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LORENZO PÉREZ “EL CORTO” REVOLUCIONARIO, LADRÓN DEL CERRO, O PARTE DE LA

VERDADERA HISTORIA DE MÉXICO Y DEL MUNICIPIO DE HIDALGO


Ciudad Hidalgo Michoacán agosto de 2010
Escrito por JLBolaños
Se dice que la historia es lo que alguien escribió y el pasado, es lo que realmente pasó. Pero el no conocer nuestra
historia o lo que pasó, nos puede llevar a cometer los mismos errores.

En estos días en que se habla mucho de los festejos de los centenarios; de la Independencia de
México no hay nadie vivo que pueda relatar lo que pasó, o lo que no pasó, o quien sea portador de
un testimonio familiar. Pero de la Revolución sí, sí existen testimonios vivos, relatos de la gente
que conoció a los revolucionarios, o como otras personas les llamaron revoltosos, gavillas de
ladrones y extorsionadores, en el municipio de Hidalgo hay muchas historias, y descendientes de
aquellos revolucionariosi, cristerosii, y de los del cerroiii, esta es una de ellas, la de personaje que
por fortuna conocí.

Hace más de un siglo, allá por los primeros años del 1900, una fulano de nombre Brígido Pérez
originario de Janamoro, comunidad del norte del municipio de Hidalgo, acudió a visitar unas
personas al Corral Falso o Maravatio el Alto, al municipio de Maravatio, ahí le entregaron un niño
pequeño, de brazos, -según mis abuelos- “llévatelo, aquí no tenemos ni para darle de comer, no
tenemos nada”.

Así este infante que a la postre llevó el nombre de Lorenzo Pérez, creció entre los vecinos de
Janamoro, cerca de mis 4 abuelos, de casa en casa, de rancho en rancho, un día comía en un
lugar otro día en otro, un muchachito sin oficio ni beneficio. Sin padre, ni madre, ni perro que le
ladrare; Por dios, que caso.

Mis abuelos me contaron que Lorenzo y alguien más de nombres Genaro y Pablo Mercado, un
día se fueron con los villistas; aquí inicia la historia de un revolucionario, y un ladrón del cerro.
¿Qué edad tenía en ese entonces? Pues ni él lo sabía, decía que cuando llegó con las tropas le
dijeron, “mm pus tan ustedes muy chiquillos, pero ocúpense de cuidar los caballos”, y cuando en
una batalla ganó una pistola, se la quitaron que porque era muy grande para él y le dieron una
pequeña. No sabemos si de tamaño o de calibre.

Pasó varios años con los rebeldes, en la revolución con los villistas, y con los del cerro en la
guerra contra el gobierno federal y contra los cristeros, pero constantemente volvía a la tierra
que lo vio crecer, y contaba las historias de lo que vivía, las batallas, los robos, y matanzas en las
que fue parte, una de estas, la que mucho platicó, la que se dio en las inmediaciones de la
comunidad de Palomas en tiempo de la cristeros, una emboscada en donde murieron decenas de
militares, quizás 200 del gobierno, esta es una de las más significativas batallas que se dieron en
esta zona, esta la ganaron los del cerro, historia que no está en los libros, tal vez porque no
hubo quien las escribiera en ese tiempo, o nadie quiso hacerlo, o simplemente no cupo dentro de
la historia oficial.

En esa ocasión –según Lencho- las tropas de los rebeldes se escondían en el Cerro de en medio
ahí estuvo su cuartel, al poniente de la comunidad de Tacario; en el tiempo de la guerra de los
cristeros, mandaron a varios guerrilleros a la vecina población de Jeráhuaro (Valle de Juárez) por
víveres, estos vieron que ahí estaban los militares, los maleantes regresaron a su cuartel y
reportaron que en dicha población estaba el gobierno, por lo que enseguida mandaron a otras
personas a provocar a los militares, “¡vayan, y cerca de los soldados echan balazos para
provocarlos, corren al Puerto de Santiaguillo y bajan por Agua Rosada!”.

Mientras, los demás secuaces se posicionaron cerca de los puentes y montes, prepararon la
emboscada y una vez que los soldados cruzaron los puentes de vigas y entraron al camino de
Santiaguillo a Tacario, por medio de un cuerno, uno de los rebeldes dio el aviso a los secuaces,
que atacaron sin piedad a los federales, con armas como el 30-30 y Mauser,(arma de gran alcance
con sistema de cerrojo, inventado, en Alemania en 1898, se utilizó en la primera guerra mundial,
calibre 7.62). Los puentes fueron derribados para que nadie pudiera regresar, los que
regresaron, con todo y caballo cayeron al fondo de la barranca, ahí los del cerro los remataron.
Aunque se supo que algunos escaparon por esta barranca rumbo a Maravatio.

Esto sucedió entre la comunidad de Agua Rosada y Palomas, al norte de Hidalgo en el municipio
de Maravatio, ahí hay una barranca honda que nace en el Cerro Grande y desemboca en la
presa del Fresno en Cebadillas. Según mis abuelos que nunca creyeron en la revolución, esa
tarde la naturaleza se encargó de limpiar todo por medio de un aguacero que se llevó los
cadáveres y todo lo que quedó. Lorenzo También platicó de otra matanza que se dio al poniente
de Tacario, otra emboscada, también murieron docenas de soldados, que en fila hacían
aproximadamente 200 metros uno tras de otro.

En una ocasión en que El Corto, (alias de Lorenzo Pérez) volvió al rancho en el que se crió, se
involucró con una mujer con la que procreó un hijo, -este murió siendo un niño- eso le trajo
problemas con los familiares de la muchacha, pues esta joven era de la casa donde le daban
hospedaje, sustento y trabajo; volvió a salir de la comunidad, esta vez rumbo al estado de
México, a Colorines, por varios años, un día regresó, los problemas con la familia de aquella
mujer pasaron y otra vez esta misma gente le dio hospedaje y trabajo en el campo, solo para
vivir.

El ejército mexicano lo buscaba y por poco se llevan a su homónimo, mi bisabuelo intervino y


aclaró la situación y liberaron a Lorenzo Pérez “El Barras”, hermano postizo del otro Lorenzo,
pero el gobierno continuó con la búsqueda del Lorenzo el Corto, de a 30 a 35 años de edad, lo
encontraron y lo torturaron tanto que lo dejaron lisiado para el resto de su vida, le aplicaron
la carrucha, según él, lo cuestionaron por los muertos de los armeros de Chaparro, “señores hice
muchas barbaridades pero de eso, yo les juro que no tuve nada que ver”, “con ese viento frio del
norte, ahí me tenían colgado en un palo blanco” decía Lencho.

Después de eso, Lorenzo caminaba con mucho trabajo, pues cuando lo torturaron le dañaron el
sistema motriz desde el hombro derecho hasta los pies, arrastraba un pie para caminar, no
había huaraches que le duraran y que no le molestaran, prefería andar descalzo, aun así con
humildad aceptó su vida como la tenia, con sus lesiones, nunca renegó, nunca se le escuchó
maldecir a alguien, ni ofendió nadie con sus palabras, siempre fue respetuoso, logró hacerse de
media hectárea de tierra que sembraba para vivir, sembraba frijol, habas y maíz, con lo que
hacia sus tortillas, sabia cocinar algunas cosas de manera extraordinaria como una cabeza de res,
que siempre compartía, hacia y vendía un buen pulque, siempre respetuoso, - “sí señor, no
señor”-, eran sus respuestas. Otra de sus historias es que el vio donde enterraron un gran
tesoro, y cuando alguien le decía, - vamos por ese oro Lencho, el respondía; -“yo no quiero hacer
eso señor, yo ya pague por ese oro, y lo pague muy caro”.

Yo tenía 7 a 10 años cuando lo conocí hombre de 1.60 de estatura aproximadamente, nariz


respingada y arrugada, labios delgados, la cabeza casi pegada a los hombros, -por eso de “El
Corto”-, de ropa sencilla, huaraches de dos correas y sombrero de palma, venía a visitar a mis
abuelos, yo vivía con ellos, de mis libros de la primaria leía lo de la revolución, y le pregunté;
-¿Lencho Conociste a Villa?
-No conocí a ningún Villa ni a nadie que le conociera, solo sabíamos que éramos villistas,
-¿Y que buscaban con esa lucha?
-Pues,,, nada, esa era nuestra vida, de eso vivíamos.
-¿Fuiste revolucionario?
-¡Villista!, eso de revolucionarios, así nos puso el gobierno.
Créanme que en ese tiempo no entendí lo que me dijo, pero sus palabras y sus respuestas aun las
tengo en mi memoria y ahora si las entiendo.

Después de todos estos acontecimientos derivados de la supuesta revolución y la guerra cristera


en contra de los del cerro, en los que murieron cientos de soldados, cristeros y civiles, en las
inmediaciones de Hidalgo y Maravatio, en Tacario, se instaló un cuartel militar para buscar
acabar con los rebeldes y lograr la paz, no solo en la zona norte del municipio de Hidalgo sino en
varias partes, ya que según testimonios de otras personas, estos del cerro, azoraban otras
regiones y a otros municipios, así, con la presencia del gobierno y la gripa que azotó esta región
en aquellos años, se logró disuadirlos, separarlos, en sí acabaron con algunos grupos; ¿Qué
hacían con lo robado? Esa es otra historia. Pero les aseguro que entre nosotros hay
descendientes de aquellos maleantes del cerro, de los cristeros, y también de los soldados que
estuvieron en esta zona en ese tiempo, y por supuesto de la contraparte de todos ellos, los
sinarquistas que por muchos años buscaron acabar con la anarquía que hubo en la primeras 5
décadas del siglo 19.

“No sé porque me llamo Lorenzo Pérez, a lo mejor por Brígido Pérez que me ayudó y me cuidó de
niño; solo dios sabe quiénes fueron mis padres, decía “El Corto”; personaje que fue parte de
la historia de Hidalgo, fue habitante de este municipio, de un rancho cercano, católico y
sinarquista después de ser un maleante , cooperativo con la comunidad, de vez en cuando venia al
pueblo por unos periódicos que leía sobre todo en los atardeceres, tocaba la mandolina y hacia
mancuerna con otras personas para hacer un trío o un cuarteto, “miren si quieren yo enseñó a
leer a sus niños no sé mucho pero si les puedo enseñar el silabario”, decía. Sus restos están en el
panteón de Janamoro en una tumba abandonada, nadie la limpia, ni le llevan flores, no dejó
descendencia o no se le conoció, murió viejo, más o menos de 85 años, entre los 80 y los 90s,
en casa de un vecino de nombre David Zepeda, que le atendió sus últimos días, que también ya
murió. Al fin ¿Quién soy yo para juzgarlo, si fue bueno o malo?, solo sé que es parte de la rica
historia de este municipio, él fue Lorenzo Pérez “El Corto” y solo espero que descanse en paz.
Mauser GEW. 98; - modelo original fusil Mauser 1898, se utilizó en México, tanto por el ejército como
por los del cerro y los cristeros.

i
Revolución; El conflicto armado que según la historia oficial, tuvo lugar en primera instancia al norte del país y posteriormente se expandió a otras partes
del territorio nacional. Según mis abuelos, gavillas de rateros por todos lados.

ii
Cristeros; grupos de gente armada abanderados con la virgen de Guadalupe, que buscaban a los del cerro para acabarlos, esto ante la incapacidad del
gobierno de aquel tiempo.

iii
Los del Cerro; así les llamaron al grupo de personas que estuvieron en contra de los cristeros y del gobierno federal, extorsionadores, ladrones,
asesinos, secuestradores.

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