Está en la página 1de 12

Documento

Título: El daño punitivo en la Ley de Defensa del Consumidor y su exclusión del nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación. Validez constitucional
Autor: Luft, Marcelo Enrique
Publicado en:
Cita Online: AP/DOC/828/2016
Sumario: I. Introducción a los hechos de la causa.— II. Los daños punitivos.— III. El instituto. Funciones y
requisitos para su procedencia.— IV. Sobre la finalidad ejemplificadora del Instituto. Improcedencia por el solo
incumplimiento contractual.— V. La responsabilidad civil en las relaciones de consumo. Distintas posturas.—
VI. Sólo procede a petición de parte y no de oficio. El deber del juez de valorar su procedencia y el quántum de
la sanción.— VII. La función punitiva en la responsabilidad por daños y su exclusión en el Código Civil y
Comercial de la Nación. Su validez constitucional.— VIII. La relación de consumo en el nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación.— IX. La regulación del contrato de consumo.— X. Los principios aplicables en la
relación de consumo.— XI. Interpretación y prelación normativa. El estatuto del consumidor.— XII. A modo de
colofón
I. Introducción A Los Hechos De La Causa

La sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial Mercedes,


Provincia de Buenos Aires, resolvió en las actuaciones "Lespade Carlos Matías v. Telecom Personal SA. s/
Daños y perj. Incumplimiento Contractual (Exc. Estado)", rechazar el planteo de inconstitucionalidad formulado
por una empresa de telefonía contra el art. 52 bis de la ley 24.240 como así también revocar parcialmente la
sentencia de primera instancia apelada por el actor en cuanto no hizo lugar a la aplicación de la multa civil
dispuesta en dicha norma, la que terminó fijando en la suma de $ 4.000 (1).

Para resolver en tal sentido, entendió el juez preopinante —voto al que adhirió su colega— (2) que si bien se
han esgrimido argumentos muy serios para sostener que el art. 52 bis de la ley 24.240, tal como está redactado,
sería inconstitucional por su naturaleza penal y su consecuente función punitiva, lo cierto es que la norma no
puede ser tachada de esa forma al realizar una interpretación armónica de su texto y de las leyes que protegen al
consumidor en su conjunto en consonancia con la Constitución Nacional como fuente primera. Así, sostuvo que
el análisis debe partir de la base de que la declaración de inconstitucionalidad de una norma es la última ratio
del orden jurídico, según pacífica e inveterada jurisprudencia del Máximo Tribunal que cita, cuestión que
implica "que si una norma ofrece dos (o más) interpretaciones posibles, una de las cuales conduce a su
inconstitucionalidad y otra a su validez constitucional, debe optarse por esta última" siendo deber del juez el de
"interpretar el art. 52 bis en armonía con el art. 42 de la CN y con resto de la ley".

En este lineamiento, resaltó que si bien es cierto que "tal como está redactada la norma" parecería
"irrazonable" según el art. 28 de la Constitución Nacional "toda vez que contempla la sanción por el sólo
incumplimiento de obligaciones legales o convencionales, sin ninguna especificación acerca de la conducta
pasible de ella ni gravedad alguna, dejando su imposición y graduación a la mera discrecionalidad del juez sobre
la base de pautas tan abiertas como la "gravedad del hecho y demás circunstancias del caso", señaló que
"paradójicamente, es precisamente esta discrecionalidad judicial la que permite una interpretación conforme a la
Constitución".

En relación a la armonía con el resto de la ley destacó que "debe tenerse presente que en el Título II
contempla las facultades de las autoridades de aplicación (del orden nacional, de la CABA y de las provincias)
para instruir actuaciones administrativas por infracciones a la ley y sus normas reglamentarias y aplicar
sanciones, que pueden llegar a multas de hasta $ 5.000.000, clausuras de establecimientos, decomisos o pérdida
de concesiones (art. 47)". Asimismo, remarcó que el art. 49 "prevé que para la aplicación y graduación de esas
sanciones debe tenerse en cuenta el perjuicio resultante de la infracción para el consumidor o usuario, la
posición en el mercado del infractor, la cuantía del beneficio obtenido, el grado de intencionalidad, la gravedad
de los riesgos o de los perjuicios sociales producidos, la reincidencia y demás circunstancias relevantes del caso.
Es decir "la misma ley contempla, para la aplicación de sanciones administrativas, todo lo que en la doctrina y
jurisprudencia del derecho comparado dio lugar al nacimiento de los punitive damages, que nuestra ley, sin
embargo, recepta, de una manera muy distinta, en el art.52 bis de la LDC".

En apretada síntesis y para no exceder el objeto de esta obra, la Cámara sustento su postura en que: a) el art.
52 bis de la ley 24.240, como toda norma infraconstitucional exige que sea objeto de una interpretación
conforme a la Constitución; b) no surge de nuestro ordenamiento constitucional impedimento para que el
legislador establezca penas de carácter civil, siempre y cuando se apliquen resguardando las garantías

© Thomson Reuters Información Legal 1


Documento

constitucionales, en particular el derecho de defensa y el debido proceso, aún cuando no se entiendan estas con
la estrictez que rigen en el proceso penal; c) especialmente debe cuidarse el juzgador de no incurrir en la
violación del non bis in idem, lo que puede pasar si se superponen por las mismas conductas las penas
administrativas con las judiciales; d) el incumplimiento legal o convencional incurrido por el proveedor debe ser
particularmente grave, producto de un obrar doloso o con culpa grave, comprendiendo en este tipo de conductas
la violación al trato digno al consumidor que exige el art. 8 bis de la LDC; e) la multa impuesta no puede ser
fuente de un enriquecimiento desmedido del damnificado, dado que ello es violatorio de los principios de
igualdad y de razonabilidad de las leyes.

En consecuencia, interpretada de esta manera, entendió que el art. 52 bis de la ley 24.240 es constitucional.

II. Los Daños Punitivos

El instituto de daño punitivo aparece regulado por la LDC art. 52 bis (según texto introducido por ley
26.361). Una rápida lectura dicho artículo lleva a pensar que para la procedencia del daño punitivo alcanzaría
con demostrar el incumplimiento del contrato por parte del proveedor, y así ha sido entendido en algunos
precedentes que estiman que lo único que se requiere es la demostración de la existencia de dicho
incumplimiento (3).

Por el contrario, existe consenso mayoritario, tanto en el derecho comparado cuanto en la doctrina nacional,
acerca de que el daño punitivo únicamente procede en supuestos de particular gravedad, calificados (i) por el
dolo o la culpa grave, es decir, una falta grosera consistente en no haber tomado una precaución juzgada como
necesaria, que se configura cuando media una manifiesta y grave despreocupación identificándose con la
voluntad consciente más que con el simple descuido; (ii) por la obtención de un enriquecimiento ilícito y,
también, (iii) por un abuso de posición de poder cuando ella evidencia un menosprecio grave por derechos
individuales o de incidencia colectiva. De modo que debemos concluir que el instituto no se aplica en cualquier
caso, sino y sólo cuando aparecen dados aquellos supuestos, esto es, cuando la conducta de la parte que provoca
la ruptura del contrato va más allá del mero incumplimiento contractual (4).

Dispone el art. 52 bis, que la multa civil es independiente de cualquier otra indemnización que pueda
reconocerse al consumidor. Ello puede dar pie para suponer que se trata de una indemnización duplicada que
encuadraría en la noción de enriquecimiento incausado. Para superar esta dificultad se ha dicho que mientras la
indemnización del daño refiere a la reparación de los riesgos normales, la multa civil tiende a compensar los
daños extraordinarios, que surgirían del exceso del riesgo socialmente aceptable generado por la apetencia de
aumentar los beneficios y considerándose a la actividad económica como intrínsecamente riesgosa (5).

Sin perjuicio de destacarse la carencia de certeza de esta proposición, en tanto alude a un estándar de
significativa vaguedad que parece derivar la cuestión a un plano meramente semántico, si se piensa que la multa
civil tiene un objetivo compensatorio no se advierte cuál pudiera ser el rasgo diferencial con la responsabilidad,
dejando a salvo, por cierto, la intensidad de la reparación. En consecuencia, o bien el resarcimiento no ha sido
pleno, o efectivamente se duplicaría la indemnización, que es el principal óbice levantado frente a esta
concepción (6).

III. El Instituto. Funciones Y Requisitos Para Su Procedencia

El llamado daño punitivo como instituto halla sólido predicamento en el derecho anglosajón, donde se lo
designa como "punitive damages", o "exemplary damages", "non compensatory damages", "penal damages",
"aggravated damages", o también "additional damages" aunque tal denominación es en cierta medida objetable
(7) pues lo que se sanciona son ciertos ilícitos calificados por su gravedad y no el daño en sí mismo. En nuestro
medio, el "daño punitivo" ha sido definido como las "sumas de dinero que los Tribunales mandan pagar a la
víctima de ciertos ilícitos, que se añaden a las indemnizaciones por daños realmente experimentados por el
damnificado, que están destinadas a punir graves inconductas del demandado y a prevenir hechos similares en el
Futuro" (8). En efecto, este instituto se encuentra condicionado por la existencia de una conducta reprochable, su
aplicación es de carácter excepcional y de naturaleza restrictiva, y sólo procede cuando se incumplen
obligaciones con dolo, culpa grave, malicia o cuando el comportamiento importe un desprecio inadmisible (9).

Tanto en el derecho comparado como en la doctrina nacional, se ha recalcado que la sanción que surge de la
LDC, que el art. 52 bis sólo procede en casos de particular gravedad, calificados por dolo o culpa grave del
sancionado o por la obtención de enriquecimientos indebidos derivados del ilícito o, en casos excepcionales por
un abuso de posición de poder, particularmente cuando evidencia menosprecio grave por derechos individuales
o de incidencia colectiva (10).
© Thomson Reuters Información Legal 2
Documento

Tres son entonces, las funciones de tal instituto: sancionar al causante de un daño inadmisible, hacer
desaparecer los beneficios injustamente obtenidos provenientes de la actividad dañosa, y prevenir o evitar el
acaecimiento de hechos lesivos similares al que mereciera la punición (11).

Ello así cabe señalar que, de acuerdo con la LDC (art. 52 bis), la concesión de daños punitivos presupone: i)
el incumplimiento por parte del proveedor de sus obligaciones legales o contractuales; ii) la petición del
damnificado; iii) la atribución del magistrado para decidir su otorgamiento; iv) la concesión en beneficio del
consumidor; y v) el límite cuantitativo determinado por la ley 24.240.

IV. Sobre La Finalidad Ejemplificadora Del Instituto. Improcedencia Por El Solo Incumplimiento
Contractual

Se ha señalado que, en principio, el resarcimiento por daño punitivo (art. 52 bis, de la LDC), no resultaría
aplicable en cuestiones vinculadas con incumplimientos contractuales, aunque, en general, se admite su
procedencia excepcional cuando la conducta de la parte que provoca la ruptura contractual va más allá y es
acompañada por otro agravio (12). En conclusión, la finalidad perseguida con este tipo de instituto debe apuntar
a sancionar al causante de un daño inadmisible con eventual proyección social y hacer desaparecer los
beneficios injustamente obtenidos a través de esa actividad dañosa, con una finalidad ejemplificadora y
disuasoria respecto de su reiteración.

Sobre tal base, debe concluirse pues, en que la mención que realiza la LDC, en el art. 52 bis (reforma
introducida por la ley 26.361), relativa a la exigencia del "incumplimiento de una obligación legal o contractual"
debe ser entendida como una condición necesaria pero no suficiente para imponer la condena punitiva, debiendo
considerarse que la misma es de interpretación restrictiva, resultando procedente, únicamente, frente a la
existencia de un grave reproche en el accionar del responsable del daño debiendo haberse verificado que el
agente dañador ha actuado con "dolo" o "culpa grave", o con un deliberado designio de anteponer los propios
intereses y/o el propio beneficio, manteniéndose indiferente, de modo consciente, frente a los derechos de los
clientes o agentes gravemente perjudicados. Es que, no puede obviarse que la aplicación de la sanción debe
presuponer los extremos exigibles de responsabilidad y que apunta a la clara finalidad de sancionar graves
inconductas y a prevenir su repetición, a reflejar la desaprobación social frente a esas graves inconductas y
proteger al equilibrio del mercado. El "daño punitivo" traído a nuestra legislación no puede pues ser desligado
de la necesaria consideración de la naturaleza misma del instituto, dado que es independiente y funcional a la
gravedad del hecho, ya que agrava, con todo rigor, la indemnización que ya se haya estimado procedente. Así
pues, cabe solo en el debido contexto que justifique concederlo (13).

En el caso en análisis, la sanción impuesta por la Cámara no es más que la lógica consecuencia de la
finalidad preventiva del instituto: disuadir la concreción de conductas altamente reprobables mediante la
aplicación de una pena o castigo económico (14).

Es que la conducta que desplegó la demandada no puede pasar desapercibida al juzgador y debe ser
encausada en la finalidad disuasoria que se asigna a la multa que prevé la LDC en su art. 52 bis.

V. La Responsabilidad Civil En Las Relaciones De Consumo. Distintas Posturas

El art. 52 bis, de la LDC, modificada por la ley 26.361, incorporó la figura del "daño punitivo". Tal reforma
legislativa conllevó una modificación en la concepción de la responsabilidad civil de nuestro sistema
codificado, que preveía como presupuesto la idea de la reparación integral y plena del perjuicio causado.

Así, se ha dicho que la regla general en materia de reparación es que el responsable debe resarcir todo el
daño causado por su acto ilícito, sin que tenga carácter de pena, sino de indemnización. Así, por ejemplo, el
agravio moral debe ser entendido en su doble función, como sanción ejemplar al proceder reprochable y como
reparación a quienes padecieran las aflictivas consecuencias de dicho proceder (15).

En apretada síntesis, la indemnización del daño moral tiene carácter exclusivamente resarcitorio. Esta
conclusión se ve robustecida desde dos nuevas perspectivas. En primer término, ello es así a la luz de lo previsto
por la Ley de Defensa del Consumidor, si se advierte la procedencia de otorgar —en forma independiente a los
daños que revisten estricta naturaleza reparatoria— otros montos económicos que solo tienen por objeto
sancionar la conducta del responsable: tal el caso de los "daños punitivos" (art. 52 bis, de la LDC). Y, en
segundo lugar, a la misma solución se arriba desde el punto de vista de las previsiones contenidas en el Código
Civil y Comercial de la Nación (Ley 26.994), en vigencia desde el 1° de agosto de 2015 (de acuerdo con la ley
27.077), que distingue expresamente las dos funciones que tiene la responsabilidad civil: preventiva y
© Thomson Reuters Información Legal 3
Documento

resarcitoria (conf. arg. CCC, arts. 1710 y 1716). De allí que se sostiene que la antigua discusión que giraba en
torno a si la responsabilidad civil debía tener o no un componente punitivo, debería entenderse al día de hoy
definitivamente superada (16).

Por otro lado, se ha sostenido que exigir invariablemente en la totalidad de los casos que la conducta del
proveedor se oriente a lucrar actuando en perjuicio de los consumidores para hacer operativo el dispositivo del
art. 52 bis, y que aquello se haga intencionada y permanentemente, antes que proteger adecuadamente los
derechos que la LDC consagra expresamente, conduciría a privarlos de suficiente y eficaz tutela pues se
introduciría un límite que no tiene base en la ley.

Apreciar la cuestión de esta manera, parecería sumir en la desprotección a los perjudicados considerados
individualmente, es decir, se decidiría con abstracción del conflicto particular, porque siempre debería
comprobarse que ha habido una maquinación tendiente a vulnerar los derechos de un colectivo de sujetos, con
desatención de la específica conducta evidenciada en el caso concreto. Así, no cabe exigir la demostración de
una intención dañosa general y permanente que escapa evidentemente al ámbito regulatorio del mencionado art.
52 bis. Sólo puede, en principio, admitirse la ponderación de las aristas fácticas del conflicto individual de
intereses, en relación a la posición asumida frente a un consumidor en particular (17).

La Ley 24.240, en su art. 49 dispone que en la aplicación y graduación de las sanciones previstas en el art.
47 de la presente ley se tendrá en cuenta el perjuicio resultante de la infracción para el consumidor o usuario, la
posición en el mercado del infractor, la cuantía del beneficio obtenido, el grado de intencionalidad, la gravedad
de los riesgos o de los perjuicios sociales derivados de la infracción y su generalización, la reincidencia y las
demás circunstancias relevantes del hecho. De allí que, como ha sido juzgado, para establecer no sólo la
graduación de la sanción sino también su procedencia, resulta de aplicación analógica lo establecido por el art.
49 de la ley. Véase que, en efecto, no obstante aludir puntualmente a las sanciones administrativas, fija un
principio de valoración de la sanción prevista por la norma (18).

Se ha decidido que, frente a la amplitud y vaguedad del texto de la LDC (art. 52 bis), la doctrina se ha
encargado de interpretarlo y de precisar los requisitos que hacen a la procedencia de la figura, aplicando
criterios seguidos en el derecho comparado (19); por lo que no alcanza con el mero incumplimiento de una
obligación legal o contractual sino que tal inconducta debe ser particularmente grave, consciente, deliberada y
temeraria, caracterizada por mediar culpa grave, dolo o al menos una grosera negligencia que haya generado
una lesión o daño en el consumidor o la obtención indebida de una ventaja por parte del proveedor, o bien
consista en el abuso de una posición de poder que evidencie un menosprecio grave a derechos individuales o de
incidencia colectiva (20).

VI. Sólo Procede A Petición De Parte Y No De Oficio. El Deber Del Juez De Valorar Su Procedencia Y El
Quántum De La Sanción

La LDC es contundente al establecer que la multa civil (art. 52 bis), sólo procede a pedido del consumidor o
usuario que ha sufrido un incumplimiento legal o contractual del proveedor. En otras palabras, no puede el
magistrado interviniente castigar de oficio con la pena mencionada, al estar destinado el monto de la multa al
consumidor, es obvio que éste va a peticionar daños punitivos cada vez que tenga aunque sea una mínima
posibilidad de obtenerlo. Vistas las cosas así, no tiene mucho sentido prever la facultad del juez de imponer, por
iniciativa propia una multa civil (21).

Distinta es la cuestión referente al riesgo propio de la actividad del proveedor, que ha sido más que
suficiente explorada por la doctrina nacional que llegó a conclusiones realmente valiosas y equitativas, y que se
asienta precisamente en la responsabilidad objetiva. Pero en todos los casos en que deba apreciarse la aplicación
de la multa civil, el factor de atribución impondrá detenerse en el concreto obrar del proveedor, para discernir si
actuó con dolo, grave desaprensión o desinterés por los derechos e intereses ajenos o culpa. Esto implica admitir
que la gravedad es relativa porque el elemento inexcusable es la acción —positiva u omisiva— en desmedro de
los sujetos tutelados por el régimen de la LDC.

Se ha sostenido que "la aplicación del instituto es de carácter excepcional y de naturaleza restrictiva y que
solo procede cuando el proveedor incumpla sus obligaciones con dolo, culpa grave, malicia cuando el
comportamiento importe un desprecio inadmisible para el consumidor" (22).

El quantum de la sanción prevista por la ley 24.240: el art. 52 bis, no puede ser sino prudencial y fundarse,
como lo expresa la norma, en una graduación que tenga en cuenta "la gravedad del hecho y demás
circunstancias del caso, independientemente de otras indemnizaciones que correspondan", esto es, sin
© Thomson Reuters Información Legal 4
Documento

establecerse relación alguna con el monto de las reparaciones pecuniarias concedidas al consumidor (23).

La ley 24.240, art. 52 bis, que autoriza la aplicación de los llamados "daños punitivos", sólo confiere al Juez
la facultad de imponer sanciones al disponer que "el juez podrá aplicar una multa civil a favor del consumidor".
Así, no estamos en presencia de una imposición al Juzgador sino sólo una potestad que el magistrado podrá o no
utilizar según entienda que la conducta antijurídica previamente demostrada presenta características de
excepción que exigen, congruentemente, una condena "extra" que persiga no sólo resarcir a la víctima sino
también sancionar al responsable, quitarle todo resabio de rédito económico derivado de la inconducta, y que
genere un efecto ejemplarizador que prevenga su reiteración (24).

El instituto del daño punitivo, regulado en el art. 52 bis de la Ley de Defensa del Consumidor, es necesario a
la hora de poner coto a las conductas ignorantes de los perjuicios que, en muchos casos, generan las grandes
corporaciones, tanto a sus clientes como a quienes se constituyen en usuarios o se ven afectados por la
utilización de los servicios que aquéllas prestan (25).

VII. La Función Punitiva En La Responsabilidad Por Daños Y Su Exclusión En El Código Civil Y


Comercial De La Nación. Validez Constitucional

Esta finalidad no tendría ya por objeto prevenir o resarcir el perjuicio, sin sancionar a quien causa un daño a
otro deliberadamente, o con el propósito de obtener un rédito. Esta última función cobraría relevancia en los
supuestos en que quien ocasionó el daño lo hizo con dolo, o al menos con negligencia grave, teniendo en cuenta
que le era más beneficioso perjudicar a la víctima que no hacerlo. Su objetivo sería censurar la actuación
deliberada del agente cuando el resarcimiento del perjuicio no es suficiente para cumplir dicha tarea.

En el Anteproyecto entregado al Poder Ejecutivo nacional por la Comisión de Reforma dicha función
también estaba consagrada, tanto por su enumeración en el artículo en comentario, como por la consagración de
la sanción pecuniaria disuasiva en el art. 1714, del CCiv.yCom.

Sin embargo, fue excluida por el legislador del texto definitivo del Código, señalando en sus "Fundamentos"
la Comisión Bicameral creada en el ámbito del Congreso Nacional que la función punitiva es ejercida por otras
ramas del derecho, tales como el derecho penal y el derecho administrativo sancionador.

Luego de extraer del Código al instituto de los daños punitivos, la Comisión Bicameral mantuvo la
regulación de la punición excesiva, con su texto desdoblado en los actuales arts. 1714 y 1715. En ese sentido, la
Comisión consideró que su campo de aplicación se extiende más allá de la supresión de los daños punitivos, y
resulta aplicable a otras sanciones civiles, como las conminatorias (reguladas en el art. 804, del CCiv.yCom.), y
la regulación expresa de la ley 24.240 en materia de sanciones disuasivas (art. 52 bis). Asimismo, también
quedan comprendidas en su ejido las eventuales penas pecuniarias que se impongan al agente, en el ámbito
específico del poder punitivo.

Sin embargo, debe señalarse que la facultad del juez de morigerar las sanciones conminatorias ya se
encuentra prevista en el mismo art. 804 del mismo cuerpo legal. Así las cosas, es claro que el impacto principal
de la norma se dará en el ámbito de los daños punitivos consagrados en el art. 52 bis del régimen tuitivo del
consumidor, pues, en caso de que la sanción aparezca como irrazonable, el magistrado actuante puede recurrir a
las facultades comprendidas en las normas en comentario para morigerar la sanción. Máxime cuando, además,
la conducta que se imputa al proveedor haya sido objeto de una sanción administrativa (art. 47 y concs., de la
ley citada en último término).

Sin perjuicio de ello, se ha sostenido que las dos normas actuales (arts. 1714 y 1715 del CCiv.yCom.)
resultan desacertadas, ya que originariamente y unificadas contemplaban eventuales efectos de un instituto (la
sanción pecuniaria disuasiva que se eliminó del Código Civil y Comercial. La figura solo mantiene vigencia en
el art. 52 bis, de la LDC, que la denomina daño punitivo y se inscribe en las facultades judiciales morigeradoras
(26). El Instituto esta previsto como "multa civil" en el Proyecto de Código Civil de 1998.

En consonancia con lo resuelto por la Cámara en el caso en análisis, es dable destacar que la Corte Federal
tiene dicho que la declaración de inconstitucionalidad de un precepto de jerarquía legal (como lo es el art. 52
bis, de la LDC) constituye la más delicada de las funciones a encomendar a un tribunal de justicia, configurando
un acto de suma gravedad que debe ser considerado la ultima ratio del orden jurídico, por lo que no cabe
formularla sino cuando un acabado examen del precepto conduce a la convicción cierta de que su aplicación
conculca el derecho o la garantía constitucional involucrados (27).

© Thomson Reuters Información Legal 5


Documento

Además ha sostenido que el interesado en la declaración de inconstitucionalidad de las normas, debe


demostrar claramente de qué manera éstas contrarían la Constitución Nacional, causándole de ese modo un
gravamen, y principalmente que eso ocurra en el caso concreto (28).

VIII. La Relación De Consumo En El Nuevo Código Civil Y Comercial De La Nación

Desde el inicio del Código Civil y Comercial el derecho del consumo está presente. Así, en el mismísimo
"Título Preliminar" existen tres normas que hacen referencia a él. Recordemos que en el Titulo Preliminar se
establecen las reglas directrices de todo el sistema unificado.

Así, el Código Civil y Comercial regula en el Libro Tercero "Derechos Personales", Título III "Contratos de
consumo", en cuatro capítulos, a partir de los arts. 1092 al 1122 algunos tópicos relativos al derecho del
consumidor ya sea en materia de relación de consumo, formación del consentimiento, modalidades especiales y
cláusulas abusivas.

El art. 1092 empieza por definir la relación de consumo y al consumidor.

Así, dispone que la relación de consumo "es el vínculo jurídico entre un proveedor y un consumidor".
Mientras que "Se considera consumidor a la persona humana o jurídica que adquiere o utiliza, en forma gratuita
u onerosa, bienes o servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social. Queda
equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo como consecuencia o en ocasión de
ella, adquiere o utiliza bienes o servicios, en forma gratuita u onerosa, como destinatario final, en beneficio
propio o de su grupo familiar o social".

En la definición se utiliza el consumo final y se elimina la condición de no tener vínculo con la actividad
comercial, industrial, artesanal o profesional que no recepta la ley 24.240 y que había incluido la Comisión
Redactora.

La Comisión redactora explicó que la no profesionalidad era más consistente con el derecho brasileño, ya
que el Supremo Tribunal Federal consideró que no es aplicable el Código de Defensa del Consumidor a una
relación entre empresas, ya que lo contrario haría que se borre toda diferencia entre comercio y consumo, y
dicha generalización perjudicaría a los más débiles (29).

También se modifica la ley especial en lo que se refiere a la figura del consumidor expuesto que resultó una
traslación inadecuada del Código de Defensa del Consumidor de Brasil (art. 29) que contempla estas prácticas
comerciales pero no como noción general.

En el nuevo Código, el consumidor expuesto, queda equiparado al consumidor de la primera parte del
artículo en tratamiento, quien sin ser parte de una relación de consumo como consecuencia o en ocasión de ella,
adquiere o utiliza bienes o servicios (30).

IX. La Regulación Del Contrato De Consumo

El art. 1093, nos explica que Contrato de consumo "es el celebrado entre un consumidor o usuario final con
una persona humana o jurídica que actúe profesional u ocasionalmente o con una empresa productora de bienes
o prestadora de servicios, pública o privada, que tenga por objeto la adquisición, uso o goce de los bienes o
servicios por parte de los consumidores o usuarios, para su uso privado, familiar o social".

El Código introduce la noción de contrato de consumo que no está en la ley especial, utilizando las mismas
previsiones analizadas precedentemente.

En realidad, la noción de contrato de consumo resulta del ensamble de los conceptos de consumidor y de
proveedor de la legislación especial con especial énfasis en el objeto del contrato, "la adquisición, uso o goce de
bienes y servicios" y en el destino de dicho objeto que es el que caracteriza al concepto de consumidor —el uso
privado, familiar o social— (31).

Considero muy importante que el nuevo Código haya definido el contrato de consumo, como fragmentación
del tipo general de contratos, sujeto al orden público protectorio y por sobre todo reconocerlo como fuente
autónoma de las obligaciones.

En este tipo de contrato, la autonomía de la voluntad, uno de los pilares del contrato clásico, está
severamente limitada, al igual que el principio del efecto relativo que en la relación de consumo tiene alcances
acotados con la figura del consumidor expuesto, y de allí la importancia de su regulación específica en el
© Thomson Reuters Información Legal 6
Documento

Código (32).

X. Los Principios Aplicables En La Relación De Consumo

La relación jurídica de consumo es una definición normativa y su extensión surgirá de los límites que la
legislación le establezca a sus elementos: sujetos, objeto, fuentes. Coincidimos en que debe definirse la relación
de consumo "de modo que abarque todas las situaciones en que el sujeto es protegido: antes, durante y después
de contratar... siendo la relación de consumo el elemento que decide el ámbito de aplicación del derecho del
consumidor" por lo que debe comprender "todas las situaciones posibles" (33).

De esta manera, una noción acotada de la relación de consumo no dejaría sin poder considerar estos
supuestos expresamente contemplados por la legislación. Además, teniendo su fundamento principal en la
normativa constitucional, esta amplitud de criterio es la que mejor se adecua a una correcta hermenéutica (34).

Por ello, el objeto de la relación de consumo es el que se configura por la operación jurídica considerada o
los bienes a los cuales se refiere, que son los productos y servicios.

Sin dudas, el mayor aporte de la Ley 24.240 ha sido el principio "pro consumidor" declarado en el art. 3º
que establece que "en caso de duda, se estará siempre a la interpretación más favorable para el consumidor". De
este principio general protectorio derivan reglas particulares para su aplicación como la irrenunciabilidad de
derechos, y el de indemnidad (el consumidor no debe sufrir perjuicios materiales ni morales en la relación de
consumo). Los mismos cumplen una función fundamentadora de la norma: informar y propulsan al legislador,
permitiendo llenar vacíos legislativos e inducen la interpretación en el sentido más favorable para el consumidor
y la aplicación de la ley en igual sentido (35).

En virtud de la reforma de 1994 se introdujeron en nuestro ordenamiento jurídico nacional, en forma


expresa, el derecho a la vida, el derecho a la salud y el derecho al desarrollo humano. Otro artículo introducido
por la reforma constitucional consagra a su vez el derecho a la salud en la relación de consumo (art. 42, de la
Constitución Nacional).

XI. Interpretación Y Prelación Normativa. El Estatuto Del Consumidor

El art. 1094, del CCiv.yCom. dispone que "Las normas que regulan las relaciones de consumo deben ser
aplicadas e interpretadas conforme con el principio de protección del consumidor y el de acceso al consumo
sustentable".

La normativa del consumidor tiene carácter estatutario por estar integrada no sólo por la regulación
constitucional, el Código y la Ley de Defensa del Consumidor, sino también por todas aquellas normas
aplicables a la relación jurídica del consumo, conforme lo establece el art. 3º de la ley 24.240. Surge claramente
la intención del legislador de crear una cobertura amplia y completa para el consumidor, ya sea para cubrir
situaciones no contempladas, ya sea para otorgar una respuesta más favorable para el consumidor, la cual puede
encontrarse en normas que emerjan de diversas fuentes.

Así, se afirma que el Estatuto del Consumidor se integra por todas las normas y principios del Derecho
Privado patrimonial que sean aplicables a la relación de consumo, pudiendo extraerse disposiciones de diversas
leyes por tratarse de un sistema integral para la protección del consumidor y usuario.

En base a ello, no será menor dilucidar el alcance o límite de integración normativa, teniendo en cuenta que
la ley del consumidor señala que su aplicación debe efectuarse de modo integrado con las normas generales y
especiales aplicables a las relaciones de consumo. No dice que se integra con otras leyes, sino con las
vinculadas al consumidor, con lo cual se reconoce la autonomía del microsistema.

Así, el artículo consagra que las normas que rigen las relaciones de consumo, la manda constitucional del
art. 42, las que integran la tutela mínima incorporada en el Código y las del derecho estatutario (Defensa del
Consumidor, Lealtad Comercial y Defensa de la Competencia) deben interpretarse conforme al in dubio pro
consumidor (ya proclamado por el art. 3º de la ley 24.240 y por toda la jurisprudencia y doctrina consumeril) y
con el acceso al consumo sustentable.

No menos importante, es la introducción de la noción de consumo sustentable vinculada con el medio


ambiente que también es objeto de protección del Código.

Recordemos que el consumo sustentable implica asegurar que las necesidades básicas de la comunidad sean

© Thomson Reuters Información Legal 7


Documento

cubiertas, eliminando o reduciendo los excesos en el consumo y evitando los daños o impactos nocivos para el
ambiente (36).

En este lineamiento, el art. 1095 del CCiv.yCom. expresa que:"El contrato se interpreta en el sentido más
favorable para el consumidor. Cuando existen dudas sobre los alcances de su obligación, se adopta la que sea
menos gravosa".

El artículo reproduce textualmente la solución abordada por la Ley de Defensa del Consumidor en el art. 37
cuando se refiere a la interpretación del contrato, luego de la enunciación de las cláusulas que se tienen por no
convenidas.

Pero destacamos que la regla de interpretación menos gravosa para el consumidor, incluida en la regulación
específica de la interpretación de los contratos de consumo y ahora en el Código, responde a una concepción
sistemática, y en este sentido supera la redacción de la ley (37).

Precisamente, y por aplicación de una hermenéutica constitucional, el legislador previó la prevalencia del
criterio interpretativo más favorable para el consumidor.

En este sentido, veamos la prelación normativa que establece el Código unificado en materia de
responsabilidad civil. Así, en el art. 1709 del CCiv.yCom. dispone que "En los casos en que concurran las
disposiciones de este Código y las de alguna ley especial relativa a responsabilidad civil, son aplicables, en el
siguiente orden de prelación: a) las normas indisponibles de este Código y de la ley especial; b) la autonomía de
la voluntad; c) las normas supletorias de la ley especial; d) las normas supletorias de este Código".

Asimismo, no huelga remarcar que el art. 1097 dispone que "Los proveedores deben garantizar condiciones
de atención y trato digno a los consumidores y usuarios. La dignidad de la persona debe ser respetada conforme
a los criterios generales que surgen de los tratados de derechos humanos".

XII. A Modo De Colofón

La incorporación por la reforma constitucional de 1994 del art. 42 (38) en el Capítulo Segundo de los
"Nuevos Derechos y Garantías" a la Ley Fundamental importó la consagración de los derechos de los
consumidores y usuarios en nuestro país en el máximo escalafón posible. No obstante, debe destacarse que los
derechos de los consumidores venían siendo protegidos por la jurisprudencia con bastante antelación a la
reforma constitucional referida a través del establecimiento de principios y pautas que luego fueron
incorporados de manera expresa en el ordenamiento jurídico (39). Así, ha expresado la jurisprudencia que
"tratándose de un contrato de adhesión, las cláusulas imprecisas, dudosas, abusivas, deben interpretarse en
contra de quien las redactó" (40). Luego, esta tendencia se vio claramente validada con la sanción en 1993 de la
ley 24.240 de Defensa del Consumidor en la cual se estableció un verdadero catálogo de derechos para esta
categoría de sujetos.

Ahora, si bien la protección de los derechos de los consumidores y usuarios no presentaba en este sentido
ningún obstáculo para su enclave en la Constitución histórica de 1853/60, pues gran parte de la doctrina los
consideraba como uno de los derechos no enumerados (art. 33, CN), encuadrados en el ámbito de la salud y la
dignidad de la persona, y que en consecuencia se corresponden con los derechos que emergen de las dos
coordenadas allí establecidas —el "principio de soberanía del pueblo" y la "forma republicana de gobierno"—, a
nadie se le escapa la trascendencia de su incorporación expresa en la Carta Magna.

Esta norma ha reconocido expresamente una de las categorías jurídicas más avanzadas del
constitucionalismo moderno, en sintonía con los llamados "derechos humanos de tercera generación". Para la
elaboración de la misma se tuvieron en cuenta las Directrices de la ONU del año 1985 (41) que enumera una
serie de derechos que les corresponde a los consumidores y usuarios de bienes y servicios "en la relación de
consumo" y que están contenidas en el primer párrafo del art. 42 de la Ley Fundamental.

El segundo párrafo establece una obligación de amplio alcance: la de "proveer" a la protección de esos
derechos por parte de las "autoridades". Esto implica que el deber constitucional recae sobre "todas" las
autoridades públicas, tanto del plano de las competencias como de las jerarquías. En este sentido, cabe destacar
la obligación por parte del Estado de promover la constitución de asociaciones de consumidores y usuarios
como una forma de incentivar la participación popular y el control social en este rubro. El último párrafo de la
cláusula constitucional es de carácter programático, por cuanto deriva a una legislación posterior el
establecimiento de procedimientos eficaces para la prevención y solución de conflictos.

© Thomson Reuters Información Legal 8


Documento

En tal sentido, cabe destacar que la ley 26.993 contempla la creación del Servicio de Conciliación Previa en
las Relaciones de Consumo (COPREC), el que actuará en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
previéndose la apertura de dependencias, delegaciones u oficinas móviles en el resto del país y tiene como
objeto la intervención en los reclamos referidos a derechos individuales de los consumidores, en el marco de
relaciones de consumo, siempre que el monto del planteo no supere una suma equivalente a cincuenta y cinco
salarios mínimos, vitales y móviles. De esta manera, los planteos que se hallen por encima de tal cantidad
deberán canalizarse a través de los mecanismos contemplados de manera previa a la entrada en vigencia de la
normativa. El régimen legal prevé que la intervención del COPREC tendrá carácter previo y obligatorio en todo
reclamo o demanda, según el caso, que deba recaer posteriormente tanto ante la denominada Jurisdicción
Administrativa en las Relaciones de Consumo, ante la ante la Justicia Nacional en las Relaciones de Consumo o
ante alguna jurisdicción particular (42).

El nuevo régimen de justicia del consumidor prevé que en los supuestos de relaciones de consumo reguladas
por otras normas, el consumidor o usuario podrá presentar su reclamo ante el COPREC o ante la autoridad
instituida por la legislación específica, estableciéndose una verdadera opción relativa al ámbito en el que se
ventilará el conflicto, sin perjuicio de cual resulte ser la normativa de fondo aplicable en cada supuesto (43).

(1) Expte. SI-115676 "Lespade, Carlos Matías v. Telecom Personal SA s/ daños y perj. incump. contractual
(exc. Estado)" Juzgado de origen: Juzg. Civ. y Com. n. 7. En el caso; la juez de primera instancia condenó a
pagar el importe ($ 2.975,61); también condenó a pagar la suma de $ 5.000 por daño moral, en ambos casos,
con más sus intereses desde la fecha de mora. Respecto de la multa civil, dijo la jueza que, dado el carácter
penal de la figura, no bastaba con el mero incumplimiento, sino que hacía falta que se tratara de una conducta
particularmente grave, caracterizada por la presencia de dolo (directo o eventual) o, como mínimo, de una
grosera negligencia, circunstancias que no se daban en el caso, de lo que se agravió el actor.
(2) Dres. Emilio A. Ibarlucía y Roberto A. Bagattin, respectivamente.
(3) A modo de ejemplo, puede consultarse el fallo de la Sala II de la C. Civ. y Com. Mar del Plata, in re
"Machinandiarena Hernández, Nicolás v. Telefónica de Argentina", dictado el 27/5/2009.
(4) Pizarro, Ramón, "Reformas a la Ley de Defensa del Consumidor", LL 2009-B-949. Ver también: C.
Nac. Com., sala C, causa 5193/13 "Jasminoy, María Inés v. Compañía de Seguros La Mercantil Andina SA s/
ordinario" del 10/5/2016.
(5) Lovece, Graciela Isabel, "Los daños punitivos en el derecho del consumidor", publicado en La Ley
ejemplar del 8/7/2010, p. 3, pto. 6.
(6) Siguiendo este criterio: C. Nac. Com., sala F, causa 8937/09 "Formigli, Eduardo v. Auto Zero sa s/
ordinario" Sentencia del 4/6/2015.
(7) Así lo juzgó el 12/2/2015 la Sala C de la C. Nac. Com. en la causa "Fernández, Héctor Osvaldo v.
Volkswagen SA de ahorro para fines determinados" y el 4/12/2015 en los autos "Lavenás, Jorge Gastón v.
Volkswagen SA de ahorro para fines determinados" siguiendo los lineamientos del voto de la Sra. Juez Uzal
recaído en la causa "Razzini, Diego v. Ford Argentina SA", sentenciada el 20/12/2011 por ante la Sala A de esa
Alzada mercantil. Ver también causa "Jasminoy" citada en el ítem 4.
(8) Pizarro, Ramón, Derecho de daños, La Rocca, Buenos Aires, 1993, p. 291. En igual sentido: Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Comercial en causas citadas en el ítem anterior.
(9) López Herrera, Edgardo, "Los daños punitivos", Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2008, ps. 17 y ss. Ver C.
Nac. Com., Sala C, in re "Munilla, Héctor Ricardo v. Caja de Seguros SA s/ ordinario", del 30/4/2013,
"Rodríguez Alicia, Valentina v. General Motors SRL s/ ordinario", del 29/10/2013; "Capuccio, Liliana v. Banco
de la Provincia de Buenos Aires s/ Amparo", del 17/7/2015).
(10) Stiglitz, Rubén - Pizarro, Ramón, "Reformas a la LDC", LL 2009-B-949; Nallar, Florencia,
"Improcedencia de los daños punitivos en un fallo que los declara procedentes", LL 2009-D-96; Picasso,
Sebastián - Vázquez Ferreyra, Roberto, Ley del Consumidor Comentada y Anotada, t. I, La Ley, ps. 626/627; C.
Nac. Com., Sala E, 30/12/2013, "Rodríguez, Liliana v. PSA Peugeot" y misma Sala en causa 27798/13
"Dell'Oca, Gastón v. Caja de Seguros SA s/ ordinario" del 7/4/2016).
(11) Trigo Represas, F., "La responsabilidad civil en la nueva Ley de Defensa del Consumidor", publ. en La
Ley online; Stiglitz - Pizarro, "Reformas a la Ley de Defensa del Consumidor", LL 2009-B-949; Tévez - Souto,
"Algunas reflexiones sobre la naturaleza y las funciones del daño punitivo en la Ley de Defensa del
Consumidor", publ. en RDCO 2013-B-668; López Herrera, E. "Daños punitivos en el derecho argentino. art. 52
bis", publ. en JA 2008-II-1198; Falco, en "Cuantificación del daño punitivo", diario La Ley del 23/11/2011;
© Thomson Reuters Información Legal 9
Documento

Colombres, en "Daño Punitivo. Presupuestos de procedencia y destino de la multa", publ. en diario La Ley del
19/10/2011).
(12) Pizarro, Ramón; "Derecho...", obra referida, p. 301.
(13) En este sentido C. Nac. Com., Sala A, causa 13366/14 "Beigelman, Damián Ariel v. Siro SA s/
sumarísimo" del 2/2/2016.
(14) CHAMATRÓPULOS, Demetrio Alejandro, "Responsabilidad jurídica por las fallas masivas en los
smartphones", LL, Sup. Act. Ejemplar del 15/11/2011, 1- DJ 1/2/2012, 1.
(15) C. Nac. Com., Sala F, sentencia del 6/5/2010 en "González, Ricardo Adrián v. CTI PCS SA, s/
ordinario"; íd., 4/5/2010, "Cantero, Delia Noemí v. Berkley Internacional Seguros SA, s/ ordinario"; íd.,
27/4/2010, "Lucchini, Hernán Ricardo v. Banco de La Nación Argentina y otro s/ ordinario"; íd., 22/4/2010,
"Farenga, Juan Antonio y otro v. Bancola".
(16) Vázquez Ferreyra, Roberto A., "Aspectos generales de la responsabilidad civil en el nuevo Código de
derecho privado", RCyS 2015-II-5. Ver también, C. Nac. Com., sala F, en causa 23865/11 "García, Guillermo
Enrique v. BankBoston NA y otros s/ sumarísimo", Sentencia del 24/9/2015.
(17) C. Nac. Com., Sala F, causa 8937/09 "Formigli, Eduardo v. Auto Zero SA s/ ordinario" Sentencia del
4/6/2015.
(18) Véase el voto de la Dra. Tévez, C. Nac. Com., Sala F, del 2/7/2013, en la causa "Iglesias, Lucas Daniel
v. Aseguradora Federal Argentina SA s/ sumarísimo", con cita de López Herrera, Edgardo, "Daños punitivos en
el derecho argentino. LDC 52 bis", JA 2008-II-1198; Falco, Guillermo, "Cuantificación del daño punitivo", La
Ley ejemplar del 23/11/2011, p. 1. C. Nac. Com., Sala F, causa 8937/09 "Formigli, Eduardo v. Auto Zero SA s/
ordinario" Sentencia del 4/6/2015.
(19) C. Civ. y Com. Concordia, Sala I, 6/12/12, "Zapata, Juan Pablo v. Telecom Argentina SA s/
sumarísimo (Civil)".
(20) Picasso - Vázquez Ferreyra, ob. cit., t. I, ps. 621/622 y 624/626; Félix A. Trigo Represas - Marcelo J.
López Mesa, ob. cit., t. I, p. 570; Pizarro, Ramón D. - Stiglitz, Rubén S., "Reformas a la LDC", LL
2009-B-949). Siguiendo este criterio: C. Nac. Com., Sala F, causa 8937/09 "Formigli, Eduardo v. Auto Zero SA
s/ ordinario" Sentencia del 4/6/2015.
(21) Chamatrópulos, Demetrio Alejandro, "Imposición de oficio de daños punitivos", LL ejemplar del
6/6/2012.
(22) López Herrera, Edgardo, "Los daños punitivos", Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2008, p. 17. En este
sentido ver también: C. Nac. Com., Sala F, causa 8937/09 "Formigli, Eduardo v. Auto Zero SA s/ ordinario"
Sentencia del 4/6/2015.
(23) C. Nac. Com., Sala D, Expte. 46995/09 "Quiroga Lavié, Humberto v. Standard Bank Argentina SA y
otro s/ ordinario" Sentencia del 4/2/2013. Por supuesto que el monto de la sanción también debe ser razonable
(art. 28, CN).
(24) Cámara Comercial: D. 42401/10, "Liberatore, Lydia Lilian v. Banco Sáenz SA s/ ordinario",
31/8/2012.
(25) Sumario 23838 de la Base de Datos de la Secretaría de Jurisprudencia de la Cámara Civil. Voto de los
Dres. Abreut de Begher y Kiper, "S. M., M. L. v. Telecentro SA s/ daños y perjuicios" Sentencia del
10/12/2012.
(26) Lorenzetti, Ricardo Luis, Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, t. VIII,
Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2015, p. 318. Comentario a los arts. 1714 y 1715 del CCiv.yCom. sobre la
prelación normativa en la responsabilidad civil, lectura a la que remitimos para no exceder el objeto de esta
obra.
(27) Fallos 328:4542.
(28) Fallos 310:211, 1090, 1162, entre otros.
(29) Ritto, Graciela, "Los Contratos de Consumo en el Proyecto de Reforma del Código Civil y Comercial
de la Nación", Revista Ratio iuris, UCES, 2014.
(30) Ritto, Graciela, Op. citada.
(31) Ritto, Graciela, Op. citada.
(32) Ritto, Graciela, Op. citada.

© Thomson Reuters Información Legal 10


Documento

(33) Ver también: Luft, Marcelo Enrique, "Las sentencias: la motivación y las expresiones obiter dictum"
DFyP 2014 (marzo), 3/3/2014, 236. Luft, Marcelo Enrique. "Cláusulas abusivas en los contratos de medicina
prepaga. El incremento de la cuota en razón de la edad", Revista de Familia y de las Personas, La Ley,
diciembre 2011, ps. 253 y ss. Luft, Marcelo Enrique, "Multa impuesta a una obra social en defensa del
consumidor", LL 13/12/2011, 5 — LL 2011-F-613. Luft, Marcelo Enrique, "El Derecho a la vida y la relación
de consumo", LL 6/3/2015, 4 — LL 2015-B-17. Luft, Marcelo Enrique, "La aplicación inmediata del nuevo
Código a los juicios sobre responsabilidad en las relaciones de consumo", Diario La Ley del 22 de febrero de
2016 cita: AR/DOC/4200/2015. Lorenzetti, Consumidores (ed. 2003), p. 74.
(34) Luft, Marcelo Enrique, op. citadas. Wajntraub, Javier en "Los derechos de los consumidores", p. 306.
(35) Luft, Marcelo Enrique, Op. Citadas. López Alfonsín, Marcelo A., "Los Mecanismos de Protección de
los Consumidores y Usuarios" en Op. citada en el ítem 6, p. 231.
(36) Ritto, Graciela, op. citada.
(37) Ritto, Graciela, op. citada.
(38) El art. 42 de la CN dispone que :"Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en
la relación de consumo, a la protección de su salud, seguridad e intereses económicos; a una información
adecuada y veraz; a la libertad de elección y a condiciones de trato equitativo y digno. Las autoridades
proveerán a la protección de esos derechos, a la educación para el consumo, a la defensa de la competencia
contra toda forma de distorsión de los mercados, al control de los monopolios naturales y legales, al de la
calidad y eficiencia de los servicios públicos, y a la constitución de asociaciones de consumidores y de usuarios.
La legislación establecerá procedimientos eficaces para la prevención y solución de conflictos, y los marcos
regulatorios de los servicios públicos de competencia nacional, previendo la necesaria participación de las
asociaciones de consumidores y usuarios y de las provincias interesadas, en los organismos de control".
(39) Luft, Marcelo Enrique, "Las sentencias: la motivación y las expresiones obiter dictum" DFyP 2014
(marzo), 3/3/2014, 236. Luft, Marcelo Enrique. "Cláusulas abusivas en los contratos de medicina prepaga. El
incremento de la cuota en razón de la edad", Revista de Familia y de las Personas, La Ley, diciembre 2011, ps.
253 y ss. Luft, Marcelo Enrique, "Multa impuesta a una obra social en defensa del consumidor", LL 13/12/2011,
5 - LL 2011-F-613. Luft, Marcelo Enrique, "El Derecho a la vida y la relación de consumo", LL 6/3/2015, 4 —
LL 2015-B-17. Luft, Marcelo Enrique, "La aplicación inmediata del nuevo Código a los juicios sobre
responsabilidad en las relaciones de consumo", Diario La Ley del 22 de febrero de 2016 cita:
AR/DOC/4200/2015. Ver en este sentido el aporte de Wajntraub, Javier en "Los derechos de los consumidores".
Constitución de la Nación Argentina y normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial, obra
dirigida por Daniel Sabsay y Coordinada por Pablo Manili, 1ª ed., Hammurabi, Buenos Aires, 2010.
(40) Jurisprudencia de la C. Nac. Civ., Sala A, del 25/6/1986 (ED, 120-123), citada en las obras referidas
anteriormente.
(41) Luft, Marcelo Enrique, op. citadas. En igual sentido López Alfonsín, Marcelo A. "Los Mecanismos de
Protección de los Consumidores y Usuarios", Tratado de Derecho Procesal Constitucional (Argentino,
Comparado y Trasnacional), 1ª ed., La Ley, Buenos Aires, 2010. Tambussi, Carlos E. "El consumidor como
derecho Humano", Universidad, Buenos Aires, junio de 2009.
(42) Luft, Marcelo Enrique. "El Derecho a la vida y la relación de consumo", LL 6/3/2015, 4 — LL
2015-B-17. Para un mayor abundamiento sobre el particular ver: Wajntraub, Javier H., "El daño directo tras la
ley 26.993", La Ley, RCyS 2015-I-13. Luft, Marcelo Enrique, "La aplicación inmediata del nuevo Código a los
juicios sobre responsabilidad en las relaciones de consumo", Diario La Ley del 22 de febrero de 2016 cita:
AR/DOC/4200/2015.
(43) Luft, Marcelo Enrique, "El Derecho a la vida y la relación de consumo", LL 6/3/2015, 4 — LL
2015-B-17. Así lo dispone en su última parte el art. 2º de la ley 26.993. Luft, Marcelo Enrique,"La aplicación
inmediata del nuevo Código a los juicios sobre responsabilidad en las relaciones de consumo", Diario La Ley
del 22 de febrero de 2016 cita: AR/DOC/4200/2015.

© Thomson Reuters Información Legal 11


Información Relacionada

Voces:
DEFENSA DEL CONSUMIDOR ~ LEY DE DEFENSA DEL CONSUMIDOR ~ CONSUMIDOR ~
DERECHOS DEL CONSUMIDOR ~ UNIFICACION CIVIL Y COMERCIAL ~ CODIGO CIVIL Y
COMERCIAL DE LA NACION ~ DAÑO PUNITIVO ~ RESPONSABILIDAD CIVIL ~ RELACION
DE CONSUMO ~ JUEZ ~ FACULTADES DE LOS JUECES
Fallo comentado: Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Mercedes, sala I ~ 2016-06-28 ~ Lespade, Carlos Matias c.
Telecom Personal SA s/ daños y perj. incump. contractual (exc. estado)

© Thomson Reuters Información Legal 12

También podría gustarte