Está en la página 1de 25

LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS INDIOS E DE LOS NEGROS

EM EL SIGLO DE LA COLONIZACION DE AMÉRICA.


Luiz Zanotti

RESÚMEN: En este trabajo buscamos problematizar a respecto a los derechos


de los indios e de los negros, a través del trabajo de los misioneros dominicos
jesuitas, principalmente el fraile dominico Bartolomé de Las Casas, en el siglo
XVI, y el jesuita Manuel da Nobrega, en el siglo XVI.

Introducción

Podemos decir que la cuestión indígena empecha con los estudios de la


Universidad de Salamanca y principalmente con el sacerdote diocesano Tomas
de Vitoria, pero uno de los más importantes personajes de esto cuestión es un
recién graduado abogado, que al inicio era un encomendero, que tomó la
guerra contra los indios y los empleó para explotar la tierra, pero después de un
corto tiempo fue ordenado sacerdote. A partir de esto empezó a luchar por los
derechos de los indios.

Antonio de Montesinos, fraile dominico, recitó un discurso, en el púlpito de una


iglesia, en el que denunciaba los abusos y el exterminio que eran fruto de la
conquista. Entre los oyentes, que gritaban furiosos contra Montesinos, había
uno, Bartolomé de las Casas, que aturdido callaba1.

Bartolomé de las Casas juntamente con Tomas de Vitória y Domingos


Soto son considerados los fundadores del derechos humanos de los indios.
Esto significa la relación entre los imperios europeos y los pueblos indios. Esta
tarea que ha hecho constituida pelo derecho medieval.

De las Casas consideró que los indígenas tenían uso de razón, tanto como los
antiguos griegos y romanos, y que como criaturas racionales eran seres humanos.
Como tales, los indígenas estaban cobijados por el derecho natural y eran titulares de
los derechos a la libertad y a nombrar sus autoridades 2.

Durante este ensayo problematizaremos su contribución a la teoría y


práctica en su Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias, que de una
1
https://resistenciaindigena.webnode.com.br/as%20resist%C3%AAncias/bartolome-de-las-casas/
2
https://resistenciaindigena.webnode.com.br/as%20resist%C3%AAncias/bartolome-de-las-casas/
forma general denuncia la colonización. En su denuncia de la colonización, Las
Casas, aunque apoyándose en el aspecto teórico en los argumentos de los
iusnaturalistas, parte sin embargo de una serie de constataciones estrictamente
realistas sobre las formas de la conquista y los móviles de los colonizadores, y
de los efectos de la conquista sobre Ia demografía indígena. AI atacar las
prácticas colonizadoras, las formas de organización por parte de los españoles
de la vida y el trabajo.
Es extremamente relevante apuntar que en el inicio Del siglo XVI voces
como la de Del Bartolomé de Las Casas se imponen a favor de los derechos
humanos. En este período de la historia, es mucho más fácil para nosotros
encontrar hechos de grande conquista de valores, y más que eso, tratar los
indios como pueblos que no son humanos.
Así, empezamos nuestro ensayo a través de las prerrogativas que
hicieron De Las casas, un gran personaje en la conquista de las Indias.
Bartolomé de Las casas realmente tenía en su alma los derechos humanos,
sus trabajos han sido editados por varias ediciones extranjeras, especialmente
las hispanoamericanas.
Los historiadores han encontrado numerosas dificultades en el momento
de escribir la biografía de Las Casas, existiendo versiones distintas sobre su
origen, condición social de su familia, fechas, etc. En la actualidad, se acepta
como más segura la que establece que Bartolomé nació en Sevilla, en 1474, en
una familia de conversos residentes en dicha ciudad, donde su padre, Pedro
Las Casas o Casaus, procedente de Tarifa, se había establecido de mercader.
Bartolomé de Las Casas fue uno de los misioneros más eminentes de la
América ibérica. Cuando era joven, recibió de su padre, que regresaba a
España, después de acompañar a Colón en su segunda viaje a América, un
esclavo indio como regalo. Poco tiempo después, sin embargo, tuvo que
renunciar al indio y devolverlo por orden de la reina Isabel. Al mismo tiempo,
estudiaba en la Universidad de Salamanca, donde se graduó en derecho. En
1500, participó en la contención de una rebelión árabe en Granada.
Dos años después, fue con Nicolás de Ovando al Nuevo Mundo por
primera vez. Trabajó en la lucha contra los salmonetes en São Domingos.
Todavía no era sacerdote. Desde la isla de La Española fue llamado a la isla de
Cuba por el gobernador Diego Velásquez, debido a sus servicios de justicia.
Las Casas recibió una encomienda, cerca de Xagua, que se suponía debía
compartir con Pedro de Rentería, y la mantuvo a cargo durante
aproximadamente una década. En estos primeros años del siglo XVI,
posiblemente en 1507, en Roma, fue ordenado sacerdote. Regresó a Sao
Domingos en 1509. Más tarde contactó a los dominicos que llegaron a América
en septiembre de 1510.
El 21 de diciembre de 1511, ya ordenado y todavía ordenando, escuchó,
en Santo Domingo, el sermón de el fraile dominico Antonio de Montesinos
contra los abusos de la explotación del trabajo indígena que lo marcarían
fuertemente. El fraile, en su homilía, según el propio Las Casas, preguntó con
qué derecho mantenían a los indios en tan cruel servidumbre.

1. Los derechos humanos de Bartolomeu de las Casas

¿Con qué autoridad se libraban guerras contra aquellas personas que


estaban pacíficamente y en silencio en sus tierras? En el mismo año, fue a
Cuba en la expedición de Pánfilo Narváez como capellán de la flota y observó
de cerca el maltrato de los encomenderos a los indígenas. También fue testigo
de la masacre de Caonao, cuando los españoles atacaron a los indios sin
razón aparente y, como él describió, comprobó cuán afiladas estaban sus
espadas.
En 1514, el 15 de agosto, el día de la celebración de la Asunción de la
Virgen, renunció a su encomienda en un sermón, convirtiéndose en la causa
indígena y comenzando allí su predicación contra las crueldades de los
españoles contra los amerindios. Además, una serie de idas y venidas
comenzaron entre España y América, buscando sensibilizar a la Corona
española a favor de una colonización pacífica, como lo haría en la región de
Cumaná, en el norte de Venezuela, en la que los clérigos y campesinos
españoles reemplazaría a los soldados. Sin embargo, la experiencia resultó en
un fracaso total en 1521, con agitación india y muerte religiosa. Fue en ese
momento, también, que argumentó que era mejor para la Corona reemplazar a
los indios con "negros u otros esclavos mineros" 3.

3
Conforme BALLESTEROS, A. História da América. Espanha: s/ed., 1954. tomo XVII. p. 74-76
Pero, para nosotros su importancia es su injerencia en los ditames del
poblamiento de la América Latina. En este punto, es importante notar lo que
escribe De las casa en su obra cuando describe la Isla Española por onde
empezó la colonización de la América, con los grandes estropeos e perdiciones
de los pueblos originarios, tomando a Ias mujeres e hijos a los indios,
esclavizándolos.
Estos colonizadores cristianos comieron las comidas que los indios
obtuvieron con sus sudores y trabajos, pero que les daban de bon grado, pero
por causa de las violencias y vexaciones, comenzaron a esconder sus
comidas, sus mujeres e hijos:

Otros húyanse a los montes por apartarse de gente de tan dura y terrible
conversación. Los cristianos davanles de bofetadas y puñadas y de palos hasta
poner las manos en los señores de los pueblos. E llego esto a tanta temeridad y
desvergüenza: que al mayor rey señor de toda la Isla un capitán cristiano le
violo por fuerza su propia mujer. (De las casa, p37)

Según Las Casas, la única forma de atraer a la gente a la verdadera


religión no puede ser otra que la que proviene de la doctrina de Cristo: la
predicación del Evangelio por misioneros sin armas. Por lo tanto, los seres
racionales solo pueden ser influenciados por la persuasión de la comprensión
que tocó suavemente el corazón y sensibilizó sin prisas la voluntad. Los
oyentes deberían entender que los predicadores no querían obtener ningún
dominio sobre ellos, ni deseaban ningún tipo de riqueza. A su vez, los
predicadores debían ser amables con aquellos a quienes enseñaban, por
resistentes que fueran.
Por lo tanto, los gentiles deberían sentirse atraídos por la dulzura, la
humildad, la afabilidad y la vida ejemplar de los predicadores. Estos, a su vez,
deben arder en el mismo amor por la humanidad que conmovió a San Pablo.
Fue este amor el que se podría decir que Las Casas tenía por los indios. El
amor de la caridad, hermana de la serenidad, la paciencia y la amabilidad.
Es interesante pensar cuánto pueden haber hecho eco las postulaciones
de Las Casas en Roma, porque el toro que declara a los indios "como
verdaderos hombres", libres y capaces para la fe cristiana. Y que los "indios y
todos los demás pueblos" que llegaron a ser conocidos por los cristianos, a
pesar de que vivían "por fe sin Cristo", no fueron ni deberían ser "privados de
libertad y propiedad".
En este sentido, De las Casas se siente impulsado a buscar legislación
que garantice los derechos humanos de los pueblos indígenas, y por esta
razón, en 1530, se va a España para entrevistarse con Carlos V y obtener de él
medidas para ayudar a los indios. De vuelta a la América, se aplicó al estudio
de la teología en Guatemala y México. Desde allí, se mudó a Perú para
organizar la provincia de la Orden con los hermanos presentes en la región,
pero no tuvo éxito y regresó a Vera Cruz. Es a partir de este momento,
posiblemente escrito en Oaxaca, en 1536, el tratado Sobre la única forma de
atraer a todas las personas a la verdadera religión, donde expresó su visión de
la evangelización. En este trabajo, Las Casas no se centró en el caso concreto
de América, avanzando en el campo de las ideas. En primer lugar, el gentil
debe ser sometido y hecho vivir como criaturas que son racionales, haciéndole
cumplir la ley natural, como señalé más ampliamente a Don Leo el año
pasado4.
Esta gestión de fray Bartolomé no fue inútil; pues su Majestad nombró
una comisión especial de consejeros de Estado conocidos por su imparcialidad,
su prudencia y su sabiduría, y opinaron a favor de la propuesta de Las Casas
se realizase. Pero, en este tiempo, llegaron a Barcelona varios españoles que
venían de América; que dijeran al canciller, que el plan de Las Casas les
parecía imposible de aplicarse. E esto, dio lugar a nuevas conferencias en el
Consejo de Estado; fray Bartolomé fue llamado allí, y respondió a treinta
objeciones que le expusieron, a la vez que otras personas ofrecían medios
distintos para procurar más dinero al rey, con tal que les concediesen las
mismas condiciones.

En esto, Juan de Ouevedo, obispo de Darién, llegó a Barcelona. Esta


circunstancia comprometió aI rey a personarse a una sesión del Consejo de
Estado en Ia que hablaría el prelado, así como Las Casas, y un franciscano que
había vivido mucho tiempo en Santo Domingo. Su Majestad quiso que el obispo
hablara en primer lugar, y dio a conocer Ia situación de Ias Indias y el estado
moral de los indios, deI que tenía informes poco favorables. Quevedo aseguró
que Ios dos gobernadores del Darién habían causado un mal infinito en esta
parte de América, pero que los indios eran «esclavos por naturaleza, y muy
avaros de sus tesoros, de los que era muy difícil apoderarse». Aseguraba que

4
PAGALDAY, José Ramon I., pe., op. cit., p. 47.
Ios comentarios oídos en el Darién y en Ias provincias por donde había pasado
(De las casa 148)

A pesar de todas las dificultades de convencer al rey de la necesidad de


cambiar la legislación india, De las Casas no se desanima y le dice al rey que
era uno de los primeros que abordaron Ias tierras deI Nuevo Mundo, y que
hacía muchos años que se dedicaba a ellas; tiendo sido testigo de todo lo hay
sucedido en ellas, y o que tenia visto fue o que le hizo a tomar Ia decisión de
regresar España:

[…] no porque sea mejor cristiano que otro, sino porque Ios males de los indios
excitaron mi compasión natural. Fue para informar al rey católico que abandoné
aquellos reinos. Su Alteza, a quien fui a ver a Plasencia, me escuchó con
bondad, y me ordenó que fuera a esperarle a Sevilla, donde llevaría el remedio
para un mal :tan grande. Este príncipe murió durante el viaje, de manera que mi
demanda y su reso1ución fueron inútiles.(De las Casa, 149)

Después de la muerte del príncipe, De las Casas tienta atraer a Ios


gobernadores del reino para su causa, pero percibe que existe enemigo de
toda virtud y bien que se mueren de ganas de que fracase en su proyecto. De
las Casas defiende que los hombres que habitan este Nuevo Mundo, tan rico
en todo, están capacitados para abrazar Ia fe cristiana, y son susceptibles si
reciben lecciones de doctrina y moral, de consagrarse a Ia virtud y vivir
cristianamente. La naturaleza les ha hecho libres, y conservan su libertad con
reyes y señores naturales que gobiernan sus ciudades. En cuanto a Ia opinión
del reverendo obispo que los considera esclavos por naturaleza, pienso que
alude a lo que dice Aristóteles al principio de su Política; pero entre lo que
quiere decir allí y lo que quiere decir el prelado, hay una diferencia tan grande
como entre el cielo y Ia tierra.

Por otra parte, incluso suponiendo que el reverendo obispo tuviera razón, no
debe oIvidarse que el filósofo era pagano, y que se abrasa ahora en el inferno:
ello demuestra que sólo debe empIearse su doctrina cuando está de acuerdo
con nuestra santa fe y con Ias costumbres de Ia religión cristiana.(De las
casas , pg 150)

Pero eta posición de Las Casas contrasta con los adeptos de la


encomienda que reclaman que los malos tratos que se hacían padecer a Ios
indios tendrían Ias más funestas consecuencias para los intereses del rey y
que no se contaba con otro medio para sostener sus casas que Ias rentas de
América. A pesar de toda la oposición, se promulgó la nueva ley de las Indias
que trajo beneficios de los derechos humanos en 1542.
Por lo tanto, se prohibió la esclavitud indígena y se insistió en su
conversión con palabras y buen ejemplo. Carlos V prohibió la aplicación del
toro, por razones de defensa del mecenazgo, pero sin embargo ejerció
influencia en América. En 1539, Las Casas fue comisionado por el obispo de
Guatemala, a quien había ayudado en la oficina pastoral, y por otros hombres
preocupados por la defensa de los indios, para ir a España a reclutar
misioneros y solicitar leyes y ordenanzas a Carlos V. Garantizar la libertad de
los indios. Tuvo que esperar tres años para tener una audiencia con el rey fuera
de España.
. Fueron estos años de 1541 a 1543, aquellos en el contexto de la
preparación, promulgación y reforma de las Nuevas Leyes que buscaron, entre
otras disposiciones, regular la explotación de la mano de obra indígena, para
prevenir nuevas encomiendas, su herencia y la esclavitud indígena. También
durante este período, Las Casas escribió su obra más llamativa, que más tarde
sirvió de base para la llamada leyenda negra de la conquista española: la
Breve relación de la destrucción de las Indias. El tratado fue tan bien aceptado
por las naciones rivales de España que hubo quienes quisieron negarle la
paternidad de la escritura, como el dominicano Juan Meléndez, autor del libro
True Treasures of the Indies, para quien la Brevíssima habría sido escrita e
impresa por un autor francés en una tipografía de León y no de Sevilla
Aún en 1544, fue nombrado obispo de Chiapas, regresando a América meses
después.
En 1546, la Junta Eclesiástica de México se reunió de junio a octubre.
Los obispos Zumárraga de México, Marroquín de Guatemala, Zárate de
Oaxaca, Vasco de Quiroga de Michoacán y Las Casas se unieron a la Junta
poco después de la reunión. Entre las conclusiones de la Junta se encontraba
la declaración de que la legitimidad de la presencia española en América era la
conversión de los indios, por concesión de la Santa Sede. Y tal concesión no
quitó a los indios sus estados y títulos legítimos. Los obispos también
insistieron en el carácter catequético de la encomienda, y pidieron a los
encomenderos que pidieran a los religiosos que instruyeran a los indios.
Las Nuevas Leyes no se aplicaron y Las Casas regresó a España en 1547,
renunciando al obispado en 1550.
En 1549, Carlos V resolvió convocar a una Junta con miembros del
Consejo de Indias, otras corporaciones y catorce teólogos para determinar si
era apropiado o apropiado recurrir a las armas para abrir los caminos de la
evangelización. El debate se desarrolló en dos etapas: las primeras sesiones
se llevaron a cabo de agosto a septiembre de 1550 y la segunda etapa al año
siguiente, de abril a mayo. El lugar del enfrentamiento entre Las Casas y
Sepúlveda fue la capilla del Convento de San Gregorio en Valladolid.
Al final de la reunión, la Junta de teólogos y canonistas no tomó una decisión,
pero a juzgar por el hecho de que Sepúlveda no tenía permitido publicar su
libro, Las Casas tenía, al menos en ese momento, la preferencia de los cargos.
Todo este ambiente contradictorio entre la posición de los cristianos y los
encomenderos regresa en los inicios de 1550 a través de las controversias
entre Bartolomé de las casas y Juan Guinés de Sepúlveda.
Domingo de Soto, uno de los teóricos de los derechos humanos de los
pueblos indios, no estaba mas interesado en continuar participando en esto
asunto, pero, el devenir de los acontecimientos le obligó a cambiar sus
propósitos, y uno acontecimiento requerirá la intervención de el: lo
enfrentamiento entre Ias tesis de Bartolomé de Ias Casas y Ias de Juan Ginés
de Sepúlveda acerca de Ia conquista y colonización deI Nuevo Mundo.(Sixto
Sanches-Lauro, pg. 112).
Como hemos visto anteriormente Las Leyes Nuevas de Indias,
promulgadas desde Barcelona en 1542 y completadas en Valladolid en 1543,
cambiaron la relación de los derechos humanos con los indios, considerándolos
ciudadanos españoles y prácticamente prohibiendo las ecomiendas. Pero lo
importante pensador Juan de Sepulveda, un destacadísimo representante del
humanismo hispánico, que reforzando sus ideas con el contrarreformismo
rampante coetáneo, una posición adversa a tal propositura, escribe el su obra
Democrates Secundus:, escrita a modo de diálogos, se justificaba a ultranza el
modo con que se llevaba a cabo Ia conquista y colonización indiana. Sepúlveda
establece tres partes en el Democrates;
[…] en Ia primera, expone su visión dei Derecho natural y Ia guerra justa; en Ia
segunda, analiza los problemas de Ia conquista y colonización en Ias Indias;y
en Ia tercera, se detiene en Ia situación jurídica de los indios, defendiendo Ia
encomienda como el sistema ideal para su aculturación y evangelización. .
(Sixto Sanches-Lauro, pg. 113).

Para De las Casas la obra era mucho más que un simple libro:
era Ia ideología de los poderosos, Ia legitimación literaria de los abusos del
fuerte contra el débil, del rico contra el pobre, del español contra el indio. Si los
conquistadores habían cometido tantos desafueros en América cuando Ias
doctrinas y Ias leyes condenaban sus acciones, (,qué pasaría cuando se
sintieran justificados por una doctrina, como Ia de Sepúlveda, que legitimaba el
empleo de Ia fuerza contra aquellos "cuya condición natural" es que deben
obedecer a otros? .(Sixto Sanches-Lauro, pg. 113).

Aun, segundo Sixto Sanches-Lauro (pg. 114), este embate adquirió


proporciones que Ia Corona sintió Ia obligación de intervenir, máxime cuando Ia
cuestión afectaba a Ia licitud de los pretendidos derechos humanos derivados
de Ias normas del ius belli.

De este modo, se tocaba el fondo dei problema teórico entre Las Casas y
Sepúlveda, a quienes distanciaba ideológicamente el juicio que les merecían
Ias Ilamadas «guerras de conquista» y Ia justificación de los títulos sobre Ias
Indias. La polémica entre ambos no quedaba reducida ai plano puramente
doctrinal, sino que contemplaba primordialmente el rumbo que debía tomar Ia
legislación y Ia práctica de gobierno.?" una vez más, se comprobaba Ia escasa
eficacia que estaban teniendo Ia Leyes Nuevas de Indias, como anteriormente
había sucedido con Ias Leyes de Burgos. .(Sixto Sanches-Lauro, pg. 114).

En conformidad con Sixto Sanches, Carlos V en el ansío da resolución


del problema convocó unas Juntas integradas por cuatro teólogos, siete
miembros del Consejo de Indias, dos del Consejo del Castilla, un miembro del
Consejo de Órdenes y Pedro Ponce de León, obispo de Ciudad Rodrigo.
Domingo de Soto, Melchor Cano y Bartolomé Carranza de Miranda se
contaban entre los teólogos designados, lo que disgustó a Sepúlveda por
considerar que ya eran favorables a Ias tesis lascasianas. Las Juntas se
desarrollaron en Valladolid, en el monasterio de San Gregorio, en dos períodos:
de agosto a septiembre de 1550 y de abril a mayo de 155l. A esta última ya no
isistiría Cano por encontrarse en el Concilio.
Las Juntas de Valladolid se iniciaron con Ia intervención de Sepúlveda.
El famoso erudito expuso elocuentemente Ias razones por Ias que se puede
someter a Ios infieles, apoyando constantemente sus doctrinas en los clásicos.
Después de oír aI oponente cordobés, se concedió Ia palabra a Las Casas,
quien había preparado para aquella histórica oportunidad el famoso tratado
Argumentum Apologiae, consagrado a demoler Ias tesis deI Democrates
Secundus.
Las Casas hizo una emocionante defensa de los indios americanos, los
«pobrecitos indios», como solía llamarlos. Tan pronto como finalizó el obispo de
Chiapas su exposición y ante el maremágnum de opiniones de los dos
contendientes, se encargó a Domingo de Soto elaborar un Sumario'" en el que
resumiese los argumentos presentados por ambas partes. En cuanto a Ias
doctrinas definidas por Las Casas y Sepúlveda, Soto Ias resume así en eI
Sumario:
«han tratado y disputado esta cuestión: si es licito a su Majestad hacer Ia
guerra a aquellos Indios antes que se les predique la fe para sujetarlos a su
Imperio y que, después de sujetarlos, puedan más fácil y cómodamente ser
ensenados y alumbrados por la doctrina Evangélica, del conocimiento de sus
errores y de la verdad Cristiana.
Mas a pesar, de toda esta defesa dos derechos humanos do indios,
como vimos no inicio de este trabajo, Las Casas habría elaborado una
instrucción dada por el cardenal Cisneros a los tres monjes, admitiendo la
entrada de esclavos negros en América. En junio del año siguiente, en una
carta, los monjes aprobaron y recomendaron la introducción de la esclavitud
negra. El mismo año, en un memorándum, Las Casas le propuso a Carlos V
que cada colono tuviera esclavos negros: dos hombres y dos mujeres.
. En septiembre de 1517, Las Casas fue nombrado "Fiscal de la India"
con un salario de cien pesos al año. En 1518, en São Domingos, el juez Alonso
de Zuazo, nombrado juez visitante el año anterior, señaló la conveniencia de
reemplazar a los indios con negros. Si Las Casas escribió o no la instrucción
1516 es una fuente de desacuerdo entre los autores. Pero ya sea que haya
escrito o no, es cierto que por la idea de traer esclavos negros a Estados
Unidos, no fue un representante original ni aislado. En él, este juicio combinaba
su defensa de los indios con una cierta noción jurídico-religiosa que
consideraba legítima la sujeción de los infieles a la esclavitud, lo que se
beneficiaría de la tutela de los señores cristianos 5.
Las Casas empiezo a preocuparse por el tema de la esclavitud negra,
porque Lisboa quería averiguar sobre la legalidad del tráfico y la esclavitud en
África. Entonces, allí, tuvo contacto con las crónicas reales portuguesas sobre
el tema. Las Casas, por lo tanto, nunca ha estado en África. Fue a partir de
estas lecturas y de la información recibida de los dominicanos portugueses y
españoles sobre su experiencia en África que basaron sus escritos.
En ellos, decía que sin distinción, ya sea con indios, gentiles, griegos o
bárbaros, todos pertenecían a un solo Señor, como lo promulgó San Pablo. Las
Casas dijo que no era lícito "invadir las tierras donde viven y donde están sus
reinos, descalificarlos y conquistarlos", es decir, quitarles bienes, esclavizarlos
y someterlos, "sin considerar que son hombres y tienen almas racional. Por lo
tanto, el camino de la violencia, para ganar a los incrédulos para Cristo, siguió
un camino, según Las Casas, condenado por los Evangelios (Las Casa, 1996,
p. 246).
Las Casas (1996, p.247) condenó el asalto portugués a las islas, "como
si fueran turcos o moros", y cuestionó si el bautismo no se distribuyó sin una
doctrina previa, "porque todo esto fue robo, violencia y asesinatos". Así,
"aquellos que no aceptarían la fe" eran correctos para las acciones de los
predicadores y no se dieron cuenta del portugués que "ante los ojos de Dios"
"fue un pecado el sacrificio que le ofrecieron, tan bañado en sangre humana".
. Ele deja clara su visión de los límites de la guerra justa. Nuevamente se
refirió a la ceguera que cayó sobre los cristianos mundanos y los hizo creer que
"porque los no bautizados eran infieles", era "legal para ellos robarlos, robarlos,
cautivarlos y matarlos". Sin embargo, incluso los moros, Las Casas nos
sorprende, no deberían sufrir tales acciones, "porque no fueron de aquellos que
por el Berberia y el Levante infestan y dañan a la cristiandad, eran otras
personas, diferentes de esas". Y como tal, era suficiente no tener las tierras
cristianas, "que no eran las de Etiopía", ni hacer o hacer la guerra contra los
cristianos, ni tener ninguna obligación ante ellos por los portugueses, en aras
de la salvación de sus vidas. las almas, estaban obligadas a "no hacerles

5
ESTEVE BARBA, Francisco, op. cit., p. 88.
ningún daño, sino tratarlas pacíficamente, dándoles un ejemplo de la
cristiandad". Entonces pronto amarían la religión cristiana y a Jesucristo
Las Casas explicó las tres causas que consideraba justas para la guerra.
El primero de ellos, dice, "es cuando los infieles desafían, guerrean y molestan
a la cristiandad en el momento presente o por costumbre". E identificó a estos
infieles: "los turcos y moros de Berberia y Oriente", contra quienes se podía
librar la guerra, incluso cuando dejaron de hacerlo, porque se sabía "por gran
experiencia que su intención" era condenar a los cristianos. . Esta "guerra
contra ellos no puede llamarse guerra, sino una defensa legítima y natural". La
segunda causa sería si "persiguieran, obstaculizaran o impidieran
maliciosamente" la fe cristiana (LAS CASAS, 1996, p. 322-324).
Después de considerar las causas de la guerra justa, Las Casas
concluyó que ninguna de estas tres causas estaba presente en la experiencia
portuguesa en África. ¿Cómo justificarlos entonces? Las Casas (1996, p. 298)
ya había advertido que "ningún cristiano, árabe, árabe, tártaro, indio o de
ningún otro tipo", el pueblo cristiano no podía hacer la guerra. Entonces, ¿cómo
justificar "tantos males y ofensas, tantas muertes y cautiverio, tantos
escándalos y perdición de tantas almas como en esas personas pobres, incluso
si fueran moros? ¿Solo por ser infiel? Gran ignorancia y condenable ceguera
fue ciertamente esto".
Convertirlo a la fe cristiana no necesariamente requería esclavitud. Lo
mismo no era cierto para los negros. Por lo tanto, se creó un cuerpo legislativo
para proteger a los indios de la explotación colonizadora, mientras que no se
hizo lo mismo con respecto a los negros. Incluso se puede decir que,
desafortunadamente, los impedimentos a la esclavitud indígena contribuyeron a
la creciente demanda de esclavos negros. Y así, otros abogados indios, como
el obispo Diego de Landa de Nueva España, eran defensores de la esclavitud
negra. La discriminación contra los negros y los indios pesaba más sobre ellos
que estos, y llevó a la comprensión de que los negros nacieron para ser
esclavos y eran esencialmente inferiores a los blancos y los indios 6.

6
DAVIS, David Brion. O problema da escravidão na cultura ocidental. Rio de Janeiro:
Civilização Brasileira, 2001. p. 199
2. .Los derechos humanos de Manuel da Nobrega y Alonso de Sandoval

El 10 de abril de 1549, Manuel da Nóbrega, un jesuita portugués de 32


años que acababa de llegar a Bahía, escribió una carta entusiasta al Padre
Simão Rodrigues, uno de los miembros de la Compañía de Jesús en Lisboa.
Nobrega había atracado en la Bahía de Todos os Santos el 29 de marzo a
bordo del séquito de Tomé de Sousa, el primer gobernador general de Brasil.
Lo que enloqueció al sacerdote no fue el sol de los trópicos, las "hierbas de
varios aromas" o las colinas más justas que los tapices de Flandes. Pero los
indios, tan dóciles a la evangelización y sedientos de enseñanza católica.
"Todos los que tratan con nosotros dicen que quieren ser como nosotros",
escribió. “Si escuchan Tánger en la misa, ya vienen y lo que nos ven hacer,
hacen todo, se sientan de rodillas, aplauden, levantan las manos al cielo” 7.
Los nativos eran más creyentes que los colonos portugueses, cuyo
fervor religioso se había enfriado bajo el sol de Bahia. En lugar de presenciar
las virtudes cristianas a los indios, los colonos imitaron los pecados de las
tribus que permanecieron sordas a la doctrina católica, como la poligamia y el
desprendimiento de la ropa. Los indios, gracias a Dios, fueron menos rebeldes.
Nobrega quería salvar sus almas y, cuando era posible, cubrir sus cuerpos. En
la primera carta de Tupiniquim, describe sus planes para distribuir ropa decente
a los nuevos cristianos, aunque a expensas del vestuario de los jesuitas.
Nobrega no quiso "por falta de unos calzoncillos largos" dejar "un alma de ser
cristiano"8.
Como podemos ver las más valiosas informaciones están en sus cartas.
Pos las cartas de Nobrega no son solo mostrando una ideología pero un
cumplido a la propensión de los indios a aceptar la fe católica. También revelan
el asombro de los jesuitas por los hábitos nativos como la desnudez, la
poligamia y el canibalismo.
Varias narrativas describen que Nobrega dice en detalle un ritual
antropofágico. Hay censuras de la licencia de los colonos y críticas a Dom

7
Conforme Moreau, p. 185)
8
Conforme Moreau, pg 96)
Pedro Fernandes Sardinha, el primer obispo de Brasil, que no tenía en alta
estima a los indios, y fue comido por ellos. Uno de los temas más discutidos en
las cartas, y uno que ilustra bien la convergencia de los intereses religiosos y
políticos en la colonización brasileña, es la esclavitud indígena.
La legalidad de la esclavitud indígena es uno de los debates más
ardientes del siglo XVI. En 1537, la encíclica Sublimis Deus 9, publicada por el
Papa Pablo III, prohibió la esclavitud de los nativos americanos y los declaró
dotados de alma y capaces de recibir la fe católica. El asentimiento a la
catequesis indígena permitió a la Iglesia Católica aumentar su rebaño con
almas del Nuevo Mundo y recuperar a los creyentes que habían perdido ante la
Reforma Protestante, la revolución religiosa que sacudió a Europa en ese
momento.
Como hacemos dicho, el principal defensor de la servidumbre indígena,
Juan Ginés de Sepúlveda argumentaba que los indios eran una raza inferior,
destinada a obedecer y ser gobernada por las monarquías cristianas. Enguanto
lo mayor defensor de la libertad indígena fue Fray Bartolomé de Las Casas,
otro español se oponía a la teoría de la "servidumbre natural" de los indios y
afirmó que los europeos podían catequizarlos pero nunca esclavizarlos o tomar
sus tierras. Como vimos, este embate fue desenvuelto en la Universidad de
Salamanca, España, donde Nobrega estudió desde 1534 hasta 1538. Allí,
enseñó al filósofo Francisco de Vitoria, uno de los pensadores del tema
indígena y la doctrina de la "guerra justa".
En este sentido, es de suma importancia la posición de Tomas de Vitória
que en Reflectio prior “
( a escribir)
Desta forma, Nóbrega llegó a Brasil como soldado de la Contrarreforma,
ansioso por ganar almas nativas para el catolicismo y para combatir los vicios
de los colonos. Esta misión coincidió con los intereses de la Corona
portuguesa, comprometida a consolidar su dominio sobre Brasil y ahuyentar a
los franceses que intentaron complacer a los nativos para obtener la tierra.
Cuando vio que los indios estaban dispuestos a escuchar su predicación y, en
algunos casos, a abandonar sus viejos hábitos, Nobrega confirmó la doctrina
9
Parece que hay otro documento papal llamado Veritas ipsaque que fue ampliado, se ganó el nombre de
Sublimis Deus. SUESS, Paulo (org.). A conquista espiritual da América espanhola. Petrópolis: Vozes, 1992.
p. 275.
católica: los indios podían recibir la fe y, por lo tanto, no merecían ser
sometidos.
"El conocimiento inicial de Nobrega sobre los indios era precario, pero
pronto se dio cuenta de que disfrutaban yendo a misa, participando en rituales
y aprendiendo catecismo fácilmente. Ellos tenían una inclinación por la religión
y que al principio severamente si coloco opuesto a la esclavitud de los indios".
En una carta al padre Simão Rodrigues en 1549, Nobrega critica
severamente los "saltos", los ataques sorpresa de los colonos contra los indios
para esclavizarlos, y defiende la liberación de los cautivos. "Le deseo a Su
Alteza que envíe provisiones para la entrega de todos los esclavos salteados
para que sean su tierra porque de ello depende tanto la paz como la conversión
de estos gentiles", escribió. Al año siguiente, en una carta al mismo interlocutor,
declaró que todos en Brasil tenían "una conciencia sobrecargada debido a los
esclavos que poseían" y que la explotación del trabajo indígena era la causa de
la "pereza" y "varios vicios" de los colonos, quien solo trataba con "cosas
sensuales" y ni siquiera temía la excomunión. Nobrega sugiere que "El-¬Rei
debería enviar inquisidores y comisionados para liberar a los esclavos, al
menos los que están salteados, y hacerlos vivir entre cristianos, para que
puedan abandonar las malas costumbres de los gentiles". En 1551, otra carta
al Padre Rodrigues llamó a clérigos que comparaban a los indios con "perros" y
afirmaban que era legal mantenerlos cautivos.
Parece que el demonio también rodeó a Nobrega, ya que en los años
siguientes se volvió cada vez más tolerante con la esclavitud indígena. Con la
esclavitud negra, los jesuitas no tuvieron ningún problema. En algunas cartas,
Nobrega solicita el envío de "esclavos de Guinea" para ayudar a mantener las
escuelas y orfanatos jesuitas.
En 1552, en una carta al padre Rodrigues, pidió la opinión de los
intelectuales de Coimbra sobre algunos temas: ¿podrían los indios alabar a
Dios en su idioma? ¿Podrían aquellos sin cobertura entrar a la iglesia y
bautizarse desnudos? ¿Era legal "hacer la guerra" y cautivar a los gentiles que
no abandonaron los viejos hábitos tribales? Las cartas de Nobrega indican que
procedió a actuar como si hubiera recibido una respuesta afirmativa a esta
última pregunta.
En 1558, comienza una carta al sacerdote español Miguel de Torres con
una declaración furiosa: "Primero los gentiles deben someterse". Esa buena
imagen que Nobrega cultivó de los indios se había derretido bajo el sol
brasileño. "Este gentil es de una calidad que no se desea para bien, sino por
miedo y sujeción", escribió. Nobrega recomienda además que la Corona aliente
a los colonos a profundizar en el interior en busca de indios para la
catequización. La recompensa ofrecida fue el trabajo obligatorio de esos
mismos indios, transformados en "esclavos legítimos", botín de "guerra justa".
"Si el Gentil es sometido, habrá muchas maneras para que los esclavos
malvados y muchos escrúpulos cesen, porque los hombres tendrán esclavos
legítimos tomados en una guerra justa".
Desta forma, segundo Moreau ( pg112) ““Nobrega llegó a Brasil con
optimismo con su plan de catequizar a los indios, pero vio que esto no era tan
fácil. Se da cuenta de la inconstancia de los indios, quienes recibieron la
doctrina católica pero abandonaron su fe después de un tiempo ”, dice Filipe
Eduardo Moreau, autor de Los indios en las Cartas de Nobrega y Anchieta
(Annablume). "Con el tiempo, Nobrega se volvió cada vez más intolerante: los
indios se sometieron o fueron asesinados, convertidos por amor o por terror".
La realidad de los trópicos destruyó el idealismo jesuita. Los indios
reales que vivieron aquí trascendieron los conceptos filosóficos de los
europeos. Los sermones y las amenazas de los fuegos del infierno no fueron
suficientes para doblegar su orgullosa cultura antigua. Prácticas como la
desnudez, la poligamia y la antropofagia continuaron a pesar de la censura de
los jesuitas. La experiencia misionera llevó a Nobrega, un defensor nativo de la
libertad, a concluir que a veces la libertad cristiana se disfrutaba mejor en la
esclavitud. Las cartas jesuitas de Tupiniquin dan testimonio de estos dos
Nobregas: uno fue un ferviente defensor de la libertad indígena, el otro intentó
someterlos por vivir esa libertad.
Este cambio de mentalidad se aclara en una carta desde una
perspectiva que al principio puede estar en línea con la ideología de Las
Casas, que dice que los gentiles deben ser sometidos y hechos vivir como
criaturas que son racionales, manteniéndolo de acuerdo con la ley natural. ,
como dice Nobrega, señaló a Don Leão, soberano de Portugal en ese
momento (Nobrega, p. 278).
Para Nobrega, después de que Brasil es descubierto y poblado, los
gentiles son asesinados y comidos. Un gran número de cristianos y tomó
muchos barcos y barcos y mucha granja. E cristianos que trabajan para ocultar
estas cosas, lidiar con ellas y darles la rescata que se toman un tiempo libre y
lo necesitan, pero no pudieron hacerlos buenos amigos, no dejar de matar y
comer, como y cuando pudieran. Y si dicen eso
Los cristianos los saltearían y los tratarían mal, algunos lo harían y otros
pagarían el daño que hicieron; pero hay otros a quienes los cristianos nunca
han herido, y los gentiles
Los tomaron y se los comieron e hicieron despoblar muchos lugares y
grandes granjas. Y son tan cruel y bestial que matan a los que nunca les han
hecho daño, clérigos, frailes, mujeres de tal opinión que los animales
asquerosos se contentarían con ellas y no mal Pero son estos carniceros de
cuerpos humanos, que sin excepción de las personas, los todos matan y
comen, y ningún beneficio los inclina, ni se abstiene de su maldad. costumbres,
sino más bien parecer y ser visto por la experiencia, que se jacta y hace peor,
con abrazos y buen trato. La prueba de esto es que estos de Bahía están bien
tratados y adoctrinado con esto lo hizo peor, al ver que si no castigaban a los
malvados y culpables de muertes pasadas, y con severidad y castigo se
humillan y se someten.
Después de que Su Alteza envió gobernadores y justicia a esta tierra, no
hubo los gentiles dominarán, ni tomarán los suyos como antes, y no tienen para
esto tomar muchos barcos y matar y comer muchos cristianos para que
deberían vivir en aldeas y armas fuertes y fuertemente vigiladas, y no se
atreven se extendió y se extendió por la tierra para hacer granjas, pero viven en
las fortalezas como Fronteras moriscas o turcas y atrévete a poblar y disfrutar
solo de las playas, y no se atreven a hacer sus granjas y creaciones y viven
para la tierra dentro de la cual es amplia y buena ¿Quién podría vivir ricamente
si los gentiles fueran maltratados o desalojados, como podría ser con poco
trabajo y gastos, y tendría vida espiritual, sabiendo a sus creador y vasallaje a
San A. y obediencia a los cristianos y todos vivieron mejor y ricos y S. A.
tendrían ingresos brutos en estas tierras.
Este gentil es de una calidad que uno no quiere para bien, sino por
miedo y sujeción, como se ha experimentado y si S. A. quiere verlos a todos
convertidos ordene que sean sometidos, y él hará que los cristianos se
extiendan por la tierra y servicio de los indios a quienes los ayudan a conquistar
y dominar, como se hace en otras partes de nuevas tierras, y no sé cómo sufrir,
la generación portuguesa que todas las naciones son las más temidas y
obedecidas, por estar sufriendo en toda esta costa y casi sometiéndose a los
gentiles más viles y tristes del mundo.
Los que mataron a la gente del barco del obispo pronto pueden ser
castigados y sometidos a todos los que son predicados por enemigos de
cristianos y aquellos que quieren romper el paz y aquellos que tienen los
esclavos de los cristianos y no quieren darles y todo menos quieren sufrir el
yugo justo que les dan y así levantarse contra los cristianos. Sujeto a los
gentiles, muchas maneras dejarán de ser esclavos malvados.
Nobrega, en sus derechos humanos continúa: lo mejor que se le podría
dar a esta universidad sería dos docenas de esclavos de Guinea masculinos y
femeninos para hacer suministros para el hogar, otros viajarían en un bote de
pesca, y estos podrían provenir de mezclar con los que El-Rei envió al molino,
porque a menudo envía barcos cargados con ellos aquí.
En este sentido, lo pensamiento de Nobrega se acerca a Sepúlveda y a
todos los dominicanos y franciscanos que, de una forma u otra, terminan
predicando la esclavitud negra como veremos en la conclusión
A respecto de esta ideología de esclavización de los negros es
importante mencionar o jesuita español Alonso de Sandoval que nació en 1576
en Sevilla, misma ciudad de Las Casas. Cuando era niño, emigró a Perú con
sus padres, donde su padre asumió el cargo de contador en Fazenda Real de
Lima. Estudió en el seminario de San Martín de Lima, donde tenía
conocimientos de arte, teología y moral. Era un lector latino. Se unió a la
Compañía de Jesús en 1593. Llegó a Cartagena de Indias en 1605 y, a partir
de entonces, rara vez dejaría esa ciudad. Al año siguiente, acompañó a Diego
de Torres a la región de Urabá en una misión con la que escribió una
relación48. En 1607, participó en otras dos misiones: una con el Padre Juan
António Santander, en Santa Marta, y la otra con el Rector del Colegio Jesuita,
el Padre Perlin, para las regiones de la zona minera de Antioquia: Cáceres,
Remedios y Zaragoza. En 1617 fue a Lima y en 1619 regresó a Cartagena.
Su trabajo se divide en cuatro libros, cada uno precedido por un
resumen de su argumento. En el último libro, Sandoval se disculpó por la
actuación de la Compañía de Jesús, especialmente en relación con los negros.
Ya en el primer libro, apareció la pregunta básica que parece haber
movido a Sandoval a escribir su trabajo: ¿por qué África se mantuvo tan lejos
de la evangelización? Así, a Sandoval le preocupaba revertir esta lejanía,
garantizando a los negros en América el conocimiento de la religión. De esta
manera, argumentó que a través de la esclavitud de los negros en Estados
Unidos, se les dio la oportunidad de ser evangelizados y eliminados de los
errores a los que fueron sometidos en sus países de origen.
Para Sandoval, la esclavitud negra era, por lo tanto, justificable. E hizo
las causas de legitimidad establecidas en las leyes de Siete Partidas 10 de
Alfonso X de Castilla, compiladas entre 1256 - 1263 11. Según las Siete Partidas,
la esclavitud se consideraba "la cosa más perversa y despreciable" que se
podía encontrar entre los hombres, sin embargo, al mismo tiempo, lo
admitieron cuando se originó en la guerra, por venta propia o por nacimiento de
esclavos. Y aceptando la institución, trató de regularla "para garantizar los
derechos que Dios le dio al esclavo" 12. Sandoval consideró la cuestión de la
justificación del cautiverio arduo, dejando su determinación a los "médicos que
escribieron tan acertada y correctamente sobre este punto" 13.
Sandoval criticó la opinión de que la libertad era parte de la ley natural,
ya que si no fuera así, la ley positiva no podría haberse hecho legal, ni tampoco
la del pueblo. Dijo que la naturaleza nunca ordenó a los hombres ser libres, y
así dio paso a los derechos de los hombres para introducir la servidumbre sin
contradecir los derechos naturales.
. Y ejemplificaba situaciones en las que la libertad se perdía mediante el
castigo por robo; por grave necesidad, cuando los hombres se vendieron a sí
mismos y a sus hijos; por la derrota en las guerras, cuando las ciudades o
provincias quedaron sujetas a las leyes de la otra República. Ejemplos

10
ANDRÉS-GALLEGO, José, GARCÍA AÑOVEROS, Jesús María. La Iglesia y la
esclavitud de los negros. Pamplona: EUNSA, 2002. p. 56.
11
GRUZINSKI, S., BERNAND, C., op. cit., p. 627
12
PALACIOS PRECIADO, Jorge. La esclavitud de los africanos y la trata de negros. Entre
teoría y la práctica. Tunja: Publicaciones del Magister en Historia – UPTC, 1998. (Nuevas
lecturas de Historia, 2) p. 9.
13
SANDOVAL, Alonso de, op.cit., 1647, p. 74.
ofrecidos por autores antiguos y las Sagradas Escrituras. La esclavitud,
entonces, se presentó como legal, y Sandoval se preguntó: si fuera correcto
que los hombres perdieran la vida por sus delitos, no sería para ellos perder su
libertad de menor valor que sus vidas. ?
En las Escrituras, Sandoval encontró un argumento para vincular
irrevocablemente la esclavitud a los negros al decir que Dios, "la verdad eterna,
para reprender la ingratitud, el mal natural y las peores costumbres del pueblo
de Israel, levantó sus sentimientos y sus pecados". , comparándolos con los
"hijos de los etíopes", el mayor reproche que se solía decir a los que nos
disgustan: ¿No eres tú como los etíopes, hijos de Israel? (SANDOVAL, Alonso
de, op.cit., 1647, p. 86 - 88).
Sandoval dice que en las "cartas divinas", no pocas veces, se usaban
las palabras negro y etíope como sinónimos de pecador y malvado". Pero si
Sandoval no cuestionaba la validez de la esclavitud y buscaba recursos para
legitimar la esclavitud negra, le preocupaba la forma en que los negros eran
encarcelados en África y el posterior tráfico.
La defensa de la esclavitud estaba entrelazada con conceptos religiosos
y esta amalgama, que se había desarrollado en la antigüedad, estaba
prefigurada en el judaísmo y la filosofía griega. Así, la esclavitud podría verse,
en cierto sentido, como se ha señalado, como un castigo resultante del pecado
o un defecto natural del alma que impidió una conducta virtuosa. También fue
visto como un modelo de dependencia y sumisión. Pero en otro sentido, la
esclavitud fue el punto de partida para una misión divina. Si fue por la
esclavitud del cuerpo corrupto de Adán que Cristo había redimido a la
humanidad78, fue a través de la esclavitud que los negros pudieron ser
conducidos al camino de la salvación eterna 14.

CONCLUSION

Las Casas estaba menos apegado al discurso legitimador de la trata y


estaba más inclinado a criticar las acciones ibéricas en África, pero criticó su
insensibilidad a aceptar que los propósitos de la Corona portuguesa "no
condonaron los pecados de violencia, las muertes y la condenación de quienes
14
DAVIS, David Brion, op. cit., p. 109.
murieron muertos sin fe en los sacramentos y que el cautiverio de los presentes
allí no justificaba tal injusticia". Las Casas, por lo tanto, en su Historia de las
Indias, primero criticó la acción ibérica, especialmente portuguesa, en África. Y
en esa acción, vio el principio de la acción española en América. Fue esta
"ceguera" lo que, para él, había caído sobre los cristianos y les hizo creer que
la guerra contra los infieles era legítima, a pesar de que no habían atacado ni
puesto en peligro el cristianismo.
Las Casas estaba cerca de la legitimación de la trata y la esclavitud,
centrado en la forma en que ocurrían dichos procesos y preocupado por la
normalización de las relaciones incluidas en él. Tal discurso, concebido por
religiosos o no, no abogaba por el fin de la esclavitud negra, sino que estaba
preocupado por la forma en que los africanos fueron encarcelados para no
poner en peligro la legitimidad del cautiverio en Estados Unidos. Las Casas
anticipa, por lo tanto, esta crítica en que, al discutir la guerra justa, encuentra
en el encarcelamiento en África la razón de la injusticia de la práctica ibérica en
la esclavitud de los negros. En el siglo XVII, esta controversia se profundizaría,
adquiriendo nuevas dimensiones. El trabajo de Alonso de Sandoval representa
este nuevo marco del tema.
En el caso de los negros que llegaron a Cartagena, para Sandoval, la
mayoría no habían sido bautizados. Algunos incluso habían recibido el agua del
bautismo sobre sus cabezas, pero muy pocos habían recibido válidamente tal
sacramento, la "puerta de la salvación". Las Casas, como resultó, estaba
igualmente preocupado por el tema y también cuestionaron si los bautismos
realizados en África fueron precedidos. de debido adoctrinamiento. La imagen
de América del siglo XVI, un mundo idílico habitado por hombres naturales,
difería de la de África. En África, contaba poco sobre cómo vivían las personas
y la organización política y social entre ellas. Los negros habían sido conocidos
por mucho tiempo en Europa. Dichas noticias precedieron al movimiento de
expansión en el extranjero, los logros y las experiencias colonizadoras. Eran
conocidos por la Biblia y los escritores antiguos, o incluso por viajeros de la
costa subsahariana.
Se vio que rechazaban la fe católica, y su relación con la imagen de
salvajes inocentes era, por lo tanto, poco probable. Las Casas, cuando
solicitaba esclavos negros en América, estaba imbuido de esta visión de África
y los negros.
Con respecto a los indios, Las Casas reconoció su humanidad y la
excelencia de su organización política y social desde una edad temprana, sin
embargo, aparte de cualquier defensa que se pueda decir de los indios,
siguieron siendo objetos inocentes de evangelización contra aquellos que no lo
hicieron. uno debe hacer violencia, pero debe ser conducido caritativamente y
pacíficamente a la conversión a la única religión verdadera. A pesar de que su
comportamiento sufrió cambios, y no es demasiado para recordar que era un
encomendero, y por radicalizado que estuviera en sus posiciones, su visión de
los indígenas estaba vinculada a los intereses expansionistas de la Corona
española. La construcción de su discurso articuló la noción de una guerra justa,
proveniente de la Edad Media, la imaginería de la Reconquista, todavía
bastante viva, como consecuencia de los enfrentamientos contra los moros en
el Mediterráneo y en la península ibérica hasta poco antes de que Colón llegara
a América, y el espíritu de misión95
. Francisco López de Gómara, crítico de suas obras, escreveria, em
1552, não haver uma boa conquista sem colonização e, se a terra não era
conquistada, as pessoas não eram convertidas 15. Las Casas, talvez, invertesse
essa proposição, afirmando que a evangelização era o primeiro passo para a
conquista. Conquista pacífica que levasse à incorporação de novos territórios
pelo império espanhol16
Por lo tanto, si al principio defendía la esclavitud negra sin restricciones,
a mediados de 1540/1550 cambiaría su disposición. En su Historia de las
Indias, expresó que había reconsiderado sus repetidas solicitudes de traer
esclavos negros a América entre 1516 y 1543. Unos años más tarde, concluiría
que la esclavitud de los negros era tan tiránica como la de los indios, y su
razonamiento era el mismo que el de ellos.
. Su posición luego reflejó su crítica a lo que identificó como una
continuación de la "tiranía" de portugueses y españoles en ambos lados del
15
LÓPEZ de GÓMARA, Francisco. Historia general de las Indias. apud. ELLIOT, J. H.
“A conquista espanhola e a colonização da América”. In: BETHELL, L. (org.). História
da América Latina. Volume 1: América Latina colonial. São Paulo/Brasília: Edusp/FUNAG,
1997. p. 135
16
Todorov diz que Las Casas partilhava da “ideologia colonialista”, sendo, pois, defensor da submissão da
América à Espanha. TODOROV, op. cit., p. 168-173.
Atlántico, con violencia contra los indios precedida por violencia contra los
guanches y los negros.
Uno puede, por lo tanto, como propongo, vincular los capítulos de la
Historia de la India con el discurso en disputa sobre la forma en que tuvo lugar
el tráfico. En el camino abierto por Las Casas, aún en el XVI, los dominicos,
principalmente, profundizaron el discurso crítico para el tráfico y el discurso de
legitimación de la esclavitud negra.
Los dominicanos en el siglo XVI hacen una crítica de la forma en que se
realizaba el comercio negro, manteniendo vivo el debate sobre la normalización
de las relaciones en el tráfico y la explotación del trabajo negro servil. Tal tema
ganaría más fuerza entre los jesuitas en el próximo siglo.
En términos de Brasil, los años en este paraíso tropical cambiaron la
opinión de Nobrega. Cuando vengo aquí, se opone a la esclavitud "gentil", pero
al mismo tiempo que tolera la explotación de la mano de obra indígena. "La
resistencia de los indios a abandonar hábitos culturales como la antropofagia
llevará a Nobrega y a los jesuitas a aceptar la servidumbre de los nativos a
través de la 'guerra justa', el eufemismo para justificar y legalizar la esclavitud
indígena".
Sandoval representa otro momento del discurso legitimador de la
esclavitud negra, mezclando leyenda, datos históricos y etnográficos,
constituyendo un amplio tratado sobre los africanos, una crónica sobre el tráfico
y la esclavitud. Sandoval también contó la dificultad de catequizar a los negros
con la ayuda de intérpretes que a menudo se cansaban de traducir o
cambiaban las palabras o no estaban presentes en el momento del catecismo.
Si no hubiera tiempo para una catequesis detenida, por la amenaza de muerte
o por otras causas, entonces uno podría pensar que la catequesis de Sandoval
también representa una preocupación por el gobierno de los esclavos,
igualando los intereses de la colonización española y los de la expansión.
Misionero católico
Ronaldo Vainfas señala que el trabajo de Sandoval, como el de los
jesuitas en la América portuguesa, apareció en un momento de expansión y
creciente importancia de la esclavitud negra para la economía colonial y un
aumento paralelo de la resistencia negra a la esclavitud, como los quilombos.
El miedo a la sedición, por lo tanto, habría dirigido el impulso a normalizar las
relaciones entre amos y esclavos a favor del orden colonial 17.
Las obras de Las Casas y Sandoval representan dos momentos de
debate sobre el tráfico y la esclavitud negra. En el primero, prevalece la
conexión, por un lado, entre la idea de una guerra justa y la legitimidad de la
trata y, por otro, la legitimidad de la presencia española en América; en el
segundo, el proyecto de colonización ibérica, y específicamente la misión
jesuita de esclavos y el proyecto del gobierno. En ambos, podemos ver la
adecuación de proyectos y teorías forjados en España ante las vicisitudes
presentadas por la colonización de América y la armonización entre los planes
imperiales castellanos y los de la Iglesia Católica. Estas son, por lo tanto, obras
que aún vale la pena explorar por aquellos interesados en el discurso
legitimador de la esclavitud negra, los proyectos de colonización, los planes
misioneros en la América ibérica entre los siglos XVI y XVII.
Finalmente, la triste conclusión es que, a pesar de los esfuerzos de
algunos frailes dominicos y jesuitas para detener el increíble avance de la
esclavitud y buscar un mínimo de derechos humanos para los indios y negros
en la América del siglo XVI, este esfuerzo fue en vano, debido a la avaricia del
mercantilismo y una posición pro mercantilista de la mayoría de los religiosos.
Como resultado, ha sido uno de los mayores desastres demográficos de la
humanidad, con cifras alarmantes, incluso para los estándares actuales de un
mundo acostumbrado a la guerra y el genocidio. En los primeros cien años de
la llegada de Colón a América, más personas murieron proporcionalmente que
en todos los conflictos del siglo XX, uno de los períodos más mortales en la
historia universal.
Así, según lo informado por el investigador Laurentino Gomes (2019, p.
117) en 1420, al comienzo de la navegación portuguesa frente a las costas de
África, se estimaba que había 450 millones de personas en todo el planeta, de
las cuales 50 millones, es decir el 11% vivía en América. Cuatro siglos

17
Cf. VAINFAS, R.. El proyecto de una esclavitud cristiana: ideas jesuíticas en Brasil y
Cartagena de Indias durante el siglo XVII. Medellín, X Congreso de Historia de Colombia,
1997. mimeo. VAINFAS, R. “Deus contra Palmares”. In: REIS, J.J., GOMES, F. dos S.
Liberdade por um fio. São Paulo: Companhia das Letras, 1996. p. 60-80. Paulo de Assunção também, no
que se refere à América portuguesa, discute a relação da atuação dos
jesuítas e a economia colonial. Cf. ASSUNÇÃO, Paulo de. Negócios Jesuíticos.São Paulo:
EDUSP, 2004.
después, en 1894, cuando la población ya alcanzaba los 900 millones, la
población americana, a pesar del gran volumen de esclavos importados de
África, tenía solo 25 millones de personas o el 2.8% del total mundial.

Referencias bibliográficas

BALLESTEROS, A. História da América. Espanha: s/ed., 1954. tomo XVII

DAVIS, David Brion. O problema da escravidão na cultura ocidental. Rio de


Janeiro: Civilização Brasileira, 2001.

ESTEVE BARBA, Francisco. Historiografia indiana. 2a. ed. Madrid: Editorial


Gredos, 1992.

MOREAU Os índios nas cartas de Nóbrega e Anchieta


Por Filipe Eduardo Moreau

Nóbrega Cartas do Brasil e mais Escritos do Pe. Manuel da Nóbrega.


Disponivel em
https://books.google.com.br/books/about/Cartas_do_Brasil_e_mais_Escrito
s_do_Pe_M.html?id=bisTnayr-wkC&redir_esc=y

Carta do Padre Manuel da Nóbrega (Baía, 08 de maio de 1558) ao Padre


Miguel de
Torres (Lisboa). Disponivel em
https://pt.scribd.com/document/231270993/Carta-Do-Padre-Manuel-Da-
Nobrega-De-08-de-Maio-de-1558

También podría gustarte