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Colegio Particular Juan Pablo NOTA:

PRUEBA PARCIAL DE ESTUDIOS SOCIALES


Profesor(a): Rodrigo Huenchún Pardo
Objetivos:
- Comprender la generación del concepto de juventud y sus implicancias en la cultura occidental y mundial desde la guerra
fría.
Contenidos:
- Guerra Fría
Estudiante: - Curso: 2° Nivel Medio “
ITEM Cantidad de Puntaje de cada Puntaje total Puntaje Obtenido
preguntas una por ITEM

Ítem I: Glosario 20 0.5 10


Ítem I: Comprensión de Lectura 9 5 45
Ítem II: Elaboración de texto 15 1 15
TOTAL 70
Instrucciones
1. La siguiente prueba es un ejercicio de comprensión de lectura y elaboración de texto en torno a la lectura de
un texto historiográfico y al contenido visto en clases.
2. Este cuadernillo ES DE SU ABSOLUTA RESPONSABILIDAD. Tiene una semana para realizarlo. NO SE ACEPTARÁN
TRABAJOS ATRASADOS SALVO LA DEBIDA DOCUMENTACIÓN MÉDICA/LABORAL, so descuento en el puntaje
total obtenido. Fecha de entrega: _________ de octubre.
3. Se deben adjuntar las hojas a este cuadernillo. No tiene aspectos formales, por lo que es libre de realizar su
trabajo por los medios de que guste (manuscrito, bloc de texto, Word, etc.)
4. El plagio (copia entre trabajos) será sancionada con la división de puntos del
ítem entre los/las involucrados/as.
Actividades
1. Con ayuda de un diccionario, elabore un glosario con a lo menos 20 palabras que desconozca, marcándolas en
el texto. (Página recomendada: http://www.rae.es/recursos/diccionarios/drae)
2. Antes de empezar, defina ¿Qué es la juventud? ¿Qué significa ser joven?
3. ¿Cuál es el sentimiento que rodea a la juventud europea luego de la guerra? ¿Cómo es?
4. ¿Qué es el plan Marshall? ¿Cómo es el Estado de Bienestar?
5. ¿Qué es la Sociedad de Consumo? ¿Cómo es?
6. ¿Qué Rol jugó la música en la conformación de una idea de Juventud? Nombre al menos 3 Estilos y algún
artista significativo
7. ¿Qué son los movimientos juveniles? ¿Qué buscan? ¿Cómo son?
8. ¿Qué son los hippies? ¿Cómo son los movimientos de jóvenes en EEUU y Europa?
9. ¿Qué son los movimientos revolucionarios? ¿Cómo son? ¿Qué buscan?
10. Haga una diferencia entre Movimientos Juveniles entre el 1º y el 3º Mundo

La rebelión juvenil de los años sesenta


Publicado el 24 agosto, 2013 por Revista Polémica
Bernat MUNIESA
En la Europa de la posguerra que siguió a la Segunda Guerra Mundial se encuentra el
origen de nuevos comportamientos sociales cuyos actores fueron los miembros de una
juventud insatisfecha y descontenta con el mundo que les había tocado vivir. Este
desasosiego o malestar, como se le quiera llamar, motivaría a miles de jóvenes a reunirse en
grupos muy específicos, marginales, y a mantener unas actitudes sociales especiales,
siempre acorde con la protesta y la crítica de la sociedad.
Este proceso se inició ya en los años cincuenta (siglo XX) y en ciertos aspectos se ha
prolongado hasta nuestros días. Varios fueron los factores que se combinaron para dar
lugar a la explosión de la juventud occidental, en Europa y en Estados Unidos.
 Entre la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría
El primero de los factores a destacar fue la barbarie que representó la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), que dio
lugar a la eclosión de movimientos pacifistas a los que se habrían de adherir miles de jóvenes, que a lo largo de los años
cincuenta y más adelante manifestarían su repudio por la Guerra Fría y su rechazó al terror nuclear.
A este factor cupo añadírsele la atracción que sobre la juventud europea ejerció, también a mediados de los años
cincuenta del siglo XX, la corriente filosófica del existencialismo. Esta corriente, cuyas figuras centrales fueron el
filósofoJean-Paul Sartre y el escritor Albert Camus, analizaba el mundo desde una perspectiva atea y lo entendía
como un absurdo, al que Sastre acabó dándole sentido con un contenido marxista y Camus con uno humanista. En
cualquier caso, sus postulados eran eminentemente antiburgueses y, en
consecuencia, anticapitalistas.
Otro factor importante derivaría de la reconstrucción europea de la posguerra,
posible mediante la ayuda estadounidense concebida en el Plan Marshall.
Reconstrucción que, ante el temor al comunismo, las élites políticas y las
fuerzas económicas liberales dominantes en la época dieron unos contenidos
dirigidos hacia una distribución más equitativa de la riqueza entre las diversas
capas sociales. Se practicó una reconstrucción desde una perspectiva
socialdemócrata, reformista, y no desde posiciones ideológicas netamente Sartre y Camus
liberales. Surgió así el Estado del Bienestar en Europa occidental (excepto en España, donde la dictadura del general
Franco impidió que la población pudiera beneficiarse de aquella ayuda).
Y surgieron también unas nuevas clases medias en gran medida dominadas por un nuevo y creciente valor: el
consumismo, sustitutivo del valor tradicional que era el ahorro. Con el paso de los años, el consumismo sería
aborrecido por crecientes capas de la juventud europeo-occidental y estadounidense, y su rechazó culminaría en los
sangrientos episodios habidos en Estados Unidos y Europa, donde culminaron con el estallido del Mayo de 1968
francés, como se verá más adelante.
Los jóvenes también rechazarían progresivamente la recién estrenada moral hipócrita de la Nueva Sociedad del
Consumo, como ya la definía el pensador francés Guy Debord. Moral fundada en el dinero y el despilfarro, en no
saber distinguir lo necesario de lo superfluo. Se abrió un proceso de mímesis social y las formas y modas de las clases
altas de la sociedad fueron burdamente imitadas por la mayoría de gentes de la nueva clase media, nutrida en gran parte
de las clases trabajadoras, incluidos los obreros industriales, aquellos a quienes Lenin definiera un día como la
aristocracia obrera.
Ligado al rechazo de los nuevos valores de la Nueva Sociedad, el rechazo de los jóvenes se orientaría hacia factores
como la Familia y el Estado (junto con la política), entendidos como símbolos de la autoridad, y también hacia el
Mercado, considerado símbolo del consumismo.
Esas nuevas realidades, y especialmente la crisis de la familia tradicional, propiciarían el inicio de un movimiento social,
el de la liberación de la mujer, movimiento que devino en los movimientos feministas que alcanzarían un gran auge
desde finales de los años sesenta (siglo XX) en Estados Unidos y Francia especialmente, coincidiendo con la coyuntura
en que la mujer comenzó a incorporarse al mercado laboral. Y junto a la valorización del papel social de la mujer, el
rechazo a los tabúes sexuales fue cobrando una realidad cultural como forma de contra cultura frente al hipócrita
puritanismo de la Nueva Sociedad del Consumo.
 La juventud irrumpe en el escenario
Los movimientos juveniles importantes surgidos a principios de los años sesenta (siglo XX) tuvieron sus propios
precedentes en la década anterior, es decir, en los años cincuenta del mismo siglo. Por ejemplo, cabe destacar el nuevo
clima generado en Estados Unidos por un nuevo
género musical: el Rock’n Roll, con la emblemática Elvis Presley
figura de un joven rebelde: Elvis Presley. En línea
similar se moverían los Angry Young Man en el
Reino Unido.
El rock’n roll adoptó, musicalmente hablando, el
trepidante ritmo del blues 4/4, apoyándose
especialmente en el cuarto tiempo. Fue, de hecho, el
resultado de la fusión de músicas negras, como el
rhythm and blues, de Fats Domino, y del hilbilly, de
Hank Williams. Uno de los primeros impulsores del
nuevo género serían Bill Haley & The Comets y el
paradigma fue su canción Rack Around the Clock,
editada en 1954 en Estados Unidos.
Inmediatamente destacarían como líderes del nuevo
género contracultural y rebelde Jerry Lee
Lewis, Little Richard y, sobre todo, Elvis Presley.
El rock, con la trepidancia de su ritmo y la radical
acritud de sus letras causó primero asombró y luego
una creciente adición entre la juventud, todo ello ante la perplejidad de la Nueva Sociedad bienpensante
norteamericana.
En Europa, la rebeldía se inició en el Reino Unido, como virulenta reacción juvenil contra la sociedad establecida y su
carácter marcadamente victoriano y puritano. E inicialmente la crisis estalló con la formación del movimiento Jóvenes
Airados, entre los cuales se contaban los dramaturgos John Osborne y Joe Orton, así como el director
cinematográfico Tony Richadson. El buque insignia del movimiento fue la obra teatral Mirando hacia atrás con ira,

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estrenada en 1956 y realizada por Osborne: representaría durante varios años el símbolo de una generación que
rechazaba el legado paterno y buscaba una conciencia auténtica para un nuevo tipo de existencia.
Aquel movimiento tuvo su prolongación en el inconformismo del Free Cinema, corriente cinematográfica realista
cuyo mentor intelectual era el crítico y director Lindsay Anderson, junto a sus colegas Karel Reisz y el citado Tony
Richardson. El filme Saturday night and Sunday morning se convirtió en emblemático del rechazo de la sociedad
burguesa y reivindicativo de las capas sociales trabajadoras excluidas del Nuevo Bienestar. La solidaridad con lo
colectivo se mezclaba así con la apología de la individualidad que debía distinguir a los jóvenes y alejarlos de la
mediocridad de sus progenitores.
Otros movimientos se movían especialmente en el plano de la diferenciación estética. Estos jóvenes buscaban la
afirmación de una identidad y cultura propias, como el caso de los Teddy Boys británicos o los Blousons Noirs
franceses, sobre los cuales volveremos, origen de lo que serían las llamadas tribus urbanas.
En conjunto, estos incipientes movimientos, con sus propias conductas, constituían en cierto modo una novedad en la
historia occidental. No se tiene noticia, por ejemplo, de la juventud como problema en la Edad Media, ni se han citado
movimientos o rebeliones estrictamente juveniles en aquella dilatada época. Las primeras organizaciones de jóvenes
propiamente dichas surgen en Europa hacia finales del siglo XVII: se trataba de entidades que agrupaban a jóvenes
universitarios, todos ellos hijos de las clases dominantes.
El punto de inflexión, como decíamos, ha sido el decenio de los años cincuenta del siglo XX, y las organizaciones
surgidas en esa coyuntura respondía a unas situaciones absolutamente distintas creadas en la sociedad occidental tras el
citado conflicto bélico de 1939-1945, el más atroz y sangriento de la historia. Nueva situación en la que el culto al
dinero y el culto al poder aparecían como valores dominantes.
Concretamente, los primeros movimientos juveniles que aparecen en Europa occidental se constituyeron como
subculturas o «tribus urbanas» con una marcada identidad propia, aunque todos ellos compartían una característica: el
rechazo del Sistema. Como decíamos, los teddy boys británicos y losblousons noirs franceses fueron los precursores.
Y con ellos los provos neerlandeses.
Todos ellos compartían la «defensa del grupo» y trataban de potenciar el sentido de la marginación de los miembros
individuales respecto al entorno, es decir, el Sistema Social, lo rechazable y rechazado. Una función importante la
representa el look, o estética adoptada: peinados, indumentaria, etc., eran –y son aún en los grupos más marginales– los
rasgos distintivos. Además, en el interior del grupo, se profundizaba en la necesidad de «sentirse superior» al entorno
exterior, y, por otra parte, los grupos buscaban espacios propios donde existir y desarrollar sus actividades: calles,
barrios e incluso islas y espacios naturales (Carnaby Street, en Londres, fue emblemática en los años sesenta).
Los teddy boys fueron el primer movimiento organizado de aquel tipo que apareció en Europa. Nació a finales de los
años cincuenta (siglo XX) en el East End de Londres, la capital británica. De hecho, los blousons noirs de París, casi
simultáneos, fueron un derivado mimético de los primeros. Ambos grupos se definían por ser hijos de familias obreras
sin acceso a las nuevas clases medias.
 Los primeros movimientos juveniles
Para ello era fundamental el estilo, cuestión que cuidaban extraordinariamente hasta llegar al extremo del dandysmo. Se
definían ideológicamente como proletarios e iconoclastas (derribadores de «ídolos») y la música rock fue un
instrumento de la manifestación de su rebeldía con las instituciones fundamentales: Familia, Escuela y Estado. Eran
también contrarios a la inmigración y cabe, en este sentido, considerarles precursores de los actuales violentos
neonazis skinheads.
Los provos surgieron a principios de los años sesenta en Países
Bajos, concretamente en Ámsterdam. Eran hijos de las clases medias
y trabajadoras y su lema principal era la provocación, que se
manifestaba a través de loshappenings, acciones realizadas en espacios
públicos, donde mostraban su capacidad creativa como un juego.
Querían «provocar» a la sociedad, aunque su ánimo no era
revolucionario: pretendían simplemente despertar al ciudadano
medio de su asepsia, su vulgaridad, su egoísmo y su ignorancia, y
provocarle inquietudes y reflexión a través de los
citados happenings no violentos. Ellos fueron precursores de los
actuales okupas. Realizaron tomas de drogas y fumadas en las calles, Provo
por ejemplo, como forma de provocación. También introdujeron
elementos de ecología urbana y reclamaban islas cerradas a los coches (fueron, pues, los precursores de las actuales
«zonas peatonales» difundidas ampliamente por todas las grandes ciudades). Rechazaban los vehículos a motor y
postulaban el uso de la bicicleta, al tiempo que manifestaban su ideología libertaria, por lo cual carecían de líderes.
La segunda ola europea de los movimientos juveniles de ese tipo se produjo en Europa también justo al iniciarse la
década de los años sesenta (siglo XX), muy influenciados por los teddy boys. De éstos derivaron en aquellos años
los mods y los rockers, grupos que llegaron a tener una notable presencia en las calles británicas.
Los rockers alardeaban de sus poderosas motocicletasHarley-Davidson y los mods de sus motocicletas Lambretta. Eran
parte de sus signos distintivos. Los enfrentamientos entre ambos grupos fueron continuos, como testimonia el
filme Quadrophenia, protagonizado por el cantante Sting. De hecho, el antecedente más directo de los actuales

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neonazis skinheadsfueron los mods que pululaban por la costa sur de Inglaterra, con numerosos episodios de violencia
racista y con una ideología que acabó por exaltar la figura de Adolf Hitler. Su estética se basaba en la cabeza rapada y
la indumentaria de corte militar en la que no faltaban las botas altas.
Más adelante, avanzados los años sesenta, tuvieron un enemigo natural en el movimiento de los punkies, grupos de
jóvenes que gustaban de cultivar elarte povera («arte pobre»), usaban ropas viejas adornadas con materiales diversos, y
sus pelos eran cortados en formas llamativas (crestas, por ejemplo). Como los provos, se sentían libertarios y, de
hecho, se extendieron por las principales ciudades europeas y aún se les puede encontrar en algunas de ellas.
 Aparecen los hippies
Mientras todos esos variados grupos surgían en Europa occidental para formar el mundo de la contracultura, en
Estados Unidos nacería el más importante de los movimientos juveniles de los años sesenta (siglo XX): los hippies.
Los hippies fueron los herederos de la precedente generación beat que surgió
en Estados Unidos a principios de los años cincuenta, concretamente en
California, como resultado de la frustración de numerosos intelectuales y
jóvenes, asqueados de la guerra (1939-1945), del macarthysmo, de la política y
Jack Kerouac
del culto al dinero. Fueron poetas como: Allen Ginsberg, autor del
poemario ¡Aullido!, donde invitaba al grito contra el consumo y el autoritarismo;
del escritor Jack Kerouac, autor de la novela On the Road (En el camino), en la
que postulaba que no hay otra forma de vivir que el carpe diem, esto es, «vivir al Allen Ginsberg Jack Kerouac
día, al momento», y el ensayista William Borroughs, autor de El trabajo,
donde rechazaba el trabajo impuesto pos la sociedad por alienante y reclamaba, lo mismo que los anteriores, un
regreso a la Naturaleza. Otros fueron Gregory Corso, Michael McClure y Timoty Leary, postulado este último del
consumo de drogas como modo de evasión. Ellos fueron los padres de la citada contracultura.
El término beat define perfectamente el sentimiento de aquellos hombres: su traducción es «frustrado», «golpeado»,
pues así se sentían en aquella sociedad. Sus parámetros eran el primitivismo antropológico y el anticonsumismo, y latía
en su fondo un resorte anarquizante. Sus seguidores fueron los betaniks, inmediatos precursores de los posteriores
movimientoshippies. Su «biblia» era En el camino, el libro de Kerouac y se agrupaban en colectivos en los que reinaba
un espíritu comunista, es decir, fraterno e igualitario. Entre sus hábitos se contaba su pasión por la música y la poesía,
el consumo habitual de drogas y la práctica del amor libre. Se sentían, en cierto modo, herederos de socialistas utópicos
del siglo XIX, como el francésCharles Fourier o el antillano-francés Paul Lafargue.
Los hippies, como ya hemos adelantado, fueron sus herederos en los años sesenta y aún en los inicios de los setenta
del siglo XX. De ellos se puede afirmar que más que una subcultura, representaron la contracultura: se
autoexcluyeron de una sociedad que les repelía por su culto al dinero, por su ignorancia y falta de sensibilidad, por su
racismo, por su alienación sexual, por su masificación y culto a lo urbano, por su despilfarro inútil y por su democrática
sumisión al poder, y buscaron vivir al margen, convencidos de que era inútil luchar para cambiar una sociedad tan
podrida que era incapaz de regenerarse. Buscaron fundar una nueva sociedad basada en la espiritualidad y el
hedonismo, en el disfrute de la Naturaleza y en el amor. Del socialista utópico francés Fourier habían aprendido que
no se puede ser libre más que a través del naturalismo y el sexo. Del antillano francés Paul Lafargue, que fuera yerno
de Karl Marx, el rechazo del trabajo embrutecedor, contra el que proponían un trabajo creativo, autónomo
combinado con el derecho a la pereza, amando al mismo tiempo la meditación y la quietud propias de las religiones
orientales, el budismo y el hinduismo, que combinaban con el acceso a las drogas, desde la marihuana al LSD. Su
estética era típica, psicodélica y exótica: cabellos largos, danzas vivaces y suaves, músicas bucólicas, ropas amplias y de
llamativos colores. Su pacifismo a ultranza les llevó a ser uno de los grupos más activos contra la Guerra de Vietnam
en los años sesenta y avanzados los años setenta, aunque muchos grupos de ellos se disolverían en 1969.
El año 1968 sería el punto de inflexión fundamental de aquel conjunto de movimientos juveniles, tan diversos en su
forma de rechazar la Sociedad de Consumo, pues desde hacía dos años, en otro ámbito del problema, en las
instituciones universitarias de Estados Unidos y de Europa occidental, la inquietud
estudiantil era creciente. Y acabaría generando una explosión de disconformidades que
originarían los movimientos estudiantiles. Mas, ¿qué ocurría en aquella coyuntura
histórica? Conviene aquí hacer un corte y reflexionar.
En 1968 el mundo había modificado su fisonomía a causa de la incidencia de varios
factores. Existía ahora una amplia conexión entre las culturas, originada por el proceso de
mundialización económico heredado del colonialismo del siglo XIX. Y el desarrollo de las
tecnologías de la comunicación, en palabras del sociólogo Marshall McLuhan, estaba
convirtiendo el planeta en una aldea global, o sea no un mundo vasto y desconocido, sino
inmediato e intercomunicado.
 No todo es primer mundo: Movimientos Revolucionarios
En el contexto histórico en que estallaron los movimientos estudiantiles de 1968, la
Guerra de Vietnam, mantenida por el Gobierno de Estados Unidos contra el pueblo de aquel país, estaba en primer
plano. En Nigeria, África negra, estaba la Guerra de Biafra: el neocolonialismo y las multinacionales del petróleo, con
el respaldo de los gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido, intentaban romper la unidad de aquella nación
recién accedida a la independencia y amputarle su provincia petrolífera, Biafra. En Angola y Mozambique surgían dos
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movimientos guerrilleros de liberación nacional contra el aún resistente colonialismo de Portugal. En la República de
Sudáfrica la dictadura fascista y racista blanca del apartheid, que contaba con el respaldo internacional político de
Londres y Washington, estaba promoviendo amplios rechazos en todo el mundo. En América Latina persistían en
numerosos países los movimientos guerrilleros guevaristas, herederos de las actividades del asesinado líder argentino-
cubano el doctor Ernesto Ché Guevara, convertido en un mito de la juventud contestataria. En China, Mao Tse-
tung, el dirigente comunista, había desatado una feroz campaña contra el burocratizado Partido Comunista de China:
la Revolución Cultural, con amplios ecos en la juventud estudiantil europeo-occidental.
Los problemas no sólo afectaban a la sociedad occidental. En el bloque comunista europeo también los había. En
1968, en la entonces Checoslovaquia, bajo la influencia de la URSS y con un régimen
sovietizado impuesto por Moscú, las tensiones por
modificarlo y crear un socialismo de rostro humano dieron
lugar a la Primavera de Praga, quebrada por la ocupación
militar soviética de aquella ciudad y del propio país
checoslovaco, en el verano de aquel año. Los estudiantes
checos y eslovacos desempeñaron un papel importante en
aquella primavera frustrada.
En México, al otro lado del Atlántico, se desarrollaba también
una lucha política. Lo mismo que el movimiento estudiantil
El “Che” Guevara checoslovaco, el movimiento estudiantil mexicano luchaba
Mao Tse-Tung
por la libertad de prensa y de convivencia de su país,
políticamente dominado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Si los estudiantes checoslovacos
luchaban contra el imperialismo de la URSS, los estudiantes mexicanos lo hacían contra el imperialismo de Estados
Unidos. Si la Primavera de Praga fue ahogada por los tanques soviéticos en agosto de 1968, la protesta estudiantil
mexicana lo sería de modo sangriento en octubre de aquel año, cuando el Gobierno de México se aprestaba a
inaugurar los Juegos Olímpicos. El 2 de octubre, cinco mil estudiantes se reunieron en la grandiosa Plaza de las Tres
Culturas o Plaza Tlatelolco. Allí, desde los edificios que circundaban la plaza, centenares de tiradores paramilitares
procedieron a un fusilamiento generalizado. Nunca se ha sabido el número de estudiantes muertos, probablemente el
número se acercó al millar.
Para entender los movimientos Revolucionarios hay que entender el rol que se le asignaba a la juventud como la “el
hombre nuevo” que conquistará el nuevo mundo, fruto de la lucha. Citamos:
“En este período de construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. Su imagen no está
todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas.
Descontando aquellos cuya falta de educación los hace tender al camino solitario, a la autosatisfacción de sus
ambiciones, los hay que aun dentro de este nuevo panorama de marcha conjunta, tienen tendencia a caminar aislados de
la masa que acompañan. Lo importante es que los hombres van adquiriendo cada día más conciencia de la necesidad de
su incorporación a la sociedad y, al mismo tiempo, de su importancia como motores de la misma.
Ya no marchan completamente solos, por veredas extraviadas, hacia lejanos anhelos. Siguen a su vanguardia,
constituida por el partido, por los obreros de avanzada, por los hombres de avanzada que caminan ligados a las masas y
en estrecha comunión con ellas. Las vanguardias tienen su vista puesta en el futuro y en su recompensa, pero esta no se
vislumbra como algo individual; el premio es la nueva sociedad donde los hombres tendrán características distintas: la
sociedad del hombre comunista.
Y ha sido por no comprender la necesidad de la creación del hombre nuevo, que no sea el que represente las ideas
del siglo XIX, pero tampoco las de nuestro siglo decadente y morboso. El hombre del siglo XXI es el que debemos
crear, aunque todavía es una aspiración subjetiva y no sistematizada. Precisamente éste es uno de los puntos
fundamentales de nuestro estudio y de nuestro trabajo y en la medida en que logremos éxitos concretos sobre una base
teórica o, viceversa, extraigamos conclusiones teóricas de carácter amplio sobre la base de nuestra investigación
concreta, habremos hecho un aporte valioso al marxismo-leninismo, a la causa de la humanidad. La reacción contra el
hombre del siglo XIX nos ha traído la reincidencia en el decadentismo del siglo XX; no es un error demasiado grave,
pero debemos superarlo, so pena de abrir un ancho cauce al revisionismo”.

En Estados Unidos y en Europa occidental la crisis tendría otras características. En el Viejo Continente,
el hippismo había cobrado un fuerte auge, y entre la juventud europeo-occidental se difundían sus consignas sobre el
amor libre, el rechazo de la explotación en el trabajo, el anticonsumismo, la afición a las drogas. La capital inicial
del hippismo europeo fue Ámsterdam.
Junto a esa expansión rebelde contracultural, en la República Federal Alemana, desde 1967, venía creciendo otro tipo
de contestación contra el Sistema y la Sociedad de Consumo: un movimiento estudiantil representado por la Liga de
los Estudiantes, de orientación marxista que rechaza frontalmente el sistema capitalista liberal, pero también el
sistema que representaba la URSS, definido como un capitalismo de Estado. Estaban contra ambos sistemas. El líder
estudiantil alemán, Rudi Dutschke, había escrito en 1966:
Para nosotros, los jóvenes, se trata de no seguir aceptando un mundo que habla de paz pero tolera la guerra;
un mundo que habla de libertad pero que acepta la hipócrita democracia capitalista, un mundo que habla de
igualdad y socialismo, pero que tolera la perversión del socialismo burocrático. Los jóvenes no queremos
nada de todo eso.
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Dutschke fue víctima en 1970 de un atentado perpetrado por un grupo neofascista, y resultó gravemente herido por un
disparo en la cabeza. El hecho dio lugar a grandes disturbios estudiantiles en Alemania occidental,
donde Ddutschke falleció años después a causa de las secuelas del atentado.
En Italia, al igual que en la Alemania occidental, las actividades de estudiantes revolucionarios dio lugar en torno a
1968 a organizaciones de tendencia izquierdista y autogestionaria, de raíz marxista, luxemburguista y anarquista, que
buscaban conectar con el Movimiento Obrero, organizaciones como Lotta Continua («Lucha Continua») y Potere
Operario («Poder Obrero»).
Los casos de Estados Unidos y Francia, en relación con los movimientos rebeldes estudiantiles, merecen, por su
envergadura, una atención especial.
 La juventud estadounidense, contra la guerra y el racismo
En Estados Unidos confluían una serie de factores que perturbaban la sociedad. En primer lugar la Guerra de
Vietnam, sostenida por el Gobierno en Indochina desde 1966, con el pretexto de impedir que las fuerzas nacionalistas-
comunistas de Ho Chi-minh se hicieran con el dominio del país. Esa guerra, de imposible justificación, fue creando
un malestar generalizado a diversos niveles: entre los intelectuales, entre los movimientos juveniles, especialmente
entre los pacifistas hippies, entre los estudiantes y en ciertos sectores de la clase media baja. El escritor Norman
Mailer, al final de la Marcha sobre el Pentágono, leyó en Washington un manifiesto donde decía:
No hay sueño americano. El sueño americano se ha transformado en una pesadilla organizada por los
desvergonzados que tienen el poder económico y político sostenidos por la complicidad de nuestra
conformista y mediocre sociedad.
La cantautora Joan Báez popularizó una canción en la que cantaba:
ninguna guerra es nuestra guerra Vietnam es una guerra: la vuestra como todas las guerras.
Y en las octavillas hippies podía leerse:
La vida es el valor supremo. La vida es placer, arte, música, juego y fraternidad. iViva Dionisos!
Otro factor fue la imparable lucha de la población negra por sus Derechos Civiles que pusieran fin a la segregación
racial. De esa lucha nacieron diversos movimientos de agitación y lucha, los Black Panthers o Panteras Negras, de
tendencia violenta, y la Plataforma pro Derechos Civiles, fundada por el pastor Martin Luther King, de tendencia
pacífica, quien ya en 1967 había promovido la Marcha sobre Washington, en la que participaron millón y medio de
activistas antirracistas. Luego, Luther King, al igual que Malcom X, moriría asesinado.
 El Mayo francés
El Mayo francés fue la culminación de las rebeliones estudiantiles y juveniles en 1968. Su origen se sitúa en marzo de
aquel año, en la Universidad de Nanterre, en las afueras de
París, donde ya reinaba, como en numerosas universidades
europeas, un clima de rebeldía contra el Sistema. El
detonante fue que el rectorado universitario se negó a
aceptar una petición estudiantil: prolongar el horario
nocturno de la Residencia de Estudiantes y suprimir en ella
la separación de sexos. Allí, el 22 de marzo, se publicó el
primer Manifiesto Estudiantil, en el cual se decía, entre
otras cosas:
El sistema educativo capitalista intenta adiestrarnos a
través de dos premisas que no podemos aceptar. La
primera es que los conocimientos que se imparten son
fragmentados, con el fin de que carezcamos de una
visión global del mundo y la sociedad, y solamente
tengamos una visión parcial y arbitraria: es más fácil esclavizar a gentes mutiladas e ignorantes que a gentes
enteras y concienciadas, pues la rebelión nace del conocimiento amplio y cabal. La segunda estratagema del
sistema es inculcarnos que la sociedad en que vivimos, la capitalista y consumista, es la sociedad natural, y
por tanto no se la puede cambiar ni combatir, pues es eterna: nosotros decimos que también en la Edad
Media se sostenía que la sociedad era inmodificable, pues era, decían los poderes, divina.
El movimiento originado en Nanterre se extendió y llegó a París. El 2 de mayo (1968) los estudiantes ocuparon la
mítica Universidad de la Sorbona, en el Quartier Latín, ocupación que duraría hasta cincuenta días. El 7 de mayo todos
los centros de enseñanza de Francia se incorporaron a la huelga estudiantil universitaria. El 8 de mayo los estudiantes
salieron de la Sorbona y ocuparon el Barrio Latino, convirtiendo el mítico Odeón en el espacio de sus debates, donde
comparecería el filósofo Jean-Paul Sartre.
El día 10 de mayo, el Viernes negro: tuvo lugar la Batalla del Barrio Latino. fuerzas policiales intentaron asaltar las
barricadas (containers, automóviles volcados, camiones) instaladas por los estudiantes. Hubo centenares de heridos y la
policía hubo de retirarse. Un Manifiesto Estudiantil exigía:
Supresión de la pedagogía autoritaria y fragmentada; supresión de las cárceles y los manicomios, centros de
exterminio lento del Sistema; disolución de la familia y amor libre; guerra contra la guerra, contra cualquier
guerra, y disolución de los ejércitos; fin del trabajo explotador y alienante; cierre de las fábricas de
armamento; igualdad de derechos para todos, sin discriminación de sexo ni de raza…
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El día 10 de mayo, el diario Le Monde publicó una entrevista con el profesor Herbert Marcuse. En ella, el filósofo
afirmó:
Los poderes no entenderán, ni en Estados Unidos ni en Europa, la naturaleza de las rebeliones de los
jóvenes que están teniendo lugar. No se trata de revueltas de pobres mandadas por los estómagos vacíos.
No. Los estudiantes no se están revolviendo contra una sociedad dominada por la pobreza. Tampoco se
proponen como alternativa nada que se parezca al modelo soviético. Ellos se están manifestando contra una
sociedad rica, muy rica, tanto en Estados Unidos como en Europa, a pesar de los ghettos de pobreza que
existen. Se trata de rebeliones movidas por el cerebro, de jóvenes de ambos sexos cuyo problema no es
comer. Ellos han subido un peldaño en la escala de las rebeliones: luchan contra la ostentación y el
despilfarro, contra el consumismo, contra el autoritarismo, contra la mediocridad, contra una enseñanza
caducada, contra la discriminación sexual y racial, contra toda forma de poder, contra la mediocridad, el
conformismo y la opulencia neocapitalistas, contra el trabajo embrutecedor del capitalismo, contra las
guerras, contra la explotación del Tercer Mundo. Es una protesta generosa, un fenómeno enteramente nuevo
que, mucho me temo, ni los poderes establecidos ni las clases dominantes podrán entender, aunque muchos
de sus hijos son protagonistas de la rebelión. Están incapacitados para ello.
Al día siguiente el presidente de la República, el general Charles de Gaulle, se dirigió por televisión a la nación. Dijo,
entre otras cosas: «Los estudiantes no saben lo que quieren. ¿Qué quieren? Son nihilistas. Son anarquistas». El
14 de mayo grupos de estudiantes fueron a las fábricas para celebrar asambleas con los trabajadores. Los obreros de la
Renault, en París decidieron declararse en huelga y ocupar la fábrica. La huelga general se extendió por toda Francia y
paralizó el país, con las fábricas ocupadas, como el Barrio Latino.
El día 15 reinaba el desconcierto en las esferas del
poder. No había noticias de De Gaulle, el
Parlamento estaba paralizado y el Gobierno
desaparecido. El Partido Comunista
francés declara que la rebelión estudiantil no sirve a
los intereses de la clase obrera. El día 18 el
general De Gaulle mantuvo una entrevista secreta
con el jefe del Ejército desplegado en Alemania,
el general Massu. Se trató de la posibilidad de una
intervención militar para acabar con la rebelión
social. El día 23, el Gobierno se reúne para intentar
romper el frente obrero-estudiantil que abocaba
Francia a una revolución socialista. El primer
ministro, Georges Pompidou, en el Palacio de
Grenelle, se reúne con los dirigentes sindicales
comunistas y cristianos: pactan un aumento general de salarios del 38% mensual; vacaciones pagadas de treinta días
para los trabajadores; extensión de la seguridad social a toda la población laboral, y jubilación del cien por cien del
salario. El día 30 seguía aún la ocupación de fábricas y centros educativos. Ese día el Gobierno convoca una
manifestación a su favor a la que acudieron centenares de miles de personas en París: las clases alta y media le dan
contenido. Los dirigentes sindicales se movilizan para convencer a los trabajadores para que desistan de su actitud.
Se mantiene la huelga en las empresas hasta que el 7 de junio se reanuda el trabajo. La ocupación de universidades
persiste hasta el 16 de junio. Ese día es desalojado el Odeón. Fin de la rebelión.
Entre los líderes estudiantiles más destacados debemos citar al entonces anarquista Daniel Cohn-Bendit, al
trotskysta Alain Krivine y a Guy Debord y su Movimiento Situacionista.
Las consecuencias de una rebelión
¿Qué quedó de aquellas jornadas violentas de Berkeley y de la Sorbona, de todos los rechazos de aquellos movimientos
juveniles y estudiantiles? Ciertamente hoy quedan lejos aquellas fechas de 1967-1968. El autoritarismo, sin embargo,
desapareció de las escuelas e instituciones docentes y los programas educativos fueron reformados; el pacifismo cobró
una nueva gran dimensión que no ha cesado hasta nuestros días de hoy; el movimiento ecologista inició una larga
carrera de consolidación y hoy es una realidad indiscutible; los tratamientos psiquiátricos fueron modificados, los
manicomios abolidos, y las reglas penitenciarias modificadas. Finalmente, la mujer consiguió quebrar su situación
respecto al mundo laboral y la relación con el hombre: un avance que no tendrá regresión. Todo ello han sido las
herencias de aquellos movimientos que convulsionaron a Occidente y su sistema económico y político.
Publicado en Polémica, n.º 93, mayo 2008

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