Está en la página 1de 2

RELACIÓN ENTRE LEY Y CONCIENCIA

Nuestra Teología Moral se fundamenta en la Alianza entre Dios y el ser


humano, Alianza en la que Dios toma la iniciativa con una revelación en la
que nos anuncia su intención de hacernos hijos suyos y exige por nuestra
parte una respuesta de fe y conversión. El lugar privilegiado del encuentro
entre Dios y el hombre es la conciencia moral. Por una parte la conciencia es
verdaderamente la voz de Dios, cuya presencia íntima nos hace descubrir los
valores y orienta el alma hacia un mejoramiento, pero por otra parte la
conciencia representa también al hombre, pues éste puede hacer buen o mal
uso de su luz y de las fuerzas morales.

Es en la conciencia donde se encuentra la dignidad de la persona. En base a la


conciencia podemos abrazar la responsabilidad y esto determina la
moralidad, es decir el mérito o demérito de sus acciones. La conciencia es la
fuente de la libertad.

Es necesario que el hombre tenga a su disposición normas morales. En la vida


moral hay dos polos que conviene saber distinguir y unir: el polo objetivo de
la ley moral y el polo subjetivo de la conciencia, teniendo la conciencia un
papel insustituible, pues debemos hacer lo que nos exige, ya que es nuestra
última norma y según ella seremos juzgados.

Se trata de conocer y realizar lo que Dios nos pide, es decir como seguir
prácticamente a Jesucristo, centro, origen y meta de nuestra vida,
dejándonos llevar por su gracia e intentando poseer una recta relación entre
ley y conciencia.

En consecuencia la ley hemos de verla en conjunción con el sujeto que


responde. El hombre no es un autómata que reacciona espontáneamente a
las exigencias morales, sino una persona que responde a lo objetivo tal como
él lo percibe. La función de la conciencia moral no es sólo la de aplicar las
normas morales objetivas, sino también la de descubrir, con un ancho
margen de iniciativa, los valores morales que han de aplicarse a fin de
conseguir la realización auténtica de la persona. Actualmente la Teología
bíblica, la primacía en lo moral de la caridad y el Vaticano II muestran un
renovado interés hacia lo subjetivo: se insiste en un mayor amor, sinceridad,
libertad, apertura y sentido de la responsabilidad.

La conciencia moral cristiana en este nivel es el mensaje de Cristo


proclamado a cada uno de nosotros personalmente. El Cristianismo más que
algo, es decir un dogma, una moral o una liturgia, es Alguien: Cristo. Cristo es
para el cristiano el centro de la Historia, el Camino, la Verdad y la Vida. Ser
cristiano consiste ante todo en dar un sí a Cristo con todas las consecuencias.
La palabra de Cristo resuena de manera permanente para todas las
generaciones hasta el fin de los tiempos dentro y fuera de nuestros
corazones. La conciencia moral cristiana es pues la repercusión que esta
Palabra tiene en nosotros, y al aceptarla e interiorizarla nos cristificamos.

La conciencia moral cristiana es por consiguiente la conciencia que tiene el


cristiano de ser otro Cristo.

También podría gustarte