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Nicanor Parra, poeta chileno, gran figura de la poesía latinoamericana en el siglo XX,
que dio de beber a más de un escritor de las generaciones post cincuentas, entre ellos, y quizá
de los más famosos, sea Roberto Bolaño. Su poesía no podríamos entenderla si no analizamos
dos procesos, al cual se le sumará más tarde un tercero, de aquellos años: la figura fortísima
de Pablo Neruda en Chile, la revisión del canon occidental por parte de la tradición sajona y
el elemento humorístico en su obra.
Trabajemos, pues, con el primer elemento. Es bien conocido que Nicanor tuvo un
fuerte acercamiento con Neruda durante sus primeros años como poeta en la capital, y donde,
además, ya existían ciertas posiciones de crítica frente a la figura por parte de Parra. Esto nos
lo cuenta Jorge Enrique Adoum (2006) en algunas entrevistas:
“A veces llegaba (Parra) a la casa de Neruda y se tomaba los vinos, hablaba como
admirándolo y odiándolo, a veces también comentaba de más, criticándolo duramente y ya no
solo como poeta. Entonces yo le decía: O te tomas los vinos o no hablas mal de tu anfitrión.”
(p. 103).
Esta actitud de Parra se confirmará por él mismo años después cuando Mario
Benedetti, en su libro Los poetas comunicantes (1981), lo exponga: “Neruda fue siempre un
problema para mí, un desafío, un obstáculo que se ponía en mi camino. Entonces había que
pensar las cosas en términos de este monstruo”. (p. 46). Serán estos primeros pasos un campo
de exploración, como lo determinan obras como La cueca larga (1958) y Antipoemas (1960).
Sin embargo, el viaje de Nicanor Parra a Londres en los años 1950 para estudiar en
Oxford dejarían ya en él los síntomas de aquello que se concretaría con la publicación
definitiva de El canon occidental (1994), por parte de Harold Bloom y que es el resultado de
la revisión de los modelos occidentales a través del tiempo donde, como lo propondrá Bloom
y a su manera también Parra, es Shakespeare quien toma un papel central por complejizar y
caracterizar a la condición humana.
Nicanor Parra tomará de Shakespeare quizá uno de los elementos menos revisados en
su obra el cual es el elemento de la risa, de lo humorístico, de lo tragicómico. Aquí
analizamos el tercer elemento que habíamos propuesto en un principio. En la tradición de la
poesía Latinoamericana el elemento de la risa fue muy poco explorado, es por ello que en la
época nerudiana de Nicanor Parra había aún solemnidad, una contrapropuesta a la poesía de
Neruda, pero es después que Nicanor plantea los cimientos de lo que se convertirá en un
ícono de la vanguardia latinoamericana: la antipoesía.
“es una expresión poética a base de ásperos prosaísmos, efectos psicológicos sorpresivos,
fragmentación extraña de experiencias inmediatas. Es una poesía de dinamitero,
desesperadamente anárquica, que irrumpe a través de todo lo que es rutinario reduciendo a
polvo la mentira piadosa y las fórmulas de consuelo desprovistas de significado, para
desembocar en la nada o en el meollo de una sólida realidad”. (p. 210).
Roberto Valero rematará luego diciendo: “La dinamita de Parra es el humor” (1991, p.
210). Sin duda, como podemos reconocer en la antipoesía parriana, el humor es uno de sus
componentes fundamentales pero que “los críticos no le han prestado la debida importancia”
(Valero, 1991, p. 211).
Fuentes bibliográficas:
- Valero, R. (1991). Función del humor en la obra de Nicanor Parra. Hispania, 210-
213. Recuperado el 19 de noviembre de 2019, de:
https://www.jstor.org/stable/pdf/344587.pdf?refreqid=excelsior%3A61498bd870c662
013c436ab2ab90d673.
- Benedetti, M. (1972). Los poetas comunicantes. México: Marcha.
- Adoum, J. E. (2002). De cerca y de memoria. Quito: Archipiélago.
- Parra, N. (1979). Sermones y prédicas del Cristo del Elqui. Santiago de Chile:
Gamínedes.