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Las mujeres embarazadas que fuman, ponen en peligro la salud y la vida de sus

bebés. La nicotina, el monóxido de carbono y otras toxinas son componentes


localizados en el humo del tabaco o del cigarro. Tales componentes ingresan al
cuerpo de la madre, pasando también al cuerpo del bebé, impidiendo así, que este
pueda recibir los nutrientes vitales y el oxígeno que necesitan para poder crecer y
desarrollarse. Casi cada órgano en desarrollo es afectado por los productos químicos
que hay en el humo del cigarro, aumentando así el riesgo de: parto prematuro, muerte
infantil, bajo peso del niño al nacer, problemas de audición, entre otros.
Según un estudio realizado en “National Institute on Drug Abuse” (NIH), nos dice que
el 16% de las mujeres embarazada fuman. El monóxido de carbono y la nicotina del
humo de tabaco pueden interferir en el suministro del oxígeno del feto.
Por consiguiente, gracias al estudio e investigación realizada se puede concluir que
tanto los componentes del cigarro como el humo de tal si afecta tanto a la madre como
al bebé influyendo en su desarrollo y crecimiento.

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