DIRECTORA:

Juliana Hernández De la Torre

AUTORES:
Juliana Hernández De la Torre
Aluna Serrano
Camila Moncada
Oriana Camargo

Diseño y diagramación:
Karen Fonseca Saavedra

Mesa Directiva:
EXTITUTO DE POLÍTICA ABIERTA
FESCOL
NIMD
RED NACIONAL DE MUJERES
MAPP-OEA
FUNDACIÓN AVINA
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Porque no es fácil deconstruir
y eliminar de nuestras vidas
prácticas que durante miles
de años hemos normalizado.
Ser mujeres y aspirar a política
resulta incómodo de entrada,
si pensamos que tenemos
derecho a votar desde 1.954
(y no precisamente porque
estuviéramos presenciando
la revolución y la caída del
patriarcado en Colombia,
sino como resultado de ese
fantasma que sigue rondando
en nuestro país: el comunismo
como amenaza al orden
establecido), que más del
%70 de los cargos de elección
popular son ocupados por
hombres, y que pocas mujeres
son directivas de los partidos
políticos de Colombia.
Después de la II Guerra
Mundial al quedar dividido
el mundo en dos bloques (el
mundo capitalista y el mundo
comunista), Colombia y sus
facciones más conservadoras
-entre ellas la iglesia católica-
emprenden una batalla para
evitar que a toda costa llegara
el comunismo a Colombia. En
este escenario que amenazaba
- según los políticos de esa
época y muchos de la época
actual - las buenas costumbres
y los valores tradicionales de
la sociedad fundamentados
en la familia; las mujeres
nos convertimos en una
herramienta (objetos de la
historia repetidamente) para
garantizar la protección de
esta institución y los valores
cristianos. La iglesia católica, fue
entonces, fundamental para
promover el derecho al voto de
las mujeres, pero también lo fue
el dictador militar Rojas Pinilla.
Dos mujeres fueron elegidas
por Rojas Pinilla para participar
en la Asamblea Nacional
Constituyente: Esmeralda
Arboleda (liberal) y Josefina
Valencia (conservadora) cuyos
nombramientos produjeron
grandes luchas entre liberales y
conservadores, pero quienes se
convirtieron en las sufragistas
colombianas que recorrerían
el país buscando firmas para
validar el proyecto de ley.

Por una una mezcla entre el
miedo católico, la amenaza al
establecimiento tradicional,
la defensa de la familia, y dos
mujeres de las cuales una
sería la primera Senadora
de Colombia (Esmeralda
Arboleda), las mujeres
logramos el derecho al voto
con una medida constitucional
impuesta en el 54 (Acto
legislativo No. 3 de 1.954) y que
nos permitiría votar por primera
vez en el 57 en una consulta
popular para aprobar la reforma
constitucional que validaba la
creación del Frente Nacional.
Después de 62 años de haber
adquirido el derecho al voto, en
Nosotras Ahora reivindicamos
el derecho a elegir y ser
elegidas, a incomodar el
poder tradicional, el poder
hecho por hombres y para
hombres, y que aplica sobre
nosotras prácticas que buscan
desestimular la participación
política, que buscan reprimir
cualquier deseo de ingresar
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al ruedo político, y que viola
constantemente las leyes y los
derechos fundamentales que
tenemos como mujeres.
Nuestra lucha no es la
lucha del 54, es la lucha que
reconocemos en nuestras
compañeras indígenas y negras
de los diferentes círculos de
la red, particularmente del
círculo de Nariño, de la Costa
Caribe, del Cauca; es la lucha de
feministas que han trabajado
toda su vida para garantizar
que nuestros derechos sean
respetados, y también la lucha
de nuevas generaciones de
feministas que desafían las
formas tradicionales de hacer
política. Es la lucha de mujeres
que no se definen como
feministas pero que llevan en
sus banderas la promoción y
el respeto a los derechos de las
mujeres.
Somos incómodas porque
nos atrevemos a hablar de la
política del afecto, de la política
de la confianza, de la política
hecha en círculos creados
desde 6 principios que no
desconocen que entre nosotras
hay relaciones de poder, que
existen opresiones y privilegios.
Somos incómodas porque en
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nuestros espacios prima la
confianza y la confianza que
se construye reconociéndonos
desde nuestros machismos,
desde nuestro patriarcado
reflejado en las formas en las
que a veces hacemos política.
Incomodamos, porque a
diferencia de los hombres
que han ocupado el poder
tradicional en Colombia, somos
capaces de respetarnos y
reconocer el poder de la otra
en su forma de vestir, en sus
peinados, en los colores de
sus uñas, en sus ruanas que
dicen FARC, en sus vestimentas
indígenas, en las mandalas que
abren los espacios en Cauca y
Nariño, y en el folclor de la costa
caribe.

Somos incómodas y nos

incomodamos constantemente
porque sabemos que entre
nosotras no coincidimos en
todo, porque venimos de
una política que ha dividido
y ha estigmatizado partidos
y movimientos políticos, nos
incomodamos porque sabemos
que al hacerlo nosotras
ponemos a temblar al sistema
que nos oprime, nos divide y
nos desconoce como sujetos y
no como objetos de la historia.
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Para presentar a las candidatas de Nosotras
Ahora en las redes sociales, se les pidió que
hicieran un corto perfil para acompañar las
fotografías que serían publicadas. A partir
de estos escritos, hemos creado la siguiente
nube de palabras. Esta nube nos permite
ver cuáles son las palabras más recurrentes;
entenderemos que las palabras más
grandes son aquellas que se mencionan en
más ocasiones. Descubramos entonces:

¿Cómo se auto definen las

mujeres de esta red?
¿Cuáles son las palabras clave que
caracterizan a las candidatas de Nosotras
Ahora?

Las mujeres de nuestra red hablan de

mujeres y de sus derechos, siendo las dos
palabras más destacadas. Es una red que
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lleva inscrito en su ADN la lucha estas mujeres han afrontado
por los derechos de las mujeres sus candidaturas y su ejercicio
en la política y a partir de este político. No más candidaturas
denominador común, y de la para completar la cuota de
certeza que “el momento de mujeres: son mujeres que van
Nosotras es Ahora”, se teje y se a ocupar la política y a habitarla
unen fuerzas. desde sus experiencias de vida
diversas.
Otras palabras que destacar son
“municipio” y “cerca”. Aunque
sin más contexto pueda sonar
anecdótico, en Colombia,
es necesario fortalecer el
poder local y el gobierno de
proximidad. Las candidatas de
Nosotras Ahora van a ocupar los
espacios de poder y de decisión
de sus municipio, participar
en estas corporaciones
constituye un paso fuerte para
el fortalecimiento de política de
mujeres en Colombia. Y claro,
no lo olvidemos, son mujeres
conocedoras de sus territorios,
de sus comunidades y están
construyendo sus propuestas
y sus acciones a partir de este
conocimiento.

Finalmente, las candidatas de

la Nosotras Ahora son mujeres
que vienen de horizontes muy
variados como lo denotan
las palabras más pequeñas,
pero tienen en común que
“quieren”,que hablan de
“llegar”, de “ser”. En estas
palabras vemos transparecer
la determinación con la que

Teniendo en cuenta podemos
afirmar que el enfoque de
género es una herramienta
analítica y metodológica que
posee, además, una dimensión
política, en tanto busca la
construcción de relaciones
humanas más equitativas y
justas, y reconoce la existencia
de otras discriminaciones
y desigualdades derivadas
del origen étnico, social, la
orientación sexual e identidad
de género diversas.
Los antecedentes de la
institucionalización de las
políticas públicas de mujer
y género en América Latina
se remontan a los años 80.
El instrumento que legitimó
y orientó este proceso fue la
CEDAW–Convención sobre
la eliminación de todas las
formas de discriminación
contra las mujeres, por sus
siglas en inglés-sumado a los
impactos de las conferencias
mundiales sobre la mujer
realizadas por Naciones Unidas,
especialmente la de Beijing
1995, que dio un impulso
continuo a la elaboración
de políticas incorporando la
igualdad de oportunidades, la
categoría de análisis de género
y la garantía de los derechos de
las mujeres.
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Las políticas de género
se sustentaban en los
principios del modelo de
tercera generación de
políticas sociales,
el cual sostiene que las
actuales políticas públicas de
mujer y género surgen como
respuesta a los múltiples
problemas relacionados
con el desigual acceso a
recursos y oportunidades de
desarrollo. Estas políticas se
definen como un conjunto de
decisiones del Estado, frente
a las desigualdades de género
como problema de interés
público (Nota: González, 2009),
es decir que la inscripción
en la agenda política de
estas Políticas Públicas
corresponde al modelo de
oferta administrativa, en el cual
es el Estado que de acuerdo
a un marco institucional
internacional decide inscribir
este problema público en la
agenda política.
No obstante, en 1991 cuando
se replanteó nuestro marco
constitucional se comenzó a
visibilizar la participación del
movimiento feminista en la
formulación de las Política
Públicas con enfoque de
género, destacándose la
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importancia de la Red Nacional de Mujeres, que
tuvo una amplia incidencia en la Asamblea Nacional
Constituyente y que después de muchos esfuerzos
logró alcanzar el reconocimiento y la igualdad
jurídica entre hombres y mujeres y la declaración
de inconstitucionalidad de normas discriminatorias.
Esto significó el punto de partida de las
reivindicaciones políticas de las mujeres además
de la creación de instituciones gubernamentales
diseñadas para orientar la política pública de
equidad de género, siendo la Alta Consejería
Presidencial para la Equidad de la Mujer la que
actualmente cumple esta función.

Sin embargo, es evidente la
brecha que existe entre la
formulación de las políticas
públicas con enfoque de
género y su implementación,
los planes, programas y
proyectos quedan sin ser
ejecutados en la mayoría de
los entes territoriales porque
las corporaciones públicas
(asambleas, concejos) no
asignan presupuestalmente
lo necesario para dicha
implementación, situación
que se evidencia desde el
nivel nacional, ya que, la
Política Pública de Equidad
de Género para las Mujeres
formulada en 2012, no tiene
los recursos económicos
necesarios, y esto es porque el
ente rector encargado no tiene
autonomía administrativa ni
independencia presupuestal.
Ante lo anterior, el rol del
movimiento feminista y de
mujeres es debatir y exigir
ante las instituciones que
representan el poder ejecutivo
y legislativo en sus diferentes
niveles el cumplimiento del
curso de acción consignado
en la política pública de mujer
y equidad de género nacional
y territorial, es necesario
que las organizaciones
sociales diseñen un plan de
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incidencia política, en el que
se considere los tiempos de la
fase de formulación, el nivel de
participación de las mujeres
en esta y la presentación
ante el Concejo Municipal o
la Asamblea departamental
del proyecto de acuerdo u
ordenanza que le otorgue
rubro presupuestal a la Política
Pública.
Finalmente, es importante
considerar que por la deuda
histórica que se tiene con las
mujeres y la existencia de
condiciones de desigualdad,
discriminación y violencia
hacia nosotras en los diferentes
espacios sociales,
las Políticas Públicas
con Enfoque de Género
se convierten en una
herramienta poderosa que
permite comenzar a cerrar
la brecha que existe entre
los hombres y las mujeres,
y con esto continuar en la
búsqueda de un mundo más
propicio para todos y todas.
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El artículo 28 de la ley 1475 del 2011
estableció que “las listas donde se elijan 5 o
más curules para corporaciones de elección
popular o las que se sometan a consulta
deberán conformarse por mínimo un %30
de uno de los géneros”.
Con esta medida se quiso embargo, ocupamos menos
promover la participación del 20 % del congreso (19,9 %),
política de las mujeres, quienes los concejos municipales y
han estado históricamente asambleas departamentales (17,6
subrepresentadas y excluidas %), y el 12,1 % en las alcaldías y
del ejercicio electoral. gobernaciones. ¿Cómo explicar la
brecha entre estas cifras?
El derecho a la participación
incluye el derecho al voto, la Siendo el 2019 un año de
posibilidad de ser elegidas y elecciones locales -donde
el ejercicio de cargos públicos se definen las juntas
sin discriminación ni violencias. administradoras locales, los
En Colombia, las mujeres concejos municipales, las
accedieron al derecho al voto asambleas departamentales, las
desde 1954. La primera votación alcaldías y las gobernaciones-,
en la que el sufragio femenino buscamos con este artículo
se ejerció fue en las elecciones dar a conocer cómo ha sido la
de 1957, correspondientes participación de las mujeres
al plebiscito que dio origen desde 2011.
al Frente Nacional. Desde
entonces, la participación de En las elecciones locales no
las mujeres ha aumentado todos los cargos a proveer son de
en las elecciones, lo que nos carácter plurinominal con más de
ha convertido en una fuerza cinco curules, como lo establece
electoral importante. la Ley de cuotas, razón por la
cual no se aplica. A continuación,
En el 2018, las mujeres veremos en detalle qué ha
constituimos el 51,6 % del total sucedido con las gobernaciones,
del censo electoral y el 51,7 %de las alcaldías y las asambleas
las sufragantes. Las mujeres departamentales y los concejos
votamos, estamos presentes (municipales y distritales).
en las listas electorales y, sin
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En las elecciones de gobernación hay una baja aspiración de
las mujeres para ocupar estos lugares. No hay duda de que el
hecho de que las cuotas no apliquen para la elección de cargos
uninominales desfavorece su participación. En los comicios del
año 27 ,2015 fueron candidaturas de mujeres, de un total de 155
aspirantes. Esto corresponde al %17.4 de las candidaturas, 4.36
puntos porcentuales (pp) más que las inscritas en el año 2011 y
9.6pp más que en el año 2007.

Ahora bien, para el periodo 2019-2016, de las 27 mujeres que se

inscribieron para gobernación, solamente fueron elegidas 5 de
ellas. Esto hizo que el porcentaje de gobernadoras ascendiera
al %15.6 y aumentara 6.23pp con respecto al periodo -2012
2015. En contraste, en el periodo 2011-2008, no hubo ninguna
gobernadora electa.

Porcentaje de hombres y mujeres electos para gobernaciones

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Para los comicios de las alcaldías, hay una menor participación
femenina en las candidaturas, en el año 2015, corresponden a
%13.9 del total de los inscritos. Esta cifra representa un aumento
de apenas el %0.85 con respecto al año 2011 y de 1.5pp con
respecto al 2007.

De los alcaldes electos para el periodo 134 ,2019-2016 fueron

mujeres, es decir, el %12.15. Hay, entonces, un incremento de
1.59pp con respecto al periodo de 2015-2012 y de 3.06pp con
respecto al periodo 2011-2008.

Porcentaje de hombres y mujeres electos para Alcaldías

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Para la conformación de los concejos distritales y municipales
del periodo 2019-2016, se presentaron 33.448 mujeres de un
total de 90.595 candidaturas. Es decir, la participación femenina
correspondió al %36.9 del total de los inscritos. Lo anterior significa
que aumentó tan solo 0.79pp con respecto a las elecciones del
año 2011, cuando fue de %36.11. Los concejos municipales son la
corporación donde se obtiene el mayor porcentaje de inscripción
de las mujeres.

A pesar de representar el %36,9 de candidaturas, para el periodo

2019-2016, solo fueron electas 2.127 mujeres para ocupar los 12.063
escaños de los concejos, lo que corresponde al %17,9. Para el
periodo comprendido entre 2015-2012, el porcentaje de mujeres
electas fue de %16,1, y para el periodo de 2011-2008, correspondió
al %14.5. Así las cosas, el mayor aumento que se ha registrado en la
representación de las mujeres, después de la promulgación de ley
de cuotas, ha sido en esta corporación. Pero es allí mismo donde se
observan las brechas más altas entre el número de candidaturas
femeninas y su elección efectiva.

Porcentaje de hombres y mujeres electos para los concejos distritales y

municipales
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A pesar de que el sistema de cuotas ha garantizado una mayor
participación de las candidaturas de mujeres en las Asambleas
Departamentales, el panorama sigue siendo desfavorable.
En el 2015, se inscribieron 1.262 mujeres que conformaron el
%36.59 de las candidaturas a las asambleas departamentales.
Mientras que, en el año 2011, estas componían el 0.51 ,%36.08pp
menos. De estas, 70 fueron elegidas diputadas, con lo cual el
%17 de las curules en las asambleas son ocupadas por mujeres.
Esto representó una disminución de las diputadas electas, con
respecto al periodo 2014-2011, cuando ocuparon el %17.94 de los
escaños. Incluso, en el periodo 2011-2008, este porcentaje era de
%17.22.

Porcentaje de hombres y mujeres electos para Asambleas Departamentales

La tendencia en las elecciones para la
conformación de asambleas y concejos
demuestra la necesidad de reforzar el
sistema de cuotas mediante otras acciones
afirmativas tendientes a garantizar la
efectiva representación por género en los
cuerpos colegiados.
Para ninguno de los dos tienen mayor probabilidad de
escenarios se ha superado el %37 ganar. En promedio, por cada
en el total de las candidaturas ni el 100 mujeres que lanzan su
%18 en la ocupación efectiva de los candidatura, son elegidas 6; por
escaños por parte de las mujeres. cada 100 hombres, son electos
17. Esta proporción varía según
Consideraciones finales el tipo de elección, si es local,
legislativa o presidencial, y ha
Actualmente, 2.392 mujeres venido creciendo con el tiempo
ocupan cargos de elección y las acciones afirmativas. Sin
popular1. Estas representan embargo, se demuestra que
a las 19.175.863 ciudadanas para lograr una representación
habilitadas para votar. real y, por esta vía, la
En cambio, existen 11.505 consolidación de la democracia,
mandatarios elegidos, hace falta ofrecer condiciones
incluido el presidente, para que las mujeres lleven a
quienes representan a los .17 cabo campañas electorales
960.718 hombres habilitados contundentes, fortalecer
en el censo electoral. Esto la paridad en las listas y la
quiere decir que los hombres alternancia en los cargos
tienen casi siete veces más uninominales.
representación que las
mujeres colombianas, en los
lugares de toma de decisión.

Por supuesto, lo anterior

se debe a que los hombres
participan tres veces más, que
las mujeres, en la contienda
electoral; pero también

1. De este conteo se exceptúan las mujeres en las Juntas

Administradoras Locales y se incluye la vicepresidencia.
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Es el 2 de octubre del 2016, el
resultado del escrutinio indica
que Colombia ha decidido
rechazar el plebiscito por
la paz. Tras cuatro años de
negociaciones, de esperanza
por el cambio, la idea de un
futuro nuevo se derrumba. En
la Plaza de Bolívar, Nini Johana,
víctima de la violencia, con un
padre asesinado y llevando con
ella la historia de vida de miles
de mujeres del campo, se para
frente a miles de personas,
siente cómo tiemblan -los
ánimos, la tarima misma y
ella-, cómo los gritos resuenan
al unísono, pero cesan para
escuchar su voz.
Nini Johana recuerda ese día
como aquél en el que alcanzó
su sueño de infancia, el que
fue haciéndose específico
con el paso del tiempo y con
su participación en espacios
públicos tan variados. A medida
que fue creciendo y ganando
experiencia supo que su voz
tenía que ser escuchada; su
historia, compartida; su trabajo,
divulgado. Este día, frente a una
plaza llena, sin haber preparado
el discurso, dice haber hablado
desde el corazón, para lograr
estremecer al público. Pidió, al
final de su intervención, darle
ánimos a la paz con aplausos y,
sintiendo este apoyo, bajó de la
estrada.
La historia de Nini convergen y
sabrán reconocerse las historias
de vida de miles de mujeres
colombianas que inspiraron la
creación de Nosotras Ahora, de
más de 4 millones de mujeres
que han sido desplazadas, de
200.000 personas que fueron
víctimas de homicidios. Es
la historia de hogares que
la guerra dejó sin padres,
que llevó a que las mujeres
asumieran otros roles, pero
también a que se encontraran
desde sus fortalezas,
rompiendo la tradición del
pater responsable y cuidador
de la casa. Es la reconfiguración
positiva de la historia de
Colombia, es la resiliencia
de las mujeres, la historia de
cómo nace la segunda ola del
feminismo en E.E.U.U. -cuando
los hombres están en guerra
en Vietnam y las mujeres
se ven obligadas a asumir
otros roles que trascienden el
cuidado, roles que las llevan a
cuestionarse sobre sus cuerpos,
sobre sus relaciones, sobre la
normalización de la violencia.

Nini encuentra en
la Mesa Nacional de
Víctimas un espacio para
recrear el liderazgo que,
primero, fue motivado
por su historia personal,
en uno que transformó
sus motivaciones
privadas en un activismo
puesto al servicio de su
municipio y, más tarde,
de las víctimas a nivel
nacional.
La historia de Nini Johana tiene
la esencia de las historias de
vida de mujeres del campo
de Colombia. Mujeres, como
ella, que han sido capaces de
transformar sus entornos, de
encarnar el cambio en sus
comunidades, mostrando
liderazgos diferentes, capaces
de afrontar hostilidades sociales
y políticas. Decidió dar el paso
de participar en política, a pesar
de que tuvo un matrimonio
abusivo, creció rodeada de
juegos de dominación y de
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poder entre guerrilleros,
paramilitares, militares.
Su entrada a la política
sucedió al poco tiempo de
haber cumplido la mayoría
de edad. Decidió pasar de la
personería de su colegio a
la Junta de Administración
Local, donde estuvo por tres
mandatos consecutivos. Desde
allí, Nini Johana pudo ejercer
un liderazgo caracterizado
por un trabajo cercano a su
comunidad. Gracias a esto,
estableció lazos de confianza
con los habitantes de Tame,
lazos que hoy continúan
estructurando su actividad
política y la perfilan como una
lideresa activa, que conoce las
problemáticas que afectan
a quienes representa. Y más
que conocerlas en teoría o
por lo que observa, dice: “yo
las he vivido, las he sentido,
las he experimentado”. Este
conocimiento es, para ella, la
ventaja que más credibilidad le
da en su trabajo político. Gracias
a esto, ella puede construir
desde la confianza y los afectos
con personas que ven en ella
alguien con un apego muy
fuerte por su tierra y que la
conoce todas sus dimensiones.
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Así como vivió y aprendió de las
dificultades del campo araucano,
supo transformar la ruptura
que provocó el asesinato de
su padre, en un compromiso
inquebrantable con las víctimas
del conflicto armado de Arauca.
En marzo del 2004, es asesinado
por las Autodefensas Unidas
de Colombia, en la vereda de
Caño Limón, Tiberio Cardozo.
Cuenta Nini Johana que,
gracias a él, creció rodeada
de conversaciones sobre la
importancia de los derechos
humanos y la necesidad de
defenderlos. Estos momentos la
marcaron e hicieron que creciera
en ella la voluntad de participar y
actuar en pro del cambio.
La muerte de su padre, llevó a
que Nini Johana se encargara
de sus hermanos y de su
madre, y a que conociera la
complejidad de sostener
una familia y de velar por su
seguridad. Esta experiencia la
convenció de lo fundamental
que es llevar un trabajo a
profundidad con las víctimas
del conflicto armado y con sus
familiares. En pocas palabras,
tuvo que hacer que ese
momento fuera un nuevo inicio
y logró reconstruir su vida a raíz
de este episodio de violencia,
en el que las consecuencias
de la guerra invadieron lo más
íntimo y estructural de su vida
familiar. Como ella, muchas
mujeres campesinas en
Colombia han debido asumir
nuevos roles y reconfigurar sus
vidas después de un episodio
como este. Son mujeres
que han construido vidas
nuevas a partir de pérdidas
desgarradoras, tomando el
mando del sostenimiento de
sus casas, conciliando el futuro
con el dolor y, sobre todo,
ideando maneras de apoyar a
aquellos que han pasado por
situaciones así.
Cuando la Ley de Víctimas (Ley
1448 de 2011) fue promulgada,
Nini Johana ve allí una
oportunidad para ayudar a
aquellas personas que había
apoyado en diferentes procesos.
Decide entonces crear una
asociación que le permitiría
tener personería jurídica y
acceder a los mecanismos de
reconocimiento de víctimas
del conflicto armado. Gracias
a esta asociación, como nos
lo explica en sus palabras,
pudo “arrancar con mucha
fuerza en algo que le competía
directamente”, y comienza su
camino hacia la búsqueda de
la verdad sobre el asesinato de
su padre, y el de tantos otros

campesinos y campesinas de
Tame. Desde la asociación,
Nini Johana documenta los
conflictos alrededor de la
tenencia y el trabajo de la tierra,
lidera proyectos con vocación
agropecuaria y logra articular a
esto “todas las consideraciones
con la mujer”.
A partir de esto, Nini
Johana construye un
liderazgo enfocado en
las mujeres.
Se acerca a ellas hablándoles
primero de sus cuerpos, de sus
particularidades vitales como
mujeres, y conforma grupos
de apoyo que, poco a poco, se
fortalecen y permiten avanzar
en la participación política de
ellas. Son madres, son hijas,
son esposas, viven experiencias
diferentes en sus vidas
personales y profesionales,
pero encuentran su fortaleza
al ver que su voz puede ser
más escuchada y motor de
cambio. Nini Johana cuenta
su historia de liderazgo, cómo
actuó desde el amor por su
padre, siendo madre de dos
hijos y esposa también. Su
experiencia de mujer tiene
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estas características, pero su
recorrido político va más allá.
Dar a conocer su experiencia es
una manera de alentarlas a salir
a las urnas y participar con su
voto, pero además impulsarlas
a llevar acciones, alzar la voz y
reflexionar permanentemente
sobre su comunidad y las
problemáticas que en ella
existen.
Tal y como lo relata, Nini
Johana sintió la necesidad de
participar en todos los espacios
que estuvieran a su alcance
para liderar procesos por el
reconocimiento y la reparación
de víctimas. Comenzó con una
asociación en Tame, luego pasó
por la Mesa Municipal y siguió
su recorrido hasta la Mesa
Nacional de Víctimas. En cada
uno de estos espacios, continuó
un proceso que le permitió
reconocer la capacidad
transformadora de su voz y de
sus acciones. Si bien había sido
una lideresa espontánea en
ella, cada espacio le dio nuevos
matices a su actividad y le
hizo encontrar la voluntad de
juntar fuerzas, acercar personas
a sus iniciativas y crear un
tejido social capaz de apoyar
el proceso de las víctimas del
conflicto armado.
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Aunque su primera
participación en elecciones,
en el 2016, fue por cuenta
de un partido político que la
inscribió para completar la
cuota de mujeres para la lista
de la Asamblea de Arauca, su
votación sorprendió al ser la
segunda más alta. Sin darse
cuenta, había enfrentado con
sus capacidades y su cercanía
al electorado, una vertiente
intensa de violencia política.
La votación no fue suficiente
para que resultara elegida,
pero sí elevó las expectativas
de muchos votantes y reveló
un electorado en proceso de
consolidación. A pesar de no
tener recursos suficientes, ni el
apoyo del partido -a pesar de
tener el aval- tuvo un primer
acercamiento electoral que la
llenó de fuerza para continuar.
Después de esto, prolongó el
trabajo que venía llevando con
las víctimas, esta vez desde la
Mesa Nacional donde logró
ser parte del comité ejecutivo.
Allí, se enfrentó a un mundo
donde al enfrentar estereotipos
políticos, sociales y de género,
tuvo que consolidar su propia
identidad.
Entendió que su experiencia
con las comunidades, con las
víctimas, y su conocimiento
de los problemas del campo
colombiano son tan valiosas
como los títulos universitarios,
que no hay que dejarse
impresionar por curriculums
internacionales o salones
ostentosos cuando el trabajo
es auténtico, sensato y
convincente. Aunque, claro está,
no ha dejado de prepararse,
de leer, informarse y aprender
de términos y cifras. Dice que
es necesario para hacerse
escuchar en los espacios de
poder; y estas experiencias
le han enseñado a dialogar
con esos espacios y a sacarles
provecho para posicionar sus
luchas igualmente.
Nini Johana es actualmente
candidata a la Asamblea
Departamental de Arauca, el
27 de julio pasado se inscribió
formalmente con el aval del
Partido de la U. Está ahora
fortaleciendo su electorado,
continúa trabajando de cerca
con las mujeres que son un
apoyo fundamental en su
candidatura y viajando por
el departamento para dar a
conocer su trayectoria y sus
propuestas. Damos a conocer
la historia de vida de Nini
Johana porque creemos que
la política real se hace con
mujeres reales: con mujeres del
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campo colombiano, mujeres
que no tuvieron tiempo para
Ella nos cuenta una
la tristeza y labraron sus luchas posibilidad de hacer
políticas en medio de llantos,
historias de abuso de poder, de
una historia desde la
relaciones machistas, donde el resiliencia de cuerpos,
común denominador es la falta
de empoderamiento. Narramos
memorias e historias de
la esencia de una mujer que vida.
viene del campo a representar
las voces que difícilmente
llegamos a escuchar en
Colombia. Hace parte de estas
mujeres reales, que se hacen a
pulso, desde el afecto, desde la
resistencia y la resiliencia de sus
cuerpos.

Finalmente, en el liderazgo
de Nini Johana se encuentran
caminos de alternativas para
el futuro. Es un relato de una
vida de lucha y convencimiento
por la paz y el potencial de
transformación que ella
supone. Es también la historia
de las víctimas contada a través
de su caso y de cómo ellas son
piezas fundamentales, que es
necesario tener en cuenta en
la reconstrucción social que
supone el fin de este conflicto
armado. Y, por otro lado, nos
hace reflexionar sobre la
importancia de la participación
y por qué es necesario
aventurarse en ella y la fortaleza
que supone atreverse a hacerlo.