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Viejo, mi querido viejo

RAFAEL ÁLVAREZ CORDERO

Educar y prevenir
Los niños que padecían fiebre reumática (una enfermedad infecciosa) estaban en
peligro de sufrir graves lesiones en el corazón y necesitaban recibir penicilina
inyectada cada mes, pero por miedo al dolor no acudían a la clínica; el pasante decidió
ir a sus casas, allá en Tepito, buscar a cada niño, explicarle por qué necesitaba la
penicilina e inyectarlo para evitar su muerte; ese pasante aprendió el valor de educar y
prevenir la que en ese entonces era una enfermedad mortal, era el año 1961.

28 de Mayo de 2017
Usted ha leído aquí, estimado lector, una y otra vez acerca de los logros en salud pública que tiene
el país; sabe bien que aumentó la esperanza de vida, que se acabaron males milenarios como la
viruela, que se previenen con vacunas casi todas las enfermedades infantiles, que hay campañas
para detectar a tiempo el cáncer mamario y el cáncer prostático, entre otros; en suma, que el
trabajo de los secretarios de Salud, sexenio tras sexenio, ha sido consistentemente positivo y
benéfico, sobre todo si se compara con lo que vemos en otras secretarías.
Pero persisten, y de hecho aumentan, los problemas que todos comentan: la obesidad y la
diabetes, tanto que además de las estrategias de salud promulgadas al principio del sexenio, al fin
de 2016 se emitieron dos declaraciones de emergencia epidemiológica, lo que significa que esos
problemas son muy graves, nos están rebasando y se requieren acciones contundentes para
enfrentarlos.
En múltiples ocasiones, en la Facultad de Medicina, en la Academia de Medicina y en otras
instituciones se han llevado a cabo reuniones, simposios, foros, congresos, conferencias y demás
en los que se abordan estos temas y se proponen soluciones, pero el asunto sigue igual, a pesar de
los esfuerzos del sistema de salud.
Siendo rector de la UNAM, el doctor José Narro participó en un proyecto con expertos médicos y
educadores y se elaboró un libro, Ahí va un navío, navío cargado de… Educación para la salud, ese
libro estaba destinado a los niños de 4º, 5º y 6º de primaria, para que conocieran su cuerpo,
recibieran educación en salud y así se evitaran sobrepeso, obesidad, adicciones y embarazos
adolescentes; el libro se presentó en la Jefatura de Gobierno con el licenciado Marcelo Ebrard, eran
miles de ejemplares destinados a las primarias de la capital…  pero nunca fue entregado por
diferencias partidistas entre la SEP (entonces del PAN) y la Jefatura de Gobierno (del PRD); esa
decisión, tomada por el entonces titular de Educación, Alonso Lujambio, ejemplifica lo difícil que
es lograr coordinación entre las diversas instancias de gobierno.

Por eso es de felicitarse que José Narro, ahora titular de Salud, y Aurelio Nuño Mayer, de Educación,
Por eso es de felicitarse que José Narro, ahora titular de Salud, y Aurelio Nuño Mayer, de Educación,
hayan acordado la realización de un amplísimo programa denominado Salud en tu escuela, para
educar en salud a los niños, hacer detección y prevención de problemas de salud, orientar a
maestros y padres de familia, y lograr que las escuelas sean recintos saludables.

Esto, que parece muy sencillo y ahora se antoja lógico, había sido preconizado desde 1911 por don
Eduardo Liceaga, quien escribió: “Prevenir las enfermedades, no curarlas, conservar la salud,
prolongar la conservación de la vida y mejorar la condición física de la especie humana”; y el
doctor Álvarez Alva señaló en los años 80: “El médico y todo el personal de salud tienen la
responsabilidad de educar, sea en su trabajo, sea en su labor privada; ésta es una actividad
fundamental, sin ella su trabajo queda trunco”.
Prevenir y educar, hoy sabemos que las enfermedades que más nos afectan, obesidad, diabetes y
sus consecuencias, no se originan en la adolescencia o en la edad adulta, ya que estudios en la
UNAM confirman que niños de tres años con sobrepeso tienen ya datos de daño metabólico que se
convertirá en diabetes, por lo que la educación y la prevención deben realizarse en la primera
infancia, con el esfuerzo conjunto de padres, maestros, personal de salud, como ahora se está
planteando en este programa que sin duda podrá cambiar el panorama epidemiológico del país, no
en un año o dos, pero sí con el tiempo.
Felicitaciones por esa iniciativa de la SEP y la SS, que responde a lo que la OMS y otras instituciones
han señalado respecto de esas enfermedades, y coincide con algunos programas europeos, como
Unidos para prevenir la obesidad infantil, EPODE (por sus siglas en francés), o brasileños, como
Agita mundo, que ya han logrado buenos resultados.

Y usted, estimado lector, ¿qué debe hacer?; no importa su edad, sexo y condición social, usted debe
mirarse al espejo y preguntarse, ¿qué tan sano estoy?, ¿qué tanto cuido y respeto mi cuerpo?, si
tengo herencia de enfermedad (diabetes, hipertensión, cáncer) ¿ya me estudié para saber si la
padezco?; al responder esas preguntas podrá tomar decisiones que sean fundamentales para su
salud y su vida, porque su salud no depende del doctor, sino de usted.

Y espero que sea benévolo al percibir mi entusiasmo respecto de estos temas de educación y
prevención, porque como comprenderá están en mi herencia genética y se forjaron desde aquellos
días en que tuve que entrar a vecindades y trepar a tapancos donde se escondían los niños con
fiebre reumática que no querían que les inyectara penicilina.

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