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CELEBRACION DEL
LENGUAJE
c c cc
c ccc
c
c ccccccccccccc
INDICE
/ 3
÷
/ 2O5
INTRODUCCIÓN
NOTAS
10
Capítulo I
ELOGIO DE LA PALABRA
AIME CESAIRE
NOTAS
l) Mario Corcuera Ibáñez, cc "c,
cccccccccccc c cc% c
,Buenos Aires,Grupo Editor Latinoamericano,l99l; p. l4l.
2) Paul Zumthor, c-ccc ,Paris,Editions
du Seuil,l983; p. l4.
3) Cf. Mario Corcuera Ibáñez,"c.; p. 7O.
4) Dominique Zahan, ccc c$cc÷ ,
Paris,Ed. Mouton,l963; p. l5O.
5) Cf. Dominique Zahan,.# c c ccccccccccccc
,Paris,Payot,l97O; p. l8l.
6) Mario Corcuera Ibáñez,"c.; p. 78.
7) Cf. Genoviève Calame-Griaule,c c "c c c c c c c c c c c c $c c
u,Paris,Gallimard,l965; pp. 48-49.
8) ; p. 5l.
9) ; p. 57.
lO) ; p. 7l.
ll) Cf. Louis-Jean Calvet, c c ,Paris,P.U.F.,
l984; pp. 36-37.
l2) Cristina Berro de Escrivá,"Don León Cadogan y su palabra-
alma",en &c%
,Vol. XXVI-2,Asunción,
Diciembre de l99l; pp. 293-296.
l3) Cf. Tadeo Zarratea,"La religiosidad guaraní (Pai Tavyterä)",en &c
%
,Vol. XXVI-2,
Asunción,Diciembre de l99l; p. l32.
l4) Hélène Clastres, c , c &c K"c c
c c c c c c c c c c c
,Buenos
Aires,Ediciones del Sol,l99O; p. lO2.
l5) Miguel A. Bartolomé,&c c
c c c %)c c c c c c c c /
,México,Instituto Indigenista Interamericano,l977;
p. 76.
l6) Sir James George Frazer, c c "cKcc
,
México,FCE,l98O (7ª reimpresión); p. 29l.
l7) ; p. 293.
l8) ; pp. 3O4-3O5.
l9) Cf. Hélène Clastres,"c.; p. lOl.
2O) ; p. lO2.
22
2l) Pierre Clastres,"El arco y el cesto",en c cccccccccccc,compilación de
Augusto Roa Bastos,México,Siglo XXI Editores,l98O (2ª ed.); p. 226.
Capítulo II
32
NOTAS
l) Mario Corcuera Ibáñez, cc "c,
cccccccccccc c cc% c
,Buenos Aires,Grupo Editor Latinoamericano,l99l; p. 89.
2) Arnold Hauser, cccc ccc ,
Vol. I,Madrid,Ediciones Guadarrama,l964; p. 79.
3) Cf. Jan Vansina, c
c ,Barcelona,Labor,l966;
p. 48.
4) Cf. Mahmoud Hussein,"Siguiendo a los Banou Hilal",en c c c c c c c c c ( c c c
6&(7,París,septiembre de l989; pp. l2-l7.
5) Cf. Ramón Menéndez Pidal,
c! cc! ,
Madrid,Espasa-Calpe,l983 (8ª ed.); pp. 27-28.
6) Cf. Mario Corcuera Ibáñez,"c.; p. l24.
7) Cf. Bronislaw Malinowski,K##
,Barcelona,
Editorial Ariel,l974; pp.l25-l26.
8) Miguel Chase-Sardi,c ccc ,Centro de Estudios Antropológicos
de la Universidad Católica,
Asunción,l992; p. 73.
9) ; p. l32.
lO) Cf. Miguel A. Bartolomé,&c c
c c c c c c c c c c %)/
,México,Instituto Indigenista Interamericano,
l977; pp. lll-ll2.
33
Capítulo III
NOTAS
42
Capítulo IV
Como no podía ser de otro modo,la declinación de la literatura oral arrastró a los estilos
orales de narración y canto -los que más allá de la creatividad de cada intérprete tuvieron
siempre un amplio sustrato social-,por lo que la cuestión del estilo se fue convirtiendo en
algo completamente personal y ejercitado a través de la escritura. Se llamó entonces
estilo,
en lo literario,al uso privativo del lenguaje escrito,a lo que distingue e identifica a cada
autor. Es decir,a la realización en un cuerpo de escritura de un idiolecto con pretensiones
de exclusividad,tanto más exageradas cuanto más erudita,refinada y selecta se presenta
una escritura. Lo que no debía pasar de un sello particular se erigió en muchos casos,bajo
el impulso de las corrientes formalistas,en una ideología de la escritura,llave de poder al
servicio de una élite que imponía a su ºarbitrio las modas,las reglas de oro a las que los
demás debían someterse.
Si la literatura escrita borró en su casi totalidad la base social del estilo,es por la
eliminación que produce de los elementos expresivos no lingüísticos de la forma,para dejar
sólo los lingüísticos. Pero incluso éstos terminan desdibujándose mediante la manipulación
abusiva,y a menudo deformante,del sustrato colectivo,el que deja ya de ser cultivado de un
modo explícito. Se podría decir entonces que el pase a la escritura consuma el
aburguesamiento de la palabra,pues en la mayoría de los casos al narrador no le
interesará expresar los valores de su cultura,enriquecer una tradición creando dentro de su
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cauce,sino explorar y exhibir su subjetividad con ínfulas de autonomía. La exaltación
acrítica e incondicionada de la libertad creativa resulta de privilegiar lo individual frente a lo
colectivo,de la idea de que no son los pueblos los que elaboran de un modo solidario y
compartido su cultura,aportando cada cual lo suyo,sino de que ésta es obra de genios
solitarios,de creadores natos que reducen a los otros miembros de la comunidad a la mera
condición de receptores pasivos. Abolidas estas referencias colectivas,pocos rasgos
restarán para diferenciar la producción literaria de los distintos pueblos.
Entre los elementos lingüísticos que más sirven para caracterizar un estilo social
está el que se conoce como fórmula o lugar común,muletilla fija o recurrente en los relatos
del mismo tipo. En sentido estricto,las fórmulas serían conjuntos de refranes y frases
hechas que se interpolan a una narración o poesía,y que por su carácter colectivo sirven
para anclar las composiciones en una cultura determinada,ya que por ella se las
identificará como propias de un grupo social. Para Paul Zumthor,la fórmula constituye una
/ ,un dinamismo formalizador que es propiedad colectiva de un grupo humano
y no de un determinado individuo (l). La fórmula alcanzaría así una propiedad generativa
que nos remite a un conjunto de correspondencias fonéticas,
sintácticas,lexicales,rítmicas y semánticas,que testimonian la aceptación del narrador o
cantor de los valores de un grupo social. Esto no desmerece el valor de las obras,a menos
que nos rijamos por un idealismo estético centrado en el genio individual,en la originalidad
entendida como aporte personal y no como fidelidad a un origen. El mismo Borges fue
capaz de reconocer que los lugares comunes (es decir,las fórmulas) suelen estar repletos
de verdad. Por otra parte,en la mayoría de los casos el intérprete retiene un margen de
libertad creativa,pues la sociedad no sólo le confía la misión de conservar su acervo sino
también la de enriquecerlo. Con frecuencia las fórmulas alcanzan un alto valor metafórico,
una fuerza poética que justifica su conservación por la memoria colectiva. O sea que así
como ésta decide atesorar largos poemas épicos o relatos sagrados,guarda también las
expresiones felices creadas por un poeta,narrador o shamán,
incorporándolas al acervo simbólico bajo la condición de fórmulas.
El uso de fórmulas suele ser algo muy frecuente en el discurso religioso. c c
cc ,probablemente
el texto mejor escrito de la Biblia,posee una estructura formularia y constituye una
del estilo oral de la Palestina de esa época. En un himno guaraní de lO9 "versos",
Calvet encontró casi un 75 por ciento de recurrencias,de repeticiones que determinan
ampliamente la forma fónica del texto,pues,como en la puntuación,se escucha la
reiteración de las fórmulas,de ciertas estructuras cerradas que asientan el estilo oral en la
redundancia y el estereotipo (2). Claro que en otros himnos guaraníes la proporción es
sensiblemente menor,lo que abre ya un margen considerable a la libertad creativa
personal dentro de lo social del estilo del c +. El .c %
muestra también
numerosos indicios de elaboración formularia. En las antiguas canciones de gesta
francesas,del 3O al 4O por ciento de los versos eran fórmulas reconocibles. En Argelia,por
influencia de c c c c ,los cuentos abundan en fórmulas arcaicas,que
marcan sobre todo el comienzo y el fin. El estilo del no se sustenta en la
memorización extrema,sino en cierta libertad de improvisar que hace de cada
interpretación un hecho singular,
no repetible en los mismos términos. Puede abreviar algunos pasajes,estirarlos,jugar con
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las repeticiones,interporlar proverbios y máximas de su tradición cultural,así como incluir
elementos que actualicen el relato,reafirmando su sentido. Su interpretación suele
comenzar abruptamente,con una palabra cantada en alto tono e incluso gritada,para pasar
luego a la salmodia y concluir con un tono grave y descendente. En la salmodia alterna lo
hablado con lo cantado,y su palabra se acompasa al ritmo de su instrumento. Los sgrung-
mjan del Tibet utilizan una gran número de aforismos y dichos para presentar
a los personajes y explicar la situación en que se encuentran,
mediante procedimientos que constituyen fórmulas inmutables. Caracteriza el estilo de
dichos cantores la alternancia de narraciones en prosa,recitadas a toda velocidad,con el
canto de versos de siete a ocho sílabas.
A veces las fórmulas son rimadas,lo que las torna más visibles. Estas abundan en
los cuentos sicilianos,a los que
dotan de un gran encanto. Refiere Ricardo Palma que en el Perú se cerraba las historias
con un "Pin-pin,San Agustín / que aquí el cuento no tiene fin". En Chile era común hacerlo
con un "Y se acabó el cuento y se lo llevó el viento; y todo el mal es ido,y el poco bien que
queda sea para mí y los que me han oído". Se puede considerar también formulario el
recurso de la duplicación o triplicación de palabras. Así,por ejemplo,los tupí dicen
"corrió,corrió,corrió".
No se puede desdeñar el fundamental rol mnemotécnico que cumplen las fórmulas.
En la cultura de la oralidad,todo despliegue narrativo o poético que no apele a las fórmulas
y otros elementos mnemotécnicos está condenado al fracaso,pues luego no podrá ser
recuperado con cierta fidelidad. Podría recuperarse a lo sumo el núcleo temático (aunque
quizá no íntegramente),pero no ciertas palabras y frases que resultan claves al mismo. Las
fórmulas marcarían así lo que debe ser recuperado del relato,o su esqueleto verbal.
Las fórmulas tienen también otras virtudes,como la de ubicar un texto (narración o
poesía) dentro de un género o de una determinada zona del imaginario social. El "Había
una vez...",por ejemplo,nos remite a los cuentos de hadas de Europa. En la narración de
los mitos americanos hay fórmulas
que nos sitúan de entrada en el tiempo y el espacio sagrados,
diferenciando lo que el narrador vivencia como realidad de lo que considera una ficción.
En algunos casos,las fórmulas iniciales se acompañan con música. Así,en los de los
fang de Camerún (llamados de este modo por el instrumento musical que los
acompaña),cada canto,relato o recitado se inicia con un solo de cítara que acompaña a las
fórmulas. El canto y la música,de más está decirlo,actúan también como elementos
mnemotécnicos,por su valor rítmico. Aún hoy recordamos las letras de las canciones
silbando su melodía.
Todo relato posee núcleos temáticos,los que pueden establecer o no entre sí un
orden cronológico. Cabe destacar,
respecto a esto último,que el mundo de la oralidad no abunda en cronologías,pues en gran
medida éstas son hijas de la escritura. Por otra parte,el pensamiento paradigmático que
rige la oralidad se preocupa poco por la relación temporal entre los acontecimientos. Lo
que cuenta son los hechos mismos y su valor ejemplar. El bardo dispone de un caudal de
unidades temáticas y de fórmulas lingüísticas que serán su acervo,la materia prima de sus
composiciones,las que en su forma final,
concreta,tendrán mucho de improvisadas. La oralidad apunta a la estructura episódica en
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la narración larga,pues es la única manera de manejarlas,como afirma Walter Ong (3). No
hay que ver por eso en la epopeya oral un gran despliegue de la imaginación creadora del
bardo,sino más bien la habilidad del intérprete,a menudo admirable. Este recrea temas e
interpola fórmulas lingüísticas del acervo colectivo,lo que no descarta que pueda imprimir a
la composición algún sello personal. Narra cada vez un episodio,y si cuenta o canta más
de uno,no lo hace siguiendo un orden temporal. Ong comenta el caso de Caandi
Rureke,cuando se le pidió que narrara todas las historias que conocía de Mwindo,el héroe
nyanga. Tras reponerse de la sorpresa de pedido semejante,se abocó con paciencia a la
tarea,que le demandó doce días y lo dejó agotado (4).
La escritura permite el acopio y ordenamiento de los materiales,con lo que se
introduce en ellos una temporalidad y una lógica de la que carece la oralidad. Esto no
implica afirmar que el pensamiento que sostiene a la oralidad es ilógico o prelógico,o que
se mantiene ajeno a las relaciones causales. Lo que sí resulta claro es que la falta del
apoyo que proporciona la técnica de la escritura le impide o dificulta establecer largas
secuencias causales y un complejo nivel de abstracción. Las largas secuencias que se
producen en la oralidad,observa Ong,no son analíticas sino acumulativas (5). La lógica
formal fue obra de la filosofía griega,y un resultado de la asimilación profunda de la
escritura alfabética. La
y la 7 suelen ser citadas como ejemplos de obras
básicamente orales de largo aliento,pero para alcanzar este cometido debieron recurrir a
las fórmulas,
hasta el punto de que se considera que la mayoría de sus versos constituyen fórmulas
identificables.
Se podría decir,como norma general,que cuanto más se interne un texto en la zona
sagrada menor será la libertad del intérprete,aunque no faltan,claro,excepciones. Los
shamanes huicholes,por ejemplo,lo recrean todo cada vez que cantan para un auditorio.
Cuatro shamanes de una misma región darán cuatro versiones distintas de un mismo
canto religioso,aunque sin apartarse del núcleo esencial del mito,de los temas básicos. No
disfrutan con la reiteración,sino con la creación poética,
en la que se cifra el prestigio. Esta libertad suele ser también recortada cuando se narra la
historia (o la mitología) oficial,como una forma de preservar la verdad del poder. Se llega a
menudo por esta vía a largas narraciones totalmente memorizadas e
inmutables,sostenidas por un orden social que establece en ciertos casos graves
sanciones para los que se equivocan u olvidan fragmentos,y recompensas para los que las
reproducen en forma impecable. El férreo control que se instituye así sobre la fidelidad de
la palabra se respalda en la creencia de que ésta ha sido dada por los dioses de una vez
para siempre,por lo que la obligación de los hombres es conservarla tal cual,lo que nos
pone frente a la ideología del fundamentalismo religioso. En dicho marco,una falla en la
recitación de la palabra sagrada se asimila a la ruptura del rito y es sancionada por los
dioses,como ocurre en las Islas Marquesas. Vimos ya que en Nueva Zelanda y Hawai,el
error se pagaba con la vida. En las academias de los tutsis de Ruanda, la menor
sustitución de palabras,e incluso la más mínima falla en la dicción,era severamente
reprimida. A cada sacerdote se le confiaba una parte de un texto sagrado,y si lo perdía,era
estrangulado. Si un sacerdote veía que comenzaba a fallar su memoria por los años,debía
decirlo en el colegio y presentar para que ocupe su lugar a su hijo más dotado. Después
de recitar el texto en forma impecable ante el colegio,el niño pasará a ocupar en el mismo
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el lugar que correspondía a su padre o antecesor,el que se fijaba de acuerdo a la
secuencia del texto.
Esto lleva a Jan Vansina a hablar de tradiciones cuajadas y tradiciones libres.
Como ejemplo de las primeras citaría a los c o cantos venerables de los kunas de
San Blas,que se refieren a mitos y leyendas y se memorizan en forma escrupulosa,palabra
por palabra. Con todo,el error del no provocará una sanción de los dioses,sino su
descalificación por parte del auditorio. En el terreno histórico,una tradición libre sería la de
Burundi,donde no hay una historia oficial única y respetada.La historia se narra por medio
de canciones, proverbios y relatos de distinto cuño,que para los rundi no se diferencian
mayormente de los relatos o fábulas sin sujeto histórico. O sea,el dogmatismo oficial está
aquí ausente.
Vemos entonces que hay culturas que cifran la esencia del
valor sagrado de la palabra en su inmutabilidad,mientras que otras,para no
congelarla,abren la puerta a la improvisación renovadora,como un modo de
embellecer,humanizar y actualizar el diálogo con los dioses. Lo más frecuente es la
utilización de ambos sistemas en géneros narrativos y poéticos distintos: unos estarán
cerrados a la improvisación,y otros se asentarán en ella. Hay también géneros que regulan
la participación de ambos recursos en distintos momentos de la .
Naturalmente,en la memorización extrema no hay lugar para el sujeto que narra,cuyas
circunstancias personales desaparecen,
para no teñir al mito de subjetivismo.
El hecho de que existan tradiciones libres y cuajadas en el seno de una misma
cultura y hasta géneros que combinen ambas no impide distinguir entre culturas cerradas a
la improvisación renovadora,que coartan en consecuencia la libertad creativa del
intérprete,y culturas que prestigian la improvisación. La distinción es importante,pues
asignamos a este margen de libertad creativa un rol sustancial en la configuración del
estilo étnico o social. Las primeras son por lo general culturas muy conservadoras,al
menos en lo que hace a lo literario,pues no faltan casos en los que esta rigidez
fundamentalista se pone,en lo político y cultural,al servicio de un proceso
descolonizador,de reafirmación de la identidad. También hay casos en que el
fundamentalismo religioso no se traduce en una memorización obsesiva,como el de los
guaraníes,
que hacen un lugar en el c + a las circunstancias existenciales del cantor.
La improvisación renovadora imprime a la sociedad una gran dinámica,pues los
relatos más antiguos,reinterpretados o no,se unen en un continuo mito-histórico a
personajes y acontecimientos relativamente próximos e incluso muy recientes. Por
cierto,los resultados de esta experimentación verbal nos acercan,aunque sin llegar a
confundirse,a la concepción occidental de la literatura,montada más sobre la creación
personal que sobre el patrimonio social. De ahí que se haya exaltado como auténtica
literatura a los cantos de los cazadores axé,considerados por Roa Bastos,y también por
Bartomeu Meliá,como lo mejor de las letras paraguayas contemporáneas. Escribe el
primero que toda la literatura mestiza de su país (en la que siguenn actuando o
predominando los vestigios de la dominación y la dependencia o,en todo caso,los signos
de una hibridación que no ha alcanzado todavía a plasmar su propio sistema y pertinencia)
se apaga,carente de consistencia y verdad poética,ante los cantos indígenas tocados por
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el sentimiento cosmogónico de su fin último en el corazón de unas culturas heridas de
muerte (6). Pero no hay que sobrevalorar el aspecto personal de estos textos. A propósito
de las romanceadas mapuches,comenta César Fernández que el narrador prepara con
antelación el texto que debe decir,lo comenta con sus familiares y allegados,los que se
sienten con derecho a pedirle que amplíe referencias o incluya una determinada
secuencia,lo que lo convierte en un hecho compartido y comunitario,a pesar de su
pertenencia a un individuo. Lo literario actúa así para reforzar la cohesión grupal (7).
Aunque Roa Bastos toma en cuenta a los mbyá-guaraní y otros textos indígenas de
su país al emitir su juicio,se refiere de un modo especial al de los cazadores axé,
canto solitario y personal pero no subjetivo,pues como bien advierte Meliá,se mueve en la
coherencia de un universo míticamente lógico,por más que acuse últimamente el fuerte
impacto de la cultura criolla (8). Asombra a Pierre Clastres que la pura improvisación que
signa al desaparezca en el de las mujeres,lo que traduciría una
oposición más entre los sexos en esta cultura. Los son un lamento
generalmente coral y hecho para ser oído durante el día (es decir,no solitario),que parece
consistir en fórmulas mecánicamente repetidas,adaptadas a diversas circunstancias
rituales (9). El ejemplo resulta curioso,pues los hombres,en el interior de la selva,donde
nadie los escucha,se reservarían el derecho a un uso no social de la palabra,desvinculado
de las fórmulas y de toda memoria,como un lamento que no se pretende conservar en
modo alguno ni se intenta luego recuperar. Si algunos llegaron a nuestras manos,fue
gracias a los registros magnetofónicos,así como a una traición a las leyes del género
realizada por cantores muy desdichados. Las fórmulas,la memoria,el anclaje en lo
social,quedan entonces a cargo de las mujeres,las que deberán velar así por la
permanencia del mundo simbólico. Si la fórmula,como afirma Jan Vansina (aunque éste es
un punto con el que no estoy de acuerdo) no tiene un propósito estético y la improvisación
poética,por cierto,sí,estaríamos ante una odiosa división del trabajo social,donde los
hombres se reservan la libertad creativa y dejan a las mujeres la inevitable carga de
repetir,de conservar,de sostener el social.
Se dice que la composición en verso es un importante auxiliar de los sistemas
orales,por cuanto ayuda a la memorización. Sí,esto es cierto,pero no se debe ignorar que
la diferencia entre verso y prosa es en gran medida una herencia greco-latina que no se ha
generalizado en el mundo periférico.
Ya Zumthor señalaba que no se trata de un hecho natural,pues descansa en la idea
antigua de metro (lO). La métrica cuantitativa viene de los árabes y los persas,y responde
más a la escritura que a la oralidad. No obstante,tanto en Asia y Africa como en la América
indígena es frecuente hallar hoy muy arraigada la diferencia entre prosa y poesía,aunque
esta última no se sostiene en la métrica cuantitativa ni en la rima,sino en la intención
expresiva y sobre todo en el ritmo.
Señala Carlos Montemayor,refiriéndose a los rezos sacerdotales
mayas,que el canto,el recitado melódico,el ascenso y descenso tonal,inician y concluyen
enunciados,sugiriendo una "marca" que puede guiarnos para escucharlo no como
prosa,sino como un orden versificado (ll). Es que la poesía se asocia al canto, más que al
artificio,y este canto suele venir ligado a la música y la danza. Danza,música y poesía
estuvieron por lo general unidas en un comienzo,y luego se fueron disociando.
La intención expresiva debe ser considerada otro elemento fundamental del estilo
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social. O sea,hay casos en los que la cultura distingue entre textos formales y textos no
formales.
En estos últimos sólo intervienen las reglas de la gramática ordinaria,las que rigen el uso
cotidiano de la lengua; o sea,
lo que Jakobson llamó función referencial del lenguaje. En los textos formales se añade a
los criterios lingüísticos normales una intención estética que lleva a alterar las
regularidades fonológicas y sintácticas,y a añadir vocabularios especiales. Ya estudiamos
el c + de los guaraníes,donde la voluntad de diferenciación es bien explícita.
También los dogon de Malí distinguen muy bien entre la palabra común y la palabra
poética. Tal intención expresiva cuaja a menudo en géneros a los que la cultura atribuye
un valor estético regulador del contenido y la forma. Los mismos no deben ser confundidos
con las fórmulas,ya que suelen regular incluso el uso y función de las fórmulas en las
composiciones. Saber si una cultura instituye o no textos (o discursos) formales,si cultiva o
no el arte del buen decir,es,como se señaló,un aspecto importante del estilo social,aunque
la desregulación en lo formal no quita que pueda surgir en el seno de esa cultura un texto
de pretensiones formales,lo que a menudo es resultado de un proceso de interculturación.
Así,muchos indígenas de América empiezan a escribir poemas con una intención estética
manifiesta,que no responde a sus tradiciones sino a pautas occidentales,y que no pueden
dejar de legitimarse como una literatura propia,que incorpora de tal modo,con marcada
libertad interpretativa,una formalidad ajena.
Cabría añadir que no siempre en la oralidad la creación es hija de la
improvisación,ya que a menudo los bardos utilizan un mecanismo similar al de la escritura.
Es decir,
primero componen el poema c ,memorizándolo,y sólo cuando lo consideran
acabado lo recitan ante el público. Sería el caso,entre muchos otros,de los poetas
somalíes. Con este procedimiento se componen también los textos sagrados que se
memorizarán luego como un legado de los dioses. Los himnos védicos,por ejemplo,son al
parecer independientes de la escritura,y el c (o c :!,según Adrián I.
Chávez)
fue también durante siglos una tradición memorizada,volcada quizás a una escritura propia
por los sacerdotes quichés antes de la Conquista,y luego a la escritura alfabética.
El ritmo constituye,por cierto,una particularidad del estilo social,lo que no impide la
existencia de un manejo especial del mismo por parte de los intérpretes. Los cantos de los
pastores peules se ajustan al ritmo de la marcha del ganado,el que determina así su
estructura. En Africa la palabra,para alcanzar su plenitud,no debe ser sólo voz y adorno
(es decir,forma),sino también ritmo,escribe Corcuera Ibáñez,añadiendo en otra parte que
en la poesía,por ser casi siempre cantada,el ritmo importa más que la rima (l2). Pero el
ritmo no sólo se propone incrementar la magia de la palabra: es también un recurso
mnemotécnico. En Africa la poesía suele aparecer muy vinculada al ritmo de los
tambores,los que a su vez toman como referencia las 72 pulsaciones por minuto del
corazón humano. El proceso va entonces del ritmo de la sangre al ritmo del tambor,y del
ritmo del tambor al ritmo de los demás instrumentos musicales que intervienen,los que en
su conjunto marcan el ritmo de la danza y el canto (y al decir canto,decimos poesía). Tanto
se ligó así el tambor a la palabra,que muchos tambores se hicieron parlantes,o sea,
hablaron con un lenguaje propio y utilizaron el ritmo como un recurso mnemotécnico,que
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no se limitaba ya a servir de contrapunto a la palabra,sino que la reemplazaba,como un
lenguaje tamborileado. Sería el caso del de los luba de Zaire,tambor de madera al
que ya nos referimos,capaz de emitir tanto las vocales breves como largas de su
lengua,así como los tonos alto,bajo y complejo propios de la misma. Para Senghor,
el ritmo es la arquitectura del ser,el dinamismo interno que lo informa,la expresión más
pura de la fuerza vital,que ilumina el espíritu en la medida en que se materializa
sensiblemente. Es el ritmo el que le da a la palabra esa plenitud que la torna eficaz:
sentido y ritmo están entretejidos (l3). El ritmo basado en la repetición y el paralelismo
termina siendo en Europa un movimiento estático,añade Senghor en otro texto. En
Africa,por el contrario,dichos recursos producen una progresión dramática,
una intensidad creciente. Es que no se trata aquí de una repetición mecánica,sino con
ligeras variantes,y los paralelismos están cortados por asimetrías. Esto provoca una
tensión,el sentimiento de que se aproxima una ruptura,un desenlace que se descargará
como un ariete contra una puerta (l4).
Otro elemento a tomar en cuenta en los aspectos verbales del estilo son las
particularidades del uso de la voz,la que suele ponerse en función del personaje,para dar
cuenta de su condición social y humana. En Africa,la voz del rey es siempre
imperativa,irrefutable. La del gigante,una voz antipática,
ronca,de hombre malo. La del niño,fina,rápida,balbuceada. Las almas del otro mundo
hablan por la nariz,con un tono gangoso. Los dogon se refieren al "aceite" de la
palabra,elemento que afecta a la vez el timbre de la voz y la naturaleza de las palabras
pronunciadas. No conciben palabras amables dichas con una voz ruda y fuerte. La voz de
la mujer posee más "aceite" que la del hombre. Este habla con palabras rudas,con rapidez
e impaciencia,por lo que su voz corresponde a la estación de la seca,época en la que el
tiempo es seco y quemante. La palabra de la mujer es en cambio dulce,lenta,de tono poco
elevado,
porque su virtud es la paciencia. A su tono de voz corresponde la estación de las
lluvias,época del trabajo colectivo,en el que se habla poco y dulcemente. La palabra que
concentra la mayor cantidad de "aceite" es la cantada.Este rico pensamiento sobre la voz
permite elaborar una semiología de los tonos,que estará presente en toda narración,como
un componente más del estilo. De ahí que el dogon disponga de ocho voces,que
están en relación con la dicción poética y el arte de la palabra. Ellas son: la palabra dulce;
la mala palabra; la palabra ascendente,que al explayarse eleva su tono y grita cada vez
más fuerte; la palabra que se posa,propia del fin del discurso; la palabra clara; la palabra
susurrada,propia de las confidencias; la palabra de llamado; y por último,la palabra
sorprendente,que habla con metáforas y enigmas.
También el manejo del silencio,con su carga variable de significados dentro de una
misma cultura y entre una cultura y otra,debe ser tomado en cuenta al definir un estilo.
De especial importancia resulta el tema de la trama,
aunque sobre esto hay que empezar diciendo,con Walter Ong,que la cultura oral
desconoce la trama lineal climática y larga,
como la que introdujo en Occidente el drama griego,valiéndose de la escritura como
elemento organizador. La epopeya griega,
que precedió al drama,no se organizaba de esta manera. El poeta épico describía una
situación,y luego explicaba de un modo desordenado cómo se llegó a ella,sin preocuparse
50
de disponer los detalles en orden cronológico para dilatar el conocimiento del resultado y
crear un clima. Homero desplegó un enorme repertorio temático,pero sin el instrumento de
la escritura no podía dar a los hechos una secuencia lógica rigurosa. Por lo común ni
siquiera se observa una intención cronológica,pues ésta es más propia de la historia,o de
la ciencia de la historia,que del mito,ese territorio de los paradigmas en el que sólo
cuentan los significados. Hay veces en que dicha intención se manifiesta,pero en los
relatos largos ¿cómo no acordarse tarde de episodios que correspondían a un momento
anterior,pero que no se pueden dejar de traer a colación? De ahí que los mayas
concibieran las estelas como guías ordenadoras del relato histórico,a fines de dejar claro
en qué época apareció un personaje o aconteció un hecho,
estableciendo así secuencias cronológicas. El uso del calendario coadyuvó con este
propósito en el campo histórico,
avanzando incluso sobre lo mítico y legendario. La trama lineal climática en las
narraciones de largo aliento deberá esperar para consolidarse hasta la época de Jane
Austen,como afirma Walter Ong (l5). No olvidemos que las primeras obras que dieron en
llamarse "novelas" eran todas episódicas. Se podría afirmar que recién con la trama
detectivesca,en el siglo XIX,la trama lineal climática encuentra su cabal expresión. Se
señala a "El crimen de la calle Morgue",de Edgar Alan Poe,como el relato que vino a
inaugurar este género,y por lo tanto a perfeccionar tal sentido de la trama,en verdad algo
de poca relevancia si nos apartamos de la historia de Occidente de los últimos tiempos.
Las reglas precisas que establece Poe para el cuento en modo alguno pueden ser
universalizadas,pero esto no debe tomarse como un pretexto para no estudiar la forma en
que se encadenan los hechos en una narración,preguntándose si el narrador crea o no un
clima de misterio,si el desarrollo de la historia tiende a la linealidad o la ramificación,si se
juega con historias paralelas o contrapuestas,si se manipula de un modo claro el orden
temporal o si el desorden es sólo un resultado de las mismas características de la
oralidad,si la narración se organiza en largas historias divididas en episodios,donde los
personajes y sus circunstancias son los mismos,o se atomiza en una multitud de relatos
independientes,etcétera.
En la configuración de los estilos orales sociales o étnicos los elementos no
lingüísticos adquieren una relevancia que las culturas basadas en la escritura no terminan
de reconocer. Habría que comenzar por los ruidos,relacionados con la voz pero no con la
lengua,aunque se producen también con el cuerpo ruidos no vocales,como el batir de
palmas. Hay también ruidos realizados con elementos que no son instrumentos
musicales,y que se sitúan,al igual que los anteriores,en esa zona fronteriza entre lo
lingüístico y lo que hace a las artes de la representación y la semiología del cuerpo y sus
movimientos. Decimos fronteriza porque ya el canto funde la música con la palabra. Alban
Berg,citado por Zumthor (l6),
distinguía entre el relato fundado en el habla simple; en el habla con fondo de orquesta,sin
contraste rítmico; en el habla sobre música con medidas y ritmos; en la palabra apenas
entonada; en la palabra semientonada y en la palabra cantada. Estas combinaciones,en la
medida en que se relacionan con determinados géneros literarios de una cultura,son
colectivas.
Los instrumentos que acompañan la narración o recitación pueden ser uno o más.
El (o los) instrumento puede alternarse con la voz,como entre los trovadores del sertón,o
51
acompañar a ésta cual un fondo musical. A veces el instrumento cobra tal importancia que
llega a rivalizar con las palabras. En lo que hace a la relación de los instrumentos con la
voz,se podrían señalar las siguientes posibilidades: a) La ausencia de todo
instrumento,como el canto c ; b) El cantor que se acompaña a sí mismo,como el
; c) El músico que acompaña al poeta o cantor; d) Una orquesta que acompaña al
poeta,
narrador o cantor; e) Auxiliares que asisten al cantor o poeta con
instrumentos,cantos,mímicas,etcétera,tocando a la par,ya sea en forma simultánea o
alternativa (l7). La música por lo común afirma a la palabra,aunque en ciertos casos puede
cuestionarla o negarla.
Se puede distinguir también,desde la perspectiva de la recitación o canto,si el
intérprete recita o canta solo ante un auditorio; si dos intérpretes recitan o cantan en forma
alternativa,en una especie de concurso o disputa,como en los casos de los payadores
rioplatenses,los trovadores de Puerto Rico y el canto repentista de Brasil; si el canto o
declamación de un solista es sostenido por un coro,o si el coro alterna con
él,repitiendo,ampliando o replicando; y finalmente,el canto coral puro.
A diferencia del lector,cuyo rito es solitario y no puede en consecuencia llamarse tal
con propiedad,el oyente se involucra en el relato de un modo regulado por la cultura,y que
por dicha razón debe ser considerado como un elemento más del estilo colectivo.El oyente
puede jugar dos roles extremos:
el de receptor pasivo y el de coautor. En el primer caso no habla,acepta el relato como una
palabra dada. Así,en los ritos de endoculturación de los huicholes,los oyentes no hacen
más que repetir el canto breve,aforístico,de los shamanes,incluso con la misma
entonación. En el segundo caso participa tanto,
que puede llevar al narrador a modificar el curso del relato. Claro que entre estos dos
polos cabe una gama de actitudes participativas,en las que los roles suelen definirse
según la edad,el sexo,el estado civil y otros elementos que atribuyen status a las
personas,o por el conocimiento del tema que éstas tengan.
Otro elemento a considerar es si el narrador cuenta solo o acompañado por otro.
Vimos ya el caso de los kuna,en el que el principal es ayudado por un
secundario y por el . La intervención de más de un narrador nos acerca al
teatro,sobre todo si representan personajes distintos y se da cierta dramatización. De
haber más de un narrador,resulta importante analizar cómo se distribuyen los roles
narrativos,
si dialogan entre ellos o si cada uno actúa como si el otro no existiese. Entre los tutsis de
Ruanda,como vimos,cada narrador se hacía cargo de sólo una parte del texto,en la que
debía especializarse e incluso memorizar palabra por palabra. En el México antiguo había
tres clases de poemas épicos cuyas formas de recitación,a cargo de varios actores que
actuaban y dialogaban entre sí durante las fiestas,los acercaban a lo teatral,tal como se
entiende hoy a este arte en Occidente: los
,los
y los
.
O sea,también la poesía puede ser recitada por varias personas,como era común en el
teatro clásico europeo escrito en versos.
Otro elemento a tomar en cuenta en la caracterización del estilo colectivo es la
danza. Aunque en ciertos casos sólo significa un interregno,un descanso en la acción,por
lo común
52
hace progresar a ésta mediante un despliegue de expresión corporal. Tanto el ballet
clásico como la danza moderna de Occidente son de por sí un relato dividido en momentos
o "capítulos",en el que se usa la música pero no palabras. En Africa,la tradición de
incorporar la danza al relato oral arranca de los ,los que además de tocar un
instrumento durante la narración solían también bailar,no para adornar el relato,sino para
que éste pudiera progresar. En Nigeria,nos dice Zumthor,la palabra épica suele
interrumpirse para dejar que una danza estilizada dé cuenta de los hechos: combates,
marchas,navegación fluvial,invocación a los espíritus,etc.
(l8). La danza impulsa también la acción en la medida en que hace estallar todo erotismo
latente. Hay veces en que la palabra acompaña a la danza,por lo que el avance del relato
se produce por doble vía,como ocurre,por ejemplo,en cc,film de Ecaré
Désiré,cineasta de Costa de Marfil,quien se inspira para ello en los recursos de la oralidad.
También la danza puede llegar a contradecir la palabra o parodiarla.
Una importante dimensión del estilo oral colectivo es la gestualidad
dramática,especialmente la facial,aunque también la realizada con las manos,los brazos,la
cabeza,el busto y el cuerpo entero. No olvidemos que en Europa,antes de que existiera el
juglar,existía el mimo,quien por lo común narraba sin palabras,valiéndose de gestos. La
palabra se introdujo luego,pero sin desvincularse de la gestualidad. En algunos pueblos la
gestualidad es exuberante,como entre los chamacoco, mientras que en otros se reduce a
una mínima expresión,como entre los kunas y huicholes,limitándose a subrayar una
determinada frase. Por cierto,los gestos deben interpretarse dentro del marco de cada
cultura,pues sus significados son menos universales de lo que se supone,y obligan a
recurrir a una antropología del gesto para profundizar en la cuestión.
Para los dogon,el dedo de la mano derecha que se agita al hablar (la mano izquierda no
sirve para esto) muestra el camino de la palabra,ayuda a encontrarla con las figuras que
traza en el aire,cumpliendo un rol semejante al de la escritura. Pero este gesto debe ser
mesurado. Quien gesticula mucho está mostrando que no tiene más que palabras-
viento,sin sustancia. Se desprecia por eso la costumbre de las mujeres de mover
demasiado las manos al hablar,lo que a su juicio daría cuenta de sus pobres facultades
intelectuales. La de los gestos es una dimensión que el traspaso a la escritura suele
mutilar,pues los compiladores se han ocupado de registrar la voz,olvidando los demás
elementos y la relación que éstos guardan con los mensajes lingüísticos.
Ligado a la gestualidad dramática,está el uso integral del cuerpo en la
de un relato. Tomamos aquí en cuenta los movimientos que realiza el
intérprete para poner al mismo en escena. Varios de dichos movimientos están destinados
a suplir las palabras,para imponer a éstas una mayor economía. Como el pase a la
escritura no suele tomarlos en cuenta,se producen vacíos de sentido o notorios
empobrecimientos a los que no se les busca remedio. En la escritura de una pieza teatral
se describen los movimientos de los personajes,lo que si bien corta la continuidad del
discurso pone a salvo tal dimensión. El problema se agrava cuando los movimientos
cuestionan de algún modo o contradicen a las palabras. Piénsese en un narrador
que,encarnando a un jefe militar,diga "Adelante mis valientes" mientras da un salto hacia
atrás,lo que equivaldría a un "Háganse matar ustedes,que yo no me presto". En líneas
generales,siempre que el gesto o el elemento no lingüístico cuestiona o contradice al
mensaje lingüístico,predomina sobre éste,revocando o corrigiendo su sentido,por lo que no
53
aludir a él en la escritura es traicionar seriamente al relato. Se dijo ya que los kunas
narran sentados,mientras que el habla también sentado en un taburete,lo que
permite concluir que en su estilo étnico el movimiento es poco relevante. Los cantores
populares del Norte de Finlandia solían recitar sus poemas sentados frente a
frente,tomándose las manos y balanceándose de atrás hacia adelante. Los nivaclés del
Chaco Austral paraguayo narran también sentados,aunque a diferencia de los
kunas,remedan distintas voces y hacen gestos con la cara y las manos,en un principio de
dramatización,mientras que los ayoreos del Chaco Boreal suelen contar con una lanza en
la mano,de pie y desplegando una multitud de movimientos que electrizan al auditorio. Los
guaraníes cantan también de pie en medio de la danza,sacudiendo una maraca.
Entre los chamacoco,las narraciones menores tienen una dramatización mayor que las
que comprometen a la zona sagrada. Las risa,
expulsada de los núcleos del mito,estalla en las anécdotas periféricas,donde caben el
alarde de ingenio y el suspenso. Los narradores gesticulan,saltan,se arrastran por el suelo,
impostan la voz,producen ruidos onomatopéyicos. En ciertos estilos orales suele incluirse
la acrobacia,como movimiento extremo y cortante.
Otro elemento a tomar en cuenta en relación al estilo es el uso de indumentarias
especiales,lo que viene a fortalecer el carácter ritual de la . La
indumentaria,en cuanto extensión del cuerpo,posee un alto poder semántico. Sus
elementos están siempre transmitiendo mensajes políticos,
económicos,estéticos,eróticos,etcétera. A menudo se juega con la discordancia de la
indumentaria con el lenguaje (un personaje andrajoso que habla con la autoridad de un
rey),con la música (la marcha solemne que acompaña la entrada de un mendigo) y otros
elementos del relato. Al disfraz debe sumarse la máscara,la que merece una consideración
aparte,por su alta expresividad y la eficacia con que define a los personajes. Claro que al
apelar a la máscara el narrador se priva a sí mismo de los recursos de una gesticulación
variable para identificarse con un solo gesto forzosamente estereotipado,que representará
no a su ser individual,sino a un antepasado,un
dios,un héroe o un animal mítico. En el ritual chiriguano del % c ,las máscaras
antropomorfas representan a los antepasados,los que en su viaje anual de retorno al
mundo de los vivos,para compartir con éstos la "gran fiesta",se relacionan con distintos
animales,o los espíritus y dueños de los mismos. Estos aparecen representados por medio
de máscaras zoomorfas de clara intención realista (aunque casi siempre matizadas por
detalles fantásticos),mientras que las máscaras antropomorfas,como apunta Escobar,son
geometrizantes y expresionistas (l9). A la máscara suele acompañar una voz también
estereotipada,ya sea por la resonancia artificial,
asordinada,que la misma produce,o porque el personaje la imposta para ponerla a tono
con la imagen. El efecto de distanciamiento que se adquiere por esta vía puede llegar al
terror,como en las ceremonias de iniciación masculina del de los onas y del 1 de
los yámanas. Largas máscaras cónicas de piel o madera,rellenas de pasto y con dibujos y
colores de fuertes contenidos simbólicos,que se sumaban a las expresivas pinturas
corporales,servían para caracterizar a los distintos espíritus con los que se identificaban
profundamente (pues no se trataba de una mera representación),y que con sus gritos,
voces y movimientos sembraban el pánico entre las mujeres y estremecían a los hombres.
Claro que también existen las máscaras mudas,como las de Africa. En los ritos funerarios
54
de los dogon de Malí éstas representan también a los muertos,
constituyendo el soporte de su fuerza vital,pero quienes habitan en dicho dominio no
pueden hablar con los vivos,sino tan sólo danzar. En las máscaras africanas no acampa la
risa,
lo carnavalesco,como es lo común en América y Europa,sino a lo sumo una mueca de
amarga ironía. Su expresión es dramática,
aunque la misma no alude a estados emocionales precisos y sus ojos carecen de mirada.
Ante la prohibición de hablar,el personaje enmascarado deberá narrar con movimientos y
sobre todo por medio de la danza,ya que ni siquiera le queda la mímica.
A menudo el relato puede incluir elementos de utilería,
aunque son por lo general escasos y usados como emblemas de un alto valor simbólico y
no cual simples decorados para
ambientar. Así,la lanza que usa el narrador ayoreo está simbolizando su condición de
guerrero,especialmente valorizada por esta cultura.
Si el relato se produce dentro de un rito religioso,éste queda involucrado en la
cuestión del estilo,en el sentido en que cabe hacer una lectura narrativa de la ceremonia,al
margen de los aspectos religiosos que la motivan. El marco ritual,con la música y otros
elementos que incorpora,favorece la tarea de la memoria. Los muchachos kunas
( ,en plural; ,
en singular) que recorren por la tarde la aldea anunciando que pronto comenzará la
ceremonia,están dando inicio a una serie de conductas estereotipadas que no se pueden
ignorar al referirse a la literatura oral de este pueblo. Durante la ceremonia tales jóvenes
gritarán cada tanto "Gadidamarke" (No se duerman),o "Nué,tomlarke" (Presten
atención,concéntrense bien). Dichas palabras no añaden nada a la acción narrada por el
y comentada por el ,pero sirven para sostener el marco ritual en el que se
produce el relato. En el ritual de iniciación chamacoco,cuatro
(sacerdotes),ubicados en cada una de las cuatro esquinas del o recinto
ceremonial,ponen en escena mediante cantos los mitos primordiales de su
cultura,develando sus claves más oscuras.
En el centro del ,un quinto habla a los iniciados,los que aparecen como
raptados. La ceremonia se repite a lo largo de varias noches. Toda esta representación no
puede por cierto escindirse del relato en sí. Las narraciones menores están menos
codificadas,y es por lo tanto más amplio su margen de interpretación y dramatización. Se
podría decir que por esta vía la cultura se abre al simulacro y el disfraz,explora sus
posibilidades lúdicas.
La determinación de quién es el más indicado para contar o cantar es algo que
también corresponde al estilo étnico. Algunas culturas vedan el relato,o cierto género de
relatos,a las mujeres y los jóvenes,o asignan esta especialidad a los viejos (como entre los
nivaclés) o a cierta casta o tipo de personas. Con frecuencia los relatos vinculados al
mundo mítico y legendario son narrados o cantados por sacerdotes o shamanes,como
entre los guaraníes. Cabría considerar también aquí lo que hace a la selección de los
auditorios y las prohibiciones que pesan al respecto. Así,los mossi de Burkina-Faso no
pueden contar cuentos a sus hijos: tal tarea se asigna
a los abuelos. Entre los dogon,los padres no pueden contar a sus hijas,ni las madres a sus
hijos antes de la circuncisión de estos últimos.
55
Por último,se deben tomar en cuenta,como propias de un estilo,las circunstancias
de tiempo y lugar del relato. Los guaraníes cantan por la noche,o en la madrugada,antes
de que salga el sol. Normalmente lo hacen en el marco de un rito en el que participan los
miembros de la comunidad (casi nunca los extraños),pero también un puede
levantarse en medio de la noche y ponerse a contar un sueño. Los nivaclé pueden contar
tanto de día como de noche,siempre que estén relajados, sin exigencias de trabajo ni de
otro tipo,y con el tiempo
suficiente. Alguien le pedirá entonces a un anciano que cuente alguna historia,y éste
comenzará. Pero la abrumadora mayoría de los pueblos instituye la noche como el tiempo
propicio para el relato. Entre los ewe,se cree que será castigado con la ceguera quien
cuente durante el día,mientras que los sulan de Nueva Guinea dicen que será fulminado
por un rayo. Los tenas
de Alaska cuentan de día,pero el local debe estar en la más profunda oscuridad. Hay
asimismo relatos que se cuentan en determinadas épocas del año,en el marco de una
ceremonia especial,o tienen que ver con los ritos de pasaje,en los que asumen la finalidad
explícita de educar al joven en los valores que regirán la nueva etapa de la vida que está
inaugurando,con lo que el fin lúdico se desvanece y el discurso se acerca a lo
sagrado,estableciendo a menudo graves sanciones para los oídos indiscretos. Si por lo
común se elige la noche para contar no es sólo para no interrumpir el trabajo diurno y
aprovechar mejor el tiempo del descanso,sino también
por el misterio propio de la misma,en la que el espacio socializado de la aldea se
comprime al conjunto de chozas y fogatas,pues un poco más allá acechan los peligros,
especialmente representados por los seres sobrenaturales de naturaleza maligna. Ligado
al tiempo está el tema de la duración del relato,que también suele definir el estilo. Así,
los cánticos de endoculturación de los huicholes pueden durar toda una noche y todo un
día,lo que no dejará de producir un fuerte efecto psicológico.
El lugar del relato es aún más determinante.En las aldeas dogon,los ancianos
cuentan sus historias siempre a la sombra de un mismo árbol,al que llaman " árbol de las
palabras". Los
bambara cuentan también bajo un árbol,al que consideran una síntesis de la creación,por
conjugar las sustancias del cielo y la tierra y estar presente en el origen de todas las
técnicas. Los kunas,como vimos,cuentan sus tradiciones sagradas en el recinto ceremonial
(el 1c o asamblea del pueblo),pero los géneros menores pueden ser
contados en cualquier parte. Para los nivaclé,todo puede contarse en cualquier lado. Los
himnos guaraníes se cantan en el o casa de las plegarias,que es el ámbito sagrado de
esta etnia. Los chamacocos cuentan sus relatos sagrados en el o casa de los
hombres,utilizado especialmente en las ceremonias de la iniciación masculina,mientras
que las narraciones menores se cuentan por lo general alrededor de las fogatas y en la
noche,desde que no precisan un sitio especial. Muchas culturas eligen el centro de la
aldea o la "plaza" como el sitio más apropiado para contar,por la mayor seguridad que
brinda,mientras que otras prefieren el borde del espacio socializado,para nutrirse con sus
misterios.
Al plantear la cuestión del estilo como el juego combinado de los recursos del
éxtasis,no se puede soslayar la circunstancia de que toda narración o canto configura de
por sí un ritual o es un componente importante del mismo. Para Lévi-Strauss,el ritual
56
consiste en la emisión de palabras,la ejecución de gestos y la manipulación de objetos,al
margen de toda exégesis que dependa de la mitología implícita. El rito se relaciona así al
acto,a la vida,mientras que el mito representaría el orden del pensamiento. Gillo Dorfles
define al rito como una actividad más o menos institucionalizada,
reglamentada,que tiende casi siempre al logro de una determinada función de carácter
sagrado,bélico,político,
sexual,etcétera. Especifica que mientras el mito se despliega
en el espacio de lo imaginario,el rito lo hace en el espacio físico,como una acción pasible
de observación. O sea,lo ritual es siempre visible,y también audible. Ya vimos cómo la
escritura desritualizó al relato,dejando muy poco o nada de los estilos étnicos de narración.
Para imaginar y representar lo social,el mito (léase narración o canto) debe recurrir
a las formas del arte,pues,
como señala Ticio Escobar,no cualquier forma tiene el poder del espejo y el secreto de la
escena. El mito se desdobla así en teatro,danza,poesía,música y expresión visual (campo
en el que se privilegia al propio cuerpo sobre los objetos,a diferencia de la concepción
occidental),para reintegrarse luego en una unidad para nosotros imposible,que mezcla los
géneros e inventa órdenes infinitos que duran un instante (2O). Pero no nos ocuparemos
aquí del discurso narrativo en tanto elemento lingüístico de la fiesta ritual,sino de los
diversos recursos que integran el acto narrativo en la oralidad,dándole la forma de un
ritual.
En el análisis que hicimos de los elementos que convergen no se ahondó en la
interacción de los mismos. Al entrar en la dinámica del relato,se puede observar que tal
convergencia no implica unidad de sentido,pues en el plano semántico cada elemento se
arroga su propia función. Las funciones que pueden cumplir los elementos no verbales en
relación a la palabra serían las siguientes:
58
CAPITULO V
La literatura oral es anterior a toda forma de escritura,y se podría afirmar incluso que ésta
surge para reforzarla,no para sustituirla,por la misma razón de que las lenguas,como decía
Rousseau,se hicieron para ser habladas,y la escritura no es más que un complemento de
la voz. En efecto,el propósito que inicialmente la anima es ayudar a la memoria,guiar el
relato como una partitura,marcando mediante signos convencionales el orden cronológico
de los acontecimientos históricos o mitológicos que se consideraban insoslayables,o
sea,los núcleos narrativos. Estas grafías,o recursos mnemotécnicos para conducir la
oralidad,se plasmaron en elementos de origen animal
(hueso,caparazón,cuero,cera,seda),vegetal (madera,
cortezas,fibras,papel de amate,porotos pallares) y mineral (piedra,arcilla).
Para Aristóteles,la escritura conformaba un conjunto de símbolos de las palabras
habladas,mientras que para Voltaire
era la partitura de la voz. Walter Ong define a la escritura,
59
en sentido estricto,como un sistema codificado de signos visibles por medio del cual se
pueden determinar las palabras exactas que un lector generará a partir de un texto (l). En
un sentido más amplio,se podría considerar también escritura a todo sistema codificado de
signos que transmite una idea,
palabras aproximadas.
Las más antiguas huellas de escritura provienen de la Baja Mesopotamia,donde
hacia el año 35OO a. de C. la Sumeria
temprana empezó a elaborar pictografías sobre tabletas de arcilla. Poco después,hacia el
año 3lOO a. de C.,los egipcios inventan su escritura,la que mezcla signos figurativos con
otros abstractos. Llegó a contar,según una fuente,con 4.5OO jeroglifos,que se grababan
por lo general sobre piedra. Por esa época se comienza a utilizar el papiro. En forma más
o menos paralela,los chinos desarrollaban su escritura de ideogramas,a los que grababan
en recipientes de bronce,en huesos que servían de oráculos,y también en bambú y seda.
El ideograma es un concepto no expresado directamente por un dibujo,sino establecido
por un código. Las escrituras ideográficas suelen ser de una gran complejidad,como lo
demuestran los 4O mil caracteres que posee la escritura china,cifra que algunos autores
elevan a 8O mil. Entre los años 27OO y 23OO a. de C.,se desarrolla en Sumeria la
escritura en minúsculos signos cuneiformes,inscritos en forma de cuña en tabletas de
arcilla que se encontraron por millares,y que se leen de izquierda a derecha. Estas se
enseñaban en las o casas de escritura que se fundaron,adonde para aprender el
manejo de la misma los alumnos ingresaban a los siete años,y permanecían hasta los
dieciocho. Las no sólo produjeron y conservaron textos religiosos y legales,sino
también diversos tipos de textos literarios,como los del ciclo de Gilgamesh. Los sumerios
desaparecieron,pero su lengua y su técnica escrituraria fueron asimiladas por los
acadios,luego por los babilonios,y ya en el primer milenio antes de Cristo,por los asirios.
Hacia el año 2OOO a. de C. aparecen en la isla de Creta sellos y tabletas de arcilla con
inscripciones pictográficas consideradas un auténtico sistema de escritura,y 5OO años
después los hititas inventan su propia forma de escritura jeroglífica.
Vemos entonces que los signos que en un comienzo representaban
acontecimientos,como un simple ayuda-memoria,
pasaron a representar palabras. Hacia el año l5OO a. de C.,los fenicios crearon el primer
alfabeto fonético,ancestro de todos los existentes,que carecía de vocales. El signo
corresponde ya a sonidos que se repiten en distintas palabras,es decir,a fonemas,con lo
que la escritura llega a ser un reflejo de la lengua hablada. En esta protohistoria de la
escritura,como vemos,Europa estuvo casi ausente. Su aporte fundamental se da en el año
8OO a. de C.,cuando los griegos,que habían adoptado el alfabeto fenicio,inventan el
primer alfabeto con vocales,en el cual los sonidos son descompuestos en letras. Se
completa así el paso del sonido a la imagen,procedimiento con el que se puede llegar a
escribir lenguas extranjeras. El alfabeto griego rompe definitivamente el vínculo con las
cosas,para establecerlo sólo con el sonido.
Este recorrido nos permite señalar tres tipos de escritura. Primero la sintética,que
es la notación por imágenes de ideas o frases,que representaban cosas concretas
(hombre,sol,montaña),acciones (comer,ir,combatir) y también abstracciones
(juventud,norte,heroísmo). Luego la analítica,
que descompone la frase en sus elementos,que son las palabras: a este tipo pertenecen
60
las escrituras sumeria,egipcia y china. Finalmente,la escritura fonética,en la que el signo
deja la palabra para pasar a representar el sonido. La misma puede ser silábica o
alfabética; esta última se construye a partir de la distinción entre vocales y consonantes.
A pesar de la revolucionaria innovación que introdujo,el
alfabeto griego perderá importancia tiempo después,desplazado por el alfabeto latino,al
convertirse el latín clásico en la lengua erudita por excelencia. Hacia el año 5OO a. de
C.,la escritura griega se había democratizado,saliendo del ámbito sacerdotal gracias a la
acción de los oradores y sofistas (que llegaron a dominar entonces la vida intelectual),pero
los latinos la devolvieron al mismo.
El llamado latín culto es un producto de la escritura. El latín vulgar,hablado durante
siglos como lengua vernácula,
entre los años 55O y 7OO d. de C. había engendrado en distintas partes de Europa el
sedimento de los que luego serían el español,el italiano,el catalán,el portugués,el francés y
otras lenguas romance. Se sabe que hacia el año 7OO estos pueblos no entendían el latín
escrito,que para sus bisabuelos había sido al parecer inteligible. Era ya una lengua
dominada por la escritura y de carácter erudito. Desde entonces hasta hoy,todos los que lo
hablan son capaces también de escribirlo. Es decir,ya no tuvo más hablantes puramente
orales. No obstante su carácter erudito y hasta elitista,esta lengua no se alejó de la
oralidad,pues el ideal clásico apuntaba a producir un orador,no un escritor. O sea,la
palabra hablada seguía teniendo el privilegio.
Pero el latín culto no fue un fenómeno aislado,singular. En la época en que éste se
desarrolló había otras lenguas cultas,que no se utilizaban como lenguas maternas y se
mantenían exclusivamente por la escritura,como el chino clásico,el sánscrito,el hebreo
rabínico,el griego bizantino y el árabe clásico.
Ya un milenio antes de Cristo los asirios habían reunido en magnas bibliotecas una
infinidad de textos de toda índole.
La Biblioteca de Alejandría,la más célebre de la Antigüedad,
llegó a contar con 7OO mil volúmenes. La primera biblioteca monástica se crea en Europa
recién en el año 59O de nuestra era,y a partir de ahí se irá consolidando el monasterio
como centro de redacción y copiado de libros,los que cobran especial auge durante el
reinado de Carlomagno (768-8l4),en el
que se produjo el llamado "renacimiento carolingio". Los de los monasterios
se activaron en forma sorprendente,redactando,copiando y glosando durante jornadas
agotadoras los textos que cifraban los conocimientos de la época,los que eran así
sometidos a un estricto control eclesiástico. Nombrar la Escritura (así,con mayúscula) era
referirse a la Palabra de Dios,a las Sagradas Escrituras,las que se iluminaban con colores
púrpuras,rojos y negros para destacar distintos tipos de elementos y sobre todo su carácter
divino. La teología y la filosofía representaban no sólo la punta de diamante del saber,sino
que teñían y reducían a sus esquemas a las otras ciencias,las que por otra parte nunca
habían tenido ocasión de salir de su estado casi larvario,ante la estrechez del marco
ideológico. Es decir,aún estaban lejos de alcanzar su autonomía. A todo esto,los grandes
sectores del pueblo se mantenían en un absoluto analfabetismo,ya que tanto el latín vulgar
como las lenguas romance que de éste se derivaron no eran consideradas dignas del alto
beneficio de la escritura,acaso por vérselas como expresiones de la barbarie. Los poemas
y relatos que los mismos producían fueron desdeñados por los pergaminos de los monjes
61
cristianos,y lograron sobrevivir gracias a juglares memoriosos capaces de recitar en
público largos cantares.
Claro que no toda la literatura era entonces popular. Las canciones encomiásticas y
guerreras,de las que proviene la epopeya,primitivamente no tenían en verdad relación con
la vertiente popular,como lo creyó la historia romántica de la literatura. Arnold Hauser
destaca que fueron la más pura poesía de clase que una casta de señores ha producido
nunca. No las componía ni cantaba el pueblo,sino poetas profesionales que no eran ya
guerreros,como los 1 de los germanos occidentales y meridionales. No respondían por
eso al sentir popular,sino que reflejaban la ideología de una aristocracia ansiosa de glorias
guerreras,a la que adulaban (2). Recién al extinguirse la cultura nobiliaria guerrera la
poesía dejó de ser literatura de clase para convertirse en un arte de todos,
disfrutada tanto por el pueblo como por la aristocracia. Cabe destacar que la distancia
cultural entre ambos estamentos no era entonces tan abismal,ya que el diferenciarse de
las clases bajas no entraba en el primer plano de la conciencia del aristócrata. Ambos ríos
(el genuinamente popular y el aristocrático popularizado) corrieron así un tiempo por el
mismo cauce ágrafo de las lenguas romance. Podría considerarse como el antecedente
más remoto en Europa de literatura "bárbara" la recopilación,luego extraviada,que
Carlomagno mandó a hacer al clero de los antiguos cantos de Teodorico,
Atila y otros guerreros famosos,que habían tomado ya la forma de extensos poemas
épicos. No obstante,el tipo de "barbarie" que nos interesa especialmente resulta más bien
de la exclusión de la escritura,la que durante un tiempo afectó también a la producción
aristocrática.
La educación,fundada antes en la pura palabra,se fue transformando gradualmente
en una educación por la lectura y la escritura controlada por el clero. No se trata de una
mera innovación técnica,desde que además de poseer una fuerte connotación política
(como lo es el desplazamiento de los valores laicos por los religiosos),tal hecho modificará
la estructura misma del pensamiento,el que se tornará más lógico y coherente,más
conceptual que sensible. Havelock relaciona la invención de las vocales y el mayor grado
de transcripción visual del sonido que esto proporciona al predominio del pensamiento
analítico griego. Si bien la aparición de la escritura posibilitó ya la introspección,al separar
al sujeto del conocimiento del objeto conocido,se podría decir que sólo gracias a la
invención de las vocales pudo en Occidente nacer
el ,el que se elabora a partir de la crítica a las expresiones mitológicas de las
divinidades,alcanzando pronto un grado de abstracción casi imposible de lograr sin un
alfabeto completo. Habría sido Jenófanes (565-47O a. de C.) el primero en desarrollar este
instrumento,tres siglos después de la invención del alfabeto griego.La diferencia de tiempo
sería lo que tardó dicho alfabeto en sustraerse al control de la casta sacerdotal,incapaz de
consentir los desafueros de la razón. Tal conceptualidad favoreció la evolución de las
ciencias,las que fueron abriendo lentamente fisuras en la representación cristiana del
mundo. Al tornarse más visibles las contradicciones,el poder temporal y el eclasiástico
debieron estrechar filas en defensa de sus dogmas.
A pesar de las rupturas que entrañó,la escritura fue a menudo criticada por los
mismos que la utilizaban. En 5 y su Carta VII,Platón se refiere a ella en términos
severos,
considerándola un modo inhumano y mecánico de procesar el conocimiento,insensible a
62
las dudas y destructor de la memoria. En 5 ,lo que vale para Sócrates es el discurso
que está escrito con los caracteres de la ciencia en el alma de quien estudia,por ser el
único capaz de defenderse por sí mismo,y que sabe hablar y callar cuando corresponde.
Platón se pliega a este enfoque aun sabiendo que el desarrollo del
pensamiento filosófico dependía cada vez más de la escritura,
como que él mismo escribiría miles de páginas.
También para los la escritura mata la memoria,y no transmite la vivencia del
pasado por faltarle el calor de la voz humana. A partir del siglo X,los círculos cultos del
Africa negra fueron progresivamente islamizados,proceso que incluyó la introducción del
alfabeto árabe. Pero si bien c( ) dio a la escritura su título de nobleza,no pretendió
suplir a la voz por la vía de la lectura silenciosa,ya que debía ser leído en público,versículo
por versículo. La misma etimología de la palabra "corán" ponía el énfasis en la lectura en
voz alta,no en la escritura. En el siglo XIX se difundió el alfabeto latino,traído por los
colonizadores europeos,pero éste,al igual que la escritura árabe,no revolucionó en
absoluto la vida social. Tampoco se confió a
ninguna de ellas la custodia de lo más valioso de la tradición oral,como sí ocurrió en Africa
del Norte y en Europa. La falta de una escritura propia al sur del Sahara no debe tomarse
como una ausencia de civilización,ya que estos pueblos fabricaban el hierro,el bronce y el
vidrio,acuñaban monedas de oro y plata,hilaban la lana y el algodón,realizaban hermosas
esculturas en terracota,ébano,bronce y marfil y poseían una rica literatura oral,que persiste
hasta hoy. Hay quien dice que contribuyó a esta carencia el clima sumamente húmedo,que
corrompe en poco tiempo lo orgánico,así como la escasez de piedras donde realizar
inscripciones. En lugar de la escritura desarrollaron el lenguaje del tambor,que como
medio de comunicación es superior: va más rápido que un mensajero a caballo,y puede
transmitir un mensaje de un modo simultáneo a un gran número de personas,con mayor
velocidad que el teléfono y el telégrafo. En tal sentido,recién sería superado en este siglo
por la radio. En tanto conforma un sistema codificado de signos,se podría considerar al
lenguaje del tambor como una escritura. Los tambores parlantes,como se dijo,no utilizan
una especie de alfabeto Morse,sino que reproducen la lengua en forma inmediata y
natural,por lo que resulta inteligible para toda persona que tenga la práctica suficiente. En
el viejo imperio de Ghana,los tamborileros oficiales solían realizar un proceso formativo de
hasta diez años,en los que aprendían a contar mediante toques largas epopeyas,con lo
que el tambor,
que es viento,se casó con la historia,que es permanencia.
En Asia,la cultura paquistaní conoce la escritura desde el más remoto pasado,y la
utilizó en distintos períodos de su historia para registrar sus tradiciones,pero el modo de
transmisión fue siempre oral. Los versos que se escribían no eran para ser leídos,sino
para ser cantados con el acompañamiento de los instrumentos musicales propios de cada
región.
Desde tiempos muy antiguos se desarrollaron en América elementos iconográficos
para auxiliar la memoria,que tenían la función de hacer cuentas,fijar fechas,señalar
caminos y peligros,etcétera. Ya en el año 5O de nuestra era había tomado forma la
escritura maya,la más cercana a lo que hoy se define como un sistema de escritura.
Contaba con 35O símbolos principles,los que podían combinarse con otros tantos signos
secundarios,produciendo así una multitud de signos sumamente complejos. Hacia el año
63
l4OO,se desarrolla la escritura náhuatl.Señala Dora Pellicer que ambas contaban con
numerales,
logogramas,determinadores fonéticos y semánticos. Estos pictogramas-signos no sólo
representaban ideas sino también sonidos o conjuntos de sonidos,lo que suponía tanto la
capacidad de reconocer las partes de las palabras como de establecer homofonías entre
esas partes y otras palabras (3). Tanto los mayas como los mixtecos y los aztecas tuvieron
libros sagrados,los códices,hechos de láminas de papel de amate o de piel de venado
dispuestas en forma de biombos de pequeñas proporciones y resguardados en sus
extremos por cubiertas de madera. Mediante líneas y colores se registraban en ellos los
mitos,los acontecimientos históricos y las conquistas de la ciencia astronómica,así como
cuestiones de orden práctico,tales como censos y tributos. También se han considerado
formas de escritura,entre otras,los sellos cilíndricos y planos de Ecuador y Colombia,los
quechuas y los aymaras,las telas pintadas (tokapus) del Perú,los signos
volcados en porotos pallares por los mochicas,las o de Bolivia y las
tablillas de la Isla de Pascua. Los se armaban con nudos y cordeles,a los que el
color añadía significados precisos. Guamán Poma afirma que,
a los fines administrativos,el equivalía al alfabeto,por conformar un eficaz
instrumento de comunicación para un ámbito territorial tan extenso como el del imperio
incaico. Su aseveración de que la primera parte de su (
había sido
transcrita en parte de textos se ve apoyada por la estructuración en capítulos de
dicha obra. El censo de la población y su división en diez categorías de edad y utilidad, las
actividades del año,las fiestas y su financiamiento,e incluso la historia inca,se cuentan y
disponen conforme a reglas que corresponden a los . Según algunos cronistas,
éstos se transcribían alfabéticamente y también en imágenes gráficas,como las que se ven
en la obra de Guamán Poma (4).
Aunque el Concilio Provincial de Lima decretó su extinción en l583,así como la tenaz
persecución de los expertos que los manejaban (los ),los mismos habrían
llegado hasta el final de la época colonial. Refiere Fray Martín de Murúa en c
c
c c que con ellos se contaban las sucesiones de los tiempos y reinados,se
consignaban las cualidades personales de cada inca y otros datos de los que se ocupan
los libros.
La quema masiva de los códices (sólo quedaron 22 códices que se consideran con
certeza prehispánicos: 3 de la cultura maya,4 de la nahua,9 de la mixteca y los 6 que
conforman el llamado Grupo Borgia),así como la introducción no menos violenta de la
escritura alfabética de caracteres latinos por la Conquista hispánica,interrumpieron el
proceso evolutivo de las escrituras americanas. Más que de un préstamo cultural,se trató
de un instrumento de dominación,que si bien conservó el código de las lenguas orales o
con otro tipo de escritura,
subvirtió los significados,imprimiéndoles una pátina occidental y cristiana y alejándolos de
sus propias matrices simbólicas. O sea,la escritura alfabética jugó un papel de aculturación
y evangelización,coadyuvando a la destrucción de las religiones indias y de lo mejor de su
pensamiento y su cultura. Si bien la misma se utilizó también para dejar un registro de esas
civilizaciones,la empresa estuvo la mayor parte de las veces controlada por la Iglesia,la
que sepultaba así en el silencio lo que no le convenía,o lo modificaba para acercarlo más a
su visión del mundo e intereses evangélicos. Claro que hubo casos de real apropiación de
64
la escritura alfabética por los indígenas,a la que se combinaba a menudo con jeroglifos y
pictografías y se situaba fuera de todo control eclesiástico. Pertenecen a este campo las
. y los ,
c de origen náhuatl,maya,zapoteco,
mixteco y otomí,entre otros. Mención aparte merece el (c÷,en el que el alfabeto
latino se convirtió en un valioso instrumento de la resistencia cultural maya,al dar una
visión más auténtica de su pensamiento y su historia,así como de la tragedia que se había
abatido sobre dicho pueblo.
Cabe destacar que la escritura no fue inventada por razones literarias,sino
prácticas,como hacer leyes y cuentas. Si ya de por sí encierra tiránicamente al viento de la
palabra en el campo visual,ello se agrava cuando se trata de leyes,las que al fosilizarse
con el paso del tiempo se vuelven más tiránicas,y a menudo para renovarlas algunos
deben morir. Desde su misma aparición en la Sumeria temprana,la escritura fue utilizada
para congelar las normas jurídicas,suplantando a esa materia más maleable que es la
costumbre. Los griegos avanzaron bastante por este camino,pero fueron sin duda los
romanos los que utilizaron la escritura y la lógica analítica para echar las bases de un
orden jurídico complejo y minucioso que persiste hasta hoy,y que se expandió por América
y otras partes del mundo,entrando en colisión con los distintos derechos consuetudinarios
y generalmente dominándolos. La escritura no tardó también en convertirse en un
c . Las órdenes se dan por escrito,o los escribas del poder las fijan en
tablas,bronces,ladrillos,piedras,papiros,
pergaminos y más tarde en papel. Además de redactarlas,estos escribas al servicio del
poder político se ocuparon de descifrar y reinterpretar lo ya escrito,para ceñirlo más a la
voluntad de su señor que a la verdad,aun cuando para ello debieran forzar en la glosa el
espíritu del texto. También desde un principio la escritura se puso al servicio de lo
sagrado,o de las castas sacerdotales que convalidan el orden político o lo detentan. Aún
más,fueron los sacerdotes de la Mesopotamia y Egipto los que desarrollaron esta técnica
en los templos,pensando en incrementar así el poder de su palabra,
divinizándola. El cccK del antiguo Egipto dice de sí mismo que procede
de Thoth,el dios de la palabra. Llama también la atención que la escritura se orientara
tanto en esta civilización hacia el culto de los muertos,pues al citado libro cabe añadir los
,0ccc ) y los ,0ccc&
. En China,la escritura sirvió en
un principio para comunicarse con la divinidad; luego se la usó para registrar y comunicar.
Entre los etruscos,la escritura parece haber tenido un valor más religioso que
contable,desde que estaba reservada a la clase sacerdotal. Fue esto lo que llevó a Lévi-
Strauss a sostener que la escritura parece favorecer la explotación de los hombres antes
que su iluminación. Así,en , c
escribe: "Si mi hipótesis es exacta,hay que
admitir que la función primaria de la comunicación escrita es la de facilitar la esclavitud. El
empleo de la escritura con fines desinteresados para obtener de ella satisfacciones
intelectuales y estéticas es un resultado secundario,y más aún cuando no se reduce a un
medio para reforzar,justificar o disimular el otro." (5)
La oralidad,comparada con la escritura,resulta reiterativa y alineal,aunque esta
alinealidad fue en parte eliminada por pictografías y sistemas de signos aún no fonéticos
cuya función era establecer al relato un orden secuencial. La escritura es más reflexiva por
la lentitud misma del proceso,el que resulta unas diez veces más lento que el habla
normal,y también por la posibilidad que brinda de corregir,seleccionar la palabra más
65
adecuada,interpolar,
reescribir. En la oralidad no hay revisión. Lo que se dijo,
queda dicho,por más que luego se lo rectifique. El riesgo de quien habla es mayor,pues el
intento de corregir un error destacará algo que para los oyentes puede haber pasado un
tanto desapercibido. La redundancia cumple en la oralidad una función importante,en la
medida en que permite al oyente registrar hechos que en su primera referencia pudieran
habérsele escapado,y que de no ser por este recurso dejarían lagunas en la comprensión.
De ahí que las reiteraciones pasen más por el hueso del relato que por lo superfluo: se
enfatiza lo medular. Claro que también las repeticiones pueden tener que ver con una
simple cuestión de estilo,o con ese anclaje en la cultura que es la fórmula. En la
escritura,basta retroceder para comprender lo que se pasó por alto en una primera lectura
por falta de concentración. En el caso de los tambores parlantes del Africa,la redundancia
es mucho mayor,pues se precisan ocho veces más "palabras" que las que utiliza la lengua
hablada.
Como se dijo,el propósito inicial de la escritura no fue sustituir al sonido por lo
visual,sino reforzar la oralidad,
liberando a la mente del agotador esfuerzo de memorizar,lo que en muchos casos (como
en buena parte de los textos sagrados)
debía hacerse oración por oración. Toda esa energía podía canalizarse ahora hacia la
creación por la palabra. Claro que se inició así el debilitamiento de la memoria,proceso
que se acentuó con la imprenta para culminar en esta época de la electrónica y los
grandes bancos de datos,en la que dicha facultad quedó reducida a una mínima expresión.
Son ya escasas las personas que,a título de ejemplo,puedan recordar siquiera diez
poemas completos,y hasta los poetas precisan leer su propia poesía. Nos cuesta aceptar
hoy que extensas epopeyas de varios miles de versos hayan podido transmitirse durante
siglos por medio de la oralidad,hasta ser recogidas por la escritura.
Pero tal declinación de la memoria,que es uno de los pilares de la oralidad,no
implica la muerte de ésta última,la que a pesar de estar dominada por la escritura sigue
jugando un importante rol. Aún subsisten muchas culturas a las que Walter Ong califica de
"verbomotoras",en que las palabras habladas continúan desempeñando un papel
considerable en la interacción personal,con procedimientos que sobrevaloran y hasta
fetichizan la retórica. Así,la compraventa en un bazar del Oriente o del Africa del Norte no
es una mera transacción,
sino un duelo cortés,un ritual donde lo que cuenta es el ingenio desplegado,como en las
mejores manifestaciones de la agonística oral (6). Es que estas culturas utilizaron la
escritura sin renunciar al cultivo de la oralidad,y sin caer en consecuencia presas de un
prejuicio caligráfico y tipográfico que les impidiera comprender la importancia de esta
última y la gran riqueza de sus técnicas. En el mismo Occidente existió,por lo menos hasta
el siglo XIX,la idea de que todo texto valioso debía ser leído en voz alta para que cobrara
vida,y de ahí el gran cultivo que se hizo de la oratoria y la recitación. Es en el siglo XX
cuando se acentúa el prejuicio tipográfico,hasta el punto de que incluso cuando se habla
de retórica se hace más referencia al arte de escribir correctamente que de hablar bien.
Algunas religiones
mantienen en la oralidad ciertas normativas,descartando la escritura. Así,para el , -
libro que codifica tradiciones orales-,confiar a la escritura las 1 (reglas de conducta
66
práctica) es como arrojar la , al fuego. Para los tutsis de Ruanda el conocimiento
espiritual venía exclusivamente de la Palabra y no de lo escrito,donde la interpretación,a
su juicio,no podía ser jamás definitiva,y de ahí que para sus códigos sagrados la escritura
estuviese proscripta. Los sacerdotes tutsis eran bibliotecas vivientes. Cada uno de ellos
podía recitar millares de versos sin errores,sin sustituir una palabra por otra. Tampoco los
historiadores apelaban a la escritura,lo que parece un contrasentido si se piensa,como en
Occidente,que es la escritura lo que funda la historia,al marcar su frontera con el mito y la
leyenda. Los genealogistas recitaban sin vacilar los parentescos reales de l8 reinados. El
ritmo permitía fijarlos a la memoria,y las academias vigilaban con celo la integridad de los
textos (7). También se señala que Jesucristo,que sabía leer,no dejó a sus discípulos libro
alguno,y que hasta el día de hoy en muchos sitios tanto c ÷ como c ( )
continúan siendo aprendidos mediante recitaciones salmódicas y ritmadas.
Al margen de los avances que significó la escritura,la cultura del manuscrito
continuó siendo eminentemente oral,y no sólo porque muchos de sus contenidos quedaron
fuera de la escritura (como el grueso de la literatura oral),sino porque ésta se usó como un
método para poner el conocimiento en circulación,pero los manuscritos eran leídos por lo
común en voz alta y en grupo. Incluso cuando se los leía a solas,se lo hacía en voz alta,lo
que ayudaba a memorizarlos. La memoria siguió jugando con ellos un rol importante,pues
a diferencia del libro que uno tiene en su casa o está en una biblioteca pública al alcance
de todos,los manuscritos eran escasos,de difícil acceso y no podía manoseárselos
mucho,pues se destruían. Los mismos libros tomaron en un principio la estructura de la
oralidad,por más abstracto que fuera el tema. Así,Santo Tomás de Aquino organizó su
&c ,
con dicha estructura,y siglos después vemos a Bocaccio y Chaucer
montar ficciones en las que hombres y mujeres se cuentan historias entre sí,creando la
ilusión al lector de que se trata de un oyente más. Sin la activa presencia de narradores
orales que aún entretenían a vastos auditorios,obras como cu
y
(c c ( no hubieran existido. Hasta finales del siglo XVIII,señala Milan
Kundera,de Rabelais a Sterne,el eco de la voz del narrador no dejó de sonar en las
novelas. Al escribir,el escritor "hablaba" al lector,se dirigía a él,lo insultaba y halagaba. A
su vez,leyendo,el lector "escuchaba" al autor de la novela. Al comenzar el siglo XIX,la
palabra del autor comienza a desaparecer tras la escritura,lo que no implica que la estética
de la oralidad no siga impregnando hasta el día de hoy ciertos textos valiosos,marcándolos
con su respiración diferente,que modifica las reglas de puntuación (8). La psicodinámica
de la escritura,afirma Walter Ong,maduró muy lentamente en la narración,hasta llegar a
obras como el 5'c:1 de Joyce,irreproducible por el sistema del manuscrito,a
causa de su ortografía tortuosa y los usos idiosincrásicos de las palabras (9). Otro extremo
es la poesía abstracta,en la que mucho depende de la ubicación de los versos en el
papel,y más si se trata de un caligrama. Ni siquiera la invención de la imprenta significó en
lo inmediato una ruptura con la oralidad,pues ya vimos que en Occidente hubo que
esperar hasta el siglo XIX para esto,y en buena parte del mundo periférico lo auditivo no
ha sido aún totalmente desplazado por lo visual.
La invención de la tipografía o impresión con caracteres móviles por Gutenberg en
l44O (aunque su impresión de la Gran Biblia Latina data de l455) es un hecho que habría
de tener una fundamental importancia,no sólo para la historia humana en general,sino
para la literatura occidental en especial,pues los relatos épicos y la poesía lírica
67
empezaron a transvasarse en forma creciente a la misma,hasta fundar,siglos después,el
actual concepto de literatura e imponerlo sobre la oralidad,la que resultó así marginada.Ya
en el año lO5 de la era cristiana el eunuco Ts'ai Louen había presentado al emperador de
la China la invención del papel,a lo que siguió en ese mismo imperio la invención de la
tinta,en el año 4OO. El papel se empezó a fabricar en el año 75l en Samarcanda,pero
llegó a España,traído por los árabes,recién hacia 95O,aunque no se generalizó su
fabricación en Europa hasta el siglo XII. La escritura gótica se crea en el año l2OO,la que
viene a remarcar con la belleza de sus caracteres y los colores con los que se la ilumina el
valor de lo escrito,que pasa a ser-si no lo era ya- signo de lo verídico e irrecusable. Contra
el "está escrito" no cabe apelación,por asemejarse a la voz de Dios. Esta congelación del
pensamiento por la escritura manuscrita precedería así al congelamiento de la tradición
oral por la imprenta,cuya preferencia inicial por los caracteres góticos busca quizás
mantener en la multiplicidad de copias el prestigio del que gozaba el manuscrito. Al fin de
cuentas,el manuscrito,por su misma unicidad,podía ser modificado,admitía
tachaduras,agregados,enmiendas,y era frecuente que se hiciera esto en los conventos,por
lo que rara vez alcanzaban la condición de acabados. La imprenta vuelve a dicha tarea
materialmente imposible,a menos que se realice una nueva edición. Pero ni aun así,pues
por la misma fetichización de la palabra que produce la imprenta,la enmienda será vista
como una adulteración y,de tocar el dogma,hasta como una herejía.
En relación a la cultura de la imprenta,la cultura del manuscrito es intensamente
audio-táctil,pues da una mayor participación a los sentidos y se produce con el cuerpo. No
significa aún la despersonalización del pensamiento,desde que los caracteres gráficos
hablan por sí mismos,añaden a las palabras sentidos que una ciencia,la grafología,permite
descifrar con bastante aproximación. El temblor de una letra puede revelar un estado
emocional o una salud deteriorada. La letra desmañada o pulcra está expresando un estilo
anterior y a menudo diferente del literario. La letra impresa eliminará este tipo de
mensajes,y al extenderse al discurso literario completará su alejamiento del ritual,de esa
situación existencial en la que dos o más cuerpos producen sentidos por la vía del
intercambio. Del sujeto que narra no quedará ya nada visible,directo; será preciso
imaginarlo a través de las palabras,aunque todo lleva más bien a olvidarlo en aras de la
historia que se narra. Esa parte del relato constituida por la presencia de un gran intérprete
y el clima que crea su puesta en escena se esfuma así en la abstracción de los signos,al
igual que el tono de la voz (es imposible pronunciar una frase sin entonación alguna),en el
que se cifra buena parte de la emoción que transmite la palabra y de su verosimilitud. Para
facilitar el registro y difusión de un texto,se lo congeló y empobreció en lo comunicacional.
A causa de esto Roa Bastos manifiesta que su literatura está muy influida por la oralidad,y
que por dicha razón la palabra no tiene para él la fijeza cadavérica de la escritura.
Como se dijo,la literatura escrita toma forma en Europa a partir de la invención de la
imprenta,más que de la escritura alfabética en sí,al margen de los registros de este tipo
realizados en siglos anteriores con diferentes escrituras. La imprenta,a diferencia del
manuscrito,incorpora a las lenguas romance y a los relatos y poemas creados con ellas,sin
que esto implique un reconocimiento de lo popular. Su interés se centró más bien en la
poesía épica aristocrática que había dado origen en plena Edad Media,en la Francia
septentrional,al llamado ciclo de caballería.
La imprenta terminó de separar la palabra del sonido,
68
proceso que había empezado ya con el manuscrito,para tratarla como una cosa en el
espacio,es decir,como un objeto visual. La voz humana dejó de ser así la única
manifestación de la lengua y por lo tanto base y condición necesaria de la literatura; voz
que era expresión de todo un cuerpo que respaldaba a la idea. Por eso durante siglos la
lectura se había realizado sólo en voz alta. San Agustín afirma que su maestro Ambrosio
fue el primero en practicar la lectura silenciosa,sin mover los labios. La lectura en familia y
pequeños grupos fue común hasta hace unas décadas,cuando la radio y la televisión la
suplieron. El relato,empaquetado y echado a circular sin la intervención directa del autor o
intérprete,devino un objeto industrial sujeto a apropiación,una mercancía reproducida miles
de veces por medios mecánicos. Como se vio antes,la oralidad suele admitir en ciertos
casos un derecho de propiedad sobre un texto a la persona que lo creó,pero esto se
traduce en un reconocimiento colectivo o en la necesidad de solicitar una venia (que
siempre se otorga),no en un reclamo pecuniario. Entre el autor y el público (relación ahora
impersonal,pues el lector está ausente cuando el autor escribe,y éste se halla también
ausente cuando el lector lee, lo que equivale a decir que no se confrontan en un mismo
instante) surge una nueva figura,el editor,quien reemplaza al mecenas. El elige la
tipografía y controla el proceso técnico,
reservándose con exclusividad el derecho a producir copias. Si alguien lo hace sin su
autorización,será castigado por la ley,
aun cuando la reproducción sea parcial. Lo que en la era del manuscrito constituía una
tarea meritoria y un homenaje al autor,será ahora un delito de defraudación,ya que la
creación de los derechos autorales convirtió a los textos en propiedad privada. Hay quien
lamenta que se haya perdido la costumbre de copiar. Lo que interesaba en estos casos no
era tanto el texto copiado,sino las glosas y variantes que se le introducían,las que
renovaban a la escritura con un procedimiento semejante al del sistema oral,impidiendo o
retardando su caducidad. Se sabe que toda escritura fija la palabra,pero esto puede ser
atenuado en buena medida mediante la interpretación,recurso que resemantiza el
texto,produciendo una lectura diferente,que ilumina aspectos distintos. Hasta los libros
sagrados fueron siempre objeto de lecturas subversivas,tildadas de herejes y castigadas a
menudo con severidad. Es que todas las culturas trabajan a partir de un acervo tradicional
anónimo,en el cual el intérprete introduce su propia inspiración y una capacidad
combinatoria,así como elementos formales. En los autores españoles clásicos
encontramos obras enteras que se repiten,y antes que ellos los cantores de gesta del
Medioevo trabajaban su versión sobre la base de versiones anteriores,razón por la que
nunca se asumían como autores,a diferencia de los juglares líricos,que solían firmar hasta
poemas de una cuarteta. La noción de plagio se desarrolla recién con la imprenta,porque
viene aparejada al concepto de originalidad,entendido ya como creación personal tocada
por el genio y no como un anclaje en el origen,en una identidad comunitaria. Tal corte con
la tradición tiene un sustrato romántico,en la medida en que cada texto es concebido como
algo único,independiente de los que le precedieron. La cultura del manuscrito,en
cambio,estaba dominada por la idea de que los libros consignaban un acervo común o en
todo caso de una élite intelectual,más que de alguien en especial. O sea que se podría
afirmar que la imprenta contribuye a concebir a la cultura como un conjunto de bienes
personales más que como un patrimonio social,y a tornar más drástica y excluyente esa
vieja separación entre los que dominaban la escritura y los que no,que eran la gran
69
mayoría. Saber escribir es uno de los primeros instrumentos de distinción social,y no
saber,de descalificación intelectual,
por lo que la palabra "analfabeto" irá así acrecentando su carga negativa. Sin la
imprenta,dice Walter Ong,no hubiera sido posible el Renacimiento,como tampoco la
Reforma protestante,el desarrollo capitalista y la explotación del mundo (lO).
La imprenta generalizó la escritura,aumentando el número de lectores,y también el
de escritores independientes que podían vivir de su pluma. Al difundir el conocimiento
como nunca había ocurrido antes en la historia de la humanidad,
cambió la vida cotidiana y política: el libro pasó a ser un objeto peligroso,desestabilizador
de las estructuras de poder.
Si bien el descubrimiento de la escritura motivó un progresivo
enriquecimiento del vocabulario,la imprenta lo potenció hasta la abundancia,como sostiene
Walter Ong (ll). También potenció en el marco de cada lengua la creación de códigos
distintos de los orales,otra cosa que había generado ya la escritura.Es por eso raro que
alguien hable de la misma forma en que escribe,
con las mismas palabras. Términos que pasan por normales en un cuerpo de
escritura,podrían considerarse afectados o pedantes en el discurso oral. Este fenómeno se
agravó en los últimos tiempos,en los que el vocabulario práctico se ha empobrecido en
forma alarmante. Así,del millón y medio de palabras que circulan por la escritura en lengua
inglesa,un hablante puede utilizar sólo cinco mil,y aun menos.
Pronto la literatura por antonomasia pasó a ser la escrita,hasta el extremo de
parecer un contrasentido hablar de literatura oral. Pero tampoco basta el manuscrito,que
resulta
hoy de fácil acceso a los sectores populares. A la literatura
se entra sólo con el texto impreso,que deviene la forma más plena y paradigmática del
mismo. Con la letra impresa la gramática (a la que alguien calificó como policía del
lenguaje) se fortaleció,enseñoreándose definitivamente de la cultura ilustrada y
condenando desde ella el mal estilo (oral o escrito) de los sectores populares,con lo que el
artificio terminó de desplazar a la palabra. Ya no importará tanto nombrar el ser profundo
de las cosas,sino mostrar destreza en el manejo del lenguaje,aunque ese discurso nada
nombre,por volverse sobre sí mismo.
Hoy escritura y oralidad representan no sólo dos sistemas de comunicación,sino
también dos mentalidades inconciliables,
que no se comprenden mutuamente,como lo pone en evidencia la desvalorización de la
oralidad que alienta la escritura. Es que este sistema sólo evalúa los textos (por lo general
mal transcriptos y peor traducidos) que produce la oralidad,y al compararlos con los suyos
los encuentra imperfectos,carentes de rigor expresivo,lo que será en alguna medida cierto
si se reduce el sistema de la oralidad a la pura palabra y se ignora todo el contexto ritual
en que se manifiesta,la eficacia alcanzada con sus elementos semánticos no lingüísticos.
Es por esto que la oralidad fue considerada una subliteratura y entregada a los
antropólogos y especialistas de folklore,
quienes la cosificaron con una escritura desmañada,sin ver que ellos mismos fabricaban
esa pobreza expresiva,al no tomar en cuenta en el pase de la oralidad a la escritura y de
una lengua a otra,en el caso de las literaturas indígenas,los aspectos estéticos. El mismo
congelamiento al que somete la "ciencia" del folklore a la cultura popular coarta el proceso
70
de retroalimentación,y con él la dialéctica renovadora que éste genera.
NOTAS
c
c c
c
CAPITULO VI
71
LITERATURA POPULAR Y LITERATURA ELITISTA
NOTAS
83
l) Cf. Arnold Hauser, c c c c c c c c c c c c c c ,Madrid,Ediciones
Guadarrama,TºI,l964; p. 8l.
2) ; pp. 82-83.
3) ; p. 89.
4) ; p. l93.
5) ; p. l9O.
6) Cf. Ramón Menéndez Pidal,
c! cc! ,
Madrid,Espasa-Calpe,l983 (8ª ed.); pp. l6 y 24O-24l.
7) ; p. l97.
8) Cf. Arnold Hauser,"c.; p. 26O.
9) Lúdovik Osterc,"El Quijote y los libros de caballería",
en ,Nº l95,México,diciembre de l987.
lO) Augusto Roa Bastos (Comp.), c c,
México,Siglo XXI,l98O (2ª ed.); p. l4.
ll) Cf. Vine Deloria,cc ,New York,Delta Book,l973;
capítulos 3,7 y 8.
CAPITULO VII
NOTAS
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CAPITULO VIII
DE LA POESIA AL DRAMA
En el abordaje del tema de la poesía,se hace preciso señalar que la misma no puede
correr aparejada a la noción de verso,
como algo opuesto a la prosa. La distinción entre verso y prosa nada tiene de
"natural",pues proviene de la herencia greco-latina y se asocia a la idea de metro,la que
por estar ligada a la escritura dejaría a la oralidad fuera de la poesía. En consecuencia,la
misma no es universal,y menos después de las vanguardias,de que que Rimbaud y
Mallarmé quebraran el viejo pacto entre el lenguaje y el mundo de las cosas y César
Vallejo prosara sus c . En el Africa negra no existe una diferencia
sustancial entre la poesía y la prosa,pues ambas se sostienen en la pujanza del ritmo. El
poema sólo es una prosa de ritmo más vigoroso y regular,nos dice Janheinz Jahn (l). Y al
parecer,en los viejos tiempos de este continente la separación era aún menor o
directamente no existía,pues toda narración poseía un ritmo fuerte,que la convertía en
poema. Se apelaba todavía más a una tensión dramática sostenida por la repetición de
gestos,melodías y sobre todo de frases que se tornaban en c y que no afectaban
el progreso de la acción,sino que lo favorecían. O sea,la narración en prosa no teme en
Africa,como afirma Senghor,hacer un uso alternado de palabras y figuras verbales
descriptivas basadas en la repetición de fonemas,recurso de naturaleza poética (2). Esta
poesía cantada,de carácter narrativo y social,que poco sitio dejaba a la subjetividad del
cantor,se dividía en casi todos los casos en varias formas o especies. Los yorubas,por
ejemplo,reconocían en su tradición once especies de poesía cantada.
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Se podría decir que en cierta forma la versificación es una violencia que se ejerce
sobre la lengua,un artificio que se acrecienta con la adopción de la rima y el metro,hasta
terminar sacrificando o condicionando su nivel de profundidad. Tampoco la rima es un
fenómeno universal. Aparece tardíamente en el latín de iglesia,de donde pasó al francés y
otras lenguas occidentales. Una semejanza sonora sugiere siempre una semejanza de
sentido,pero a menudo esta última es inmolada a las necesidades de la rima,con lo que la
significación deja de ser real para volverse aparente,agotándose en lo puramente lúdico.
No se puede decir lo mismo de los otros recursos fónicos,como las aliteraciones
(repeticiones de consonantes en las primeras sílabas de distintas palabras),las asonancias
(repetición de letras que tienen el mismo sonido en el medio o al final de palabras
diferentes,y que puede darse por vocales,
por consonantes o por la unión de ambas) y homofonías,que en mayor o menor medida
estuvieron siempre en las composiciones poéticas. Así,por ejemplo,se destaca el uso
insistente de la aliteración en la antigua poesía escandinava.
El ámbito de lo poético parece quedar definido por la fuerza expresiva de la
palabra,la que es condensada para alcanzar una mayor significación,sembrada de
metáforas y sobre todo pronunciada con el tono adecuado. El poema es un "artefacto",una
obra similar a la pintura y la escultura,pero de carácter sonoro. No debe ser confundido
con los trazos de escritura con que se lo registra,pues si se lo graba en un cassette de
audio o de video no dejará de ser tal. Sólo en algunos casos su imagen gráfica deviene
una parte integrante de la forma definitiva,como en los ideogramas y los caligramas
Pero esta concepción bastante difundida por la geografía y la historia del mundo fue
en cierto modo descalificada por las vanguardias literarias y en especial por el formalismo
ruso,al proclamar la total autonomía de lo escrito frente a la expresión oral.
Reconoció,sí,que hacer poesía es poner al lenguaje en un primer plano,llamar la atención
sobre la relación que establecen las palabras dentro de esa unidad acabada que es el
poema,pero se equivocó al consignar que éste bien puede -y debe,por fidelidad al arte-
prescindir de todo mensaje,de las circunstancias que lo determinaron y del proceso
histórico de la cultura en el que se inscribe,para imponer la forma como la única y
exclusiva causa de la experiencia de lo bello,y no tan sólo como un ingrediente esencial.
De acuerdo con la definición de Jakobson,lo "poético" designa un tipo de mensaje que
tiene como objeto su propia forma,y no sus contenidos. Se propugna así un decir que no
dice,un vaciamiento del social,el destierro de las otras funciones del lenguaje (las
que lejos de molestar,podían añadirle belleza o asegurar la eficacia de ésta) e incluso de
la voz,para entronizar los sonidos interiores,y con ellos la más pura subjetividad.
Cabe destacar que la preocupación por la forma en la poesía no es en modo alguno
un legado moderno. Nació ya en el sistema de la oralidad y se acrecentó con la
escritura,que puso un mayor énfasis en la rima e instituyó el metro. Señala Menéndez
Pidal que las canciones de gesta francesas eran relatos de mayor vuelo literario que los
que se producían en esa misma época en España,por la importancia que los juglares
daban a lo formal. Ya en el siglo XII comenzaron a desechar el asonante para adoptar la
rima perfecta,entonces corriente en poesías de otra índole. Un ejemplo de ello estaría
dado por la (c c .,que en la primera versión que se conoce tenía 4.OO2
versos asonantados. Las refundiciones que a partir del siglo XII se hicieron de este poema
fueron convirtiendo progresivamente las asonancias en consonantes e introduciendo un
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metro regular o casi regular,a la vez que se libraban a un refinamiento cada vez mayor y
ampliaban los episodios. El número de versos creció así a 5.5OO,y luego a 8.33O y 8.88O
(3). Por el contrario,los juglares épicos castellanos aún seguían practicando la asonancia y
el metro irregular en el siglo XV,sin perder su prestigio en las cortes. Usaban siempre un
verso meramente rítmico,de muy desigual número de sílabas,
descuidando los aspectos técnicos (a los que consideraban trabas inútiles) para alcanzar
una audiencia más vasta (4). Cuando el espectáculo juglaresco fue cediendo sitio a la
lectura privada,más exigente y analítica,se incrementó la preocupación por la forma,como
se advierte en las obras de San Millán de Berceo,el más perfecto juglar de clerecía.
En Occidente se generalizó la distinción entre poesía épica y lírica,que no
existe,por ejemplo,en China. A pesar de que la poesía tiene allí más de tres mil años de
antigüedad,no se compusieron poemas épicos. Sus cantos no exaltan la guerra y ni
siquiera se refieren demasiado a ella. Cuando lo hacen,es
para lamentar sus consecuencias y condenarla. Lo que produjo dicha civilización a lo largo
del tiempo fue una lírica de gran sabiduría y calidad formal. Podría decirse que la lírica
se caracteriza por su musicalidad y por expresar sentimientos personales,razón por la cual
ya desde la época de los juglares las composiciones de este tipo eran por lo común
firmadas,
aunque no pasaran de diez versos,lo que revela su carácter cortesano. La poesía épica,en
cambio,suprime o relativiza el punto de vista personal. Se trata de una poesía narrativa,
social y de carácter heroico,que cuenta un hecho considerado
objetivo y cuya mejor cristalización es la epopeya. Lo que marca el carácter lírico de una
composición es el tono,más que la materia; tono que también se diferencia en la música
que lo acompaña. Puede así referirse a acontecimientos de carácter épico,pero no para
narrarlos,sino para usarlos como factores de un estado sentimental. Así,entre los nahuas
había poemas de carácter heroico,que narraban con objetividad hechos tenidos por
ciertos,pero acompañados por una música y un tipo de baile que los alejaban del tono
épico. La poesía lírica registra múltiples formas,como el soneto (del italiano
,pequeño son),el germánico (aunque a menudo su contenido es
narrativo,pertenece a la lírica),la balada (que evoca etimológicamente a la danza),la oda
(que tiene un contenido musical,pero con una marcada tendencia a la meditación y la
búsqueda de lo sublime,por lo que resulta el género más noble de la lírica occidental),la
elegía (oda meditativa o descriptiva,de carácter sombrío o melancólico) y el madrigal. A
estos géneros fundamentales se pueden añadir la poesía religiosa (que suele tomar la
forma de himno),la poesía lúdica (acrósticos,palindromas,lo burlesco y grotesco),la poesía
funcional,la poesía aforística o sentenciosa,etcétera.
Separar a la palabra de la voz (y con ella de toda la cultura de la oralidad) para sacralizar
el texto es distanciarla del canto,e incluso situar al canto en la zona marginal de la
poesía,en el no-prestigio de lo popular,lo que selló su alejamiento de las mayorías,su
encerramiento en lo críptico. Para los guaraní,cantar es la mejor forma de decir.
El 8 es palabra que se canta,se danza y se acompaña con instrumentos
musicales (los hombres con el 1),y las mujeres con el 1). Estos cantos no
conforman un solo género,sino al menos dos,según observó Egon Schaden: los / o
cantos profanos,que acompañan la vida cotidiana,abarcan distintos temas (canciones de
cuna,diálogos imaginarios entre animales,imitaciones de animales y sus
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costumbres,etcétera) y pueden ser escuchados por los extraños,y los o cantos
sagrados,también conocidos como ,que forman un todo indivisible con la música y
la danza. Estos últimos pueden a su vez subdividirse en los c ,pequeños cantos
sagrados compuestos con finalidad mágica,para conjurar un peligro,
agradecer la buena caza,etcétera,y los c ,los verdaderos cantos sagrados,en los
que las palabras resultan a menudo ininteligibles aun para quien las pronuncia,lo que no
es de preocuparse,pues se sabe que las mismas son de origen divino y el cantor no es
más que un "prestavoz" de ese lenguaje luminoso (5).
También para los aztecas la poesía era fundamentalmente canto. En efecto,
significa canto,y no había una poesía diferenciada de él. El o poeta era un
forjador de cantos. Estos iban desde lo religioso y sentencioso a la exaltación de la
primavera,la amistad y las cosas bellas de la vida,pasando por tres tipos de poemas
épicos dialogados por varios recitadores.
Entre los zapotecos prehispánicos,casi toda la creación literaria de los
$'0' fue cantada durante las danzas,con el acompañamiento de instrumentos
musicales (flauta,tambor,sonaja,caparazón de tortuga,y otros),como afirma Víctor de la
Cruz,basándose en antiguas crónicas y en trozos dispersos de la memoria colectiva. La
canción,en un sentido etimológico,sería la palabra de quien está bailando bien,0'c
c' (6). Hoy en día,los zapotecos,
al igual que los mayas y otros grupos,adoptaron el esquema occidental: llaman poemas a
los objetos verbales en verso que no tienen una melodía con la cual puedan cantarse,y
canciones a los que tienen una correspondiente música. Aunque ya nadie canta o dice un
poema bailando,los poemas y canciones son situados en un mismo plano jerárquico por el
nuevo movimiento poético de este pueblo,el más activo del mundo indígena de México.
El 2 o poeta entre los quechuas era sobre todo un cultor del 1 o
canción,versos cantados,sentenciosos y breves que podían expresar cualquier
sentimiento,dada su amplitud temática. Se lo cantaba en público y también para uno
mismo,como desahogo. Otro género poético de gran relevancia para este pueblo es el
! o himno,el que podía ser de tema religioso,heroico (o histórico) y agrícola. El 2
era un tipo peculiar de poesía amorosa muy apreciada y difundida,
por su mayor creatividad y la delicadeza de los sentimientos que expresaba. Esta forma
poética admitía varios subgéneros,ya señaladas por Guamán Poma de Ayala,y que eran el
1c 2,de tono esencialmente alegre y risueño; el 2 !c 2,gracioso y galante; el
!c 2,refinado y bello; el 1'c 2,
expiatorio y grave y el ! c 2,la expresión más pura del amor doliente.Para Jesús
Lara,el 2 era la expresión lírica más completa de los quechuas,en la medida en que
reunía la música,la poesía y la danza,tal como sigue ocurriendo hoy. Se inspiraba en la
naturaleza circundante y en la belleza de la mujer amada. La música y la danza eran
siempre alegres,por más tristeza que hubiera en los versos,ya que concebían la vida como
una fiesta. Otro género quechuaera el 2,que combinaba la danza y el canto,al
igual que el 2. Lo cultivaban sobre todo los jóvenes de ambos sexos,en fiestas y
celebraciones junto a las sementeras,danzando y cantando los versos en rueda,a veces a
la luz de la luna,al son de la quena,el tambor y la zampoña.El 21,que aún mantiene
alguna vigencia,es un canto de dolor ante la muerte de un ser amado. Por lo común el
doliente,acompañado por las plañideras,gime y canta,evocando la vida del extinto.
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Estaban por último los 221,manifestación lírica de carácter colectivo,en la que grupos
de jóvenes de ambos sexos cantaban en forma dialogada. El coro de varones iniciaba el
canto,y las mujeres respondían también en coro,lo que asumía en las fiestas formas
rituales.
La poesía aymara clásica fue fundamentalmente lírica,pero se encontraron también
fragmentos épicos que formaban parte de largas secuencias narrativas,en las que se
interpolaban cantos
y loas a los héroes y jefes militares.
Entre los mapuche,el arte de hablar se desplegó sobre tres ejes fundamentales: la
oratoria (de la que Lucio V. Mansilla nos da un importante testimonio en el Cap. 2l de 6c
0
cccc ),la narración y el canto. Este último estaba a cargo de
poetas de oficio,los ,que recibían compensaciones de los caciques,y más si
componían sus cantares.La poesía no se da aquí fuera del canto. Los > o
romanceadas son textos poéticos que se cantan c en ,la lengua
mapuche,ya sea por un hombre o una mujer,
solo o en contrapunto,en forma monódica. Son canciones no religiosas que se escuchan
especialmente cuando se realiza la fiesta de la señalada. Sus temas son el amor,la
amistad,la muerte,las costumbres,la soledad,los consejos y otros aspectos de la vida social
(7). Otros géneros que mantienen una gran actualidad en la literatura mapuche y a
menudo apelan al tono poético son los > o > ),los y otros menores como
el (adivinanzas),el ) (chistes),las rondas y los recitados criollos,surgidos del
contacto con el blanco.
El cancionero tradicional anónimo de los sectores campesinos de América Latina
acusa por cierto una marcada influencia de los antiguos cantares de gesta y la lírica
trovadoresca de España,ya enriquecidos por la tradición popular galaico-portuguesa y
mozárabe,y también por el Siglo de Oro. Pero admitir esto no implica plegarnos a esa
tendencia que ha llevado a varios autores a negar o menoscabar el aporte indígena y la
creatividad criolla en este género tan rico de la literatura popular. En muchas
composiciones resulta claro,
tanto por su temática como por su lenguaje,que fueron elaboradas totalmente aquí,sin que
vaya en desmedro de su originalidad la mera circunstancia de que su forma más o menos
responde o se asemeja a otras ya catalogadas por la tradición europea,del mismo modo
que a nadie se le ocurrirá negar la originalidad de nuestras mejores novelas con el
argumento de que dicho género no nació en este lado del mar. Otras veces se hallará
cierta correspondencia en el contenido con cantares recogidos en España,los que en la
mayoría de los casos actuaron como elementos inspiradores de nuevas composiciones,
que por sus rasgos peculiares corresponden ya a nuestro más legítimo acervo. No
abundan los cantares que resultan réplicas apenas retocadas de los españoles,franceses
y portugueses. Al igual que en los cuentos,más que apresurarse en generalizar esta
influencia por medio del estudio de las semejanzas,
conviene centrarse en las diferencias,es decir,en lo que constituye su aporte específico.
Cabe señalar que el cancionero tradicional anónimo acusa por momentos el
impacto de la cultura dominante,sirviendo de hecho a la reproducción de su ideología,pero
también por momentos nos revela un carácter altamente contestatario. Lo más corrosivo
de esta última veta reside en el recurso de la risa,aunque hay que reconocer también el
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valor de cierto tipo de cancionero sentencioso y reflexivo,como el que critica a los ricos,al
clero y al poder político.
La poesía épica popular tiene su expresión más genuina en América en el
cancionero histórico,escrito durante las guerras de la independencia nacional y de otro
carácter,tanto anticoloniales como intestinas,que se sucedieron en los siglos XIX y XX. La
mayoría de estos versos,como ocurre en la casi totalidad de los corridos mexicanos,cantan
las hazañas de héroes verdaderamente populares,aunque nunca faltan los que exaltan
personajes y luchas contrarias a los intereses de las mayorías,como en el caso del
abigarrado cancionero del movimiento cristero,en México.
También en el Nordeste del Brasil alcanzó la poesía épica un notable
desarrollo,como lo prueba la literatura de cordel,
la que a pesar de asumir una forma escrita no deja de pertenecer al sistema de la oralidad.
Entre sus cultores se destacaron los trovadores ciegos,que recitaban (y aún recitan) largos
romances en las ferias del sertón. A pesar de tratarse de una tradición que se remonta a
Homero y la China clásica y no carece de correlatos en las bellas letras (como los casos
de Milton y Borges),los c c no dejan de ser vistos como mendigos. Los
cuadernos en que circulan estos cantares se vinculan a los romances y pliegos sueltos de
la tradición ibérica y a la literatura c (venta ambulante) de Francia. Los
navíos que partían de Portugal a fines del siglo XVI traían a América cajas de folletos y
hojas volantes de romances,los que en su mayoría eran comprados por analfabetos que
luego se los hacían leer por un pariente o amigo. Esto generó una oralidad secundaria que
se difundió por pueblos y haciendas del sertón,y recién a fines del siglo XIX comenzó a
plasmarse por escrito en estrofas de seis o siete versos y a publicarse en folletos (de ahí
que se dé el nombre de a quienes los venden) por poetas populares. Aun hoy
se imprimen para ser leídos en público o memorizados para su posterior recitación dentro
del mismo sistema que produce los textos,y no como una curiosidad para extraños.
Resulta interesante constatar que quienes los editan a su cargo y venden luego en las
ferias y mercados son en la mayoría de los casos sus mismos autores. También que el
golpe más marcado que sufrió la literatura de cordel provino de la radio,cuando se
generalizaron las novelas,lo que implicaba un regreso a una oralidad no apoyada en la
escritura. Ello no obstante,los sectores populares de la región siguen siendo buenos
consumidores de tales cuadernos,los que también despertaron cierto interés en los
círculos intelectuales.
Se ha comprobado que la literatura de cordel enriquece y apoya la oralidad al
permitir el registro y posterior memorización de las obras,lo que suele ocurrir sin una
pérdida de su condición anónima. Muchos folletos que se publican no llevan el nombre del
autor,sino sólo del editor. En Sergipe se registraron en l977 relatos mejor estructurados
que las versiones de los mismos recogidas un siglo atrás,lo que viene a probar la
relatividad del aserto de que el tiempo termina destruyendo los textos orales por
fragmentación e incoherencia narrativa. Claro que este mecanismo conlleva el peligro de
introducir en la oralidad modificaciones que en vez de enriquecer un romance lo
degraden,lo que puede ser lamentable cuando se trata de textos antiguos de gran valor.
Las lecturas que se han hecho de la literatura de cordel desde una perspectiva de
clase más o menos coinciden en que estos cantares trasuntan una escasa concienca
política. El acto de justicia,reparador,que casi siempre llega,no propone un cambio de la
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estructura social,sino apenas la mejora de una situación individual o de un pequeño grupo.
Los males se aceptan como naturales,y a menudo los explotados,al hacerse justicia por su
propia mano,ocupan el lugar del explotador, quedándose con sus bienes y peones. Sin
embargo,se dice que antes de l964 varios cantores pertenecían a las ligas campesinas,y
con el pretexto del canto lograban entrar en ingenios y plantaciones que habían prohibido
el ingreso a los militantes de las mismas,llevando y trayendo información. Más allá de los
resultados que pueda arrojar este tipo de lecturas,lo cierto es que tales folletos actúan
como un poderoso factor de identificación entre los sectores populares
del Nordeste,al abrir juicios sobre una multitud de temas y mantener la vigencia de un
valioso acervo tradicional de muy antigua data. En una vasta lista de títulos proporcionada
por Arantes (8) encontramos folletos del ciclo de caballería ("Juan de Calais","Batalla de
Oliveiros con Ferrabraz","El verdadero romance del héroe Juan de Calais","El hijo del
héroe Juan de Calais"),así como versiones locales con múltiples añadidos de cuentos
clásicos de Europa y Asia ("Aladino y la lámpara maravillosa","Historia de Blanca Nieve y
el guerrero",
"El gato con botas y el marqués de Carabás"). Una veta sorprendente despliega,junto a lo
maravilloso y legendario,
cantares sobre personas muertas hace poco e incluso vivas,o acontecimientos más o
menos recientes,como se desprenden,entre muchos otros,de los siguientes títulos: "La
candidatura de Getúlio Vargas","La muerte del Dr Getúlio Vargas","Carta de Jesús Cristo a
Roberto Carlos","Carta de satanás a Roberto Carlos","La llegada de Roberto Carlos al
cielo","El casamiento de Caetano Veloso","Historia del Festival Bahiano de Folklore","La
victoria de Brasil en la IXª Copa del Mundo".Hay también folletos sobre geografía
("Descripción de los ríos y lagos del Brasil"),sobre historia antigua ("La destrucción de
Troya"),sobre cuestiones teóricas y morales ("El derecho de nacer","Diccionario de la
amistad","El Diccionario del Amor",
"Diccionario del manual de los sueños","Nuevo ABC del amor") y sobre cuentos populares
("La hija del pescador","Historia de la moza que se tornó caballo","La moza que se tornó en
cobra"). A esto hay que añadir las más genuinas sagas épicas sertanejas,como la de
Lampiao. Llama la atención que los folletos se crucen con la música moderna y hasta con
cantores refinados como Caetano Veloso,pero no con la brillante literatura del
sertón,abierta por Euclides da Cunha y rematada por Joao Guimaraes Rosa,tras pasar por
José Lins do Rego,
Graciliano Ramos y otros escritores célebres.
Un género de literatura popular que no fue aún estudiado y valorado
suficientemente es la
cc #quizás por quedar el aspecto literario subordinado
al de la música.Aunque la poesía popular fue por tradición oral y anónima y la referencia al
autor una erudición de letrado,hoy se deben hacer más excepciones que antes. Los libros
y folletos que compilan letras de canciones han servido para centrar la atención en
éstas,pero es de lamentar que la mayoría de los cancioneros editados corespondan a
poetas que trabajan los temas y el sentimiento populares,pero no pertenecen por su origen
a este sector. Los verdaderos letristas populares se mueven aún en una zona fronteriza
con el anonimato,sin ser atendidos por los recopiladores y los críticos. Pareciera ser que
en el terreno de la canción popular la importancia de lo literario crece cuanto menos
creativo o más monótono resulta el aspecto musical. Las letras del samba brasileño,al
101
igual que las de las murgas rioplatenses,son tomadas especialmente en cuenta,dado lo
reiterativo de su compás,que atiende más a los pasos del baile que a lo estético musical.
No obstante,las canciones más exitosas suelen ser las que alcanzan una buena
complementación entre el aspecto literario y el musical,por tratarse justamente de un
género mixto.
Lo más profundo de la sabiduría popular y de su crítica al orden dominante radica
sin duda en la c ). La misma se vincula al cancionero tradicional
anónimo a través de la copla,pero alcanza su más típica expresión en el proverbio,un
género universal y muy antiguo. Más conocidos a nivel popular como refranes o dichos,los
proverbios conforman unidades de sentido que a menudo animan el cancionero,sirviendo
de glosa,de estribillo o de elemento de apoyo a la composición. La copla es con frecuencia
una cuarteta (cuatro versos endecasílabos),aunque comúnmente se presenta como
redondilla (cuatro versos octosílabos). Esto como pauta general,ya que es común la
variación métrica de un verso a otro,desde que el cuidado por el número de sílabas es
más,como vimos,un recurso de la escritura que de la oralidad. Los temas de las coplas son
muy variados,puesto que van desde lo religioso,moral,reflexivo,histórico y costumbrista,a lo
satírico,jactancioso y chabacano; lo mismo se podría decir del aforismo. El proverbio es un
género muy cultivado en Africa,y especialmente por culturas como la bambara y la dogon.
Para esta última,el encadenamiento de proverbios y adivinanzas simboliza la marcha del
mundo.
Mil años antes del nacimiento de la tragedia en la Grecia antigua,los egipcios
practicaban juegos escénicos y los chinos experimentaban con el teatro de marionetas y
de "sombras". Las formas principales del teatro oriental tuvieron su origen en la India,como
puede advertirse,a pesar de varios siglos de desarrollo separado,en China,Corea,el norte
de Japón,Birmania,
Tailandia,Laos,Camboya y buena parte de Indonesia,adonde fueron llevadas a partir del
siglo III a. de C. por los monjes budistas. Además de los preceptos de Buda,éstas
enseñaban los cinco Vedas,así como el . y el K ,las dos grandes
epopeyas hindúes. El c& o quinto libro Veda,
transcrito al sánscrito por Bharata hacia el comienzo de la era cristiana,es considerado el
"teatro Veda",pues además de fijar las normas para la construcción del espacio escénico,
establecía los siete años de aprendizaje que debía cumplir el actor,detallando sus etapas.
Dado que éste personificaba a los dioses y héroes,debía llevar su arte a la
perfección,mediante una disciplina rigurosa. No debía librarse a impulsos ni a caprichos
que lo alejaran de la tradición; o sea que carecía de libertad interpretativa. Lo esencial era
la representación en sí,no el actor. El escenario consistía por lo común en una zona
cuadrada,apenas separada del espectador,pero se lo tenía por un recinto sagrado,al que
no se podía entrar sin una invocación previa a la deidad. En las obras,los gestos,las
danzas y demás movimientos,así como las canciones,eran siempre los mismos.
La India produjo cuatro grandes escuelas de teatro tradicional,que aún subsisten.
Dos de ellas,la /1 y la ÷ c,proceden del Sur,y las otras dos,llamadas
/1 y K ,pertenecen al Norte. La /1 está consagrada a la epopeya,la
que se representaba exclusivamente con actores masculinos. Se vale de una complicada
indumentaria cargada de joyas y un maquillaje artificioso. Abundan en ella las batallas,y
junto a los héroes suelen aparecer monstruos y demonios. La ÷ c,típica de
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Madrás,es por el contrario sutil y femenina,desde que proviene de danzas ejecutadas por
mujeres en los lugares sacros. La /1 representa un estilo sensual y sumamente
complejo,cuyos movimientos están estrictamente regulados. La interpretan
tanto hombres como mujeres,aunque con un predominio de estas
últimas. El estilo K se caracteriza por sus movimientos delicados y elegantes,sin
brusquedad ni vehemencia.
En la tradición tailandesa se registran tres tipos de teatro,que vienen por lo menos
del siglo XVI. Ellos son el o teatro de sombras,el ! o teatro de máscaras y el !
o teatro de danza. En el teatro ! los actores,salvo los que hacen de mujeres,se cubren
con una máscara. La representación y la danza van aquí indisolublemente unidas. Cada
movimiento tiene un sentido determinado en función de una música precisa que
corresponde a cierta forma de danza o de acción (caminar,marchar,llorar). Como las
máscaras impiden a los actores hablar,un narrador y un coro,situados junto a los
músicos,recitan y cantan los versos a los que se ajusta la mímica. Todo el repertorio
proviene del .1 (epopeya del rey Rama),con preferencia por los episodios de
guerra y las escenas de batallas que muestran el triunfo del bien sobre el mal. El !
es,al igual que el !,teatro bailado,pero sin máscaras,salvo papeles que no son de seres
humanos ni celestiales,como ogros,monos,etcétera.
Al igual que el hindú,el teatro chino se origina en ritos
religiosos que incluían procesiones de efigies,cantos,danzas y
pantomimas,pero tuvo un mayor proceso de secularización. No instituyó por eso un recinto
sagrado para la representación;
ésta se daba en un espacio convencional,señalado por un círculo de tiza,en el que no
había decorado ni utilería de tipo realista,aunque sí algunos elementos de carácter
simbólico,como también ocurría en el teatro hindú. Lo mejor de la tradición teatral china
está en la Opera de Pekín. Sus textos no tienen mayor valor literario,ya que su función es
permitir el despliegue del canto,la declamación,la mímica y la acrobacia,que son sus
principales componentes,junto a una lujosa indumentaria. Las escenas líricas se alternan
con espléndidas batallas,que permiten a los actores mostrar sus habilidades,producto de
un riguroso aprendizaje. Como estaba prohibida la intervención de mujeres,estos roles
debieron ser interpretados por hombres que se especializaban en ellos. A los personajes
masculinos (sheng) y femeninos (dan),se suman los ! (personajes con la cara pintada
que representan a una
personalidad dada) y los (payasos). La música de esta ópera,fuerte y rítmica,tiene
significados convencionales que el público reconoce.
El origen del teatro japonés estuvo en danzas rituales muy antiguas vinculadas con
el shintoísmo. Los misioneros budistas que llegaron de la India enseñaron otras danzas
con máscaras que se relacionaban con las representaciones védicas. El género que mayor
nexo guarda con los comienzos míticos de la danza y la música es el 1,que fue
mantenido durante siglos como un entretenimiento ritual de la corte y aún se representa en
los templos durante ciertas festividades. En la rigidez de su coreografía se advierte la
influencia de la danza hindú,tan distinta a los movimientos ondulantes y armoniosos de las
danzas japonesas. Otro elemento hindú es el uso de textos en sánscrito.
El 4,el < y el /1 son los tres tipos de representaciones teatrales más
importantes del Japón. El de mayor antigüedad,y también el más refinado,es el 4,el único
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que todavía emplea máscaras. Sus formas fundamentales fueron fijadas a fines del siglo
XIV,con una economía de decorados y
una rigidez estética que cautivó a la clase guerrera,pues parecía tener algo en común con
el rigorismo de los samurais. Existían entonces dos modalidades del mismo,que
rivalizaban entre sí: c u14c (una mezcla de danzas y textos literarios
exquisitamente expresados),y el & 14,que incluía burdas farsas y grotescas
danzas de demonios. Decía Paul Claudel que la tragedia es una cosa que arriba,mientras
que el 4 es alguien que arriba,ganando el escenario por un pasaje visible de la sala. Se
lo llama ,y encarna un dios de los infiernos,un demonio,un alma en pena,etcétera.
Porta una máscara a menudo terrible,y viste con una siniestra elegancia. Quien lo espera
en el escenario es el 21,un ser humano que se halla en la frontera entre los dos
mundos,pues en su larga espera de algo o alguien no siente pasar el tiempo ni la venida
del ,a pesar del coro y las voces de ultratumba que lo acompañan y del tambor que lo
anuncia. El primer actor es el ,y el segundo el 21. Hay un tercero,el 1,un
intermediario que representa a un personaje local. Los dos primeros proceden de la más
vieja tradición y resultan los únicos indispensables. Ambos pueden tener uno o dos
asistentes,llamados . En esta forma de teatro no hay acción,en el sentido occidental
del término,
porque en sus obras ya todo ha ocurrido: los actores se limitan a recordar los hechos. El
coro,sentado a la derecha del escenario,recita las partes narrativas del guión teatral,
y en los momentos culminantes penetra en el escenario con expresiones altamente
simbólicas.
El < se origina en el siglo XIII con la forma simple de un monje errante que
cantaba largas seudoepopeyas valiéndose de un laúd. Hacia fines del siglo XVII había
escuelas < en Kyoto,Osaka y Tokio. Sus textos eran creados por los propios actores,y
de baja calidad literaria.
Se generó entonces,a partir de esta forma,el ! o teatro de muñecos,el que
cobró especial importancia cuando Chikamatsu Monzaemon (l653-l724),llamado "el
Shakespeare japonés",escribió durante casi cuarenta años para el ! .
La más popular de las formas del teatro japonés es el /1,que desciende
también de antiguos ritos. Se define a principios del siglo XVII,cuando O-Kuni,una bailarina
de extraordinario talento y erotismo,inventó una danza dramática que requería la
participación de numerosos intérpretes. Los titiriteros se habían hecho tan populares luego
de que Chicamatsu escribiera para ellos,que los actores del teatro /1 resolvieron
copiar el estilo de los muñecos para interpretar las obras de dicho autor. De este modo el
/1 devino una antología viva del teatro japonés,que conjugaba danzas de todos los
tiempos,batallas,pequeños entremeses de humor,suicidios rituales,apariciones temibles y
grandes hazañas. La actuación estaba estrictamente regulada por el 1,conjunto de
reglas y tradiciones que no admitían innovación alguna,y que se adquirían luego de un
largo aprendizaje que comenzaba a los cinco años de edad. En el /1,al igual que en
el 4,parte de las piezas están narradas por cantores. Se desarrollaron dos estilos
diferentes de /1: el 2 y el . El 2 es
suave,realista
y acomodado al gusto de los comerciantes de Osaka,ciudad a la que pertenece. El estilo
surgió el Edo (hoy Tokio),
104
y es violento e irascible,hecho al gusto de los guerreros.
En Occidente,el paso de la poesía al drama estaría dado por el desarrollo del
poema dramático,que combina la épica y la lírica y las pone al servicio de la acción
(representación)
El drama implica también el crecimiento de una conciencia individual,la que suele entrar en
conflicto con esa conciencia colectiva que regía casi por completo la epopeya. Las
situaciones,como señala Hegel en su ,no tienen sentido ni valor sino por el
carácter de los personajes que ponen en relieve y los fines que éstos persiguen. En el
drama hay oposición de caracteres,por más que al final se concilien,como ocurre en la
comedia. En la tragedia,los personajes consuman su ruina por defender sus valores,o
deben renunciar a los mismos.
La tragedia griega conforma la raíz misma del texto literario en Occidente. No hay
acuerdo sobre cuál es su origen. Ariosto la hace derivar del ditirambo dionisíaco,
composición lírica ejecutada por un coro durante las fiestas de Dionisos. La tragedia sería
para él el canto de sátiro,
asociado al culto de dicho dios,o al animal que se le sacrifica. Hacia mediados del siglo VI
a. de C.,Thespis,un poeta lírico que ambulaba de pueblo en pueblo,crea la tragedia como
género dramático al reemplazar al corifeo,jefe del coro,
por un verdadero actor que juega ante el mismo un rol diferente,o múltiples roles de
distinto signo,y establece la necesidad del diálogo. Se aleja así de las danzas lascivas y el
lenguaje chabacano y escribe textos literarios para cantar y bailar con acompañamiento de
flautas,que él mismo dirigía y protagonizaba,con un conjunto de cincuenta hombres o
jóvenes.
El segundo actor será introducido por Esquilo,en su obra c . Sófocles ayudó a
secularizar el espíritu y contenido de la tragedia al introducir un tercer actor y reducir el
papel del coro. El coro,su elemento más antiguo,representaba la voz conservadora de la
comunidad,que juzgaba las acciones de los personajes. Estos no son sólo los dioses o
semidioses; también se ve a los hombres rebelándose contra la fatalidad (Anagké) y el
destino (Moira). Los actores,que sólo podían ser hombres,vestían una túnica convencional
y llevaban una gran máscara,la que en su parte superior tenía una peluca muy elaborada.
En el origen mismo de la tragedia se destaca un conflicto de derecho,por la importancia
que adquiere la ley promulgada. Su cumplimiento estricto lleva a los personajes a la
muerte,como el único modo eficaz de cuestionar la justicia del paradigma de conducta
imperante. A veces,la crítica a la ley escrita se hace desde la ley consuetudinaria,como la
que invoca Antígona para enterrar a su hermano rebelde. En la tragedia griega,la música y
la danza juegan un rol sustancial,
al enriquecer el espectáculo. La construcción del teatro de Dionisos,iniciada hacia el año
435 a. de C. bajo el gobierno de Pericles,fijó las relaciones espaciales entre la orquesta
circular,donde actuaba el coro,la 1,que era el dominio de los actores,y el
,donde se sentaba el público. La edad de oro del teatro griego se corresponde con
las vidas de Esquilo,Sófocles y Eurípides,quienes escribieron cientos de tragedias,de las
que sólo sobrevivieron treinta y dos.
Los romanos,que habían tenido un concepto más pragmático y político del
teatro,terminaron adoptando la tragedia griega. Los textos que no se perdieron fueron
traducidos y adaptados al nuevo contexto,y se produjeron otros con características
105
propias,como las nueve tragedias que dejó Séneca. La creciente
popularidad del teatro alentó la construcción del Coliseo,
concluido en el año 8O de nuestra era,que podía contener cincuenta mil espectadores.
Esto llevó en forma gradual a la desaparición del teatro clásico,y sobre todo de la tragedia,
para dar lugar a una rápida sucesión de breves escenas cómicas,espectáculos de
mimos,payasos,acróbatas y volatineros,
lo que marca el origen del circo.
Siglos después,al estructurarse las lenguas romances como ámbitos de una
literatura escrita,se desarrolló un teatro que siguió operando en gran medida sobre el
modelo griego,el que influenció incluso la dramaturgia del siglo XX y funciona aún como un
paradigma de lo clásico en la cultura occidental.
La comedia se definió siempre en oposición a la tragedia y el drama. Pone en
escena no a los dioses y ni siquiera a los héroes,sino al hombre medio (o de clase
media,pues no suele alcanzar al bajo pueblo). Realiza una pintura satírica de las
costumbres que despierta la hilaridad del público,el que cuenta ya de antemano,y más allá
de toda vicisitud,con un final feliz. También se originó en Grecia. Ariosto nos dice que
estaba ligada al culto de Dionisos,cuyas fiestas daban lugar a una procesión burlesca. Su
desarrollo es posterior al de la tragedia,y se define como género al apartarse de la
farsa,expresión genuinamente popular. Se cita como primer autor de comedias a
Aristófanes,aunque ya con Eurípides el drama había dejado de ser trágico. Por su parte,los
mimos populares se burlaban de los mitos,tanto para humanizarlos como para destruir su
influencia. Cuando la Iglesia Católica empezó a imponer su autoridad en el Imperio
Romano,atacó a los mimos como obscenos emisarios del diablo,lo que sirvió para que
éstos ridiculizaran aún más a los clérigos. A causa de ello,la Iglesia dictó la interdicción
general para todos los intérpretes,incluyendo en ella tanto a los actores clásicos como a
los mimos,bufones,juglares y acróbatas. Los separó así de la comunidad
cristiana,excomulgándolos y desterrándolos.
Forzados de este modo a confraternizar con personajes del bajo mundo y a juntar sus
habilidades para sobrevivir,tomaron los textos de Plauto y Terencio que recordaban e
iniciaron un tipo de teatro que más tarde recibiría el nombre de c'c
#abierto a la improvisación,que alargó los diálogos e introdujo canciones,danzas y
proezas acrobáticas.
La palabra "drama" se refiere a la acción y no a la tragedia,por lo que no debe ser
identificado con ella. Habrá drama siempre que existan actores que representen en un
escenario a uno o más personajes. El género dramático comprende así a la tragedia,la
comedia y la farsa. O sea,tanto como pertenecen al drama,aunque
dicho género es dividido al menos en estos tres subgéneros,los que suelen adoptar a su
vez formas específicas.Por ejemplo,comedia musical,comedia costumbrista,etcétera. Cabe
señalar la tendencia,común en la lengua inglesa,de llamar drama al texto dramático,al que
se quiere seguir ubicando en la historia de las letras. No obstante,a medida que el teatro
avance en su autonomía,el concepto de drama continuará alejándose de ese texto cerrado
que se debe respetar escrupulosamente,para convertirlo en un mero guión,el punto de
partida de una representación que no será ya la puesta en escena de una obra
literaria,sino una creación nueva.
El género dramático se remonta en América a la época precolombina. Su más alto
106
grado de desarrollo se habría alcanzado en el Incario,según se desprende de las crónicas
de Sarmiento de Gamboa,Martín de Morúa,Blas Valera y Martínez de Arzans y Vela.
Piezas capitales como el 7 y la , cccc%2 dan fe de este nivel.
El teatro quechua admitía al menos dos subgéneros. Uno era el 21,de carácter
eminentemente histórico,que guarda alguna relación con la tragedia,por ser expresión de
un duelo. Escenificaba los momentos más gloriosos de la vida de los monarcas y grandes
personajes fallecidos,con versos elaborados por los . Señala Cáceres Romero
que aún se lo practica en Bolivia de un modo espontáneo,ante los restos mortales de un
ser querido. Generalmente el doliente,acompañado por las plañideras,gime y
canta,evocando la vida del deudo (9). El otro subgénero era el )2,de temática más
vasta y vinculada a la comedia por su carácter alegre y festivo,aunque sin llegar a
confundirse con ésta. Lo cultivaban generalmente jóvenes de ambos sexos,en fiestas y
celebraciones que realizaban junto a las sementeras,
danzando y cantando los versos en rueda,a veces a la luz de la luna,al son de la quena,el
tambor y la zampoña (lO). A éstos podría sumarse el 221,manifestación lírica de
carácter colectivo,que al ser cantada por jóvenes de ambos sexos en forma dialogada
adquiere cierta forma dramática.
El teatro aymara no tendría un origen precolombino,sino colonial. Quizás esto
explica su temor a representar seres humanos. Al igual que en las fábulas,sus personajes
eran todos animales,con lo que se quería probablemente burlar a la censura hispana.
Los antiguos quichés de Guatemala desarrollaron el ballet dramático,subgénero del
que nos quedó el .c%
.
El México antiguo poseía también ciertas formas primarias de representación,que
se daban sobre todo en la recitación de tres clases de poemas épicos: los
(lo
más cercano a la epopeya),los
(cantos de águila) y los
(cantos
de ocelote). Su recitación estaba a cargo de varios actores,los que actuaban dialogando
entre sí durante las fiestas,con música,canto e indumentarias especiales.Además de
esto,estaba lo que Miguel León-Portilla llama "el drama cósmico del teatro
perpetuo",realizado por "actores" largamente preparados para representar a un dios en
una fiesta y unirse a él en el sacrificio,que era real,no figurado,por lo que venían a ser
grandes actores de una sola actuación. Los misioneros católicos adoptarían y adaptarían
luego esta tradición dramática,conservando las escenografías al aire libre,las habilidades
histriónicas de los indígenas,sus mímicas,onomatopeyas y también la lengua,aunque
sustituyendo
sus sistemas simbólicos por el dogma cristiano. Estos dramas religiosos se representaron
en mixteco,mixe,zapoteco,paine,
matlazinca,tarasco,cora,mayo,yaqui,tepehuano y otras lenguas.
Los pueblos afroamericanos desarrollaron una serie de
rituales de hondo contenido dramático,en buena medida inspirados en sus culturas de
origen. Uno de los casos más complejos fue el de los ñáñigos o abakuás,una sociedad
secreta de hombres solos fundada en Cuba hacia l83O,por esclavos negros procedentes
de Calabar.Los ritos ñáñigos son numerosos, pero están siempre basados en la presencia
y acción de los o espíritu de los antepasados,representados por actores
extrañamente vestidos y con máscaras muy expresivas,que realizan bailes de ultratumba.
Mímica,canto,lenguajes crípticos,bailes de muertos,altares,ofrendas,abluciones,
107
sahumerios,episodios de magia,procesiones,sacrificios de animales,comuniones de
sangre,juramentos terribles,actos iniciáticos y otros recursos dramáticos convergen para
dar al ritual un carácter altamente espectacular,de drama supremo en el que comulgan los
vivos y los smuertos. El rito ñáñigo llamado "sacrificio" era acaso el más teatral de
todos,por su desarrollo en forma episódica y la dimensión trágica que adquirió. En él
intervenían sacerdotes,acólitos,hechiceros,
músicos,coros,diablitos y otros personajes. Los diablitos representaban a varios
personajes y cada cual tenía su nombre africano,su indumentaria y atributos
peculiares,destacándose
todos por su extravagancia y la función litúrgica que cumplían (ll). Otro ritual afroamericano
de hondo contenido dramático,
por el gran despliegue de elementos que realiza,es el vudú haitiano.
Lo que se dijo a propósito del México antiguo y de los ñáñigos nos recuerda que el
rito está en la esencia del teatro,idea que toma especial gravitación en el teatro popular,el
que transcurre más cerca de los paradigmas de la cultura que de las convenciones del
género y el afán lúdico. De ahí que el estudio del teatro popular,en general y en cada caso
particular,debe arrancar de los ritos,y también de los mitos que éstos ponen en escena.
Otra característica del teatro popular es la de ser una creación colectiva,realizada sin la
intervención de un dramaturgo. El argumento puede provenir de la tradición o ser
concebido por alguien en particular,pero todos los participantes efectuarán aportes. Rara
vez este teatro intenta profesionalizarse,por ser generalmente ajeno a la lógica del
espectáculo,que toma a la representación como una mercancía que genera ganancias.
Aspira sólo a satisfacer una necesidad colectiva en el plano de la comunicación. Claro que
afirmar esto no implica descalificar al teatro popular profesionalizado,que en Europa se
remonta a la Antigüedad,con los mimos ambulantes,que al no tener el problema del idioma
podían ejercer su arte en cualquier ámbito del mundo conocido,y en Argentina alcanzó
expresiones muy valiosas,como el teatro criollo. En el teatro popular es frecuente el
recurso de la risa,pero ésta no busca sólo divertir,sino también atraer la atención hacia
verdades a menudo trágicas,por la misma dureza de la vida de dichos sectores.
El teatro popular,al igual que la canción,conforma un género mixto,desde que no se
construye en función de una pura palabra nombradora,sino tomando en cuenta las
exigencias de su representación. No obstante,dicho género podría ser también visto (al
menos en ciertos casos) como el remanente de una época en la que la literatura no había
sido aún desritualizada por la escritura. La diferencia residiría en que en el relato
ritualizado la representación es parcial,pues por lo común el narrador es uno solo,no un
conjunto de narradores que se reparten los papeles. También observaremos esta
parcialización si lo comparamos con el teatro unipersonal,porque el narrador popular
realiza menos gestos y acciones que el actor que representa un drama de este tipo. Ello es
así porque en el relato el principio fundante es la palabra,mientras que en el teatro
unipersonal lo principal es la acción,el movimiento y la gestualidad,junto a los otros
elementos no verbales (música,iluminación,escenografía,vestuario). Desde ya que la
palabra importa,pero no es lo determinante.
108
NOTAS
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c
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109
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c
Capítulo IX
124
NOTAS
125
CAPITULO X
DE LA EPOPEYA A LA NOVELA
147
NOTAS
l) Georg Lukacs,,
ccc,Barcelona,Edhasa,
l97l; p. 7O.
2) Paul Zumthor, c-ccc ,Paris,
Editions du Seuil,l983; pp. lO9-llO.
3) Cf. Jacques Chevrier, ' c -c "c c c c c c c c c c c c c c c c
c'% c ,Paris,
Hatier,l986; p. l8l.
4) Georges Dumézil,Kcc,México,FCE; p. 8.
5) Paul Zumthor,"c.; p. llO.
6) Walter Ong,7 c c "c ,
c c cccccccccccccc
,México,FCE,l98O; pp. l4l-l42.
7) Lúdovik Osterc,"El Quijote y los libros de caballería",
en ,Nº l95,México,dic. de l987; p. 27.
8) Cf. Ramón Menéndez Pidal,
c! cc! ,
Madrid,Espasa-Calpe,l983 (8ª ed.); pp 222-228.
9) Mikhaïl Bakhtine,cc cc ,Paris,
Gallimard,l978; p. l92.
lO) ; pp. l98-l99.
ll) Cf. Claude Lévi-Strauss,K
c"cc cccccccc ccc,Siglo
148
Veintiuno Editores,México,l987 (6ª ed.); pp. lO3-lO5.
l2) Cf. Mikhaïl Bakhtine,"c; pp. ll2,ll5 y l22.
l3) Lúdovik Osterc,"c.; p. 29
l4) Georg Lukacs,"c.; p. 47.
l5) Mikhaïl Bakhtine,"c"; p. 452.
l6) Cf. Georg Lukacs,"c.; pp. l3l-l33.
l7) Antonio Cornejo Polar,"El indigenismo andino",en c c c c % c "c
# c c ,de Ana Pizarro (organizadora),Vol.
2,Campinas,Memorial da América Latina / Editora da Unicamp,l994; pp. 73l-732.
l8) Cf. Rubén Bareiro Saguier,"Asunción de la lengua",en c c c c c c c c c c c % c 9c
# cc( #"c",Vol. 3,l995; pp. 57l-572.
l9) Rosalba Campra,"La narrativa hispanoamericana: Sociedad y utopía",en c c
c "c c ,a cargo de Alfonso Berardinelli,México,Siglo XXI
Editores,
l985; p. 86.
2O) Ver "El Caribe francófono",de Maximilien Laroche,en
% c 9c # cc( ,Vol. 3,"ccccccccc"; pp. 52l-538.
2l) Fernando Ortiz,cc,La Habana,l993; p. lO6.
22) Cf. Julio Rodríguez-Luis,"Sobre la literatura hispánica en
Estados Unidos",en (ccc% ,Nº l93,La Habana,
Diciembre de l993; p. 39.
23) Cf.Lauro Flores,"Apuntes para la historia de la literatura
chicana",en % c 9c # cc( ,
Vol. 3,"c.; p. 597.
CAPITULO XI
NOTAS
166
CAPITULO XII
LA POETICA DE LA RISA
Se ha observado que si bien los animales a menudo lloran,rara vez se ríen,por lo que la
risa,más que una emoción primaria,
biológica,es algo propio del hombre,un producto de la cultura que las clases dominantes
miran con desconfianza y a menudo reprimen con energía,temerosas de su enorme poder.
Es que la risa implica de por sí una victoria sobre el miedo,un acto de libertad por el cual el
débil capta el punto débil del fuerte,
su talón de Aquiles,y dispara hacia él sus dardos. Se presenta
así como una visión diferente del mundo,una contracultura que toma a la vida como algo
siempre abierto,inacabado,a lo que ningún discurso,ninguna institución,puede en verdad
fijar. Ni siquiera calla ante la muerte y la desgracia,a cuyo encuentro sale para impedir que
se coagule la tragedia y cunda un llanto sin formas de compensación emocional. Se ríe
para olvidar,nos dice Bakhtine,ya que la memoria y la tradición nada tienen que ver con el
167
mundo de lo cómico (l). Aristóteles la reivindicó en su ,cuando refiriéndose a la
metáfora vio en los chistes y juegos de palabras un valioso instrumento para descubrir la
verdad,más que para negarla. La Edad Media puede ser vista como el tiempo de una
sacralidad signada por el luto y la pompa,pero junto a esta cultura seria y oficial de
tendencia heráldica,que conjuraba a la risa como una antecámara del pecado,se
dio,aunque en condición subalterna,
una cultura cómica,popular,carnavalesca,con sus propios paradigmas,los que en su
mayoría expresaban una respuesta dialéctica a esa cultura oficial.
Ya en el cc÷c% hallamos un diálogo versificado entre el Carnal y la
Cuaresma,es decir,lo que personificaba para el mundo cristiano los días cumbres de lo
profano y lo sagrado. Pero es recién en el Renacimiento cuando lo popular irrumpe en el
espiritualismo culto,transmitiéndole su peculiar sabor. La gran literatura no desdeñará las
formas consideradas inferiores,sino que abrevará en ellas. Tal maridaje con lo popular dio
lugar a obras maestras como el u
de Bocaccio,el cc de
Rabelais,
uc ;! de Cervantes, c c c ( ,de Chaucer y los dramas de
Shakespeare. Se consagra así como aceptable y válido,aunque más no sea bajo la
máscara de los comediantes,un mundo carnavalizado,ambivalente,hostil a todo lo que se
presenta como inmutable,eterno,cerrado a la dialéctica de la vida real. Así,por ejemplo,a la
concepción maniqueísta de la epopeya,donde el héroe no puede cometer un acto vil ni
permitirse una flaqueza,la novela de caballería opuso una duplicidad basada en la
semejanza de los contrarios. Si hay una verdad,ésta será contradictoria y no monolítica.
Don Quijote es un loco,pero también un iluminado. Cervantes no lo humilla para reírse a
sus expensas,sino que lo engrandece a medida que lo utiliza para desenmascarar el vacío
de la vida de los poderosos y burlarse de su lenguaje afectado.
La abolición de la distancia épica para situarnos ante una realidad actual,fluida e
inacabada,así como la ruptura del carácter unívoco y rígido de la epopeya,además de abrir
camino a la novela (es en la risa popular,sostiene Bakhtine,donde hay que buscar las
raíces folklóricas de la misma),nos pone frente a la anti-epopeya o epopeya de los anti-
héroes. La posición del anti-héroe debe ser entendida como una cómica crítica al
heroísmo,expresa o implícita,o como la heroización de lo cómico para elevarlo a las alturas
del mito. La destrucción intencional,mediante la grosería y el ridículo,del plano literario
erudito,nos pone ya ante ese plurilingüismo que para Bakhtine caracteriza a la novela.
Decía Cioran en su ÷ c c que los oportunistas han salvado a los
pueblos,mientras que los héroes los han arruinado (2).
El anti-héroe es a la vez valiente y cobarde,bueno y malo,decente e
indecente,conforme a los dictados de su buen sentido común,que le permite sobrevivir en
un mundo desatinado. Es así capaz de elevarse a lo sublime y caer luego en lo
rastrero,realizando actos canallescos con sentido deportivo,como si sólo se tratara de un
simple divertimento. A veces el anti-héroe es un colonizado que ha asimilado mal la
lección del colonizador,y en el afán de cumplir al pie de la letra sus leyes y costumbres las
pone en ridículo con su proverbial torpeza,a la vez que él mismo se pone en ridículo,
al convertirse la imitación en parodia e incluso en una sátira mordaz,a pesar de que suela
faltar en él una intención satítrica. Por lo común se apela a las situaciones cómicas para
desnudar una realidad trágica. Lo cómico y lo trágico se dan con mucha frecuencia en
168
forma simultánea y no alternativa,
aunque un espíritu predomine sobre el otro en las distintas escenas. Pero siempre el
paradigma se integrará con ambos elementos,produciendo un llanto alegre y una risa
dolorosa,
porque la tragedia del personaje contrasta con la comicidad de las situaciones en que se
ve envuelto. Es que en el fondo la risa no excluye lo serio,sino que lo purifica de
hipocresías y lo completa,mostrando la otra cara de lo real. A propósito de su Kc
÷ ,esribía Flaubert que la ironía subraya el aspecto patético de las cosas sin
perjudicar al .
En la historia de la literatura,las relaciones entre lo cómico y lo trágico resultan
sumamente ricas,y no dejan de depararnos sorpresas. En l587,Johann Spies hace imprimir
en Frankfurt por primera vez la ccu c5,obra que alcanzó un gran éxito
de ventas. Fausto aparece aquí por momentos como un personaje de la picaresca,pero
esto no impidió que tiempo después Goethe hiciera de él uno de los personajes más
trágicos de la literatura alemana.
La cultura popular acude con frecuencia al tono serio, ceremonioso,reflexivo,pero
su forma más aguda y eficaz es la ironía,la farsa,la burla: es decir,todo lo que conduce a la
risa,a la ridiculización del opresor y los lenguajes en los
que éste funda su violencia,y también de su propia estampa,de su triste condición. Por eso
decía Bakhtine que el sujeto de la risa es el pueblo,y el lugar de la misma la plaza pública.
En su visión del mundo la risa no puede desligarse del sentimiento trágico de la vida,como
que a menudo se apela a ella para expresarlo. Ambos constituyen nutrientes
fundamentales del imaginario social,del mito y el arte de los sectores populares,pero los
dogmas de hierro de las ideologías,los dogmas de marfil de las vanguardias estéticas y los
dogmas de hojalata de la cultura de masas y la publicidad le dejan cada vez menos sitio.
Detrás de la falsa risa de la cultura del entretenimiento no hay tragedia,mientras que la
verdadera risa desnuda una realidad dual,en las que no se pueden establecer los límites
entre la comedia y la tragedia,
lo real y lo fantástico. En el fondo de la risa verdadera están el dolor y la protesta.
El componente trágico es hoy trivializado por una postmodernidad escéptica,así
como caricaturizado por la cultura de masas y la publicidad. La risa,entendida como filo
filosófico,se transforma en la risotada idiota del entretenimiento intrascendente. Para
encontrar sus más altas y genuinas manifestaciones hay que acudir a la literatura
popular,cuyo principal recurso es el excentricismo. Este nace de la exageración de los
contrastes,y podría ser definido como la unión inverosímil de dos cosas normales que sirve
para mostrar el lado insensato de la realidad. Destruye los lazos y vecindades habituales
de las cosas para crear vecindades insólitas,nexos lógicos inesperados. Deviene así una
filosofía implacable,presta a denunciar toda necedad impuesta como ley;
una dialéctica pura y filosa que es incapaz,por su misma naturaleza,de fosilizarse,de
cuajar en dogmas. Mientras las élites utilizan este recurso con el fin de deslumbrar,
tornándolo un juego corrosivo y frívolo para desacreditar a todo lo se opone a sus prácticas
y valores,en manos de los sectores populares es un acto de justicia y solidaridad. Por sus
mágicos mecanismos la fábula se vuelve realidad y la realidad fábula,la banalidad
sabiduría y la sabiduría banalidad. Se desmontan así las jerarquías en homenaje a la
igualdad,con sorprendente eficacia,como que a veces basta un aforismo para destruir el
169
prestigio de una forma de opresión.
El ridículo mata,y desatar la risa pública sobre alguien equivale a un asesinato
simbólico. Por medio de la risa el pueblo aprende a pensar,a ajercer la libertad de
conciencia y osar la réplica.Ella no se ensaña con los humildes (lo que es más bien propio
del humor elitista),sino con los que detentan el poder político y religioso. Claro que a veces
parece recaer en el idiota de la aldea,que en muchas culturas funciona como el mejor
espejo para desdramatizar y criticar el orden dominante,y,lo que resulta más curioso,un
espejo bastante tolerado. En la medida en que este recurso asegura cierta
impunidad,mantiene vigente en algún punto del orden social
el derecho a la denuncia. Se conoce la predilección de los reyes y señores medievales por
los bufones,a quienes relevaban del respeto jerárquico. Lo que no se permitía ni a un
primer ministro,era tolerado en el bufón.Como teóricamente no hablaba en serio,podía
decir la verdad. Y no cualquier verdad,sino la
verdad del poder. El bufón fue común en Italia,y especialmente en Lombardía,aunque
terminó haciéndose presente en casi todas las cortes de Europa. La u
de Alfonso
X menciona en último lugar a los o locos fingidos,como tipo menos análogo a los
juglares.
En Africa la risa está lejos de ser un mero estallido emocional. Se le reconoce todo
el poder creador de la palabra,pero su filo no indica dureza,rigidez. Por el contrario,la
poesía popular la relaciona con el fluir de la corriente,con algo libre,totalizador y
penetrante como el agua,una palabra especial que rompe las cadenas del alma y la libera.
En la filosofía bantú,tanto la belleza como la risa-consideradas ambas modalidades de la
fuerza vital-integran el Kuntu,una de las cuatro categorías fundamentales. Las otras son el
hombre y la mujer (Muntu),las cosas y animales (Kintu),
y el tiempo y el espacio,a los que se concibe como una unidad (Hantu). En un pasaje de c
cccc,novela del nigeriano Amos Tutuola,citado por Janheinz Jahn
(3),
leemos: "Conocimos esta noche c en sí,pues luego de que cada uno de ellos había
acabado de reír,c siguió presente durante dos horas. Y como se reía de
nosotros en esta noche,mi esposa y yo olvidamos nuestras penas y reímos con ella,pues
reía con voces extrañas que nunca antes en nuestra vida habíamos escuchado. No
sabíamos cuánto tiempo pasamos riendo con ella,pero sólo nos reíamos sobre la risa de
,y nadie que la hubiese escuchado reír hubiera podido permanecer sin reír,y si
alguien hubiese seguido riendo con c ,se habría muerto o desmayado de risa,porque
el reír es la profesión de la risa de la que ésta se mantiene. Por fin le rogamos a c
que dejara de reír,pero no lo podía hacer."
Como afirma Jahn,resulta evidente que aquí la risa es tomada como Kuntu,como fuerza
modal que existe al margen del acto de reír,una entidad o esencia con la que se dialoga en
un campo altamente ritualizado.Es decir,la risa es una fuerza en la que se participa,no un
acto individual y concreto que pertenece a alguien,del mismo modo en que el poeta canta
amor,fuerza en la que se participa amando,y no a amor. Algunas culturas instituyen
especializados en la risa. Así,los peules tienen a los ,considerados de
bajo nivel,pues introducen en sus relatos y cantos obscenidades y toda suerte de
groserías. Desde ya,éste se ocupa de la faceta más vulgar de la risa,la que también posee
en dicho pueblo expresiones refinadas,como las que elabora el 2,otro tipo de #
170
quien hace un uso ambiguo y controvertible de la tradición.
Paul Del Perugia habla del extraño caso de los pigmeos,que dejaban los bosques de
Ruanda en que se refugiaban de las
tribus enemigas para aventurarse en la corte del faraón y los
grandes señores del Africa Oriental,donde hicieron de bufones,
desarrollando un gran talento mímico. Lanzaban invectivas contra los ministros con
desparpajo,develaban los malos propósitos y desataban una risa feroz entre los
cortesanos,sin sufrir represalias y hasta conquistando en la mayoría de los casos el
derecho a hablar de igual a igual con los príncipes. Y así como eran en la corte del faraón
siguen siendo hoy en Ruanda,donde no se sienten obligados a ocultar la verdad y profesar
falsos respetos. A este viejo don de la insolencia incisiva siguen uniendo su antiguo genio
mímico (4).
En virtud de esto,la risa no debe ser vinculada a un género específico (como la
comedia teatral,por ejemplo),desde que conforma un elemento que recorre los distintos
brazos del río de la literatura popular,emboscándose detrás del dolor.
Los mitos,por pertenecer a la esfera de lo sagrado,están cargados de fuerza
dramática,o al menos de seriedad,lo que resulta necesario para asegurar su eficacia. Pero
tal seriedad no excluye la risa ni entra en formal contradicción con ella,
sino que la utiliza como un elemento regulador que opera en la trastienda de lo sagrado. Y
decimos "trastienda" porque la risa no estalla en el núcleo del universo mítico,sino en su
periferia;no en los dioses principales,sino en los secundarios o en simples personajes.
El asesinato simbólico no es por cierto la única función de la risa y los mitos de
desdramatización,desde que hay otras formas de compensación psíquica que resultan
asimismo necesarias. Sirven para corregir en el imaginario social los acontecimientos no
deseados,cuyo orden se puede incluso invertir,como en el caso de los mitos en los que el
pueblo oprimido pasa a oprimir a su opresor. Otras veces operan como simples válvulas
de escape,por cuanto acontece en el mito un hecho risible que nunca,se sabe,podría
ocurrir en la realidad. Es decir,se desvaloriza en el plano del lenguaje,y sólo por un rato,lo
que se respeta en la vida cotidiana. Hay también mitos de desdramatización en los que la
risa parece dirigida a estimular la autocrítica y la sana crítica,al poner en evidencia la
distancia que separa a la conducta real del paradigma cultural,lo que más que erosionarlo
lo refuerza. Se
conocen asimismo casos en los que la risa sirve para liberar las tensiones de un temor a
las fuerzas de la naturaleza y las jerarquías internas,sin que por esto el temor se
disipe.Pierre Clastres comprobó cómo los nivaclé,guayakí y mbyá-guaraní juegan a tener
miedo a lo que en realidad temen. Se podría hablar por último de mitos de
violación,rayanos en lo grotesco,que no se convierten por eso en contraculturales ni en
una mera ficción; es decir,siguen teniendo la dignidad del mito. Un buen ejemplo de éstos
sería el mito nivaclé de Cufalh,cuyas hazañas eróticas y de otra naturaleza recogió Chase-
Sardi (5). Cuando el narrador inicia los relatos de este ciclo,la cara seria del auditorio va
quebrándose en sonrisas tímidas,y luego en risitas cada vez más difíciles de contener,
hasta que la estridencia de una carcajada hace estallar los sellos del pudor y la escena
culmina en gritos de alegría que vendrán a compensarlos de tantas tristezas. Los seres
sobrenaturales se permiten así una transgresión del orden cultural,no para sentar un
modelo alternativo de conducta,sino para ayudar a su gente a soportar la vida.
171
Un rubro especial dentro de lo cómico es la parodia,que superpone su intención
cómica,el recurso de la risa,a la intención seria de lo parodiado. Suele tomar otro texto
como referencia (intertextualidad),convirtiéndose en una segunda escritura,en una
reescritura desconstructiva de un modelo literario al que a menudo en el mismo acto afirma
y hasta exalta. También puede partir de personas concretas de público conocimiento,o de
cierto tipo de personajes de la vida social. Lo parodiado es siempre algo rígido,unívoco y a
menudo revestido con el aura de lo épico y lo consagrado. La parodia es un recurso
fundamental de la carnavalización,desde que rebaja el objeto de la representación artística
al nivel de una realidad actual,fluida e inacabada,y por lo tanto maleable. En ella el autor
imposta un lenguaje ajeno por lo común cargado de prestigio,pero imprimiéndole una
orientación diametralmente opuesta para alcanzar un fin también opuesto,ya que su
intención es esencialmente crítica y su método dialéctico. La imitación en la parodia es
relativa o parcial,
pues sobreimprime al modelo sentidos nuevos y antitéticos,que lo alteran sin quedarse en
la tentación de la caricatura y la mera burla: se trata de un canto paralelo,como ya lo dice
su etimología (paraeido). Quizás por esto sostenía Nietzsche que con la parodia comienza
la tragedia.
La novela picaresca es un capítulo relevante dentro de la historia de la literatura
europea en lo que atañe a la risa,
por lo que merece especial atención. En realidad,se trata de una anti-novela,de una
reacción mordaz contra los excesos de la novela idealista y las afectaciones de una
sociedad aristocrática encerrada en sus prejuicios. Lo que en el fondo se cuestiona es la
ética de la novela de caballería,y más aún de la novela pastoril surgida en la segunda
mitad del siglo XVI,que se complace en la pintura artificiosa de un mundo perfecto y
poblado de seres ejemplares,como pastores refinados que exponen sus cuitas amorosas
en el marco de una naturaleza sumamente estilizada.
La novela picaresca se inscribe en el barroco,y al poner
en ridículo los valores de la sociedad monárquica comienza a erosionarla. Por lo común el
pícaro carece de espesor psicológico. Su carácter parece venirle de nacimiento y no se
modifica en el curso de la historia. Al igual que los héroes de la epopeya,no evoluciona,a
pesar de lo que aprende en sus andanzas. Todo cambio en él es aparente,un mero
recurso de sobrevivencia,o artimaña para conseguir un fin mezquino. Lo que para él
cuenta es la simulación,a la que convierte en arte. Rinde así culto al mimetismo,al audaz
desafío que en lo social implica toda metamorfosis. Al cargar sus tintas en el plano de lo
aparente y exterior,soslaya la dimensión profunda del mundo,con lo que el ser tiende a
esfumarse. Así,parece no haber distancia entre un noble y quien se viste como tal y
remeda sus gestos,a los que previamente estudió en detalle,con ese poder de observación
que desarrollan quienes han renunciado a su propia imagen para asumir otra que le es
ajena. El mundo,en definitiva,no existe fuera de la mirada que lo construye y del poder que
convalida esa mirada.
Para acrecentar su fuerza corrosiva,este realismo barroco lo deforma todo hasta
deshumanizarlo,recurriendo al grotesco,a la alegoría y la caricaturización
extrema,mediante una escritura que se reviste de un aura de ingenuidad para disimular
sus dardos.
En la partida,hay una definición de clase: el pícaro es un plebeyo sin ideales,un
172
anti-caballero andante lanzado a una epopeya del hambre,en un mundo de marginales en
el que toda virtud resulta pisoteada,y donde el honor no pasa de ser una ilusión. Es que el
pícaro,por naturaleza,es el hombre sin honor,que explota la hipocresía de un orden
falso,del que no es más que una excrecencia,convirtiéndose en su parásito. Dicho orden
se pretende siempre noble y colmado de virtudes,
por lo que será tarea del pícaro revelar su entramado,tan miserable e inescrupuloso como
su propio mundo. El pícaro es asimilado al bufón,al loco y al mismo diablo,como ocurre
siempre con los que se atreven a desenmascarar cualquier sistema social establecido.
La hipocresía religiosa es uno de los blancos en los que esta novela se
ensaña,hasta el punto de que difícilmente el tema faltará. La fe es presentada como una
afectación falsa,y no sólo en los que se proclaman muy devotos: ni los frailes la toman en
serio,como que no vacilan en medrar descaradamente con ella. El verdadero dios es el
dinero: todo gira a su alrededor.
Y ni qué hablar de las mujeres,que se pretenden castas para engañar a los
incautos. La novela picaresca se apropia de la concepción medieval de la mujer,que la ve
como un instrumento del diablo para condenar a los hombres al fuego eterno. En
consecuencia,deviene esencialmente misógina. Y esto es así porque el pícaro no
comprende nada del amor ni intenta comprenderlo,por temor,torpeza o bajeza moral.
Nunca sería capaz de jugar un rol en una comedia galante que no sea la seducción
desaprensiva y el posterior abandono de su presa,
pues ni ebrio ni dormido se dejará llevar ante el altar,a menos que sea por interés y con el
ánimo de fugarse en breve.
Lo que cuenta para el pícaro es el camino,la errabundia que le permite conocer el
mundo,recorrer una geografía que es a menudo simbólica. En este sentido,se podría
definir a la novela picaresca como una novela de aprendizaje,pero lo curioso es que la
sabiduría conseguida no basta,como se dijo,para modificar al héroe. Si algo ama el pícaro
es la libertad,sentimiento que siempre desea explorar,como vía de la fuga y punto de
partida de nuevos encuentros venturosos. De ahí que las historias se encadenen de un
modo simple,en torno al eje conductor que es el pícaro,al que le suceden muchas cosas
por afuera pero nada por adentro,o casi nada. Esto como norma general,pues no faltan
estructuras más elaboradas,que avanzan por un lado hacia la novela de costumbres,y por
el otro hacia la de aventuras,que habrán de tomar su sitio en la segunda mitad del siglo
XVIII,época en la que esta corriente declina y muere.
La novela picaresca surge en España con c$ cc, (l554) -censurado
al poco tiempo de su aparición,y no reeditado en su versión completa hasta el siglo XIX- y
$)cc% (l559). De ahí se extiende a Alemania,Francia,
Inglaterra y Holanda. En Francia,la mejor obra que produjo esta corriente es cc
c ÷c c &,de Alain René Lasage,publicada en l7l5. ,c <,de
Fielding,aparecida en l749,no será ya asimilada a una novela picaresca,pues por su lógica
interna,su coherencia y su recuperación de lo verdaderamente épico y el trasfondo
histórico,marca claramente una transición al realismo. Aunque también para Fielding toda
profesión de virtud es sospechosa y sus personajes no son de una pieza: la debilidad de
los sentidos en algún momento traiciona el discurso y la obra se abre a la ambigüedad
propia de la novela moderna. En l8l6 se publica El c& ,de José Joaquín
Fernández de Lizardi,libro al que la crítica considera la primera novela verdaderamente
173
latinoamericana,pues aunque se ajusta a los preceptos españoles del género,se adapta a
la realidad de México de esos años.
La crítica marxista destacó el cuestionamiento social que subyace en la novela
picaresca,lo que en buena medida es cierto. Sin embargo,la risa que fluye por la misma no
es de auténtica raigambre popular,pues ya vimos que la risa popular
no aplana la realidad social y cultural,sino que la profundiza al revelar sus sentidos
ocultos. En ella hay siempre un orden ético que se contrapone a un sistema corrupto y
opresor,al que denuncia en su afán de restaurar la justicia y la plena
vigencia de sus valores. El pícaro,si bien surge del seno del pueblo,carece de conciencia
de clase y adopta los valores de la burguesía en su afán de acercarse a la aristocracia. De
ahí su constante preocupación por la nobleza de la sangre,que,como alguien dijo,es la
nobleza de quienes no la tienen. El pícaro no pretende en modo alguno suprimir a la
aristocracia,sino más bien gozar de sus prebendas y hasta convertirse en noble por algún
golpe de la fortuna.En todo caso,lo que critica al orden dominante es el relato mismo,los
recursos del narrador. A propósito de c ÷
de Quevedo,Didier Souiller afirma que
esta obra prohíbe no sólo la revuelta,sino también la esperanza (6).Es que en el mundo de
la ilusión,de los espejos,
ninguna realidad es posible,y menos aún una realidad transformadora,esa auténtica
rebeldía que escapa a la mera representación de una apariencia,al virtuosismo
desplegado en metamorfosis que son juego y no fuego.Pero a veces,el carácter pasivo y
mimético del héroe toma especial filo,como cuando parece aceptar los prejuicios de la
aristocracia pero se sorprende de pronto por cosas que todos aceptan sin discusión. Es
decir,el pícaro deviene aquí ese otro cuya mirada ingenua o "bárbara" desmonta los
andamiajes de lo que se pretende racional y civilizado,recurso tan bien utilizado por
Voltaire en ()c c c (l759) y c (l767),y décadas antes por
Montesquieu en sus ( c (l72l),quien a su vez trabajó sobre una tradición ya
establecida con cierta solidez,en la que se situarían La Bruyère y Bayle,entre otros.
En los ámbitos rurales de América circulan largas series
de cuentos para hacer reír,que se caracterizan por su brevedad
y gran despliegue de ingenio. Cabe considerar a los mismos como un subgénero del
cuento popular.
La risa,al igual que el tono sentencioso y reflexivo,ha
buscado siempre el epigrama,que viene a ser el hueso de la sabiduría del pueblo. El
epigrama es un viejo recurso de la oralidad que cumple la función de las fórmulas,ya que
es un tipo especial de fórmula: la que condensa un saber y no se queda en mera
referencia o metáfora. La actual crisis de la oralidad no parece afectar demasiado a los
refranes,que siguen multiplicándose con sorprendente vitalidad.En su gran mayoría,
poseen un tono picaresco,jocoso,que juega tanto con la ambigüedad del lenguaje y los
malentendidos como con la desacralización de todo poder,cuyos códigos resemantiza para
desnudar su realidad. Aunque algunas veces se quedan en un puro divertimento,lo común
es que unan a esta intención el propósito de hacer pensar sobre las costumbres,las
estructuras
sociales o la misma condición humana.
Para alcanzar cierto despliegue narrativo,los refranes
pasan a animar el cancionero popular,que se nutre de estas fórmulas de un modo en que
174
no lo hace el cuento oral,y menos aún la leyenda y el mito. La brevedad de la copla parece
ser el campo más propicio para los refranes,tanto picarescos como de otro tipo.
Recorriendo el vasto paisaje de la misma,veremos que en ella nada queda en pie. No sólo
la policía,el gobierno,
los curas,los terratenientes,políticos y doctores resultan vapuleados en el plano simbólico.
Caen también bajo sus dardos la mujer y el hombre,el amor,el matrimonio,los
extranjeros,los amigos más queridos y hasta la justicia divina,que,como se sabe,es harto
veleidosa. En las coplas que siguen,junto al humor va el rencor:
µ;c ccc
ccccccccccccccc cc c
cccccccccccccccc ccc$c
cccccccccccccc c! C
c! c
#c
ccccccccccccccc #c
cccccccccccccc c c c
cccccccccccccccc "c
c
Otro ámbito de la risa popular es el circo,manifestación de un arte que hunde sus
raíces en la Antigüedad. En las grutas de Beni-Hassan,hacia el año 35OO a.de C.,los
egipcios grabaron representaciones de malabaristas con tres pelotas,
mientras que en Tebas y Menfis dejaron varios registros de equilibristas y acróbatas a
caballo. El arte del circo es fundamentalmente el de la destreza corporal,pero no podía
clausurar sus arenas a la risa,esa reina de la feria y la plaza pública. Refiere Beatriz Seibel
que en Grecia surgen ya los cómicos trashumantes,que eran los artistas que no habían
podido acceder al teatro oficial o habían sido desplazados del mismo. Payasos con una
enorme panza y un obsceno apéndice,
llamados ,improvisaban escenas vistiendo camisa y pantalón blancos,llevando una
espada y cubriéndose la cara con una máscara,al igual que los actores trágicos. Fueron
ellos quienes desarrollaron una farsa popular llamada . En Roma,
el término "mimo" designa ya,más que a un género teatral,un tipo de artistas a los que se
les permite actuar en los intervalos de las tragedias. Había allí dos clases de mimos: el
c,el sabio,que vestía de blanco,y el c,que asumía el papel
de idiota,vistiendo un traje con remiendos de varios colores que prefigura ya al payaso. El
éxito creciente de tales actuaciones llevó a la creación,por un lado,del mimodrama,donde
se alterna el canto con un diálogo en verso o prosa,y por el otro de la pantomima,género
en el que el actor representa sólo por gestos,con un acompañamiento musical o coral (7).
Esta concepción del circo como espacio de la habilidad (simple entretenimiento) y de la
risa (teatro popular) se conjuga perfectamente en el circo criollo argentino,que tiene sus
correlatos en otros países de América Latina. Si bien predominará en él la expresión
dramática,hará también un buen sitio a formas de la risa que trascienden el mero
entretenimiento para cumplir una función crítica,desde que acompaña a la actuación el filo
de la palabra,la sátira política que fue a menudo objeto de censura,como lo atestigua José
Podestá (8).
175
Un campo muy propicio para la picaresca popular son los ciclos de cuentos de
animales antropomorfizados. En Africa,los de mayor difusión son los de Somba,el Conejo y
Ananzi,la Araña. En América del Norte,el ciclo de la Liebre Michabazo de los indios de las
grandes llanuras de Estados Unidos,y el del Cuervo,de la Columbia Británica. En
Sudamérica se pueden citar a los ciclos de Jabuti o la Tortuga terrestre y de Mucurá,la
Zarigüeya,ambos de la tradición tupí-guaraní de Brasil,y el ciclo de Juan el Zorro,de
Argentina,que abreva en tradiciones antiguas de Europa,aun anteriores a c c c
. ,
"epopeya animal" de la Francia del siglo XII. Esta obra medieval,escrita en lengua de
"oil",fue considerada una parodia de las canciones de gesta que exaltan la sociedad
caballeresca,aunque no se queda en esto,pues muestra los excesos de la sociedad
feudal,la lucha del siervo de la gleba contra el señor,en la que valen la mala fe,la astucia,el
engaño y la traición,por lo general a cargo del Zorro. Se trata,claro está,de una obra
erudita,perteneciente al saber libresco,aunque sin duda nutrida en la oralidad
popular,como toda epopeya del hambre. Es que el resorte que mueve a Renard es el
hambre y no un afán de justicia,aunque ésta se logre a la postre de un modo
indirecto,como resultado de su espíritu de burla,castigo o venganza. Cinco siglos
después,Goethe retoma esta tradición en su .1c 5 (algo así como "El astuto
Zorro"),poema épico de doce cantos y alrededor de 4.34O versos,que escribió hacia l794.
Se trata de una obra con una mayor estructura lógica,en la que el acento humorístico
prima sobre el heroico y se extrema la crítica a la rapiña del orden social. Se podría citar
también a ,la célebre farsa del inglés Ben Johnson,pero más que extendernos en
estas recreaciones eruditas,nos interesa volver a la vertiente oral y analizar el ciclo
argentino de Juan el Zorro. También aquí la astucia,representada por el Zorro,se enfrenta
a la fuerza bruta,personalizada por el Tigre. El Zorro oculta en el fondo fermentos
subversivos,pero como bien señala Canal Feijóo,nunca llegará a ser revolucionario por su
falta de solidaridad con los que padecen una situación similar,por su individualismo
extremo y su carencia de todo plan,que le impide convertir su triunfo en el sustento de un
nuevo orden que dé sentido a su pequeño acto heroico (9). Pero el Zorro no sólo carece
de sentido social: también le falta sentido moral,y especialmente en el plano sexual.Para él
no cuenta la familia,el matrimonio,
la paternidad. Se burla de toda fe e ignora todo arte. Pero en Argentina habría al menos
dos tradiciones diferenciadas: la salteña y la santiagueña. Una muestra de la primera sería
la recopilación que hizo Juan Carlos Dávalos,contada a su manera en su libro cc
cD (l925). Vemos aquí un Zorro torpe,desdichado,que ignora las leyes del medio y
hasta los dictados más elementales del instinto de conservación. El Zorro
santiagueño,cuyos "casos" compendia Canal Feijóo,se muestra más listo e
inescrupuloso,con lo que potencia la actitud crítica. Compensa la desigualdad de fuerza
frente al Tigre con un discurso astuto y sin atisbos éticos,que a todas luces se revela más
eficaz,ya que hasta le permite seducir con engaños a su tía la Tigra,cosa que al Zorro
salteño ni siquiera se le cruza por la cabeza.
La humanización de los animales es un fenómeno bastante universal,ligado a una
concepción animista de la naturaleza (en la medida en que les atribuye un alma) y al
totemismo. Este último implica ya un anclaje en el universo mítico,en el cual puede ocurrir
que los hombres fueron antes animales,o que los actuales animales fueron antes hombres
176
a los que se rebajó a esa condición (a menudo no se explica quién lo hizo ni por qué
causa) o decidieron por su propia voluntad convertirse en ellos,como en algunos mitos que
explican el origen de los pájaros. Al referirnos a los géneros hablamos de la fábula,y se dijo
entonces que la moraleja suele estar ausente en los cuentos de animales de la tradición
americana,por más que en muchos de ellos se adviertan restos de la ejemplaridad propia
del mito,es decir,de una intención paradigmática.
Por lo general el mito dramatiza la realidad social,pero existen también mitos de
desdramatización que ayudan a soportarla,así como mitemas que introducen la risa en un
plano lateral de las estructuras dramáticas,como un modo de atemperarlas y humanizarlas.
De ahí que en el estudio de los mitos no puede faltar una poética de la risa.
El Carancho,deidad de las mitologías toba,pilagá,mocoví,
chorote,wichí,mak'a y chamacoca del Gran Chaco,difundida también entre los tehuelches
de la Patagonia,es en primer término un héroe civilizador,al que se atribuye el origen del
fuego y la enseñanza de fabricar armas,y al que se representa con la forma de este
animal,pero también es un 1 que puede tomar apariencia humana y simular una
identidad ajena,
como un vulgar impostor,para acostarse con una joven,aunque en otro mito,puesto en
defensor de un ,desenmascara al Zorro cuando éste intenta hacer lo mismo,y lo
entrega a la ira popular. Wuaiagalachiguí,el 1 toba por excelencia,se libra a una
impostura semejante. Al igual que el Carancho,
tiene también una forma animal (pájaro carpintero) y puede asumir un aspecto humano
para engañar,aunque no se trata ya de un héroe civilizador. Sí lo es,en cambio,el Kíjwet de
los chorotes,quien además de entregarse a toda suerte de violaciones de muchachas (que
hasta incluyen el arte de preñar a distancia) enseña a los hombres a comer pescado. El
Cufalh de los nivaclé,otro gran 1 y violador,revela grandes poderes mágicos y
condición de guerrero. Puede librar a su gente de los tobas,sus más feroces enemigos,y
rejuvenecer a los viejos,pero sin actuar como héroe cultural. Predominan en su ciclo los
relatos de desdramatización,aunque por momentos alcanza la seriedad del universo
mítico. La risa se centra aquí en comportamientos paradigmáticos y no en una crítica al
poder,pues la falta de clases sociales quita sentido a la misma.
Darcy Ribeiro analiza el ciclo de Gü-ê-krig,el héroe bufo de los kadiwéu. No se trata
a su juicio de un héroe mítico,
pues nada hizo para beneficiar o perjudicar al grupo y carece de poderes sobrenaturales:
sus ardides son "naturales". Las innumerables aventuras que de él se cuentan están llenas
de un humor picante,de una extravagancia que coquetea menos con lo delictivo,si las
comparamos con las de Kíjwet y Cufalh. Se lo describe como un viejo farristo,ladrón y
mentiroso,que recorre las aldeas atormentando y divirtiendo a todos con sus peripecias.
Su vejez y aparente seriedad le sirven de máscara para alejar las sospechas,con lo que se
asegura cierta impunidad (lO).
NOTAS
177
l) Mikhaïl Bakhtine,cc cc ,Paris,
Gallimard,l978; p. 458.
2) E. M. Cioran,÷ cc ,Madrid,Taurus,l983;
p. lO9.
3) Janheinz Jahn,K9 c c ,México,FCE,
l963; p. l4l.
4) Cf. Paul Del Perugia, c c c,Paris,Payot,
l993; pp. 26-27.
5) Miguel Chase-Sardi,cu
c,Asunción,
Ediciones Napa,l98l.
6) Didier Souiller, c c ,Paris,P.U.F.,l989 (2éme ed.); p. 55.
7) Cf.Beatriz Seibel, cc ,Buenos Aires,Ediciones del Sol,l993; pp. 9-lO.
8) ; pp. 44-5O.
9) Cf. Bernardo Canal Feijóo, cccE<E,Buenos Aires,
Compañía Impresora Argentina,l94O; p.33.
lO) Cf. Darcy Ribeiro,/2,Petrópolis,Vozes,l98O; pp.84-85.
178
CAPITULO XIII
EL TRANSVASAMIENTO A LA ESCRITURA
Así como las literaturas escritas metropolitanas funcionaron durante mucho tiempo (y en
menor grado siguen funcionando) como elementos de aculturación,de desestructuración
de la identidad del mundo periférico,la tradición oral juega,con pocas excepciones,un papel
opuesto,en la medida en que alimenta el proceso de endoculturación en las sociedades
ágrafas o semialfabetas (comunidades rurales) y define varios de los contenidos de lo
popular y nacional en los conjuntos sociales cimentados en la escritura y los nuevos
medios de comunicación. Los elementos más conscientes de estos últimos han
comprendido ya que provocar o permitir el naufragio de la tradición oral es una forma de
suicidio cultural. Por su parte,las sociedades tradicionales observan con tristeza el
creciente deterioro de su oralidad como medio de conservación y transmisión de su
cultura,ante el escaso interés que muestran los jóvenes por sus contenidos,lo que ha
llevado a decir que cada viejo que muere es una biblioteca que arde. A causa de
esto,muchos artistas,intelectuales y educadores han acudido en apoyo de los sectores
populares en su empeño por rescatar y revitalizar la tradición oral,valiéndose tanto de la
escritura como de los nuevos medios. Las buenas traducciones y recopilaciones que se
lograron por esta vía influenciaron a la literatura erudita,transfiriéndole nuevos recursos
formales y núcleos temáticos,por lo que se trata,en todo caso,de una interacción recíproca
que beneficia a ambos sectores por igual. Definido el propósito,la cuestión pasa a ser el
cómo,es decir,de qué manera se debe o se puede hacer esto. Nos ocuparemos aquí de los
problemas que plantea el traslado de la oralidad a la escritura,dejando para el último
capítulo el tema de los medios audiovisuales.
El problema no es nuevo,desde que fue ya advertido por Ramón Pané,el ermitaño a
quien Colón encargara transcribir a la escritura la tradición oral de los taínos. Aunque de
un modo confuso,Pané intuye la diferencia radical que existe entre los discursos oral y
escrito,lo que veía como un gran
escollo para su tarea. Optó por ser fiel al discurso oral
179
indígena,por el desafío de la otredad,sin hacer mayores concesiones a los códigos de la
escritura y la racionalidad occidental (l).
Hablamos ya de la segunda oralidad,que se recompone a partir de la escritura,lo
que implica cierto grado de apropiación popular de dicha técnica. Mediante la misma,los
sectores subalternos se aseguraron por una parte la fiel transmisión de su legado,y por la
otra lo enriquecieron con los aportes de la lectura,relatos que adecuaron a su realidad
y resignificaron según su visión del mundo.Sólo por mecanismos como éste pudo,por
ejemplo,llegar a los grupos campesinos e indígenas de América la historia de Carlomagno
y los doce pares de Francia. Pero las huellas gráficas de un poema o un relato que el
pueblo asienta en un cuaderno no han de ser vistas como un intento de congelar la
dialéctica propia de la oralidad. Las tachaduras,añadidos y modificaciones de otro tipo que
se observan con frecuencia en los manuscritos,están
probando que no son más que borradores,obras transitorias,"en progreso",cuando no una
mera "partitura" que apoya un ritual. Contra la relatividad de estos textos abiertos a las
nuevas necesidades expresivas conspiran los que fosilizan lo popular desde una
pseudoerudición sustancialista,apurándose en folklorizar tal literatura mediante versiones
que se presentan como paradigmáticas e incluso como fieles fotografías del habla,útiles en
todo caso para lingüistas y filólogos,pero no para la literatura y el arte. Porque lo que en el
narrador está integrado a la totalidad y resulta garantía de verosimilitud,elemento de
comunicación real,en la cruda abstracción del papel y ante la mirada crítica de los cultores
de las bellas letras termina siendo a menudo una parodia de la literatura. Este recurso de
la transcripción "exacta" o mecánica se torna aún más arbitrario cuando el relato se recoge
en segunda lengua,la que no puede ser considerada de por sí una lengua literaria,con
validez de tal,salvo en muy raras excepciones,como bien se sabe.
Frente a estos textos desgrabados,si se los toma como literatura y no como simples
fuentes de información,hay que abandonar la idea de que el acto fiel es no tocarlos en
absoluto,para apoyarse en el criterio de traducción,aun cuando se trate de un mismo
idioma,pues es la idea de transposición y sus reglas lo que mejor puede orientar el pase
de un sistema a otro. Reglas que exigen una mayor fidelidad a la sustancia dramática del
relato y los mecanismos del pensamiento del narrador que a las expresiones
circunstanciales que adopta,
pues de lo contrario se corre el riesgo de vaciarlo de su vitalidad y fuerza expresiva. La
idea de publicar un relato oral tal como fue recogido de la boca del pueblo,sin cambiar
nada,arranca de los hermanos Grimm,aunque ellos mismos no la cumplieron al pie de la
letra (de sus doce informantes,sólo una mujer era una campesina inmersa en una cultura
de la oralidad),razón por la cual los etnólogos contemporáneos los acusan de
deshonestidad intelectual. Ya a fines del siglo XIX se había consolidado el criterio de que
la transposición de la oralidad a la escritura ha de ser mecánica,"fiel",con lo que se
sacrificó el aspecto estético al documental o folklórico. No se debe por cierto encorsetar
los textos en la gramática de la lengua recipiente,pero tampoco convertirlos en caricaturas
de sí mismo. La solución pasa entonces por la flexibilidad. De lo que se trata es de
mantener en el papel la altura que posee el relato en su versión oral,pensando que será
leído también,o principalmente, por personas que tienen otro sentido de la literatura,y que
se hallan predispuestas a menospreciar este tipo de narrativas. Si por ejemplo un
campesino,al narrar un cuento,pronuncia "ushté"" en vez de "usted","gÜeno" por
180
"bueno","áhi" por "ahí",y se lo transcribe tal cual en la escritura,en tributo a un aspecto
lingüístico (que a menudo es algo propio de un narrador particular y no del habla de la
comunidad a la que pertenece el relato) de escaso o nulo valor literario,no se estará
siendo fiel al relato,sino trabando la comunicación y universalidad a la que aspira. Quiero
decir con esto que no es del todo legítimo presentar a un vasto público lector un patrimonio
colectivo por medio de una sola versión recogida al azar,pues se termina así sacralizando
como un "clásico" o versión príncipe lo que no pasa de ser una de las tantas versiones
posibles,por lo general ni la más rica ni la más correcta. El habla de la comunidad debe
estar presente,pero no hasta el punto de distraer al buen lector de lo universal del relato,de
su sustancia dramática,ni de reforzar en su conciencia el estereotipo de que esa gente
nada tiene que ver en verdad con la literatura. Es que el estilo no pasa por el
"güeno"(siempre en la comunidad habrá quien lo pronuncie bien) sino por el ritmo,la
metáfora y ciertos aspectos sintácticos,
para no citar más que elementos que pueden transvasarse fácilmente a la escritura.
Resulta también una infidelidad al relato mantener en el texto escrito recursos y
muletillas que son efectivos en la oralidad,en la medida en que sirven para manipular a un
auditorio,pero que en la escritura se convierten más bien en un ripio que distrae,acabando
con su belleza y eficacia. ¿Y qué decir de las frases truncas,de los atajos sin salida que
obligan a veces a retroceder para retomar el hilo del relato,
lo que equivaldría a los párrafos suprimidos en la escritura? Por cierto,son cosas que
cualquier narrador oral eliminaría de tener un mínimo manejo del lenguaje escrito.
Tal idea de traducción en la transposición de un sistema a otro debe llevar,más que
a una reescritura que diluya el estilo étnico (o social) y personal,acercándose a lo que
sería ya una adaptación,a una serie de pequeñas intervenciones bien meditadas que
permitan eliminar de la versión escrita todo aquello que tal vez pueda justificarse o pasar
en la oralidad, pero que de asentarse en el papel sólo serviría para opacar el
estilo,quitándole buena parte de su fuerza. Ello implica,por cierto,un sentido estético del
que por lo general carecen los antropólogos y estudiosos de las narrativas marginales,a
los que,por otra parte,sus criterios científicos les impiden alterar las fuentes de información.
Su metodología es antropológica,no estética,y nunca sacrificarán la primera en tributo a la
segunda.
El paso de una lengua a otra no presenta mayores complicaciones dentro de los
mecanismos de la oralidad (es decir,cuando no interviene la escritura),pues no hay una
redacción a la cual el traductor deba ceñirse. El intérprete
aprehende la estructura del relato que escucha y luego lo cuenta a su modo,ajustándolo a
las pautas narrativas y los elementos culturales de su grupo social. Ni siquiera el poema
debe sortear dificultades verbales o métricas de ningún tipo,y el ritmo suele ser recreado
con facilidad. Pasar,en cambio,de lo oral a lo escrito,presenta más dificultades de lo que
por lo común se cree. En el prólogo a su compilación de cuentos cusqueños,Johnny Payne
señalaba que la mayor parte de la literatura etnográfica es traducida por de
distinta laya,que no se plantean en modo alguno los problemas propios de la traducción.
Para dicho autor,el traductor será incompleto si no se hace también etnógrafo o se apoya
en un trabajo etnográfico,y el etnógrafo será incompleto si no se hace también traductor
literario (2). Pero como ya vimos,no es nada fácil que un etnógrafo pueda dejar a un lado la
conformación científica de su pensamiento y sacrificar la "verdad" antropológica a las
181
necesidades expresivas. Más apropiado me parece incorporar al proceso de traslado a la
escritura la figura o el rol del traductor,alguien formado especialmente para realizar esta
tarea,o que posea el menos un buen sentido de lo literario y un manejo de la lengua
receptora en el nivel estético,como para poder recoger los matices. Es que el arte reside
en la forma,y quien no esté capacitado para captar todos los aspectos de este tipo no
puede cumplir dicho rol. Ello salta a la vista cuando se traducen con pocas palabras y de
un modo desmañado y plano largos discursos que en la lengua de origen están colmados
de sutilezas. Más que traducciones artísticas,son resúmenes de un relato que apuntan
más a la información que a la expresión,
dado su escaso o nulo valor literario.
A tal desviación cientificista se debe sumar la desviación esteticista,que ocurre
cuando el traductor se toma demasiadas libertades creativas,utilizando la versión original
como simple guía de un relato que ya será otro,y que en verdad se trata de una
adaptación,aunque no se lo presente así. La adaptación es un recurso por cierto
legítimo,que cualquiera puede encarar con todo derecho,pero no es válido presentar como
literatura étnica versiones estilizadas o traducciones muy libres de los relatos indios
realizadas por escritores ajenos a esas culturas. Y decimos ajenos,porque los participantes
de las mismas tienen pleno derecho a producir,
desde adentro,una versión "ilustrada" tan válida como las transcripciones que se hacen de
la oralidad. Estos trabajos literarios suelen estar a cargo de escritores de la misma
sociedad,que narran sus tradiciones orales con un estilo más elaborado y en una lengua
que les asegura mayor difusión,como en los ya célebres casos de cc'%c
/ y c0cc'%c/,del senegalés Birago Diop,
quien,respetando el francés,no se aleja de los recursos del ni de las virtudes de las
lenguas africanas. Además de transvasar los cuentos orales a la escritura,dichas obras
renuevan y fortalecen el género,convirtiéndolo en un factor de reculturación. En la
traducción un tanto libre,embellecida,que hizo Adrián Recinos del libro sagrado de los
antiguos kichés,
Adrián I. Chávez,indígena de dicha parcialidad étnica,vio una forma de colonización del
texto,y presentó su propia versión como una descolonización del mismo. La clásica obra
de Bertha Koessler Ilg,(cc ,que funcionó durante mucho tiempo como
referencia fundamental de la literatura mapuche,no es en verdad literatura mapuche,sino
un conjunto de mitos y leyendas de este pueblo contados libremente,mediante
convenciones estilísticas occidentales y con elementos románticos,por una autora ajena al
grupo. Sólo podrá haber una literatura mapuche cuando sea un mapuche el dueño de la
palabra. Claro que en toda traducción hay un margen de adaptación,pues se deben buscar
las equivalencias no sólo de las palabras,sino también de la estructura y musicalidad de
las frases y todo lo que conforma el estilo. Tal adaptación puede ser vista como una
traición,pero se trata en todo caso de una traición tan necesaria como relativa,pues el
traductor apunta a restituir en otro nivel el contenido de verdad y belleza de las
expresiones "traicionadas". Estas "traiciones" de quienes se sujetan con todo a un texto y
procuran ser fieles al mismo no pueden ser equiparadas a las versiones libres de un relato
étnico o popular realizadas por personas ajenas a la cultura.
Tal crítica a la traducción muy libre no debe entenderse como un elogio a la
traducción literal,la que por apegarse
182
demasiado al texto no intenta una verdadera transposición. Es que para alcanzar un efecto
comunicativo es preciso situarse en la lengua receptora,y desde ahí recrear la belleza
formal del relato,sin caer en esa excesiva literalidad que interesa más al antropólogo,ni
traicionar a la lengua de origen más allá de lo necesario.
Si la lengua materna del narrador es otra,se deberá partir de una versión en esa
lengua y no en una segunda lengua,la que,como se dijo,no será tomada como válida para
producir un discurso artístico,por más que esa persona se maneje bien con ella en la
comunicación diaria.El traductor puede conocer poco la lengua original,pero ha de ser
sensible a su sonoridad,a su ritmo y melodía. Para suplir sus carencias,trabajará con el
mismo narrador,si éste es bilingüe,o con alguien que lo sea. Lo mejor será siempre realizar
esta tarea con el mismo narrador,para consensuar con él los cortes y mutaciones que
requiera el paso a la escritura. Tratándose del mundo mítico,conviene formar un grupo de
tres o cuatro narradores,para armar con el trabajo conjunto una versión "clásica" de cada
relato,que incorpore todos los elementos narrativos que se consideren pertinentes y
alcance un consenso en el aspecto formal.
Se presenta también el problema de determinar a qué idiolecto de la lengua
receptora se ceñirá la traducción. Un idiolecto,como se sabe,es el habla,el modo especial
que tiene un individuo (o cierto grupo de individuos) de utilizar el lenguaje. A mi juicio,debe
primar el habla del sector bilingüe del mismo grupo étnico,ya que éste,al utilizar la segunda
lengua,tiende a emplear la estructura gramátical de su lengua materna,con lo que imprime
a aquélla una fuerza estilística especial,que José María Arguedas explotó como recurso
literario en el caso del quechua,con sorprendente resultado,y Roa Bastos en relación al
guaraní. De lo contrario,si se vuelca el relato indígena a un español (o portugués,inglés)
muy correcto,muy culto,los protagonistas,al hablar,perderán poder de
convicción,verosimilitud. Claro que tampoco se pueden llevar las alteraciones sintácticas
más allá de ciertos límites,para no caer en esa folklorización del lenguaje propia del viejo
regionalismo y de cierto indigenismo pintoresquista. Se puede tomar así la riqueza de
vocabulario de la lengua original,y apelar a las formas sintácticas de los hablantes
bilingües,modelo que permitirá al traductor limitar el alcance de su propio
idiolecto,salvándolo a la vez de caer,en la búsqueda de formas más neutrales y
objetivas,en un lenguaje anodino,afectado,nada convincente y sin vuelo literario.
Si el traductor carece de una discreta base antropológica y desconoce los códigos
de la cultura que produce el relato, incorporará un antropólogo al grupo de trabajo,a menos
que un participante de la cultura tenga una clara conciencia de la misma y pueda
suplantarlo,proporcionándole la información que precise. Siempre lo mejor será esto
último,o que el traductor se compenetre de los secretos de la cultura.
El relato,en tanto literatura,debe ser accesible a todos y capaz de atrapar al lector
del mismo modo en que el narrador oral lo hace con su auditorio. Ello implica,como se
dijo,no priorizar el aspecto informativo o científico sobre el estético. Las explicaciones que
ayuden a la comprensión de los sentidos no deben ser incorporadas al texto sino puestas
como notas o dar pie a textos complementarios de interpretación,
como hicieron,por ejemplo,con los himnos guaraníes León Cadogan en el %
.,Pierre Clastres al traducirlos al francés en su obra c c ,y Carlos
Martínez Gamba en c c . De esta manera,la hermenéutica
antropológica enriquece los sentidos del texto sin contaminar su estilo,es decir,el aspecto
183
formal. No obstante,se debe tener en cuenta que estas notas siempre restringirán la
circulación del relato,al sustraerlo del gran público para orientarlo más hacia los
especialistas. Si a causa de dicho intento hermenéutico el relato termina en mano de un
reducido número de lectores,no se habrá realizado un gran servicio a estas literaturas
marginales,que necesitan,antes que nada,
difusión. Más vale entonces publicar por separado,en una revista literaria o
antropológica,tales estudios. A menudo estos discursos hermenéuticos se nutren en el
afán de evitar una pérdida de comunicación,sin comprender que ésta resulta inevitable en
casi toda traducción. Si algún dato se considera
fundamental para la comprensión del relato y no está mencionado en la versión oral pero
sí implícito en ella,se puede introducirlo de un modo que parezca espontáneo,es decir,
que oculte la intención informativa. Esto,por cierto,no invalida la traducción. A menudo el
traductor o compilador recurre a glosarios que ubica al final del libro,aunque la tendencia
moderna es eliminar los mismos y dar por conocidos los vocablos,con lo que se los
naturaliza,quitándoles su aura exótica.
Hay veces en que un discurso oral puede ser totalmente críptico para alguien ajeno
a la cultura. Así,muchos pasajes de los cánticos de los shamanes huicholes parecen
versiones taquigráficas,por su estilo sumamente abreviado y aforístico
que se apoya en lo sobreentendido,o en la inteligencia de que luego de cientos de horas
de cantos y relatos el neófito terminará de entender el mito. Sí,el neófito alcanzará a la
postre tal comprensión,pero los extraños tendrán escasas posibilidades de hacerlo a
través de un texto que no es más que un fragmento de ese largo discurso. Frente a esto,la
solución puede ser preparar una versión especial del relato en un taller interétnico,que
proporcione las claves para la comprensión sin traicionar el estilo. Ello exige,claro,un gran
poder de síntesis,en el que el traductor deberá jugar un rol muy activo.
Otro problema a tomar en cuenta es lo que podríamos llamar la descolonización del
relato,ya esbozado en el Cap. IX. Esto resulta de especial importancia cuando se trata de
los mitos indígenas,pues los mismos transcurren en un tiempo original,anterior al
histórico,que es donde se inscribe la irrupción del blanco. Toda conquista implica para el
pueblo sometido un bombardeo abrumador de elementos extraños,algunos de los cuales
logran filtrarse en la esfera de los mitos,como secuela de esa violencia ilegítima,no de una
elección legitimante. Aparecen así en tal edad primordial escopetas,
gallos que cantan anunciando una nueva era (como entre los uros de Bolivia),toponimias
cristianas (San Juan Teotihuacan,
San Pedro de Rucullacta),cargos políticos (como el de presidente) que no existían entre
ellos,etcétera. Un relato recogido por Jorge A. Lira en el Alto Urubamba cuenta,por
ejemplo,que el primer venado se originó como castigo del Dios de los cristianos,y en cierta
forma también de una Señora que sería la Virgen María,al hermano envidioso e indiscreto
de un humilde cazador de vicuñas,que fue transformado en dicho animal (3). Aquí no sólo
se observa el reemplazo de la deidad quechua por la cristiana,sino también una
aculturación en la estructura misma del relato,que responde ya a tipos y motivos
introducidos durante la Colonia,o incluso después. Los mayas de la Península de Yucatán
usan las palabras "rezo" y "sacerdote" para referirse a las plegarias y curas católicos,
diferenciándolos así de sus propios sacerdotes (<,en singular,y <' en plural)
y plegarias (a estas últimas
184
llaman '). Pero tal separación en lo formal,por cierto
interesante,no se mantiene al abordar el contenido de sus plegarias,donde aparecen,en
medio de su propia discursividad religiosa,que se refiere a Chaakes y Balames,el Padre,El
Hijo y el Espíritu Santo,así como vírgenes y santas católicas (Virgen Rosario,Virgen Santa
Ana,Virgen Rosa). Lo curioso es que estos símbolos coexisten sin conflictos,aunque
predominan los elementos cristianos,usados de un modo heterodoxo que da cuenta de un
proceso sincrético.
Desde luego,ello resta coherencia y esplendor a dichos mitos en el plano
simbólico,al margen de la información que arrojan sobre los alcances del proceso
aculturativo,sin duda útil para el antropólogo. Las literaturas indígenas no tienen por qué
permanecer impávidas ante tal empobrecimiento de su mundo simbólico,por lo que resulta
no sólo lícito,sino también muy conveniente,sustituir dichos términos por los correctos,
eliminarlos y hasta recomponer las estructuras narrativas alteradas. Esto no regirá por
cierto en los casos en que el mito o leyenda se origine en una situación de contacto
cultural,interviniendo en su composición factores de ambos contextos,como ocurre,por
ejemplo,en los relatos que cuentan cómo los dioses indígenas crearon a los blancos.
Otra tarea fronteriza con la descolonización del relato sería la reconstrucción parcial
de los mitos y leyendas,a fines de restituirles la coherencia y esplendor perdidos a causa
de la represión del imaginario de los sectores populares. Tal intento reculturativo operaría
a partir de los restos de dichos relatos,así como de las referencias de todo el sistema
simbólico. Claro que esto es ya un trabajo para los miembros del grupo étnico,no para los
extraños que colaboran con ellos o los cultores de la literatura folklórica,aunque a menudo
los mismos se arroguen tal derecho sin aclarar los términos de su intervención. Recuerdo
una iniciativa de este tipo realizada por los mazahuas del Estado de México,en torno a la
leyenda de su montaña sagrada (Tata Nguemore). Tras un intento fracasado de rescatar la
totalidad de la leyenda,
apelaron,como último recurso,a su reconstrucción imaginaria. Claro que esto será visto por
la antropología como una burla a su objeto,pero de ningún modo se riñe con la literatura,y
menos aún con la función fabuladora del imaginario,que no puede ser congelada en un
pasado remoto,negando a los contemporáneos lo que se exalta en los antepasados.
Además,
estos pueblos tan agredidos en el plano simbólico tienen el pleno derecho a reconstruir los
relatos en que anclan su origen,para devolver un sentido sagrado a su existencia. Cabe
señalar por último que la teoría antropológica nació y se desarrolló más sobre la base de
conjeturas que de probanzas,y que tales conjeturas se tradujeron con harta frecuencia en
acciones contrarias a los intereses de los pueblos colonizados.
Otro tema de crucial importancia es el que hace a la superación de la vieja
dicotomía informante/recopilador y su reemplazo por la de narrador/ "traductor". En el
plano literario hay narradores,dueños de la palabra,y no "informantes" de un mito o
cuento,pues este criterio,además de
extrapolar un método científico a un terreno artístico,
minimiza al dueño de la palabra y sobredimensiona el rol de quien maneja la técnica de la
escritura,presentándose como recopilador. El traductor puede ser una sola persona,pero lo
más apropiado es plantear esto como una tarea grupal,al estilo de un taller literario.
Participarán en él,por un lado,tres o cuatro cultores de una determinada tradición oral
185
(número que permite confrontar sin diluir),y por el otro una (o más) persona especializada
en el arte de la escritura,que puede ser un miembro de ese mismo sector popular que haya
cursado estudios suficientes,o bien un agente externo dispuesto a colaborar. El perfil ideal
de este último es el de un escritor o poeta que tenga un buen conocimiento de la cultura
étnica o popular y sensibilidad para captar sus sutilezas conceptuales y manejos del
lenguaje,tarea en la que la literatura se amalgama con la antropología. Si se trata de
grupos indígenas u otras minorías lingüísticas,será necesario también que el traductor
conozca al menos las estructuras elementales de la lengua -es decir,cómo ésta construye
sus frases- y un vocabulario mínimo. El trabajo grupal interétnico suplirá sus carencias,al
proporcionarle las múltiples acepciones y matices de cada vocablo. Su función específica
será dar en su propia lengua con palabras de similar valor metafórico,para no empobrecer
el relato,y registrar todos los matices expresivos. En este caso su traducción será ya
doble,porque además de pasar de una lengua a otra deberá consumar el tránsito de la
oralidad a la escritura,sobre las bases ya señaladas. Para que esta doble traducción en
equipo dé buenos resultados,es preciso que los integrantes del sector subalterno tengan
cierto conocimiento de la lengua a la que se transvasará el relato,lo que siempre es más
fácil de lograr que lo opuesto,es decir,que un escritor o un antropólogo lleguen a hablar
discretamente una lengua india. Lo positivo del trabajo grupal es,por una parte,la
interacción de los miembros del sector popular entre sí,y por la otra,la de éstos con el
traductor. Las numerosas cuestiones que plantea el tránsito a la escritura,y más aún el
traspaso de una lengua a otra,serán allí discutidas,sopesadas. El traductor propondrá,y
ellos aceptarán o no. También podrán proponer,y hasta exigir al traductor que se ciña a lo
que consideran correcto.
Este mecanismo reflexivo permite explorar mejor la riqueza de la tradición oral y
elevar el nivel del resultado,
eliminando esos relatos truncos,abortados,sin desarrollo narrativo,que siempre hay en las
recopilaciones realizadas mecánicamente. La importancia del grupo será menor cuando se
esté ante uno de esos grandes narradores orales que se presentan como indiscutibles
especialistas de la palabra,pero ni siquiera esta circunstancia justifica prescindir del
mismo,aunque más no sea para no perder en el paso a la escritura esa participación que
está siempre en la base de la oralidad. Aun cuando se trate de una creación personal de
un narrador y no de un relato tradicional,será de suma utilidad la intervención del grupo
para enriquecerlo y filtrar sus fallas. Lo fundamental de estos procedimientos participativos
es que desplazan a esas viejas prácticas tan arraigadas,
inherentes a una situación de colonialismo interno,que aún convierten a los sectores
populares en objetos de la ciencia y el arte,y no en sujetos de conocimiento y de la
creación simbólica,o sea,de su propia historia e imagen. Este tipo de trabajo conjunto es
en realidad lo único que puede convalidar plenamente las intervenciones en los textos que
aquí se señalan.
En lo que hace a la poesía,la traducción de una lengua a otra exige extremar el
esfuerzo para alcanzar un valor metafórico semejante,pero el tránsito de la oralidad a la
escritura presentará problemas menores. Y no sólo porque siempre hallaremos en ella
menos "ripio" a eliminar,sino también porque ya la poesía,como decía Abraham Moles,en
tanto arte del habla está hecha para ser mensaje sonoro,y quien la lee evoca las
cadencias que deben corresponder a un lenguaje sonoro potencial. El texto poético,tanto
186
en la literatura ilustrada como en la popular,funcionaría como una partitura o esquema
operativo del habla. Es que mientras en el relato en prosa nos encontramos sólo con
mensajes lingüísticos,en la poesía hay también un mensaje sonoro,que toma de la música
el ritmo y el timbre (4).
La repetición suele ser un recurso muy efectivo de la oralidad,que puede mantener
su eficacia en el plano de la escritura siempre que se lo use a conciencia,como un modo
de producir un efecto estético similar al que tiene en la oralidad y preservar así el estilo.
Pero es preciso evitar
que el exceso de repeticiones quiebre el equilibrio interno del relato escrito y llegue a
anular la fuerza expresiva de este recurso. Las demás repeticiones -o sea,las que carecen
de una función estética- deben ser eliminadas de la versión escrita. Si en la oralidad
pueden justificarse por su función referencial,en la medida en que evitan equívocos al
precisar lo que tal vez antes no se comprendió o registró del todo,en la escritura pierden
sentido,pues en ella es posible volver atrás. A menudo las repeticiones de la oralidad son
meros abortos expresivos,intentos frustrados de decir algo. Al percatarse de tal falencia,el
narrador retrocede e intenta un nuevo modo de expresión,que logra ya su objetivo. ¿Qué
sentido tendrá entonces dejar huellas de este tropiezo?
No hay que confundir la repetición de elementos en un relato con las fórmulas,que
constituyen modos de anclaje en los aspectos sociales del estilo,como ya vimos. Las
fórmulas deben mantenerse por completo,o casi,en la versión escrita,
para no lavar a ésta de tan importantes factores de identidad.
Las intervenciones pueden llegar a lo sumo a la reiteración de ciertas fórmulas,si se piensa
que están usadas de un modo escaso o desparejo en la versión recogida,a la supresión de
otras que aparezcan demasiado reiteradas o a la introducción donde deben ir de las que
hubieren sido omitidas por el narrador. Un ejemplo en relación a esto último sería el caso
de que se comience o concluya un relato sin apelar a las fómulas establecidas para el
género.
La traducción de una lengua a otra de los aspectos humorísticos de un relato debe
ser objeto de especial cuidado,
pues ya vimos la importancia que alcanza la risa en la cultura popular. Algunas veces la
comicidad de una escena o una frase
será bien entendida en el marco de la cultura receptora,pero en otras puede pasar un tanto
desapercibida sin una intervención que refuerce el rasgo humorístico,añadiéndole
unidades de sentido (semas),o incluso sustituyéndolo por otro de una intensidad
semejante y que pertenezca a un orden similar. Cuando el humor descansa en un juego de
palabras,la cuestión se torna más compleja,y el traductor,como señala Payne,debe estar
dispuesto a realizar los cambios que sean necesarios en la sintaxis,la gramática y hasta en
los contenidos semánticos,a fin de conservar o reformular el chiste (5).
Ya vimos que las explicaciones del traductor no deben ser incorporadas al texto,y
menos entre paréntesis,pues este tipo de intervención evidencia una presencia extraña en
el relato,que se interpone entre el narrador y su público. A menudo lo que se coloca entre
paréntesis son palabras que faltan,y cuya ausencia dificultaría la comprensión de la frase.
Este recurso suele ser frecuente cuando un antropólogo u otro recopilador recoge un
relato oral en una segunda lengua,la que,reiteramos,no puede ser tomada como una
lengua literaria. Es ya abusivo reparar este error de método con esa especie de
187
paleontología del lenguaje,que desprestigia a la cultura que produjo el relato y vuelve a
éste ilegible. La omisión de palabras en la frase,la falta de concordancia y otros vicios
sintácticos originados en el conocimiento imperfecto de la segunda lengua deben ser
eliminados por completo de la versión que se pretenda literaria,en la que sólo se pueden
dejar algunas formas no correctas si caracterizan a un estilo,dándole una fuerza especial,y
esto a fin de no encorsetar al mismo en la gramática de la lengua receptora o en las
características del habla dominante.
Otro vicio común en las traducciones de relatos indígenas es saturar el texto de
palabras no traducidas,lo que vuelve al lenguaje original demasiado visible. Es preciso
traducir a la lengua receptora todas las palabras que tengan su equivalente en la misma.
Cuando se traduce una novela del inglés,francés o alemán,encontraremos muy pocos
términos que se conservan en estas lenguas,y con las literaturas indígenas no tiene por
qué ser distinto. El hecho de que una palabra carezca de una traducción exacta (es
decir,que el vocablo que más se le aproxime no posea la misma cantidad de elementos
semánticos) no puede ser un argumento para no traducirla. Se debe elegir el vocablo más
parecido,y tratar de que los semas diferenciales surjan del propio contexto o de otra
palabra añadida a la frase. La excepción estará dada por los nombres propios,a los que es
mejor no traducir,y las palabras ya asimiladas a la lengua receptora,que no requieren
traducción o son casi imposibles de traducir.
Esto último nos pone ante los vocablos culturalmente restringidos,por ser
instituciones o elementos de una cultura que no poseen un equivalente real en otras. Claro
que los mismos deben ser seleccionados con un criterio restrictivo,
pues de lo contrario se dará una profusión de palabras extrañas que dificultará la lectura
del relato,quebrando su efecto estético,y obligará a añadir un extenso glosario. De igual
manera,se deben evitar en la lengua recipiente las palabras muy marcadas
culturalmente,por remitir a factores históricos,religiosos o ideológicos muy concretos,como
"caballero","príncipes","pecado",etcétera.
Otra excepción podrían ser palabras cuyo sonido resulte poético y contribuya a dar
fuerza al relato,recordando que se está en el campo de otra lengua,de otra cultura. Tales
voces pueden quedar incluso sin traducción,pues no están a menudo puestas para ser
comprendidas,sino,como se dijo,por una cuestión sonora,cuyo sentido,en todo caso,se
deducirá del propio contexto,o carecerá de importancia. Por cierto,este último recurso debe
ser utilizado con economía.
El relato oral suele recurrir muy a menudo a la onomatopeya,como una forma de
enriquecer el ritual de la narración. Las mismas no deben ser eliminadas de la escritura,
pero sí manejadas con un sentido restrictivo,ya que en la abstracción del papel es escasa
su función. Se dejará las que se justifiquen plenamente,en la medida en que se presenten
como un recurso estético valioso.
En cuanto a los símbolos,señala Johnny Payne la dificultad,e incluso la
imposibilidad,de dar una estricta interpretación de un término cargado con valores de este
tipo. Los símbolos derivan frecuentemente de una asociación libre,y resultan por lo tanto
ambiguos y hasta herméticos (6). El intento de elucidarlos puede ser objeto de una nota al
texto que se presente como una de las múltiples lecturas posibles,y no como "la"
interpretación. Tanto el estructuralismo como el psicoanálisis se han arrogado de un modo
insistente el derecho a dar interpretaciones de esos símbolos que parecen suprimir todo
188
marco de duda,lo que además de un abuso teórico constituye una intromisión en el
aspecto estético. Como bien señala Ticio Escobar,se hace tal disección con los relatos
indígenas pero no,por ejemplo,con la obra de Shakespeare,campo de las bellas letras en
el que se abstienen de interferir. ¿A qué antropólogo o crítico se le ocurriría,por
ejemplo,desarmar los elementos constitutivos de ,reagrupándolos en columnas y
enfrentándolos en parejas de conceptos tales como alto/bajo o derecha/izquierda? Y si
alguno lo hiciera,se consideraría excesiva y rechazaría de plano su pretensión de explicar
por esta vía la profundidad de dicho drama y las razones que mueven al personaje (7). El
poder y salud de los símbolos se relaciona con su ambigüedad,lo que permitirá continuas
reinterpretaciones,que sigan la evolución y las necesidades de la cultura. Si se destruye su
ambigüedad mediante una interpretación que se pretenda unívoca,se los despoja de toda
fuerza y se congela su sentido. Resulta preferible en consecuencia que la traducción
amplíe el espacio de la ambigüedad a que lo reduzca. La excepción a esta regla poética
podrían ser los símbolos que resulten claves para la comprensión del relato,y en especial
cuando éste se presente como hermético para los no participantes de la cultura. De todas
maneras,coincido con Payne en que no es tarea del traductor interpretar todo el nivel
simbólico del lenguaje que traduce,aunque sí procurar en lo posible que los símbolos
resulten comprensibles dentro del mismo contexto. Sólo si esto no es posible,por la
exuberancia simbólica del relato,se apelará a las notas.
Cuando los indígenas bilingües se ponen en la tarea de traducir a su segunda
lengua un relato o poema tradicional ya volcado a la escritura en su lengua original,suelen
verse a menudo en la necesidad,como tarea previa,de enmendar grafías y hasta de
rectificar su propio alfabeto,si se halla mal elaborado por lingüistas ajenos al grupo. Es que
una buena traducción debe descansar en una también buena versión original,pues resulta
un despropósito trabajar la primera hasta la perfección y dejar la segunda colmada de
fallas,como si importara menos por ser una lengua minoritaria. Un caso paradigmático en
este sentido es el de Adrián I. Chávez,quien antes de abocarse a la traducción al
castellano del c:!creescribió el texto original con un alfabeto rectiticado,al que añadió
siete consonantes y dos tildes propiamente kichés; estos últimos para marcar la velocidad
de las vocales,ya que la pronunciación lenta o acelerada de una vocal cambia a menudo
radicalmente el sentido. Y como no convenía hacer tal reescritura a mano,gestionó en
Alemania una máquina de escribir especial,que contenía esos signos.
Los problemas de esta doble transposición quedan zanjados por el surgimiento,en
algunos países de América,de una literatura india en lengua colonial,algo similar a lo que
ocurre en Africa -donde la mayor parte de las obras literarias que se publican están
escritas en inglés,francés y portugués-y también en Asia. En dichos casos el escritor
conoce bien ambas culturas y puede buscar por sí solo la mejor forma de mostrar su
realidad a lectores ajenos a su mundo. Claro que estas obras corren el riesgo de ser
mayoritariamente consumidas fuera del ámbito de la cultura que las produce.
El relato escrito se abstrae por lo común de los aspectos rituales de la
narración,pero en algunos casos puede darse la necesidad de registrar por medio de la
escritura no sólo lo que el narrador dice,sino también la . Para ello lo más
aconsejable es recurrir a un método semejante al de la dramaturgia,que separa por un lado
lo que es voz,mensajes lingüísticos,y por el otro el conjunto de elementos que hacen a las
circunstancias de tiempo y lugar,a los movimientos y
189
gestualidad del narrador,a la utilería en la que se apoya y las prendas que usa,los
ruidos,las formas de intervención del auditorio,etcétera. Todo esto puede ser objeto de un
texto añadido por el recopilador entre paréntesis y,de publicarse,
puesto en cursiva,para que quede claro que se trata de una palabra ajena. Pero si se
quiere registrar todos los aspectos estilísticos de una ,lo mejor será el
video,medio que se ha democratizado lo suficiente como para servir,al menos en algunos
casos,de apoyo al proceso endoculturativo,sin quedar dichas grabaciones relegadas a la
condición de material de archivo de los investigador.
NOTAS
190
Capítulo XIV
LA MEDIATIZACION DE LA ORALIDAD
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ILUSTRACIONES
CAP. I
Máscara baoulé que representa a Gu,dios cuyo aliento dio origen a los otros dioses y el
universo. Todas las líneas tienden hacia la boca,de donde sale el aliento creador.
(Libro de arte africano,p. 5l)
CAP. II
Narrador tuareg de Argelia,que canta las hazañas de los antepasados con el imzad,violín
de una sola cuerda.
(Correo de la UNESCO,De la palabra viva a la escrita,p. 5)
205
Un anciano bambara narrando cuentos en una aldea.
(Corcuera Ibáñez,p. lOO).
CAP.IV
CAP.V
CAP. VIII
CAP. IX
CAP. X
Ilia de Murom,el invencible. Imaginería popular rusa del siglo XIX. (Correo de la Unesco,p.
33)
206
CAP. XII
207