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El 10 de agosto fue la quinta entrega del festival Ruidismos, realizada en un sótano del
centro comercial Camino Real, en san Isidro. Ruidismos es un evento que se
gestiona cada año y reúne proyectos musicales de distintas escenas
underground peruanas. La noche constaba de 8 proyectos musicales, nacionales
e internacionales, de la escena underground actual. Según la descripción del
evento, 3 proyectos, Paundra, Abel Castro y Paola Torres, pertenecen a la rama
de la exploración y experimentación electrónica. Paundra es un proyecto a duo
de un guitarrista y un bajista, en donde exploran técnicas extendidas en sus
instrumentos, con el uso de distintos materiales para producir el sonido, como
fierros frotados en las cuerdas o metales percutidos sobre ellas, y cadenas
complejas de pedales de efectos, logrando así composiciones que contienen
sonoridades disonantes en un discurso ligado al drone. Abel Castro es un músico
que se ha dedicado a la exploración sonora por medio de instrumentos gestuales
construidos por él. En Ruidismos, utilizó unos guantes programados para
generar sonido y poderlo manipular por medio de movimientos que él realice con
el brazo y con los dedos, para esto él tiene que programar (en un lenguaje
complejo) las características del sonido y secuenciarlas con parámetros de
movimientos. Su sonido es industrial-electrónico. Paola Torres utiliza telares
especiales, programados por ella, en donde al palpar en lugares específicos se
genera sonido y a la vez se puede manipular, y también activar samples
previstos, gracias a sensores especiales y al material de la tela, de carácter
conductivo.
Otro grupo de artistas que se presentaron fueron parte de movidas del rock
experimental, tenemos a Anal Coma Consortium y a Specto Caligo. Specto Caligo
sorprendió con una identidad post punk dura, que dialoga con una sonoridad conocida
como death rock. Otros dos proyectos los conforman Dj saló y Server, definidas como
dark-techno e Italo-disco. Y Silverio, quien fue el artista principal de la noche, artista
electrónico conocido por realizar performances particulares en donde se relaciona con
el público y genera un diálogo entre ambos durante su presentación. Silverio se muestra
como un personaje desaliñado y grosero, que puede intercambiar insultos, escupitajos,
empujones, con el público de acuerdo a cómo se va desarrollando su escenificación.
La noche tuvo un público variado perteneciente a distintas escenas musicales, sin duda
es la idea del evento, pues el espacio en esta última entrega fue bastante amplio, tuvo
bastantes asistentes y el local se llenó. Al inicio me llamó un poco la atención que se
haya dispuesto no cobrar entrada, mecanismo que, con el tiempo, uno va entendiendo,
pues estos eventos usualmente son baratos o gratuitos, con respecto al ingreso. En
Ruidismos la única fuente de ingresos provenía de la venta de bebidas y comida, en
donde la cerveza fue la principal consumida. Retomando el tema del público, pude
observar y conversar con algunos asistentes, la mayoría de ellos eran artistas o estaban
relacionados con él, poetas, pintores, punks (dicho sea de paso, en una presentación
se armó un pogo), melómanos.
AMPLIFY 2019
La escucha como acción es una serie de conciertos de música que reúne dj’s, artistas
electrónicos, instrumentistas que sean afines a la exploración sonora. Asistí a la primera
entrega, en donde se presentaron, sobre todo, artistas de lo que se denomina computer
music, en donde con técnicas de programación y sampleo se generan sonidos y
posteriormente son emitidos y manipulados en vivo. También se presentaron dos
instrumentistas, Silvana Tello tocó un Theremin digital, que podía agregar filtros y
efectos a la cadena de audio; y Alejandro Brianza, un compositor argentino que explora
sonoridades y estructuras no convencionales con instrumentos de viento, piano, e
instrumentos electroacústicos.
En la primera entrega y la segunda (que no asistí) ocurrió un fenómeno interesante, no
tuvieron casi ningún asistente, a pesar de haber manejado la propaganda en redes y la
gestión de manera profesional. El evento se publicó con antelación y se programó para
un fin de semana en la noche. Yo creo que más tuvo que ver con la ubicación, fue en el
jirón Caylloma, centro de Lima. El local está ubicado en una cuadra que se ve peligrosa.
Estos eventos normalmente terminan pasando las 12 de la noche, quizás el factor de
riesgo pudo haber jugado en contra. Otra razón puede ser que el local es conocido por
albergar fiestas de techno y conciertos de metal; la novedad de realizar un concierto de
música “experimental” en un lugar conocido por otro público también pudo ser otro
factor, en mi opinión, no más que la ubicación, que, más que representar un lugar
peligroso, está muy alejado de los lugares en donde estos conciertos se realizan
usualmente. Más hacía Lince o Jesús María.
PROPAGACIÓN CIRCULAR
Propagación circular es un ciclo de música del que soy parte de la gestión junto con dos
amigos músicos. Dichos eventos han sido realizados en dos ubicaciones: El Paradero
Cultural de Lince, y en una casa vacía en Magdalena. La curaduría abarca
prácticamente un mismo grupo de artistas, que estén dentro de la movida underground
de la exploración sonora. Además, se han presentado instrumentistas improvisadores
libres, muchos con influencia de la escuela clásica y del jazz. Además, hay un espacio
para artistas visuales donde exponen sus trabajos (fotos, fanzines, dibujos). La
recepción ha sido bastante positiva.
Al ser parte de la gestión y al conversar con varios asistentes y artistas que se
presentaron, podría decir que una de las características que agregan valor en cuanto a
la acogida de los asistentes – al menos en los eventos realizados en la casa de
Magdalena – es que tiene una escenografía más relacionada con la idea de
underground. La casa está medio abandonada, el escenario es oscuro, adornado con
luces tenues. En dichos eventos, el espectador se comporta de una manera muy atenta,
calmada y abierta sensorialmente al artista en escena.
Después de haber visto la cantidad de esta clase de eventos musicales rondando por la
ciudad puedo decir que la escena underground limeña, aún pequeña, está activa y
presente, conformada en su mayoría jóvenes de mentes abiertas, afines a la música,
cine, diseño, pintura, entre otras expresiones.