Está en la página 1de 119

2

PENSAMIENTO ESTRATÉGICO
EN LA AGRONOMIA

UNA APROXIMACIÓN AL DESARROLLO DE


COMPETENCIAS PROFESIONALES

Jorge Eduardo Parra R. Ing. Agrónomo


Universidad Nacional de Colombia – Bogotá
jeparrar@unal.edu.co

Bogotá 2006
4

CONTENIDO

PROLOGO

PRESENTACIÓN DEL CURSO

1. UNA NUEVA CONCEPCIÓN DEL DESARROLLO RURAL

1.1 LO RURAL: DE LO SECTORIAL A LO TERRITORIAL


1.2 LAS NOCIONES DE LO RURAL
1.3 NUEVAS FUNCIONES, NUEVAS POSIBILIDADES, NUEVAS EXIGENCIAS
1.4 LECTURAS SOBRE LA CRISIS RURAL
1.5 ABANDONO DEL CAMPO
1.6 ENFOQUE LOCAL Y REGIONAL

2. RETOS

2.1 DESARROLLO SOSTENIBLE Y COMPETITIVIDAD


2.2 CAPACIDAD GESTORA
2.3 LIDERAZGO
2.4 MODERNIZACIÓN DE LA ECONOMÍA CAMPESINA

3. PROCESO ESTRATÉGICO

3.1 LOS CONCEPTOS DE ESTRATEGIA


3.2 PLANEACIÓN ESTRATÉGICA
3.2.1 LA MISIÓN: EL GRAN OBJETIVO
3.2.2 DIAGNÓSTICO SITUACIONAL
3.2.2.1 IDENTIFICACIÓN DE FACTORES Y VARIABLES
3.2.2.1.1 FACTOR HUMANO
3.2.2.1.2 LO ECONÓMICO
3.2.2.1.3 LO TERRITORIAL
3.2.2.1.4 LAS INSTITUCIONES
3.2.2.1.5 VARIABLES ESTRATÉGICAS
3.2.2.1.6 ESTRUCTURA, FUNCIÓN, DESEMPEÑO
3.2.2.2 CLASIFICACIÓN Y CALIFICACIÓN DE VARIABLES
3.2.3 LA MATRIZ DOFA
3.2.4 EL PLAN ESTRATÉGICO
5

4 FORMACIÓN DEL CAPITAL HUMANO

4.1 UN NUEVO ENFOQUE EDUCATIVO


4.2 LA EDUCACIÓN SUPERIOR
4.3 AGRONOMÍA Y AGRICULTURA
4.4 LA EDUCACIÓN POR COMPETENCIAS

5. PEDAGOGÍA Y DIDÁCTICA EN LA FORMACIÓN POR COMPETENCIAS

5.1 PROYECTO EDUCATIVO INSTITUCIONAL: ELEMENTOS CONCEPTUALES


5.1.1 EDUCACIÓN
5.1.2 PEDAGOGÍA
5.1.3 DIDÁCTICA Y ENSEÑANZA
5.1.4 APRENDIZAJE
5.2 DESARROLLO DE COMPETENCIAS
5.2.1 LA PRÁCTICA
5.2.2 FUNCIONES DOCENTES
5.2.3 AMBIENTE EDUCATIVO

BIBLIOGRAFÍA
6

PROLOGO

El libro sobre pensamiento estratégico en la agronomía, obra de Jorge Eduardo Parra,


evidencia una rigurosa investigación académica basada en una revisión exhaustiva de
la literatura pertinente, a la vez que es una concienzuda reflexión sobre la práctica
personal de muchos años como investigador, docente, estudioso y practicante de la
extensión rural. En la conjunción de estos elementos radica la gran fortaleza de este
importantísimo estudio para todos aquellos interesados en los desafíos y el porvenir del
desarrollo rural y la gestión educativa.
Quienes conocemos de tiempo atrás a Jorge Eduardo Parra apreciamos su
aproximación analítica a todos los temas, permeada por la profunda sencillez y
generosidad humana, propia de su personalidad, lo que genera en el interlocutor
desprevención y seguridad frente al planteamiento expuesto. La transparencia, el
reconocimiento de las ideas de la contraparte y la construcción de consensos están en
la base de su forma de abordar los asuntos de la cotidianidad académica. Estos
principios son parte del lenguaje no explicito del libro que nos ofrece, pero determinan,
más allá del rigor de la argumentación, su contenido.
Inicia con el concepto de lo rural. Movilidad, dinámica, interacciones e intercambio de
flujos entre los habitantes rurales son palabras claves en este enfoque que invita a
entender y a reconocer las relaciones entre actores en sus áreas geográficas de
influencia. Reivindica lo rural por su importancia y potencialidades para solucionar la
crisis del campo y del país. Pero hay que buscar nuevas formas de interpretar y
transformar la realidad rural, asignándole mayor atención a lo cultural y a la educación,
así como a procesos asociados de gestión, planeación e información sin descuidar lo
tecnológico y lo biofísico.
Plantea como salida la “ruralización del desarrollo” y como estrategia la “construcción
de un nuevo escenario local, no solo para la discusión, sino para la proposición y la
acción”. Visualiza un escenario amplio y representativo de participación, comunicación y
cooperación para el desarrollo, en donde el énfasis se ponga en le factor humano, dada
la alta motricidad de las variables que lo constituyen, la interacción entre ellas y su
importante efecto sobre los resultados. En este escenario surge la necesidad de
minimizar los conflictos que se evidencian entre las dimensiones del desarrollo social,
ambiental y económico. Para ello, el autor considera que lso modelos tradicionales de
gestión no son los más apropiado, por lo que resulta conveniente utilizar un nuevo
7

modelo de gestión que permita abordar situaciones conflictivas y viables en su


aplicación, bajo circunstancias de incertidumbre, para afrontar las diferencias con
enfoque constructivo. En la base de este modelo innovador esta la cultura de la
planeación, del trabajo cooperado o en red, del emprendimiento (ser estrategas) y del
liderazgo, concepto al que se le dedica atención en sus diferentes aproximaciones. En
el marco de este análisis, el autor propone avanzar en la sugestiva idea de la
competitividad territorial, que conjuga el mejor posicionamiento del territorio y de sus
bienes y servicios en el mercado, junto con su fortalecimiento socio económico, cultural,
institucional y ambiental, a partir de la construcción de una capacidad local para la
protección del entorno, la actuación eficaz conjunta, la creación de vínculos sectoriales,
la generación y la reinversión de valor agregado y la operación de una red intra e
interregional.
A la economía campesina se le dedica especial atención por ser parte sustantiva de la
vida rural y por sus contribuciones importantes al desarrollo en lo económico, lo social y
lo político. La educación y la extensión, como elementos claves de apoyo a la economía
campesina, requieren de un talento humano debidamente preparado, con una
“formación más integral y contextualizada” para la adecuada comprensión de la
complejidad rural, el mayor compromiso con los resultados, la capacidad de
concertación y de proposición, y la mejor disposición para el fortalecimiento del capital
humano.
En ese orden de ideas, el autor invita a desarrollar en el profesional responsable de la
extensión “la competencia estratégica o capacidad para pensar y actuar
estratégicamente frente al desarrollo rural o, mejor aún, de la ruralización del
desarrollo”. Para lograrlo, recoge sus planteamientos y principales conceptos en un
especie de guía práctica y orientadora sobre el proceso estratégico, describiendo de
manera clara y útil sus etapas e instrumentos de análisis: la misión, es decir, la
precisión de lo que se quiere lograr; el análisis situacional o caracterización de factores
o variables que explican la situación presente; la matriz DOFA, como instrumento para
identificar las alternativas posibles; y el plan estratégico en el cual se precisa lo que se
va hacer, ordenando y priorizando en el tiempo las alternativas posibles. El aporte aquí
es valioso, por cuanto estamos frente a un texto que nos se satisface con la
presentación de propuestas, sino que, ante todo, busca hacerlas aplicables combinando
lo conceptual y lo instrumental con el desarrollo de ejemplos prácticos que dan sentido
de utilidad y de aplicabilidad a los enfoques presentados.
Dado el énfasis en la formación de recursos humanos a todo nivel, lo cual constituye el
planteamiento central del texto, se desarrolla una propuesta en materia educativa
basada en la formación y desarrollo de competencias, asignándole a la capacidad de
gestión un papel preponderante: “desarrollar capacidad de gestión (capacidad para
lograr) implica, además de acumular conocimiento, aprender a aprender, a hacer, a
organizar, a priorizar, a evadir, a relacionarse, a negociar, a decidir, a liderar, a exigir, a
convivir, a participar, a promover la participación. Esto es, aprender a actuar en
contexto”.
Detrás de este planteamiento de “saber lograr” se encierra una serie de ideas sobre el
papel del agrónomo y del extensionista y, en general, sobre la formación que debe
prodigar la universidad en estos campos, para “forjar y formar hombres libres “. Son
puntos de vista que despiertan en el lector el interés por la reflexión sobre temas como,
por ejemplo, lo determinante que es la actitud innovadora en el proceso de cambio y el
8

papel que, a su vez, tiene en ella la improvisación, entendidas como un proceso que
conduce a la conformación de estrategias por si solas sin que se requiera para ello de
la planeación, posibilidad esta de innovación que se conoce como adhocracia y que
florece en el terreno abonado de organizaciones flexibles carentes de rigidez estructural
y de concentración de poder. De aquí surge el interesante planteamiento que entiende
la universidad como formadora de innovadores y no solo como depositaria de
conocimiento para transmitirlo a los estudiantes, lo que supone un profesorado con la
misma actitud innovadora y de motivación, como elemento dinamizador del proceso
educativo.
Dada la importancia del tema del desarrollo de competencias, el libro termina con otro
aporte valioso, esta vez sobre los elementos que se deben tener en cuenta en la
formación es este campo, tales como, la definición de competencias globales, el
proyecto pedagógico que le sirve de marco, el enfoque teórico practico propio de todas
las asignaturas, la necesidad de la practica investigativa contextualizada, la utilidad del
trabajo por proyectos y la importancia de la crtecaión de un ambiente educativo
favorable.
Con una coherente argumentación, el autor apuesta por la formación de competencias.
Pero nos asalta la pregunta de si esta vía es suficiente para el desarrollo rural. ¿Hasta
qué punto la formación por competencias no continua siendo restrictiva, teniendo en
cuenta la naturaleza del ser humano?
He querido resaltar estas ideas del libro por cuanto considero que de ellas pueden
surgir múltiples iniciativas de investigación, que Jorge Eduardo Parra nos ha puesto
sobre la mesa de estudio, para continuar ahondando en el desafío de una formación de
recursos humanos que responda con creces a las necesidades y complejidad del
mundo rural.

JUAN PATRICIO MOLINA


Profesor Asociado. Facultad de Agronomía
Universidad Nacional de Colombia
9

PRESENTACIÓN

El entorno y la naturaleza propia de las actividades en entornos rurales ponen con


frecuencia a sus habitantes de cara a situaciones en las que tienen que resolver
problemas donde están presentes la incertidumbre y el conflicto de intereses. Lo mismo
ocurre con los profesionales que allí se desempeñan, bien sea que se desenvuelvan
como productores, como técnicos, como asesores integrales o como promotores,
líderes o catalizadores del desarrollo empresarial, institucional o territorial. El manejo del
medio ambiente, del mercado, de la competencia y de los diferentes intereses de los
actores que intervienen en los procesos de la producción, la comercialización, la
organización, la gestión de procesos, la política, son ejemplos de esas situaciones en
las que la incertidumbre y la oposición inteligente son factores a considerar en forma
prioritaria a la hora de tomar decisiones.

Por otra parte, la crisis en que se encuentra la producción rural en países como
Colombia, originada entre otras causas por la globalización de la economía, obliga a
buscar nuevos caminos, nuevos métodos y nuevas metas que le permitan al sector
insertarse exitosamente en la corriente renovadora de comienzos de siglo. Pero abrir
camino e innovar son también escenarios en donde se enfrenta incertidumbre,
oposición, conflicto y riesgo.

El desarrollo rural, considerado en sus dimensiones humana, económica, ambiental y


tecnológica, ubicado en contextos distintos y particulares, es una tarea que tiene como
objeto de atención un sistema complejo y en permanente proceso evolutivo más o
menos dinámico; sus dimensiones dificultan grandemente su comprensión e
intervención. Cuando los problemas a resolver están adecuadamente definidos, se
conocen sus causas y es predecible el efecto que se logra con la intervención, se acude
a métodos como la programación lineal o la simulación; pero cuando no es ésa la
situación, cuando es necesario considerar el contexto y las distintas lecturas y
valoraciones que sobre la realidad particular hacen los propios actores, cuando es
necesario ubicar las soluciones en escenarios deseables, posibles o imaginables, es
imprescindible buscar modelos que consideren los factores de incertidumbre, oposición
10

y conflicto a los cuales se hace referencia. El pensamiento estratégico aporta bases


conceptuales a modelos metodológicos que pueden ayudar a encontrar, con mayor
probabilidad de éxito, soluciones a la problemática presentada. Uno de estos modelos
es la planeación estratégica, un instrumento sencillo y lógico en su concepción, pero
que requiere de mucha reflexión y de entrenamiento intenso para ser ejecutado con
destreza bajo diversas situaciones.

Los enfoques más conocidos pretenden definir leyes que explican y predicen el
fenómeno, y acuden generalmente a información cuantitativa. La ciencia convencional
aporta mucho a la comprensión y explicación de los fenómenos del entorno físico y
natural, especialmente en cuanto a las relaciones de causalidad dentro de ecosistemas,
entre los fenómenos físicos y la actividad humana y sobre la comprobación de
hipótesis. La información que en estos casos se requiere proviene de mediciones
detalladas de los componentes físicos, químicos y biológicos de los fenómenos. Pero la
información sobre fenómenos físicos no llevará, necesariamente, por ejemplo, a
cambios en las prácticas que aplican los productores. Es necesario considerar variables
de tipo social y económico que favorecen o no la decisión de cambio. Muchas de estas
variables pueden ser medidas también con los métodos cuantitativos, pero las
estrategias para el cambio deben incluir muy importantes aspectos no fáciles de
cuantificar como las motivaciones, los intereses, las expectativas, la visión del contexto
y del futuro, entre otros, cuya identificación, caracterización y comprensión no suele
lograrse con los mismos métodos; son, sin embargo, aspectos absolutamente
necesarios de considerar, si se aspira a convertir el conocimiento en acción
transformadora. El propósito de estos enfoques, denominados “blandos”, es, entonces,
permitir al individuo explorar sus propias percepciones, compartir información,
concertar, proponer, aprender, comprometerse, gestionar.

En los procesos del desarrollo, la pregunta “Qué hacer” es algo para lo cual los
profesionales deben prepararse a responder eficazmente. Aprender a responder “qué
hacer” implica aprender a tener visión sistémica y visión de proceso, pero sobre todo
tener muy claro qué es lo que se quiere lograr. Ahora bien, qué hacer genera o produce
la primera respuesta, pero desarrollar capacidad de gestión implica también aprender a
hacer, a organizar, a priorizar, a evadir, a relacionarse, a negociar, a liderar, a exigir, a
participar, a promover la participación. Aprender a actuar individualmente, en equipo y
en contexto.

El pensamiento estratégico se puede entender como una forma de interpretar y de


actuar que le permite a un individuo o a una comunidad afrontar, con mayor
probabilidad de éxito, situaciones problémicas en donde hacen presencia la
incertidumbre y los conflictos de interés (oposición inteligente).

Estas situaciones conflictivas son de muy distinta naturaleza. La teoría del juego, base
conceptual del pensamiento estratégico, estudia situaciones diversas: desde el
enfrentamiento de dos contendores en un juego de intervenciones alternativas con
reglas más o menos complejas, con triunfo de uno y derrota del otro (suma cero), hasta
juegos de interacciones simultáneas con participación de muchos, por equipos o
individualmente, y todos contra todos; también estudia la posibilidad de un resultado
11

ganar-ganar por parte de los participantes (suma diferente a cero). Esto último, diferente
de un juego de competencia, por supuesto, sería lo deseable en una situación de la
vida cotidiana.

Juegos de mesa como las damas y el ajedrez son enfrentamientos entre dos jugadores
donde las reglas definen una marcada diferencia en su dificultad, pero en los dos casos
se requiere hacer un planteamiento estratégico si se quieren mejorar las posibilidades
de triunfo. El parqués es un juego que busca un solo ganador, con intervención
individual y alternativa de más de dos jugadores, e intentar un planteamiento
estratégico resulta tan difícil (por la dependencia del azar y lo complejo del árbol de
decisiones) que lo más corriente es reconocer el efecto del azar sobre el resultado de la
partida y actuar en consecuencia; eso en sí mismo puede entenderse como una
decisión estratégica.

No en todos los casos el opositor es el enemigo; el opositor puede ser un aliado, un


aliciente o un complemento para desarrollar un proceso de triunfo colectivo. Tampoco el
conflicto es siempre producto de intereses en franca oposición; los intereses pueden ser
“vectores” con diferente sentido y/o dirección que eventualmente ni siquiera llegan a
encontrarse. Las situaciones son muy diversas entonces. El “dilema de los presos”, un
caso que se presenta como clásico en los textos de pensamiento estratégico, muestra
incluso una situación en la que la mejor alternativa para todos es que los jugadores
simultáneamente jueguen a perder (escoger la peor opción individual):

El dilema de los presos: un juego de estrategia

“El director de una orquesta de la Unión Soviética iba viajando en un tren hacia su
siguiente concierto y estaba ojeando la partitura de la pieza que iba a dirigir esa
noche. Dos agentes del servicio secreto vieron lo que leía y, pensando que se
trataba de un código secreto, lo detuvieron por espía. Protestó diciendo que se
trataba del concierto para violín de Tchaikovsky, pero no le creyeron.

Al segundo día de su detención, quien le interrogaba entró con aire satisfecho


diciéndole: “…más vale que nos lo cuentes todo, porque hemos cogido a tu amigo
Tchaikovsky y él ya está confesando”.

Supongamos que el servicio secreto tiene efectivamente a otro hombre cuyo único
delito es llamarse Tchaikovsky y a quien están sometiendo por separado a un
interrogatorio.

Si los dos inocentes insisten en su inocencia, les condenarán a tres años de


cárcel, que es la máxima pena para un sospechoso. Si el director de la orquesta
acepta culpabilidad mientras Tchaikovsky se mantiene firme, entonces el director
tendrá un año de cárcel, y al otro lo condenan a veinticinco años por recalcitrante.
La situación opuesta se presenta si es Tchaikovsky quien acepta y el director
insiste en su inocencia. Si los dos aceptan culpabilidad se les condena a ambos a
diez años.
12

Veamos cuál puede ser el razonamiento del director de orquesta: sabe que
Tchaikovsky está o bien aceptando su culpa o bien aguantando; si está aceptando
y él se resiste le caen 25 años, pero si acepta su culpa le caen diez; por lo que
más le vale aceptar. Por otra parte, si Tchaikovsky resiste y el director también
resiste les caerán tres años, y si acepta le cae un año; por lo que aquí también le
conviene aceptar. Así que concluye claramente que para ambas situaciones le
conviene aceptar la culpabilidad.

En la otra celda, Tchaikovsky llega a la misma conclusión, así que ambos


terminan aceptando y por tanto los condenan a diez años.

Más tarde se encuentran en un patio de la cárcel, conversan, y al contarse sus


respectivas historias se dan cuenta que a ambos les fue mal. Si los dos hubieran
resistido les habían condenado a tres años. Si hubieran tomado su peor opción
individual simultáneamente, habrían obtenido el mejor resultado, los dos.

Consideran que si hubieran tenido oportunidad de conocerse y hablar un poco


antes de ser interrogados, podrían haber “concertado” para no ceder. Pero en
seguida se dan cuenta también que semejante acuerdo habría tenido pocas
oportunidades de subsistir. Una vez separados, cada uno en su celda, el incentivo
individual a traicionar al otro habría sido muy potente.” (Dixit, 1991).

La concertación es, según muchos, la alternativa para resolver situaciones de conflicto


social. Sin embargo, el dilema de los presos muestra cómo no siempre lo es, y que más
vale un planteamiento estratégico en el que las partes que intervienen tengan claridad
sobre lo que quieren lograr y desarrollen un profundo conocimiento de sí mismos, de la
situación y del entorno, en el que hay reglas claras y un sistema que las haga cumplir.
En muchas ocasiones los acuerdos tienen “pocas oportunidades de subsistir”. La
pregunta es, entonces, si vale la pena buscar tales acuerdos a toda costa, o si antes se
deben diseñar mecanismos o estrategias que aseguren que los acuerdos se respeten.
¿Cuáles serían los elementos y criterios a considerar para el diseño de esas
estrategias?

La esencia de un juego de estrategia está en la interdependencia de las decisiones de


los participantes, pero los juegos de turnos consecutivos tienen principios estratégicos
diferentes a los de interacción simultánea. En el primer caso siempre existe una
estrategia que es mejor que las demás y hay que tratar de encontrarla. Un árbol de
decisiones y las leyes de probabilidad ayudan a identificar y escoger entre las diferentes
rutas posibles y deseables.

Los acuerdos de competitividad dentro de las cadenas productivas, la conquista de


mercados nuevos, los acuerdos bilaterales y multilaterales de la Organización Mundial
del Comercio, las reconversiones tecnológica y productiva del agro en general, la
diversificación económica de lo rural, el desarrollo de la competitividad sistémica, el
conflicto entre competitividad económica y sostenibilidad ambiental y social de los
13

procesos productivos, son ejemplos de los retos a enfrentar, donde el pensamiento


estratégico es un instrumento conceptual útil para abordarlos exitosamente.

Este documento presenta consideraciones en torno a la pertinencia del enfoque


estratégico para la agronomía, por los problemas y contextos en que se desarrolla y por
el rol que lo rural puede jugar en una nación con esa vocación; también se analizan
algunos de esos retos actuales, que son desafíos para la profesión en cuanto lo son
para el país rural; se muestra el proceso estratégico, ilustrado con casos de común
ocurrencia para el profesional en distintos campos de su desempeño y, finalmente, se
da una mirada a la formación del individuo con énfasis en el enfoque de competencias.
Este texto es el resultado de experiencias, investigaciones y reflexiones en torno al
tema, producto de mis años de trabajo en la Facultad de Agronomía de la Universidad
Nacional de Colombia, tanto en la actividad docente como en la de investigación y de
extensión universitaria, al frente de la línea de “Profundización en planeación y
desarrollo campesino” y en la “Especialización en desarrollo rural” en cursos como
“Planeación municipal” y “Planeación estratégica territorial”, y en la coordinación de
pasantías de estudiantes dentro de un programa de acompañamiento a procesos de
planificación de entes municipales, instituciones y empresas. Dirección de tesis,
trabajos de grado e investigaciones específicas complementan el acervo de
experiencias que han proporcionado insumos para el examen, la reflexión y la
propuesta.
14

1- UNA NUEVA CONCEPCIÓN


DEL DESARROLLO RURAL

1.1. LO RURAL: DE LO SECTORIAL A LO TERRITORIAL

El concepto predominante de lo rural ha estado ligado a lo económico-productivo, y


así se asimila lo rural a lo agropecuario y al modo de vida unido a estas formas de
trabajo. Es necesario darle una mirada más integral y considerar que lo rural incluye
otras dimensiones, otros actores, otras potencialidades, aspectos sociopolíticos,
educativos y culturales que, en conjunto, afectan la vida de la Nación. Incluso en lo
económico la mirada no puede reducirse solamente a lo productivo: la agroindustria, los
servicios ambientales, el comercio, el agro y el ecoturismo son, entre otras, actividades
económicas que tienen como escenario el territorio rural.

El desarrollo, entendido como el proceso evolutivo de una comunidad en busca del


bienestar de todos sus miembros, tendrá que dar otro sentido y otro valor a los
componentes ambientales, económicos, sociales, culturales y políticos que lo
determinan. Mirado de esa manera el desarrollo rural, deberán identificarse e
implementarse nuevas estrategias, involucrar más personas pero, sobre todo, deberá
dársele el valor estratégico que lo rural merece y la atención que corresponda a dicha
valoración. Es una dimensión espacial de desarrollo en la que el territorio se debe ver
como el escenario donde fluye la vida de una comunidad. El territorio contiene la
riqueza, pero es ante todo un espacio vital que hay que ocupar, cuidar, defender y
utilizar para el bienestar de todos en una dimensión también temporal.

1.2 NOCIONES DE LO RURAL


15

Pickenhayn (1982) define el hábitat rural a través de lo que para él son sus principales
características:

a) Es una forma generalizada de ocupación humana del espacio.


b) Se asocia a un género de vida de tipo alimentador.
c) Se liga específicamente a la explotación de recursos naturales.
d) Es autosuficiente y puede presentar fuertes superávit de producción si el entorno
lo permite.
e) Se desarrolla con máxima extensión y mínima población (baja densidad de
población humana).
f) Es muy vulnerable a los agentes físicos externos (inundaciones, sismos,
desequilibrios ecológicos, etc.).
g) Refleja una estrecha asociación del hombre y su entorno.

Para Bejarano (1998), la visión tradicional de lo rural corresponde a un orden social


singularizado con las siguientes propiedades:

a) Local, autárquico y cerrado.


b) Estructuración social a partir de la propiedad.
c) Territorialización de lo agrícola.

Para Ramos y Romero (1993), lo rural corresponde a una entidad socioeconómica en


un espacio geográfico que funciona con cuatro componentes básicos:

a) Un territorio que funciona como fuente de recursos naturales y materias primas,


receptor de residuos y soporte de actividades económicas.
b) Una población, que con base en cierto modelo cultural, practica actividades muy
diversas de producción, consumo y relación social, formando un entramado
socioeconómico complejo.
c) Un conjunto de asentamientos que se relacionan entre sí y con el exterior, mediante
el intercambio de personas, mercancías, información, a través de canales de
relación.
d) Un conjunto de instituciones públicas y privadas que vertebran y articulan el
funcionamiento del sistema, operando dentro de un marco jurídico determinado.

Ceña (1993) define lo rural como un conjunto de regiones y zonas con actividades
diversas (agricultura, artesanía, industrias pequeñas y medianas, comercio, servicios),
en donde se asientan pueblos, pequeñas ciudades y centros regionales, espacios
naturales y cultivados.

Así pues, el concepto de lo rural ha evolucionado de la simple territorialización de lo


agrícola hacia una visión de lo rural en un sentido amplio, donde la noción de movilidad
entra a ocupar un lugar preponderante. El nuevo concepto de lo rural reconoce que el
espacio está siempre formado por flujos e interflujos. La idea de movilidad espacial
sugiere que lo rural sea repensado en atención al entramado de los flujos e interflujos
suscitados en función de la vida cotidiana de los actores rurales. Los habitantes rurales
saben dónde empiezan y dónde terminan funcionalmente los espacios vitales a los que
16

pertenecen. Estos espacios son el resultado de diversos flujos, es decir, de la


interacción social reconocida por los mismos habitantes en sus desplazamientos
diarios, labores y ocupaciones habituales (Méndez, 2002).

El espacio vital de un habitante rural, definido por las múltiples y distintas interacciones
que se dan en su diario vivir, es lo que constituye lo rural. Podemos decir que para un
habitante del campo su espacio cotidiano es tanto urbano como rural. Esto no significa
necesariamente que el habitante rural conozca totalmente las posibilidades y
limitaciones que el entorno le ofrece, o que conociendo su realidad reconozca su
potencial. El habitante citadino y muchos actores decisorios de lo que ocurre en lo rural,
al parecer no alcanzan a percibir o comprender estos flujos, y su idea de espacio rural
es generalmente restringida al territorio rural.

Lo rural como orden social fundamentado en la organización territorial requiere que


cualquier intervención sobre su realidad se planee a partir del reconocimiento de las
relaciones que se dan entre los diferentes actores que constituyen un área determinada
de influencia. De esta manera, lo local se entremezcla con lo regional, redimensionando
el punto de mira de interpretación de cualquier ámbito rural. Para Plaza (1998) las
sociedades rurales se caracterizan por estar insertas en situaciones dinámicas y
cambiantes, tanto en el ámbito familiar como en el del ambiente socioeconómico local y
nacional. La identidad cultural y social no se logra por el aislamiento, sino por la
capacidad de interactuar con los contemporáneos y con las consecuencias de la
historia.

1.3 NUEVAS FUNCIONES, NUEVAS POSIBILIDADES, NUEVAS EXIGENCIAS

La agricultura ligada a la demanda alimentaria e industrial deja de ser la única función


reconocida a lo rural. Entre las nuevas funciones, Ramos y Romero (1993) destacan las
siguientes:

a) Equilibrio territorial, contrarrestando los efectos de despoblamiento inducidos por el


fenómeno de concentración urbana.
b) Equilibrio ecológico, en cuanto conservador de ecosistemas y procesos esenciales.
c) Producción de paisaje de calidad, abierto y natural, en contraposición al cerrado,
artificial y crispado paisaje urbano.
d) Producción de recursos, como el agua limpia, recurso natural cada vez más escaso.
e) Soporte de actividades de esparcimiento y recreo al aire libre, ampliamente
demandadas por una sociedad mayoritariamente urbana.
f) Sumidero de contaminación del aire, agua y suelo.

Lo anterior indica que nos encontramos ante la reconfiguración de nuevas relaciones


entre lo rural y el resto del territorio y la sociedad, como realidad o como posibilidad. De
esta forma, la prestación de servicios en creciente demanda como los ambientales, la
posibilidad de nuevas demandas y el ordenamiento en la oferta, entre otros, constituyen
alternativas de diversificación de la actividad rural que posibilitan el crecimiento, pero
17

además exigen la gestación de nuevos perfiles ocupacionales y profesionales en los


habitantes rurales.

Rello (1998), haciendo alusión a la articulación entre lo urbano y lo rural, plantea que
mientras el campo provee a la ciudad de alimentos, materias primas y fuerza de trabajo
sobrante, las ciudades proveen al campo de insumos, productos de consumo, servicios
educativos y de salud, entre otros, así como de las instituciones necesarias para
establecer puentes entre el mundo rural y el mundo urbano.

Aunque en lo rural se continúe manteniendo una estructura asociada a la actividad


agrícola, hay que tener presente que dicha actividad se complementa y es a su vez el
complemento de otras. La actividad agrícola está en su esencia ligada a la
transformación industrial, a la prestación de servicios a la producción y, aun mucho más
ampliamente, a la demanda y provisión de servicios sociales por parte de las
comunidades que conforman el ámbito rural. Educación, salud, recreación, adquisición
de bienes básicos de consumo son, entre otros, algunos de los servicios sociales
básicos demandados por las comunidades que habitan el campo. Ante esta situación,
¿quiénes son los llamados a ejercer estas tradicionales funciones? ¿Acaso los mismos
pobladores rurales están capacitados para hacerlo? (Méndez, 2002).

La respuesta a esta última pregunta seguramente debe ser afirmativa. Pero mientras lo
rural se limite a lo agrícola, o haya desconocimiento del entorno y sus demandas, serán
otros quienes suplan las necesidades rurales y aprovechen las posibilidades en
mención.

1.4 LECTURAS SOBRE LA CRISIS RURAL

Nuestro país ha vivido en las últimas décadas un proceso de transformaciones


importantes en lo social, en lo político y en lo económico. La situación evidencia las
dificultades, carencias y complejidad del sector rural, que han llevado al país a una
profunda crisis, a pesar de la cual la situación de dicho sector no ha sido plenamente
reconocida en su magnitud y naturaleza. Surge la necesidad de buscar respuestas que
permitan conciliar la importancia relativa de lo rural y su potencialidad para la solución
de la crisis, del conflicto y de la pérdida de gobernabilidad, así como la de definir
políticas y desarrollar planes, programas y proyectos que faciliten el tránsito hacia una
sociedad con mayores niveles de cohesión social y desarrollo económico.

Desde comienzos de la década de los noventa se ha visto una progresiva agudización


de dicha crisis, justificable, según muchos, debido a la situación de violencia que vive el
país y a la apertura económica. Sin embargo, la crisis no es nueva. Durante muchos
años una gran parte de la población rural ha estado en crisis: la pobreza campesina, la
falta de seguridad social, el inequitativo acceso a los medios de producción, la
politiquería, la corrupción, el gamonalismo, el mercado, son, entre otras, causas que
mantienen a la población rural en una situación de permanente desesperanza y
frustración. Consecuencia de ello es el desplazamiento masivo y permanente hacia las
18

ciudades en busca de oportunidades, o hacia áreas de expansión rural para realizar un


duro trabajo de colonización en zonas inhóspitas, alejadas e incomunicadas, que muy
pronto vuelve a causar frustración.

La apertura ha afectado a todos los sectores rurales. El sector empresarial, protegido


durante décadas por la política de substitución de importaciones, ahora siente los
efectos combinados de la apertura y la violencia que lo hacen tambalear: alarman el
gran volumen de alimentos importados, el desempleo rural producto de la dramática
reducción del área sembrada en cultivos transitorios, el traslado de la inversión rural
hacia otros sectores de la economía, el abandono masivo del campo, la cada día más
notoria ausencia estatal.

Pero la crisis tiene más de causa que de consecuencia. La pobreza ha sido caldo de
cultivo para la violencia. La violencia paga se convirtió en alternativa. Pobreza,
violencia y apertura económica indiscriminada, con un Estado débil, desentendido y
falto de liderazgo, son condiciones óptimas para que el campo deje de ser una opción.
Más pobreza y más violencia son resultados que no deben sorprender a nadie. Un gran
bucle, de acuerdo con la interpretación propuesta por Edgar Morín (2000). Considerar
la crisis exclusivamente como consecuencia o como causa es propio del pensamiento
disyuntor, que es el dominante y que nuevamente muestra reducción en el análisis.

¿Por qué el sector rural colombiano se encuentra tan postrado si es identificado por
muchos como la esperanza para la redención nacional? Sin duda es una pregunta que
nos hacemos todos, y con ella otras muchas, a veces no suficientemente respondidas:
¿se ha equivocado el Estado con sus políticas de desarrollo rural? ¿Las políticas han
sido las correctas pero no se han implementado adecuadamente? ¿Ha incluido la
política todos los elementos necesarios para asegurar resultados? ¿Se ha trabajado
aisladamente? ¿Nos hemos equivocado al identificar nuestra realidad y nuestras
posibilidades? ¿Ha habido objetivos claramente definidos? ¿Se cuenta con los
recursos y las condiciones adecuadas para lograr tales objetivos? ¿El papel del Estado
y el de la sociedad están claramente identificados? ¿Son los adecuados?

La crisis actual, especialmente aguda desde la década de 1990, evidencia fallas


protuberantes que nos obligan a repensar el sector y a buscar nuevas formas de
interpretar su realidad. Los indicadores que anunciaban el agravamiento de la crisis son
viejos: desplazamiento de la población rural hacia las ciudades, baja productividad,
poco avance tecnológico, deterioro ambiental, baja inversión privada, pero sobretodo
baja calidad de vida y descontento general.

Surge la necesidad de identificar no solamente formas nuevas de producción, sino


nuevas alternativas productivas y económicas que se conviertan también en proyectos
con una mayor pertinencia, factibilidad y sostenibilidad ambiental, económica y social,
para involucrar en condiciones de menor desventaja a los actores rurales de todos los
niveles, para convertir efectivamente las ventajas comparativas del país en ventajas
competitivas, y para articularse más positivamente al nuevo orden mundial.

La modernización de la producción no es la resultante exclusiva de una variable: la


19

tecnología. Las estrategias de desarrollo rural se han concentrado en aspectos como


investigación tecnológica, asistencia técnica, crédito e infraestructura de servicios para
la producción primaria. Grandes ausentes son instrumentos como la planeación, la
educación y la información. El conocimiento de la realidad del campo se ha dado
especialmente en el manejo del entorno biofísico, pasando sobre aspectos tan
importantes como el pensamiento de los productores, su cultura, sus motivaciones y
expectativas y su capacidad de gestión.

¿La crisis del sector se debe también a la baja productividad? ¿Es la baja productividad
causa o consecuencia? ¿Una alta productividad conduce necesariamente a una alta
rentabilidad económica o social? ¿Es la pobreza un efecto o una causa de la situación?
¿Ha sido la tecnología que se ha tratado de transferir la más apropiada? ¿Tiene el
productor rural conocimiento y capacidad de gestión para planear y desenvolverse en
aspectos como qué producir y cómo articularse al mercado? ¿Es posible conciliar
competitividad y sostenibilidad en un proyecto modernizante que involucre los distintos
sistemas productivos y que beneficie a todos los actores?

1.5 ABANDONO DEL CAMPO

“El avance de la modernidad sobre las sociedades tradicionales ha desatado un


proceso de hibridación cultural, que se ve reflejado en muchas ocasiones en las
aspiraciones de las nuevas generaciones de habitantes rurales. La
desvalorización de la condición rural y campesina y el cambio de las aspiraciones
y expectativas de las nuevas generaciones de habitantes rurales, son aspectos
que se suman a la violencia y a la falta, real o no, de alternativas para los
habitantes del campo.
Como resultado de lo anterior, a lo que ha estado y está enfrentando la ruralidad
del presente, es a un vaciado definitivo de la ruralidad, también por la acción de
un intenso proceso de desagriculturización que, a modo de bomba de vacío, deja
sin empleo, sin fuente de renta y sin sentido social a gran parte de los habitantes
rurales. Una muy importante población, en breves lapsos de tiempo es expulsada
de una actividad que pensaban eterna, así como de un modo de ser en el que
creció y se formó indiferente. Aunque todo sistema social es constitutivamente
conservador, todo sistema social está también en continuo cambio estructural.
Para el caso de las sociedades rurales, el cambio en la estructura es motivado por
el continuo proceso de migración y retorno, por el relevo generacional de los
miembros iniciales, por la incorporación de nuevos miembros que han
interactuado fuera de la misma dinámica del medio rural, o por un proceso de
autorreflexión acerca de la propia cotidianidad. Es predecible que para un joven
rural, articulado de diferentes maneras a la dinámica urbana, y además sumido en
un medio en donde lo rural es desvalorizado como opción de vida, la actividad
agrícola tradicional resulte por fuera de sus intenciones futuras. Sin embargo, de
su permanencia y de su vocación está dependiendo el devenir de los diferentes
ámbitos rurales”. (Méndez, 2002)
20

Para Ceña (1993), la ruralidad debe encontrar multitud de nuevos y pequeños poros de
interacción e intercambio con el exterior, para así ir experimentando, innovando y
consolidando nuevas estructuras socioeconómicas. Ningún sector o actividad concreto
y específico mantendrá a la ruralidad en su conjunto, como anteriormente lo hiciera la
agricultura. En todo caso, la estructura general debería ser básicamente heterogénea y
diversa. La nueva realidad ha de entender la lejanía o distancia física y social tan sólo
como una mera circunstancia.

1.6 ENFOQUE LOCAL Y REGIONAL

La constitución política promulgada en 1991, junto a políticas de Estado que han venido
implementándose en los últimos años como la descentralización, la elección popular de
alcaldes, la participación de la sociedad civil, presentan al municipio colombiano como
el escenario para construir el desarrollo, comenzando por una planeación de abajo
hacia arriba. Desarrollo social y desarrollo económico, que debe contar con criterios de
sostenibilidad y equidad y con participación de todos.

Desde el punto de vista sociocultural, se resalta la posibilidad que tienen lo local y lo


regional de generar una cultura propia del desarrollo, caracterizada por el arraigo y por
el grado de identidad del individuo con su región, donde las metas del desarrollo
pueden ser definidas, construidas y compartidas colectivamente. Sobre lo político-
administrativo, se afirman las ventajas de la gestión local y regional para promover la
cooperación entre los diferentes actores que intervienen, especialmente entre lo público
y lo privado, y la posibilidad de concertación para mejorar las eficiencias en la
identificación, asignación y uso de los recursos públicos. Sobre lo ecosistémico se
destacan, en lo local, la preocupación, el contacto, el conocimiento, la conciencia y la
sensibilidad que la comunidad tiene o puede tener sobre su entorno y sobre sus
distintos ecosistemas, como espacio vital y como fuente de recursos. En cuanto a lo
económico, este enfoque pretende que los ciudadanos puedan tener en la
institucionalidad local las condiciones que les permitan utilizar su iniciativa para
conocer, acceder, organizar y utilizar eficazmente los factores productivos y aprovechar
oportunidades en un mundo globalizado.

En esta perspectiva, es muy importante la construcción de un nuevo escenario local no


sólo para la discusión, sino para la proposición y para la acción. Una de las mayores
urgencias es crear espacios de intercambio de conocimientos, de diagnósticos
compartidos, propuestas de soluciones y trabajo cooperado que involucren a
instituciones del Estado, grupos de especialistas e investigadores, campesinos y
pobladores urbanos, comunidades organizadas, empresarios y propietarios, y
organizaciones. La estrategia debe cubrir tres componentes básicos: (1) desarrollo
económico productivo, (2) desarrollo regional espacial, y (3) desarrollo político
institucional.

La construcción de un escenario de participación, comunicación y cooperación para el


desarrollo implica desafíos y cambios en las concepciones sobre lo político, lo cultural,
21

la educación, lo público y la construcción de la democracia local. Esos objetivos tienen


relación con nuevas miradas sobre el desempeño de la función pública local, el papel
que juega la comunicación y su importancia para los consensos sobre agendas públicas
regionales. Tal aproximación sirve para plantear puntos de vista diferentes a la noción
que se ha tenido del desarrollo y su supuesto implícito que devalúa la experiencia y el
conocimiento local.
22

2-RETOS DE UNA
NUEVA RURALIDAD

El nuevo paradigma que se ha propuesto frente a la problemática del sector rural, el


concepto de la nueva ruralidad, corresponde a una nueva visión ligada a una nueva
concepción y al reconocimiento de una nueva realidad o a una nueva posibilidad, en
cuanto a funciones y en cuanto a relaciones de lo rural con el resto de la sociedad y del
territorio. Pero es también una propuesta de desarrollo cuya viabilidad, en países como
el nuestro, depende de la superación de grandes retos, tanto en lo político como en lo
económico, lo cultural y lo social. En primera instancia, podemos decir que dicha
propuesta trasciende el concepto tradicional de desarrollo rural y plantea más bien una
ruralización del desarrollo, como orientación consecuente con la idea comúnmente
aceptada de que son países con vocación rural y que sus mejores posibilidades están
allí.

Este capítulo pretende identificar algunos de esos retos y reflexionar sobre ellos, con el
interés de participar en un proceso propositivo que conduzca a viabilizar el discurso
sobre el desarrollo integral y sostenible, bajo las condiciones en que vivimos. El análisis
hace énfasis en el factor humano. Bien sea que el objeto de desarrollo se plantee con
enfoque territorial o sectorial, siempre que se haga con visión sistémica y contextual, el
factor humano como tal o la dimensión humana de los diferentes factores tiene la más
alta importancia. Entre otras razones por el alto grado de motricidad de las distintas
variables que lo constituyen, por el alto grado de interacción que se da entre ellas y
variables de otros factores, y por su efecto sobre los resultados.
23

2.1 DESARROLLO SOSTENIBLE Y COMPETITVIDAD

Por diversas razones, el concepto de sostenibilidad preocupa y ocupa a muchos


actores que tienen que ver con el sector rural. Por una parte, está la necesidad de
desarrollar una agricultura sostenible, referida a una actividad productiva respetuosa
con el medio ambiente y con los recursos naturales, de tal modo que garantice a las
futuras generaciones la posibilidad de seguir disfrutando de ellos. Por otra parte, se
habla del desarrollo sostenible; aquí ya no se trata solamente de la conservación de
recursos sino de la sostenibilidad del proceso, y tiene que ver con muchos y diversos
aspectos: las diferencias sobre el concepto mismo de desarrollo y su apropiación por
parte de la comunidad concernida; las diferencias de objetivos, de intereses, de
visiones, de percepciones y de posiciones entre los actores; las diferencias por la
disponibilidad y el acceso a los recursos y a las oportunidades, etc.

El desarrollo es sostenible no como resultado de la maximización del uso de los


factores (recursos, tecnología, etc.), o como la minimización del impacto ambiental
sobre el ecosistema, sino especialmente por la disminución del efecto de los conflictos
que se presentan al intentar las dos cosas simultáneamente y con proyección al futuro.
Son preocupaciones del desarrollo sostenible, por ejemplo, la conciliación entre el
beneficio económico y el costo ambiental de una tecnología, entre los propósitos de
corto y largo plazo, entre las motivaciones individuales y el interés colectivo; también los
conflictos de uso de los recursos naturales, los conflictos de interés entre los distintos
eslabones de una misma cadena productiva, los conflictos entre concepciones,
perspectivas y racionalidades políticas y culturales del desarrollo. Lo anterior marca la
diferencia central entre dos enfoques metodológicos de intervención: los modelos duros
y los blandos. Los primeros priorizan la eficiencia (cómo hacer) y los segundos la
eficacia (hacer oportunamente lo que hay que hacer). Los primeros generalmente
trabajan sobre un factor y los segundos sobre relaciones múltiples entre factores.

Sería fácil reducir el impacto de la actividad productiva sobre el ecosistema si se está


dispuesto a tener bajos niveles de productividad, pero esto no generaría producción
suficiente para lograr, por ejemplo, la seguridad y la soberanía alimentaria de una
comunidad en crecimiento. No se podría hablar de desarrollo sostenible si no se
encuentran estrategias que permitan conciliar la contradicción.

Es necesario reconocer un problema de nuestra cultura en el manejo de las diferencias:


consideramos la diversidad, y por tanto la diferencia, como una de nuestras grandes
ventajas, pero le damos un tratamiento tal, que convertimos la diferencia en caldo de
cultivo para el conflicto. A su vez, tenemos también diferencias para lidiar con el
conflicto. Nuestra forma de abordar la solución de conflictos está ligada a la idea de
tener un ganador y un perdedor (lo que en teoría estratégica se denomina el proceso de
suma cero). Existen, sin embargo, modelos de abordaje para la búsqueda de
alternativas que desencadenen una relación ganan-ganar.

Parece cuerdo responder a la iniciativa de la Misión Rural, que propone

“[...] adelantar una estrategia integral bajo el nombre de Expedición a la diversidad


24

que abandere un gran proceso de movilización social para el reconocimiento de


nuestra riqueza cultural y biológica, que nos permita la construcción de una
identidad nacional, nos forme como sociedad del conocimiento, posibilite
enriquecer el saber tradicional, conocer nuestros potenciales y recursos, para
ponerlos a disposición de la gran empresa de recuperación del campo colombiano
en un entorno de globalización y competitividad ilimitados.” (Echeverri, 1998).

El reto tiene entonces que ver con: identificar motivaciones, aspiraciones y expectativas;
definir escenarios deseables de solución; identificar escenarios contextuales posibles y
probables; identificar y valorar los conflictos internos y con el entorno; determinar las
relaciones de causalidad a sabiendas de que la realidad es el resultado de relaciones
complejas, multivariadas, multidimensionales y multilineales; conocer la manera como
se toman las decisiones individuales y colectivas y cómo se da el proceso de
aprendizaje y adaptación a una realidad cambiante; identificar y evaluar el conocimiento
y la percepción que se tiene sobre la realidad y el entorno; identificar elementos y
situaciones que favorezcan la solución de los conflictos; lograr involucrar a la
comunidad concernida para mejorar, tanto la calidad del conocimiento como de los
juicios de valor sobre la situación y los compromisos con las soluciones; identificar y
diseñar estrategias que minimicen los conflictos viejos y nuevos; definir reglas de
comportamiento que aseguren el cumplimiento de los acuerdos.

Sin embargo, todos estos aspectos están ausentes con frecuencia en los diagnósticos
que soportan los ejercicios de planeación participativa que se han venido adelantando
en épocas recientes: los Planes de desarrollo territorial y sectorial y los Planes de
ordenamiento territorial.

Sólo cuando se logra armonizar las dimensiones social, ambiental y económica en el


proceso de crecimiento y diferenciación de una comunidad se puede hablar de
desarrollo sostenible. En términos más concretos, significa minimizar los conflictos
propios que se presentan al buscar como propósito alta productividad presente y futura
y equidad en la distribución de los costos y beneficios. El logro de este propósito no es
algo que se pueda diseñar e implementar con un modelo lineal de gestión.

Las estrategias conciliatorias incluirán, seguramente, procesos en los que, por ejemplo,
haya necesidad de aceptar inicialmente costos ambientales en tanto se logra un
bienestar básico, o subsidios a la producción en tanto se recupera un ecosistema
deteriorado; el qué y el cómo sólo se podrán definir de acuerdo con las condiciones de
la realidad local y su contexto.

El pensamiento estratégico se presenta como un modelo deseable, que permite el


abordaje de situaciones conflictivas, enmarcado dentro de la idea de afrontar las
diferencias con criterio constructivo.
25

Competitividad sistémica y territorial

Así como el concepto de territorio, el de competitividad territorial debe ser incluido en


una nueva forma de ver lo rural. Tal y como lo plantea el programa LEADER de Europa,
un territorio adquiere carácter competitivo si puede afrontar la competencia del mercado
y garantizar al mismo tiempo la viabilidad medioambiental, económica, social y cultural,
aplicando lógicas de red y de articulación ínter territorial. La competitividad territorial
supone: la toma en cuenta de los recursos del territorio en la búsqueda de coherencia
global; la implicación de los agentes e instituciones; la integración de los sectores de
actividad en una lógica de innovación; la cooperación de los otros territorios y la
articulación con las políticas regionales, nacionales y con el contexto global.

El modelo debe considerar los problemas estructurales que han aquejado por siempre
al sector rural y contribuir a su solución. Por tanto, los proyectos y programas regionales
y locales deben estar articulados al nivel nacional, con el fin de buscar la más digna y
equitativa articulación del país bajo un enfoque de interdependencia, en el nivel global.

La propuesta más o menos aceptada ha sido la de mejorar la productividad para ser


más competitivo. Es necesario considerar, sin embargo, que si bien la productividad es
un elemento importante de la competitividad, no lo es todo. Ser eficiente como
productor, por ejemplo, no garantiza el éxito de la empresa o de la unidad productiva.
Se es competitivo cuando el productor se puede articular exitosamente a un mercado;
cuando en la composición de los costos se involucra en forma importante el uso de los
recursos propios; cuando se puede disminuir el uso de insumos y, por tanto, la
dependencia externa; cuando se disminuye o calcula el riesgo; en fin: cuando se logra
estabilidad y crecimiento sostenible y sustentable. Convendría mirar la competitividad
no sólo como el resultado de la eficiencia, sino también de la diferenciación.
Diferenciación como producto de un conocimiento profundo de sí mismo y de su
entorno: de las ventajas y desventajas comparativas que caracterizan la unidad
productiva u organizativa, tomando en cuenta sus recursos humanos, naturales, físicos,
tecnológicos, de gestión, etc.; pero producto también del conocimiento de las
oportunidades y amenazas que el entorno presenta. La competitividad así concebida se
construye fundamentalmente con un recurso humano innovador, proactivo, estratégico,
gestor.

La elaboración del proyecto de territorio competitivo es, pues, un proceso que exige de
los agentes locales y de las instituciones ciertas capacidades, complementarias a la
productiva: la capacidad de valorizar y proteger su entorno (competitividad ambiental),
de actuar juntos eficazmente (competitividad social), de crear vínculos entre sectores de
tal modo que se mantenga in situ el máximo de valor agregado (competitividad
económica) y, por último, de establecer relaciones con los demás, con otros territorios y
con el resto del mundo (competitividad contextualizadora).
26

2.2 CAPACIDAD GESTORA

Las variables del entorno son determinantes en el proceso de construcción de un


proceso: son los mercados, las políticas, las instituciones, variables definitivas en la
factibilidad de los proyectos organizativos, productivos, empresariales, etc. Sin
embargo, no se puede ignorar que el desarrollo de una empresa, de una organización,
de una institución, depende en muy alto grado de sí misma. Es competencia interna de
la organización o de la unidad productiva fijar su rumbo, medir sus fuerzas, identificar
sus ventajas, ver sus oportunidades, evadir sus amenazas. Nada más negativo, frente a
una situación externa hostil o retadora, que se encuentre una situación interna incapaz
de reaccionar, de proponer, de ejecutar. El sistema educativo no ha promovido
suficientemente la capacidad de autonomía gestora. Vuelve al individuo dependiente y
paternalista. El profesional, sobre todo el de la universidad estatal, es generalmente
inclinado al empleo reproductor de la situación: asesor y asistente. Difícilmente se le ve
generando empresa, arriesgando o innovando. Una muestra de falta de capacidad
gestora es la actitud de muchos funcionarios de instituciones para quienes lograr
resultados generalmente no es una preocupación. A pesar de las diferencias que se
dan en lo rural, existe una generalizada deficiencia en la capacidad para responder
constructivamente ante las diferentes situaciones que ofrece el entorno: falta capacidad
para proponerse metas, definir estrategias y lograr resultados; falta capacidad de
gestión a todos los niveles: en los dirigentes, los productores, los funcionarios, los
profesionales.

Para Cano (2000), la organización en torno al desarrollo agroempresarial, agroindustrial


y agroalimentario hace de la gestión un concepto particularmente pertinente. Dicho
concepto incluye el liderazgo, la planeación, la financiación, la presupuestación, la
organización, la formación de talento, la administración y ejecución de proyectos, la
incorporación de servicios de apoyo a los ciudadanos, el análisis sistemático de la
demanda de tecnología, el análisis crítico y valoración de la oferta de tecnología, el
posicionamiento en el contexto local y regional y, especialmente, la promoción de
alianzas estratégicas y la formación de redes entre los actores.

Si bien en los últimos años se ha avanzado en la cultura del proyecto, subsisten


falencias, especialmente en la identificación de las mismas. Es ilustrativo el síndrome
de la eficiencia con falencias en la eficacia: podemos decir que somos un pueblo
laborioso y preocupado por hacer las cosas bien, pero damos menor importancia a
identificar y a hacer lo que hay que hacer en el momento oportuno. Éste es uno de los
aspectos que en mayor forma demandan el pensamiento estratégico que se basa en el
principio rector de que lo más importante no es lo que se hace sino lo que se logra.

Cultura de la planeación

El desarrollo es una empresa humana, el más importante objetivo común que puede
compartir una nación, una comunidad, una institución o una empresa; también es un
27

propósito del individuo: un viaje que se vuelve azaroso e incierto si no es pensado e


implementado inteligentemente. La planeación y gestión del desarrollo tienen como
elementos constitutivos, principios de causalidad, racionalidad, secuencialidad,
integralidad y concertación, para la toma de decisiones en torno a la formulación y
ejecución de planes, políticas, estrategias, programas y proyectos.

La participación en procesos de planificación y gestión del desarrollo fortalece en el


individuo su papel como actor político, pues la planeación y la gestión del desarrollo son
actividades técnico-políticas, especialmente cuando se trata de construir procesos
democráticos y de cooperación. Desempeñarse exitosamente en el mundo actual,
especialmente cuando hacen presencia la incertidumbre y la oposición, es un objetivo
que se logra tomando en cuenta el conocimiento sistémico de la situación y de su
entorno, de sus causas y sus efectos, de lo local y lo global y en el que se hace
necesario conocer, comprender y manejar esquemas de trabajo que permitan a los
individuos, a las comunidades y a las organizaciones identificar, definir e implementar
con mayor grado de efectividad su quehacer en búsqueda de su querer ser.

Distintos procesos de planeación a nivel territorial, sectorial e institucional se han


iniciado a partir de la década de los 90 y como resultado de una revaloración de la
planeación, especialmente la participativa, como instrumento técnico político, dentro de
un proceso de promoción de la participación ciudadana. Son vigentes la elaboración
periódica de Planes de desarrollo municipal, departamental y nacional, Planes de
desarrollo sectorial, Planes de ordenamiento territorial. Las políticas de asignación de
recursos se apoyan en los Proyectos como la forma de financiamiento, buscando una
más eficaz, eficiente y más transparente utilización de los mismos.

Trabajo cooperado

La formación de Redes territoriales o sectoriales incrementa cada vez más su


importancia como estrategia para buscar el desarrollo. Hoy, muchas organizaciones
reconocen el valioso significado de compartir información, experiencias, métodos,
conocimiento, objetivos y riesgos, en búsqueda de una acción más racional para el
logro de resultados o para el mejor uso de recursos escasos y frágiles. El trabajo en red
es una forma de facilitar la integración y articulación de las visiones que tienen sobre el
territorio los diferentes grupos y sectores que la habitan. Es una estrategia de
participación que se entiende como parte de un proceso político más amplio, para la
construcción de un marco público democrático y ciudadano. En esta perspectiva, la
política se entiende como un ejercicio vinculante de voluntades y diferencias. Esa
participación busca un diálogo entre instituciones, tecnocracias, organizaciones de la
sociedad civil, universidades y todos aquellos que quieran participar en la construcción
colectiva de una visión concertada de futuro.

Trabajar en red es una estrategia que se desarrolla dentro de tres ámbitos: la


participación, entendida como la vinculación de la ciudadanía en el proceso de
planeación, toma de decisiones, gestión y control sobre sus intereses y los recursos del
28

Estado; la comunicación, definida como un proceso de interacción de los distintos


actores sobre la idea de democratización de la información para su libre circulación, en
aras de facilitar la cualificación de los ciudadanos para la participación; es un proceso
de conocimiento mutuo que hace visibles las expectativas de los ciudadanos; y la
cooperación, es un sistema de alianzas, un conjunto de esfuerzos de solidaridad
sistemática entre sociedad-sociedad y sociedad-Estado para disminuir la multiplicidad
de esfuerzos, optimizar las inversiones y la coordinación interinstitucional.

Las alianzas son también una necesidad estratégica, especialmente cuando los
recursos son limitados, cuando la especialización ha reducido las posibilidades de
maniobra o cuando el contexto no es bien conocido. El abordaje de la problemática con
enfoque de cadena, un modelo conveniente y necesario para identificar y superar
diferencias de interés o problemas de comunicación, parece necesario, pero no falto de
grandes problemas por superar. La economía solidaria, un camino ya bastante
recorrido, no ha logrado afincar raíces suficientemente sólidas en nuestro medio, a
pesar de la sensibilidad y aceptación que puede haber sobre los principios
cooperativos. Una vez más, la visión sobre el manejo de la diferencia y del conflicto
parece ser el escollo más importante para superar el individualismo.

Emprendimiento

Hacer empresa, innovar, reconvertir, son necesidades de una economía que debe
crecer, que debe modernizarse, que quiere democratizarse y ser competitiva. Es una
función de alta gerencia. Son tareas que requieren individuos dispuestos a asumir
riesgos y a manejar la incertidumbre, la competencia y los conflictos; con capacidad
para imaginar escenarios futuros, para planificar una actuación adecuada a ellos o para
construir escenarios deseables; individuos muy conocedores de su realidad y del
entorno pasado y presente y con capacidad para hacer juicios de valor sobre esa
realidad; informados permanentemente y permanentemente comunicados; con una
gran capacidad para interactuar con ese entorno; con visión sistémica; capaces de
identificar, conocer, reconocer, valorar e intervenir los factores, variables e interacciones
internas y externas que afectan su empresa; con la suficiente sensibilidad y
conocimiento de la sociedad, para reconocer sus necesidades, motivaciones,
expectativas, cultura, conflictos y limitaciones; líderes con capacidad de convocatoria
para el trabajo en equipo; con la ética suficiente que les permita considerar las
dimensiones ambientales, sociales y culturales que contextualizan su acción; con visión
de proceso; pacientes, con capacidad para escuchar y para hacerse oír; buenos
negociadores. En una palabra: estrategas.

2.3 LIDERAZGO

El liderazgo es un reto especialmente pertinente si estamos hablando de la función


social del profesional. La crisis que vive el país es explicada por muchos como una
crisis de liderazgo. Parece faltar quién oriente, quién motive, quién interprete y
29

conduzca a la satisfacción de las aspiraciones y expectativas de la sociedad. La


situación se vuelve crítica, cuando dicho papel es asumido por individuos que de
diferente manera y aprovechando la desmovilización de las gentes, la buena fe, la
ignorancia, el desinterés, las necesidades insatisfechas o la mezquindad, se toman el
derecho de conducir el destino de los pueblos. Destinos así son destinos que no
satisfacen a nadie, marchas tortuosas, con cambios abruptos de rumbo, en donde cada
quien siente que no está comprometido, ni participa en su causa.

Condición deseable es que la comunidad defina su rumbo y escoja los dirigentes que
conduzcan a ese rumbo. Pero tal situación parece una utopía. Así que resulta más
lógico esperar que surjan o se formen líderes que, interpretando el sentir de la
sociedad, la comprometan a identificar tal destino y a emprender juntos el viaje. El
liderazgo requiere conocimiento, preparación, reflexión permanente, pensamiento
estratégico y adiestramiento. También talento, el cual es necesario orientar.

La definición mas aceptada sobre el concepto de liderazgo es aquella que describe al


líder como alguien con el poder y la habilidad necesaria para influir sobre los demás
para conseguir un objetivo. El origen del poder, la forma de influir sobre los demás, la
naturaleza de los objetivos, el quién define tales objetivos y los mecanismos que se
usan para conseguirlos será lo que identifique a los diferentes tipos de líder. Así se
tendrán déspotas, autócratas y tiranos, hasta líderes imperceptibles que influyen en los
pueblos sin apenas hacerse notar; catalizadores de procesos. Líderes impuestos e
impopulares y líderes cuyo poder les es conferido por la sociedad, por sus capacidades,
aptitudes, habilidades y criterios.

Hay quienes piensan que el liderazgo es algo nato. Un don de la naturaleza. Otros, por
el contrario, piensan que “...no hay nadie que no pueda mejorar considerablemente su
capacidad de liderazgo, con un poco de reflexión y práctica” (Adair, 1990)
Tres enfoques permiten comprender el concepto de liderazgo. El primero es el enfoque
de cualidades, según el cual la habilidad para influir sobre los demás se debe a una
serie de cualidades generalmente presentes en los líderes, como coraje, perseverancia,
integridad, entusiasmo, calidez, serenidad, disciplina, justicia, intuición, tacto... Quien
tenga esas cualidades, ¿es un líder? No necesariamente, y eso constituye la principal
debilidad del enfoque, sin desconocer que todo líder debe tener estas cualidades. Esta
forma de entender el liderazgo está generalmente unida a la idea de que el liderazgo
nace con la persona, y desconoce el hecho de que tales cualidades pueden ser
desarrolladas por el individuo.

El segundo es el enfoque situacional: este enfoque plantea que el liderazgo no es nato


sino que surge y se expresa de diferentes maneras dependiendo de la situación. Una
persona puede ser líder para determinada etapa de un proceso y dejar de serlo cuando
cambian las circunstancias. Ejemplo de ello son los casos de famosos líderes como
Bolívar o Churchill, quienes sobresalieron en tiempo de guerra, pero disminuyeron su
influencia en tiempo de paz. En el liderazgo hay tres tipos de autoridad: la autoridad de
posición o de rango, la autoridad del conocimiento y la autoridad de la personalidad. El
enfoque situacional enfatiza en la autoridad del conocimiento, y el conocimiento es
adquirido. Se trata, sí, de que no es sólo un conocimiento técnico y especializado; es
30

decir, debe involucrar el todo: las partes, sus interrelaciones y su entorno; esto es, tener
una visión sistémica. Con este enfoque ocurre también que existen conocedores y
expertos que no son líderes. Seguramente no lo son en el sentido en que más
frecuentemente se interpreta el concepto: persona que sobresale para influir sobre las
acciones inmediatas de la comunidad. Nadie desconoce, sin embargo, el liderazgo
permanente de grandes pensadores cuya influencia trasciende el tiempo y el espacio.

El tercero es el enfoque funcional, el cual considera que además del líder mismo y de la
situación particular, hay un tercer elemento: el grupo de interesados, seguidores o
acompañantes. El enfoque funcional se detiene a pensar en este componente, bajo la
hipótesis de que todos los grupos son diferentes, es decir que cada uno tiene su propia
personalidad, carácter y apariencia. También, como ocurre con los individuos, los
grupos tienen necesidades: a) la necesidad de cumplir con una tarea en común, b) la
necesidad de mantenerse unidos como equipo, y c) las necesidades de cada individuo.

Necesidades de una comunidad

Son necesidades que interactúan entre sí: una tarea común o el reconocimiento a la
individualidad son necesidades que a su vez incrementan los lazos de unión. Fuertes
lazos de unión y promoción del individuo incrementan las posibilidades de lograr la
tarea. Sólidos lazos de unión y una tarea común promocionan al individuo al hacerlo
sentir útil y con sentido de pertenencia.

Las dos primeras necesidades pueden estar más o menos desarrolladas; de no estarlo,
existe grupo pero no existe comunidad. El tercer grupo, el de las necesidades
individuales, toca el tema de las motivaciones individuales. Se da por hecho que lo que
motiva al hombre es la satisfacción de sus necesidades; son motivaciones que están
dentro, más permanentes y sentidas que las motivaciones externas. Un buen líder se
propondrá identificar las motivaciones internas si quiere ser eficaz. Trabajar con la
motivación exterior: el discurso convincente, la prebenda, la amenaza, la promesa,
generalmente hacen sentir al individuo que se le está manipulando.

Entorno Tarea
común

Lazos de Necesidades
equipo individuales

Necesidades de una comunidad


31

Abraham Maslow, psicólogo norteamericano, desarrolló la teoría de que las


necesidades humanas básicas tienen un orden jerárquico ascendente, así:

- Fisiológicas: hambre, sed, sueño


- Seguridad: protección contra el peligro, abrigo
- Crecimiento: pertenencia, socialización, amor
- Autoestima: auto respeto, posición, reconocimiento
- Autorrealización: crecimiento, desarrollo personal

Una necesidad satisfecha deja de ser motivación, así que la motivación responde a una
gradación. No todos están de acuerdo en que el orden sea estrictamente el formulado
por Maslow, aunque la tendencia sí sea que al comienzo se ubican las necesidades
biológicas e instintivas y en el grado más alto las más distintivamente humanas.

Funciones del liderazgo

Un líder es un catalizador de procesos sociales. Promover al grupo para definir y lograr


la tarea, para mantenerse unido y para identificar y buscar suplir las necesidades
individuales, serían las funciones prioritarias de un buen líder. Esto tiene que ver no
sólo con lo que el líder es, sino también con lo que conoce, con lo que hace y con el
cómo lo hace. Es aquí cuando aparece la necesidad que tiene el líder de manejar
herramientas y modelos que le permitan convocar, involucrar, impulsar y desencadenar
procesos que conduzcan a la comunidad en la búsqueda de su destino.

Herramientas administrativas como la Planeación estratégica ayudan, por ejemplo, a


responder preguntas como, a dónde ir, qué hacer y cómo hacerlo, con criterios de
participación. La participación es una política que ayuda a mantener la unidad del
grupo, que permite la expresión de cada uno de sus miembros, que recoge la riqueza
de la diversidad y que promueve la sostenibilidad social de los procesos.

Las cualidades determinan la forma como se ejecutan las funciones y dan al líder su
grado de eficiencia, pero sólo el manejo del conjunto (situación, funcionamiento,
motivaciones, necesidades, conflictos) lo harán realmente efectivo.

Hay una función del líder que es especialmente conflictiva: la toma de decisiones.
Tomar decisiones es un reto que no todos quisieran enfrentar, ni siquiera cuando se
trata de una acción individual. Si además es una acción que afecta a otros, no sólo es
importante por sí misma sino que la forma como se realiza se vuelve tanto o más
importante que la decisión. En la forma como se toma una decisión se puede encontrar
la diferencia entre un líder autocrático y otro democrático.

La participación, propia del estilo democrático, tiene ventajas que tocan aspectos
estratégicos muy importantes; sin embargo, es necesario tener en cuenta que existen
situaciones o características de la comunidad según las cuales no se puede o no se
debe esperar que las decisiones sean mayoritarias o consensuadas:
32

a) Las situaciones: en una emergencia, por ejemplo, el grupo esperará e incluso exigirá
que el líder decida qué hacer y dé las órdenes pertinentes sin espacio para la consulta
ni la duda. Por supuesto no hay grupo que actúe en emergencia permanente y, por
tanto, siempre habrá posibilidad de planear sobre líneas de conducta a seguir, definir
criterios o prever situaciones que permitan el discernimiento y la toma de decisiones en
forma individual. Pero como mínimo se necesitará un coordinador que sincronice
movimientos, priorice acciones, provea lo necesario, dirija la acción. Aquí el concepto
de estrategia hace referencia no al plan deliberado, sino a la formación emergente del
mismo. Probablemente el proceso democrático se dio cuando se tomó la decisión de
pertenecer al grupo o cuando al líder se le asignó la posibilidad o la obligación de tomar
decisiones. Su trabajo consiste en escoger, según las circunstancias, la mejor manera
de tomarlas. Un buen líder debe prever y evadir las crisis y las emergencias en la
medida de lo posible: que su actividad sea no tanto resolver problemas, sino evitar que
se presenten, y esto exige también un pensamiento estratégico.

b) Los miembros del equipo: experiencia, conocimiento, motivación y madurez


del grupo. Si los miembros del grupo son desorganizados, ignorantes, o torpes, el líder
tendrá que definir lo que hay que hacer e incluso enseñar cómo hacerlo. Ésta es una
razón más que justifica la necesidad de que el líder sea un conocedor del grupo y de
sus miembros, no solamente de sus necesidades y motivaciones, sino también de sus
capacidades y limitaciones. Hay individuos con mentalidad jerárquica a quienes les
gusta dominar a los demás tanto como ser dominados por otros. Es su forma de
entender el liderazgo. Aquí la responsabilidad del líder es mayor.

c) La organización: el contrato social bajo el cual funciona un grupo no puede


ignorarse. El valor que se da a la participación de los diferentes miembros o tipos de
miembros es necesario tomarlo en cuenta: será más sabia la opinión de un conocedor
que la de un neófito, de un anciano que de un adolescente. Valores y cultura no
pueden, no deben y no conviene que sean violentados en nombre de la democracia.

d) El líder: puede ocurrir que el líder sea de mentalidad jerárquica, y que


aprovechando su autoridad tome siempre las decisiones. Pero puede ocurrir también
que por falta de carácter evada esa responsabilidad, también en nombre de la
democracia.

Los tres círculos de interés de una comunidad (el propósito común, los lazos de equipo
y las necesidades individuales), conforman un sistema con interacciones mutuas, y
como todo sistema, está inmerso en un entorno que lo determina o lo condiciona. Los
objetivos de la comunidad en cuestión podrían ir en contravía de los intereses del
macrosistema. Dentro de la misma comunidad seguramente también hay conflictos de
intereses. En las dos situaciones, liderar un proceso es un acto que genera riesgo.

Líder no es sólo quien va primero por ser el mejor o por ser quien conduce; es también
quien avanza como cabeza de playa, como explorador, como pionero; quien abre la
brecha. Es quien no pierde de vista el rumbo, quien plantea una lid, quien capotea una
situación. Alguien con visión de futuro, ambicioso, paciente, flexible, arriesgado,
33

prudente, conocedor integral de la situación y de su entorno. Es de ese conocimiento de


donde surge su autoridad. Los enfoques de liderazgo situacional y funcional desarrollan
el concepto de liderazgo que nace del conocimiento.

En el área empresarial, el líder es a la vez el pionero, el visionario, quien tiene la idea,


quien busca los recursos, evalúa la situación, quien diseña el sistema, arriesga,
convence, compromete, enfrenta los obstáculos, quien conoce el negocio. Su función
es más estratégica, más global, de mayor cubrimiento en el espacio y en el tiempo.

En el campo social es el político, el directivo gremial, cívico, sectorial, el profesional que


ve en su trabajo un compromiso con la sociedad y consigo mismo para la búsqueda de
objetivos de interés común. Su actividad tendrá las mismas características que en la
empresa privada, pero a diferencia de ella, el incentivo es menos tangible. Podría
incluso tratarse de un trabajo ingrato.

Para impulsar el desarrollo, las naciones requieren líderes capaces de involucrar y


comprometer a todos en un proceso que permita alcanzar el cambio de una manera
positiva. Líderes que logren equilibrar el pensamiento racional y analítico con el
pensamiento creativo y alternativo. Líderes con visión de futuro. Estrategas y gerentes
con una capacidad de gestión tal, que puedan hacer posible lo visualizado. Líderes
demócratas, respetuosos de la diferencia, con visión integral, comprometidos con todos
los sectores del país y conocedores de su problemática y de su potencialidad. Lideres
contextualizados: ubicados en la realidad histórica, social, cultural, política, ambiental y
económica del país y del globo. Líderes instructores, dispuestos a aceptar el desafío de
ayudar a formar la sociedad, la empresa, la organización. Un líder que aprenda a
observar y percibir la realidad desde diferentes perspectivas, con capacidad para
ayudar a identificar problemas, soluciones, oportunidades y amenazas, y para
aprovechar las ventajas y superar las debilidades.

2.4 MODERNIZACIÓN DE LA ECONOMÍA CAMPESINA

“Para comprender el papel de la economía campesina en el desarrollo y en la


sociedad es necesario enfocarla con visión más amplia y no sólo como un
productor más. Ante todo el campesinado existe en la sociedad como un resultado
de la base agraria e indígena heredadas. El sistema democrático será mejor en la
medida en que los campesinos estén mejor organizados y cumplan una actividad
económica productiva y sus ingresos y educación sean mejores. La sociedad y la
Nación no se democratizarán si mantienen un sector de la población pobre, sin
acceso a los recursos, a la actividad económica, a la participación política y a la
educación. El problema central de la sociedad con la economía campesina es que
no la ha dotado de recursos y condiciones para su actividad.” (Valderrama y
Mondragón, 1998).

Aun así, la importancia de los campesinos en la producción de alimentos ha sido vital


para el país: “[...] la cantidad de alimentos de consumo directo que proviene de los
34

pequeños agricultores, se estima que va desde el 22 hasta el 65%, dependiendo de la


fuente de información y de los productos” (Valderrama y Mondragón, 1998). Dicha
importancia no radica sólo en las cantidades producidas, sino en las características de
su oferta; es producción de alimentos continua, diversa y distribuida por todo el
territorio, con lo cual se logra disponibilidad permanente, menores riesgos en conjunto y
menores costos de transporte. Pocos productores especializados no podrían lograr lo
mismo, por muy eficientes que fueran.

La Encuesta Nacional Agropecuaria de 1996 mostró que el 43,3% del área sembrada
del país está en segmentos menores de 20 hectáreas; y estudios de población
demostraron que en la cuenca del río Magdalena se encuentra por lo menos el 70% de
la población campesina del país. Estas estadísticas justifican por sí solas la necesidad
de considerar la economía campesina como un actor fundamental en el desarrollo rural.
La crisis que hoy vive el país es en buena parte consecuencia del tratamiento que ha
recibido esa población campesina, a la cual la Nación no le ha sabido dar
el reconocimiento que merecen su esfuerzo y sus dificultades. El Estado los ha
apoyado inadecuadamente para suplir sus necesidades y aspiraciones, y el mercado ha
sido y es injusto con ellos. La crisis rural es una de las principales causas de la violencia
y los campesinos son víctimas de las dos.

Es sobresaliente la importancia estratégica que tiene el campesinado, desde el punto


de vista de la identidad nacional, de la diversidad cultural, de su papel en la historia y de
la soberanía alimentaria del pueblo colombiano, y desde el punto de vista del potencial
que ofrece para la articulación con el mundo. La Nación no puede desconocer que, a
pesar de la crisis, la oferta de alimentos perecederos de origen nacional no ha faltado, y
eso ha ocurrido siempre, independientemente de que el campesino se beneficie o no
con ello o de que la población tenga acceso equitativo a tales bienes.

El concepto de economía campesina está íntimamente ligado a una forma de


plantearse la relación hombre-medioambiente-economía. Una característica relevante
de la economía campesina es que el hombre habita en su parcela o muy cerca de ella,
y por tanto su vida, su cultura, su actividad productiva y las relaciones con los demás
están íntimamente relacionados con la tierra: es una forma de vida. Para los
economistas de mercado la economía campesina es una forma muy ineficiente de
hacer uso de los recursos naturales para la producción de bienes, y va en contra de
todos los principios de modernización y progreso. La lógica del campesino es la de
lograr y mantener la estabilidad económica del grupo familiar y, en consecuencia, sin
despreciar el ingreso, la disminución del riesgo se vuelve más importante que el
máximo ingreso o que la eficiencia.

Se comete un error frecuente al tratar de caracterizar uniformemente la economía


campesina, pues no es un esquema homogéneo. Muchos campesinos ven en esta
manera de vivir una forma de libertad e independencia, pero hay muchos que
difícilmente logran subsistir; aunque también hay pequeños y medianos empresarios
campesinos bastante mejor articulados al mercado y que logran algún nivel de
acumulación. Los hay dedicados a una sola actividad productiva, en forma mecanizada,
modelo que dista mucho de aquél en donde se cultivan varias especies en pequeños
35

lotes, con cultivo asociado, que se combina con la actividad pecuaria, con la venta de la
fuerza de trabajo o el intercambio de la misma con los vecinos y parientes; se pueden
dar integradas otras actividades económicas, como las artesanías, el pequeño comercio
o el transporte.

La diferencia con la agricultura comercial es el fin que cada una tiene. En esta última el
objetivo único es la ganancia y la acumulación, como en cualquier otra inversión. En la
producción campesina el fin es la reproducción.

“La toma de decisiones sobre el uso de los factores a su disposición (tierra, fuerza
de trabajo) está orientada a asegurar la permanencia de la familia y de la parcela
más que a la acumulación de ganancia; por ejemplo, el precio esperado por el
producto no es el factor determinante. Sin embargo hay casos de campesinos
medios que acumulan ganancia en el proceso de producción y algunos definen los
productos con base principal en los precios esperados y en la
demanda” (Valderrama y Mondragón, 1998).

Las grandes dificultades por las que atraviesa el país en la actualidad tienen mucho que
ver con el logro de los objetivos de la comunidad campesina: asegurar la permanencia y
el bienestar de la familia. Y esto ocurre por varias razones: limitación del acceso a la
tierra; tamaño reducido de la parcela; dependencia de las lluvias; suelos pobres,
quebrados o muy deteriorados; mercado que no les favorece o les es desconocido;
articulación al mercado (mercadeo) muy defectuosa; deficiencia en las decisiones sobre
lo que se debe hacer o producir; en fin, el problema es muy complejo. Son factores
internos y externos, cuyo manejo necesariamente debe involucrar al campesino pero
con una importante participación del Estado.

Hay otras razones para mostrar que la economía campesina juega un papel importante
para dinamizar la economía y para aprovechar y manejar de la mejor manera las
oportunidades, circunstancias y recursos que nos son propios: el país, por sus
características topográficas y ecológicas, no puede o no debe explotar áreas
productivas mediante la actividad mecanizada extensiva y en monocultivo,
especialmente de especies transitorias. Los campesinos tienen el conocimiento sobre
sistemas agroecológicos de manejo especial en la zona andina y en ecosistemas
tropicales frágiles; conocimiento y experiencia que permitirían revertir los procesos de
degradación ambiental y evitar cometer en el futuro los mismos errores en el diseño e
implementación de sistemas más sostenibles.

Conocimientos sobre la diversidad y conocimientos sobre diferentes tecnologías más


sostenibles, características muy apreciadas en sociedades que demandan productos
exóticos y productos limpios, y que se convierten en oportunidades que sólo con la
lógica de la economía campesina se pueden aprovechar:

“El campesinado puede entonces abrir una vía alterna de desarrollo económico y
social si cuenta con el apoyo de programas masivos que lo doten de los medios
de producción adecuados y le permitan tanto consolidar la economía campesina y
la cultura propia, como desarrollar formas asociativas propias e iniciativas
36

empresariales como granjero y cooperativista. Si los campesinos pueden producir


una parte importante de los alimentos en forma continua y competir en el mercado
con otros productores nacionales y con las importaciones y distribuirlos en todo el
territorio, y utilizar racionalmente recursos que de otra manera no podría hacerse,
se tienen razones suficientes para justificar su permanencia en la economía y los
programas de apoyo.” (Valderrama y Mondragón, 1998)

Sobre la eficiencia

Una de las debilidades que se le asignan a la economía campesina es su baja


competitividad, producto de su baja eficiencia. Sin embargo, ha sido un tema tratado
con criterio reducido, pues la competitividad se puede mirar no sólo en función de la
eficiencia, sino también de la sostenibilidad del modelo. Es decir, no se trata solamente
de la eficiencia financiera, sino también ambiental, social y económica. La eficiencia
económica es producto de factores internos y externos; puede ser productiva y
financiera y considerar variables como la generación de trabajo, la estabilidad, el riesgo,
la dependencia, entre otros aspectos. Debe referirse también al uso racional de los
recursos disponibles. En Colombia la tierra es un recurso económico abundante, y
quien lo ha usado y lo está usando efectivamente y en función social es el
campesinado. El uso por parte de grandes terratenientes es mínimo, pues para ellos la
tierra es un bien para acumular poder, para ganar la valorización, o bien para lavar
activos provenientes de actividades ilícitas o para especular.

Recogiendo los planteamientos de Valderrama y Mondragón, la eficiencia está


determinada por:

La capacidad productiva del suelo: las unidades productivas que están en manos de los
campesinos se ubican generalmente en zonas de montaña, sin adecuación, sin riego,
con suelos erosionados o erosionables, con dificultades de acceso, etc., cuyo potencial
de rendimiento no puede compararse con el de las zonas donde generalmente se ubica
la agricultura comercial.

La eficiencia técnica: definida como el uso adecuado de los factores técnicos en


combinación. Es sobre esta eficiencia que aparecen las mayores objeciones a la
economía campesina. Sin embargo, pocas veces se tiene en cuenta que esta situación
se debe a otras circunstancias, muchas veces ajenas al sistema productivo. Si no hay
eficiencia del mercado, si el crédito no es oportuno, si la asesoría técnica no es la
mejor, acertar en las decisiones técnicas no es algo que se le pueda exigir al productor.

La eficiencia económica: depende de la anterior, pero mucho más de factores externos


como el precio de los insumos y productos, la disponibilidad y acceso a otros factores
como crédito, información, etc. El mercado es determinante, y en nuestro medio el
mercado es bastante anárquico e ineficiente. Puede ocurrir que haya eficiencia técnica
y buena capacidad productiva, pero ineficiencia económica por esta situación; así, el
sistema productivo se convierte en víctima del mercado.
37

El riesgo e incertidumbre: no se puede olvidar que en la actividad productiva de la


economía campesina el riesgo está siempre presente, en mayor grado que en otras
actividades económicas. La economía campesina se dedica principalmente a la
producción de cultivos perecederos de consumo fresco y sin riego, dos elementos que
la exponen a condiciones desventajosas frente al mercado y al clima, factores
totalmente inciertos.

El ineficiente no es entonces el sistema productivo individual, sino el sistema global. Las


transferencias que la Nación hace para suplir esas ineficiencias llegan a otros sectores
diferentes a los productores, mientras que la economía campesina sí hace
transferencias a la Nación, pues sus riesgos y sus pérdidas tiene que absorberlos por sí
misma.

Los rendimientos por hectárea o el costo de producción por unidad de producto son
indicativos para comparar diferentes eficiencias, pero no permiten comparar la eficiencia
en el uso de los factores y de su sustitución. La economía campesina ha mostrado que
puede sustituir el uso de un recurso escaso para ellos (la tierra), por uno más
abundante (la mano de obra), y obtener resultados similares. En la economía
campesina es más viable lograr el diseño de modelos integrados de producción que
utilicen los recursos propios y dependan menos del entorno en este aspecto; el
conocimiento y la presencia del productor, el tejido social local y las posibilidades de
una planeación colectiva lo permitirían. En muchos casos se puede decir, con respecto
a la eficiencia potencial, que la economía campesina esta más cerca de ella que otros
sectores. De todas formas una buena comparación requiere utilizar métodos que
permitan establecer no sólo las diferencias en eficiencias sino sus causas; pero
simultáneamente es necesario considerar, en el análisis comparativo, la dependencia
externa, la racionalidad y la sostenibilidad de los sistemas.

Esperar que el desarrollo rural sólo se haga a través del impulso a la agricultura
empresarial parece ser razonable dentro de la lógica del desarrollo capitalista. Pero en
nuestro país se ha mostrado que los sectores económicos que utilizarían la mano de
obra liberada por el campo no han podido hacerlo. La economía rural empresarial
tampoco ha mostrado su capacidad (eficiencia). Es demasiado dependiente y frágil, y lo
ha mostrado en la última década del siglo veinte con la apertura económica. El
desarrollo necesita del crecimiento, pero puede haber crecimiento sin desarrollo. Si de
lo que se trata es de mejorar las condiciones de vida de una población, el crecimiento
debe ser un camino, no un destino a costa de la comunidad campesina y de los
ecosistemas.

Extensión rural

Las medidas de la política rural no serán sanas si no van acompañadas de un


fortalecimiento del poder político, de la capacidad de gestión, solidaria y organizada del
campesinado, y de una oferta institucional vigorosa en aspectos neurálgicos
identificados. Un tema central al respecto es el de la educación, y en ello tienen mucho
que ver extensionistas y educadores rurales.
38

Siendo como ha sido víctima del tratamiento institucional, no se puede seguir viendo al
campesinado con criterios paternalistas que acaban por hacerle mas daño. La
respuesta no puede ser sólo de protección, sino de mejoramiento de su capacidad
competitiva y de generación de unas condiciones equitativas. Pero la equidad no es
igualdad de condiciones para todos: quien tiene menos debe tener más posibilidades de
acceder que quien tiene más. La destinación de recursos del Estado ha sido
inequitativa. El sector rural ha recibido menos atención que otros sectores y dentro del
sector rural la economía campesina ha recibido menos que el sector comercial. Esta
tendencia no puede seguir si se trata de hacer justicia social.

El apoyo técnico institucional a las UMATA se ha reducido. Los funcionarios se sienten


aislados, impotentes, faltos de información y de actualización. No existen, por ejemplo,
proyectos macro a los cuales ellos se puedan articular. Algo que ilustra esta situación lo
señala Absalón Machado al referirse a la problemática en el Magdalena medio:

“La UMATA sugiere estimular las inversiones en ganadería, en razón a las


dificultades de comercialización agrícola, medida que no parece conveniente,
tanto por tratarse de terrenos de vocación agrícola, como por el poco impacto de
la producción pecuaria en el desarrollo regional y la carencia de una tradición de
ganaderos.” (Machado. 1995)

De acuerdo con los planteamientos del Dr. Jairo Cano,

“El propósito de orden superior de la extensión agrícola es propiciar la utilización


del conocimiento para generar utilidades en la sociedad. El carácter multifuncional
de la extensión se puede sintetizar en cuatro funciones: cambio técnico,
educación no formal e informal, cambio institucional y gestión. El rol de la
extensión es acompañar las iniciativas de sus asociados, los ciudadanos y
habitantes del campo y las ciudades; crear espacios y facilitar la interacción entre
los actores de cadenas agroalimentarias, agroindustriales y agroempresariales;
también la motivación del cambio técnico. La extensión es un trabajo de
profesionales con énfasis en fundamentos técnicos, educativos, institucionales y
de gestión. De estas cuatro funciones se derivan atributos del perfil profesional
requerido en la nueva extensión; entre ellos que sea generalista-especialista,
seleccionador de información, gestionador de recursos, gestor de procesos,
mediador y promotor de convivencia ciudadana, con alto nivel técnico en al menos
su propio campo profesional, agente de innovación.
[...] La extensión requiere talento humano debidamente preparado para escuchar,
para aprender, para respetar las diferencias culturales de sus clientes, para servir
como enlace entre las tendencias macro de la sociedad, las potencialidades meso
de las regiones y las iniciativas micro de los actores sociales. El extensionista
como mediador, puede incluir su rol como asistente técnico pero no se
circunscribe al mismo. Realiza trabajo educativo para que los participantes
desarrollen sus capacidades de escuchar, informarse, ser voceros, negociar,
generar consensos, tolerar, llegar a acuerdos de acción conjunta coordinada,
39

división del trabajo, compromisos, contratos, seguimiento y evaluación”. (Cano,


2000).

En la práctica de la extensión también ha ocurrido un reduccionismo extremo, en el


sentido de que el trabajo de los extensionistas ha tendido a centrarse
predominantemente en el cambio técnico-productivo y, más estrechamente aún, sólo en
lograr que los agricultores adopten los resultados de la investigación agropecuaria. Una
visión más amplia de la extensión propone que sea centrada en la educación formal, no
formal e informal y en la dinamización de procesos sociales.

La formación universitaria de los profesionales del sector aparece como una seria
limitación en los programas de apoyo a las comunidades rurales. Una formación más
integral y contextualizada, con miras a una mejor comprensión de la compleja realidad
local, mayor compromiso con los resultados, mayor capacidad de concertación,
propositiva y de gestión, mejor disposición al fortalecimiento del capital humano,
parecen hacer falta. Estos son aspectos que tienen que ver directamente con el
pensamiento y la visión estratégica.

“Una estrategia consistiría en desarrollar la capacidad de los municipios y sus


sociedades locales para identificar y desarrollar propuestas estratégicas,
mecanismos de concertación, mecanismos de procesamiento y solución de
conflictos, desarrollo de las democracias locales, mecanismos de participación
real en las sociedades locales, capacidad de articularse positivamente con otras
instancias públicas y políticas de nivel departamental y nacional, mecanismos
para democratizar la interacción de los productores con el mercado, mecanismos
de financiamiento, acceso a la tecnología e información y canales de
comercialización, capacidad para crear y desarrollar mercados con protección
social, entre otros.” (Machado. 1995)

Escenarios de participación ciudadana consagrados en la Constitución y reglamentados


por la legislación, como son los Consejos Municipales de Planeación y los Consejos
Municipales de Desarrollo Rural, no han funcionado adecuadamente. Sus funciones no
tienen el suficiente impacto y su composición es interferida por intereses politiqueros.
Por supuesto la cultura política de la comunidad y el entorno desfavorable a la
participación, tampoco permiten superar tal situación. Son, sin embargo, instituciones a
las que es necesario fortalecer con miras a lograr un mayor protagonismo y compromiso
de la comunidad para la definición de las políticas, programas y proyectos colectivos
locales, dentro de un criterio de sostenibilidad social de los procesos.

Articulación al mercado

Son las dificultades para articularse adecuadamente al mercado lo que con mayor
frecuencia frustra al campesino. Tal situación tiene muchas causas, entre las que
podemos mencionar las siguientes: no es accesible o no existe información de precios,
de volúmenes de oferta y de demanda, de productos demandados, de épocas de
cosecha y áreas sembradas por especie; de tal manera que la decisión sobre qué
40

producir, para quién o en qué momento, es una decisión tomada sin mayor criterio. Con
mucha frecuencia ocurre que simplemente se produce lo que siempre se ha producido,
pues se sabe cómo hacerlo y se conocen los riesgos. Por otra parte, el productor
generalmente conoce poco el mercado: la formación del precio, los canales de
comercialización, las preferencias de los consumidores, o las tendencias locales y
mundiales. Las decisiones de comercialización simplemente se acomodan a lo que el
entorno ofrece: el acopiador local o el mercado del pueblo (en el interior). Se vende sin
valor agregado en los primeros eslabones de una cadena que a veces es muy larga e
ineficiente. En ocasiones se acude a los mercados mayoristas de ciudades más
grandes donde la situación no es mejor, pues se cae en manos de comerciantes, que
aprovechan su posición ventajosa en beneficio propio.

La falta de sistemas de riego es otro factor que define las dificultades en la


comercialización. Al cultivar todos dependiendo del régimen de lluvias la cosecha se
logra toda a la vez, se satura el mercado y se obtienen así los más bajos precios. Ante
esta situación cualquier intento de mejorar la tecnología es infructuoso, y a los bajos
precios se agregan los bajos rendimientos producto de un defectuoso balance hídrico
en el ciclo del cultivo.

Apertura y economía campesina

El modelo capitalista ha llegado a una situación tal, que a la lucha por los recursos de
producción se le agrega la lucha por los mercados. El mercado es, pues, un bien muy
valioso para una nación, que se debe valorar y usar efectivamente cuando se trata de
negociar tratados comerciales. Si bien la apertura económica en la última década ha
afectado más a la agricultura empresarial, ha copado también algunos espacios en los
que la economía campesina tiene muchas posibilidades y en las que con algo de apoyo
puede ser competitiva. Es el caso de la producción de leguminosas, fríjol
especialmente, tan importante para la soberanía y la calidad alimentaria.

Pero la apertura permitiría también pensar en nichos del mercado internacional en los
que la economía campesina nos convertiría en proveedores de productos
especializados si valoramos sus ventajas comparativas. Colombia tiene en la diversidad
tropical, biológica y cultural una de sus mayores fortalezas, que podrían permitirle, con
una amplia variedad de productos, cubrir las demandas de comunidades que por su
nivel de vida, o por los cambios culturales producto de la modernización, tienen
consumos especiales. Así es como se desarrollaron los mercados de productos como
las flores, el banano o el café, que no tienen el nivel de consumo de los cereales, por
ejemplo.

“Los conocimientos disponibles sobre muchos de los productos promisorios de


nuestra agricultura tropical campesina se encuentran dispersos y no
sistematizados, representados en un saber tradicional que ofrece grandes
oportunidades si logramos organizarlo e incorporarlo a procesos de conocimiento
y valorización.” (Echeverry, 1998).
41

Se trata de usar la tradición como elemento de reconversión: introducir nuevos


productos de la diversidad y usar tecnologías limpias como estrategia de mercado. Se
trataría de identificar, desarrollar y promover productos no sólo para la alimentación,
sino para la industria, colorantes naturales, medicinales, saborizantes, biopesticidas,
etc., para la agricultura. Se trataría, en fin, de modernizar la economía campesina.

CONCLUSIONES

Lo rural juega un papel fundamental en el futuro de la Nación, no sólo por su papel


preponderante en la economía sino también en el aspecto sociopolítico. El desarrollo
del país está estrechamente ligado al desarrollo rural, y éste a su vez al desarrollo del
sector agrícola mirado con criterio social y económico. La viabilidad de dicho sector
depende de la superación de desafíos complejos que tienen que ver con temas
geopolíticos, de competitividad, de sostenibilidad, ambientales, de conflictos de interés,
de cultura, de política, etc.

El análisis situacional que han hecho los entes territoriales y las cadenas productivas,
agroalimentarias y agroindustriales en nuestro medio muestra un proceso estratégico
en sí mismo. Emerge de una forma muy notoria el hecho de que el principal desafío de
este enfoque de cadenas, por ejemplo, es precisamente la superación del conflicto de
intereses que existe entre los distintos eslabones: justamente el tipo de situaciones que
justifican el modelo estratégico. La competitividad y el desarrollo de un sector o de una
región es especialmente un proceso evolutivo de superación de conflictos de interés.
Cuando el entorno es muy cambiante o retador, esta situación se vuelve más compleja,
que es lo que ocurre frente a un modelo de globalización que exige mayor conocimiento
del entorno, de la competencia, de nuevos clientes y nuevos mercados; que exige
alianzas, reconversión tecnológica y reconversión productiva, planeación y prospección.
Ahora bien, el desafío no es solamente para la agricultura empresarial. La
diversificación o la modernización de una economía campesina que tiene ventajas
comparativas para articularse a ciertos nichos de mercado que muestran las tendencias
mundiales, debe superar desafíos semejantes. Pero el recurso humano actor principal
de estos procesos, el campesinado, requiere una mayor atención para su
empoderamiento. Para que el proceso sea socialmente sostenible es necesario que
sean ellos, con el apoyo del Estado y las instituciones del sector, quienes protagonicen
su propia gestión. Esta es una gran exigencia para los profesionales.

Si a la situación del sector agregamos los desafíos de una reconversión económica y de


la construcción de un espacio multifuncional al servicio de un desarrollo más armónico,
tal como lo propone el concepto de la nueva ruralidad, nos encontraremos ante un
escenario muy exigente pero posible en la medida en que lo sepamos enfrentar.
42

3- PROCESO ESTRATÉGICO

Capacidad de contextualizarse considerando tiempo y espacio, liderazgo, visión


sistémica para diagnosticar y pronosticar, interpretar, valorar, comunicar, argumentar,
proponer y gestionar bajo circunstancias de incertidumbre y conflictos de interés, son
todas competencias que requiere el profesional con el que se ha de promover el
desarrollo rural y que analizaremos con mas detenimiento en el capítulo sobre
formación del recurso humano. Competencias que a su vez le ayudan al individuo a
desarrollar la competencia estratégica o capacidad para pensar y actuar
estratégicamente frente al desafío del desarrollo rural, o mejor aún, de la ruralización
del desarrollo. En este capítulo se presentan los principales elementos conceptuales e
instrumentales del proceso estratégico, queriendo orientar la reflexión y la aplicación a
situaciones de frecuente ocurrencia en el trabajo de profesionales del sector rural.

3.1 LOS CONCEPTOS DE ESTRATEGIA

En un comienzo el concepto de estrategia (del griego strategos) se entendió como el


“arte del general”, y hacía referencia a las habilidades psicológicas y al carácter con que
éste asume su papel. Para Mintzberg y Quinn una estrategia es el Patrón o Plan que
43

integra los principales objetivos y políticas de una organización y a la vez establece la


secuencia coherente de las acciones a realizar. (MIntzberg. 1997)

Según el mismo autor, los objetivos definen aquellos resultados que la organización
espera obtener, pero no cómo lograrlos. Los objetivos más importantes, aquellos que
afectan la dirección general y la viabilidad de la entidad, se llaman objetivos
estratégicos.

Las políticas hacen referencia a reglas, líneas de conducta que responden a los valores
y principios que la organización ha definido o acepta respetar o promover. Define los
límites en los que tendrá lugar la acción. También aquí, las políticas principales, las que
guían la dirección general y la posición de la entidad y que también determinan su
viabilidad, se denominan políticas estratégicas.

La secuencia coherente de pasos y acciones necesarios para conseguir los objetivos


propuestos, dentro de los límites que imponen las políticas, es especificada por los
programas y proyectos. Deben también prever que se asignen adecuadamente los
recursos necesarios y que se monitoree el proceso permanentemente. Se denominan
programas estratégicos los principales programas que determinan el empuje y la
viabilidad de la entidad.

Las estrategias son, entonces, aquellas decisiones que establecen la orientación


general de una organización y su viabilidad en el contexto de las situaciones, tanto
predecibles como de incertidumbre. Como se ve en las definiciones anteriores, lo
estratégico siempre está referido a lo viable, a lo posible.

No todas las grandes decisiones que tienen que ver con los objetivos son estratégicas.
En estricto sentido, una estrategia genuina hace referencia a la respuesta proactiva o
reactiva de la entidad ante acciones potenciales o respuestas de un contrincante
inteligente. También a las acciones proactivas o reactivas frente a un entorno
cambiante e incierto.

Las estrategias son decisiones a priori, como guías para la acción o decisiones in situ, y
como respuesta a una capacidad decisoria flexible, eficaz y oportuna. Las primeras
corresponden a una formulación deliberada y las segundas a una formulación
emergente.

La esencia de la estrategia consiste en construir una posición sostenible en la que la


organización con sus recursos y falencias logre sus objetivos, a pesar de lo
imprevisible del comportamiento de las fuerzas externas.

Es evidente que toma una enorme importancia el adecuado conocimiento de lo interno


como fuente de recursos y limitaciones, y del entorno como contexto determinante a
favor o en contra.

Construir esa posición sostenible es un proceso único y específico para cada caso, por
tanto no hay un método único que pueda prescribir los pasos a seguir. Además del
44

conocimiento racional, son importantes el conocimiento intuitivo, el sensorial y un muy


desarrollado sentido común.

La bondad de una estrategia sólo será definida en función de los resultados, es decir de
su eficacia.

Mintzberg (1997) asigna cinco acepciones al concepto de estrategia: estrategia como


plan de acción, como maniobra engañosa, como patrón de conducta, como perspectiva
y como posición.

Como plan de acción se refiere a las elecciones que se harán en cada situación posible.
Como maniobra engañosa (estratagema) se entiende una especie de amenaza de
actuar de una determinada manera, que induzca al contrincante a tomar decisiones que
favorezcan al primero.

La estrategia como patrón hace referencia a una consistencia en el comportamiento, o


a un modelo de conducta y que generalmente se decide seguir cuando hay un resultado
previo exitoso y diferencial.

La estrategia como perspectiva es el modo particular de ver el mundo, la ideología o


personalidad de la organización, la perspectiva compartida por los miembros de la
organización, la identidad con que se desea ser visto.

La estrategia como posición es el lugar relativo que se ocupa dentro de un entorno:


puede ser lograda y merecida o simplemente reconocida dadas unas circunstancias.

Podríamos agregarle a Mintzberg el concepto de estrategia como posesión:


conocimiento, competencia o bien que da ventaja o que facilita el logro.

Cada una de estas definiciones aporta y enriquece el concepto, y permiten pensar en


diversos tipos de estrategias que ayuden a lograr propósitos bajo distintas
circunstancias.

3.2 PLANEACIÓN ESTRATÉGICA

La planeación estratégica es una herramienta administrativa que ayuda a incrementar


las posibilidades de éxito cuando se quiere alcanzar algo en situaciones de
incertidumbre y/o de conflicto (oposición inteligente).

Se basa en la administración por objetivos y responde prioritariamente a la pregunta


¿Qué hacer? Situaciones como la creación o reestructuración de una empresa, la
identificación y evaluación de programas y proyectos, la formulación de un plan de
desarrollo, la implementación de una política, la conquista de un mercado, el
posicionamiento de un producto o servicio, la resolución de conflictos, son casos donde
la planeación estratégica es especialmente útil.
45

El método se apoya en un conjunto de conceptos del pensamiento estratégico, algunos


de cuyos más importantes principios son:

 Priorización del Qué ser sobre el Qué hacer: es necesario identificar o definir, antes
que nada, la razón de ser de la organización, la actividad o el proceso que se
emprende, lo que se espera lograr.

 Priorización del Qué hacer sobre el Cómo hacerlo: identificar las acciones que
conducen efectivamente a la obtención del objetivo. Se trata de anteponer la eficacia
sobre la eficiencia.

 Visión sistémica: la organización o el proyecto son un conjunto de subsistemas


(elementos) que tienen una función definida, que interactúan entre sí, se ubican
dentro de unos límites y actúan en búsqueda de un objetivo común. El sistema está
inmerso dentro de un entorno (contexto) que lo afecta o determina y que es afectado
por él. Los elementos y procesos pueden tener su origen dentro del sistema
(recursos), o fuera de él (insumos).

 Visión de proceso: los sistemas son entes dinámicos y cambiantes: tienen vida
propia. Deben ser vistos y estudiados con perspectiva temporal, conocer su historia
para identificar causas y efectos de su presente y para proyectar su futuro.

 Visión de futuro: el pensamiento estratégico es proactivo: se adelanta para incidir en


los acontecimientos. Imagina permanentemente el mañana para ayudar a construirlo
o para acomodarse a él: es prospectivo.

 Compromiso con la acción y con los resultados: el estratega no es solamente un


planificador; es un ejecutor, conocedor y experto que reflexiona, actúa y evalúa; es
un gestor a quien le importa más qué tanto se logra que qué tanto se hace.

 Flexibilidad: se acomoda a las circunstancias cambiantes para no perder el rumbo.


La acción emergente es algo con lo que también se puede contar, así que la
capacidad para improvisar es una cualidad estratégica.

 Estabilidad: busca permanentemente un equilibrio dinámico que permita el


crecimiento seguro, minimizando el riesgo y la dependencia. Busca la sostenibilidad
del sistema y de los procesos.

La planeación estratégica es un proceso de cuatro etapas en las que se van definiendo


uno a uno los siguientes interrogantes:

 QUÉ SE QUIERE LOGRAR


 EN QUÉ SITUACIÓN SE ESTÁ
 QUÉ SE PUEDE HACER
 QUÉ SE VA A HACER
46

La planeación estratégica se puede definir también como un enfoque objetivo y


sistemático para la toma de decisiones en una organización. Es un intento por organizar
información cualitativa y cuantitativa que permita la toma de tales decisiones. Es un
proceso, y está basado en la convicción de que una organización debe verificar en
forma continua los hechos y las tendencias internas y externas que afectan el logro de
sus propósitos.

El modelo estratégico insiste en que un individuo u organización debe estar en


capacidad de influir sobre su entorno y no dejarse determinar por él, ejerciendo así
algún control sobre su destino.

La planeación no es una actividad corriente en nuestro medio y, por tanto,


simultáneamente con el aprendizaje de modelos de planeación, es necesario trabajar
por desarrollar una cultura de la planeación.

La planeación es para algunos una actividad de diseño que se realiza antes de ejecutar
algo. Hoy se comprende más como un proceso permanente que pretende adelantarse a
los acontecimientos, para tomar oportunamente las decisiones más adecuadas. Es
también una actitud que implica mantenerse permanentemente alerta y enterado del
curso de los acontecimientos, analizando sistémicamente las circunstancias que se van
presentando, con el propósito de impedir que tales acontecimientos y circunstancias
desvíen a la organización en la búsqueda de sus objetivos y, por el contrario, estar
permanentemente aprovechando lo que es favorable para mejorar las posibilidades.

Es un proceso que sí incluye una fase de diseño, pero también de evaluación constante
y de corrección del rumbo, cuando es necesario.

Dos son las situaciones más frecuentes para un asesor en planeación: la formulación
de la estrategia de la organización y la evaluación del funcionamiento de la misma.
Según sea el caso el rol será entonces el de diseño o el de identificación, pero dentro
de un criterio moderno de planeación concluirá por igual en una fase propositiva.

3.2.1 LA MISIÓN: EL GRAN OBJETIVO

Definir o conocer la meta es la primera cualidad del estratega. Definir o conocer la


Misión es el primer paso del proceso estratégico y básicamente trata de definir o
identificar la Razón de ser del ente sujeto de planificación. Definiciones diversas
ayudaran a comprender el concepto de Misión estratégica.

Para algunos es una declaración de los objetivos permanentes del individuo u


organización, entendiendo por objetivos los resultados que se esperan lograr. En un
proceso pueden ser muchos los resultados que se esperan, algunos son resultados
parciales que son necesarios o que conducirían al gran resultado. Es este último el
sentido que nos interesa acá: los objetivos permanentes o el fin último que justifica la
existencia de la organización.
47

Es también una Visión o una imagen virtual, colectiva y posible de lo que la


organización quiere o debe ser, en razón de las motivaciones y expectativas que dieron
origen a su creación: el lugar que quiere ocupar, los logros que quiere obtener; los
principios y valores que desea conservar o promover; a quién desea beneficiar; la
función social y política que se le asigna, los actores que participan como “dolientes”,
beneficiarios internos y externos, sus roles y expectativas. Es la personalidad que
quiere tener; la identidad con la que se quiere ser reconocido.

Para una empresa productiva o de servicios, Misión empresarial es una declaración que
identifica y describe las características de los productos, los clientes y mercados y las
políticas empresariales con las que la organización quiere identificarse y competir. La
acepción es válida para cualquier situación, entendiendo por producto lo que se quiere
lograr; por cliente a los beneficiarios internos y externos; por mercado al alcance que se
quiere dar a la organización, su tamaño y trascendencia, su papel en la sociedad.

La identificación, definición y caracterización de actores, productos, mercados y


políticas, además de identificar, definir y caracterizar la organización, determinan
también las metas y estrategias de la misma.

El modelo estratégico tiene como uno de sus principios la flexibilidad, porque ubica su
accionar en un mundo cambiante e incierto; sin embargo, plantea la necesidad de
adelantar el proceso de definición de la Misión de una manera tan cuidadosa,
participativa, consciente y contextualizada, que se convierta en el punto fijo. Debe ser
tan valedera, que a pesar del cambio de circunstancias no sea necesario modificar ese
querer ser, que es, como queda dicho, una forma de definir la Misión.

En el lenguaje cotidiano muchas veces se entiende como misión un deber por cumplir,
una acción por realizar o una responsabilidad por asumir. En el lenguaje estratégico es
más un logro por conseguir.

Teniendo en cuenta que todo sistema es a su vez un subsistema de otro mayor que
está compuesto por subsistemas, o que un proceso tiene las mismas connotaciones, el
concepto Misión puede aplicarse en varios niveles. Lo que es la Misión para un
proyecto, puede ser sólo un objetivo estratégico u operativo para la Empresa. Aun así,
el concepto Misión sigue siendo igualmente válido. Una vez definidos los límites del
sistema en las dimensiones espaciales y temporales, no es difícil diferenciar el fin de los
medios para lograrlo.

Si se está estudiando un subsistema, su Misión será el rol o papel que juega dentro del
sistema al cual pertenece (su función).

En un proceso de desarrollo es recomendable que la Misión sea elaborada por todas


las personas que tienen que ver con la organización; en la formulación de un plan de
desarrollo territorial ( un municipio por ejemplo), la participación es de vital importancia,
tanto por el compromiso que todos adquieren con el proyecto, como por la riqueza que
resulta en el análisis situacional producto del conocimiento colectivo, así como por la
48

diversidad de alternativas que surgen, aspectos que mejoran considerablemente la


sostenibilidad social del proceso.

En todos los casos quienes lideren la formulación de la Misión deben ser “dolientes” del
proyecto. Los accionistas de la empresa, las comunidades organizadas y orientadas por
sus autoridades y líderes, los representantes auténticos de la sociedad.

Un elemento fundamental en la Misión es la definición de la Política de la organización:


sus valores y principios, aquellas reglas que regirán su conducta. Son las más altas
estrategias a las que la organización pretende ser fiel aun a costa de sacrificar o dilatar
la obtención de sus demás objetivos, para garantizar que los logrará de acuerdo con su
forma de pensar. Corresponde también a unos límites dentro de los cuales la
organización se compromete a actuar. Es parte muy importante de la personalidad de la
organización.

Otros elementos que de acuerdo con el criterio de Fred David (1988) deben estar
incluidos en la definición de la Misión son: el concepto de sí misma, la visión de su
entorno, su preocupación por la imagen que proyecta o quiere proyectar y por la
supervivencia o el crecimiento y la concepción sobre el manejo de las relaciones entre
las personas que tienen que ver con la organización.

EJEMPLOS DE MISIONES INSTITUCIONALES *:

 Son ejemplos que incorporan necesariamente los criterios de los autores y que solamente pretenden ser
ilustrativos. Han sido elaborados como ejercicios dentro de los cursos Planeación municipal y Planeación
estratégica territorial, de la Facultad de Agronomía, de la Universidad Nacional de Colombia

Ejemplo 1: de una UMATA (Unidad Municipal de Asistencia Técnica


Agropecuaria):

“La UMATA de nuestro municipio, inspirada en la política de modernización institucional,


tiene como Misión ser líder promotor del desarrollo rural de la localidad. Se espera
lograr que la actividad productiva de los campesinos y empresarios del agro sea un
medio vigoroso de creación de riqueza y de bienestar para toda la comunidad local.
Comunidad con quien compartimos la idea de que el desarrollo sectorial es resultado de
un crecimiento sostenido y sostenible de la actividad productiva que conduzca a
dinamizar la economía local, con igualdad de posibilidades y beneficios a todos, para
satisfacer expectativas de supervivencia, crecimiento y bienestar individual y colectivo.

Creemos necesario comprometer a todos en la idea de que los recursos deben ser
mejor reconocidos, y manejados con un criterio tal que permita a las comunidades
futuras contar con ellos también.

Son los productores de este municipio personas honestas y trabajadoras, pero


desconfiadas e incrédulas, especialmente como resultado del tratamiento recibido por
49

parte de los estamentos que el Estado ha creado para atenderlos y del anárquico
mercado de sus productos, que con frecuencia los golpea y frustra en sus expectativas
económicas. Los demás miembros de la comunidad local, incluyendo sus autoridades,
han sido indiferentes a la suerte de los productores, situación que es necesario superar.

La UMATA, junto con las demás entidades gubernamentales y las organizaciones de


representación comunitaria, con quienes aspiramos a desarrollar un trabajo cooperado,
seremos acompañantes y apoyo de la comunidad, pero debe ser ella protagonista y
corresponsable de su futuro; así que nuestro mayor esfuerzo estará orientado hacia
lograr un liderazgo que nos permita trabajar en la promoción del recurso humano, a su
capacitación para la autogestión, para la participación, para el trabajo conjunto y para la
conciliación.

Un criterio importante para mantener el espíritu aquí planteado será lograr que el
equipo que conforme la UMATA sea un equipo comprometido con estos principios, con
la comunidad local y con los resultados que se esperan.

El territorio municipal no suficientemente bien caracterizado, permite ver sin embargo a


simple vista un gran potencial para la actividad agropecuaria, por la calidad de los
suelos y por el vigor de la vegetación natural. Pero la actividad productiva mal orientada
ha causado serios problemas de erosión que amenazan con deteriorar en forma
irreparable la capacidad de carga del ecosistema. Las aguas antes abundantes, no se
aprovecharon adecuadamente por falta de infraestructura; hoy escasean por una
deforestación incontrolada. Aspiramos a que este proceso regresivo se reconvierta
hacia un manejo más racional de los recursos.

Desde la UMATA buscaremos integrar los esfuerzos gubernamentales y de los


productores organizados para hacer más eficaz la labor, mediante el impulso de una
política de participación activa y de compromiso de unos y otros para el logro de los
objetivos propuestos.”

Ejemplo 2: de una empresa rural productiva:

“Agropecuaria El cerdo vegetariano, es una mediana empresa privada de


responsabilidad limitada, conformada por cinco inversionistas citadinos que ven en la
producción rural una actividad económica llamativa, a pesar del nivel de riesgo que se
le reconoce. Nuestro interés es incrementar la rentabilidad de nuestro capital mediante
el desarrollo de sistemas integrados de producción, con proyectos que utilicen
al máximo los recursos propios de las unidades productivas donde desarrollemos la
actividad bajo criterio de sostenibilidad ambiental, en el que maximizando el uso de la
capacidad de carga de los ecosistemas, éstos no se deterioren.

Nuestros productos tanto agrícolas como pecuarios serán obtenidos con el mínimo uso
de pesticidas y sustancias químicas de síntesis, utilizando para ello tanto el
conocimiento tecnológico producto de la investigación especializada y la adelantada por
nuestra propia empresa, como el conocimiento acumulado de los productores de la
50

región. Con dichos productos aspiramos a llegar a un mercado que aprecie el valor de
una calidad obtenida por una tecnología limpia; sin embargo, aspiramos a que los
precios de nuestros productos no difieran de los obtenidos por sistemas
convencionales, de tal manera que sea la calidad nuestro factor de competencia, para
lograr una demanda constante y a precio justo. Aspiramos también que con estos
criterios podamos conquistar paulatinamente el mercado internacional.

El crecimiento de nuestra empresa estará supeditado a la fidelidad con los valores ya


expresados. Creemos también que dicho crecimiento estará dado en la medida que
nuestros criterios sean adoptados por empresas productoras de una diversa gama de
productos alimenticios, de tal manera que unidos podamos lograr una identificación y
una permanencia en el mercado, para que los consumidores puedan acceder
permanentemente a los productos y desarrollen hábito de consumo de alimentos sanos.

Entendemos la competitividad también como el resultado de unas decisiones


empresariales en las que se haga uso de las ventajas comparativas, identificadas en el
ámbito de los recursos humanos, ecológicos, económicos y políticos en los que la
empresa se deba desenvolver, y en el conocimiento de nuestros clientes y nuestros
mercados potenciales.

Impulsaremos permanentemente una política que conduzca a que nuestros


colaboradores, trabajadores, administrativos y proveedores sean beneficiarios
satisfechos en sus aspiraciones laborales, en el trato, en la participación activa en la
vida de la empresa, en la respuesta a su iniciativa, en sus expectativas económicas,
con criterios de equidad y como promoción de los valores humanos, entendiendo lo
anterior como medio y como fin de nuestros propósitos y de nuestro compromiso
social.”

Ejemplo 3: Misión de la red de desarrollo tecnológico y fortalecimiento


institucional*

(*) Proyecto adelantado por los estudiantes de la especialización en Desarrollo rural-


Facultad de Agronomía-UN-Bogotá, promoción 2003)

“Se define la Red de Desarrollo Tecnológico y Fortalecimiento Institucional como:

Un colectivo de personas naturales y jurídicas, públicas y privadas, que integra a


entidades oficiales, universidades, ONGs, gremios y organizaciones de pequeña
producción agropecuaria.

Un sistema abierto autoregulador y solidario, de apoyo al desarrollo rural, conformado


por redes y nodos regionales.

Un esquema organizativo, escenario político de la institucionalidad rural (oficial y


ciudadana), para:
51

 La integración
 La interlocución
 La participación en la definición de la política de desarrollo rural
 La generación de propuestas de desarrollo
 La promoción de liderazgos
 La concertación
 El apoyo a procesos participativos (planes, programas y proyectos) de desarrollo
sostenible, regionales, locales y sectoriales.
 La formación de capital social y capital humano, mediante la contribución a
establecer relaciones de confianza, respeto, solidaridad, cooperación y
compromiso.
 El fortalecimiento de las organizaciones participantes
 La generación de nuevas alternativas de gestión pública
 El análisis de la problemática sectorial
 La circulación de información
 La promoción del desarrollo y la innovación tecnológicos, con criterios de
racionalidad ambiental, social y económica

El valor estratégico de la Misión consiste en que permite posicionarse adecuadamente


antes de emprender cualquier recorrido: conocer los propósitos propios y de los
posibles contrincantes puede evitar enfrentamientos innecesarios; facilita la
concertación y las alianzas sobre intereses no conflictivos y las negociaciones sobre los
que sí lo son; focaliza y orienta la acción sobre lo verdaderamente importante; orienta la
decisión y la acción en circunstancias imprevistas; impulsa a todos a trabajar en la
misma dirección aun en situaciones de falta de coordinación; en fin, invita a la
cooperación.

3.2.2 DIAGNÓSTICO SITUACIONAL

Característica prioritaria del estratega es también la de ser un conocedor a fondo del


sistema objeto de trabajo y de la situación en que ha de darse el proceso que se
proyecta. El segundo paso del proceso estratégico es la identificación, descripción y
análisis evaluativo de la situación actual de la organización y de su entorno, en función
de los resultados que se esperan y que fueron planteados en la Misión.

El diagnóstico situacional es entonces una mirada sistémica y contextual, retrospectiva


y prospectiva, descriptiva y evaluativa de la organización o del proceso que se estudia.
Tiene varios pasos, cada uno de los cuales se justifica y describe a continuación:

3.2.2.1 IDENTIFICACIÓN DE FACTORES Y VARIABLES

Uno de los principales problemas en un proceso de gestión es no considerar


suficientemente todos los aspectos que tienen que ver con el mismo, probablemente
resultado de una falta de visión sistémica.
52

En una primera fase del diagnóstico se identifican las variables que conforman o
afectan la organización o el proceso para el logro de sus propósitos. La mirada ha de
ser una mirada espacial y temporal simultáneamente, en el reconocimiento de que la
situación actual ha sido provocada por hechos y variables de efectos anteriores, y que
el desempeño futuro dependerá de las circunstancias que las tendencias y el devenir
ofrezcan. Escenarios posibles, probables y deseables deberán ser considerados, para
acomodarse a ellos o para ser construidos según que el enfoque prospectivo sea
determinístico o voluntarista. El primero supone que el comportamiento humano se
mantiene y que las tendencias definen los escenarios posibles sobre los cuales se debe
proyectar. El segundo propone trabajar en el presente con base en escenarios futuros
deseables, visualizados y definidos por la comunidad (“El futuro no se predice, se
construye”). Un eclecticismo positivo propondría proyectar un futuro deseable, poniendo
al servicio del querer ser los aspectos favorables del contexto no manejable, y estando
alerta sobre los aspectos negativos del mismo, para evadir o contrarrestar su efecto.

Las variables a tomar en cuenta o el abordaje de las mismas depende de la naturaleza


del objeto de estudio: una empresa productiva rural, una organización comunitaria, una
institución del sector, un ente territorial, etc., cada uno tiene su propia manera de ser
mirado. Es aquí cuando se vuelve importante adelantar la investigación con criterio
sistémico. Se comienza entonces por definir o identificar los objetivos de la
organización, los subsistemas más relevantes, las funciones de los distintos
componentes (los elementos y sus interacciones), las entradas y salidas. Siempre con
el criterio de que el todo es más (o menos) que la suma de las partes, y que hay nuevos
componentes, sinergias, etc.

Además de la identificación de la estructura y de las funciones de las partes, es


necesario calificar las interacciones, y el adecuado o inadecuado funcionamiento de las
partes y del todo, en relación con los objetivos del sistema. Para ilustrar esta última
parte me serviré de un ejemplo: si se está evaluando con criterio estratégico un
vehículo, no bastará con identificar los subsistemas que lo componen (el motor, la
transmisión, el chasis, la carrocería etc.), el diseño y la calidad de los materiales con
que fueron construidos y la eficiencia con que funcionan separadamente. Es necesario
tomar en cuenta además lo que se espera del vehículo: confort, capacidad de carga,
resistencia, movilidad, etc., aspectos que forman parte muy importante de su Misión.
Habrá que tener en cuenta entonces, cuáles han de ser la capacidad y características
de cada subsistema y cuál la relación entre subsistemas, que garantice al vehículo
responder adecuadamente a todo lo que se espera de él en el entorno donde va
funcionar. Se evalúa así la estructura, la función y el desempeño.

Hay diferentes formas, no disyuntivas, de aproximarse al conocimiento sistémico de una


organización o de un proceso: por la estructura organizativa, por la función de sus
factores componentes o el papel de sus distintas dimensiones. No pueden olvidarse las
interacciones entre componentes y entre éstos y el entorno, los límites, las entradas y
salidas. En cualquier caso, el principal criterio es el reconocimiento del carácter unitario
y complejo que caracteriza a un proceso o un sistema multifactorial, multicausal,
dinámico, evolutivo, intra e interdependiente.
53

Así pues, un esquema que puede resultar práctico en los diferentes casos donde se
aplica la planeación estratégica para el desarrollo de procesos rurales, es un análisis
factorial: el factor humano, económico, administrativo, territorial y tecnológico. Si es un
diagnóstico sectorial el esquema también puede resultar útil. En este caso, los demás
factores se pueden considerar dimensiones del primero. Por ejemplo las dimensiones
humana, territorial, administrativa, tecnológica en un análisis de lo económico; o la
dimensión económica, administrativa, tecnológica, territorial de una comunidad
cualquiera. Con este esquema no es necesario hacer una clasificación inicial de
variables internas y externas; cada factor puede tener un grupo de variables que son
internas y otras que son externas.

El análisis de cada factor y sus interacciones con los demás, implica responder una
gran cantidad de interrogantes, o analizar un alto número de variables. Sobre cada
variable probablemente también sea necesario hacer el mismo ejercicio de evaluación,
de tal manera que se va conformando un árbol de variables o de preguntas. Hasta qué
nivel llegar depende del grado de profundización con que se requiere conocer el
sistema o el proceso en cuestión, y también de los recursos disponibles y necesarios.

A pesar de que nos consideramos sobrediagnosticados, en nuestro medio faltan


diagnósticos que tengan carácter sistémico. Generalmente son diagnósticos sectoriales
que pocas veces consideran las distintas dimensiones, o que no consideran todas las
variables prioritarias. Es frecuente encontrar por ejemplo que en un diagnóstico
educativo o de salud, se identifiquen éstos con el inventario de la infraestructura de
servicios educativos y de salud respectivamente. O que en un diagnóstico económico
territorial, sólo se considere el nivel mezoeconómico de la región, pero no la
microeconomía de los lugareños, ni la macroeconomía que lo contextualiza.

Para el análisis situacional territorial, un esquema práctico es el diagnóstico por


factores: humano, económico, territorial, político-administrativo, en razón al importante
rol que cada uno de estos componentes cumple en el proceso de desarrollo. Se hacen
a continuación algunas consideraciones y se presenta un listado de temas que incluiría
el diagnóstico por factores, útil y adaptable también para un diagnóstico institucional o
empresarial.

3.2.2.1.1 Factor humano

Se trata de responder en forma general “con quién se cuenta”, y se realiza en dos


etapas:

A- Identificación de actores: grupos humanos o individuos que por el papel que


juegan en el proceso objeto de planificación o análisis, vale la pena considerar en forma
separada; se debe identificar o definir su rol y estudiar diferencialmente algunas de las
variables que sobre ellos conviene considerar.
54

B- Identificación de variables a estudiar:

Aspectos demográficos: población total, distribución por edad y sexo, número de


familias, composición familiar, estratificación, localización de la población.

Educación: grado de escolaridad, expectativas que se tiene sobre la educación, nivel


de competencias que han desarrollado los individuos (argumentativa, interpretativa,
comunicativa, valorativa, propositiva, gestionaria y contextual), limitaciones y
posibilidades que les da su situación educativa. (Complementariamente se identifica y
caracteriza la orientación y los recursos de que dispone el sistema educativo, con la
idea de encontrar explicaciones de causalidad, limitaciones o posibilidades).

Salud: morbilidad, utilización del servicio de salud, mortalidad y sus causas, longevidad,
hábitos de consumo, limitaciones que pueden resultar del estado de salud.

Recreación: idea sobre el descanso, disponibilidad de tiempo libre, a qué lo dedican.

Organizatividad: disposición a organizarse, formas de organización, sentido de


pertenencia al sistema organizativo, origen de las organizaciones, expectativas en torno
a la organización, ¿responde la organización a un esquema efectivo para llenar
aspiraciones?.

Concertación, participación y comunicación: ¿Dónde, cuándo y cómo se toman las


decisiones que conciernen a todos? ¿Cómo se concilian las diferencias? ¿Hay espacio
y ambiente para la participación? ¿Hay iniciativa y capacidad individual para participar?
¿Cómo se comunica la comunidad?

Capacidad de gestión colectiva e individual: ¿Se tiene capacidad, actitud y


posibilidad para identificar sus objetivos, problemas y recursos? ¿Se sabe o puede
saber qué hacer? ¿Se sabe o puede saber a quién acudir o a dónde? ¿Se cree en la
capacidad para resolver las cosas por sí mismo? ¿Se utiliza esa capacidad? ¿Hay
propósitos, preocupaciones o tareas comunes? ¿Son lazos de unión o de desunión?
¿Qué otras cosas los unen o los separan? ¿Hay respeto y reconocimiento a lo
individual? ¿Cuál es el nivel de solidaridad? ¿Se conoce el entorno? ¿Se está
informado? ¿Se sabe cómo los ven y qué piensan de ellos? ¿Ven que el entorno los
afecta? ¿Pueden ver oportunidades y amenazas del entorno? ¿Cómo resuelven sus
diferencias?.

Valores: qué valores son prioritarios para la vida del individuo y de la comunidad:
solidaridad, participación, éxito económico, familia, responsabilidad, amistad, ambición,
seguridad, comodidad, religiosidad, progreso, justicia, reconocimiento, trabajo, respeto
y consideración por los demás…

Motivaciones: qué fuerzas internas los mueven: ambición, superación, satisfacción de


necesidades materiales, intelectuales, espirituales; inconformidad, responsabilidad,
servicio a los demás…
55

Expectativas: qué esperan de los demás miembros de la comunidad, del gobierno, de


la sociedad, de los políticos, de los líderes, de los funcionarios de la localidad, de las
instituciones externas, de sus familiares, de sí mismos…

Liderazgo: identificación de los líderes, caracterización de los mismos, nivel de


satisfacción de la comunidad, expectativas sobre su función, conflictos entre líderes,
cómo los resuelven frente a la comunidad, cómo conquistan el liderazgo, interpretan las
aspiraciones de la comunidad, qué grado de participación promueven y logran. ¿Tienen
capacidad de gestión para representarlos ante los demás, para comprometer a todos en
propósitos comunes? ¿Conocen los líderes a su comunidad, sus motivaciones,
intereses, vínculos, conflictos, fortalezas y debilidades? ¿Identifican oportunidades y
amenazas para la comunidad? ¿Saben lo que se espera de ellos? ¿Les importa?
¿Usan el liderazgo para satisfacer sus aspiraciones personales? ¿De qué índole son?

Esta temática es amplia y ambiciosa. La investigación puede resultar costosa y


demorada. Exige metodologías que van desde métodos cuantitativos convencionales,
hasta modelos etnográficos e investigación acción participativa (IAP). La gran pregunta
que se intenta resolver es: ¿Con quién se cuenta?

3.2.2.1.2 Lo económico

Entenderemos la economía como el conjunto de actividades, decisiones, recursos y


condiciones por medio de los cuales el hombre suple sus necesidades básicas y de
supervivencia o de crecimiento y desarrollo material e intelectual.

El diagnóstico económico trata entonces de dar una mirada integral de las condiciones,
los recursos que se usan, la manera de usarlos, la propiedad y tenencia de los mismos,
las actividades que se desarrollan y los resultados que se obtienen. Como recursos
económicos consideramos la tierra, el agua, el clima, la biodiversidad, el conocimiento,
la información, la tecnología, el dinero, la infraestructura, el tiempo, los equipos, la
fuerza de trabajo, entre otros. Hacer un diagnóstico económico incluye describir la
disponibilidad y acceso a tales recursos, la calidad de los mismos y su utilidad en el
proceso productivo.

Tanto para un municipio o región como para una empresa e incluso para una
institución, el conocimiento del contexto macroeconómico puede ser definitivo para el
ejercicio de su actividad, por el rol determinante que este factor tiene. Las variables más
importantes son las políticas arancelaria, cambiaria, monetaria y fiscal y los acuerdos
económicos bilaterales o multilaterales con otras naciones.

Sobre la economía regional y local es importante conocer variables convencionales,


referidas no solamente al tipo de actividades, áreas, productos y servicios, volúmenes
de producción, sino también a demandas satisfechas y potenciales, intercambio con
otras regiones o localidades, recursos utilizados y de uso potencial, etc.
56

En una economía de mercado el componente financiero, que es una forma de evaluar


económicamente la empresa o el proyecto, siempre está presente, y requiere un
análisis convencional separado: deben considerarse los costos y los ingresos de la
unidad económica, y las demás variables para hacer la evaluación financiera, que
deberá diferenciarse de la evaluación económica.

Los costos de producción corresponden al costo de los diferentes insumos y recursos


que se utilizan en el proceso productivo: suelo, agua, mano de obra, capital, equipos,
fertilizantes, pesticidas, energía, tecnología, servicios profesionales, son algunos de los
rubros financieros a considerar. En el sector productivo rural la composición de los
costos y el origen de los mismos (insumos o recursos), es algo que pesa mucho a la
hora de tomar decisiones sobre el qué hacer. Siempre será más llamativo un proyecto
que use más recursos que insumos. El tipo de tecnología (qué se hace, cómo se hace,
con qué se hace), define mucho los costos y su composición; también la tenencia, el
acceso y la disponibilidad de los medios de producción.

Los ingresos dependen también de los rendimientos y de los precios de venta. Ambos
son variables e inciertos, principalmente en los productos agrícolas. Unos y otros
dependen tanto de factores internos como externos: tecnología, recursos, costos,
eficiencia productiva, clima, etc., afectan a los primeros; oferta, demanda,
intermediarios, información, capacidad de mercadeo, etc., afecta a los segundos. Son
variables cuyo conocimiento, disponibilidad y/o acceso puede variar mucho

La rentabilidad es la relación porcentual entre los costos totales y el ingreso total. El


ingreso neto es la diferencia entre el ingreso total y el costo total. Para un productor lo
importante es el ingreso neto, y ello en el campo depende no sólo de la rentabilidad
sino del área que puede cultivar y de la naturaleza de los costos, entre otras variables.
La rentabilidad, como indicador prioritario, le interesa al sistema financiero.

Especialmente en la economía campesina, no todos los costos implican una erogación


en efectivo. El uso de recursos propios (elementos, infraestructura, bienes, mano de
obra, etc.), se contabilizan aun cuando no haya erogación. Pero la valoración de dos
proyectos con una misma rentabilidad y distinto nivel de erogación o distinto flujo de
caja, es también diferente.

El flujo de caja es la forma como se distribuyen los costos y los ingresos financieros en
un proyecto o actividad. Por el nivel de riesgo que se le adiciona a un proyecto agrícola
al exponer por mayor o menor tiempo la inversión, el flujo de caja es importante de
considerar, y una variable que también influye mucho en las decisiones y el tipo de
actividad económica que se desarrolla o se puede desarrollar.

En otras palabras, el análisis microeconómico de las actividades rurales tiene una


lógica, que aunque se da en otros sectores, se expresa con mayor notoriedad en el
campo por la naturaleza de dicha actividad (incertidumbre y nivel de riesgo) y por la
cultura del habitante rural.
57

Para el productor rural la consideración económica más importante es el estudio de


mercado, y complementario a él, el análisis de la capacidad de mercadeo. El primero es
un factor externo, y el segundo, interno.

Otras variables microeconómicas se analizan más adelante a propósito de la estructura,


función y desempeño de cualquier organización.

Los temas macroeconómicos y muchos mezo económicos se conocen mediante


investigaciones accediendo a información disponible en distintos lugares; pero mucha
información mezo económica y microeconómica necesita investigación específica. Acá
vuelve a ser necesario acudir a métodos diversos, desde encuestas y censos hasta
estudios de caso.

3.2.2.1.3 Lo territorial

Es un factor útil en varios contextos, pero especialmente en los referidos a desarrollo de


comunidades regionales o municipales o en el de sectores económicos que operan
como Clusters en espacios más o menos definidos. La dimensión territorial puede ser
útil también cuando se trata de planes empresariales o sectoriales en general, pues al
ser el territorio contenedor social permite una aproximación multidimensional muy
valiosa para el análisis sistémico.

Por ejemplo, por medio de la ley 388 de 1997 y el decreto presidencial 879 de 1998, el
gobierno Colombiano ejecuta y reglamenta el mandato constitucional para el
“…establecimiento de los mecanismos que permitan al municipio, en ejercicio de su
autonomía, promover el ordenamiento de su territorio, el uso equitativo y racional del
suelo, la preservación y defensa del patrimonio ecológico y cultural localizado en su
ámbito territorial y la prevención de desastres en asentamientos de alto riesgo” (Art. 1°,
Ley 388/97)

Se establecen como principios rectores del ordenamiento:


a- La función social y ecológica de la propiedad.
b- La prevalencia del bien general sobre el particular.
c- La distribución equitativa de las cargas y los beneficios.

Se define el ordenamiento territorial como el conjunto de acciones político


administrativas y de planeación física, concertadas y coherentes, emprendidas por el
municipio o distrito y áreas metropolitanas, para orientar el desarrollo del territorio bajo
su jurisdicción, y regular la utilización, transformación y ocupación del espacio, de
acuerdo con las estrategias de desarrollo socioeconómico y en armonía con el medio
ambiente y las tradiciones históricas y culturales. Debe tomar en consideración las
relaciones intermunicipales y regionales, las condiciones de diversidad étnica y cultural,
reconociendo el pluralismo y el respeto por la diferencia.
58

Como vía para lograrlo se plantea el ordenamiento en su conjunto como una función
pública con la activa participación ciudadana para lograr una concertación entre los
intereses sociales, económicos y urbanísticos, que aseguren la eficacia de las acciones
y políticas. Se busca complementar la planificación del desarrollo económico y social
con la del desarrollo del territorio, racionalizando la intervención y propiciando un
aprovechamiento sostenible.

Se definen tres acciones prioritarias: a) Definición de las estrategias territoriales de uso,


ocupación y manejo del suelo urbano y rural. b) Diseño y adopción de los instrumentos
y procedimientos de gestión que regulen integralmente las actuaciones de los diferentes
sectores que afectan la estructura del territorio. c) La definición de programas y
proyectos que concreten estos propósitos.

Se ordena entonces la elaboración participativa de Planes, Planes Básicos y Esquemas


de Ordenamiento Territorial según sea el tamaño de la población (más de cien mil, entre
treinta mil y cien mil y menos de treinta mil habitantes, respectivamente), los cuales son
definidos como el instrumento técnico y normativo que contiene el conjunto de
objetivos, directrices, políticas, estrategias, metas, programas, actuaciones y normas
adoptadas para orientar el desarrollo físico del territorio y la utilización del suelo.

Se definen tres componentes del Plan: un componente general, un componente urbano


y un componente rural.

El componente general debe contener los logros esperados y las estrategias de


mediano y largo plazo, especialmente en:

a) Identificación y localización de las acciones que posibiliten organizar y adecuar el


territorio para el aprovechamiento de sus ventajas comparativas y su mayor
competitividad.
b) Definición de acciones sobre el territorio, necesarias para garantizar la
consecución de sus objetivos de desarrollo económico y social, definidos por el
municipio en sus planes generales o sectoriales.
c) Adopción de políticas de mediano y largo plazo para el manejo del suelo y del
conjunto de los recursos naturales.
d) La estructura urbano-rural, teniendo en cuenta especialmente sistemas de
comunicación, las zonas de reserva y protección ambiental y del patrimonio
histórico y cultural, la identificación de las zonas de riesgo, la localización de las
actividades, infraestructuras y equipamientos básicos, la determinación del
perímetro urbano.

El componente urbano integra las políticas, normas y acciones que a corto y mediano
plazo, definan los tratamientos para la ocupación del espacio físico, clasificado como
suelo urbano y suelo de expansión urbana, las estrategias de mediano plazo para el
desarrollo de programas de vivienda de interés social, las estrategias de crecimiento y
reordenamiento de la zona urbana y la provisión de servicios públicos.
59

El componente rural, busca principalmente garantizar en el corto y el mediano plazo la


adecuada interacción entre los asentamientos rurales y la cabecera municipal, la
conveniente utilización del suelo rural y las acciones públicas tendientes al suministro
de infraestructura de equipamiento básico para el servicio de los pobladores rurales.

Debe contener las condiciones de protección, conservación y mejoramiento de las


zonas de producción agropecuaria, forestal y minera; la delimitación de las áreas de
conservación y protección de los recursos naturales, paisajísticos, geográficos y
ambientales; las zonas de riesgo y aquellas que formen pare de los sistemas de
provisión de servicios públicos o de disposición final de desechos.

Ejecución: con miras a cristalizar los planes y decisiones, se prevé definir, para cada
gestión administrativa, las acciones que se realizarán, señalando las prioridades,
responsables y recursos asignados. Este programa se integra al plan de inversiones del
municipio.

La ley también prevé los mecanismos de concertación, e involucra en el proceso a las


instituciones del orden ambiental (corporaciones autónomas) y a los Consejos
Territoriales de Planeación, tanto en la planeación como en el monitoreo y evaluación.

Adicionalmente se establecen normas para la compra o expropiación de los terrenos


necesarios para la ejecución del Plan, y crea plusvalía como el derecho de las
entidades públicas territoriales a participar en el beneficio que se produce al
incrementarse el aprovechamiento del suelo por acción del plan.

Como ejercicio académico dentro de la línea de profundización en Planeación municipal


de la Facultad de Agronomía, con los estudiantes de noveno semestre en su pasantía,
se acompañó a ocho municipios del departamento de Casanare durante 1999 en la
formulación de sus Planes territoriales. La experiencia resultó muy interesante por
haber logrado involucrar en el proceso a la comunidad. Para tal efecto se utilizó como
metodología de diagnóstico la cartografía social, complementaria con la información
cartográfica disponible en el IGAC.

La cartografía social es una forma de trabajo dinámica y lúdica, en la que mediante


talleres participativos la comunidad elabora mapas de conocimiento y reconocimiento
de su territorio. Es dibujar su realidad empezando por lo más simple, para ir creando
poco a poco un campo estructurado de relaciones que posibilita la traducción a un
mismo lenguaje de todas las versiones de la realidad, que empiezan a ser
subjetivamente compartidas; permite formar conciencia acerca del espacio en el que se
habita, del tiempo en el que se vive y del entorno natural próximo y lejano. También
permite visualizar la percepción colectiva que se tiene del entorno. Se logran mapas
ambientales, económicos, de recursos, culturales, de infraestructura y servicios, etc., a
partir de los cuales se estructuran las relaciones de los hombres con su ambiente.

La cartografía social es una metodología que permite a las comunidades construir


conocimiento integral de su territorio para que puedan elegir una mejor manera de
utilizarlo. Les permite recuperar el sentido multidimensional de la realidad, y en
60

consecuencia, posibilita visualizar el impacto de muchas prácticas, programas y


proyectos. Por eso mismo sirve para mejorar la capacidad de negociación y
concertación de las comunidades entre sí y con actores externos.

3.2.2.1.4 Las instituciones:

Aunque el concepto de institución es más amplio, nos referiremos a lo que en el


lenguaje cotidiano se entiende por instituciones: estamentos oficiales o no que prestan
servicios a la población. En este sentido el diagnóstico se orienta a la evaluación de
pertinencia, función y desempeño del aparato estatal, o en otros términos, a lo que
también se denomina la oferta institucional. En el nivel municipal estaremos hablando
de la alcaldía y todas sus dependencias, del Concejo Municipal, y de las oficinas del
nivel departamental y nacional que hacen presencia en el municipio. En particular se
estará considerando el sistema educativo, el sistema de salud y bienestar social, la
atención al medio ambiente, a la cultura y a la organización social, el apoyo a la
economía local y a la transferencia de tecnología, los servicios básicos domiciliarios y la
seguridad.

Es éste un factor de mucha importancia, real o imaginaria, para la población. El nivel de


dependencia que la comunidad tiene de lo estatal, lo convierten en un impulsor o en un
freno para el desarrollo. Funciones como la planeación, la ejecución, la asignación de
recursos, están en manos del Estado; a pesar de las intenciones de desarrollar
procesos más participativos, aún no se ven resultados. Entre los aspectos más
criticados están la descoordinación interinstitucional, la ausencia de un trabajo por
resultados, la politiquería, le discontinuidad de procesos y proyectos, la priorización y
asignación arbitraria de recursos, el desinterés por el desarrollo y crecimiento
económicos y el poco liderazgo sobre procesos socialmente sostenibles.

Se trata de evaluar la acción del Estado, pero también la viabilidad de promover una
nueva institucionalidad, entendida ésta como unas nuevas relaciones, nuevas
conductas, nuevos roles y nuevas metodologías. De construir una cultura de
cooperación, de conocimiento del otro, de reconocimiento del papel protagónico que
tiene la institucionalidad local; de adelantar un trabajo integrado y coordinado en
búsqueda de objetivos comunes. De fomentar una cultura de reconocimiento al trabajo
ajeno, de respeto por los procesos y la cultura locales; una cultura de compromiso con
los resultados. De priorizar una estrategia de formación de capital humano que den al
desarrollo posibilidades reales de sostenibilidad social, económica y política. Una
cultura que permita hacer del desarrollo una causa común y capitalizar el valor
agregado que ofrece el trabajo cooperado: las interacciones producen sinergias, se
focaliza la acción y se puede dar continuidad a los procesos.

En ese contexto el profesional extensionista es no sólo un transferidor, sino un


capacitador, acompañante, promotor, asesor y gestor. El investigador no sólo un
científico preocupado por el desarrollo tecnológico, sino alguien contextualizado en las
distintas dimensiones de la realidad (dimensión social, económica, política, económica,
61

y ambiental), y preocupado también por la búsqueda de soluciones viables. Y el


funcionario no sólo un prestador de servicios, sino un aliado con responsabilidad social.

El ciudadano será considerado no como el “objeto receptor” de servicios, sino como un


sujeto actuante, proactivo, contextualizado, responsable de sí mismo y corresponsable
del futuro de su comunidad. El individuo debe capacitarse para actuar, esto es, para
desarrollar competencias que le permitan definir sus objetivos, conocer, interpretar y
evaluar su realidad (su situación y su entorno), proponer y ejecutar soluciones.

La tecnología se presentará al productor como una opción que le ofrece la posibilidad


de mejorar su sistema económico: que le incrementa la productividad, le facilita la
gestión, le abre oportunidades, le permite usar mejor sus recursos, le genera ventajas
comparativas, etc., en fin: que le da respuesta a sus necesidades, motivaciones o
intereses.

3.2.2.1.5 Variables estratégicas:

Cualquiera sea la naturaleza de la organización, un ente territorial, una institución


pública o privada, una empresa económica, etc., conviene evaluar en primera instancia
si la organización planea y actúa estratégicamente, si tiene definido un proyecto
institucional, si se conoce y conoce su entorno:

a- En la definición de su Misión: ¿Se tiene claro lo que se quiere lograr? ¿Los


productos a lograr tangibles e intangibles? ¿Identifica y caracteriza los actores
(promotores, ejecutores, beneficiarios) de su acción? ¿Tiene claro el alcance de su
acción, la trascendencia que quiere tener, el mercado que quiere conquistar, los
valores que pretende defender o impulsar?
b- En la institucionalidad de la Misión: ¿Integra la Misión los ideales individuales y del
grupo? ¿Define los propósitos comunes de los miembros de la organización?
¿Contribuye a la construcción de comunidad?
c- ¿Se conocen y reconocen las expectativas, motivaciones y necesidades de la
comunidad o de los socios, directivos, empleados, clientes y proveedores?
d- ¿Las acciones y políticas buscan efectividad en el logro de los objetivos?
e- En cuanto a sostenibilidad, ¿se busca estabilidad, diversidad, independencia,
autorregulación?
f- ¿Identifica la organización sus ventajas comparativas?
g- ¿Se conoce la actividad o el negocio y su entorno?
h- ¿Se visualizan tendencias en los medios políticos, macroeconómicos, de mercado?
i- ¿Se anticipa y controla las acciones y reacciones de los competidores en el
mercado?
j- ¿Se dispone y/o accede fácilmente a información necesaria?
k- ¿Se conoce a la competencia y a los opositores?
l- ¿Se tiene la capacidad para identificar las oportunidades y para aprovecharlas?
m- ¿Es conocida y reconocida la organización en su entorno?
n- ¿Existe un liderazgo interno que orienta, promueve, motiva, dirige, une?
62

o- ¿Se tiene previsto un esquema de conciliación y concertación interno que permita


superar conflictos de interés y desacuerdos?
p- ¿Hay una actitud de flexibilidad y adaptación frente a los cambios?

3.2.2.1.6 Estructura, función y desempeño de la empresa

Una mirada simultanea a la estructura, funciones y desempeño de una organización,


significa identificar indicadores de logro y de gestión a la vez, haciéndolo por separado
a cada una de las partes que la conforman.

Para este caso, el esquema convencional de organización por funciones puede ser útil.
Se presenta aquí una adaptación para el sector rural de lo que Fred David (1988)
propone como modelo para la empresa productiva:

En el aspecto administrativo:

1. Planificación: ¿Tiene la organización objetivos y metas operativas claramente


definidos? ¿Se anticipan y controlan las necesidades de clientes, proveedores,
distribuidores, accionistas y empleados claves? ¿Trabaja con presupuestos
previamente establecidos? ¿Se tienen planes de contingencia? ¿Se asignan los
recursos con base en metas prefijadas? ¿Se elaboran anticipadamente
cronogramas, flujos y rutas críticas? ¿Se estudian con anticipación las tendencias
del mercado?

2. Organización: ¿Hay un organigrama formal? ¿Es la estructura más conveniente?


¿Están definidas, descritas y especificadas las funciones? ¿Hay unidad de mando?
¿Hay delegación apropiada?

3. Control: ¿Hay diseñado un sistema de control de procesos: de gerencia, de


producción, de gastos, de financiamiento, de ventas, de calidad, de información, de
comunicación?

En mercadeo
Se define el mercadeo como el proceso de articulación a un mercado. ¿Se conocen los
clientes, sus expectativas, capacidades, gustos? ¿Se conocen los canales, su
estructura, su eficiencia? ¿Se conoce el mercado, su tamaño, la oferta y la demanda,
las fluctuaciones de precios? ¿Se conocen las políticas y reglamentaciones sobre
calidad, precios, certificaciones, empaques, presentaciones, etc.? ¿Se dispone de un
sistema de inteligencia de mercado? ¿La organización puede responder a las
demandas del mercado en calidad, volumen, frecuencia, precio?

En producción
¿Los productos para el mercado son la mejor opción? ¿Se es competitivo con ellos?
¿La tecnología es la más apropiada? ¿Se usan adecuadamente los recursos de que se
63

dispone? ¿Cuál es el nivel de dependencia sobre insumos del entorno? ¿Cómo es la


composición de los costos y la dimensión de los mismos? ¿La calidad de los productos
responde a las necesidades del mercado y a la competencia? ¿Cuáles son los niveles
de productividad?

En financiamiento
¿Se dispone de los recursos financieros suficientes? ¿Son propios? ¿Flujos de caja?
¿Nivel de riesgos? ¿Costos en efectivo? ¿Se accede al sistema financiero? ¿El
financiamiento es oportuno? ¿Costos del endeudamiento? ¿Cómo están los indicadores
financieros de la empresa?

En investigación y desarrollo
¿La empresa tiene su propia unidad de investigación y desarrollo? ¿Abarca temas
tecnológicos, de mercadeo, de mercado, financieros? ¿Son funciones externas? ¿Están
disponibles los resultados? ¿Se tiene acceso a ello? ¿Hay interés en acceder? ¿Hace
conocer a quien corresponda sus necesidades de conocimiento e información?

3.2.2.2 CLASIFICACIÓN Y CALIFICACIÓN DE VARIABLES

Un diagnóstico sistémico multidimensional conduce a la identificación de un gran


número de variables, situación que puede resultar muy compleja e inconveniente desde
el punto de vista operativo si no se tiene un criterio claro de sistematización de dicha
información. Antes que nada, cada variable que sea incluida deberá serlo luego de una
juiciosa justificación y una adecuada definición de la misma.

También es necesario adelantar un proceso de caracterización, clasificación y


calificación de dichas variables, pues es con ello con lo que se identificarán acciones
estratégicas pertinentes y viables.

Un primer paso lo constituye una acuciosa priorización. Dos instrumentos son


especialmente útiles en esta fase: la caracterización IGO y la matriz relacional de
Vester.

La caracterización IGO

Hace referencia a la importancia y gobernabilidad de cada variable. La importancia


tiene que ver con el peso relativo que tiene cada variable sobre el logro de los objetivos
definidos en la Misión. La gobernabilidad se refiere al nivel de manejo que el sistema
tiene sobre la variable. Las dos características se pueden calificar en una escala
cualquiera, que permita distinguir cuantitativa y cualitativamente diferencias entre ellas.

Con los resultados de esta doble caracterización tendremos cuatro grupos de variables:
de alta importancia y alta gobernabilidad, alta importancia y baja gobernabilidad, baja
importancia y alta gobernabilidad, y baja importancia y baja gobernabilidad.
64

Al primer grupo, de alta importancia y alta gobernabilidad, corresponden variables con


las que se puede lograr el mayor impacto a más corto plazo. Las de alta importancia
pero baja gobernabilidad son variables cuya intervención debe hacerse dada su
importancia, pero cuyos resultados estarán condicionados, y por tanto la respuesta
puede demorar. Las variables de baja importancia y alta gobernabilidad son útiles para
mostrar resultados a corto plazo, probablemente para ganar confianza o aclimatar una
ambiente que permita mejorar el desempeño del sistema en el mediano y largo plazo.
En ocasiones estas intervenciones se utilizan, por ejemplo, para lidiar con la oposición o
tranquilizar al electorado cuando de procesos políticos se trata. Finalmente, las
variables de baja importancia y baja gobernabilidad, que son las que deben ser
eliminadas en una primera fase, para no desgastarse y para disminuir el “ruido” que
introducen.

Matriz Relacional de Análisis Estructural, o Matriz de Vester.

Este instrumento auxiliar de la planeación estratégica, muestra las interacciones


sistémicas de dependencia y motricidad que existen entre las distintas variables
identificadas. La dependencia, como su nombre lo indica, se refiere al nivel en que una
variable es afectada por cada una de las demás. La motricidad indica el grado en que
una variable afecta a otra. El siguiente cuadro muestra un ejemplo con el cual se
pretende ilustrar el instrumento. Se trata de un ejercicio de caracterización de una
empresa productora y comercializadora de frutas tropicales para el mercado externo;
sólo se tomaron algunas variables a manera de ilustración:

Acceso a
tecnolo Conoci
gía Acceso a Recur miento de Acceso
producto informa so la al merca Depen
VARIABLES va ción humano demanda do dencia
Acceso a
tecnología
productiva ///////////// 8* 8 2 2 5.0
Acceso a
información 0 //////////// 8 4 4 4.0
Recurso
humano
calificado 2 4 ///////////// 4 2 3.0
Conocimiento
de la demanda 2 10 10 ///////////// 6 7.0
Acceso al
mercado 8 10 10 10 //////////// 9.5
///////////
Motricidad 3.0 8.0 9.0 5.0 3.5 //////////
65

El valor 8* (como ejemplo), corresponde al grado de dependencia que la variable


“acceso a tecnología productiva” tiene de la variable “acceso a información”; o lo que es
lo mismo, el nivel de motricidad de la variable “acceso a información” sobre la variable
“acceso a tecnología productiva”.

De la columna “Dependencia” podemos concluir que la variable más dependiente es


“acceso al mercado” (9.5), pues depende en alto grado de todas las demás variables.
Por su parte la variable “recurso humano calificado” es la de menos dependencia (3.0),
por lo menos en las variables estudiadas.

De la fila de motricidad tenemos que la variable más motriz es “recurso humano


calificado” (9.0), en tanto que “acceso a tecnología productiva”, a pesar de afectar el
acceso al mercado, su efecto sobre las demás variables estudiadas es muy bajo (3.0).

Las variables que prioritariamente pueden y deben intervenirse son aquellas de alta
motricidad y baja dependencia, que para nuestro caso serían “personal calificado” y
“acceso a información”. Son variables cuya intervención logra el mayor alcance; al
intervenir una variable de alta motricidad se espera una alta eficacia, pues con ello se
afecta a todas las variables que dependen de ella.

La variable “conocimiento del mercado” es del tipo de variables difíciles de manejar: es


dependiente y aparentemente poco motriz, pero tiene una gran motricidad sobre la
variable “acceso al mercado”, que muy seguramente es la variable más importante de
las que se priorizaron. Esta última es también una variable de baja gobernabilidad,
precisamente por su dependencia; por su importancia no se puede olvidar, pero los
resultados sólo se podrán esperar cuando se resuelvan los posibles problemas con las
variables de las cuales depende, que son todas las demás.

Con los resultados de la matriz de Vester también se podrán clasificar las variables en
aquellas que se intervienen para lograr resultados en el corto, mediano y largo plazo.

Clasificación y calificación DOFA

Corresponde a una doble caracterización: por una parte se trata de identificar cada
variable o como variable interna o del entorno.

Si la variable es manejada por el sistema en estudio, se dice que es una variable


interna; pero si es una variable sobre la cual el sistema no puede intervenir, se dice que
es una variable externa.

La línea imaginaria que separa los dos espacios (círculo de influencia y círculo de
preocupación) es lo que se denomina el “límite” del sistema, y no siempre es una línea
nítida. En ocasiones una misma variable puede tener una parte de sí como factor
interno y otra como factor externo; o puede ocurrir que con el tiempo y la evolución del
sistema, pueda transitar de un lado al otro del límite del mismo.
66

Por otra parte cada variable es calificada como de efecto positivo o negativo, en función
de si su efecto permite o dificulta el logro de los propósitos del sistema. Así pues,
tendremos a las variables clasificadas y calificadas así:

Variables del factor interno:

Fortalezas: variables manejables que favorecen el logro.


Debilidades: variables manejables que impiden o dificultan el logro.

Variables del factor externo:

Oportunidades: variables del entorno que favorecen el logro.


Amenazas: variables del entorno que impiden o dificultan el logro.

La anterior caracterización es subjetiva y cualitativa y depende en mucho del grado de


conocimiento que el investigador tiene sobre el sistema y de su capacidad y criterio
para emitir juicios de valor sobre él. En un proceso de planeación participativa, la
calificación y clasificación de las variables es el resultado del consenso que los distintos
actores hacen, cuando se enfrentan juntos a la elaboración de un diagnóstico analítico y
evaluativo.

Como resultado de todo el trabajo de diagnóstico situacional, se tienen entonces cuatro


grupos de variables prioritarias, previamente caracterizadas por su gobernabilidad,
importancia, motricidad, dependencia y favorabilidad para el logro de los propósitos del
sistema objeto de planificación: son las fortalezas, debilidades, oportunidades y
amenazas.

Análisis situacional – ejercicio

El cuadro que se presenta en la siguiente página puede ayudar a sistematizar el trabajo


y la información que hasta aquí se han desarrollado y permite visualizarla en conjunto
para facilitar el trabajo de elaboración de la propuesta estratégica en la Matriz DOFA.
Es un ejercicio ilustrativo que integra la identificación, caracterización y calificación de
variables (Análisis situacional) para el caso de una Asociación de Productores de
Panela.

Es importante anotar que el orden en que se ejecutan los distintos pasos del análisis
situacional no es necesariamente el aquí propuesto. Para alguien conocedor de la
situación y con alta visión sistémica, es posible por ejemplo comenzar con la
identificación de fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas, para luego
argumentar y complementar la caracterización con descripciones y con los resultados
de los instrumentos IGO y Vester.
67

ANÁLISIS SITUACIONAL - EJERCICIO

Variable Definición Justificación Descripción situacional


I G M D F d A O
Grado de estímulo e
inspiración de las El nivel de motivación para participar y
De ella depende la sostenibilidad
personas que hacen fortalecer el proceso organizacional es
social del proceso empresarial y
Motivación parte de la organización aceptable y alto en algunos miembros de la 9,0 7,0 8,0 7,0 X X
define la dinámica y el tipo de Junta Directiva, pero a niivel de asociados
y nivel de compromiso
organización. aún no es clara.
con las metas de la
misma.
La mayor esperanza de los diferentes
Lo que esperan los Permite conocer la visión de las asociados es que la organización empresarial
diferentes actores del personas que integran la se convierta en su principal canal de
Expectativas 9,0 8,0 7,5 4,0 X
desarrollo organización y las esperanzas en mercadeo y que pague a un precio mayor con
organizacional. el proceso. respecto al mercado; en este aspecto se tiene
experiencia.

Grado de desarrollo de
Muestra la capacidad de Deficiente desarrollo de competencias claves
habilidades claves para
Competencias relacionarse de las personas y de para el trabajo cooperado, tales como
el trabajo en equipo, 9,0 5,0 8,0 4,2 X
básicas. conformar equipo para la habilidades para resolución en conflicto y
comunicación y trabajo en equipo.
consolidación de la organización.
resolución de conflictos.

Capacidad de los Las relaciones generadas por el sistema


miembros de la productivo (caña para panela)
Materializa el compromiso de los
Asociación para tomar tradicionalmente han limitado a nivel regional
individuos y define a los directivos
Capacidad de decisiones, hacer lo la capacidad de gestión reduciendo la
qué tanto se puede contar con los 9,0 6,0 8,0 5,8 X
Gestión. necesario y conseguir lo capacidad de asumir compromisos y cumplir
afiliados y con los mismos con ellos; no obstante, con el trabajo dentro
pertinente para el logro
directivos. de la organizacion ha logrado aumentar su
de los propósitos de la
capacidad de gestión.
organización

Grado de identificación
de la organización con el La cantidad de asociados que se han
proyecto de vida de los De ello dependen las estrategias empoderado en el proceso son pocas, y por
Institucionalidad los problemas de desempeño en el pasado y
asociados y hacia adentro y hacia fuera y
de la las expectativas abiertas por las diferentes 9,0 8,0 7,0 5.7 X
reconocimiento que se le facilita o dificulta la gestión de la entidades, la organización no ha ganado
Organización
da a la misma por otras organización. respeto e identidad con la mayoría de
entidades públicas o comunidades y algunas entidades del sector.
privadas.

La participación activa de las comunidades


Instrumentos utilizados corresponde a labores al interior de las Juntas
por la base campesina Comunica a los promotores las de Acción Comunal. Existe un pequeño grupo
Formas y
para involucrarse dentro maneras en que las personas se que participa en actividades a nivel de
Mecanismos de 8,0 5,0 7,5 5,4 X
de procesos productivos, integran a los procesos sociales y empresa y organización, pero existe también
participación. un número considerable de asociados que no
organizativos, culturales asociativos.
y sociales. se han involucrado activamente en las tareas
de sus propias empresas.
Las estructuras de costos en producción,
Mide el manejo de los administración y comercialización sobre los
recursos para el cuales ya se hace seguimiento, deben ser
desarrollo de las Identificará la viabilidad financiera constantemente revisadas y ajustadas para
Estructura de poder continuar siendo competitivos frente a
diferentes funciones y la del proyecto y de los procesos de 8,0 7,0 7,5 6.0 X
costos otras regiones; con respecto a los costos
remuneración que la organización. administrativos, las cargas en depreciación y
reciben los factores provisión de cartera hacen tener una
dentro del sistema. estructura de costos fijos alta para la labor
comercial.
A pesar de que la demanda es aún un factor
Los bienes y servicios Determina lo que se debe difícil de manejar, para el caso de la
que el mercado requiere producir, y en lo productivo, organización hay un producto posicionado en
Demanda 10,0 4,0 7,5 4,2 X
y que la asociación orienta los cambios y rumbos de algunos segmentos especializados y un
puede ofrecer. la organización. consumidor motivado y fiel. Es una demanda
en crecimiento
Nuestra organización en un 80% utiliza como
Recorrido comercial del canal de comercialización a los almacenes de
cadena y en un 10% a las industrias; en este
Canales de producto desde la De su eficiencia depende la
caso difiere del mercado tradicional, el cual 7,0 4,0 5,0 5,0 X X
comercialización producción hasta el dinámica del mercado. en un 80% llega al mercado informal y
consumo. tradicional, destinándose la producción a
tiendas y autoservicios.
Por su diferencia con el mercado tradicional el
Dictará las funciones del proceso proceso de comercialización difiere del de la
Forma en que se realiza mayoría de comercializadores; dentro del
Procesos de comercial que permitirán la
la labor de mercadeo de esquema asociativo hay un proceso orientado 7,0 8,0 4,0 6,0 X
comercialización. inserción en los diferentes por el mercado especializado de industrias de
la panela
mercados. alimentos y almacenes de cadena en el cual
la Organización ha generado Know How.
Presencia de otras
Distintas regiones han visto las posibilidades
organizaciones que Define posibilidades para
Competencia del mercado y han iniciado procesos 8,0 0,0 5,0 4,0 X
ofertan los mismos conquistar el mercado. semejantes.
productos

Oferta institucional que Fija las orientaciones para el Diferentes programas oficiales y de ONG´s
Programas y
instrumentaliza la política desarrollo de la actividad apoyan diversificación, organización,
elementos de 8,0 2,0 4,5 3,0 X
de desarrollo rural en la productiva y orienta a los actores comercio de nuevos productos, innovacion
política. tecnológica, etc. Hay crédito y asesoría.
región. de la cadena productiva.
68

CONVENCIONES DEL CUADRO

I = Importancia G = Gobernabilidad M = Motricidad D= Dependencia


F = Fortaleza d = Debilidad O = Oportunidad A = Amenaza

3.2.3. LA MATRIZ DOFA

La matriz DOFA es un instrumento metodológico que sirve para identificar acciones


viables mediante el cruce de la información sobre las variables priorizadas, en el
supuesto de que las acciones estratégicas deben ser ante todo acciones posibles y que
la factibilidad se debe encontrar en la realidad misma del sistema. En otras palabras, la
posibilidad de superar una debilidad que impide el logro del propósito, por ejemplo, sólo
se la dará la existencia de fortalezas y oportunidades que lo permitan. El instrumento
también permite la identificación de acciones que potencien entre sí a los factores
positivos. Así tenemos los siguientes tipos de estrategias al cruzar el factor interno con
el factor externo:

FORTALEZAS DEBILIDADES
ESTRATEGIAS FO ESTRATEGIAS FO
OPORTUNIDADES (DE (DE
CRECIMIENTO) SUPERVIVENCIA)
ESTRATEGIAS FA
AMENAZAS (DE ESTRATEGIAS DA
SUPERVIVENCIA) (DE FUGA)

Estrategias FO, o estrategias de crecimiento, son las resultantes de aprovechar las


mejores posibilidades que da el entorno y las ventajas propias, para construir una
posición que permita la expansión del sistema o su fortalecimiento para el logro de los
propósitos que emprende.

Estrategias DO son un tipo de estrategias de supervivencia en las que se busca superar


las debilidades internas, haciendo uso de las oportunidades que ofrece el entorno.

Estrategias FA son también de supervivencia, y se refieren a las estrategias que buscan


evadir las amenazas del entorno, aprovechando las fortalezas del sistema.

Las estrategias DA permiten ver alternativas estratégicas que sugieren renunciar al


logro dada una situación amenazante y débil difícilmente superable, que expone al
sistema al fracaso.

El cruce de las variables del factor interno por las del factor externo supone que el
sistema está en equilibrio interno, esto es, que las debilidades que tiene no han podido
ser superadas por sí mismo. Sin embargo esta no es una situación frecuente; el sistema
69

puede tener aún debilidades que por una u otra razón no se han superado, pudiendo
hacerlo con sus propias posibilidades. Esto sugiere encontrar estrategias del tipo FD, es
decir la superación de debilidades utilizando las propias fortalezas.

El siguiente ejercicio nos servirá de ilustración sobre la forma de trabajar la Matriz


DOFA. Se trata de un caso en el que un productor rural está en búsqueda de un
proyecto de reconversión productiva, para aprovechar mejor sus recursos.

FORTALEZAS DEBILIDADES

D1: Desconocimiento del


F1: Recursos suelo y agua de mercado.
MATRIZ DOFA excelente calidad. D2: Limitaciones en
F2: Liderazgo y volúmenes
reconocimiento. de producción.
F3: Capacidad de gestión.
ESTRATEGIAS FO ESTRATEGIAS DO
OPORTUNIDADES (DE CRECIMIENTO) (DE SUPERVIVENCIA)

O1: Crecen cadenas de


distribución especializadas
en frutas y verduras.
O2: Se incrementa la
demanda en estratos - Incursión en un proyecto de
medios y altos. producción de hortalizas. - Alianza con productores de
O3: Productores en escalonado y diversificado la región.
búsqueda de alternativas. F1+ F3 x O1+ O2+ O3 D2 x O3+ O1+ O2

ESTRATEGIAS FA ESTRATEGIAS DA
AMENAZAS (DE SUPERVIVENCIA) (DE FUGA)
A1: La demanda es muy
exigente en calidad,
diversidad y oferta - Promover una organización
permanente. de productores que permita
A2: Productores una mayor y mas diversificada - Renunciar a cualquier
desorganizados. oferta. proyecto.
F2+ F3 x A1+ A2 D1+ D2 x A1+ A2

Una debilidad importante estaría sin superar: el desconocimiento del mercado, que de
no ser intervenida podría poner en riesgo la viabilidad del proyecto. Es una debilidad
que puede perfectamente superarse aprovechando la capacidad de gestión del
protagonista; es la resultante de un cruce DF (D1 x F3).
70

3.2.4 EL PLAN ESTRATÉGICO

Los tres primeros pasos del proceso estratégico, esto es, la formulación de la Misión, el
Análisis situacional y la Matriz DOFA, constituyen lo que se denomina la Carta de
Navegación, pues suministran la información necesaria para elaborar el “Plan de
vuelo”, que es el plan estratégico de la organización. Se tienen el objetivo, la situación y
las alternativas posibles. Estas últimas tienen un diferente grado de pertinencia,
oportunidad y viabilidad, que el Plan se encarga de priorizar y ordenar en el tiempo.

Como ayuda para dicho ordenamiento, se acude al concepto de Objetivos estratégicos.


Estos son logros en el corto, mediano y largo plazo, que tienen un alto grado de
incidencia sobre los objetivos permanentes, definidos en la Misión. Generalmente
vienen a conformar los Programas en la estructura organizacional. Cada programa
estará constituido por proyectos, que se identifican también por los objetivos operativos;
estos son objetivos de un tercer nivel, que tienen un grado diferencial de pertinencia y
oportunidad; también deben ser entonces ubicados en el tiempo.

Al trabajar por objetivos, necesariamente los indicadores que verifican el avance de la


organización, serán indicadores de resultados. En la medida que dichos objetivos
descienden en el escalafón tendrán un menor grado de importancia estratégica y
podrán ser reemplazados por otros de acuerdo a las circunstancias. Se espera que
entre más cercanos estén a los objetivos permanentes, menor será el nivel de
permutabilidad de tales objetivos.

Cuando el número de variables que inciden sobre una organización o un proceso es


muy alto y la priorización no permite la eliminación de algunas de ellas, la elaboración
de la matriz DOFA es muy impráctica. En casos extremos conviene saltar directamente
a la definición de objetivos estratégicos y operativos, pero será absolutamente
necesario verificar su viabilidad acudiendo a revisar en el análisis situacional las
características de las variables que hacen posible o no el logro de dichos objetivos.

Muy importante es recordar que el concepto de estrategia es más amplio que el de Plan
de acción, así que es de esperar que en la identificación de las variables y en la
identificación de estrategias en la Matriz DOFA, se tenga en cuenta tal cosa para que
así se definan políticas, líneas de conducta, posiciones y perspectivas que orienten la
acción. Ellas, por supuesto, formarán parte muy importante del Plan estratégico. La
operativización del Plan se hace entonces a través de los programas y proyectos, cuya
formulación puede apoyarse también en la teoría estratégica. El proceso estratégico ha
buscado identificar dichos programas y proyectos con un alto grado de pertinencia,
oportunidad y viabilidad estratégica. La formulación del programa y del proyecto les
dará la viabilidad operativa necesaria. Este tema lo trataremos en el capítulo quinto,
pues la cultura de proyectos es importante tanto para la gestión estratégica como para
la formación en competencias.
71

4- FORMACIÓN
DEL CAPITAL
HUMANO

4.1 UN NUEVO ENFOQUE EDUCATIVO

Tres propuestas han definido las diferentes políticas de desarrollo rural: la reforma
agraria con énfasis redistributivo de la propiedad de la tierra; la productivista, con
énfasis en la modernización tecnológica, y por último, la de provisión de infraestructura
y servicios. Si consideramos juiciosamente los retos planteados en la sección anterior,
una nueva ruralidad deberá impulsar nuevas estrategias donde la formación del recurso
humano sea prioritaria. La mundialización ha planteado nuevos retos al sector rural.
Articularse competitivamente al mundo implica, por ejemplo, ser capaz en lo individual,
en lo regional y en lo nacional de identificar un qué hacer y un cómo hacerlo, usando las
ventajas comparativas y las oportunidades que cada quien sepa identificar y
aprovechar, pero también identificando y superando las falencias y riesgos que lo
afectan.

Así pues, la modernización del sector exige una atención prioritaria a la formación del
ser humano con el cual construir esa nueva realidad. Todos los temas mencionados
arriba tienen una gran motricidad: son causa de muchas cosas; pero a su vez son
variables dependientes. La mayor motricidad la tiene la educación. Son un reto para el
72

sistema educativo nacional, y en particular para quienes tienen la responsabilidad de


formar y actualizar a los maestros de la educación formal en razón al importante papel
que ellos desempeñan como formadores y capacitadores de ese nuevo hombre.
También lo es para quienes deben formar al profesional del sector rural. Y por supuesto
lo es para todos como reproductores de la sociedad y como corresponsables de un
proceso que va desde la cuna hasta la tumba, como lo plantea Gabriel García Márquez.

La relevancia social de los conocimientos y competencias del individuo, el compromiso


y la conciencia social son condiciones indispensables para promover los cambios. La
realización de proyectos de desarrollo, individuales, sectoriales o territoriales, no sólo
requiere capacidades, conocimientos y habilidades teórico-técnicos, sino de habilidades
comunicativas, argumentativas, propositivas, contextualizadoras y de compromiso
emocional con las situaciones y sujetos del desarrollo.

Para Solis (2002), la generación de nuevas visiones sobre formación de recursos


humanos, acordes con la idea de que la juventud juegue un papel protagónico en el
desarrollo rural, implica revisar crítica y profundamente los esquemas de educación
formal y no formal, que no han logrado objetivos claros de integración al medio al que
los jóvenes pertenecen, y que han ayudado al desarraigo y crisis de la identidad
cultural. La formación en el marco de una pedagogía creativa debe imponerse sobre los
esquemas de capacitación que han imperado en lo rural.

Como se ha pretendido mostrar acá, muchos de los problemas para la construcción de


una nueva ruralidad surgen de falencias relacionadas con el factor humano. La
educación como un proceso de formación y capacitación permanente requiere ser
ajustada en el ámbito rural, pero también en los ámbitos de influencia sobre lo rural.

Del análisis de las funciones sociales que debe cumplir la educación se desprenden dos
grandes orientaciones según lo propuesto por Hernández y Thomas (1999): una, hacia
la contribución para el desarrollo de las identidades de las poblaciones rurales, y la otra,
hacia la formación y capacitación de los sectores rurales para incorporarse y dar
respuestas adecuadas a los nuevos procesos de desarrollo.

Para Méndez (2002), la revalorización de lo rural se convierte en un primer objetivo. Un


primer paso para reconstruir y fortalecer la identidad de las poblaciones rurales consiste
en el redescubrimiento y valoración de su propia cultura local (Hernández y Thomas,
1999). Los componentes de dicha cultura son los conocimientos y saberes populares
acumulados por las múltiples experiencias que han tenido en sus interacciones con los
ecosistemas y con sus comunidades, el lenguaje cotidiano, los valores y conocimientos,
los significados que atribuyen a los elementos de su entorno, las creencias y la
cosmovisión, la tecnología tradicional y adoptada, las tradiciones folklóricas, los
patrones de interacción y de socialización, y los estilos de aprendizaje.

Los sistemas educativos también deben apoyar procesos de auto-desarrollo, que


contribuyan a elevar los niveles de formación para el acoplamiento de las poblaciones a
los cambios de la sociedad. En este sentido, Hernández y Thomas (1999) plantean que
para alcanzar este objetivo, la educación rural debe enfatizar en el conocimiento y
73

compresión de la ruralidad en atención a: a) las nuevas realidades tecnológicas, de los


mercados agrícolas y laborales, de los centros de dotación de servicios de capital y de
asistencia técnica, y de los centros de decisiones económicas y políticas; b) los cambios
ambientales producidos por la acción del hombre y sus tecnologías tradicionales y
modernas; c) sus culturas locales, recursos y potencialidades, y oportunidades que da
el sistema social. Esto significa que estamos concibiendo a la educación rural como
formadora y capacitadora de los individuos y los grupos sociales a través de la
adquisición de conocimientos y habilidades intelectuales y manuales necesarios para
poder desenvolverse en las nuevas realidades sociales, propiciando un proceso de
ruralización del desarrollo, ajustado a las particularidades del medio local y regional.

A pesar del anterior planteamiento, la educación impartida mantiene un esquema de


inducción para la continuidad escolar, en el que, antes que enseñar para la vida, se
forma para la permanencia en el sistema educativo formal, y en el que los elementos de
la cultura universal se sobreponen a los de las culturas locales, desconociendo las
demandas de las diferentes poblaciones.

Dentro de un enfoque de educación para la incorporación a las nuevas realidades


rurales, la actividad agrícola deja de ser la única opción de formación y especialización.
Un modelo de educación para la nueva ruralidad, debe en esencia permitir la
exploración de las diversas disciplinas del conocimiento, actuando alternamente como
medio de inducción y descubrimiento vocacional. Este planteamiento sugiere que la
formación debe buscar el pensamiento universal para poder actuar en lo local. Es decir,
que los contenidos curriculares que componen las diferentes disciplinas,
deben compaginarse con el contexto local y regional, así como con la vida cotidiana de
los habitantes rurales, propiciando de esta forma el reconocimiento y fortalecimiento de
la propia identidad.

La escuela ha de estimular en los estudiantes la exploración de las diferentes opciones


vocacionales, despertando y orientando el interés por la formación a diferentes niveles
acerca de las diversas prácticas y saberes asociados a la dinámica rural. De las
escuelas rurales han de egresar jóvenes que reconozcan que lo rural constituye un
espacio en el cual pueden desplegar su inclinación hacia lo político, económico, social o
cultural, partiendo del reconocimiento de las problemáticas y potencialidades del medio
rural, tanto en su dimensión local como regional.

Es decir, que de la misma manera como en lo rural se forman agricultores y productores


agrícolas, es posible que de allí surjan también empresarios, comerciantes, artistas,
científicos y humanistas, con una alta afinidad por el medio que aman, conocen y en el
que se formaron (Méndez, 2002).

Desarrollar capacidad de gestión (capacidad para lograr) implica, además de acumular


conocimiento, aprender a aprender, a hacer, a organizar, a priorizar, a evadir, a
relacionarse, a negociar, a decidir, a liderar, a exigir, a convivir, a participar, a promover
la participación. Esto es, a aprender a actuar en contexto.
74

4.2 LA EDUCACIÓN SUPERIOR

Los profesionales juegan un papel muy importante en la dinamización de los procesos


del desarrollo como agentes, líderes y promotores, en la perspectiva de contribuir a
crear y recrear valiosas conductas sociales como la cooperación, la autonomía, la
participación comprometida, la comunicación y la solidaridad. La capacitación de esos
profesionales debe entonces prepararlos para utilizar el conocimiento pertinente, para
participar en la búsqueda de soluciones a la compleja problemática dentro del contexto
real en que se deben desempeñar. La contribución al conocimiento analítico, a la
formulación e implementación de propuestas y el liderazgo en la construcción
sostenible del proceso, son roles que el país le asigna a sus profesionales y que por
tanto la Universidad debe tomar como su responsabilidad.

La universidad debe avanzar en ese propósito en lo que está a su alcance: conciliar la


profundización propia de la especialización, con la visión transdisciplinaria y la
contextualización, es posible mediante la implementación simultanea de proyectos
curriculares, investigativos y de extensión en los que las diferentes perspectivas se
integren para la interpretación de la realidad y para el diseño y la puesta en marcha de
propuestas de solución, con lo que se lograría también desarrollar más las
competencias propositivas y gestionarias.

“Hoy los profesionales presentan debilidades que se traducen en desconocimiento de la


complejidad rural, segmentación disciplinaria en su análisis, desvalorización de las
formas de vida en el campo y desconocimiento de modelos de intervención en las
distintas comunidades rurales.” (Amttman, 2000).

La perspectiva disciplinaria ha constituido más una barrera que un medio para


comprender los sistemas rurales como el resultado de la coevolución entre subsistemas
sociales, económicos, culturales y ambientales, y ha dificultado a los investigadores
apreciar el contexto y complejidad de los procesos. Para Edgar Morín la especialización
a menudo quebranta los contextos, las globalidades y las complejidades. El
debilitamiento de la percepción de lo global conduce al debilitamiento de la
responsabilidad (cada uno tiende a responsabilizarse solamente de su tarea
especializada) y al debilitamiento de la solidaridad (Morín, 2000).

En su Teoría de la acción comunicativa, Habermas (1990) plantea la descentración de


la razón como camino para la conformación de comunidades cuyos intereses giran
alrededor de problemas donde es insuficiente la lógica de un solo saber, para abarcar la
multidimensionalidad de la realidad. El autor explica que es sólo en el mundo de la vida
donde es posible el encuentro dialógico de las ciencias, las tecnologías y las artes con
otros elementos como son los mitos, las religiones, los sueños y las fantasías de los
hombres y mujeres que conforman cualquier comunidad.

Nuevos diseños curriculares y nuevas metodologías de enseñanza y aprendizaje


posibilitarán en nuevas generaciones un conocimiento de realidades rurales desde
perspectivas transdisciplinarias, valoración de elementos culturales de los habitantes
rurales y aplicación de modelos de intervención sólo a partir de tal valoración. Se debe
75

buscar ampliar los escenarios educativos creando un espacio para la acción de


profesores en una realidad concreta, y fortalecer espacios de diálogo entre los
miembros de las comunidades educativas, entre los diversos actores ligados a la
solución de la pobreza rural, entre las diferentes disciplinas y entre la teoría y la
práctica.

La educación se constituirá en motor del desarrollo social y económico de una región en


la medida que permita y promueva la formación de individuos y comunidades que con
conocimiento y sensibilización por el medio en que viven, se capacite en los aspectos
teóricos y se adiestre en los aspectos prácticos para aportar interpretaciones y para
ofrecer e implementar propuestas de solución a su problemática. El desarrollo
económico con criterio social supone un proceso en el que se genera la capacidad de
utilizar los excedentes en forma productiva y acumulativa y en el que los resultados
económicos benefician de manera equitativa al conjunto de la comunidad en la que
ellos se generan.

Quien puede garantizar que se produzca el despegue sostenible y equitativo de una


zona es la misma comunidad de la región, en un contexto que lo permita. Las regiones
y el país están urgidos de adelantar políticas y poner en práctica valores fundamentales
que tienen que ver con la posibilidad de construir unas condiciones sociales,
económicas, políticas y culturales en las que el individuo pueda desarrollar su economía
y su forma de vida en el pleno ejercicio de su libertad y el pleno respeto que como
individuo y ser social merece. La educación no puede seguir siendo tomada en forma
aislada de otros aspectos con los cuales se complementa, para contribuir de manera
eficaz en el logro de la visión propuesta. La investigación, la educación no formal, la
transferencia de conocimientos y de tecnología en los campos de la producción y de la
gestión empresarial, son áreas de trabajo que deben ser adelantados paralela y
coordinadamente con la educación formal, y para lo cual es necesario preparar también
el recurso humano.

El papel del extensionista rural y de los profesionales de todas las disciplinas


relacionadas con este tema debe cambiar, y éstos deben pasar de ser los
representantes de una tecnología única y prepotente donde el productor es sólo un
receptor de la misma, a convertirse en agentes facilitadores, gestores y catalizadores en
el proceso de generación y socialización de tecnologías, que considerando factores
sociales, ambientales, culturales, económicos y políticos, estarán respaldadas en un
compartir de saberes entre los diferentes agentes que intervienen en el proceso.

Es necesario entonces enriquecer la formación basada especialmente en la información


y dar el paso que promueva la construcción de la sociedad del conocimiento, “...es decir
una sociedad con capacidad para generar conocimiento sobre su realidad y su entorno,
y con capacidad para utilizar dicho conocimiento en el proceso de concebir, forjar y
construir su futuro." (Chaparro. 1998)

El reto es grande e implica trabajar también en temas como la formación de un nuevo


liderazgo, la capacitación empresarial campesina, la educación ambiental, la promoción
de la participación, la formación de la juventud con una nueva visión del campo; la
76

generación in situ y la transferencia de tecnologías apropiadas en las áreas productivas,


organizativas, de comercialización y de transformación agroindustrial, el acceso a la
información, prestación de servicios, etc. Son los anteriores temas que bien pueden ser
considerados objetivos estratégicos, que requieren un planteamiento estratégico. No se
puede olvidar además que la educación tiene un reto de mayor alcance: la formación y
capacitación del individuo con conocimientos, criterio y destreza para trabajar en su
proyecto integral de vida, reto que también requiere del enfoque estratégico.

4.3 AGRONOMÍA Y AGRICULTURA

La Agronomía es una profesión que tiene como ámbito de su ejercicio la agricultura. Es


ésta entonces en principio su objeto de estudio. A su vez, la agricultura es una actividad
del hombre, quien se organiza para producir alimentos y materias primas necesarias
para la supervivencia y bienestar suyos y de la sociedad, utilizando recursos naturales,
económicos y tecnológicos. Es un proceso que involucra variables y condicionantes de
muy diversa naturaleza. Variables y condicionantes de comportamiento predecible o
incierto y por tanto de una interacción compleja.

Podría describirse también la agricultura como un sistema productivo muy determinado


en su comportamiento y resultados por el entorno en el que se
desenvuelve. Subsistemas prioritarios a tomar en cuenta son por ejemplo el
ecosistema, con toda su diversidad y complejidad, especialmente en las condiciones
tropicales. El sistema social con su denso tejido cultural, político, religioso y
organizativo. El sistema económico con sus reglas y permisividades. El ser individual
con sus motivaciones, intereses y limitaciones.

El papel del agrónomo es coadyuvar para que dicho sistema funcione y evolucione en
forma armónica mediante: a) el estudio de las diferentes disciplinas que permiten su
cabal conocimiento, esto es, las ciencias naturales, humanas y económicas; b) la
formación de criterio que permita la utilización de tal conocimiento considerando
principios de equidad, sostenibilidad, eficacia y eficiencia para el bien de la sociedad. c)
el desarrollo de habilidades y destrezas que le permitan usar el conocimiento y
relacionarse con los demás en forma eficiente.

La factibilidad de un proyecto de tal naturaleza requiere un apoyo muy grande en cuatro


aspectos: tecnología, gerencia, extensión y capacitación. Implica conocimiento, criterio
y destreza en esas áreas para identificar e implementar las estrategias necesarias que
conduzcan al fin propuesto.

La asistencia profesional en el diseño de políticas y realización de proyectos de


desarrollo rural, no sólo requiere capacidades, conocimientos y habilidades teórico-
técnicos, sino de habilidades comunicativas, adaptativas y de compromiso emocional
con las situaciones y sujetos del desarrollo. La relevancia social de los conocimientos y
el compromiso y la conciencia social son condiciones indispensables para promover los
cambios. Se debe buscar ampliar los escenarios de aprendizaje creando un espacio
para la acción de profesores en una realidad concreta, y crear un espacio de diálogo
77

entre los miembros de la comunidad universitaria, entre los diversos actores ligados a la
solución de la pobreza rural, entre las diferentes disciplinas y entre la teoría y la
práctica.

En el sector rural, tal como lo plantea Polan Lacki

“... se requiere un gigantesco esfuerzo de capacitación y organización de los


habitantes rurales para que ellos se profesionalicen y se transformen en eficientes
empresarios que puedan, sepan y quieran corregir las graves distorsiones
tecnológicas, gerenciales y comerciales que actualmente ocurren en el negocio
agrícola.”

La universidad también puede y debe avanzar en ese propósito en lo que está a su


alcance: mejorar la capacidad contextualizadora, gestionaria y propositiva de sus
educandos, aportar a las respuestas del qué hacer mediante la investigación
participativa, socializar el conocimiento y entrenar como capacitadores a sus
profesionales mediante programas de extensión. Conciliar la profundización propia de la
especialización, con la visión transdisciplinaria y la contextualización, es posible
mediante la implementación simultanea de proyectos curriculares, investigativos y de
extensión en los que las diferentes perspectivas se integren para la interpretación de la
realidad y para el diseño y la puesta en marcha de propuestas de solución.

La inmensa mayoría de los municipios Colombianos son rurales. Así que el futuro del
sector rural está íntimamente ligado al futuro del municipio y viceversa. Sin embargo, la
situación de violencia, la inequitativa distribución de los medios de producción, la
apertura de mercados, las demandas de competitividad, la descentralización y el
abandono oficial, todos simultáneamente están atentando contra dicha posibilidad.

Creemos que la planeación y la gestión del desarrollo en forma participativa, de abajo


hacia arriba, con criterios de sostenibilidad y equidad, requiere una campaña seria de
motivación y puesta en común, que consulte la realidad social, ambiental, económica y
política en un ente territorial. Es un enfoque integral, dinamizado por capacidades de
planeación, innovación, promoción del desarrollo humano, liderazgo, negociación y
gestión de proyectos, con criterios de sostenibilidad y equidad. Lograrlo supondría un
proceso de promoción, aprendizaje y gestión, en el que la academia puede y debe
aportar su concurso, mediante un programa de extensión universitaria, en el que la
extensión sea entendida como interacción con los distintos actores del escenario rural.

La Universidad, especialmente la estatal, debe ser fiel a su misión institucional de


conocer e interpretar la realidad del país y contribuir a la construcción de la
nacionalidad. Se debe facilitar la incorporación de las carreras a procesos que pongan
la ciencia y la técnica al servicio del desarrollo del país, también en lo regional y lo
local.

La cooperación entre las distintas disciplinas, facilitará el conocimiento de las


circunstancias de vida de las distintas regiones, a través del intercambio de información,
de conocimiento y experiencias, de pasantías y trabajos conjuntos de investigación.
78

4.4 LA EDUCACIÓN POR COMPETENCIAS

El concepto de competencia

En forma simultánea con las ideas de reconceptualización de lo rural, ha emergido un


nuevo pensamiento que define la educación como un proceso transformador y forjador
de hombres libres, comprometidos con su entorno y más autónomos. Este pensamiento
propone la abolición de lo que Paulo Freyre llama “Educación Bancaria”, donde el
estudiante no es más que un sujeto pasivo en el cual el maestro deposita sus
conocimientos. Una propuesta concreta para cambiar ese tipo de educación habla del
desarrollo de competencias, donde se busca que el estudiante cuente con el
conocimiento para ponerlo en uso de manera creativa y en contexto. El concepto de
competencia cobra entonces importancia especial, como alternativa para formar
ciudadanos partícipes, fundamentales en la construcción del desarrollo.

La competencia es definida por algunos como un saber hacer en contexto. Se trata de


un saber hacer intelectual y/o psicomotriz; matematizar, filosofar, analizar o sintetizar,
son actividades intelectuales, que le permiten al individuo otras como interpretar,
argumentar, proponer, implementar, decidir etc. Así pues, la competencia se define
también como la capacidad de utilizar el conocimiento para la solución de problemas en
su contexto. La naturaleza de los problemas que le conciernen y la naturaleza del
contexto en que se dan, definen entonces las competencias que deben caracterizar a
un profesional.

La competencia implica no solamente una capacidad sino también una actitud que
impulsa al individuo a actuar de una determinada manera más o menos diligente, bajo
unas circunstancias dadas y enmarcada dentro de unos principios, valores y nivel de
compromiso. Es así como la competencia es definida también como un conjunto
sistémico que integra componentes cognitivos, motrices, actitudinales, motivacionales,
volitivos y axiológicos, en un contexto que es definido a su vez como un factor regulador
que permite orientar la acción y que por supuesto es necesario saber conocer,
comprender e interpretar.

La teoría de las competencias se desarrolló inicialmente en el área lingüística. Así se


identifica la competencia lingüística como la capacidad para usar el lenguaje con base
en el conocimiento que se adquiere de él; pero también se habla de una competencia
sociolingüística, referida al conocimiento y uso del lenguaje en distintos contextos;
significa un conocimiento de y una capacidad para interpretar dichos contextos,
particularmente en lo referido a la situación, los participantes, los canales, las normas y
los símbolos que condicionan y dan sentido al lenguaje. Ahora bien, las competencias
lingüística y sociolingüística son parte de la competencia comunicativa, que exige
además conocer, usar e interpretar el lenguaje gestual, saber oír y saber callar, entre
otras capacidades. La competencia comunicativa es considerada una de las
competencias básicas del individuo.
79

Para Bogoya (2000), la competencia es vista como una potencialidad o una capacidad
para poner en escena una situación problemática y resolverla, para explicar su solución
y para controlar y posicionarse en ésta.

“...La noción de competencia trae consigo una nueva aproximación al desarrollo


humano, con importantes implicaciones en el campo educativo. Por eso se investigan
asuntos tales como las estrategias que utiliza un sujeto cuando trata o logra solucionar
un problema, las operaciones que realiza cuando lee un texto o el conocimiento que
utiliza para desempeñarse en una situación particular.

... la competencia resulta inseparable del contexto o situación particular en la que ella
se expresa. Somos competentes para cierto tipo de tareas y nuestra competencia
puede cambiar si contamos con las herramientas adecuadas o instrumentos culturales
adecuados. Ser competente, más que poseer un conocimiento, es saber utilizarlo de
manera adecuada y flexible en nuevas situaciones.

...La competencia es esencialmente un tipo de conocimiento, ligado a ciertas


realizaciones o desempeños, que van más allá de la memorización o la rutina. Se trata
de un conocimiento derivado de un aprendizaje significativo” (Torrado, 2000).

“…La competencia es una categoría psicológica de la personalidad del sujeto, que


como sistema y configuración de la vida psíquica del individuo integra factores
cognitivos, emocionales, rasgos de personalidad, volitivos, procedimentales y
metacognitivos. Nadie subiría a un automóvil conducido por alguien que sólo ha
estudiado una guía para manejar o conoce el funcionamiento del vehículo. El
aprendizaje más bien se identifica con competencias, que suponen un saber pensar y
hacer en contexto; esto es, que una persona ha aprendido algo cuando puede
emprender confiadamente acciones nuevas que satisfagan sus intereses y los de otros.

…lo que se evidencia en un sujeto competente es su capacidad efectiva para


aprehender, para apropiarse de una o unas lógicas disciplinares, de un modo de ser, de
hacer ciencia o construcción del saber.” (Bravo Salinas, 2002)

Es posible diferenciar en las personas competencias cognitivas, metacognitivas,


interactivas, prácticas, éticas, estéticas, emocionales y expresivas. Ser competente
entonces a nivel de desempeño, es por ejemplo ser artista y no sólo saber de arte;
matematizar y no sólo saber de matemáticas. Ser, hacer y saber en conjunción.

“[…] para que tenga lugar una actuación, desempeño o acción, se requiere como
condición necesaria, una determinada competencia. La competencia se presenta
de dos maneras, cómo saber hacer y cómo poder hacer. La primera da lugar a la
competencia cognitiva y la segunda a la competencia potestativa. La competencia
del sujeto semiótico es a la vez cognitiva y potestativa. A su vez la competencia
cognitiva se presenta de dos maneras: como un saber hacer operatorio
denominado saber modal, y como un saber sobre los estados y procesos del
mundo, denominado saber semántico. La competencia modal es un saber cómo
80

hacer algo y la competencia semántica es saber que algo es o sucede de


determinada manera.” (Serrano Orejuela, 2004).

Marcel Proust (En busca del tiempo perdido), citado por Serrano, lo expresa de la
siguiente manera:

“Como objeto, el saber tiene dos grandes modos de existencia: se distingue de


ordinario el operador modal, bajo las especies de saber hacer y del saber ser, y el
saber objeto de sentido, cuyo contenido no es otro que la unidad de significación
que presupone.”

Y regresando a Serrano:

“…no puede abordarse el estudio de la competencia cognitiva sin tener en cuenta


los dos modos que la integran, pues la adquisición de éstos requiere de procesos
de apropiación específicos.”

Y sobre el saber hacer introduce un aspecto nuevo: la diferencia entre el saber qué y el
saber cómo: “[…] procesos discursivos deben ser analizados en dos diferentes niveles.
Hay que saber qué decir en una situación discursiva determinada, y también saber
cómo decirlo.” Igual ocurriría con el saber qué argumentar, qué proponer, qué
comunicar y el cómo argumentar, cómo proponer y cómo comunicar, cuando de
competencias básicas se trata. Qué investigar y cómo investigar son dos aspectos
diferentes y complementarios de la competencia indagativa. Aprender a aprender es
desarrollar una competencia que requiere un saber qué aprender y un saber cómo
hacerlo; el maestro que orienta el aprendizaje, requiere además un saber cómo se da
ese proceso en el estudiante y un cómo se debe o se puede orientar.

“Por su parte, el saber sobre el hacer, constitutivo de la competencia semántica


del sujeto, es un saber que tiene por contenido un hacer” (Serrano, 2004).

“Competencia es un concepto que cada vez alcanza más importancia en el


contexto de las sociedades del conocimiento, es decir en las sociedades cuyas
instituciones como base de organización se estructuran sobre actividades de
conocimiento o sobre actividades muy fundamentadas en él. Así por ejemplo la
competencia para el ejercicio de la actividad docente conlleva un alto grado de
conocimiento y versatilidad en el campo en el cual se ejerce la docencia y de su
respectiva didáctica y pedagogía, para llevar a cabo con éxito las labores de
construcción del conocimiento” (Cárdenas, 2000).

Perfil y competencias básicas y profesionales

El desarrollo de competencias, se torna un proceso en el que el ser humano desarrolla


capacidades especiales para conocer e interpretar la realidad, para comunicarse con
los demás, para tomar decisiones, para buscar información, para trabajar en equipo; en
81

fin, saber, saber ser, saber hacer y saber actuar en contexto. Son capacidades que
deben ser incentivadas en los individuos desde una edad temprana, y es por ello que la
educación básica juega un papel fundamental. Una persona, formada desde niño para
saber usar el conocimiento, será un ciudadano ejemplar, democrático y un ser útil para
su comunidad.

La educación para el desarrollo de competencias se propone como longitudinal en las


etapas de formación de un individuo. En los primeros años, el desarrollo de
competencias básicas posibilita que la persona saque mejor provecho de la educación
media y superior, a la vez que abre la visión del individuo a la realidad, como maestra y
depositaria de conocimientos y experiencias.

Distintos autores han definido como competencias básicas, la interpretativa (saber


conocer-relacionar), comunicativa (saber interactuar con los demás), argumentativa
(saber justificar, dar razones), propositiva (saber ofrecer nuevas soluciones, nuevas
lecturas) y valorativa (saber ser, saber vivir). Se propone también una competencia
indagativa definida como un saber identificar, acceder y manejar fuentes de
información y mantener una actitud crítica y reflexiva frente a hechos y fenómenos. Sin
duda alguna saber aprender y construir conceptos llamada también competencia
cognitiva es una de las más importantes competencias básicas.

La educación superior, en tanto desarrolla las competencias básicas a un nivel más


avanzado, debe definir estrategias y medios para que los individuos alcancen
competencias en la aplicación de los conocimientos en sus contextos específicos de
vida profesional, laboral y ciudadana.

Son propias del ámbito profesional, competencias específicas o capacidades


especializadas para realizar funciones propias de la profesión o disciplina, como
diagnosticar, diseñar, calcular, inventar, decidir, etcétera, y competencias laborales
como el manejo de ciertas tecnologías, relación con los demás, trabajo en equipo,
responsabilidad, capacidad de riesgo, entre otras.

Toda competencia supone la integración de saberes, destrezas y rasgos de


personalidad del sujeto.

“[…] el verdadero saber es el que se expresa en la acción, el que transforma la


vida y el mundo, lo cual conduce a una exigencia o meta para la educación actual;
la consideración creciente que adquieren las competencias sociales: capacidad de
asociarse, de negociar, de emprender, de concertar proyectos colectivos, las
cuales son capacidades centrales para las actividades productivas, pero también
para la política, la vida actual y el desarrollo personal y familiar.” (García
Huildobro, 1997).

Algunos autores hablan de competencias para la vida o competencias globales. D.


Ausbel citado por Bravo Salinas (2002), habla de los factores de dominio humano como
son el factor yoico, factor cognitivo y factor asociativo. El factor yoico se refiere a las
capacidades de autoestima, motivación, interés y afecto para emprender acciones con
82

disposición y voluntad; el factor cognitivo como las capacidades para entrar en los
dominios del conocer, y el factor asociativo como las capacidades para interactuar
socialmente. Miguel de Zubiría, según Bravo Salinas, también habla de la afectividad, la
cognición y la expresión refiriéndose a las capacidades de amar, conocer y
comunicarse como macrocompetencias humanas.

En todo caso las competencias involucran lo conceptual, lo metodológico, lo axiológico


y lo actitudinal, no como compartimentos separados, porque se estaría fragmentando la
unidad conceptual y metodológica de la competencia y la unidad cognoscitiva del
estudiante

Distintos grados y categorías de las competencias son usados por las personas en la
medida que se crean códigos de comportamiento y comunicación entre grupos
humanos. El desarrollo de competencias laborales y para el desarrollo profesional y
empresarial confieren una mayor capacidad de acción a las personas, en la medida en
que se utilizan distintos grados de conocimiento “en contexto”, pero es importante
aclarar que son las competencias básicas las que juegan el papel definitivo en la
formación del recurso humano profesional.

Las universidades y los centros de educación superior juegan un papel definitivo. Un


profesional líder se logra con el impulso al desarrollo de competencias básicas y
profesionales, en un esquema de formación que reconozca la realidad como un
contexto complejo y dinámico, condicionante permanente de su labor. El trabajo por
competencias es una propuesta válida y vigente en la educación superior, siendo ésta
un escenario en el que el individuo genera conocimientos apropiados y pertinentes, bajo
esquemas de investigación y de extensión universitaria.

Las competencias de la Agronomía

Como ya se expresó, la naturaleza de los problemas y del contexto definen las


competencias que deben caracterizar a un profesional. Como ya se ha argumentado, el
área de desempeño de la carrera de agronomía es muy complejo, y lo es
especialmente en razón a la naturaleza multidimensional y multidisciplinaria del objeto
de estudio que es la agricultura y a la presencia de la incertidumbre y el conflicto. Los
Perfiles profesional y laboral definidos por distintos programas académicos de la
Ingeniería Agronómica en Colombia, dan una idea de las expectativas sociales en torno
a la profesión:

Universidad Pedagógica y Tecnológica de Ccolombia: “Conocer los


agroecosistemas para promover el desarrollo sostenido. Recomendar el uso
eficiente y armónico de insumos. Reconocer y diagnosticar atributos y limitantes de
los modelos de producción agrícola. Planificar y dirigir el desarrollo de la empresa
productiva. Proponer y manejar estrategias de mejoramiento del mercadeo. Ser
agente de cambio tecnológico.” (ICFES, 2004)
83

U. Nal. BOGOTA: “Interpretar y aplicar los fundamentos del proceso de producción


agrícola. Contribuir al desarrollo de las ciencias agronómicas. Contribuir al progreso
tecnológico del país, mediante selección, adaptación, transferencia, optimización y
creación de nuevas tecnologías. Proponer soluciones de trascendencia para el país
mediante el trabajo en grupos multidisciplinarios. Dirigir y administrar actividades
relacionadas con la producción agrícola.” (ICFES, 2004)

U. de Cundinamarca: “El profesional de la Agronomía formula, diseña y desarrolla


proyectos agrícolas sostenibles. Gesta y administra empresas agrícolas. Identifica,
estudia, analiza, interpreta, problemas relacionados con la producción agrícola y
diseña estrategias de solución. Interactúa interdisciplinariamente con la comunidad,
proyectando y desarrollando investigación y extensión. Diagnostica, formula, crea y
desarrolla manejo integrado de cultivos tropicales.” (ICFES, 2004)

U de Nariño: “El Ingeniero Agrónomo debe tener conocimiento, habilidad y destreza


para enfrentar los retos actuales que tiene la agricultura tradicional e industrial.
Conocer e interpretar los problemas de los agricultores y con ellos plantear
soluciones que respondan a las necesidades de la comunidad. Desempeñarse en
actividades de investigación, administración de empresas agropecuarias, fomento y
extensión.” (ICFES, 2004)

U. Nal. Medellín: “Son características del Ingeniero Agrónomo tener formación y


capacitación que le permitan percibir, analizar e investigar el conjunto de factores
bióticos, físicos, económicos, sociales y culturales que operan en la producción
agropecuaria. Intervención en todas las expresiones de la agricultura colombiana,
tradicional y empresarial. En gestión, planificación, organización, dirección,
asesoramiento y ejecución de proyectos de desarrollo agrícola en el orden
empresarial, institucional, local, regional y nacional. Conocimientos para participar
en la formulación, evaluación y ejecución de planes, políticas, para el desarrollo rural
en forma integral. Interacción intensa con otros profesionales y otros actores del
proceso global de desarrollo de la sociedad. Tener base científica amplia y sólida en
ciencias básicas, con experiencia en su área profesional y profundización intensa en
un área del conocimiento agronómico.” (ICFES, 2004)

U. Nal. Palmira: “Entender la producción agrícola a través de la complejidad de las


relaciones población vegetal, suelo, clima. Contribuir desde una perspectiva
científica a la solución de los problemas de la producción agrícola. Interpretar con
base en formación integral el compromiso con su entorno económico, social,
cultural, científico y técnico. Desarrollar una ética de la responsabilidad en lo que
respecta a los efectos de sus acciones en la alimentación y salud humanas, en la
economía y en la cultura.” (ICFES, 2004)

UNIVERSIDAD DE CIENCIAS AGRICOLAS Y AMBIENTALES: “Desempeñarse


como asesor, planificador, o gestor en el campo de la asistencia técnica y en la
transferencia de tecnología y en el campo científico como investigador y docente.
Profesional con los conocimientos propios de la genética y fisiología vegetal, en el
84

manejo y el control de plagas y en la física y manejo de suelos. Con los


conocimientos propios de los cultivos de los diferentes climas.” (ICFES, 2004)

U. Del Tolima: “Profesional con los conocimientos de las relaciones suelo planta
agua. Con el conocimiento de las interacciones de las plantas con los factores
bióticos y abióticos. Con los elementos para evaluar las potencialidades del país y
técnicas para la experimentación agrícola. Analista de los aspectos relacionados con
la planeación y establecimiento de las explotaciones agrícolas. Director y/o
supervisor de los factores físico-químicos, biológicos, económicos y financieros
relacionados con la producción agrícola. Director de actividades de transferencia de
tecnología y comunicación agropecuaria, para la evaluación de programas y
proyectos de desarrollo rural.” (ICFES, 2004)

U. de Córdoba: “Profesional con capacidad para crear y/o gerenciar actividades y


empresas agrícolas con criterios de competitividad, equidad, sostenibilidad, y gran
calidad científica y tecnológica, mediante la identificación, diagnóstico y solución de
los problemas agrícolas de la región. Investigación, asesoría y transferencia de los
procesos que intervienen en la mecanización agrícola, manejo sostenible del suelo,
del riego y del drenaje agrícolas, sanidad vegetal, fitotecnia, y en la gerencia y el
desarrollo rural.” (ICFES, 2004)

U. del Magdalena: “Profesional que maneja y lidera procesos de producción agrícola


de forma individual o interdisciplinaria, bajo principios éticos, procurando el manejo
integral, sostenible, competitivo y eficiente, transmitiendo conocimientos como
agente de cambio. Capacidad empresarial, directiva y aptitudes gerenciales. Procura
el manejo integrado en las relaciones suelo agua planta y hombre para la
preservación del medio ambiente. Con capacidad para identificar, analizar e
interpretar las relaciones sociales que se dan en los procesos de producción
agrícola. Con capacidad para conducir procesos de investigación que generen
nuevos conocimientos para la producción y conservación agrícolas.” (ICFES, 2004)

U. de los Llanos: “Profesionales capaces de interactuar con las comunidades y los


ecosistemas con respeto y basados en principios de sostenibilidad. Profesional bien
fundamentado en aspectos científicos, técnicos y humanísticos. Profesionales con
bases humanísticas que les permitan un adecuado desempeño en disciplinas
investigativas y de proyección social. Profesionales conocedores de su entorno,
competitivos y con visión empresarial.” (ICFES, 2004)

U. de Caldas: “Profesional en condición de utilizar los recursos naturales, científicos


y tecnológicos, para manejar y optimizar la producción de cosechas, la planificación,
el mercadeo y la política agraria. Actuar sobre los diversos sistemas de producción
agrícolas en aras del mejoramiento de los productores, tanto en la producción
avanzada como en los sistemas de pequeños productores. Actuar como especialista
en los campos de la producción por medio de la investigación, la asistencia técnica,
la extensión, el mercadeo, la planificación y la administración. Promover el uso de
recursos vegetales, nativos y exóticos. Actuar con sanos criterios éticos para el
servicio social, y la relación con otros profesionales.” (ICFES, 2004)
85

Veamos ahora algunas de las definiciones que distintos autores proponen sobre el
concepto de Perfil del profesional:

“Determinación de las acciones generales y específicas que desarrolla un


profesional en las áreas y campos de acción emanados de la realidad social y de
la propia disciplina, tendientes a la solución de las necesidades sociales
previamente advertidas.” (Díaz-Barriga, Frida)

“Apunta a aquello que debe saber hacer y a cómo debe ser. Características
personales, capacidades y habilidades del profesional.” (Rey de Astaiza, 1992)

“Especificación de las áreas generales de conocimiento en las cuales se debe


tener dominio. Descripción de las tareas, actividades y acciones que deberá
realizar en dichas áreas. Delimitación de valores y actitudes. Listado de
destrezas.” (Arnaz, 1981)

“Perfil académico-profesional: conjunto de orientaciones, disposiciones,


capacidades, conocimientos, habilidades y destrezas deseables y factibles, para
obtener un grado académico y para ejercer las labores ocupacionales
correspondientes.
Enfoque humanista: la concepción de un perfil profesional debe superar las
expectativas de un modelo econométrico de desarrollo y ejercer la responsabilidad
interrogativa, analítica, valorativa y transformadora del orden social.” (Guedez,
1985)

“Perfil profesional: conocimientos y habilidades que den respuesta a las


necesidades actuales de desarrollo económico y social en relación con
responsabilidades y funciones.
Perfil de personalidad: características personales y sociales del futuro profesional
en términos de actitudes, valores, comportamientos.
Perfil prospectivo: características deseables para adecuarse a los cambios
técnico-científicos, sociales, políticos y culturales futuros.” (Muller, 1986)

“Un profesional debe ser un analista simbólico, lector autónomo, interprete ético y
actor transformador.” (Bogoya, 2006)

Perfil del Ingeniero:

“Profesional con conocimientos científicos y tecnológicos ligados a una capacidad


práctica para desarrollar soluciones creativas y viables. Con actitud innovadora,
creativa y de liderazgo para anticipar y promover el cambio tecnológico. Con
habilidades gerenciales y empresariales, especialmente en la dirección estratégica
de las organizaciones, gestión tecnológica, creación de empresa, formación de
capital humano, trabajo en grupos y redes de innovación y gerencia de proyectos
de innovación. Con ética política y responsabilidad social: conciencia y
86

compromiso con el desarrollo humano, de la comunidad, la región y la sociedad


en general.” (Bernal, Campo E y Álvaro Morales - COLCIENCIAS)

Podríamos concluir entonces que las competencias básicas, profesionales y laborales


del Ingeniero Agrónomo tienen que ver especialmente con su saber aprender
permanentemente (competencia cognitiva); saber conocer, analizar, evaluar e
interpretar el contexto científico, tecnológico, social, cultural, ambiental y político en que
se desenvuelve en escenarios presentes y futuros (competencia contextualizadora);
saber identificar, proponer e implementar soluciones disciplinarias o multidisciplinarias a
la problemática de la agricultura (competencia gestora; carácter ingenieril de la
profesión), y saber actuar adecuadamente ante situaciones de incertidumbre y conflicto
u oposición inteligente (competencia estratégica).

Lo arriba mencionado plantea para la profesión un reto de enormes exigencias y


demanda una muy sólida formación, indispensable para un adecuado desempeño. Las
áreas básicas de la ciencia cumplen un papel fundamental. La química por ejemplo,
como ciencia de la microfísica y la microbiología (biología molecular), es un área que no
solamente aporta conocimiento en estos temas, sino que debe formar al profesional en
la interpretación de fenómenos complejos, procesos dinámicos y multidimensionales,
propios tanto de las ciencias biológicas y físicas, como también de las económicas y
sociológicas. El aporte de la matemática, amplio en la formación de una mente analítica
y simbólica, es invaluable en la formación de competencias interpretativas,
argumentativas, comunicativas y propositivas. Es mucho más que un área útil para el
diseño o evaluación de equipos o procesos determinísticos, pues un enfoque heurístico
integral (inventor) debe conducirlo a las dimensiones sociales y culturales de su
quehacer.

En la formación básica del Ingeniero Agrónomo merece un lugar privilegiado la


formación humanística, especialmente en áreas de la sociología y la antropología, la
formación investigativa (competencia indagativa) y la formación en lecto-escritura como
condición básica para la comunicación. “Los procesos lectores y escriturales
constituyen lógicas y competencias mas allá de la simple codificación y decodificación y
supone estructuras complejas de pensamiento y construcción intelectual.” (Bravo
Salinas, 2002)

La interiorización de las competencias básicas redunda en competencias como la


contextualizadora y la gestora. La primera se caracteriza porque su conquista capacita
al individuo para actuar y utilizar el conocimiento en contexto. Es un contexto social,
cultural, histórico, económico, político, ambiental, académico y disciplinar que tiene
unas dimensiones espaciales pero también temporales; de acuerdo con el ICFES se
vuelve muy importante asumir una función prospectiva y anticipatoria, dirigiendo el
análisis crítico a los escenarios de futuro y a la formulación de propuestas de desarrollo.
En pocas palabras, se trata de saberse ubicar. La contextualización es requisito
indispensable para actuar en consecuencia con las condiciones históricas de una
realidad y con la realidad misma, y de esta manera podemos afirmar que la
competencia contextualizadora hace posible desarrollar las competencias básicas.
87

Un conjunto de habilidades que adquiere un individuo y que le permiten actuar con


eficacia en un contexto determinado, proponiendo y buscando resultados, se puede
llamar competencia gestora. Se trata de saber lograr. En el ámbito del desarrollo rural,
la conquista de dicha competencia se vuelve primordial: formar un individuo capaz de
identificar y formular exitosamente todo tipo de proyectos, de crear empresa, de idear
proyectos investigativos, productivos, tecnológicos, económicos, sociales y políticos que
puedan ser presentados como alternativas en los territorios rurales. En otras palabras,
formar para el desarrollo de competencias gestoras es formar un individuo capaz de
desencadenar procesos de transformación con la comunidad académica, productiva y
profesional a la que pertenece.

La Ingeniería Agronómica, a diferencia de otras especialidades de la Ingeniería, debe


abordar, además, problemas y contextos donde hacen presencia en forma muy
frecuente la incertidumbre y el conflicto de intereses. Esto hace necesario desarrollar el
pensamiento y la gestión estratégicos (competencia estratégica). Es una forma de
pensar y de actuar prospectiva y retrospectiva, sistémica y contextual, capaz de
interpretar y valorar situaciones, y proponer e implementar soluciones dentro de una
realidad interdependiente, donde la naturaleza biológica y la naturaleza humana por sus
características propias, incorporan a dicha realidad mayor complejidad, oposición e
incertidumbre. Una competencia que es resultado de competencia cognitiva,
contextualizadora y gestora. (Parra, 2003).

Reflexiones Finales

Tres características del pensamiento estratégico valen la pena de ser consideradas


también en la formación del individuo: capacidad de cambio, innovación e
improvisación.

Muy importante es la percepción que se tenga del cambio al estar tal concepto ligado
por definición al desarrollo, entendido éste como evolución, como crecimiento más
diferenciación. Hay quienes perciben el cambio como una amenaza. Sus reacciones
son de temor, angustia, sensación de desesperación y congoja que los conduce a tener
un comportamiento de lucha en contra del cambio. Otros lo perciben como algo que
está fuera de su alcance, y su respuesta es esperar a que alguien actúe en su nombre.
Muchos esperan que sea el gobierno, por ejemplo, quien plantee e implemente
soluciones. Sin embargo la experiencia muestra que los políticos se inclinan por
soluciones que se logren en el corto plazo, que no son frecuentemente soluciones
estructurales o trascendentes. Pero hay también quienes ven el cambio como un
desafió. Es ésta la visión del estratega.

Detrás de la búsqueda del cambio hay una actitud, estratégica también: actitud
innovadora. La innovación puede ser concebida como la puesta en práctica de una idea
nueva dentro de una cultura. Cuanto más radical sea esa idea, más traumático y
profundo tenderá a ser su impacto. La innovación es algo que es necesario introducir
desde el aprendizaje del proceso estratégico. Una mentalidad innovadora, producirá un
liderazgo menos interesado en la formulación e implementación de las estrategias, que
88

en el manejo de un proceso mediante el cual las estrategias parecen conformarse casi


por sí solas. Muchos llegan incluso a proponer que para lograr tener capacidad
innovadora, se dependa poco o nada de la planeación; a esto se ha llamado
adhocracia (del latín Ad Hoc), y se interpreta como la posibilidad de improvisar.

Mmnzberg y Quinn (1997) sugieren que la combinación de la planeación estratégica


flexible, con una adhocracia conscientemente estructurada, produce mejores
resultados. El control mediante resultados estandarizados no promueve la innovación.

El trabajo en los proyectos innovadores es particularmente difícil de controlar, aspecto


éste que sólo se resuelve teniendo claros la razón de ser y el objetivo de los mismos. A
cambio se obtendrá que las estrategias surjan variadas y silvestres como yerbas en el
bosque y no cultivadas como tomates en invernadero. Al surgir de esta manera,
además, serán apropiadas e institucionalizadas eficientemente. Administrar este
proceso significa no preconcebir tanto, sino más bien reconocer el surgimiento de las
estrategias e intervenir cuando sea apropiado. Esta es una enorme virtud del estratega.

A muchas personas, especialmente a las creativas, les desagrada tanto la rigidez


estructural como la concentración de poder: esto las deja solas ante la perspectiva de
una configuración: la innovadora. La adhocracia es la única estructura para las
personas que creen en mayor democracia y menor burocracia.

Pero por otra parte otras muchas personas necesitan de orden: prefieren las
organizaciones tipo máquina. Ven la adhocracia como un lugar agradable para visitar,
mas no como un lugar para llevar a cabo un proyecto. Se ven frustradas con la poca
fluidez, la confusión y la ambigüedad de la estructura; se presenta ansiedad en relación
a la terminación del proyecto, confusión en cuanto a quién es el jefe, falta de claridad en
cuanto a la definición del trabajo y las líneas de comunicación.

Verdaderamente no es una forma eficiente de trabajar; no es competente para hacer


cosas ordinarias. Esta diseñada para lo extraordinario. Logrando eficiencia a través de
la estandarización, la adhocracia es productora sobre pedido, incapaz de estandarizar
y, por lo mismo, de ser eficiente. Logra su efectividad (innovación) sacrificando la
eficiencia, sobre todo en el uso del tiempo. En la organización innovadora cada uno
está obligado a intervenir; ésta es una influencia que se justifica.

La solución para el problema de la ambigüedad y la ineficiencia, será innovar


nuevamente hacia una organización ordenada. Tal transición por supuesto no es la más
apropiada. No se debe olvidar que la razón de ser del modelo consiste en resolver
problemas con imaginación, no mediante la aplicación de normas en forma
indiscriminada: la sociedad tiene más productores en serie de los que necesita. Para el
cambio se necesitan planificadores con mentalidad innovadora e improvisadores
estratégicos. Para lograrlo es necesario comenzar por organizar las ideas, y la
propuesta y la planeación estratégica es una buena herramienta.
89

5- PEDAGOGÍA
Y DIDÁCTICA
EN LA FORMACIÓN
POR COMPETENCIAS

5-1 PROYECTO EDUCATIVO INSTITUCIONAL: ELEMENTOS CONCEPTUALES

Tal como lo proponían Kant, Rousseau y Hegel, de la educación se espera la


“formación” de los hombres, como un proceso que conduzca a niveles superiores de
autonomía y racionalidad. Esta concepción reconoce que el hombre se desarrolla, se
forma y se humaniza no por un moldeamiento exterior, sino como enriquecimiento que
90

se produce desde el interior mismo del sujeto; como un despliegue libre y expresivo que
se va forjando en el cultivo de la razón y de la sensibilidad, en contacto con la cultura
propia y universal, la filosofía, las ciencias, la política, el arte y el lenguaje, entre otros
saberes. En este contexto, formar a un individuo es ayudarlo a promoverse para que
asuma la dirección racional de su vida.

La universidad como parte del sistema educativo tiene como misión la formación de
profesionales, quienes mas allá del ámbito laboral deben asumir responsabilidades
sociales propias de su nivel educativo. Se espera entonces que esa formación
trascienda lo puramente técnico y científico y alcance dimensiones actitudinales,
axiológicas y comportamentales propias.

El Proyecto Educativo de una Institución (PEI) de formación superior debe incluir


entonces, además de la apuesta sobre el perfil del profesional que se compromete a
formar, una concepción educativa, pedagógica y didáctica que le sirva de carta de
navegación para lograrlo. Así podríamos hablar, como lo hace Zabalza (2003), de

“[…] un currículo con visión de conjunto sobre el proceso formativo y que


considera los aspectos visibles y no visibles de un plan de estudios. Si bien el
proyecto institucional es un cruce de visiones y posiciones ideológicas, debe ser
un gran acuerdo de la comunidad académica concernida. La propuesta formativa
de cada asignatura no puede constituir una unidad curricular sino que forma parte
de la propuesta formativa institucional.”

En la Ley General de Educación se establece que

“Con el fin de lograr la formación integral del educando, cada establecimiento


educativo deberá elaborar y poner en práctica un Proyecto Educativo Institucional
en el que se especifican entre otros aspectos los principios, los fines, los recursos
docentes y didácticos disponibles y necesarios, la estrategia pedagógica, el
reglamento de los docentes y estudiantes y el sistema de gestión de una
Institución Educativa.”

El PEI es el Plan de Desarrollo de una Institución Educativa, cuyo propósito


fundamental es mejorar la calidad de la educación que ofrece en particular dicho
establecimiento educativo en función de las necesidades e intereses de la sociedad,
que integra en una unidad de sentido y coherencia, todas las acciones dentro y fuera de
las aulas. El PEI, como todo Plan de Desarrollo, también cuenta con su respectivo Plan
Operativo, en el cual se señalan las estrategias, metas y responsables de cada una de
las actividades que lo conforman.

El PEI se enmarca dentro un conjunto de conocimientos dirigidos a lograr cambios


conductuales positivos en docentes y estudiantes, condensados en una propuesta
educativa y pedagógica pensada desde la realidad particular en la que se aplica, pero
fundamentada en el saber acumulado por todas las ciencias relacionadas con el
desarrollo del ser humano.
91

5.1.1 EDUCACIÓN

A través de la historia de la educación se pueden identificar varios modelos educativos,


de los cuales destacamos:

Educación que hace énfasis en los contenidos

Para este modelo, la educación consiste en transmitir conocimientos y valores de una


generación a otra. Los programas escolares hacen énfasis en una cultura universal y no
regional o local; por eso son los mismos para todas las regiones y localidades, y
promueven poco la creatividad de la comunidad educativa. El educador transmite
conocimientos a la mente del educando. El maestro es quien sabe, quien tiene la
palabra y escoge los contenidos a desarrollar. El alumno tiende a ser pasivo. Lo que se
enseña en las aulas generalmente poco considera la realidad del contexto que viven los
estudiantes. Las relaciones de autoridad son verticales, de arriba hacia abajo. Las
formas de trabajo grupal son mínimas. Se premia la memorización. Se evalúa con el
indicador: el alumno sabe la lección.

Educación que hace énfasis en los efectos

Intenta acondicionar al estudiante para que adopte conductas o ideas previas e


intencionalmente formuladas por el planificador, que es quien determina lo que el
educando debe hacer y pensar. Postula como objetivo el cambio de actitudes. Se
fundamenta en técnicas de aprendizaje. El maestro define al alumno las metas que
debe alcanzar y le hace seguimiento. El modelo da importancia a la motivación. Los
programas hacen énfasis en una cultura universal traducida en comportamientos
deseables a través de objetivos conductuales y actitudinales que definen los
planificadores y los maestros. El maestro es quien sabe, quien disciplina y define los
comportamientos buenos y malos de los alumnos.

La evaluación es un instrumento de verificación y control para ajustar los próximos


objetivos. Se hace énfasis en el trabajo individual, minimizando las formas grupales de
trabajo. Premia la memorización y valora la capacidad del alumno para seguir
indicaciones. Este modelo tiende a habituar al alumno a la pasividad, pues poco
desarrolla su propia capacidad de razonar. El educando se acostumbra a ser guiado por
otros. Poco contribuye al desarrollo de la creatividad y de la conciencia crítica. Poco se
involucra con el contexto.

Educación que hace énfasis en el proceso

Este tipo de educación fue llamado por Freire “Educación liberadora” o


“Transformadora“. Busca formar (no sólo informar) a las personas y llevarlas a
transformar su realidad. No se preocupa tanto de los contenidos ni de los efectos en
términos de comportamiento, sino de la interacción dialéctica entre las personas y su
realidad. La finalidad de este modelo es que el sujeto razone, y que ese razonar lo lleve
a transformar su realidad.
92

A diferencia de los otros dos modelos, se reconoce que el alumno tiene su cultura
familiar, local y regional, y reconoce ese poder en el alumno. Con su actitud el maestro
hace que ese mismo poder se libere en forma de creatividad. Como resultado el
maestro también aprende. Hay menos protagonismo presencial del maestro y más
participación, reflexión y actividad por parte del alumno. Se usan las experiencias de los
alumnos como parte del entorno didáctico.

Lo que plantea este modelo no es una educación individual, sino grupal, colectiva,
comunitaria. Nadie se educa solo, sino a través de la experiencia compartida, de la
interrelación con los demás.
Este tipo de educación centrada en el proceso exalta los valores comunitarios, la
solidaridad, la cooperación, exalta así mismo la creatividad, el valor y la capacidad
potencial de todo individuo.

El principal protagonista no es el profesor, sino el grupo educando. El profesor es un


facilitador. Para hablar de la calidad de la educación se necesita al menos una doble
condición: que la actividad educativa esté permeada por la teoría pedagógica con su
diversidad conceptual, y que los educadores estén formados verdaderamente y con
profundidad en pedagogía, así como en permanente actualización y perfeccionamiento,
dado el carácter complejo de los procesos educativos.

Un instrumento que permite el desarrollo del proceso es el proyecto, que debe


responder a una previa problematización, a una necesidad que el grupo y el individuo
sienten, a unas preguntas (problemas de investigación) que se formulan, a una
búsqueda, a una inquietud.

La educación en este contexto no niega la naturaleza del estudiante, sino que a partir
de ella y teniendo en cuenta sus necesidades, motivación e interés, y promoviendo el
despliegue natural de sus propios talentos, diseña un ambiente para influenciar la
estructura cognitiva y por ende su comportamiento. El educando de una manera
consciente construye sus propias herramientas conceptuales al lado del maestro y
dentro del entorno educativo. El hombre se educa permanentemente en todos los
contextos en que interactúa. La educabilidad se da mediante el acompañamiento del
educador al educando, en donde cada uno construye y perfecciona su proyecto de vida.

5.1.2 PEDAGOGÍA

La pedagogía como ciencia descriptiva estudia el proceso educativo tal como se da en


la realidad, investigando las condiciones en que se presenta la educación. Como
ciencia normativa compendia y da elementos para la acción educativa, propone cómo
debe orientarse la educación a partir del conocimiento de los ideales, fines, objetivos,
métodos y organización de la educación, e indicando el modo como se ha de realizar la
tarea educativa.
93

La pedagogía como la reflexión metódica al servicio de la Educación, prepara para la


acción, guía la conducta de los educadores e ilumina sus prácticas. No da
procedimientos o recetas, sino que induce a tomar conciencia de las prácticas
escolares, que es donde se concreta la relación entre maestros y alumnos como
cogestores del proceso educativo.

La pedagogía reflexiona sobre los “cómo”, los “por qué” y los “hacia dónde” de la
educación, orientando la labor del educador. El punto de mira de la pedagogía es una
concepción determinada del hombre.

De acuerdo con Rafael Flores (1994) existen cinco criterios para distinguir una teoría
pedagógica de otra que no lo es:

1) Define el concepto de hombre que se pretende formar, o meta esencial de formación


humana.
2) Caracteriza el proceso de formación del hombre, en el desarrollo de aquellas
dimensiones constitutivas de la formación en su dinámica y secuencia.
3) Describe el tipo de experiencias educativas que se privilegian para afianzar e
impulsar el proceso de desarrollo.
4) Describe las regulaciones que permiten enmarcar y cualificar las interacciones entre
el educando y el educador en la perspectiva del logro de las metas de formación.
5) Describe y prescribe métodos y técnicas, utilizables en la práctica educativa como
modelos de acción eficaces.

De igual manera Flores plantea unos “sentidos pedagógicos” imprescindibles en la


moderna pedagogía.

- “La primera matriz de la formación humana es el afecto materno, cuyo suplemento y


relevo posterior es la comprensión afectuosa del maestro.” La afectividad consciente o
inconsciente, la motivación, el interés, la buena disposición, el deseo, son variaciones
pedagógicas sobre el mismo eje conceptual que integra lo cognitivo con lo afectivo.

- “Ninguna experiencia educativa tendrá éxito en la formación si niega las necesidades


e intereses o la participación libre, experiencial y espontánea del educando.”

- Con base en su propia actividad consciente el educando construye sus propias


herramientas conceptuales y su propio aprendizaje.

- Al lado del maestro el educando eleva su potencial de desarrollo en la medida en que


el maestro le muestra posibilidades de acción y horizontes de interrogación.

Se habla de pedagogía cuando se reflexiona sobre la educación; cuando “el saber


educar” se convierte en una competencia; cuando se sistematiza ese saber, sus
métodos, sus procedimientos y objetivos. La pedagogía en su significado más amplio se
refiere al saber sobre la educación como proceso de socialización, y sus orígenes se
remontan a la antigua Grecia.
94

Algunos aportes importantes a la pedagogía son:

SÓCRATES: Su lema es “ayudar a la gente a obtener su propio conocimiento”.


Conduce al estudiante al conocimiento de las cosas recurriendo a la inducción. Busca
los conceptos en la razón del individuo. Reconoce que la educación se obtiene más por
la actitud y el trabajo del alumno. El profesor no es más que un facilitador.

ARISTÓTELES: su sistema pedagógico fue la explicación magistral, alternada con la


observación y experimentación por parte de los alumnos. Considera tres formas de
conocer en el hombre: la Inteligencia conoce los principios en que se fundamentan las
cosas; la Ciencia es el conocimiento por sus ultimas causas; la Experiencia es el
conocimiento de lo concreto en sus características individuales. Aboga por una
educación integral.

DESCARTES: su sistema pedagógico se basó en la duda total o parcial hasta tanto la


razón en su discurrir permita obtener la evidencia. Basa el conocimiento en la razón
(reflexión) y la experiencia: “Porque me parecía que podía encontrar la verdad en los
razonamientos que cada uno hace a propósito de los asuntos que le importan… las
experiencias son tanto o más necesarias cuanto más se ha avanzado en el
conocimiento”

JUAN AMOS COMENIUS: su sistema pedagógico se basó en que se debe partir de lo


concreto, para llegar a lo más lejano, lo más abstracto; primero el ejemplo, luego la
regla.

JUAN JACOBO ROUSSEAU: la educación debe respetar las potencialidades del


educando motivadas por la propia naturaleza. Dejar que la naturaleza del alumno obre
por sí sola.

EMMANUEL KANT: la educación es el proceso que el hombre sigue para lograr


autodeterminarse en forma autónoma. Educación es igual a la conquista de autonomía,
de juicio para una libre conciencia moral. La instrucción debe conducir a la reflexión, a
pensar, no simplemente a proporcionar contenidos.

JUAN ENRIQUE PESTALOZZI: se aprende a hacer, haciendo. Acepta que cada quien
tiene su propia modalidad pedagógica. Para cada situación hay una metodología que es
necesario investigar.

JEAN PIAGET: representa el movimiento de la escuela activa y de la educación nueva,


producto de sus investigaciones sicológicas. La educación debe partir del desarrollo de
la vida anímica. Educar es adaptar al niño al medio social adulto transformando su
constitución sicobiológica, a través de una función de adaptación en la que el alumno
desempeña el papel principal.

OVIDIO DECROLY: el niño recibe el todo antes que las partes, y éstas sólo tienen
sentido en función de una totalidad o estructura. Rompe con la separación tradicional
en materias de estudio, y crea los “centros de interés”, basados en las necesidades del
95

individuo. Convierte la clase en taller y propende por que los alumnos puedan observar
y estudiar la naturaleza interactuando con el contexto.

FREIRE: “Es en sus relaciones dialécticas con la realidad, que concebimos a la


educación, como un proceso de constante liberación del hombre. Educación que, por
esto mismo, no acepta, ni al hombre aislado del mundo -creándolo en su conciencia-, ni
tampoco al mundo sin el hombre, incapaz de transformarlo”

HABERMAS: teoría de la Acción Comunicativa: la educación es una acción que se da


entre humanos y que busca, mediante el encuentro dialógico, el entendimiento mutuo
para favorecer el crecimiento de quienes entran en la relación que con ella se
constituye.

MORIN: la educación debe explorar una propuesta que vincule y afronte la


incertidumbre, que reemplace la causalidad unilateral y unidireccional por una
causalidad en bucle y multireferencial, que promueva el desarrollo del pensamiento
complejo.

MOCKUS: la educación se entiende como un proceso que toma conocimientos de


manera selectiva y jerarquizada de un contexto para llevarlo a otro; así el papel del
docente universitario está inscrito en la noción de anfibio cultural.

5.1.3 DIDÁCTICA Y ENSEÑANZA

La didáctica se define como una disciplina de carácter práctico y normativo que tiene
por objeto especifico la técnica de la enseñanza, esto es, la técnica de incentivar y
orientar eficazmente a los alumnos en su aprendizaje. En relación con su contenido se
define como el conjunto sistemático de principios, normas, recursos, estrategias y
procedimientos específicos que todo profesor debe conocer y saber aplicar para
orientar a los alumnos en el aprendizaje teniendo en cuenta los objetivos educativos y
pedagógicos de su curso.

La didáctica no es una disciplina autónoma e independiente, porque para determinar


cuál es la técnica más recomendable de enseñanza utiliza algunas ramas de la
pedagogía como los principios, las normas y las condiciones de la filosofía de la ciencia,
los descubrimientos y conclusiones de las ciencias educativas, la experimentación y las
prácticas de la enseñanza moderna; también los criterios y los avances de la
investigación pedagógica. Así, los objetivos de la didáctica dependen de los fines de la
educación y de la pedagogía que se privilegie. La didáctica es entonces el arte de
enseñar. La didáctica no pretende ofrecer recetas al docente, sino propiciar su reflexión
sobre la actividad escolar que realiza dentro de la realidad social e institucional.

La enseñanza o instrucción representa un aspecto específico de la práctica educativa


.Mientras que la educación se refiere al hombre como un todo, y su práctica se diluye
en la sociedad en su conjunto, la enseñanza como práctica social específica supone,
96

por un lado, la institucionalización del quehacer educativo, y por otro, su sistematización


y organización alrededor de procesos intencionales de enseñanza - aprendizaje.

La enseñanza, como proceso sistemático e institucional, es una expresión de la


especialización creciente de las funciones de la sociedad, mediante la cual se recogen
los saberes acumulados a través de la historia del hombre; se organiza en unos
tiempos (calendario escolar e intensidad horaria) y en unos espacios; al interior de de la
institución se planifica y socializa el saber en parcelas de contenido.

Así, enseñar no es otra cosa que ordenar el ámbito pedagógico y didáctico, con miras a
propiciar unas experiencias de aprendizaje en las que el profesor acompaña a sus
alumnos. Puesto que ese ordenamiento se deriva de las concepciones epistemológicas,
(concepción de ciencia y tecnología), pedagógicas y didácticas de los educadores, la
enseñanza tiene diferentes modalidades o formas de ser, de acuerdo a las
concepciones articuladas que hayan elaborado los profesores.

La enseñanza es un momento específico importante, aunque no único, del proceso


educativo; la didáctica es también un componente importante, tampoco único, de la
pedagogía, que responde a la pregunta “cómo enseñar”. Para saber cómo se enseña,
hay que saber cómo se aprende, por lo tanto la didáctica debe apoyarse en la
psicología del aprendizaje. El horizonte de la didáctica debe ser la pedagogía, así como
el horizonte de la pedagogía debe ser una concepción determinada de hombre.

5.1.4 APRENDIZAJE
La educación que hace énfasis en el proceso, enfatiza también en el aprendizaje, por
concepción y como estrategia para el desarrollo de la autonomía.

Van der Veen citado por Colis (2001) desarrolla una teoría sobre el aprendizaje, la cual
plantea que para entender el proceso en un contexto complejo y dinámico, se deben
distinguir tres tipos de aprendizaje: el aprendizaje reproductivo, el aprendizaje
comunicativo y el aprendizaje transformativo

El aprendizaje reproductivo puede ser visto como la forma más tradicional de


aprendizaje. Tres teorías en particular explican el aprendizaje reproductivo: el
aprendizaje social, el conductismo y el cognoscitivismo.

La más importante formulación de la teoría del aprendizaje social es que aprendemos


imitando a otros. El individuo interactúa, evalúa, observa y trata de mejorar la manera
de hacer las cosas. Ésta, que es una combinación de imitación y negociación, es la
forma dominante de todo el aprendizaje humano. Es lo que sucedería entre un
productor y su hijo, quien está aprendiendo en el trabajo mediante la simple
observación e imitación.

El conductismo define el aprendizaje como un cambio hacia un comportamiento abierto


y visible. La teoría también asume que el aprendizaje comienza con las necesidades
particulares, tal como la necesidad de comida o la necesidad de respeto. La necesidad
97

es vista como un estímulo para el aprendizaje. El individuo que aprende responde a esa
necesidad, experimentando con el comportamiento que puede suplir la necesidad.
Cualquier respuesta que más o menos colme la necesidad, refuerza una respuesta
particular. El reforzamiento probablemente lleve a la repetición y a adquirir un
comportamiento exitoso, de tal forma que el aprendizaje suceda. Esta forma de
aprendizaje por ensayo y error es común en escenarios agrícolas y rurales.

El cognoscitivismo, al ser opuesto al conductismo, mira el aprendizaje no como un


cambio en el comportamiento sino como el mejoramiento de los procesos mentales
particulares, tales como la observación, la memoria y la vinculación de hechos. Para
Van der Veen mientras que el conductismo evita pensar en la mente, tratándola como
una caja negra, el cognoscitivismo está precisamente interesado en lo que sucede
dentro de la caja negra. El aprendizaje reproductivo es, en general, útil cuando se
conocen las respuestas y cuando se pueden transmitir habilidades e información claras
respecto de los problemas que se han anticipado.

Cuando las situaciones se convierten en algo muy complejo y dinámico, Van der Veen
plantea que el aprendizaje debe cambiar de un estilo reproductivo a uno comunicativo.
El aprendizaje comunicativo se vuelve importante en situaciones en las cuales no es
claro que exista conocimiento disponible acerca del mundo o la mejor solución para un
problema. Esto no significa que el aprendizaje reproductivo no sea importante, sino que
un nuevo elemento es adicionado. El aprendizaje comunicativo significa construir con
otros un entendimiento subjetivo e interrelacionado sobre la materia. El aprendizaje
comunicativo es también llamado constructivismo social, y juega un papel importante en
el desarrollo del pensamiento estratégico y en general en el desarrollo de
competencias.

La idea de aprendizaje comunicativo asume que los grupos pueden aprender a través
de la reflexión y la comunicación. Los grupos son usualmente capaces de decisiones
más inteligentes que las adoptadas por los individuos, y frecuentemente pueden
también motivar a los individuos a aprender. En particular, el grupo puede reconocer y
rechazar situaciones incorrectas y tener una memoria más precisa de los hechos y
eventos que los individuos. Pero esto no ocurre siempre y depende mucho del
facilitador. Existe una tendencia en los grupos para oprimir el pensamiento crítico. Este
fenómeno ha sido descrito en la literatura como “pensamiento grupal”, y ocurre cuando,
por ejemplo, en un grupo convencido de las bondades de la agricultura orgánica,
alguien que tiene dudas por no observar los resultados esperados no las expresa
porque todos han caído como grupo en la idea de que ese tipo de agricultura es buena
per se. El productor que desafía la situación es reprendido por los demás por atreverse
a dudar. Tal inhibición del pensamiento crítico puede ser causada por una variedad de
factores, incluyendo un liderazgo que no permite discusiones grupales abiertas y
críticas. Así, los beneficios del aprendizaje cognoscitivo en grupo se materializan
solamente bajo el liderazgo del facilitador que estima y estimula el pensamiento abierto
y crítico.

Una segunda limitación de la competencia cognoscitiva de los grupos, tiene que ver con
las características opuestas de aprendizaje. Aun cuando un facilitador capaz logra
98

estimular el pensamiento divergente, el grupo depende de sus miembros más


inteligentes para el proceso de acuerdo subsiguiente. El aprendizaje cognoscitivo
requiere la competencia para revisar y supervisar todos los hechos y argumentos
divergentes en una nueva síntesis convergente.

A pesar de estas limitaciones, últimamente se ha profundizado en el aprendizaje


comunicativo como un área crítica de la innovación metodológica, dado que ofrece
oportunidades para explorar problemas (como el de la sostenibilidad) en los cuales las
preguntas no son necesariamente conocidas, y cuyo surgimiento puede depender de la
propuesta individual y el consenso colectivo.

No obstante, los individuos necesitan asumir grandes responsabilidades, sin el tiempo o


la oportunidad de participar en procesos extensivos de aprendizaje comunicativo. La
teoría básica del aprendizaje transformativo es que el aprendizaje no se detiene con la
adolescencia, y que la edad adulta es el tiempo para revalorar nuestra concepción de
los años formativos, que frecuentemente resultan en visiones distorsionadas de la
realidad. Esto puede ser un proceso lento, en la medida en que gradualmente
cambiamos los puntos de vista del mundo que nos rodea y de nosotros mismos, dando
una nueva dirección a nuestras vidas. Tales transformaciones de nuestras perspectivas
también ocurren frecuentemente en forma sorpresiva, en respuesta a un dilema
desorientador impuesto internamente, tal como una crisis familiar o un cambio de
trabajo. Es así como los dilemas que todos vivimos se convierten en un agente
catalizador que precipita una reflexión crítica y en perspectiva.

Esta forma de aprendizaje asume un carácter personal, como para el caso del
productor mencionado arriba que está mejorando su habilidad para manejar hechos y
argumentos divergentes y reorganizándolos en nuevos conceptos convergentes.

Para Van der Veen el aprendizaje se refiere, en definitiva, a inculcar hábitos de reflexión
y pensamiento crítico en los estudiantes, con el fin de que continúen con el aprendizaje
transformativo por su cuenta después de la experiencia grupal. Ser capaz de guiar este
profundo proceso de reflexión demanda mucho del facilitador.

5.2 DESARROLLO DE LAS COMPETENCIAS

Dado que el hombre aprende de muy distintas maneras, parecería entonces que un
buen enfoque pedagógico y didáctico es un eclecticismo integrador que considera todo
aprendizaje como aporte al conocimiento conceptual y experiencial. De esta manera lo
entiende la pedagogía de las competencias.

“El proceso de formación de los profesionales, como todos los procesos que
involucran al hombre, es complejo, multidimensional y como realidad objetiva no
puede interpretarse desde una sola dimensión; por el contrario se tiene que
interpretar dialéctica y multidimencionalmente nutriéndose de la diversidad. La
99

formación de competencias relaciona los conceptos de competencia e


interdisciplinariedad, asumiendo la segunda como el enfoque adecuado para la
construcción y formación de competencias” (Caicedo, 2001).

El autor justifica su afirmación con su propia definición de competencia: capacidad de


acción e interacción sobre el medio natural, físico y social. Capacidad de acción e
interacción efectiva, eficaz y eficiente en el enfrentamiento a la solución de problemas,
en la realización de las propias metas, en la creación de productos pertinentes a
necesidades sociales y en la generación de consensos.

En la Universidad el desarrollo de competencias tiene una gran posibilidad, alrededor


del trabajo docente adecuadamente orientado con las prácticas pedagógicas mas
pertinentes y que promuevan los distintos tipos de aprendizaje; pero es particularmente
potencial el saldo pedagógico del trabajo investigativo y de extensión universitaria.

Una vez definidas las competencias globales a lograr, plasmadas en el perfil


profesional, es necesario que la institución educativa acuerde el proyecto pedagógico a
seguir. Ese proyecto incluirá las unidades y componentes de competencia que
conducirán al logro, y que a su vez estarán plasmados en los objetivos de los cursos y
de las actividades extracurriculares previstas; también se definirán los contenidos más
pertinentes y las estrategias didácticas mas apropiadas. Reiteramos que la educación
por competencias es un proceso social fundamentalmente antropocéntrico, en el que el
individuo que se forma es a la vez sujeto y protagonista del proceso, en el que tanto él
como el maestro y la institución, como un todo, tienen responsabilidades compartidas y
complementarias.

Analizaremos algunos elementos y prácticas pedagógicas que ayudan al desarrollo de


las competencias profesionales:

5.2.1 LA PRÁCTICA

En un currículo orientado a la formación de competencias no debería hablarse de


asignaturas teóricas y teórico-prácticas. Todas deberán tener este último carácter. Si los
objetivos están orientados al desarrollo de un saber ser y un saber hacer, sólo la
práctica podrá lograrlo, así estemos hablando de saber hacer intelectual o físico. Saber
interpretar, saber planificar, saber decidir son saberes que sólo se desarrollan
efectivamente si hay práctica, al igual que si estamos buscando el saber manipular
equipos, por ejemplo. Esta es una acepción del concepto y hace referencia al desarrollo
de destreza intelectual y/o motora. Pero podría haber otros.

Componente empírico del aprendizaje: el método científico concede al contacto físico


con la realidad un espacio importante en el proceso. La observación del fenómeno
como fase inicial cumple un papel central en la aproximación al conocimiento. De la
misma manera, la comprobación o búsqueda de la evidencia se soporta en la
confiabilidad sensorial tangible. Para los pedagogos constructivistas y los materialistas
100

dialécticos, el aprendizaje es un proceso inductivo en el que cada individuo interpreta y


abstrae mediante su observación sensorial y raciocinio. Para Mao:

“[…]el conocimiento del hombre queda confirmado sólo cuando éste logra los
resultados esperados en el proceso de la práctica social: producción material, lucha de
clases o experimentos científicos. Lo sensorial y lo racional son cualitativamente
diferentes, sin embargo uno y otro no están desligados, sino unidos sobre la base de la
práctica. Quien quiera comprender una cosa, no podrá conseguirlo sin entrar en
contacto con ella, es decir sin vivir (practicar) en el mismo medio de esa cosa. Los
conocimientos de una persona los constituyen sólo dos sectores: uno proviene de la
experiencia directa y otro de la experiencia indirecta; pero lo que para mí es experiencia
indirecta, es experiencia directa para otros. Por lo tanto, considerados en su conjunto,
los conocimientos sean del tipo que fueren, no pueden separarse de la experiencia
directa. Si quieres conocer tienes que participar en la práctica transformadora de la
realidad.” (Mao.1972)
En este contexto podemos hablar también de la práctica contextualizadora: la inmersión
en la realidad para interpretar, para analizar sistémicamente un fenómeno o un proceso,
para desarrollar criterio con el cual poder hacer juicios de valor sobre esa realidad o
para evaluar la pertinencia o la viabilidad de una propuesta cualquiera.

La eterna discusión sobre el aprender a hacer y el aprender haciendo, modelo que para
algunos pareciera estar restringido a la formación técnica, toma un sentido más amplio
cuando hablamos de práctica para el desarrollo de competencias intelectuales.

Distintos cursos que preparan a un profesional de la agronomía desarrollan actividades


denominadas “práctica”. Al hablar de competencias es necesario clasificar dichas
actividades, examinar la conveniencia de cada una para el logro de los propósitos de
una asignatura:

 Práctica para desarrollar habilidades intelectuales: argumentar,


proponer, interpretar, valorar.
 Práctica para aprender a contextualizarse: en lo social, lo político, lo
económico, lo ambiental, lo tecnológico.
 Práctica sensibilizadora: contacto con la realidad para promover la
motivación.
 Práctica para desarrollar método, hábitos, disciplina, valores, actitudes.
 Práctica para desarrollar capacidades gestoras y emprendedoras: diseño,
planificación, prospección, visión sistémica, visión procesal, trabajo en
equipo, capacidad estratégica…
 Práctica de constatación.
 Práctica para desarrollar habilidades motoras.

Instrumentos didácticos que ayudan a la práctica hay muchos y muy diversos: talleres
en el aula, seminario investigativo (seminario alemán), prácticas de laboratorio,
ejercicios de planificación y diseño (“proyectos”), debates, ponencias, ensayos,
101

participación en eventos, estudios de caso, giras, seguimiento a productores, visitas de


campo, ejercicios de producción, ejercicios para la solución de problemas, ejercicios
para la formulación de problemas en contexto, pasantías tutoradas, etc., son ejemplos
de actividades curriculares que forman parte del menú didáctico. Nos detendremos en
dos:

La práctica investigativa contextualizada

La ciencia hace relación a los conocimientos resultantes de un proceso de investigación


como un conjunto de teorías y principios dirigidos hacia un determinado fin en relación
con un conocimiento verificable sobre los hechos que nos rodean. La ciencia es una de
las formas que tiene el hombre para conocer el mundo, buscando las leyes generales
que rigen los diferentes fenómenos, con miras a su mejor aprovechamiento para la
satisfacción de sus necesidades biológicas, económicas y sociales, entre otras.

Algunas de las características principales que se le atribuyen a la ciencia son:

-Objetividad: las cosas son como son, no como nosotros quisiéramos que fuesen, por lo
tanto se debe partir de la realidad.

-Sistematicidad: la ciencia tiene un orden en su búsqueda y en sus resultados. Los


conocimientos que construye los va organizando en teorías y metateorías.

-Generabilidad: la ciencia no se detiene en lo particular, sino que busca las leyes o


normas generales.

-Comprobabilidad: en la ciencia hay un afán permanente de demostración y de


fundamentación de la verdad.

-Racionalidad: el instrumento básico para hacer ciencia es la razón. Los


científicos trabajan con conceptos, juicios y razonamientos.

-Fiabilidad: la ciencia reconoce que puede cometer errores, por lo que está sujeta a las
rupturas paradigmáticas.

Etimológicamente investigar significa hallar, adquirir, seguir vestigios, razón por la cual
se le identifica con averiguación, búsqueda, descubrimiento mediante un procedimiento
reflexivo, sistemático, controlado y crítico, que tiene como finalidad descubrir e
interpretar hechos y fenómenos, relaciones y leyes en un determinado ámbito de la
realidad. Hay investigación experimental apropiada para estudios de corte explicativo y
comparativo y no experimental, propios de investigaciones consultivas, descriptivas y
relacionales.

Hay un amplio campo de acción docente en las investigaciones individuales y


colegiadas de curso, en los proyectos de investigación formal, en los trabajos de grado,
etc. Lo importante es reconocer que las bondades del método científico no están
102

localizadas solamente en la apropiación de los productos que la ciencia pone al servicio


de los estudiantes, sino en las posibilidades del método mismo como modelo
pedagógico para el desarrollo del conocimiento y la formación de competencias, tanto
cognitivas, indagativas, contextualizadoras como gestoras. No olvidemos que un
individuo es competente cuando actúa valiéndose de un saber, no cuando se ha
apropiado de uno determinado. Pensar y actuar científicamente es una competencia
profesional indispensable. Sin embargo, muchas veces la investigación que se realiza
en las universidades sólo promueve una capacitación en métodos instrumentales de
experimentación, limitando las posibilidades que el desarrollo del ciclo completo del
proyecto investigativo tiene en el desarrollo del pensamiento y de la actuación situada.

La investigación debe propiciar el entendimiento y manejo de la lógica científica, alentar


la creatividad, el desarrollo intelectual, la búsqueda de información y la adecuada
selección de fuentes; pero también debe fomentar la capacidad para identificar
problemas, ubicarlos en su contexto y proponer alternativas de solución, viables desde
las distintas dimensiones que los determinan. Significa conceder valor al enfoque
interdisciplinario con el que se deben abordar los problemas y al valor agregado que le
da la multidisciplinariedad: transferencia de métodos y fundamentos epistemológicos
propios de cada disciplina al estudio de un problema, por especializado que sea.

Un aspecto definitivo en el ciclo de un proyecto investigativo es la pertinencia del


mismo; se considera la pertinencia como la importancia, oportunidad y ligazón que tiene
el proyecto con otros o con otras acciones orientadas hacia el mismo fin. Implica un
amplio conocimiento del entorno profesional, disciplinario y/o socio productivo, y esto lo
aporta la extensión universitaria entendida como la interacción del ente educativo con
su entorno académico, profesional y social. Así pues, la investigación y la extensión
universitarias se constituyen en una estrategia de doble entrada, fundamental para la
formación del profesional, para la construcción de conocimiento, actitud, valores y
actuación que en conjunto conforman la competencia profesional.

El trabajo por proyectos

No sólo los proyectos investigativos juegan un papel central en la formación de


competencias básicas y profesionales. El trabajo por proyectos es en general una
excelente manera de buscar por la vía académica y/o extra académica el desarrollo de
competencias en los estudiantes, pero también de mejorar la eficiencia de los maestros
en su labor de promotores en la construcción de conocimiento. Competencias básicas
como las comunicativas, argumentativas, propositivas, interpretativas, el mejoramiento
de la capacidad de gestión, de la visión sistémica, de la contextualización, son el
producto del conocimiento teórico-práctico que implica identificar, diseñar, ejecutar y
evaluar un proyecto, cualquiera sea su nivel de complejidad; permite desarrollar mayor
comprensión, criterios y habilidades sobre todos esos aspectos. Es por ello que se
constituye en una herramienta pedagógica de invaluable utilidad en la educación por
competencias.
103

Un proyecto es un proceso que describe la idea dinámica de una acción organizada


para lograr determinados fines u objetivos; que se puede planear, administrar y evaluar
por sí mismo, constituyendo un ámbito de gestión peculiar diferenciable de la entidad
madre, el programa o el sistema de donde surge, manteniendo, eso sí, el referente
institucional o de situaciones, planes y programas que operan en el contexto en el que
ese proyecto surge y se desarrolla.

El proyecto se puede definir también como la descripción y desarrollo de un proceso


que permite resolver un problema y orientar un cambio mediante la instrumentación de
estrategias apropiadas dentro de un horizonte de tiempo y espacio dados. Un proyecto
constituye un campo de acción, de responsabilidad y de gestión propios.

Generalmente el término proyecto se relaciona con la idea o el deseo de hacer algo. El


proyecto puede constituirse en una actitud, y en este caso se relaciona con una idea o
una intención. También puede ser una actividad, y en tal caso se relaciona con un
diseño, un esquema o un bosquejo. De cualquier manera es un proceso de
ordenamiento mental que disciplina metódicamente el quehacer del individuo.

Existen muchas interpretaciones del término proyecto, las cuales dependen del punto
de vista que se adopte. En diversas definiciones de proyecto se expresa la idea de
ordenamiento de antecedentes y datos, con el objeto de estimar la viabilidad de realizar
determinada acción. El proyecto tiene como fin satisfacer una necesidad corriendo el
menor riesgo posible de fracaso y permitiendo el mejor uso de los recursos disponibles.
Existen diversas definiciones de proyectos expresadas por diferentes autores:

Un proyecto es un modelo de emprendimiento a ser realizado con las precisiones de


recursos, de tiempo de ejecución y de resultados esperados (Ibarrolla, 1972). Un
proyecto es la búsqueda de una solución inteligente al planteamiento de un problema,
tendiente a resolver una necesidad humana (Sapag y Sapag, 1987). Un proyecto es un
conjunto de medios ejecutados de forma coordinada, con el propósito de alcanzar un
objetivo fijado de antemano (Chervel y Le Gall, 1991).

Un proyecto es la compilación de antecedentes y elementos de diagnóstico que


permiten planear, concluir y recomendar las acciones que se deben llevar a cabo para
materializar una idea. Un proyecto es una propuesta ordenada de acciones que
pretenden la solución o reducción de la magnitud de un problema que afecta a un
individuo o grupo de individuos y en la cual se plantea la magnitud, características, tipos
y periodos de los recursos requeridos para completar la solución propuesta dentro de
las limitaciones técnicas, sociales, económicas y políticas en las cuales el proyecto se
desenvolverá.

La elaboración de un proyecto consiste esencialmente en organizar un conjunto de


acciones y actividades a realizar, que implican el uso y aplicación de recursos humanos,
ambientales, financieros y técnicos en una determinada área o sector, con el fin de
lograr ciertas metas u objetivos. En los proceso de identificación y de formulación, quien
lo hace organiza las ideas de una manera lógica; argumenta la justificación, precisa los
104

objetivos que puede alcanzar con su acción y concreta las actividades específicas que
necesita realizar. Identificar y formular un proyecto es ante todo un proceso creativo.

La expresión de cualquier idea de intervención sobre la realidad, tanto a nivel privado


como público, a través de proyectos, es hoy día casi un código universal de
comunicación. Ante esta situación, el conocimiento y la habilidad para identificar,
formular y gestionar proyectos, cobra cada vez mayor importancia.

La presentación de proyectos permite dar una idea completa y a la vez sintética de lo


que se quiere lograr y de cómo se puede llevar a cabo. El trabajo por proyectos es la
mejor forma de desatar en el individuo y en los grupos procesos de acción-aprendizaje,
conducentes al desarrollo de capacidades autogestionarias. Este tipo de trabajo permite
enseñar y aprender, sobre la puesta en marcha de acciones concretas, a comprender e
interpretar aspiraciones, problemas, necesidades y oportunidades, así como la forma de
actuar ante los mismos. Una clara comprensión de los hechos (competencia
interpretativa) se constituye en la base para plantear soluciones (competencia
propositiva) acordes con las particularidades del proponente, a su vez actor de su
propia realidad, al ser él mismo quien siente y percibe en su cotidianidad la existencia
de situaciones en espera de cambio (competencia contextualizadora), quien además
piensa y concreta alternativas de acción (competencia gestora); el grado de apropiación
obtenido tanto del problema como de sus soluciones, permite que sean el individuo y el
grupo quienes se responsabilicen y comprometan con los resultados esperados.

“En las condiciones actuales podemos afirmar que el proyecto es la unidad


operativa del desarrollo. Los planes de desarrollo y los programas individuales,
sectoriales y empresariales bien concebidos, descasan sobre un catálogo amplio
de posibles proyectos. Difícilmente se pueden materializar planes de desarrollo si
no se han identificado, formulado y evaluado sus correspondientes proyectos.”
(Méndez, 2002)

Un proyecto especifica claramente: qué se quiere lograr, por qué y para qué se quiere
lograr, dónde se va a lograr, quién lo va a lograr, cómo y con qué medios (acciones,
insumos, recursos y condiciones), con qué se cuenta y qué es necesario conseguir, qué
productos se van a lograr, cuándo se logrará, riesgos y posibilidades que el entorno
ofrece, costo total o presupuesto requerido, fuentes de financiación, criterios e
indicadores para verificar o valorar el nivel de éxito.

Los criterios para evaluar proyectos deben ampliarse. Es necesario considerar distintas
factibilidades: Factibilidad técnica: analiza la relación entre medios y fines. Factibilidad
económica: responsabilidad de recursos humanos, materiales y financieros. Factibilidad
social: recurso humano, condiciones culturales y sociales. Factibilidad ambiental: nivel
de impacto. Factibilidad financiera: costo beneficio, utilidad, eficiencia, riesgo…

En todos los niveles del desarrollo educativo del estudiante, el trabajo por proyectos es
útil, pues lo va capacitando para abordar situaciones cada vez más complejas, esto es,
con mayor participación de variables y dentro de un contexto que contenga un mayor
grado de incertidumbre o de oposición inteligente. De la misma manera el desarrollar
105

proyectos individuales y colectivos, de distinta naturaleza y de distintas disciplinas, le da


la oportunidad de experimentar diversas situaciones, y por lo tanto una mayor
probabilidad de ejercitarse en las diferentes competencias, y adicionalmente, a
desarrollar una mente versátil que le permita conocerse más a sí mismo
y desempeñarse mejor en su entorno.

El Proyecto educativo institucional, el Plan curricular, la investigación, la extensión


universitaria y cada curso en particular pueden ser planteados como Proyectos
pedagógicos; pero también las demás actividades que se adelantan tanto dentro del
claustro como fuera de él. Competencias deportivas, concursos artísticos, organización
y participación en eventos, son ejemplos de actividades que, propuestas como
proyectos con el rigor conceptual adecuado (y con todo su ciclo), pueden dejar un saldo
pedagógico muy alto de acuerdo al alcance que se les asigne y a la participación que
se logre.

Aspectos a considerar al definir la estrategia didáctica

Para Martín, citado por Tobón (2004), los siguientes criterios deben ser tenidos en
cuenta para la selección de actividades didácticas orientadas al desarrollo de
competencias.

“Actividad: es necesario que toda estrategia didáctica permita a los estudiantes


asumir papeles activos frente al aprendizaje.
Reflexividad: la reflexión es un componente esencial que debe estar presente en
todo procedimiento pedagógico y especialmente en la formación de
competencias.
Inclusión: las estrategias didácticas deben posibilitar trabajar con los estudiantes
en sus diferentes grados de competencia.
Adecuación: toda estrategia didáctica debe adecuarse a las condiciones de los
estudiantes en los aspectos culturales y de formación de las competencias.
Pertinencia: La estrategia aborda procesos del mundo real.
Congruencia: los pasos de la estrategia, sus técnicas y actividades deben ser
congruentes con las competencias que se pretenden desarrollar en el curso.
Motivación: el empleo de una estrategia debe generar motivación en el estudiante
hacia su seguimiento, brindando aspectos curiosos, retadores, creativos y
novedosos.”

5.2.2 FUNCIONES DOCENTES

“Coincidimos con Unigarro (2001), quien fundamentado en el concepto de


educación como un encuentro dialógico, expone algunas características que se
esperan del maestro:
106

* El maestro sugiere. Sugerir, de sub (debajo) y gerere (llevar), significa que


desliza algo sobre los umbrales del entendimiento. No impone sino que insinúa.
Le abre un espacio al estudiante para que transite a voluntad. En otras palabras,
el maestro le da pistas al discípulo; no les entrega el saber, sino que les indica
las rutas que podrían seguir para construirlo.

* El maestro conversa. Conversa, de cum (con) y versare (dar vueltas), significa


que examina, que medita. Pero no lo hace en la soledad. Lo hace con sus
discípulos a través del diálogo. La conversación del maestro es un diálogo
descubridor, que entusiasma y reta.

* El maestro propicia. Propiciar, de propitius (favorable), se refiere a que él abre


espacios para que algo se logre. El maestro propicia cuando no se interpone,
cuando no se convierte en un obstáculo para sus estudiantes; cuando no estorba
el proceso de aprendizaje. Dejar que los alumnos realicen sus propias
conquistas, permitir que ellos sean los héroes de la gesta por el conocimiento, es
una muy importante virtud.

* El maestro pregunta. Preguntar es una propuesta didáctica de acercamiento al


conocimiento. Partiendo del uso de los signos de un lenguaje cotidiano, se
avanza hacia la comprensión de los símbolos del lenguaje científico, para lograr
una interpretación acorde con el estado actual del saber en cuestión. En la
pregunta se recogen el sugerir, el conversar y el propiciar.” (Parra y Méndez,
2004).

En la educación por competencias el educador está para estimular, para facilitar el


proceso de búsqueda de las respuestas a los interrogantes planteados como
problemas, para ayudar a formular los proyectos. Está para problematizar, para hacer y
ayudar a hacer preguntas, para escuchar, para ayudar al grupo a que se exprese y
aportarle la información que necesita para que avance en el proceso.

Este rol de facilitador sólo es posible cumplirlo si asume actitudes investigativas. El


profesor es por lo tanto un investigador de los problemas del medio, de la ciencia y su
aplicación (tecnología) en la realidad. El alumno es una persona activa que hace, que
razona e intercambia conceptos y opiniones con el maestro.

En este Modelo de Educación lo que interesa, más que enseñar cosas y transmitir
contenidos, es que el sujeto aprenda a aprender; que se haga capaz de razonar por sí
mismo, de superar las constataciones meramente empíricas y desarrollar su propia
capacidad de deducir, de relacionar, de sintetizar, de argumentar, de interpretar
(conciencia crítica). Es un modelo de autogestión que se basa en la participación del
sujeto en el proceso educativo y lo forma para la participación en sociedad, porque sólo
participando, involucrándose, investigando, haciéndose preguntas y buscando
respuestas, problematizando y problematizándose, llega realmente al conocimiento.

Se aprende de verdad lo que se vive, lo que se crea, lo que se reinventa, y menos lo


que simplemente se lee y se escucha. El instrumento fundamental para el trabajo de
107

maestros y alumnos ya no es el texto, ni las guías programadas sobre aspectos


correctos o incorrectos, sino un proyecto educativo de curso que define unos objetivos
con los cuales se compromete con elementos del perfil, una declaración pedagógica en
el contexto de la disciplina, unas prácticas didácticas de enseñanza-aprendizaje
consecuentes con lo anterior, y unos contenidos pertinentes y prioritarios.

Zabalza (2003) propone diez actividades o responsabilidades para un docente que


quiera trascender el campo puramente transmisionista de su quehacer:

1- Diseño y planificación de la docencia con sentido de proyecto formativo. Como


proyecto entonces debe definir unos objetivos, identificar variables claves a tener
en cuenta, definir estrategias y seleccionar métodos de monitoreo a la acción y a
los resultados.
2- Organización de las condiciones y del ambiente de trabajo.
3- Selección de contenidos interesantes y forma de presentación
4- Selección y producción de materiales de apoyo a los estudiantes.
5- Definición de una metodología didáctica.
6- Incorporación de nuevas tecnologías y recursos diversos.
7- Atención personal a estudiantes.
8- Estrategias de coordinación con los colegas.
9- Sistemas de evaluación.
10- Mecanismos de revisión y monitoreo del proceso.

Una cita de Zabalza sobre el rol de los profesores resulta de interés:

“Cuenta Heargreaves que a veces los profesores describimos hiperbólicamente


nuestra acción formadora mediante la metáfora de que nosotros, piedra a piedra,
estamos construyendo el edificio del saber de nuestros estudiantes. Pero la visión
de los estudiantes es menos optimista que la nuestra. Desde su perspectiva, lo
único que hacemos es lanzar cada uno nuestra propia piedra, nuestra disciplina,
nuestros trabajos, y lo que ellos se limitan a hacer es defenderse lo mejor que
pueden de esos lanzamientos: aprenderse los textos, resolver los problemas,
entregar sus trabajos, y en cuanto pueden dejan a un lado la piedra que les
hemos lanzado. Al final, concluye Heargraves, el resultado no es un edificio bien
construido sino un montón de piedras, y eso si han tenido la suerte de no haber
quedado descalabrados con suspensos en alguna de ellas” (Zabalza, 2003)

La motivación

El dinamizador por excelencia de un proceso de educación para la autonomía es la


motivación, definida como

“…una compleja integración de procesos psíquicos que regula la dirección (objeto)


y la intensidad del comportamiento. La motivación constituye unidad de lo
cognoscitivo (percepción, pensamiento, memoria, etc.) y lo afectivo (emociones y
sentimientos): el objeto reflejado cognoscitivamente en los fenómenos psíquicos
108

afecta las necesidades del individuo, por lo que provoca en él una determinada
actitud emocional, o sea, vivencias predominantemente pasivas o una disposición
a actuar en dependencia de cómo son afectadas las necesidades. En la
regulación de la actividad humana ocurre que el proceso cognoscitivo se convierte
en afectivo y viceversa; en esta identidad surgen los procesos volitivos
(tendencias), cuya misión principal es aportar la dirección al comportamiento:
fuerza dinámica vinculada a un objetivo” (González Serra, 1995).

Un papel del educador dentro de este enfoque será entonces ser identificador o
promotor de la motivación del estudiante. Si la motivación a su vez (orientación e
intensidad) es guiada por la necesidad, el trabajo consistirá en promover que se opere
una elaboración cognoscitiva de las necesidades en deseos, fines y planes. La
formación por competencias es un tema especialmente relacionado con la metodología
pedagógica y con la estrategia didáctica. En la didáctica de la motivación juegan un
papel importante las prácticas y en particular aquellas que pongan en contacto al
estudiante con los problemas reales y con la percepción que sobre los mismos tengan
los distintos actores: productores, profesionales en ejercicio etc. Una propuesta que
parece interesante es la de disponer de Bancos de Problemas de la realidad rural en
particular al servicio de docentes de las áreas básica o disciplinares y por supuesto de
los estudiantes. Sirven tanto para la motivación como para el desarrollo de la
competencia contextualizadora de estudiantes y docentes.

La evaluación de competencias

Para Gardner, la evaluación de competencias no se siente cómoda con el uso de


instrumentos formales administrados en un entorno neutro y descontextualizado, como
lo son los instrumentos estandarizados, porque precisamente esta evaluación se
concentra en problemas puntuales, en aras de proponer soluciones.

Hacer realidad los principios de la evaluación, presupone entonces, y necesariamente,


establecer un contacto directo con la población involucrada en ella. Este contacto
tendrá como propósito analizar conjuntamente los desempeños de los estudiantes. Pero
no hay competencia sin desempeño o desempeño sin competencia; no existe la
competencia como virtualidad sino como acción. Las competencias son identificables
sólo en condiciones espontáneas de interacción de los sujetos. En relación a esto
(según Gardner), es demasiado simple afirmar que un individuo determinado posee o
no posee el conocimiento requerido; dicho conocimiento puede mostrarse en presencia
de los “detonadores” humanos y físicos adecuados, pero en otros casos, puede
permanecer invisible a cualquier prueba.

Para la evaluación de las competencias, especialmente cuando se utiliza examen


escrito con preguntas cerradas, probablemente se avance en la avaluación del saber
qué, pero no necesariamente del saber cómo: qué argumentos son correctos o cuáles
son argumentos, pero no necesariamente cómo argumentar. Es decir, sólo se estaría
evaluando una parte de la competencia. Muchas competencias sólo pueden ser
evaluadas mediante la observación y el análisis del desempeño en contextos reales. La
109

competencia gramatical puede ser evaluada mediante exámenes escritos y con


preguntas cerradas, pero la competencia comunicativa no es posible de evaluar
completamente de esa manera, por la definitiva connotación contextual que tiene, pues
el significado de una expresión verbal o gestual se lo da el código simbólico conocido y
aceptado por el contexto.

“Defino la evaluación como la obtención de información acerca de las habilidades


y potencialidades de los individuos, con el objetivo dual de proporcionar una
respuesta útil a los individuos evaluados y unos datos también útiles a la
comunidad que les rodea.” Gardner (1995)

Es muy poco aconsejable evaluar el desempeño de un estudiante acudiendo a pruebas


escritas, especialmente con preguntas cerradas y de selección de respuestas. Sin
embargo, cuando se trata de evaluar grupos grandes y con un criterio similar, no son
muchas las alternativas; es lo que ocurre con los exámenes de Estado. Se requiere
para esos casos acudir a pruebas que evalúen indirectamente las competencias.
Ejemplo de ello es la propuesta de evaluar las habilidades cognitivas, las cuales
muestran una capacidad potencial para el desarrollo de competencias. Benjamín Bloom
(1956) clasifica las habilidades cognitivas en capacidad de recordación, de
comprensión, de aplicación, de análisis, de síntesis y de evaluación; según dicho autor
son habilidades que exigen capacidades mentales cada vez más complejas. Su
evaluación permite conocer hasta cierto punto algunas competencias básicas. Sin
embargo para competencias como la argumentativa, gestionaria, indagativa,
comunicativa y estratégica, o para las cognitivas de síntesis y evaluación, es la
evaluación presencial del maestro lo que podrá dar razón del desempeño. Un modelo
alternativo escrito es el uso de pregunta abierta tipo ensayo.

La evaluación forma parte del proceso pedagógico, así que la evaluación debe dar
información, especialmente al estudiante, de cuál es su nivel de desarrollo y de dónde
se encuentran sus fortalezas y debilidades. El trabajo mediado por la motivación incluirá
entonces la motivación por la auto evaluación como una parte central de la formación
del estudiante. La evaluación no sólo debe dar razón de qué tanta competencia se ha
logrado, sino también sobre cuáles son las mejores rutas y estrategias pedagógicas y
didácticas para lograrlo; esto es, debe evaluar los resultados, pero también el proceso y
su contexto, con criterio sistémico. La planeación del proceso ha definido previamente
tanto los logros a obtener como los indicadores con los cuales se evaluará; los
indicadores son referentes empíricos observables y medibles cuantitativa y
cualitativamente como actuaciones, actitudes, desempeños, respuestas a dilemas,
soluciones de problemas, etc., definidos por la institución en conjunto pero
implementados y evaluados en las disciplinas y en actividades multidisciplinarias.

La evaluación de competencias exige del maestro competencia evaluativa en contexto


pedagógico; competencia que exige conocimiento, reflexión y praxis que sólo se puede
evaluar en el desempeño.
110

5.2.3 AMBIENTE EDUCATIVO (CONTEXTO PEDAGÓGICO)

Por calidad de la educación se entiende la coherencia de todos los factores de un


Sistema Educativo que colma las expectativas de la sociedad y de sus más críticos
exponentes. El ambiente institucional es uno de los factores que afectan al proceso
educativo y que por tanto forma parte integral del PEI. La creación de un ambiente
favorable consiste en buscar las condiciones que garanticen el aprendizaje y el
desarrollo de personas autónomas, críticas, afectivas, creativas y responsables a través
del clima de confianza y sinergia que debe existir entre profesores y estudiantes en el
propósito común de formar el ser humano.

El ambiente que rodea a los seres vivos es determinante en su comportamiento y


desempeño. Para la genética el fenotipo de un individuo (su expresión) es el resultado
de la interacción genotipo – ambiente. Para la ecología el ambiente determina y/o
regula interacciones, comportamientos y procesos dentro de un ecosistema cualquiera.
Para la lingüística “[…] el significado no está dado ni por una sintaxis a priori, ni por una
intencionalidad subjetiva, ni por un contrato social, sino por una actividad significativa,
definida por un contexto o forma de vida” (Marín. 2002). Para la antropología las
conductas de los hombres son orientadas por el entorno social, cultural, político,
económico, etc., en el que el individuo se desempeña.

“Las instituciones y organizaciones educativas ejercen a través de sus estilos de


gestión una función esencial: sus miembros se forman en la democracia, la
colaboración, el trabajo en equipo y la solidaridad o bien se habitúan al
autoritarismo, el elitismo, la intolerancia y el individualismo” (Niño, 1998)

Para Morín (2000) la complejidad se expresa en el tejido que forman los elementos
diferentes que constituyen un todo y la interdependencia, interactividad e inter-
retroactividad entre el objeto de conocimiento y su contexto. Morín habla también de la
ecología de la acción y la influencia del entorno sobre la conducta.

Las instituciones que forman a los profesionales de la Agronomía en Colombia tienen


elementos diferenciales que dependen de la cultura y la economía regionales y de las
relaciones internas que se dan entre los miembros de la comunidad educativa. Para el
caso que nos atañe, el contexto tiene una relación directa sobre la forma como cada
quien aborda el tema de la calidad educativa teniendo como indicador las
competencias; esto seguramente afecta tanto el nivel pedagógico de la institución,
como la reacción frente a propuestas internas o externas sobre mejoramiento del
desempeño.

Cuatro variables del entorno institucional consideramos prioritarias en el desarrollo de


una educación por competencias:

 El nivel de participación de los diferentes actores.


 La posición ideológica frente al concepto de competencia.
 Comunidad académica.
 Liderazgo.
111

La Participación

La participación es un aspecto influido por la motivación individual y por el ambiente


institucional. A su vez define y caracteriza también a dicho ambiente institucional.

Según Alejo Vargas,

“la participación se puede entender, en su forma más elemental, como un acto de


la voluntad, de tomar posición, de tomar partido en relación con aquellos procesos
de los cuales se es protagonista. Esto sitúa la participación inicialmente como una
acción individual. Si se ubica en el marco de procesos sociales, como acto
colectivo, podemos entenderla como la acción colectiva de interacción social a
través de la cual un actor social busca incidir en el proceso vivido por una
comunidad (es decir, su gestación, discusión, formulación de respuestas,
ejecución de las mismas, control del proceso, etc.) intentando transformarla para
que responda a sus intereses colectivos”. (Vargas, 1994).

Hay entonces dos condiciones fundamentales para la participación: 1) La eliminación de


la coerción, por cuanto participar es antes que nada una decisión individual y no se
puede imponer forzosamente: no participar puede ser también una opción de
participación, es decir, participar es la posibilidad de optar. 2) El sentido de pertenencia,
que es un elemento central de la participación, expresada como ejercicio colectivo que
va más allá de los actos individuales.

Para el mismo autor hay entendimientos distintos sobre la participación y sobre sus
posibilidades de operación que es necesario evidenciar para situarnos en la realidad de
las sociedades conflictuales, como son todas las sociedades humanas. Para algunos la
participación es entendida fundamentalmente como una forma de concreción de la
legitimación, ya que al participar se estaría, por ese solo hecho, reconociendo la validez
y respetabilidad del sistema de poder establecido, y el alcance de la misma estaría
centrado en materializar las decisiones ya tomadas. Desde la perspectiva de otros, la
participación se sitúa en una relación de oposición, e implícitamente lleva a la búsqueda
de cambios en las relaciones entre actores y por supuesto en la distribución del poder.
Para un tercer grupo no participar es su forma de expresar oposición. El alcance de la
participación conllevaría el intentar incidir en la toma de decisiones sobre los aspectos
fundamentales que tienen que ver con el futuro deseado.

Es necesario diferenciar la participación política de la comunitaria, aunque las dos estén


estrechamente relacionadas. La primera es aquella en la cual el individuo a través de
mecanismos de representatividad, cogobierno, fiscalización, concertación y consulta,
decide en todos los aspectos de su desarrollo por medios como el voto. La participación
comunitaria, por su parte, hace referencia a procesos de organización y movilización, a
través de los cuales los individuos de una comunidad buscan ser protagonistas o
sujetos del desarrollo propio y de la comunidad;
112

“…la participación expresa un proceso social de intervención de los sujetos en la


definición del destino colectivo. De ahí que su dimensión dominante no se
contraiga al campo de la participación política, pues se concibe y vivencia como
un principio de organización y de injerencia activa de los individuos, que irradia
todos los procesos de toma de decisiones que tienen lugar en los distintos
campos y esferas de la vida social.” (Corte Constitucional, 1994, citado por
Vargas, 1994).

En un proceso participativo se espera que la comunidad se organice, genere


propuestas, oriente, controle su desarrollo, de manera autónoma o en unión de
instituciones públicas o privadas que le sirvan de apoyo. La participación comunitaria

“tiene una connotación más civilista y busca vincular a los vecinos, usuarios,
comunidades y toda suerte de organizaciones no gubernamentales a la gestión
pública en sus diversos niveles de gobierno.” (Correa, citado por Vargas, 1994).

Sobre la necesidad de la participación interna en las organizaciones de manera activa y


significativa, mucho puede argumentarse, como que los programas institucionales
afectan directamente las vidas de los individuos y que las instituciones y procesos
tradicionales no siempre son capaces de identificar y resolver los problemas que los
miembros base de la organización perciben como serios. Un segundo beneficio
potencial de la participación se deriva de las aportaciones valiosas que pueden hacer
los integrantes de las organizaciones para los procesos de planificación y ejecución,
sobre la base del conocimiento detallado de las condiciones, necesidades y deseos
locales o sectoriales. Desde el punto de vista gubernamental, el hecho que la base
social pueda compartir con sus dirigentes y representantes la responsabilidad en la
toma de decisiones tiene la tercera ventaja de facilitar la ejecución de los planes y
programas, en la medida en que los integrantes de la organización estarán más
deseosos de aceptar y trabajar para la realización de los proyectos con los resultados
esperados si ellos mismos han contribuido a planearlos, puesto que comprenderán
mejor las razones que los justifican (Zimmerman, 1992).

Desde el punto de vista ideológico-político, la participación se da como apoyo a un


grupo y a una determinada forma de orientar el destino de una comunidad, pero
también como la actividad orientada a hacer oposición. La no participación es
igualmente una forma de hacer oposición. Pero una forma muy importante de
interpretar la no participación es reconocerla como falta de compromiso de individuos o
grupos.

“No todo proceso participativo tiene el mismo alcance. Para comprender mejor las
acciones de intervención de los individuos y grupos, es necesario examinar los
niveles en los que se desenvuelven. Pueden distinguirse los siguientes:

Información: conjunto de datos, hechos, nociones y mensajes a través de los


cuales los participantes conocen e interpretan una situación y adquieren
elementos de juicio para su conducta.
113

Consulta: procedimiento mediante el cual los participantes opinan sobre todos o


algunos de los aspectos de un problema o situación. Esa opinión constituye un
elemento de juicio para la toma de decisiones.

Iniciativa: es la formulación de sugerencias por parte de los agentes participantes


destinados a resolver un problema o transformar una situación.

Fiscalización: vigilancia que ejerce una persona o un grupo sobre el


cumplimiento de las decisiones tomadas.

Concertación: acuerdo mediante el cual dos o más personas o grupos de una


colectividad definen la solución más conveniente para un problema o los medios
para ejecutarla.

Decisión: adopción de una idea o de una forma de actuación sobre un problema,


escogida a partir de la formulación de dos o más alternativas.

Gestión: manejo de un conjunto de recursos de muy diversa índole, destinado a


ejecutar las acciones necesarias para obtener un resultado final (manejo de una
situación, solución de un problema, satisfacción de una necesidad o aspiración)”
(González, 1995.)

A medida que se progresa en esta escala, el proceso participativo es más exigente y


complejo.

Por otra parte el tipo de participación de cada uno de los distintos actores de un
proceso en una comunidad es diferente. De todos se espera proactividad, actitud
positiva frente al debate y al acuerdo, iniciativa, compromiso, solidaridad, cooperación,
etc. De los líderes o de los gestores de un proyecto colectivo se espera una mayor
participación en la planeación, en la propuesta, en la motivación de los demás. De las
autoridades institucionales se espera apoyo, facilitación…

Como se ha intentado teorizar existen diferentes tipos de participación, pero también


diferentes niveles de participación en un proceso y diferentes formas de entender la
participación. La comunidad académica es un colectivo donde confluyen diferentes
visiones, concepciones, motivaciones e intereses que dificultan esa participación o por
lo menos la comprensión de la participación de cada quien en un entorno dado. Debe
incluir aspectos como las motivaciones, expectativas y competencias (conocimiento,
habilidades, actitudes, criterios, valoración) de cada quien alrededor del proceso y sus
propósitos.

En nuestro medio es baja la cultura de la participación. Pero también, situaciones


diversas como falta de formación pedagógica, de motivación, temor al cambio, etc.,
atentan contra la participación en un proyecto pedagógico institucional. Por lo tanto, y a
pesar de lo expresado anteriormente, es importante considerar que un proceso también
puede fracasar si hay demasiadas expectativas sobre ella. El proyecto educativo es un
acuerdo y un compromiso participativo de todos; pero se hace necesario ser flexibles,
114

especialmente en un comienzo, y trabajar en la identificación y caracterización de la


participación existente y de la que se pueden promover para el desarrollo de las
competencias. Mas vale proponer la participación como una conquista del proceso que
como una condición sine qua non.

Posición ideológica frente al concepto de competencia

La educación por competencias es un tema que suscita controversias. No todos


aceptan que la competencia deba ser el objetivo dentro de un nuevo paradigma de la
educación o que la evaluación por competencias sea una manera viable o conveniente
de evaluar la calidad de la educación.

La idea que cada uno de los actores del proceso educativo tenga del concepto de
competencia define de una manera importante su nivel de participación en el desarrollo
de un programa de mejoramiento de la calidad educativa que responda a esta
concepción.

La competencia definida como un saber hacer en contexto, es un concepto que ofrece


resistencias: el saber hacer es entendido por muchos como una habilidad empírica y
motriz o instrumental, solamente útil para el desempeño laboral, y por tanto de atención
particular para empresarios interesados en la mayor eficiencia posible del recurso
humano y por entes multilaterales promotores del desarrollo económico. Es una
acepción limitada, y en muchos casos ideologizada, que no reconoce las posibilidades
del saber-hacer intelectual en el desempeño diario y en todas las facetas de la vida, ni
reconoce tampoco el aporte del saber-hacer como habilidad motora en el proceso
cognitivo del hombre, en quien la unidad mente cuerpo definen su naturaleza. También
se deduce una visión limitada del alcance social del desarrollo económico.

Sobre estos aspectos una propuesta conciliadora, pero quizás no suficientemente


valorada, plantea que

“... la educación constituye una, y tal vez la única, variable de las políticas sociales
que tiene la virtud de impactar simultáneamente sobre la competitividad
económica, la equidad social y el desempeño ciudadano.” (Tadesco, 1995)

Por otra parte hay quienes defienden la idea de que el conocimiento es universal y no
es necesario contextualizarlo; o se entiende la contextualización como formación para
un determinado contexto, generalmente reducido a una región o a una disciplina. Por
supuesto no está presente la idea de que el profesional debe saberse contextualizar
para poder usar el conocimiento en forma pertinente de acuerdo con las necesidades,
posibilidades y limitaciones del entorno.
115

Comunidad Académica

Como ya se mencionó, una comunidad se caracteriza por la tarea común que le da


razón de ser, por los lazos de unión entre sus miembros y por el nivel de
reconocimiento a los individuos que la conforman; tres espacios que tienen áreas de
intersección. El tercer elemento incluye entonces la aceptación de que existen
diferencias y por ende conflictos entre esos miembros. Las diferencias pueden tener
origen en las distintas necesidades que se dan, pero también en las distintas visiones,
concepciones y percepciones que caracterizan a los individuos. El conflicto no es
siempre producto de intereses en franca oposición, pues los intereses pueden ser
también “vectores” con diferente sentido y/o dirección que eventualmente no se llegan a
encontrar.

La manera como se manejan los conflictos, se toman las decisiones, se organizan y


balancean las fuerzas, como se accede al poder, las distintas motivaciones y
expectativas, la concepción de educación que tienen los miembros de la comunidad,
etc., forman parte de ese contexto complejo que determina y regula su conducta.

El proyecto común y los lazos de interacción pueden estar más o menos desarrollados;
de no ser así, existe grupo pero no existe comunidad. Éste sería uno de los aspectos a
indagar en los proyectos de autoevaluación institucional. La tercera característica, la del
reconocimiento a los individuos, toca también el tema de las motivaciones y
expectativas individuales. El aspecto a indagar acá sería el tipo de motivaciones (y sus
componentes) que tienen los individuos de la comunidad y su relación con el tema de la
calidad de la formación de los profesionales y las expectativas que se tienen sobre
procesos propuestos desde fuera.

Liderazgo

El tipo de líderes con que se cuente en las instituciones educativas para impulsar un
proceso de mejoramiento y de innovación pedagógica, y la percepción, reconocimiento
y aceptación que la comunidad tenga sobre él, determinan la dinámica y la
sostenibilidad social del proceso.

Si aceptamos que un líder es un catalizador de procesos sociales, promover al grupo


para definir y lograr la tarea, superar los conflictos, conciliar las diferencias y buscar las
sinergias, e identificar y buscar suplir las necesidades individuales y grupales, serían
las funciones prioritarias de un buen líder. Sólo el tratamiento del conjunto (objetivos,
relaciones, motivaciones, necesidades y conflictos), lo harán realmente efectivo.
116

BIBLIOGRAFÍA

 ADAIR, John. 1994. Developing Leaders. The Talbot Adair Press. Aldershot, GB.
 AMTMANN, Carlos A. 2000. La formación profesional para el desarrollo rural en
América Latina. En: Memorias del Seminario Internacional “La nueva ruralidad en
América Latina”. U. Javeriana. Bogotá.
 ARNAZ, José. 1981. La planeación curricular. Editorial Trillas. México.
 BEJARANO, Jesús Antonio. 1998. Desarrollo sostenible: un enfoque económico con
una extensión al sector agropecuario. Minagricultura, IICA. Bogotá.
 BEJARANO, Jesús Antonio. 1998. El concepto de lo rural: qué hay de nuevo. En:
Revista Nacional de Agricultura. SAC. No.922-923. Bogotá.
 BERNAL, Campo E y Álvaro Morales. 1996. Sistema Nacional de innovación-
Documentos. www.colciencias.gov.co. 1996
 BOGOYA, Daniel et al.: 2000. Competencias y proyecto pedagógico. Universidad
Nacional. Bogotá.
 BOGOYA, Daniel. 2006. Programa como candidato a la rectoría de la Universidad
Nacional. Secretaría Académica.
 BLOOM, B. 1956. Taxonomía de objetivos educativos. Vol. 1: Dominio Cognoscitivo. New
York: David McKay.
 BRAVO SALINAS, Néstor. 2002. Acerca de las competencias desde un enfoque
sistémico. Mimeografiado. Universidad de los Llanos. Villavicencio.
 CAICEDO, N. 2001. La interdisciplinariedad como enfoque para la construcción de
competencias a nivel universitario. Universidad de San Buenaventura. Cali.
INNOED. Siglo XXI.
 CANO G, Jairo. 2000. Perspectivas de la Extensión para la Agricultura: multifuncional
y a la medida. Conversatorios sobre nuevas tendencias de la Extensión rural en
Colombia. SENA.
 CEÑA, Felisa. 1993. El desarrollo rural en sentido amplio. En: El desarrollo rural
Andaluz a las puertas del siglo XXI. Congresos y jornadas. No. 32. Andalucia
España.
117

 CHAPARRO, Fernando. 1998. Conocimiento, Innovación y Construcción de sociedad:


Una Agenda para la Colombia del siglo XXI. COLCIENCIAS. Bogotá.
 CHERVEL, M. y Le Gall, M. 1991. Manual de evaluación económica de proyectos. El
método de los efectos. Ed. Santillana. Bogotá
 COLLIS, B., De Boer, W y J. Van der Veen. 2001. Building on Learner Contribuctions:
a web suport pedagogic strategy. Educación media Internacional. 38 (4)
 DAVID, Fred. 1988. La gerencia estratégica. Fondo Editorial Legis. Bogotá.
 DE IBARROLA, María. 1972. La Comisión de nuevos métodos de enseñanza de la
UNAM. En: Centro de Estudios Educativos. No. 1. México
 DIAZ-BARRIGA, Frida. Y Gerardo Hernández Rojas. 2002. Constructivismo y
aprendizaje significativo. En: estrategias docentes para un aprendizaje
significativo, Cap 2º pp 13 a 19. Editorial McGRAW HILL. Mexico
 DIXIT, Avinash y Barry Nalebuff. 1991. Pensar estratégicamente. Anthony Boch Editor.
Barcelona.
 ECHEVERRI, Rafael. 1998. Colombia en transición. De la crisis a la convivencia: una
visión desde lo rural. Misión Rural-IICA-FINAGRO. Tercer Mundo Editores.
Bogotá.
 FLORES, Rafael. 1994. Hacia una Pedagogía del Conocimiento Universidad
Pedagógica Nacional. Bogotá.
 FREIRE Paulo. 1985. ¿Extensión o comunicación? La concientización en el medio
rural. Traducción de Lilian Ronzoni. Siglo veintiuno editores, sa de cv
.Decimocuarta edición en español.
 GARCIA H. Juan E. 1997. Las reformas Latinoamericanas de la educación para el
siglo XXI. Foro de las Reformas educativas. CAB. Bogotá
 GARDNER, H. 1998. Más allá de la evaluación: los componentes de una educación
de las inteligencias múltiples. En: las inteligencias múltiples. La teoría en la
práctica. Paidos, México. Pp 173-196
 __________ 1995. Mentes creativas. Barcelona. Paidos.
 GONZÁLEZ Serra, Diego Jorge. 1995. Teoría de la motivación y práctica profesional.
Editorial Pueblo y Educación. Madrid, España.
 GONZALEZ, Esperanza. 1995. Manual sobre participación y organización para la
gestión local. Foro Nacional por Colombia. Capítulo regional Valle del Cauca.
Editorial Gente Nueva.
 GUEDEZ, Víctor. 1985. La perspectiva de la educación a distancia, como marco de
referencia para su evaluación. Ponencia UNESCO/ICFES. Bogotá
 HABERMAS, Jürgen. 1990. Teoría de la acción comunicativa. Editorial Taurus.
Buenos Aires. Argentina.
 HERNÁNDEZ, Roberto y Thomas, Carlos. 1999. Educación, modernidad y desarrollo
rural. Revista enfoques educacionales. Volumen 2. Número 1. Departamento de
Educación. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile.
 ICFES, y Universidad Nacional de Colombia. 2004. Marco de fundamentación
conceptual y especificaciones de la prueba ECAES. Programa de Ingeniería
Agronómica y Agronomía. Bogotá
 LANZA, Hilda. 1996. Los ámbitos de aplicación de las competencias: ¿competencias
para la vida? Ministerio de Cultura y educación, Argentina. Ponencia para el
118

seminario internacional sobre medición y estándares en educación.


Unesco/Orealc., Brasil.
 LACKI, Polan. 1997. La formación de profesionales para profesionalizar a los
agricultores. Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe.
Santiago de Chile.
 LEY GENERAL DE EDUCACION. República de Colombia. Ley 115 de 1994
 MACHADO, Absalón. 1995. Diagnóstico Agropecuario y Rural del Magdalena Medio.
Programa de desarrollo y paz del Magdalena Medio. Bogotá.
 MAO Tse-Tung. 1972. Obras escogidas. Tomo 1. Ediciones en lenguas extranjeras.
Pekín.
 MARIN, Luís Fernando. 2002. Perspectivas filosóficas de las competencias. En: El
concepto de competencia, una mirada interdisciplinaria. SOCOPE. Alejandría
libros.
 MARTIN, Jesús. 1998. Figuras del desencanto. Barcelona. Paidos.
 MASLOW, Abraham. 1954. Motivation and personality. Harper. New Cork.
 MÉNDEZ, Marlon. 2002. Los retos de la educación formal ante una nueva concepción
de lo rural. Centro de Extensión y Estudios Rurales. Facultad de Agronomía,
Universidad Nacional, sede Bogotá.
 MULLER, Ana Katherina. 1986. El sistema enseñanza aprendizaje en la UNED. San
José C. R.: EUNED.
 MINTZBERG, Henry y James Brian Quinn. 1997. El proceso estratégico: conceptos,
contextos y casos. Prentice Latinoamericana. México.
 NIÑO, Fidedigno de Jesús. 1998. Antropología Pedagógica, Intelección, voluntad y
afectividad. Editorial Magisterio. Bogotá
 MORÍN, Edgar. 2000. Los Siete saberes necesarios para la educación del futuro.
ICFES. Colombia. Bogotá
 PARRA R. Jorge Eduardo. Competencias profesionales del Ingeniero Agrónomo. En:
Agronomía Colombiana, Vol XXI Nos 1 y 2. 2003. Facultad de Agronomía.
Universidad Nacional de Colombia. Bogotá
 PARRA R. Jorge E. y Marlon J. Méndez. Pedagogía y educación virtual en un
programa de extensión rural. En: Agronomía Colombiana. Volumen XXIII. No 1.
2005. Pg. 171-182. Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Agronomía.
Bogotá.
 PÉREZ, Edelmira. 2000. El desarrollo rural y la formación de profesionales en América
Latina. En: Memorias del Seminario Internacional “La nueva ruralidad en América
Latina”. U. Javeriana. Bogotá.
 PICKENHAYN, Jorge. 1982. Género de vida y hábitat rural y urbano. En: El desarrollo
rural Andaluz a las puertas del siglo XXI. Congresos y Jornadas. Andalucía,
España. No. 32.
 PLAZA, O. 1998. Desarrollo Rural, enfoques y métodos alternativos. Lima. Fondo
Editorial Pontificia Universidad Católica de Perú.
 RAMOS R. Eduardo y Juan José Romero. 1993. La crisis del modelo de crecimiento y
las nuevas funciones del medio rural. En: El desarrollo rural Andaluz a las puertas
del siglo XXI. Congresos y Jornadas. Andalucía, España. No. 32.
119

 RELLO, Fernando y Marcel Morales. 1998. Taller sobre Nuevas opciones no agrícolas
para el desarrollo de comunidades Rurales. Tercer simposio de investigación y
extensión de sistemas agropecuarios en América Latina. Lima Perú.
 RESTREPO, G., et al. 1996. Cartografía social: Metodología y Experiencias. En:
Revista SIG-PAFC. Año 3 No 12. Pgs. 113-135. Diciembre de 1996. IGAC.
Bogotá. Colombia.
 REY de Astaiza, Nelsa Beatriz. 1992. Perspectivas metodológicas. Ascofame. Bogotá
 SAPAG, N. y Sapag, R. 2000. Preparación y evaluación de proyectos. Editorial
Mcgraw Hill. Chile.
 SERRANO Orejuela, Eduardo. 2004. Consideraciones semióticas sobre el concepto
de competencia. En: El concepto de competencia II, una mirada interdisciplinar.
Sociedad Colombiana de pedagogía. Alejandría libros. Bogotá. Segunda edición.
 SOLIS, Clara. 2000. Juventud y desarrollo rural en América Latina y el Caribe. E: Foro
electrónico: Jóvenes en la nueva ruralidad. Consulta interamericana sobre
juventudes rurales. IICA-CIDER-BID-OIJ-CEPAL.
 TADESCO, Juan Carlos. 1995. El nuevo pacto educativo. Editorial Anaya. Madrid
 TOBÓN, Sergio. 2004. Formación basada en competencias. Pensamiento complejo,
diseño curricular y didáctica. Ecoe ediciones Ltda. Bogotá.
 TORRADO, Maria Cristina. 2000. Educar para el desarrollo de las competencias: una
propuesta para reflexionar. En: Competencias y Proyecto Pedagógico.
Universidad Nacional de Colombia. Editorial Unibiblos.
 UNIGARRO, Manuel. 2001. Educación virtual: encuentro formativo en el ciberespacio.
Editorial UNAB. Bucaramanga. Colombia.
 VALDERRAMA, Mario y Héctor Mondragón. 1998. Desarrollo y Equidad con
campesinos. Misión Rural-IICA-FINAGRO. Tercer Mundo Editores. Bogotá
 VARGAS, Alejo. 1994. Participación social, planeación y desarrollo regional.
Universidad Nacional de Colombia. Facultad de sociología.
 ZABALZA, Miguel A. 2003. Competencias docentes del profesorado universitario.
Calidad y desarrollo profesional. Narcea, S. A de ediciones. Madrid España.
 ZIMMERMAN, Joseph. 1992. Democracia participativa: el resurgimiento del
populismo. Limusa; grupo Noriega Editorial. Ciudad de México. México.

También podría gustarte