica de buen nivel en to bía alejado voluntariamente de las funciones
dos los terrenos de la cultura —cine, teatro, ra políticas al finalizar su mandato como diputa
dio, música, bibliografía, deporte—, pero do y no había aceptado la dirección del diario
siempre identificada con los “logros de la re Democracia- seguir interviniendo en la vida
volución peronista”, De Frente intentó distan política y ser escuchado por el propio Presi
ciarse de la apología y la hagiografía tan difun dente -Perón recibía personalmente cada nue
didas durante el régimen peronista. Lo hizo a vo número de la revista—. Por otra parte, De
través de ese rasgo distintivo de otros empren Frente no parece haber sufrido ningún tipo de
dimientos culturales peronistas: el anonimato. censura y su director se jactaba de seguir man
Las notas y colaboraciones que, como en el ca teniendo relaciones fluidas con el poderoso
so de Continente, casi nunca aparecían firma secretario de informaciones del gobierno pe
das, generaron algunas campañas notables, ronista, Raúl Apold.
como aquella contra la práctica inhumana del De Frente tuvo juicios sumamente negati
boxeo —deporte tan popular por aquellos vos hacia la manera en que el peronismo con
años—. Precursora del tratamiento “sociológi ducía los asuntos universitarios y culturales;
co” reservado al fútbol y reflejando en sus pá por ejemplo, el mal funcionamiento de la Bi
ginas la movilidad social experimentada du blioteca Nacional, que recibió el poco hala
rante la experiencia peronista, la revista se güeño título de “cultura para ratas”. La publi
ocupó extensamente de temas relacionados cación criticó también la imposición de una
con el aumento y nuevas pautas de consumo organización oficial para estudiantes y la into
de los sectores populares. Alejándose del este lerancia hacia la oposición parlamentaria. En
reotipo y del estigma de bajo nivel cultural las cuestiones políticas, culturales y económi
que aquejaba a las publicaciones peronistas, cas, como la campaña de oposición al contra
las incursiones en el terreno específicamente to petrolero con la Standard Oil, De Frente de
político de la revista De Frente apuntaban a cía querer ubicarse en un espacio propio, a
modificar el rumbo autoritario y burocrático igual distancia de los “contreras” y de los “adu
del gobierno. lones". Logró sobrevivir apenas cuatro meses
Este “peronismo crítico” de la revista de al colapso del gobierno, pero fue la única pu
Cooke, ¿es asimilable a la prehistoria de la iz blicación peronista que logró hacerlo. Su di
quierda peronista o del “peronismo revolucio rector fue encarcelado en octubre de 1955 y la
nario”, como reconstrucciones ulteriores han revista De Frente fue clausurada por el gobier
buscado identificar? La posición de la revista no militar en enero de 1956; ambos acusados
al criticar a los “adulones” y a los “burócratas”, de “traición a la patria”.
pero preservando siempre a la figura de Perón,
tendrá herederos en el campo peronista; pero REALIDAD E IMAGO MUNDI
ta del fascismo y del nazismo en Europa y cre ta Sur y de la Sociedad Argentina de Escritores
yeron que el triunfo de las naciones aliadas -cuya oposición al gobierno peronista no era
anticipaba su propio triunfo en la tan extra un secreto para nadie—, con dieciocho núme
vertida realidad argentina, atravesaron horas ros publicados entre 1947 y 1949, en edición
amargas, hasta el punto de que la “Nueva Ar bimestral, Realidad fue una revista de alto ni
gentina” se les hizo por momentos no sólo in vel intelectual, con más de 350 páginas por en
sostenible sino, peor aún, incomprensible. Pe trega. El estudio de Rosana Guber pone de re
ro si los intelectuales ligados a la tradición lieve que no fueron dificultades materiales las
liberal pasaron por momentos de desaliento que determinaron el cierre de la revista. El de
durante los años peronistas, pudieron, en saliento de sus animadores frente a una “reali
cambio, concentrarse en tareas de preserva dad” refractaria a sus ideas terminó irnposibi
ción que prepararan su eventual regreso a la litando la tarea de analizar y comprender el
cúspide del campo cultural y educativo luego fenómeno peronista. Como afirmaba uno de
de la caída del régimen. sus colaboradores, Carlos Alberto Erro, la apa
Surgieron así empresas sumamente ambi rición de una nueva fuerza organizada para
ciosas que fueron vistas retrospectivamente enfrentar la contienda electoral, el desplaza
como una suerte de “universidad en las som miento de los viejos partidos políticos o “la
bras”. Revistas de alto contenido intelectual, llegada de las modernas masas al poder” se ha
que en el territorio de las humanidades venían bían convertido en temas “tabú” que nadie lo
a enfrentar la mediocridad que reinaba en los graba comentar ni analizar “con espíritu y mé
claustros universitarios y muy particularmen todo científicos”.
te en la Facultad de Filosofía y Letras de la La interrupción, anunciada como tempo
Universidad de Buenos Aires. Con la filosofía raria, de la revista Realidad fue definitiva, pe
como disciplina convocante primero y con la ro sus miembros volvieron a congregarse en la
historia después, Francisco y Iosé Luis Rome revista Imago Mundi, lanzada por el historia
ro generaron espacios de confluencia intelec dor Iosé Luis Romero, gracias al apoyo finan
tual publicando dos revistas de corta dura ciero de un empresario del calzado, Alberto
ción, pero de importancia capital, porque la Grimoldi. Llevando como subtítulo “revista
mayoría de sus actores ocupará un lugar des de historia de la cultura", Imago Mundi publi
tacado en la modernización universitaria pos có doce números entre 1953 y 1956. Pero, a di
peronista, al menos en ese decenio moderni ferencia de lo ocurrido con Realidad, la revis
zador y dinámico que va de 1956 a 1966. ta de José Luis Romero se clausuró luego de la
Francisco Romero, luego de presentar su re caída del régimen peronista, cuando su direc
nuncia a las cátedras universitarias donde tor asumió responsabilidades de primera línea
ejercía la docencia desde 1931, lanzó la revista en la renovación universitaria (como inter
Realidad, revista de ideas destinada a “de ventor-rector de la Universidad de Buenos Ai
sentrañar desde el mirador argentino la vasta res prirnero y como decano de la facultad de
realidad contemporánea”. Sostenida financie Filosofía y Letras después). ¿Tuvo el equipo de
ramente por prestigiosas editoriales -Suda Imago Mundi una posición que no fuera “ta
mericana y Losada- y con el apoyo de la revis bú” frente al peronismo? El estudio dt Oscar 183
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
Terán destaca que si esta empresa pudo oficiar mer lugar, porque Perón había ganado limpia
como “universidad alternativa”, su vocación de mente las elecciones, clausurando la época del
oficiar también como “universidad de relevo” fraude electoral erguido en sistema desde 1930.
se vio empañada por “una visión fantasmagó Y en segundo lugar, porque los problemas de la
rica del peronismo”, la misma que hizo decir a sociedad argentina de la posguerra poco tenían
un redactor de Imago Mundi que los largos que ver con los de la sociedad italiana o alema
años de gobierno peronista sólo podían expli na de los treinta.
carse como “un estado de locura colectiva”. Sur, “revista de minorías”, no desdeñó to
mar posición contra el régimen de las mayo
LA PERSISTENCIA DE SUR rías. Su directora y sus principales colabora
dores habían sostenido abiertamente a la
Aunque el peronismo impuso un férreo Unión Democrática en la contienda electoral.
control de la prensa escrita, la revista Sur si Por eso en las páginas de Sur se comentó am
guió publicándose. Es conocido el modo en pliamente el mitin opositor del 12 de octubre
que el peronismo aprovechó la radio y la pren de 1945 y se ignoró, en cambio, la concentra
sa, poniendo bajo control estatal a casi todas ción de Plaza de Mayo del l7 de octubre del
las emisoras privadas. Se ha dicho que Perón mismo año, esa jornada mítica y fundacional
no estaba interesado en la cultura de elite. Es para los peronistas. En las páginas de Sur, el
probable que ni Sur ni otras revistas de la elite escritor Iorge Luis Borges, recién despedido de
liberal parecieran una amenaza en contraste su puesto en la Biblioteca Municipal “Miguel
con órganos culturales más masivos -prensa y Cane”, se declaró contra el nuevo régimen en
radios intervenidas o sometidas a una estricta agosto de 1946: “Las dictaduras fomentan la
censura, cuotas de papel para los diarios de la opresión, el servilismo, la crueldad, más abo
oposición que debieron reducir por decreto el minable es el hecho de fomentar la idiotez”.
número de sus páginas-. La universidad tarn Las tomas de posición antiperonistas también
bién mereció mayor “atención”: cerca de la se concretaron a través de la literatura con al
tercera parte del cuerpo docente fue obligado gunos cuentos memorables, desde “Casa to
a renunciar o fue despedido. mada” de Julio Cortázar, publicado en no
La revista Sur, según los propios términos viembre de 1946, hasta “Fragmentos de los
de Victoria Ocampo, era una “revista de mino anales secretos” de Murena, publicado en no
rías”. Con ese tono de cruzada civilizadora que viembre de 1948, donde se parodia al régimen
siempre la caracterizó, con una actitud de so peronista como un sangriento partido de fút
berbia estetizante de quienes se consideran y bol en el que el árbitro es asesinado, o el cuen
se saben los mejores, Sur desempeñó un papel to de Adolfo Bioy Casares publicado en julio
consagratario en la vida cultural argentina. agosto de 1954, pero más prudentemente
Reuniendo en su seno a intelectuales de peso, ubicado en la época de Rosas.
su cruzada contra los totalitarismos en el te Sur pudo continuar educando al lector de
rritorio internacional se convirtió en cruzada minorías, aunque no fuese un secreto para na
antiperonista en el territorio nacional. Y aquí die que Victoria Ocampo y su revista eran fer
184 las cosas comenzaron a complicarse. En pri vientemente antiperonistas. Ni la revista ni la
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLÍTICA
DESPUÉS DEL PERONISMO. Los “Anos tutelar había pesado de modo tan grave sobre
DE PLOMO" los acontecimientos argentinos, como para los
destinos colectivos del país y de su gente.
Con la caída del peronismo se abrió una Los “años de plomo” alcanzaron su punto
etapa histórica que es necesario definir de más alto cuando, luego de haber fracasado to
conjunto para poder hacerla inteligible. Se ha das y cada una de estas tentativas, se instaló un
denominado “años de plomo” a la lógica de sistema de terror destinado a extirpar toda ve
guerra que comenzó a imponerse en la vida leidad disidente en la sociedad argentina. La
política argentina desde las postrimerías del metodología empleada para acabar con cual
régimen peronista -y que el bombardeo de la quier resabio disidente y contestatario fue la
Plaza de Mayo en junio de 1955 grafica trági más feroz de la que se tenga memoria. El saldo
camente—. Esos “treinta años de desencuen trágico es conocido, la bancarrota del poder
tro” cubren un largo período histórico fatal militar también. Se utiliza entonces la expre
mente signado por la incapacidad del sistema sión “años de plomo” para definir estos casi
político para digerir pacíficamente el “fenó treinta años de historia argentina en los que se
meno peronista”. Comienza cuando la elite construyó un tipo de cultura política que
dirigente se convence de que es necesaria una adoptó el lenguaje de las armas como árbitro
cirugía radical para extirpar el “cáncer” pero fundamental. Una cultura política donde el
nista y se desarrolla durante los casi treinta matar y el morir fueron constituyéndose ine
años en que fracasan todas las tentativas de xorablemente como los únicos reguladores
desperonización. Fracasan las tentativas repre posibles de la vida colectiva.
sivas, pero también las de democratización
restringida con la prescripción del peronismo. CONTORNO
entre los simples y los dobles y un breve apén se reveló como un gran fiasco, uno más de los
dice de dos Cuadernos—, la revista Contorno tantos que ya había acumulado la historia del
(1953-1959) ha suscitado el interés de los es siglo XX argentino. El pasaje del entusiasmo al
tudiosos porque con ella comienza una nueva desengaño fue tematizado por los contornistas
manera de situarse de la intelectualidad argen como “la traición de Frondizi”. Si Perón “trai
tina. Inaugurando una franja crítica y de de cionó” ayer a los obreros, Frondizi “traiciona
nuncia diferente de las ya que habían ejercido ba” ahora a los intelectuales de izquierda. Y una
las tradiciones socialistas o nacionalistas, los vez más, los itinerarios políticos y culturales se
jóvenes de Contorno también se habían cono revelan lábiles y permeables. La “opción” Fron
cido en la Facultad de Filosofía y Letras de dizi pudo entusiasmar tanto a los nacionalistas
Buenos Aires y habían colaborado con la re y filofascistas nucleados alrededor de la revista
vista Centro, publicación del Centro de Estu Dinámica Social (1950-1965) como a los mar
diantes de dicha facultad. La revista Contorno xistas sartreanos de Contorno.
es el mejor ejemplo, en el terreno cultural, de En el terreno literario, Contorno acusó a
los cambios fundamentales e irreversibles que los escritores del “sistema-Sur” por su falta de
el peronismo había generado en la vida argen compromiso, lo que fue tematizado como la
tina. En todo caso, es una prueba contunden “traición de los hombres honestos” (Borges,
te de la pérdida de atracción para las nuevas Mallea, Mujica Lainez). Al buscar modelos en
generaciones -aun para quienes se habían ini los “hombres vivos” y no en las “sombras ilus
ciado como opositores al gobierno peronista tres”, en las páginas de Contorno se rehabilitó a
de esa tradición liberal y democrática tan de escritores como Roberto Arlt, Manuel Gálvez
nostada por el nacionalismo y el peronismo. o Ezequiel Martínez Estrada. Calificados de “la
En las postrimerías del gobierno peronista, generación de los parricidas argentinos” por la
la revista dirigida por los hermanos David e Is revista uruguaya Marcha, los contornistas
mael Viñas produjo una novedosa revisión de buscaron especializarse en la “dramática ocu
la historia de Ia literatura argentina. Teniendo pación de ejercer la denuncia” y produjeron
como modelo a la revista de lean-Paul Sartre, una saludable revisión de la historia de la lite
Les Temps Modernes, pero obsesionados por la ratura argentina. Si al descreer de la especifici
realidad argentina, los animadores de Contor dad de lo literario se alejaron de la rigidez aca
no trataron de dar forma en el territorio nacio démica imperante en los estudios literarios, Io
nal al ideal sartreano del intelectual compro cierto es que la preocupación literaria y cultu
metido. Abrevando en fuentes de un marxismo ral terminó siendo completamente absorbida
ecléctico e irreverente, fuertemente teñido por por las batallas políticas e ideológicas, como lo
el existencialismo y el psicoanálisis, la revista demuestra la temática misma adoptada en los
Contorno inicia un nuevo estilo de interven dos números finales de la revista, uno consa
ción crítica y de denuncia. Pero a la hora de de grado al peronismo y el otro, al frondicismo.
finir una alternativa política que fuese capaz de En esto, las semejanzas con la primera genera
superar la impasse liberal y la ‘encrucijada’ pe ción revisionista son evidentes, aunque los
ronista, la apuesta al desarrollismo frondicista, críticos no hayan prestado atención a este pa
que tanto sedujo a los redactores de Contorno, ralelismo. Si los revisionistas encontraron en 187
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
la historia la disciplina ideal para ocuparse de bién deslindar posiciones con los sectores que
hacer política y para formular un nuevo pro desde la izquierda tradicional -la del Partido
grama político, los contornistas encontraron Socialista y la del Partido Comunista- busca
en el estudio de la literatura argentina, del pa ban capitalizar la orfandad y el descontento de
sado y del presente, un territorio de predilec los obreros peronistas. En el vocabulario mar
ción para elaborar un nuevo proyecto político: xista de los hombres de Contorno, esos obreros
el de una “nueva izquierda argentina” que ya ya eran claramente identificados con el “prole
empezaba a adquirir los “contornos” de lo que tariado” sin el cual ningtma “revolución” sería
muy pronto sería la “izquierda nacional”. posible. Con una prosa ágil y desenfadada,
En el terreno propiamente cultural y lite buscando diferenciarse del encorsetado voca
rario, Contorno buscó distanciarse tanto de la bulario académico, los contornistas utilizaron
generación martinfierrista como de la revista fórmulas muy sugestivas, como aquella de “las
Sur, cuestionando abiertamente a su directo izquierdas, esas solteronas” o del “estrabismo”
ra, Victoria Ocampo, “señora de la Cultura”, y en la vida cultural y política argentina. Es difí
a su revista, a la que calificaban de “triste ca cil no compartir la idea de Marcela Crocce se
terva de intelectuales” que se presta a “los más gún la cual, si la revista hubiese seguido publi
viles menesteres”, poniéndose al servicio del cándose, el próximo número hubiese estado
“antiperonismo colonialista”. La común dedicado al castrismo o al guevarismo.
oposición al régimen peronista, que había
mantenido unida a la casi mayoría de los sec LA INFLUENCIA DE LA REVOLUCIÓN CUBANA
tores intelectuales, comenzó entonces a res
quebrajarse seriamente. Si ese frente unitario Si el peronismo, ese “hecho maldito” de la
aparece delineado en el famoso número 237 historia argentina, había significado una ver
de la revista Sur, fechado en noviembre-di dadera división de aguas —que se hizo más ta
ciembre de 1955, el número 7-8 de la revista jante aún después de su caída—, la Revolución
Contorno consagrado al peronismo, que lleva Cubana ejerció una influencia que merece no
por fecha julio de 1956, es el mojón visible de ser desestimada. Esa primera “revolución en
esa ruptura. Los artículos de este número castellano”, que había nacido bajo signos al co
pueden leerse aún hoy con interés por el es mienzo equívocos —hasta el punto de que la
fuerzo intelectual y conceptual que muchos elite liberal comparó la caída de Batista con la
de sus autores estaban realizando para eluci de Perón, viendo en ambos acontecimientos la
dar el “fenómeno peronista”. Así, por ejemplo, clausura de una época de regímenes dictato
el artículo de Tulio Halperín Donghi, “Del riales-, generó entusiasmos masivos y no po
fascismo al peronismo”, que inaugura una cas condenas y contribuyó a agudizar un en
preocupación que ya no abandonará nunca a frentamiento en el que la cultura quedaría
su autor y que originó una obra imprescindi cada vez más subsumida por la política. Se tra
ble para entender no ya al peronismo sino a ta de una época que Sur, “revista de minorías”,
toda la historia argentina del siglo XX. ya no podrá comprender. El desplazamiento
Para construir un nuevo proyecto cultural de una cultura elitista a una cultura de masas
188 y político, la revista Contorno necesitaba tam —comenzada ya durante la década peronista
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLITICA
encontrará en la expansión y modernización bre del 1960 y noviembre de 1961-, cuyo títu
de los sesenta un clima de época muy particu lo es ya demasiado tributario de una agenda
lar, estudiado en los trabajos de Oscar Terán, que va perdiendo en el camino las urgencias
Silvia Sigal y Federico Neiburg. Son los años culturales.
en que una revista como Primera Plana, diri La enorme popularidad que despertaban
gida por el periodista Jacobo Timerman, in en la juventud latinoamericana la causa cubana
fluía sobre la política hasta el punto de que se y la figura emblemática del Che Guevara des
le adjudicó la caída del gobierno de Illia, concertaba e indignaba a la directora de la re
orientaba los gustos literarios y cinematográ vista Sur. La atribución de premios literarios
ficos del público de clase media y difundía el que Cuba realizaba a través de La Casa de las
psicoanálisis y el boom de la literatura latinoa Américas ejerció un poderoso atractivo entre
mericana esa literatura que la revista e institu los escritores latinoamericanos, convirtiendo a
ción cubana Casa de las Américas apoyaba y la pequeña isla en una especie de “Roma anti
promocionaba y que Sur seguía ignorando. llana”, según la fórmula de Halperín Donghi.
Un símbolo de este aumento general del con No es para nada anecdótico que esta institu
sumo cultural fue la creación de la Editorial ción cubana haya provocado la primera crisis
Universitaria de Buenos Aires, EUDEBA, con digna de ese nombre en la larga vida de la revis
publicaciones que se vendían por millones de ta Sur. José Bianco había sido invitado a Cuba a
ejemplares en los quioscos de diarios y revis tomar parte en actividades culturales organiza
tas. Esta época de efervescencia cultural y de das por la Casa de las Américas. El escritor in
liberalización de las costumbres se producía sistió en que iba como persona privada y no co
en el marco político de la Guerra Fría y con un mo representante de Sur, pero Victoria
peronismo que crecía al calor de las proscrip Ocampo publicó una declaración afirmando
ciones. A pesar de la rigurosa veda política que que la revista rechazaba la iniciativa. Bianco se
intentaba irnponérsele, el peronismo seguía encontró en una situación intolerable y presen
siendo la fuerza que más pesaba electoralmen tó su renuncia como jefe de redacción, después
te. En esta época de omnipresencia devorado de haber desempeñado el cargo durante vein
ra de lo político se producirá el agotamiento titrés años. La indignación y las perplejidades
lento pero inexorable de la revista Sur. de la directora de Sur irían en aumento, como
La primacía de la política tuvo durante el lo indica su comentario ante el éxito editorial
laboratorio desarrollista una publicación am de algunos autores argentinos que habían cola
biciosa, la revista Qué, financiada por el em borado en su revista y que ahora se pronuncia
presario Rogelio Frigerio, hasta el punto de ban a favor de la Revolución Cubana: “Al mis
que por aquellos años se la llamó “la biblia”; mo tiempo, hecho insólito, el vulgo compra las
aunque Contorno, identificada también con la obras de Cortázar (tan luego de Cortázar) y se
apuesta frondicista, la haya criticado acerba pasea con sus libros en Torino o en subte o en
mente. En el territorio de las revistas de opi colectivo. Sin embargo, Cortázar es netamente
nión, el castrismo y el guevarismo se materia un autor para minorías, no para lectores a quie
lizaron tempranamente con la publicación de nes ha de aburrir fabulosamente, porque no es
la revista Che —dieciséis números entre octu tán preparados para digerirlo y saborearlo”. 189
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
Los acontecimientos políticos argentinos porar como temas prioritarios de sus agendas
también resultaron desconcertantes para la re las cuestiones culturales y nacionales. Dentro
vista Sur. En 1970 cesó la aparición regular de de la ortodoxia y el dogmatismo comunistas,
ésta. La revista comenzó entonces a narrar su con un mundo de referencias culturales es
historia, publicando números anuales o se trechamente limitado a la traducción de auto
mestrales que reeditaban lo mejor de su pro res rusos, la obra de Héctor Pablo Agosti
pia producción. Las palabras de Victoria —apoyándose en la traducción al castellano de
Ocampo para explicar el cierre de Sur “des los escritos del comunista italiano Antonio
pués de cuarenta años” son patéticas: “En toda Gramsci- produjo una renovación que algu
mujer se oculta un ama de casa que ejerce su nos no dudaron en calificar de “revolución
vocación de fregona en los más variados me cultural”. Sin embargo, Agosti logró mantener
nesteres (...) Barramos pues el piso, enjuague su iniciativa dentro del cauce partidario. Este
mos los platos (...) apaguemos las luces, abra intelectual comunista estaba dotado de un
mos las ventanas para ventilar”. No existieron particular sentido del equilibrio, el mismo que
muchas revistas argentinas dirigidas por mu le permitió dirigir desde 1950 hasta su muer
jeres y Sur fue durante este período una nota te, en 1984, la revista Cuadernos de Cultura, fi
ble excepción. Que su directora —quien tam nanciada por el Partido Comunista Argentino,
bién había fundado la Unión Argentina de que alternaba en sus páginas la ortodoxia de
Mujeres- anunciase su cierre con la metáfora un Ghioldi o un Codovila y las polémicas agi
del regreso a los quehaceres domésticos, po tadas de jóvenes militantes fascinados por las
dría hacer perder de vista -bajo el impulso de lecturas de Gramsci. Pero las ambiciones inte
una irrefrenable incredulidad- la dimensión lectuales de Agosti no eran las mismas que las
desesperada de tal acto: Victoria Ocampo es de sus jóvenes discípulos y la divergencia de
taba renunciando a la vocación de hacedora y itinerarios se hizo entonces inevitable.
mediadora cultural que había sostenido toda Cuadernos de Cultura se había iniciado en
su vida. Más que por la enfermedad o la vejez, los tiempos del peronismo como una publica
esta renuncia aparece signada por un gran de ción materialmente modesta, casi artesanal.
saliento frente al rumbo que iban adoptando En 1952, sus animadores crearon la Casa de la
los acontecimientos nacionales e internacio Cultura Argentina reuniendo a intelectuales
nales. Y este desaliento no era privativo de la de otros horizontes políticos. En 1958, si
directora de Sur. guiendo la orientación del Partido Comunis
ta, la revista apoyó al candidato Arturo Fron
REVISTAS COMUNISTAS dizi. Pero el presidente elegido terminó
clausurando por decreto la revista Cuadernos
La radicalización y el cimbronazo que de Cultura así como la Casa de la Cultura Ar
afectaron a grandes sectores de la sociedad ar gentina. Combinando períodos de legalidad y
gentina llegaron hasta las filas del propio Par de clandestinidad, la revista comunista festejó
tido Comunista. Los intelectuales ligados a es sus veinticinco años de existencia en 1975,
ta formación política también sintieron el contando en su haber con 128 números publi
190 impacto del peronismo y comenzaron a incor cados. Cuadernos de Cultura logró ser un im
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLITICA
portante referente intelectual para muchos noraria de la revista. El título mismo de la pu
lectores y no sólo para los militantes comunis blicación —y de la editorial- es un homenaje al
tas preocupados por los temas culturales. Per libro homónimo que el poeta comunista había
manentemente tironeado entre la necesidad escrito para dar cuenta de su experiencia du
de autonomía que todo intelectual necesita rante la Guerra Civil Española. Las críticas al
para ejercer su vocación y las exigencias de la director de Cuadernos de Cultura son similares
dirección partidaria que financiaba la revista, en ambos grupos disidentes: se le reprocha a
Héctor Pablo Agosti, “el primer gramsciano Agosti su obediencia al mandato político de
argentino”, generó un espacio de debate que, Victorio Codovila. Pero también son coinci
con la grilla interpretativa del comunista ita dentes los elogios retrospectivos de sus heréti
liano, también buscaba comprender los pro cos discípulos: se rescata su aporte en temas
blemas de la sociedad argentina después del culturales y fundamentalmente que haya sido
“tembladeral” peronista. Cuadernos de Cultura el introductor del pensamiento de Gramsci en
abrió incluso un debate interesante con los la Argentina. El índice de los nueve números
“peronistas de izquierda” (Arturo Iauretche, de La Rosa Blindada indica claramente que los
Juan Iosé Hernández Arregui) y en las páginas temas culturales —incluso las artes plásticas- y
de esta revista, Agosti pudo elaborar las tesis los temas políticos —aun los más radicalizados
de sus principales libros. sobre Cuba o Vietnam- podían coexistir ale
Dentro de esta matriz iniciada desde la or gremente en las páginas de la revista. Aunque
todoxia del Partido Comunista, algunos discí el final de esta publicación aparezca estrecha
pulos de Agosti produjeron escisiones que, al mente ligado al clima político inaugurado por
calor de la radicalización de los años sesenta, el golpe militar de junio de 1966, lo notable es
darán lugar a la creación de dos nuevas revis que la editorial La Rosa Blindada continuó su
tas político-culturales: Pasado y Presente actividad y, aunque editó libros de “adoctrina
(1963-1965), publicada en Córdoba por el miento revolucionario”, también siguió publi
grupo que dirigía Iosé Aricó, y La Rosa Blinda cando incansablemente libros de poesía. En el
da (octubre de 1964-septiembre de 1966), edi estudio preliminar a la publicación del índice
tada en Buenos Aires bajo la dirección de Iosé —y a la reedición de algtmos artículos— de La
Luis Mangieri y Carlos Alberto Brocato. Am Rosa Blindada se afirma, no sin pertinencia,
bas publicaciones son la causa por la que sus que “la poesía para esta editorial seguía siendo
animadores y colaboradores (Iuan Carlos Por primordial, aun cuando toda la cultura argen
tantiero, Iosé Carlos Chiaramonte, Oscar del tina se había blindado como la rosa de Raúl”.
Barco, Iuan Gelman, y Andrés Rivera, entre
otros) fueron expulsados del Partido Comu Los ¿nos SETENTA
nista Argentino, acusados de “desviacionismo
izquierdista”. Pero si el grupo de Pasado y Pre Paradójicamente, si la “iglesia” de los ateos
sente se autopercibía como parte “de una ge argentinos no dudaba en excomulgar a quie
neración que no reconoce maestros”, los parti nes se iban acercando ineluctablemente a pro
cipantes de La Rosa Blindada habían dado al puestas cada vez más radicalizadas, la Iglesia
poeta Raúl González Tuñón la dirección ho Católica impulsó desde su propio seno esa ra 191
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
esa “izquierda nacional” que se venía gestando gobierno militar, la audacia no logró ir más
desde 1955, se veían en cambio embargados allá de agosto de 1976.
por el mayor optimismo. A veces excesivo, co Es importante destacar que aun en aque
mo cuando festejaron el 25 de mayo de 1973, llos temas en los que la revista Crisis tenía una
y despidieron en la Plaza de Mayo al general posición indeclinable, como frente al revisio
Lanusse y a su equipo al grito de “no volverán”. nismo histórico, nunca desdeñó la confronta
El optimismo político de este sector llevó a la ción con las opiniones contrarias. Así, por
creación de una empresa cultural cuyo título ejemplo, la tendenciosa encuesta “¿Se enseña
parecía, sin embargo, albergar ya pocas ilusio en la Argentina la historia real del país?” apa
nes sobre la posibilidad de solucionar los pro recida en diciembre de 1973, en la que se pu
blemas argentinos en esos tiempos cada vez blicó la opinión de quince especialistas. No es
más agitados y más violentos. Si la Í‘revolu sorprendente que sólo uno de los encuestados
ción” era una causa que ganaba cada vez más respondiera afirmativamente. Lo significativo
adeptos, el retorno del peronismo al gobierno es que no dudaran en darle la palabra al histo
no parecía poder frenar esa lógica de guerra riador Enrique de Gandía, miembro de la
que ya se había instalado dentro de las filas del Academia Nacional de la Historia, quien afir
propio movimiento. Sin embargo, la necesi ma desde las páginas de la revista Crisis que
dad de generar nuevos espacios culturales se “algunos problemas de la historia argentina
empecinaba en existir. La revista que mejor lo son utilizados por los nazis y los comunistas
expresó en los pocos años de retorno del pero en defensa de sus totalitarismos”. Si la opinión
nismo fue Crisis, dirigida por Federico Voge de los historiadores revisionistas aparece am
lius y Eduardo Galeano. El primer número de pliamente representada y es mayoritaria, Cri
ésta apareció en mayo de 1973 declarando que sis no deja por ello de solicitar la opinión de
su objetivo no era el de “reproducir los esque historiadores menos propensos al maniqueís
mas de las revistas tradicionales”. Los anirna mo, como Félix Luna o Iosé Luis Romero,
dores de Crisis anuncian que van a ocuparse quienes también se explayan ampliamente en
de los procesos literarios y de la revisión histo las páginas de la revista, pero para fundamen
riográfica, pero que pretenden también “ana tar una posición alejada tanto de la versión li
lizar los problemas de la infraestructura cultu beral como de la interpretación revisionista.
ral, recoger los testimonios más escondidos y Aunque represente un modelo de politización
marginados de la cultura popular, atender a absoluta, la revista Crisis es un buen ejemplo
las formas masivas de comunicación e infor de que aun en una época histórica “terminal”,
mación”. Hasta marzo de 1976 se habían pu como la de aquellos años del gobierno de Ma
blicado 35 números de la revista Crisis y unos ría Estela Martínez de Perón, las preocupacio
cuantos números temáticos de los Cuadernos nes culturales siguieron intentando, desespe
de Crisis. Incluso luego del golpe militar del 24 radamente, ocupar un lugar en el mundo de
de marzo, el equipo de la revista intentó con los argentinos.
tinuar la publicación bajo la nueva dirección Si se comenzó este capítulo señalando que,
de Vicente Zito Lema. Aunque probaron en lo que hace a las revistas culturales argenti
adaptarse a la censura previa impuesta por el nas, el siglo XX se inicia con la publicación de 193
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
Nosotros, huelga preguntarse ahora cuál es la tir de 1983. La instalación exitosa en el mun
publicación más representativa para cerrar el do universitario y científico del período de
ciclo aquí estudiado. Cabe inclinarse por la re mocrático otorgó a sus principales colabora
vista Punto de Vista, que aún sigue publican dores una legitimidad académica que amplió
dose y cuyo primer número fue lanzado en el círculo de lectores de Punto de Vista. Sin
pleno régimen militar. La historia de esta embargo, desde el título mismo de la publica
aventura, narrada por su propia directora, ción -poco ambicioso, por cierto- ya se estaba
Beatriz Sarlo, es altamente representativa de la reconociendo que el “punto de vista” de los di
voluntad obstinada de un grupo de intelectua námicos animadores de la empresa estaba des
les. Estapbstinación por crear espacios pro tinado a no ser más que eso: una opinión en
pios de poder y de comunicación llevó a Bea tre muchas otras.
triz Sarlo, Carlos Altamirano y Ricardo Piglia
a imaginar el modo de continuar la experien
cia de dirección que habían compartido en la A MODO DE CONCLUSIÓN
pel motor y determinante que ocupó en todas cances sigue siendo una tarea difícil, por no
las revistas aquí estudiadas. Que estas revistas decir imposible. No hubo proyecto cultural o
hayan podido existir y desarrollarse, aun en político que no necesitara expresarse en una
períodos políticos muy poco favorables, su publicación periódica. Dilucidar la influencia
giere que no es posible establecer una relación que estas revistas ejercieron en la masa de lec
mecánica entre los hechos culturales y los he tores, la manera en que influyeron en sus há
chos políticos. Pensar en la interrelación de bitos colectivos, e incluso su capacidad —o
éstos permite detectar la primacía de uno u no- de generar a su vez hechos políticos —y no
otro campo en cada momento histórico, sin solamente de registrarlos o de sufrirlos-, si
caer en determinismos establecidos a priori. gue siendo una tarea pendiente. Al servir de
Si toda revista cultural es hija de su propio guía para intentar una mirada de conjunto de
tiempo y difícilmente pueda abstraerse de las este largo siglo XX argentino, las revistas que
circunstancias políticas y sociales que la ro supieron interesarse por la cultura y por la
dean, las empresas culturales, como los itine política oficiaron también como agradable
rarios individuales y colectivos, son lábiles y compañía. El viaje fue menos amargo porque
permeables. a través de esta constelación de tinta y de pa
Aunque el corpus aquí presente sea muy pel fue dibujándose un país en el que muchas
acotado -las publicaciones evocadas no son generaciones de hombres y mujeres demos
más que la punta del iceberg—, el papel que traron obstinadamente que, a pesar de tantas
desempeñaron las revistas en la vida cultural y sucesivas decepciones políticas, la Argentina
y en la vida política de este siglo parece, re podía seguir siendo un territorio donde valía
trospectivamente, muy importante. Sin em la pena vivir, trabajar, pensar y, obviamente,
bargo, una valoración de sus verdaderos al publicar una revista.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁHCA
El estudio de las revistas se fue irnponien Mucho más tardíamente, los historiadores se
do como una necesidad en la historiografía in fueron haciendo cargo del fabuloso mundo aún
ternacional de los últimos quince años. Tanto en nebulosa constituido por esas publicaciones
para la renovación de la historia cultural co periódicas “a mitad de camino entre el carácter
mo de la historia política las revistas aparecie de actualidad de los diarios y la discusión grave
ron como fuentes insoslayables y hasta enton de los libros”. Así, por ejemplo, el Comité Argen
ces poco auscultadas. En el caso argentino, el tino del Comité Intemacional de Ciencias I-Iis
impulso pionero fue dado por los estudiosos tóricas consagró sus sextas jornadas, realizadas
de la literatura, con una síntesis de envergadu en 1996, a Las revistas y la historia. Las ponencias
ra, cuya primera edición es de 1962: HECTOR presentadas en dichas jomadas fueron publica
RENE LAFLEUR, SERGIO D. PROVENZANO y FER das en la revista Clio, n°4, Buenos Aires, 1997.
NANDO P. ADONSO, Las revistas literarias argen La creación, en 1986, del Institut Mémoi
tinas 1893-1967, Buenos Aires, 1968. res de l’Edition Contemporaine (de aquí en 195
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
adelante, mencionado como IMEC) significó bre revistas argentinas, que fueron reunidas en
un impulso decisivo para el estudio de las re el libro La cultura de un siglo: América latina
vistas francesas y de otras regiones del mun en sus revistas, Buenos Aires, 1999.
do. Gracias a esta inspiración e incitación del La reflexión llevada a delante por el Insti
IMEC se realizaron en París dos importantes tut Mémoires de l’Edition Contemporaine fue
encuentros internacionales consagrados al de capital importancia para el estudio sobre
estudio de las revistas latinoamericanas del las revistas argentinas. Su director, Olivier
siglo XX: los coloquios del CRICCAL de 1988 Corpet, realizó un trabajo tenaz de fomento
y 1990, cuyas actas fueron publicadas como de los estudios sobre revistas y ayudó a definir
Le discours culturel dans les revues Latino el estatuto particular de estas publicaciones en
Américaines, 1940-1970, París, 1990, y Le dis el mundo de la prensa periódica: “la prensa in
cours culturel dans les revues Latino-Américai tenta informar y la revista debatir. La prensa se
nes de Pentre-deux-guerres, 1919-1939, París, escribe en modo afirmativo y la revista en mo
1990. do reflexivo”. Según Corpet, cada revista pue
Es fácil percibir que por sus propuestas, de ser considerada como “la expresión de una
sus objetivos y sus alcances, las revistas desem pasión” individual o colectiva. Y si cada una de
peñan un papel irremplazable y único en el ellas “busca abrir un espacio de sociabilidad li
mundo intelectual y en la vida cultural. Entre teraria e intelectual desde donde se organicen
1996 y 1998, en el marco de un convenio de in intercambios y confrontaciones”, al ser porta
vestigación entre el Centre National de la Re voces de los ideales y las ilusiones de una gene
cherche Scientifique (CNRS) y el CONICET, ración, cada nuevo emprendimiento puede
que tuvo como sede argentina a la Academia parecer “la organización de un complot”. En la
Nacional de la Historia, se interrogó sobre la afirmación y delimitación de territorios, así
posibilidad de ir más lejos y de explorar la in sean éstos generacionales, estéticos, morales o
tersección entre la vida política y la vida cultu ideológicos, las revistas de ideas comportan
ral a través de las revistas de opinión. Las re siempre grandes desafíos: “Ligadas a grupos, a
vistas que combinaban el debate y el combate movimientos de ideas, reunidas en torno a
de ideas parecieron un corpus por demás esti fuertes personalidades, las revistas de ideas
mulante para elaborar una historia de la inte son ante todo revistas de intelectuales com
lectualidad argentina. El resultado de este tra prometidos cuya ambición es desarrollar una
bajo se encuentra en la obra codirigida por reflexión sobre todos los fenómenos de la vida
DIANA QUATTROCCHI-WOISSON y NOEMI GIR social y cultural, promoviendo debates sobre
BAL DE BLACHA, Cuando opinar es actuar. Revis las cuestiones políticas, ideológicas, sociales o
tas argentinas del siglo XX, Buenos Aires, 1999. éticas”. Algo similar afirmaba el escritor Paul
Contemporánea de esta iniciativa fue la reu Valéry, en su discurso de recepción en la Aca
nión internacional organizada por SAUL Sos demia Francesa, cuando decía que las revistas
NOWSKI en Buenos Aires con el objeto de cele eran “verdaderos laboratorios donde se cal
brar los primeros veinticinco años de su dean los ánimos y se experimentan numerosas
revista Hispamérica. En dicho encuentro se tentativas, audaces e incluso irnprudentes hi
196 presentaron muchas ponencias novedosas so pótesis que permiten avanzar a las ciencias y a
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLÍTICA
las artes con un entusiasmo renovador”. Véa ción sine qua non en el lanzamiento de una re
se OLIVIER CORPET, “La revue”, en Histoire de vista, a tal punto que una revista es a menudo
Droites en France, tomo 2, París, 1992, y del la historia de una aventura personal y de una
mismo autor, “Les revues d’idées” y “Revues obstinación individual. Sin embargo, y a pesar
littéraires”, en Encyclopaedia Universalis, París, de ese acendrado individualismo que las ca
1990. racteriza, algunas revistas logran trascender
Es indudable que la decisión de crear una estos límites y convertirse en canal de una ex
revista responde a un imperativo en el que se presión colectiva. Si toda revista responde a
cruzan necesidades individuales y colectivas. una estrategia de poder individual o grupal,
La aparición y la publicación regular de una las redes que se tejen alrededor de una empre
revista permiten a sus directores y colabora sa de estas características, entre directores y
dores crear una esfera de influencia nada des colaboradores, entre redactores y público,
preciable en el terreno de las actividades inte constituyen una zona de influencia cuyos al
lectuales. Tanto para la creación literaria o cances no siempre es posible cuantificar, ni
artística, como para las disciplinas que hoy se predecir. Si su tirada y permanencia en el
han dado en llamar ciencias humanas y socia tiempo pueden dar algunas indicaciones, no
les —la historia, la filosofía, la política o la crí se agota allí la capacidad de influencia de una
tica literaria-, la revista es un instrumento publicación.
muy adecuado en toda estrategia de poder in Para el estudio de las revistas argentinas es
telectual. No hay actividad profesional ligada de suma utilidad el repertorio pormenorizado
al pensamiento que no necesite poseer su pro de WASHINGTON LUIS PEREYRA, La prensa litera
pio canal de expresión y es fácil detectar el re ria argentina 1890-1974, cuatro volúmenes,
flejo corporativo en el surgimiento de toda Buenos Aires, 1993-1998. También la ASOCIA
publicación especializada. En una revista se CIÓN ARGENTTNA DE EDITORES DE REVISTAS co
promocionan libros, autores, cursos, confe menzó a ocuparse del estudio de algunas publi
rencias; en ella se consagran cánones estéticos caciones periódicas a partir de la muestra
o epistemológicos aexpensas de otros cánones realizada en la Biblioteca Nacional en 1994: Ca
estéticos y epistemológicos. Los climas de épo tálogo de la muestra: Los primeros 100 años de las
ca y los fenómenos de moda no son desprecia revistas argentinas, 1837-1937, Buenos Aires,
bles, pero lo que es constante en estos proyec 1994; Historia de las revistas argentinas, dos to
tos es la ambición de poder que signa la mos, Buenos Aires, 1997. Una historia general,
empresa. Para fundar una revista hay que estar amena y bien documentada es la de CARLOS
convencido de tener algo original para decir y ULANOVSKY, Paren las rotativas. Historia de los
comunicar. El mensaje que intenta enviarse a grandes diarios, revistas y periodistas argentinos,
un público determinado pareciera justificar el Buenos Aires, 1997. Un trabajo más amplio y
emprendimiento, pero hay otros móviles, que, erudito es el de BOYD G. CARTER, Historia de la
sin ser ocultos, no son siempre conscientes en literatura hispanoamericana a través de sus revis
quienes identifican la necesidad de una activi tas, México D. E, 1988. El papel desempeñado
dad cultural de esta índole. La presencia de por los intelectuales españoles en la prensa y en
una personalidad fuerte y decidida es la condi las revistas argentinas ha sido estudiado por 197
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
EMILIA DE ZULETA, Relaciones literarias entre Es análisis y de interpretación para muchos de
paña y la Argentina, Madrid, 1983. los períodos y de las revistas aquí menciona
El lamentable deterioro del sistema biblio das: CARLOS ALTAMIRANO y BEATRIZ SARLO, Lite
tecario argentino, que en algtmos períodos lle ratura y sociedad, Buenos Aires, 1983, y Ensa
gó a ser el mejor de América latina, hoy no yos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia,
permite siquiera disponer de lugares de con Buenos Aires, 1997.
sulta donde se encuentren colecciones com Para la constelación de las revistas comu
pletas de las revistas más importantes. La dis nistas. véanse: HECTOR P. AGOsTI, Nación y cul
persión es la regla. Si la Biblioteca Nacional o tura, Buenos Aires, 1982; IOsE ARICO, La cola
la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Le del diablo. Itinerario de Gramsci en América la
tras de la Universidad de Buenos Aires dispo tina. Buenos Aires, 1988, y NESTOR KOHAN, “La
nen aún de fondos importantes, la posibilidad Rosa Blindada. Una pasión de los ‘60”, Buenos
de conservarlos en buen estado y de ofrecerlos Aires, 1999.
a la consulta parece presentar una contradic La revista Sur contó con el trabajo pione
ción insalvable. Además, a causa de los dife ro de JOHN KING, “Sur, estudio de la revista li
rentes períodos de veda política o de repre teraria argentina y de su papel en el desarrollo
sión, hay títulos que son prácticamente de una cultura, 1931-1970”, México D. F., 1989
inhallables en los repositorios argentinos. (su primera versión en inglés: Cambridge,
Fundaciones privadas y coleccionistas intenta 1986). Una excelente biografía de Victoria
ron suplir estas falencias, dándose el caso muy Ocampo es la de LAURA AYERZA DE CASTILLO y
singular de Washington Pereyra, quien a tra ODILE FELGINE, Victoria Ocampo, París, 1990,
vés de su fundación Bartolomé Hidalgo orga así como las obras de BLAS MATAMORO, Genio
nizó un repertorio pormenorizado y un espa y figura de Victoria Ocampo, Buenos Aires,
cio de consulta muy completo de revistas 1986, y OscAR HERMES VILLORDO, El grupo Sur,
argentinas y americanas. una biografía colectiva, Buenos Aires, 1993.
Para una visión social y políüca de las cues Para la revista Martín Fierro, se remite a los
tiones culturales y literarias siguen mereciendo estudios de C. CORDOVA ITURBURU, La revolu
un lugar destacado los tres volúmenes de la His ción martinfienista, Buenos Aires, 1962; EDUAR
toria de la Literatura Argentina, editados por el DO GONZALEZ LANUZA, Los martinfierristas, Bue
Centro Editor de América Latina; así como los nos Aires, 1962; ADOLFO PRIETO (selección y
estudios de IORGE RIVERA, El auge de la industria prólogo), “El periódico Martín Fierro”, Buenos
cultural (1930-1955), Buenos Aires, 1968, y El Aires, 1968, yAntología de Boedo y Florida, Cór
periodismo cultural, Buenos Aires, 1995. El pre doba, 1964; BEATRIZ SARLO (antología y prólo
cursor de este tipo de análisis es DAVID VIÑAS, Li go), Martín Fierro (1924-1927), Buenos Aires,
teratura argentina y realidad política, Buenos Ai 1969.
res, 1964 (existen ediciones posteriores), y su Para la revista Caras y Caretas es sumamen
más reciente Literatura argentina y política De te útil el estudio de JORGE RUFFINELLI, “La revis
Lugones a Walsh, Buenos Aires, 1996. ta Caras y Caretas”, Buenos Aires, 1968. La re
Los estimulantes trabajos de Carlos Alta vista Nosotros cuenta con un impresionante
198 mirano y Beatriz Sarlo aportan elementos de trabajo bibliográfico, editado por el FONDO NA
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLÍTICA
CIONAL DE LAS ARTES, Bibliografia de la revista mo fuentes privilegiadas y que se interesan por
Nosotros 1907-1943, Buenos Aires, 1959. La re los cruces entre la vida intelectual y la vida polí
vista Claridad fue objeto de una documentada tica, tanto durante el período peronista como
tesis doctoral, la de FLORENCIA FERREIRA DE durante los años sesenta: ALBERTO CIRIA, Política
CAsss0NE, ”Claridad y el intemacionalismo y cultura popular: la Argentina peronista, 1946
americano”, Buenos Aires, 1998. La revista Con 1955, Buenos Aires, 1983; Cultura y Política en
torno posee un último y estimulante estudio, el los años ‘60, Buenos Aires, 1997; DIANA QUAT
de MARCELA CROCCE, ”Contorno: izquierda y TROCCHI-WOISSON, Los males de la memoria.
proyecto cultural”, Buenos Aires, 1996. Historia y política en la Argentina, Buenos Aires,
Para las revistas nacionalistas, siguen sien 1997 (primera edición en francés, 1992); SILVIA
do imprescindibles los trabajos de ENRIQUE SIGAL, Intelectuales y poder en la década del se
ZULETA ALVAREZ, El nacionalismo argentino, senta, Buenos Aires, 1991; PABLO SIRVEN, Perón
Buenos Aires, 1975, e Historia, cultura, nación, y los medios de comunicación (1943-1955), Bue
Buenos Aires, 1995. nos Aires, 1984; OSCAR TERAN, En busca de la
Finalmente, merecen destacarse algunos es ideología argentina, Buenos Aires, 1986, y Nues
tudios más amplios, que toman a las revistas co tros años sesenta, Buenos Aires, 1991.
199
62. LAS ARTES PLÁSTICAS
flexión con el liberalismo que venía poten sionismo francés, el “manchismo” italiano, el
ciando una visión optimista y sin fin del pro naturalismo, el simbolismo y otros muchos
greso. Fue el momento en que la Argentina se “ismos” que llegaban desde Europa traídos,
ubicó como “granero del mundo”. por lo general, por los propios artistas que re
En lo que a la cultura respecta, la guerra tornaban tras estudiar en los grandes centros
europea significó para los países americanos el como París y Roma.
poner en tela de juicio la validez de un mode La mirada de los americanos sobre su pro
lo intocable como paradigma cultural casi ex pia historia y realidad, en buena parte poten
cluyente. Los cimientos políticos, económicos ciada por la crisis del modelo cultural europeo
y culturales de Europa, que hasta entonces se ya señalada, llevó a muchos artistas a fijar su
habían creído firmes, mostraron su fragilidad atención en el habitante del continente, en sus
y los cuestionamientos no tardaron en llegar. tradiciones, sus costumbres y en el paisaje en
De esto ya había dejado constancia el difundi el que estaba inmerso, consolidando en forma
do libro de Oswald Spengler La decadencia de gradual un imaginario básico para la afirma
Occidente. ción de la “identidad nacional" y la creación de
En forma paralela, se acentuaron los deba una conciencia americana.
tes en torno de la propia identidad. En esta Las temáticas autóctonas contaron con el
mirada introspectiva, fueron banderas la recu beneplácito oficial, manifestado con claridad
peración de las formas artísticas de los perío en las sucesivas ediciones del Salón Anual de
dos precolombino y colonial, que habían sido Bellas Artes, a partir de su creación en 191 l.
relegados a un segundo plano. La evolución Cupertino del Campo, redactor del reglamen
del pensamiento nacionalista y americanista to de aquél afirmó que “el artista es libre de
de figuras como Ricardo Rojas se mostró en elegir el tema que más cuadre a sus gustos y
plena efervescencia. Producto de sus reflexio tendencias [pero] el arte sólo será nuestro,
nes en tal sentido, fueron proyectos como la verdaderamente nuestro, cuando lleve en la
creación de una Escuela de Artes Indígenas en entraña algo del aliento viril y poderoso de la"
la Universidad de Tucumán, en 1914, con pre pampa”.
tensiones de instituto de artes decorativas, ins La situación señalada se evidenció en la
pirado en la estilización de modelos regionales concesión de los premios, marco en el cual se
y en las imágenes de la arqueología indígena, mostró la preferencia por las obras de “temáti
pero adaptando todo ello a las necesidades de ca nacional”. Esto era consecuencia, también,
la industria y de la vida modernas. de cierta reacción contra las críticas que ha
En lo que a la pintura respecta, si bien se bían surgido durante la Exposición del Cente
consolidaron las normativas dictadas por las nario (1910) declarando que, en comparación
academias, a principios del siglo XX se inició con las escuelas europeas, la pintura argentina
una reacción, lenta pero firme, hacia nuevos carecía de un “arte nacional”.
horizontes estéticos. El paisaje y las escenas de En la Argentina, el costumbrismo tuvo co
costumbres, con presencia en el siglo XIX en la mo principal protagonista a la figura del gau
obra de los viajeros y de los costumbristas po cho. El máximo exponente del género fue Cesá
202 pulares, fueron contaminados por el impre reo Bemaldo de Quirós, autor durante los años
LAS ARTES PLASTICAS
l Florencio Molina Campos, Pa’tocar en el baile. Colección Zurbarán Galería. Buenos Aires.
veinte de la monumental serie Los Gauchos, con parte, autor de una peculiar obra, donde tuvo
la que alcanzó reconocimiento internacional. cabida la religiosidad popular de la región nor
Florencio Molina Campos interpretó al hombre teña. Los pueblos de la Quebrada de Huma
de campo en clave humorística, y alcanzó una huaca acogieron, a su vez, la actividad de nota
popularidad sin precedentes en el arte argenti bles artistas. Tilcara fue lugar de encuentro del
no, a través de la difusión, en los años treinta y ya citado Bermúdez con Iosé Alberto Terry y el
cuarenta, de las láminas de los almanaques de peruano Iosé Sabogal; en todos ellos latía la in
Alpargatas por él realizadas. Fue, además, uno fluencia estética del español Ignacio Zuloaga,
de los escasos artistas que se impuso antes en el prisma bajo el cual representaron los paisajes y
interior que en la propia Buenos Aires. costumbres del lugar. Sabogal, notable xilógra
En lo que toca al costumbrismo, debe seña fo, fue la figura más sobresaliente de la pintura
larse el papel de relevancia que jugaron las pro indigenista del Perú en los años veinte.
vincias del Noroeste argentino como foco irra La pintura de paisaje alcanzó su consolida
diador de vocaciones artísticas que, inspiradas ción y llegó a ser la manifestación más destaca
en temáticas autóctonas, tuvieron presencia en da del arte en la Argentina. El impulso decisivo
las galerías porteñas. Se puede citar como se produjo a partir de 1916, con el estableci
ejemplo al santiagueño Ramón Gómez Comet, miento de Fernando Fader en las sierras cordo
cuya exposición de 1921 en la Galería Chand besas, y más precisamente, luego de su instala
ler de Buenos Aires, tras retornar de Europa, ha ción en lschilín, su “verdadera obsesión
sido a menudo considerada como uno de los pictórica”, tal como confesó el artista en 1921.
hitos de la renovación artística en el país. El tu La provincia de Córdoba se convirtió en para
cumano Alfredo Gramajo Gutiérrez fue, por su digma del “arte nacional”, en aquella “pampa" 203
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
l Fernando Fader. “Sendero florido", 1918. Museo Municipal de Bellas Artes “Juan B. Castagnino", Rosario.
.A
Alejandro Sirio. Portada para el libro Cada cual de Antonio Pérez-Valiente de Moctezuma. Colección particular, Granada,
España.
Asimismo, 1924 marcó la aparición de Eu En la otra vereda, Emilio Pettoruti daba un
rindia, conjunto de ensayos que el escritor Ri paso adelante en el proceso de renovación del
cardo Rojas había ido publicando en los años arte argentino, con sus obras de influjo cubis
anteriores en las páginas de La Nación. En ella ta y futurista, ampliando el campo de debate
llegaba Rojas al punto culminante de sus teo crítico. Este artista, originario de La Plata, de
rías y a su más definitiva posición respecto de cuyo Museo de Bellas Artes habría de ser di
la presencia de lo español y lo autóctono en el rector entre 1930 y 1947, contó con el apoyo
“alma nacional” argentina. Allí proponía una de un sector de la intelectualidad de “Florida";
doctrina basada en la conciliación de teorías años más tarde sería uno de los motores del
europeas “con la argentinidad, con el indianis Salón del Cincuentenario de La Plata, realiza
mo y con la conciencia de lo continental. En do en 1932 con un significativo conjunto de
esa fusión reside el secreto de Eurindia. No re obras “renovadoras”. Otro artista peculiar, Xul
chaza lo europeo: lo asimila; no reverencia lo Solar (nombre adoptado por Alejandro
americano; lo supera”. Dentro de esta concep Schultz Solari), quien había escrito sobre Pet
ción tenían cabida obras como la Chola desnu toruti en Martín Fierro, fue autor de una obra
da de Alfredo Guido, que ese mismo año fue plástica consecuente con una formación euro
premiada en el Salón Nacional; en este lienzo, pea en el terreno de las ciencias ocultas, las re
que representaba una suerte de “Venus incai ligiones asiáticas y las técnicas de meditación,
ca”, se unían el tema americano con modelos expresándose a través de formas y símbolos
estéticos europeos; en este caso, de clara filia geométricos, en algunos casos ¡omados de las
ción hispánica. culturas prehispánicas. 209
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
l Xul Solar. Mundo. 1925. Colección Rachel Adler Gallery, Nueva York.
En Martín Fierro, la mirada de Alberto cuanto a las ideas de someter un cuadro “al
Prebisch como crítico se orientó en otro senti ritmo de un edificio” o las de investigar sobre
do. Para mediados de los veinte acababa de re las leyes compositivas del clasicismo como
tornar de París, donde se había vinculado al oposición al diseño invertebrado.
grupo de artistas argentinos que componían Prebisch hacía alusión a la necesidad de
esencialmente los pintores Horacio Butler, formar “hombres modernos”, con mentalidad
Héctor Basaldúa, Aquiles Badi y el escultor Pa moderna y preparados para recibir y asimilar
blo Curatella Manes, a quienes habría de apo la propuesta de buscar y entender las purezas
yar incondicionalmente en sus escritos, per formales de la geometría expresada a través de
mitiéndoles una mayor presencia en el ámbito los objetos producidos por la industrializa
porteño a pesar de residir en Europa. Estos ar ción, más allá de sus virtudes puramente utili
tistas se habían formado en torno a maestros tarias. Las ideas plasmadas por Prebisch en es
como André Lothe, un practicante tardío del te sentido tuvieron cabida dentro de los
cubismo, profesor y teorizador principal del postulados que Oliverio Girondo había pre
“retorno al orden” clásico, a la armonía, al sentado a manera de “Manifiesto” en el núme
equilibrio y a la geometría, o Emile Othón ro 4 de Martín Fierro, en donde se hacía eco de
Friesz. El aporte de Lhote a la formación de los la existencia de “una nueva sensibilidad y una
210 argentinos fue altamente significativo en nueva comprensión”, para redondear diciendo
LAS ARTES PLASTICAS
En 1933, Berni participó del “Ejercicio tonces tendrán continuidad las celebraciones
Plástico" que, bajo la orientación del muralis anuales de éste, más adelante bajo la deno
ta mexicano David Alfaro Siqueiros, reunió en minación de Sociedad de Acuarelistas y Gra
la quinta de Natalio Botana a Lino Enea Spi badores.
limbergo, Enrique Lázaro y Juan Carlos Cas Con esta institución coexistió al principio
tagnino. El interés por el muralismo en la Ar otra Sociedad de Grabadores, nacida en 1916
gentina se reflejó en la creación del Taller de y de efímera duración, que dirigió hasta su fa
Arte Mural en 1944, del que tomaron parte es llecimiento en 1918 el maestro Sívori. Esta
tos artistas (a excepción de Lázaro), además de agrupación editó la revista El Grabado, que in
Demetrio Urruchúa y Manuel Colmeiro. Este cluyó en sus páginas numerosas xilografías. En
grupo realizó, en 1946, las decoraciones de las su primer número figuraba una suerte de ma
Galerías Pacífico de Buenos Aires, donde late nifiesto en el que expresaban, con carácter fe
la impronta de la aún fresca Segunda Guerra deralista, que “nuestras exposiciones no serán
Mundial y sus devastadoras consecuencias hu tan lujosas como las que de tiempo en tiempo
manas. Fue una de las más notables manifes nos brinda la calle Florida; tampoco nos va
taciones de arte de tinte social de cuantas se mos a limitar al grupo selecto que forman las
produjeron en la Argentina, vertiente que tu ciudades capitales; iremos también a los pue
vo en el grabado una de sus expresiones más blos de campaña más perdidos, más ajenos a la
acabadas. causa de la civilización y el progreso”.
En la acera de enfrente, y surgido al ampa
ro de los movimientos político-sociales que
LA ESTAMPA Y SU CONTENIDO SOCIAL devinieron tras la Primera Guerra Mundial y
cuya influencia en las artes plásticas fue noto
La historia de la estampa contemporánea ria, en 1918 irrumpió en el plano artístico na
en la Argentina tuvo sus primeros ensayos en cional el grupo conocido como los Artistas del
las obras realizadas a finales del XIX por Pueblo, que, a diferencia de los artistas “de la
Eduardo Sívori y Emilio Agrelo, aunque co calle Florida", basaban su arte no sólo en los
menzó a tener una presencia más relevante aspectos estéticos sino en el mensaje social que
tras la nacionalización de la Academia de Be pudiera contener y el compromiso con la rea
llas Artes en 1905. A partir de 191 l, año en que lidad circundante, inclinándose hacia las rei
se inauguró el primer Salón Anual de Bellas vindicaciones del proletariado. José Arato,
Artes, se abrió en el marco de la Academia un Abraham Vigo, Guillermo Facio Hebequer y
pequeño taller de grabado a cargo de Pío Co Adolfo Bellocq compusieron este grupo, que
llivadino, con lo que este arte tomará un ca ya llevaba un lustro de actividad, y las técnicas
rácter autónomo con respecto a las manifesta de expresión que utilizaron fueron la xilogra
ciones de más envergadura. fía, el grabado sobre metal y la litografia, esta
El año 1915 marcará la creación de la So última, de larga tradición en el país desde la
ciedad de Acuarelistas, Pastelistas y Aguafuer acción de César Hipólito Bacle en el siglo XIX.
tistas, cuyo primer salón se lleva a cabo en el Fueron, sobre todo, los inmigrantes con
212 Retiro en mayo de ese año. A partir de en centrados en los centros urbanos quienes ins
LAS ARTES PLÁSTÏCAS
l Lino Enea Spilimbergo. Paisaje en San Juan. 1929. Colección Banco de la Nación Argentina.
piraron a los Artistas del Pueblo a abordar te cuya visión estética estuvo ligada al discurso
máticas referidas a las condiciones de vida del marxista y la prédica anarquista, fue el creador
obrero, el paisaje barrial, el mundo del subur del grupo Los Nuevos en 1919 y organizó con
bio, donde se alojaron, y el movimiento de las Leonidas Barletta el Teatro del Pueblo. En sus
fábricas. Este grupo de pintores vivió el am series litográficas hizo alusión a la “mala vida”,
biente revolucionario de la época, relacionán a los conventillos, a los compañeros de lucha y
dose con la actividad de la editorial Claridad, a los símbolos del comunismo, exponiendo su
ubicada en la calle Boedo. obra en clubes, bibliotecas, locales obreros, fá
El grupo de Boedo asumió postulados ar bricas y sindicatos, como un modo de ilustrar
tísticos con un carácter militante, ya que sos al proletariado agitado por las huelgas y des
tenía que la función esencial del arte debía ser contento ante la acción conservadora del Esta
la de erigirse en instrumento para la acción do.
política y social. Estos hombres que venían de En otro orden de cosas, en 1923 comenzó
las filas del anarquismo, del socialismo y del su andadura la Escuela Superior de Bellas Ar
comunismo se inspiraron en la literatura de tes, derivada de la Academia. La estampa co
autores rusos -Kropotl<in, Tolstoi, Guyan y bró allí un impulso decisivo recién en 1932,
Plejanov-, cuyas ideas estaban marcadas por cuando se hizo cargo de la dirección de la Es
un fuerte contenido social. Facio Hebequer, cuela el rosarino Alfredo Guido, con una larga
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
trayectoria en el campo del grabado y el agua ticas similares, aunque también fue creador de
fuerte; sus obras referidas al altiplano perua un mundo de imágenes simbólicas y de ciertos
no-boliviano tuvieron reconocimiento inter tintes surrealistas. Otra figura notable fue Víc
nacional en los años veinte. Guido propició el tor Delhez, quien orientó a partir de 1939 la
surgimiento de nuevas voluntades en el géne Academia de Bellas Artes —después Escuela
ro, conformándose en la institución un irn Superior de Artes Plásticas- de la Universidad
portante acervo de aguafuertes, xilografías y de Cuyo, en Mendoza, institución que cuatro
litografías de sus discípulos. Promovió tam años más tarde se enriqueció con la incorpo
bién la ilustración de libros, a la que era tan ración de Sergio Sergi, maestro de la xilografía
afecto, surgiendo lujosas ediciones para bi argentina. En San Iuan, en 1930 había surgido
bliófilos. el grupo Tribu, compuesto por Santiago y Ne
En varias provincias, la estampa tuvo una llo Raffo y Iosé María Pineda, autores de una
presencia destacada, generada principalmente vasta labor.
por figuras de nivel nacional que fomentaron En líneas generales, y en lo que hace direc
las escuelas de bellas artes y talleres particula tamente a la producción, la estampa fue un
res. En tal sentido puede mencionarse la labor medio de expresión ligado a “lo popular”. Por
de Rodolfo Franco, deudor del notable graba ello, una proporción importante de las obras
dor español Ricardo Baroja, en la Escuela Su argentinas se volcó a las temáticas urbanas y
perior de Bellas Artes de La Plata; Octavio rurales, con irnbricaciones sociales. Téngase
Pinto y, sobre todo, Alberto Nicasio, ambos en en cuenta que la estampa fue el medio ideal
Córdoba; en la provincia de Santa Fe, el graba para producir obras en serie y a bajo costo,
do fue uno de los medios de que se valieron siendo una de las finalidades su difusión ma
los pintores para buscar horizontes propicios siva, aspecto que las otras manifestaciones ar
para la creación; Iosé Planas Casas en Santa Fe tísticas no podían proporcionar. Aun cuando
y Gustavo Cochet en Rosario fueron dos de las fueron aquellos Artistas del Pueblo los que
figuras más notables, manifestando este últi más fama alcanzaron, son incontables los cul
mo particular interés por las temáticas políti tores del grabado de tinte social, donde las
co-sociales. imágenes del proletariado y los marginados
A partir de 1948, el grabado tuvo particu (borrachos, mendigos, niños abandonados,
lar estímulo en la Universidad Nacional de Tu desprotegidos, etc.) fueron las más habituales,
cumán, al crearse en su marco el Instituto Su generando una cuantiosa producción de gráfi
perior de Arte. Los reputados Víctor Rebuffo y ca política y social que tuvo cierta decadencia
Pompeyo Audivert fueron los encargados de hacia mediados del siglo DC.
regir los destinos de la sección de grabado. Hay que remarcar aquí la presencia sirn
Ambos artistas se consideran figuras sobresa bólica de la mujer en las imágenes gráficas, co
lientes de la estampa en la Argentina; el pri mo señala Alfredo Benavídez Bedoya, en el
mero, autor de xilografias a las que incorporó papel de compañera sacrificada, madre harn
el color, se destacó por sus imágenes de la brienta que arnarnanta a sus hijos, la madre
opresión social, el trabajo y la pobreza, con obrera o víctima de la explotación sexual. En
214 gran acento dramático. Audivert siguió temá este sentido, no es casual que la figura de la
LAS ARTES PLÁSTICAS
prostituta haya tenido una presencia determi y El Hogar realzaron sus noticias con fotogra
nante en la producción gráfica y, a veces, has fías; La Mujer reproducía obras de arte en
ta pictórica de artistas de la talla de Adolfo Be cromos de alto costo. El Gráfico apareció en
llocq, Lino Enea Spilimbergo y Antonio Berni. 1919 como revista de interés general, para
El primero de ellos ilustró con cerca de seten transformarse luego en exclusivamente de
ta xilografías la Historia de arrabal de Manuel portiva. El fútbol, las carreras hípicas y auto
Gálvez en 1922, donde la protagonista central movilísticas alcanzaron auge con la nueva
era una prostituta, Rosalinda Corrales. Spi cultura de masas.
lirnbergo fue el autor de la serie Breve historia En los diarios se exhibían la vida y los
de la vida de Emma, conjunto de monocopias acontecimientos de las altas esferas sociales y
creadas entre 1935 y 1936, en las que narra la de los sectores populares y marginados. El pe
trayectoria de una joven prostituta hasta su riodismo gráfico preparó el terreno a las con
suicidio. Personaje más conocido fue la tam cepciones de la fotografía como arte. Las to
bién prostituta Ramona Montiel de Antonio mas eran realizadas por profesionales del
Berni, de quien se valió este artista -junto a su retrato, quienes formaron los primeros gru
otro personaje, Iuanito Laguna- para denun pos de reporteros gráficos que ilustraron las
ciar las miserias de la sociedad contemporá acciones cotidianas y emplearon, asimismo,
nea a partir de los años sesenta. recursos de fotomontaje para reconstruir es
cenas dramatizadas; por ejemplo, de acciones
policiales. Un tema inquietante resultó la foto
LA FOTOGRAFÍA. SU EVOLUCIÓN HISTÓRICA del difunto ataviado con su traje, realizada
con tono evocativo para los deudos, hasta al
La fotografía, desde el siglo XIX, ha sido canzar las más escabrosas, que mostraron crí
una fuente documental que sirvió para reflejar menes, accidentes, guerras, revoluciones y re
la realidad cultural de los pueblos, logrando presiones. La foto de gran formato caracterizó
alcanzar, ya en el siglo XX, un lugar meritorio a la prensa sensacionalista que circulaba en las
entre las artes visuales. Si bien la pretensión de ediciones de Crítica (1913) y Noticias Gráficas
la cámara fotográfica fue, en su origen, obte (1931).
ner un registro objetivo de lo real, la interven El fotógrafo, a través de la cámara, supo
ción del fotógrafo tuvo un valor de selección, registrar también con habilidad costumbres y
de recorte de la realidad, a la que aportó su tipos populares; lugares, edificios históricos
propia visión, sus creencias, valores o prejui -desde los palacios hasta los conventillos-,
cios del ámbito en el que se hallaba inserto. plazas y parques, calles, esquinas, sitios aleja
En la Argentina, la imagen fotográfica dos que acercaron la imagen de las provincias
acompañó desde principios del XX las noti a la capital cosmopolita, con su mirada puesta
cias de revistas y diarios. Desde 1898 y hasta siempre en Europa, en el tiempo de las gran
1939, Caras y Caretas empleó la información des transformaciones. Tal fue el caso de Fer
gráfica; a ella siguieron Fray Macho y PBT, las nando Paillet, en Santa Fe quien fotografió
que registraron escenas de la vida pública y durante cuarenta años la cultura colonizadora
privada, mientras que Atlántida, El Magazine de Esperanza. El ojo sagaz del fotógtafo supo 215
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
examinar los diversos sectores que accedieron preferido por los artistas plásticos; Juan Di
al poder político en este proceso de recambio Sandro reflejó vistas de Buenos Aires y perso
de los sectores aristocráticos desplazados por najes, y Annemarie Heinrich retrató la danza y
los sectores medios, la clase administrativa y el paisaje. Éstos elevaron la fotografía a la cate
comercial. Los grupos familiares fueron retra goría de arte visual, la que incluso comenzó a
tados hasta las primeras décadas del siglo XX; comercializarse en el mercado de arte. Además
estudios como Witcomb y Van Riel reconocie de las técnicas usuales, otros recursos acerca
ron una encumbrada y selecta clientela en la ron las fotos al arte de la pintura, empleándose
que no estuvieron ausentes los personajes más bromóleos, heliograbados y fotos sobre metal,
representativos del poder político, artistas e al mismo tiempo que los autores comenzaron
intelectuales. a firmar sus obras. La fotografia artistica ilus
La foto cumplió un papel educativo, al ser tró los suplementos dominicales de los perió
incorporada como auxiliar en los libros esco dicos y también asumió un papel mediático a
lares, como ocurrió en 1917, cuando sirvió de través de la presentación y exhibición de esa
apoyo visual al texto Lecciones de historia ar producción creativa.
gentina de Rómulo Carbia. Los paisajes y cos Sara Facio y Alicia D’Amico reconocen
tumbres de la Argentina fueron difundidos que los grandes temas del siglo XIX fueron el
desde 1900 a través de numerosas reproduc retrato y los acontecimientos de la vida social;
ciones de tarjetas postales. Ya en 1914, Peuser recién en el siglo XX la fotografía abriría nue
presentó la “Muestra restrospectiva y moder vos campos de interés. Al ingresar en el terre
na” de fotografía histórica en Witcomb. Al año no del arte, la realidad como soporte de la
siguiente apareció la revista La Fotografía y sus obra fotográfica se ha ido transfigurando a
Aplicaciones. En 1930 se realizó, en la Asocia través de nuevas técnicas, penetrando en len
ción Amigos del Arte, el Primer Salón Interna guajes expresivos característicos de las últimas
cional de Arte Fotográfico de Buenos Aires, vanguardias.
destacándose el alto nivel artístico. Los álbu
mes de la Sociedad de Fotógrafos Aficionados
de la Argentina y los de Witcomb permiten re Las VANGUARDIAS DE LOS AÑOS CUARENTA.
componer —en parte- la historia nacional, a la ARTE CONCRETO INVENCION. ARTE MADÍ,
que se suman los archivos de empresas públi PERCEPTISMO
É
rición del grupo de artistas concretos fue una
creación del “espíritu del tiempo”, que tuvo
con aquel movimiento europeo un carácter
relativamente sincrónico. El único número
publicado de la revista Arturo, en 1944, susci
tó las inquietudes plásticas y literarias, y fue
Rhod Rothfuss. Composición madí, 1947. Colección
clave en cuanto a la propuesta de “no copiar, privada, Buenos Aires.
no reproducir, inventar”. Nelly Perazzo afirma
que con esta revista, cuya cubierta estuvo a por primera vez públicamente en el Salón
cargo de Tomás Maldonado, se desencadenó la Peuser, y difundió el “Manifiesto Invencionis
no figuración de base geométrica en la Argen ta”, que afirmó que “la era artística de la fic
tina, postulando la invención contra el auto ción representativa toca a su fin”. Varias déca
matismo, la expresión y el simbolismo. das después, Iommi afirmaría que “el grupo
Maldonado fue el teórico más destacado Concreto tuvo la visión: la imagen de un cua
del movimiento Arte Concreto Invención, in drado, un plano, un color, líneas puestas en el
tegrado, entre otros, por Manuel Espinosa, campo espacial de una tela, todos estos ele
Lidy Prati, Antonio Caraduje, Enio Iommi, mentos flotando en el plano. Porque la inven
Iorge Souza, Alberto Molemberg, Simón Con ción era el resultado de tales problemas”.
treras, Oscar Núñez, Raúl Lozza, Prirnaldo También en 1946, el grupo Arte Madí rea
Mónaco y Claudio Girola. El grupo comenzó liza su primera exposición en el Instituto
a reunirse en 1945 en residencias particulares,‘ Francés de Estudios Superiores. Se lanza el
para presentar estas nuevas formas de expre “Manifiesto Madí”, que en su declaración de
sión, las que marcaron uno de los más decidi principios asume la ludicidad y pluralidad co
dos encuentros entre arte y ciencia. En 1946, la mo valores expresivos, asociados al dibujo, la
Asociación Arte Concreto lnvención expuso pintura, la escultura, la arquitectura, la músi 217
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
lll
las artes. Vino después la época de oro del pai
sajismo, con Fernando Fader como abandera
do, y la legión de seguidores que, emulándolo,
permitieron que las miradas apuntaran a la
provincia, convertida en motivo pictórico na
asignada‘
l Manuel Ángeles Ortiz. Sin titulo, 1940-1943. Colección IVAM, Valencia, España.
riloche, con las obras del Centro Cívico y del cuenca del Nahuel Huapi, donde producirá
conocido Hotel I..lao Llao. Este proceso atrajo una serie de obras de las más notables de su
el interés de varios artistas residentes en Bue trayectoria. También acometieron el paisaje de
nos Aires y en las provincias, otorgando a la la región Rodrigo Bonome y Iuan Antonio Ba
región un sitial de relevancia en lo que Ro llester Peña.
mualdo Brughetti denominar-ía, en 1948, la Para la misma época y en el mismo sitio
“geografía plástica argentina”. que Pronsato, aunque sobre todo a orillas del
Entre los nombres que exaltaron el paisaje lago Mascardi, desarrollará una tan interesante
sureño en esos años, debe destacarse a Do como olvidada labor Manuel Ángeles Ortiz,
mingo Pronsato, perfeccionado en Italia en los exiliado español radicado en la Argentina entre
años treinta e influido por la obra de Carlo 1939 y 1948. Ángeles Ortiz, a partir de piedras
Carrá y otros contemporáneos. Tras su retor y maderas que recogió en sus periplos, realizó
no a Bahía Blanca, su ciudad natal y centro un conjunto de singulares “construcciones”
irradiador de sus actividades, Pronsato queda que llevaron a Eduardo González Lanuza a
subyugado por las mutaciones de la naturale afirmar que representaban dioses primitivos,
za patagónica, que le abren un abanico de po figuras totémicas e ídolos indígenas, caracteri
sibilidades a sus intenciones de colorista. En zando al español como “el tardío imaginero de
1940 se instala durante una temporada en la una religión ya desaparecida”. 221
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
En la región del Litoral es necesario dete de estos artistas se expresó en las temáticas se
ner la atención en dos de los centros más irn ñaladas, es decir, el río como motivo central,
portantes de producción artística de la Argen los pescadores, los arenales y los ritos cotidia
tina, las ciudades de Rosario y Santa Fe. En la nos. López Claro, aún activo, a partir de los
primera de ellas, hechos de relevancia fueron años cincuenta dirigió su mirada hacia el con
la celebración del Primer Salón de Bellas Artes tinente americano, permaneciendo inalterable
en 1913 y la creación, en 1917, de la Comisión en su pintura el compromiso político-social
de Bellas Artes del Rosario. Propulsor de ésta que lo caracteriza.
fue el doctor Fermín Lejarza, quien tomó de Por último, en la región del Nordeste, el
cisiones hoy históricas, como fueron la adqui punto de confluencias artísticas más notables
sición, en dicho año, de la conocida serie de fue sin duda Resistencia, la capital de la pro
ocho lienzos titulada La vida de un día (obra vincia del Chaco. En ello, el papel determinan
cumbre de Fernando Fader, que pasaría a en te le cupo a una singular institución surgida
grosar el acervo del Museo Municipal de Be en torno a 1944, el Fogón de los Arrieros, crea
llas Artes “Iuan B. Castagnino”, inaugurado en da por el escultor Juan de Dios Mena, autor de
1937), y el incentivar la carrera de un muy jo originales tallas en madera de curupí, que ex
ven Antonio Berni. presaron una visión con tintes humorísticos
En los años veinte, otro ente que marcó —que lo emparienta con Florencio Molina
rumbos en la ciudad fue el Círculo de Bellas Carnpos- de personajes autóctonos como el
Artes, desde cuyo órgano difusor, La Revista del gaucho, el indio, el campesino y el habitante
Círculo, los hermanos Alfredo y Ángel Guido, del interior chaqueño. La citada institución
junto con Fernando Lemmerich Muñoz, de fue ganando en importancia y prestigio nacio
fendieron las manifestaciones artísticas de rai nal en los años que siguieron a su estableci
gambres autóctonas tarnizadas por lenguajes miento; artistas de reconocida trayectoria hi
renovadores. Los nombres de Manuel Musto, cieron donación de obras, y en forma gradual
Augusto Schiavoni, Luis Ouvrard, Julio Vanzo se constituyó un importante acervo de arte
o Leónidas Garnbartes, autor de una obra de contemporáneo que, en parte, se conserva aún
gran originalidad a partir de raíces americanis en Resistencia. Artistas como Demetrio Urru
tas, son otros de los muchos nombres que jalo chúa, César Fernández Navarro, Víctor Mar
naron el quehacer artístico rosarino. chese o Raúl Monsegur realizaron en la nueva
En la capital de la provincia, Santa Fe, los y definitiva sede, inaugurada en 1953, notables
años cuarenta estuvieron marcados por los murales.
pintores de la “escuela del Litoral”, cuyo ele El Fogón de los Arrieros encaró, a partir de
mento de unión fue la vinculación temática al los años sesenta, un notable “plan de embelle
paisaje y al habitante de las riberas del Paraná, cimiento” de la ciudad, consistente en dotar a
por la cual buscaron dar una fisonomía artís las calles y espacios públicos de Resistencia de
tica a la región a través de la geografía. Pueden obras escultóricas y murales. Uno de los em
citarse los nombres de César López Claro, Ri plazamientos másdestacados fue el conjunto
cardo Supisiche, Matías Molinas, Jorge Planas de murales titulado Génesis del Chaco, realiza
222 Viader y Miguel Flores. La proyección plástica do por Monsegur en 1961 para ser instalado
LAS ARTES PLASTICAS
Grupo de Artistas Modernos de la Argentina Cañas y el escultor Leo Vinci. A finales de la dé
en 1952; a ellos se sumaron los “independien cada, Alberto Greco y Mario Pucciarelli antici
tes” Antonio Femández Muro, Sarah Grilo, pan el informalismo, tendencia que surge aquí
Miguel Ocampo y Hans Aebi. El grupo realizó tardíamente y que intentaba superar las disi
dos exposiciones internacionales de enverga dencias entre abstractos y concretos, retoman
dura, una en el Museo de Arte Moderno de do criterios del movimiento inidado en 1944
Río de Janeiro y otra en el Stedelijk Museum en Francia, con gran predominio de la materia
de Amsterdam (1953), antes de disolverse en pictórica que se denominó manchismo y que
1954 por la marcha de Tomás Maldonado a llegó a los Estados Unidos como action pain
Alemania. Los abstractos argentinos habían ting. El uso de espátulas y otros procedimientos
comenzado a trascender las propias fronteras. para acentuar la calidad de la materia, subraya
En 1958 se publicó la revista Boa, de Iulio da por negros y colores neutros, y el empleo de
Llinás, a quien le cupo la organización de la cemento y arpilleras insinuaban un nuevo mo
Primera Confrontación Internacional de Arte do de concepción artística.
Experimental, celebrada en la galería Van Riel. En 1959, el Movimiento Informalista ya
De ella participaron artistas no figurativos de nucleaba a un grupo de artistas, que dos años
tendencia surrealista. En 1959 se creó el Grupo después irrumpieron en una célebre exposición
del Sur, de decidida actitud hacia la exploración llevada a cabo en Buenos Aires; ésta titulada
de nuevos caminos de expresión, y del cual for “Arte destructivo”, presentó extraños objetos
224 maron parte, entre otros, Mario Loza, Carlos desechables que no eran más que elementos de
LAS ARTES PLÁSTICAS
nidad al hecho [artístico], pero sin entender ro en sus afirmaciones: “Yo no viví el Di Tella,
que había que tomar de la realidad ciertos me aunque haya ganado un premio en el acto
canismos como para que el público empezase inaugural de ese instituto en la calle Florida”.
a participar como quien va a una fiesta (. . .) es También aseveró: “Respecto de Romero Brest,
el momento en el que surge con mucha fuerza que tuvo una gran actividad como animador
el objetismo, se empiezan a producir instala cultural, irnbuido en su rol de Papa del templo
ciones, se intenta establecer nuevas formas de del desparpajo, creo que se exageró a sí mismo.
comunicación que hicieran eficaz la posibili Decía sobre los artistas: ‘Cuando los mejores se
dad de lectura”. estereotipan, los dejo y paso a otros’. El Di Tella
En definitiva, se apuntaba a una participa inventó una estética del deterioro: se consume
ción activa del espectador, de tal manera que una cosa y enseguida hay que cambiarla por
éste se sintiera parte misma de la obra. En tal otra”. Luis Benedit, por su parte, no dudó en
sentido, en 1965, Marta Minujín y Rubén San hablar de los “fuegos artificiales” del Di Tella.
tantonín asombraron y desconcertaron con un En lo que respecta al arte constructivo o
happening titulado “La Menesunda”, en el cual, geométrico, que ya había alcanzado un desa
entre otros aspectos, el público visitante convi rrollo intenso, en los años sesenta derivó hacia
vía con situaciones tan disímiles como el ser nuevas experimentaciones ligadas a efectos
objeto de maquillaje por parte de profesiona ópticos, el movimiento y la luz como una irn
les, pasar por una habitación donde una pare presión de valor estético. En tal sentido, fue
ja aparecía acostada en una cama matrimonial, importante la exposición de las obras del hún
sufrir temperaturas bajo cero o verse en panta garo Victor Vasarely, llevada a cabo en 1958 en
llas de televisores especialmente instalados. el Museo Nacional de Bellas Artes, dado que
Minujín, Santantonín, Dalila Puzzovio, muchas de ellas mostraban sus experimenta
Juan Stoppani, entre otros, lucharon contra la ciones en el campo de la cinética, derivación
solemnidad en un intento por desacralizar el del constructivismo que se inclinaba a inte
arte. A menudo el grupo de artistas vinculado grar en él una sensación visual de movimien
con el Instituto Di Tella ha figurado en los to. En la Argentina, el arte cinético surgió de
anales de la historiografía del arte argentino las experiencias del mendocino Julio Le Parc,
como sinónimo “ideológico” de los sesenta, lo quien, becado en París y tras vincularse de
que ha tenido cuestionamientos de peso en la manera directa a Vasarely, creó en 1960 el
década de los noventa, cuando aquellos años Groupe de Recherche Visuel (GRAV). La
se convirtieron casi en una obsesión como te muestra realizada en 1964 en el Museo Nacio
ma de investigación. Es evidente que el clima nal de Bellas Artes de Buenos Aires, titulada
de esperanza y libertad que se respiraba en el “Inestabilidad”, demostró el empleo de esta
instituto poco tenía que ver con el pensar y tendencia: juego de luces y agua, bandas,
sentir artístico de quienes hacían, por ejem transparencias y placas de metal, los que mo
plo, arte de tinte social. vilizaron la dinámica relación entre el especta
Artistas como Luis Felipe Noé, a quien se ha dor y la obra. Hacia exploraciones cinéticas
vinculado a dicha institución por el hecho de también se orientaron Oscar Capristo y Roge
haber ganado el Premio Di Tella en 1963, es cla lio Polesello. 227
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
de reproducción irnitativa de la realidad y su pleó, para sus esculturas policromadas, resina
plantar el uso de materiales tradicionales, desde poliéster y esmalte; sus formas impregnadas en
las búsquedas hidroespaciales de Kosice, hasta color revelan la naturaleza del sufrimiento hu
nuevas formas que invaden el espacio dando mano. Norberto Gómez usa piroxilina o laca
lugar a ambientaciones, instalaciones, objetos y acrílica que revela las viscerales formas del
experimentaciones. El empleo de nuevos mate hombre. Aldo Paparella realiza en 1971 la serie
riales pasó a ser una de las características de de Monumentos inútiles, inspirados en los vesti
mayor significación, lo que quedó reflejado en gios romanos en ruinas, ligando esta idea a la
obras como las que realizó Noemí Gerstein del “hombre de hoy, el hombre destrozado” co
usando tubos de bronce soldados, o las de En mo él mismo afirmara. Estos Monumentos fue
rique Romano, construidas con materiales de ron realizados con materiales de desecho.
desecho.
Libero Badii se inclinó por la realización de
grandes figuras escultóricas matizadas por pla ARTE Y SOCIEDAD A PARTIR DE LOS SESENTA.
nos brillantes de color, para desarrollar luego LAS POLÍTICAS OFICIALES ENTRE DEMOCRACIA
tucional, hecho que implicó un retroceso en el tros universitarios y las sedes de organizaciones
campo cultural, provocando un éxodo de pro sindicales comenzaban a servir como espacios
fesionales. En 1969, el “Cordobazo” puso en altemativos a las galerías y museos para exhibir
crisis el proyecto autoritario del general Onga las expresiones artísticas y transmitir los mensa
nía. Al espíritu de transgresión de la joven jes implícitos en ellas. La politización del arte
vanguardia ‘se sumaria luego el compromiso fue ascendiendo en forma gradual. La calle se
ideológico con la influencia del Mayo Francés convirüó también en territorio de expresión ar
de 1968 y la repercusión de la Guerra de Viet tística y en Buenos Aires se produjeron mues
nam. Buenos Aires y Rosario fueron los epi tras como las tituladas “Escultura, follajes y mi
centros de este dinamismo renovador y, a la dos”, realizada en la Plaza Rubén Darío en 1970,
vez, contestatario y revulsivo. y “CAYC al aire libre. Arte e Ideología”, en la Pla
En este contexto de cambio, los artistas plás za Roberto Arlt, dos años después.
ticos de la ciudad de Rosario se rebelaron con En el campo de las vanguardias fueron to
tra el desmantelamiento de los ingenios azuca mando paulatina fuerza el arte de sistemas y
reros en la muestra experimental “Tucumán el arte conceptual, explorados desde finales
arde”, realizada en 1968 en la CGT de los Argen de los sesenta. El arte conceptual apuntó a
tinos de aquella ciudad y luego en la Federación desplazar al objeto artístico hacia el concepto,
Gráfica Bonaerense, en Buenos Aires. Para en a través del empleo de signos, palabras o dia
230 tonces, sitios no tradicionales como los dans gramas matemáticos, prevaleciendo así la
LAS ARTES PLÁSTICAS
idea por encima de los materiales utilizados. lez Mir, con su instalación 25 jaulas (1977),
En Buenos Aires, estas expresiones se nuclea que contenía pájaros de madera en cautiverio,
ron en torno del Centro de Arte y Comunica aludía a los límites de la libertad.
ción (CAYC), que, regido por Iorge Glusberg, En 1976 se había producido la interrup
intentó ocupar el espacio que dejó tras su cie ción del régimen constitucional y el adveni
rre en 1970 el Centro de Artes Visuales del miento de los militares, situación que provocó
Instituto Di Tella. En tal sentido, como postu un efecto desolador sobre el desarrollo de las
lado de las nuevas estéticas, cabe mencionar artes plásticas, motivando el exilio de artistas
las exposiciones “Arte y cibernética” (1969), hacia otros países o aun el exilio interior. El ar
con la que se presentó el CAYC, que perfilaba te se vio sometido a una realidad determinada
un nuevo tipo de relaciones entre arte y tec en buena medida por la imposibilidad de ma
nología a través de la realización de acciones nifestar abiertamente opiniones contrarias al
interdisciplinarias, y “Arte de sistemas” régimen. Como bien señaló María Iosé Herre
(1971) en el Museo de Arte Moderno. En el ra, “el arte se puebla de diversas metaforiza
campo de lo conceptual, una de las muestras ciones de todo aquello que no se podía decir.
más recordadas fue la de Iuan Carlos Romero Un clima de opresión invade distintas vertien
titulada “Violencia” (1973), en la cual el artis tes de la pintura figurativa, y temas como la
ta enfatizó a través de la reiteración de esa pa muerte y la ausencia se tornan recurrentes”.
labra, una realidad social marcada por las La represión, la falta de libertad y la desapa
tensiones. En ese año se producía el regreso al rición de personas fueron denunciadas por ar
poder del general Iuan Domingo Perón. tistas como Diana Dowek, con su serie Alam
En el CAYC se formó el denominado “gru brados (1977) o los muñecos maniatados con
po delos XIII”. Entre ellos se contaban Clorin alambres de púa. César López Claro comenzó a
do Testa, Víctor Grippo, Luis Benedit, Alfredo gestar en silencio las setenta obras de Proceso al
Portillos, Iorge González Mir y Iacques Bedel, Proceso, alegato contra la represión militar, con
quienes promovieron una sucesión de mani tra la destrucción del hombre, culminada en
festaciones experimentales. Bedel empleó resi 1984, coincidiendo con el retomo a la demo
na poliuretánica para elaborar ruinas que res cracia. Esta serie fue expuesta entonces en Bue
cataban lo grandioso del territorio argentino, nos Aires, hasta que una orden “de arriba” obli
incluidos sus mitos y leyendas. Benedit trans gó al artista a descolgar su obra de las paredes a
formó sus obras a partir de la realización de la semana de ser inaugurada la muestra.
experiencias biológicas y fisioquímicas, y otras En 1982 se premió la trayectoria de Iuan
surgidas del campo de la botánica y de la zoo Carlos Distéfano; Norberto Gómez fue nom
logía. La vinculación con América latina que brado “Artista del Año” y Guillermo Kuitca,
dó testimoniada en las obras de Alfredo Porti “Artista Revelación”. Irán surgiendo los nom
llos, quien indagó en el fondo de las fábulas y bres de Gustavo López Armentía, Hernán
supersticiones del continente, y en las de Víc Dompé, Alfredo Prior, Remo Bianchedi, Er
tor Grippo, que relacionó arte y ciencia en su nesto Bertani, Marcia Schwartz y Eduardo
serie de Analogías, empleando papas con el fin Medici. La vuelta a la democracia posibilitó
de exaltar su procedencia americana. Gónza una gran pluralidad de formas de expresión 23]
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
que habrían de reflejar los complejos enfoques modo original nuevamente el arte con la his
de la sociedad actual. La coexistencia de dis toria de la Argentina, acercamiento que re
tintas vertientes creativas que replantean el plantea los vínculos entre los procesos históri
lenguaje artístico y retornan a una recupera cos y la resignificación de la propia cultura
ción de la memoria y de los mitos, acercan de con sus continuidades y rupturas.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Para ampliar y completar el conocimiento Logró dar una visión de conjunto, a la vez que
sobre las artes plásticas argentinas en el perío una detallada relación biográfica de los artis
do abarcado por el presente capítulo, se añade tas plásticos nacionales. Distingue cuatro mo
una selección bibliográfica y hemerográfica mentos: el de los precursores, el de los organi
que, en su mayoría, constituyó el corpus infor zadores, las aportaciones del plein air y las
mativo para su elaboración. En esta selección nuevas tendencias del arte moderno. La obra
se tienen en cuenta tanto estudios realizados paradigmática de Pagano cierra cronológica
en la época en que se desarrollaron los aconte mente el estudio que sobre la producción his
cimientos referidos en el texto, cuanto estu toriográfica del arte en la Argentina desarro
dios posteriores, de carácter retrospectivo. llaron loss EMILIO BURUCÚA y ANA MARIA
En lo que respecta al panorama historio TELESCA, “El arte y los historiadores”, en ACA
gráfico de las artes en la Argentina y su estado DEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, La Junta de
actual, la bibliografía existente es metodológi Historia y Numismática Americana y el movi
camente variada, y los años noventa han sido miento historiográfico en la Argentina (1893
decisivos en lo que respecta a los aportes, tan 1938), tomo II, Buenos Aires, 1998.
to en cantidad como en aproximaciones desde En la producción bibliográfica y hemero
diferentes ángulos. gráfica de los años cuarenta y cincuenta, se
Los primeros ensayos que persiguieron co puede señalar la aparición y continuidad de
mo finalidad estructurar la historia de las artes los Anuarios Plástica, Buenos Aires, 1939
argentinas a partir de 1914, se publicaron du 1948, que brindan una información de prirne
rante los años veinte y treinta. Se destacan, en ra mano, absolutamente imprescindible para
tre otros, los de IosE MARIA LOZANO MOUJAN, quienes quieran abordar el estudio de las artes
Apuntes para la historia de nuestra pintura y es en todo el país durante ese período. En esos
cultura, Buenos Aires, 1922, y Figuras del arte años, la editorial Poseidón publicó la serie “Bi
argentino, Buenos Aires, 1928; y de JOSE LEON blioteca de Arte Argentino” y Losada, sus “Mo
PAGANo, El arte de los argentinos, Buenos Aires, nografías de Arte”, que propiciaron una intere
1937-1940. Más moderado en cuanto al trata sante difusión de la obra de artistas nacionales
miento de las nuevas corrientes estéticas, Pa y extranjeros. Similar tarea le cupo en los se
gano realizó este libro valiéndose en gran me senta a la serie publicada por Ediciones Cultu
dida de sus artículos periodísticos publicados rales Argentinas, promovida por el Ministerio
232 en diferentes medios desde principios de siglo. de Educación y Justicia, y en los años ochenta,
LAs ARTES PLÁSTICAS
a la “Colección Pintores Argentinos del siglo Aires, 1954. Ingente tarea recopilatoria a la que
XX” publicada por el Centro Editor de Améri también se dedicaron, con ediciones actualiza
ca Latina, todos ellos de Buenos Aires. das hasta el presente, VICENTE GEsUALDo y
La vasta tarea crítica y la comprensión del otros, Diccionario de artistas plásticos en la Ar
medio artístico evidenciadas por ROMUALDO gentina, dos tomos, Buenos Aires, 1988.
BRUGHETTI comenzaron a cristalizarse con Entre los ensayos publicados en los años
fuerza en los cuarenta y cincuenta. Entre sus sesenta y setenta, se remite a: MARIA LAURA
obras se deben destacar: De la joven pintura SAN MARTIN, Pintura argentina contemporá
rioplatense, Buenos Aires, 1942; Pintura argen nea, Buenos Aires, 1961. Es una de las obras
tina joven, Buenos Aires, 1947, y Geografia más significativas de cuantas han estudiado el
plástica argentina, Buenos Aires, 1958. En estas arte argentino del siglo XX, e incluye capítulos
obras, Brughetti, además de alentar sus teorías como “El movimiento contemporáneo en al
sobre el arte naci