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Dinorah Marzán, siempreviva

Por Elma Beatriz Rosado

A Porfirio y a Lester, niños de Culebra siemprevivos en la memoria de Dinorah

Dinorah Marzán, cuando niña

“A las cuatro de la tarde vienen todos los pájaros del


mundo a este lago que se metió en mi vida como tú.”
Dinorah Marzán

A Porfirio lo veíamos crecer aceleradamente y nos conmovía su ternura. A Lester le


decíamos “el niño de la sonrisa más hermosa del mundo”. Solamente dudábamos de
la veracidad de esa frase cuando veíamos la foto de los niños pemón, dos preciosos
indiecitos venezolanos que regalaban sonrisas contagiosas. Una de ellas,
confeccionada con todas las ganas, y la otra, sin apenas un esfuerzo y suavemente
risueña.

“Los niños pemón” Carlos Javier Vázquez


Dinorah Marzán, siempreviva, Elma Beatriz Rosado 2

Aquella hermosa foto de los pemón fue la imagen que le regalé a Dinorah el día en
que finalmente volvimos a encontrarnos tras una breve pausa, por “causas ajenas a mi
voluntad”. La foto me la había obsequiado un compañero tras su viaje al Festival de la
Juventud en Venezuela y era una foto mágica, pues borraba las tristezas y los
sinsabores que suelen acaecer en la vida. Aquella tarde celebrábamos la
recuperación de Dinorah, que —según ella me contaba— ya marchaba por buen
rumbo.

Le creí. Por eso, decidí ir a la actividad a la que me había comprometido asistir esa
noche. Había dudado en cumplir, porque mi ánimo no se componía para llegar allí
debido a la situación tan complicada por la que Dinorah atravesaba. Ella insistió en
reafirmarme que el tratamiento estaba dando resultado y ya había mejoría. Entonces,
me fui tranquila. Además, le había dejado la imagen de los pemón. La había
mandado a preparar mediante la tecnología “giclée”, y había quedado hermosa,
con todas sus tonalidades de gris y excelente contraste. De seguro, esas sonrisas
indígenas la animarían.

Casi a la medianoche recibo una llamada de urgencia: Dinorah estaba en el hospital,


en sala de emergencias. Salí de la actividad a toda prisa; una compañera me dejó allí
poco después de la medianoche. Ya se iba haciendo domingo…

El cuadro era de cuidado. De seguro la moverían a la unidad de cuidado intensivo tan


pronto hubiera cama. Conversábamos muy poco. Al amanecer vendría alguien a
estar con ella. Mientras, compartíamos minutos eternos de inquietudes, ninguna
pronunciada explícitamente. Siempre fue así. Nos hablábamos recurriendo a las
imágenes, a las canciones, a los versos, a los recuerdos… Cerca de las seis de la
mañana me despedí. Yo debía procurar encontrar un medio de transporte para
regresar a mi casa e intentar desentumecerme —tras haber asumido la rigidez de la
silla del hospital— y trataría de descansar un poco.

Así comenzó una jornada intensa, preocupante y extensa en el mes de mayo de 2006,
que duró muchas lunas. En el hospital conocí a seres importantes en la vida de
Dinorah. Durante un mes vivimos horas de vigilia, anhelando su recuperación, aun ante
el cuadro desesperanzador que los médicos presagiaban. Dinorah estaba consciente
de la situación. Como médica, conocía perfectamente lo que estaba pasando y lo
que se esperaba en el futuro inmediato. Pero, desde todos los flancos emergió un
frente de resistencia. Y desde Dinorah emanaba una fuerza descomunal para resistir.

Los amigos y compañeros de Dinorah recorríamos los pasillos del hospital y hacíamos
tertulias en el patio, cada cual ofreciendo energías, oraciones, hechizos, lágrimas,
poemas, canciones, en fin, todo aquello que pudiera fortalecer las mentes, corazones
y espíritus para amarrar a Dinorah a este mundo. No podíamos dejarla ir. Los médicos,
comprometidos, se esforzaban en cumplir la misión que habían asumido. Surgió la
presencia de “Miss Camacho”, la supervisora de enfermeras de la unidad de cuidado
intensivo. Su dedicación y vocación se mantiene en el recuerdo de quienes la
conocimos, afanada en la recuperación de nuestra amiga. Todos estos empeños se
juntaron para avivar fuerzas.
Dinorah Marzán, siempreviva, Elma Beatriz Rosado 3

Los amigos de Dinorah éramos de extracción variada, de ambientes tan distintos como
las ciencias naturales, las artes escénicas y la tecnología —solo por mencionar algunos.
Cada uno tenía una imagen distinta de quién era Dinorah. De repente, comenzamos a
compartir anécdotas, experiencias, y así, entre todos, fuimos armando un mosaico con
piececitas de los distintos elementos que conformaban a nuestra amiga. Surgió un
mosaico tornasolado, una Dinorah de proporciones monumentales.

Y la historia no tuvo fin. Dinorah, por segunda ocasión en su vida, había vencido los
presagios latentes. Era una siempreviva.

Ocho años más tarde —también en el mes de mayo, un día 26—, dicen que Dinorah
se ha ido. Quienes la conocieron no lo creen posible. Y si así fuera, no habrá olvido que
valga. Ni siguiera su Olvido 140: “Voy a saciar la sed de ti bebiéndome tu olvido.”

Dinorah, siempreviva. ¿Por qué la recordamos?

Por su sencillez, por su sensibilidad, por su poderosa fuerza creativa…

Por su poesía, que es prueba de amor y vida.

Por conservar secretos y confidencias con lealtad.

Por no poner límites a su capacidad para soñar.

Por su lucha por la Libertad y por la Patria.

Por su amor por Filiberto Ojeda Ríos.

Porque en ella vivían y recitaban revolución y poesía Juan Antonio Corretjer Montes y
Julia Constancia Burgos García, en remolinos impetuosos, tanto para la poesía como
para la revolución.

Por su inevitable y derrochadora música, que parecía ser una condición congénita en
ella.

Por sus añoranzas de Maelo, en especial aquélla sobre el día en que el hijo de doña
Margó salió a buscar cigarrillos y luego apareció en Panamá.

Por sus tertulias con Tite en Radio Universidad, la que siempre fue la casa de los amigos.

Por su entusiasmo por las interpretaciones de Tania Libertad.

Por su irrefrenable afición por el arte de Martirio y la fascinación con su clandestino


personaje con gafas de sol.

Por su apego por las tortugas y sus constantes observaciones envidiando ese caminar
tan pausado que tienen esos animalitos.
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Por su imperecedero miedo a los perros y la candidez con que lo expresaba.

Por sus relatos extraordinariamente sencillos y conmovedores, como el del guardia de


seguridad en Culebra que batallaba con la enorme cantidad de mariposas que
invadieron su caseta de vigilancia. “¿Tú te imaginas que imagen más fantástica?”,
decía.

Por su devoción por su antiguo San Mateo de Cangrejos y por sus esfuerzos de
reanimación, nunca de rescate, de su amado Santurce moderno.

Por sus intercambios en los semáforos, cuando compartía con quienes habían hecho
del consumo de drogas un hábito. Por esas conversaciones, consejos, o simplemente
porque los escuchaba, como los vecinos que eran.

Por compartir su comida con los deambulantes, no solo los que se cruzaban en su
camino, sino los que se empeñaba en encontrar después de dar vueltas por las calles
santurcinas hasta entregar el plato de comida que llevaba en el carro.

Por su capacidad para cuidar a su prójimo, a la humanidad. Por sus labores como
salubrista, por sus orientaciones y trabajo en el manejo de emergencias a nivel
nacional.

Por su dedicación a las islas-municipio, en especial, a Culebra, donde hizo vida


permanente para laborar en el centro de salud de la Isla Chiquita.

Por cuidar de los niños de Culebra, tras el paso del huracán Hugo, y darles fortaleza
para enfrentar las dificultades, especialmente, por acariciarles el alma y ofrecerles
sueños y esperanzas, alejándolos de los dolores de la tragedia. Y por ser parte de los
esfuerzos para que los Tres Reyes Magos pudieran llegar de la mar a la playa
culebrense para compartir con los niños ese siguiente 6 de enero.

Por su dolor tan intenso ante la pérdida de Jacquie, —una teatrera y ser humano
excepcional, de voz suave y serena, cómplice sanadora de los niños de Culebra—,
quien murió demasiado joven porque un conductor ebrio embistió contra su fragilidad
en la oscuridad de un 30 de junio, en la carretera 30, hace ya siete años.

Por sus visitas y ceremonias en el Jardín de los Siemprevivos —un espacio amparado
por una bandera puertorriqueña— donde hay sembrados árboles en recuerdo de
personas muy especiales que ya no habitan este mundo. Dinorah soñaba con sembrar
allí árboles escogidos a imagen y semejanza de compañeros y amigos queridos ya
fallecidos.

También por su dedicación al Bosque de los Siemprevivos, tierra que alberga a los hijos
e hijas que fallecieron por causas violentas, y que recibe a los padres que acuden a
sembrar árboles, en un proceso de alivio, vida y esperanza para continuar la jornada...
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Por su defensa de nuestra tierra, de las aguas, de los árboles, especialmente, de El


Yunque cuando era amenazado:

“Ésta no es tierra de nadie, tiene dueño, son federales.


Que otra cosa sería si fuéramos nosotros
Los dueños de la sombra,
De todos estos árboles,
Los amos y señores de esta agua…”

Por sus relatos sobre las aisladas comunidades indígenas mexicanas con las que
compartió cuando ejercía sus prácticas de medicina.

Por su recuerdo de la indiecita mexicana que se empeñó en tener tres orificios de


pantalla en cada oreja porque justo así los tenía Dinorah.

Por sus recetas de ensaladas de mariscos con cilantro y sus tacos mexicanos genuinos
y el mole poblano.

Por sus artes sanadoras, sus terapias alternativas, por usar la poesía, el teatro, la música
y las artes gráficas como herramientas para la sanación, especialmente tras los efectos
devastadores que dejan los desastres naturales o artificiales en los niños.

La recordamos por tantas y tantas otras cosas…

Pero, debo dejar que sea Dinora quien hable de sí misma:

Ficha Biobibliográfica de Dinorah Marzán


Por Dinorah Marzán

• Mujer mestiza.
• Natural y vecina de San Mateo de Cangrejos, Santurce, Puerto Rico.
• Músico, Poeta y... Graduada de Medicina en México.
• Primer premio en el Certamen de Poesía del Instituto Politécnico
Nacional, México, 1981
• Forma parte del Poemario de la Mujer Puertorriqueña del Instituto de
Cultura Puertorriqueña, San Juan, P.R. 1979. Sobre su participación en
este poemario Doña Josefina Rivera de Álvarez señala en el texto
Literatura Puertorriqueña: Su Proceso en el Tiempo (Ediciones
Partenón, 1983). "La poesía de su pluma que se recoge en el
Poemario de la Mujer Puertorriqueña refleja en su fondo inquietudes
de orden social y político, y apoyos temáticos y lingüísticos en la
realidad del país."
• Mención honorífica en el Certamen de Poesía de la Revista Mairena
1994.
• Ha publicado en periódicos y revistas en y fuera de Puerto Rico.
• Su trabajo se encuentra en varias antologías de poesía de Puerto
Rico.
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• Fundadora del Taller Editorial Y PUNTO, colectivo editorial


especializado en publicaciones de libros-arte de edición limitada.
• Diseñadora y " propietaria" del Colmado de Versos, estructura móvil
donde se venden poemas al detal. Este proyecto fue auspiciado por
el Instituto de Cultura Puertorriqueña.
• Propulsora en Puerto Rico de sicoterapias alternativas entre las que
figuran: poesía terapia, músico terapia, psicodanza, técnicas
psicodramáticas, aromaterapia, terapias lúdicas y psicoimaginación.
• Ha ofrecido talleres de poesía terapia para el Centro de Artes
Rehabilitadoras, Inc. y el Instituto de Cultura Puertorriqueña.
• Además ha ofrecido talleres de poesía en comunidades de alto riesgo
a poblaciones especiales: niños y adolescentes de residenciales
públicos de San Juan, Ponce, Humacao y Mayagüez, pacientes
mentales y confinadas, combinando su experiencia en el manejo de
crisis sicosocial. Estos talleres han sido ofrecidos con el co-auspicio de
la Corporación de Renovación Urbana y Vivienda, el Instituto de
Cultura Puertorriqueña y la Fundación de Puerto Rico.
• Fundadora y Directora Ejecutiva de C.A.R.E. Centro de Artes
Rehabilitadoras, Inc. Institución sin fines de lucro que reintegra a las
artes a los procesos psicoeducativos, terapéuticos y de rehabilitación.
• Compositora de música para obras de teatro y espectáculos de
danza moderna y danza experimental. Sobre su trabajo como
compositora en la obra El León y la Joya, Lydia Milagros González en
el artículo periodístico África en Puerto Rico (Periódico Diálogo,
septiembre 1989, págs. 26, 27) señala: "Hay además que mencionar al
menos, algunos de los valores creativos que hicieron de esta
experiencia una feliz. Además de lo innovador en la realización de la
escenografía ya mencionada, hay que alentar la creación musical de
Dinorah Marzán..."
• Músico Percusionista
• Poemarios Publicados:
• Poemas en Lágrimas (México, 1975) Edición de la autora
• Cosas y Versos (bolsa poemario) (México, 1983) Libro artesanal,
impreso totalmente a mano, de edición limitada a cien
ejemplares.
• Misil de Letras Anti nucleares Antología especial en saludo a la
Primera Caminata en Contra de las Armas Nucleares. (Puerto Rico,
1985. Taller Editorial Y PUNTO)
• 8.1 Hecho por México (México 1985, Taller Editorial Y PUNTO)
Poemario hecho en solidaridad con el pueblo mexicano tras el
Sismo ocurrido en septiembre de 1985. Edición limitada a 300
ejemplares, no para la venta, repartidos en actividades
multitudinarias pro damnificados.
• Poemas a el amor, Poemas ante el amor, Poemas con amor,
Poemas contra el amor, Poemas de amor, Poemas desde el amor,
Poemas donde el amor, Poemas en el amor, Poemas entre el
amor... Subraye el título deseado. (Puerto Rico, 1986). Libro
artesanal de edición limitada a cien ejemplares.
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• Versado y de Larga Duración (homenaje póstumo a Ismael Rivera,


el Sonero Mayor (Puerto Rico, 1987). Libro artesanal, presentado
dentro de una carátula de L.P. en edición limitada a 200
ejemplares.
• Actualmente está preparando una antología de su trabajo.

Posteriormente a este escrito, Dinorah publicó su poemario “Olvido”, del cual preparó
una presentación audiovisual.1 Conocer un poco más sobre sus ideas es posible en la
entrevista “Política de la belleza: Entrevista con Dinorah Marzán”.2 Y sobre su
pensamiento, sus versos, sus escritos y su obra, en su página digital.3

Parece ser que el nombre Dinorah es de origen arameo y significa luz o iluminada.
Quienes llegaron a conocerla eran conscientes de que la amiga, compañera de
lucha libertaria y de justicia social, protectora de los árboles y cuidadora de las mentes
era un ser de luz que habitaba entre nosotros.

Es sumamente importante señalar que Dinorah amaba la casa del lago y allí fue feliz.

1
http://dinorahmarzan.com/post/66051628623/video-promocional-del-poemario-olvido
2
http://dinorahmarzan.com/post/66297087442/nuestra-aparente-rendicionqueremos-construir-paz-y
3
http://dinorahmarzan.com/page/5
Dinorah Marzán, siempreviva, Elma Beatriz Rosado 8

Yunquetazo

¿De qué se trata ahora?


De perseguir fertilidad de mujeres,
De robar hombres
Y mandar a matarlos en Oriente,
De secar ríos, de dañar aires,
De violar islas infantes, islas grandes.
De qué se trata ahora:
Solo de cortar árboles
Solo de castrar montes
Solo de crear valles
En este terruñito que es parte de sus partes.
Y qué de malo tiene
El que ejerzan de nuevo
Su derecho de amos, de tiranos cobardes.
¡Que lo hagan, que lo sigan haciendo!
Que satisfagan con la cascada
Su sed de manantiales.
Que controlen los vientres de todas nuestras madres,
Es más, si lo desean
Que se lleven las calles,
Los adoquines grises,
La garita del Morro, la tierra,
las semillas, los pájaros y el aire.
Ésta no es tierra de nadie, tiene dueño, son federales.
Que otra cosa sería si fuéramos nosotros
Los dueños de la sombra,
De todos estos árboles,
Los amos y señores de esta agua,
De estos montes,
De estos ríos y valles
Que otra cosa será
Por eso, mientras tanto
¡rápido, corten árboles!
(De paso hagan un hoyo grande, grande)
Con leña prenderemos su hoguera
Con su sangre regaremos los valles.

Dinorah Marzán
Octubre de 1986

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